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1. Introducción
Se trata del reconocimiento de un derecho que viene exigido por otros valores
constitucionalmente consagrados como el de la persona, su proclamada libertad y dignidad, y
el libre desarrollo de su personalidad, todo ello unido a la libre iniciativa económico privada
reconocida en el art. 38 CE.
El sistema consagrado en nuestra CE determina, por un lado, la existencia de recursos que por
su importancia para la vida social son atribuidos a la colectividad y los gestiona el Estado. Junto
a los bienes de dominio público, existen otros cuyo goce y explotación se concede a los
ciudadanos para que puedan, mediante los mismos, satisfacer sus intereses particulares. Este
régimen jurídico se encuentra básicamente en el Libro II del CC “De los bienes, la propiedad y
sus modificaciones”
En consecuencia, podemos determinar que las claves de la ordenación del Derecho de cosas
en nuestro ordenamiento son las siguientes:
Por la función económica que cumplen los derechos reales limitados, se han clasificado
tradicionalmente en tres categorías:
1- Los derechos reales limitados de goce: son el usufructo, el uso, la habitación, los
censos, la servidumbre y el derecho de superficie, vuelo y subsuelo. Todos se
caracterizan por proporcionar a su titular la facultad de usar, total o parcialmente, la
cosa objeto del derecho. Junto a la facultad de uso, en algunos casos el titular del
derecho podrá hacerse propietario de los frutos que produzca la cosa.
1- Basándose en la autonomía de la voluntad del art. 1255 CC, se ha establecido que este
principio resulta aplicable, a falta de prohibición expresa, a los derechos reales.
2- Se apoyan en el art. 2.2 LH, que dispone que serán inscribibles en el Registro de la
Propiedad los títulos que constituyan, reconozcan, transmitan, modifiquen o extingan
cualesquiera derechos reales.
3- Se argumenta que el propio art. 7 RH, en desarrollo reglamentario del anterior, se
hace referencia expresa a la posibilidad de crear derechos reales atípicos.
4- Además, establecen que esta es la opción más conveniente pues son los propios
particulares los que mejor regulan sus propios intereses.
1- Respecto al art. 1255 CC, opinan que refiriéndose este a obligaciones y derechos de
crédito que nacen de un contrato, no cabe extenderlo a derechos reales.
2- En relación al art. 2.2 LH, defienden que la expresión “otros cualesquiera reales” se
refiere a derechos que no contempla de forma expresa dicho precepto, pero que si
están regulados en el ordenamiento.
3- Por último, argumentan que el art. 7 RH, se refiere a los actos o contratos con
transcendencia real y no a derechos creados a través de los mismos.
4- No obstante, el argumento principal es, que la figura del derecho real debido a su
influencia económica, debe ser el Estado quien organice su tipología.
Tanto el Tribunal Supremo como la Dirección General de los Registros y del Notariado (DGRN)
han admitido la libertad de los particulares de crear derechos reales ex novo. En esta línea, se
ha establecido que el nuevo derecho que se quiere crear debe poseer las características
estructurales típicas de los derechos reales, cuales son su posibilidad de ejercicio directo
sobre la cosa y su absolutividad, debiendo existir una razón objetiva y suficiente que justifique
la creación de un derecho con eficacia erga omnes.
En los derechos reales limitados existe un sujeto pasivo concreto que mantiene una
relación jurídica con el titular del mismo. Este sujeto pasivo será siempre el propietario
del bien sobre el que recae el gravamen.
2. Objeto: el derecho real recae sobre una cosa sobre la que se ejercer el señorío
jurídico. La palabra cosa ha de interpretarse en un sentido amplio, comprendiendo
tanto los bienes materiales como los inmateriales y también las universalidades. El
objeto debe cumplir con los requisitos:
Existencia: no cabria el derecho real sin objeto, pues la relación jurídico-real
se extingue cuando lo hace el objeto sobre el que recae.
Licitud: es decir, susceptible de tráfico patrimonial.
Determinabilidad: que el objeto este objetivamente individualizado.
3. Contenido: la relación jurídico-real está compuesta por las facultades que atribuye a
su titular el derecho en cuestión:
Facultad de realización directa del interés sobre el objeto del derecho: el
titular del mismo no necesita la colaboración de otra persona para obtener la
satisfacción que le confiere el derecho en cuestión.
Facultad de excluir de terceros, o bien impidiendo la perturbación del
ejercicio del derecho o bien poniendo fin a la intromisión ya producida.
Facultad de persecución, que atribuye a su titular la facultad de ir a buscar la
cosa con independencia de la persona que la detente.
Facultad de disposición, que permite al titular enajenar, ceder o transmitir su
derecho a terceros o autolimitarlo, constituyendo otros derechos menores
sobre el mismo, salvo en aquellos que sean personalísimos.
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TEMA 2. CONSTITUCIÓN Y ADQUISICIÓN DE LOS
DERECHOS REALES
Cuando aludimos a los modos de adquirir los derechos reales estamos haciendo
referencia a las causas en virtud de las cuales un sujeto se convierte en titular de un derecho
real.
Usucapión: en este caso coincide la pérdida del derecho por parte de su antiguo titular
y la adquisición del mismo por el nuevo, concurriendo una serie de requisitos legales.
La posesión continuada con ánimo de dueño convierte al sujeto poseedor en
propietario, lo que se ve propiciado por la inactividad del anterior titular que pierde su
derecho.
Existen distintos tipos de traditio, siendo la mayoría de la doctrina la que distingue entre
tradición real y tradición simbólica o espiritual.
Tradición real: aparece en el art. 1462 CC, estableciendo que se entenderá entregada
la cosa vendida, cuando se ponga en poder y posesión del adquiriente. Se trata de una
entrega material del objeto.
Tradición simbólica o espiritualiza: vienen establecidas en el CC, no tratándose de un
numerus clausus, por lo que se admiten otras formas distintas de las estipuladas:
Tradición instrumental: cuando la venta tenga lugar a través de escritura
pública. El otorgamiento de la misma equivale a la entrega, salvo que de la
misma no resulte o se deduzca claramente lo contrario.
Tradición simbólica de bienes muebles: la entrega de los bienes muebles podrá
tener lugar a través del otorgamiento de las llaves del lugar o sitio donde se
encuentren almacenados.
Tradición solo consensus: el legislador admite el simple acuerdo traslativo en
aquellos supuestos en que producida la venta, el bien mueble objeto de la
misma no pueda ser trasladado en poder del comprador.
Tradición de derechos: el mero uso que de los derechos haga el comprador,
con consentimiento del vendedor.
Traditio brevi manu: el adquiriente ya está poseyendo el bien, si bien en virtud
de un título distinto a aquel en cuya virtud ha adquirido.
Constitutum possessorium: el transmitente que transmite la propiedad, pero
sigue poseyendo mediante otro título diferente.
Usucapiente: el sujeto a favor del cual se consuma la adquisición del derecho por
usucapión.
Usucapido: el sujeto titular contra el cual se esta usucapiendo.
Respecto a los derechos reales limitados son susceptibles de ser adquiridos por usucapión, el
usufructo y el derecho de uso y habitación; y con cierta controversia en la doctrina, ciertas
servidumbres: continuas y aparentes, la enfiteusis, el derecho de superficie, los censos y el
derecho de prenda.
Para que se consuma la usucapión se requiere la concurrencia de unos requisitos que podemos
llamar generales: posesión y transcurso del tiempo. Además la posesión ha de ser en concepto
de dueño, pública, pacífica e ininterrumpida.
Posesión en concepto de dueño: el poseedor debe actuar frente al resto como si fuera
el propietario o titular del derecho, de modo que si su comportamiento refleja la mera
tolerancia del dueño de la cosa o los efectos de una posesión concedida en virtud de
un negocio, no se estará cumpliendo uno de los requisitos para la usucapión.
Posesión pública: es imprescindible que el poseedor realice actos de ejercicio de su
derecho que expongan públicamente su concepto de dueño.
Posesión pacífica: no se podrá adquirir por usucapión si existe un poseedor que se
oponga. Durante el tiempo que dure la posesión, el verdadero titular no ha de
oponerse o defenderse. Tampoco se podrán usucapir las cosas robadas o hurtadas.
Posesión ininterrumpida: se admite la posesión sucesiva, es decir, el poseedor actual
continúa en la posesión iniciada por los poseedores anteriores a quienes sucede bien a
través de negocios inter vivos, bien negocios mortis causa. Se trata de una presunción
iuris tantum, es decir, admite prueba en contrario.
Se entiende que se ha interrumpido la posesión cuando por cualquier causa cesa en la
misma durante más de un año (interrupción natural).
También se interrumpe cuando el poseedor recibe una citación judicial sobre la
interposición de una demanda que afecte a la misma, o por acto de conciliación,
siempre que se presente la demanda en el plazo de dos meses; además de cualquier
reconocimiento, expreso o tácito, que el poseedor ad usucapionem haga del derecho
del verdadero titular (interrupción civil).
