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Seminario

“La presencia de Ferenczi en el retorno a Freud de Lacan”

Coordinan:
Gabriela Aguilar / Irayetzin Hernández / Dania Lozano
Del 18 de mayo al 19 de octubre de 2017. Diez sesiones quincenales. Jueves de 20 a 21:30 hrs.
Centro Cultural los TalleresFrancisco Sosa #29, Coyoacán Centro.
Ciudad de México.

Reseña de la sesión del jueves 5 de octubre de 2017

Al inicio de la sesión dedicada a “La elasticidad en la técnica psicoanalítica” (Ferenczi,1928) se


mencionó que el texto plantea problemas que convergen con aquellos que Ferenczi percibía desde su
juventud como practicante de medicina. Su trabajo titulado “Dos errores de diagnóstico” (1900)
coincide con el de 1928 en lo siguiente: la importancia de la actitud médico-analista como palanca del
tratamiento; el error como producto del prejuicio, la falta de revisión suficiente pero también fuente
valiosa de aprendizaje; además una posición de reserva en cuanto a lo teórico pues “en cada caso
tratado podemos encontrarnos con una posible excepción a las reglas o ante la necesidad de rever una
teoría hasta ese momento aceptada” (1928:96). Se señaló la importancia que da el psicoanalista
húngaro al análisis del analista para reducir la intervención de “la nota personal” en los análisis que
dirige, como también para desarrollar ciertas cualidades que favorezcan su trabajo: la modestia
“consecuencia de la reflexión sobre la limitación de sus conocimientos” (1928: 96), esta “humildad
más que cristiana […] constituye una de las tareas más duras en la práctica psicoanalítica, y el empeño
de lograrlo puede hacernos caer eventualmente en las trampas más terribles”, “un firme control del
narcisismo”, “una aguda vigilancia de sus reacciones emocionales” (1928:27) y especialmente el logro
de la “elasticidad de la técnica psicoanalítica” vinculada al “tacto” y a una valoración de los “factores
dinámicos presentes en cada situación” (1928: 101) para efectuar sus intervenciones. Se destacó que
Ferenczi plantea dos problemas cruciales para el psicoanálisis, la “metapsicología de la técnica” y “la
metapsicología de los procesos psíquicos del analista durante el análisis” (1928: 100).
En cuanto a la metapsicología de la técnica, se retomó cómo el autor subraya la importancia de
tomar en cuenta los principios fundamentales del psicoanálisis a la hora de la práctica: “hay que captar
la tópica, la dinámica y la economía del funcionamiento psíquico” (Ferenczi, 1928) y aunado a ello,
propone una segunda regla fundamental de la técnica psicoanalítica, “quien quiera practicar el análisis
debe ser primeramente analizado él mismo” (1928:91). Advierte que si se siguiera ésta segunda regla,
las diferencias de la técnica entre analistas pudieran desaparecer y permitir a su vez al médico: ser más
sensible, economizar sus interpretaciones, saber cuándo y cómo comunicar algo al analizado, cuándo
callar y cuándo dar lugar al silencio para que se generen más asociaciones, pero también, darse cuenta
de cuándo el uso del silencio más que posibilitar que el paciente venza sus resistencias, se puede
convertir en una tortura para quien se analiza. (1928: 91). Se señaló que esto implica para Ferenczi
operar con “tacto”, que define como “la facultad de sentir con” (1928: 91), lo que propicia que el
analista se preste a la curación y no ponga “resistencia” ante los afectos hostiles que el paciente le
transfiera, para dicha prosecución de la cura, destaca la importancia de que el analista actúe sin
fachadas, con modestia, haciendo a un lado su hipocresía profesional y considerando al paciente como
sujeto digno de simpatía. (1928: 92)
En la tercera parte del seminario se retomaron las preguntas a propósito de las cuales en “Variantes de
la cura tipo” (1955-56) Lacan, da a “La elasticidad en la técnica psicoanalítica” (Ferenczi, 1928) un
lugar fundamental e inaugural. Se señaló que él, partiendo del problema de que los analistas en su
formación encuentren refugio en “verdades no discutidas” (Lacan, 1955-56:313) planteó la necesidad
de hacer una “revisión de “la historia de las variaciones en el movimiento psicoanalítico” (Lacan,
1955-56:319) y de cómo se ha ubicado “la experiencia de la palabra” (1955-56:313) en dicha
formación. Al considerar como decisivo al “viraje de la investigación del Ello hacia el Yo” ( (1955-
56:323) en tanto a partir de este la terminación del análisis significa “la identificación del sujeto con el
Yo del analista en cuanto que ese Yo lo analiza” (Lacan cita a W. Hoffer en Tres criterios psicológicos
para terminar el tratamiento <<1950>>, 1955-56:326), Lacan platea la pregunta sobre “¿Qué debe
ser pues el yo del analista?” (1955-56:326) ¿cómo ubicar entonces el fin de análisis y al Yo del analista
por una vía distinta? Se señaló que es ante estos problemas que Lacan sitúa a Ferenczi como el autor
de la primera generación (1955-56:327) que pone la pregunta, el problema a tratar en “lo que se
requiere de la persona del psicoanalista, para el fin del tratamiento” (1955-56:327) y que respecto a las
consignas ya señaladas arriba, con la cuales Ferenczi trata de definir la técnica psicoanalítica como una
“línea elástica”, Lacan pregunta “en todas estas consignas ¿no es el yo que se borra para dar lugar al
punto sujeto de la interpretación?” (1955-56:328) esto, dice Lacan, en coincidencia con Ferenczi
“toma su vigor” “por el análisis del analista y especialmente por su fin.” (1955-56:328)
Dando continuidad a “El problema de la terminación del análisis” (1927) que propone Ferenczi,
se trabajó “Análisis terminable e interminable” (Freud, 1937). En torno a estos textos se identificaron
