Вы находитесь на странице: 1из 255

Copyright 2015 - ULAC

Fondo Editorial de la Universidad Latinoamericana y del Caribe (FEULAC)


Paseo Enrique Eraso. Torre La Noria, pisos 1 y 2. Urb. San Román.

Caracas, Venezuela.

Déposito legal: XXXXXXXXXX

ISBN: XXXXXXXXXXXXXX

Este libro es una publicación arbitrada de la ULAC

2
Consejo Directivo

Rectora
Dra. Olga Durán de Mostaffá

Coordinador de Postgrado
Dr. Julio Flores

Coordinadora del Doctorado en Patrimonio Cultural


Dra. Jenny González Muñoz

Comité Editorial y Arbitraje

Dr. Julio Flores


Dra. Jenny González Muñoz
Dr. Evelio Salcedo
Dra. Zoila Rosa Ramírez
Dr. Agustín Martínez

Colección Francisco de Miranda - Volumen I


Ser de imagen y de signo: abordajes sobre el Patrimonio Cultural

Organizadora- Editora
Dra. Jenny González Muñoz

Diseño Editorial
Samuel Schoenberger

Digitalización
Fondo Editorial de la Universidad Latinoamericana y del Caribe
(FEULAC)

Corrección

3
Presentación

Ser de imagen y de signo: abordajes sobre el patrimonio cultural es la primera


experiencia editorial que marca el inicio de la Colección Francisco de Miranda, del
Fondo Editorial de la Universidad Latinoamericana y del Caribe (FEULAC). Desde esta
perspectiva, el lanzamiento de este nuevo desafío es un acontecimiento intelectual,
que aspira el apoyo, el encuentro y la dinámica entre la Universidad, los investigadores
y sus lectores, teniendo como propósito fundamental englobar el área del patrimonio
cultural y expresiones del arte en su diversidad de manifestaciones y construcciones.
En este sentido, FEULAC cumple con su objetivo de difundir la producción investigativa
de docentes y participantes pertenecientes a los diferentes programas de postgrado
de la Universidad Latinoamericana y del Caribe, con apertura a otros de distintas
instituciones, por medio de publicaciones periódicas y programadas tanto físicas
como digitales, que esperan promover con seriedad y rigor, la creación académica de
este campo.

Nuestras más firmes aspiraciones son constituir FEULAC un espacio de referencia de


investigación científica, académica, transformadora, libre e innovadora, que apunte a
la construcción colectiva de propuestas vinculadas con los trabajos de investigación
de los participantes del Doctorado en Patrimonio Cultural, programa único en
Venezuela y uno de los pocos del mundo, constituyendo un espacio para la proyección
donde, desde la horizontalidad, puedan coexistir propuestas de experimentados
profesionales con aquellos que están en ese camino, dando a conocer a los públicos
lectores el arduo trabajo que desde la ULAC se lleva a cabo siguiendo las premisas de
la calidad en función del mejoramiento académico del país.

Finalmente, para nosotros es motivo de satisfacción y compromiso desde las ULAC y


FEULAC continuar sumando esfuerzos para lograr contribuir desde todos los espacios
con estas ineludibles y acertadas iniciativas. Así pues, extendiendo las más sinceras
palabras de felicitación a participantes y cuerpo docente que ha hecho posible este
interesante libro, invitamos a leer, analizar y reflexionar sobre todos y cada uno de los
ensayos que a continuación les ofrecemos.

Dra. Olga Durán de Mostaffá


Rectora Universidad Latinoamericana y del Caribe

5
6
PRÓLOGO

Cuando se habla de patrimonio se tiende a pensar en algo relacionado con el valor y la


herencia, lo cual no está para nada desligado del verdadero concepto de dicha palabra.
Pero si a ella le agregásemos lo cultural, estaríamos acercándonos a algo mucho más
amplio, que tiene que ver con lo artístico y el cúmulo de saberes de los pueblos que
engloban el planeta. Allí la diversidad juega un rol significativo, pues visibiliza las miles
de posibilidades existentes para crear y construir desde los imaginarios colectivos, en
franco arraigo con la memoria en la formación de identidades.

No podemos dejar de lado el carácter pluricultural de la República Bolivariana de


Venezuela, ya establecido en el Preámbulo de nuestra Carta Magna, y puesto en marcha
desde el dinamismo cultural y étnico que nos ha ido configurando desde tiempos
inmemoriales, pues bien es sabido que los pueblos ancestrales de ese “continente en
expansión” que es el Abya Yala y, más allá su parte insular, ya tenían intercambios con
otros de lejanas latitudes. De manera que este continente es la mezcla maravillosa
de saberes y sabores, como ya han dicho por allí algunos autores, lo cual le imprime
características real maravillosas, como diría Alejo Carpentier, sólo posibles en una
territorialidad donde lo aparente y la real suelen confundirse.

La experiencia de estudiar diversos aspectos del patrimonio cultural, tanto material


como inmaterial, o ambos en conjunto, abordada desde perspectivas no siempre
vinculadas con el arte, por parte de las y los participantes del Doctorado en Patrimonio
Cultural de la Universidad Latinoamericana y del Caribe, ha sido de enriquecimiento
constante, pues su carácter transdisciplinario permite abrir espacios disímiles para al
análisis, la interpretación y la reflexión de aspectos donde la cultura parece ser algo
más que una sencilla construcción humana, para convertirse en “algo espiritual”, a decir
en palabras del Mário Chagas. Uno de los ejemplos más significativos lo tenemos en
Francisco de Miranda, quien no solo fuera precursor en el ámbito estratégico-militar,
sino en su pensamiento globalizante que le permitió llegar a la pertinencia de la
integración latinoamericana, siendo ésta geo-política, pero también, cultural. Nuestros
pueblos han pasado por el mismo proceso traumático del genocidio conquistador y
llevan en sus entrañas la sangre indígena que es, tanto heroica como presente, en
cantidad de mitos, costumbres, tradiciones, lenguajes, fenotipos.

Es por ello que, desde la Universidad Latinoamericana y del Caribe a través del
Doctorado en Patrimonio Cultural, nos hemos dado a la tarea de homenajear al insigne
Generalísimo al dedicarle la colección vinculada con esta parte del conocimiento
humano, como un reconocimiento a la diversidad que nos hizo ver más allá de lo
meramente nacional, sin dejar de lado nuestra venezolanidad, realzando nuestros
saberes e identidad cultural.

El libro Ser de imagen y de signo: abordajes sobre el patrimonio cultural es una

7
experiencia que muestra el trabajo de participantes de nuestro programa de
postgrado, en sus distintas sedes, y la proveniente de especialistas reconocidos en
esta materia, lo cual permite brindar al público lector otras maneras de abordar
temáticas patrimoniales, según los intereses de cada investigadora o investigador. La
imagen es lo que muestra los saberes y las posibles interrogantes, mientras que el ser
siendo signo va más allá de la exploración hacia consecución de propuestas cónsonas
con las múltiples realidades. En la primera parte, “Aspectos del Patrimonio Cultural
Material”, Sara de Atiénzar, Patricia Atiénzar, Andreina Guardia de Baasch e Inés
Puente, participantes de la sede Valencia, nos hablan, respectivamente, de los paisajes
urbanos de la Caracas y Valencia de los años 50 del siglo XX; la plazas de Valencia
durante buena parte del siglo XIX; la memoria e identidad desde la ciudad industrial;
y el bahareque como técnica constructiva digna de ser considerada patrimonio
venezolano. Por su parte, María del Carmen Sánchez, de la sede Caracas, se adentra
en Plaza Venezuela, lugar emblemático de la capital; Ysmery Tineo y Tivisay Guzmán,
de la sede Cumaná, exploran, respectivamente, el significado cultural en el Liceo
Antonio José de Sucre de dicha ciudad y la ontología de Santa María de la Cabeza,
obra que vincula lo arquitectónico y lo simbólico de parte de la región sucrense. En
esta sección contamos con Rafael Guedes Milheira, especialista arqueólogo y docente
de la Universidad Federal de Pelotas, Rio Grande del Sur, Brasil, quien resalta aspectos
vinculados con la preservación del patrimonio arqueológico concretamente en Pontal
da Barra, y las problemáticas que el desarrollismo ha traído consigo.

La segunda parte, “Sentires del Patrimonio Cultural Inmaterial”, entrega trabajos de


participantes de Caracas: Raimundo Mijares, Carmen Cecilia Casas, Maury Abraham
Márquez González y Gabriel Gómez, quienes abordan, respectivamente, esta temática
desde enfoques bastante diferentes, siendo la Cruz de Mayo del Barrio Marín de la
parroquia San Agustín de Caracas vista desde la tradición en la elaboración de un
altar; la devoción de la Virgen del Carmen en la localidad de Güiria, estado Sucre,
como espacio que apunta a la construcción de identidades; el biopatrimonio y los
saberes comuneros ancestrales desde los píritu-cumanagoto; y la diversidad cultural
entremezclada en la música venezolana e iraní. En la misma tónica de lo inmaterial,
Sandra Bruzual, de la sede Cumaná, nos habla de la tradición oral como fuente para la
construcción de la memoria cultural. Mientras los invitados especialistas José Marcial
Ramos Guédez, renombrado historiador estudioso de las culturas afroamericanas, nos
da una pedagógica muestra sobre los carnavales de El Callao, estado Bolívar; y Jenny
González Muñoz, coordinadora y docente del Doctorado en Patrimonio Cultural,
hace un esbozo sobre la pintura como soporte memorial de la cultura inmaterial y su
importancia para entender mejor historias y promover interpretaciones.

“Aportes desde el Patrimonio Cultural”, cierra la publicación y trata de aquellos


abordajes que emergen con la finalidad de promover soluciones a ciertas
problemáticas y mejorar aspectos que así lo precisen. En esta entrega Iris Salcedo
e Irene Puigvert, ambas de la sede Caracas, ahondan respectivamente, la parroquia

8
Macarao de Caracas y la gestión cultural posible en esos espacios desde su
tradicionalidad; y la radio como herramienta importante para contribuir con la
educación sobre patrimonio al concienciar de manera eficaz. Mientras, Ana Ramos,
de la sede Cumaná, nos entrega un texto que estudia la identidad cultural desde la
imagen y el espectáculo. Los especialistas invitados son Gustavo Merino Fombona,
primer egresado del Doctorado en Patrimonio Cultural y actual docente del mismo,
quien muestra la gestión del patrimonio desde una experiencia concreta de trabajo
vinculado a varios ejes socioculturales a implementarse en la ciudad de Caracas; y
finalmente, los investigadores brasileños María Lucia Mendes de Carvalho, del Centro
Estadual de Educación Tecnológica Paula Souza, de São Paulo, y Marcus Granato, del
Museo de Astronomía y Ciencias Afines, de Rio de Janeiro, nos cuentan su experiencia
con los objetos patrimoniales de Química, concretamente del Instituto Profesional
Femenino de São Paulo, su re-significación y recuperación como bienes culturales e
históricos.

Para cerrar, la especialista brasileña Natália Martins de Oliveira Gonçalves, nos entrega
una hermosa visión, desde la imagen, sobre el patrimonio ferroviario de Paranapiacaba,
una villa inglesa del siglo XIX.

Desde este rincón de letras, sueños y futuros, les invitamos a entran en el mundo
del arte y el patrimonio, para entenderlo y sentirlo en su infinidad de significados.
Agradecemos a participantes y docentes de nuestro doctorado, invitados especiales,
miembros del comité editorial y a la ULAC por hacer posible este primer volumen,
que esperamos sea uno de muchos. Dedicamos cada una de nuestras letras a Juan
Amundarain, compañero de la segunda cohorte quien nos dejó para siempre su
legado de esperanza.

Dra. Jenny González Muñoz


Coordinadora Doctorado en Patrimonio Cultural ULAC

9
10
ÍNDICE

Presentación……………………………………………………………………

Prologo……………………………………………………………………

PRIMERA PARTE
ASPECTOS DEL PATRIMONIO CULTURAL MATERIAL

Entre o desenvolvimentismo e a preservação do patrimônio.


O caso do Pontal da Barra, no sul do Brasil, Pelotas-RS
Rafael Guedes Milheira………………………………………………………

Los planes urbanos y la pérdida del patrimonio. La modernidad de Caracas y Valencia


en 1950
Sara de Atiénzar………………………………………………………………

Plaza Venezuela: Paisaje del tiempo


María del Carmen Sánchez…………………………………………………

Independencia y República en una plaza. Valencia 1821-1890


Patricia Atiénzar ……………………………………………………………...

Una aproximación al significado cultural del Liceo Antonio José de Sucre, de Cumaná:
bien cultural de principios del siglo XX
Ysmery Tineo Toledo………………………………………………………...

Memoria, identidad y progreso de la ciudad industrial de Venezuela


Andreina Guardia de Baasch……………………………………………….

El bahareque, patrimonio cultural de Venezuela


Inés Y. Puente………………………………………………………………….

Ontología de Santa María de la Cabeza: La fortaleza


Tivisay Guzmán …………………………………………………………………

El carnaval en El Callao, estado Bolívar


José Marcial Ramos Guédez………………………………………………..

Múltiples miradas sobre el patrimonio cultural inmaterial

11
Jenny González Muñoz………………………………………………………

La elaboración del altar para la festividad de la Cruz de Mayo.


Barrio Marín, San Agustín del Sur. Caracas
Raimundo Mijares …………………………………………………………….

La Virgen del Carmen de Güiria: Un espacio socio histórico de construcción de la


identidad cultural
Carmen Cecilia Casas ……………………………………………………….

Conucos, cayapas y cabañuelas: Biopatrimonio, saberes comuneros


y tradiciones agro-culturales entre los píritu-cumanagoto de Venezuela
Maury Abraham Márquez González ……………………………………….

La oralidad como fuente para la construcción de la memoria cultural


Sandra Bruzual ………………………………………………………………..

Bandola y Barbat-taar: Patrimonio cultural venezolano e iraní


Gabriel Gómez ………………………………………………………………...

TERCERA PARTE
APORTES DESDE EL PATRIMONIO CULTURAL

Un modelo de gerencia y humanismo del patrimonio sociocultural caraqueño


Gustavo Rafael Merino Fombona ............................................................

Gestión del patrimonio integral: parroquia Macarao. Municipio Bolivariano Liberta-


dor
Iris Salcedo ................................................................................................

Identidad cultural: Imagen y espectáculo


Ana Isabel Ramos .....................................................................................

Micros radiales para la educación en patrimonio cultural: Una mirada desde el univer-
so simbólico emocional del ser humano
Irene Puigvert ............................................................................................

Objetos de ensino de Química no Instituto


Profissional Feminino (SP), Brasil (1934 – 1939)
Maria Lucia Mendes de Carvalho y Marcus Granato...........................

Geografía del Cimarronaje

12
hacia la visibilización del Patrimonio Cultural Afrodescendiente en el MERCOSUR
Juan Carlos Piñango Contreras ……………………………………………..

ENSAYO VISUAL

Paranapiacaba, uma vila inglessa no Brasil: fuligem, ferrugem e


modernidade na serra do mar
Natália Martins de Oliveira Gonçalves ....................................................

REFERENCIAS....................................................

13
14
PRIMERA PARTE
ASPECTOS DEL PATRIMONIO CULTURAL MATERIAL

15
Entre O Desenvolvimentismo E A Preservação Do Patrimônio. O
Caso Do Pontal Da Barra, No Sul Do Brasil, Pelotas-Rs
por: Rafael Guedes Milheira
Resumo

Este trabalho trata de um contexto conflitivo que envolve o banhado do Pontal da


Barra, localizado na praia do Laranjal, na cidade de Pelotas, Estado do Rio Grande do
Sul, Brasil. A situação tem colocado, de um lado, os empreendedores e proprietários
de um projeto de loteamento residencial, e, de outro lado, ambientalistas
(ecólogos, biólogos, advogados, professores, arqueólogos, políticos, antropólogos e
historiadores), e membros de coletivos locais (em geral, moradores da localidade do
Pontal da Barra), que se uniram em prol da preservação do banhado do Pontal da
Barra. No local, situam-se espécies de animais ameaçadas de extinção, coletivos de
pescadores tradicionais, sítios arqueológicos e áreas úmidas de importância singular
para a manutenção do ecossistema da várzea do Canal São Gonçalo. Embora seja um
conflito de âmbito local, o caso do Pontal da Barra ultrapassa a esfera local e expõe uma
série de problemas da política ambiental e patrimonial do Brasil, sendo um estudo
de caso exemplar, que permite partir do conflito político local e abordar a estrutura
global de repressão do Estado Nacional brasileiro. Além de avaliarmos a situação atual
do processo do Pontal da Barra, sob a ótica do patrimônio arqueológico, nosso intuito
é também denunciar as más práticas de gestão do patrimônio e apontar medidas de
preservação da Paisagem Cultural.

Palavras-chaves
Patrimônio cultural
Arqueologia
Gestão do patrimônio
Pontal da Barra,
Cerritos

Introdução

Este trabalho trata de um contexto conflitivo que envolve o banhado do Pontal da


Barra, localizado na praia do Laranjal, na cidade de Pelotas, Estado do Rio Grande do
Sul, Brasil. Esse conflito tem colocado, de um lado, os empreendedores e proprietários
de um projeto de loteamento residencial, e, de outro lado, os ambientalistas
(ecólogos, biólogos, advogados, professores, arqueólogos, políticos, antropólogos e
historiadores), e membros de coletivos locais (em geral, moradores da localidade do
*

Professor do Bacharelado em Antropologia/Arqueologia e do Programa de Pós-graduação em Antropologia da Univer-


sidade Federal de Pelotas. Professor do Programa de Pós-graduação em Patrimônio Cultural da Universidade Federal de
Santa Maria. Coordenador do Laboratório de Ensino e Pesquisa em Antropologia e Arqueologia (LEPAARQ/UFPel) -

16
Pontal da Barra, que atuam como pescadores tradicionais), que se uniram em prol
da preservação do banhado do Pontal da Barra, onde se situam espécies animais
ameaçadas de extinção, coletivos de pescadores tradicionais, sítios arqueológicos e
uma área úmida de importância singular para a manutenção do ecossistema da várzea
do Canal São Gonçalo. A união desses diferentes atores ocorre através da articulação
de um coletivo social chamado Movimento Pontal Vivo.

O caso do Pontal da Barra expõe, há mais de vinte anos, de um lado, o interesse


desenvolvimentista que busca a construção de um loteamento popular com centenas
de terrenos a serem demarcados e vendidos. É um projeto de interesse unilateral
que visa ao lucro capital e que tem se mostrado completamente indiferente aos
interesses coletivos e à opinião pública sobre o banhado do Pontal da Barra. Esse
empreendimento vem sendo projetado e realizado desde meados dos anos 1980,
contando com várias Licenças Ambientais dos órgãos públicos responsáveis.

Essas licenças têm sido altamente criticadas pelo Ministério Público Federal brasileiro
com base em laudos científicos tecnicamente elaborados. Várias delas foram utilizadas
como estratégias para a concretização do projeto de urbanização do banhado do
Pontal da Barra, desde a projeção de loteamentos residenciais até a criação de um
hotel do tipo resort. Os discursos midiaticamente divulgados no intuito de convencer
a opinião pública, os gestores públicos e os técnicos dos órgãos de proteção ambiental
e patrimonial também oscilam entre: o fortalecimento do turismo local, a urbanização
ordenada para evitar a favelização do espaço, o aquecimento do comércio local e a
incrementação da infraestrutura urbana para as áreas adjacentes.

A área a ser urbanizada corresponde a um espaço de, aproximadamente, 1,6 km por


1 km, relativa a uma área de 1,6 km². O projeto de loteamento residencial, ainda em
tramitação em diversas instâncias da gestão pública, tem uma área total de 163,63ha,
correspondendo a 2268 lotes, sendo respeitados: 5,13 ha de Área Institucional; 9,80
ha de Área Verde; 11,86 ha de Área de Lazer; 3,86ha de Matas Nativas e 9,75 ha de
Áreas de Arborização das Ruas. Além disso, no banhado do Pontal da Barra, existe
uma Reserva Particular do Patrimônio Natural (RPPN) com uma área de 65,33 ha, que
também não será loteada.

17
Figura 1. Imagem de satélite da localidade do Pontal da Barra, indicando a delimitação do
empreendimento em projeção e locação dos Cerritos.

Do outro lado, um movimento social que articula diferentes segmentos da sociedade


pelotense, que visa à preservação do patrimônio cultural e ambiental. Além dos sítios
arqueológicos, o movimento busca também a preservação do banhado do Pontal
da Barra e de toda a sua diversidade de fauna e flora, suas mais de 500 espécies de
animais, alguns deles em ameaça grave de extinção, como é o caso dos peixes anuais
- Austrolebias nigrofasciatus e Austrolebias wolterstorffi. O Movimento luta, também,
em prol da preservação do banhado por uma questão de proteção social e urbana,
pois, frequentemente, o bairro do Valverde, englobado pela localidade do Pontal da
Barra, sofre com alagamentos e inundações causadas pela elevação repentina do nível
da laguna dos Patos, o que causa perdas materiais aos coletivos humanos locais. Da
mesma forma, o Movimento sensibiliza-se com a comunidade de pescadores artesanais
do Pontal da Barra, cuja atividade pesqueira embasa a identidade comunitária de
coletivos específicos do Pontal da Barra (NEBEL, 2014).

O banhado do Pontal da Barra é o palco de um conflito assimétrico, que envolve


diferentes atores sociais, cujos interesses e preocupações ultrapassam a unilateralidade.
É um conflito bastante comum na contemporaneidade, visto que tem sido cada vez
mais frequentes os embates que envolvem o uso de espaços geográficos de diferentes
escalas para a construção civil diante dos interesses de preservação de ambientes
ecológicos e de áreas de patrimônio cultural, que remetem ao passado de sociedades
nativas e ao presente de coletivos tradicionais.

18
É exatamente nesse ponto que o presente trabalho busca dar sua contribuição à
discussão sobre patrimônio cultural. Pretendemos apresentar uma caracterização
que observa os sítios arqueológicos em articulação à paisagem circundante. Ademais,
buscaremos demonstrar como o contexto arqueológico deve ser entendido e,
portanto, preservado em consonância com a legislação de proteção ao patrimônio
arqueológico no Brasil e com os interesses coletivos envolvidos no palco dos conflitos:
o banhado do Pontal da Barra.

Pontal da Barra: o palco dos conflitos

O Pontal da Barra situa-se no litoral do município de Pelotas, estado do Rio Grande


do Sul, no extremo sul do Brasil. É uma localidade às margens da laguna dos Patos,
inserida na praia do Laranjal, correspondendo a parcelas do balneário Valverde e de
Santo Antônio, lugares que vem sendo, paulatinamente, ocupados como área de
moradia desde, pelo menos, os anos 1950. De acordo com Oliveira (1993 apud CRUZ,
2008), a urbanização da Praia do Laranjal que, por volta do ano de 1800, era centro de
produção e escoamento de trigo, teve início em 1946, quando a família Assumpção,
dona daquela área, decidiu doar terrenos para a prefeitura. Desta oferta resultou a
construção de uma praça pública, de um posto policial e de um restaurante, já visando
atender aos que buscassem repouso na praia do Laranjal.

Segundo Costa (2007 apud CRUZ, 2008), o primeiro loteamento do balneário Santo
Antônio foi demarcado por volta do ano de 1950, no que, atualmente, corresponde
à porção noroeste deste balneário. Nessa época o arroio Pelotas, cujo baixo curso
disseca o caminho entre o centro urbano e o balneário, era transposto por meio de
uma balsa. Segundo Cruz (2008, p. 9), pouco tempo depois, iniciou-se a construção do
loteamento do balneário Valverde, que se fundiu, nos anos 1970, ao balneário Santo
Antônio.

Atualmente, segundo Oliveira (1993) e Cruz (2008), os balneários Santo Antônio


e Valverde apresentam a maior concentração demográfica e maior infraestrutura
urbana entre as praias do Laranjal. Esse fator tem trazido graves consequências ao
patrimônio ambiental e cultural, com a perda de áreas verdes, deposição gradativa
e desregrada de resíduos domésticos, ocupação irregular de áreas que deveriam ser
consideradas de preservação permanente, entre outros fatores degradantes. Através
da composição das imagens aerofotogramétricas destacadas a seguir (FIGURA 02) e
do mapa (FIGURA 03), pode-se observar o desenvolvimento urbanístico da praia do
Laranjal desde o ano de 1953 até o ano de 2004, envolvendo ambos os balneários.
Fica evidente, através deste levantamento de imagens, que o crescimento ocorreu de
forma intensiva em direção ao Pontal da Barra (ao sul), onde ainda são resguardadas
áreas verdes limitadas e circunscritas.

19
Figura 2: Evolução da urbanização nos balneários Santo Antônio e Valverde – Praia do Laranjal.
Fonte: levantamento aerofotogramétrico / Agência da Lagoa Mirim e Prefeitura Municipal de
Pelotas, 2006. Modificado de Cruz (2008, p. 8)

Figura 3: Evolução dos loteamentos nos balneários Santo Antônio e Valverde – Praia do Laranjal.
Fonte: Editado por LabTec i. a. / UCPel, a partir de Agência da Lagoa Mirim e Prefeitura Municipal
de Pelotas, 2007. Modificado de Cruz (2008, p. 9)

20
O Pontal da Barra corresponde a uma extensão da praia do Laranjal que se configura,
morfologicamente, como uma ponta de areias quartzosas. É onde se situa a
desembocadura do canal São Gonçalo, por onde adentram as águas da Laguna dos
Patos no período do verão. O lugar, segundo Cruz (2008) é um remanescente de um
dos ecossistemas mais importantes da região. O banhado:

Em termos ambientais, e de forma geral, essa importância gira em torno de sua significante
participação nos ciclos naturais [por exemplo: o da água e o do carbono], da imensa
biodiversidade típica desses ecossistemas, e do controle que exercem nas áreas vizinhas,
principalmente com relação à dinâmica hídrica e sedimentológica (SEELIGER, 1998). [...]
Ambientalmente, além da importância geral dos banhados, o Pontal da Barra guarda
em sua biodiversidade espécies animais endêmicas, serve de abrigo e local de reprodução
para aves migratórias, e reduz os efeitos da poluição e do assoreamento na Laguna dos
Patos e no Canal São Gonçalo (CRUZ, 2008, p. 11-14).

Figura 04: Vista aérea da várzea do canal São Gonçalo, indicando a localização do Pontal da
Barra, à margem da laguna dos Patos.

A cobertura vegetal no Pontal é formada, principalmente, por uma vegetação paludosa,


típica de banhados, que pode ser descrita como uma formação pioneira, dominada
por ciperáceas (Scirpus spp, Cladium jamaicensis Crantz, Cyrpus californicus, Cyperus
giganteus Vahl.), conhecidas popularmente como juncais. Além disso, no banhado
do pontal ocorrem alguns capões de mata nativa em avançado grau de degradação,
pois é muito comum a exploração das mudas nativas para a comercialização, assim

21
como para a venda de lenhas e de outros tipos de plantas para jardins. Outro fator
que vem debilitando intensamente a cobertura vegetal do pontal é a criação de gado,
atividade pastoril que, de longa data, trouxe impactos visíveis ao banhado, pois, em
algumas áreas que antigamente eram juncais e mata nativa, há, atualmente, apenas
uma cobertura vegetal de gramíneas, o que transformou áreas alagadas em campos.
O banhado do Pontal da Barra funciona como uma ferramenta natural de controle
hidrológico que regula, portanto, o aumento das águas da laguna dos Patos. No bairro
Valverde, em média, a cada quatro anos, ocorrem tragédias relativas aos alagamentos
causados pelos fenômenos naturais (mudança do vento, por exemplo), mas,
amplamente agravadas pela supressão do banhado. Nessas ocasiões, os moradores
do bairro perdem suas casas, que ficam alagadas e com seu mobiliário destruído,
colocando as pessoas em perigo de morte. Além disso, o frequente aterramento do
banhado vem causando mais um problema relativo aos animais peçonhentos que
adentram as residências familiares devido ao seu hábitat natural estar sendo destruído
pelos caminhões, retroescavadeiras e, até mesmo, fogo criminoso. Sem outra opção,
os animais fogem para as áreas não atingidas momentaneamente, como os pátios das
casas e terrenos baldios.

Figuras 5 a 7: a) depósito de lixo irregular no banhado; b) fogo criminoso ateado ao banhado do


Pontal da Barra no ano de 2010: cena que se repete frequentemente; c) máquinas aterrando o
banhado para construção do loteamento. Fotos: Acervo: Pontal Vivo.

A projeção do loteamento residencial irá trazer um grande impacto também à


biodiversidade ambiental, pois, além da vegetação típica de banhado, importante
para o ecossistema lagunar, são conhecidas, pelo menos, duas espécies de peixes
sazonais ameaçados de extinção, os quais se encontram criticamente em perigo:
Austrolebias nigrofasciatus e Austrolebias wolterstorffi (ROSA E LIMA, 2008). Além dos
peixes, várias espécies de aves correm o mesmo risco (MAURICIO e DIAS, 2000).

Neste sentido, além da ameaça de degradação do patrimônio arqueológico, a


perda da biodiversidade animal e vegetal e os danos sociais são aspectos negativos
da urbanização do espaço do Pontal da Barra. Historicamente, essa localidade
vem sofrendo pressões antrópicas e, além de estudos detalhados da riqueza
patrimonial cultural da localidade, ações políticas têm sido realizadas para frear os
empreendimentos, no intuito de proteger esse remanescente ambiental, que já foi
integrado na identidade dos moradores locais.

22
Pontal da Barra: histórico de conflitos, histórico de lutas e resistência

A história do Pontal da Barra está atrelada a um amplo processo de resistência. Em


primeira escala, a própria comunidade de moradores da Colônia de Pescadores do
local resiste às estratégias da administração pública do município de Pelotas para a
sua mudança. Desde os anos 1970, a comunidade de pescadores, atualmente com
60 famílias oriundas de várias localidades da orla da laguna dos Patos onde a pesca
é tradicional (Colônia Z3, Ilha da Feitoria, Ilha de Sarangonha, Ilha do Pesqueiro), luta
pela sua permanência no Pontal contra todas as políticas de pressão para sua retirada.

Se, hoje, os moradores do Pontal da Barra podem usufruir de uma infraestrutura


básica, como água encanada e luz, foi a união comunitária e a postura coletiva de
permanência e resistência que permitiu a sua manutenção e a conquista de melhorias.
Por consequência, resistiram e resistem à marginalização e à invisibilidade comumente
auferidas às zonas ribeirinhas do Brasil, onde habitam comunidades de pescadores
tradicionais. Resistiram ao descaso do poder público, que argumentava devido ao fato
de a comunidade estar localizada em terreno de marinha e em área de preservação
ambiental. No entanto, segundo relatos etnográficos obtidos por Nebel (2014),
essa argumentação seria claramente uma estratégia do poder público em evitar a
consolidação da comunidade e a criação de uma “favela” no local (NEBEL, 2014).

Figura 8: Vista panorâmica da comunidade de Pescadores do Pontal da Barra.


Foto: Nebel (2014, p. 52).

23
Porém, mesmo resistindo, parte dos pescadores tradicionais que habitavam a orla da
laguna dos Patos, nas imediações do Pontal da Barra, foi deslocada compulsoriamente
de suas casas por ordem judicial, entre os anos de 2010 e 2011. Tratava-se da Vila de
Pescadores do Trapiche, uma pequena comunidade anexa ao Pontal da Barra, com 30
famílias que se alojaram na orla da praia do Laranjal.

Essas famílias tratadas, judicialmente, como “posseiros”, “invasores” e foram


responsabilizados pelo “enfeiamento da paisagem” e por estarem acelerando o
processo de deterioração do ambiente de banhados do Pontal da Barra. Por este
motivo, foi aberta uma ação judicial movida pela Prefeitura Municipal de Pelotas,
para a retirada dessas famílias (RUAS 2012). Segundo Nebel (2014), com a deslocação
compulsória, elas foram realojadas em outras partes da cidade de Pelotas, a distâncias
expressivas da orla da laguna, o que lhes têm causado enormes problemas, hoje,
desde dificuldades de identificação social com os novos lugares, até a manutenção
do sustento de suas famílias, visto que era a prática da pesca sua atividade de geração
de renda.

Ainda de acordo com Nebel (2014), esse processo é típico das ações administrativas
de “desterritorialização” e “gentrificação”, o que envolve a retirada de comunidades de
baixa renda, nesse caso, de pescadores tradicionais, para a chamada “revitalização do
espaço”. Nesse caso, a “revitalização” atende a uma demanda privada, cujo impacto
sobre o ambiente de banhados será devastador . Esse é, nitidamente, um caso em que
o Estado lança mão de seu aparato repressor jurídico a serviço de empresas privadas,
com interesses particulares, que visam ao lucro.

Figura 9: Vila de Pescadores do Trapiche. Foto retirada de Nebel (2014, p. 64).

24
Em segunda escala, há um movimento de ambientalistas e simpatizantes do Pontal da
Barra que atua desde o princípio do planejamento do loteamento Pontal da Barra. Nos
anos 1980 e 1990, um grupo formado por ecólogos e biólogos da cidade de Pelotas
ativou ações públicas e judiciais contra o empreendimento. No entanto, a falta de
subsídios técnicos, naquele momento, foi favorável à legalização do empreendimento,
o que permitiu à FEPAM (Fundação Estadual de Proteção Ambiental) licenciar as
obras. Entre o final dos anos de 1990 e 2000, poucos foram os movimentos em defesa
do Pontal da Barra, o que coincidiu com um resfriamento da economia local e, por
conseguinte, com a estagnação parcial das obras de construção do loteamento (RUAS
2012).

Somente com a identificação dos sítios arqueológicos e de espécies ameaçadas de


extinção houve uma retomada de ações públicas e judiciais. Isto porque, esses dados
demonstram a grande importância do Pontal como espaço de memória histórica e
arqueológica, bem como um nicho ecológico de alta biodiversidade, Inicialmente, as
ações junto aos órgãos de defesa do meio ambiente e do patrimônio cultural brasileiro
foram realizadas separadamente, porém, os sujeitos envolvidos passaram a constituir,
a partir do ano de 2011, um coletivo político em defesa do banhado, conhecido como
“Movimento Pontal Vivo”.

Esse movimento atua de maneira autônoma, sem vinculações partidárias, interagindo


através de redes sociais, reuniões presenciais para tomada de decisões e ações
públicas, como protestos, exposições de fauna e flora e materiais arqueológicos que
compõem o patrimônio ambiental e cultural do Pontal. Além de ações públicas que
buscam sensibilizar a sociedade pelotense sobre a importância do Pontal da Barra,
o Movimento Pontal Vivo organizou dois seminários nos anos de 2012 e 2014. Esses
eventos foram de cunho acadêmico, mas tiveram ampla repercussão social. Deles
participaram técnicos, ambientalistas e representações políticas locais, no intuito de
discutir os aspectos legais do empreendimento, publicizar o patrimônio ambiental e
cultural e pensar em estratégias de resistência e luta contra a destruição do banhado
do Pontal da Barra.

Figura 10: foto de membros do “Movimento Pontal Vivo” em uma ação de protesto em defesa
do banhado do Pontal da Barra. Acervo: Pontal Vivo.

25
O Movimento Pontal Vivo foi responsável - através de protestos, denúncias e
fiscalização em campo - pela ativação de ações junto aos órgãos públicos como
FEPAM e IPHAN (Instituto do Patrimônio Histórico e Artístico Nacional), como, até
mesmo, junto ao Ministério Público Federal. Atualmente, as obras do loteamento
Pontal da Barra estão embargadas por ordem judicial, até que as atividades de
peritagem sejam realizadas no local com o objetivo de subsidiar tecnicamente novas
decisões judiciais. Além disso, junto ao IPHAN foi aberto um processo de Chancela de
Paisagem Cultural, cuja aprovação pode definir a preservação integral do banhado
do Pontal da Barra. O conceito de Paisagem Cultura vem sendo empregado como
uma ferramenta importante em defesa do patrimônio cultural brasileiro em alguns
contextos patrimoniais singulaers. A Paisagem Cultural é:

uma porção peculiar do território nacional, representativa do processo de interação do


homem com o meio natural, à qual a vida e a ciência humana imprimiram marcas ou
atribuíram valores. Diante das transformações contemporâneas e inevitáveis das formas
de vida e paisagens do mundo, alguns lugares devem ser assinalados pela relação singular
estabelecida entre o homem e a natureza (...). Nesse caso, A chancela de Paisagem Cultural
busca assinalar a diversidade de relações que o homem estabeleceu com seu meio, criando
cenários de vida que diferenciam os lugares e por isso, testemunham a inteligência, a
criatividade e contribuem para a riqueza humana. É preciso estabelecer o entendimento
de que a uniformização das paisagens significa o empobrecimento dos cenários de vida
e da alma humana. O reconhecimento e a perpetuação de contextos singulares busca a
igualdade na diferença, o equilíbrio pela diversidade, a compreensão de cada um pela
existência do outro (WEISSHEIMER, 2010).

O Patrimônio Arqueológico do Pontal da barra: os cerritos

No banhado do Pontal da Barra, na beira do canal São Gonçalo e da Laguna dos


Patos, foi identificado um complexo de 18 cerritos, os quais se encontram ameaçados
pelo empreendimento imobiliário em questão. Os cerritos são sítios arqueológicos
que se configuram por serem aterros construídos, predominantemente, com terra
e diferentes tipos de vestígios de cultura material: restos de fauna, instrumentos
líticos e fragmentos de cerâmicos, estruturas de fogueiras e enterramentos humanos.
Além de serem encontrados na bacia hidrográfica da laguna dos Patos, os cerritos se
encontram no Sul da América do Sul, distribuídos nas porções Leste e Norte do Uruguai,
Sul do Brasil (Rio Grande do Sul) e na porção Nordeste da Argentina, ocorrendo,
predominantemente, no bioma Pampa, em ambientes alagadiços com datações que
oscilam entre 4500 anos A.P. e 200 anos A.P. (LOPEZ MAZZ e BRACCO, 2010).

Sinteticamente, podemos dizer que os cerritos são pensados como áreas de


sepultamentos, demarcadores territoriais, bem como áreas de descarte de refugo,
praças centrais das aldeias e, acampamentos de pesca e plataformas arquitetônicas
erguidas para a habitação em áreas alagadiças. Além disso, os aterros são vistos como

26
monumentos que remontam à memória histórica e à identidade social contemporânea
dos índios pampeanos, cujas interpretações mais recorrentes correlacionam a
construção e o uso dos cerritos às ocupações dos índios Charrua-Minuano (SCHMITZ,
1976; BASILE-BECKER, 1992; LOPEZ MAZZ e BRACCO, 2010).

Figura 11:- Remanescentes Charrua, século XIX, Uruguai.

As datações radiocarbônicas apontam que a ocupação do Pontal da Barra ocorreu


desde, em média, 2500 anos A.P., até, pelo menos, 1200 anos A.P., sugerindo ser uma
ocupação indígena bastante antiga e permanente que perdurou por aproximadamente
1300 anos (MILHEIRA, 2013). As escavações arqueológicas no entorno dos cerritos
e análises de vestígios botânicos provenientes do sedimento de um dos cerritos
denominado PSG-01, revelaram que o ambiente no período de ocupação deveria
ser mais úmido, o que sugere que o banhado seria mais denso do que na atualidade
(SOARES 2014). Isso leva a crer que os ocupantes dos cerritos teriam um ambiente mais
encharcado, configurando vias de acesso entre os diferentes nichos ecológicos que
compõem a várzea do canal São Gonçalo, possibilitando a mobilidade dos cerriteiros.

27
Figuras 12 e 13: imagem aérea (adaptada de SOARES 2014) e vista panorâmica do Pontal da
Barra em épocas de cheia (foto do autor), em que fica evidente a importância da área alagada
no entorno dos cerritos e que permitiria mobilidade e circulação pelo ambiente lagunar.

Os cerritos do Pontal da Barra parecem ter sido construídos como plataformas


elevadas para moradia em ambientes alagados, visto que os mesmos se localizam
em áreas topograficamente mais elevadas. Porém, a função dessas estruturas de
aterro não se limitava apenas a moradias. A análise química do sedimento do cerrito
PSG-02 apontou um grande potencial agrícola do montículo e estudos iniciais de
arqueobotânica, já realizados, permitiram a identificação de plantas que poderiam
ter sido manejadas para consumo (SOARES 2014). Os indícios de caça e pesca, por
outro lado, nos permitem ter clareza da importância dos animais vertebrados na dieta
alimentar. São muito frequentes, em primeiro lugar, vestígios ósseos de peixes da
laguna dos Patos, como corvina (Micropogonias furnieri) e bagre (família Ariidae) e,
até mesmo, a miraguaia (Pogonias cromis), cuja espécie era comumente encontrada
na laguna há 40 ou 50 anos atrás, sendo rara sua presença na atualidade.

São normalmente encontrados, também, ossos humanos que remetem a


sepultamentos. Esses sepultamentos denotam um aspecto simbólico, portanto, dos
montículos de terra que reforçam a ideia de que esses aterros não são apenas moradias,
tampouco apenas acampamentos de pesca lacustre. Em nosso entendimento, é
possível apontar que esses cerritos seriam multifuncionais, sendo usados como áreas
de moradia, túmulos, acampamentos de pesca e, possivelmente, como áreas de
plantio, interpretação que ainda carece de mais dados empíricos.

28
Figura 14: (01) banhado do Pontal da Barra com capão de mato típico de onde se localizam
os cerritos; (02) perfil estratigráfico retificado no cerrito PSG-02; (03) escavação arqueológica
no topo do cerrito PSG-02; (04) osso de peixe identificado no cerrito PSG-04; (05) fragmento de
cerâmica com decoração escovada identificada no cerrito PSG-04; (06) material lítico polido
identificado no cerrito PSG-02; (07) mandíbula humana associada a pingente em dente de
golfinho no cerrito PSG-02.

29
Danos causados aos cerritos do Pontal da Barra pelo loteamento

No ano de 2009, foi feito um levantamento sistemático para a composição de um


diagnóstico e prospecção arqueológica, em atendimento à legislação. Trata-se do
Programa Arqueológico de Diagnóstico e Prospecção na região do Pontal da Barra,
Pelotas – , protocolado na 12ª Superintendência Regional do IPHAN (Processo
IPHAN nº 01512.000814/2009-83) e autorizado por este órgão (Portaria IPHAN n. 8,
de 13 de outubro de 2009). Este programa buscou atender a legislação referente
aos empreendimentos imobiliários em área de interesse arqueológico (CERQUEIRA,
MILHEIRA e ALVES, 2009).

Com a realização de relatório, foi possível averiguar o real potencial de pesquisa


científica do Pontal da Barra e avaliar o impacto arqueológico e ambiental a que
o Pontal da Barra está sujeito com a construção do loteamento. Como forma de
minimizar o impacto e resguardar, pelo menos, os sítios arqueológicos, naquele
momento foi sugerido ao IPHAN uma série de condicionantes para o desenvolvimento
do empreendimento. Essas sugestões foram acatadas pelo instituto, que, por sua vez,
obrigou os empreendedores a realização de atividades de: cercamento e sinalização
dos sítios arqueológicos; monitoramento arqueológico em todas as etapas das obras
do empreendimento; atividades de educação patrimonial; resgate arqueológico dos
sítios.

Ficou evidente, com esse levantamento, que aqueles sítios localizados mais próximos
de onde já existe a urbanização do bairro Valverde, estão mais impactados, devido às
atividades de exploração dos cerritos para retirada de terra preta e minhocas. É sabido e
de cunho público que membros residentes no bairro Valverde vêm, sistematicamente,
explorando os sítios arqueológicos para comercialização irregular do sedimento de
composição orgânica e húmica que os compõe. Dessa forma, retiram seu sustento
familiar da exploração econômica ilegal dos sítios arqueológicos.

Além da exploração de terra preta dos sítios, na área dos cerritos, por serem praças e
terrenos com mata, ocorre a deposição frequente de lixo doméstico e restos de construção
no espaço dos sítios arqueológicos, causando sérios danos à integridade dos sítios
arqueológicos. Essa deposição irregular de lixo também é causada por moradores do
bairro Valverde. Tais problemas já foram apontados, também, pelo relatório técnico
circunstanciado, enviado ao IPHAN, de autoria de Vicroski (2012):
Ao mesmo tempo em que verificamos o perfeito estado de conservação de alguns sítios,
também registramos o impacto já gerado a determinadas áreas, em decorrência do
descarte irregular de resíduos sólidos, escavações para retirada de solo húmico, areia e
*

Conforme a Resolução CONAMA 01/86, Resolução CONAMA 237/97, Lei n. 3.924, de 26/07/1961, Constituição Federal de
1988 (Artigo 225, Parágrafo IV), Portaria IPHAN/MinC 07, de 01/12/1988, Portaria IPHAN/MinC 230, de 17/12/02. Da mes-
ma forma, buscou-se com esse trabalho atender as orientações da Portaria IPHAN/MinC 230, de 17/12/02 e os Critérios
técnico-científicos utilizados pelo IPHAN/RS para avaliação dos diagnósticos arqueológicos em processos de licenciamen-
to ambiental no âmbito do patrimônio cultural (Versão 06/07/09).

30
plantas nativas como coqueiros e figueiras para comercialização por parte da população
local (Ver figura 3). No entanto, não foram observadas alterações decorrentes de obras de
engenharia sobre as áreas dos cerritos (VICROSKI, 2012, p. 21).

Figuras 15 e 16: Descarte de resíduos sólidos e escavações irregulares no sítio PSG-03 Valverde
03. Fotos retiradas de Vicroski (2012, p. 22).

Além das irregularidades apontadas por Vicroski (2012), no que diz respeito ao
depósito de resíduos sólidos, extração de terra e de vegetais para comercialização
ilegal, foram observadas alterações decorrentes de obras de engenharia sobre as
áreas dos cerritos, ao contrário do que diz o autor do relatório supracitado. É notória a
impactação de sítios, como no caso do PSG-03, onde ocorreu a construção de uma das
vias urbanas do loteamento, em que a vala de escoamento sanitário da rua destruiu
grande parte do setor leste do cerrito. Esse cerrito é um exemplo do descaso com
relação à preservação do patrimônio arqueológico, visto que sofreu dano estrutural
assim, como a área se tornou um depósito de lixo e de restos de obras. Da mesma
forma, é clara a impactação sofrida pelo cerrito PSG-04, devido às obras de drenagem
dos terrenos do bairro.

Figura 17: Localização do


cerrito PSG-04 e indicação do
aterro gerado pela abertura
da vala de escoamento no
limite do terreno. Fica evidente
que o aterro certamente
impactou o entorno do cerrito,
colocando em risco estruturas
anexas que compõem o sítio
arqueológico.

31
Após a avaliação do estado de conservação altamente degradado em que os cerritos
se encontram, tanto as autoridades como os proprietários, já foram avisados, porém
nada foi feito a respeito. Embora os donos sejam os responsáveis pela guarda do
patrimônio arqueológico, eles alegam que o cuidado dos sítios arqueológicos
depende da presença policial. De outro lado, o poder público alega não ter condições
de fiscalizar as ações de retirada de terra dos sítios e deposição de lixo. No entanto,
ambas as posições frente aos sítios arqueológicos ferem a Lei 3.924 de 26 de julho de
1961, que deixa clara a responsabilidade para com o patrimônio arqueológico:

“Art 1º Os monumentos arqueológicos ou pré-históricos de qualquer natureza


existentes no território nacional e todos os elementos que neles se encontram ficam
sob a guarda e proteção do Poder Público, de acordo com o que estabelece o art. 175
da Constituição Federal

Art 3º São proibidos em todo o território nacional, o aproveitamento econômico,


a destruição ou mutilação, para qualquer fim, das jazidas arqueológicas ou pré-
históricas conhecidas como sambaquis, casqueiros, concheiros, berbigueiras ou
sernambis, e bem assim dos sítios, inscrições e objetos enumerados nas alíneas b,
c e d do artigo anterior, antes de serem devidamente pesquisados, respeitadas as
concessões anteriores e não caducas.

Art 5º Qualquer ato que importe na destruição ou mutilação dos monumentos a que
se refere o art. 2º desta lei, será considerado crime contra o Patrimônio Nacional e,
como tal, punível de acordo com o disposto nas leis penais.

Parágrafo único. O proprietário ou ocupante do imóvel onde se tiver verificado o achado,


é responsável pela conservação provisória da coisa descoberta, até pronunciamento
e deliberação da Diretoria do Patrimônio Histórico e Artístico Nacional” (grifo nosso).

Fica evidente que a urbanização do bairro Valverde e do banhado do Pontal da Barra foi
a principal responsável pela destruição parcial de seis dos 18 cerritos identificados no
Pontal da Barra. Logo, se a urbanização avançar, seguindo a projeção do loteamento,
conforme o que foi aprovado pela licença de instalação vigente, os demais sítios
arqueológicos, mesmo que venham a ser cercados, irão ser explorados e destruídos
a médio e longo prazo. Nesse sentido, entendemos, após anos de estudos e diversas
intervenções arqueológicas realizadas, que mesmo se as condicionantes propostas
pelo IPHAN para a legalização do empreendimento forem seguidas, o contexto
arqueológico do Pontal da Barra nunca será integralmente preservado.

Essas condicionantes, no entanto, irão apenas garantir a preservação e o estudo dos


cerritos em si, sem levar em conta as estruturas ao seu redor e, sobretudo, da paisagem
cultural e ambiental que cerca os cerritos. Sugerimos, portanto, que seja preservado
todo o ambiente do Pontal da Barra logo, sem que o loteamento em questão venha a

32
ser construído. Devido à sinergia entre o ambiente natural, o patrimônio arqueológico
e as comunidades que habitam naquele espaço, o banhado do Pontal da Barra deve
ser pensado como uma Paisagem Cultural, um espaço ambiental socializado desde
o período pré-colonial. Ele deve ser encarado como um sítio arqueológico de ampla
escala, que integra patrimônio cultural e ambiental de maneira holística, devendo, sem
sombra de dúvidas, ser preservado em sua integridade devido à sua singularidade
histórica.

Além do fator econômico, que coloca a paisagem circundante aos cerritos como um
fator fundamental de estudo, a paisagem é um elemento de pesquisa também por
conta das estruturas que se correlacionam aos sítios. São conhecidas, na literatura
arqueológica, estruturas que compõem um built environment (ambiente construído).
Trata-se da complexificação do espaço das aldeias, em que os cerritos seriam apenas
uma unidade central das aldeias, uma espécie de praça central, onde as tolderias (casas
e choupanas) circundariam os mesmos. Além disso, são conhecidos microrrelevos,
localizados no entorno dos cerritos, indicando áreas domésticas e unidades funcionais
das aldeias, como oficinas líticas, áreas de descarte de lixo, entre outros.

Existem, também, caminhos entre os cerritos, constituídos como trilhas, cujos


vestígios arqueológicos são modificações planialtimétricas na topografia do terreno.
A complexificação dos espaços habitacionais, os caminhos e demais áreas contíguas
às aldeias são um fenômeno que decorrem ao longo das gerações, pois, à medida em
que a sociedade vai se complexificando, também se intensificam os trabalhos em terra
por essas populações indígenas, indicando, portanto, uma paisagem cultural que se
modifica ao longo de uma história milenar de longa duração.
É importante ressaltar que microrrelevos desse tipo foram identificados no entorno
do cerrito PSG-06 através de nosso trabalho com uso de GPR, que apontou estruturas
em profundidade a serem averiguadas através de intervenções arqueológicas. Mas,
que já apontam a impossibilidade de que o espaço no entorno dos cerritos e as áreas
entre os cerritos sejam urbanizadas pelo empreendimento, visto que, assim como
identificamos estruturas subsuperficiais no entorno do PGS-06. O mesmo deverá
ocorrer no entorno e entre os cerritos do restante do contexto arqueológico do Pontal
da Barra.

Considerações finais

O conjunto de cerritos que compõe essa Paisagem Cultural do Pontal da Barra é um


fenômeno único no sul do Estado do Rio Grande do Sul. São encontrados cerritos
em outros municípios do Estado, como Camaquã (RÜTSCHILLING 1989), Rio Grande
(NAUE 1970, SCHMITZ 1976), Santa Vitória do Palmar (SCHMITZ, GIRELLI, ROSA
1997), Pedro Osório, Jaguarão (PEREIRA 2008) e Herval (COPÉ 1991), porém, devido
ao uso intensivo do solo pela agricultura e de outros fatores antrópicos modernos,
boa parte dos cerritos que outrora compunham grandes aglomerados, hoje em dia,

33
encontra-se isolada na paisagem, distando alguns quilômetros uns dos outros em
alguns contextos. É o exemplo dos cerritos do banhado do Colégio, no município
de Camaquã, onde as pesquisas realizadas por Pedro Ignácio Schmitz na década de
70 apontavam um total de 102 cerritos na área, os quais, atualmente, encontram-se
impactados significativamente ou nem existem mais, como apontou a pesquisa de
Silva Jr. (2006).

No entanto, no Pontal da Barra há uma situação sui generis, em que há um grande


aglomerado de cerritos num raio de não mais que 1,2 quilômetros. Esses cerritos
formam um conjunto, obtendo-se visibilidade entre si , sendo possível compreender
facilmente sua correlação contextual. Além disso, no Pontal da Barra os estudos
arqueológicos têm apontado a ocorrência de estruturas anexas aos cerritos, que,
como vimos, compõem a Paisagem Cultural, cujas características são muito sutis na
paisagem e cuja identificação depende da preservação do terreno, integralmente,
sem intervenções antrópicas modernas.

Pensando-se nos cerritos como vestígios da história indígena regional de longa


duração, que se apresentam no Pontal da Barra de forma aglomerada, formando
um contexto arqueológico singular no sul do Estado do Rio Grande do Sul, seria
importante que esse espaço, conhecido como Pontal da Barra, seja entendido como
um ‘museu a céu aberto’ ou um parque arqueológico, aberto para visitação pública, o
que poderia ser resolvido através da implantação de uma Unidade de Conservação
com uso exploratório. Trata-se de uma área que tem um grande potencial relacionado
ao ensino-aprendizagem e como área de lazer, em que se situa uma paisagem
exuberante, com animais silvestres e um patrimônio cultural milenar a 15 minutos do
centro da cidade de Pelotas.

O contexto arqueológico do Pontal da Barra deve ser entendido a partir de


dez parâmetros:

1.É um contexto singular. Centenas de outros cerritos existem no Estado do Rio Grande
do Sul, porém, o uso histórico da terra, sobretudo pela agricultura com maquinário
pesado (plantio de soja, arroz, melancia, etc.), tem destruído sítios arqueológicos sem
controle do Estado Nacional brasileiro. Aqueles ainda existentes ocorrem, atualmente,
de maneira isolada, em sua maioria, tendo seus aspectos contextuais limitados para
estudos arqueológicos. O contexto do Pontal da Barra, por sua vez, ainda apresenta-
se como uma área bastante conservada, com os sítios conglomerados, numa área
circunscrita, de altíssimo potencial de pesquisa científica. Logo, a preservação dos
cerritos do banhado do Pontal da Barra, em especial, deveria se dar pelo seu contexto
particular e singular.

2.Os cerritos do Pontal da Barra deveriam ser tratados como um ‘museu a céu aberto’
ou um parque arqueológico. Um museu que conta a história das populações que

34
habitaram o bioma pampa, há, aproximadamente, 5 mil anos e, mais especificamente,
no Pontal da Barra, há, pelo menos, 2500 anos. O contexto do Pontal da Barra contém
vestígios da história indígena regional comumente silenciada no Estado do Rio Grande
do Sul. Nesse caso, são vestígios da diversidade cultural e étnica de uma história de
longa duração da laguna dos Patos. Como um ‘museu a céu aberto’, o Pontal da Barra
seria potencializado como área de lazer e turismo da cidade de Pelotas, um lazer
cultural e informativo, relativo à história indígena regional e de fácil acesso. Um parque
arqueológico resguardaria a paisagem do Pontal da Barra com sua exuberância, sua
fauna e flora nativas e seu patrimônio cultural.

3.Os cerritos só podem ser entendidos em sua totalidade se forem preservadas as


suas características paisagísticas e ambientais. A paisagem cultural circundante
aos cerritos faz parte do contexto arqueológico. É imprescindível que o banhado e
suas características de fauna e flora sejam preservados para que se possa entender
sua relação com o ambiente ao seu redor. Se os cerritos forem apenas preservados,
cercados, ficando como “ilhas” isoladas em meio a casas e ruas, serão perdidos muitos
aspectos bióticos, limitando e impedindo o entendimento das sociedades que os
construíram, como é o caso dos microrrelevos nos entorno dos cerritos e das estruturas
(caminhos e trilhas), que denotam a conexão entre os mesmos, consolidando, do
ponto de vista arqueológico, possíveis comunidades indígenas pré-coloniais.

4.O sedimento dos cerritos, composto por materiais orgânicos, permitiu o


desenvolvimento de grandes focos de mata densa, que, por sua vez, contribuem para
a preservação dos cerritos, reforçando, cada vez mais, a sinergia entre o ambiente e o
contexto arqueológico. Logo, a destruição da mata que circunda os sítios arqueológicos
irá causar impactos irreversíveis aos mesmos e vice-versa.

5.Além dos fatores de preservação da paisagem cultural e de seus atributos históricos e


ambientais, a preservação do Pontal da Barra deve ser garantida para que as pesquisas
científicas não se percam, para que o conhecimento arqueológico e histórico possa
ser desenvolvido, aprimorado e transmitido ao longo das gerações. O Pontal da Barra,
além de ser encarado como um Museu, deveria ser compreendido também como um
laboratório de pesquisa, extensão e ensino.

6.Sugerimos, por fim, que as empresas responsáveis pelo Loteamento Pontal da Barra
sejam responsabilizadas criminalmente pelos impactos ao patrimônio cultural e
ambiental causados até o momento no Pontal da Barra, conforme a legislação vigente.

7.Através do conceito de Paisagem Cultural, questionamos as condicionantes


estabelecidas pelo IPHAN, que indicam que sejam realizadas atividades de cercamento
e sinalização dos sítios arqueológicos, monitoramento arqueológico em todas as
etapas das obras do empreendimento, atividades de educação patrimonial e resgate
arqueológico dos sítios. Essas condicionantes, embora sejam uma praxe no Brasil e

35
que, dependendo do contexto, funcionem para a salvaguarda do patrimônio cultural,
no caso do Pontal da Barra irão apenas garantir a preservação e estudo dos cerritos
em si, sem levar em conta suas estruturas adjacentes. Sugerimos, portanto, que seja
preservado todo o ambiente do Pontal da Barra, logo, sem que o loteamento em
questão venha a ser construído.

8.Além da questão arqueológica, é sabido que várias espécies endêmicas de peixes


estão ameaçadas de extinção, entre elas os peixes anuais (Austrolebias nigrofasciatus
e Austrolebias wolterstorffi (Rosa e Lima, 2008) e aves migratórias que se abrigam no
Pontal em época de procriação. Essa medida impeditiva seria no sentido de preservar,
de maneira geral, a fauna, a flora do banhado e os sítios arqueológicos. Destruir o
Pontal da Barra e seu patrimônio cultural e ambiental é, além de tudo, um crime à vida.

Para concluir, a retirada compulsória da Vila de Pescadores do Trapiche foi uma atividade
local, mas reflete um fenômeno que ocorre em nível global, em que as comunidades
de ribeirinhos, indígenas e demais grupos nativos, são “desterritorializados” em
prol de interesses supostamente coletivos, mas, verdadeiramente planejados
engenhosamente para a manutenção de reservas de mercado de empresas
construtoras. Nesse sentido, o caso do banhado do Pontal da Barra e seu contexto
patrimonial composto por humanos e não-humanos, denunciado nesse texto, deve
ser entendido como um capítulo da história ambiental e do patrimônio cultural na
região de Pelotas, ainda a ser escrito, visto que as resoluções jurídicas ainda estão em
andamento.

36
Referências

BASILE BECKER, Ítala Irene. Os Índios Charruas e Minuanos na Antiga Banda Oriental
do Uruguai. São Leopoldo: Editora Unisinos, 2002.

BASILE-BECKER, Ítala Irene. O que sobrou dos índios pré-históricos do Rio Grande do
Sul, In: A. A. KERN (org). Arqueologia Pré-Histórica do Rio Grande do Sul. Porto Alegre:
Mercado Aberto, 1992. pp. 331-356.

CERQUEIRA, Fábio Vergara; MILHEIRA, Rafael Guedes; ALVES, Aluísio Gomes. Relatório
do Programa Arqueológico de Diagnóstico e Prospecção na Região do Pontal da Barra,
Pelotas – RS. 2019.

ROSA, R.S. e LIMA, F.C.T. Peixes. In: Machado, A.B.M.; Drummond G. M. & Paglia, A. P.
(eds.). Livro vermelho da fauna brasileira ameaçada de extinção. Brasília. Ministério do
Meio Ambiente, 2008. pp. 907.

COPÉ, Sílvia M. A ocupação pré-colonial do sul e sudeste do Rio Grande do Sul. In: A.
A. KERN (org). Arqueologia Pré-Histórica do Rio Grande do Sul. Porto Alegre: Mercado
Aberto, 1991, pp. 191-219.

CRITÉRIOS técnico-científicos utilizados pelo IPHAN/RS para avaliação dos diagnósticos


arqueológicos em processos de licenciamento ambiental no âmbito do patrimônio
cultural (Versão 06/07/09).

CRUZ, José Antônio Weykamp da. LAUDO TÉCNICO AMBIENTAL Banhado do Pontal da
Barra – Caracterização e Diagnóstico Ambiental. Pelotas: UCPEL, 2008.

LOPEZ MAZZ, José M. e BRACCO, Diego. Minuanos. Apuntes y notas para la historia y la
arqueología del territorio Guenoa-Minuan (Indígenas de Uruguay, Argentina y Brasil).
Montevideo: Linardi y Risso, 2010.

MAURICIO, G. N. & DIAS. New distributional information for birds in southern Rio
Grande do Sul, Brazil, and the first record of the Rufous Gnateater Conopophaga
lineate for Uruguay. Bull. Brit. Ornith. Club 120 (4), 2000. pp. 230-237.

NAUE, Guilherme et al. Novas perspectivas sobre a arqueologia de Rio Grande – RS.
O Homem Antigo na América. Rev. Instituto de Pré-história. São Paulo: USP, 1970. pp.
91-122.

NEBEL, Gitana Cardoso da Silveira. Conflitos ambientais no Pontal da Barra - Pelotas/


RS - desde uma perspectiva etnográfica na educação ambiental. Rio Grande: FURG.
(Dissertação de Mestrado), 2014.

37
PEREIRA, Claudio Corrêa. Minuanos/Guenoas. Os Cerritos da bacia da lagoa Mirim e
as origens de uma nação pampiana. Porto Alegre: Fundação Cultural Gaúcha, 2008.

RÜTSCHILLING, A. L. B. Pesquisas Arqueológicas no Baixo Rio Camaquã. Arqueologia


do Rio Grande do Sul, Brasil. Documentos, n. 3. São Leopoldo: Universidade do Vale do
Rio dos Sinos, Instituto Anchietano de Pesquisas, 1989. pp. 7-106,

SCHMITZ, Pedro Ignácio; GIRELLI, Maribel; ROSA, André Osório. Pesquisas Arqueológicas
em Santa Vitória do Palmar,RS. Documentos 07. São Leopoldo: Instituto Anchietano de
Pesquisas- UNISINOS, 1997.

SCHMITZ, Pedro Ignácio. Sítios de pesca lacustre em Rio Grande, RS, Brasil. São
Leopoldo, Instituto Anchietano de Pesquisas, Tese de Livre Docência, 1976.

SEELIGER, U.; ODEBRECHT, C. & CASTELLO, C. (Org.s). Os Ecossistemas Costeiro e


Marinho do Extremo Sul do Brasil. Rio Grande: Ecoscientia, 1998.

SILVA Jr., Luiz Carlos da. Dinâmicas ambientais e humanas na região da Laguna dos
Patos – Para um estudo paleoecológico da região do Banhado do Colégio, Camaquã-
RS, Brasil. (Dissertação de Mestrado), 2006.

RUAS, Keli Siqueira. A orla lagunar de Pelotas-RS: Conflitos Socioambientais, Atores e


Processos. (Dissertação de mestrado), 2012.

VICROSKI, Fabricio José Nazzari. Relatório Técnico Circunstanciado de Vistoria


Arqueológica no Loteamento Pontal da Barra, Pelotas-RS. Erechim, 2012.

WEISSHEIMER, Maria Regina. A chancela da Paisagem Cultural: uma estratégia para o


futuro. Desafios do desenvolvimento. A revista de informações e debates do IPEA. Ano
7. Ed 62, Edição Especial. 2010. Formato eletrônico, disponível em: http://desafios.ipea.
gov.br/index.php?option=com_content&view=article&id=1102:catid=28&Itemid=23

38
Los planes urbanos y la pérdida del patrimonio.
La modernidad de Caracas y Valencia en 1950
por: Sara de Atiénzar

Resumen

Los planes urbanísticos proyectados para Caracas a principios del siglo XX fueron la
manifestación del logro de la modernidad en Venezuela, cuyo desarrollo y progreso
debían alcanzar las principales ciudades del país. Los Planes de Desarrollo Urbano,
que se aplicaron, desestimaron o ignoraron la identidad, memoria o cualquier
preexistencia histórica de las ciudades, y por lo tanto de su patrimonio. Este tema:
la relación entre el urbanismo y la conservación del patrimonio, se analiza desde la
visión del movimiento moderno, mediante una investigación documental a través del
enfoque de varios autores. El trabajo explica cómo fue este proceso en la planificación
urbana para Caracas, y para la ciudad de Valencia -que recibió su primer Plan en
1953- y en las consecuencias de esta confrontación entre modernidad y patrimonio,
situación que se mantuvo en las sucesivas ordenanzas hasta finales del siglo XX. Se
concluye con una evaluación de la situación actual del Centro Histórico.