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El CC distingue entre la usucapión ordinaria y la usucapión extraordinaria, exigiendo para la
primera, además de los requisitos generales, los requisitos específicos de buena fe y justo
título. Para la usucapión extraordinaria no se requieren tales condicionantes, si bien los plazos
exigidos para usucapir son más largos.
Buena fe: la buena fe del poseedor consiste en la creencia de que la persona de quien
recibió la cosa era su dueña y podía transmitir el dominio. Su creencia se asienta en
dos premisas: 1º se adquirió de quien se consideraba legítimo propietario y con
facultades para transmitir y 2º, el título transmisivo se percibe válido y eficaz.
Justo título: el que legalmente baste para transferir el dominio o derecho real de cuya
prescripción se trate. Se ha producido la adquisición de manos de quien no es el
verdadero propietario, pero mediando un contrato que permitiría transmitir la
titularidad del derecho.
Se excluyen los contratos nulos. Si son admisibles aquellos anulables, rescindibles, revocables y
resolubles.
Los plazos durante los cuales debe prolongarse la posesión varían en función de que se trate
de la usucapión ordinaria o extraordinaria:
Usucapión ordinaria:
- Bienes muebles: 3 años
- Bienes inmuebles: 10 años entre presentes y 20 años entre ausentes
Usucapión extraordinaria:
- Bienes muebles: 6 años
- Bienes inmuebles: 30 años
A efectos del cómputo, el día que empiece a contarse el tiempo se tiene por entero, pero el
último deberá cumplirse en su totalidad.
Esta función de la posesión está recogida en los artículos 441 y 446 CC. El primero señala que
“en ningún caso puede adquirirse violentamente la posesión mientras exista un poseedor que
se oponga a ello.” El segundo “todo poseedor tiene derecho a ser respetado en su posesión; y
si fuera inquietada en ella, deberá ser amparado o restituida dicha posesión por los medios
que las leyes de procedimiento establezcan”
1. Quien se comporta como dueño de una cosa aunque no lo sea es protegido frente a
perturbaciones o despojos que provengan de terceros o del propietario de la cosa.
2. También se concede protección a aquellos que poseen la cosa en concepto distinto de
dueño (usufructo, arrendamiento, precarista); protección que se concede aunque el
verdadero dueño de la cosa sea el autor de la perturbación.
Esta función se encuentra recogida en el art. 448 CC. “El poseedor en concepto de dueño tiene
a su favor la presunción legal de que posee con justo título y no se le puede obligar a
exhibirlo”. No es predicable de toda la posesión, solo en concepto de dueño.
La tercera función de la posesión es la que permite convertir la posesión que no ostenta título
en dominio cuando ha sido quieta, pacífica e ininterrumpida durante el tiempo señalado por la
ley, mediante la figura de la usucapión.
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Considerada como mera tenencia, la posesión es un hecho jurídico: un hecho de la vida real al
que el ordenamiento le atribuye determinadas consecuencias jdcas. Entre dichas
consecuencias destaca la atribución al poseedor de una acción que le permite reaccionar
frente a cualquier perturbación o despojo. Ello configura el derecho a seguir poseyendo hasta
que otro lo venza en juicio. Dicho derecho recibe el nombre de ius possessionis.
En la doctrina tradicional se afirmaba que la posesión estaba integrada por dos elementos: el
corpus y el animus. El corpus era el señorío o poder sobre la cosa. El animus equivalía a la
intención o voluntad de tener la cosa como dueño.
4. Clases de posesión
La posesión civil comprende la tenencia de la cosa más la intención de ser titular del derecho,
con independencia de la legitimidad del título. No significa, que te creas dueño de la cosa
(buena o mala fe), sino que te comportas según el modelo propio del derecho de propiedad o
derecho real que pueda adquirirse por usucapión. Es decir, que suscites en los demás la
apariencia de que eres titular del derecho de que se trate.
La posesión natural va acompañada también de la voluntad de poseer, pero no en concepto
de titular de un derecho real, que se reconoce en otra persona (depositario, arrendatario…).
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La posesión en los bienes y derechos puede tenerse en uno de estos dos conceptos: o en el de
dueño o en el de tenedor de la cosa o derecho para conservarlos o disfrutarlos, perteneciendo
el dominio a otra persona (art. 432 CC). La posesión en concepto de dueño no implica que
poseas creyéndote dueño de la cosa; la creencia determina la buena o mala fe. Puedes ser
poseedor en concepto de dueño a sabiendas que careces de derechos sobre la cosa (mala fe).
En nombre propio es la posesión que ejerce en las cosas una persona para sí, disfrutando de
ella. En la posesión en nombre ajeno hay un reconocimiento de que se actúa como gestor o
representante del dueño.
El art. 431 CC alude al hecho de que una misma posesión puede ser ejercida de dos maneras:
por el propio titular, o por otro en su nombre, pero solo el primero es poseedor.
En virtud de una relación obligatoria una persona entrega a otra una cosa, a fin de que la tenga
en su poder durante un cierto tiempo y se la restituya después. En tal caso, el que recibe la
cosa se convierte en poseedor inmediato y es el que ejerce el señorío de hecho sobre ella. El
poseedor mediato es aquella posesión que ostenta el que entregó la cosa y a quien debe ser
restituida.
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4.5 Posesión de buena y posesión de mala fe
Un elemento objetivo: el título. Es poseedor de buena fe el que ignora que el negocio o acto
de adquisición que ha realizado no ha surtido plenos efecto por existir en él un vicio cualquiera
Es imposible que una misma cosa la tengan simultánea e íntegramente varias personas
distintas, salvo los casos de indivisión; por tanto, sólo una posesión prevalecerá, aunque sea
provisionalmente, sobre las demás posesiones aparentemente concurrentes.
Será preferido el poseedor actual; si resultaran dos poseedores, el más antiguo. Si las fechas
de las posesiones fueran las mismas, el que presente título. Si todas estas condiciones fueran
iguales se constituirá en depósito o guarda judicial la cosa, mientras se decide la posesión o
propiedad por los trámites correspondientes.
DE dicha regla general se exceptúa los casos de indivisión en el que dos o más personas
ostentan derechos sobre la cosa. El poder de cada uno de ellos estará limitado por el poder
que ostentan los demás coposeedores. A falta de regulación expresa sobre la coposesión por
cuotas, se aplicarán las normas relativas a la comunidad de bienes.
En nuestro derecho son susceptibles de posesión tanto las cosas como los derechos, siempre
que sean susceptibles de apropiación.
- Posesión de cosas
Son objeto de posesión todas las cosas materiales o corporales que puedan estas sometidas a
la voluntad o control. Son susceptibles de apropiación tanto las cosas materiales consideradas
individualidad (casa, ordenador), como las partes integrantes de una cosa autónomamente
considerada (un piso en régimen de propiedad horizontal), o un conjunto de cosas
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Para algunos estos bienes no son susceptibles de autentica posesión, debido a que no
es posible la tenencia material, ni su goce exclusivo ya que pueden disfrutarlo
simultáneamente varias personas.
Otros consideran que las cosas inmateriales se poseen a través de la posesión del
título que las justifica, o por la inscripción en los Registros correspondientes.
- Posesión de derechos
Son poseíbles todos los derechos reales que conllevan posesión, aquellos que suponen una
tenencia material de la cosa o una influencia física sobre ella. Serán poseedores los que se
presentan como propietarios, usufructuarios, titulares de servidumbre en la que se dé esa
influencia física sobre la cosa; los derechos patrimoniales no transmisibles como el uso o la
habitación y el derecho de prenda con desplazamiento de la posesión. También pueden
poseerse los derechos de crédito que comportan un poder de hecho sobre la cosa
(arrendatarios, comodatarios, depositarios).
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1. Adquisición de la posesión
El art. 438 CC señala que: “la posesión se adquiere por la ocupación material de la cosa o
derecho poseídos, por el hecho de quedar éstos sujetos a la acción de nuestra voluntad, o por
actos propios y formalidades legales establecidas para adquirir tal derecho”.
El CC permite que se pueda adquirir la posesión por la misma persona que va a disfrutarla, por
representante legal, por su mandatario y por un tercero sin mandato alguno; pero en este
último caso, no se entenderá adquirida la posesión hasta que la persona en cuyo nombre se
haya verificado el acto posesorio lo ratifique.
A. La entrega de la cosa: dicha entrega va precedida de una causa válida, por ejemplo un
contrato, desplaza la posesión de un sujeto a otro, de forma que el adquiriente recibe
la posesión del transmitente. La entrega puede ser real o fingida. La primera implica
poner la cosa en poder y posesión del adquiriente, la segunda supone la realización de
actos que no conllevan consigo el contacto físico con la cosa; por ejemplo, el
otorgamiento de escritura pública o el mero acuerdo de voluntades.