coincidencias y divergencias respecto al problema de la terminación del análisis. En un primero momento se
destacó que una de las divergencias centrales que se pueden identificar entre ambos autores, es la dirección que
toma su texto ante el problema a tratar. Se señaló que si bien, Frenczi se concentra en aportar elementos
clínicos para transmitir lo que considera como “ciertas características comunes a las personas cabalmente
analizadas” (Ferenczi, 1927:82), en aquello que “solo puede lograrse una vez terminado el análisis” (1927: 80) y
que lo lleva a afirmar finalmente que “el análisis no es un proceso interminable sino que, con suficiente
habilidad y paciencia del analista puede llevarse a un fin natural” (1927: 87); Freud, por su parte, se concentra
en plantear como pregunta las afirmaciones del primero: “¿Existe algo que pueda llamarse terminación natural
del análisis? ¿Existe alguna posibilidad de llevar un análisis hasta el final?” (Freud, 1937:3341) y, qué sería “el
final de un análisis” (1937: 3341). A diferencia del húngaro, Freud pone el punto de discusión en las dificultades
de la cura: “En lugar de investigar cómo se realiza una curación por el psicoanálisis (…), la pregunta debería
referirse a cuáles son los obstáculos que se hallan en el camino de tal curación” (Freud, 1937:3342). Destaca los
problemas que se pueden plantear en un análisis considerado como terminado frente a las demandas pulsionales
(1937:3346) y abre la pregunta en torno a “qué limites existen para la eficacia de la terapéutica psicoanalítica”
(3349) desde un “enfoque económico” (1937:3346). Se enfatizó que frente a texto de Ferenczi, Freud remarca
la siguiente posición: “no quiero decir que el análisis sea algo que nunca termina” (1937:3362) pero “No es fácil
prever una terminación natural” (1937: 3362). En cuanto a la pregunta por el papel que juega el analista para la
terminación de un análisis, se señaló que en el desarrollo de ambos textos, es Ferenczi quién pone más énfasis
en ello, y se ubicó que el propio Freud reconoce que en ese sentido, el texto del húngaro “proporciona un
importante complemento” (Freud, 1937:3360) al señalar que el éxito del análisis “depende muy ampliamente de
que el analista haya aprendido de sus propios <<errores y equivocaciones>> y haya corregido los <<puntos
débiles de su personalidad>>” (1937: 3361
En un segundo momento se puntualizó la importancia de la transferencia para pensar el problema
del fin del análisis, se recordó que para Freud (1914) el amor transferencial representa el motor de la cura pero
también una dificultad. Al respecto, se ubicó que tanto Freud como Ferenczi coincidían en la importancia y el
trabajo que implica para un paciente hablar de ello en el análisis. El primero, dando un lugar preponderante a
que el paciente de cuenta de las imagos infantiles desfiguradas y transferidas en el médico, y el segundo,
enfatizando que el analista que dirige la cura posibilite la confesión de aquellas fantasías que el sujeto ha
sepultado y desfigurado en la transferencia. Se acentuó que para ambos, dicha “confesión” representa un punto
medular de la cura analítica, pero que en especial para Ferenczi se vincula con el fin de análisis y con el lugar
del analista.
Respecto a dicho problema, es decir, lo relativo a la persona del analista y el fin de análisis, se
ubicaron puntos de encuentro entre Ferenczi y lo señalado por Lacan en el seminario de 1963-1964. Esto porque
en “Análisis terminable e interminable” Freud da respuesta al reclamo del húngaro de “haber omitido brindarle
un análisis integral (vollständig)” (1937: 224), cuando el magiar ya había muerto y todavía no había acceso a la
correspondencia entre ambos para que sus lectores tuvieran otra perspectiva. Freud califica su relación con
Ferenczi en este texto en términos de “vínculos amistosos de fundamento objetivo y que demuestran ser viables”
1937: 225). Se señaló que esto habla del lugar problemático que representaba para Freud el aspecto
transferencial en cuanto a Ferenczi, ya que Freud otorga un papel principal al trabajo de análisis que el analista
debe practicar en sí mismo para no ser “estorbado por sus propios defectos para asir de manera correcta las
constelaciones del paciente y reaccionar ante ellas con arreglo a fines” (1937: 249) y respecto al análisis de
Ferenczi señala que por razones prácticas, este solo pudo “ser breve e incompleto” (p.250). Se planteó que a
diferencia de tal señalamiento, el húngaro enfatiza que el análisis debe llevarse a término porque del analista
“depende el destino de tantas personas” (1927: 85) y en consecuencia, “debe conocer y mantener el control de
las debilidades más recónditas de su propio carácter; y esto es imposible sin una análisis cabalmente completo”
(1927: 85). Así, se enfatizó que la responsabilidad del analista es abordada por ambos autores pero quien a lo
largo de su obra destaca este aspecto de manera insistente es el húngaro, para quien el final del análisis implica
un agotamiento de la transferencia, un duelo, un espacio “intermedio” entre la neurosis y la vida para buscar en
esta última “fuentes más reales de gratificación” (Ferenczi, 1927: 86). De esta forma, “la renuncia al análisis
constituye así la conclusión final de la situación infantil de frustración que está en la base de la formación de
síntomas” (1927: 86). Finalmente, se señaló que, en coincidencia con Ferenczi para Lacan, la
liquidación/disolución de la transferencia es un movimiento que aparece al final de un análisis, se trata de “la
liquidación permanente de ese engaño debido al cual la transferencia tiende a ejercerse en el sentido del cierre
del inconsciente” (Lacan, 1963-64: 275).

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