Palabras clave
Modernidad
Patrimonio
Planes Urbanos
Centro Histórico

Introducción

Este estudio se refiere a la acelerada transformación de las ciudades venezolanas, que


ocurrió desde mediados del siglo XX, con el objetivo, pretendido, de convertirlas en
áreas urbanas modernas, progresistas, ordenadas, sin rémoras anticuadas y que fue
la causa de la mayor pérdida del patrimonio cultural ocurrida en el país. Se arrasaron
grandes zonas de las tramas tradicionales de los Centros Históricos así como la
arquitectura antigua de las principales ciudades, en las que el patrimonio quedaba
reducido a un concepto formado por piezas aisladas carentes de significado, llamadas
“monumentos”.

Se evidenciaba que los problemas urbanos y la conservación del patrimonio no tenían


nada en común, cada disciplina avanzaba por líneas paralelas. El proceso resultante,
produjo ciudades descontextualizadas, irregulares y de difícil lectura, en donde con la
desaparición de la arquitectura, se perdieron y olvidaron los imaginarios, la identidad,
*

Arquitecto, U.C.V.- Caracas, cursante del Doctorado en Patrimonio Cultural ULAC-Valencia. Docente de Historia y Teoría
de la Arquitectura. Coordinadora de diplomados en Valor y Protección Patrimonial en Centros Históricos UJAP y ULAC.

39
el arraigo y la pertenencia.

La ciudad moderna fue la manifestación más acabada de todas las utopías y, por lo tanto
el artefacto por excelencia del ethos de la modernidad. Ella sintetiza sus grandes principios
estéticos, sus prodigios técnicos y sus anhelos sociales; ella resume la fe en el progreso, la
ciudad de corredores viales y rascacielos. (González Casas, 2002, p.147)

Para una mejor comprensión del problema es pertinente comenzar por los orígenes
del llamado Movimiento Moderno en Arquitectura y Urbanismo, con la intención
de reconocer sus polémicos postulados iniciales anti-históricos, de resaltar la nueva
forma de hacer arquitectura, con un gran contenido social, y de significar las ideas
de sus arquitectos intérpretes como Gropius, maestro de maestros, o Le Corbusier, el
teórico más influyente y creador del nuevo lenguaje formal-urbano y de algunos otros.

Estos acontecimientos fueron de tal relevancia que cambiaron para siempre las
relaciones modernidad – patrimonio y la forma de vivir de la sociedad. La interpretación
y análisis de las obras de historiadores de la arquitectura como Benévolo y Tournikiotis,
facilita una mejor comprensión de los hechos históricos y la de varios autores
venezolanos, la del conflicto modernidad- conservación del patrimonio en nuestro
país, como Almandoz, González Casas, Martín Frechilla, Caraballo y Gouverneur.

La planificación urbana en Venezuela se inicia en la tercera década del siglo XX, en


el momento en que las ciudades comienzan a densificarse y especialmente Caracas,
cuando a la muerte de Gómez en 1935, la ciudad recupera su poder político y es el
foco de las migraciones de todo el país, con el acelerado incremento demográfico
que viene acompañado de nuevas formas de ocupación del espacio (González Casas,
2012)

Es en esta época cuando se empieza a hablar de una nueva ciencia, el urbanismo y


de una nueva arquitectura. Las sociedades urbanas tienen ahora nuevos paradigmas,
no hay dudas, las ciudades debe desprenderse de una forma atrasada y decadente
de vivir y modernizarse, como lo hacen los países adelantados. Venezuela, que ahora
dispone de cuantiosos recursos petroleros, convertirá sus poblaciones en ciudades
del futuro.

Para hacer los proyectos y planes de la ciudad deseada, se contratan a urbanistas


europeos, que traen las ideas vanguardistas y basamentos conceptuales del
Movimiento Moderno, con sus principios utópicos y su progresista y arrollador discurso
de ruptura, ideas que hicieron escuela y formaron a los arquitectos venezolanos. Estos
proyectos, a través de los Planes Urbanos y Planes Especiales proyectados, entran en
conflicto con los centros antiguos de las ciudades, en donde sus trazados urbanos y
su arquitectura son un obstáculo para la transformación, que se resuelve como dice
González Casas (2012), a la fuerza. “En Caracas, las tensiones entre la vieja y la nueva

40
trama fueron con frecuencia resueltas mediante el uso del bulldozer y la demolición a
gran escala” (p. 66).

Lo mismo ocurre en las demás capitales del país, sin embargo, esta destrucción es
el progreso, es un proyecto de la sociedad que quiere acabar con lo atrasado, con lo
colonial. Del pasado solo se conservarán los monumentos que no causen problemas,
porque todo es prescindible para alcanzar la utopía de la modernidad. Con estas
políticas de modernización forzosa e inmediata y la desestimación, omisión o
ignorancia del patrimonio existente se produjeron pérdidas materiales e inmateriales
irreparables prácticamente en todas las ciudades del país.

La última parte el trabajo se refiere a Valencia en donde confluyen las experiencias de


Caracas, concretadas en el primer Plan de Desarrollo Urbano formulado para la ciudad,
aprobado por el Concejo Municipal de Valencia en 1953, y que fue el instrumento para
su ingreso en las ideas de la modernidad urbana y arquitectónica.

Este primer plan de la ciudad debía prepararla para su ordenado crecimiento. Su


desarrollo le permitiría recibir el flujo de capitales y la población generada por las
políticas nacionales de la salida de los complejos industriales de la capital del país y la
convertiría en la ciudad industrial más moderna de Venezuela.

Hoy en día, el crecimiento de la ciudad ha superado lo previsto, pero su área central,


que debía transformarse en el centro financiero y de negocios, no pasó de ser un
proyecto inviable. Después de la pérdida del 70% de su patrimonio edificado, el
centro histórico de Valencia presenta una imagen inconexa, desconectada, en donde
aparecen altas torres, terrenos vacíos, casas tradicionales en ruinas o distorsionadas
por el intensivo comercio, compartiendo el escenario urbano con los monumentos
sobrevivientes.

Movimiento moderno versus patrimonio

Según el historiador Leonardo Benevolo, la nueva arquitectura que apareció en


Europa entre las dos guerras mundiales, tiene como origen movimientos artísticos
como el cubismo, el neoplasticismo, el racionalismo y la obra teórica y física de varios
arquitectos. Se destacan la labor formativa y educativa de Walter Gropius en la
Bauhaus, los edificios expresionistas de Erich

Mendelsohn, los limpios espacios de Mies van der Rohe, el depurado cubismo de
Peter Oud y los proyectos para viviendas y urbanismo, así como las bases teóricas de
la nueva arquitectura de Le Corbusier. Son distintas experiencias en diferentes países,
en un principio descoordinadas, llamadas arquitectura internacional, arquitectura
funcionalista o arquitectura racionalista, todas ellas formaron el Movimiento Moderno.

41
El término Movimiento Moderno es mencionado, por primera vez, en la historiografía
arquitectónica por Nikolaus Pevsner cuando publica en 1936 Pioneros del Movimiento
Moderno, de William Morris a Walter Gropius. Esta obra es la base teórica de la
modernidad arquitectónica. (Tournikiotis, 2014) Establece los conceptos de diseño y
honestidad en el uso de los nuevos materiales, la función y la influencia de la estética
de las máquinas, la tecnología y el progreso. Contribuye a darle forma a estas nuevas
ideas y plantea una actitud un tanto legendaria de estos primeros arquitectos
y diseñadores, que se enfrentaron a veinticinco siglos de historia por una nueva
arquitectura para el hombre y la sociedad.

La ruptura de este movimiento, con la arquitectura del pasado es uno de sus principales
postulados y está considerada por Benevolo como una “superación”, la negación del
historicismo y eclecticismo decimonónico, que agotado ante la avalancha tecnológica
produce rascacielos renacentistas o estaciones ferroviarias góticas. Walter Gropius
escribe en The New Architecture and the Bauhaus:

Ya hemos tenido demasiadas reproducciones arbitrarias de estilos históricos. En nuestro


progresar desde las extravagancias del mero capricho arquitectónico hacia los dictados
de la lógica estructural, hemos aprendido a buscar la expresión concreta de la vida de
nuestro tiempo en las formas claras y vigorosamente depuradas (…) la Bauhaus ve en la
máquina nuestro moderno medio de diseño e intenta ponerse de acuerdo con ella, una
arquitectura engendrada por este principio será clara y orgánica y su lógica interna será
radiante y desnuda, libre de engaños y falsas apariencias. (Gropius.1935, p. 27). (Fig.1)

Fig. 1: Sede de Bauhaus en Dessau. Alemania. Arq. Walter Gropius. 1925.


Fotografía de Thomas Lewandowski. Fuente: HASSXX-Teoría-(HisdelaArqdelsigloXX)

42
El funcionalismo y el racionalismo formaron parte integral del movimiento en todos
sus aspectos, Le Corbusier en 1920 se afanaba en diseñar prototipos para la nueva
arquitectura basadas en la producción en serie, con la idea de que las casas fueran
tan sencillas, baratas y accesibles como un automóvil. Igualmente el tejido urbano de
las ciudades debía transformarse y renovarse para contener los edificios modernos.
La interpretación que hace Benevolo es que debía construirse una ciudad que
respondiera a las necesidades igualitarias y a los intereses comunes que exigía la
sociedad. “El significado de la dimensión social de la arquitectura es para Benevolo
uno de los principales componentes del urbanismo. El objeto del debate ya no es una
ciudad que funcione mejor sino una ciudad que funcione para todos” (Tournikiotis,
2014, p. 109)

Le Corbusier fue el gran urbanista del Movimiento Moderno, prácticamente dedicó


su carrera al estudio y organización de los problemas urbanos. En 1922 presenta el
proyecto de la primera ciudad del futuro: Ciudad Contemporánea Para Tres Millones
de Habitantes. Basada en el convencimiento del protagonismo del automóvil en la
necesaria movilidad en las ciudades. Plantea una red de autopistas y vialidad que
conectarán los rascacielos de oficinas en el centro y los bloques residenciales rodeados
de zonas verdes en la periferia. Presenta en 1925, el Plan Voisin para el centro de París,
su primer Plan de Ordenamiento Urbano sobre una ciudad real. El Plan afectaba
cuarenta hectáreas del tejido medieval de la ciudad, en la Rive droite que deberían ser
demolidas para construir altos edificios de apartamentos entre zonas verdes, áreas de
oficinas, centros comerciales y autopistas. (Fig. 2)

Fig. 2: Maqueta del Plan Voisin para París. Le Corbusier 1925


Fuente: Fundación Le Corbusier. wwwmheu_657x480

43
Su plan, tiene el defecto de no ser un plan, sino más bien un proyecto arquitectónico. No
tiene en cuenta para nada el organismo urbano de París, yuxtapone a la zona central
una sistematización simétrica de rascacielos (…) cuidando de aislar y conservar algunos
monumentos históricos como el Palacio Real, la Madeleine, etc. (Benevolo, 1963, p. 521)

Esta propuesta, como todos los planes formulados a principio del siglo XX, se
oponen a la conservación de las ciudades históricas por percibirlas como “insalubres,
tugurizadas, congestionadas y poco funcionales” (Turner, 2007, p.137). El Plan Voisin
originó muchas críticas y polémicas, afortunadamente nunca fue construido.

Sin embargo, la oposición a la destrucción del patrimonio en las ciudades históricas


para su modernización existía en Europa, especialmente entre intelectuales y
especialistas italianos. El Plan Urbano de Roma, diseñado por Piacentini, conservaba
su casco antiguo y desarrollaba en las afueras la nueva ciudad. Estas posiciones
antagónicas entre los conservacionistas y los modernos quedaron plasmadas en las
dos Cartas de Atenas, (Turner, 2007). Es significativo que dos manifiestos llamados
de la misma forma, por grupos desconectados entre sí y formulados con tres años
de diferencia, establezcan por primera vez la confrontación entre modernidad y
patrimonio, que todavía perdura.

La Carta de Atenas de 1931, promovida por Gustavo Giovannoni y propuesta por la


Comisión Internacional de Cooperación Intelectual, formada por ICOMOS y Sociedad
de Naciones Unidas, reunidos en Atenas, produce el primer documento emitido por
instancias internacionales en el cual las naciones firmantes realizan acuerdos y se
hacen responsables de su patrimonio. La Carta establece medidas generales para la
conservación y restauración de los monumentos, y recomienda “respetar el carácter y
la fisonomía de la ciudad”.

La Carta de Atenas de 1933, es redactada en el cuarto Congreso Internacional de


Arquitectura Moderna (CIAM), a bordo de una nave que iba de Marsella a Atenas. “Se
afronta el problema de la ciudad examinando treinta y tres casos de ciudades y se
establece un código de principios generales” (Benevolo, 1963, p. 601). Esta carta es
publicada en 1942 por Le Corbusier y José Luis Sert.

Se difundió tanto como un manifiesto de soberanía de los principios colectivos,


como una metodología para el diseño de la ciudad vanguardista y progresista del
siglo XX, estableciéndose básicamente que las funciones principales que debe
cumplir adecuadamente una ciudad, eran proporcionar vivienda, trabajo y recreación,
actividades que también eran de interés colectivo Estas funciones debían separarse
en zonas que se relacionaban entre sí por medio de las vías apropiadas. La carta tiene
noventa y cinco puntos en los que se analizan y se dan soluciones a temas como la
Ciudad y su Región, El estado actual de las Ciudades, críticas y remedios, Patrimonio
Histórico de las Ciudades, y Conclusiones- Puntos doctrinales.

44
En el apartado referido a Patrimonio Histórico de las Ciudades se considera la
conservación de “edificios aislados o conjuntos urbanos”, pero condicionada, no
solo a los intereses comunes sino a consideraciones dejadas a la discrecionalidad
interpretativa, en un tono reprobatorio y de molestia, dando la impresión de que las
áreas históricas son zonas engorrosas y prescindibles. En la Carta aparecen seis puntos
referidos al tema, de los cuales se citan aquí los encabezados de cinco de ellos:

65- Los valores arquitectónicos deben ser salvaguardados (edificios aislados o conjuntos
urbanos). (…) 66- Los testimonios del pasado serán salvaguardados si son expresión
de una cultura anterior y si responden a interés general (…) 67- Si su conservación no
implica el sacrificio de poblaciones mantenidas en condiciones malsanas (…) 68- Si es
posible remediar el perjuicio de su presencia con medidas radicales como la desviación de
elementos de circulación vitales o el desplazamiento de centros considerados inmutables
(…) 69- La destrucción de tugurios en los alrededores de los monumentos históricos dará
ocasión a la creación de superficies verdes. (Carta de Atenas 1933. Puntos 65 al 69).

La Carta de Atenas y los problemas urbanos fueron relegados por la Segunda Guerra
Mundial. Fue en la postguerra, con la reconstrucción de las ciudades bombardeadas
cuando se pusieron en práctica las ideas fraguadas en los CIAM y los métodos
de planificación urbana ingleses y, sobre todo, norteamericanos, que ofrecieron
soluciones a las ciudades europeas. Asimismo, en los centros históricos cuyo
patrimonio fue destruido, como Varsovia, Dresde, Berlín, Londres y tantos otros, se
hicieron reconstrucciones totales o parciales, basadas en planos, fotos o documentos,
criticadas por algunos expertos y justificadas por otros, porque era necesario olvidar
los horrores sufridos y recuperar la memoria de la ciudad, de un pasado colectivo
e identificativo, aunque fuera falso, asumido como verdadero para las nuevas
generaciones.

En el urbanismo latinoamericano sí se pusieron en práctica las ideas de Le Corbusier


y los CIAM. El viaje de Le Corbusier a la región fue fructífero, en Ciudad de México,
Bogotá, Rio de Janeiro, São Paulo, Buenos Aires y Montevideo, se planearon
proyectos, que aunque se hicieron parcialmente o nunca se realizaron, resultó de gran
significación la labor didáctica del maestro a nivel profesional entre los arquitectos
y urbanistas locales. El ejemplo más relevante de todos fue la ciudad de Brasilia,
construida totalmente nueva, en la cual el propio Le Corbusier influyó directamente
en los proyectos de Lucio Costa y Oscar Niemeyer.

Conseguir un proyecto, firmar un contrato, promover unas ideas, adiestrar a los nuevos
profesionales, trabajar en la práctica de la gestión, son algunos de los ámbitos de acción
del urbanismo francés en nuestro continente. Hasta que la devoción por los modelos
europeos se transmuta en veneración por lo norteamericano, justo antes, durante y
después de la Segunda Guerra Mundial. (Martín Frechilla, 1991, p. 89)

45
Modernidad a costa de todo

Cuando el poder político regresa a Caracas a la muerte de Gómez en 1935, el país


comienza a transformarse de rural a urbano, ya que la bonanza económica atrae hacia
las ciudades grandes migraciones internas y también del extranjero.

Por su parte la capital recibiría el influjo de cambios fundamentales de la modernidad


venezolana: el tránsito de un país pobre a uno de situación económica más desahogada,
relativamente rico; de una economía agraria a una petrolera e industrial; de una sociedad
rural a una urbana; de un bajo a un alto crecimiento demográfico; de un régimen
autoritario a uno democrático, de una cultura de élites a una de masas. (González Casas,
2012, p.56)

A fines de la década de los treinta, comienza el crecimiento acelerado de la ciudad, se


pone en evidencia que el patrón urbano de cuadrícula colonial no responde a estos
nuevos tiempos. Las calles no tienen capacidad para la gran cantidad de automóviles,
la ciudad ha empezado a transformarse y trata de superar la camisa de fuerza que
suponen las estructuras de la ciudad antigua.

Hay nuevas y modernas urbanizaciones financiadas por capitales privados, en las


afueras, hacia el este, tomando como ejemplo los suburbios de las grandes ciudades
norteamericanas para una nueva clase media. Venezuela debe modernizarse, como
lo están haciendo los países adelantados en donde el llamado Movimiento Moderno,
con sus principios utópicos y su discurso de ruptura renovador, está produciendo la
ciudad del futuro de rascacielos y autopistas. Estas ideas son fundamentales en esta
transformación del urbanismo caraqueño. La ciudad “es el retrato de una sociedad,
la venezolana, que se trazó un modelo de vida (el moderno) como salvación para
sus males y escogiendo a Caracas como el lugar de ensayo y la vitrina de sus logros”.
(Almandoz, 2004, p. 119). Es el comienzo de la planificación en el país en la política, en
la económica y en la urbanística.

De esta forma se comienzan a crear instituciones para regular el desarrollo urbano


como la Comisión Municipal de Urbanismo (1937) y la Dirección de Urbanismo del
Distrito Federal (1938), “la primera oficina de planificación urbana del país”. Es esta
institución la que en 1939 contrata a una firma francesa de planificación (Prost,
Lambert, Rotival y Wegenstein), encabezada por el ingeniero Maurice Rotival para
elaborar el Plan Monumental de Caracas, elaborado por estos asesores franceses y
profesionales venezolanos, es presentado al Concejo Municipal en 1939. (González
Casas, 2012, p. 59-68) (Fig. 3 y 4)

46
Fig. 3 y 4: Plan Rotival. Av. Bolívar 1936.
Fuente: Proyecto Plan Monumental para Caracas. www.gustavopierral.net.

La propuesta urbanística planteaba una ciudad basada en un área central y en una


periferia. En el centro se concentraban los usos gubernamentales, representativos,
administrativos y otras funciones, superponiéndolos a la trama urbana cuadriculada,
grandes avenidas que lo comunicaban en todas direcciones y especialmente hacia
el este, en donde se proponían zonas residenciales. Dentro de los ejes viales del Plan
Monumental de Caracas, el principal era la avenida Central o Bolívar en dirección Este-
Oeste. Proyectada con anchas aceras arboladas como los Campos Elíseos de París y
edificios gubernamentales a los lados. Esta avenida estaba confinada entre el parque
Los Caobos hacia el Este y entre una gran plaza hacia el Oeste, con un monumento en
forma de pirámide adosado al Calvario como mausoleo del Libertador.

A pesar de las críticas que se puedan hacer a este proyecto pionero, en su momento fue
justificado plenamente para una sociedad que no podía alcanzar la “felicidad” a menos
que hiciera desaparecer “la vieja ciudad decadente e insalubre”, según explicaba el
Gobernador del Distrito Federal:

Dejar la ciudad en su estado actual es equivalente a abandonarla a su propia decadencia.


Aunque la ciudad ha conservado hasta estos años la fisonomía que tanto nos agrada, se
tornará en una ciudad antigua e insalubre donde no podrán vivir sino elementos infelices
de la población a menos que se reconstruya, modificando su trazado y dándole un aspecto
cónsono con las exigencias modernas. (Gobierno del Distrito Federal 1939, en González
Casas, 2012, p.62)

El centro histórico sería el más afectado, la rígida trama cuadriculada colonial no era
compatible con los corredores viales diseñados, por lo tanto debía desaparecer. “Se
propuso abrir el congestionado centro por medio de un ensanchamiento de las calles
existentes y la apertura de las arterias diagonales” (González Casas, 2102, p. 66).

El plan queda en suspenso con la partida de Rotival y la Segunda Guerra Mundial. Es

47
en 1946 cuando se continúa con el proyecto, con la creación, de nuevos y modernos
organismos públicos como la Dirección de Urbanismo del Ministerio de Obras Públicas
(MOP) y la Comisión Nacional de Urbanismo (CNU), conformados por arquitectos
venezolanos como Carlos Raúl Villanueva, Gustavo Wallis y Carlos Guinand, y otros,
que cuentan de nuevo con la asesoría de urbanistas extranjeros, entre los que se
encontraban el mismo Rotival, Francis Viollich, Robert Moses y José Luis Sert., todos
ellos reconocidos profesionales de vanguardia, quienes centralizarán la elaboración
de los proyectos de planificación urbana, no solo de Caracas, sino de las ciudades de
todo el país.

El nuevo Plan Regulador de Caracas, presentado en 1951, modifica los lineamientos


originales del Plan Rotival, actualizándolo en base a los criterios renovadores
norteamericanos en los que los asesores habían trabajado. El nuevo Plan de Caracas
“orienta de manera definitiva una estructura urbana de crecimiento lineal y desarrollo
suburbano” (Dembo, 2004. p. 4). Este proyecto estableció el modelo del urbanismo
venezolano, sustentado por las bases teóricas de la modernidad urbana, basadas en el
funcionalismo y la zonificación de áreas unidas por un sistema de movilidad.
En el caso de Caracas, las obras para la construcción de la Av. Bolívar y el Centro
Simón Bolívar (1949-1959), ya se habían iniciado con nuevos proyectos del Arquitecto
Cipriano Domínguez sobre los mismos trazados del eje monumental del Plan Rotival,
con sus edificios, plazas y torres gemelas de cuidada arquitectura de raíz corbusierana,
que establecieron y caracterizaron la imagen progresista de la modernidad del país
petrolero. Al mismo tiempo extensas zonas son demolidas y se inicia el lamentable
proceso de desaparición del centro histórico de Caracas. “La Avenida Bolívar sería
para siempre una referencia de la ciudad, mito y crisis, símbolo del paso rasante y
arrasante de la modernidad por la Caracas subdesarrollada, aquella de los techos
rojos.” (Caraballo, 1991, p.72). Este será el espejo en el cual se reflejarán las demás
ciudades del país.

Modernidad y destrucción en Valencia

Las condiciones del contexto político, económico, socio-cultural y físico estaban dadas,
en los años cincuenta, la Comisión Nacional de Urbanismo (CNU) y el Ministerio de
Obras Públicas (MOP), desde la capital, formulaban los planes urbanos, las autopistas
y la infraestructura de las ciudades del interior, entre ellas Valencia. Esta planificación a
nivel nacional estaba protagonizada por los mismos equipos profesionales y asesores,
siguiendo los principios de diseño urbanístico más avanzados del momento.

Maurice Rotival, contratado nuevamente, “ya había experimentado en vuelos rasantes


su fast approach en croquis a pastel sobre Cabimas, Maracaibo, Barquisimeto, San
Cristóbal, Valencia… acompañado de Villanueva, Martínez Olavarría, Vegas, Ferris
y otros.” (Martín Frechilla, 1991. p.99). Francis Violich, enfatizó la utilidad del zoning,
como instrumento de sectorización, José Luis Sert y Clarence Perry pusieron al día los

48
postulados del CIAM, así como de la Regional Planning Association of America (RPAA),
“con una nueva y densificada versión de la neighbourhood unit (unidad vecinal)”
(Almandoz, 2012, p.100).

… los cambios urbanísticos iniciados con la CNU y concluidos con el Nuevo Ideal Nacional
en 1958 constituyeron un período estelar de consolidación de la planificación profesional
así como de experimentación con avanzadas soluciones arquitectónicas y de diseño
urbano; todo ello convirtió a Venezuela, junto con Brasil y México, en una referencia
continental del modernismo funcionalista. (Almanzor, 2012, p. 100).

El primer Plan de Desarrollo Urbano para Valencia, elaborado por la CNU, lo aprobó
el Concejo Municipal en 1953 (Fig. 5). Este fue el instrumento para su ingreso en
la modernidad urbana y arquitectónica que debía prepararla para su ordenado
desarrollo. La planificaron la ciudad se hizo con el mismo modelo de zonificación y
vialidad ya establecido: en la zona central (área antigua), se planteaba la densificación
con usos administrativos y comerciales, la industria estaba zonificada hacia el este, a
lo largo del eje formado por la autopista Regional del Centro y la vivienda se ubicaba
hacia el norte, en un crecimiento lineal y desarrollo suburbano.

Fig. 5: Plano Regulador de Valencia 1952-53. Fuente: Documentos del Plan Regulador, Valencia
450 años. INDUVAL, 2005, p.176.

49
Este modelo le permitiría recibir el flujo de capitales y la población generada por las
políticas nacionales de la salida de los complejos industriales de la capital del país.
Valencia ofrecía tierras planas urbanizadas, con todos los servicios, exoneración de
impuestos municipales y una situación estratégica inmejorable comunicada por las
nuevas autopistas regionales entre Caracas y Puerto Cabello. Era el atractivo polo
para la ubicación de las nuevas industrias, lo que unido a la inmigración europea de
la postguerra, y las migraciones internas, proporcionaba la mano de obra capacitada.

Todo ello sincronizó el gran desarrollo que experimentó la ciudad a partir de la mitad
del siglo XX. La población, que apenas sobrepasaba entonces los 120.000 habitantes,
en treinta años superó los 750.000, con una de las tasas de crecimiento por migraciones
más alta del continente en ese momento.

El Plan de desarrollo urbano contemplaba modernizar el centro de la ciudad mediante


un Plan Especial de Renovación Urbana llamado Proyecto de Centro Cívico cuya
ordenanza permitía la demolición de lo existente para la construcción de edificios y
la ampliación de la vialidad, en una gran franja entre la Plaza Bolívar y la Plaza Sucre.
(Fig.6)

Fig. 6: Plano Regulador de Valencia 1952-53. Proyecto de Centro Cívico. Fuente: Documentos del
Plan Regulador, en Valencia 450 años. INDUVAL 2005, p. 176.

En el gráfico podemos apreciar el diseño de la Calle Constitución, ampliada y a desnivel


en su paso por la Plaza Bolívar, el paso peatonal y la sustitución de la antigua Alcaldía
por un edificio moderno.

En Valencia, el plan impulsaba la modernización forzada del antiguo centro,


decretándose para éste un área de zonificación especial llamada Centro Cívico, entre
la plaza Bolívar y el Teatro Municipal, en donde se arrasaba con todo. Tenía la función

50
de profundizar su carácter de centro administrativo, con edificaciones en altura y vías
a desnivel, que permitían borrar la imagen de atraso del núcleo urbano. La demolición
de media manzana al sur de la calle Colombia, desde la Plaza Bolívar hasta la Plaza
Sucre creaba un espacio peatonal que actuaba como nuevo núcleo público del centro,
con algunos pasos a nivel sobre la calle Constitución. (Caraballo, en Valencia 450 años,
2005, p.180).

Con esta ordenanza progresista y modernizadora, quedaba condenado el centro


antiguo (Caraballo, 2005). Así se comenzaron a demoler muchas de las viejas casonas
de muros de tierra, con ellos desaparecían sus valores históricos y culturales. Se
estima que entre 1953 y 1999, mientras estuvieron vigentes estos instrumentos de
planificación y los criterios de oposición o indiferencia con el pasado, se destruyó más
del 70% del patrimonio edificado del centro antiguo de la ciudad, especialmente en
las catorce cuadras que circundan a la Plaza Bolívar.

La construcción se asoció a la destrucción creadora; la excavadora y la bola de demolición


eran los símbolos de la tabla rasa, una política que suponía que demoler una vieja
estructura permitía cortar amarras con el pasado. A la contradicción entre un pasado
reciente que se estimaba insignificante, se sumaba la tensión entre las tradiciones, las
casonas coloniales y el arrase cultural de la modernidad internacional. (González Casas,
2008, p. 269-273)

Se puede concluir que la destrucción y desaparición de buena parte del Patrimonio


Material e Inmaterial del centro de Valencia se debe a la aplicación de planes de
zonificación que pretendían su modernización desvalorizando su pasado histórico.
El primer plan regulador sufrió pocas modificaciones desde su aplicación. Durante
cuarenta y cinco años se siguieron repitiendo los mismos postulados, pero
evidentemente no se concretó ni la modernidad ni el progreso.

El área central refleja los errores de esa planificación: aceras y bordes disparejos,
edificaciones en ruinas, siluetas discontinuas, altas torres y fragmentos de edificaciones
tradicionales distorsionados por el comercio intensivo, comparten el escenario urbano
con monumentos aislados, la Catedral, San Francisco, la Vieja Universidad, el Teatro
Municipal y el Capitolio, que son reflejos de otros imaginarios ya olvidados (Fig.7 y 8).

En Venezuela nos arreglamos para destruir la mayoría de los cascos históricos y áreas
centrales, nuestros planificadores, políticos y constructores han acabado con ellos y la
comunidad lo ha aceptado sin mayor preocupación. Nos hemos propuesto borrar toda
huella del pasado y los atributos que encierran estos especiales lugares” (Gouverneur,
2000, s/p.)

51
Fig.7: Centro histórico de Valencia. 2005. Fotografía: Carlos Fuguet
Fuente: Valencia 450 años. INDUVAL. 2005. p 37.

No fue sino hasta 1998 cuando la municipalidad realizó un nuevo plan de ordenamiento
diferente para el área central. Un equipo multidisciplinario de Arquitectos, Urbanistas,
especialistas en patrimonio y en Derecho inmobiliario, lo formularon y fue aprobado por
el Concejo Municipal. Se trata del Plan Especial de Ordenamiento Urbanístico del Área
Central de Valencia que logró revertir, al menos en las propuestas teóricas, los ahora
obsoletos lineamientos de planificación urbana que se aplicaban mecánicamente.

El reto de la conservación del patrimonio dentro de la planificación urbana en


Venezuela y especialmente en Valencia, está planteado pero no está resuelto. El
centro histórico, como el de cualquier ciudad, debe tratarse como un espacio social,
comunitario, cultural e histórico. La recuperación de la memoria que contienen las
calles, las plazas y los edificios, es decir, los espacios urbanos, forman parte de la
identidad y pertenencia de los habitantes. Esto no solamente se refiere al patrimonio
material, sino, también al inmaterial, a tecnologías constructivas desaparecidas o a
imaginarios urbanos tradicionales, culturales o históricos, que ya no existen. En esto
consiste la importancia que para la sociedad representa la preservación del patrimonio
cultural en el centro histórico.

La carencia de conocimientos profundos y sistematizados en este ámbito, y la


indiferencia con que se ve la desaparición del patrimonio cultural agrava la situación. Es
preciso insistir en su pertinencia conocimiento, apreciación y difusión, especialmente
para la formación de los que trabajan, diseñan y manejan estos temas, así como para
campañas de divulgación que informen a la sociedad, y a las comunidades de vecinos
y ciudadanos de las alternativas distintas a la destrucción.

52
Fig.8: Centro histórico de Valencia. 2005.
Fotografía Carlos Fuguet - Fuente: Valencia 450 años. INDUVAL. 2005. p.40

53
Referencias

Almandoz, A. (2004). La ciudad en el imaginario venezolano II, De 1936 a los pequeños


seres. Caracas: Fundación para la cultura Urbana.

Almandoz, A. (2012). Modernidad urbanística y Nuevo Ideal Nacional. Ciudades, vol. 7:


95-101. OLACCHI. Quito: Gráficas V&M.

Benevolo, L. (1963). Historia de la arquitectura moderna. Tomo II. Madrid: Taurus


Ediciones.

Caraballo, C. (2005). Urbanismo y tecnología: Oportunidades y retos de la c


ciudad en el nuevo siglo, en: Valencia 450 años, Una Aproximación U Urbanística y
Arquitectónica: 156-269. Caracas: Editorial Arte.

Carta de Atenas, (1931). Disponible: IPC.mcu.es/pdf/1931_carta_atenas

Carta de Atenas, (1933). Disponible: www.orgLeCorbusier_atenas.htm

Dembo, N. Rosas, J. y González, Iván. (2004). Caracas, modernidad y escala urbana: una
aproximación interdisciplinaria. Caracas: Tharsis, año 8, vol. 5, núm. 16: 95-113.

González Casas, L. y Martín, O. (2008). Tiempos Superpuestos: Arquitectura Moderna e


Indigenismo en obras emblemáticas de la Caracas de 1950. Caracas: Apuntes, vol. 21,
núm. 2: 266-279.

González Casas, L. (2012). Modernidades alternas del urbanismo caraqueño territorio,


arquitectura y espacio urbano. Ciudades, vol. 7:29-71 OLACCHI. Quito: Gráficas V&M.

Gouverneur, D. (2000, dic. 23). Sin Cascos Históricos ni memoria. Artículo. Disponible:
Caracas-eluniversal.com

Gropius W. (1935). La nueva Arquitectura y la Bauhaus. (The Mit Press). México: Lumen,
1966. Disponible: javiernagore6/walter-gropius-lanueva-arq.

Martín Frechilla, J.J. (1991). Rotival de 1939 a 1959 de la Ciudad como negocio a la
planificación como pretexto, en: El Plan Rotival. La Caracas que no fue 1939-1989.
Caracas: Instituto de Urbanismo, Facultad de Arquitectura, UCV.

Tournikiotis, P. (2014). La Historiografía de la arquitectura moderna. Barcelona: Reverté.


Turner, G. (2007). Teorías de la conservación y vanguardias arquitectónicas. Una
relación dialéctica. Canto Rodado: 2: 125-148, 2007: ISSN-2917.
Disponible: dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/4418953

54
Plaza Venezula: Paisaje del Tiempo
por: María del Carmen Sánchez
Resumen

Caracas, es reconocida como laboratorio de la Modernidad desde tempranos años de


la década de los cincuenta, cuando fue objeto privilegiado de la inversión pública,
según expone (Gómez, 2007) y ha sido el tema de numerosas investigaciones desde
diferentes perspectivas, urbanas, económicas o políticas. Se propone un acercamiento
a los procesos que condujeron a la generación de nuevos espacios públicos en
la Caracas de la entrada a la Modernidad, no vistos en la ciudad hasta su aparición
en los años cincuenta del siglo XX y responsables de cambios, tanto en el paisaje
urbano de la ciudad como de las conductas ciudadanas. De igual modo, se plantea
una aproximación a cómo la permanente evolución que define el crecimiento de las
ciudades y las influencias urbanas foráneas generaron respuestas espaciales propias
y locales. Muestra de estos nuevos espacios y protagonista de estos procesos es Plaza
Venezuela, espacio referencial patrimonializable del paisaje histórico urbano de la
ciudad de Caracas.

Palabras clave
Patrimonio
Paisaje histórico urbano
Modernidad
Caracas
Plaza Venezuela

Introducción

Las ciudades están sometidas a un proceso de construcción permanente donde el


pasado se proyecta en el presente, estos continúan, se interrumpen, se abandonan
o se retoman y están impregnados por el valor que los ciudadanos les asignan tanto
a los edificios construidos como a los espacios públicos urbanos. Dichos espacios,
dentro de la trama urbana, constituyen los contextos donde se expresa y desarrolla
colectivamente la cultura a través de los usos sociales que en ellos se manifiestan
y vitalizan, se refuerza la integración social y se construye identidad, por lo cual
representan un importante valor patrimonial dentro de las ciudades.

Generalmente, al hablar de espacios públicos urbanos se hace inmediata referencia


a las plazas, una de las diferentes tipologías del espacio público que conforman la
ciudad. La plaza aparece históricamente como lugar de reunión, es espacio abierto en
*

Arquitecto, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad Central de Venezuela Candidato Doctoral en Patrimonio
Cultural, Universidad Latinoamericana y del Caribe – ULAC – Caracas. Profesor Titular de Diseño Arquitectónico,
Universidad Simón Bolívar, USB

55
el tejido urbano donde los ciudadanos se congregan para celebraciones de todo tipo:
religiosas, políticas, o comerciales. La incursión del vehículo automotor en el siglo XX,
causa gran impacto en la configuración de las ciudades, cambia su morfología, acelera
sus tiempos y replantea las relaciones espaciales. Estos cambios en los patrones
existentes hasta ese momento, generan la aparición de nuevas tipologías espaciales,
donde este concepto de plaza se amplía al de “rotonda” , espacio cinético, de paso y no
de estancia. Para Pascual (2009) a partir de la Revolución Industrial, aparece un nuevo
concepto que se suma la a “idea” de plaza y que se define como articulador de las
grandes avenidas que forman las ciudades ocupadas por el automóvil.

Estos nuevos espacios públicos se convierten en parte importante del paisaje urbano,
originados para responder a un problema vial devienen en centros de referencia y
valor simbólico.

Su reconocimiento como valor patrimonial, se inscribe en la ampliación de los


conceptos sobre el patrimonio cultural que supera a los tradicionales, de “monumento”
o “edificio” para incorporar criterios más amplios que abarcan conjuntos, centros
históricos, paisajes históricos urbanos, etc. La UNESCO en el año (2005), convoca
en Viena una reunión internacional, donde se produce un documento llamado
“Memorando de Viena” UNESCO (2005) en el cual se

…supera la idea del edificio en si, para considerar el lugar, el perfil de la ciudad, los ejes
visuales, las líneas y tipos de edificios, los espacios abiertos, la topografía, la vegetación y
todas las infraestructuras, incluso las de menor tamaño”. (UNESCO 2005, p.1)

La velocidad del crecimiento de las ciudades en el siglo XX, hace que la definición
de patrimonio sea un concepto dinámico, cambiante y en continua construcción.
Apoyándonos en estos criterios se podría considerar que existe un patrimonio en
permanente gestación, en el cual se pueden incluir desde las obras de la Modernidad
hasta las de recientes factura como un posible patrimonio futuro y entendiendo que
finalmente, los bienes patrimoniales sólo los consolida el tiempo. Este legado se
realiza desde la actualidad consciente y evolutiva a las futuras generaciones. Realidad
contemplada, asimismo, en el “Memorando de Viena” UNESCO (2005) cuando define:

El paisaje histórico urbano es el reflejo de continuos cambios de uso, de estructuras


sociales, de contextos políticos y de desarrollo económico, que se manifiestan a través de
distintas intervenciones de todo tipo. No se debe sustituir un estilo por otro, ambos deben
convivir, como reflejo de ese devenir. El paisaje histórico ha modelado la sociedad actual y
tiene gran valor para comprender como vivimos. (p.1)

Caracas es ejemplo de las ciudades en expansión acelerada a mediados del siglo XX,
*

Para efectos de este trabajo de asume la definición de “rotonda” según la acepción del Diccionario de la Real Academia:
(del it. rotonda) 1.Templo, edificio o sala de planta circular 2.Plaza circular (DRAE)

56
con un paisaje urbano que se crea y evoluciona rápidamente al ritmo del desarrollo
económico y social del país. Se producen nuevas estructuras urbanas y nuevas tipologías
de espacios abiertos de uso colectivo y público, donde se condensa y concreta la
vida ciudadana. Para la comprensión de la entrada a la Modernidad de Caracas, es
imprescindible la perspectiva que conjuga las visiones urbana y arquitectónica, con
los diferentes procesos de transculturización sucedidos a lo largo de su gestación
como ciudad. El conocimiento del profundo cambio de escala y lógicas de crecimiento
en la configuración de los signos de capitalidad, son fundamentales para comprender
esta transformación cultural, urbanística y arquitectónica que comienza entre finales
de los años treinta y cincuenta del siglo XX en la capital venezolana. En este marco
se crea Plaza Venezuela , una pieza importante del paisaje urbano caraqueño, nueva
centralidad, articulador de espacios sociales y referente urbano de Caracas.

En este trabajo se busca destacar los valores de este espacio urbano como
protagonista de los procesos de estructuración espacial y su impacto en la ciudad
moderna, revisados desde la perspectiva del concepto de patrimonio ampliado con
la inclusión de paisaje urbano y perfil de la ciudad, que le confieran a Plaza Venezuela
el carácter de “patrimonializable”. Al respecto de este concepto, Prats (2005) lo utiliza
en sus planteamientos sobre el patrimonio local y los procesos de patrimonialización
como la puesta en valor o activación del objeto en estudio.

Caracas, entre culturas foráneas y preexistencias



Diego de Losada, funda Santiago de León de Caracas en 1567, en un estrecho valle
al pie del cerro Ávila (Warairarepano) y se traza la cuadrícula fundacional en un lugar
rodeado de quebradas y otros accidentes naturales. Lentamente crece la Caracas
colonial como una isla dentro del valle entre terremotos y luchas libertarias y entra al
siglo XX entre caña, cacao y café.

En un preludio a fínales del siglo XIX y “…con la finalidad de afirmar su prestigio


político…” Zawisza (1988), el presidente Antonio Guzmán Blanco, introduce en
la ciudad criterios urbanos de su experiencia francesa. En la década de los años 50
del siglo XX y de la mano del petróleo Caracas se dirige a grandes pasos hacia la
“modernidad”. En la actualidad es una ciudad conflictiva, contaminada y densamente
edificada.

Se está refiriendo acá a Plaza Venezuela como espacio público que implica una amplitud, es por ello que se ha suprimido
la utilización del artículo “la”, pues esto obligaría a pensar en Plaza Venezuela como una plaza de uso único, es decir, un
espacio tradicional de la ciudad.

57
Fig. 1. Plano de Caracas. Juan de Pimentel. 1578
Con el gobierno de Guzmán Blanco a finales del siglo XIX se da gran impulso a las
obras públicas y se construye el Teatro Municipal, la Basílica de Santa Teresa, y la Santa
Capilla entre otras edificaciones, y según expone González (2012) el país se abre
a la inversión extranjera y a la inmigración europea. En el largo viaje de Guzmán a
Europa, conoció en París la obra del barón Haussmann y la arquitectura basada en
patrones del eclecticismo europeo que fue entendida como un instrumento idóneo
para impulsar y demostrar la modernización del país. Esta nueva importación de
cultura europea a diferencia de la primera, impuesta desde España por la fuerza de
un imperio hegemónico, es voluntariamente aceptada como símbolo de progreso.
Estos modelos “afrancesados” importados se “adoptan y se adaptan” a las nuevas
condiciones del medio donde se insertan y a pesar de la tendencia de Guzmán Blanco
hacia el afrancesamiento de Caracas, la cuadrícula y el orden concéntrico tradicionales
permanecieron como patrones básicos de la ciudad.

Incorporación a la modernidad

La ola expansiva de desarrollo del país que se crea en los años cincuenta, tiene
como consecuencia para la ciudad una entrada atropellada en una modernidad no
bien comprendida y apoyada en la bonanza económica, producto del desarrollo
petrolero y manejada como muestra de eficiencia por un gobierno militar con ideas
desarrollistas y con el objeto de incorporar la ciudad al ritmo de desarrollo de las
ciudades internacionales.

Esta avalancha edificatoria en un país sin los suficientes recursos humanos preparados
profesionalmente en planificación y diseño urbano, conlleva la necesidad de
contratación de expertos foráneos para acometer los planes urbanísticos y las obras
públicas que demandaba el desarrollo planteado. Uno de los más influyentes asesores
extranjeros para las propuestas de renovación urbanas de Caracas, fue el francés
Maurice Rotival, contratado para la ejecución del Plan Monumental aprobado en 1940.
Rotival venía de participar en la planificación de numerosas ciudades en el mundo,

58
París, Madagascar, Marruecos, y Florida, entre otras.

En este plan se proponían grandes bulevares a la usanza parisina, residencias en los


suburbios, parques y otros usos, unidos por importantes arterias viales, diferenciando
claramente el centro de la periferia y cuestionando así el patrón concéntrico de la
ciudad. Sobre esta traza se desarrolla, posteriormente, la actual avenida Bolívar,
enmarcada por el Centro Simón Bolívar, primer rascacielos de la ciudad con claras
referencias a los desarrollos foráneos.

Fig. 2. Centro Simón Bolívar y Avenida Bolívar


A mediados del siglo XX, comienza una intensa actividad generadora de arquitectura y
espacio público que redefine el paisaje de la ciudad y donde se impone la arquitectura
del llamado “Estilo Internacional” como modelo de modernidad, con edificaciones en
altura que rompen la tradicional silueta horizontal característica de Caracas hasta esos
años.

En 1946 con la creación de la Comisión Nacional de Urbanismo y el plano regulador de


la ciudad, comienza la definición del área metropolitana y la aparición de los nuevos
centros, más allá del centro fundacional de la plaza Bolívar.

Un largo valle urbano

Caracas es una ciudad de flujos direccionales que siguen una geografía natural
determinada por el estrecho valle de orientación oeste-este en que se encuentra
ubicada. Esta condición natural ha determinado su crecimiento como una secuencia
de líneas paralelas de circulación, desde su principal accidente topográfico, el rio
Guaire, hasta sus corredores viales desarrollados sobre esta misma direccionalidad,
la autopista Francisco Fajardo, las avenidas Francisco de Miranda y Bolívar. Esto ha

59
generado una gran fragilidad en las conexiones Norte-Sur, así como la expansión de
la ciudad hacia el Este.

El origen del espacio urbano que hoy se conoce como Plaza Venezuela representa un
importante eslabón en el proceso de “modernización” de Caracas y está vinculado a su
desarrollo histórico así como a la toma de decisiones de políticas públicas llevadas a
cabo por las autoridades correspondientes a los años cincuenta del siglo XX, tanto por
su origen como por sus repercusiones en la ciudad, como conector urbano y nueva
centralidad. Sus características como transformador del paisaje urbano de Caracas,
lo inscribe en los conceptos ampliados del Patrimonio que se plantean en la Carta de
Burra de 1999 y en el memorando de Viena del 2005, (como más adelante se detalla)
donde se superan los criterios patrimoniales del monumento y se incluyen los paisajes
y perfiles urbanos de las ciudades.

Dentro de este marco urbano nace la propuesta de la creación de una redoma vial que
articule las direcciones geográficas norte-sur con las este-oeste

Fig.3. Inauguración Conferencia Interamericana, 1954. Vista al Oeste


*

Alcaldía del Distrito Metropolitano de Caracas (2002) Caracas siempre: Un movimiento continuo

60
con lo cual se establece un nuevo centro de ciudad. Estas decisiones quedan plasmadas
en los documentos y planos reguladores donde se propone la estructuración espacial
y funcional de la ciudad, por la Comisión Nacional de Urbanismo encargada en 1950,
de realizar el plano regulador de Caracas y la articulación de un novedoso plan vial en
1951.

La centralidad generada es no sólo urbana, sino social, centro de encuentro de los


ciudadanos provenientes de todas los sectores de la ciudad con una intensa actividad
comercial, cívica y cultural que caracterizó la definitiva cohesión de la ciudad
tradicional con “el Este” que representaba para ese momento, la ciudad moderna.
Espacio de tiempos rápidos en la dinámica ciudadana, acorde con las nuevas ideas
modernizadoras foráneas en negociación con las preexistencias geográficas y
culturales. La aparición de este nuevo espacio, Plaza Venezuela, marca definitivamente
el paisaje urbano de Caracas.

Su ubicación la convierte en un articulador espacial de los grandes ejes viales y la


construcción de la nueva Ciudad Universitaria, hace de Plaza Venezuela su principal
puerta de acceso. Su centro se ocupa con una fuente y un conjunto escultórico, “a la
manera” de las grandes rotondas internacionales con las que comparte la condición de
reunión ciudadana, espacios ceremoniales masivos, de celebración, fiesta deportiva o
protesta política, que son capaces de congregar, reunir y disolver, masas humanas de
alta densidad y corta duración, acorde al ritmo acelerado de las ciudades.

La revisión de los roles que este espacio público representa dentro de la ciudad y sus
aportes a los procesos de estructuración espacial y social, obliga a indagar las etapas
evolutivas de Plaza Venezuela desde la perspectiva del concepto de patrimonio en
gestación ampliado y como espacio referencial del paisaje urbano y perfil de la ciudad.

La fragilidad de la memoria

La lucha contra el olvido es una ambición presente en todo ser humano y es en la


preservación de la cultura donde encuentra su mejor aliado, definiéndose el concepto
de Patrimonio. Se plantea la necesidad de poner de manifiesto la importancia del
valor patrimonial de las estructuras urbanas, no sólo a las que el tiempo de existencia
ya dotó de esta condición, sino también aquellas realizadas en la segunda mitad del
siglo XX en Caracas, así como es Plaza Venezuela parte de nuestro del paisaje histórico
urbano. La comprensión de sus valores ayuda a mantener la constante lucha contra el
olvido y viva la memoria colectiva que nos define.

La preocupación por la protección del patrimonio cultural en Venezuela ha estado


retardada en comparación a otros países del continente, (Argentina, Chile, México,
entre otros), se puede destacar que es a partir del año 1993, que se comienzan a
*

www.ipc.gob.ve

61
ejercer acciones más directas con la promulgación de la “Ley de Protección y Defensa
del Patrimonio Cultural”, en la cual se crea el “Instituto de Patrimonio Cultural” IPC,
(Gaceta Oficial 4.623 del 3 septiembre de 1993) como el órgano rector a nivel nacional
en vigencia hasta nuestros días.

El Instituto de Patrimonio Cultural, IPC, realiza el “Primer Censo de Patrimonio Cultural”,


(Gaceta Oficial 340.497 del 22 julio de 2005) con el propósito de registrar todo aquello
que presente un valor significativo para la cultura, produce libros y catálogos de
estos bienes por municipio. En la Providencia 012/05, se encuentran reseñados
específicamente los espacios públicos, en el Capítulo1, Artículo 8, categoría C: calles,
avenidas, plazas y parques .

Si bien el concepto de patrimonio se ha ampliado y ha evolucionado, parece ser que


la atención y la relevancia de la mirada patrimonial sobre el espacio público moderno,
aún no mantiene un estatus semejante al dedicado a otros espacios tradicionalmente
valorados, lo cual denota la preocupación por el rescate puntual fundamentalmente
arquitectónico e histórico.

Plaza Venezuela, es pieza vital de nuestra historia reciente, indispensable para


mantener viva nuestra memoria ciudadana y nuestra identidad. La relevancia

de preservar estos ámbitos urbanos, según lo define la Carta de Burra (1999) es


“sinónimo de significación patrimonial y valor de patrimonio cultural” (p.2), por lo
que se hace necesario derivar acciones de conservación patrimonial basadas en “lo
construido” hacia la inclusión de aquellos espacios públicos de la reciente modernidad,
imprescindibles para generar la identificación y la comprensión de la ciudad por sus
habitantes. Espacio fundamental de la cartografía del paisaje urbano caraqueño,
puerta de entrada de la ciudad moderna, articulador urbano y social de alto contenido
referencial para la caraqueñidad.

Patrimonio: diálogo entre el tiempo y la materia

Sabiendo que el término Cultura se refiere a toda creación humana, la conciencia de


que las cosas creadas por el hombre trascienden su tiempo de creación, confieren a
estas cosas la idea de patrimonio al tener en cuenta o presumir su posible pérdida,
transformándose así en objetos a preservar. Se conserva porque hay en riesgo
elementos que entrañan valor para individuos, grupos o el total de la sociedad. Se
puede decir que el objetivo de todos los procesos de conservación es defender o
recobrar el valor o la significación cultural de un lugar o manifestación.

El concepto de patrimonio edificado como el conjunto de bienes heredados del pasado


al que cada sociedad le atribuye un valor cultural, ha sido ampliado y transformado a
*

Se utiliza el término “hombre” para referirse al “ser humano” desde el punto de vista biológico y no antropológico

62
partir de la Convención de Viena del 2005; desde el monumento hasta los conjuntos
urbanos que incluyen los vacíos generadores del espacio público, donde se “…supera
el edificio para considerar el perfil de la ciudad, los ejes visuales, líneas y tipo de edificio,
espacios abiertos, topografía, vegetación y todas las infraestructuras” (Conferencia
internacional convocada por UNESCO en la que se produce el documento llamado
“Memorando de Viena” 2005). La construcción de este nuevo concepto amplio y
flexible del patrimonio es un proceso reciente y no concluido. Bajo este criterio quedan
incluidas las ciudades contemporáneas y sus equipamientos públicos.

La inclusión del paisaje urbano en los criterios de patrimonio hace pertinente un


análisis cronológico de la evolución de este paisaje en el desarrollo de Caracas,
así como las posibles implicaciones que su olvido puedan generar. El concepto de
paisaje por su reciente entrada en los criterios de patrimonio UNESCO (2005) está
constantemente en debate desde diferentes disciplinas, como la del geógrafo Antoine
Baylle (1979), quien esboza un panorama amplio a la vez que sintético, basado en los
conceptos de historia, experiencia y familiaridad, desde sus nexos con la Arquitectura.

Los espacios públicos dentro del territorio urbano constituyen los contextos en los
que de manera fundamental, se expresa y desarrolla colectivamente la cultura y por
eso representan un valor patrimonial de capital importancia. Desempeñan el papel
de marco para la expresión de la sociabilidad, tanto aquella estructurada como la más
informal. Según el enfoque del investigador Kevin Lynch (1989) referentes a la imagen
de la ciudad, los ciudadanos no son sólo espectadores sino actores que comparten
el escenario con todos los demás participantes. Dentro de sus propuestas teóricas
plantea cinco categorías de espacio público, entre ellas “los nodos”, vinculables al
objeto de estudio de esta investigación, los define como puntos estratégicos de la
ciudad a los que puede ingresar un observador, focos de los que se parte o a los que
se encamina, un cruce o una convergencia de sendas, momentos de paso de una
estructura a otra o concentraciones / condensaciones de determinado uso o carácter
físico.

63
Fig. 4 Plaza Venezuela y conexión con la Ciudad Universitaria
Frecuentemente se hace referencia casi de modo exclusivo a una sola forma de espacio
público: las plazas, no incluyéndose otros ámbitos como calles, parques, paseos,
glorietas o mercados. La plaza aparece en la historia como espacio abierto en el tejido
urbano, lugar de reunión y de intercambio social. A partir de la Revolución Industrial,
a esta “idea” de plaza se le suma el nuevo concepto de articulador de las grandes
avenidas que forman las ciudades y que son ocupadas por el automóvil. Esta nueva
tipología, no sólo resuelve un problema vial sino que se desarrolla y evoluciona con
el urbanismo moderno y adquiere condiciones de generador de nuevas centralidades
físicas y sociales, un marcado carácter cinético, de paso, que lo diferencia de la
condición estática de las plazas. Reconocidos con el nombre de rotondas son espacios
circulares que facilitan los cruces de circulaciones. Como propone Lynch (1989)
es importante incorporar la idea de la imagen de la ciudad no sólo a partir de sus
elementos continuos, el paisaje urbano, sino también de sus elementos singulares
como los espacios nodo.

Los espacios cinéticos

Existen numerosos ejemplos de esta tipología espacial en diferentes ciudades, tanto


europeas como latinoamericanas, herederas de los parámetros urbanos planteados por
las primeras. Los ejemplos seleccionados son plazas emblemáticas y representativas
de las ciudades donde se ubican: Plaza de La Estrella (Place L′ Étoile), en París, Plaza
de Cibeles en Madrid y la Glorieta del Ángel en el Paseo de la Reforma en México D.F.

64
Fig. 5. Plaza Venezuela Plaza de la Estrella, París Plaza Cibeles, Madrid
La plaza de La Estrella forma parte del sistema de plazas y rotondas que caracterizan
el paisaje urbano de París. A finales del siglo XVIII ya estaba conformado el perímetro
de la futura plaza, pero es en el XIX con las reformas del Barón Haussman cuando se
define este gran espacio conector en forma de estrella en el que convergen y se cruzan
12 importantes vías, como parte del proceso de habilitación de este sistema urbano
del París napoleónico.

Con la ubicación en su centro del Arco del Triunfo, como monumento focalizador
de visuales, se convierte en un icono representador de la ciudad y es testigo de los
diversos usos de conmemoración política, festejo o protesta con que la sociedad lo ha
utilizado a lo largo de su historia.

Al igual que plaza la Estrella, plaza Cibeles, responde con su estructura física, a los
mismos parámetros de la definición de rotonda como plaza circular rodeada de vías
de circulación, actualmente de fuerte tránsito vehicular en ambos casos. Es el cruce de
las vías Paseo del Prado, Paseo de Recoletos y del importante eje de la calle Alcalá, con
su centro ocupado por una fuente y la escultura de la diosa Cibeles. Este vacío urbano
está rodeado de importantes edificaciones de valor patrimonial, que contienen el
espacio y, a la vez, son las fachadas del mismo. Con el desarrollo de Madrid esta plaza
se convirtió en centro neurálgico de la ciudad y escenario de diversos acontecimientos
históricos y sociales, celebraciones deportivas y protestas ciudadanas. En la actualidad,
este espacio forma parte de un conjunto mayor que presenta su candidatura a
Patrimonio Cultural de la Humanidad, ante la UNESCO como “como paisaje cultural
urbano evolutivo que ilustra periodos significativos de la historia de Madrid”

En Latinoamérica se pueden destacar múltiples ejemplos de la utilización de esta


tipología en la definición de los espacios públicos. En México D.F. el Paseo de la Reforma
cuyo trazado y diseño está basado en los bulevares franceses, está dotado de amplias
arboledas y numerosas glorietas. Este Paseo se crea como un símbolo de modernidad
del imperio de Maximiliano, y si bien el proyecto imperial fue interrumpido, a finales
del siglo XIX la imagen de modernidad llega a su clímax tras la construcción de grandes

65
palacetes y mansiones en sus bordes, que lo convierten en uno de los símbolos de
progreso más fuertes del país. A lo largo del tiempo hasta la actualidad, este Paseo
se ha ampliado y modificado a la par de la ciudad, principalmente con la aparición de
nuevas glorietas o rotondas ubicadas en las principales intersecciones de las vías. Una
de las más destacadas es la Glorieta del Ángel, símbolo oficial de la ciudad de México
D.F. que con su centro marcado por la Columna del Ángel, es punto de referencia y lugar
de reunión de esta ciudad. En todos los casos estos espacios presentan importantes
valores paisajísticos, sus ubicaciones de entrecruce de caminos facilitan y promueven
la visuales desde diferentes perspectivas del paisaje urbano de dichas ciudades.

Caracas en tiempos rápidos

Las décadas cuarenta y cincuenta del pasado siglo son los años del gran desarrollo
económico y el comienzo de la producción arquitectónica masiva, en una transición
difícil e incierta de la Caracas de lento desarrollo hasta esos momentos y el nacimiento
de la nueva urbe, expresada a través de las intervenciones de los nóveles arquitectos
actuantes, realizadores de los importantes proyectos arquitectónicos y urbanos que
marcan este proceso de modernización. El desarrollo urbano se acompaña con la
correspondiente explosión edificatoria, la cual está representada en grandes hitos
de la arquitectura ciudadana como el Centro Simón Bolívar, obra del Arquitecto
Cipriano Domínguez (1949/1959) primer “rascacielos” de la ciudad; el conjunto de la
reurbanización El Silencio (1941/1945), primera intervención en vivienda social por
parte del Estado, y la Ciudad Universitaria (1944/1957) ambas del Arquitecto Carlos
Raúl Villanueva. El desarrollo urbano se reglamenta y define en las instituciones
correspondientes.

“En 1946 se crea la Comisión Nacional de Urbanismo encargada de realizar el plano


regulador de Caracas, con este instrumento se propone una estructuración espacial y
funcional de la ciudad” (Alcaldía del Distrito Metropolitano de Caracas, 2002, s.p). La
definición del área metropolitana de Caracas, la ejecución del plano regulador 1950
y la articulación de un novedoso plan vial en 1951, apoyan la aparición de nuevos
centros, más allá del fundacional originado alrededor de la plaza Bolívar. Dentro de
este marco urbano nace la propuesta de la creación de una redoma vial que articule
las direcciones norte-sur con las tradicionales y geográficas este-oeste. Según lo
expresa González (2008) “…se toma la decisión de organizar en torno a una redoma
vial, un nuevo centro de ciudad”. (p. 11)

De esta manera, este espacio nacido como una respuesta a un problema vial, se plantea
como una nueva centralidad de una ciudad en expansión y se define como Plaza
Venezuela, centro de encuentro de los ciudadanos provenientes de todas los sectores
de la ciudad y que ratifica Niño (1998) cuando expone “…en este espacio se desarrolló
una intensa actividad comercial, cívica y cultural que caracterizó la definitiva cohesión
de la ciudad tradicional con “el este” que representaba la ciudad moderna”. (p. 60)

66
Su ubicación la convierte en un articulador espacial del gran eje del desarrollo
urbano en la dirección Oeste – Este que marca geográficamente el valle de Caracas
y restablece esta conexión a través del parque Los Caobos con la centralidad
fundacional remarcada por la silueta de las torres del Centro Simón Bolívar, hacia el
Este se conecta con la calle Real de Sabana Grande a través de la recién estrenada
Gran Avenida, garantizando así su continuidad a lo largo del valle. Hacia el Sur, la
construcción de la nueva Ciudad Universitaria hace de Plaza Venezuela su principal
puerta de acceso a pesar de tener precariamente resuelta su conexión física. Es un
espacio de tiempos rápidos, no dedicados a las estancias largas o al reposo, acordes
a la velocidad de las nuevas ciudades a diferencia de las plazas tradicionales centro
de reunión y de encuentro, de tiempo lento y de pausa en la dinámica ciudadana.
Sin embargo, son los nuevos espacios de la cotidianeidad, reconocidos a ritmos de
tránsito. Su centro se ocupa con una fuente y el conjunto escultórico obra de Ernesto
Maragall cuyas esculturas son alegorías a la nacionalidad. Su importancia es resaltada
por las apreciaciones de Niño (2004):

La acertada escala geográfica del conjunto escultórico Fuente Monumental Plaza


Venezuela, (1951 – 1952 E. Maragall) despeja un nuevo escenario urbano a la manera de
esplendida plaza pública cuya visual abarca el suroeste del valle, el Centro Simón Bolívar,
la Ciudad Universitaria, el Jardín Botánico y las colinas de Bello Monte. (p.166)

Fig.6. Plaza Venezuela y edificio Polar. Autor: Paolo Gasparini.


Libro: Santiago de León de Caracas 1467-2030. Disponible en:
https://oscartenreiro.files.wordpress.com/2012/08/20120811-090348.jpg

67
Esta redoma, devenida en Plaza Venezuela, nace acompañada con la Torre Polar,
edificio de oficinas obra de los Arquitecto Martín Vegas y José Miguel Galia (1951-
1954), el cual forma un ícono urbano con el conjunto escultórico de Maragall. Es el
primer edificio de Caracas en utilizar estructura de concreto y acero con cerramientos
de aluminio y vidrio, inaugurando así una nueva estética en los años 50. Para definir
su envolvente urbano se construyen nuevas torres en su borde norte, con las cuales
se comienza a cerrar el hemiciclo iniciado por la Torre Polar. Durante los años 1965
y 1968 son construidas respectivamente, las Torres Phelps, Arquitecto José Puig y la
Torre Capriles del Arquitecto John Machado. Estos edificios configuran la platea para
contemplar el “escenario público” con su borde sur abierto al paisaje.

Su peatonalidad, se genera en los años de su creación, como la visita dominical


obligada a un lugar con espacios novedosos para el peatón que los caraqueños ven
aparecer en su ciudad tradicional. A pesar de los muchos cambios introducidos en su
estructura espacial la importancia como nuevo centro sigue creciendo, según refiere
Goldberg, (1980)

Lo que en Caracas se denomina plaza Venezuela es en realidad un distribuidor de tránsito,


permanentemente congestionado e inaccesible para el peatón. Es también la puerta de
entrada al este de la ciudad y el acceso principal a la populosa Ciudad Universitaria. Allí
reside su importancia, prevista de antemano por las autoridades municipales mediante
una reglamentación especial. (p. 97)

Plaza Venezuela como parte de la ciudad construida y habitada, es un espacio


simbólico, y que según expresa Carrión (2007) bajo esta condición construye identidad
ciudadana en la forma de pertenencia y representación múltiple y simultánea, donde
se representa la sociedad y es un espacio representado por ella, que permite re-
significar lo público y fortalecer las identidades más allá de su ámbito específico y del
tiempo presente. (p.92) Como espacio urbano en evolución, responde a los cambios
a la vez que los promueve en la sociedad que la vive y la utiliza, esta sinergia entre los
espacios físicos y los espacios mentales o espirituales es lo que la llena de significados
y la mantiene como referente vivo. A este respecto propone Carrión (2007):

…empezar a entender el espacio público a partir de una doble condición interrelacionada,


que le es propia: por un lado de su condición urbana y por lo tanto de su relación con
la ciudad, y por otro de su cualidad histórica, por que cambia con el tiempo así como lo
hace con su articulación funcional con la ciudad…..esta condición cambiante le permite
tener múltiples y simultaneas funciones, que en su conjunto suman presente al pasado y
trasciende el tiempo y el espacio. (p. 98)

Esta condición de espacio evolutivo ha acompañado a Plaza Venezuela a lo largo de


su historia, desde su creación como respuesta a la modernidad construida, hasta el
momento actual en el que, con la restitución de su centro simbólico se ha restablecido

68
la trama urbana y social y con ello su validación dentro del paisaje urbano. Entre
estos dos momentos de su cronología, su estructura física como nudo viario y como
consecuencia su trama social, ha tenido numerosas respuestas espaciales, pasando
entre otros cambios, por una etapa de vaciamiento de su suelo que la convirtió en un
“no lugar” sin accesibilidad peatonal y, como afirma Augé (2000) “Si un lugar puede
definirse como lugar de identidad, relacional e histórico, un espacio que no puede
definirse como espacio de identidad ni como relacional ni como histórico, definirá un
no lugar” (p. 83).

