UNIVERSIDAD TÉCNICA DEL NORTE

INSTITUTO DE POSTGRADO

DOCUMENTAL: LA MINERÍA EN EL ECUADOR

El Ecuador es un país que cuenta con un gran potencial no sólo por su biodiversidad en
flora y fauna, sino también por ser un territorio que cuenta con grandes extensiones de
producción agrícola, de petróleo y variadas minas de oro, plata, cobre, plomo y zinc en las
provincias de Esmeraldas, El Oro, Imbabura, Zamora, Napo, Morona Santiago y El
Austro; en algunas de ellas, ya se ha ejecutado varios proyectos de explotación.

La explotación minera es considerada como una actividad primaria de extracción de

metales del suelo y del subsuelo con la finalidad de obtener un beneficio económico para
un país. Sin embargo; trae consigo varios impactos en aspectos ambientales, de salud y
social.

La contaminación ambiental y la destrucción del ecosistema no tiene precio con relación

al beneficio económico que genera la explotación de las minas, ya que éstas quebrantan
principalmente las fuentes y vertientes de agua natural de las cuales las poblaciones
aledañas se proveen de este líquido para su alimentación, aseo y uso en la producción
agrícola.
La emisión de partículas de metales pesados a la atmósfera provocan que cuando llueva
exista una lluvia ácida que afecta a todos los seres vivos aledaños e impide una
producción agrícola sana.
Los habitantes están expuestos a la contaminación por ruido de las explosiones, y a
contraer enfermedades cutáneas, respiratorias y cancerígenas además del nacimiento de
niños con plomo en la sangre.

La minería ha generado una falsa esperanza de riqueza en la comunidades aborígenes

del sector, motivo por el cual se han desencadenado una serie de divisiones y violencia
con el gobierno y las compañías contratadas.

Las compañías al querer tener poder en el sector minero, han provocado la venta ilegítima
de tierras, la desintegración de la población al comprar mano de obra con un pago diario
alto que en el trabajo de la tierra no produce.

La minería no es sustentable, no es solidaria, no es equitativa, no es comunitaria, sólo

genera pobreza y hostiga a quienes defienden la naturaleza, en especial a los dirigentes
de las zonas quienes han tenido que dar frente a amenazas, persecuciones, juicios y en
algunos casos muerte de sus familiares.

Los habitantes de las zonas mineras tienen la plena seguridad de que el agua vale más
que el oro y que la tierra productiva más que el dinero; pues con la explotación de las
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minas sólo tendrán deforestación, eliminación de los paisajes y migración al ver que su
sustento ya no existe.