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2 Conservación de la posesión
3 Modificación de la posesión
El fenómeno posesorio encuentra su principal razón de ser en la defensa de un status quo. Por
ello el CC recoge dos presunciones que se refieren a la continuidad posesoria:
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La interversión puede proceder de un negocio jurídico o fundamentarse en la oposición del
poseedor actual al derecho del anterior poseedor en concepto de dueño. (contradictio)
El art. 460.4 plantea los siguientes problemas de comprensión de su interpretación con otras
normas posesorias:
De origen germánico, choca con otros artículos de origen romano, cuyo Derecho
consideraba que sólo podía prevalecer el poseedor que no tuviera vicio en su
posesión. Si la violencia impide la adquisición de la posesión, no parece lógico que
provoque la pérdida de la posesión del despojado.
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También plantea problemas de interpretación con el art. 445 CC, que afirma que la
posesión como hecho no puede reconocerse a dos personalidades distintas fuera de
los casos de indivisión. Este principio general tiene como excepción el art. 460.4 puede
durante un año y un día coexisten dos posiciones distintas: la del despojado y la del
despojante.
Hasta que transcurra el plazo de un año, el antiguo poseedor conserva la defensa interdictal y
si recupera conforme a derecho la posesión indebidamente perdida, se entiende que ha
continuado poseyendo la cosa con todas sus consecuencias jdcas. El despojante tiene también
tutela interdictal, al menos, frente a terceros.
5. Recuperación de la posesión
Para que se aplique este precepto es necesario que concurran dos requisitos:
1. Una posesión indebidamente perdida. (la situación anterior)
2. Una recuperación conforme a derecho. Ello exige ejercitar las correspondientes
acciones, o cuando consienta el poseedor actual de la cosa que ésta se restituye al
despojado.
6. Eficacia de la posesión
2º La posesión de buena fe y que dicha posesión mantiene este carácter salvo que se acredite
que el poseedor no ignora que posee la cosa indebidamente.
4º La posesión de un bien inmueble supone la posesión de los bienes muebles y objetos que se
hallen dentro de ella, mientras que no se acredite que deban ser excluidos.
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Cuando alguien posee un bien en concepto de dueño se presume iuris tantum que es titular
del derecho en cuyo concepto posee. La presunción del art. 448 significa que existiendo una
posesión en concepto de dueño se presume que el poseedor es dueño o titular del derecho
real de que se trate y, por tanto, está legitimado para el ejercicio de las facultades derivadas
del mismo.
La expresión justo título, no es sinónimo de documento, sino que hace referencia a que la
posesión en concepto de dueño está fundada en una causa o razón jurídica suficiente. El art.
448 CC presume que el contrato existe y es válido. Por ello, quien sostenga que la posesión
carece de título o éste inválido soporta la carga de la prueba.
7. Tutela de la posesión
El art. 446 del CC: “todo poseedor tiene derecho a ser respetado en su posesión y, si fuere
inquietado en ella deberá ser amparado o restituido en dicha posesión por los medios que las
leyes de procedimientos establezcan”.
Pero aún sin denominarlos expresamente, se recogen como medios de la tutela de la posesión
los interdictos de retener y recobrar, manteniendo su condición de juicios sumarios.
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El plazo de un año y un día que implica la pérdida de la posesión por parte del
despojado se inicia una vez que haya cesado la violencia. Estos vicios de la posesión
retardan el inicio del cómputo del plazo de un año para la pérdida de la posesión por
parte del despojado.
La posesión del despojante puede cesar como consecuencia del ejercicio del interdicto
de recobrar por parte del poseedor despojado.
La posesión viciosa es inhábil para la usucapión, al exigir que la posesión sea pacífica.
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TEMA 5. APARIENCIA, PUBLICIDAD Y
ADQUISICIÓN
El sistema transmisivo de los derechos reales en el DC español es el conocido como sistema del
título y el modo. Título y modo se encuentran concatenados, de manera que para que se
produzca la atribución patrimonial al adquiriente del derecho real, el modo o tradición debe ir
precedido del título.
¿Cómo influye sobre la eficacia transmisiva de los derechos reales la circunstancia de que el
título sea nulo, anulable o rescindible?
Los términos del derecho positivo son equívocos. El CC afirma en los art. 1303 y 1307 que
“cuando sea declarada nula una obligación, los contratantes deben restituirse las cosas que
hubieran sido materia del contrato”. Restitución y devolución son entendidas como procesos
materiales de retrocesión de lo entregado, sin que impliquen procesos jurídicos de una nueva
transmisión de dirección inversa.
Tal sería el funcionamiento del principio que hemos llamado de la seguridad de los derechos.
Aunque a día de hoy no se puede observar de forma total. Pues si la estabilidad de las
transmisiones de derechos estuviera siempre absolutamente condicionada a la existencia
incontestada del poder de disposición del transmitente, el adquiriente estaría obligado a
cerciorarse de manera absoluta de esa circunstancia.
Precisamente por ello, al adquiriente se le tutela de modo que alcance una transmisión a su
patrimonio del derecho real sobre la base de la existencia de una apariencia de existencia en
cabeza de dicho transmitente de la titularidad que se le traspasa, aunque dicha apariencia no
corresponda con la realidad.
De acuerdo con esta idea, la publicidad posesoria genera una apariencia de que el poseedor es
titular del derecho real cuyo ejercicio se corresponde a la posesión que se ostenta. A tal idea
corresponde el art. 464 del CC de discutía interpretación en su párrafo primero por la
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Tesis romanista: para ellos, equivaler al título la posesión de buena fe significa que el
requisito de la usucapión ordinaria llamado “titulo” está cumplido por la propia
posesión, con tal de que sea de buena fe. Es decir, el título no es algo añadido,
cuando se trata de cosas muebles, a la posesión y a la buena fe: ambos elementos
indican la presencia del título.
Sobre la privación ilegal, entienden que significa toda privación de la cosa contraria al
ordenamiento jdco, de modo que mientras no se consume la usucapión del art. 1955,
párrafo primero, la cosa poseída de buena fe siempre será reivindicable por el
verdadero dueño.
Tesis germanista: para esta tradición histórica la tenencia de una cosa crea una
apariencia de titularidad tan fuerte, que el que la adquiere confiado en la misma
deviene automáticamente dueño, sin necesidad de usucapión, aunque su transmitente
no estuviera legitimado para transmitir. Pero este efecto sólo se produce si el
poseedor transmitente ha adquirido la cosa del verdadero dueño con la voluntad de
éste, si fue con violencia, la hurtó o la encontró perdida, no da lugar al efecto
adquisitivo.
En esta tesis, “título” es “título de propiedad” y no “título de usucapir” y “privación
legal” es igual a los delitos de “robo o hurto”.
Puede ocurrir que una cosa se haya transmitido a un tercero, pero el acuerdo que da pie a esa
transmisión esté viciado de nulidad. ¿Qué ocurre entonces?
La regulación del art. 1303 CC: “declarada la nulidad de una obligación, los contratantes deben
restituirse recíprocamente las cosas que hubiesen sido materia del contrato, con sus frutos, y
el precio con los interés…”.
Para unir con la idea de que ya no estuviese en poder del adquiriente, según el art. 1307 CC:
“siempre que el obligado por la declaración de nulidad a la devolución de la cosa no pueda
devolverla por haberse perdido, deberá restituir los frutos percibidos y el valor que tenía la
cosa cuando se perdió, con los interés desde la misma fecha.
Nadie da lo que no tiene, ni transmite más de lo que tiene. Esta idea de legitimación es una
concreción de principio general y superior de seguridad de los derechos.
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Si uno de los principales mecanismos creadores de la apariencia jdca era la posesión, el otro
mecanismo generador de apariencia es el Registro de la propiedad.
La cuestión está regulada por el art. 34 de la Ley Hipotecaria. El que adquiere de un titular
registral, adquiere de quien consta como propietario.
Para que se produzca la adquisición “a non domino” de un bien inmueble es necesario que
concurran conjuntamente los siguientes requisitos fundamentales:
Una protección iuris tantum de que los derechos reales publicados por el Registro
existen y pertenecen a su titular en la forma determinada por el asiento respectivo,
que es la del principio de legitimación registral
Otra protección iuris et de iure a favor de los terceros adquirientes que reuniendo los
requisitos legales, les atribuye una posición inatacable de su adquisición
Por tanto, venta de cosa ajena, válida y eficaz entre partes e ineficaz frente a la propietaria
vendedora. Se produce una adquisición a non domino por el tercero hipotecario en aras al
principio de fe pública que proclama el art. 34 LH y representa la llamada eficacia ofensiva de
la inscripción, en beneficio de tercero, que es llamado tercero hipotecario, al que protege
decisivamente al adquirir un derecho real confiando en el contenido del registro de la
propiedad e ignorante de lo no inscrito.
Si transmite el titular registral, queda protegido plenamente el adquiriente que confió en tal
titularidad. Puede darse un conflicto de intereses entre el verdadero propietario, no titular
registral porque no inscribió y el adquiriente del titular registral que sí inscribió: el Derecho
protege a éste en aras de la seguridad jdca dando primacía a su interés jdco, sobre aquel que
pudiendo, no inscribió.
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Se entiende por tercero hipotecario (que nada tiene que ver con el concepto de hipoteca, por
cierto) a aquél que sin ser parte directa en un negocio jurídico, adquiere posteriormente un
derecho que trae causa de aquél, y además inscribe su adquisición. El tercero hipotecario ha
de ser siempre un titular registral.