En el contexto internacional los espacios públicos de tipología de “nodo” similar a


Plaza Venezuela, como la plaza de La Estrella en París, plaza de Cibeles en Madrid o
la Glorieta del Ángel en México D.F., se presentan como los espacios públicos de la
mayor y más importante reunión ciudadana, capaces de congregar, reunir y disolver
multitudes de alta densidad y corta duración, que evolucionan acorde al ritmo
acelerado de las ciudades.

Fig. 7 y 8. Vaciamiento de su centro, durante los años 70

Fig. 9. Plaza Venezuela y Gran Avenida. Conexión con el Este.

69
Espacios invisibles

Con la inauguración en 1983 del Metro de Caracas, sistema de transporte público


subterráneo, se ubica en Plaza Venezuela su estación más importante, centro de
conexión e intercambio de las diferentes líneas existentes y otros sistemas de
transporte colectivo, con lo cual en este espacio se reúnen y se dispersan un gran
volumen de ciudadanos que recorren Plaza Venezuela, no sólo en su superficie,
sino en sus profundidades, ocultos a la visión exterior. De esta manera permanece
y se refuerza su carácter originario de espacio de tiempos rápidos, de intenso tráfico
vehicular y pasos acelerados tanto en su interior como en la superficie. Espacios de la
cotidianeidad que se invisibilizan con el ritmo y la frecuencia de su uso, consecuencia
de su evolución y la modificación sustantiva que produjo la modernización.

La ubicación en 1950 del conjunto escultórico de Ernesto Maragall en la fuente de


Plaza Venezuela, marca una tendencia a la inclusión del arte nacional en estos nuevos
espacios ciudadanos, que se incrementa con el paso del tiempo y la influencia ejercida
por el concepto de “integración de las artes” planteado por el Arquitecto Villanueva
en la nueva Ciudad Universitaria. Entre otras intervenciones se ubican un conjunto de
“Piezas Escultóricas” colgantes de Lía Bermúdez (1985) en la planta de acceso público
de la Torre Polar, sobre la fachada de la Torre Capriles se instala una importante obra
cinética de Jesús Soto llamada “Conjunto Ambiental” (1969), que por su ubicación
sirve de fondo a Plaza Venezuela. A lo largo de su evolución esta tendencia se refuerza
con la aparición de nuevas piezas monumentales de los artistas nacionales como el
“Abra Solar” (1982) estructura cinética urbana de gran escala de Alejandro Otero y la
“Fisicromía en homenaje a Andrés Bello” (1982), obra cromocinética del artista Carlos
Cruz Diez, en el 2011 se instala una réplica de la obra de Omar Carreño, “Pariata 1957”.
En el año 2004, se comete un atentado al patrimonio artístico al vandalizar un pieza
irrepetible, de reconocido valor estético, como fue la escultura en bronce de “Colón
en el golfo triste” obra de Rafael de la Cova (1904), su desaparición representa una
pérdida importante como bien cultural, patrimonio colectivo y memoria urbana de
Caracas. Plaza Venezuela, gran vacío urbano que vertebra el entorno, se conforma en
escenario para el arte a escala monumental, abierto a la ciudadanía y mostrando su
capacidad plena de estar lleno de vida y significados.

70
Conclusión

Las sociedades europeas, una vez superadas las guerras y conflictos que marcaron
los comienzos del siglo XX, entran con este siglo definitivamente en el movimiento
moderno que ya se venía gestando, una Modernidad en la cual se cuestiona la
autoridad, la verdad y la realidad, produciéndose una intensa complejidad social.

Es en la medianía del siglo XX a la luz de una Modernidad tardía e imprevista que


Caracas no sólo adopta modelos de la vanguardia europea en el movimiento de las
artes, sino también en la construcción de la ciudad, entrando en tiempos de cambios
físicos, funcionales e interpretativos; esta dinámica cambiante y vertiginosa requiere
de una nueva forma de estudiar estos aspectos de las actividades humanas a través de
las nuevas realidades espaciales.

Con respecto al patrimonio construido, la ampliación de la esfera patrimonial incluye,


no sólo el monumento o los edificios individuales sino los cascos históricos, manzanas
o pueblos, paisajes urbanos o las arquitecturas destinadas obligatoriamente al grupo
humano, lo cual produce la necesaria aparición de nuevos enfoques para acercarse a
perspectivas que permitan la identificación y la compresión de sus valores materiales
y significativos.
Según expone Fernández (1993) la Arquitectura, en tanto que arte útil, participa de
la condición mudable de los flujos económicos y las organizaciones espaciales que
producen una renovación constante en sus significados, siempre alterados por las
retinas que los contemplan y las culturas que los interpretan. Así mismo la Arquitectura
puede ser vista como una oportunidad de producir memoria, tanto por su presencia
física como por su perdurabilidad.

La condición de “distanciamiento” tanto en el tiempo histórico como en el cultural de


Plaza Venezuela, remite a la necesidad de interpretaciones polivalentes de los recursos
de información obtenidos, la comprensión de los factores que producen su aparición
en el paisaje urbano y cultural de la ciudad y sus consecuencias, su evolución al ritmo
de la ciudad así como el desarrollo de sus valores.

No se puede detener el proceso de transformación de la ciudad en el tiempo, sin


relación con las necesidades y expectativas reales de la población perpetuando su
imagen eternamente. En este sentido Calvino (2008) expresa “Obligada a permanecer
inmóvil e igual a sí misma para ser recordada mejor Zora languideció, se deshizo y
desapareció. La tierra la ha olvidado” (p. 30).

Caracas es claro ejemplo de estos procesos, desde su fundación, su dificultosa entrada


en la modernidad y hasta la actualidad, está marcada por las diferentes transferencias
culturales sucedidas.

71
Un palimpsesto cultural, arquitectónico y urbano, que permite “leer” su historia, sus
logros y sus errores. Es imprescindible reconocer y revalorizar su patrimonio, espacios
y edificaciones, ignorados a veces por afanes de modernidad no resueltos y necesarios
para recuperar y preservar la memoria y así garantizar la propia identidad.

Fig.10.Conjunto escultórico de Plaza Venezuela, reubicado en el Parque Los Caobos

72
Referencias

Alcaldía del Distrito Metropolitano de Caracas. (2002) Caracas Siempre: Un


movimiento continuo, Caracas: Alcaldía Metropolitana.

Auge, M. (2000). Los no lugares. Espacios del anonimato. Barcelona: Gedisa.

Bailly A. (1979). La Percepción del Espacio Urbano. Conceptos, métodos de estudio


y su utilización en la investigación urbanística. Colección Nuevo Urbanismo. Madrid:
Instituto de estudios de la Administración Local.

Calvino, I. (2008). Las ciudades invisibles. Las ciudades y la memoria. Madrid, España:
Editorial Siruela

Carta de Burra, (1999) “The Australia ICOMOS charter for the Conservation of Places
of Cultural Significance” Australia: ICOMOS-Australia, 23 febrero. Obtenido en: http://
www.icomos.org/charters/burra1999_spa.pdf

Carrión, F. (2007) Espacio Público: punto de partida para la alteridad. Espacios públicos
y Construcción Social, Santiago de Chile: Ediciones SUR

Fernández, L. (1993). Monumento Nuevo. Arquitectura Viva Nº 33, pag.3 “IV Simposio
de Restauración Monumental”, Barcelona 1996.

Goldberg, M. (1980). Guía de Edificaciones contemporáneas en Venezuela,


CARACAS. Caracas: Ediciones FAU-UCV.

Gómez, M. (2007). Centralidades de una metrópoli del terciario: Caracas fin


de siglo. Tesis Doctoral no publicada. Universidad Central de Venezuela, Caracas:
Sector de Estudios Urbanos.

González, L. (2008). Una Gran Avenida. Medio Informativo Nº 11, (pp.10 -11) Caracas:
Ediciones FAU-UCV.

González, L. (2012) Modalidades alternas del urbanismo caraqueño: Territorio


Arquitectura y Espacio urbano. Caracas, de la metrópoli súbita a la meca roja. Quito,
Ecuador: OLACCHI

Ley de Protección y Defensa del Patrimonio Cultural y su Reglamento Gaceta Oficial


de la República Bolivariana de Venezuela, 4.623 (Extraordinario), Septiembre 03, 1993.

Lynch K. (1984). La imagen de la Ciudad. Colección GG Barcelona: Editorial Gustavo


Gili.
Instructivo que regula el Registro General del Patrimonio Cultural Venezolano

73
y el manejo de los bienes que lo integran (Providencia Administrativa nº
012/05). (2005, Junio 30). Junio 30, 2005.

Niño, W. (1998). El Espíritu Moderno 1950. Caracas: Fundación Corp Group.

Niño, W. (2004). Ciudad Definitiva. Paisaje Plenamente Moderno. Santiago de León de


Caracas 1567-2030 (pp.153 – 203). Caracas: Exxon Móvil de Venezuela.

Pascual, A. ( 2009). Evolución histórica de los Nudos Viarios en Barcelona. Tesina no


publicada. Universidad Politécnica de Cataluña, UPC. Disponible en: http://hdl.handle.
net/2099.1/10118

Prats, Ll. (2005). Concepto y gestión del patrimonio local. Cuadernos de antropología
social [online]. n.21 [citado 2014-07-15], pp. 17-35. Disponible en: http://www.scielo.
org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1850-275X2005000100002&lng=es&nrm=
iso

Reglamento Parcial nº 1 de la Ley de Protección y Defensa del Patrimonio Cultural en


cuanto a la determinación de la estructura orgánica y las modalidades operativas del
Instituto de Patrimonio Cultural (Decreto nº 384), (1994,Octubre 12), Octubre 12,1994.

UNESCO, Memorandum de Viena.(2005). Patrimonio Mundial y Arquitectura


Contemporánea. Gestionando el Paisaje Urbano Histórico.
Obtenido en: www.patrimoniocastillayleon.org/.../MemorandumViena

Vienna Memorandum UNESCO (2005). World Heritage15 GA. Disponible en:


http://whc.unesco.org/archive/2005/whc05-15ga-inf7e.pdf

Zawisza, L. (1988). Arquitectura y obras públicas en Venezuela, siglo XIX.


Caracas: Ediciones de la Presidencia de la República

Referencias gráficas

Figura 1.
Plano de Caracas. Juan de Pimentel
Mapas Históricos de Caracas, Edición 80 años del Banco Mercantil. Nº 1 Mapa
de la Caracas de 1578. Mapas Históricos de Caracas, Edición 80 años del Banco
Mercantil. http://mariafsigillo.blogspot.com/2011/02/la-caracas-de-1578.html

Figura 2.
Centro Simón Bolívar.
Autor Anónimo.Colección Ricardo Domínguez Libro: Santiago de León de Caracas
1467-2030.

74
Disponible en: http://ravu57-undiaeneltrabajo.blogspot.com/

Figura 3.
Plaza Venezuela vista al oeste. Autor anónimo. Disponible en:
http://museodeltransportecaracas.blogspot.com/2011/05/plaza-venezuela-1954.
html

Figura 4.
Plaza Venezuela y conexión con la Ciudad Universitaria. Fundación Fotografía Urbana.
Disponible en: http://prodavinci.com/galeria/?gid=39&pid=1161

Figura 5.
Gráficos comparativos de las plantas de los referentes. Autor

Figura 6.
Plaza Venezuela y edificio Polar. Autor anónimo. Disponible en:
https://oscartenreiro.files.wordpress.com/2012/08/20120811-090348.jpg

Figura 7.
Vaciamiento de su centro en los años 70. Disponible en:
http://www.fly-brother.com/2011/04/time-travel-caracas-1970s/vista

Figura 8.
Vaciamiento de su centro en los años 70. Disponible en:
http://jjcafes.blogspot.com/2011/08/caracas-de-ayer.html

Figura 9.
Plaza Venezuela y Gran Avenida. Autor Anónimo. Archivo histórico de Miraflores.
Disponible en http://lisablackmore.net/?p=268

Figura10.
Conjunto escultórico de Plaza Venezuela, reubicado en el Parque Los Caobos. Autor:
Etxe Zuria. Disponible en:
http://www.flickr.com/photos/etxe-zuria/6390124133

75
INDEPENDENCIA Y REPÚBLICA EN UNA PLAZA.
VALENCIA 1821-1890

por: Patricia Atiénzar


Resumen

La Plaza Bolívar de Valencia, en Venezuela, es un símbolo de valor histórico, imagen


cultural de la ciudad durante el siglo XIX, fue centro social, escenario del nuevo
tiempo republicano, refugio de la memoria colectiva de sus ciudadanos, historiadores
y cronistas. El objetivo de este artículo es darle significado a los momentos que han
caracterizado a este espacio público urbano, desde la independencia y la época
republicana, hasta finales del siglo XIX, momento de gran riqueza conceptual, cívica y
social, siendo la plaza el reflejo del poder y los valores de la joven República, mediante
una propuesta teórica-comparativa enfocada dentro de las disciplinas de la historia y
el urbanismo. La metodología parte del análisis morfo-espacial y de los monumentos
que contiene. El resultado es generar conocimiento a partir de la vinculación con los
temas históricos para la comprensión morfológica, espacial y funcional, como síntesis
de la memoria urbana y social.

Palabras clave
Plaza Bolívar
Significado
Espacio Público
Memoria

Introducción

La Plaza Bolívar de Valencia, en Venezuela, representa un hito dentro del contexto


urbano. Es el origen, la génesis, el primer espacio público y político de la ciudad,
teatro de la historia, de los mercados, procesiones, revoluciones y batallas, de derrotas
y victorias, de glorietas, conmemoraciones, monumentos y de Bolívar señalando
hacia el Campo de Carabobo. Permanente memoria colectiva, patrimonio material e
inmaterial como instrumento del proceso de ida y vuelta entre el pasado, el presente
y el futuro, se constituye como receptáculo de la memoria.

Las ciudades iberoamericanas, de origen común, fundadas con un patrón morfológico


prediseñado, que correspondía en un principio a factores estratégicos establecidos por
la corona española, son hoy las grandes capitales o los principales centros regionales
de las naciones latinoamericanas. Todas estas ciudades comparten un legado común,
*

Arquitecta graduada en la UCV, cursante del Doctorado de Patrimonio Cultural en la ULAC – Valencia. Docente de la
cátedra de Historia de Arquitectura y Diplomado de Valoración y protección del patrimonio en Centros Históricos, Asesora
de Tesis de grado de la Universidad José Antonio Páez.

76
a pesar de sus actuales diferencias en tamaño, extensión y desarrollo. En sus centros
antiguos, se mantiene la huella del trazado del damero original, la plaza mayor y las
manzanas. Son los llamados “Centros Históricos” y se consideran como lugares donde
se conserva la identidad de las ciudades, la significación y la memoria.

Con respecto al caso de la ciudad de Valencia, llamada Nueva Valencia del Rey, tanto
el emplazamiento, como la formación de la ciudad, se hicieron bajo las normas de
urbanismo de las Leyes de Indias, establecidas por la Corona. La suave planicie entre
el cerro La Guacamaya y el rio Cabriales, la abundancia de agua y las brisas del Norte,
la gran cantidad de tierra fértil y de pastos para el ganado, conforman un conjunto
de determinantes que coinciden notablemente con las que están descritas en las
mencionadas leyes.

Las principales plazas del Centro Histórico se construyeron sobre la calle Real (hoy calle
Colombia), trazada en sentido Este-Oeste. Sobre ella, se presentan cuatro espacios
originados en distintas épocas, en primer lugar la plaza Mayor (Plaza Bolívar), la
plazoleta de San Francisco (Plaza Sucre) al lado de la Ermita en lo que eran las afueras
de la ciudad. Otro espacio es la plazoleta La Glorieta (antigua Alcabala) y la plaza de
San Blas, siendo éste el último conformado como tal. Existen dos plazas (Candelaria y
Santa Rosa), que se fundaron en la misma época en las cercanías de la ciudad y que se
unieron con el crecimiento urbano.

La primera Plaza Mayor era un espacio abierto, sin vegetación, sin pavimento, de tierra,
donde se hacía el mercado, sitio de reunión de los vecinos y lugar cívico e institucional
importante. En su entorno se construyeron el Cabildo, la Iglesia Matriz y el Cuartel de
Caballería en una de sus esquinas.

Posteriormente, después de la Independencia (1810-1821), se sucedieron varias


transformaciones e intervenciones en esta plaza, que serán analizadas en el desarrollo
de este artículo.

Esta investigación, enfocada dentro de las disciplinas de la historia y el urbanismo,


aborda, entre otros temas, el estudio histórico de los momentos más importantes que
representaron cambios significativos en la plaza, tanto en su morfología, espacio y
forma, desde la época de la Independencia (1821), hasta la época Republicana (1890).
En este periodo donde más modificaciones tuvo, lo cual se evidencia, entre otros,
a través de las narraciones y descripciones realizadas por los viajeros extranjeros y
cronistas de la ciudad, lo cual ha permitido reconstruir el imaginario urbano de este
espacio público.

Haciendo estudios comparativos entre los ejemplos que influenciaron en el patrón


de diseño que se tomó como modelo para todas las plazas mayores de Venezuela, así
como los Monumentos a Simón Bolívar y en especial el de ésta plaza, el Monumento

77
al Libertador señalando al Campo de Carabobo, se observan muchas similitudes con
otros monumentos europeos. (Zawisza, 1989)

La metodología parte del análisis morfo-espacial de la Plaza de Valencia y del


monumento que contiene. El resultado es generar conocimiento a partir de la
vinculación con los temas históricos para la comprensión de su forma y estructura,
espacial y funcional, como síntesis de la memoria urbana y social.

Antecedentes de la investigación

Se destaca que los historiadores, que estudian y analizan la fundación de la ciudad de


Valencia y su Plaza Mayor, no se han puesto de acuerdo, entre otras cosas, en cuanto al
año de fundación, porque no existe acta que lo atestigüe.

Se sabe que fue producto de pobladores de El Tocuyo, que, buscando una localización
más cercana al mar, fundaron Borburata en febrero de 1548, y de allí, bien fuera por
invasiones piratas u otras razones, varios de ellos encontraron paz y prosperidad en
tierras cercanas y muy fértiles a orillas de la Laguna de Tacarigua. Pero se manejan dos
teorías sobre su origen:

La primera teoría, narra la toma de posesión de la Laguna de Tacarigua (Lago de


Valencia) el 24 de diciembre de 1547 por Juan de Villegas. Posteriormente, Alonso
Arias de Villasinda, sabedor de la actuación de Juan de Villegas, se trasladó desde Coro
hasta el hato de Vicente Díaz, que ya estaba establecido y levantó el acta de fundación
de una ciudad, que convino en llamar Nueva Valencia del Rey, en recuerdo de su lugar
nativo. Esto ocurrió en diciembre de 1553. (Hno. Nectario María, 1970.)

La segunda teoría es la oficial que relata la fundación de la Ciudad de Valencia en 1555


por Alonso Díaz Moreno:

y nombrando por cabo a Alonso Díaz Moreno, vecino que entonces era de la Borburata,
lo despachó con orden de que poblase una ciudad en la cercanía de la Laguna… y
reconociendo el mejor sitio fundase el mismo año de 55 la ciudad de Nueva Valencia del
Rey. (Oviedo y Baños. 1992, p.97)

Se toma entonces el aniversario de la ciudad, el 25 de marzo, día de la Virgen de la


Anunciación, ya que el Gobernador Arias de Villasinda quiso honrar así a la Virgen de
su devoción y de allí quedó establecido.

La primera teoría resulta más acertada, porque el Hermano Nectario María demuestra
y apoya su argumentación a través de varios documentos. El de mayor importancia es
aquel donde hace referencia:

78
por la cual consta que en 1608 existía en el Archivo del Consejo de Indias un documento
del año 1553, con el número 21, que trataba de la fundación de la Nueva Valencia de
Venezuela, efectuada en aquel año por el Gobernador Lic. Alonso Arias de Villasinda. (Hno.
Nectario María, 1970, p.26)

Tenemos, de acuerdo a estos datos, un antecedente de fundación de Valencia en


1547, un primer poblamiento en 1549, una fundación con actas en 1553 y una ciudad
activa con registros de la iglesia matriz en 1555. La ciudad comienza a desarrollarse
a partir del espacio para Plaza Mayor (1555), se construye la primera iglesia (capilla),
siendo la única edificación hasta 1596, cuando el Gobernador Diego de Osorio asigna
los terrenos ejidos. Durante el siglo XVII no hay mayor crecimiento y solo se reseña
la construcción de la Iglesia San Francisco y su convento, el de San Buenaventura en
1634. En el siglo XVIII se registra un crecimiento muy lento de la ciudad, sin ninguna
construcción importante.

Con el gran terremoto de 1812, que destruye gran parte de las ciudades más
importantes del país, todas las edificaciones emblemáticas quedan arruinadas. Los
relatos de viajeros narran que 10 años después de la tragedia, las ciudades seguían
en ruinas. (Zawisza, 1988). Solo Valencia, La Victoria, Valles de Aragua y San Carlos
sufrieron pocos daños. Esta gran catástrofe natural, produjo la destrucción de obras
de arquitectura o ciudades enteras, que trajo graves consecuencias, por décadas, en el
desarrollo urbano del país. t

Obviamente, el hecho más importante fue el duro, largo y difícil proceso de la


Independencia, donde Venezuela debe crear las propias bases de administración y
existencia como un estado independiente y a la vez debe actualizar sus atrasadas
estructuras sociales, económicas y culturales para adecuarlas a los tiempos modernos.

Si la guerra de independencia dio como resultado la destrucción física y material del


país, más graves fueron las pérdidas humanas. La población venezolana disminuyo en
un tercio, sobre todo la más joven y más activa, alterándose la configuración natural de
la pirámide de edades. Por las calamidades de la guerra, la emigración y el terremoto,
la población pasó desde algo más de 40.000 habitantes en 1800, a 30.000 en 1825 y
para 1850 ya se habían alcanzado los 60.000 habitantes. (Zawisza, 1988)

Todos estos hechos trajeron como consecuencia un inmenso sacrificio material y


humano frenando la transformación y crecimiento de las ciudades, solo después de
la Guerra Federal (1859-1863), y la llegada al poder de Antonio Guzmán Blanco, es
cuando se pacifica y se inicia una reconstrucción y modernización del país.

Reconstrucción y modernización

En todas las ciudades del país, especialmente en Caracas, se comienza la reconstrucción

79
de las edificaciones públicas y privadas destruidas por el terremoto de 1812 y por las
guerras de Independencia (1810-1821) y Federación (1859-1863), para esta labor se
crea en 1874 el Ministerio de Obras Públicas como organismo del Estado encargado
de la construcción de la República. Notables profesionales formados en Venezuela y el
extranjero, trabajan en el Ministerio. Este organismo asume la tarea de la dotación de
una infraestructura territorial de carreteras, puentes y ferrocarriles.

Con respecto a los espacios públicos, se modifica el trazado de la Plaza Mayor, borrando
todo rastro colonial en ellas. Se toma como modelo el proyecto del arquitecto francés
Roudier, inspirado en la Plaza de Los Vosges de París (fig.1), que fue la primera plaza
que se construyó como tal en 1612, además de hacerlo bajo un plan urbanístico que
más tarde fue imitado en toda Europa. Enrique IV de Francia quiso dotar a su capital de
una plaza digna de ella, levantándola bajo la clarividencia organizativa y geométrica
del Renacimiento, en un cuadrado casi perfecto, con ocho calles en cruz y en equis y
cuatro fuentes sobre estas. En el centro de la plaza se alza una estatua ecuestre de Luis
XIII, que fue quien dio por inaugurada la nueva sensación de París en una espléndida
fiesta celebrada por sus esponsales con Ana de Austria, convirtiéndose en el lugar de
moda de la ciudad, aunque la estatua actual, fue ubicada en 1818, ya que la original
fue destruida durante la Revolución Francesa.

Fig.1: Foto aérea de la Plaza de los Vosges en París, Francia.


Disponible:http://es.parisinfo.com/transportes/73189/
Place-des-Vosges

Es así como se diseña y construye la Plaza Bolívar de Caracas en 1872, colocando en


cada esquina, fuentes alegóricas a las cuatro estaciones (primavera, verano, otoño
e invierno), actualmente, estas estatuas se encuentran en la Plaza de las Cuatro
estaciones en el Malecón de Puerto Cabello. El Monumento central es una estatua
ecuestre de Simón Bolívar, esculpida por Adamo Tadolini, replica de la colocada en
Lima, Perú.

Toda la plaza se rehabilita, colocando el pavimento de las caminerías, algunos bancos


y todos los postes, faroles, candelabros y guardamatas importados de Estados Unidos,
adquiridos en la firma J.L. Mott Iron Works de Nueva York. En las áreas verdes se
colocaron tuberías para el riego y se construyeron tanques de agua para dicho fin.

80
Fig.2: Foto aérea de la Plaza Bolívar de Caracas. Disponible:https://www.google.co.ve/
maps/search/foto+aerea+plaza+bolivar+de+caracas/@10.5057376,66.9142985,410m/
data=!3m1!1e3

Fig.3: Foto de la Plaza Bolívar de Caracas y su Monumento a Bolívar.


Disponible: The Project Gutenberg EBook of Lecturas fáciles con ejercicios, by
Lawrence Wilkins and Max Luria. 2008. http://www.gutenberg.org/files/24250/24250-

En Valencia se ejecutan obras públicas como la reconstrucción del Capitolio sobre el


convento de Carmelitas, la plaza Guzmán Blanco frente al Capitolio (hoy Plaza Sucre),
el Cementerio General de Valencia, el acueducto, el teatro y la remodelación de la
Plaza Bolívar.

81
Transformación de la Plaza Mayor de Valencia

A través de las narraciones y descripciones realizadas por los viajeros extranjeros


y cronistas de la ciudad, se ha podido reconstruir el imaginario urbano de estos
espacios públicos, en el caso de la Plaza Bolívar de Valencia, se han recopilado algunas
referencias y crónicas:

Joseph Luis de Cisneros, 1764: “… la plaza es grande y bien delineada…”.


Alejandro de Humboldt, 1800: “… el mercado (plaza mayor), es de dimensiones
desmedidas…”.

Francisco Depons, 1801-1804: “… el templo, bastante bien edificado, se halla al este


de una hermosa plaza, de suerte que, contemplando cada uno el embellecimiento del
otro, hacen de aquel sitio el más agradable de la ciudad…”.

Aunque estas descripciones son poco precisas y vagas, hasta principios de 1800, la
plaza permanece como un gran espacio abierto, sin vegetación, sin pavimento, de
tierra, donde se realizaba el mercado y como espacio cívico e institucional, se le
realizan algunas mejoras como la construcción de pilas de agua (fuentes) para los
vecinos, pero no se logra definir su ubicación. (Fig.4)

William Duane, 1822-1823: “… la residencia del respetable patriota Don Fernando


 
CARCEL CASAS PRIVADAS CASAS PRIVADAS

CEMENTERIO
CALLE DEL TEMPLO

PLAZA DE ARMAS
MERCADO
CABILDO

IGLESIA

CALLE REAL

CASAS PRIVADAS GOBERNACION CASAS PRIVADAS

 
Fig. 4: Plaza de Armas / Mercado de Valencia. Entorno. Circa 1800. Fuente:
Elaboración propia.

82
Peñalver, la cual se encontraba en una transversal de la calle principal, al lado norte de
la plaza. La iglesia quedaba al este, en tanto que hacia el norte se alzaban espaciosos
edificios. En la parte occidental de la plaza se veían amplias residencias de dos pisos,
en una de las cuales se alojaba, entonces, el estado mayor…”

Karl Ferdinand Appun. 1849, 1859: “…formando un cuadrado, la plaza mayor excede a
las otras plazas públicas por la exorbitancia de su tamaño con el cual concuerdan mal
los edificios bajos situados en torno a ella. Construida por los españoles, la iglesia más
alta de Valencia, adornada con lindas torres, limitan la mitad del lado este de la plaza,
mientras los otros edificios, destacándose solo por lo largo, no contribuyen en nada al
ornamento de esta…”

Consejero Miguel María Lisboa. 1852: “…ante la iglesia matriz está la plaza principal,
cerrada por una verja de hierro y cruzada por cuatro excelentes calzadas de ladrillo que
se unen en un círculo central, guarnecido de bancos de albañilería. En los intervalos
entre estas calzadas, se proyecta plantar árboles que transformarían la plaza en un
bello square…”

En estas descripciones se destaca el hecho de que la plaza esta cruzada por cuatro
excelentes calzadas de ladrillos, siendo el primer pavimento colocado en ella, también
la cerca de hierro colocada en todo el perímetro. (fig.5)

 
CASAS PRIVADAS CASAS PRIVADAS CASAS PRIVADAS

CALLE LIBERTAD

CASAS PRIVADAS
CALLE CONSTITUCION

CASAS PRIVADAS
CALLE MARTE

PLAZA

CABILDO
IGLESIA

CALLE COLOMBIA

CASAS PRIVADAS CASAS PRIVADAS CASAS PRIVADAS

 
Fig. 5: Plaza de Valencia. Entorno. Circa 1850.
Fuente: Elaboración propiat.

83
Jenny de Tallenay, 1878, 1882: “…llegamos por una calle ancha y de buen aspecto, a la
vista de un parque hermoso y espacioso, adornado con vigorosas plantas tropicales.
Allí se levanta la Catedral…Nos mostraron en uno de los ángulos del mismo parque,
la casa que habitaba antes por uno de los valientes compañeros de Bolívar, el general
Uslar…”

Wilhelm Sievers, 1892: “…el frontis de la catedral está orientado hacia la plaza pública
principal, que se caracteriza verdaderamente por su extraordinaria belleza. Tiene una
extensión de 7.524 m2 y está plantada de árboles que se agrupan en torno a una hilera
de bancos de piedra…”

Durante este periodo (1850-1870), se mantiene el trazado de la plaza, se coloca una


glorieta en el centro, pero no existe registro exacto de este episodio. En presidencias
de Antonio Guzmán Blanco, se decreta la colocación de un monumento en honor al
Libertador en todas las plazas mayores del país. En el caso de Valencia, se retoma la
idea de construir el monumento a la Batalla de Carabobo con Bolívar, que se analizará
mas adelante.

Se realiza una gran transformación física en la plaza: “…la intervención en la plaza


consistía en un “nuevo arreglo” según el cual se eliminó la antigua glorieta del centro
y las pilas con la tubería en mal estado…”. (Zawisza, 1989, p. 228)

Se hicieron las caminerías en cruz y en equis, cortadas por un gran círculo previo al
monumento (fig.6) y se cercó todo el perímetro con una baranda de hierro colado, de
un modelo escogido de los catálogos de la empresa de fundición inglesa, así como los
faroles y candelabros. (fig.6)
Todo esto se inauguró en 1883, año centenario del nacimiento del Libertador. Sin

CASAS PRIVADAS CASAS PRIVADAS CASAS PRIVADAS

CALLE LIBERTAD
CALLE CONSTITUCION

CASAS PRIVADAS CASAS PRIVADAS


CALLE URDANETA

PLAZA BOLIVAR

CABILDO IGLESIA

CALLE COLOMBIA

CASAS PRIVADAS CASAS PRIVADAS CASAS PRIVADAS

Fig. 6: Plaza Bolívar de Valencia. Entorno. Circa 1885.


Fuente: Elaboración propia.

84
embargo la plaza no tenía ninguna estatua y no fue sino hasta 1887, en el que el
presidente del estado Carabobo, Hermógenes López, decreta que sea levantado un
monumento para conmemorar la Batalla de Carabobo. Este proyecto se contrató al
arquitecto Antonio Malaussena quien diseñó una columna monolítica de mármol
sobre la que aparecía una figura femenina que representaba a la América Libre. Sin
embargo, los dibujos originales que se conservan indican un diseño completamente
diferente a lo que finalmente se construyó. (Fig.7)
Los investigadores de la historia de la construcción del monumento no especifican

Fig. 7: Bosquejo del monumento firmado por Antonio Malaussena el 21 de mayo de 1889.
Fuente: Memorias MOP. 1888.
cuando fue cambiado y por quién: “… en lugar de la América Libre, será colocada la
estatua del Libertador en una solución similar a la Columna de Nelson en la Plaza de
Trafalgar de Londres…”. (Zawisza. 1989. p. 229)

Es entonces donde debemos analizar este cambio del diseño del monumento, ya
que el primer proyecto estaba destinado al monumento a la Batalla de Carabobo,
decretado por el Congreso de la República en Cúcuta, el 20 de julio de 1821, cuatro
semanas después de la batalla, estableciendo así, una columna ática, siguiendo las
corrientes neoclásicas europeas.
Ya en 1810, Napoleón Bonaparte construyó en Paris, en la plaza Vendôme, (fig.8) una

85
columna similar a la gran Columna de Trajano en Roma, (fig.9) para conmemorar sus
victorias en batalla, tomándola como modelo para este monumento.
Tenemos también en Londres, la Plaza Trafalgar, con la Columna al Almirante Horatio
   

   
Fig. 8: Plaza Vendôme de París, construida Fig. 9: Columna de Trajano en Roma,
en 1810. (Izquierda) Disponible:http:// construida en 114 d.C. (Derecha)
es.parisinfo.com/transportes/90844/Place- Disponible:http://www.artehistoria.com/v2/
Vend%C3%B4me monumentos/912.htm

86
Nelson (fig.10 y 11), se erigió entre 1840 y 1843 para conmemorar su muerte. La estatua
mide 5,5 metros, y se yergue sobre una columna de granito de 46 metros de altura. La
estatua mira hacia el sur, al Palacio de Westminster. El monumento fue diseñado por
el arquitecto William Railton en 1838. Este será el modelo a seguir para modificar el
proyecto de Antonio Malaussena.
Es así como se define el Monumento a la Batalla de Carabobo y a la vez a Simón Bolívar,
 

Fig. 10 y 11: Columna de Nelson en la Plaza Trafalgar


de Londres, construida en 1840-43
Disponible:http://www.guiarte.com/londres/que-ver/
trafalgar-square.html
 

87
fusionando los dos conceptos y se adopta el modelo de Trafalgar pero a menor escala.
Se levanta una columna de mármol de Carrara, de una sola pieza, con capitel corintio y
coronado por una estatua pedestre de Bolívar señalando al Campo de Carabobo, que
tendrá como base un pedestal cuadrado con letreros y relieves alusivos a la Batalla.
(Fig.12 y 13)
En 1889 llega de Italia el Monolito ejecutado por Miguel J. Leicibabaza y fue traído de
 

Fig. 12 y 13: Columna de Bolívar señalando


al Campo de Carabobo en la Plaza Bolívar de
Valencia, construida en 1889.  
Disponible:http://es.wikipedia.org/wiki/Pla-
za_Bol%C3%ADvar_de_Valencia

 
88
Puerto Cabello en ferrocarril hasta la estación Inglesa y de ella a la Plaza sobre rieles
colocados especialmente para la ocasión. Este trabajo de transporte y erección del
monumento fue ejecutado por la firma Winckelmann Hnos. (Zawisza. 1989).

Los relieves de bronce en los cuatro costados del pedestal, presentan escenas de la
batalla, las figuras de los cóndores, colocadas en las esquinas, complementan este
monumento, cuya altura supera los 18,00 m. Con él la plaza adquiere su fisonomía
definitiva estableciendo una nueva relación entre el centro de este espacio y las torres
de la iglesia, que ya no parecen dominar el entorno como antes. (Zawisza. 1989, p.230).
Toda la obra, la plaza y el monumento, se inaugura el 24 de junio de 1889. (Fig.14)
En conclusión, la plaza sufre cambios significativos en su morfología y espacialidad. Su

 
Fig.14: Un día después de la inauguración de la Plaza Bolívar en 1889.
Fuente: Guerra, Donald (1982) “Memoria Cultural I”. Salón Arturo Michelena. Valenciat

89
envolvente se transforma y su uso inicial, de mercado, pasa a ser de conmemoración,
contemplación y esparcimiento. Su monumento adquiere doble significado, Bolívar y
la Batalla de Carabobo, sellando nuestra Independencia para convertirse en refugio
de la memoria colectiva de sus ciudadanos, preservando el imaginario de este espacio
público, como síntesis de la memoria urbana y social.

Referencias

Brewer-Carías, A. (2006) La Ciudad Ordenada. Criteria. Caracas.

Campos Georgina. (2011). El origen de la Plaza pública en México. Revista Nueva


Época nº66. México.
Galindez, L. (1991). Historia de Valencia (siglos XIX y XX). Gobernación de Carabobo.
Valencia.

Hermano Nectario M. (1970). Orígenes de Valencia. Instituto de Antropología e


Historia. Edo. Carabobo. Madrid.

Martí, Obispo Mariano. (1989). Documentos relativos a su visita pastoral de la Diócesis


de Caracas. (1771-1784). Tomo II. Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia.
Caracas.

Munizaba, G. (2006). Las ciudades y su historia. Alfaomega. México.


Negrón, M. (2006). Valencia Cenital. Arte. Caracas.

Oviedo y Baños, J. (1992). Historia de la conquista y población de la Provincia de


Venezuela. Biblioteca Ayacucho. Caracas.

Zawisza, L. (1989) Arquitectura y obras públicas en Venezuela. Siglo XIX. Ediciones de


la Presidencia de la República. Caracas.

90
Una Aproximación Al Significado Cultural Del Liceo Antonio José
De Sucre De Cumaná: Bien Cultural De Principios Del Siglo XX

por: Ysmery Tineo Toledo

Resumen

En Venezuela durante los gobiernos de López y Medina, se dieron respuestas a la


realidad dejada por Gómez, mediante políticas que contribuyeron al desarrollo del
país, desde el Ministerio de Obras Públicas (MOP); institución que jugó un papel
protagónico. Uno de los arquitectos que formó parte de esta prestigiosa institución, fue
Cipriano Domínguez, quien dejó su traza en Cumaná mediante el Liceo Antonio José
de Sucre. Este bien inmueble constituye parte de la herencia cultural e identidad local
y nacional, sin embargo ha sido poco estudiado y divulgada su significación cultural;
afectando en parte el sentido de identidad hacia esta arquitectura. El propósito es
identificar los valores históricos y arquitectónicos del conjunto, contribuyendo a
resaltar su importancia, en pro de su conservación y difusión para estas y futuras
generaciones. La metodología fue documental, considerando referentes como:
Ballart, Gómez, Manzini, Morón, Revista CAV N° 45, y Documentos Nacionales e
Internacionales.

Palabras clave
Significación Cultural
Liceo Antonio José de Sucre de Cumaná
Arquitectura Moderna
Cipriano Domínguez

Introducción

Transcurridas casi dos décadas, después de la fundación de la Organización de las


Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), es publicada en
1964 la Carta de Venecia, documento que permitió ampliar el concepto de monumento
histórico, incluyendo la creación arquitectónica aislada, conjuntos urbanos o rurales y
obras modestas que con el tiempo han adquirido una “significación cultural”, valores
de importancia para la comunidad donde se manifiestan. Muchos de estos inmuebles,
con importantes valores culturales, fueron demolidos durante las guerras mundiales,
y posterior, a estas beligerancias aún se demuelen, no solo en Europa sino también
en otras latitudes del planeta. Un lamentable ejemplo, de esta nefasta realidad,
continúa afectando la Arquitectura Moderna, también conocida como la arquitectura
de entre-guerras que surgió en Europa desde las vanguardias artísticas enfrentadas al
*

Arquitecta egresada de la UCV, MSc. Gerencia Logística UNEFA, Docente Agregado UPT “Clodosbaldo Russian”. Cursante
del Doctorado en Patrimonio Cultural ULAC – Cumaná. Ponencias: 1 Encuentro de Investigadores en Patrimonio Cultural
ULAC - junio 2014, II Encuentro de Geohistoria y Cultura Sucrense - abril 2014.

91
academicismo y al eclecticismo y posteriormente desarrollada de manera singular en
Latinoamérica.

Posteriormente, en 1971, distados siete años de la Carta de Venecia, se aprueba la


Declaración de Praga para la Protección de los Monumentos de los Siglos XIX y XX;
edificaciones que se encontraban sin protección, pero con una gran “significación
cultural”. Este aspecto de importancia se amplía, ocho años más tarde, mediante la
Carta de Burra Australia para Sitios de Significación Cultural (1979), señalando en el
Artículo 1 que esta: “significa valor estético, histórico, científico, social o espiritual para
las generaciones pasada, presente y futura”; asimismo, complementa que es sinónimo
de “significación patrimonial” y de “valor del patrimonio cultural”.

Esta significación cultural es inseparable de los bienes materiales inmuebles, por ende
de la arquitectura moderna desarrollada en Venezuela, cuyo despertar se desarrolló
durante las décadas de los treinta y cuarenta del siglo XX, de la mano, no solo de
su máximo exponente, el Arquitecto Carlos Raúl Villanueva, sino también de otros
profesionales de la arquitectura e ingeniería que formaron parte de la “Sala Técnica”
del Ministerio de Obras Públicas (MOP); los cuales durante los gobiernos de López
Contreras y Medina Angarita, contribuyeron a impulsar el desarrollo del país mediante
respuestas a la precaria situación dejada por Gómez.

Son numerosas las obras de arquitectura proyectadas desde la prestigiosa y


mencionada Sala Técnica del MOP y ejecutadas durante estas décadas en Venezuela,
pero pocas las incluidas en los Catálogos de Patrimonio Cultural, producto de los
censos culturales realizados. Gran parte de los bienes inmuebles incluidos en estos
catálogos contienen información errada, como se evidencia para el Liceo Antonio
José de Sucre, de Cumaná; un conjunto arquitectónico constituyente del patrimonio
histórico de larga data, con raíces en el antiguo Colegio Nacional de Cumaná y herencia
arquitectónica reciente, diseñada por uno de los pioneros de la arquitectura moderna
en Venezuela, e inaugurada durante la conmemoración del Sesquicentenario del
nacimiento del Gran Mariscal de Ayacucho.

Ante esta preocupante realidad y aunado a la poca difusión de la riqueza cultural


de estos bienes, a través de los diferentes medios y formas de comunicación y
educación en el país, se puede afirmar que estos hechos contribuyen a incrementar
la fragilidad que poseen los mismos, e inciden en el desdibujamiento de esta riqueza
cultural invaluable en las generaciones presentes. En base a estas consideraciones, se
desarrolló una investigación documental con el propósito de resaltar la significación
cultural de este bien de la primera mitad del siglo XX, el Liceo Antonio José de Sucre
de Cumaná, desde la difusión de los valores históricos y arquitectónicos inherentes
al mismo; contribuyendo a dinamizar la protección, conservación, valoración y
afianzamiento de la identidad hacia esta herencia cultural por parte de la colectividad
y su transmisión a las venideras generaciones.

92
La investigación se estructuró en tres apartados: I.- Situación actual del patrimonio
heredado y su contexto urbano, en este se expone el estado de conservación y grado
de intervenciones, observables, que presenta el conjunto arquitectónico y su contexto
inmediato. II.- Significado histórico del Liceo Antonio José de Sucre, mediante el cual se
determina parte de los valores históricos relevantes a través del tiempo y el espacio de
esta institución, así como el rol protagónico, de este bien, en la educación venezolana.
Y cerrando con el III.- Significado arquitectónico del Liceo Antonio José de Sucre, en
el cual se diserta sobre la autoría intelectual de esta obra arquitectónica, así como las
particularidades urbanas, morfológicas y funcionales del mismo.

Dentro de las conclusiones, se destaca la importancia de la significación cultural,


en especial de la significación histórica y arquitectónica inherente a los bienes
inmuebles que, como herencia cultural de los pueblos, es sustento o base primordial
para la preservación de los mismos, contribuyendo a garantizar el uso y disfrute a las
generaciones presentes y futuras. Asimismo, favorece el desarrollo de la apropiación
colectiva, afianzando la identidad cultural hacia esta manifestación, la arquitectura
moderna en Venezuela desde la cuna del Gran Mariscal.

Situación actual del patrimonio heredado y su contexto urbano

El relato de la Torre de Babel, en la Biblia (Génesis 11: 1-9), presenta al ser humano
vanidoso por su unidad mediante una única lengua y la fuerza que consideraban
ilimitada para lograr sus ambiciones personales; ante este ensoberbecimiento Dios
confunde su lengua, obligándolos a dispersarse por el planeta reiniciando sus vidas,
en ese andar y de manera ingeniosa da respuestas a sus necesidades más sentidas,
abrigo, alimentación, comunicación, refugio, entre tantas otras. Estas manifestaciones
culturales, en la línea del tiempo, se han ido enriqueciendo mediante roces e
hibridaciones interculturales, que han sido heredadas y a la vez transmitidas de
generación en generación. Estas nuevas relaciones pueden contribuir a resaltar o
mermar la significación o valoración hacia la herencia cultural de los pueblos. Tal como
lo refiere Ballart (1997, p. 20):

El tiempo juega en contra de las cosas físicas tanto como en contra de las personas: unas y
otras se gastan y se estropean. Pero las cosas que los individuos acumulan y les sobreviven,
sean objetos transitorios u objetos durables y son transmitidas a los que vienen después, se
transforman en legado, en patrimonio heredado.

El legado patrimonial es siempre un recordatorio permanente para las generaciones


venideras de todo lo bueno y valioso que merece conservarse del pasado.

Conforme a lo afirmado por Josep Ballart, y tomando como referencia la ciudad de


Cumaná, la cual posee un rico y diverso patrimonio heredado, pese a los desastres
naturales que la han afectado. Dentro de estos legados materiales esta la arquitectura

93
desarrollada durante la década de los treinta y cuarenta, una expresión que busca
interpretar el lugar, la identidad local, tomando como referentes los principios de la
arquitectura moderna o de la Modernidad, como también se le conoce. Ejemplo de
esta herencia patrimonial es el conjunto arquitectónico Liceo Antonio José de Sucre,
conocido también por los cumaneses como “Liceo Sucre”, el cual ha permanecido
en el tiempo, y en palabras de Ballart, este bien patrimonial trasmite o trasfiere, a
los individuos de manera directa, sensaciones y noticias del pasado, para lo cual se
requiere estar preparado para actuar como receptor de estos y otros aspectos, que
contribuirán a la conservación y preservación de esta herencia para el uso y disfrute
de las generaciones, pasadas, presentes y futuras.

Es necesario ubicar el Liceo Antonio José de Sucre, en el espacio urbano, esta forma
parte de los bienes inmuebles ubicados dentro de la poligonal del Casco Histórico
Tradicional de Cumaná (CHTC). Esta se corresponde con el área definida como Centro
Histórico en el Artículo 2 del Plan Rector de Desarrollo Urbano de la ciudad, aprobado
en Resolución Nº 220 del Ministerio del Desarrollo Urbano (MINDUR) con fecha 03-03-
1986 y publicada en Gaceta Oficial de la República de Venezuela Nº 3762 Extraordinaria
de fecha 08-04-1986.

Fig.1. Ubicación del Liceo Antonio José de Sucre de Cumaná. Elaborado por la autora en base a
copia del levantamiento Aerofotogramétrico Cumaná. MINDUR 1992. Nota: se destaca en color
azul las volumetrías de techos planos, y las de color naranja a las de techos a cuatro aguas.

94
Específicamente, se sitúa entre las calles Boyacá y general Salom (linderos Norte y
Sur), y entre las calles Montes y Niquitao (linderos Este y Oeste). Esta poligonal cuenta
con la Ordenanza de Zonificación del Casco Histórico-Tradicional de Cumaná (OZ-
CHTC), emitida por el Concejo del Municipio Sucre, fechada el 07-07-1992 y contiene
la normativa concerniente al CHTC, así como los lineamientos para preservar el
patrimonio histórico y ambiental; sin embargo, es de hacer notar que no presenta
actualizaciones producto de revisiones conforme a la dinámica urbana.

En esta se establecen ocho zonificaciones: Zona de Valor Histórico (ZVH), Zona de


Valor Tradicional (ZVT), Zona de Transición (ZT), Zona de Estudios Especiales (ZEE),
Zona de Renovación Urbana (ZRU), Zona de Equipamientos Urbanos (ZE-U), Zona de
Comercio Local (ZCL) y Zona de Comercio Central

(ZCC). La ZE-U comprende dos apartados, uno referido a los Equipamientos Urbanos
Propuestos y otro a los Equipamientos Urbanos Existentes, este último abarca
las edificaciones destinadas a la prestación de servicios a la comunidad de tipo
administrativo, cultural, religioso y educacional, dentro de este último se encuentra el
Liceo Antonio José de Sucre.

El contexto urbano inmediato a esta institución educativa lo conforman un conjunto de


inmuebles zonificados como ZT, constituyendo los sitios de entrada a esta centralidad
urbana, ubicándose en la calle Niquitao y en parte de la calle Montes. También otros
identificados como ZVT, las cuales, en líneas generales, presentan un estado de
deterioro importante, acercándose a ruinas, situándose entre las calles General Salom
con Sucre, Ayacucho y Montes. Al sur del liceo se dispone la Catedral, zonificada como
Equipamiento Religioso Existente (ERE).

Sin duda, este conjunto arquitectónico cuenta con la protección legal al formar parte
de los inmuebles ubicados dentro de la poligonal del CHTC, siendo también necesario
recordar que esta obra edilicia fue inaugurada, junto a otras, para la conmemoración
del sesquicentenario del nacimiento del Gran Mariscal Sucre. Sin embargo, llama
la atención que el estado de conservación no es el más adecuado, reflejando una
incoherencia entre la relevancia histórica y arquitectónica inherente a este bien
cultural inmueble, herencia patrimonial de los venezolanos y en especial del pueblo
sucrense.

95
Fig. 2. Contexto urbano inmediato del Liceo Antonio José de Sucre de Cumaná. Fuente: la autora
2015. Nota: 1º calle Boyacá, 2º calle General Salom, 3º calle Niquitao y 4º calle Montes.

Como se puede apreciar, el estado de conservación del contexto inmediato donde


se circunscribe el bien inmueble, amerita la elaboración de un estudio especial, de
tipo integral y desde la multidisciplinariedad, que contribuya a la sostenibilidad
en el tiempo del conjunto urbano. Porque como lo señala el arquitecto Salmona
(1982) mediante el prólogo a la 1ª edición del extraordinario libro de Moure y Téllez,
refiriéndose al contexto:

El cuerpo masivo de toda una ciudad, (…), no se puede conservar en base a unos pocos
ejemplos arquitectónicos pues ninguno de ellos, por más extraordinario que sea, se puede
mirar, medir y analizar sin su contexto, desprendido de su vecindario natural, ajeno
a su lugar de ubicación. Es que la noción de lugar en arquitectura, trasciende el hecho
geográfico e incorpora necesariamente el paisaje, la naturaleza y la historia, el vecindaje,
las formas y hasta la actividad humana y social del entorno. (…)

En, coherencia con Salmona, y desde Venezuela el arquitecto, Posani (1994, p. 4),
ante el deterioro de muchos ejemplos de la arquitectura o patrimonio construido del
siglo XX en Venezuela, exhorta al respeto de la misma y señala a la vez que: “La rápida
transformación de las ciudades contemporáneas especialmente en Latinoamérica,
incrementa el peligro de perdida de sus obras (…).” Esta lamentable realidad invita, con
mayor vigor, la inmediata consideración del tema de conservación de la arquitectura

96
moderna, así como del lugar o contexto donde se implanta, en este caso en particular,
el paisaje urbano del Liceo Antonio José de Sucre.

En lo que respecta al inmueble, si bien es cierto que aún guarda, en líneas generales
la morfología original, no es menos cierto que el estado de conservación no es el
más adecuado. Se observan intervenciones poco acordes o inapropiadas, así como
adosamientos, sustitución de ventanales, puertas, y de revestimientos de pisos
originales; de igual manera, aplicación de diferentes policromías a lo largo del tiempo
en paredes, ocultamiento de mosaicos vitrificados mediante capas de pintura de
esmalte y se evidencian filtraciones, acero expuesto en losas de techo, entre otros
aspectos.

Estos aspectos reflejan, la poca sensibilidad hacia esta valiosa obra ejemplo de la
arquitectura moderna sucrense y venezolana y la ausencia de planes de gestión
integral para su conservación, desde un equipo multidisciplinario, especializado y
actualizado en lo concerniente al patrimonio cultural.

Fig. 3. Estado de conservación e intervenciones en el Liceo Antonio José de Sucre de Cumaná.


Fuente: la autora 2015.

97
Esta situación, se agudiza por la poca información de importancia difundida; así como
datos errados contenidos en el I Censo del Patrimonio Cultural Venezolano SU-14, del
Instituto de Patrimonio Cultural (IPC).

CUADRO 1

Observaciones al Catálogo del Patrimonio Cultural 2004-2006 SU-14 Mcpio. Sucre IPC,
respecto al Liceo Antonio José de Sucre de Cumaná.

Información reflejada en el Catálogo Observaciones


2004-2006 Mcpio. Sucre Edo Sucre-IPC

Dirección: Dirección:
Calle General Salón con calles La Paz, Calle Niquitao (fachada principal), Calle
Montes y Páez, lateral a la iglesia catedral. General Salom (fachada lateral derecha.
frente a fachada lateral Iglesia Catedral),
Administrador/custodio o responsable: Calle Montes (fachada posterior), Calle
Jesús Ramos. Boyacá (fachada lateral izquierda).

Administrador/custodio o responsable:
Ministerio P.P. para la Educación

Director:
Prof. Mariángeles Marino.

Comenzó a funcionar en el año 1959 como escuela básica. A partir de 1976 paso a
ser un liceo. (…) posee características arquitectónicas de la modernidad de los años
cincuenta. (…) esbeltas columnas de doble altura que anteceden a tres altas puertas
que dan pasó a los espacios internos del liceo. (…) puertas y ventanas de metal y
vidrio”. Catálogo SU 14 del IPC. (p. 36).

Inaugurado: 3 de febrero de 1945. Cambiado de la categoría de Colegio Federal a


Liceo en 1936. Pertenece a la arquitectura de la modernidad de los cuarenta. El Acceso

98
principal desde la calle Niquitao, ha sido reemplazado por uno secundario (desde la
calle General Salom), conformado por una galería techada adosada al lateral izquierdo
del auditórium. Las puertas originales son de madera (sustituidas, en un importante
porcentaje, por puertas elaboradas con láminas de hierro). Las ventanas originales son
de tres tipologías: romanillas de madera, romanillas con vidrio, basculantes de madera
con vidrio (esta última han sido sustituida, en gran parte, por ventanas de romanillas
de aluminio con vidrio y/o bloques de ventilación). Algunos de los revestimientos de
piso original han sido sustituidos.

La realidad expuesta acompaña a cada uno de los catálogos de los municipios del país,
los cuales se llevaron a cabo de manera muy similar a los desarrollados en España;
en este sentido, Azkarate, Ruiz y Santana (2003, p. 10) respecto a los inventarios,
señalan que permitieron: “(…) facilitar una primera estimación cuantitativa (…).
En contrapartida (…) carecían de criterios de valoración homogéneos, (…) que
improvisaron la definición y extensión de su propio objeto de análisis de modo
puramente empírico, (…)”. Estas improvisaciones, fueron corregidas, mejorando
sustancialmente la información de los inventarios.

Esto es un ejemplo a seguir, lo que permitiría encauzar acciones para revisar y corregir
a la brevedad posible los errores que contienen los catálogos patrimoniales, con
el objeto de minimizar las distorsiones de la realidad histórica y arquitectónica, las
cuales lejos de resaltar el significado cultural, a través de los valores inherentes al bien,
afectan negativamente la lectura que se pudiera hacer del mismo y obstaculizan el
reconocimiento e identificación del mismo por parte de la colectividad en general. Por
otra parte, sería mezquino no resaltar la iniciativa y el esfuerzo por parte del gobierno
nacional en materia cultural, siendo el Catálogo del Patrimonio Cultural venezolano
2004-2006, una importante herramienta para proteger las manifestaciones culturales
de la nación, paso inicial que permitirá contribuir a la conservación y preservación de
las mismas para estas y las venideras generaciones.

Sin embargo, no es menos cierto que ante un tema tan delicado e importante, por
la fragilidad que revisten las manifestaciones culturales, se requiere una mayor y
continua participación de la sociedad en general, desde los espacios públicos y
privados (gubernamentales, académicos, empresariales, grupos sociales, profesionales
y comunitarios), los cuales deben sensibilizarse ante la importancia que reviste la
temática del patrimonio cultural, redescubriendo

los valores o significación cultural que contienen estas expresiones de los pueblos,
factores que contribuyen a desarrollar el sentido de identidad y, por ende, permite
impulsar la conservación y preservación de estos bienes para las generaciones
presentes y venideras.
*

Nota: elaborado por la autora mediante datos productos de la investigación y del Catálogo del Patrimonio Cultural
Venezolano 2004-2006 SU 14. Municipio Sucre, estado Sucre (p. 36).

99
De lo contrario, la lasitud de esta herencia del siglo pasado, se acentuará notablemente,
pudiendo contribuir a desdibujar gran parte de esta riqueza cultural, desarrollada
desde la singularidad de la arquitectura de la primera mitad del siglo XX; la cual desde
el movimiento moderno en Venezuela jugó un papel fundamental en el desarrollo del
país.

Significado histórico del Liceo Antonio José de Sucre

El Liceo Antonio José de Sucre, tiene sus orígenes en el antiguo Colegio Nacional, este
en lo que fue el Convento de San Francisco de Cumaná y, por ende, en los procesos de
colonización y evangelización en tierra firme. Para contextualizar esta afirmación es
necesario hacer una retrospectiva tomando como base este último acontecimiento,
y para ello Gómez (1981, p. 41-43) afirma que el primer intento de fundar una misión
dominica, en 1513, en la costa de “Cumaná Abajo”, fracasó debido a enfrentamientos
entre indígenas y “esclaveros” españoles. De igual manera, señala que posteriormente:

Por el año 1515, franciscanos y dominicos decidieron enviar nuevos misioneros, Los
franciscanos desembarcaron a fines de dicho año en las costas de Cumaná y fundaron
un convento “a un tiro de ballesta de las costa del mar, junto a la desembocadura del río
Cumaná”. Los dominicos que partieron de Santo Domingo, al mismo tiempo arribaron más
lejos, estableciéndose (…): “Cinco leguas más al occidente, por la costa, en el lugar llamado
Chiribichi y que ellos designaron Santa Fe”. (…). Fue en la misión de Cumaná donde se
ofició la primera misa en Tierra Firme, (…). Este asiento misional con su convento y su
huerta, con su Misa y sus frutos, fue el origen de la ciudad de Cumaná. (…) Construyeron
(…), el primer convento y la primera escuela de la América Continental.

En 1520, debido a una rebelión por parte de los indígenas hacia las actitudes violentas
de los esclavistas españoles, y como protesta destruyen los Conventos de Santa Fe
y el de la Misión de Cumaná (Ob. Cit.). Posteriormente, se ordena la reconstrucción
del asiento de la misión franciscana, por parte de Gonzalo de Ocampo, así lo refiere
Morón (2012, p. 49): “En 1521, el capitán (…) de Ocampo construye unas (…) fortalezas
en la bocas del río Cumaná, que el padre Las Casas llamó Toledo. En 1523 Jácomo de
Castellón edifico una fortaleza, sobre las ruinas de la anterior”, destacándose que este
fue nombrado alcalde de la fortaleza de Cumaná. Es importante resaltar la frecuencia
de movimientos telúricos, huracanes y maremotos característicos en la zona, y uno de
los más sentidos en estos años fue el terremoto del 1 de septiembre de 1530, el cual
ocasionó severos daños, destruyendo la fortaleza mencionada.

Siete años más tarde, en 1537, es reconstruida resurgiendo con ella los procesos
de evangelización y de nuevas enseñanzas para los pobladores de la zona. Esta
perseverancia de los misioneros en la región, indica para Fuentes (1990, p. 156) la
marcada vinculación e influencia de estos con la formación del oriente venezolano,
y refiere que parte de las dificultades y conflictos de esos años, de debió a: “La falta

100
de incentivos para futuros colonos (…), la extraordinaria belicosidad de su población
aborigen y el abandono de Cubagua y la explotación perlífera (…)”. Para Morales y
Rodríguez (1999, p. 215), esta experiencia misionera por parte de los franciscanos
tiene su importancia, al representar el primer asiento urbano en “Tierra Firme”, en la
ciudad de Cumaná.

Después de veinte años, el 1 de febrero de 1562 es fundada en esta zona “Nueva


Córdoba”, por parte de fray Francisco de Montesinos, conforme a Morón (2012, p.
49-50), afirmando a la vez que: “Es una ciudad sola, sin gobernación, (…). La ciudad
serviría de base y de capital a la gobernación que se creará (…)”. Posteriormente, el
15 de mayo de 1568, es creada la “Provincia de Nueva Andalucía” siendo Cumaná su
capital. Esta provincia es de gran notoriedad para Europa, así lo refiere Caulin (1779,
p. 6)

Una de las cosas, que ilustran, con notoria fama, entre las quatro partes del mundo, a
la América; y entre los Reynos de ésta al nuevo Reyno de Granada, es la Provincia de la
nueva Andalucía; cuya capital es la Ciudad de Cumaná, a quien algunos geo-graphos
dan el nombre de la nueva Córdova, situada en la Costa que llaman de Tierra-Firme, (…).
Las ciudades, que comprehende esta jurisdicción, después de su referida capital, son: la
nueva Barcelona, alias, Cumanagoto, San Balthasar de las Arias, o Cumanacóa, las Villas
de Arágua, y el Pao, y la Real Fuerza de Araya…

La provincia de Nueva Andalucía, sin duda por la expansión o jurisdicción que


comprendía, impresionaba por la diversidad natural (flora y fauna), los pobladores, y
la geográfica e hidrología de esta extensiva región.

Sobre la base de las ideas expuestas, se reitera la importante participación de la iglesia,


a través de las diferentes provincias y, de manera especial, en la de Nueva Andalucía,
no solo en la evangelización de los pobladores originarios, sino también en el
desarrollo de la educación desde los espacios básicos, construidos en 1515 mediante
“una choza o casa de palmas”, como lo refiere Gómez (1981, p. 71) era lo que constituía
el Convento, el cual se situaba “a un tiro de la ballesta”, de la desembocadura del río.

Posteriormente este es trasladado hacia el interior, argumentando que: “(…), a causa


de las expediciones esclavizadoras de los indieros, de las invasiones de los piratas (…),
el poblado fue trasladado hacia el interior, (…) entre las colinas del Este y el río, (…).”,
esto permitió una mayor y mejor protección, estructurando, de igual manera, el área
urbana de lo que hoy se conoce como San Francisco en el centro histórico de la ciudad
de Cumaná. Este traslado, permitió el inicio de la nueva construcción para el convento
franciscano, inicia conforme a Gómez (1981, p. 72) una vez dada la autorización para
su construcción por parte del Rey en 1641 y es culminada en 1720.

El Convento de San Francisco, en la Cumaná de 1777, se ubicaba al sur de la ciudad

101
cercano al río Manzanares, correspondiéndose actualmente con “San Francisco”,
comunidad que debe su nombre a este convento. Hoy solo quedan ruinas de lo que
fue este conjunto edilicio de tipo monástico, que a lo largo de la historia fue afectado
por terremotos y pasó por diversos usos. En este aspecto Antonio José de Sucre, al
referirse a su ciudad natal Cumaná, recuerda en González (2006, p. 17) que esta se
encontraba dispuesta a la: “(…) aventura o a la desventura, por tantos terremotos que
ha sufrido. Las construcciones nuestras eran más pequeñas, (…). Solamente nuestros
castillos (…) y el convento de Los Franciscanos (…) podían ofrecer alguna importancia
a los ojos del viajero”. Efectivamente, la ciudad ha sido objeto fenómenos naturales
como terremotos, maremotos y huracanes, que la han afectado severamente a lo
largo de la historia, sin embargo, siempre se ha levantado.

Fig. 4. Plano general de la ciudad de Cumaná y sus contornos. Agustín Crame. (1777). Nota: la
letra “H” corresponde con el Convento de San Francisco. Fuente: Servicio Geográfico del Ejército
(Venezuela, N. 76)

Antes de continuar, es importante dedicar un espacio al mariscal Sucre; en la Cumaná


de finales del siglo XVIII, el 3 de febrero de 1795 nace Antonio José de Sucre y Alcalá, el
que años más tarde sería el “Gran Mariscal de Ayacucho” y el “Abel de América”.

De la mano de Salcedo (2009, p. XIV), se puede apreciar una pequeña síntesis de lo


que fue la grandeza de este insigne cumanés, contado junto a Miranda, Bolívar, Bello y
Rodríguez, como los cinco grandes de Venezuela, en este aspecto refiere el autor: “(…),
Sorprende, (…), que a los treinta y cinco años él hubiera agotado y culminado todas
las excelencias del deber, recibiendo todos los honores y desempeñando todas las
responsabilidades máximas (…)”. Salcedo, después sintetizar de indicar las prestancias,
distinciones y compromisos llevados a cabo por Antonio José de Sucre, culmina

102
agregando: “(…), en la esfera máxima de la cultura se ocupa de las universidades de
Bolivia en 1825, (…). A la edad en que muchos están comenzando, Sucre terminaba
con brillo envidiable su carrera (…)”; el Gran Mariscal Sucre, titulo otorgado en 1824,
tenía 35 años de edad, cuando fue asesinado el 4 de junio de 1830 en Berruecos, y
Bolívar al conocer la trágica noticia afirmo: “¡Santo Dios! ¡Se ha derramado la sangre de
Abel!...La bala cruel que le hirió el corazón, mató a Colombia y me quito la vida”. Ese
sentimiento que manifestó Bolívar, se ha mantenido en el tiempo en cada venezolano,
en especial cuando se evoca el pasado, la historia que permite visualizar con mayor
claridad el presente y soñar en un mejor futuro.

