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¿Hasta qué punto podemos considerar hablar de paradigmas en las ciencias sociales?
Desde esta perspectiva, las ciencias sociales, por el hecho de carecer cada una de
ella por separado de un único paradigma ampliamente compartido por la comunidad
científica, se encontraba en una situación pre-paradigmática, salvo quizás la economía;
porque los economista están de acuerdo sobre la definición de economía, mientras aún
queda pendiente la cuestión de que sectores de las ciencias sociales han alcanzado ya
un paradigma común.
1.3 Positivismo: este paradigma se puede resumir muy brevemente como sigue: el
estudio de la realidad social utilizando el marco conceptual, las técnicas de observación
y medición, los instrumentos de análisis matemático y los procedimientos de inferencia
de las ciencias naturales. Describiremos con más detalle el contenido de esta
definición, el marco conceptual hace referencia a las categorías de Ley natural, de
causa-efecto, de comprobación empírica, de explicación, etv. Las técnicas de
observación y medición se refieren al uso de variables cuantitativas incluso para
fenómenos de naturaleza cualitativa, los procedimientos de medición aplicados a
ideologías, capacidades mentales, estados psíquicos, por ejemplo, la medición de
actitudes, los tests de inteligencia, etc.
Comte, el profeta del positivismo sociológico del siglo XIX, gracias a él sabemos que
la adopción de la perspectiva positivista constituye en cada ciencia el punto final de un
camino que ha pasado previamente por las fases teológica y metafísica. No todas las
disciplinas realizan este camino de manera simultánea. Primero se impuso en las
ciencias de naturaleza inorgánica, como la astronomía, la física o la química; a
continuación en las ciencias orgánicas, como la biología; y finalmente, en una
secuencia que va desde las disciplinas más simples a las más complejas, en el terreno
más complejo por definición: La sociedad.
De acuerdo con esta idea, la ciencia es universal y el método científico es único. Las
ciencias de la sociedad no son distintas de las ciencias de la naturaleza y el modo de
pensar positivo que ha llevado a conquistas tan significativas en astronomía, física o
biología, está destinada a triunfar también cuando se pasa de los objetos naturales a
los sociales: la religión, política o el trabajo.
Los hechos sociales, aunque no son entidades materiales, tienen las mismas
propiedades que la cosas del mundo natural. De ello, se derivan dos consecuencias.
Por una parte, los hechos sociales no están sujetos a la voluntad del hombre, sino que
ofrecen resistencia a su intervención, lo condicionan y lo limitan. Por otra parte,
precisamente como los fenómenos del mundo natural, los hechos también funcionan
según sus propias reglas. Poseen una estructura determinista que el hombre, mediante
la investigación científica, puede descubrir. El mundo social, como el mundo natural,
está, por tanto, regulado por leyes. Y en ambos casos, estas leyes se pueden estudiar
de manera objetiva. De ahí el supuesto de que existe una unidad metodológica
fundamental entre el mundo natural y el mundo social, pese a que sus objetos de
estudio son diferentes: ambas se pueden estudiar con la misma lógica de investigación
y el mismo método, de ahí el nombre de física social que se suele atribuir al estudio de
la sociedad.
Una de las primeras revisiones del positivismo original o del siglo XIX la realizó la
escuela conocida con el nombre de positivismo lógico, que ha dado origen al
Neopositivismo. Esta corriente surgió en torno a las discusiones de un grupo de
estudiosos de distintas disciplinas que en la segunda guerra mundial o la segundad
mitad de los años veinte constituyeron el llamado: Círculo de Viena, algunos miembros
más destacados están los filósofos Schick y Carnap, el matemático Hahn, el
economista Neurath y el físico Frank. Más adelante se formaría un grupo similar en
Berlin, integrado por Reichenbach, Herzberg, Lewuin, Hempel y otros. Algunos
acreditados de esta escuela, debido a las persecuciones nazis emigran hacia Estados
Unidos, y la sintonía entre este planteamiento y el pragmatismo estadounidense,
favorecieron notablemente la difusión del pensamiento Neopositivista y su influencia
sobre otras disciplinas, incluida la sociología.
De este modo todos los fenómenos sociales se podían registrar, medir, relacionar,
elaborar y formalizar, y las teorías se podían confirmar o invalidar de manera objetiva y
sin ambigüedades. Por otro lado, en el Neopositivismo se decía que la validación de
una teoría o hipótesis. No se puede realizar de forma positiva, es decir, la comparación
entre la teoría y el dato empírico no se puede hacer de forma positiva, ya que si esa
fuera la forma de comprobación o verificación; los datos confirman la teoría. Así que en
la evolución del positivismo inicial al neopositivismo, se refuto y se dio como premisa
que se debe realizar de forma negativa, comprobando así que los datos empíricos no
invaliden la teoría. Redactando de forma negativa la teoría o hipótesis se busca que los
datos empíricos no contradigan la hipótesis y por tanto son compatibles con ella. La
comprobación positiva no puede servir como criterio porque los mismos datos podrían
ser compatibles con diversas hipótesis.
POSTPOSITIVISMO:
La afirmación de que no existe una separación clara entre los conceptos teóricos y los
datos observados derroca incluso la última de las certezas positivas, la de la objetividad
del dato obtenido y neutralidad del lenguaje observador. Sin embargo, hay que decir
que este proceso de alejamiento de la ortodoxia positivista inicial, primero con el
neopositivismo y después con el postpositivismo, no conlleva una anulación del
espíritu empirista Se mantiene, también en los planteamientos más recientes, la
importancia del método científico en la investigación social.
