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PACIENTE PEDIATRICO
Los traumatismos craneoencefálicos (TEC) son uno de los motivos más frecuentes de consulta en las
urgencias pediátricas, las causas del TEC varían en la edad pediátrica; en niños menores de dos años las
causas más frecuentes son las caídas y el maltrato, siendo en los niños mayores las colisiones vehiculares,
ciclismo, caídas y lesiones deportivas; el traumatismo infantil depende de muchas variables como ser la
edad, la velocidad de la caída, si el TEC ha sido cerrado o abierto y el uso o no de casco protector.
El TEC se clasifica según su gravedad y tomando en cuenta la escala de Glasgow en:
TEC grave, tienen un Glasgow menor a 9
TEC moderado, tienen un Glasgow entre 9 y 13
TEC leve, tienen un Glasgow entre 14 y 15
ESCALA DE GLASGOW
Debido a que a cabeza representa un mayor tamaño proporcional se convierte en la región más vulnerable
en los niños, los huesos son más delgados y ofrecen menor protección a las estructuras internas; el cerebro
está madurando y se encuentra menos mielinizada lo que favorece la lesión axonal difusa.
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FRACTURA DE CRANEO
Las fracturas de cráneo en los TEC varían entre el 2 al 20% siendo más frecuente en los menores de dos
años. El parietal es el hueso más lesionado seguido por el occipital, frontal y temporal. La localización y el
tipo de fractura craneal rara vez guardan relación con los síntomas y signos físicos. Por tanto la observación
y la valoración clínica bien hechas son más útiles para determinar la extensión del daño cerebral y la
presencia de complicaciones neurológicas que el hallazgo de una fractura craneal.
Tipos de fractura.-
1. Fractura lineal no deprimida.- es la más frecuente, este tipo de fractura no daña la integridad y
función del cerebro por eso el pronóstico es bueno en la mayoría de los casos a menos que la
fractura atraviese el surco de los vasos meníngeos, el seno sagital o la sutura lambdoidea donde
pueden sobrevenir graves consecuencias.
2. Las fracturas de la base de cráneo.- son muy difícil de diagnosticar mediante Rx, lo más frecuente
es la fractura de hueso temporal produciendo posteriormente una supuración en oído medio
(hemotimpano) o el signo de Battle. Puede haber parálisis de pares craneales sobre todo facial y
auditivo. Presencia de equimosis y edema en los parpados superiores de los ojos (signo de los ojos
de mapache). Las fracturas de base de cráneo pueden complicarse con una meningitis bacteriana
sobre todo por Streptococcus pnuemoniae, debido al libre comunicación que se establece entre la
nasofaringe o el oído medio y el cerebro.
3. Fracturas craneales deprimidas.- deben ser tratados quirúrgicamente, si se acompañan de déficit
neurológico o existe una herida complicada. El tratamiento quirúrgico es necesario si el
hundimiento es mayor a 3 – 5 mm. La radiografía de cráneo o la TAC están indicados si el niño
presenta un cefalohematoma, perdida de la conciencia prolongada, herida penetrante del cuero
cabelludo, defectos óseos palpables signos neurológicos focales, como pupilas irregulares o
hemiparecias, salida de líquido por la nariz o el oído, cambio de coloración de la membrana
timpánica, ojos amoratados o signos y síntomas de hipertensión intracraneal.
CATEGORÍA DEFINICIÓN
Lesión difusa de tipo II Cisternas mesencefalicas presentes, línea media centrada o desviada menos
de 5mm, lesiones focales menores de 25 cm3. Pueden verse fragmentos
Lesión difusa de tipo III Tumefacción, cisternas comprimidas o ausentes, línea media desviada, no
deben existir lesiones focales o hiperdensas mayores de 25cm3.
Lesión difusa de tipo IV Línea media desviada más de 5mm sin lesiones focales mayores de 25 cm3.
Lesión focal no evacuada Lesión hiperdensas o mixta mayor a 25cm3, sin evacuar.
Conmoción cerebral.-
Se define como un trastorno variable y breve, pero reversible, del nivel de la conciencia que se acompaña de
parálisis transitoria de los reflejos y amnesia de los hechos que rodearon el momento del traumatismo. La
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duración de la amnesia retrograda y postraumática es un buen indicador de la gravedad del traumatismo. En
la fase aguda hay pérdida del tono muscular, flacidez y arreflexia, dilatación de las pupilas y una breve
apnea. Posteriormente a esta fase puede haber ceguera cortical como consecuencia de un edema cerebral
focal localizado en la región de la cisura calcarina, puede ser transitorio con una recuperación completa. La
fase de recuperación se caracteriza por taquicardia, vómitos, palidez letargo y confusión.
Después de una conmoción cerebral cualquiera de las siguientes manifestaciones clínicas debe preocupar y
justificar la hospitalización para monitorear al paciente y observarlo con frecuencia:
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intencional o intencional (maltrato infantil), que lleva a la alteración del sensorio expresado por un escore
de Glasgow < 8.
Los signos iniciales que llevan a un mal pronóstico son:
Pupilas dilatadas y fijas
Respiración apneica
Posturas de decorticacion
Glasgow menor a 8.
Tratamiento.-
GLASGOW