Prosiguiendo con lo que representó el Convento de San Francisco para la ciudad de


Cumaná y para el país, tal como se mencionó con anterioridad, desde los recintos de
este bien cultural heredado del siglo XVII, respecto a la educación entre 1759 y 1782
Uzcátegui (s/a: s/n) refiere: “(…) por iniciativa oficial y privada, funcionaron cátedras
de Latín, Filosofía, Escolástica, Moral y Teología”. Indicando, igualmente, que en 1812
el ayuntamiento unifica las cátedras que funcionaban de manera aislada y solicita
la creación de la Universidad, la cual fue aprobada, estableciéndose en el antiguo
Convento de San Francisco.

En lo que respecta a esta Universidad de Cumaná, comenzó su operatividad desde las


instalaciones del mencionado convento el 11 de mayo de 1822; sin embargo, al caer la
primera República se ven interrumpidas las actividades de la misma. (ob. cit.). El autor
señala que posteriormente: “El Colegio Nacional de Cumaná, se crea por decreto del
ejecutivo el 28 de febrero de 1834”, afirmando que tuvo su origen: “(…) en el Decreto
de Instrucción pública el 27 de octubre de 1824, dictado por el Vicepresidente de
la República de Colombia, General Francisco de Padua Santander, siendo su primer
rector el Dr. Andrés Level de Goda”.

Entre 1850 y 1853, se dictaron estudios de importancia para la ciudad, así lo refiere
Herrera (2007, p. 55): “El Congreso en 1850 crea estudios de jurisprudencia y de
medicina, en cuya enseñanza participó Luis Daniel Beauperthuy, hasta 1853. José
Antonio Ramos Sucre estudió también en ese colegio graduándose de Bachiller en
Filosofía, en 1904”. Cabe destacar que Beauperthuy (1807-1871), fue médico graduado
en París en 1837, arribó a Cumaná en 1838, revalidó su título en la Universidad Central
de Venezuela (UCV), llegando a descubrir el agente transmisor de la “fiebre amarilla”.

En 1853, un fuerte terremoto interrumpe las actividades que se desarrollaban en el


Colegio Nacional de Cumaná, desde la sede de las instalaciones del Convento de San
Francisco, este terremoto destruyó la ciudad, convirtiendo en ruinas el mencionado
convento.

103
Fig. 5. Fachadas principal y posterior o interna de las Ruinas del Convento de San Francisco de
Cumaná. Fuente: la autora 2015.

Transcurridos veintidós años, en 1875, el Colegio Nacional de Cumaná fue elevado a


Colegio Federal, funcionando en otros inmuebles debido a las condiciones ruinosas
en que quedó el conjunto monástico, después del terremoto de 1853.

En el siglo XX, a finales de 1935, después del fallecimiento del general Juan Vicente
Gómez, es designado por el gabinete encargado de la presidencia, al general Eleazar
López Contreras (1883-1973), este nuevo mandatario tuvo un papel muy importante
en la transición, después de veintisiete años de dictadura, hacia la democracia del
país. Para Uslar (1980, p. 410) hubo dos circunstancias que le permitieron lograr esta
difícil tarea: “(…) un Ejército institucionalizado, y profesionalizado, que lo reconoce
(…) jerárquicamente como jefe, (…); además influyó mucho su carácter. (…) era
un hombre conciliador, inclinado a buscar fórmulas de arreglo, desprovisto de toda
impulsividad y violencia, muy equilibrado; (…)”. Estas condiciones, en especial las
últimas son fundamentales para la unión y el respeto, facilitando con ello el desarrollo
de políticas que enrumbaron o encauzaron al país hacia la democracia.

López Contreras, mediante el “Programa de Febrero”, formula los lineamientos de


un plan político–administrativo, dada las grandes necesidades de la nación. Este
programa que abarcaba diversos aspectos o puntos de importancia, como es el
IV. Educación Nacional, Uslar (1980, p. 409), en este aspecto indica que este plan
comprendía: (a) Lucha contra el analfabetismo. (b) Reorganización del Liceo, en vista
de la formación del carácter y de la adecuada preparación científica para el ingreso
a las universidades y escuelas técnicas. Creación de un Instituto Pedagógico para la
preparación del profesorado de los liceos. (c) Creación de escuelas de artes y oficios
adecuados a las necesidades de cada región.

Tomando como base las consideraciones anteriores, el presidencial López Contreras,


mediante decreto del 18 de julio de 1936, cambia la categoría de Colegio Federal a la

104
de Liceo, en este caso Liceo de Cumaná, y en el marco del mencionado “Programa de
Febrero”, se proyecta la nueva sede para el mismo desde la Sala Técnica del Ministerio
de Obras Públicas (MOP) entre 1936-1944, entre otras construcciones importantes
para la ciudad, en especial en el área educativa.

Un aspecto de gran importancia que señala Uslar (1980, p. 413) es que: “Lo realizado
en ese quinquenio, si se compara con las circunstancias y la escasez de medios, es
notable. Se adelanta en afirmación de la democracia, en creación de nuevas formas de
convivencia social y en definición de rumbos”. Sin duda alguna, la ciudad de Cumaná,
que después del terremoto de 1929 quedo en ruinas, es levantada nuevamente
durante este periodo de gobierno.

En 1941, asume la presidencia el general Isaías Medina Angarita (1897-1953), quien


amplía la democracia en Venezuela, teniendo como base la etapa de transición dejada
por López Contreras, en palabras de Uslar, crea un régimen de absoluto respeto a las
garantías constitucionales y a las libertades públicas. Durante su gobierno se impulsan
una serie de reformas y obras de importancia, reflejadas en todos los estados del país,
Cumaná fue una de las más favorecidas por el presidente Medina Angarita.

En base de las consideraciones anteriores, el periodo que va de 1936 hasta 1945, el


cual comprende los gobiernos de López Contreras y Medina Angarita, es considerado
por Uslar (1980, p. 417) de extraordinario, en cuanto a
la obra realizada, y agrega: “Particularmente sorprende la desproporción entre los
recursos con que se contó y la dimensión de la labor realizada, no solamente en
administración, sino en obras materiales efectivas. (…) se trabajó con empeño (…) y
(…) cooperación”.

En este aspecto, y en lo concerniente a la ciudad de Cumaná, en 1944 el presidente Isaías


Medina Angarita, a través de la Gaceta Oficial de los Estados Unidos de Venezuela Nº
21.451 de fecha jueves 6 de julio de 1944 y mediante Decreto Nº 140-5, considerando:
“(…) que el día 3 de febrero de 1945 se cumplirán 150 años del nacimiento (…) del Gran
Mariscal (...); (…) que la gratitud de los pueblos debe manifestarse en forma digna de
la grandeza de los héroes; (…)”. De igual manera, decreta importantes obras públicas
para la ciudad, entre las cuales el artículo 9º menciona: Casa de la Municipalidad,
Sanatorio Antituberculoso de Oriente, Nuevo Puente sobre el Río Manzanares, el
Estadio Escolar (…), y reformas al Hospital Civil de la misma ciudad.

De gran beneplácito, para los países hermanos y, en espacial, para los venezolanos y
cumaneses, fue la celebración del sesquicentenario del nacimiento del Gran Mariscal
Antonio José de Sucre; las obras planificadas desde los gobiernos nacional y regional,
así como desde la empresa privada y la iglesia, se llevaron a cabo en el tiempo previsto
y fueron inauguradas durante esta magna conmemoración por el presidente Medina
y demás autoridades.

105
La casa de Antonio José, Cumaná, se vistió de gala. La que el recordaba con frecuencia,
como lo indica González (2006, p. 16): “¡Mi Cumaná! no he podido olvidar a pesar del
tiempo el manzanares, con sus aguas tan traslúcidas y el puente que cruzábamos los
muchachos. Los Barrios de Santa Inés y de Nuestra Señora de Altagracia”. Esa Cumaná
que aún perduraba en su memoria histórica, con su paisaje natural y construido,
a través de la dinámica social se ha ido transformando en el tiempo; por lo que es
necesario sensibilizarse ante ese pasado, muchas veces desconocido y encontrarse
con el presente, pudiendo así entenderlo desde la significación cultural, en especial el
significado o valor histórico del bien.

Significado arquitectónico del Liceo Antonio José de Sucre

Para iniciar este punto referido a la significación arquitectónica del bien y sus contexto,
es necesario recordar que la UNESCO, entre otros objetivos, tiene el de promover la
identificación, protección y preservación del patrimonio cultural y natural, asimismo,
los Estados Miembros, como lo es Venezuela desde el 25 de noviembre de 1946,
conforme a la Lista de estos y de los Miembros Asociados de la organización, al 1
de enero de 2014. De igual manera, forma parte de la organización internacional
Documentación y Conservación de la Arquitectura del Movimiento Moderno
(DOCOMOMO), desde agosto de 2010, cuando se aprueba el capítulo DOCOMOMO
Venezuela, con el respaldo de los setenta países miembros y mediante la conferencia
internacional celebrada en México “Viviendo en la Modernidad Urbana”.

De igual manera, es importante recordar, que el Liceo Antonio José de Sucre, de


Cumaná, se enmarca en un extenso programa gubernamental de dotación de edificios
escolares, como importante aspecto de la política oficial orientada hacia el desarrollo
y la modernización del país, llevada a cabo de manera eficaz y efectiva durante las
décadas de los años treinta y cuarenta, como se mencionó en el apartado anterior. En
tal sentido, este conjunto arquitectónico y su contexto urbano inmediato, es herencia
de la arquitectura moderna, la que se corresponde con la primera modernidad.

Cabe destacar que la arquitectura moderna, surge en Europa después de la Primera


Guerra Mundial (1914-1918), como rechazo al eclecticismo que imperaba en el
momento. Esta vanguardia se verá reflejada en la arquitectura latinoamericana,
años después, iniciándose en la década de los treinta y cuarenta, y cristalizándose a
partir de los cincuenta, desde la búsqueda de una arquitectura propia del lugar. Esta
arquitectura como expresión del ser humano, de una época determinada, forma
parte de la herencia histórica y, por lo tanto, posee una significación cultural de gran
importancia.

Para Manzini (2001, p. 34), la significación cultural: “(…) vincula las etapas de la vida
histórica de un bien patrimonial que permite comprender su razón de ser en el
tiempo, detectar lo que es importante en la vida de los mismos y explicarlo como

106
producto cultural”. La significación cultural, también es base fundamental para la
toma de decisiones, en lo que respecta a protección, manejo, y fundamento de la
interpretación de los bienes culturales, así como para la valoración. Es por ello, que
resulta indispensable que este se trasmita de manera veraz, contribuyendo a dar
cuerpo, como lo señala Manzini, a la identidad de una sociedad o comunidad.

Como se mencionó, las décadas referidas a los gobiernos de Contreras y Medina


hicieron énfasis en políticas de carácter educativo, de salud e higiene y vivienda;
para ello se proyectaron y ejecutaron importantes edificaciones en estas áreas, entre
otras de interés nacional, a través de los profesionales de la arquitectura e ingeniería,
adscritos a la sala técnica del MOP, institución creada en 1874, al igual que la Sala
Técnica, con el objeto de evaluar los proyectos de obras civiles necesarios para el
desarrollo del país.

La fase inicial de la arquitectura moderna en Venezuela, se desarrolla de la mano, no


solo del máximo exponente de esta arquitectura en el país, como lo fue el arquitecto
Carlos Raúl Villanueva, sino también de otros profesionales de la Arquitectura e
Ingeniería como: Carlos Guinand Sandoz, Luis Malaussena, Luis Eduardo Chataing,
Gustavo Wallis, Willy Ossot, Manuel Mujica y Cipriano Domínguez, entre otros, que
formaron parte de la sala técnica del MOP.

De estos profesionales, fue Cipriano Domínguez (1904-1995), quien diseñó y construyó


las torres del Centro Simón Bolívar en Caracas, destacándose, a la vez, durante su
actividad en el MOP. Parte del curriculum de este importante arquitecto, conforme a
la Revista CAV Nº 54 (1995:43), refleja que Domínguez, fue Ingeniero (1928), Doctor
en Ciencias Físicas y Matemáticas (1928), Arquitecto (1955). Arquitecto al servicio del
MOP (1934-1945). Arquitecto Proyectista y Director de la Construcción del Centro
Simón Bolívar (1948-1957). Fundador de la Sociedad Venezolana de Arquitectos (1945)
y de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Central de Venezuela (1945). Recibe
el Premio Nacional de Arquitectura (1990).

Durante los años que estuvo al servicio del MOP, elaboró muchos proyectos,
destacándose, entre otros, el diseño de varios liceos: el Caracas (Instituto Pedagógico),
el Fermín Toro; el Libertador de Mérida; el de Barquisimeto y el de Cumaná, es decir, el
Liceo Antonio José de Sucre. En este aspecto, el Diario de Caracas, reseñó el 29-01-1995
(c.p. Desde la Memoria Urbana, abril 2007), sobre la arquitectura o edificios modernos
de Domínguez como: blancos, sinceros, generosos, limpios y hermosos. Estas
características, a pesar de las ausentes políticas de mantenimiento y conservación,
aún se manifiestan en líneas generales, en el Liceo Antonio José de Sucre de Cumaná.
Domínguez, logró una arquitectura en coherencia con las condiciones climáticas, con
énfasis en lo formal, así como en la generosidad espacial, vinculada con el contexto
inmediato y eminentemente funcionalista.

107
El conjunto arquitectónico se implanta en un terreno de aproximadamente 8876 m2,
con un área de construcción de 3654 m2, ocupando el 41,16 % del área de terreno,
contemplando un 58,84 % para áreas verdes, deportiva y estacionamientos. Está
conformado por 7 edificios, estos están organizados en función de los usos, desde
la calle Niquitao (fachada oeste) se ubica el acceso principal a la institución, realzado
mediante cuatro amplias escalinatas que a la vez acentúa la verticalidad que conforman
los 3 vanos a doble altura que conducen a un hall de entrada bastante espacioso. En
la parte superior de este volumen se identifica la institución con el nombre del Gran
Mariscal de Ayacucho: “Liceo Antonio José de Sucre”.

Desde el hall de entrada principal a doble altura, (el cual remata visualmente con un
busto del Gran Mariscal, ubicado en el primero de los tres patios internos del liceo), y el
secundario desde la calle general Salom, (desarrollado mediante una galería techada
a una sola altura, adosada a la margen izquierda del espacio destinado al auditórium),
se organizan y distribuyen los diferentes espacios del conjunto arquitectónico. Estas
dos esbeltas volumetrías de techos planos, se interconectan a través de un nodo de
base rectangular (el más alto del conjunto), el cual en sus cuatro caras presenta bien
definido el espacio para el reloj, símbolo de la escolaridad en la época, así como el
auditórium; predominante en las edificaciones escolares de la época, con el fin de que
funcionara, también, como elemento de integración comunitaria.

Una vez en el hall del acceso principal, se ubica a mano izquierda el volumen donde
funcionan las oficinas administrativas, desde este se desprenden cuatro brazos
perpendiculares y orientados norte-sur; en tres de ellos se dispusieron las aulas
y laboratorios. En el cercano al auditórium se encuentra la biblioteca y actividades
afines, estas volumetrías conforman tres patios internos, evidenciando una acertada
respuesta al manejo de ventilación e iluminación natural.
Todo el conjunto arquitectónico, se interconecta entre sí mediante las galerías
techadas y los tres generosos patios internos que le dan un valor agregado al
conjunto, mejorando las condiciones climáticas en los diferentes ambientes y
ofreciendo a los usuarios nuevas sensaciones y relaciones espaciales; de igual manera,
estas edificaciones poseen pequeños elementos conectores por la fachada este, de
techos planos que funcionan como áreas de apoyo (cantina, depósitos, entre otros
construidos posteriormente, que no guardan relación con el conjunto). El liceo
también dispone espacios para canchas deportivas, estacionamientos y áreas verdes
en los retiros con las calles (Niquitao y Boyacá).

108
Fig. 6. Vista parcial del Liceo Antonio José de Sucre desde la intersección entre las calles Niquitao
y General Salom. Fuente: la autora 2015.

Este bien cultural, herencia histórica de la época moderna, posee una valiosa
significación cultural, destacándose en este ensayo los valores históricos y
arquitectónicos que representa esta herencia, un significado que puede perderse
o enriquecerse, dependerá de todos, y fundamentalmente, desde una de las más
importantes frases de Bolívar: “Moral y luces son nuestras primeras necesidades”,
claramente plasmado en la parte superior derecha de la fachada principal del conjunto
arquitectónico; el lograr que éste y muchos otros bienes culturales inmuebles de
mediados del siglo XX, perduren en la memoria colectiva y puedan preservarse para el
uso y disfrute de todas las generaciones.

Conclusiones

Se destaca la importancia de la significación cultural como elemento fundamental


para la conservación de los bienes culturales, en especial los correspondientes a la
arquitectura moderna, cuya fragilidad es cada día más notoria. La inmaterialidad que
condujo a la materialidad de estos bienes, ese componente histórico-arquitectónico,
empieza a tergiversarse por desconocimiento, poca difusión, falta de políticas que
incidan en la valoración de los mismos, entre otros aspectos.

Esto ha traído como consecuencia, un desdibujamiento en las generaciones actuales,


que de no tomarse acciones al respecto, se perderá parte de la herencia arquitectónica
de principios del siglo XX, una arquitectura reciente que representa parte de la
identidad de los cumaneses y de los venezolanos, de una determinada época en

109
la historia, de una arquitectura propia del lugar, de la singularidad latinoamericana
expresada de manera particular en la cuna del Gran Mariscal. Desde esta aproximación
se pretende contribuir a la difusión de los valores históricos y arquitectónicos
inherentes al bien cultural, contribuyendo a dinamizar la protección, conservación,
valoración y afianzamiento de la identidad hacia esta herencia cultural por parte de la
colectividad y su transmisión a generaciones, presentes y futuras.

110
Referencias

Azkarate, A., Ruiz M., Santana, A. (2003). El patrimonio Arquitectónico.

Ballart, J. (1997). El patrimonio histórico y arqueológico: valor y usos. Barcelona:


editorial Ariel S.A.

Carta de Burra (1979). Australia para Sitios de Significación Cultural.

Cartografía antigua: Ciudades de América. Geoinstitutos. [Documento en línea].


Disponible en: http://www.geoinstitutos.com/serv_cartg/cumana.swf

Caulin, A. (1779). Historia coro-graphica natural y evangélica dela nueva Andalucía


provincias de Cumaná, Guayana y Vertientes del Rio Orinoco. [Documento en línea].
Disponible en: https://books.google.co.ve/books?id=neZWAAAAcAAJ&pg=PA6&dq=
la+provincia+de+cumana&hl=es-419&sa=X&ei=CUPzVIKXK46gyASQzILICA&ved=0C
C8Q6AEwAg#v=onepage&q=la%20provincia%20de%20cumana&f=false

Declaración de Praga (1971). Resolución para la Protección de los Monumentos


Culturales de los Siglos XIX y XX.

Desde la memoria urbana (2007). Cipriano J. Domínguez (1904-1995). Publicado en


Arquitectura. El Diario de Caracas. Caracas, domino 29 de Enero de 1995. [Documento
en línea]. Disponible en: http://hanniagomez.blogspot.com/2007/04/cipriano-j-
domnguez-1904-1995.html

DOCOMOMO Venezuela. [Documento en línea]. Disponible en: http://www.


docomomovenezuela.blogspot.com/
Fuentes, M. (1990). Los problemas del oriente venezolano y su reflejo en el convento
franciscano de Cumaná. [Documento en línea]. Disponible en: file:///C:/Users/Aida%20
Tineo/Downloads/Dialnet-LosProblemasDelOrienteVenezolanoYSuReflejoEnElCo
nv-253310.pdf

Fundación Costa de Venezuela. Mapas de la Colonia. [Documento en línea]. Disponible


en: http://www.costadevenezuela.org/?page_id=2419

Gaceta Oficial de los Estados Unidos de Venezuela N° 21451. 6 de junio de 1944.

Gaceta Oficial de la República de Venezuela N° 5.171 Extraordinario. 25 de Septiembre


de 1997.

Gómez, J. (1981). Historia del Estado Sucre. Ediciones de la Presidencia de la republica


Caracas / 1981.

111
González, R. (2006). Antonio José de Sucre en la dimensión de su destino. Editorial
CEC. S.A. Los Libros de El Nacional. Caracas.

Herrera, L. (2008). Los colegios nacionales, con especial referencia al de Cumaná. Rev.
Soc Venez Hist Med [Revista en línea] 2008, (Volumen 57 Nº 1-2:46-56) Disponible en:
http://revista.svhm.org.ve/ediciones/2008/1-2/?i=art6

Instituto de Patrimonio Cultural. Catálogo del patrimonio cultural venezolano 2004-


2006 SU-14. Municipio Sucre, estado Sucre

Manzini, L. (2011). El significado cultural del patrimonio. Revista Digital Sercam.


es. Estudios del patrimonio cultural. [Revista en línea], 2011, (Nº06JUN.): Disponible
en: file:///C:/Users/SIMON/Downloads/Dialnet-ElSignificadoCulturalDelPatrimon
io-3737646.pdf

Morales, Y. Rodríguez, C. (1999, julio). La vitalización de ruinas coloniales del convento


de san francisco de Cumaná. Una aproximación metodológica para el proceso de
conservación integral. Un caso venezolano. Curso Internacional sobre protección del
patrimonio construido en zonas sísmicas.

Morón, G. (2004). Historia de Venezuela. 2da Edición. Caracas, Venezuela.


Moure, E. y Téllez, G. (1995). La arquitectura doméstica Cartagena d Indias. ESCALA
Ltda. Bogotá-Colombia.

Ordenanza de Zonificación del Centro Histórico-Tradicional de Cumaná. (1992, Julio


7). Gaceta Municipal del Municipio Sucre. Edición Extraordinaria.

Posani, P. (1994). La Conservación de la Arquitectura Moderna. Encartado sabatino de


Economía Hoy. N° 68 pág. 4. Caracas, 2 de julio de 1994.

Revista CAV. Colegio de Arquitectos de Venezuela (1995 Nº 54). 1945-1995. Homenaje


al arquitecto Cipriano Domínguez en los 50 años de la fundación de la sociedad
venezolana de arquitectos.

Salcedo, J. (2009). Antonio José de Sucre. De mi propia mano. Fundación biblioteca


Ayacucho. Venezuela.

Uslar, A. (1980). Cuéntame a Venezuela. (Nº 26), 401-416 y (Nº 27), 417-432.

Uzcátegui (s/a). Historia de la Educación en el oriente venezolano. [Documento


en línea]. Disponible en: http://saber.ucv.ve/jspui/bitstream/123456789/7176/1/
educaci%C3%B3neneloriente.pdf

112
Memoria, Identidad Y Progreso
De La Ciudad Industrial De Venezuela

por: Andreina Guardia de Baasch

Resumen

En este artículo se presentan las características del parque industrial de Valencia y


su impacto en la identidad como Ciudad Industrial de Venezuela. Se determinó el
crecimiento del sector manufacturero con respecto a la huella urbana y se indican
los lugares cuyos nombres corresponden al tema industrial. Se abordan diferentes
posturas con respecto a la identidad, a través de una investigación documental y un
arqueo bibliográfico en proceso, que involucra una investigación de mayor alcance. El
análisis muestra que actualmente el parque industrial no corresponde a la memoria y al
símbolo de progreso que originó la identidad, se encontró un paisaje degradado, sub-
utilizado y con obsolescencia tecnológica. Se concluye que es necesario implementar
acciones a través de un proceso de innovación y de cambio cultural, que involucre a
la ciudad, la industria y la ciudadanía, que permita rescatar y revalorizar una nueva
imagen para la Ciudad Industrial de Venezuela.

Palabras clave:
Identidad
ciudad industrial
innovación

Introducción

La ciudad, para el que pasa sin entrar, es una, y otra para el que está preso de ella y no sale;
una es la ciudad a la que se llega la primera vez,
otra la que se deja para no volver; cada una merece un nombre diferente.

Italo Calvino

La ciudad de Valencia históricamente ha tenido una relación directa con la industria,


a través de esta relación y de la enorme importancia que ha significado el desarrollo
manufacturero, se le ha otorgado el nombre de “Ciudad Industrial de Venezuela”, por
lo tanto su identidad proviene de ella.

La identidad industrial de Valencia, se inicia a mediados del siglo XIX, período que se
define por los procesos de urbanización e industrialización, momento en que se perfila
*

Doctorando en Patrimonio Cultural - Universidad Latinoamericana y del Caribe (ULAC) Valencia. en Gerencia de la
Construcción - Universidad de Carabobo (UC), Arquitecto - Universidad Central de Venezuela (UCV).

113
como uno de los más importantes centros fabriles del país. La ciudad se percibe como
un reflejo de los avances en la industria, el progreso le permitió ser modernizada, con
teléfono, telégrafo, iluminación, acueductos y ciudadanos con una enorme calidad de
vida.
En el siglo XX, una enorme proyección en el sector industrial y económico se logró
con el impulso de la producción petrolera, esta etapa fue muy importante para las
industrias de la región, que a partir de 1951, se convierte en el foco del proceso de
sustitución de importaciones . Las políticas nacionales de 1960 y la salida de las
industrias de Caracas, superan las estimaciones para la ciudad industrial, la cual
duplica su área urbana y su población en un período de tan sólo treinta años, lo cual la
convierte en una ciudad masificada.

Los crecimientos urbanos se polarizan, comienza a funcionar como una ciudad


próspera que tiene una enorme industria; expandiéndose la huella urbana residencial
hacia el Norte y las zonas industriales y viviendas de los trabajadores hacia el Sur.

El centro de la ciudad como elemento unificador, ya no responde, se abandona y


cambia su vocación residencial a comercial diurna, y es allí donde la ciudad de Valencia
y la zona industrial se divorcian como concepto unitario, porque la industria no es
considerada ciudad, en ella no hay espacios públicos y no hay intercambio social entre
los ciudadanos, es sólo el lugar de trabajo.

Las características actuales del parque industrial en su mayoría demuestran un


enorme deterioro, que no es cónsono con la prosperidad que tuvo y debería mantener
una ciudad industrial. En la primera década del siglo XXI, como resultado de las
nuevas políticas económicas establecidas en el país, muchas empresas han cerrado
operaciones en forma definitiva y otras han paralizado temporalmente por falta de
insumos .

El sector industrial funciona en la actualidad con poca utilización de su capacidad


productiva, además del cierre por problemas económicos, algunas empresas han sido
expropiadas y muchas sufren de obsolescencia tecnológica. De continuar avanzando
en esta dirección, probablemente se perdería la identidad de Ciudad Industrial de
Venezuela que históricamente ha tenido Valencia.

Apoyamos la posición del autor donde señala: Decir identidad era hablar de raíces, de raigambre, territorio y de tiempo
largo, de memoria simbólicamente densa. (Barbero, 2008, p.36)
Cuando nos referimos a calidad de vida se entiende de acuerdo lo siguiente: La calidad de vida se ha convertido en
patrimonio del lenguaje cotidiano, en el que más que con un significado preciso, se utiliza como un término de uso
polivalente, que alude a una amplia diversidad de situaciones valoradas muy positivamente o consideradas deseables
para las personas o para las comunidades humanas. (Ferrán Casas, 1999, p.2)
Se puede ampliar la información correspondiente a este período, donde el proceso de expansión demográfica se acelera
de una manera decisiva, en (Martínez y De Castro, 2000, p.234).
Su masificación significó para muchos un camino de integración a la ciudad civilizada. Tal como lo señala González
(2005, p.102).

114
¿La identidad es un concepto frágil y efímero que no puede responder ante cambios
sociales, políticos y económicos en una ciudad?

¿Se puede proponer una alternativa de innovación que revalorice y reimpulse la


identidad de la ciudad industrial de Venezuela?

Los tiempos de una ciudad

La ciudad , la industria y la identidad se relacionan entre sí de maneras diferentes


dependiendo del período histórico que se analice y de los procesos sociales, políticos
y sobre todo económicos, que se manifiesten en cada una de las épocas y, a su vez,
producen condiciones específicas, tanto en el crecimiento de la ciudad, como de la
zona industria en el caso de Valencia.

La ciudad conjuga pasado (es memoria), presente (es vida) y futuro (es imagen). Igualmente
evoluciona, cambia y se transforma a ritmos diferentes y a veces en sentidos opuestos. Por
esta razón es de fundamental importancia conocer y reconocer los tiempos de la ciudad.
(Cuervo, 2003, p.123)

A partir de este criterio se desarrollará la temática, donde la historia, el pasado


y la memoria le dan origen a la identidad de la ciudad industrial, seguida por la
situación actual, que por las condiciones desfavorables del presente nos hace dudar
si la identidad está fracturada y el futuro como la imagen que se puede lograr para
reinventar y reposicionarla, retomando la identidad industrial como fortaleza para
definir la visión, un sueño colectivo de ciudad que podríamos lograr.

Origen de la identidad industrial

el pasado

El origen de las ciudades venezolanas se remonta a la época de la conquista española,


nuestros indígenas no habitaban en ciudades, ellos se asentaban en pequeños
poblados y algunos eran nómadas. Los españoles fundaron, trazaron, construyeron
y poblaron las ciudades ordenadas para reclamar su derecho sobre las nuevas tierras
conquistadas.

Cuando se realizan estudios sobre la ciudad, su forma, su estructura y la manera


cómo ha evolucionado, se debe siempre considerar que la ciudad es fiel reflejo de la
sociedad que la crea. Esta es la razón fundamental de porqué se inicia con el pasado,
con su historia y su gente.

La falta de insumos es un hecho noticioso en la prensa regional, ver NOTITARDE 18/09/2014 p.02 y 15/11/2014 p.02.
Segmento: Ciudad.

115
Históricamente Valencia ha tenido “el privilegio de ser la ciudad colonial española
que desde 1555 hasta hoy sigue conservando el primer trazado urbano reticular
cuadrangular perfectamente ortogonal. …es el documento más antiguo que tiene la
ciudad y el que más se resiste a desaparecer”. (Gasparini, 2005, p.19)

A finales del siglo XIX, se inician las actividades industriales, que desde entonces
acompañaron la evolución y el carácter de la ciudad que pasó a la condición de ciudad
criolla (1810-1826), según señala (Martínez, s.f.) ”Valencia se incorporó a la actividad
industrial a partir de 1878 cuando fue creada la empresa textil Telares de Valencia por
parte de Domingo Antonio Olavarría”. (p.17)

Un grupo de personas controlaba el poder económico y político, convirtiéndose en el


grupo dominante y al cual denominan la valencianidad , que luego se mezclarían con
los comerciantes e industriales en su mayoría extranjeros, formando la clase dirigente
de la región, lo cual mantienen durante un largo período.

Valencia era ya un reflejo de la industrialización, además del ferrocarril Puerto Cabello-


Valencia y del gran ferrocarril de Venezuela, Martínez y De Castro (2000) mencionan
que:

Se estima que hubo dos factores que estimularon esta situación: la fundación del
Acueducto de Valencia, que favoreció a las empresas que utilizaban el vapor como fuente
de energía, y luego, la inauguración de la Planta de Electricidad de Valencia que afianzó
el auge de las actividades económicas. El aumento de la población creó las condiciones
para que la industrialización se afirmara como la actividad económica fundamental que
caracterizó la región. (p. 207)

En la primera década del siglo XX se inicia la era industrial de Valencia, contaba con
importantes empresas y comercios y los avances en la industria eran sinónimo de
progreso, la Electricidad de Valencia en 1908 de Guillermo Dewitz, el Taller Metalúrgico
Winkelmann, la Cervecería, entre otros, fueron los primeros edificios industriales.
Luego, como lo definen (op. cit) se inicia el ciclo de Valencia como ciudad burguesa
(1926-1958).

La economía latinoamericana de principios del siglo XX se encontraba, en su mayoría,


dominada por el capital extranjero ; pudiéndose observar una diferencia cuando se
analiza la experiencia regional, al respecto señalan Martínez y De Castro, que Valencia
“escapa a esa generalización, no sólo estaba en manos de empresarios que poseían los
medios de producción, sino que además no se le conoció ninguna relación estrecha
con el capital extranjero sino hasta la década de los años 50”. (p. 229)
*

Compartimos el criterio del autor sobre el carácter complejo del significado de la ciudad, donde Cuervo (2003) señala
que la ciudad en sus más diversas definiciones y desde sus más iniciales concepciones es destacada como producto
colectivo, como una creación social, cuya naturaleza y características trascienden la mera suma de sus partes.(p.115)

116
De nuevo la actividad industrial le aporta identidad a la ciudad, su arquitectura urbana,
industrial y los ferrocarriles, muestran los beneficios económicos de sus habitantes,
los que integran diferentes técnicas y materiales constructivos, mejorando tanto la
calidad como el ornamento en las edificaciones. De manera acertada sobre Valencia y
sus costumbres sociales, señala Silva (2005), que:

Mientras, la ciudad se retrataba en las páginas de Elite en 1926, era la imagen de una
sociedad con nombres y apellidos y se afianzaron sólidamente hasta bien entrado el siglo
XX y que con el tiempo dieron nombre a calles, plazas y nuevos edificios (p.154)

Según Martínez y De Castro (2000), una nueva explosión industrial y económica llegó
con el auge petrolero que reconfiguraría al país entero; esta etapa fue un proceso
importante para las industrias de las región, en 1936 nace la unión de industriales del
estado Carabobo y Valencia se convierte en el foco del proceso de industrialización
sustitutiva de importaciones a partir de 1951. (p. 88)

Esta época coincide con la llegada de la arquitectura moderna a Venezuela y en


Valencia estas ideas se inician con un Plan Regulador de 1952-53, formulado por la
Comisión Nacional de Urbanismo , donde se planteaba un nuevo crecimiento de la
ciudad, la cual se adecuaba a la incorporación de grandes desarrollos industriales
como respuesta a los decretos que establecían la salida de los complejos industriales
de Caracas.

Con esta nueva planificación se produce un cambio de escala e identidad en el


fenómeno urbano, se duplica el área urbana, y se generan nuevas migraciones y
crecimientos dentro de la ciudad.

Hasta hace muy poco, decir identidad era hablar de raíces, de raigambre, territorio y de
tiempo largo, de memoria simbólicamente densa. De eso y solamente eso estaba hecha
la identidad. Pero decir identidad hoy, involucra también… hablar de migraciones y
movilidades, de desanclaje e instantaneidad, de redes y flujos. (Barbero, 2008, p.36)

Gran cantidad de inmigrantes extranjeros llegaron a Venezuela, contribuyendo al


desarrollo de las ciudades a través de sus oficios y experiencias, se pueden resaltar
los constructores italianos y los geómetras que implementaron diferentes métodos
constructivos y estilos en las edificaciones en las zonas urbanas.

En 1950 instalan la procesadora de alimentos para animales (PROTINAL), que desde


entonces ha significado imagen de progreso y de ciudad industrial a la entrada de la
*

8
Se puede ampliar la información en: Martinez (s.f.). Historia Urbana de Valencia. Crecimiento Poblacional y Cambios
Contemoráneos (1547-2000). (p.17).
9
Este término lo definen Martínez y De Castro (2000) en La Región Valenciana - Un estudio histórico-social. Al igual que
la denominación de los ciclos de Valencia como ciudad criolla (1810-26), burguesa (1926-58) y ciudad masificada (1959-
2000).

117
ciudad de Valencia.

Fig. 1: Protinal y Proagro, sector San Bla.


Fuente: Valencia Cenital (Niño, 2006, p.92)

La Fundación para el desarrollo de la Zona Industrial de Valencia (FUNVAL) abrió el


camino para que Valencia y Carabobo se industrializaran.

Hubo además una política municipal de incentivos en 1959 y 1962 con la creación de
FUNVAL, y que llevaron al establecimiento de las zonas industriales municipales norte y
sur para las grandes empresas y el parque industrial Los Criollitos, ubicado en el sector La
Florida, para el uso de la pequeña y mediana industria (Gonzalez,s.f. p.5).

A partir de este proceso, la Ford Motor Company se instala en la zona industrial,


definiendo el futuro de la misma. De allí surge una nueva identificación urbana y se
denomina la avenida principal de la zona industrial como su fundador, Henry Ford.

Varios espacios urbanos de la zona industrial tienen nombres de empresas o


empresarios, como por ejemplo: el distribuidor Firestone, el distribuidor Divenca, el
distribuidor Fábrica de Cemento, la Avenida Branger por los Telares Branger, entre
otros.

Con el desarrollo industrial, tecnológico y la masificación llegan también los grandes


*

Según el enfoque planteado por Andre Gunder Frank, citado por: Martinez & De Castro (2000, p.229)

118
edificios con crecimientos en vertical para los trabajadores, se construyen nuevas
urbanizaciones populares hacia el sur y se cambia el aspecto de la ciudad, donde el
nuevo perfil urbano permite mayores densidades en zonas residenciales.

Los nuevos cambios también generan múltiples problemas urbanos, como


pueden ser la falta de servicios, vialidad, equipamientos, movilidad, conectividad,
congestionamiento, saneamiento, inseguridad, violencia y toda la problemática de
una gran ciudad.

A partir de 1959, se denomina a Valencia como ciudad masificada, la estructura social


se amplía y diversifica, con lo cual, la identificación de valencianidad va perdiendo su
fuerza y aunque sus representantes siguen ocupando puestos de poder, son menos
reconocidos como la clase dirigente de la región.

Los principales objetivos de la sustitución de importaciones se habían cumplido en la


década de los 70, pero al mismo tiempo sus efectos negativos se establecieron, como
por ejemplo, la dependencia económica y financiera del extranjero. En las décadas
de los 80 y 90, aumentan las importaciones sobre todo del sector automotriz, lo cual
trajo como consecuencia, que los objetivos en la sustitución se hicieran más difíciles
de alcanzar.

La masificación urbana trae consigo enormes conflictos en las ciudades, además de


generar situaciones como el crecimiento descontrolado, el desorden y el caos, lo que
se traduce en grandes insatisfacciones para los ciudadanos que la habitan. Como
señala Romero (citado en González, 2005)

A la burguesía, a la clase media urbana de técnicos y profesionales y a la incipiente


clase obrera les surgió un nuevo vecino: la masa, entendida como aquel grupo social
sin inserción directa ni estable en los circuitos económicos tradicionales o en los nuevos
industriales. (p.96)

La ciudad sigue creciendo de forma polarizada, se desarrolla la industria hacia la


zona Sur con espacios residenciales para los trabajadores, nuevas urbanizaciones
populares y se abandona el casco histórico fundacional como zona residencial, el
cual adquiere una nueva ocupación de comercio diurno, convirtiéndose en el mayor
centro comercial de la ciudad.

Como resultado del enorme crecimiento, según Caraballo (2005), Valencia se convierte
en “La tercera urbe del país, polo industrial y comercial de los valles centrales, vio en
*

La industrialización y la urbanización contemporánea de la ciudad, han terminado por producir un cambio


incomprendido de la escala en el fenómeno urbano. Gonzalez,(s.f. p.6)
La identificación se construye sobre la base del reconocimiento de algún origen común o unas características
compartidas con otra persona o grupo con un ideal. (Hall, 1996, p.15)

119
los últimos cincuenta años un cambio violento…y su mancha urbana se desbordó
hacia los valles vecinos”. (p.159)

La zona Norte se desarrolla con nuevas urbanizaciones residenciales de clase media,


en busca de mejores condiciones en la calidad de vida. Este crecimiento contempla
pocos espacios públicos, no sólo en los nuevos urbanismos, sino en la cultura y la
ciudadanía. Sin estos espacios públicos hay poco intercambio social dentro de la
ciudad, lo cual limita la participación ciudadana y se representa hoy en día en la falta
de capital social .

No disponer de una visión global para entender los cambios que se venían produciendo,
al afianzarse la irreversibilidad de las tendencias de la urbanización, la transformación de
la vivienda y las ciudades, los crecientes costos de trasporte y movilidad, la presencia de
externalidades socio-ambientales entre otros de los cambios, quedaban cobijados por un
trasnocho engañoso sobre la realidad social: la dudosa pretensión que se avanzaba, se
progresaba. (Giraldo, 2003, p.18)

Un claro ejemplo es la autopista regional del centro, que divide y atraviesa de forma
dramática gran parte de la ciudad, pareciendo más una avenida principal que una vía
rápida de transporte, lo que incrementa el caos, el ruido y el tráfico diario.

En este momento se fragmentan la ciudad y la industria. Divididas y sin nexo entre


ellas, se genera una ciudad que contiene una gran industria; también se separan las
realidades sociales, económicas y prevalece un desarrollo desigual en lo social y lo
material, entre el norte y el sur; aun así seguía proyectándose

Fig. 2: División política en municipios y parroquias


*

Capital social como el valor que representa para la ciudad y su sociedad, la creación de redes que resultan de la
participación activa de ciudadanos.

120
como una región próspera debido a sus condiciones, facilidad de acceso por la red
vial, la cercanía a Puerto Cabello y un aeropuerto en plena zona industrial.

El crecimiento descontrolado no se percibe de una manera tan notoria como en la


ciudad de Caracas, donde los barrios de ranchos urbanos se encuentran en los cerros y
a la vista de todos los ciudadanos que habiten el valle; en Valencia por sus condiciones
geográficas, se encuentran en terrenos relativamente planos, las quebradas, los
bordes de los ríos y las zonas verdes, pero su realidad es tan palpable como la de otras
ciudades.

Estos crecimientos o asentamientos informales requieren de servicios públicos


que consiguen a través de empalmes ilegales en las tuberías de agua y en los
cables eléctricos, aumentando la basura, el caos, el desorden, el hacinamiento y la
perturbación visual dentro de la ciudad.

Estas referencias históricas nos permiten comprender los procesos que han dado forma
a la ciudad industrial, ese lugar que se ha reorganizado de acuerdo a las circunstancias
históricas, políticas, económicas, sociales y medioambientales, que necesariamente
ha evolucionado y se ha adaptado a los cambios que percibimos en la actualidad.

Actual situación, el presente

El estado Carabobo, tiene el segundo territorio más pequeño del país, su capital es
la ciudad de Valencia, que comprende cinco municipios autónomos con catorce
parroquias, el mayor de ellos es Valencia. Naguanagua se encuentra al norte, San Diego
al noreste, Libertador al suroeste y Los Guayos al sureste. Debido a los crecimientos
poblacionales, se integra con el municipio Guacara con tres parroquias, conformando
un área metropolitana, en la cual se asienta una población de 1.7 millones de
habitantes según el Instituto Nacional de Estadística (INE, 2013), ubicándose como la
tercera del país en la escala demográfica.

El territorio está ocupado de manera variada, con zonas de mayor densidad en el casco
central conformado por las parroquias Catedral, El Socorro, San Blas y Candelaria.
Luego baja la densidad poblacional hacia las áreas rurales del sur, especialmente las
parroquias Negro Primero e Independencia y el sur de la parroquia Miguel Peña.

La zona industrial como mancha urbana se extiende por varios municipios y


parroquias, dentro de las más importantes tenemos: Zona Industrial Municipal Norte,
Municipal Sur I, Municipal Sur II, La Caracarita, Michelena, Los Guayos, La Quizanda, La
Guacamaya, Las Garcitas, Zona Industrial y Comercial La Isabelica, Parque Comercial
Industrial Castillito, Los Criollitos – La Guacamaya, Urbanización Industrial Carabobo,
El Bosque, Araguaney, Zona Industrial Fundo la Unión, Castillete, Terrazas de Castillito,
San Diego, Urb. Agro Industrial el Recreo, entre otras.

121
La huella urbana está creciendo a su ritmo, a la vez, que supera su espacio, la industria
se está transformando aislada, no hay ciudad en la industria y la industria se divorcia
de ella. El concepto de ciudad industrial próspera, que históricamente acompañó a
la ciudad de Valencia se está desdibujado, fracturando y tiende a ser pasado en la
memoria de los ciudadanos.

Fig. 3: POU Área Metropolitana de Valencia.


Fuente: Alcaldía de Valencia

En el Gráfico 3 , se puede observar la importancia que representa para la ciudad la


gran ocupación del suelo urbano que tiene la industria. La enorme mancha de color
morado, está conformada por una gran cantidad de zonas industriales claramente
identificadas y con características propias, como: industria pesada, industria liviana,
mediana y pequeña industria.

En la última década el parque industrial se ha degradado, sus espacios están sub-


utilizados y no es la imagen de ciudad industrial y progreso que se quiere reflejar.
Valencia ha entrado en un proceso de transformación, que amenaza con dejar la
cultura urbana sin identidad y sin memoria colectiva.

Las ciudades al igual que las personas construyen su identidad a partir de las memorias
y estas se alojan en las historias, los cuentos, sonidos, música, imágenes, edificaciones,

122
gastronomía; todo lo que constituye el patrimonio cultural que conforma esa memoria
colectiva. (López, 2014, p.47)

En el ámbito específico de lo urbano, la identidad permite involucrar temas sociales


que precisan reflexionar sobre las distintas maneras en que las sociedades se
representan a sí mismas, a la vez, que constituyen códigos de comprensión y modos
de comunicación, que son elementos únicos para los habitantes de cada espacio
urbano o región particular.

Valencia creció muy rápidamente en las últimas décadas y es muy diversa a nivel
cultural. Esto se debe en gran medida a la migración rural-urbana como respuesta a la
necesidad de mano de obra en la zona industrial, así como también, a la gran cantidad
de empresarios y comerciantes extranjeros que se establecieron en la zona y se
mezclaron con los locales integrándose, en algunos casos, con la sociedad valenciana
y la valencianidad.

La crisis de identidad no sólo la produce el hecho constatable de que los venidos de otras
regiones nacionales o extranjeras, son hoy más que los nacidos en ella, sino porque la
ciudad no termina de asumir los aportes foráneos, ni ha asimilado las consecuencias
positivas y negativas de la industrialización y de la urbanización. Existe un desfase entre
lo que Valencia es hoy, en términos materiales, y la manera difusa como sus habitantes la
piensan y la quieren. (Gonzalez,s.f.,p.1)

Culturalmente se asocia lo industrial como un lugar poco atractivo, sucio, degradado y


sin encanto; lo cual en gran medida es cierto, pero a pesar de ello, conforma un paisaje
industrial; que además de las estructuras físicas específicas como son los galpones
metálicos, define una actividad económica y humana, siendo un valor que debemos
reconocer. De forma clara Trachana (2011), expresa que:

Una fábrica, por ejemplo, no es sólo una construcción sino también una forma de
organización del trabajo y de relación social concreta, donde se lleva a cabo un
determinado proceso de producción, donde se aplica un concreto sistema tecnológico y
a través del cual se establece una serie de relaciones funcionales y visuales con el medio
físico o la ciudad. (p. 195)

A pesar de ello, la condición de ciudadano no se percibe claramente en la zona


industrial, debido a que, una ciudad necesita espacios públicos de intercambio social,
*

Plan de Ordenación Urbana (POU) de la ciudad de Valencia. Se determinó con base a esta información, que
aproximadamente el 12% del uso del suelo urbano corresponde a uso industrial, en cualquiera de sus manifestaciones
(industria pesada, industria liviana u otros) y en la huella urbana de la industria se puede observar que no hay otros
usos como socioculturales, turísticos o recreativos dentro de ella, tampoco se observan espacios públicos como plazas y
parques.
Asumimos el concepto de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en
su conferencia mundial sobre políticas culturales llevada a cabo en México en 1982.

123
como la calle, la plaza, el parque, la vereda, la acera. En todos estos espacios es donde
se materializa la participación ciudadana y se conforma la identidad urbana, pero el
deterioro, la informalidad y la descomposición no lo permiten, como hace varios años
lo expresó González (2005) “La violencia ocupó nuestra identidad y nos autoexcluye”.
(p.115)

Imagen de la ciudad industrial


El futuro

Se inicia la discusión a partir del futuro, de lo que está por venir, de esa imagen de
la ciudad que queremos ver. También se da respuesta a las interrogantes planteadas
sobre la identidad y alternativas para revalorizarla e impulsarla. Con respecto a su
valor, explica Trachana (2011):

Los valores de la era industrial, período que se considera hoy cerrado y caduco, se suplantan
así por nuevos valores. El período histórico del presente, llamado era de la información, se
caracteriza por una industria limpia que está suplantando en los países industrializados
las industrias contaminantes trasladadas en los países en vías de desarrollo. (p.194)

Con respecto a lo anterior, nos refiere Caraballo (2011) que: “A diferencia del valor
estético propio del patrimonio urbano, el valor central del patrimonio industrial está
en su impacto en la estructuración de formas sociales y culturales relacionadas con el
proceso”. (p.125). En estos momentos que se perfila un proceso de desindustrialización,
hay que reconocer lo que ha significado la industria para la historia de la ciudad y
la sociedad industrial, que se debe conservar en la memoria y la identidad como un
legado cultural para las nuevas generaciones.

Según el concepto, la identidad no es frágil ni efímera, sino que está sujeta a un


constante proceso de cambio y transformación, en el cual las identidades en general,
están cada vez más fragmentadas y fracturadas; pero como son una construcción de
lo social, estas están siempre en evolución y no es un proceso terminado.

La identidad de una ciudad si puede responder ante cambios sociales, políticos y


económicos debido a su capacidad de moldearse y transformarse ante un nuevo
discurso; según Hall (1990) “las identidades (...) están sujetas a una historización radical,
y en un constante proceso de cambio y transformación” (p.17), por lo tanto, si existe la
identidad industrial, una posibilidad de cambio debe ser afianzarla, darle apoyo a ese
valor ya conquistado históricamente y reconstruirla con una visión innovadora.

El logro de una identidad para una ciudad la hace más reconocible y más fácil de
recordar. La identidad de “Ciudad Industrial de Venezuela” que ha tenido Valencia, es
*

El paisaje industrial es un nuevo concepto que viene a ilustrar nuevas tendencias del diseño para cuantificar los restos
materiales de la cultura industrial y dotarles de un nuevo sentido. (Trachana, 2011)

124
importante retomarla, re-inventarla y darle mayor fuerza, contando necesariamente
con la participación ciudadana, a fin de generar valor y no perder ese referente en la
cultura urbana.

El concepto de identidad es subjetivo e inmaterial , pero en el caso de Valencia,


la identidad industrial tiene carácter de marca de ciudad , siendo un elemento
de identificación, que desde el siglo pasado ya le pertenece y estuvo asociada a
prosperidad y calidad de vida.

Todo aquello que le da fortaleza a la marca de ciudad, corresponde en su mayoría


a la historia, la cultura, las costumbres, los valores y, en general, a su gente. Además
de esos elementos sociales que apuntalan la fortaleza de la ciudad, están todas
esas edificaciones industriales que deben ser evaluadas para conocer su potencial
patrimonial individual, como Protinal, que han sido un hito en la entrada a Valencia
con significado de progreso durante muchos años; así como la antigua Electricidad
de Valencia, que es otro de los ejemplos a considerar.

La especificidad de la ciudad se juega adicionalmente en el hecho de ser un sistema


evolutivo, es decir con una capacidad de adaptación al cambio en el medio exterior y, muy
particularmente, de ser un sistema en donde lo nuevo se crea y en ese proceso de creación
e innovación, el lugar, la forma, la proximidad, desempeñan un papel fundamental.
Cuervo, (2003, p.114)

Hay que pensar de manera global, donde la nueva ciudad industrial como un todo
responda a los cambios. Esto se puede lograr incorporando nuevas actividades
económicas como la industria de la información y el conocimiento; dando paso, a su
vez, a la producción cultural en todos sus aspectos. Al respecto nos dice Caraballo
(2011):

Si bien no se trata de conservar la totalidad de las industrias, si se plantea reconocer


la herencia y memoria de aquellos ingenios que desaparecen, así como de conservar
ejemplos representativos de los diversos sistemas productivos. Se hace necesaria una
valoración transdisciplinar, donde la interpretación de arquitectos, ingenieros, sociólogos,
historiadores, debe confrontarse con la valoración cultural de aquellos herederos directos
del proceso industrial y de su dinámica social. (p.125)

Por lo tanto, es momento de mejorar el espacio físico de la ciudad que corresponde al


paisaje industrial existente; de crear nuevos lugares de trabajo, esparcimiento, ocio y
*

Entendiéndose como patrimonio inmaterial: Todo aquel patrimonio que debe salvaguardarse y consiste en el
reconocimiento de los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas transmitidos de generación en
generación y que infunden a las comunidades y a los grupos un sentimiento de identidad y continuidad, contribuyendo
así a promover el respeto a la diversidad cultural y la creatividad humana. (UNESCO, 2003)
Se considera a la marca como un constructo socio-histórico y a la construcción de marca de ciudad como un proceso
signado por la creatividad ciudadana y la producción simbólica de carácter social. Paz, Sergio (2014)

125
cultura; y de descontaminar el ambiente natural como ríos, quebradas y zonas verdes.
De esta manera, se contribuirá a generar nuevos valores, a mejorar la calidad de vida
de los ciudadanos y se podrá mostrar a las generaciones actuales y futuras parte de la
historia y las tradiciones urbanas como parte de su identidad.
Referencias

126
Barbero, M. (2008). Identidad y Diversidad en la era de la Globalización. Ingeniería, (pp.
29-43).

Calvino, I. (1972). Las Ciudades Invisibles. Turin: Einaudi.

Caraballo, C. (2005). Urbanismo y Tecnología: Oportunidades y retos de la ciudad


en el nuevo siglo. En INDUVAL, Valencia 450 años - Una aproximación Urbanística y
Arquitectónica (pp. 159-267). Valencia: Editorial Arte.

Caraballo, C. (2011). Patrimonio Cultural un Enfoque Diverso y Comprometido. (pp.


169-216). México: UNESCO.

Cuervo González, L. (2003). Ciudad y complejidad: los rumbos. En F. Giraldo, Ciudad y


Complejidad (pp. 94-129). Bogotá: Ensayo y Error.

Ferrán Casas. (1999). Calidad de Vida y Calidad Humana. Papeles del Psicólogo, (pp.1-
16).

Gasparini, G. (2005). Valencia, La del Rey. En INDUVAL, Valencia 450 años - Una
aproximación Urbanística y Arquitectónica (pp. 19-78). Valencia: Editorial Arte.

Giraldo, F. (2003). Ciudad y Complejidad. Bogotá: Ensayo y Error.

González, O. (s.f.). Estudio Histórico de Carabobo. CODECIH-UC.

González, S. (2005). La ciudad venezolana Una interpretación de su espacio y sentido


de la convivencia nacional. Caracas: Fundación para la Cultura Urbana.

Hall, S., & du Gay, P. (2003). Cuestiones de Identidad Cultural. Buenos Aires-Madrid:
Amorrortu Editores.

López, D. (2014). Claves Urbanas. Caracas, Venezuela: Ediciones B Venezuela, S.A.


Martinez, A. L. (s.f.). Historia Urbana de Valencia. Crecimiento poblacional y cambios
contemoráneos (1547-2000).

Martinez, A. L., & De Castro Zumeta, M. (2000). La Región Valenciana - Un estudio


histórico social. Valencia: Universidad de Carabobo.

Ministerio del Desarrollo Urbano. (s.f.). Plan de Ordenación Urbanística del Área
Metropolitana de Valencia-Guacara. Gaceta Oficial Nº 4497 20-10-1992. Caracas.

Paz, S. (2014). Gestión estratégica y posicionamiento de ciudades. La marca de ciudad


como vector para la proyección internacional. Revista Venezolana de Gerencia, Vol 10.

127
Nº 30, (pp.177-197).

Silva, M. (2005). Ciudad de Empresarios y Comerciantes: La Arquitectura del siglo


XIX valenciano. En INDUVAL, Valencia 450 años - Una aproximación Urbanística y
Arquitectónica (pp.79-158). Valencia: Editorial Arte.

Trachana, A. (2011). La recuperación de los paisajes industriales como paisajes


culturales. Revista Ciudades. (pp. 189-212).

UNESCO. (2003). Convención para la salvaguardia del patrimonio cultural . París:


UNESCO.

Artículos citados:
NOTITARDE 18/09/2014 p.02 y 15/11/2014 p.02. Segmento: Ciudad.

128
El Bahareque, Patrimonio Cultural De Venezuela

por: Inés Y. Puente

Resumen

Al hablar de la cultura venezolana y cómo ha influido en ella la Arquitectura, los


materiales y técnicas constructivas, su evolución y desarrollo es inevitable dejar
mencionar el bahareque, porque es parte de nuestra historia y ha moldeado nuestra
identidad. Entre estas técnicas constructivas de importancia histórica está el bahareque,
que surge en la época prehispánica y que aún perdura en nuestros días. El objetivo de
este artículo es exponer la importancia del bahareque, sus métodos, la relación entre
sus materiales, analizar su compleja relación con su entorno, sus diferencias formales
y la importancia de su difusión para preservar el patrimonio cultural edificado
venezolano. Se desarrolla un análisis hermenéutico del trabajo realizado por Salas
Delgado La Arquitectura de Bahareque Colombiana, Patrimonio de la Humanidad
(2011) y Mara Henneberg de León La técnica constructiva del bahareque en el estado
Zulia, estudio comparativo (2005) a través de una metodología descriptiva. Es un
estudio realizado en territorio nacional, en el cual se exponen técnicas que pueden
ser perfeccionadas.

Palabras clave:
bahareque
patrimonio cultural
técnicas
preservación

Introducción

En Venezuela, así como en gran parte de Latinoamérica, se desarrolló la construcción


de edificaciones con materiales de las zonas donde se establecían los pueblos. Con
la época de la colonización se incorporaron nuevas técnicas para la construcción de
materiales como lo de los materiales de tierra, entre ellos el bahareque. Esta técnica
fue extendida en América latina, adquiriendo semejanzas y lenguajes particulares en
cada país. Durante este período se construyeron las más importantes edificaciones
(religiosas, civiles y residenciales) algunas de las cuales se mantienen incluso después
de la independencia de Venezuela, hasta nuestros días. Es importante destacar que el
bahareque se desarrolló con algunas variaciones y adquirió varios nombres a lo largo
*

Arquitecto, Diplomado en Gerencia de la Construcción, Cursante del Doctorado del Patrimonio Cultural ULAC-
Valencia. Investigación realizada para el proyecto de Tesis Doctoral Visión Compleja en la Intervención de edificaciones
Patrimoniales desde la Caracterización de los Estados Andinos. Revisión de estilo Dra. y PhD. Casadiego Enolina y el Lic.
Héctor Moy.

129
de Centro y Sudamérica, por diferentes indígenas: hay registro de que los mayas ya
vivían en casas de bahareque.

El bahareque estableció una tipología: en este proceso la tierra es el material de relleno


de los muros y el acabado de las paredes. Se convirtió en el sistema más utilizado
en el país hasta mediados de XIX, porque era de poco costo y muy adaptable, sin
embargo, debido a notables circunstancias derivadas del auge petrolero, las diferentes
administraciones públicas con directrices opuestas y la incorporación de nuevas
tecnologías y materiales constructivos, su utilización quedó en desuso y la tradición
oral y empírica desarrollada por los constructores se perdió en el tiempo. Tanto el
desapego y el poco valor que se le dio al bahareque como el desconocimiento de sus
virtudes y el poco incentivo por guardar su permanencia en nuestra cultura, junto a
la necesidad de utilizar materiales constructivos de uso más fácil y más resistentes
sísmicamente para la construcción de edificaciones de mayor altura, contribuyeron
al abandono de muchas edificaciones que terminaron por destruirse con el tiempo,
entre ellas edificaciones de gran valor patrimonial y cultural.

Con el regreso a la mirada del rescate del patrimonio cultural en Venezuela, han surgido
inconvenientes en la rehabilitación y restauración de las edificaciones construidas
en bahareque, debido a que no se han educado adecuadamente a profesionales
como arquitectos e ingenieros, ni personal de la construcción, en la utilización de
esta técnica; no existen incentivos de investigación que permitan el estudio de las
propiedades sísmicas y mejoras de las misma para desarrollar y expandir esta técnica
en planes de viviendas, como se suele hacer con el concreto, la madera y los bloques
de cemento. El bahareque es parte de nuestra identidad y entorno.

Este artículo pretende dar a conocer qué es el bahareque, incentivar su recuperación y


profundizar su identidad como parte del acervo cultural de nuestra nación, explicar los
tipos de bahareque que se usaron en la arquitectura colonial, las diferencias existentes
entre las regiones, cómo se usaron en las edificaciones, presentar su valor patrimonial
y cultural, y aportar propuestas para el desarrollo de nuevas técnicas e iniciativas. No
se pretende establecer esta técnica constructiva como la única válida, sino mostrar
una alternativa constructiva que permita motivar su uso de nuevo, preservando su
valor cultural e influencia en nuestra historia.

Los antecedentes históricos de la construcción del bahareque y las demás técnicas


constructivas en tierra, se remontan hace mucho tiempo, para algunos estudiosos
esta técnica tiene alrededor de 11.000 años aproximadamente y se extendió en varios
continentes. Muchos indígenas realizaban sus construcciones con estos materiales
del entorno, sin embargo, debido a su condición de perecederos, no existe mucha
evidencia arqueológica. Con la llegada de los españoles a América, las técnicas
constructivas de tierra fueron perfeccionadas.

130
Entre las primeras técnicas constructivas utilizadas en América están el adobe,
que fue introducido por los españoles. Debido a la actividad sísmica en Venezuela
y Latinoamérica, fue prohibida en el siglo XX, entonces se perfecciona la técnica
denominada el bahareque. Entre las técnicas constructivas de materiales en tierra
están: la tapia (proviene de la palabra árabe tabiya), el adobe (proviene de la palabra
árabe al-tub) y el entramado, este último incluye el bahareque (utilizado en varios
países de Latinoamérica y Europa), la quincha (utilizado en varios países de América
del Sur), el torchis con pan de bois (utilizado en Francia) y el Fachwerk (utilizado en
Alemania),es el bahareque una de las técnicas con más base precolombina que las
demás técnicas de construcción en tierra. Señala Hennerger (2005)

una técnica de entramado en el que la tierra se procesa, se mezcla con agua y después de
alcanzar el estado plástico, se amasa y se amolda como relleno dentro de una estructura
de madera .Es una construcción tipo jaula en donde la horconadura de la madera es la
que tiene la función de soporte. Es una técnica muy usada en varios países de los diferentes
continentes, distinguiéndose en América, en Venezuela, Colombia, Honduras, México,
Nicaragua, El salvador y Costa Rica. (p.39)

Lingüísticamente el término quincha, que significa bahareque, proviene de la


lengua quechua precolombina que se empleó en la evangelización en la época de
la colonización en América, que significa empalizada o cañizo. Otros estudiosos
presumen que si en los registros de las crónicas de la Indias realizados por los
europeos no mencionan la técnica del bahareque, es porque no provenía de España,
esto hace suponer que este mecanismo fue incorporado a los indígenas por los negros
esclavizados provenientes de África Centro Occidental, pues el término y la técnicas
son las mismas utilizadas por la población en África y las Antillas.

Para algunos estudiosos como Graziano Gasparini, es muy empleada por los indígenas
en poblaciones remotas a las áreas pobladas donde se ubicaban los afrodescendientes
que extraían las perlas y los que cultivaban el cacao en Venezuela. El empleo de la
técnica del bahareque a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX se redescubre en
Colombia, Venezuela y muchos países latinoamericanos. Esta etapa es la de mayor
auge, ya no sólo se desarrollan edificaciones residenciales sino también edificaciones
de importancia arquitectónica, debido a sismos y catástrofes naturales como señala
Sánchez (2007):

Ya lo dice J. E. Robledo: se “descubrió” el bahareque cuando los temblores destruían las


casas construidas con tapia pisada (Robledo y Prieto, 1999). Los fuertes temblores que
se presentaron antes de finalizar el siglo XIX y los daños producidos en las edificaciones
institucionales, así como en la arquitectura doméstica, permitieron desarrollar una cultura
constructiva que se mantiene en el siglo XX.(p.242).

En la técnica del bahareque se utilizan los siguientes materiales, según Orozco (2005)

131
Los materiales básicos utilizados en el bahareque son los tallos de Caña Brava o Amarga
(Gynerium Sagittatum) y de Guadua (Guadua Latifolia), así como el barro, mezclando agua
y tierra con paja picada, estiércol seco de ganado vacuno o equino, y más recientemente
con aglomerantes como cal o cemento. La utilización del bahareque para construir una
edificación comprende varias fases que determinan a su vez la secuencia de ejecución de
la técnica. Estas fases se denominan de manera general como horconadura, encañado,
embutido y revestimiento o empañetado. Los términos utilizados se refieren a la actividad
realizada en cada una de estas etapas. (p.45).

El proceso de ejecución es la misma en todos los países, con algunas variaciones en


cuanto al uso de los materiales para realizar las paredes y el entramado. Se desarrolló
en Venezuela utilizando la horconadura, relleno que puede variar en cada estado
(generalmente tierra y paja), empañetado o encalado de paredes o recubrimiento de
arena y cal.

Tipologías del bahareque

La práctica del bahareque ha evolucionado con el tiempo, originando unas tipologías


distintas. Hasta hace poco se desarrolló en Colombia una tipología denominada
temblorero, que es una construcción mixta de un primer piso de tapia pisada o
mampostería de ladrillo y los pisos superiores en bahareque. También existen el
embutido en tierra, el de tabla, el metálico y el e encementado.

En las tipologías que se emplea el bahareque entran dos categorías: una urbana que
se desarrolla dentro de propia ciudad y cascos históricos, donde se concentra la mayor
cantidad de población; se observan construcciones de bahareque de dos plantas o
más, patio central; son viviendas con revestimiento de color blanco; mientras, la
tipología rural son construcciones, por lo general de viviendas más modestas y de
espacios más flexibles, en las que se integran el exterior con el interior, su revestimiento
varia de color; en las localidades donde se implantaron con el correr del tiempo y la
modernidad se desarrollaron como ciudades intermedias. En los estados andinos y
zonas de menor ingreso económico se mantuvo el bahareque como una técnica de
construcción rural, las mejoras innovaciones e incorporación de nuevos materiales se
iniciaron primero en las zonas urbanas y luego se extendieron a zonas rurales.

