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FORMAS Y DEFORMACIONES

DEL LENGUAJE
Poco a poco, haciendo grandes esfuerzos, trabajosamente, el
hombre fue superando la forma primitiva de su comunicación.
Comenzó a producir ideas y de esta forma su lenguaje evolucionó.
Las tres formas más importantes del lenguaje son: a) mímico, b) a base de
señales y c) fonético.
El lenguaje mímico se estructuró a base de ademanes y señas. Lo utilizan
en la actualidad aquellas personas que carecen del sentido del oído, del
habla, o de ambos, y a consecuencia de ello han ideado hasta un alfabeto,
basado en la forma de los dedos y la cara.
Cuando este tipo de lenguaje alcanza la categoría de arte, y empleándolo
se participa en comedia o drama, es decir en teatro, esta disciplina recibe
el nombre de pantomima.
El lenguaje a base de señales utiliza elementos externos como medio de
comunicación: Cuando Troya fue incendiada, Clitemnestra conoció la
derrota con mayor rapidez que los barcos que llevaron la noticia.
El fuego, el humo fueron señales del lenguaje. En tiempos de la Roma
clásica, a través de la muralla edificada para detener el avance de los pictos,
éstos enviaban señales de humo para comunicar las noticias.
También hay comunicación a base de señales de luz solar por medio de
espejos entre los montes, o luz artificial en los faros. El sonido también
proporciona un lenguaje a base de señales: los tambores de guerra de las
tribus africanas y de los indios de Norteamérica; los cuernos vikingos de
Escadinavia y los caracoles prehispánicos, a los que los indígenas les
arrancaban agradables sonidos, fueron igualmente señales de la
comunicación.
La evolución del hombre llega hasta alcanzar la combinación de sonidos
internos mediante el uso de las cuerdas vocales, la lengua y la concavidad
resonante de la garganta que al articularse producen sonidos, los sonidos
combinados, sílabas; y las sílabas combinadas la palabra. Al encontrar la
palabra el hombre llega a la comunicación ideal por excelencia. Del latín
parábola, la palabra es el sonido o conjunto de sonidos que expresan una
idea. La palabra es el instrumento del lenguaje. La facultad de hablar por
medio de la palabra origina la frase, la oración, las cláusulas, los párrafos y,
finalmente, los libros, en los que el hombre puede comunicar todas las ideas
que produce, los sentimientos que experimenta y todo cuanto es posible
conocer. La palabra tiene diferentes valores: fonético, semántico,
morfológico y sintáctico:
VALOR FONÉTICO.- El vocablo fonético deriva del griego phoné
que significa sonido. Como todo producto de la inteligencia
humana, las palabras son susceptibles de sufrir cambios fonéticos,
porque los sonidos se han transformado, han desaparecido, e
incluso han sufrido la influencia de otras lenguas, por ejemplo el
sonido de la “j” se introdujo al idioma español en la época de la
dominación árabe en España, ya que anteriormente se
pronunciaba como “i”: justicia era iusticia. Un estudio histórico de
la evolución de la lengua española, arroja que farina se convierte
en harina; fermosa, en hermosa; fundu en hondo.
La u deviene en o: de metu, miedo; de manu, mano, etc.
VALOR SEMÁNTICO.- Semántico viene de semaino: significar. El
valor semántico es la significación o sentido que la palabra encierra
o contiene.
Está en relación directa con los objetos y los seres de nuestro entorno. Si
algunos objetos desaparecen, igualmente desaparece la palabra que los
denomina. Por ejemplo: desaparecieron los carruajes antiguos y
desaparecieron las palabras landó, berlina, etc. El valor semántico también
puede sufrir transformación: almirante significaba caballerango; hoy es el
grado más alto de la Marina; entre los griegos, tirano era el rey; ahora es
quien abusa del poder oprimiendo un pueblo. Si el ingenio del hombre
descubre nuevas cosas y obtiene nuevos logros, inventa también la palabra
para designarlos.
Consecuencia de los avances de la tecnología hoy utilizamos palabras
hasta hace poco desconocidas: escanear, chatear, Facebook, twitter,
WhatsApp, cibernético, celular, plasma, etc.
VALOR MORFOLÓGICO.- El término morfología tiene su origen
en la lengua griega, y se refiere a la forma de la palabra, es decir,
como está constituida, o como se presenta. De cómo está
constituida la palabra es el valor etimológico; cómo se presenta o
escribe, es el valor gráfico.
En la etimología de la palabra se hace referencia a su origen, cómo nació y
cuáles otras lenguas han concurrido en su creación. Ethimós quiere decir
verdadero. Son muchas las lenguas que han ejercido influencia en el
idioma español: el inglés, el francés, el árabe, el portugués y las lenguas
indoamericanas como el náhuatl y el maya. Pero principalmente en el latín
y en el griego, está la etimología de la mayor parte de las palabras que
hablamos. Pequeña historia: El castellano tuvo su origen en el latín vulgar.
La península ibérica la habitaban iberos y celtas, pero también había
colonias griegas. Al ser conquistada por los romanos en el Siglo II A. C. las
lenguas primitivas que contenían elementos griegos se unieron al latín
vulgar. Así se formó el castellano romance.