El art. 34 LH, exige a los que desean ampararse en la protección registral, la buena fe,
que consiste, en su aspecto positivo, en la creencia de que la persona de quien recibió
la finca era dueña de ella y podía transmitir el dominio.
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TEMA 6. LA PROPIEDAD INDIVIDUAL
Dentro de los derechos reales se establece desde siempre una distinción entre propiedad y
derechos reales limitados. Estos últimos son “separaciones” de la propiedad o de otros
derechos sobre las cosas. En el derecho de propiedad, podemos decir que al propietario le
pertenece la cosa, teniendo por esta razón el derecho de propiedad sobre la misma, lo que le
confiere un conjunto muy extenso de poderes. Sin embargo, la propiedad puede gravarse
mediante la constitución de un derecho limitado. Estos son también derechos absolutos como
la propiedad, en el sentido de que atribuyen una serie de derechos pero con una extensión
menos amplia.
El CC atribuye al propietario “el derecho de gozar y disponer de una cosa, sin más limitaciones
que las establecidas en las leyes” (art. 348.1).
El concepto de propiedad: aquel derecho subjetivo que permite a su titular extraer la más
amplia utilidad económica de su objeto que el ordenamiento permita.
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El art. 33 CE alude a un aspecto individual y también a una dimensión comunitaria del derecho
de propiedad, la cual debe entenderse mediante el difícil concepto de la función social. No
existe una definición legal de función social, pero si encontramos una referencia donde se
expresa que la función social de la propiedad supone la incorporación de la perspectiva del
deber al derecho subjetivo.
Las técnicas de las que puede valerse el legislador para dar cauce a la función social son muy
variadas: Suspender o suprimir la atribución al propietario de determinadas facultades, la
fijación de una serie de condiciones para el ejercicio de facultades atribuidas por la ley, el
establecimiento de obligaciones y cargas legales, etc. Pero siempre deberán respetar el
contenido esencial del estatuto de la propiedad.
Las leyes pueden imponer a las diversas categorías de propietarios, respecto de ciertos bienes
y en función de la naturaleza y del rendimiento social de los mismos, el cumplimiento de
determinados objetivos o deberes, los cuales están dirigidos a la consecución de intereses
diferentes a los de los propietarios. Entonces nos encontramos ante una contraposición entre
el aspecto individual de propietario y el social de comunidad. Esta habilitación para establecer
límites y deberes no es ilimitada, pues debe dejar a los titulares una parcela razonable de
utilidad individual. El legislador debe respetar el “contenido esencial”.
- Garantía expropiatoria
Una consecuencia de dicha dimensión comunitaria es la realidad de que toda propiedad está
sujeta a la expropiación forzosa por causa de utilidad pública. Al mismo tiempo, el
reconocimiento y la garantía constitucional de la propiedad privada significan que dicha
expropiación no se puede realizar mediante la ablación sin más del derecho individual, sino
que será admitida cuando existan intereses generales que así lo exijan, se respeten los
requisitos establecidos en las leyes y se pague una indemnización al propietario.
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El mandato del art. 53.1 CE exige que los derechos reconocidos en el capítulo II del título I de la
CE sólo podrán ser regulados por ley y que deberá respetar su contenido esencial. La reserva
no se refiere a la emanada por el poder legislativo. También puede ser por la CCAA respetando
el marco de competencias atribuidas.
La garantía de la propiedad privada del art. 33 CE comprende tanto la garantía individual del
propietario como la garantía de la propia institución de la propiedad privada. A esto último nos
podemos referir como garantía institucional de la propiedad.
Existe una dimensión subjetiva de los derechos y libertades, la del individuo frente al Estado y
una dimensión objetiva e institucional, la relativa a la institución misma. La garantía
institucional del derecho de propiedad seria entonces el núcleo indisponible por el legislador.
En última instancia supone una garantía de supresión final del derecho, no puedo el legislador
dejar de reconocer la propiedad privada, es decir, estatalizar toda la propiedad.
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Hemos de considerar la posibilidad de que el legislador de acuerdo con la función social, limite
alguna de estas facultades. Por otra parte, las facultades pueden estar comprimidas, sea
porque existan cargas o gravámenes sobre el bien establecidos por el propio titular, sea
porque dichas cargas o gravámenes estén establecidos por la ley.
Existe un contenido normal del derecho de propiedad que viene constituido por los límites.
Este contenido normal expresa el conjunto de restricciones ordinarias que afectan de modo
general a todas las titularidades dominicales de una misma clase. (Por ej: propiedad urbana,
propiedad rústica). Estos límites se imponen normalmente por razones de interés general. En
cambio, cuando nos encontramos frente a reducciones del poder del propietario en casos
singulares, las cuales se aplican sobre el contenido normal, hablamos de limitaciones.
Los límites y las limitaciones del derecho de propiedad pueden explicarse de la sig. manera:
Límites
a. Por razón de interés público: aquí cabe toda la variadísimas gama del
intervencionismo estatal en la propiedad privada. Pueden destacarse los
límites que afectan a la propiedad del suelo urbano, y los relativos a la
propiedad del suelo rústico cultivable.
b. Por razón del interés privado: engloba todas las relaciones de vecindad, la
medianería y los derechos de adquisición preferente establecidos
directamente por la ley.
Limitaciones
a. Derechos reales limitados de origen no legal: se trata de los derechos y
cargas que comprimen el dominio.
b. Servidumbres administrativas: son limitaciones del dominio establecidas
por razón del interés general. Pero también bajo este concepto el
legislador recoge auténticos límites por razón del interés general que no
tienen nada que ver con el concepto civil de servidumbres.
c. Prohibiciones de disponer: pueden tener origen legal o ser establecidas
por la voluntad de los particulares.
28
2.2 Límites por razón del interés de los particulares
El CC español no contiene una regulación expresa pero sí dos reglas bastante amplias
de atribución de responsabilidad por la emisión de “humos excesivos” y por
“emanaciones de cloacas o depósitos de materias infectantes”. Debe tener en cuenta
el art. 7.2 CC, en el que se recoge la cláusula general de la prohibición del abuso del
derecho y del uso antisocial del mismo. Con estos elementos, la doctrina y la
jurisprudencia han deducido el criterio de la tolerabilidad y del uso normal del
derecho como parámetros de valoración de las actuaciones del propietario en su
fundo. La aplicación del art. 7.2 CC unida a la extensión analógica del art. 1908.2º a
otros supuestos, junto con la protección de ciertos derechos fundamentales, han
permitido a los tribunales proteger a las víctimas frente a las nuevas manifestaciones
de las inmisiones.
La persona afectada por la inmisión intolerable puede acudir a dos remedios para
proteger su derecho:
Acción inhibitoria o negatoria, con la que se persigue que el propietario que
desarrolla la actividad antisocial cese en la misma y se abstenga de llevarla a
cabo en el futuro.
Acción de daños y perjuicios, en virtud del cual se persigue la reparación tanto
de los daños patrimoniales como de los daños morales que la actividad haya
producido.
En el propio CC se regulan algunos limites del dominio por razón del interés de los
particulares, a saber:
El deber de soportar el decurso de las aguas que naturalmente y sin obra del
hombre desciendan de los predios superiores
Obligación de consentir cuando fuere necesario el paso de materiales sobre el
predio en dirección al ajeno
Límites a la libertad de abrir en el muro propio huecos para luces y vistas
Límites relativos a la forma de construir cubiertas y tejados
Límites a la libertad de construir, plantar o montar instalaciones en terreno
propio
Deber de podar las ramas que se extienda sobre el fundo vecino y su facultad
de solicitar dicha poda, así como el deber de soportar que el vecino corte las
raíces de los árboles que se extienda sobre su fundo.
29
Las prohibiciones de disponer pueden tener su origen en la ley o también pueden establecerse
por voluntad del titular o mediante pacto.
Debe hacerse una distinción previa entre prohibición de disponer con naturaleza jdco-real, que
es aquella que se establece como carga real sobre el bien transmitido impidiendo su
enajenación durante el tiempo establecido, y prohibición de disponer con efectos meramente
obligacionales. (Por ejemplo: el vendedor que establece en un contrato de compraventa de un
bien inmueble una cláusula que impida al comprador la enajenación ulterior durante un
determinado tiempo. El incumplimiento acarreará consecuencia en el plano obligacional, como
la indemnización, pero nunca en el plano jdco-real). Las verdaderas prohibiciones de disponer
son aquellas que producen efectos en el plano jdco-real.
30
El Código Civil señala “hay comunidad cuando la propiedad de una cosa o derecho pertenece
pro indiviso a varias personas”. Esta regulación está pensada principalmente para el supuesto
de la copropiedad, es decir, cuando una cosas o un bien pertenece a varios individuos (dos
como mínimo) en común y no a uno solo. Los titulares en este caso son copropietarios o
codueños y su origen puede ser pactado o legal.