Tipos de bahareque utilizados en Latinoamérica


En muchos países existen diversos tipos de bahareque, algunos desaparecieron y
otros se mantienen en el tiempo, entre estos tipos se menciona la de países como
Ecuador, donde se utiliza tres tipos de bahareque: entramado en madera relleno con
barro o paja; mejorado con entramado de madera, relleno con adobe prensado; y
bahareque prefabricado que tiene entramado de madera aserrada con entramado
relleno de bambú, estos últimos con cubierta de teja.

132
En Panamá llamado (quincha), es una pared o cerramiento entramado en madera
que se rellena con barro. En Brasil (taipa), se realiza un entramado de madera rústica,
relleno con tierra y también se puede encontrar el bahareque en paredes entramadas
de madera con revestimiento de tierra. En Argentina es conocido como quincha y
desarrolla la técnica como estanteo-quincha que es un entramado de madera sobre
horcones, sujetos con clavos o listones de cuero revestidos con tierra y cal.

En Bolivia el bahareque es conocido como tabiques, paredes entramadas de madera


relleno con barro. En Colombia se desarrolla de dos maneras: el bahareque de tierra con
entramado de madera puede tener o no guadúa con relleno de barro y el bahareque
de tabla que tiene entramados de madera y guadúa, cubierto con tablas verticales.
En Perú la quincha se presenta de dos formas: tradicional, entramados en guadúa o
troncos, rellenos con arcilla y la quincha prefabricada, esta se realiza en entramados
modulares de madera, rellenos con caña, cubiertos de barro, cemento. En Venezuela
se pueden distinguir los siguientes tipos de bahareque:

•Bahareque embutido en tierra: se emplea revestimiento de tierra o estiércol, se pintan


con tintes a base de aceite, las paredes de tablas de guadúas clavadas y se rellenan con
arcilla, paja o barro.

•Bahareque en tabla: se construye los zócalos en tablas y guardaluces verticales, se


pintan con tintes a base de aceite, aquí se cubren las paredes con tablas de madera.

•Bahareque metálico: se realizan revestimientos con morteros de cemento y también


se pintan con tintes a base de aceite, las paredes se realizan en tramos con paneles
de maderas modulares en las que se fijan láminas metálicas que las recubren que con
frecuencia suelen ser de zinc, que se asientan con clavos.

•Bahareque encementado: se llevan a cabo revestimientos con morteros de cemento


y también se pintan con tintes a base de aceite, las paredes están conformadas por
madera aserrada o estructura de guada, cubierta de lámina metálica recubierta de
cemento.

Variaciones del bahareque en Venezuela

El bahareque en Venezuela tiene principalmente las siguientes variaciones de acuerdo


a la región donde se desarrolla :

1.Bahareque tradicional: entramado de madera con horcones y cañas, relleno de paja


con tierra y paja.

2.Bahareque prefabricado: entramado de paneles de madera prefabricados fijados al


piso, relleno de pared de arcilla, paja y cal.

133
3.Bahareque con piedra: entramado de madera con horcones y cañas, relleno de las
paredes con una mezcla de cemento, tierra y piedra.

4.Bahareque con coco: entramado de madera con horcones y cañas, relleno de las
paredes con una mezcla de concha de coco, arena y cemento.

Ventajas y desventajas del uso del bahareque

Entre las ventajas de esta técnica está el aprovechamiento de los recursos del lugar,
el ambiente y riqueza natural, el bajo costo que genera su uso, no perjudica al medio
ambiente, por ello es ecológica y biodegradable, disminuye el gasto energético,
climatiza el interior de las edificaciones evitando el uso de aires acondicionados o
calefacciones. Luego de aprendida la técnica es de fácil ejecución, puede utilizarse
en la mayoría de los suelos, es reciclable, posee poca combustión, resiste a la acción
de las cargas como la compresión y es buen aislante térmico y acústico, evitando las
reverberancias, se puede usar madera natural con algunas torsiones, pues las mismas
se pueden utilizar en paredes intermedias y se ocultan con el revestimiento, además
es una técnica bioclimática.

Entre las desventajas están su necesidad de mantenimiento continuo, el poco


conocimiento y preparación de los constructores y artesanos en la técnica razón por
la cual está en desuso. No se puede emplear en construcciones muy altas, su natural
desgaste y erosión debido al agua y la intemperie, y requiere mayores tiempos de
ejecución que una obra de bloques de cemento, pues depende del buen clima.
También esta técnica requiere el consumo de mucha materia prima como árboles,
guadúas, caña etc., la madera demanda, a su vez, tratamiento adecuado para evitar
daños por insectos y bacterias, las reparaciones realizadas en los revestimientos no
se unen adecuadamente a los materiales existentes, si el piso es de tierra tiene poca
resistencia al desgaste, es difícil de limpiar y tiene mucha irregularidades.

Patologías del bahareque

Es necesario conocer los problemas que presenta esta técnica constructiva para
prevenir las causas que los provocan, consideraciones que deben tenerse en cuenta a
la hora de intervenir una edificación con valor patrimonial:

•La humedad: evitar la filtración del agua en los materiales, ya que cambia las
propiedades de los mismos, debilitándolos.

•Elementos bióticos: hongos, insectos, vegetación y demás animales que debilitan la


estructura.
*

Ver la clasificación realizada por Delgado S. La Arquitectura de Bahareque Colombiana, Patrimonio de la Humanidad,
2011.

134
•Asentamiento y deformación: El asentamiento se produce cuando el terreno pierde
resistencia y se inclina, cambiando la forma de la edificación, la deformación es cuando
la estructura vertical cambia y cede a la gravedad.

•Grietas y fisuras: cortes largos y cortos, respectivamente, que afectan la resistencia de


los elementos y debilita la edificación.

•Desplomes y/o desniveles: cuando se pierde un elemento constructivo que deforma


la edificación.

•Desvinculación de las estructuras: se refiere a las pérdidas de los elementos que


conforma la edificación, produciendo su desplazamiento.

•Desmoronamiento: desintegración del material original que provoca desplomes,


como el friso del entramado de las cubiertas y fachadas, ocasionado por la inadecuada
proporción de los revestimientos, su ubicación y los aglomerantes empleados.

Características constructivas del bahareque

En las edificaciones de bahareque que se han estudiado se emplean componentes o


elementos característicos, entre ellos se menciona los siguientes:

•Primarios estructurales: las fundaciones son construidas en bloques de piedra


superpuestos sin argamasa, dependen de la profundidad y calidad de la superficie
del suelo, el ancho de las fundaciones es mayor que el de las paredes, en muchas
construcciones se observa los zócalos. Las paredes son de forma cúbica, funciona más
como paredes o muros divisorios de espacios como una suerte de muros portantes,
pues esta función la ejercen los horcones en las que se colocan el entramado de caña
que sostiene el embutido de tierra. Existen edificaciones que presentan aleros en
madera y piezas ornamentales, las instalaciones sanitarias en las viviendas registradas
eran canalizadas en tabillas de madera y ladrillos cocido aunque se desconoce con
certeza el origen de su incorporación.

•Complementarios: las puertas son altas de madera maciza de dos hojas que no
sobrepasan los 3 m, que se comunica con el zaguán; al final del zaguán se encuentra
un entré portón, con presentan características similares a las viviendas de España que
reflejan la aplicación de técnicas heredadas de la colonización. Las ventanas de las
fachadas principales son más amplias que las internas. El techo y cielo raso en algunas
viviendas tienen una altura mínima de 4,20 m se realizan con entramado de caña
brava con mortero de cemento y cal. Las cubiertas a dos aguas poseen pendientes
que oscilan entre el 33% y 77% son de teja criolla colocadas sobre el entramado de los
troncos de la caña brava, con vigas de madera.
•Secundarios: los revestimientos se realizan en las paredes y techos y son de friso de

135
tierra, cemento cernido de espesores hasta de 3 cm; en cuanto al piso podía ser de
tierra pisada, de tabillas de cerámica cocida o mosaicos e cemento.

Características arquitectónicas del bahareque

•ntegración de la edificación con el entorno, se alinean las edificaciones de forma


continua sobre una calle, generalmente son de una sola planta y forma rectangular, se
ubica el acceso en el centro de las construcciones en sus fachada angosta.

•Jerarquías de ambientes: en las viviendas el zaguán funcionaba como vestíbulo,


que se integra con los pasillos para relacionar las áreas sociales de las privadas, estas
viviendas giran en torno a un amplio patio central que era el de mayor importancia,
se concibe la sala como un sitio cerrado y decorativo sin importancia y el comedor
está más próximo a la cocina al final del patio central. Entre los elementos decorativos
incorporados a finales del siglo XX, están las cornisas, los bancos o poyos de las
ventanas utilizados como asientos.

Incorporación de tecnologías y nuevos materiales

En algunos países están estudiando cómo mejorar los elementos y las técnicas del
bahareque. Entre estas mejoras está la incorporación al amarre de los horcones de
caña, el uso de las fibras naturales y artificiales, también se han incluido aditivos
naturales y artificiales para mejorar las propiedades de los elementos y la adherencia al
barro. En cuanto al mejoramiento de las estructuras de madera se están considerando
las uniones realizadas con clavos, con pernos, con tornillos, con conectores metálicos
y pletinas.

El proceso cultural del bahareque en Venezuela

Como se ha mencionado anteriormente, en Venezuela el uso de la técnica es similar


a las utilizadas en muchos países latinoamericanos, es decir, en las construcciones
de centros urbanos incluyendo edificaciones civiles, religiosas, comerciales y
residenciales, localizadas en su mayoría en los cascos históricos, lo que la convierte en
una técnica constructiva cultural y tradicional por excelencia; lo que continuó hasta
los comienzos del siglo XX, porque se adapta a las condiciones climáticas de cada
región otorgándole una expresión particular y especial.

En la región andina se empleó más la técnica de la tapia, sin embargo, luego de los
terremotos y sismos se propagó la técnica del bahareque; en el estado Zulia, entre
otros, desde los siglos XVI hasta el XVIII, la mayoría de las edificaciones coloniales de una
planta fueron construidas en bahareque por su menor costo, que permitía un acabado
más “suntuoso” que el adobe; en 1722, al introducirse el comercio internacional se
incorpora la teja desde España, en sustitución de las eneas, pues eran riesgosas por ser

136
material combustible; en el siglo XX se introducen el cemento y el concreto gracias a
la modernidad, disminuyendo la popularidad de la técnica del bahareque y las demás
tradicionales. No obstante, continuó empleándose en algunos lugares logrando así
perdurar como tradición por más de 500 año, aun cuando se ha menospreciado por
sus desventajas, la percepción de que es un material débil y la poca disposición para
mejorar su mantenimiento ha propiciado que su conocimiento se pierda en el tiempo.

El presente y el futuro del bahareque en Venezuela

La innovación comienza con la incorporación de las cornisas en la fachadas, que


protegen la escorrentía del agua en las paredes, la anexión de la ventilación cruzada
que contribuye a la disminución de la humedad, prioridad para mantener la
edificaciones, mejorando, asimismo, el confort , también se puede notar el empleo
de los cielos rasos.

En países como Colombia existen iniciativas e investigaciones para continuar la


utilización del bahareque en las construcciones, a fin de mejorar las restauraciones,
mantenimiento e intervenciones de las edificaciones de valor patrimonial. Según
Delgado (2011):

En Colombia se está dando un fenómeno muy favorable en lo que refiere a la utilización del
bambú como material constructivo y como elemento principal del sistema constructivo
Bahareque Encementado. Se han tomado medidas importantes por parte del estado
colombiano en lo que se refiere a normatividad, factor este que se debe en gran parte
a la repercusión internacional que ha tenido la obra del arquitecto Simón Vélez. Es
importante señalar que la construcción en bambú (guadua) ya está incluida dentro de
la normativa reglamentaria para construcciones de 1 y 2 plantas de altura, a través de la
Norma NSR10 Estructuras de Madera y Estructuras de Guadua G-1 del Código Colombiano
de Construcción (en España el equivalente sería el Código Técnico de la Edificación CTE),
lo cual es un avance significativo que sin duda alguna beneficioso para este tipo de
construcciones. (p.54)

En Venezuela, aunque todavía no se han implementado normativas para la construcción


y mantenimiento de construcciones en bahareque, se han realizado investigaciones
en áreas rurales por parte de las Facultades de Arquitectura a nivel universitario,
con propuestas de viviendas y sistemas constructivos, las cuales lamentablemente
quedan, en su vasta mayoría, sin implementarse.

En cuanto al patrimonio cultural edificado, muchas de las edificaciones en bahareque


están abandonadas, otras que son ya objeto de interés histórico, no se han mantenido
y, aun peor, tienen grandes intervenciones y restauraciones, aunque tienen valor
patrimonial, como por ejemplo, las coloniales. Muchas veces sucede deterioro por
mala praxis, debido al desconocimiento y del efecto de la humedad y la erosión; tal

137
como asevera Hennerger (2005)

Con el paso del tiempo, las viviendas hechas en bahareque sufren serios deterioros debido
a la falta de mantenimiento, la falta de conocimiento de las mezclas usadas para su
preparación y los problemas externos como: humedades y erosiones. Esto ha generado
un abandono progresivo de éstas, dejándolas en ruinas o sustituyendo los materiales
primigenios por materiales nuevos, no siempre compatibles con el barro, las cuales
ocasionan nuevos deterioros. (p.19)

Esto ha permitido que el uso de esta técnica constructiva esté casi en el olvido
dentro de las ciudades y solo se observe como vestigios históricos, generalmente
en áreas rurales. No existe registro ni documentación relacionada con la cantidad de
construcciones realizadas con dicha práctica, las cuales en su mayoría eran viviendas
del siglo pasado; no están catalogadas las edificaciones que han sido intervenidas,
la poca información que existe en el país se debe a los levantamientos y trabajos de
investigación realizada en las universidades. Este inconveniente ha permitido que se
perjudique la memoria colectiva, cultural y constructiva significativas, como indica
Orozco (2005), para “identificar de forma tan interesante su razón de ser y de existir”
(p.54).

Construcciones sísmicas

Una característica de las construcciones en bahareque es que tiene anclajes puntuales


en sus fundaciones directas al suelo y discontinuas en los restos de elementos, que
se amarran con el entramado, permitiendo que la edificación sea más homogénea,
flexible y elástica, así se llega a un mejor comportamiento de la estructura en los
sismos, como indican Chalán y Chuchuca (2014): “de estos dos elementos: anclaje y
cimentación discontinua depende la seguridad del sistema” (p.166).

Para construir con bahareque se debe tomar en cuenta los principios básicos ante
los sismos, el comportamiento de la construcción en su posición inicial, el análisis de
las fuerzas sísmicas (fuerzas horizontales, verticales y oscilaciones), el regreso de la
construcción su posición inicial y su posición final.

en congruencia con una selección adecuada de materiales, se debe erigir sobre


terrenos preparados, retirados de laderas, barrancos, las construcciones deben evitar
estar debajo de ladera de grandes pendientes, evitar terrenos blandos y retirarse de
quebradas y ríos. La tierra empleada debe ser evaluada según sus propiedades físicas,
de igual manera la madera, técnica del secado adecuadas, cortes y preservación, las
varas de caña o bambú serán cortadas en su etapa adulta, en época seca y en luna
menguante, deben ser secadas y preservadas. Es de resaltar la importancia de una
buena estructura de cimientos y sobre cimientos para que evitar transferir la humedad
a las paredes y lograr tener un óptimo comportamiento sísmico.

138
El Bahareque Ceren reforzado

Es una iniciativa basada en la antigua técnica ancestral de los habitantes de joya del
Ceren en El Salvador, de las que todavía quedan vestigios arqueológicos, según lo
informa el arquitecto Carazas Wilfredo, luego de su visita realizada en 1995. Allí se
propuso desarrollar una propuesta de vivienda partiendo de la evolución de las técnicas
ancestrales y adaptándolas a los requerimientos contemporáneos, y posterior a las
investigaciones en conjunto con el Centro CRAterre-Francia, se concretó, en el 2001,
un prototipo denominado “semilla”, como una propuesta de solución de vivienda.

En este prototipo se elimina el uso de la madera, evitando así la tala indiscriminada,


la propuesta fue llamada “Bahareque Ceren”, en honor a la cultura prehispánica que
la creó, y consiste en la construcción de la vivienda de una planta y de un módulo
denominado "semilla" que es sismo resistente, en el cual se puede desarrollar
ampliaciones sucesivas de acuerdo a los requerimientos del grupo familiar; la
particularidad está en la secuencia de los amarres para después adicionar los espacios
nuevos, se adiciona a los estribos mortero de hormigón para reforzar las columnas.

Postura científica

Para desarrollar este artículo basé mi investigación, en una perspectiva de estudio


hermenéutico que, de acuerdo al análisis de la relación sujeto-objeto, pretende
establecer una posición social en el que se enmarca el bahareque como un patrimonio
cultural y evita el reduccionismo de la investigación, el método básico que sustenta
esta teoría es la observación de hechos y la interpretación (hermenéutica) de su
significado. En Hermenéutica, la verdad, como indica Galindo (2009) “es la adecuación
situada porque toma en cuenta a la persona que emite un juicio verdadero dentro de
una situación u horizonte hermenéutico” (p.204). .La verdad como filosofía, la aletheía,
es como desocultación, en la hermenéutica de Gadamer.

Esta perspectiva me permitió enmarcar este artículo en un método que trata


de entender y analizar el proceso de comprensión de un grupo de personas, se
interpretan experiencias, perspectivas e interpretaciones del valor del bahareque en
el mundo y en el país, consiste en la selección, análisis e interpretación de textos de
las bibliografías disponibles, para obtener una visión general que me permitió una
propuesta que generó un despertar, ver otras opciones de sistemas constructivos
entre ellas el uso de la técnica de bahareque. Como unidad de estudio se emplea un
análisis del contexto con la información obtenida de revistas, trabajos de grados y
publicaciones.

139
Propuesta

En Venezuela hay propuestas e iniciativas para rescatar y salvaguardar el patrimonio


cultural material, concretamente el edificado, lo cual permite mirar en las raíces de
nuestra historia, los recursos disponibles y cómo proteger nuestra cultura e identidad
en las que el bahareque forma parte, entonces es pertinente la salvaguarda de esta
técnica. Algunas maneras para lograrlo incluyen:

1.Caracterizar las edificaciones construidas en bahareque de valor patrimonial que


aún permanecen y catalogarlas, esto incluye las edificaciones dentro de las áreas
urbanas y rurales.

2.Crear centros de enseñanza de esta técnica en sinergia con los centros


educativos, escuelas de educación privada y pública, universidades y sus Centros de
Investigaciones, para preparar constructores, artesanos en el empleo de esta técnica,
graduarlos para que sean empleados en las intervenciones y mantenimiento de las
edificaciones patrimoniales construidas en bahareque.

3.Difundir esta técnica y emplearla como alternativa en la construcción de viviendas


de interés social, ya que es de bajo costo y de bajo consumo energético.

4.Incorporar materiales y tecnologías que permitan abordar los problemas y mejorar el


empleo de esta técnica, como una buena cimentación, anclaje, muros, revestimientos.

5.ncorporar a la empresa privada para trabajar con el Estado en el rescate y salvaguarda


de la técnica constructiva en bahareque.

6.Establecer normativas y legislaciones en cuanto a la protección de la técnica del


bahareque en Venezuela, para regular, controlar y mantener la vigencia en el tiempo
de esta técnica.

Conclusión

El bahareque es sin lugar a dudas una técnica constructiva que moldea, influye y
pertenece a nuestra identidad cultural, está presente aun en nuestros días y es empleada
en muchas de las edificaciones de valor patrimonial, por lo tanto su preservación es
ineludible e innegable. Como es un sistema que forma parte del entramado, permite
mayores posibilidades que uno portante, por su menor grosor. Es versátil ya que
puede adaptarse a cada región del país. Su utilidad presenta muchas más ventajas
climáticas, estructurales y económicas que desventajas, puesto que puede utilizarse
en construcciones de valor patrimonial y en el desarrollo de viviendas de interés social
o urbanismos de crecimiento progresivo, de igual manera, en la construcción de estas
viviendas puede participar la comunidad, desarrollando sistemas auto-constructivos.

140
En el país hay varias iniciativas realizadas por las universidades esperando ser
aplicadas, falta su implementación, regulación y difusión por parte del Estado, la
empresa privada y la comunidad.

Esta técnica puede perfeccionarse con reingeniería, en la que se incorporen otros


materiales, lo cual no significa que se modifique dramáticamente la tradicional, pues
se pretende mejorar a cada uno de los elementos que la conforman.

141
Referencias

Delgado S, Eduardo (2011): La Arquitectura de Bahareque Colombiana, Patrimonio de


la Humanidad, Boletín de Información Técnica. [Artículo en línea].
Disponible: http://www.infomadera.net/uploads/articulos/archivo_5689_2725056.
pdf
Flores-Galindo, M..(2009). Epistemología y Hermenéutica: Entre lo conmensurable y lo
inconmensurable. [Artículo en línea]. Disponible www.moebio.uchile.
cl/36/flores.html
Orozco, A. (2005): La técnica de construcción en tierra como valor de la vivienda en
la ciudad de San Cristóbal. [Revista en línea]. Disponible:
h t t p : / / w w w 2 . s c i e l o. o rg. ve / s c i e l o. p h p ? s c r i p t = s c i _ a r t te x t & p i d = S 0 7 9 8 -
96012005000200004&lng=es&nrm=i
Sánchez G. C. E (2007) La Arquitectura de tierra en Colombia, procesos y culturas
constructivas. [Revista en línea]. http://revistas.javeriana.edu.co/sitio/apuntes/
sccs/plantilla_detalle.php?id_articulo=171

Ministerio de la Protección Social (2012). [Publicación en línea]. http://


biblioteca.sena.edu.co/exlibris/aleph/u21_1/alephe/www_f_spa/icon/8830/
construccion_muros_tapia_bahareque.html. CarazasW. & Ribero. O. A. (2002). Bahareque
quía de construcción parasismica. [Publicación en línea].http://craterre.org/
diffusion:ouvrages-telechargeables/view/id/8332eafc7d127e79a8aadefbdd39ec0b

Tesis:
Chalan Q. l. & Chuchuca P.E. (2014) .Análisis arquitectónico de la morfología y
sistemas constructivos de viviendas tradicionales en Saraguro para la propuesta de
anteproyectos contemporáneos. [Tesis en línea]. http://dspace.ucuenca.edu.ec/
handle/123456789/21012.
Hennerger, M. A de L. (2005). La técnica constructiva del bahareque en el Estado Zulia.
Estudio comparativo. [Tesis en línea].Disponible: http://200.35.84.131/portal/
bases/marc/texto/9110-05-00199.pdf
Pinos S. J. A & Baculina A (2014): Recuperación del sistema constructivo en la técnica
del bahareque en la contemporaneidad. [Tesis en línea]. Disponible: http://
dspace.ucuenca.edu.ec/handle/123456789/5

142
Ontología De Santa María De La Cabeza:
La Fortaleza

por: Tivisay Guzmán

Resumen

Las dimensiones ontológicas que definieron en un tiempo la construcción de la fortaleza


Santa María de la Cabeza constituye el modo y razón de esta obra arquitectónica, cuyo
carácter militar marca la lucha por el dominio y protección a favor de la ciudad y de
sus habitantes, ante la presencia de invasores que buscaban apoderarse de ella y/o
destruirla. Razón ésta que conlleva al propósito de la investigación, estableciendo
su importancia y realzando su valor desde el punto de vista histórico-arquitectónico,
como fortaleza que ha trascendido desde la colonización a nuestros días. La
metodología está enmarcada dentro del método cualitativo hermenéutico; sustentada
en investigaciones documentales de Vitruvio, Gómez, Mago, García que profundizan
detalles del fuerte como baluarte que identitario. La fortificación corresponde a una
época de luchas y deja sus huellas como representación digna de nuestros orígenes.
Palabras claves: ontología, arquitectura, fortaleza, valor.

Introducción

La ciudad de Cumaná se encuentra ubicada al nor-oeste de Venezuela, su fundación


data del siglo XVI, cuenta con una historia marcada por la participación de los
dominicos y franciscanos, misioneros instalados en esa zona con el propósito de
evangelizar a la población indígena en el año 1515. Para ese período fueron muchos
los intentos por la fundación de la ciudad, debido a la resistencia de estos aborígenes,
lográndose finalmente en el año 1521. Desde esa fecha se inició la construcción de
la ciudad, formándose los primeros asentamientos en el barrio San Francisco. La
ubicación de la ciudad obedece a lo que señala Gómez (1981, p. 71)

… a causa de las expediciones esclavizadoras de los indieros, de las invasiones de los


piratas que merodeaban por el Caribe, el poblado fue trasladado hacia el interior,
habiéndose escogido un sitio ubicado entre las colinas del este y el río protegidos de este
modo por estas dos formaciones naturales.

Lo que implica que la ciudad de Cumaná inicia su crecimiento sujeta a dos formaciones
naturales razón que justifica el trazado urbano, el cual obedece a las particularidades
que hacen referencia en la cita anterior, por lo que la estructura de la ciudad quedó
*

Arquitecto egresada de la Universidad de Los Andes. Mérida- Venezuela. MSc. en Gerencia Logística en la Universidad
Nacional Experimental se la Fuerza Armada. Cumaná- Sucre. Docente en la Universidad Politécnica Territorial del Oeste
de Sucre “Clodosbaldo Russián”. Cumaná- estado Sucre. Cursante del Doctorado en Patrimonio Cultural de la ULAC – sede
Cumaná.

143
determinada en el tiempo por la presencia de elementos físicos naturales (la costa,
el cerro Caigüire y el río Manzanares) que definieron el crecimiento y formación del
centro histórico.

Actualmente, el centro histórico de la ciudad de Cumaná contiene un importante


patrimonio edificado, el cual alberga en su mayoría un gran número de residentes,
aunado a edificaciones de carácter religioso, comercial, defensivo, gubernamental,
educativas, de recreación, entre otros; y representa una gran riqueza histórica, herencia
patrimonial que nos identifica.

Entre estas importantes manifestaciones culturales se encuentran las edificaciones de


uso defensivo, reflejo de la arquitectura colonial que han permanecido y trascendido
por cientos de años. Tal es el caso de la Fortaleza de Santa María de la Cabeza que se
encuentra elevada sobre la cima del cerro Quetepe, ubicada en el centro histórico de
Cumaná, parroquia Santa Inés del municipio Sucre. Forma parte de las manifestaciones
culturales incluidas en el Catálogo del 1er Censo de Patrimonio Cultural Venezolano
(2004-2006), en el cual el Instituto de Patrimonio Cultural lo declara Bien de Interés
Cultural.

Cabe resaltar que la Fortaleza Santa María de la Cabeza es una edificación de carácter
militar, construida entre los años 1670 y 1673, por el sargento mayor Fernández de
Angulo, Gobernador y Capitán General de Nueva Andalucía actual Cumaná, según lo
refiere Gómez (1981, p. 71) “Sirvió esta fortaleza de residencia de los Gobernadores” y
desde allí se tenía dominio de la Plaza de Armas que albergaba la fortaleza; pero los
terremotos de 1797 y 1799 provocaron considerables e irreversibles daños a la ciudad,
y así también a la estructura de la Fortaleza Santa María de la Cabeza, quedando
destruidas las áreas habitacionales.

Esta edificación desempeñó un importante papel durante la Guerra de Emancipación


y fue utilizada como fortaleza hasta su culminación en 1821. Sin embargo, el
terremoto de 1853 le causó daños severos, por lo que fue abandonada durante años y
actualmente permanece así.

Este monumento histórico, patrimonio cultural del estado Sucre, marca un tiempo y
una generación que permite comprender el presente desde una retrospectiva de la
historia colonial. El hecho de lo que ella representó por sí sola conduce a la reflexión
sobre la importancia que revistió y que ahora haya quedado en el silencio del pasado.
Situación que conduce a realizar el estudio de la fortaleza.

En tal sentido, el propósito general de esta investigación en proceso es establecer


las dimensiones ontológicas que definieron en un tiempo la construcción de la
Fortaleza Santa María de la Cabeza y que constituyen el modo y razón de esta obra
arquitectónica.

144
Dimensión ontológica de Santa María de la Cabeza

La Fortaleza Santa María de la Cabeza es una edificación de carácter militar construida


entre los años 1670 y1673, por el sargento mayor Fernández de Angulo, Gobernador
y Capitán General de Nueva Andalucía. Según refiere García (2000, p. 121) “El Fuerte
Santa María de la Cabeza surge con la idea de construir un cuartel seguro y confiable
en Cumaná. La propuesta nace en noviembre de 1668, del gobernador interino Juan
Bautista de Utarte quien gestiona entre 1667 y 1670”.

La construcción fue justificada por el Gobernador y Capitán General Fernández de


Angulo Sandoval, considerando que era necesaria para la defensa de Cumaná, pues
sostenía que la ubicación del Castillo de San Antonio de la Eminencia, no tenía las
condiciones requeridas para tal fin. Se creyó, pues, conveniente que la edificación se
erigiera en el lugar de su residencia y la de sus antecesores, porque ese lugar estratégico
permitiría tener un control mayor y seguro de la ciudad y sus pobladores, tal como lo
expresa: “esta ubicación podía garantizar mejor la seguridad de los habitantes y cubrir
ampliamente con la artillería y mosquetería todas sus calles y casas”, para la defensa
y resguardo de la ciudad y sus habitantes porque desde allí tenía el dominio de la
ciudad.

Es importante resaltar que para el momento en que se construye Santa María de la


Cabeza ya existían dos fortalezas: San Antonio de la Eminencia y Santa Catalina, al
respecto García (2000, p. 121) expresa:

…los dos primeros son poco confiables, por tener sus estructuras físicas tan sencillas que
no garantizan protección segura ante los ataques enemigos. De allí la edificación de Santa
María de la Cabeza, más sólido y resistente, utilizado como residencia de los gobernadores
y guarnición militar.

La residencia del Gobernador estaba dentro de la fortificación y tenía dos pisos: en la


planta alta, las habitaciones; y en la baja, las oficinas administrativas para la contaduría
gubernamental y desde allí se tenía el dominio de la Plaza de Armas que albergaba la
fortaleza.

Esta edificación desempeñó un importante papel durante la Guerra de Emancipación


y fue utilizada como fortaleza hasta su culminación en 1821. Sin embargo, sucesivos
terremotos fueron causando daños severos, comenzando por el ocurrido en 1797 que
destruyó las áreas habitacionales; luego el de 1853 con consecuencias aún mayores lo
que motivó a que fuera abandonada durante años. Posteriormente, en 1912, citado
de Mago (2009, p. 62) “…gracias a Don Santos Berrizbeitia, se restauraron en parte los
muros y se erigió en la plaza de armas de ese castillo la Ermita de Nuestra Señora del
Carmen”.
Pero lamentablemente, otro movimiento sísmico en el año 1929 dañó aún más la

145
estructura de la Fortaleza y destruyó la capilla, que fue reconstruida gracias al interés
del padre Antonio de Vegamián (ver fig. N°1 donde se puede apreciar las ruinas de
la fortaleza Santa maría de la Cabeza y la N°2 con la Ermita de Nuestra Señora del
Carmen).
Fig. N° 1. Vista actual de la Fortaleza Santa María de la Cabeza

Fig. N° 2. Vista actual de la Fortaleza Santa María de la Cabeza y la Ermita


Fuente. Tineo 2015
Para el año 1975, conforme con el Reglamento Especial Casco Histórico Turístico
en el Plan de Desarrollo Urbano de Cumaná, en su artículo 2, quedan declarados
“Monumentos Históricos”: el Castillo de San Antonio de la Eminencia, el de Santa
María de la Cabeza, las Ruinas de Cementerio Colonial Español y la fachada del
antiguo Convento de San Francisco. Posteriormente en 1977 la Junta Protectora y
Conservadora del Patrimonio Cultural realiza una declaratoria como Zona de Valor
Histórico. Asimismo, cuenta con la Ordenanza de Zonificación impartida por la
Alcaldía del Municipio en 1992, donde se enmarca la poligonal de protección del
centro histórico y se halla ubicado la Fortaleza Santa María de la Cabeza (ver fig. N° 3)
Fig. N° 3. Plano de la Poligonal del Centro Histórico de Cumaná decretada por la Alcaldía del
Municipio Sucre el año de 1992. Elaborado por el Ministerio de Turismo.Fuentes: Manual del

Patrimonio Cultural y Turismo. Caracas, julio 2006.


Valor Arquitectónico de Santa María

146
La Fortaleza Santa María de la Cabeza, es un monumento histórico que marca un
tiempo y una generación que permite comprender el presente desde una retrospectiva
de la historia colonial. El hecho de lo que ella representó por sí sola, conduce a la
reflexión sobre la importancia que revistió y que ahora ha quedado en el silencio del
pasado. Situación que conduce a realizar el estudio de este patrimonio edificado con
el propósito de establecer su importancia y realzar su valor desde el punto de vista
arquitectónico, en base a tres conceptos que según la teoría de Vitruvio (2007, p. 12),
debe poseer toda obra edilicia:

Tales construcciones deben lograr seguridad, utilidad y belleza. Se conseguirá la seguridad


cuando los cimientos se hundan sólidamente y cuando se haga una cuidadosa elección de
los materiales, sin restringir gastos. La utilidad se logra mediante la correcta disposición
de las partes de un edificio de modo que no ocasionen ningún obstáculo, junto con una
apropiada distribución —según sus propias características— orientadas del modo más
conveniente. Obtendremos la belleza cuando su aspecto sea agradable y esmerado,
cuando una adecuada proporción de sus partes plasme la teoría de la simetría.

En este orden de ideas, es importante saber si el monumento arquitectónico Santa


María de la Cabeza, poseer un equilibrio entre: seguridad (firmeza y resistencia), utilidad
(funcional y útil) así como belleza (armónica, proporción, simetría). En este contexto,
esta fortificación, construida en el trienio 1670- 1673, después de tres siglos y medio
aproximadamente, todavía conserva vestigios importantes de lo que representó
esta obra de carácter militar de tan significativa envergadura, luciendo imponente y
majestuosa sobre la cima del Cerro Quetepe. Tal como se puede apreciar en la figura
N° 4, la monumentalidad arquitectónica de la obra y la armonía con su entorno. Desde
esta perspectiva se analizaron los tres conceptos básicos que determinan el equilibrio
en la creación arquitectónica, referidos en la cita anterior:

Seguridad, constituye la resistencia y firmeza de la construcción por lo que todo


edificio debe permanecer estable e inalterable y conservar su integridad y su solidez
ante cualquier efecto de la naturaleza.

Si se enfoca el concepto de resistencia y firmeza al monumento en estudio, es evidente


que esta obra arquitectónica auténtica de la época colonial conserva su integridad
ante todas las desavenencias sufridas durante siglos y, sin embargo, se ha mantenido
firme y noble a su origen, negándose a morir, por lo que pese a todos los avatares a
que ha estado sometida conserva su perfección y estabilidad.
Fig. N°4 . Diferentes vistas de la Fortaleza Santa María de la Cabeza
Fuente: Tineo 2014

147
Su solidez está relacionada con el suelo donde fue implantado así como los materiales
constructivos utilizados que le otorgaron estabilidad y durabilidad, entre ellos se tienen:
la cal y piedras de sillería; como lo expresa Mago (2009, p. 61) “de las ricas canteras que
posee la Península de Araya”, las mismas que se utilizaron en la construcción de los
castillos de San Antonio de la Eminencia en Cumaná y Santiago de Arroyo de Araya
(ver fig. N° 5).

En cuanto a la superficie de la muralla tenía más de 20.000 sillares labrados de


piedra caliza margosa y los restantes eran de caracolitos (ver fig. N° 6) que se pueden
apreciar en las vistas de la fortificación y en la solidez de sus muros que, a pesar de
los fenómenos naturales y la indiferencia humana, todavía se mantiene firme y
majestuosa, merecedora de ser conservada por ser herencia y legado histórico.
Fig. N°5 Piedras de sillería
Fig. N° 6. Superficie de la Muralla

Fuente: Tineo 2014 Utilidad, está relacionado con la


funcionalidad que toda obra edilicia debe tener según el uso al que esté destinado.

148
Por ello, cada obra arquitectónica debe ser edificada en base a las necesidades
funcionales y a su utilidad.
La Fortaleza de Santa María de la Cabeza representa la arquitectura de uso militar,
situada en lo que podría llamarse la cabeza de la ciudad; su implantación en un terreno
elevado estratégicamente con la finalidad de vigilar, dominar y proteger la ciudad y a
sus habitantes de las invasiones. Además de ser usada como cuartel seguro y confiable
también fungió como residencia de los gobernadores, como se puede observar en
la figura N°7, dicha casa del Gobernador estaba construida con materiales como el
uso del bahareque y madera provenientes de la misma localidad y de las aledañas
(Cumanacoa), tenía dos plantas: en la baja funcionaban las oficinas administrativas y
en la planta alta, la residencia, hacia la derecha estaba ubicado el puente levadizo y al
sur el Convento e Iglesia San Francisco.
Fig. N° 7. Plano: Fuerte Santa María de la Cabeza (1682)

Fuente: Diario de Sucre 6 de julio 2008


En cuanto a las fachadas de la fortificación, éstas presentan un “cordón magistral”,

el cual está formado por una moldura saliente, maciza y semicircular, su función
es decorativa y al mismo tiempo constructivo, además de presentar un “foso” que
representa parte importante de la defensa permanente. Asimismo, cabe resaltar que
esta obra ostenta características únicas en la construcción de sus murallas que no la
presentan otras fortificaciones abaluartadas en el país, lo cual radica en que el diseño
de sus muros se realizó en dos tramos, donde el cuerpo inferior ubicado antes del
cordón magistral es recto --o sea es perpendicular al plano horizontal-- y después de
este es inclinado (esto se puede evidenciar en la fig. N°9)
Fig. N°9. Croquis de Fachada de la Fortaleza y vista actual

149
Fuente: Diario de Sucre, 6 de julio 2008 y fotos de Tineo 2015
Un elemento estratégico de esta arquitectura fueron las garitas o puestos de vigilancia
y defensa (fig. N°10), fabricados en piedras labradas en sillar o ladrillo, y se encontraban
ubicadas en el ángulo capitel del baluarte. Su forma pentagonal está conformado: dos
caras, dos flancos y una gola. Cuenta con tres ángulos: el capitel que une las dos caras
(1), el flanqueante, que une las caras con los flancos (2) y el fijante, que une los flancos
con las cortinas (3).
Fig. N°10. Fortaleza Santa María de la Cabeza: Garitas puestos para vigilancia y defensa

ubicadas en el ángulo capitel del baluarte.


Fuente: Diario de Sucre, 6 de julio 2008
Otro elemento significativo fueron los parapetos, que consistían en la prolongación o

coronamiento de los muros escarpados de la fortificación conformados por cañoneras


y merlones --actualmente no existen-- (fig. N°11 se puede observar un croquis de lo
que eran y en la N° 12 lo que es)
Fig. N° 11. Parapetos

150
Fig.N°12. Parapetos de hoy Fuente: Diario de Sucre, 6-7-2008
Fuente: Tineo 2015 Belleza, según la visión Vitruvio (2006, p.

12) una obra arquitectónica es bella “cuando su aspecto sea agradable y esmerado,
cuando una adecuada proporción de sus partes plasme la teoría de la simetría”. En
este sentido, la belleza no tiene que ver con su ornato o decoración de la misma
sino que respondía a un equilibrio de sus partes, formando un conjunto armónico
proporcionado.

Desde la perspectiva anterior, la proporción en una obra arquitectónica la relaciona


haciendo una analogía con la proporción del cuerpo humano, así lo expresa Vitruvio
(2006, p. 35):

Si la naturaleza ha formado el cuerpo humano de modo que sus miembros guardan una
exacta proporción respecto a todo el cuerpo, los antiguos fijaron también esta relación en
la realización completa de sus obras, donde cada una de sus partes guarda una exacta
y puntual proporción respecto a la forma total de su obra. Dejaron constancia de la
proporción de las medidas en todas sus obras, pero sobre todo las tuvieron en cuenta en la
construcción de los templos.

En este orden de ideas, la fortaleza de Santa María de la Cabeza, resalta por su


esplendor y belleza, enclavada en un entorno donde su majestuosidad no pasa
desapercibida, representa la razón de su creación y de forma armónica encaja en
su contexto natural y urbano que le reafirma su perfección. Su planta arquitectónica
diseñada y construida de manera simétrica dentro de un espacio de forma cuadrada,
caracterizado por poseer cuatro baluartes en cada uno de sus ángulos representados
con geometría pentagonal, responde al equilibrio armónico de las partes que lo
configuran (fig. N°13).

151
Fig. N° 13. Plano de la Fortaleza Santa maría de la Cabeza realizado por el Ing. Pablo Díaz
Fajardo en el año 1737.
Fuente: Diario de Sucre, 6 de julio 2008

El emplazamiento de la Fortaleza Santa María de la Cabeza sobre una colina es


característica primordial de este tipo de edificación que obedece a su función de
guardián. Al respecto de la ubicación y elevación de manera frecuente los castillos
se han consolidado sobre cumbres, Cirlot (1969, p. 121) manifiesta el porqué de esta
decisión argumentando un significado que le da sentido:

Por lo general, el castillo se halla emplazado en la cima de un monte o colina lo que le


agrega un importante componente relativo al simbolismo del nivel. Su forma, su aspecto
y color, su sentido sombrío y luminoso tiene gran valor para definir la expresión simbólica
del castillo, que en el sentido más general es una fuerza espiritual armada y erigida en
vigilancia.

De manera significativa los castillos son emplazados en superficies desde donde se


pueden posicionar de las visuales completas del área a vigilar y proteger. Como lo
representa la ubicación de la Fortaleza Santa María de la Cabeza en el cerro Quetepe
y desde donde su imponente estructura habla por sí sola de un pasado recóndito,
exteriorizando su función vigilante, circunspecta, erguida. Condición misma que la
caracteriza, la define y de donde emergen múltiples puntos de vistas de como ver este
monumento simbólico (fig. N°14)

152
Fig. N° 13. Vistas de la Fortaleza Santa maría de la Cabeza
Fuente: Tineo 2014
Finalmente y como punto de reflexión, se puede decir que establecer las dimensiones
ontológicas que definieron en un tiempo la construcción de la Fortaleza Santa María
de la Cabeza y que constituye el modo y razón de este monumento, reafirma en
primer momento el valor histórico-arquitectónico y cultural que representa a pesar
del tiempo, las secuelas de los fenómenos naturales y la indiferencia humana.

Su estructura y majestuosidad está llena de identidades y voces apagadas en un


pasado, razón originaria de nuestra existencia y de la de nuestros antepasados, que
pudiera ser el núcleo para una cultura social en vías de transformaciones.

Esta fortaleza merece ser tomada en cuenta y conservada como Patrimonio


Histórico-Cultural de nuestro país que es; además, el Estado debería considerar la
posibilidad de restaurarla para que sea admirada como lo que representa, vista todas
las generaciones, indistintamente su procedencia; al mismo tiempo, se le debe dar
utilidad, pues un monumento histórico con esas características no puede perderse
en el olvido. No podemos permanecer ajenos a nuestro patrimonio y permitir que
continúe deteriorándose. Somos responsables porque nos pertenece a todos.

153
Referencias

Cirlot, J. (1969). Diccionario de Símbolos. Barcelona: Labor

Firmitas, Utilitas y Venustas: El Equilibrio Perfecto de la Arquitectura. Viernes, 2 de


septiembre de 2011 [publicación en línea]. Disponible: http://loslugarestienenmemoria.
blogspot.com/2011/09/firmitas-utilitas-y-. venustas-el.html

García, L. (2000). Cumaná. Historia Increíble. Caracas: Kinesis

Gómez, J. (1981) Historia del Estado Sucre. Caracas: Italgráfica.

Instituto de Patrimonio Cultural, Catálogo del 1er. Censo de Patrimonio Cultural


Venezolano (2004-2006)

Mago, P. (2009) A la ciudad que queremos. Cumaná. Venezuela

Ordenanza de Zonificación del Casco Histórico Tradicional de Cumaná. Gaceta


Municipal del Municipio Sucre (1992)

Oropeza A. (2008). Diario de Sucre Centros Históricos del Estado Sucre y sus
declaratorias [publicación en línea]. 14 de septiembre de 2008. Disponible: http://
www.ahces.net/proyectos/noescuento/08-09-14.html

Plan de Desarrollo Urbano- Reglamento Especial Casco Histórico Turístico- Cumaná.


Ministerio de Obras Públicas Dirección General de Desarrollo Urbanístico. Dirección
de Planeamiento Urbano Consejo Municipal del Distrito Sucre (1975). Cumaná Estado
Sucre.

Universidad Pedagógica Experimental Libertador, Vicerrectorado de Investigación y


Postgrado (2008). Manual de Trabajos de Grado de Especialización y Maestría y Tesis
Doctorales. Caracas.

Vitruvio, M. (2006) Los diez Libros de la Arquitectura. Madrid: Alianza

154
SEGUNDA PARTE
SENTIRES DEL PATRIMONIO CULTURAL INMATERIAL

155
El Carnaval En El Callao, Estado Bolivar

por: José Marcial Ramos Guédez

Soy representante de mi generación (…) Una generación unida (…) Toda generación que
emprende una lucha es una generación que sufre. Nosotros emprendimos la lucha contra
la duda (…) Vivimos un tiempo sombrío. Las generaciones se suceden vertiginosamente
(…) Hemos venido para gritar que existimos, ante una nación dormida e indiferente. Nos
hemos cansado pronto. Y asistimos con melancolía a la llegada de aquellos que todavía
creen que es posible gritar, que es útil gritar. Y ésa, esa nuestra ley y nuestro ritmo (…) Hay
que repetir, amigo mío, nuestra desesperación por la nacionalidad…

Fragmentos del prefacio a “El país del carnaval” .

El estado Bolívar está ubicado en la zona sur de Venezuela y su nombre corresponde


al epónimo del Libertador Simón Bolívar, quien entre 1818-1821, organizó la
Tercera República e instaló el Congreso de Angostura. Asimismo, en la ciudad antes
mencionada fundó el periódico El Correo del Orinoco, el cual se constituyó en dicha
época en una artillería fundamental para la difusión de las ideas independentistas,
tanto en nuestro país como en el resto de América Latina y El Caribe.

En la actualidad el estado Bolívar, posee una superficie de 238.000 kms2, equivalente


al 25,9% del territorio nacional (Hernández Grillet, p.3), siendo, por lo tanto, el más
grande de los estados de Venezuela. Además, de acuerdo a la conformación de su
relieve, se encuentra integrado por un conjunto de “Provincias Fisiográficas” y cuencas
hidrográficas. Advirtiendo, que para los efectos de nuestra investigación, nos interesa
destacar

(…) la cuenca del río Cuyuní-Yuruari, la cual abarca una extensión de 50.000 km2 () de
los cuales 12.000 aproximadamente se encuentran en la actual Guayana. Propiamente
se trata de tres cuencas: la del Yuruari (…) la del Cuyuní-Vey hasta la confluencia con
el Venamo; y la del Botanamo [en estas cuencas] se encuentran localizados los centros
urbanos más importantes del estado después de Ciudad Bolívar, Ciudad Guayana y
Upata, como consecuencia de la relativa facilidad que presenta su ocupación; ellos son:
Guasipati, Tumeremo, El Callao y El Dorad. (Hernández Grillet, p.30)
*

Historiador, bibliógrafo y escritor. Licenciado, Magíster. y Doctor en Historia. Ha publicado más de 30 libros y folletos,
e igualmente más de 300 ensayos y artículos en periódicos y revistas de Venezuela y del exterior. Ha sido profesor e
investigador en la Universidad Central de Venezuela, Universidad Santa María, Universidad Simón Bolívar (Jubilado) y en
la actualidad ejerce la docencia en el Instituto Pedagógico de Caracas, adscrito a la Universidad Pedagógica Experimental
Libertador.
Texto publicado en la primera edición de 1931. En: Jorge Amado. Conversaciones con Alice Raillard. Buenos Aires: Emecé
Editores, 1992.pp. 339-340

156
En el estado Bolívar, existe una riqueza minera de mucha importancia, la cual tiene
su origen en la conformación de sus distintos elementos geológicos, tal como lo
podemos observar en casos como el de:

La formación de las cuarcitas ferruginosas de Imataca [que] ha de ser, como hemos visto,
paleozoica, o sea, posterior a la general del Escudo Guayanés [además] las elevaciones de
las tierras del norte del Estado Bolívar pueden ser colinas plestocénicas o de otros períodos
del cuaternario. Con todo, la mayor parte están constituidas por materiales cuarcito-
ferruginosas o granito, en las cuales aparecen intrusiones basálticas (…) Los detritus de las
rocas metamórficas sujetas a larga duración integran gran parte de los suelos sabaneros
del sur de Ciudad Bolívar (…) El Callao ocupa un lugar en las tierras que se extienden de
Guasipati a Tumeremo en donde abundan las intrusiones de basalto y cuarzo que cortan
el gneis. Este cuarzo es altamente rico en oro… (Vila, pp. 20-21)

De acuerdo a la última ley de División Político-Territorial del estado Bolívar, aprobada


por la Asamblea Legislativa de dicha entidad federal, con fecha 20 de junio de 1986
(Gaceta Oficial del Estado Bolívar. Ciudad Bolívar, Año LXXXIV, Nº Extraordinario, 9 de
julio de 1986), dicho estado se divide para los efectos de su administración en nueve
municipios, con sus respectivos municipios foráneos: Heres, Caroní, Raúl Leoni, Sucre,
Cedeño, Piar, Sifontes, Gran Sabana y Roscio, el cual tiene como capital la ciudad de
Guasipati y posee los siguientes municipios: El Callao y Salóm.

La localidad de El Callao, comienza a figurar en la historia de Venezuela, a partir del


año 1854, cuando en dicha área geográfica, se inician:

las primeras instalaciones para la explotación de cuarzos auríferos en la zona de los ejidos
de Nueva Providencia de El Caracal, en las márgenes del río Yuruari. El paisaje de esta
zona se caracteriza por grandes zonas sabaneras. La temperatura media es de 25º c. Con
respecto a su relieve, las tierras del Yuruari son de inclinación suave hacia el S. y las aguas
buscan la salida por el río Cuyuní hacia el Atlántico…” (Figueredo de Vall, Tomo II, p. 33)

Una década después, es decir en el año de 1865, observamos que en El Callao:

Liccioni y sus negros [quienes procedían principalmente de las antillas francesas,


holandesas e inglesas (Martinica y Guadalupe, Aruba y Curazao, Jamaica y Trinidad,
etc] pilan cuarzo en mortero de hierro. Estaban provistos de una fragua portátil. En 1870
comenzó a funcionar la compañía en condiciones precarias, pero en 1871 se obtenían 6
onzas de oro por toneladas de cuarzo (…) En este sentido, con el gran molino que comenzó
a funcionar en 1887 se consideró a dicha fábrica en la primera del mundo (…) Entre 1882
y 1887, fue época de esplendor y derroche. Se acuñó una moneda denominada El Callao
(…) En estos años se acentuaron las importaciones suntuosas, champaña Clicot, licores,
vinos, finos alimentos. Viaje a Europa, todo salía del capital de la compañía y el gasto
administrativo era cuantioso. (Camacho Sabala, pp. 84-85)

157
Ahora bien, merece la pena destacar la letra de un popular calipso callaonse de Isaac
Rojas, donde se señala que el nombre del pueblo tuvo su origen en las faenas mineras
relacionadas con la búsqueda del oro (García Carbó, p. 36):

Un solitario minero
que se encontraba embombao
según dice la leyenda
le dio su nombre a El Callao
se encontraba tan callado
con su precioso tesoro
que le brindaba al Yuruari
en sus arenas de oro.

En el proceso histórico-cultural del actual estado Bolívar, observamos los aportes


provenientes de los distintos grupos étnicos que existieron y aún existen en las áreas
geográficas que conforman dicha entidad federal. En primer lugar, destacamos la
población autóctona o indígena, luego la de los descendientes de los conquistadores y
colonizadores europeos y finalmente la de origen africano. Sin omitir que en las últimas
décadas del siglo XX y primeras del XXI, se han incorporado componentes étnico-
culturales procedentes de los países árabes y asiáticos. Asimismo, debemos tomar en
consideración que en el estado Bolívar e igualmente en todo el territorio de la nación
venezolana, hemos vivido la experiencia de la hibridación cultural o transculturación,
fenómeno que de una u otra manera, apreciamos en las distintas fiestas tradicionales
afro-católicas, en la gastronomía, en la lexicografía, en el pensamiento mágico-
religioso, en las artes plásticas, en las artesanías, en la música y sus instrumentos, en
los mitos y leyendas, así como muchos otros. (Liscano, 1950; De Armas Chitty, 1964;
Cunill Grau, 1987; Hernández Grillet, l987; Arellano, 1986 y Vila, 1951; Acosta Saignes,
1984; Álvarez, 1987; Ramón y Rivera, 1983; Belrose, 1988; Domínguez, 1992; Ramos
Guédez, 2011 y 2012 y otros).

Con relación al proceso inmigratorio en la región de Guayana durante la segunda


mitad del siglo XIX, merece la pena destacar la siguiente información:

De hecho, entre 1853 y 1857, el terreno que ocupaba la antigua misión de San Miguel,
ubicado en las cercanías de la desembocadura del río Caroní, al sureste del poblado de Las
Tablas, fue ocupado por un grupo de colonos franceses provenientes de las Antillas. Este
intento colonizador fue organizado por un trinitario de apellido Des Source, quien desde
1851 comenzó a preparar en las islas del Caribe una expedición migratoria compuesta por
ciudadanos negros de nacionalidad francesa para conformar una comunidad socialista
en Guayana. En 1853 llegó un grupo de inmigrantes integrado por doscientos colonos, los
cuales se asentaron en torno a los restos de la antigua misión, dando inicio a los trabajos
para su subsistencia. Posteriormente fueron llegando otros contingentes hasta alcanzar
la cifra cercana a las setecientas personas en la nueva colonia, que fue llamada Numancia
[(…) El grupo de colonos desarrolló una importante actividad de desmalezamiento y tala
de la selva en aquella zona, obteniendo una importante cantidad de carbón de leña y la
suficiente madera para construir unas cincuenta casas. Sin embargo, las condiciones en la
colonia rápidamente comenzaron a deteriorarse por causa del duro régimen autoritario
que estableció Des Source y la difusión de una epidemia combinada de influenza y
fiebre amarilla que venía azotando a la región desde el año anterior. Los colonizadores
comenzaron a marcharse, de manera que en los años siguientes el poblado fue totalmente
abandonado. (Rey González, p.62)

Debido al auge que tuvo la actividad minera aurífera en la región de Guayana, a partir
de la segunda mitad del siglo XIX, el gobierno venezolano de la época, precedido
por el general Antonio Guzmán Blanco, creó “…el Territorio Federal Yuruari, para
una mejor organización y defensa de sus recursos auríferos ante la presión inglesa,
comprendiendo esta entidad, además, la mayor parte del actual territorio en disputa
del Esequibo…” (Cunill Grau, Tomo II, p. 997)

Una excelente muestra de lo antes mencionado, podemos ver en la siguiente cita:

El Callao centro de la explotación de las minas de oro y foco animado de la venta del
purguo, chicle y balatá que se traía de la selva guayanesa, El Callao con sus cuatro
calles polvorientas y su calor sofocante era lo más importante de esa región que es la
materialización del fabuloso Dorado de los Conquistadores. La fiebre de oro atrajo allí a
gentes de diversos origen y condición. Al grupo indígena, fruto del mestizaje secular de
indios, negros e hispanos, vinieron a sumarse nativos de diversas naciones extranjeras:
ingleses, italianos, franceses en su mayoría corsos, y para las faenas rudas, con su actividad
y resistencia peculiares (…) numerosos negros y culíes, procedentes de las Antillas y de
Demerara… (Muñoz, 1971, p. 306)

La localidad minera aurífera de El Callao, además de su importancia económica y de


ser un polo de atracción para algunos inversionistas capitalistas de origen europeo
o norteamericano, a lo largo de las últimas décadas del siglo XIX y primeras del XX,
se constituye en un centro cultural de mucha importancia para la realización de una
festividad popular, como lo es la del carnaval, la cual fue traída a Venezuela, por los
conquistadores españoles durante el período de la colonia

Las festividades carnavalescas se expandieron gradualmente en el mundo, primero en


Europa y luego, gracias a los conquistadores, fue llevada a América, donde sufrió algunos
cambios al fusionarse con diferentes culturas del continente […] En Venezuela, el carnaval
tiene una importante connotación festiva. Se celebra entre febrero y marzo dependiendo
del año. En cada región del país se hace de forma distinta. Esta tradición […] desde sus
comienzos fue asociada con juegos que implicaban mojar a otras personas, ya sea con
agua u otras sustancias […] Fue el intendente José Ábalos [a finales del siglo XVIII] quien, a
su llegada [a nuestro país] se encargó de restaurar la esencia de las fiestas carnestolendas,
pero añadiendo rasgos más definitorios para estas, como coloridas comparsas y otras
manifestaciones culturales, convirtiendo el juego con agua para ser practicado por
esclavos y clases sociales bajas.(Ruiz, 2011, p. A12)

En el caso específico de El Callao, tenemos un testimonio que nos dejó el escritor
Pedro José Muñoz, quien en el año de 1925, visitó dicha población y señaló que el
carnaval era

la fiesta por la que se enloquecían los negros, en su mayoría de nacionalidad británica.


Ya a fines del año comenzaban a entrar por la Oficina de Correos de Ciudad Bolívar los
voluminosos bultos postales contentivos de los pedidos que a la firma Weldon’s de Londres
especializada en elaboración de disfraces habían hecho con antelación los negros de El
Callao. Venían en ellos lujosos atavíos, sedas y encajes en profusión. Trajes de damas de
palacio, pastoras, colombinas, toda una variada gama de disfraces femeninos; y para los
hombres no eran menos: marqueses, mosqueteros, patricios romanos, arlequines […] Y
por supuesto, cuando llegaba el Carnaval, era el espectáculo más pintoresco y cómico que
imaginarse puede… (Muñoz, 1971, p. 306)

La forma en que vimos como se realizaba el carnaval en El Callao, hacia el año de 1925,
posteriormente, se fue modificando y aparecieron nuevos disfraces, ritmos de bailes
acompañados con el calipso y sus toneles metálicos (steel pan) (antiguos barriles de
petróleo), sin omitir los cantos de protestas tanto en español e inglés como en el
llamado patois (lengua criolla, integrada por algunas palabras de origen africano,
francesas, inglesas y españolas). En sus efectos, vemos que en la actualidad dicha
fiesta de carnaval “…constituye un acontecimiento turístico que expresa la tradición
del calipso antillano mezclado con una gran variedad de instrumentos venezolanos:
cuatro, maracas, rallo y la reciente incorporación del saxofón, del micrófono y
amplificadores que acompañan a las comparsas de canciones en castellano y en
inglés, cuyas letras narran viejas leyendas y acontecimientoslocales del momento…”
(Figueredo de Vall, Tomo II, p. 34).

En cuanto a su importancia turística, observamos que el carnaval de El Callao, se ha


constituido en un polo de atracción de interés tanto nacional como internacional,
debido a la presencia de múltiples comparsas, numerosos disfraces incluyendo el de
las madamas, los diablos, la burriquita, los negritos, los agricultores, las fantasías y los
mineros con todos sus atuendos; sin omitir el calipso antillano con su música y bailes.

Con relación al calipso, vemos su posible origen en la confluencia de:

… los antiguos cantos de trabajo, cantos africanos de llamada y respuesta, un canto


de porfía denominado cariso (término que también se extiende a los cantores) y otro
conocido como pic-cong, el kaiso, canto narrativo originario de África occidental, el
bélé de las Antillas Francesas, baladas tradicionales inglesas, melodías de versificación
y métrica hispánica, y las comparsas carnavalescas denominadas canboulay y kalinda.
(García Carbó, 2011, p.37)

E igualmente, vemos que el calipso es una:

…expresión musical como algo que fundamenta sus raíces en el continente africano
(África Negra), estableciéndose en las Islas Occidentales (Caribe), para luego concentrarse
en la Isla de Trinidad, enriquecerse, fortalecerse y luego ser exportado al mundo (…) Es
así, como esta expresión musical ha sido el arma de protesta del esclavo negro. Hoy es el
medio de comunicación y concientización social que el calypsoniano utiliza para expresar
el sentimiento e inconformidad del pueblo trinitario hacia sus gobernantes y demás
opresores… (Sorrillo, 2003, p.9)

Para obtener una visión más amplia, sobre la fiesta del carnaval en El Callao, en el
contexto de las dos primeras décadas del siglo XXI, hemos tomado en consideración
el siguiente esquema, el cual puede ser ampliado al consultar fuentes tales como:
Besson, J. “ Las fiestas carnavalescas” (1941), Olivares Figueroa, R. “Particularidades y
evolución del carnaval venezolano” (1946), Hernández, Tulio (Coordinador) Atlas de
tradiciones venezolanas, (1988), Canga García, Lisbeth y Mónica Bergna. Descubre
Bolívar, (2011), etc.

Isidora

Autoridad mayor durante décadas en la organización del carnaval, sigue siendo


(después de fallecida) el espíritu protector de la celebración. Año a año se le recuerda
y celebra por medio de canciones, estampas y otras representaciones.

Los comparsitas

El carnaval incorpora por igual a gente de todas las edades. Las comparsitas
integrada por niños y adolescentes tienen un lugar especial en la fiesta. La dinámica
de la tradición ha ido desplazando viejos instrumentos, como el legendario tambor
bumbac, hecho de noble madera, pasando ahora a primera fila los grandes tambores
metálicos de calipso.

Los trajes

La manera de anudar el vestido a los lados de las caderas envía mensajes simbólicos a
los solteros participantes. Las madamas solteras llevan un solo nudo, las casadas, dos.
Las madamas

Constituyen uno de los símbolos más importantes de la presencia femenina en la


festividad. Su vistosidad señorial remite a formas tradicionales de vestir practicadas
hasta principios de siglo en la región.

Diablos de carnaval

La creatividad popular ha ido desarrollando un trabajo cada vez más sofisticado


e imaginativo en la elaboración de las máscaras del Diablo, personaje principal del
carnaval de El Callao. Las formas de estas, con cachos rectos y puntiagudos tienen
grandes dimensiones e, igualmente, se destacan por sus trajes rojo y negro. El Diablo
lleva tridente y fuete en la mano, elementos distintivos que le sirven para poner orden
en los desfiles de las comparsas.

La comparsa de los medio-pintos

También se le denomina, la comparse de los mediopintos, y está constituida por


personas solas o en grupos, quienes se pintan la cara y el cuerpo de negro con betún
para zapatos o aceite negro de automóviles. Salen a las calles pidiendo dinero o
bebidas alcohólicas y si no le otorgan el donativo, proceden a untar de negro la cara
a las manos de las personas que encuentran a la largo de su visita a la ciudad de
El Callao. La denominación de los mediopintos, proviene del slogan que utilizan: o
medio o pinto.

La burriquita

Participa en el carnaval de El Callao, y durante su baile es acompañada por un grupo


musical, integrado por tres o cuatro hombres, quienes ejecutan un golpe oriental
y uno de ellos, lleva el disfraz de la burriquita y los otros tocan los instrumentos
seleccionados para tal evento.

El sebucán

Es un baile, que se caracteriza por estar organizado por participantes que se mueven
en círculo entrelazando cintas de diversos colores para formar un tejido compacto y
multicolor.

El baile del paloteo

Constituye una danza popular, la cual es acompañada por instrumentos musicales


tales como el cuatro, las maracas, el violín y el bandolín.
La comparsa de los agricultores

Está integrada principalmente por las personas que trabajan en el mercado principal
de El Callao y salen a bailar en la noche y permanecen hasta la madrugada del otro día.
Utilizan una variedad de disfraces e instrumentos musicales.

Significación social

El carnaval de El Callao -ofrece libertad e igualdad- y se convierte año tras años en una
ocasión ideal para liberar tensiones, expresar críticas y contar, cantando y bailando,
los hechos más picarescos ocurridos entre los pobladores.

Por último, destacamos que el carnaval de El Callao, es una festividad de carácter


popular, originada por la hibridación de múltiples aportes étnico-culturales, donde
se destacan los de origen africano. En dicha festividad, constantemente se incorpora
nuevos elementos en la confección de los disfraces y comparsas e, igualmente, en las
letras de sus canciones, sin olvidar el ritmo del calipso y sus numerosos instrumentos
musicales.

El carnaval de El Callao, ha sido propuesto ante la UNESCO como Patrimonio Cultural


inmaterial de la Humanidad, solicitud realizada por el Centro de la Diversidad Cultural,
ente
adscrito al Ministerio Popular de la Cultura del gobierno venezolano. Esta petición nos
demuestra, la importancia que posee dicha festividad como acervo étnico-cultural de
nuestra nación.
Fuentes consultadas

Acosta Saignes, Miguel. Vida de los esclavos negros en Venezuela. Valencia: Vadell
Hermanos Editores, 1984.

Álvarez, Alexandra. Malabi maticulambi: estudios afrocaribeños. Montevideo: Monte


Sexto, 1987.

Arellano, Fernando. Una introducción a la Venezuela prehispánica. Culturas de las


naciones indígenas venezolanas. Caracas: Universidad Católica Andrés Bello, 1986.
881 p.

Belrose, Maurice. África en el corazón de Venezuela. Maracaibo: Universidad del Zulia,


1988.