El positivismo moderno, cuando afirma que las leyes, tanto naturales como sociales,
son sólo probables y susceptibles de revisión, cuando defiende la naturaleza provisional
del conocimiento científico y el conocimiento teórico sobre la propia observación, ha
recurrido un largo camino desde la interpretación ingenua de las leyes deterministas del
positivismo inicial. Pero, aunque ha perdido la certidumbre no renuncia al
fundamento empirista.
1.5 INTERPRETATIVISMO:
Podríamos proceder de forma casi paralela para presentar este paradigma con la
corriente que explicamos anteriormente, donde el casi sé refiere sólo al desfase
temporal de la analogía. Para ello introducimos primero la sociología comprensiva de
Max Weber, que propuso la elaboración metodológica y los primeros intentos de
investigación empírica a principios del siglo xx. Luego vendría la reinterpretación del
planteamiento original que se fue concretando a partir de los años sesenta sobre todo
en la sociología estadounidense, y que dio lugar a las diversas corrientes del
interaccionismo simbólico, la sociología fenomenológica y la etnometodología,
diferentes entre sí pero con el elemento común de la importancia que conceden a la
interacción individual.
Hay que remontarse al filósofo alemán Wilhelm Dilthey para encontrar la primera
crítica al cientificismo comtiano en nombre de la autonomía de las ciencias humanas,
en el sentido de que no son equiparables con las ciencias naturales. Dilthey en su
polémica: tanto en el idealismo hegeliano como en el positivismo comtiano, que
tendrían en común la misma fe en la historia como progreso necesario a través de fases
también necesaria, a partir de un concepto de la historia entendida como: construcción
del hombre, de la interrelación individual, y que devuelve por tanto al hombre su
libertad, aun reconociendo la realidad del condicionamiento.
Dilthey realiza, en su introducción a las ciencias del espíritu (1883), una célebre
distinción entre ciencias de la naturaleza y ciencias del espíritu, basada precisamente
en la relación entre el investigador y la realidad estudiada. En las ciencias del espíritu,
al no existir esta separación entre el observador y la realidad estudiada, el conocimiento
sólo puede producirse mediante un proceso muy distinto, el de la comprensión. Por
tanto, según Dilthey, explicamos la naturaleza y entendemos la vida psíquica.
La concepción weberiana del tipo ideal es la solución a este problema. El tipo ideal
es, por tanto, una abstracción que nace del reconocimiento empírico de la uniformidad.
El concepto: tipo-ideal, escribe Weber, se obtiene mediante la acentuación unilateral de
uno o de varios puntos de vista, y la conexión de una serie de fenómenos
particualres conocidos y comunes, presentes en mayor o menor medida..., dentro de un
marco conceptual unitario. Dada su pureza conceptual, este marco nunca puede
encontrarse empíricamente en la realidad; se trata de una utopía, y la labor histórica
debe de encargarse de determinar en cada caso la mayor o menor distancia entre la
realidad y ese marco ideal...,. El límite ideal puro, con el que la realidad se debe medir y
comparar, a fin de ilustrar determinados elementos significativos de su contenido
empírico.
Los Tipos Ideales, escribe Weber, no se deben confundir con la realidad...,.Han sido
construidos de un modo ideal heurístico. Son ideales en el sentido de que son
construcciones mentales del hombre, y cumplen una función heurística en el sentido de
que orientan su conocimiento. Son cáscaras vacías, ficciones exentas de vida, como lo
definió Schutz; no tienen un equivalente concreto en la realidad, sin embargo, son
modelos teóricos que ayudan al investigador a interpretarla. El tipo ideal es una
construcción racional clara, coherente, exenta de ambiguedad. En cambio la realidad es
mucho más compleja, contradictoria y desordenada.
Para Weber, el número y el tipo de causas que han determinado un hecho concreto
cualquiera, es siempre infinito...,y la cuestión causal, cuando se trata de la
individualidad de un fenómeno, no es una cuestión de leyes, sino una cuestión de
conexiones causales concretas. por tanto, no debemos de hablar de leyes, sino de
conexiones causales, o , utilizando una expresión de Boudon, de enunciados de
posibilidad (Sí sucede A, entonces, en la mayoría de los casos, se produce B). En
definitiva, el objetivo de establecer los factores determinantes de un hecho social o una
conducta individual concretos resulta inalcanzable; en cambio, sí se puede conseguir el
objetivo de determinar las condiciones que los hacen posibles.
La idea es que si la vida humana es en esencia distinta de la vida del mundo natural,
entonces tendrá que estudiarse con métodos diferentes de las positivistas. El
subjetivista no puede, por tanto, adoptar el lenguaje de las variables, ni en la fase de
observación empírica, debido a la importancia de los componentes intencionales y
subjetivos, que por definición escapan a la cuantificación objetiva, ni en la fase de
análisis de los datos, porque no puede imaginarse el análisis de la conducta humana en
términos de interacción de componentes separados (las variables). La unidad del ser
humano impide que el todo se puede reducir a la suma de las partes.
http://karinatorrez2013.blogspot.com/2013/10/unidad-1-los-paradigmas-de-la.html
http://karinatorrez2013.blogspot.com/2013/10/continuacion-de-la-unidad-1.html