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En relación al Psa con niños son diversas las opiniones en cuanto a situarlo como
especialidad (rama de una ciencia que se ocupa de una de sus partes) o como
constituyendo el Psa mismo. El enfoque de esta cátedra sostiene el último
posicionamiento.
A partir del “Análisis de la fobia de un niño de cinco años” Freud. 1909, se inaugura la
práctica psicoanalítica con niños.
En el caso de los niños hay que tener en cuenta las transferencias de los padres y que
las resistencias son, muchas veces, las de estos, y por eso suele ser necesario aunar
al análisis del niño algún influjo analítico sobre sus padres, además de intervenir con el
niño.
Con ello Freud introduce la especificidad que supone la práctica psicoanalítica con
niños a constituir el eje de las discusiones entre Melanie Klein y Anna Freud (pioneras
de las experiencias con niños y primeras teorizaciones.
Los padres demandan que se cure a su hijo, que es neurótico e indócil. Por hijo sano
entienden ellos uno que no ocasione dificultades a sus padres y no les provoque sino
contento. El medico puede lograr, si, el restablecimiento del hijo, pero tras la curación
el emprende su propio camino más decididamente, y los padres quedan más
insatisfechos.
Un niño llega al consultorio de una analista por la resonancia que genera en un adulto.
Darles o no lugar a los padres en el análisis de un niño está en el centro de una
polémica.
De lo que se trata con los padres, en el análisis con niños, es que se puedan implicar
en el síntoma del niño más allá de la angustia. Es decir que ésta pueda ligarse a algo
de su historia y a partir de ahí preguntarse acerca de su lugar en la perturbación del
niño.
Respecto a esto Mannoni dice que el niño enfermo forma parte de un malestar
colectivo, su enfermedad es soporte de una angustia parental. Si se toca el síntoma
del niño se corre el riesgo de poner brutalmente en descubierto aquello que en tal
síntoma servía para alimentar la ansiedad del adulto.
Toda demanda de cura para el niño cuestiona a los padres y el análisis no podrá
orientarse sin tocar los problemas fundamentalmente de ellos.
En aquellos casos en que un principio no aparece clara la dificultad del niño y lo que
se escucha queda ubicado más del lado de los adultos, el tener unos encuentros con
los padres permitirá despejar la posible demanda.
Para un adulto, un niño es equivalente a una falta: ningún niño llega al mundo sino le
hace falta a alguien. Freud delimito la importancia del niño en el narcisismo de los
padres. Un ser humano llega al mundo tejido en el entrecruzamiento de esos modos
expectantes del adulto que en los huecos de esa trama le darán cabida como objeto
del deseo y del goce. Es importante eso porque por ello lo traen a consulta, pero
también por ello lo sacan.
Un niño llega a existir, en principio, gracias a la significación que guarda para otro en
la estructura del ser humano, también para los analistas.
El Psa de niños como especialidad intento responder a un problema: los niños no eran
abordables por la vía habitual destinada a los pacientes adultos, por eso para los niños
se creó una técnica especial.
El Psa de niños como especialidad tomo por objeto de su disciplina al niño. El objeto
del Psa no es el yo, ni la conducta, ni la personalidad, ni los trastornos del dsm. Es
objeto del Psa es el sujeto, por lo tanto, atiende al niño pero apunta al sujeto, sujeto de
la estructura, el cual no tiene edad pero si tiempos.
Abordaje: si aparece algo del orden del SINTOMA: Asociación Libre, atención flotante,
transferencia y como forma de intervención la interpretación.
Las intervenciones son ESTRUCTURANTES, (tratar de pensar para este caso como
instituir una separación entre el cuerpo del niño y el cuerpo de la madre) la cual no se
puede realizar si no se maneja la transferencia con los padres. Para que nuestra
intervención sea decisiva nuestra palabra tiene que encontrar un lugar en los padres.