Besson, Juan “Las fiestas carnavalescas” In: El Farol. Caracas, Nº II, 17 de enero de 1941,
Camacho Sabala, Antonieta del Valle. “De la utopía de El Dorado a la realidad de El
Callao” En: El libro del oro de Venezuela. Caracas: Banco Central de Venezuela, 2010. pp.
69-87 (Esta obra, incluye un Catálogo bibliohemerográfico sobre el oro en Venezuela
(CD), elaborado por José Marcial Ramos Guédez)

Canga García, Lisbeth y Mónica Bergna. Descubre Bolívar. Caracas: Editorial Cadena
Capriles, 2011. 103 p.

Cunill Grau, Pedro. Geografía del poblamiento venezolano en el siglo XIX. Caracas:
Ediciones de la Presidencia de la República, 1987. 3 tomos.

Domínguez, Luis Arturo y Salazar Quijada, Adolfo. Fiestas y danzas folklóricas en


Venezuela. Caracas: Monte Ávila Editores, 1992.

Figueredo de Vall, Daisy. “El Callao” En: Diccionario de historia de Venezuela E-0.
Caracas: Fundación Polar, 1988. Tomo II, pp.33-34

Gaceta Oficial del estado Bolívar. Ciudad Bolívar, Año LXXXIV, Nº Extraordinario, 9 de
julio de 1986.

García Carbó, Carlos. “El Calipso tradición musical de El Callao” En: Revista Así Somos.
Caracas, Nº 5, Enero-Febrero de 2011. pp. 35 39

Hernández, Tulio (Director de la colección). Atlas de tradiciones venezolanas. Caracas:


El Nacional, Fundación Bigott, Promesa, CANTV y Banco Mercantil, 1988. 228 p.
Ilustraciones, fotografías y mapas.
Hernández Grillet, Rodolfo. Geografía del estado Bolívar. Caracas: Academia Nacional
de la Historia; CVG, Siderúrgica del Orinoco, 1987. 260 p.

Liscano, Juan. Folklore y cultura. Caracas: Editorial Ávila Gráfica, 1950.

Muñoz, Pedro José. “Un regalo de carnaval 1925” En: La noria de los días. Caracas:
Oficina Central de Información, 1971. pp. 303-310

Olivares Figueroa, Rafael “Particularidades y evolución del carnaval venezolano” In:


Revista Nacional de Cultura. Caracas, Año VII, Nº55, 1946. pp.121 – 139.

Ramón y Rivera, Luis Felipe. La música afrovenezolana. Caracas: Universidad Central de


Venezuela, Dirección de Cultura, 1971.

Ramos Guédez, José Marcial. La africanía en Venezuela: esclavizados, abolición de la


esclavitud y aportes culturales. Caracas: Academia Nacional de la Historia y Banco
Central de Venezuela, 2012.

Ramos Guédez, José Marcial. Contribución a la historia de las culturas negras en


Venezuela colonial. Caracas: Fundación El Perro y La Rana, 2011. 2 Tomos.

Rey González, Juan Carlos. Huellas de la inmigración en Venezuela. Entre la historia


general y las historias particulares. Caracas: Fundación Empresas Polar, 2011. 295 p.

Ruiz, Juan Pablo “Entre agua y disfraces. Carnavales en Venezuela: una comparsa de
tradiciones” En: 6to. Poder. Caracas, 6 al 13 de marzo de 2011. p. A12

Sorrillo, John. El calypso y la sociedad trinitaria. Caracas: Editorial La Espada Rota, 2003.
23 p. (Colección La Cola del Cometa)

Vila, Marco Aurelio. Aspectos geográficos del estado Bolívar. Caracas: Corporación
Venezolana de Fomento, 1951. 287 p.
Múltiples Miradas Sobre El Patrimonio Cultural Inmaterial

por: Jenny González Muñoz

Resumen

El patrimonio cultural de un pueblo o de una nación, puede ser visto desde


diversas perspectivas que ayudan a enfatizar su importancia para la configuración y
refuerzo de la propia identidad. Como bienes espirituales, por su carácter simbólico,
las manifestaciones de la cultura inmaterial son susceptibles a una serie de
transformaciones que no las tornan efímeras, sino por el contrario, las intensifican en
su rol cultural, pues su constante dinamismo está cónsono con el ser humano como
su creador y re-vitalizador. En el rol de la memoria, los soportes de dichos bienes se
pueden ampliar a ámbitos como el de las artes plásticas, concretamente la pintura,
tal es el caso de los hechos históricos protagonizados por los llaneros venezolanos
o los gaúchos brasileños durante el siglo XIX y comienzos del XX, quienes han sido
inmortalizados en obras que aún actúan como “lugares de memoria” del patrimonio
inmaterial de una parte importante de la cultura latinoamericana. Obras como las que
se muestran en el presente artículo, nacidas de la mano de creadores como Martín
Tovar y Tovar, Tito Salas, de Venezuela, y Guillerme Litran, de Brasil, fungen como
soportes de esa parte de la memoria histórica interpretada desde el arte mismo. En
este rol de ideas, es importante destacar que la educación sobre el patrimonio cultural,
como instrumento para su conservación y salvaguarda, desde la sensibilización hacia
el conocimiento, es un agregado significativo para la dignificación de la identidad
nacional cultural.

Palabras clave:
Patrimonio Cultural Inmaterial
Llaneros Venezolanos
Gaúchos Brasileños
Pintura

Maestros de la herencia cultural

Mario Chagas en O pai de Macunaíma e o Patrimônio espiritual, comienza con un


fragmento de la novela de Mario de Andrade donde se hace referencia a la muiraquitã,
siendo que en su carga simbólica radica la importancia que se le da a lo largo de
toda la historia narrada, dice: “em termos de patrimônio cultural, o muiraquitã é, ao
*

Coordinadora y docente del Doctorado en Patrimonio Cultural de la Universidad Latinoamericana y del Caribe. Doctora
en Cultura y Arte para América Latina y El Caribe (Universidad Pedagógica Experimental Libertador – Venezuela), Magíster
en Memoria Social y Patrimonio Cultural (Universidad Federal de Pelotas – Brasil). Licenciada en Artes (Universidad Central
de Venezuela).
mesmo tempo, um saber, um fazer, uma arte, uma coisa e um conjunto de elementos
da natureza” (Chagas, 2009, p. 98). A lo largo de su artículo se recalca la importancia
de la simbología en el patrimonio cultural inmaterial, lo que es totalmente lícito si
se piensa en la fuerza de piezas utilizadas por chamanes, cazadores, entre otros,
que si bien son materiales, no son solo artefactos, pues su significación es lo que le
imprime características dignas de ser conservadas para el futuro, allí, por supuesto,
están los saberes de los pueblos, las técnicas de trabajos y demás. La importancia del
patrimonio cultural, devela Chagas, está en su parte espiritual, tal lo que Mario de
Andrade refleja en la muiraquitã, así no se puede establecer un distanciamiento entre
el patrimonio cultural material y el inmaterial, puesto que ambos se complementan
de una u otra manera, “Assim, é possível sustentar que aquilo que se quer preservar
como patrimônio cultural não são os objetos, mas seus sentidos e significados, ou seja,
aquilo que confere sentido ao bem tangível é intangível”. (Chagas, 2009, p. 99). Iglesias,
esculturas, edificios, calles, cementerios, óleos, instrumentos musicales, vitrales, libros,
muebles, vestidos, llegan a ser monumentos históricos de gran valor cultural no sólo
por su carga estética y perfección en su fabricación, sino por lo que significan para las
sociedades a las que pertenecen, a los colectivos que los han tomado como parte de
su identidad, aquello que puede ser identificado como ese patrimonio espiritual del
que pensó Mario de Andrade.

En el texto de la Convención para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial de


la UNESCO se plantea una serie de acercamientos en este particular, donde entre otras
cuestiones se aborda la definición:

(…) los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas -junto con los
instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes- que las
comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte
integrante de su patrimonio cultural. Este patrimonio cultural inmaterial, que se transmite
de generación en generación, es recreado constantemente por las comunidades y grupos
en función de su entorno, su interacción con la naturaleza y su historia, infundiéndoles un
sentimiento de identidad y continuidad y contribuyendo así a promover el respeto de la
diversidad cultural y la creatividad humana. A los efectos de la presente Convención, se
tendrá en cuenta únicamente el patrimonio cultural inmaterial que sea compatible con
los instrumentos internacionales de derechos humanos existentes y con los imperativos
de respeto mutuo entre comunidades, grupos e individuos y de desarrollo sostenible.
(Artículo 2)

T.A. “En términos del patrimonio cultural, el muiraquitã, es, al mismo tiempo, un saber, un hacer, un arte, una cosa y un
conjunto de elementos de la naturaleza”.
T.A. “Así, es posible sustentar que aquello que se quiere preservar como patrimonio cultural no son los objetos, sino sus
sentidos y significados, o sea, aquello que le confiere sentido al bien como tangible es lo intangible”.
Unesco (2003) “Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura”,
32ª reunión. [En línea]. París disponible en: http://www.unesco.org/culture/ich/index.php?lg=es&pg=00022 [Accesado el
día 20 de mayo de 2013] Este año 2013 se cumple 10 años de su existencia.
Ruben George Oliven (2002, citado por Oliven, 2009) en su texto Patrimônio Intangível:
Considerações iniciais, que fuera presentado en la ciudad de Caxambú (Brasil), en
una mesa redonda sobre patrimonios emergentes, destaca diversos aspectos del
patrimonio cultural partiendo de la consideración de dicho término como algo que
es heredado, generalmente de generación en generación, tal como lo devela la
Recomendación de la UNESCO, lo cual implica una consciencia de preservación, la
que no sólo se instala en los “guardianes del patrimonio” (Oliven, 2009, p. 80), como
ancianos u otros transmisores humanos, sino que tiene bases creadas a partir de
normativas que se vinculan tanto con el patrimonio material como con el inmaterial.
En este sentido, Oliven destaca la idea de Mário de Andrade, cuando en 1936 propone
en Brasil la creación de un proyecto de ley donde también fuesen incluidos “no
patrimonio brasileiro, os falares, os cantos, as lendas, as magias, a medicina e a culinária
indígenas” (Oliven, 2009, p. 81), estando plenamente consciente de que la cultura no
abarca apenas construcciones y monumentos, pues las prácticas del pueblo, y más
aún las ancestrales, también tienen características dignas de ser preservadas. A lo
largo de las reflexiones, el autor hace referencia a leyes que se fueron instituyendo en
Brasil desde la Constitución Federal de 1988 y el Decreto 3.551, sobre el Registro de
los bienes culturales de “naturaleza inmaterial”, y la creación de los Libros de Registro,
lo que devela como puntos significativos para una nueva visión sobre el patrimonio
cultural. Para concluir, Oliven deja abiertas interrogantes sobre lo lícito o ilícito de las
transformaciones y cambios de las manifestaciones inmateriales en contraposición a
lo que se ha dado en llamar lo tradicional, siendo que lo verdaderamente importante
de ellas es la carga simbólica que es reconocida y ejercida por las comunidades.

Por su parte, Regina Abreu en el artículo “Tesouros humanos vivos ou quando


as pessoas transformam-se em Patrimônio Cultural – Notas sobre a experiência
francesa de distinção do Mestres da Arte”, comienza hablando sobre las mudanzas
que han venido experimentando las diversas tradiciones, modos de hacer, saberes,
y demás, a través de los siglos y cómo la presencia de la globalización ha sido un
factor importante respecto a esos cambios. Hace referencia a la UNESCO, institución
que en 1993 por medio de su consejo consultivo “definiu como ação prioritária um
programa de valorização dos mestres em diferentes ofícios, por todo o globo terrestre”
(Abreu, 2009, p. 83), lo cual toma como punto de partida para destacar el rol de dicha
organización internacional en lo concerniente a las definiciones de patrimonio cultural
inmaterial, también llamado por Abreu “intagible” , lo que, tanto busca velar por los
bienes patrimoniales en si como establecer bases para su salvaguarda y revitalización
para las futuras generaciones, puesto que su carácter “efímero” lo torna vulnerable y,
por ende, blanco fácil para la desaparición.

A partir de experiencias de países orientales como es el caso de Japón, República


de Corea, Filipinas y Tailandia, en cuanto a la valoración sobre todo del “saber hacer”,
representado por los “Tesoros humanos vivos” de comunidades y regiones, la UNESCO
*

T.A. “ (…) en el patrimonio brasileño, los idiomas, los cantos, las leyendas, las magias, la medicina y la culinaria indígenas”.
comienza a trabajar en el proyecto Tesoros humanos vivos, lo que da lugar que en
1998 en Francia, se cree el programa “Maestros del Arte”, que busca continuar con
la recomendación del ente internacional, reconociendo las competencias y técnicas
empleadas por maestros conocedores de oficios del arte íntimamente ligados con la
tradición e innovación francesas. El objetivo de dicho programa, según resalta Abreu,
consiste en “distinguir aqueles que se destacam por um ‘saber-fazer’ de excelência e
em encorajá-los a compartilhar seus conhecimentos, com alunos capazes de perpetuar
essas competências” (Abreu, 2009, p. 87), como se ve, lo que se busca es valorar el
aprendizaje de esos maestros del pueblo, pero con una visión de salvaguarda y de
trasmisión de conocimientos, es decir, hay una óptica tanto ética como pedagógica.
Basada en todo esto, Regina Abreu apunta, brevemente, su experiencia de investigación
al haber trabajado realizando entrevistas a cinco “Maestros del arte” franceses, siendo
el oficio de cada uno: hacedor de sombreros (chapeleiro), sastre y costurero (alfaiate
e costureiro) de vestuario para teatro, artesano de impresión de estampas y grabados
sobre todo en el área del libro, un creador y restaurador de vitrales de grandes
catedrales, con trabajo focalizado en la Catedral de Chartres (Francia), y un quinto
dedicado a la restauración de muebles antiguos.

La investigadora destaca como puntos subrayados por los entrevistados la incidencia


de “valores como a amizade e o da relação como os companheiros de trabalho como
constitutiva de um etos profissional e de construção de subjetividade” (Abreu,
2009, p. 94); a lo que habría que agregar que todos ellos tienen como características
comunes el hecho de haber aprendido su oficio como herencia de bisabuelos, padres
o de antiguas prácticas de la localidad, tener consciencia del carácter tradicional del
oficio y, un elemento bien interesante como el hecho de que estén trabajando con
placer para enseñar su conocimiento y salvaguardarlo para el futuro. Abreu termina su
artículo con una reflexión crucial que acertadamente vincula con las políticas volcadas
a la salvaguarda de la diversidad cultural de todo el mundo, “os mestres da arte são
lugares de memória, elementos de ligação entre o passado e o futuro” (Abreu, 2009,
p. 96), resaltando que esos “lugares de memoria” de los que habla Pierre Nora, no solo
son de “piedra y cal”, pues también están en el conocimiento de cada persona y sus
intereses colectivos.

En este sentido, se podría agregar que también pueden ser considerados “maestros
del arte” aquellos actores sociales que tienen sobre su peso cultural la posibilidad de
conservar y salvaguardar sus trazos culturales en una franca y continua construcción
de su propia identidad, tal como ocurre con el llanero centro-occidental venezolano y
el gaúcho sur-rio-grandense brasileño (ambos en su condición campesina) quienes a
pesar de haber experimentado a lo largo de los siglos una serie de transformaciones,
*

T.A. “(…) definió como acción prioritaria un programa de valorización de los maestros en diferentes oficios, por todos el
globo terrestre”.
Término con el cual no estamos de acuerdo, apoyamos las nuevas aseveraciones de la UNESCO ya que las manifestaciones
de la cultura inmaterial si son tangibles, palpables.
lógicas de todo de proceso humano, tienen una identidad cultural diferenciada de
otros actores lo cual se vincula, entre otros factores, con su incursión en las guerras de
independencia, obteniendo un lugar importante desde el punto de vista histórico con
connotaciones patrimoniales, producto de una totalidad de elementos que tienen
que ver con la herencia devenida de la cultura inmaterial como valor espiritual, tal
como se verá más adelante.

Acepciones acerca de la cultura inmaterial o más allá de una herencia

Las manifestaciones de vida emanadas de la llamada parte espiritual de los pueblos


concretizadas en el término “cultura”, no solo sostenido como una construcción
netamente humana, que en un principio surge por una necesidad (como pudiera ser
la creación utilitaria del fuego y las vestimentas) sino también como una relación con
el placer fundamentada inicialmente en el sentido estético,

abarca algo que va más allá entendiéndose como “la imagen que la sociedad tiene de
si misma; así, es esa representación que los individuos necesitan para identificarse, o
de la cual aspiran liberarse” (Todorov, 2010, p. 73), ya que tanto las puestas en escena
de la cultura inmaterial como la construcción de bienes muebles e inmuebles, funge
como una suerte de lugares de memoria colectiva y social, necesaria para servir como
soporte de hechos del pasado histórico, pues cada día que pasa y, con las consecuentes
emergencias de la vida contemporánea, sobre todo en las grandes metrópolis, se va
haciendo más importante elaborar mecanismos para intentar librar del olvido a los
colectivos (Nora, 1984) a lo que habría que agregar la incidencia, cada vez más en
aumento, de la globalización que pretende la configuración de visiones unificadoras
que no se focalizan en lo nacional o local porque buscan abarcar un todo en el que,
obviamente, las culturas de los países más desarrollados económicamente hablando,
catapultan con su hegemonía a las más débiles y minoritarias. En este sentido, la cultura
inmaterial en la figura del idioma (por nombrar una) juega un papel significativo
porque en él se instala fuertemente la identidad tanto individual como colectiva, ya
que es una herramienta que actúa como hilo conductor de pensamientos, acciones,
en fin, legados del pasado (pues desde la infancia se aprende), con repercusión al
futuro y una presencia en el presente. La lengua es algo que no se olvida:

A amplitude de traços herdados no decorrer da infância pode sofrer consideráveis


mudanças. A língua é comum a milhões, até mesmo, dezenas ou centenas de milhões
de pessoas. No entanto, recebemos também outras heranças, mais restritas, do grupo
humano no seio do qual crescemos: a maneira de se movimentar e de organizar o
tempo ou o espaço, assim como de se relacionar com as outras pessoas, em suma, os
modos de vida. (Todorov, 2010, p. 68)
*

T.A. “Distinguir aquellos que se destacan por un “saber-hacer” de excelencia y incitarlos a compartir sus conocimientos, con
alumnos capaces de perpetuar esas competencias”.
T.A. “Valores como la amistad y la relación con sus compañeros de trabajo como constitutiva de un ethos profesional y de
construcción de subjetividad”.
La lengua es lo que Conche (1990) llama “cultura esencial”, no obstante, y como bien
lo resalta Todorov, el ser humano en su poder de escogencia puede adoptar otras
lenguas y modos de vida para identificarse, lo cual da paso a la instalación de varias
identidades propias y compartidas que superan los trazos de la “cultura esencial”,
porque la misma característica de constante transformación del proceso precisa de
dinamismo.

El patrimonio, visto en un sentido amplio, mas de igual manera vinculado con la


herencia, transmitida de generación en generación y que, por lo tanto, debe ser
salvaguardada, puede ser visto como bien lo asevera Mário Chagas (2005):

A palavra patrimônio é, ainda hoje, a capacidade de expressar uma totalidade difusa,


à semelhança do que ocorre com outros termos como cultura, memória e imaginário.
Frequentemente, aqueles que desejam alguma precisão se veem forcados a definir e
redefinir o termo. A necessidade de recuperar sua capacidade operacional, driblando
seu acento de difusa totalidade, está na raiz das constantes requalificações a que essa
palavra tem sido submetida. Se tradicionalmente ela foi utilizada como uma referência
a “herança paterna” ou aos “bens familiares” transmitidos de pais (e mães) para filhos
(e filhas), em particular no que se referia aos bens de valor econômico e afetivo, ao
longo do tempo gradualmente adquiriu novos contornos e ganhou outras qualidades
semânticas, sem prejuízo do domínio original. (p. 115)

De manera que ha pasado, como es lógico en todo proceso de revisión epistémica,


por diversas definiciones como la ya extinta en algunos países de América Latina,
folklore para designar a las manifestaciones de la cultura tradicional popular, término
que sería posteriormente utilizado para hablar desde el punto de vista peyorativo
colocando las expresiones de los pueblos de la creación sin bases académicas, frente
a las manifestaciones de las culturas de élites soportadas en artes plásticas, literatura,
música, entre otras. Sin embargo, esas tentativas fueron significativas para la
configuración de nuevas maneras de ver y entender al patrimonio cultural inmaterial,
tanto por la parte social como en lo relativo a las legislaciones y políticas públicas en
el ámbito cultural.

Para acompañar a todos estos procesos culturales (materiales e inmateriales) el rol


de la conservación y salvaguarda es trascendental pues funge como un garante
de memoria colectiva e incluso social, y acá el papel de los museos, a pesar de que
pudieran ser vistos como un culto al patrimonio (Candau, 2011) porque pretenden
“paralizar” las culturas por medio del proceso de curaduría, exhibición, etc., son
sumamente importantes por ser lugares de memoria y no ya tan solo “máquinas de
olvido activo” (Candau, 2011, p. 115).
De modo que la pintura, por ser uno de los bienes continuamente presentes en
los museos de arte, por ejemplo, puede actuar también como herramienta para la
*

T.A. “Los maestros del arte son lugares de memoria, elementos de vinculación entre el pasado y el futuro”.
reivindicación memorial de hechos históricos que forman parte de la cultura inmaterial
de los personajes y hechos allí retratados, tal como se verá a continuación.

Cultura inmaterial en la obra plástica o cuando la histórica trasciende las


fronteras

En Venezuela la figura del llanero centro-occidental ha sido considerada en la


contemporaneidad como un símbolo nacional, condición fuertemente fundamentada
en los hechos históricos correspondientes a los procesos que permitieron en el siglo
XIX la independencia de dicha nación del yugo colonialista español, lo que se atañe al
amplio conocimiento de su entorno y su contexto, lo cual llevó a dicho actor social a
protagonizar sucesos de relevancia en distintas etapas.

Una de estas gestas es la batalla de Las Queseras del Medio, acaecida el 2 de abril de
1819, en el lugar homónimo que se encuentra ubicado en el hato Mangas Marrereñas,
municipio Guasimal, distrito Pedro Camejo, a unos 50 kilómetros suroeste de San
Fernando de Apure, capital del actual estado Apure, cuna de uno de los héroes de la
independencia del país suramericano, José Antonio Páez.

La valentía de los llaneros, llamados lanceros por su destreza con esta arma de metal,
constituye una auténtica representación de nacionalismo y amor patrio, por la unidad,
solidaridad y entendimiento colectivos.

Allí resalta el hecho de que 153 lanceros a caballo derrotan a un ejército español
de 1.000 soldados bien armados, comandados por el experimentado general
Pablo Morillo. Los instrumentos tácticos utilizados por el general Páez basados en
elementos cotidianos del llano, junto con el conocimiento del paisaje y la intensa
relación del llanero con el caballo, fueron factores decisivos para el triunfo. Entre las
tácticas está el incendio de San Fernando de Apure, siendo la actividad de quema
muy común en la época, realizada con la finalidad de limpiar los terrenos y proceder
a nuevas siembras, de modo que dicha práctica se convierte, durante las guerras de
independencia, en una estrategia militar; lo propio ocurre con las emboscadas ya que,
al no conocer el enemigo bien la sabana, porque en ella todos los caminos parecen
iguales, se hace propicia para atraparlos cuando menos lo imaginan, y el 2 de abril de
1819 no sólo los patriotas se sirven de esta estrategia ahora militar, el conocimiento
del comportamiento del ganado en el llano y la asombrosa capacidad de montar que
tiene el llanero, superan considerablemente las sapiencias de los españoles. Y de sus
sabidurías tradicionales, de su tradición oral, es que el llanero se sirve para ganar paso
al enemigo.
Al, los españoles, no tener acceso al ganado no tienen comida, el agua también se
*

T.A. “La multitud de trazos heredados en el transcurrir de la infancia puede sufrir considerables mudanzas. La lengua
es común a millones, hasta incluso, decenas o centenas de millones de personas. Sin embargo, recibimos también otras
herencias, más específicas , del grupo humano en el seno en el que crecemos: la manera de moverse
les hace difícil de conseguir por causa de la inutilización de los pozos, a esto hay que
agregar el factor psicológico del peligro y el estruendo que rompe bruscamente la
silenciosa noche llanera al soltar “potros cerriles con cueros secos atados a sus colas”
(Febres Guevara, 1989, p. 20), además del calor intenso no solo del ambiente sino del
fuego, producto de los incendios y las consecuencias que esto genera en los ejércitos
no acostumbrados a ver estas estrategias. Y lo que marca definitivamente la derrota
española es el famoso grito de Páez: ¡Vuelvan caras!, dirigido a sus lanceros llaneros
cuando simulaban emprender una retirada y al ver al ejército hispano confiado, “con la
velocidad del pensamiento, los llaneros devuelven sus caballos, dan cara al enemigo;
centellean las levantadas lanzas, y un choque terrible, formidable, como el encuentro
de dos rápidas nubes, de dos furiosas tempestades, hace temblar la tierra”. (Febres
Guevara, 1989, p. 30).

Para potenciar la memoria sobre este y otros hechos, así como su significación
simbólico-espiritual totalmente característica de la cultura inmaterial, los óleos de
varios artistas plásticos venezolanos de finales del siglo XIX y comienzos del XX se
convierten en soportes y en lugares, de esos recuerdos colectivos, entonces se está
ante la creación de un imaginario fundado en hechos históricos. Arturo Michelena
pinta “Vuelvan caras” (1890), sobre el famoso episodio de Las Queseras del Medio,
mientras que de Tito Salas se puede referir el óleo “Los llaneros, Páez y Bolívar: Toma
de las Flecheras” (1928), sobre el acontecimiento histórico ocurrido en el río Apure
en 1818, durante la Campaña del Centro. En el Museo Bolivariano, Galería de Arte
Nacional y Palacio Legislativo, todos ubicados en Caracas, Venezuela, se puede ver
tanto dichos cuadros (la mayoría gran formato) como obras de otros pintores del siglo
XIX que resaltan el rol de los llaneros, lo cual no ocurre con batallones populares de
otras regiones del país.

El día 6 de febrero de 1818 el ejército patriota, que consta de 4.000 hombres, se


encuentra a las orillas de dicho río en espera de los compañeros que navegan por
el Orinoco con la finalidad de atacar a las tropas del general realista Pablo Morillo,
apostadas en la ciudad guariqueña de Calabozo. Del otro lado del Apure se halla una
guarnición española de 650 hombres y varias flecheras artilladas; como modo de
estrategia, el general José Antonio Páez propone al general Simón Bolívar capturar
dichas flecheras para así poder cruzar el río con mayor rapidez, pudiendo de esa
manera llegar al encuentro con los compañeros antes de lo previsto.

de organizar el tiempo, o el espacio, así como de relacionarse con otras personas, en suma, los modos de vida”.
Citado por Todorov (2010), sobre el libro Les fondements de la morale. (1990) Paris: Mégare.
T.A. “La palabra patrimonio es, aun hoy, la capacidad de expresar una totalidad difusa, a semejanza de lo que ocurre
con otros términos como cultura, memoria e imaginario. Frecuentemente, aquellos que desean alguna precisión se ven
forzados a definir y redefinir el término. La necesidad de recuperar su capacidad operacional, driblando su acento de difusa
totalidad, está en la raíz de las constantes recalificaciones a que esa palabra ha sido sometida. Si tradicionalmente ella fue
utilizada como una referencia a “herencia paterna” o a los “bienes familiares” transmitidos de padres (y madres) para hijos
(e hijas), en particular en lo que se refería a los bienes de valor económico y afectivo, a lo largo del tiempo gradualmente
adquirió nuevos contornos y ganó otras cualidades semánticas, sin prejuicio del dominio original”.
Tras la debida autorización, se produce la selección de los 50 mejores llaneros
correspondientes a la Guardia de Honor, quienes se lanzan al río Apure en sus caballos
cruzando luego a nado, llegando a las embarcaciones que toman luego de un
combate, teniendo como resultado final el retiro de la tropa española, quedando las
flecheras en manos de los patriotas.
Fig 1. Los llaneros, Páez y Bolívar: Toma de las Flecheras (detalle)
Autor: Tito Salas, 1928 (Oleo Casa Natal de El Libertador, Caracas- Venezuela) Tamaño: 259 ×
194 cms.

Fuente:http://taimaboffil.wordpress.com/2011/01/30/30-de-enero-1818-bolivar-y-paez-se-
encuentran-en-canafistola-toma-de-las-flecheras-estado-apure-venezuela/
En la figura anterior se puede apreciar un detalle del óleo de Tito Salas, donde se
muestra al general Páez montado a caballo en plano central, con la lanza en la mano,
el sombrero que ha caído al suelo, mientras los otros llaneros se encuentran a su

alrededor en plan de lucha. Se ha de destacar la presencia de la vestimenta cotidiana


que identifica estereotipadamente al llanero en sus faenas de campo: el pantalón kaki
arremangado hasta un poco más abajo de la rodilla, descalzo, sin camisa o con camisa
*

En Venezuela, ya que el término folklore ha sido utilizado para designar alguna manifestación, comportamiento, lugar,
persona, etc., que tiene características de poca finura, escasa educación, algo rudimentario, se ha sustituido por criollo,
popular, para evitar designaciones donde prevalezcan los juicios de valor.
En el anteproyecto de la Convención internacional para la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial, Turín,
marzo de 2001, el patrimonio cultural inmaterial es definido como los “procesos adquiridos por las personas tales como
el conocimiento, las habilidades y la creatividad que les son heredados y desarrollados, los productos que crean y los
recursos, espacios y otras dimensiones del contexto social y natural necesarias para su sustentabilidad; procesos que
proporcionan a las comunidades vivientes un sentimiento de continuidad con las generaciones antecesoras y son
importantes para la identidad cultural, así como para la salvaguarda de la diversidad cultural y de la creatividad de la
humanidad” (Gallart, M. A. (2008) Cuaderno 1. Patrimonio Cultural Inmaterial. México: Consejo Nacional de la Cultura y las
Artes. p. 143) En la Comisión Nacional Holandesa para la Unesco, de 2002, se considera como patrimonio cultural inmaterial
de la humanidad a las tradiciones orales, música instrumental y vocal, representaciones artísticas, como teatro y danza,
ritos y fiestas, conocimientos y prácticas sobre la naturaleza, a lo que agrega: “Todos los procesos y prácticas (junto con
el conocimiento y las habilidades, y los instrumentos y espacios involucrados) que son considerados esenciales para la
identidad de estos grupos y para el mantenimiento de la cohesión social entre ellos. Las comunidades y los individuos en el
mundo contemporáneo deciden la manera de reconocer como elementos de su patrimonio cultural inmaterial y continuar
recreándolos en constante respuesta a su desarrollo y condiciones históricas”. (Gallart, M. A., 2008, p. 143)
blanca, sombrero, y, en este caso, la lanza, como arma de batalla. En el centro, al fondo,
se observa la figura de Simón Bolívar, claramente diferenciado con un pantalón blanco,
camisa blanca y botas negras.

Otros acontecimientos importantes para la historia de Venezuela con presencia


llanera, son las situaciones que antecedieron a la Batalla de Boyacá (6 de agosto de
1819) en el camino por el páramo de Pisba, actual República de Colombia, lugar donde
los Bravos de Apure, comandados por el general José de la Cruz Carrillo, muchos de
ellos sin contar con la ropa adecuada para el intenso frío de Los Andes y sin tener
el cuerpo acostumbrado a la altitud de la cordillera, mueren de hipotermia en ese
intento, pero los que sobreviven luchan con dignidad. E indudablemente, la Batalla
de Carabobo (24 de junio de 1821) donde el batallón Bravos de Apure tiene un papel
preponderante, siendo muy famoso el episodio cuando el heroico Pedro Camejo,
apodado Negro Primero, llanero mestizo, uno de los personajes más relevantes, ya
que paga con su vida el triunfo por la libertad, en el fervor de la lucha devuelve su
caballo en dirección al general Páez, a lo que éste exclama: “¿Por qué huyes, cobarde?”
y el héroe le responde: “¿Mi general, vengo a despedirme porque estoy muerto?”,
cayendo inmediatamente a los pies del caballo del General.

Camejo es el típico llanero de espíritu libre y voluntad para andar a caballo de un lugar
a otro, en este sentido, es interesante lo referido por Vinicio Romero Martínez cuando
describe sus palabras para explicar a Simón Bolívar por qué se había convertido en
soldado: “todo el mundo se iba a la guerra sin camisa y sin una peseta y volvía después
vestido con uniforme muy bonito y con dinero en el bolsillo” (Romero Martínez, 1973,
p. 144), es decir, que estaba presente en el llanero de entonces el hambre, la pobreza,
pero también el espíritu de hombre libre sin apego a lugares ni personas, tal como
se asevera cuando se describe su naturaleza tanto dentro de la Literatura como de la
Historia.

Otro pintor que dedicó parte de su obra a resaltar hechos patrios es Martín Tovar y
Tovar, de quien se destaca “Llaneros de Venezuela” (1862), Batalla de Boyacá (1895) y
Batalla de Carabobo (1887), donde el protagonismo de los llaneros es obvio. De esta
última se muestra un detalle del óleo, donde se observa a la derecha, en primer plano,
el ejército patriota (distinguido por la bandera de Venezuela), mientras que en el plano
del fondo están los llaneros claramente diferenciados con la vestimenta “típica”, y el
estar a caballo (nótese que el batallón de uniforme azul y blanco está en la trinchera
o corriendo, es decir, no es mostrado como batallón montado). En plano a la derecha
está en franco protagonismo, por causa del famoso acontecimiento de su acto de
gallardía y posterior deceso, la figura de Pedro Camejo (Negro Primero), quien yace
muerto ataviado con su uniforme rojo y la pañoleta, en este caso blanca, a la cabeza
que lo caracteriza en todas las imágenes.
*

Se habla del hombre oriundo de los estados Apure, Barinas, Cojedes, Portuguesa y Guárico, planicies que se extienden
a lo largo de aproximadamente 206.686 km.2., también de aquel que en dicha región, además, practica las labores de la
ganadería y diversos trabajos relacionados con el caballo.
Fig. 2. Batalla de Carabobo. (Detalle)
Autor: Martín Tovar y Tovar, 1887. (Óleo ubicado en Capitolio Nacional de Venezuela)
Tamaño: 480 × 327 cms.

Fuente:http://solo50.files.wordpress.com/2010/08/batalla-de-carabobo-oleo-de-martin-
tovar-y-tovar.jpg
Paralela a la figura del llanero venezolano, en Brasil se encuentra el gaúcho sur-
rio-grandense , cuya incursión histórica es un factor importante para la posterior

construcción de su identidad cultural. El hecho de ser un estado fronterizo lejano


geográficamente de la capital del país, conlleva a una serie de sucesos con tendencia
separatista que tendrán como punto de clímax la Revolución Farroupilha, ocurrida
entre el 20 de septiembre de 1835 y el 1° de marzo de 1845 en la entonces provincia
de San Pedro, actual Río Grande do Sul.

El ser excelentes jinetes, la vida de valentía ante las circunstancias más atroces,
la capacidad de resolver rápidamente, el factor sorpresa ante el enemigo, son
características, que hacen de estos gaúchos unos combatientes diferentes a los demás
sectores de Brasil, situación preocupante para las autoridades del Estado ya que
consideraban que este sector se identificaba con sus parecidos vecinos de las pampas
argentinas y uruguayas, de hecho se recalca que hasta la vestimenta es parecida, y
existe semejanza ya en las costumbres, como el tomar mate, por ejemplo, o hablar con
“portugués de acento sudista”, es decir, diferente.

La Revolución Farroupilha fue una guerra civil que propició una serie de tensiones que
ya se venían gestando en el sur de Brasil por causa de los distanciamientos inherentes
a las clases sociales y la necesidad de tener las simientes sólidas de una verdadera
identidad regional. Lo que también está vinculado con el tema de la tributación desde

Este episodio se relata en los libros de Historia de Venezuela, por varios autores como Eduardo Blanco, Arístides Medina
Rubio, Pedro Calzadilla, Vinicio Romero Martínez, entre otros.
el poder central, de un posible federalismo del Sur, de hecho existió el pensamiento
de la creación de una “patria” formada por países “sulinos” de la Revolución, lo cual,
evidentemente tiene un carácter separatista.

O decênio da guerra civil propiciou, de uma parte, a tensão entre a civilização pastoril,
-dos estancieiros farroupilhas peões- e a nascente civilização urbana encostalada na
resistência legalista do Porto Alegre. De outra parte, conscientizou a população sublevada
para a existência de uma pátria continentina- corporificado na República, com sua
bandeira – seu brasão, seu hino oficial. (Barbosa Lessa, 1985, p. 29)

Otro elemento interesante de resaltar es que el gaúcho para esa época es considerado
inferior, es decir, se cataloga desde una perspectiva peyorativa ; los gaúchos, la gran
mayoría de la provincia, fueron el fermento y el apoyo de la revolución: por eso se la
llamó despectivamente de los “farrapos”, es decir, mal vestidos, los harapientos, los
hombres rurales que trabajan en el campo, que no pertenecen a las élites sociales
de las ciudades, por lo tanto, la cercanía con el gaucho argentino y uruguayo no
es solo territorial sino cultural y social, se crea, de este modo, una identidad que se
transformará luego en una semilla para la insurrección que busca autonomía de la
centralidad político-administrativa de Rio de Janeiro e incluso del propio Brasil. La
historia del gaúcho está unida, como todo proceso humano, a la configuración del
entorno geográfico, y su carácter se relaciona con las circunstancias que está obligado
a enfrentar en una tierra que, en ocasiones, se torna hostil.

Tal como en el caso de Venezuela respecto al llanero, los artistas plásticos y más
concretamente los pintores, retratan los acontecimientos históricos, como una manera
de rendir culto a la relevancia patria, pero también para perpetuar en la memoria
colectiva y social sobre los actos que, de una u otra manera, marcaron una nueva
etapa de la región y de la nación, con evidente repercusión en las épocas posteriores.
De modo que Guilherme Litran pinta el cuadro “Cavaleria dos farrapos” (1893) sobre
el acontecimiento histórico, así en la figura presentada se puede observar, en primer
plano, al general Bento Gonçalves, líder del movimiento, a caballo y claramente
diferenciado del resto de la tropa, obedeciendo a un evidente carácter de status. En
los planos sucesivos se muestra a los demás gaúchos, todos a caballo, con sombrero,
y el resto de la vestimenta “típica”, estereotipada, de dicho pueblo, dentro de la que
destaca las botas hasta las rodillas, las chaquetas y/o las chamarras, y el pañuelo
al cuello, con predominancia del rojo que simboliza la Revolución Farroupilha, la
presencia de lanzas, la bandera de Río Grande do Sul en la mano de todos y cada uno
de ellos, lo que resalta el carácter separatista del movimiento, y un detalle bastante
interesante que es el bigote en los personajes del óleo.
Fig. 3. Cavaleria dos farrapos.

Para mayor información se sugiere leer, de Rómulo Gallegos, las novelas Cantaclaro y Doña Bárbara.
 

Autor: Guilherme Litran, 1893. (Óleo sobre tela Museo Júlio de Castilhos, Porto Alegre, Brasil)
Tamaño: 300 × 228 cms.
Fuente: Acervo de la autora.
Tomando los planteamientos de Pierre Nora , tanto los óleos mostrados como
ejemplificación de caso, como los sitios donde ellos se encuentran expuestos, actúan
de una u otra forma, como lugares de memoria, y más allá como una suerte de
monumentos que trascienden situaciones, épocas e inclusive nuevas maneras de
abordar los mismos hechos que están dibujados en dichas obras. En eso precisamente
estriba el dinamismo del patrimonio cultural inmaterial, puede parecer estatizado,
“petrificado” en las páginas de un libro, en los trazos de un cuadro, en los cimientos
de una escultura que conmemora un hecho significativo, pero en realidad va más allá
de la mera materialidad de los objetos, ya que está enclavado en los valores, saberes,
significados que representan gran parte de la vida cotidiana en sociedad, “assim, é
possível sustentar que aquilo que se quer preservar como patrimônio cultural não são
objetos, mas seus sentidos e significados, ou seja, aquilo que confere sentido ao bem
tangível é intangível.” (Chagas, 2009, p. 99).

Las manifestaciones culturales no pueden ser rigurosamente divididas o catalogadas


como materiales o inmateriales, pues en ellas convergen numerosos elementos que se
entremezclan para construir múltiples interpretaciones sobre las memorias colectivas
o sociales, así las obras referidas son soportes de memoria y también son lugares de
memoria, pues por un lado evitan colocar en el olvido hechos históricos significativos
para localidades o naciones, pero de igual manera, son interpretaciones de los propios
pintores, es decir, son construcciones sobre los hechos, muchas veces subliminando
(con toda la intencionalidad) tanto acontecimientos como personajes o culturas, tal
*

Dícese del hombre oriundo del estado Rio Grande do Sul, que se extiende en una región terrestre aproximada de 267.528
km.2, y una zona de aguas interiores de 14.656 km.2, constituyendo una superficie más grande que los cinco estados
llaneros centro-occidentales venezolanos. El gaúcho es también aquel que lleva a cabo el trabajo del ganado y en relación
con el caballo, en dicha zona.
como en el cuadro de Litran, donde los gaúchos parecen irse elevando ya que sus
caballos no tocan la tierra, o la figura de Negro Primero que yace muerto para, a su
vez, hacerse inmortal en el recuerdo de los que conocen esa parte de la historia de
Venezuela, o de los que comienzan a formar parte del hecho narrado.

Las pinturas expuestas en esos sitios consagrados para el recuerdo llamados museos o
instituciones afines, no pueden ser abordadas solo como cultura material, en ellas está
reflejada la interpretación de un hecho, una época, realizada en manos de un humano
desde sus sentimientos, y apoyado en lo que leyó, lo que vivió, lo que le contaron, de
modo que también es inmaterial. Por otra parte, cuando el público acude a ese lugar
donde están expuestas recuerda lo que conoce de esa parte de la historia retratada
allí, comenzando de nuevo la reconstrucción cíclica de los hechos en un continuo
devenir de imaginaciones colectivas y sociales, pues en definitiva, tal como apunta
Mário Chagas, el patrimonio cultural es netamente espiritual.

Sensibilizar acerca del patrimonio: un rol nacido desde educación

Siendo que la cultura es todo lo que realiza el humano social ya que es su propia
invención, el término patrimonio no es otra cosa que la normatización de las
manifestaciones culturales. Esta es implementada socialmente ya que se precisa de
una organización a través de leyes para poder desplegar mecanismos de detección,
documentación, registro, archivo, para una posterior declaración que lleve a la
protección y salvaguarda, siendo éstas el último eslabón de la gran cadena.
El patrimonio está íntimamente relacionado con la memoria, sobre todo cuando se
habla de la cultura de carácter inmaterial, pues su presencia en el tiempo descansa
en la tradición oral y las prácticas, siendo de uso generacional inmediato. En 1927
Maurice Halbwachs habla de la existencia de los cuadros sociales de la memoria y,
posteriormente, de la memoria colectiva, siendo ésta producto de cantidad de
recuerdos que pertenecen, de una u otra forma, a personas que conforman un mismo
grupo, quienes comparten recuerdos por serles comunes y afines.

La memoria colectiva, como aquella compartida en cuanto a recuerdos que se han


desarrollado en similares espacios y tiempos, conjuga en el pasado un conjunto de
representaciones que tienen una continuidad social, así ella, como “reconstrucción
parcial y selectiva de ese pasado”, tiene puntos percibidos por dicha sociedad, entonces
el fenómeno de la memoria, según Halbwachs, existe a través de las relaciones
sociales, cuyas referencias principales son el lenguaje (palabra), el espacio (lugar) y el
*

Del Sur de Brasil.


T.A. “El decenio de la guerra civil propició, por una parte, la tensión entre la civilización pastoril, -de los peones farroupilhas
– y la naciente civilización urbana encostalada en la resistencia legalista de Porto Alegre. Por la otra, se concientizó a la
población sublevada sobre la existencia de una patria continental – sustentada en la República, con su bandera – su
escudo, su himno oficial”.
Se consideran durante todo el siglo XVIII, el XIX y hasta prácticamente la mitad de XX, cuatreros, ladrones de ganadores,
hombres que desconocen las leyes, vagabundos. Para investigar más sobre el tema se sugiere leer los textos de Arthur
Ferreira Filho, Carlos Reverbel, Tau Golin, entre otros.
tiempo, (delimitación). Los cuadros sociales, como unión de representaciones fijadas
en recuerdos que se manifiestan a voluntad a nivel social, permiten que los miembros
de un pueblo tengan tradiciones devenidas, entre otras cosas, de la oralidad, puesto
que el lenguaje es un instrumento concreto que posibilita, tanto su identificación
como su cohesión, ya que no sólo es un bien compartido, sino asimilado y aceptado.

En este sentido, la memoria, en sus diversos procesos, actúa como un hilo conductor
que ayuda a enhebrar construcciones humanas en dinamismo, tal las culturales,
configurando una serie de abordajes hermenéuticos de importancia para la puesta
en marcha de diversas terminologías en relación al patrimonio (cultural) en las que
elementos como los valores y la herencia son imprescindibles; de manera que el factor
educación (visto como herramienta para el aprendizaje y también como instrumento
para la creatividad y la acción progresiva de “hacer”, tal como lo observa el Maestro
don Simón Rodríguez) sobre el patrimonio es vital para procesos de salvaguarda y
conservación de los bienes y manifestaciones culturales.

Se ha de recalcar que desde la perspectiva pedagógica de la autora de del presente


trabajo, en relación con este ámbito cultural específico, existe una diferencia entre
educación en patrimonio y educación patrimonial, siendo entendida esta última como
aquella que trabaja en función de la identificación de bienes y manifestaciones que
pudieran ser elevadas al rango de patrimonio y, a partir de allí, concretar programas
para promoverlas y difundirlas con la finalidad de salvaguardarlas en el tiempo. La
educación en patrimonio, por su parte, se enfoca en la sensibilización por medio del
conocimiento de bienes y manifestaciones desde la detección de los mismos, ambas
tienen como denominador común el objetivo final de salvaguardar y conservar el
patrimonio, pero la educación en patrimonio apunta hacia la implementación de
políticas públicas en pro de la investigación, mientras que la patrimonial se sostiene a
partir de lo ya establecido por otros terceros y desde allí enseña.

El rol de la escuela en la educación en patrimonio en imprescindible y debe ir de


la mano con la enseñanza de la Historia, pues, como ya es sabido, el conocimiento
*

Nora expresa: “Se habilitássemos ainda nossa memória, não teríamos necessidade de lhe consagrar lugares. Não haveria
lugares porque não haveria memória transportada pela história. Cada gesto, até o mais cotidiano, seria vivido como
uma repetição religiosa [...] identificação carnal de ato e do sentido. Desde que haja rastro, distância, mediação, não
estamos mais dentro da verdadeira memória, mas dentro da história.” (NORA, Pierre. 1984. “Entre mémoire et histoire: la
problématique des lieux”. In: P. Nora (org.), Les lieux de mémoire, vol 1 La Republique. Paris: Gallimard., pp. 7-8.) T.A. “Se
consagrásemos nuestra memoria, no tendríamos necesidad de consagrarle lugares. No habría lugares porque no habría
memoria transportada por la historia. Cada gesto, hasta el más cotidiano, sería vivido como una repetición religiosa (…)
identificación carnal de acto y de sentido. Mientras haya rastro, distancia, mediación, no estaremos más dentro da la
verdadera memoria, sino dentro de la historia”.
Riegl habla de los monumentos tanto artísticos como históricos, entre otros, y enfatiza que “por monumento, en el sentido
más antiguo y primigenio, se entiende una obra realizada por la mano humana y creada con el fin específico de mantener
hazañas o destinos individuales” (2008: p. 23), y más allá agrega: “Según las concepciones modernas, toda actividad
humana y todo destino humano del que nos haya conservado testimonio o noticia tiene derecho, sin excepción alguna, a
reclamar para sí un valor histórico: en el fondo consideramos imprescindibles a todos y cada uno de los acontecimientos
históricos” (2008: 24) (Riegl, A.(2008) El culto moderno a los monumentos. Caracteres y origen, tercera edición. Madrid: La
balsa de la meduza.)
de nuestros orígenes es fundamental en la construcción de identidades culturales,
especialmente las nacionales. Es conveniente señalar que no es condición sin ecua
non la observancia de la educación en patrimonio como un acto formal, académico,
un sistema de estructura jerarquizada que se extiende desde la primaria hasta la
universitaria; ya que puede y debe partir desde distintas instancias como la no formal,
como toda actividad educativa organizada que no forma parte del sistema académico,
(Coombs, 1973, citado por Ballart Hernández, J. y Tresseras, J. J., 2007), dícese talleres,
cursos, actividad práctica.

En este caso de educación no formal, es sumamente importante el rol del museo como
institución que tiene la doble posibilidad de mostrar y educar desde la sensibilización,
puesto que cuenta con personal conocedor y un área de educación cuyo deber ser es
el poder brindar a los públicos herramientas útiles sobre el patrimonio y lo vital que
este es para la construcción continua de la identidad nacional. Desde el museo cada
exposición debe llevar consigo un programa educativo con actividades vinculadas
con la sensibilización hacia el patrimonio mostrado, con miras a trabajar en conjunto
para la salvaguarda y conservación del mismo.

El trabajo de educación en patrimonio desde el ámbito no académico tiene un cúmulo


de posibilidades en las comunidades. Se debe tener presente que todas y todos somos
miembros de alguna comunidad, de manera que la doble fórmula conocimiento-
sensibilización de bienes y manifestaciones patrimoniales (decretadas o no, en el
caso de los patrimonializables) son garantía para su protección, conservación y
salvaguarda, porque las comunidades mismas se “apropian” de ellas, saben que son
parte de sus procesos históricos y, por consiguiente, forman parte de su identidad
cultural y social. Este es un trabajo de calle, constante, que debe partir de los entes e
instituciones vinculados con el patrimonio cultural (tanto material como inmaterial),
y debe tener con carácter de obligatoriedad, un seguimiento y una evaluación, que
permita mejorar posibles deficiencias, solventar errores, y adecuar progresivamente
a las emergencias de la contemporaneidad, acciones, conceptos y metodologías en
educación patrimonial.

Conclusiones

Hablar de patrimonio cultural es un reto, pues muchas son las aseveraciones y visiones
que se posan sobre una terminología que cada día toma mayor repunte, pero que por
esa razón se va dirigiendo hacia caminos aparentemente distantes. Se tiende a pensar
que lo patrimonializable es aquello con una cierta antigüedad, cuando lo que se
debe tener en cuenta es la perspectiva comunitaria sobre tal bien o manifestación, es
decir, lo que lo vincula con las personas, con los grupos, lo que le imprime un sentido
de pertenencia donde la reciprocidad juega un rol significativo. En este punto, la
*

T.A. “Así, es posible sostener que aquello que se quiere preservar como patrimonio cultural no son objetos, sino sus
sentidos y significados, es decir, aquello que le confiere un sentido al bien tangible o intangible”.
identidad cultural es, tanto lo que retrata a una sociedad, bien sea un idioma, un modo
de vida, una costumbre, entre otras cosas, como lo que dicha sociedad asume para sí
como manera de autoreferenciarse y autodiferenciarse de las otras. Entonces, ¿cómo
se podría definir el patrimonio?, esta interrogante solo asumible desde la herencia
que se va teniendo de generación en generación y desde la óptica legal, puesto que
un bien material o una manifestación inmaterial solo son exaltadas a patrimonio si
obedecen a cierta normatización regida por los organismos pertinentes; siendo en el
caso internacional la UNESCO el rector para tal fin, y focalizándose en cada país según
las leyes nacionales en torno al patrimonio cultural.

Cuando se habla de la cultura y sus diversas expresiones es necesario entenderla como


un todo, no obstante, a la hora de registrar, documentar y/o archivar, si es necesario
hacer una distinción, puesto que es muy común encontrar manifestaciones de la
cultura inmaterial colocadas como material, lo cual trae consigo una serie de omisiones
de las características de real importancia de dicha representación, ceremonia,
música, etc., a decir con palabras de Pierre Nora, la cultura como memoria precisa de
soportes, de “lugares”, que permitan recordarla durante más tiempo y abarcar mayor
cantidad de lugares y consciencias, de modo que no sólo las formas tradicionales de
registro, documentación y archivo son valederas, también están otras alternativas
que dinamizan dichos procesos, tales como las pinturas realizadas por artistas de
significación, sobre todo en lo que se refiere a acontecimientos relacionados con la
historia de los pueblos.

Los ejemplos presentados en este trabajo son producto de una investigación


relacionada con la cultura inmaterial del llanero centro-occidental venezolano y del
gaúcho sur-río grandense brasileño, ambos en su condición campesina, tomados
desde una perspectiva que los involucra en su modo de vida, su comportamiento
cultural y su relación con la figura del caballo siendo éste una representación simbólica
que va más allá de un animal tomado como transporte o como apoyo en el trabajo
del campo. Estos actores sociales (el hombre como tal) jugaron un rol importante
dentro de sus procesos históricos, los primeros en la conformación y consolidación
de la independencia de su país, y los segundos, dentro de su estado, alcanzando
una emancipación tanto de la corona portuguesa como de Brasil, llegando a ser una
República separatista.

En los óleos de Martín Tovar y Tovar y Tito Salas (Venezuela) se observa la figura
claramente diferenciada de los llaneros en combate, se ensalza el rol del jefe llanero,
conocedor de las estrategias militares en concordancia con la sabiduría por experiencia
respecto a la geografía y costumbres de la región, colocándolo como protagonista de
esa parte de la historia vista desde la propia interpretación del autor, pero sin dejar de
lado los sucesos descritos en las investigaciones. Por otra parte, se muestra una obra
*

Llamado el Maestro de América, Rodríguez (nacido en Caracas en 1769) desarrolla una serie de teorías sobre el rol de la
educación, de los educadores y de los alumnos, de franca importancia para la formación de las sociedades. Para ahondar
sobre el tema se sugiere leer los libros Luces y virtudes sociales o Sociedades Americanas de 1828.
de Guillerme Litran sobre la Revolución Farroupilha, movimiento de suma importancia
para el estado Río Grande del Sur, localizado al Sur de Brasil, que tuvo una duración
de diez años en los que se logró la independencia de dicho estado, la proclamación
de una nueva República y la posterior adhesión de dicho estado nuevamente al país
suramericano, tras la deposición de lucha de sus impulsadores. Tal como en el caso de
los llaneros venezolanos, el artista plástico cuenta una parte de la historia, desde su
propia óptica, coloca al jefe en primer plano francamente diferenciado de los demás,
los gaúchos son dibujados desde su propio estereotipo en cuanto a la vestimenta y
demás atributos físicos, y, una cosa bien significativa: son sublimados, pues no tocan
el suelo. En ambos casos, los estereotipos están presentes y la figura del caballo, como
elemento simbólico es constante.

En cada uno de los casos esbozados a lo largo del texto, se puede observar una suerte
de registro y documentación de los hechos históricos concretamente pintados en
dichos óleos, siendo, de igual modo, un soporte que se archiva, en este caso específico,
en los acervos y colecciones de museos, lo cual es importante porque se unen los
dos tipos de patrimonio cultural: el material, posicionado en los óleos, y el inmaterial,
focalizado en la historia que cada uno está contando a través de la plástica. En este
orden de ideas, entra un elemento relevante para poder llegar a establecer criteros
vinculados con la conservación y salvaguarda de ambos patrimonios: la educación en
patrimonio, siendo ésta vital, puesto que por medio de la sensibilización hacia el hecho
y el producto artístico e histórico, se puede lograr una comprensión que conlleva al
establecimiento de nuevas alternativas respecto a la aplicación de enseñanzas en co-
participación donde la escuela juega un rol trascendente. Desde donde se observe
el patrimonio cultural y sus implicaciones, el sentido de su existencia está basado
en la herencia que se ha postrado en cada sociedad desde los propios individuos,
en sus capacidades memoriales, en los lugares que les ha dado, en las satisfacciones
que ha obtenido conllevándolo a su multiplicación por medio de los saberes, en la
Historia basada en los propios sucesos, en fin, retomando las palabras del investigador
brasileño Mário Chagas, lo que hace ser al patrimonio es su parte “espiritual”.
Referencias

Abreu, R., (2009) “Tesouros humanos vivos os quando as pessoas transformam-se em


patrimônio cultural – notas sobre a experiência francesa de distinção de Mestre de
Arte”. En Chagas, M. y Abreu, R. (orgs.), Memória e Patrimônio Ensaios Contemporâneos,
2°edición. Rio de Janeiro, Lamparina.

Ballart Hernández, J. y Tresseras, J. J. (2007). Gestión del patrimonio cultural. Barcelona:


Ariel.

Barbosa Lessa, L.C., (1985) Nativismo. Um fenómeno social gaúcho. Porto Alegre:
Coleção Universidade Livre.

Candau, J. (2011) Memória e identidade. São Paulo: Contexto.

Chagas, M. (2005) “Casas e portas da memória e do patrimônio” en Gondar, J. y Dodebei,


V. (comp.), O que é a memória? Rio de Janeiro: Contra Capa Livraria.

Chagas, M. (2009) “O pai Macunaíma e o Patrimônio espiritual”. En Chagas, M. y Abreu,


R. (org.), Memória e patrimônio. Ensaios contemporâneos, segunda edición. Rio de
Janeiro: Lamparina.

Febres Guevara, J. A. (1989) Los héroes de Las Queseras del Medio. Caracas: Ministerio
de la Defensa.

Halbwachs, M. (1976). Les cadres sociaux da memoire. Paris: Archontes.

Nora, P. (1984) “Entre mémoire et histoire: la problématique des lieux”. En Les lieux de
mémoire, Vol 1 La Republique. Paris, Gallimard.

Riegl, A. (2008) El culto moderno a los monumentos. Caracteres y origen, tercera


edición. Madrid: La balsa de la meduza.

Romero Martínez, V. (1973) Las aventuras de José Antonio Páez. El llanero increíble.
Caracas: Edigraf.

Oliven, R. G. (2009) “Patrimônio intangível: considerações iniciais” en Chagas, M. y


Abreu, R. (org.), Memória e patrimônio. Ensaios contemporâneos, segunda edición.
Rio de Janeiro: Lamparina.

Todorov, T. (2010) O medo dos bárbaros. Para além do choque das civilizações.
Petrópolis: Vozes.
La Elaboración Del Altar Para La Festividad De La Cruz De Mayo.
Barrio Marín, San Agustín Del Sur. Caracas

por: Raimundo Mijares

Resumen

El presente trabajo es un estudio que tiene como foco la religiosidad que se expresa
en los espacios socioculturales de los sectores populares de la sociedad venezolana.
Mediante el empleo del enfoque fenomenológico se aborda el propósito de la
promoción y difusión de esas actividades que se expresan en lo más profundo de
los diversos contextos sociales. El Barrio Marín, ubicado en la parroquia San Agustín,
lado sur de ese populoso enclave cultural, es el protagonista del presente estudio,
concretamente en lo que respecta a la elaboración del altar para la festividad de la
Cruz de Mayo, ceremonia que es una dedicación y una tarea asumida por los cultores
devotos, quienes se entregan a la cruz para prepararle y realizar las decoraciones
adecuadas y ponerla en su altar, con la finalidad, entre otras cosas, de ser celebrada
durante el mes de mayo también por vecinos e invitados a la festividad.

Palabras clave
Religiosidad
Barrio Marín
Cruz de Mayo
altar

Fig. 1. La imagen muestra al cultor Aldrin Sosa en las tareas de la elaboración del altar de la
festividad de la Cruz de Mayo, Barrio Marín, parroquia San Agustín. Caracas.

Promotor Sociocultural, actor y docente teatral. Tesista del doctorado en Patrimonio Cultural de la ULAC.
Introducción

El siguiente artículo es una experiencia de investigación sociocultural que se relaciona


con la celebración del velorio de la Cruz de Mayo. El objetivo de la investigación para
ese estudio permitirá comparar y visualizar los pormenores para la elaboración del
Altar en el velorio de la festividad de la Santa Cruz de Mayo, celebración religiosa
popular de hondo arraigo en la nación venezolana, llevada a cabo durante los meses
de mayo y junio.

Desde la perspectiva anterior, el artículo ilumina la riqueza creativa en los pasos


que irán realizando los cultores, en los arreglos necesarios para el vestuario de esa
simbología. Tareas que incluye seleccionar colores, texturas; ofrendas a ser colocadas;
expresando en esas escogencias su dedicación a una devoción conectiva entre los
elementos tradicionales de esa manifestación, pero, al mismo tiempo, mostrando
su comportamiento en la modernidad y post modernidad de esa expresión de la
religiosidad popular.

La investigación para ese trabajo se abordó mediante una investigación de campo,


clasificado en los estudios de comunidades (Ramírez, 1999. p. 76), de nivel descriptivo
(Ramírez, 1999, p. 84), la metodología es cualitativa mediante el empleo de la teoría
fenomenológica, (Bentz y Shapiro. 2003, p. 151), usando el enfoque metodológico
hermenéutico para el análisis de la información recogida.

En ese sentido, es pertinente referirse a la tradición fenomenológica, ya que es el


constructo teórico con el que se tiene planeado el abordaje de la temática de la Cruz
de Mayo. En ese orden de ideas, Husserl (citado en Sandín, 2003, p. 62), fundador de
esta tradición (1859-1938) indica que, “las realidades cuya naturaleza y estructura
peculiar sólo pueden ser captadas desde el marco referencia del sujeto que las vive y
experimenta, exigen ser estudiadas mediante métodos fenomenológicos”.

La investigación para el citado artículo se sustenta en las bases legales de la CRBV


(1999) en sus artículos, 99, 100,101, la Ley Orgánica de Cultura, (2013). Título I, artículo
10. Asimismo, las consideraciones expresadas en el Título III. Del Patrimonio Cultural
artículos, 22 y 23. Asimismo, es pertinente citar la 32ª Convención de la UNESCO (2003)
referida a la salvaguarda del patrimonio inmaterial y la 33ª Convención del mismo
organismo en relación a la diversidad cultural (2005).

Como se dijo anteriormente, el artículo ofrece una gama diversa y creativa de elaborar
el Altar para el Velorio de la Cruz de Mayo, diversidad que se ofrece como significantes
de una riqueza espiritual y artesanal, unida a los estados emocionales conectivos que
mantienen los cultores con la devoción de esa tradición festiva de amplio fervor en el
pueblo venezolano.
Cuando se habla de festividad se hace referencia a todos aquellos eventos culturales
en los que el ser humano reordena su tiempo extraordinario. ¿Cuál es su búsqueda
con esas actividades de carácter tan gregario? Una respuesta inmediata, sencilla y
surgida del calor de la diversión sería: para agradecer, conmemorar u honrar sucesos
importantes y fuera de lo común; esto es, celebrar tiempos extraordinarios de la
existencia. González (1992).

Como se puede ver, las sociedades no escatiman recursos ni tiempos para celebrar.
Es interesante evidenciar cómo cada sociedad entiende y se vanagloria con la
espiritualidad que transcurre con la realización de las fiestas. Aunque éstas sean
diferentes en cada sociedad, hay un ethos en cada una de ellas que les confieren un
sentido y una cualidad única. De allí, por supuesto, los hábitos y la cultura con que
cada pueblo la hace diferente y le imprime su impronta a cómo celebra su religiosidad.

Un dato importante tomado de un artículo de una revista de la Web, titulada: Ayuda


Pastoral (2015) lo aporta Segura, cuando indica que, “el término de religiosidad
popular se empezó a emplear durante la era colonial, y bajo la influencia moderna
del Iluminismo, para referirse a las religiones animistas” Continúa añadiendo, Segura:
“Últimamente, el término se ha referido a esas creencias y prácticas religiosas de los
sectores populares, sectores urbanos o rurales que se encuentran al margen de la
religión oficial”.

Un ejemplo de lo dicho por ese autor podemos observarlo en Caracas, así como en
las regiones: oriental, llanera, andina, costera, guayanesa y central, ellos celebran esa
festividad con hondo sentido religioso, colocando cada cultor lo mejor de su talento
creativo para engalanar sus cantos y décimas en honor a la Santa Cruz de Mayo.

En los preparativos de las festividades las personas participan de manera completa


o mayoritaria. Esos grandes eventos y/o actos se realizan para agradecer, por
compromiso, devoción o promesa. No obstante, no existir ninguno de esos pretextos,
se reúnen para una fecha que les concierne a la mayoría de los asistentes.

Es pertinente referirse, antes de desarrollar el presente artículo, a las categorías de las


fiestas a objeto de contextualizarlas y ubicarlas en su exacto sentido para proceder a
la particularidad de la festividad de la Santa Cruz de Mayo, ya que se habla no de las
fiestas, sino de un sistema de fiestas donde el Árbol de Mayo es una de ellas. (González,
O. 1992).

En 1989, Duvignaud (citado en González, 1992) afirma que: “A finales del siglo pasado,
Durkheim consideraba la fiesta como una efervescencia cuya intensidad mantiene la
solidaridad de un grupo o un pueblo”. (González, 1992, p. 11).

Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.


Del mismo modo, Frazer, autor de la Rama Dorada y (citado por González, 1992, p.11),
ve en la fiesta un acto eficaz de reproducción de los grandes sistemas de creencias y
mitologías: lo sagrado, la magia y la política emergen, de esas celebraciones.

Asimismo, Duvignaud, (citado en González 1992) indica que “es necesario distinguir las
fiestas que solemnizan un acontecimiento de la existencia, tales como: el nacimiento,
la existencia, el matrimonio, las exequias”. (González, 1992, p. 11).