1. Una cosa puede pertenecer a varios dueños sin que cada uno de estos tenga una
parte concreta de ésta sino ideal o alícuota. Cada uno de los copropietarios puede
actuar con su derecho de forma separada y autónoma.
2. La cosa puede pertenecer integra y conjuntamente a todos los codueños. Les
pertenece a todos como grupo. La utilidad que la cosa puede proporcionar a cada
miembro integrante del grupo es limitada. Se identifica como propiedad en mano
común o propiedad colectiva.
3. La cosa puede pertenecer a varios detentando estos, distribuidas entre ellos, las
facultades que contiene la propiedad. Se denomina propiedad dividida o propiedad
pro diviso.
Regulación:
1º Por lo establecido por los comuneros, con libertad de estos para establecer lo que tengan
por conveniente, dentro de los límites generales de la autonomía de la voluntad.
3ºA falta de regulación, se regirá por lo previsto en los artículos 392 a 406 del Código Civil.
31
A) Uso y disfrute de la cosa común: el CC regula “cada partícipe podrá servirse de las cosas
comunes, siempre que disponga de ellas conforme a su destino y de manera que no
perjudique el interés de la comunidad, ni impida a los copartícipes utilizarlas según su
derecho”. Junto a esta regulación legal del uso cabe que los comuneros convencionalmente
decidan sobre éste.
La facultad de uso que corresponde a cada comunero tiene, en principio por objeto la cosa
común, y no sólo su cuota sobre ésta.
Cabe que el comunero lo ceda a un tercero y cuando se realiza a cambio de precio, se tratará
de un arrendamiento. El artículo 394 del CC fija los limites a la facultad individual de uso:
32
El CC permite una “renuncia liberatoria”, que faculta a los comuneros a exonerarse de la
obligación de sufragar los gastos de conservación, pero para ello, habrá de renunciar a su
cuota-parte en el dominio de la cosa.
C) Disposición de la cuota: hay que distinguir entre los actos de disposición sobre la cuota
propia y los actos de disposición sobre toda la cosa común. Este segundo caso se asimila a los
actos de alteración y se acoge, a la regla de la unanimidad. En el primer caso se adquiere el
derecho de participación en la cosa común de un comunero, mientras que en éste se adquiere
la cosa en su totalidad al disponer todos los comuneros coordinadamente de sus cuotas en
ésta.
D) Actuación en juicio: el Código Civil no dice nada al respecto, es obvio que estos cuentan con
la legitimación para ejercitar las acciones relativas a sus facultades individuales. La
jurisprudencia ha señalado que cualquiera de los comuneros tiene legitimación suficiente para
defender la comunidad, en este caso si la sentencia no es favorable no les afectará. Y en el
caso de que un comunero actúe en representación por acuerdo de todos, la sentencia no
favorable si les afectará.
E) División de cosa común: facultad que dispone cada comunero para instar la división de la
cosa común.
Los copropietarios también podrán usar el retracto de comuneros. Por el cual Según el CC “el
copropietario de una cosa común podrá usar del retracto en el caso de enajenarse a un extraño la parte de
todos los demás condueños o de alguno de ellos”
Facultades de la comunidad:
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- La división de la cosa común: facultad individual otorgada por la ley a cada uno de los
copartícipes. El poder que se otorga a cada comunero de instar la división en cualquier
momento genera cierta inseguridad. Los copropietarios no podrán exigir la división de la cosa
común, cuando de hacerla resulte inservible para el uso a que se destina.
Los propios comuneros podrán pactar la indivisión de la cosa común, el plazo máximo de
duración del pacto es de diez años, cabe una prórroga mediante nuevo convenio.
La división puede realizarse por los propios comuneros (división convencional) o por árbitros o
amigables componedores nombrados por estos, también es posible solicitar la división judicial.
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El usufructo da derecho a disfrutar los bienes ajenos con la obligación de conservar su forma y
sustancia, mientras viva el usufructuario, o durante 30 años como máximo si se trata de una
persona jurídica, si antes no llega a producirse el término o la condición consignados en el
título constitutivo.
Disfrutar, significa gozar de la posibilidad de obtener los frutos que una cosa sea capaz de
producir y apropiárselos, lo que provocaría la utilidad directa de incrementar el patrimonio de
su titular o indirecta consiguiendo su valor de cambio al disponer de ellos.
El titular del derecho de usufructo, es llamado usufructuario, posee un poder sobre una cosa
que es propiedad de otro, al que se denomina nudo propietario, al quedarse despojado de las
facultades de aprovechamiento.
Esta situación jurídica nace como consecuencia de la libre decisión de sujetos (negocio
jurídico), mandato legal o por la fáctica relación mantenida durante un determinado periodo
de tiempo, conforma lo que se denomina el título constitutivo, a partir del cual queda perfilado
el contenido de tal situación.
Los frutos dependen directamente de la capacidad de ésta para producirlos lo cual deriva de su
naturaleza y de la forma y sustancias que la misma adopte en cada momento. De este modo los
frutos se clasifican en:
1. Frutos naturales: dentro de los que se subdistinguen aquellos que tienen lugar
directamente por obra de la naturaleza (puramente naturales) y aquellos que para su
obtención ha intervenido la obra humana (industriales).
2. Frutos civiles o jurídicos: nacen como consecuencia de haber constituido una relación
jurídica previa en la que se cede la utilización de una cosa para tener el derecho a recibirlos, el
art.479 C.C. Añade que el disfrute se extiende a cualquiera otros beneficios que les sean
inherentes.
-Usufructos especiales: El CC Establece alguna regla especial con el fin de determinar el mejor
modo de disfrutar de un objeto concreto. Así se habla, por ejemplo, de usufructo sobre cosa
consumible, donde el usufructuario habrá de pagar su precio corriente al tiempo de cesar el
usufructo o restituirlas en igual cantidad y calidad, o de usufructo sobre cosa deteriorables,
donde se especifica que el usufructuario no está obligado a indemnizar los deterioros que
sufra la cosa por uso normal de la misma.
Hay otras especialidades de usufructo que presentan mayor complejidad técnica, el usufructo
sobre derechos, y en menor medida, el de patrimonio o el de herencia. El C.c. Distingue entre
la constitución de un usufructo sobre la totalidad de un patrimonio no hereditario y el
usufructo que se constituya sobre la totalidad o parte alícuota de una herencia, donde el
principio general es la exclusión de la responsabilidad por deudas previstas.
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B) Usufructo voluntario. Es el que tiene lugar mediante un negocio jurídico (inter vivos o
mortis causa, a título oneroso o gratuito), el propietario transmite el usufructo y
conserva la nuda propiedad, transmite la nuda propiedad y conserva el usufructo o
transmite ambos derechos a distintas personas. Al tratarse de un acto que grava el bien
para el futuro con eficacia frente a terceros es preciso tener el poder de disposición
sobre el mismo y la capacidad suficiente para enajenarlo.
Si es inter vivos se sujetará al régimen general de transmisión de los derechos reales
(en lo referente a: la traditio, las adquisiciones non domino y a las formalidades del
negocio), en caso de mortis causa, el usufructo podrá crearse dejándolo a los
herederos y legándose la nuda propiedad, o a la inversa.
En lo relativo a la configuración del usufructo hay plena libertad para el constituyente (puede
abarcar al todo o parte de los frutos, puede hacerse bajo condición, a término o, sujetándose a
alguna carga moral o consentimiento a ciertos deberes accesorios). También hay libertad para
constituirlo a favor de una o varias personas, de manera simultánea o sucesiva, en este caso
hay que sujetarse a las limitaciones impuestas respecto al número de llamamientos, lo cual
permite a los usufructuarios que sobrevivan ampliar su participación en las cuotas que vayan
quedándose vacante, salvo que otra cosa no se haya dispuesto en el título constitutivo.
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3. Contenido del derecho real de usufructo.
Los deberes y obligaciones del usufructuario serán los que determinen el título constitutivo, y
de manera supletoria los preceptos que lo regulan en el C.c. Con carácter general el
usufructuario es titular de un derecho subjetivo de carácter patrimonial, que le permite
ostentar un valor de uso y un valor de cambio, es decir, tiene facultad de disfrute y de
disposición de su derecho. Asimismo, aparecen ligados deberes y sujeciones que delimitan su
posición jurídica.
A) Facultad de disfrutar la cosa. El ejercicio del derecho de usufructo faculta a su titular para
hacer suyo todos los frutos que se obtengan de una cosa, es decir, le permite conservarse en
propietario de los mismos. El usufructuario podrá llevar a cabo todas las actuaciones que
considere necesarias para la consecución de tal fin, instrumentalmente tendrá derecho a
usarla, a aprovecharse de ella del modo más conveniente, e incluso a realizar sobre la misma la
sobras pertinentes para mejorar su productividad.
La única limitación es la de respetar la forma y sustancia que la cosa tenga, no podrá hacer
modificaciones que impliquen un cambio de la naturaleza productiva de los bienes.
También se le permite, al usufructuario, con carácter residual, obtener cualesquiera otros
beneficios que aquella sea capaz de generar.
