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ISSN: 1132-1989
bioética@um.es
Asociación Española de Bioética y Ética
Médica
España
Ética de la procreación
Autor: Martín Rhonheimer
Traducción: José Mardomingo y Jose Ramón Pérez Aranguena
Edita: RIALP. Madrid 2004.
dos de comportamiento que constituyen exigido, y para el que hay caminos mo-
propia y directamente una amenaza para ralmente aceptables: evitar el surgimiento
la vida, pero también otros de los que de un ser vivo humano.
sólo cabe decir eso de forma indirecta: El término clave es «responsabilidad
la procreación artificial de vida humana procreativa» entendida como responsabi-
en el tubo de ensayo y la anticoncep- lidad respecto del propio comportamiento
ción. Tener en cuenta que con frecuencia sexual, de la dimensión del amor humano
recurren a la fecundación artificial preci- como parte integrante de la plenitud perso-
samente parejas que a consecuencia de nal de sentido de ese amor. La separación
un anterior aborto ya no pueden tener de los dos significados «amor» y «respon-
hijos, la práctica común del feticidio y la sabilidad por la vida» p roducida por la
problemática de los embriones sobrantes anticoncepción fomenta una mentalidad
no implantados. que es capaz de considerar como «anti-
El ensayo dedicado la fecundación in concepción alternativa», por así decir, el
vitro(FIV) aspira a arrojar luz sobre un acto de poner fin violentamente a la nueva
estrato más profundo de la problemática vida no deseada. Una vida que ya no se
antes mencionada: la relación entre el entiende como surgida esencialmente de
dominio del hombre sobre el comienzo la unión amorosa entre hombre y mujer,
de la vida y su dominio sobre el final de sino como producto secundario planificado
la misma. de una sexualidad que por lo demás no
Distinta es la cuestión de la anticon- tiene nada en común con la transmisión
cepción, que aparenta no tener nada que de la vida, puede —se dirá- ser engendra-
ver con el tema que nos ocupa. Cierta- da legítimamente también de otra forma.
mente en la encíclica Evangelium vitae La nueva vida humana parece no tener
de Juan Pablo II, se separan claramente derecho incondicionado a la existencia
aborto y anticoncepción: sólo el aborto cuando surge, de modo no deseado ni
se puede considerar propiamente como esperado, como consecuencia de la praxis
una transgresión del mandamiento «No anticonceptiva. El aborto se convierte así en
matarás» mientras que la anticoncepción anticoncepción ex post, y con ello se cierra
se debe incluir en el contexto de la virtud el círculo entre el hijo no deseado al que se
de la castidad. Sin embargo esta encíclica aborta y el deseado al que se engendra en
señala que ambas conductas «a pesar de el tubo de ensayo. Ambos son fruto de la
su diversa naturaleza y peso moral, muy misma «cultura de la muerte».
a menudo están íntimamente relaciona- El largo estudio «Sexualidad y respon-
dos, como fruto de una misma planta». sabilidad» tiene como centro de la argu-
Aclarar que el autor no quiere injuriar a mentación la elaboración del concepto de
nadie cuando habla de la anticoncepción. una virtud moral que aquí recibe el nom-
La anticoncepción es un camino erróneo bre de «responsabilidad procreativa»,que
para obtener algo que de suyo puede ser es parte constitutiva de la castidad con-
perfectamente correcto e incluso estar yugal y perfección humana en la que se