Una de las categorías es las de las fiestas que se podrían denominar de vuelta a
los orígenes, esta denominación se les rinde en base a que devuelven de modo
espectacular a la vida la memoria de un pasado o de una cultura abolida. Un ejemplo
de ello se da en la Diablada de Bolivia, en la que los indígenas, mineros o artesanos,
se disfrazan de personajes del antiguo imperio incaico y se enfrentan en un combate
simbólico a un San Jorge triunfante. (González, 1992, p. 12)

Las fiestas rituales pertenecen a otra categoría y, como tal, es a ésta que pertenece
la festividad de la Santa Cruz de Mayo. Éstas reproducen una liturgia, que es la que
les otorga su dimensión dramática y su grandeza estética. Finalmente, Duvignaud
(citado en González, 1992), muestra la celebración de la virgen de Guadalupe en las
proximidades de México, en el atrio de la catedral, durante la cual, indígenas y mestizos
devuelven su vigencia, por un día, a la alianza que en otros tiempos hizo la Virgen con
uno de ellos, esclavo. (González, 1992, p. 12).

Un hecho coincidente con esta festividad ocurre en México el día 3 de mayo, cuando
se celebra el Día del Albañil. Durante ese día los albañiles y los constructores, elaboran
altares en honor a la cruz, los engalanan con flores, velas y papel de muchos colores. Al
mediodía detienen sus labores y se espera que realicen alguna celebración, siendo el
padrino el patrocinador de la obra.

La noche anterior construyen una cruz hecha de desperdicio de la obra y la adornan


con lo que se encuentran a la mano. Esa cruz la colocan en el espacio más alto de la
obra y concluyen su adorno con papeles de colores y flores el siguiente día; la cruz es
colocada con mucha veneración, ya que se espera que brinde protección a todos los
albañiles.

Indica González (1992) que también forman parte de las fiestas las categorías de fiestas
civiles, oficiales, urbanas, fiestas privadas. A esa diversidad de tipologías de las fiestas,
Duvignaud les asigna un conjunto de cualidades comunes como serían:

•Una metafísica en acción.


•La tradición y la autenticidad como una reivindicación de la existencia y la transgresión
de las reglas vigentes. En ese sentido, la Comuna de Paris de 1871 fue una fiesta. Del
mismo modo, lo fue el Mayo Francés (1968); significando una disconformidad con
la vida cotidiana, un enfoque nuevo de las relaciones del hombre consigo mismo.
(González, 1992, p.13).

Parafreaseando a Munford, (citado en Homobono M. 1990. p. 205-206) diremos que


las personas realizan sus fiestas para permanecer y existir en el tiempo, que si ese
acto gregario no se prolongase, “las fiestas corren un peligro en las grandes ciudades.
Esas concentraciones humanas en esas inmensas e imprecisas ciudades con más de 10
millones de habitantes favorecen la declinación de las festividades”

En esa prospectiva, y parodiando a Munford, cuando dice: ¿dónde celebrar un


acontecimiento sin provocar hostilidad? Si la actividad se realiza en las calles o
plazas, éstas estarán repletas de automóviles. Ni hablar de los rascacielos que no
permiten la intimidad, la abstracción que afecta a la organización colectiva y eclipsa
las interacciones cotidianas son otros factores que se oponen a que las festividades
prosperen. Ibídem.

Las grandes ciudades al sur del Río Grande, como el caso de México la festividad de la
Cruz de Mayo como herencia aculturadora de la presencia española, cuyos habitantes
realizan su accionar religioso en el contexto de lo iberoamericano, la han dotado de
significantes simbólicos, robusteciendo su sincretismo.

Aun cuando el Distrito Federal (México) podría entenderse como una gran
concentración humana superior a los 25 millones de habitantes, el legado de su
religiosidad, aunado a la riqueza prehispánica que constituye un soporte fuerte en su
pasado histórico, ese país mantiene intacta su sintonía con sus raíces ancestrales, lo
cual les permite garantizar la devoción de sus festividades.

El Brasil, territorio conquistado por los portugueses (aunque también por españoles),
donde se afianza una diversidad de orígenes étnicos que le han dado el crisol que
exhibe ese gigante del sur, manifiesta una devoción por la celebración de la Santa
Cruz de Mayo. Su hecho más reciente lo constituyó la acogida que le hicieron al Papa
Francisco, en su reciente viaje a Brasil en julio del 2013 y en el cual, el símbolo de la
Cruz tuvo su mejor bienvenida hacia su Santidad.

El caso de la Argentina, un país de inmensas proporciones geográficas, tiene sus


celebraciones debido a la incursión de ciudadanos chilenos que imposibilitados de
acceder a la tierra por el sometimiento de diversas formas de explotación y de la
incapacidad de articular respuestas políticas a esta situación, padecida en el sur de
Chile, encontrarán en la migración una forma de solución a tal problemática. Ello
va a tener lugar entre 1814 y 1930 en el Territorio de Neuquén creado como entidad
territorial en 1814.

En el tema que nos ocupa, Venezuela, sus matices para expresar la festividad de la
Santa Cruz de Mayo, son de una riqueza contagiante de devoción, pagos de promesas
y conmemorar su llegada como un tiempo extraordinario de la existencia cotidiana,
para celebrar el advenimiento de esa festividad de la religiosidad que emerge de los
poderes creadores del pueblo.

Habiendo realizado este marco introductorio, por demás necesario para contextualizar
sus sentidos como fiesta que concentra a vecinos y visitantes en algunos países de la
América del Sur, me referiré en adelante, desde luego, al núcleo central de sentido del
presente artículo, como lo es, la Elaboración del Altar para el Velorio de la Santa Cruz
de Mayo, dedicación que tiene como responsables a miembros de la sociedad de
Santa Cruz del barrio Marín.

La información obtenida acerca de su elaboración, permitió realizar entrevistas en


profundidad a tres cultores de esa manifestación, quienes son devotos de la religiosidad
de la Santa Cruz de Mayo. El propósito principal fue obtener su información de modo
directo y luego proceder a su análisis.

Transcripción de la entrevista realizada en Caracas, el 27 de febrero de 2014

Nombre y Apellido Parroquia Festividad Motivo

La elaboración
San Agustín Santa Cruz de del Altar para el
Aldrín Sosa Mayo Velorio de la Santa
Barrio Marín Cruz de Mayo

Mi nombre es Aldrín Sosa, vivo en el barrio Marín en la tercera calle, tengo 38 años. Me
desempeño como pintor. Desde muy pequeño he estado asistiendo a los velorios de la
Cruz. Recuerdo que estaba muy pequeño, y yo me asomaba para ver los velorios. Tendría
como 6 años, eso me producía una emoción muy buena.

Eran los cantos, los preparativos, toda la gente que se involucraba para esos velorios. La
gente que iba y venía. Y sobre todo, la quietud que reinaba durante esos días.

Una vez que ya estoy grande, como de 15 años, me acerco a la gente de la sociedad y me
voy involucrando en las actividades que realiza la Sociedad de la Santa Cruz de Mayo. Me
entusiasmo con la labor que hace Orlando con las décimas y hago algunas. Desde hace
tres años empecé a realizar la elaboración para el altar del Velorio de la Santa Cruz de
Mayo.
Debo decirle, míster, que la primera vez fue una sensación muy emocionante, me sentía
como si mis manos fuesen conducidas por alguien que no fuera yo. Claro, ya le dije que
soy pintor y de alguna manera uno maneja ubicación y resolución de espacios, ¿Entiende?

Yo conocí a la señora Dolores, al señor Mata, no. Recuerdo que la segunda vez que me
tocó elaborar el altar para el Velorio, estuve más tranquilo, pero siempre muy sereno
y entregado a esa labor. Lo primero que hice esa vez fue escoger las flores, las palmas,
los velones, el color que iba a llevar el vestuario de la Cruz. La gente que pasa y te ve…
¿entiende? Claro, uno llega un momento que ya no le para a eso, pero sabes que es una
responsabilidad lo que estás haciendo. Si por alguna casualidad la sociedad no tiene
como resolver lo de la elaboración para el altar, es decir, que no haya dinero para comprar
las cosas, la Cruz sabe, ¿entiende? Y entonces no hay mucha culpa y preocupación, De
todos modos, nosotros le hacemos su Velorio y ella va a saber que nosotros somos sinceros
en eso. Porque eso es lo que teníamos en ese momento para festejarla.

Usted sabe que Jesús “Totoño” siempre ha estado en la Sociedad, ayuda y coordina en lo
que puede. Él está en la religión evangélica, se le respeta su decisión. Nosotros somos la
tercera generación de cultores. Ya el Velorio no se realiza frente a su casa, entre la primera
y tercera calle, sector la Juventud, sino, en la parte trasera del Teatro Alameda, en la
esquina este.

El tercer año fue de mayor emoción porque uno va pensando, ¿sabe? cómo lo va a
hacer el siguiente año. Cada año que me ha tocado elaborar el altar ha sido único y sin
comparaciones, pero no sé, quizá fue que ya iba para el tercer año y tenía más confianza.
También es que uno siente como si la Cruz le diera a uno más libertad para que el altar
quede más hermoso y más impresionante. Hay cosas que se sienten. Bueno, al terminar,
retirarte y ver lo que has hecho; entre lo que no había antes y lo que está ahora, bueno, eso
es algo que te emociona y también a los demás. Es bonito y reconfortante cuando la gente
que ha visto lo que has hecho, te dice luego: oye, hermano, ¡qué lindo lo que hiciste!
Yo soy un creyente en la Cruz, yo pido por mi salud, la de mi mamá y mis hermanos; la
gente del barrio, la gente de la Sociedad. Que las cosas salgan bien, ¿sabes? Esto es la
religiosidad popular de uno. Del barrio.

Bueno, este año será mi cuarta elaboración del altar. Ya nosotros nos estamos reuniendo
para ver cómo vamos hacer el Velorio este año. Los invitados, los preparativos para las
décimas, si vamos a pintar la pared de atrás del teatro. Todas esas cosas que hay que
hacer para que las cosas salgan como debe ser.

Bueno, señor Raimundo, espero que le sirva la información para su investigación y


recuerde que siempre estamos a su orden.
Fig. 2. El cultor Aldrín Sosa y un grupo de cultores cantándole a la santa Cruz, barrio Marín, San
Agustín del Sur.
Foto: Raimundo Mijares. Abril 2014

Fig. 3. Elaboración del Altar por el cultor Aldrín Sosa.


Velorio de la Santa Cruz de Mayo del barrio Marín, San Agustín del Sur.
La estructura del altar de la Santa Cruz de Mayo del barrio Marín es un diseño de la escultora
venezolana, Sidya Reyes, realizado por Ronald Cedeño, cultor de la Cruz. Abril 1995.
Foto: Raimundo Mijares. Abril 2014

De acuerdo a Bentz y Shapiro, (citado en Sandin, 2003, p.151), se procederá realizar el


análisis y comprensión de lo que expresan los cultores como “experiencia subjetiva
inmediata de los hechos tal como se perciben”.
Análisis de la información proporcionada por Aldrín Sosa

Debo decir que me sorprendió la concentración demostrada por el cultor de la Santa


Cruz de Mayo, el señor Aldrín Sosa. Cuando inició su referencia a su quehacer como
hacedor de cultura de esa devoción. Dejé fluir su conversación, haciendo algunas
pequeñísimas interrupciones para precisar algunas informaciones.

El transmite un quehacer devocional, es su fe, en lo que profesa y en lo que cree. Del


mismo modo, cuando le corresponde referirse a cualquier actividad de la sociedad,
expresa una sensibilidad y un respeto considerable.

Cuando habla que desde los seis años observaba la manifestación, se siente que la
conexión de ese momento mágico de la primera vez, hizo contacto al momento de
iniciarse en las actividades de la Sociedad de la Santa Cruz. Una tarea iniciática en
la que fue relacionándose con todas las funciones de la celebración. Parodiando a
Carmona (2011, p. 164) en su tesis doctoral él indica que:

el término religiosidad popular siempre se ha entendido de una forma casi despectiva


dentro de la Iglesia, distinguiéndolo de una religiosidad más culta, más preparada. Yo creo
que la religiosidad popular es la religiosidad del pueblo y todo el mundo somos pueblo:
el que no está metido en una Hermandad está metido en una cofradía o en cualquier
movimiento y todos somos pueblo. Carmona (2011, p.164)

Aldrín Sosa es muy preciso cuando reflexiona al respecto para indicar que la
festividad de la Santa Cruz de Mayo es su religiosidad comunitaria, la de su barrio.
A lo que Carmona, en su tesis doctoral (2011, p.164)) precisa: “Religiosidad popular
es la religiosidad del pueblo”. ¿Es que hay otra religiosidad diferente de la popular?
Refiere Sosa que en los cantos, es decir, en las décimas, encontró una sintonía con los
problemas sociales, cotidianos. Como se sabe, las composiciones de las décimas están
asociadas a las distintas problemáticas de la sociedad. Allí de manera transversal, se
exponen cantando las diversas composiciones de lo social, político, cultural.

Cuando indica que la primera vez que le tocó elaborar el altar, sus manos parecían que
actuaban solas, está comunicando una fuerza interior que lo conduce. A través de ello,
su cuerpo es llevado como si estuviese poseído. Está consciente, sí, pero es como una
fuerza que lo guía para realizar algo.

En ese sentido, relata Eliade (1976, p. 34-35) que: “todo cuanto en un principio el
hombre crea y sale de sus manos está rodeado de un misterio inescrutable y que
cuando, inicialmente, atribuye un origen a sus propias obras, éste no puede ser otro
que un origen mítico”.

Cuando el cultor, Aldrín, menciona que lo primero que hizo cuando le tocó por segunda
vez elaborar el altar fue, escoger las flores, los velones, las palmas, el color que iba a
tener el vestuario de la Cruz, quizás se sintió más seguro en su nuevo cometido, sentía
mayor confianza y mejor preparado.

Es interesante la manera cómo expresa su relación íntima con la devoción, cuando


dice que si no tienen los recursos para la celebración de los velorios, la Cruz entiende
y todo sale bien. Que “ella” entiende, supone una conversación y una relación cercana
con la Santa Cruz.

Refiere el cultor que la tercera vez que le correspondió la elaboración del altar, tenía
mucha confianza y que como eran ya tres años con ése, bueno, sentía como si la
Cruz le llevase las manos. ¡Alegría! una alegría nueva por la dedicación que estaba
realizando. La gente del barrio que pasaba y miraba lo que estaba haciendo, sentía que
le daba más valor de concentrarse en la tarea. Además, dice él: la religiosidad popular
es lo que nosotros hacemos en el barrio, lo que nos da fuerza de seguir adelante, de
fortalecernos los unos a los otros.

Expresan que su fe se siente fortalecida todos los días. La relación solidaria con todos
sus vecinos, amigos, familiares y los de la Sociedad es algo único. Eso se siente entre
ellos. Se evidencia los tejidos que han construido y que luego, a partir de compartir
una festividad, ella se ha fortalecido. Me correspondió estar presente en el velorio este
año (2014) y, en verdad, la energía que se comunica entre los presentes, la camaradería,
la relación horizontal entre los que celebran la festividad es algo envolvente y
contagiante en su devoción hacia la Santa Cruz.

En relación a lo expresado Carmona (2011, p. 373) expresa:

Sí, me gusta la Cruz de Mayo como elemento aglutinador de los barrios, de crear conciencia
de barrio. Cada barrio una cruz. Entorno a esta cruz la copita, la convivencia, y a lo mejor,
sin darnos cuenta, simplemente un madero colgado nos está uniendo y además, ya
tenemos otra vez lo mismo: el palo horizontal de la cruz nos une como hermanos y el
vertical nos une con Dios. Ya tenemos ahí un elemento que justifica la cruz de Mayo. A mí
por lo menos, personalmente, me gusta en el barrio, como un elemento más que aglutine
al barrio, que lime esas rencillas muchas veces entre los mismos del barrio. Crear esa
conciencia que aquí en Huelva no la hay. Aquí en Huelva hasta incluso se ha creado una
palabra que es barriada, en vez de barrio, como si fuera una hermana menor del barrio.
(Carmona 2011, p. 373)
Fig. 4. Velorio de la Santa Cruz de Mayo en el barrio Marín. San Agustín del Sur
Foto Newton Rauseo
La vida en el barrio es comunidad horizontal. Los encuentros en las esquina; sitio de
reunión y de encuentros habituales, es una relación que sus habitantes han venido
tejiendo desde que eran niños y que se solidifica en la adultez cuando ya son padres
de familia. La oportunidad de pertenecer a una religión, a una Sociedad como la de la
Santa Cruz de Mayo, los religa y les otorga un sentido de hermandad.

La siguiente información obtenida acerca de la elaboración del altar de la Santa Cruz


de Mayo, le correspondió a Javier Martínez, quien es cultor de la devoción y reside en la
parroquia La Pastora, esquina Tinajita. Municipio Libertador. Él siempre está presente
durante los velorios en Marín. El propósito principal fue obtener su información de
modo directo y luego proceder a su interpretación.

Transcripción de la entrevista realizada en Caracas el 21 de abril de 2014

Nombre y Parroquia Festividad Motivo


Apellido

La elaboración del
Javier Martínez Santa Cruz de Altar para el Velorio
Altagracia
“Macumba” Mayo de la Santa Cruz de
Mayo
Mi nombre es Javier Martínez, mejor conocido en los ambientes de la festividad de la Santa
Cruz de Mayo como “Macumba”. Mira, la festividad de la Cruz es algo de los aborígenes de
nuestros indios. Con los afro descendientes también unidos en ese proceso. La presencia del
español va a significar mucho, ya que a partir de allí todas las formas culturales presentes
en ese momento empiezan a cambiar. Soy cultor y vivo en el municipio Autónomo
Libertador. En relación con los altares. Como te dije, todo comienza con la devoción de la
Cruz de Mayo a través de los indígenas. Mi devoción nace alrededor de 17 años. Nuestra
Cruz, nuestro madero sagrado, nosotros la adornamos, como decía nuestro Patrimonio
Cultural, Nicolasa, de amarillo. Todo eso se ha ido llevando para rendirle tributos a la
abundancia. Nosotros la adornamos con diferentes motivos. De eso va a depender la
manera cómo se sienta la persona y, algo muy importante, que la Cruz va a irle diciendo
cómo ella quiere que la vistan.

Bueno, la elaboración comienza con la construcción de las cruces, primero las dos
pequeñas y luego la cruz grande. La decoración va a rendirle tributo a la cosecha, a la
abundancia, la fertilidad. Sus ofrendas que se les coloca pueden ser granos, maíz, flores y
ese color amarillo que como te decía utilizaba mucho la señora Nicolasa. Ella decía que ese
color representaba la luz y por eso su Cruz siempre la vistió con ese color. Los antepasados
de uno, decoraban sus cruces con flores naturales, ahora y de acuerdo a las condiciones de
cada quien, pueden elaborar sus altares con papel lustrillo, etc.

Sobre todo, vale mucho la creatividad de los cultores. Puedes encontrar altares elaborados
con cotufas, maíz; porque esa persona quiere abundancia.

El velorio nuestro lo hacemos en Catia TV , lo ponemos la segunda semana de junio


porque también celebramos a San Juan. Este año, como ya estamos reuniéndonos, el
motivo de nuestro velorios y la elaboración del altar va a ser con calas con sus pétalos
amarillos y algodón. Con ello queremos simbolizar la prosperidad y la salud. Queremos
poner un punto de atención sobre la sanación, la salud de mente, la salud corporal y la
salud espiritual.

Como ya te había dicho, la relación de la persona que elabora el altar es una sensación de
conexión donde la persona se siente conducida por una fuerza especial, que le da mucha
confianza, esa es la Cruz que le va diciendo a la persona como ella quiere que le adornen
su altar y las ofrendas que le van a ir colocando.

Yo soy decimista, también músico. Nosotros le cantamos fulía a la Cruz. Ese es el ritmo que
se le canta a la Santa Cruz de Mayo en la región central. Eso es porque las personas de la
parte costera, entre ellas Barlovento- Miranda, Carabobo y Aragua se han establecido acá
en la capital y han reproducido su cultura. Su cultura popular.

Se refiere a una televisora local del sector homónimo de Caracas.


Fig. 5. Velorio de Cruz de Mayo, en Catia TV

De acuerdo a Bentz y Shapiro, citado por Sandin (1998.p 151), se procederá a realizar
el análisis y comprensión de lo que expresan los cultores como “experiencia subjetiva
inmediata de los hechos tal como se perciben”.

Análisis de la información proporcionada por Javier Martínez

El señor Javier Martínez, mejor conocido como “Macumba”, es un cultor de la


manifestación de la Santa Cruz de Mayo que cuenta con 17 años celebrando velorios
y 12 años realizando esta festividad, poniendo su velorio en la comunidad de La
Pastora. Refiere, el señor Javier, que la tradición tiene su génesis aborigen, y que fruto
de la presencia hispana en el continente, va a sufrir esa manifestación y otros sentidos
un proceso de sincretismo que le va a permitir resurgir como una cultura alternativa,
González (1992. p.146), tesis once: Lucha Cultural). Sin duda alguna, la devoción de
la Cruz se remonta antes de la presencia hispana. La manera cómo adoraban ellos
– los aborígenes- la aparición de la Cruz del Sur, cómo colocaban las ofrendas ante
el madero seleccionado; el madero sagrado, va a tener mucha importancia en sus
significados rituales.

Menciona el señor Javier a la cultora Nicolasa (+), habitante de la parroquia Petare,


quien fue Patrimonio Cultural Viviente de esa manifestación, que en su casa y en su
velorio, esta cultora siempre uso el color amarillo. Las razones de esa selección están
asociada a la luz y que ella decía que el color amarillo es abundancia. Coincidente
con el cultor Aldrín Sosa, Javier Martínez también indica que la Cruz ejerce un poder
conductual sobre sus hacedores, quienes pertenecen a su Sociedad.

Se refiere el señor Javier que la elaboración se inicia con la construcción de las dos
cruces pequeñas y luego la grande. Se observa acá cómo el cultor que elabora el altar
va realizando, por así decirlo, su puesta en escena del altar. Utiliza el momento de la
crucifixión, las personas que estaban con Nuestro Señor Jesucristo. Los dos ladrones,
uno bueno y el otro malo. Indica, asimismo, que las ofrendas dependerán de la
situación económica, de lo que seleccione la Sociedad y que en última instancia, será
la Cruz la que guie las ofrendas a colocarle en tributo a su presencia.

En un pasado reciente, los cultores elaboraban sus altares con flores naturales, pero
esa costumbre ha ido cambiando por lo costoso de las flores naturales y lo perentorio
de ellas. Concluye el señor Javier que será la Cruz la que siempre decide cómo ella
quiere ser vestida, decorada y ofrendada. Javier es cultor de la manifestación de la
Santa Cruz de Mayo y de San Juan Bautista y decimista.

Transcripción de la entrevista realizada en Caracas el 22 de abril de


2014

Nombre/Apellido Parroquia Festividad Motivo

La elaboración del
Altar para el Velorio
Jesús Guzmán San Agustín Santa Cruz de de la Santa Cruz de
“Paicosa” Lado Sur Mayo Mayo, Historia de la
manifestación en el
barrio Marín

Mi nombre es Jesús Guzmán, mejor conocido como “Paicosa”. Tengo 50 años de edad.
Mira, mi opinión como cultor de la manifestación de la Santa Cruz de Mayo no es un
compromiso, es una acción de fe. Porque las acciones de fe no se pueden ver como un
compromiso. Nosotros somos los refundadores de los velorios en Marín, después que
muere el señor Mata iniciador de los velorios en el barrio.

Desde el año 1982 arrancamos los velorios en la quinta calle de Marín enfrente de la casa
de “Totoño”. Ahí nos formamos, nos informamos y nos convertimos en cultores. El cultor,
Raimundo, no es el que llega a la actividad, se la vaciló y se fue. No, es el que cultiva esa
manifestación; el que rinde culto a la deidad.

Para elaborar el altar tiene que ser un cultor, tiene que ser alguien que conozca la
manifestación. Por ejemplo, Aldrín, está recuperando eso que se ha perdido. Claro, uno
está consciente que el tiempo pasa, que son otras generaciones, pero ahí está uno para
ver que las cosas se hagan como deben ser. El cultor debe saber de dónde viene la Cruz de
Mayo. Si no se sabe eso, puede hacer lo que le dé la gana.

Me acuerdo que la mamá de Martín Mata – único hijo de los esposos Mata-Brito- hacía
un rito con la Cruz. Este consistía en rezarle, irle quitando el vestido del año anterior,
quemarlo, echarle agua bendita. Luego vestirla con ropa blanca y a partir de allí, empezar
a vestirla como ella –la Cruz- le va ir indicando a la persona.

Siento y es mi manera de ver muy particular, uno entiende que todo cambia. Digo esto
porque me acuerdo que nosotros bajábamos el velorio enfrente de “Totoño”, nos faltaba
calle por la cantidad de personas que se congregaba, ahora nos sobra, como el espacio es
muy grande, nos sobra. Algo positivo es que los cultores se mantienen y hay una nueva
generación que está emergente.

El primer velorio de Cruz lo hacemos nosotros. Luego, el 31 de mayo es el último, cerrando


a las 12 de la noche porque recibimos a San Juan Bautista.

Los velorios que se hacen en el lado sur, además de nosotros son:

•El Manguito
•La Televisora
•Hornos de Cal
•Filas de Marín
•La Ford
•La Biblioteca
•Museo Cruz Diez
•Velorio en la Jefatura INASS
•Velorio en el Boulevard “Leonardo Ruíz Pineda”.

Además de la Sociedad de la Santa Cruz de Mayo, la Cofradía de San Juan Bautista,


tenemos la Cátedra Permanente para el Estudio de la Poesía y la Décima.

De acuerdo a Bentz y Shapiro, (citado en Sandin, 1998, p 151), se procederá realizar


el análisis y comprensión de lo que expresan los cultores como “experiencia subjetiva
inmediata de los hechos tal como se perciben”.

Análisis de la información proporcionada por Jesús Guzmán

La parroquia San Agustín, el lado sur, es un hervidero de creatividad, de hacer las cosas
con el corazón y el espíritu hinchado de pasión. Ellos se han ido acostumbrando a
ello. Desde ser la parroquia musical de Caracas, origen de numerosas agrupaciones,
cantantes, bailarines (as), boxeadores y ahora con la cantidad de velorios que se
celebran en la mayoría de sus sectores, constituye un hecho sociocultural que
mantiene la atención de los cultores sobre esa parroquia.

Al iniciarse el mes de mayo, los cultores de esa tradición de la religiosidad popular, ya


tienen elaborado un calendario de los velorios que se realizan en la capital. La idea es
*

Instituto Nacional de Servicios Sociales.


que la gran mayoría de los cultores puedan asistir a ellos.

El señor Jesús Guzmán dice que ser cultor es una acción de fe, mas no un compromiso.
Coincide con los otros informantes en que su acto de religarse con la Cruz es un acto
del corazón, de la entrega sin esperar nada a cambio.

Está cumpliendo el señor Guzmán 32 años de identificación de su espíritu en la


tradición de la festividad de la Cruz de Mayo. Una dedicación donde él formó parte de
un grupo de jóvenes en esa época que se encargó de la devoción de la Cruz. Refiere
que ese tiempo que ha pasado, ha permitido ver una nueva generación de cultores,
una Cátedra para el estudio de la poesía, así como para las décimas. Plausible los pasos
que está dando el señor Sosa, cultor que se encarga de elaborar el altar de la Santa
Cruz de Mayo.

Recuerda también, que la señora Mata Brito realizaba un ritual con la Cruz, que las
nuevas generaciones hay que estarle observando para que se concentren en éste, de
este modo la tradición estará más fortalecida en esos sentidos.

El golpe de tambor que anuncia la entrada de San Juan, hecho que ocurre a la
medianoche del 31 de mayo, es el momento en que el altar de la Santa Cruz de Mayo
se cubre para que el toque de San Juan, reine todo del mes de junio.

Finalmente, agrega Jesús, que ellos mantienen su tradición de los velorios de Cruz en
casi todos los sectores del lado sur de la parroquia. Este es un hecho que los sintoniza
aún más como comunidad, como vecinos. En esa coincidencia procuran los sectores
una relación más cercana, quizás en la búsqueda de mayor y mejor seguridad personal,
más atención hacia sus problemas cotidianos. Reconocerse desde que se es pequeño,
habitando una misma comunidad, compartiendo buenos y mejores momentos;
aprendiendo, tal vez, a soñar en conjunto por un mejor porvenir para todos.

La realización de este proceso investigativo relacionado con la tradición de la Santa


Cruz de Mayo, fue una experiencia satisfactoria. Exponer los factores que intervienen
en la devoción de la Cruz forma parte de los objetivos fundamentales del presente
estudio. El marco con el que se inició este ejercicio consistió en reflexionar en torno
a las fiestas, ello con la intención de ir conduciendo el proceso investigativo por una
dimensión visual, que permitiese abordar la tarea de elaboración del altar del velorio
de la Cruz.

Las informaciones proporcionadas por los cultores de la manifestación, permitieron


enfocar el objeto de estudio en la teoría fenomenológica, lo que condujo,
posteriormente al análisis de la información ofrecida por ellos.

Es interesante constatar y comprender cómo esas Sociedades asumen su desempeño,


su relación de espíritu con la devoción de esa festividad. Es una relación que va en
provecho de la comunidad, ya que uno de sus propósitos es el de establecer una
sintonía con sus vecinos. Ese hecho religioso popular se ha extendido en varios
sectores de la comunidad, produciendo a su vez una mejor relación vecinal.

La elaboración del altar para el velorio de Cruz es un acto de fe, de identificación con
la tradición. Es una acción que la realiza un cultor de la celebración. Por sus voces, se
pudo evidenciar la manera cómo asumen esa tarea de la festividad que forma parte
del velorio de Cruz de Mayo. Actividad que como se dijo, los reencuentra cada año en
los diversos velorios que se celebran a lo largo y ancho de los cinco municipios del
Distrito Capital.

Por la parte personal, en la perspectiva como doctorando en el área patrimonial, es


interesante avocarse a la realización de estos estudios investigativos que reflejan e
informan de tesoros históricos que están identificados con el pasado el presente de la
historia local, regional, nacional y continental.
Expresar estos temas para una audiencia más amplia es uno de los propósitos
educativos y comunitarios.
Referencias

Arias, F. (2006) El proyecto de investigación. Caracas: Episteme.

González E. A. (1992) Ensayo sobre la cultura urbana caraqueña. Caracas:


Anauco Ediciones.

González E. A. (1992) Calendario de manifestaciones culturales caraqueñas.


Caracas: Fondo Editorial Fundarte.

Manual de Trabajos de Especialización y Maestría y Tesis Doctorales. Caracas: Fedupel.

Ramírez, T. (1999) Cómo hacer un proyecto de investigación. Caracas: Panapo.

Sandín E. M. P. (2003) Investigación cualitativa en educación. Fundamentos y


tradiciones. Madrid: McGraw-Hill

Referencias electrónicas consultadas

Definición de festividad. [Documento en línea] Disponible:


http://www.definicionabc.com/social/festividad.php#ixzz2zC8l2ABe

La ciudad y su cultura, en la obra de Lewis Mumford (The city and its culture, in
Lewis Mumford’s work).Univ. del País Vasco. Fac. de CC. Sociales y de la Comunicación.
Dpto. de Sociología. Apdo. 644. 48080 Bilbao E-mail: ciphomaj@lg.ehu.es BIBLID
[1137-439X (2003), 23; 175-

La cruz de los jóvenes tuvo la mejor bienvenida en el... [Documento en línea]


Disponible: www.lanueva.com/.../la-cruz-de-los-jovenes-tuvo-la-mejor-Bienvenida

Las culturas residenciales caraqueñas en Siete Fiestas [Documento en línea]


Disponible: www.familiacristiana.org.ve/fcd/index.php?option...id

Mito y realidad (5ª ED) - Mircea Eliade, [Documento en línea] Disponible:


www.casadellibro.com/libro-mito-y-realidad-5-ed/.../671013

Munford, L. Citas míticas. [Documento en línea] Disponible: http://citasmiticas.com/


autores/lewis-munford/290

Rauseo Díaz, Newton José - Saber UCV: Buscando en... [Documento en línea]
Disponible: saber.ucv.ve/jspui/browse?type=author&value=Rauseo... Newton
Religiosidad popular (2015) [Documento en línea] Disponible:
http://www.fuller.edu/ www.ayudapastoral.com

Universidad de Huelva [Documento en línea] Disponible:


rabida.uhu.es/dspace/bitstream/handle/10272/5367/b15962775- 2. pdf?

Velarán Cruz de Mayo en el sector Caño Amarillo | Cultura.


[Documento en línea] Disponible: elparroquianoaldiacultura.blogspot.com/.../
velaran-cruz-de-mayo-en-el-s.
La Virgen Del Carmen De Güiria: Un Espacio Socio Histórico De
Construcción De La Identidad Cultural

por: Carmen Cecilia Casas

Resumen

La devoción y la religiosidad se han constituido en elementos identitarios con una
enorme carga valorativa en las sociedades actuales. El fervor y la fe, configuran un
espacio que refleja los modos de vida de los pueblos. En el presente artículo se exponen
algunas ideas en torno a la identidad cultural de los habitantes de la localidad de
Güiria en el estado Sucre, Venezuela, a través de la devoción y la religiosidad a la Virgen
del Carmen. Se trata de pre-figurar un cuerpo epistémico que dé cuenta del devenir
histórico y cultural de esta manifestación como un espacio de construcción social del
modo de vida de un pueblo que se resiste a los embates de la globalización. El texto
es un avance de un proyecto de investigación doctoral. A tal efecto, interesa debatir
conceptos, entre los cuales se destaca el de Patrimonio Cultural Inmaterial. Se trata
entonces de, asumir una actitud investigativa que permita, entre otras cosas, explicar
la naturaleza y la realidad de esta manifestación tradicional-popular, a través de su
conocimiento, su valoración e importancia en la prevalencia de la identidad. El estudio
se asume bajo un enfoque cualitativo, desde una perspectiva transmetodológica
fenomenológica-hermenéutica-etnográfica, apoyada en la investigación de campo, la
observación participante, el análisis, la descripción, la interpretación y la explicación,
en procura de entender la naturaleza y la realidad de la devoción-veneración a la
Virgen del Carmen de Güiria.

Palabras Clave
devoción
religiosidad
identidad cultural
patrimonio cultural inmaterial

Prof. de Biología y Química Instituto Pedagógico de Caracas; Especialista y Magister en Gerencia Educativa, Estudiante del
Doctorado en Patrimonio Cultural. Actualmente se desempeña como Subdirectora de Docencia.
Virgen del Carmen de Güiria – Edo. Sucre, Venezuela
Ubicada en la Iglesia Inmaculada Concepción el 16 de julio de 1937.
Bendecida por Monseñor Sixto Sosa, Monseñor Pibernat en presencia de los pobladores de
Güiria.
A manera de introducción

A lo largo de la historia de la humanidad, las distintas sociedades han atesorado


invaluables conocimientos científicos, sociales y culturales, como consecuencia de las
constantes investigaciones que diariamente realizan los investigadores. En sociedades
donde se estima y valora la investigación, el conocimiento y la creatividad científica,
así como sus productos tecnológicos, los fenómenos sociales y culturales, estos son,
en alguna medida, comprendidos por sus pobladores. En ese sentido, las sociedades
tendrán más posibilidades y oportunidades de informarse, educarse, instruirse y, de
esta manera, comprender los dispositivos, mecanismos y procesos de producción del
nuevo conocimiento y su epistemología. Es así como, en lenguaje claro y sencillo se
pueden explicar las reflexiones- teorizaciones más profundas y complejas del mundo
de la ciencia y de los procesos socio-culturales.

En atención a esto y, según la Declaración de México de la UNESCO (1982) sobre los


principios que deben regir las políticas culturales, se define a la cultura como: “como
el conjunto de los rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos
que caracterizan a una sociedad o un grupo social. Ella engloba, además de las artes y
las letras, los modos de vida, los derechos fundamentales del ser humano, los sistemas
de valores, las tradiciones y las creencias”.

Por otra parte, Nietzsche (citado por Fernández, 2003) considera que, la cultura propicia
la investigación, buscando romper el yugo de la ignorancia, donde la educación formal
no ha alcanzado sus efectos formativos en los pueblos. De aquí la importancia que los
investigadores, en materia de cultura, hagan esfuerzos por divulgar para hacer vivo su
sentir en los elementos que le inspiran la escritura, las personas y los elementos de su
entorno a los que ama y admira, rindiéndole tributo como una forma de arraigo a sus
orígenes.

El ser humano engendrado con estos dones de re-hacer, re-construir para cultivar-
difundir la cultura inspiradora de su localidad, asume la pertinencia socio-cultural del
conocimiento de las cuestiones de la fe y de lo divino como un asunto de identidad
que, debe ser conservada y protegida como parte de su patrimonio histórico-cultural.
Todo ello configura los elementos, que tratan de explicarse por sí solo, en el entendido
de asumirse estos como contenidos de las manifestaciones culturales y, a su vez, como
formas de entendimiento del porqué de los procesos socio-culturales que construyen
los pueblos; factores clave para la conformación de la identidad cultural.

Desde el inicio de la humanidad, mucho antes que el hombre inventara la escritura, se


conoce la práctica de la religión, como uno de los aspectos clave para la conformación
de las sociedades. A partir de la prehistoria, la creencia de un ser supremo o Dios
ha sido la base para definir y crear los distintos tipos de culturas. A lo largo de la
historia, la religión ha adoptado muchas formas y constantemente surgen nuevas
manifestaciones que producen grandes transformaciones socio-culturales.

Según Esteve (2011), “la utilización del hecho religioso es una constante a lo largo de
la historia, que subsistirá, no importa bajo qué tipo de espiritualidad ni de qué sistema
económico”. Desde esta perspectiva, se descubren los procesos socio-históricos-
religiosos de los pueblos, no sólo como espacios para la construcción de la identidad
cultural, sino también como potenciales espacios para la generación de nuevos
“mercados de consumo” alimentados y nutridos por la devoción y la fe.

Venezuela, con todo un devenir histórico de procesos de cambios y transformaciones


sociales, se presenta, hoy día, como un país con importantes y variadas manifestaciones
religiosas que permean de manera regular la dinámica cultural del país.

Sobre la base de las consideraciones anteriores, en el presente artículo se exponen


algunas ideas en torno a la identidad cultural de los habitantes de la localidad de Güiria
en el estado Sucre, a través de la devoción y la religiosidad a la Virgen del Carmen.
Se trata de pre-figurar un cuerpo epistémico que dé cuenta del devenir histórico y
cultural de esta manifestación como un espacio de construcción social del modo de
vida de un pueblo que se resiste a los embates de la globalización, a lo largo de 75
años de celebración de la vida, de la re-novación de la fe y de lo divino-espiritual.

Aproximación al objeto de estudio


Venezuela es un país rico en tradiciones, manifestaciones tradicionales y especialmente
religiosas, que deben narrarse de manera formal, a través de escritos que recojan
las memorias de los actores participantes que protagonizan y construyen tales
festividades con su devoción, valores, principios personales y comunitarios.
Por otra parte, es importante destacar, hoy día, la existencia de muy poco material
impreso que recoja los aspectos culturales, costumbres, mitos, leyendas, y tradiciones
para transmitirlas a las nuevas generaciones como herencia o patrimonio histórico
de nuestro pueblo. Esto, en parte se debe al estado de alejamiento del pensamiento
investigativo y científico de nuestra sociedad, en torno a estos elementos y, por otro
lado, a los procesos de “exclusión cultural” que conforman un modelo histórico que no
estimula la creatividad.

A tales efectos, interesa debatir, en estos momentos cruciales, conceptos como


el de patrimonio cultural inmaterial, entendiéndose éste como: la expresión de
conocimientos y habilidades de los individuos que protagonizan e impulsan legados
culturales, sustentados en sus creencias y valores en una determinada localidad,
región o nación.

Según la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la


Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO 2003), en el Texto de la Convención para la
Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, se entiende por este:
Los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas -junto con los
instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes- que las
comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte
integrante de su patrimonio cultural. Este patrimonio cultural inmaterial, que se transmite
de generación en generación, es recreado constantemente por las comunidades y grupos
en función de su entorno, su interacción con la naturaleza y su historia, infundiéndoles un
sentimiento de identidad y continuidad y contribuyendo así a promover el respeto de la
diversidad cultural y la creatividad humana. (Art. 2).

Desde esta perspectiva, el patrimonio cultural inmaterial se manifiesta, de manera


constante, entre otras cosas, en los usos sociales, rituales y actos festivos de los
pueblos, tales como las prácticas religiosas, la devoción a objetos sagrados, a los
santos y a la Virgen.

En consideración, el presente trabajo centra su interés en resaltar las festividades de la


Virgen del Carmen de Güiria en el estado Sucre; fiel depositaria de la fe y la esperanza
de sus pobladores. De igual manera, se procura resignificar esta manifestación
tradicional-popular que ha sido legitimada por los habitantes de esta localidad, a
través de 75 años de celebración, de manera continua. Más allá de todo esto, también
se hace necesario dejar testimonio por escrito de las tradiciones, manifestaciones
culturales, entre otras, de cultura popular de nuestros pueblos, como parte de su
patrimonio cultural inmaterial.

Propósito del estudio

A los efectos de formular una aproximación teórica que dé cuenta de la realidad


del objeto de estudio, se plantea como propósito fundamental, formular un corpus
epistémico que permita la comprensión de la devoción y la religiosidad a la Virgen
del Carmen de Güiria como un espacio socio histórico de construcción de la identidad
cultural de los pobladores de esa localidad. De igual manera, surgen otros propósitos
como: analizar los fundamentos teóricos de la devoción y la religiosidad como parte
de los elementos que construyen la identidad cultural de los pueblos; develar los
fundamentos históricos de la festividad de la Virgen del Carmen de Güiria; interpretar
los elementos socio-históricos-culturales de la festividad en honor a la Virgen del
Carmen como patrimonio cultural inmaterial.

Por último, promocionar y difundir la devoción a la Virgen del Carmen con posibilidades
de conversión en un producto turístico religioso sustentable para el desarrollo
territorial endógeno y la re-habilitación del capital imagen de la ciudad de Güiria.

La importancia de este avance dejará aportes significativos tanto para la cultura local y
la educación al develar información desconocida para muchos en cuanto al por qué se
celebran las festividades de la Virgen del Carmen en la localidad de Güiria, en el estado
Sucre, que deben ser inculcados a los niños para que permanezca en ellos el amor y
la consolidación de los valores de una devoción hacia la Virgen que ha permitido la
convivencia de la misma a través de los años, convirtiéndose en un acervo cultural
reconocido por la población y transmitido de generación en generación.

Marco referencial del objeto tema de estudio

En el Monte del Carmelo, cuyo nombre significa “campo fértil”, es donde surge la
historia de la Virgen del Carmen. Esta montaña exuberante está situada junto al mar
Mediterráneo. En ella transcurrió la vida del profeta Elías, quien en sus años jóvenes
se dedicó a la prédica y la oración. Incitaba a los hombres a cambiar de vida y así,
oyéndolo, en Palestina, muchos se retiraban al monte del Carmelo, donde vivían
apartados del mundo, haciendo penitencia.

Por haber vuelto a caer en la apostasía, muchos de los judíos que por allí vivían fueron
castigados por Dios a través de Elías. Su oración cerró los cielos y durante tres años y
medio la lluvia se dejó de caer sobre la tierra. Una vez arrepentidos, Elías intercedió por
ellos mediante la oración. Estando el profeta rezando en la cumbre del Carmelo, dijo
a uno de sus discípulos: “Sube y mira hacia el mar”. Obedeció este y al rato gritó: “No
hay nada”. “Vuelve a mirar - dijo Elías hasta siete veces”. Y a la séptima vez dijo aquél:
“Veo una pequeña nube, como la palma de la mano de un hombre, que sube del mar”.
Entonces los cielos se oscurecieron con nubes y viento, y se descolgó una copiosa
lluvia.

En esa nubecilla la tradición ha visto simbolizada a la Inmaculada Virgen María,


mediadora universal, especialmente bajo el título de Nuestra Señora del Carmen como
referencia a la aparición en el monte del Carmelo. Refiriéndose a ese suceso, según
San Metodio, apóstol de los esclavos, quien vivió en el siglo IX “Así como la nube se
levanta del mar, blanca, grácil y ligera, sin llevar consigo la pesadez y amargura de las
aguas, así María surge de la corrompida raza de los hombres, sin contraer ninguna de
sus manchas”. Ese episodio de la vida del profeta Elías es como un antecedente remoto
de la Orden del Monte Carmelo, fundada en 1.156 por el cruzado Bertoldo, quien se
retiró con diez compañeros a una cueva de la colina, para llevar vida de penitencia.

Muchos fueron los que se retiraron a hacer penitencia en aquel Monte del Carmelo,
cuyas grutas penetran por todas partes las peñas de la montaña, pero los sectarios
de Mahoma los persiguieron, hasta que los ejércitos de los cruzados en Tierra Santa le
aconsejaron a los penitentes que regresaran a Europa. En el Siglo XIII algunos llegaron
a Francia, cerca de Marsella y se alojaron en una ermita en compañía de San Luis, Rey
de Francia. Cerca de Marsella había una ermita y allí buscaron refugio muchos de ellos,
hasta que los sorprendió la muerte; otros se embarcaron hacia Inglaterra. En 1226 el
Papa Honorio III aprobó la Orden Monte Carmelo y en 1726 Benedicto XIII extendió su
fiesta a la Iglesia Universal.
Desde entonces, el pueblo cristiano tiene un especial gusto en venerar y honrar a
la Virgen María con el título del Carmelo. Es interesante ver cómo hasta gente que
dice estar muy apartada de la iglesia, tiene, de alguna forma, devoción a la Virgen
del Carmen. En varios escritos de distintos Papas, se dice que ya desde la época del
Antiguo Testamento, los profetas y los religiosos que vivían en el Monte Carmelo
practicando una vida de oración, pobreza y penitencia honraban a la Santísima Virgen
aún antes que naciera. Así como esperaban a Jesús, el Mesías, esperaban y se honraba
a su Madre bendita.

Los anacoretas que vivían en el Monte Carmelo se reunían para rezar alrededor de
la imagen de la Virgen. Como eran personas tan reconocidas por su vida ejemplar,
muchos quisieron imitarlos. Se acercaban al Monte, rezaban frente a la imagen de la
Virgen y se iban. Poco a poco empezaron a copiar imágenes de la Virgen María iguales
a la que se encontraba en el Monte. Fue así como se empezó a identificar como la
“Virgen del Monte Carmelo” y que hoy día conocemos con el nombre abreviado de
“Virgen del Carmen”.

En la Europa del siglo XII la advocación a la Virgen del Carmelo se extiende con gran
devoción entre los cristianos. Es pues, la devoción a la Virgen en el Monte Carmelo, la
primera que existió en el mundo a la Santísima Virgen María. Este fervor se convirtió
con el tiempo en una de las más representativas en América. Y, es sorprendente cómo
a pesar de su antigüedad, no ha mermado sino que todos los días crece más.

En Venezuela, los fundadores de la ciudad de Nueva Segovia de Barquisimeto trajeron


consigo la imagen de la Virgen del Carmen y la colocaron a la vista de todos el 16 de
julio de 1557 para que sirviera de protección y ayuda en todos los momentos de la
vida diaria. En las costas del Golfo de Paria, específicamente en Güiria, desde 1937,
cada 16 de julio se celebran las fiestas en honor a la Virgen del Carmen, protectora de
los pescadores, choferes, militares de la Guardia Nacional, entre otros. La imagen de
la Virgen del Carmen que se venera en la Iglesia Inmaculada Concepción de Güiria fue
traída desde Nueva York a bordo del Tanquero Maturinés, embarcación capitaneada
por Julio César Casas Herrera cumpliendo la promesa que un día le hiciera de comprar
su imagen y dejarla en la iglesia del primer puerto venezolano que le ordenaran
desembarcar.

Es así como, desde el alba cada 16de julio tañen las campanas una y otra vez al sonar
de fuegos artificiales y, con el alborozo se despierta la población anunciándose
la celebración del día de la Virgen del Carmen. El 17 de julio de 1937 la imagen, el
estandarte y el artístico altar de la Virgen del Carmen fueron bendecidos por el
Excelentísimo Señor Obispo de Cumaná, Monseñor Dr. Sixto Sosa. En esa fecha, la
imagen de la Virgen, en hombros de sus devotos, por vez primera recorre las calles:
Vigirima, Carabobo, Pagayo, Concepción, Juncal, Bolívar y a la Marina para que la
Santísima bendijera al Puerto y a todas las embarcaciones en él ancladas, y de allí
regresó en procesión por la calle Bolívar hasta la Iglesia, culminando la actividad
religiosa cantando la Salve los feligreses y bendecidos por el Obispo. Con el correr
del tiempo se ha convertido en una devoción cristiana y en una festividad popular
arraigada en los habitantes, los cuales disfrutan anualmente, desde la pertinencia
social asumida como una cultura patrimonial reconocida por los propios pobladores.

Fig. 1. Hermandad de la Virgen Carmen conformada en 1940 -Iglesia Inmaculada Concepción.


1937. Fuente: Familia Casas Ginestre. (1937-1940)

Fig. 2. Procesión de la Virgen del Carmen-1955


Fuente: Familia Casas Ginestre
Fig. 3. Procesión de Nuestra Señora del Carmen-2011
Fuente: Familia Casas Ginestre
Por otra parte, la forma de comunicación humana, desde el desarrollo del lenguaje
hablado a la escritura, los signos visuales representan la transición de la perspectiva
visual, a través de las figuras y los pictogramas, a las señales abstractas. Sistemas
de notación capaces de transmitir el significado de conceptos, palabras o sonidos
simples, por medio de los cuales el ser humano construye una cultura, partiendo de
la capacidad de comunicar su universo interior conformado por los significados y sus
significantes, con los que expresa su devoción religiosa. Este es el caso de la devoción
hacia la Virgen del Carmen por una familia en Güira; Casas Ginestre, que, desde hace
76 años ha cumplido esa promesa hecha por el capitán de marina Julio César Casas
Herrera, convirtiendo una devoción cristiana en una festividad popular arraigada en
los habitantes, los cuales disfrutan anualmente, desde la pertinencia social asumida
como una cultura patrimonial reconocida por los propios pobladores.

Fig. 4. Procesión de Nuestra Señora del Carmen - 2013


Fuente: Familia Casas Ginestre
Ahora bien, cabe preguntarnos ¿se puede considerar este tipo de manifestación
religiosa como parte del patrimonio cultural inmaterial de la localidad de Güiria? Sí;
ya que, en este caso, esta manifestación se ha venido transmitiendo de generación en
generación; se recrea, de manera constante, por la comunidad en función de su entorno
e historia reciente. Por otra parte, infunde un sentimiento de identidad y continuidad
y contribuye a promover el respeto de la diversidad cultural y la creatividad humana.

En Venezuela se han conseguido cuarenta y cuatro (44) advocaciones, es decir,


nombres diferentes que se le dan a la Virgen en distintos lugares del país, que
obedecen a tradiciones locales como la Virgen de Coromoto en Guanare – patrona
de Venezuela -, la Divina Pastora en Barquisimeto, la Virgen del Valle – patrona de los
marineros – en la isla de Margarita y la Virgen del Rosario de Chiquinquirá – conocida
popularmente como “la Chinita”, entre otras. Y, la celebración mariana más difundida
por todos los rincones del país, es la de la Virgen del Carmen, según González (2010).

El culto a la Virgen del Carmen se confunde con los comienzos de la historia patria y se
propaga con su desarrollo y extensión. Hoy, en casi todas las iglesias, capillas, casas, y
carteras de la gente, encontramos una imagen o una estampa de la Virgen del Carmen.
Estas advocaciones se celebran religiosamente en diferentes localidades de nuestro
país. También refiere, González que “de mil seiscientas sesenta y tres (1.663) fiestas que
se tienen registradas en Venezuela, cuatrocientas treinta y ocho (438) se relacionan
con la celebración en honor a Nuestra Señora del Carmen. De acuerdo con ello, la
que tiene mayor difusión es la Virgen del Carmen que se celebra en ciento diecisiete
lugares, un poco más que la fiesta en honor a San Juan Bautista que se celebra en
ciento catorce (114) poblaciones”. González (2010, p. 714)

Abordaje metodológico del objeto tema de estudio

Tratar de re-construir y difundir la historia, la contextualización identitaria actual, la


relevancia y trascendencia en torno a la valoración de esta manifestación religiosa es
asumir una actitud investigativa que permita, entre otras cosas, explicar la naturaleza
y la realidad de esta manifestación tradicional-popular, a través de su conocimiento,
su valoración e importancia en la prevalencia de la identidad. En ese sentido, se
pretende interpelar a la manifestación para luego revitalizarla, a través del estudio,
el análisis y la teorización. Asumido esto bajo un enfoque cualitativo, desde una
perspectiva transmetodológica, apoyada en la investigación de campo, la observación
participante, el análisis, la descripción, la interpretación y la explicación, en procura de
entender la naturaleza y la realidad de la devoción-veneración a la Virgen del Carmen
de Güiria.

De igual manera, tratar de entender el porqué se asume un enfoque cualitativo para el


desarrollo de este estudio, se debe tener claro, en principio, cómo se adecúa al objeto
tema de investigación. Así, la investigación cualitativa es definida por Merriam (citado
por Martínez, 2008) como un proceso mediante el cual se construye inductivamente,
en vez de probar conceptos, hipótesis y teorías, lo que tampoco quiere decir que no
se consideren los referentes de la investigación, sino que se reconstruyen con los
datos de la dialógica hermenéutica propiciada entre el investigador y los informantes
clave. El investigador se vale de la etnografía para percibir la intersubjetividad de los
hechos históricos referidos por la diversidad de actores sociales y las narraciones de
documentos que describen la historia y reservorio cultural de la localidad, en este
caso, Güiria.

Por otro lado, el estudio se sustenta epistémicamente en la teoría histórica-social de


Vigotsky (1988), quien postula que: “…si quisiéramos imaginarnos esquemáticamente
el desarrollo desde la concepción de la teoría socio-histórica tendríamos que
imaginárnosla en forma de una espiral ascendente la cual necesariamente tendría
que pasar por el mismo punto después de cada nueva evolución cognoscitiva” (p.116).
En este sentido, los pobladores se constituyen en agentes sociales garantes de la
conservación de las tradiciones culturales, a través del conocimiento empírico, pero
que sin duda construyen la historia de la localidad y los pueblos.

De igual modo, el estudio se sostiene epistemológicamente en la antropología


cultural social de Malinowski (1940) quien refiere que la Antropología social o cultural
"es la rama de la antropología que se ocupa de la descripción y análisis de las culturas"
(p.24). Es decir, buena parte de las experiencias y conceptos considerados naturales
son en realidad construcciones culturales que comprenden las reglas según las cuales
se clasifica la experiencia, se reproduce, se conserva y difunde.

Se considera entonces que, el tratamiento de los datos, que deben ser proporcionados
por los informantes clave, también se abordará desde la metodología hermenéutica,
inherente con la investigación cualitativa, que según Martínez (2009), permite
relacionar la observación y el análisis en la búsqueda del significado, que es el método
utilizado para el tratamiento de los hallazgos. Así, el método que orienta el estudio
es el fenomenológico- hermenéutico o interpretativo vivencial, en aras de describir,
comprender y explicar en profundidad los fenómenos socio-culturales y, en particular
las percepciones que otorgan los individuos vivos en referencia con la cultura de la
festividad de la Virgen del Carmen en la población de Güiria.

La investigación explicada se fundamenta en la dialógica hermenéutica y el


acercamiento etnográfico al ambiente y realidad social que rodea a la festividad de
la Virgen del Carmen en la región y localidad de Güiria. Cabe destacar, la importancia
de la participación de actores e informantes clave, que develan la historia, los
hechos, las vivencias, las precepciones, creencias que requieren ser sistematizadas
en una narrativa formal, que permita la divulgación a los efectos de ser reconocidos
meritoriamente como legados patrimonial esculturales inmateriales que consolidan
la identidad local-regional-nacional.
Para la investigadora, es de relevancia su acción protagónica en la tradición de la
festividad, por ser actor y participante activa en la protección y salvaguarda de esta
manifestación devocional-religiosa; heredera desde los orígenes de la manifestación
y, en consecuencia, promotora de la celebración a lo largo de muchos años.

Por todo esto, podemos decir que, las manifestaciones populares en torno a la
devoción y la religiosidad, en este caso, en honor a la Virgen del Carmen se convierten
en una unión armónica del mensaje cristiano con la cultura de los pueblos. Por una
parte, la iglesia, a través de la liturgia, asimila los modos de vida de las sociedades y,
por otra parte, propaga y difunde los contenidos evangélicos en la concepción de los
pueblos en torno a la vida y la muerte, la libertad, la misión y el destino del hombre.

Sobre la base de todas estas consideraciones, podemos concluir que, las


manifestaciones-expresiones culturales se transmiten de padres a hijos, de una
generación a otra y, todo ello comporta la transmisión de los principios cristianos. Es
evidente que, en el caso particular de la veneración mariana de la Virgen del Carmen
en Güiria ha sido tan profunda en el pueblo venezolano que los elementos propios de
la fe cristiana se han convertido en componentes de la identidad cultural.
Como colofón, es importante resaltar la necesidad de proteger y salvaguardar todas
nuestras expresiones-manifestaciones culturales y redefinir la noción de patrimonio
cultural inmaterial en los tiempos actuales, poniendo especial atención en la relación
entre cultura y desarrollo. En ese sentido, el turismo religioso comporta, entre otras
cosas, conocer el patrimonio cultural (material e inmaterial) de las localidades, además
de las imágenes religiosas, templos, ciudades, creencias, celebraciones y devociones.
Todo este entramado de tópicos históricos-sociales-culturales se debe considerar
como un enorme potencial de desarrollo turístico sustentable, en torno a la devoción
a la Virgen del Carmen de Güiria que es el caso que interesa en esta investigación.

Además, en la actualidad, el turismo religioso se está convirtiendo en un fenómeno


que comienza a tomar fuerza y contradice aquellas voces agoreras que predecían el
fin de la religiosidad. De manera que, cada vez más son las personas que por promesas
personales o agradecimientos forman parte de las procesiones, peregrinaciones y
festividades religiosas en todo el mundo y, sobre todo en Venezuela. En este caso,
la devoción y religiosidad en torno a las festividades de la Virgen de Güiria no es la
excepción.
Fig. 5. Altar de Nuestra Virgen del Carmen
Fuente: Irazábal Alejandro (2011)

Fig. 6. Procesión de la Virgen del Carmen. Calle de la Marina-Güiria.


Fuente: Irazábal Alejandro, (2011)
Referencias

Ander-Egg, E. (1974). Diccionario de Trabajo Social. Editada por el Ministerio para


el Poder Popular para la Educación Universitaria y el Centro Internacional Miranda.
Caracas, Venezuela.

Barrea, F. (2008). Modelos Epistémicos en Investigación y Educación. Quinta Edición.


Ediciones Quirón. Caracas, Venezuela.

Bigott, L. (2011). Redes Socioculturales. Investigación y Participación Comunitaria.


Editada por el Ministerio para el Poder Popular para la Educación Universitaria y el
Centro Internacional Miranda. Caracas, Venezuela.

Fernández, A. (2003)1.000 preguntas 1.000 respuestas de Cultura General. TomoII.


Júpiter Editores C.A.

Malinowski, B. (1994). Hombre y cultura. Editorial Siglo XXI: México


Martínez, M. (2008). La Investigación Cualitativa Etnográfica en Educación. Editorial
Trillas. México.

Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura


[UNESCO] (Perú). (1982). Mexico City Declaration on Cultural Policies adopted by the
World Conference on Cultural Policies.México: MONDIACULT.

Severino, de Santa T. (1951).Vírgenes Conquistadoras que Santa Teresa envió a las


Américas: la Purísima Concepción y Nuestra Señora del Carmen: historia documentada
de estas dos imágenes y del desarrollo de su culto y devoción en Ibero-América.
Ediciones "El Carmen", Procura Provincial, Padres Carmelitas Descalzos.

Vigotsky, L.S. (1988). Lenguaje y pensamiento. México. Ediciones Quinto Sol.


http://www.venezuelatuya.com/religion/virgen_del_carmen.htm
http://reportecatolicolaico.com/

https://corredentores.wordpress.com/nueva-evangeizacion/jornadas/ponencias-
de-las-jornadas-marianas/ponencias-jornadas-marianas-2011/la-virgen-maria-y-la-
religiosidad-popular/

http://familiacristiana.org.ve/

http://www.unesco.org/culture/ich/index.php?

http://www.santopedia.com/santos/san-simon-stock
González, E. (2010). La Religiosidad Popular Venezolana en un Fresco. Virgen: Carmen,
Valle, Chiquinquirá (Colombia, Maracaibo y Aregue), Pastores, Reyes Magos y Año
Viejo. En: (http://ciscuve.org/2011/11/la-religiosidad-catolica-popular-venezolana-
en-un-fresco/ [Consultado el 22 de octubre de 2014]

Esteve Secall, R. (2001). Orígenes del aprovechamiento turístico de la Semana Santa


Andaluza. Laberinto No 6, 1-14.

Martínez, C. (2013). Santuarios, fiestas patronales, peregrinaciones y turismo religioso.


Editorial: Fundación Universitaria Andaluza: Madrid
Conucos, Cayapas Y Cabañuelas:
Biopatrimonio, Saberes Comuneros y Tradiciones Agro-Culturales
Entre Los Píritu-Cumanagoto De Venezuela

por: Maury Abraham Marquez Gonzalez

Resumen

Conucos, cayapas y cabañuelas integran prácticas y saberes ancestrales relacionados


con la agrocultura del sistema conuquero practicado por los descendientes de
los indígenas píritu-cumanagoto habitantes del norte del estado Anzoátegui en
Venezuela. La información se somete al debate en una perspectiva de interrelación
dialógica -ciencia y sabiduría popular- desde una aproximación teórico-contextual
etnográfica del Patrimonio Biocultural. Se abordan las interrelaciones del Patrimonio
Cultural y el Biopatrimonio en las prácticas agro-culturales, analizando las relaciones
de producción, técnicas y tecnologías tradicionales, relaciones de producción,
antecedentes etnohistóricos y el imbricado modo de interpretar el mundo por
los portadores del saber conuquero, viendo las expresiones de orden espiritual y
cosmogonías, los discursos y semántica como elementos constitutivos y asociados
a los saberes comuneros propios de este contexto biocultural y paisaje cultural con
particularidades históricas y presentes.

Palabras Clave:
Biopatrimonio
Etnografía
Agro-Cultura y Semillas Autóctonas

Introducción

El Patrimonio Cultural es estudiado desde una visión-expresión manifiesta en un


espacio geográfico, local, comunitario y regional, relacionado con expresiones del
espíritu humano como manifestaciones del intercambio concreto-simbólico que se
establece entre naturaleza y cultura. Se exponen elementos de una tradición agrícola,
sus características en cuanto a especificidad y su relación con el espacio-tiempo, ritual-
festivo (imaginario) de las cosmovisiones y cosmogonías de los pueblos voces de
conocimientos del paisaje y su reinterpretación, se observa cómo los modos de vida
o Mundos de la vida están asociados a las artes de la agro-cultura, sustentándose en
costumbres y saberes del sembrar; en una escenografía donde la sabiduría ancestral y
el arte de sembrar-cosechar proporcionan un papel significativo en la preservación de
*

Antropólogo, Universidad Central de Venezuela. Cursa el Doctorado de Patrimonio Cultural de la Universidad


Latinoamericana y del Caribe (ULAC) – Caracas. Ha sido profesor de Antropología y Ecología Social en la Escuela de Trabajo
Social en la UCV e investigador en Museo de Ciencias Naturales y Museo Antropológico de Aragua, CCPYT, FUNDEF y
DINART.
tradiciones milenarias. La cultura de las semillas, la distribución de las plantaciones, los
conocimientos etnoecológicos y etnoagronómicos, son de un valor estratégico para la
sustentabilidad y sostenibilidad de los portadores de la cultura. El espacio del producir-
trabajar para la obtención de los alimentos está íntimamente interrelacionado con
el imaginario colectivo, con la retórica de los tiempos primordiales y de los seres
fundamentales, es así que naturaleza, plantas, seres vivos y no vivos, tierra, agua y
espacios cósmicos son una pléyade del ethos civilizatorio de los pueblos originarios
del Abya Yala .

Se presentan resultados parciales de una investigación etnográfica realizada entre


1980 y 1984 (Márquez, 1984), reinterpretando aquellos resultados en la actualidad con
orientación de un enfoque interpretativo y contextual de los elementos patrimoniales
intrínsecos a la tradición conuquera, se explican sus especificidades culturales,
entendiendo el binomio conuco-familia como unidad de explotación de los recursos
bio-energéticos del espacio e, igualmente, a las estrategias que permiten entender los
aspectos tecno-económicos y ecológicos, al ciclo de producción e instrumentos de
trabajo, cercas y elementos para la conservación de los labrantíos, estructuras de los
policultivos y sus ciclos productivos que definen la agricultura de conuco en la región
y precisan las relaciones sociales de producción (cayapa, mano vuelta, fajinas y toro).

Elementos que caracterizan lo que definimos como Patrimonio Biocultural en


las prácticas de las unidades de explotación agroculturales de estos pueblos y
comunidades (Márquez, 1984; Schmidt 2008; Reyes-G., Martí 2007; Argumedo,
2014; Toledo, 1993; 2001). Como evidencia se abordan elementos de la ideología
que sustentan las prácticas conuqueras y sus relaciones sociales de producción que
precisan los elementos de la cosmología, cosmogonía y cosmovisiones que tienen
estrecha relación con lo agrícola y de la cual se sustentan el Modo de Vida Conuquero,
sustento de cultura inmaterial que configuran elementos primordiales del Patrimonio
Biocultural Indígena (PBCI).

Nosotros debemos elegir. ¿Vamos a obedecer las leyes del mercado y de las insaciables
empresas o a las de Gaia para mantener los ecosistemas de la Tierra y la biodiversidad de
sus habitantes?

