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Graciela Silvestri
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instituciones artísticas y culturales. Un
ejemplo claro de este estado de las
cosas, que puede ponerse en paralelo
con aquellos concursos de los años
treinta por la densidad política de su
tema y los requerimientos de nove-
dad, es el de la reconstrucción del si-
tio del World Trade Center.
Pocos meses atrás culminó el lar-
go y discutido proceso a través del
cual los neoyorquinos decidieron qué
hacer con el área destruida en el aten-
tado de las torres gemelas, conocida
como Ground Zero. Después de di-
versas propuestas oficiales y privadas,
y amplios debates en Internet, se con-
vocó a un concurso internacional en
el que figuraban los mejores nombres
del star system. Se esperaba, además
de solucionar un complicado progra-
ma, presentar ante el mundo formas
inéditas que hablaran de la vitalidad y
apertura de la cultura occidental, cus-
La historia de la arquitectura del siglo sus sueños. Indicio clave, porque las todiada por USA.
XX ha avanzado muchas veces a tra- obras de arte resultaban todavía el tes- La decepción fue inmediata. En el
vés de concursos significativos, en los timonio más elocuente del anhelo de concurso del Ground Zero no existie-
que el despliegue de ideas no se resu- confluencia entre libertad y necesidad, ron propuestas cuya experimentación
mía en el proyecto ganador. El con- perseguida tanto por vanguardias po- emulara la de aquellos maestros de en-
curso para el Palacio de los Soviets en líticas como por vanguardias estéticas. treguerras; en cambio, el ganador re-
Moscú (1931), para citar un ejemplo En la última década, la idea de van- editó en versión cutting the edge la
clave del canon moderno, es recorda- guardia política pareció definitivamen- torta de bodas con la que el ruso Jo-
do por las propuestas de Le Corbu- te agotada, pero se continuó hablan- fan obtuvo el primer premio en aquel
sier, de Mendelsohn, de Gropius, y do, con eufemismos, de vanguardias concurso mítico. El paralelo nos de-
también por la elección final del ras- estéticas como testimonio de libertad. vuelve, por vías distintas, a los anhe-
cacielos-torta de bodas con Lenin, en Claro que al perder la conexión con los de los años treinta, a sus analogías
lugar de los novios, en la cúspide las apuestas a un mundo mejor –aun- y a sus miedos, también a aquel terri-
–elección leída, por muchos entusias- que ellas fueran débiles, improbables ble devenir. Así, aunque sabemos hoy
tas de la experiencia soviética, como como el mensaje en una botella– “cru- que existe una gran distancia entre las
un grave indicio de que el estado de zar el umbral” de lo establecido se con- figuraciones artísticas y los avatares
las cosas no respondía exactamente a virtió en el principal alimento de las del poder, la determinación política de
este concurso, que se decidió en los días construido. No es metafórico afirmar silenciamiento de Muschamp, fue uno
previos a la guerra de Irak, nos permite que el proceso político a través del más en un proceso caracterizado por
volver sobre una relación conflictiva que cual una ciudad elige un proyecto ar- presiones de lobbies motorizadas por
los últimos quince años, con sofistica- quitectónico para presentarse deja hue- agentes, políticos amigos, esposas y
das perífrasis, soslayaron pensar. llas visibles en la obra. No es anecdó- amantes empeñosas. Sobre la fecha de
tico, entonces, conocer las circunstan- selección final, el Wall Street Journal
1. cias del concurso del Ground Zero. acusó a Rafael Viñoly, el nombre más
Como en un análisis clásico de socio- El 6 de febrero del 2003, cuando destacado del equipo Think, de haber
logía del arte, no podemos evitar la la breve lista de finalistas había sido colaborado con la Dictadura argenti-
descripción del proceso que llevó a reducida a dos contendientes –Libes- na. El mismo Viñoly había dado pie a
las propuestas elegidas y al provisorio kind y el equipo Think–, Herbert Mus- la investigación del diario, presentán-
resultado del concurso. No se trata de champ, crítico del New York Times, dose sin pudor, en escritos recientes,
una imposición metodológica: la ar- calificó la propuesta de Libeskind co- como sufrida víctima: no calculó la
quitectura es, sin remedio, un arte pro- mo “manipuladora de emociones”. indignación de los verdaderos exila-
ductivo en sentido marxista. El pintor Llovieron escandalizados correos elec- dos políticos. ¿Lo hizo porque sabía
puede, idealmente, trabajar de manera trónicos dirigidos a la redacción, mien- que el perfil del autor se había con-
libre para luego colocar su producto tras el agente del estudio Libeskind vertido en algo tan importante como
22 en el mercado: el arquitecto parte del (los grandes estudios de arquitectura la obra; que en el camino iba a medir-
encargo, como un escritor a sueldo, y tienen agentes de relaciones públicas, se con Libeskind, representante de la
desde la misma idea artística busca ne- como las estrellas de cine) envió una corrección política americana? Para al-
gociar las determinaciones económi- circular solicitando que el crítico fue- gunos observadores, la acusación fue
cas, políticas y culturales de una so- ra echado del periódico. “Líbrense de un golpe de gracia para el proyecto
ciedad situada. Claro que en este trá- él!”: ¿alguien podría haber escrito es- Think. El 27 de febrero, la propuesta
mite puede convertirse en Dickens: to un par de años antes, en el clima de de Daniel Libeskind fue declarada ga-
hay que lograrlo. La elección de las corrección política neoyorquina? ¿Qué nadora, con el apoyo de 9 de los 11
circunstancias en que tal o cual pro- pasó en el mundo de la arquitectura, representantes de los sobrevivientes y
puesta se presenta, y la forma de en- que en el concurso representaba el Ar- las víctimas, aun cuando el comité de
frentar las determinaciones, no resul- te, para avalar esta censura? ¿Qué pa- expertos, sospechosamente desactiva-
tan ajenas a la obra –sea ésta un es- só en la ciudad? do en la recta final, había recomenda-
quicio, un proyecto, o el objeto El episodio, que concluyó con el do la de Viñoly.
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