También influyó la lengua germánica que aportó palabras bélicas como
guerra, blasón, bandera, tambor; los árabes introdujeron más de 20, 000
palabras como alcázar, alcoba, alféizar, almohada, arroz, azafrán, alcatraz,
azahar. Del francés tenemos chofer, restaurante, hotel, camión,
matrimonio, mariachi. Descubierta y conquistada América las lenguas
antillanas aportaron las palabras canoa, caníbal, etc.; y las indígenas,
palabras tales como aguacate, chocolate tamal, petate, jícama, tomate,
camote, comal. Las indígenas sudamericanas: llama, cóndor; y del inglés
por la influencia norteamericana tenemos checar, cheque, junior, manager,
lunch, stand, etc.
La palabra tiene dos elementos que la componen: la raíz y el morfema. La
raíz es su elemento fundamental e irreductible, indicativa de la idea y común
a una serie de palabras que tienen un mismo origen. Ejemplo: “lig” significa
atar, unir, vincular; es raíz común a las palabras obligar, desligar, religión,
coaligar; “pon” es la raíz de poner, anteponer, componer, sobreponer, etc.
El morfema es un elemento que modifica y concreta el significado de la raíz;
da forma a la palabra, por eso se llama morfema. Van añadidos a la raíz;
son prefijos si van antes y sufijos, si van después; ejemplos: prefijo a, sin,
ausencia, privativo; como amorfo, sin forma; amoral, sin moral; átono, sin
acento, apátrida, sin patria. Prefijo anti significa contra: antipatria, contra la
patria; antinatura, contra la naturaleza, antipedagógico, contra la
pedagogía, etc. Sub, prefijo que significa bajo, dependencia: subalterno, por
debajo de otro, subterráneo, por debajo de la tierra, subdesarrollo, por abajo
del desarrollo. Los sufijos latinos are, ere, significan acción y pasaron al
español coma ar, er, ir: amar, crecer, vivir, odiar, tener, sentir. El sufijo bilidad
significa susceptible de que algo suceda: posibilidad, habilidad,
responsabilidad, probabilidad, etc.
Grafía, viene de graphós en griego y su significado es escritura. Los
mejores ejemplos de la escritura pictórica es la de los indios de América del
Norte, quienes realizaron pictogramas en rocas, pieles y madera. Los
pictogramas evolucionaron en ideogramas y onogramas. Cuando surgió la
idea de relacionar la escritura con el lenguaje hablado apareció el
fonograma, utilizado por los egipcios, aztecas y mayas. En un fonograma
que representa la ciudad de Coatepec los aztecas dibujaron una serpiente
(cóatl) sobre una colina (tepec).
VALOR SINTACTICO.- Sintáctico proviene de Sintaxis, que es la
parte de la Gramática que estudia la lógica relación que deben
tener entre sí los elementos de la oración y su corecta ubicación
para darle sentido a la misma. Si los elementos de la oración no
están correctamente ubicados, no hay relación lógica entre ellos y
no se entiende su sentido. Cuándo la palabra tiene una función
lógica en la oración adquiere valor sintáctico.
Ejemplo: sintaxis correcta: “La técnica se puede usar para domesticar a los
pueblos, o se puede poner al servicio de los pueblos para liberarlos” (Che
Guevara); sintaxis incorrecta: “La técnica al servicio para domesticarlos a
los pueblos, o puede para liberarlos usarse”. FORMAS Y MODOS DEL
LENGUAJE
El lenguaje no sólo está en relación con lo que queremos decir, sino
también con el modo y la forma de decirlo. Aun las personas que hablan el
mismo idioma, no lo hablan de la misma manera. Quienes somos del norte
de la República hablamos de forma diferente a los del sureste o a los de la
costa.
De acuerdo con la actividad el trabajo que se realice, con el nivel cultural,
con el lugar o la situación empleamos un determinado lenguaje. Las más
importantes formas del lenguaje son: el coloquial, el técnico o científico, y el
literario: El lenguaje coloquial es el que usamos ordinariamente al
comunicarnos, el de todos los días, el que empleamos en la casa, en la
escuela, en el trabajo, con la familia y los amigos.
El lenguaje técnico es el que se emplea en cualquier disciplina de la ciencia,
la técnica, el deporte y lo usan personas de la misma profesión u oficio. Las
palabras peculiares de este lenguaje se llaman tecnicismos. Ejemplos:
lenguaje jurídico, lenguaje médico, lenguaje matemático, lenguaje contable.
El lenguaje literario es la expresión de más alta significación. Es el de los
escritores, los poetas, los literatos, los novelistas; su calidad extraordinaria
estriba en que aspira a llegar más allá de la comunicación inmediata y
práctica porque quiere representar y permanecer en el tiempo. Cada autor
va configurando su propio lenguaje literario.
DEFORMACIONES DEL LENGUAJE
Las circunstancias sociales y el paso del tiempo, hacen susceptible al
lenguaje de deformarse, por el mal empleo que se le dé. Las deformaciones
más importantes son la jerga, el caló y los modismos.
* Se llama jerga al lenguaje que usan familiarmente los individuos de ciertos
oficios u actividades. Entre otras: la jera de los toreros, de los albañiles, de
los carpinteros, etc.
*El caló es un conjunto de términos de origen impreciso y de significación
dudosa. Lo emplean determinados sectoes sociales. Hay caló entre los
estudiantes, los delincuentes. El caló distorsiona el lenguaje. Un ejemplo:
“On tablas que no viguetas, yo creía que ya moras, pero todavía víboras”.
*Se llaman modismos a los términos empleados por los habitantes de
determinada región.
Los regionalismos son modismos; por ejemplo: es el benjamín de la familia;
esos güercos se van a caer; mi familia la componen tres chilpayates; ese
bato no respeta a las morras, etc.

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