A) Obligaciones para antes de entrar en el goce de los bienes. El usufructuario está obligado a
hacer un inventario y a prestar fianza para el caso de que incumpla con los deberes que le
corresponden, podría quedar dispensado de tales obligaciones, si nadie resultare perjudicado
con ello. La consecuencia de no prestar fianza cuando esté obligado a ello, es que el propietario
llevar a cabo por sí mismo la administración de los bienes o proceder a una supererogación
real, quedando obligado sólo a entregar al usufructuario su propiedad neta.
B) para después de entrar en el goce de los bienes. El usufructuario está obligado a desarrollar
un comportamiento acorde con sus facultades, pero compatible con los poderes que posee el
nudo propietario, su principal deber se encuentra en el respeto a su forma y sustancia, si esta
se viese alterada el usufructo mismo se extinguirá. Ahora bien, mientras dure el usufructo los
bienes que tiene a su disposición pueden experimentar todo tipo de modificaciones y
variaciones como consecuencia del devenir de los acontecimientos. Es entonces cuando
tenemos que definir qué es lo que debe hacer y a qué no está obligado el usufructuario a la
hora de actuar sobre la cosa.
37
1. Deber de sufragar los gastos y de soportar las cargas derivadas de la explotación de los
bienes. Al usufructuario le corresponden los frutos que obtenga de la cosa usufructuada,
será quien haga frente a los gastos ordinarios que ello le haya ocasionado. Además, si el
usufructuario ha llevado a cabo obras para mejorar la productividad de los bienes, a él le
corresponde soportar la inversión realizada, se le permite compensarlas con los defectos
de los que deba responder al finalizar el usufructo. Finalmente deberá afrontar también
el pago de otros gastos ligados al disfrute de los bienes (cargas, gravámenes,
contribuciones que recaigan sobre el mismo o costas y condenas de los pleitos sobre el
usufructo).
Más allá de los supuestos mencionados, tanto el usufructuario como el nudo propietario
sufren las consecuencias de una pérdida o deterioro fortuito de la cosa, continuando el
usufructo en la parte restante. Sólo existe a cargo del propietario la obligación de abonar
al usufructuario el aumento de valor que hubiere experimentado el bien usufructuado,
cuando se haya llevado a cabo por éste reparaciones extraordinarias indispensables para
la subsistencia de la cosa, no habiéndolas hecho oportunamente el propietario. Aunque
38
Otras cantidades que deban ser reintegradas al usufructuario, como por ejemplo, las
cantidades anticipadas para el pago de impuestos, los gastos ordinarios de cultivo y simientes
para la obtención de frutos aún pendientes o los desembolsos que se efectuaron para el pago
de deudas hereditarias, dará lugar a un derecho de retención del usufructuario o sus
herederos. Tal derecho supone no devolver la posesión de la cosa que se había tenido en
usufructo, aunque ya no tenga derecho real sobre la misma, la cual si bien no permite su
utilización y disfrute, también se la impide al propietario que ya lo es de la misma hasta tanto
no se haga efectivo el cobro pendiente.
Finalizado el derecho real del usufructuario sobre la cosa ajena, el nudo propietario recupera
las facultades que a aquél le correspondían en el ejercicio de su derecho, refundiéndose en
manos del propietario la plenitud del dominio.
Causas de extinción:
3. Con la perdida total de la cosa objeto del usufructo, daría lugar a la extinción del mismo,
si bien es posible continuar en su ejercicio mientras todavía quede algo de ella. Incluir
aquí la perdida jurídica, se reconducen a la sobrevenida necesidad de utilidad pública
que viene a recaer sobre la cosa siendo objeto de explotación, obliga al propietario a
sustituirla por otra cosa de igual valor y análogas condiciones. Cualquier pérdida del
derecho de usufructo originada como consecuencia de haber triunfado un mejor
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Existen otros casos en los que el poder de disposición del constituyente del usufructo aparece
limitado ad origine en provecho de otro sujeto, titular que goza de un derecho preferencial
sobre la cosa. Se podría distinguir entre supuestos de resolución y supuestos de mera
afectación o revocación del usufructo.
La resolución del derecho del constituyente supondría que el poder de disposición de éste
sobre la cosa, está afectado por una limitación que configura el propio derecho, acaecido el
acontecimiento o la circunstancia decae también el derecho de usufructo que constituyó.
Por último, estarían incluidos algunos casos en los que la extinción del derecho de usufructo se
produce por la revocación o rescisión del derecho del constituyente. El usufructuario se vería
afectado por el derecho preferente sobre la cosa que ostenta un tercero, a quién se le da
especial protección legal, pero a diferencia aquí la intervención del constituyente es culposa,
pues son sus propios actos los que perjudican el derecho de usufructo. Así nos encontramos
ante acreedores o herederos forzosos que tienen derecho a actuar sobre el patrimonio del
deudor, que constituyó un usufructo lesivo al no haber reservado bienes suficientes. De este
modo, los terceros harán valer su derecho preferencial revocando los actos realizados por
aquél que los ha dañado constituyendo un usufructo sobre la totalidad de su patrimonio o
sobre un particular bien que garantizaba su efectividad (art. 509 CC). El art. 506 CC dispone que
si se constituyere un usufructo sobre la totalidad de un patrimonio existiendo deudas
pendientes, el usufructuario responderá cuando el constituyente no se haya reservado bienes
bastantes, y de igual modo para el caso de las hereditarias.
5. Por prescripción (Art. 513 CC), por el transcurso de seis (muebles) o treinta (inmuebles)
años sin tener la posesión de la cosa, salvo en los casos en que pueda extinguirse antes
por la usucapión o prescripción adquisitiva de terceros.
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TEMA 10. LAS SERVIDUMBRES
1. Concepto y estructura.
Se puede decir que en el caso de las servidumbres el uso que se hace de la cosa aparece por
completo restringido, sin que su titular tenga posibilidades o margen de maniobrabilidad
significativas.
2. Clasificación.
Las servidumbres personales son aquellas establecidas “en provecho de una o más
personas, o de una comunidad, a quienes no pertenezcan la finca gravada” (art. 531 CC).
Su naturaleza ha sido discutida por cierto sector doctrinal, en cuanto a que sus
contornos resultan a veces de difícil distinción con respecto al usufructo parcial de
bienes.
Sin embargo, la Jurisprudencia reconoce dicha categoría al amparo de la dicción de los
arts. 603 y 604 CC.
Las servidumbres prediales son “un gravamen impuesto sobre un inmueble en beneficio
de otro perteneciente a distinto dueño. El inmueble a cuyo favor está constituida la
servidumbre, se llama predio dominante; el que la sufre predio sirviente” (art. 530 CC).
Prácticamente todos los arts. CC dedicados a la servidumbre en el Titulo VII se refieren
a servidumbres prediales.
Características:
1)Utilidad. La servidumbre tiene que proporcionar una utilidad para el fundo
dominante, que necesariamente se extrae del sirviente, que siempre es un bien
inmueble por naturaleza.
2)Inseparable. La servidumbre queda inseparable e indivisiblemente unida al
fundo dominante. En consecuencia, no se puede transmitir, ni hipotecar, si no es
justamente con el predio y que si se divide éste, cada porcionero puede usar por
entero la servidumbre. El titular del derecho real se servidumbre predial siempre
viene determinado por quien sea en cada momento el dueño del inmueble
dominante, tratándose así de un derecho real subjetivamente real.
3)Permanente. La servidumbre nunca se presume y su régimen es de
interpretación restrictiva, puesto que la utilidad modifica el régimen normal de
la concreta propiedad del inmueble, quedando registrado en beneficio del otro.
La existencia de la utilidad, sea potencial o actual, tiene vocación de
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Las servidumbres positivas son las impone al dueño del predio sirviente la obligación de
dejar hacer alguna cosa.
Las servidumbres negativas son las que prohíben al dueño del predio sirviente hacer algo
que sería lícito sin la servidumbre.
C) Por razón de su ejercicio: continuas y discontinuas.
Las servidumbres continuas son aquellas suyo uso puede ser incesante sin intervención del
hombre, de tal modo que aunque precise de alguna obra previa, tienen lugar por la propia
naturaleza de las cosas. Ej. el paso de aguas a través de acequias construidas en terreno
ajeno.
Las servidumbres discontinuas son aquellas que precisan de intervención humana para su
ejercicio. Ej. el paso de un tractor a través de un camino ubicado en la finca de otro.
Las servidumbres aparentes son aquéllas que anuncian y están continuamente a la vista
por signos exteriores que revelan el uso y aprovechamiento de las mismas. EJ. la de paso
de energía eléctrica a través de un tendido aéreo.
Las servidumbres no aparentes son las que no cumplen aquellos requisitos. Ej. las de paso
de agua a través de canalizaciones subterráneas.
E) Por su origen: voluntarias y forzosas. Las servidumbres pueden establecerse según el art.
536 CC “por ley (legales) o por la voluntad (voluntarias) de los propietarios. Esta clasificación es
confusa, pues la ley no hace directamente la servidumbre, sino que habilita a una persona para
que pueda exigir su constitución cuando se dan determinados requisitos.
