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Alumna:
Karol Colmenarez
Sección: MB01M0V
Febrero, 2.018.
Para dar apertura al siguiente trabajo es de gran relevancia resaltar la gran
importancia que toma el objeto del derecho,entendiéndose que dicho objeto como
tal se conforma mediante un conjunto de leyes o normas que van destinadas
directamente de una manera proporcional a regular la conducta del hombre dentro
de la misma sociedad, deduciendo de tal manera lo anteriormente escrito que el
objeto del derecho valga la redundancia gira en torno y solo entorno a las distintas
normas existentes y a su creación, por tanto cuando hay un derecho, hay un deber
correlativo con idéntico objeto, por lo cual se dice que el objeto del derecho es a
dos vías donde cada vía tiene por contrapartida el otro contenido.
A continuación también vale la pena destacar aquellas entidades que pueden ser
objeto de derecho, como lo serían; Según la distintos antecedentes y decisiones
de distintos antiguos juristas establecen que sólo pueden ser objeto de derecho: la
propia persona, las demás personas y las cosas del mundo exterior. Pero un
análisis más detenido obliga a revisar lo expuesto. Por una parte, son muchos los
juristas que no admiten que la propia persona pueda ser objeto de derecho, ya
que ello equivaldría a afirmar que el sujeto es al mismo tiempo objeto del derecho;
pero ello no excluye que determinadas manifestaciones o atributos de la
personalidad (por ej. El honor) puedan ser objeto de los llamados derechos de la
personalidad ni tampoco que puedan ser objeto de derecho las partes separadas
del cuerpo humanos.
Dominio privado: los bienes privados del estado, según las leyes, en general son
los siguientes:
1) todas las tierras que estando situadas dentro de los límites territoriales de la
Nación carecen de otro dueño. Esta norma tiene, en hispanoamerica, una
explicación histórica. En efecto, concedido por el papa Alejandro VI a los Reyes de
España y Portugal el dominio sobre las tierras descubiertas en América, los
respectivos monarcas usaron de su prerrogativa adjudicando grandes extensiones
a los esforzados conquistadores de uno y otro país. Las tierras de que no se
dispuso quedaron en el patrimonio de la corona, y consumada la emancipación
política, pasaron a poder del estado.