Vandana Shiva

(…) uno calcula un buen tiempo de lluvia, por lo menos cuando la luna es menguante,
cuando la luna está al naciente es grande, es así se puede sembrá. Cuando ella llenó es
*

El pueblo kuna sostiene que ha habido cuatro etapas históricas en la tierra, y a cada etapa corresponde un nombre
distinto de la tierra conocida mucho después como América: Kualagum Yala, Tagargun Yala, Tinya Yala, Abia Yala. El último
nombre significa: territorio salvado, preferido, querido por Paba y Nana, y en sentido extenso también puede significar
tierra madura, tierra de sangre”. Así esta tierra se llama “Abia Yala”, que se compone de “Abe”, que quiere decir “sangre”,
y “Ala”, que es como un espacio, un territorio, que viene de la Madre Grande. En: http://abyayalalaotrahistoria.blogspot.
com/2014/02/abya-yala.html (Consultado el 26 de noviembre de 2014).
porque se puede sembrá; porque así se dan los frutos buenos, no se pican. Toda la función
del menguante se recoge en el menguante. En el menguante sí, porque si uno va a cerrá
el maíz, tiene que esperá el menguante… pa'doblá el maíz, porque si uno lo siembra
cuando no es así se pica todo. Cuando la luna está al poniente es creciente está a la media
luna; uno tiene que espera que esté grandota que empareje pá’que pase al menguante,
entonces diga usted - empieza a sembrá-

Modesta Irobo Cuaicara

El Conuco Cumanagoto como Patrimonio Biocultural (Pbc)

En Venezuela el desarrollo de la agricultura de conuco ha definido desde épocas


inmemoriales espacios civilizatorios desde los que se modelaron pueblos y
comunidades portadores de conocimientos, creencias, tradiciones y formas sensibles
de interpretar al mundo. Estos constituyen un acervo único que requiere ser
reconocido, valorado, investigado y divulgado como elementos de la heredad cultural
del o Patrimonio Cultual (material e inmaterial) indígena y campesino. En torno a estos
espacios de producción se dieron prácticas culturales asociadas con la domesticación
de plantas que se adaptaron mejor nichos y microclimas específicos.

El propósito de este ensayo es caracterizar el Patrimonio Biocultural (PBC) y,


específicamente, el Patrimonio Biocultural Indígena y Campesino (PBCCI); Reyes-
García y Martí Sanz (2007:47) proponen que en el abordaje del tema de los patrimonios
y conocimientos sobre las prácticas tradicionales de uso del ambiente transformado
y su vinculación con las capacidades creativas humanas, permiten ver conocimientos
que han favorecido no solo la adaptación del ser humano al medio, sino incluso
producir prácticas colectivas de saberes y tradiciones que pudiesen ser tipificadas
de Patrimonio Cultural o (PBC), por ser acervo, memoria, reafirmación, identidad
y composición cultural histórica de remota data, por ello, estas investigadoras, al
referirse a un concepto muy cercano al conocimiento del Patrimonio Biocultural, es
decir la Etnoecología.

Estos conocimientos como un patrimonio heredado y auto reconocido por una


comunidad ayuda a definir o caracterizar un paisaje cultural particular y con
especificidad, en los espacios donde perviven como prácticas del vivir, el pensar
*

Astruc, L. (2010). Vandana Shiva: Las Victorias de una India contra el expolio de la biodiversidad. Editorial La Fertilidad de
la Tierra. España.
Sra. Modesta Irobo Cuaicara de 61 años del caserío Tocomiche. Testimonio del 26/12/1983.
El pueblo originario cumanagoto (kumanagoto) de stock lingüístico karibe (en revitalización) habita los estados
Anzoátegui y Sucre. Los cumanagoto, integran parcialidades de los pueblos píritu, chacopata, palenque, cocheima,
topocuar, y characuar. Según el Censo Indígena 2011, etnia de 20.876 personas, con una tasa de crecimiento geométrico
de 43,8; esto se puede explicar a partir de los procesos de revitalización cultural que están conduciendo en su realidad
(Fuente: La Población Indígena de Venezuela Censo 2011. Vol. 1, Núm. 1, Octubre 2013. Instituto Nacional de Estadística e
Informática. República Bolivariana de Venezuela y Resultados Población Indígena. XIV Censo de Población y Vivienda 2011.
Gerencia General de Estadísticas demográficas. Instituto Nacional de Estadística. http://www.ine.gov.ve/documentos/
Demografia/CensodePoblacionyVivienda/pdf/ResultadosBasicos_11-03-14.pdf. (Consultado el 23 de septiembre de 2014).
colectivos tradiciones de orden cultural, en el espacio comunicativo de construcción
del Mundo de la vida (Habermas, 1987; 1990 ) donde la cultura como saber facilita
la interpretación y reproducción del mundo para asegurar la continuidad de las
tradiciones y las sociedades (Patrimonio Biocultural o BPC).

En tal sentido y tratando de definir el concepto de Patrimonio Biocultural (PBC) Boege


Schmidt (2008) y Toledo (1993; 2001) nos encaminan a la elaboración de un concepto
de Patrimonio Biocultural. Por ello el concepto de Patrimonio Cultural y el emergente
concepto de Patrimonio Bio-Cultural nos indican las posibilidades de interpretación
teórico-conceptual, donde un sistema cultural que es heredado o transmitido, como
testimonio de la vida colectiva, es cambiante, como creación que se exalta en los
tiempos del espíritu y en las memorias colectivas de sus portadores y practicantes. Este
puede pasar por fases de des-uso, pero a la vez permanecer en los tiempos portadores
de la tradición en que en el devenir de los tiempos las mantienen, teniendo, además,
una dialéctica característica que es expresión del desarrollo de técnicas y tradiciones
de orden material y en el plano de las expresiones inmateriales (cosmovisiones)
propias de la cultura de las cuales se re-significan para sobre-determinar relaciones
complejas, contradictorias y constantes que en el tiempo hacen permanecer el
Patrimonio Cultural.

Pablo Palenzuela Chamorro, Laura Plaza Arregui, Isabel Merchán Benítez y otros,
(2000, p. 7) proponen como espacio Bio-cultural: “aquellos espacios resultado de la
coexistencia del hombre con el medio, y que, por su perdurabilidad, su autenticidad
y su sostenibilidad, dan muestra de la compatibilidad entre aprovechamiento y
protección, y se asocian con la identidad de la población, formando parte de su
cultura”.

Patrimonio Biocultural Indígena y Campesino en saberes comuneros y en


prácticas conuqueras

El conuco corresponde a las unidades de explotación agrícola indígenas y campesinas


de uso común por los pobladores de la selva húmeda tropical; algunos investigadores
prefieren denominar a este tipo de producción agraria como horticultura o cultivo
rotativo (Ruddle, K. 1978; Conklin, H. 1954); el término de agricultura tropical, es el
patrón de explotación de los suelos más difundido y practicado tradicionalmente en
los países tropicales (Harroy, J. 1973). Suele discutir, entonces, de "conuco itinerante",
fundamentado en un sistema de agricultura migratoria que es propio de algunos
grupos indígenas que habitan el bosque húmedo tropical, y según Nelly Suárez (1979:
150-151).
*

Esta autora lo caracteriza de esta forma: “El ciclo completo del conuco, tiene una duración de 27 años, de los cuales no
menos de 3 corresponden al estadio de barbecho, tiempo entre la primera y segunda cosecha, para el descanso del suelo
y entre 10 a 20 años o más de estadio de rastrojo, período de recuperación natural del área intervenida. A partir de este
perlado el conuco es abandonado, pero queda sembrado de árboles frutales (…)”.
En otro caso, nos hallamos con lo que podríamos denominar "conuco sedentario", es
decir, formas de explotación agro-cultural donde existe una fijación del grupo humano
en la explotación agrícola familiar o doméstica, persistiendo el carácter itinerante del
uso del espacio, en cuanto a la rotación de los suelos y cultivos, tiempo de barbecho y
recuperación de las zonas intervenidas.

El "conuco sedentario" lo definen los siguientes caracteres: es un tipo de agricultura


que se determina por la persistencia de factores básicos de una agricultura extensiva;
por la utilización de una tecnología blanda y por una estrategia de explotación del
medio, en donde se trata de copiar en los cultivos a los componentes esenciales
que han sido expoliados por la acción y cambios introducidos por el hombre, por la
utilización de una fuerza de trabajo proveniente de la familia y de las parentelas y, por
un instrumental ideológico en donde se reseña claramente los postulados que rigen el
universo de lo agrícola. Así pues nos encontramos que: "… el sistema de cultivo nativo
busca una integración del lote cultivado al ambiente; más que una reelaboración del
panorama se busca una imitación de éste…" (Varese, S. 1977, p. 46).

Características del conuco entre los cumanagoto-píritu

El ciclo de los cultivos, se inicia con las labores de la tala y la roza, entre los meses
de noviembre a marzo. Consiste en el desmonte y aclareo del terreno escogido para
el conuco, cuya extensión aproximada es de una a tres hectáreas (almudes), aunque
es usual la posesión de tres o más parcelas separadas no más de una Ha., o que esta
separación sea “de un solo cuerpo”, es decir, de una a cinco hectáreas.

La tala es el corte de arbustos y bejucos y la roza la tala de árboles gruesos durante la


estación seca, y en fase lunar menguante. La madera es destinada para la construcción
de casas, cercas u otras necesidades. Los árboles son cortados a la altura de un metro
para controlar la erosión eólica y como protección del cultivo, para evitar el paso
brusco del viento y asegurar la humedad.

Además el tamaño del corte ayuda a la regeneración de los árboles cuando la tierra
entra en descanso (rastrojo), dando lugar a la “montaña”. A la “tumba del conuco”
le sigue el “amontonamiento” y “la quema” de los desechos vegetales en lugares de
pobreza orgánica e inorgánica, entre los meses de marzo y mayo, en la fase lunar
menguante, para atraer buenos vientos. A la quema la precede la realización de corta
fuegos, llamados “guarda raya” o “callejón”, y se ejecuta cuando las brisas del noreste,
los esperados alisios son fuertes.

En esta actividad participan los hombres de la familia y todo el grupo de parentesco y


clase social, desde antaño llamada “cayapa”, dirigida por el más anciano de la familia,
dueña del área natural del conuco. Él es quien organiza el inicio, las posiciones,
las rutas y las salidas de los participantes, acondiciona los “jachos”, antorchas de
madera resinosa, como es el “Quiebra jacho” (Caesalpina granadillo) y el “Tagua pire”
(Pihecolobium ligustrinum). La quema se hace en sentido contrario a los vientos; se
acostumbra a silbar fuerte y mucho para llamarlo y esparza la ceniza (“cacharra”) como
fertilizante.

El ciclo de cultivo comienza con las labores de tala y roza, simultáneamente en el mes
de noviembre y se prolonga incluso hasta los meses de febrero y marzo; esta labor
consiste en el aclareo y desmonte de las zonas escogidas para los futuros conucos.

La extensión de los conucos oscilan entre una y dos hectáreas (almudes),


aproximadamente; esto no significa que el comunero posea sólo una parcela de
conuco, es decir, la que se alista en un año para ser sembrada. Por el contrario, es
usual (y de aquí depende fundamentalmente la rotación de los suelos) que: primero,
se posean a lo mínimo tres parcelas separadas no muy distantes de la vivienda, y que
midan cada una no más de 1 hectárea; segundo, que en vez de lo anterior se tenga por
posesión una "gran parcela" que mida de 1 a 5 has. ("un conuco en un solo cuerpo",
como se suele decir en la comunidad).

Diferentes momentos o fases en la preparación del conuco

a) La tala: La tala que consiste en cortar los arbustos y bejucos de menor tamaño
que dificultan el acceso a los conucos para realizar las labores de corte de los árboles
más gruesos y prominentes (roza). Se realiza en plena estación seca, preferiblemente
cuando la luna está en la fase menguante; pues se tiene la creencia de que la madera
cortada en menguante posee la cualidad de no podrirse, pudiéndose utilizar en la
elaboración de cercas, casas u otros instrumentos con la confianza de que estos serán
perdurables.

b) La roza: como hemos dicho, consiste en el corte de los árboles más desarrollados
en tamaño y grosor, esta labor se realiza con el hacha y en algunas ocasiones con el
machete; al respecto suelen aplicarse algunos criterios que deseamos destacar: no
todos los árboles son cortados y a los que se le aplica el corte es realizado a 1 mt. de
altura del suelo; con estas prácticas que no son aleatorias, se pretende en primer lugar,
controlar la erosión eólica puesto que los conucos quedan siempre protegidos por un
entorno de troncos de mayor tamaño que las plantas que se cultivan, impidiendo de
esta forma el paso brusco de los vientos; en segundo lugar, los árboles de gran tamaño
que se dejan dentro de los conucos para airear y sostener humedad.

c) Amontonamiento: la actividad que prosigue a la tala y roza es la quema, no sin


antes haber acontecido el amontonamiento de los desechos de troncos, ramas y hojas
producto de la "tumba de conuco", como se generaliza a la tala y la roza. Este, que es
complementario y sucesivo a las "tumbas", consiste en dejar secar todo el follaje y
troncos verdes inútiles, en aquellos lugares donde la tierra al parecer es muy pobre en
contenidos orgánicos e inorgánicos, aunque es usual amontonar en el centro de los
conucos; por lo general, se dejan estos

montones de follaje y troncos verdes por espacio de dos meses hasta que se sequen
y pudran; esto por un lado facilita la quema y posibilita la descomposición de estos
desechos biodegradables que se incorporan como nutrientes a los suelos.

d) La quema: suele comenzar en plena estación seca, especialmente en los meses


de marzo y principios de mayo, si aún no han comenzado las lluvias. Consiste esta
actividad, junto con la tala y la roza, en una de las más arduas y que requieren mucha
destreza; así pues, algunos comuneros suelen esperar la menguante de marzo porque
se supone que ésta trae muchos y buenos vientos, factor indispensable para que se
realicen "buenas quemas" y los conucos queden "ralitos", es decir, sin ningún tipo de
desechos y montes.

Esta actividad es dirigida por el más anciano de la familia dueña del conuco, este da las
indicaciones referentes a los sitios donde se debe pegar fuego, organiza las posiciones
y rutas que deben seguir los participantes; les indica las posibles salidas del conuco
en caso de peligro; es el que siempre "afila" las puntas de los "jachos", especie de
antorcha (con que se pega fuego a los montones) de madera reseca, hecha de troncos
de madera de los árboles llamados Quiebra Jacho y Tagua pire; la persona que dirige la
quema indica a cada uno que tome una posición a lo ancho, y se comienza a quemar en
sentido contrario a los vientos, con el propósito de que las brisas no esparzan el fuego
sobre el conuco y queden áreas sin quemarse lo suficiente; es importante señalar que
en las quemas se acostumbra silbar fuerte y mucho, con el propósito de llamar las
brisas y mantener la corriente de los vientos, de igual manera que al emitir los silbidos
se piensa que aumentarán los remolinos; es muy posible a partir de esta creencia,
que en tiempos remotos asistieran a las quemas personas que se dedicaban sólo a
tocar pitos y guaruras con el propósito de mantener los vientos, lo cual además de la
jerarquía explícita al de mayor edad en la actividad, por su experiencia o simplemente
como una forma más del respeto hacia los ancianos (gerontocracia).

e) La requema: consiste en quemar aquellos sectores de la parcela que no fueron


incinerados en las actividades anteriores.

f) La siembra: para sembrar los conucos se espera la entrada de lluvias, que pueden
llegar tempranamente en mayo después de las quemas, o por el contrario prolongarse
y comenzar a caer a mediados de junio. La siembra es una labor que no se ejecuta al
azar como suele pensarse al hablar de conucos; por el contrario, está revestida de una
serie de acontecimientos que implican un conocimiento profundo de las variaciones
del tiempo, de los indicadores atmosféricos y climáticos, de los cambios que acontecen
en torno a la vida al anunciarse la presencia de la estación de abundancia (invierno);
todo está revestido de una ritualidad simbólica acerca de las creencias que giran en
torno a esta actividad.

Sin embargo, para una mayor comprensión de esa relación acotemos que, para poder
realizar las siembras no hacen falta sólo las lluvias, previamente a esto se requiere saber
si el invierno será lo suficientemente copioso como para poder adelantar los planes de
siembra, además hace falta conocer en qué mes del año comenzará efectivamente la
recia temporada de invierno. En este sentido, el comunero está atento a las mínimas
variaciones del clima y de los fenómenos atmosféricos; y aunque esta práctica se halla
generalizada en los adultos, es factible encontrar en los sectores de menor edad el
conocimiento o la referencia de los elementos que anuncian la apertura del ciclo
productivo propiamente dicho del conuco (la siembra).

Distribución de los cultivos en el conuco cumanagoto

En la siembra participan todos los miembros de la familia (esposo, esposa, hijos, y


abuelos o ancianos), o se contrata a alguien que, generalmente, un familiar o allegado
también en ocasiones pueden contratarse ayudantes, sobre todo si se trata de
mujeres que viven solas. En todo caso, hay una especialización de las actividades, que
no obstaculiza que todos conozcan las labores de sembrado, ya que el aprendizaje de
estas faenas comienza a temprana edad.

La división del trabajo y la fórmula de la tarea a realizar, es decir, mientras uno(s)


abre(n) el surco ("picar") en la tierra (por el llamado "picador"), otro(s), coloca(n) la
semilla hoyando después suavemente con el pie; previamente han sido seleccionadas
las semillas, pimpollos, los almacigas de chaco (batata), hijos de cambures o topochos,
estacas de yuca u otros frutos. Una sola persona pacientemente es capaz de realizar
estas tareas y el número de participantes varía según la extensión de tierra a cultivar.

Una descripción de la siembra responde a las siguientes actividades: Lo primero que


se hace son los surcos alineados en dirección de los vientos, para que el hilo (que es la
disposición de todos los surcos en línea recta) quede parejo se clava en cada extremo
de este una "mira" (consistentes en dos varas de metro y medio de largo) que también
puede ser sostenida por una persona, aunque lo frecuente es fijarla en el suelo.

Este instrumento de trabajo, además, sirve para medir el ancho de la calle que separa
cada hilo. Así los hilos son dispuestos con dirección a los vientos y de naciente a
poniente (E a O). Esta técnica tiene por objeto mantener ventilados los entre hilos
(o calles), así las brisas fuertes no doblarían las plantas; algunos piensan que por la
disposición en el sentido que eleva el sol los rayos de luz cubrirán perfectamente los
plantíos. La distancia que se deja entre surco y surco se denomina tranco y corresponde
aproximadamente a un paso (84 cts. o 1 mt), y los entre hilos o "calle" pueden medir
aproximadamente lo mismo (un tranco).

Cuando en una determinada zona del conuco se siembran varios hilos de una misma
especie, se dice que es un "corte"; usualmente los conucos están divididos en varios
cortes; éstos además de controlar lo tupido del sembradío sirven para diferenciar las
distintas variedades de cultivo de una misma especie, por ejemplo, la yuca dulce de la
"cariba" (amarga). Los cortes se utilizan, a la vez, para controlar la hibridación del maíz.
El control de la hibridación consiste en disponer los cortes, unos con sentido a los
vientos, y otros más compactos, con sentido contrario a éstos, los últimos constituyen
especies mezcladas genéticamente.

Dicha técnica se aplica especialmente en la siembra del maíz cariaco, si los vientos
que penetran en el conuco este-oeste. Esta variedad es cultivada en el extremo este
del conuco, mientras que aquel maíz que puede cruzarse por el transporte de polen
por acción del viento, como es el caso del maíz en su clase amarillo (cuya tendencia
a dañarse durante su almacenaje es más proclive) es sembrado en el extremo oeste,
o en cualquier otro lugar de la parcela. Otro tipo de control se da con el maíz lo
suficientemente mezclado como es el llamado "pata e' morrocoy", cuyos hilos son
orientados en sentido norte-sur, compactos para que actúen como una barrera ante
el traslado del polen por acción eólica. Esta variedad también protege al maíz cariaco,
que regularmente no se desea mezclar, porque su duración de almacenaje es más
perdurable y es de especial calidad.

En el cultivo más predominante en los conucos es el maíz, se cuantifica la siguiente


producción como se puede ver en el cuadro siguiente:
Cultivo Producción en Kg %T otal
T (%)
Maíz tronconero 5400 50,14 50,14
Maíz americano 3000 27,85 27,85
Maíz cariaco 360 3,34 3,34
Maíz canilla 480 4,45 4,45
Maíz criollo amarillo 960 8,91 8,91
Frijol de mata 480 4,45 -
Yuca dulce 20 0,18 -
Chaco morao 9,60 ,08-
Caraota blanca 39,60 ,36-
Chícharo 19,20 ,09-
TOTAL 10768,4 99,85 94,69

Fuente: Márquez, M. 1984


Estas cifras nos indican la importancia y predominancia del cultivo del maíz con un
94,69 % de la producción total de especies cuantificadas.

La distribución de especies vegetativas predominantes en los conucos, puede


observase en el siguiente cuadro:

Especies vegetativas hilosS S urcos/estacasD D istancia surcos


Yuca dulce No se estiman cantidad permanente 1 (o) 2 4m

Yuca amarga Ídem 1 (o) 2 4m

Fuente: Márquez, M. 1984


Se presta atención que la distribución y distancia que se deja entre cada planta de
especie vegetativa, permite la no competencia entre plantas de una misma especie,
cada una aprovecha para su crecimiento y desarrollo, la luz, el agua y los elementos
del suelo sin degenerar las posibilidades de crecimiento de las demás.
Se observa una gran variedad de plantas: cereales, tubérculos, leguminosas,
cucurbitáceas, musáceas, lo cual implica la práctica de los policultivos; esta técnica de
distribución y asociación de especies ha sido observada e investigada en detalle por
algunos ecólogos .

Además de la simbiosis maíz-caraota indicada por el autor, es interesante señalar el


control que ejercen las cucurbitáceas, en especial la auyama (Cucurbita maxima),
en el crecimiento de la maleza, con lo cual la relación simbiótica entre las especies
cultivadas se hace más estrecha. La yuca (Manihot sculenta) se siembra bastante
separada para lograr un mayor desarrollo de sus raíces y el caso de la auyama, el chaco
(Ipomea batata), el melón y la patilla (Citrullus vulgaris) por su crecimiento horizontal,
no se requiere sembrar grandes extensiones o cortes de estas últimas.

En los conucos hay sitios que son apropiados para sembrar algunas especies y sobre
esta base se realiza el acopio en los surcos de las semillas, hijos y pimpollos; por
ejemplo, en los bajos se acostumbra sembrar las musáceas, mientras que en las áreas
que quedan “manchadas” o cubiertas por la ceniza, según los comuneros son propias
para el buen desarrollo de los frijoles (Vigna sinensis), chícharos (Cajanus indicus) y
auyama (Cucurbita maxima).

En relación a la siembra de ésta última y la patilla, el 28 de mayo de 1984, en época


de menguante, pudimos observar que Pedro Irobo Guaicara (del caserío Tocomiche)
sembraba semillas de estas plantas y luego tapaba los surcos con una cabeza de baba
*

Al respecto se dice: “La asociación del maíz con la caraota (Phaseolus vulgaris) constituye una de las simbiosis más
productiva en el ámbito tropical. El maíz sirve de soporte a la caraota y ésta como cualquier otra leguminosa, fija el
nitrógeno al suelo, con lo cual se beneficia el maíz (…). La diversidad de especies garantiza cierto control de los organismos
competitivos” (Balbino, J. B. 1981, p. 96).
(Caiman sclerops) y nos indicaba que lo hacía con el propósito de que las plantas
reprodujeran suficientes frutos. Esta práctica supone una conjugación de creencias en
torno a las características de este reptil de agua, el cual puede propiciar la humedad al
sitio donde se colocan las semillas.

Ahora bien, si este no es el fundamento de dicha práctica por lo menos da la sensación


de que se trata de una actividad que tiene su origen en el tipo de agricultura que
realizaban sus ancestros y que se ha prolongado como muchas otras creencias hasta
nuestros días.

La cayapa y la reciprocidad en el trabajo conuquero

El trabajo que se realiza en torno a la explotación del conuco está marcado por
relaciones de reciprocidad, comunalismo y cooperación mutua. Comenzaremos
precisando las características de cada una de estas formas de trabajo colectivo y sus
diferencias.

a) La fajina: consiste en el trabajo que realizan los habitantes de un mismo caserío


en la consecución de un bien común de relevancia local que beneficia al colectivo;
un ejemplo de ello lo tenemos en que, por lo general, las fajinas se solían hacer para
el mantenimiento de las lagunas de comunidad, en las reparaciones de las cercas y
linderos de los conucos; se reparte carato como del ron.

b) La cayapa y el toro: consiste la cayapa en la incorporación de mano de obra


masculina y en oportunidades femenina, para la realización de las limpias de conucos.
La persona o familia dueña del conuco avisaba en el vecindario que determinado día
haría una cayapa, por lo cual el día acordado se presentaban a

tempranas horas de 13 a 15 personas a trabajar; comenzaban a la 6 am y concluían a


las 12 m en la limpia de una hectárea de conuco. Se les retribuía el trabajo con arepas,
aliño, ron, carato, o carne de cochino o chivo (1/2 kilo y 4 huesos); los alimentos se
daban crudos de manera que la persona los preparase en su casa, radica en trabajos
colectivos que se realizaban en dos horas de la tarde, sobre todo los días sábado;
cuando las personas que participaran no tuvieran ningún tipo de obligación o trabajo
en sus conucos, generalmente acudían 4 o 6 personas debido a que las labores a realizar
eran pocas (talar y rozar una pequeña parcela). Este tipo de trabajo se retribuía con
carato (saperoco) de maíz cariaco o guarataro endulzado con papelón y enfuertado
con chaco (Ipomea batata), papelón, cazabe, pescado o una camaza de maíz.

c) El pajo: Trabajos en grupo que se realizan en la actualidad para las limpias de


monte, estos trabajos en grupo suelen hacerse en el caserío de Tocomiche.
Las formas imaginarias como Patrimonio Biocultural.

Las creencias, mitos y tradiciones, asociadas a las prácticas del cultivo conuquero
y del saber sobre las semillas tradicionales, suscribimos el concepto ideología o
dimensiones imaginarias como elemento interpretativo de las formas imaginativas
del inconsciente colectivo tradicional, para no someter las prácticas cultuales al
reduccionismo del análisis de la festividad, el cuento y la tradición, que pretende
banalizar la las relaciones de producción social y de producción cultural del Patrimonio
Inmaterial indígena y campesino.

Las tradiciones, en este sentido, que se esconden en el claro oscuro del Patrimonio
Inmaterial, de valor intangible que se hace corpóreo en la palabra de los campesinos
e indígenas, suponen una dimensión holística y, por ello, los significados dentro del
contexto más amplio de sus significantes la dimensionamos en la noción de Paisaje
Cultural, como parte de la aproximación e interrelación dialógica entre el Patrimonio
Material de los pueblos y el Patrimonio Inmaterial sobre el que se sustentan el
Patrimonio que es espiritual.

El cálculo del tiempo, tanto cronológico como climatológico, tiene una perfecta
relación con las actividades de sostenimiento comunal, especialmente con la
agricultura, se concebía y sustentaba en la eficacia simbólica relacionada con
fenómenos atmosféricos y a los ciclos agrícolas. Expresándose este conocimiento,
en una multiplicidad de creencias que rigen tanto la cotidianidad de la vida, como
las acciones y los actos que preceden a la principal actividad de subsistencia: la
explotación de los conucos.

En segundo lugar, toda una variedad de elementos que sirven de base para el
conocimiento de los hechos de la vida, elementos de carácter simbólico que
concretizan el saber acumulado por siglos. Este saber tiene sus facultades en la
observación de los cambios que rigen el universo de lo inmediato y su asociación
con las circunstancias naturales que lo manifiestan; así nos encontramos con que, si
bien este conocimiento-saber no está fundamentado en categorías del pensamiento
lógico-formal occidental, su basamento está dado por la observación prolongada en
el tiempo, que se va transmitiendo de generación en generación.
*

Testimonios de viejas y viejos conuqueros, guardianes de las quebrabas, lagunas, riachuelos intermitentes y montañas
donde, la serpiente Machira de los antigüeros cumanagoto van al encuentro del arcoíris-serpiente que cuida los labrantíos,
de tierra xerofita; la serpiente generala guardiana de la escasa agua derramada del cielo para que se transforme y perviva
por siempre en semillas del maíces de tonalidades y colores, en chicharos, o tal vez en la blanda, blanca y jugosa yuca
para la chicha y el pan del casabe; en la batata-chaco que dulce como la mañana se mezcla al paladar como emanado del
inframundo de los seres primordiales, o tal vez agua que en la sagrada maya, planta de las constelaciones y el pichigüey
dan el agridulce masato para mover del olvido y regresar de las estrellas de la pléyades cósmicas a los ancestro. Y a esos
granos de sal cabañueleros que al despuntar enero augurarán días de agua diluvial para la resquebrajada y sedienta tierra.
Como diría Mario Chagas (2008:17): “El olvido total es estéril, la memoria total es estéril. Introducción al tema: el territorio
fértil y propicio para la palabra de la cultura tiene estrías creadas por el arado-memoria y olvido; la posibilidad de creación
humana habita y vive en la aceptación de la tensión entre recordar y olvidar, entre él mismo y la negación de la repetición
monótona, entre la permanencia y el cambio, entre el estancamiento y el movimiento”.
La Culebra –Serpiente y el Equilibrio de lo Natural

Notaban los misioneros franciscanos en los siglos XVI-XVII, que los indígenas tenían
por creencia que al morir irían a una laguna llamada Machira (probablemente la
laguna de Unare) donde unas culebras les engullían, trasladándolos a un mundo
sub-acuoso. Los misioneros no refieren ningún otro tipo de observación sobre estas
creencias indígenas, asociadas a la muerte y a la vida. En la actualidad encontramos
que la culebra, como imagen mítica, tiene reservado un lugar de importancia como
divinidad tutelar, sostén del mundo y guardiana de algunos lugares en común:

(…) esa es una serpiente… esa tiene siete cabezas, pero una cabeza está ahí (…) en el
convento de la iglesia de Píritu (…) ahí está la cuna, el rabo parece que está en Clarines
(…) otros dicen que es en Valencia pero no es en Valencia es en Clarines, está el rabo, o
es que tiene la otra cabeza en Clarines ( … ) pero son siete cabezas yo sé que tiene una
ahí (...) en el convento (…) esa culebra tiene cacho tiene una caramera (…) caramera el
cacho ( … ) Sin esa culebra se pierde el pueblo, y todo (…) tiene siete cabezas (…) la propia
serpiente(…) la del mar (…) esa serpiente se llega a mové es un volcán se acaba el pueblo
( …). (Pedro Alejandro Culpa, 58 años. Caserío San Antonio. 24/3/1984).

Además es ella la imagen que rige el universo de lo real, se presenta como dadora
del bien y, en oportunidades, como sancionadora de quien trasgrede las dádivas
localizadas en sus "hogares sagrados": ríos, lagunas, manantiales, montañas y cerros.

Esta afirmación la podemos ver claramente, en parte, en la versión dada por el señor
Apostol Ibima, agricultor de 83 años del caserío San Antonio, quien dijo, en 1982: “En el
cerro están los encantos… las serpientes esa es la generala, la sujeción del mundo. No
vive gente allí, cristiano que se ponga a vivir allí se lo llevan. La laguna del Hatillo es la
general del encanto” (Villalobos, C. 1982, p. 21). Por la importancia que guarda el "Cerro
el Morro" dentro de las versiones como lugar de "habitación principal" de la culebra,
y como sitio vedado y prohibido o encantado, podemos decir que probablemente
éste haya sido un lugar de ceremonial de antiguos grupos indígenas que además de
aprovechar las riquezas alimenticias, proveídas por las "lagunas" cercanas a él (Uchire
y Píritu) le rendían culto a su próvido guardián -el Cerro del Morro- y a su habitante de
las profundidades -la culebra-.

Además pensamos en la posibilidad de que la culebra en el contexto de la región haya


sido una representación simbólica o totémica de algunas parcialidades indígenas. Sin
embargo, en las impresiones de los franciscanos se hace referencia a que no había
un criterio único entre los antiguos indígenas en cuanto al lugar hacia donde irían
luego de morir; es por esto, factiblemente, que la imagen totémica de la culebra
engullía al morir sólo a aquellos representados en ella, como imagen ó símbolo del
tótem. Aunque no se descarta la idea que la culebra ocupaba un lugar importante en
la simbología colectiva relacionada con la muerte.
En este sentido, encontramos que la imagen de la culebra tiene una configuración
mimética transfigurándose en sus diversas formas: arcoíris o encantos localizados en
los cerros, o en el fondo de las lagunas y manantiales, se presenta como guardiana de
los lugares de abundancia, controlando la acción del "depredador", es decir, del que
toma más de lo debido; así encontramos que ésta se encuentra en los bosques, en los
manantiales en forma de encanto, en el fondo de las "lagunas", o en forma de arcoíris
"cuando tiene sed y se convierte en arcoíris para tomar agua", debajo de los cerros, o
en el mar.

De allí que la culebra tenga poderes miméticos. Su carácter mutante para cambiar
de morada y fisonomía llama poderosamente la atención, en vista de que ésta se
encuentra en aquellos sitios, por decir así, estratégicos para la obtención de recursos
de subsistencia. Trataremos de desarrollar en adelante algunas inferencias en torno a
esto.

Su mimetismo se da por el hecho de que la culebra siempre está asociada o representa


al arcoíris y los manantiales: "cuando se formaba el tiempo y iba cayendo la garúa,
venía ese arcoíris, y se le ponía cerca de su casa un altar,

una forma de la sombra (…) la serpiente…"(Villalobos, 1982, p. 49). Otro testimonio


relata que: “son dos culebras que hay, por ejemplo cuando llueve se forman (…) usted
no la ha visto, los arco iris esos (…) Ese es el resplandor de las culebras se aparece una
arriba y una abajo, la hembra y el macho…" (Wilfredo Culpa Curbata).

El arcoíris es la sombra del espírito del agua. En los manantiales hay culebras, hay
culebras que ronda, culebras que rondan en los manantiales esas se llevan la gente.
Por un manantial que sea manantial no puede di una mujer enferma de barriga (que
tenga regla) porque se le puede mete un culebrón en la barriga se le mete el espírito y se
forma un embarazo, y lo que le sale es una persona de esas cabezonzotas. Las culebras
son arvivientes (ser que tiene vida que arden) que viven en los manantiales en tó tiempo
lechan agua, esas son culebras que están metias ahí, el manantial cuando la culebra se le
vá ese manantial se seca ese no le mana más agua, porque al disele ella llega, y pun! se
secó… (Pedro Alejandro Culpa "Bombo", 58 años. Caserío San Antonio, 24/ 3 /1984).

En relación a los símbolos de la culebra-serpiente, el arcoíris y los manantiales, Cleofe


Goitía de 58 años del Caserío Pajarito, nos decía el 21/5/1984 lo siguiente:

(…) el arco iris dicen que es la culebra del agua que cuando es invierno, él se forma y esa
sombra de allá arriba pega al suelo, y como tiembla aquella sombra, esa es la culebra
del agua, el encanto, y donde ella pueda clavá las dos colas una allá y otra aquí esa es
una laguna grande que está ahí, porque esta metía ahí, es verdá, uno le dice el encanto
y el que se queda viéndolo bueno le da fiebre y uno se muere, porque es el encanto. La
gente muere, tu sabes cómo queda la gente ese no se pone tieso más nunca, suavecito
(…) que la gente que dice que se lo llevo el muchacho ese queda suavecito (…) y entonces
cuando ese muerto esta quietico ahí, se presenta un gran ventarron (…) las culebras están
en los Morros, en los morros es que existen los encantos (…) la quebra de San Antonio la
Casanare esa es vida, esa es vida porque es vida (…)

Como se nota en la versión anterior, la culebra aparece mimetizada a las corrientes


de aguas representando la vida en términos de lo vital de este recurso, por lo cual,
quebradas y culebras aparecen similares en la mitología.

En analogía a la presencia de la culebra en los cerros, tenemos la siguiente versión de


Lourdes Paraqueimo:

El cerro la Mulita es un cerro encantoso, si, bueno ahorita yo tengo tiempo que no lo visitó,
no lo escuchado ahora, pero ante uno lo escuchaba tronando, y de ese cerro es que se
forman los remolinos, pero remolinos de vientos grandes, se viene, se viene por tó esto por
aquí que da hasta miedo el remolino, eso es el encanto (…).

En Manarito había una serpiente por ahí pal Cerro El Páramo, esa serpiente esa se fue, era
pequeña era hermana de esta del cerro El Morro y de la Mulita, uno no puede mata una
culebra de esa, uno mata una culebra de esa y el latao de agua es grandísimo. Esa que
estaba en Manarito un día comenzó a trona y a caese los jabillos de la quebra, y la gente
la vio cuando agarro por la quebra derechito pal mar (…) (Pedro A. Culpa "Bombo", ídem).

Vemos entonces que el mitema serpiente-culebra como símbolo mítico tiene una
conexión directa, aunque no explicita con el equilibrio de lo natural, como imagen
mitológica, permite mantener los presupuestos de un equilibrio entre el hombre y
el entorno natural, desde el punto de vista de las actividades que realiza éste, para
proveerse de los medios esenciales que le brinda la naturaleza.

Encontramos que la culebra está mediando los propósitos de la explotación


desmedida de los bienes necesarios para la subsistencia, que provee la naturaleza.
Está latente anunciando y recordando al cazador, al pescador y al recolector furtivo y
desmedido que como sostén del mundo puede desatar su furia quitándole la vida y,
sobre todo, aparece resguardando aquellos sitios abundantes de vegetación como los
cerros y montañas, porque al decir de las personas mayores de la comunidad: "en las
matas grandes es donde se pegan las nubes para llover", así que al fundar conucos en
los cerros las culebras que viven ahí se van por las quebradas al mar y no regresan más
a su lugar de origen.

Esto nos permite ver, en primer lugar, que la creencia en sus múltiples conformaciones
no sólo era de arraigo e importancia en esta comunidad indígena,
sino que posiblemente sirvió de base para el adoctrinamiento y cristianización de
los indígenas en la época de contacto. Podemos pensar que los misioneros viendo la
importancia del culto, le adaptaron elementos del imaginario occidental para hacer
más fácil la penetración religiosa.

En segundo lugar observamos, que tanto los curas doctrineros como los padres
misioneros, viendo la importancia de la culebra como elemento de equilibrio del
mundo en la cosmología indígena, posiblemente fueron asimilados algunas creencias
indígenas, por la iglesia para la labor evangelizadora y la sujeción del indígena como
vasallo tributario: “... la tenían que dar real para que no se fuera, porque se perdía el
mundo, porque debajo era un río (…) " (Villalobos, 1982, p. 42).

La situación antes narrada nos puede dar la clave para entender entre otras cosas,
una de las formas "no compulsiva o violenta" utilizada por la iglesia (que tuvo un
peso importante en la dominación político-religiosa de estas localidades) para cobrar
los diezmos que tenían que dar los indígenas, lo cual persistió hasta hace algunas
décadas, según se señala en el siguiente texto: "… el padre vino y dijo: -callen la boca,
tece tranquilita que ellas son amigas mías… Denme acá una mariquita cada una para
salvarle la vida… El padre no la deja salir, es blanquita la culebra "(Villalobos, 1982, p.
44 - 46)

Mitos y creencias que rigen el universo de lo agrícola

Las prácticas propiamente agrarias están relacionadas con una serie de creencias que
encierran un saber basado en la experiencia acumulada a través de la observación
cotidiana; conocimiento transmitido de generación en generación. Generalmente, el
cálculo del tiempo para cualquiera de las actividades relacionadas con el conuco tiene
una relación con hechos atmosféricos, v. gr., las fases lunares, la constelación de las
Pléyades, la humedad, la acumulación de nubes en la atmósfera, el canto de las aves,
y otras circunstancias.

a) La tumba y la poda: hay dos criterios fundamentales en estas actividades: primero


que el producto de las tumbas se descomponga rápidamente para lo cual se espera
que la luna esté en creciente para que no crezcan las malas hierbas (cuarto creciente);
y segundo, que la madera dure y pueda ser utilizada en la fabricación de objetos útiles;
*

El conuco cumanagoto visto como un Patrimonio Biocultural partiendo de una sabiduría ancestral heredada, a pesar
de coloniaje, es fuente de vida, tradición y mitos (cosmogonía) y siendo consciente el autor de este escrito que algunos
hermanos indígenas quienes aportaron su palabra para alcanzar sus caminos y testimoniales ya han abandonado este
plano de vida, y concurrieron en ser la línea de memoria de las sabidurías ancestrales de significativo valor patrimonial,
por ello exaltamos sus memorias al dedicar estas semillas del recuerdo a: Pedro Alejandro “Bombo” Culpa, 58 años. Caserío
San Antonio. Jesús Chique, 68 años. Caserío Antonio. Apostol Ibima, 83 años del Caserío San Antonio .Lourdes Paraqueimo,
38 años. Caserío San Antonio. Cleofe Goitía, 58 años del Caserío Pajarito. Gregorio Guaina Guillen, 57 años. Caserío San
Antonio. Pedro Aguana, 80 años. Caserío San Antonio. Julio Chivico, 37 años. Caserío La Medianía. Modesta Irobo Cuaicara,
61 años. Caserío Tocomiche. Sr. Nicolás Guaina. Caserío Pica-Pica. María Cleofe Goita, 58 años. Caserío Pajarito. Jesús
Mendez, 80 años. Caserío San Antonio. Petrica Méndez, 35 años. Caserío San Antonio. Y a tantos otros más que retornaron
al inframundo de sus seres primordiales, como piazamos de los conucos.
en este sentido, el comunero espera la menguante (cuarto menguante); es esta fase
lunar la propicia para realizar las podas, además hay el criterio de que al tumbar en
menguante la tierra no se echa a perder.

b) Las quemas: la fase lunar relacionada con las quemas, es la menguante, puesto
que con esta, según los comuneros abunda la brisa.

c) La siembra: una de las actividades productivas del conuco que más tiene
elementos explicativos en torno al momento adecuado para su realización;

por supuesto, la inversión que se hace en las siembras desde el punto de vista de las
semillas y la fuerza de trabajo, no puede permitir un sólo elemento que explique el
momento más adecuado para su realización; así, el comunero escudriña todos aquellos
elementos del entorno que por asociación, permitan inferir cual es el momento más
adecuado para realizar la siembra.

d) Las cabañuelas: este es un método utilizado para calcular las entradas de invierno
y su periodicidad. En este sentido las cabañuelas están asociadas en el imaginario el
conuquero con las Pléyades. Al respecto se piensa: "cuando las pajuelas se ven, se
despliegan de arriba, (...) habían unas estrellas que caían mar adentro, pero me contaba
mi abuela que estaba San Salvador -que llaman pa'atajarla-, porque si caían en lo seco
era peligroso". (Julio Chivico, 37 años, agricultor, caserío La Medianía, 27/5/1984).

Además añaden que las Cabrillas desaparecen: "ellas en el mes de mayo se pierden…
y vuelven pa'este otro mes después que pase mayo vienen ellas con el invierno…" (Sra.
María Méndez, 72 años, del caserío San Antonio, 19/5/1984).

Es indudable que el ciclo de las Pléyades o las Cabrillas puede tener una relación con
el calendario agrícola y con el calendario indígena, pues su presencia o ausencia la
notan los comuneros especialmente cada mes y en especial énfasis al desaparecer del
espacio-cielo nocturnal en la época de mayo, para dar paso al invierno.

Pancorbo, L. (2010), señala a las Cabañuelas como una tradición española, tal vez de origen mozárabe y dice “los doce
primeros días del año servirán de pronóstico meteorológico de los doce meses. Al parecer es una creencia de los arios que
con muchas variantes se registra en muchos, lugares del mundo”. En Venezuela se le conocen con variantes como la pinta y
repinta en los andes y con diversas aseveraciones calendáricas. (p. 95-96)
A manera de Conclusión

Los cumanagoto como pueblos originarios y sus descendientes que habitan el espacio
rural de del norte de Anzoátegui y Sucre, son los guarda-custodios de conocimientos y
prácticas ancestrales de remota data, asociados con su economía, sus modos de vida,
prácticas religiosas, cosmovisiones y cosmogonías que definen un PBC entorno a las
practicas conuqueras.

Es de primordial importancia el reconocimiento de las prácticas y saberes que


resguardan los habitantes indígenas y su extensión étnica, los campesinos del espacio
rural, selvático, con la estrategia de conservar para las generaciones futuras, no solo el
saber, sino incluso los germoplasmas y especies, que sirva de base como resultado de
investigación para el desarrollo sustentable y sostenible de la agricultura alternativa,
que dimensione la condición humana y la escala del ser humano como parte integral y
constitutiva de la naturaleza, donde preservar el planeta signifique preservar la vida, en
todas sus manifestaciones, ante la globalización, por el uso de semillas transgénicas y
sus nefastas consecuencias biológicas y aculturativas a nuestro patrimonio identitario
por parte de las corporaciones de la industria de los alimentos.

En este sentido, las prácticas económicas del “producir”, en el mundo tradicional


o autóctono, no están cargadas de la cosificación propia de la sociedad capitalista,
en términos de la lógica determinada por la ecuación del “producir, distribuir,
poner en circulación y consumir bienes o productos” con valor de uso y de cambio.
Comprendemos que para los pueblos originarios, el intercambio es producto o
resultado de una racionalidad donde el valor de los equivalentes lo determina el
espacio de las transacciones en términos de reciprocidad.

En este orden de ideas, consideramos que la gran trasformación que requerimos


como sociedad radica en una profunda y sostenida rebelión cultural e ideológica, que
nos permita reivindicar, reedificar el imaginario colectivo proveniente de las distintas
expresiones humanas de nuestras culturas originarias como un Patrimonio Biocultural
(PBC) de fundamental importancia.
Referencias

Abdo, G.; Bonillo, M; Sánchez Patzy, R.; Sánchez Patzy, M. y V. Hamity. (2002). Mahíz.
Biodiversidad y Cultura. Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. Argentina.

Aremi. (1991). Proyecto Píritu. Revista Regional de Cultura. Año 1, N° 2, Fondo Editorial
del Caribe, Barcelona, Venezuela.

Astruc, L. (2010). Vandana Shiva: Las victorias de una india contra el expolio de la
biodiversidad. Editorial La Fertilidad de la Tierra. España.

Boege, E. (2008). El patrimonio biocultural de los pueblos indígenas de México. México:


INAH & CDI.

Boege, E. y T. Carranza. (2009). Agricultura Sostenible Campesino-Indígena, Soberanía


Alimentaria y Equidad de Género. Seis experiencias de organizaciones indígenas y
campesinas en México. México, primera edición, septiembre de 2009. Programa de
Intercambio, Diálogo y Asesoría en Agricultura Sostenible y Soberanía Alimentaria,
pidaassa. México, DF.

Caulín, Fray A. de. (1965). Historia de la Nueva Andalucía. Volumen I, Biblioteca


Academia Nacional de la Historia, Caracas.

Carcavilla, L., Durán, J.J., y López-Martínez, J. (2008). Geodiversidad: concepto y relación


con el patrimonio geológico. Geo-Temas, 10, 1299-1303. VII Congreso Geológico de
España. Las Palmas de Gran Canaria.

Civrieux, M. de. (1980). Los Cumanagoto y sus vecinos. En Los Aborígenes de Venezuela.
Fundación La Salle, Caracas, Venezuela.

Cunningan, A. (2001). Etnobotánica Aplicada: Pueblos, Uso de Plantas Silvestres y


Conservación. Fondo Mundial para la Naturaleza. Unesco, UK. Ediciones Norden
Comunidad Uruguay.

Chagas, M. (2008). Museos, educación y movimientos sociales: solo la antropofagia


nos une. En: Museos, educación y juventud Memorias del V Encuentro Regional de
América Latina y el Caribe sobre Educación y Acción Cultural en Museos CECA – ICOM.
Bogotá.

Conklin, H. (1954) “An Etnoecological Approach to Shifting Agriculture”. Rev.


Transactions of the New York Academy of Sciences. Zad Ser. Vol. 17: 133-142.

Habermas, J. (1987). La Acción Comunicativa. Tomo I. Editorial Taurus. Madrid. España.


Habermas, J. (1999). Teoría y Praxis. Editorial Atalaya, Madrid.

Harroy, J.P. (1973). La Economía de los Pueblos sin Maquinismo. Ediciones Guadarrama.
Madrid.

León, J. B. (1981). Ecología y Ambiente en Venezuela. Areil-Seix Barral Venezolana.


Caracas. Págs.: 253.

I.N.E. (2013). La población indígena de Venezuela Censo 2011. Vol. 1, Núm. 1, Octubre.
Instituto Nacional de Estadística e Informática.

Ruddle, K. (1978). Palm sago: a tropical starch from marginal lands. University Press of
Hawaii, Honolulu XVI.

Suárez, N. (1979). A propósito del Conuco. Venezuela Misionera. XLI (478). Mayo.

Márquez, M. A. (1984). Conucos, Cayapas y Cabañuelas. Comunidad Indígena de Píritu.


Tesis de Grado (inédita), Escuela de Antropología, FACES, Universidad Central de
Venezuela, Caracas.

Márquez, M. A. (1991). El Conuco una alternativa Socio-Cultural de Resistencia en la


Comunidad Indígena de Píritu. Revista AREMI. Año 1. N° 2.

Márquez, M. A. (1994). Arte, Cuento y Mito entre los Akawaio del Estado Bolívar.
XLIV. Convención Anual de la Asociación Venezolana para El Avance de la Ciencia.
Universidad Francisco de Miranda. Coro. Edo. Falcón.

Márquez, M. A. (1994). El Conuco, Aspectos Etnográficos para su comprensión. IV


Congreso Venezolano de Sociología y Antropología. Maracay Edo. Aragua.

Pancorbo, L. (2010). Abecedario de Antropología. Siglo XXI Editores. España.

Pargas, L. (2007). El Tiempo como Representación: Voces y Silencios en los Altos


Páramos Andinos de Mérida. Nómadas. Revista Critica de Ciencias Sociales y Jurídicas.
16 (2007.2)

Pérez Verdi, R. y J. L. Sulvaran. (2012).Tramas y sentidos: Racionalidad y saberes


ambientales, abriendo la complejidad. En: Patrimonio biocultural, saberes y derechos
de los Pueblos originarios. CLACSO- Universidad Intercultural de Chiapas. México. Pp.
17-26.

Piñerúa, F. (1989). La etnobotánica tradicional entre los descendientes de los indígenas


Píritu. Tesis de grado (inédita) Escuela de Antropología, FACES, Universidad Central de
Venezuela, Caracas.

Palenzuela, Ch.; Plaza, L.; Merchán, I (2010).Guía para la puesta en valor del Patrimonio
del medio rural. Junta de Andalucía. Consejería de Agricultura y Pesca Empresa Pública
para el Desarrollo Agrario y Pesquero de Andalucía, S.A.

Ranaboldo, C. y A Schejtman. (Editores). (2009). El valor del patrimonio cultural


territorios rurales, experiencias y proyecciones latinoamericanas. IEP Instituto de
Estudios Peruanos. Lima.

Romero, A. y Vázquez, L. D. (Coordinadores). (2012). Patrimonio biocultural, saberes y


derechos de los Pueblos originarios. CLACSO- Universidad Intercultural de Chiapas.
México.

Sanoja, M. (1981). Los hombres de la yuca y el maíz: un ensayo sobre el origen y


desarrollo de los sistemas agrarios en el Nuevo Mundo. Monte Ávila Editores. Caracas.
Schnee L. (1984). Plantas Comunes de Venezuela. Ediciones de la Biblioteca.
Universidad Central de Venezuela. Caracas. Pp.971.

Tillett, S. (1995). Guía introductoria de Etnobotánica, Ediciones Facultad de Farmacia


– UCV, Caracas.

Toledo V. (2005). La Memoria Tradicional: La Importancia Agroecológica de los Saberes


Locales. Leisa Revista Agroecológica.

Varese, S. (1977). Ecología de la Selva Amazónica. Ciencia Nueva, Nº 33.

Villalobos, C. (1982). Mitos, cuentos y leyendas. Tesis de Grado (inédita), Escuela de


Antropología, FACES, Universidad Central de Venezuela, Caracas.

Fuentes digitales consultadas

Argumedo, A. Territorios Bioculturales Indígenas. Una Propuesta para la Protección de


Territorios Indígenas y el Buen Vivir. http://www.internationalfunders.org/documents/
TerritoriosBioculturalesIndigenas.pdf. (Consultado el 26/11/14)

Noguera, A. P. de. Habitar – Hábitat: crisis ambiental, crisis del habitar, crisis civilizatoria.
Grupo de Pensamiento Ambiental. Universidad Nacional Sede Manizales.

http://www.medellin.unal.edu.co/habitat/media/Doc_seminario:2012/Mesas_
debate/mesa_3/Patricia%20Noguera%20-%20Texto%20Ponencia.pdf
Rodríguez M. y Gilberto R. Defensa del Patrimonio Biocultural. http://www.colsan.edu.
mx/investigacion/historia/patrimonio/default.html
http://padron.entretemas.com/Tendencias/TendenciasRecientesEpistemologia_
Padron.pdf

Resultados Población Indígena. XIV Censo de Población y Vivienda 2011. Gerencia


General de Estadísticas Demográficas. Instituto Nacional de Estadística. En http://
www.ine.gov.ve/documentos/Demografia/CensodePoblacionyVivienda/pdf/
ResultadosBasicos_11-03-14.pdf
La Oralidad como Fuente para la Construccion
de la Memoria Cultural

por: Sandra Bruzual

Resumen

El trabajo que se presenta a continuación tiene como objetivo central reflexionar


sobre la oralidad como fuente para la construcción de la memoria cultural, pues el
hombre ha demostrado que el habla es un canal mediante el cual ha podido atesorar
gran parte de sus costumbres, creencias, modos de vida, que le dan características
excepcionales.Teóricamente, se abordarán las distintas valoraciones que se han hecho
de la oralidad (Ong,1994; Tusón, 1997); y sobre memoria cultural (Candau, 2001; Le
Goff, 1991; Amaya, 2012). Se pretende realizar un trabajo documental considerando
lo aportado por distintos autores en torno a los significados y sentidos de categorias
como tradición oral y memoria cultural. Mediante un ejercicio hermenéutico se aspira
a generar reflexiones sobre la oralidad y su importancia para la reconstrucción de la
memoria cultural como fuente de patrimonio.

Palabras clave:
oralidad
memoria cultural
patrimonio

Introducción

Es innegable la importancia que la oralidad tiene en la historia humana, pues gracias a


ella, los hombres han podido habitar un mundo en el que la palabra era el instrumento
principal para comunicarse. De acuerdo con W. Ong (1994, p. 20), puede hablarse de
una “oralidad primaria” definida como “una cultura que carece de conocimiento de la
escritura o de la impresión”.

El autor señala que es primaria por contrastar con la llamada “oralidad secundaria”,
denominada todo cultura de la de alta tecnología, la cual permite nuevos senderos a la
oralidad mediante aparatos electrónicos que dependen de la escritura y la impresión
para su funcionamiento. Es así como la tradición oral de los pueblos se ha mantenido
de generación en generación a pesar de las innovaciones tecnológicas que podrían
haber atentado contra ella.
Si bien Ong refiere que la tradición oral no posee carácter de permanencia, obviamente,
comparándola con las posibilidades que ofrece la escritura; también afirma que las
*

Docente e investigadora (Universidad de Oriente – Sucre), Licenciada en Letras (Universidad del Zulia), MSc en Educación,
Mención Enseñanza de la lengua. Cursante del Doctorado en Patrimonio Cultural de la ULAC – Cumaná.
historias habladas son el resultado del potencial de algunos seres humanos para
contarlas.

Desde esta perspectiva, se infiere que al igual que épocas pasadas, para mantener
la tradición se necesita de la comunicación entre los hablantes o informantes que
atesoran el conocimiento y son los guardianes de esa herencia cultural. Es condición
sin ecua non que exista el interés de preservar la memoria que ha permanecido durante
años en los más ancianos, lo que pudiera coadyuvar al desarrollo de la identidad.

La oralidad ha convivido con profundos cambios que han significado revoluciones


en torno al acontecer de la palabra, del lenguaje verbal; es así como lo afirma J. Tusón
(1997, p.11), en La escritura: una introducción a la cultura alfabética:

…esta misma especie tardó unos 85000 años en descubrir las ventajas de la escritura, y lo
hizo en tierras de Mesopotamia, hacia el 3300 a C., cuando la administración compleja de
las ciudades cada vez más pobladas puso en evidencia que la memoria humana tenía sus
límites y que era más prudente y seguro dejar constancia de algunos hechos marcando
signos en una superficie duradera.

Lo que significa, evidentemente, que la escritura surgió de la necesidad de preservar


lo oral, principal objetivo de esta investigación, que se plantea realizar un ejercicio
hermenéutico donde se cotejen los postulados teóricos de algunos autores que han
abordado la oralidad y la memoria, como categorías que se unen en la conformación
de la identidad.

Lo dicho por Tusón puede conectarse con lo sostenido por Ong (1994, p. 84), para
quien la escritura es una tecnología, pues “inicia lo que la imprenta y las computadoras
sólo continúan: la reducción del sonido dinámico al espacio inmóvil, la separación de
la palabra del presente vivo, el único lugar donde pueden existir las palabras habladas”.
De esta manera, la escritura debe verse como una tecnología transformadora del
pensamiento, necesaria para perpetuarlo que la memoria reproduce con la palabra
hablada.

La oralidad como fuente para la construcción de la memoria cultural

La oralidad ha permitido, a través del habla, atesorar gran parte de las costumbres,
modos de vida, creencias del hombre, que le dan características excepcionales como
cualidad netamente humana. De allí, el interés en la búsqueda de una visión de mundo
que la considere como fuente para la construcción de la memoria cultural. Aunque la
misma ha sido testigo de la aparición de las distintas manifestaciones de la escritura,
no ha perdido su valor ni su fuerza. No se puede negar que la escritura ha contribuido
enormemente en la perdurabilidad de la memoria colectiva de los pueblos y de su
saber, pero lo oral es el sello innato que nos define como humanos. Se ha manifestado
como respaldo de la memoria y de todo lo que ésta genera, fijando bajo el poder de la
letra lo que una vez fue palabra viva hablada.

La escritura permite que el recuerdo llegue con más facilidad en el sentido de agilizar
las claves que activarán la memoria; pero las culturas orales también se valen de la
memoria para reproducir el pensamiento. Así lo refiere Ong (1994, p. 41) cuando dice:
“En una cultura oral primaria, para resolver eficazmente el problema de retener y
recobrar el pensamiento cuidadosamente articulado, el proceso habrá de seguir las
pautas mnemotécnicas, formuladas para la pronta repetición oral”. Y entre esas pautas,
el autor señala las estructuras textuales que estimulan la memoria, como por ejemplo,
la antítesis, las repeticiones, las aliteraciones, proverbios, entre otros. Se trata, pues,
de técnicas que activan el pensamiento y que mueven la productividad memorística.

La oralidad se convierte en un vínculo que une el pasado con el presente. Quien


rememora, en cierto modo, actualiza el recuerdo. Tal como ocurría en épocas como el
Medioevo, la memoria puede jugar un papel multiplicador y, en ese sentido, amplía
la historia del que cuenta, por lo que la oralidad siempre modificará aspectos en lo
narrado.

De este modo lo plantea Amaya (2012, p. 3), en su trabajo Patrimonio cultural y nuevas
tecnologías: el caso del proyecto de cultura oral, al hablar de la valoración de la cultura
oral.

Hablar de cultura oral nos remite al carácter de patrimonializable de la misma y por tanto
de la posibilidad de ser seleccionada dentro del ingente número de bienes culturales de
nuestro entorno, valorarla como significativamente cultural y actuar sobre ella, pasando
desde su conocimiento hasta los diversos campos de su gestión.

El autor le confiere a la cultura oral la importancia que el concepto holístico de


patrimonio cultural comprende, pues, está conformado por una variedad de bienes
materiales e inmateriales de los cuales la oralidad es parte fundamental.

Existen historias que nacen de la tradición oral y que forman parte del patrimonio
inmaterial de un pueblo. Tradiciones que son transmitidas de generación en
generación y, como ya se ha afirmado, son modificadas con el transcurso del tiempo
mediante lo que Amaya denomina “proceso de recreación colectiva”. La oralidad
se hace parte del día a día de los seres humanos y los más ancianos depositan su
memoria, a través de la palabra hablada, en los más jóvenes para procurar que las
tradiciones se mantengan en el tiempo. Tradición que ha permanecido durante siglos,
por ejemplo, en los pueblos indígenas latinoamericanos, a pesar de que muchos han
conocido la escritura.

De acuerdo con Candau (2001, p. 117), “la historia tiende a aclarar lo mejor posible el
pasado, la memoria busca más bien instaurarlo, instauración que es inmanente a la
memorización en acto”. La tarea del hablante, del informante, del portador, según esta
afirmación, sería mantener ese pasado vivo, lograr que las generaciones siguientes a
las de ellos, conozcan lo que los identifica. Es aquí donde la memoria se hace colectiva.

La memoria, esa puerta del pasado que se abre al presente

Le Goff (1991, p. 3), sostiene que “la ausencia o la pérdida voluntaria o involuntaria de
memoria colectiva en los pueblos y en las naciones, puede determinar perturbaciones
graves de la identidad colectiva”. Y esto es válido si se piensa en las costumbres,
creencias, tradiciones, que han pasado a formar parte del olvido, pues, así como hay
cosas que se recuerdan, hay cosas que se olvidan. Cuando se busca que un informante
rememore, éste activa los mecanismos mnemotécnicos mencionados por Ong, pero
nunca se sabe la cantidad de información que se ha perdido para siempre.

Halbwachs, citado por Candau (2001, p. 117), distingue entre lo que denomina
“memoria histórica” y “memoria colectiva”, al conferirle a la primera caracteres como
“memoria adoptada, aprehendida, escrita”, y a la segunda, la describe como “memoria
producida, vivida, oral, normativa”. Interesante distinción, si se toma en cuenta que
en esta investigación se plantea una reflexión sobre la oralidad como fuente para la
construcción de la memoria cultural.

Ong (1994, p. 164), sostiene que “para los antiguos griegos, el lenguaje y el pensamiento
se originaban en la memoria”. La memoria actúa de esta manera como un mecanismo
primordial para todas las actividades racionales del hombre. Sin ella no hay escritura,
pero tampoco hay oralidad.

Pierre Nora, en una entrevista a Corradini (2006) afirma:

La memoria es el recuerdo de un pasado vivido o imaginado. Por esta razón, la memoria


siempre es portada por grupos de seres vivos que experimentaron los hechos o creen
haberlo hecho. La memoria por naturaleza, es afectiva, emotiva, abierta a todas las
transformaciones, inconsciente de sus sucesivas transformaciones, vulnerable a toda
manipulación, susceptible de permanecer latente durante largos períodos y de bruscos
despertares. La memoria es siempre un fenómeno colectivo, aunque sea psicológicamente
vivida como individual.

Es en la memoria donde descansa gran parte de un pasado que permanece vivo y que
se rebela contra el tiempo, inexorable y letal, que despierta y se convierte en mito,
leyenda, poema, canción. Es allí donde reposa un caudal de oralidad que se niega a
morir.

La memoria es una facultad de la que estamos provistos y que se desarrolla en diversos


grados en los seres humanos. Ya se ha afirmado que en los hablantes o informantes,
la memoria es un instrumento sabiamente tratado, de allí la importancia de hurgar en
los recuerdos de los que tienen el mágico don de contar.

En esta parte, se retoma el planteamiento de Candau (2001, p. 21) en cuanto a la


taxonomía de las diferentes manifestaciones de la memoria:

La memoria propiamente dicha o de alto nivel, que es esencialmente una memoria de


recuerdo o reconocimiento. Una convocatoria deliberada o una evocación involuntaria
de recuerdos autobiográficos o pertenecientes a la memoria enciclopédica (saberes,
creencias, sensaciones, sentimientos, etc.). La memoria de alto nivel – hecha también de
olvido - puede gozar de extensiones artificiales que dependen del fenómeno general de
expansión de la memoria.

Según lo referido por el autor, la memoria se hace de recuerdos, sean éstos traídos de
manera deliberada o no. En un hablante o informante, esos recuerdos son estimulados
y permanecen allí durante mucho tiempo. Son estimulados al ser reconocidos como
receptáculo primario de la tradición.

A modo de conclusión

Lo oral está presente en todas las actividades del ser humano. Somos seres hechos
de palabra. Esta ha sido la materia prima de la literatura que se ha nutrido con toda
la carga memorística de los juglares que iban de pueblo en pueblo contando sus
historias, haciendo que la gente se apropiara de ellas y las repitieran de generación
en generación. También la literatura oral se ha nutrido de los mitos fundacionales
indígenas, de sus tradiciones y creencias que han podido ser conocidas gracias a que
se han hecho palabra escrita o hablada, siendo el resultado del esfuerzo por mantener
vivas las tradiciones, las historias, las leyendas que identifican a una comunidad. En la
oralidad manifestada para la transmisión de todo un bagaje cultural, hay una fuente
rica sobre patrimonio, de allí el interés que mueve esta investigación donde se aspira
a reflexionar en torno a dos categorías particulares pero que están íntimamente
conectadas: oralidad y memoria.
Referencias

Amaya, S. (2012). Patrimonio cultural y nuevas tecnologías: el caso del Proyecto de


cultura oral. [Documento en línea]. www. fes- web. org/uploads7files/modules/
congress/10/grupos…/723.pdf.

Candau, J. (2001). Memoria e identidad. Buenos Aires: Ediciones del sol.

Corradini,L. (2006). Pierre Nora habla. [Documento en línea].www.lanacion.com.ar


Le Goff, J. (1991). El orden de la memoria. El tiempo como imaginario. Barcelona:
Paidós.

Ong, W. (1994). Oralidad y escritura. Tecnologías de la palabra. Bogotá: Fondo de


Cultura Económica.

Tusón, J. (1997). La escritura: una introducción a la cultura alfabética. Barcelona:


Octáedro.

Вам также может понравиться