3. Constitución.
Es un acto de gravamen, y como tal un acto de disposición, que exige el constituyente poder
de disposición sobre la finca y plena capacidad de obrar. El propietario del fundo sirviente es
(también lo puede ser el titular de un derecho real limitado con facultades para ello) el que
está legitimado para constituir una servidumbre sobre su predio de la manera que estime
conveniente, siempre que no perjudique a los derechos que otras personas pudieran tener
sobre el mismo. Si fuesen varios los dueños de la cosa, todos deberán prestar su
consentimiento, sin que exista servidumbre hasta que lo otorgue el último de ellos, pero el que
haya hecho su concesión, le obliga para el futuro a no impedir el ejercicio del derecho
concebido. Existen varias maneras de constitución de una servidumbre en nuestro sistema
jurídico:
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B) Constitución forzosa o impuesta (legales CC). Permiten exigir al dueño del fundo sirviente su
establecimiento cuando se dan determinadas circunstancias. La constitución no deriva
directamente de la ley, sino que está se limita a establecer aquellos requisitos que permiten al
beneficiario obligar al dueño del predio sirviente a su constitución. Si éste se negara, podrá ser
impuesta judicial o administrativamente (adjudicación).
D) Constitución por signos aparentes. El art. 541 CC establece “que la existencia de un signo
aparente de servidumbre entre dos fincas, establecido por el propietario de ambas, se
considerará, si se enajenare una, como título para que la servidumbre continúe activa y
pasivamente, a no ser que, al tiempo de separarse la propiedad de las dos fincas, se exprese lo
contrario en el título de enajenación de cualquiera de ellas, o se haga desaparecer aquel signo
antes del otorgamiento de la escritura”. El signo tiene que resultar visible y fácilmente
comprobable. Llevada a cabo la enajenación, la servidumbre quedará constituida.
4. Contenido.
Tras la constitución de la servidumbre, ésta producirá su eficacia como derecho real, si bien
frente a terceros será necesario armonizar su trascendencia en atención a la buena fe en el
conocimiento de la misma, ya sea de mediante la publicidad registral (inscripción de la
servidumbre en el Registro de la Propiedad), o mediante la demostración de la diligencia
exigible (por resultar las servidumbres ostensibles e indubitadas).
Quedaran conformados los particulares poderes que el titular del derecho real de goce ostenta
sobre el fundo sirviente, a partir de su título de constitución (y en su defecto, de las
disposiciones normativas que le resulten de aplicación).
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Si para usar o conservar una servidumbre fuese preciso llevar a cabo obras en el fundo
sirviente, podrá hacerlas a su costa, pero:
La eficacia erga omnes del derecho real de servidumbre permite a su titular dirigirse contra
cualquier persona que ignore la existencia del mismo, pretendiendo perjudicarlo o perturbar
su ejercicio del modo que sea, particularmente, a través de la acción confesoria, con la que se
consigue el reconocimiento del derecho y la reparación de los daños.
5. Modificación y extinción.
Los sujetos implicados podrían llevar a cabo las modificaciones que considerasen oportunas,
siempre que no se contravenga la ley o se lesiones derechos de terceras personas. La forma o
la manera con la que se obtiene la utilidad podrían dar lugar a una variación de la servidumbre
en cuanto a su contenido por el transcurso del tiempo necesario para la usucapión.
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cuando sea posible el uso, haya transcurrido el tiempo suficiente para la prescripción,
conforme a lo dispuesto en el número anterior.
4)Por llegar el día o realizarse la condición, si la servidumbre fuera temporal o
condicional.
5)Por la renuncia del dueño del predio dominante.
6)Por la redención convenida entre el dueño del predio dominante y el del sirviente.
6.2. Servidumbres de aguas. Cita el CC la de soportar los predios inferiores las aguas que
reciben naturalmente los superiores; o la de construir los tejados de manera que las aguas
pluviales caigan sobre su propio suelo. Se regula el uso público de las riberas de los ríos en
interés de la navegación, la pesca y el salvamento. La mayoría de estas servidumbres
constituyen en la actualidad actuaciones llevadas a cabo por órganos gestores de las AA.PP., al
pasar el agua a considerarse bien de dominio público.
6.3. Servidumbres de paso. Cabe mencionar el derecho del propietario de una finca que no
tiene salida a camino público a exigir paso por las heredades vecinas; o la colocación de
andamios para la realización de edificaciones.
S. de medianería:
S. de obras intermedias y distancias: como no edificar cerca de plazas fuentes o fortalezas;
la de no construir pozos, cloacas, hornos o chimeneas sin guardar la distancia de seguridad
con las fincas vecinas; o la de no plantar árboles cerca de una heredad ajena sino a la
distancia autorizada.
Estas limitaciones constituyen en la mayoría de los casos puras relaciones de vecindad o
límites al dominio por razón de Defensa Nacional o de ordenación del suelo
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1. Concepto y clases
El acreedor refuerza su posición crediticia más allá de los límites naturales del principio de
responsabilidad patrimonial universal del deudor. Los derechos reales de garantía típicos de
nuestro ordenamiento jurídico: Hipoteca, Prenda, Hipoteca mobiliaria, Prenda sin
desplazamiento de la posesión y Anticresis.
2.1 Características
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El acreedor goza del ius distrahendi, es decir, del derecho a realizar la garantía en caso de
incumplimiento de la obligación adeudada. La realización del valor no puede hacerse de forma
privada y libre, el acreedor debe promover la venta del bien mediante los procedimientos
establecidos en la ley.
En este sentido, el artículo 1859 CC, consagra la prohibición de pacto comisorio “el acreedor
no puede apropiarse las cosas dadas en prenda o hipoteca, ni disponer de ellas”.
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1 Concepto y requisitos
Puede recaer sobre cualquier cosa mueble, siempre que esté en el comercio y sea susceptible
de posesión. Se constituye mediante un contrato que no se encuentra sometido a ninguna
forma especial, aunque para que goce de eficacia plena frente a terceros, debe constar por
instrumento público la certeza de la fecha.
-Debe cuidar de la cosa dada en prenda con la diligencia de un buen padre de familia,
respondiendo de su pérdida o deterioro. No obstante, los gastos de conservación
corresponden al deudor.
-No puede hacer suyo los frutos que produzca la cosa, aunque si produce interés (frutos
civiles), compensará los que perciba con los que se le deben y, si no se le deben, o en cuanto
excedan de los legítimamente debidos, los imputará al capital.
-No podrá usar la cosa dada en prenda sin autorización del dueño, y si lo hiciere o abusare de
ella en otro concepto, puede éste pedir que se le constituya en depósito.
Si mientras el acreedor retiene la prenda el deudor contrajese con él otra deuda (no
garantizada) exigible antes de haberse pagado la primera, podrá prorrogar la retención hasta
que se le satisfagan ambos créditos. En este caso, respecto al segundo crédito, no estamos
ante una auténtica prenda, sino que ante una simple retención.
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Finalmente, aunque el deudor pignorante sigue siendo en todo momento el dueño del bien
mueble otorgado en garantía, se reconoce el acreedor el derecho para ejercitar las acciones
reales que competan al primero para reclamarla o defenderla contra tercero, como la acción
reivindicatoria o las acciones sumarias de tutela posesoria…
3. Prendas especiales
Junto al modelo ordinario de prenda existen otras modalidades con ciertas especialidades:
-Prenda irregular: recae sobre el dinero u otra cosa fungible no especificada, y en caso de
incumplimiento no habrá que acudir a los procedimientos legales de realización de valor del
bien pignorado, sino que el acreedor imputará directamente a la deuda el importe del dinero
que recibió en prenda.
Uno de los supuestos más típicos y usuales es la pignoración de y títulos valores, como las
acciones o participaciones que incorporan un derecho de crédito fácilmente transmisible e
identificable
-Prenda constituida en garantía de préstamos concedidos por los Montes de Piedad y demás
establecimientos públicos: por instituto o profesión prestan sobre prendas, se regularán por
las leyes y reglamentos especiales que les conciernan y subsidiariamente pos las disposiciones
del Código Civil.
La accesoriedad del derecho real de prenda implica que ésta se extingue cuando lo hace la
propia obligación garantizada, ya sea porque se ha cumplido o por el resto de causas de
extinción previstas en el Código Civil.
El deudor no puede pedir la restitución de la prenda contra la voluntad del acreedor mientras
no pague la deuda y sus intereses, con las expensas en su caso.
También es posible que la prenda se extinga por destrucción de la cosa pignorada, salvo que se
encuentre asegurada.
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1. Concepto y características
La hipoteca se encuentra regulada en los art. 1874 a 1880 del CC y con mayor detalle en el
título V de la Ley Hipotecaria y en el Reglamento Hipotecario. Es, esencialmente, un derecho
real de garantía y de realización de valor que recae sobre bienes inmuebles, y que asegura el
cumplimiento y la satisfacción forzosa de un crédito mediante la concesión a su titular de la
facultad de llevar a cabo la realización del valor, enajenando los bienes y percibiendo su
precio, a través del procedimiento legalmente establecido y cualquiera que sea en ese
momento el poseedor o propietario de los mismos.
Para que la citada enajenación del bien se haga con garantías, se insta a la Administración
Pública para que tutele el procedimiento, que será mediante subasta: bien judicial, ante los
tribunales; bien extrajudicial, ante notario.
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Algunas de las cláusulas abusivas en préstamos hipotecarios que no deben acceder al Registro
de Propiedad:
51
Las tasaciones hipotecarias son un tipo de valoración específico cuya finalidad es conocer el
valor de un inmueble con el objeto de que sirva de garantía para la contratación de un
préstamo.
Quienes realizan las tasaciones inmobiliarias son las sociedades de tasación homologadas,
supervisadas por el Banco de España. Los requisitos que se establecen en la legislación
aplicable tienen como objetivo garantizar que las sociedades cuentan con los profesionales
adecuados y siguen procedimientos rigurosos de valoración.
Si no se cumple con la obligación de devolución del préstamo, el acreedor podrá disponer del
inmueble para la obtención de las cantidades adeudadas mediante el procedimiento de
subasta, cuyo valor mínimo de partida será siempre este valor de tasación que figura en la
escritura hipotecaria. Se entiende, pues, un sistema de tasación previa
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1.1.4 Tipo de interés
El TIPO DE INTERÉS es el precio que cobra la entidad bancaria por prestar el dinero al cliente.
No está fijado por ninguna norma y será acordado libremente entre las entidades y sus
clientes, en relación al precio del dinero en los mercados. Se expresa como porcentaje sobre el
capital prestado y va referido a un período de tiempo concreto (normalmente anual).
AL INICIO:
Comisión de apertura, incluyendo o no la comisión de estudio.
Comisión por cambio de moneda.
Comisión por emisión de cheque bancario.
Comisión por subrogación.
VIGENTE EL PRÉSTAMO:
Comisiones por modificación del préstamo.
Comisiones por reclamación de cuotas impagadas.
La entidad de crédito puede exigir al solicitante del préstamo una “PROVISIÓN DE FONDOS”,
es decir, la entrega de una cantidad a cuenta para ir pagando los gastos que se produzcan, por
ejemplo el estudio y la formalización del préstamo hipotecario.
1º) TASACIÓN DE LA VIVIENDA.
2º) SEGURO DE DAÑOS: calificado como práctica abusiva.
3º) Gastos de comprobación de la situación registral de la vivienda.
4º) Aranceles notariales.
5º) Gastos del Registro de la Propiedad.
6º) Impuestos correspondientes.
7º) Gastos de gestoría
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- Expresas o tácitas: las expresas deben ser inscritas en el registro, mientras que las tácitas no
exige para su plena validez y eficacia la publicidad registral.
3. Elementos de la hipoteca
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Bienes inmuebles: Bienes que tienen un valor y que están sujetos al terreno, al suelo,
que no se pueden trasladar. Por ejemplo, parcelas, casas, naves industriales, garajes…
Además tienen que ser enajenables (que se puedan vender para satisfacer el crédito)
Derechos reales enajenables con arreglo a las leyes, impuestos sobre bienes
inmuebles.
Bienes muebles: Aunque por regla general no se pueden hipotecar bienes muebles
(aquellos que sí pueden desplazarse de forma independiente) existe la llamada
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Según art. 145 de la LH, es necesaria para que las hipotecas voluntarias queden establecidas:
La relación del deudor con el registrador puede, y debe comenzar antes de iniciar
cualquier relación contractual con la entidad bancaria. El consumidor puede utilizar el
Registro para comprobar la titularidad de la misma y su estado de cargas, para
asegurarse de que el vendedor es el dueño de la finca y de que no va a pagar más
cargas que las que él asume con la compra financiada por la hipoteca. Además, la labor
orientadora del registrador también puede consistir en obtener información
urbanística, medioambiental o administrativa sobre limitaciones o afecciones de la
finca que no son estrictamente jurídico-privadas, pero que influyen sobre su valor o
utilidad, información sobre la relación de la finca con suelos potencialmente
contaminados, con el dominio público marítimo-terrestre, con espacios naturales,
zonas inundables, etc.
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el de su ejecución. Habrá que determinar si estas circunstancias puede afectar o no a la
responsabilidad hipotecaria. Esta problemática se identifica con la expresión “extensión
objetiva de la hipoteca” y se resuelve distinguiendo tres supuestos distintos:
4. El contenido de la hipoteca
Puede ocurrir que el propietario del inmueble hipotecado lleve a cabo actos perjudiciales que
pongan en peligro la integridad o valor del inmueble. En tal caso, el acreedor hipotecario goza
de la acción de devastación, en virtud de la cual puede solicitar al juez competente que
obligue al dueño de la finca a que hacer o dejar de hacer aquello que fuera necesario para
evitar el deterioro o disminución del valor de la finca. Si insiste el dueño en su actitud, puede el
Juez poner el inmueble en administración judicial.
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Además, es una práctica bancaria muy extendida la de incluir en los contratos de préstamo una
serie de cláusulas de vencimiento anticipado por impago. La validez de estas ha sido admitida
por la jurisprudencia en base al principio de libertad de pactos mientras concurra justa causa y
manifiesta dejadez de las obligaciones de carácter esencial.
El acreedor hipotecario hoza de una preferencia especial para satisfacer su derecho de crédito
mediante la realización de valor del bien inmueble hipotecado.
Puesto que un bien inmueble es susceptible de ser hipotecado varias veces, la posible colisión
de las distintas hipotecas constituidas se resuelve mediante la figura del rango, que determina
la jerarquía de los diferentes acreedores en base a la fecha de inscripción registral. La hipoteca
que haya sido inscrita en primer lugar tiene preferencia y, puede ejecutarse completamente y
sin interferencia alguna por parte de otras hipotecas posteriores.
El rango tiene valor económico singular y, por ello puede ser objeto de transmisión y
negociación por los diferentes acreedores hipotecarios. Se pueden distinguir, al respecto,
hasta tres posibilidades:
Permuta: consiste en el intercambio de rango de dos hipotecas constituidas.
Posposición: el titular de una hipoteca constituida, mediante un acto jdco dispositivo
(unilateral o bilateral) posterga su rango a favor de otra que se constituirá.
Reserva de rango: no es más que una posposición de rango realizad en la propia
escritura de la hipoteca.
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Se establece que no se podrá reclamar, además del principal, más de un 30% más en concepto
de intereses y costas, salvo en el caso de que el bien ejecutado sea la vivienda habitual, en
cuyo caso se limita la cantidad a reclamar por tales conceptos al 5% de la cantidad que se
reclame en la demanda ejecutiva.
1. Si la mejor postura fuera igual o superior al 70% del valor del bien, el Secretario
judicial, mediante decreto, aprobará el remate en favor del mejor postor.
2. Si fuera el ejecutante quien hiciese la mejor postura igual o superior al 70% del valor,
aprobado el remate, se procederá por el Secretario Judicial a la liquidación de lo que
se deba por principal, intereses y costas y, notificada esta liquidación, el ejecutante
consignará la diferencia, si la hubiere.
3. Si sólo se hicieren posturas superiores al 70% del valor, pero ofreciendo pagar a
plazos con garantías suficientes, bancarias o hipotecarias, del precio aplazado, se
harán saber al ejecutante quien, en los veinte días siguientes, podrá pedir la
adjudicación del inmueble por el 70% del valor de salida.
4. Cuando la mejor postura ofrecida en la subasta sea inferior al 70% del valor, podrá el
ejecutado, en el plazo de 10 días, presentar tercero que mejore la postura ofreciendo
cantidad superior al 70% del valor de tasación o que, aun inferior ha dicho importe,
resulte suficiente para lograr la completa satisfacción del derecho del ejecutante.
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inmueble por el 70 % de dicho valor o por la cantidad que se le deba por todos los
conceptos, siempre que esta cantidad sea superior al 60% de su valor de tasación y a
la mejor postura.
Cuando el ejecutante no haga uso de esta facultad, se aprobará el remate en favor del
mejor postor, siempre que la cantidad que haya ofrecido supere el 50% del valor de
tasación o, siendo inferior, cubra al menos, la cantidad por la que se haya
despachado la ejecución.
En este último caso, contra el decreto que apruebe el remate cabe recurso directo de
revisión ante el Tribunal que dictó la orden general de ejecución. Cuando el Secretario
judicial deniegue la aprobación del remate, se procederá con arreglo a lo dispuesto en
el artículo siguiente.
5. Quien resulte adjudicatario del bien inmueble conforme a lo previsto en los apartados
anteriores habrá de aceptar la subsistencia de las cargas o gravámenes anteriores, si
los hubiere y subrogarse en la responsabilidad derivada de ellos.
6. En cualquier momento anterior a la aprobación del remate o de la adjudicación al
acreedor, podrá el deudor liberar sus bienes pagando íntegramente lo que se deba
al ejecutante por principal, intereses y costas.
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