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Ciudad Formal e Informal: Segregación socioespacial

Docente: Adriana Marcela Parias


Presentado por: Ana María Páez Rangel
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SEGREGACIÓN SOCIO-ESPACIAL: REFLEJO DEL CAPITALISMO SALVAJE

Introducción
Este ensayo tiene como propósito exponer cómo en México las formas de segregación
socio espacial se han venido acrecentando con las transformaciones de la economía
mundial, dejando claro que más allá de una decisión propia frente a la localización,
subyacen bajo este fenómeno formas de lucha económica plasmadas en la materialidad
urbana, donde la libre elección se rige bajo la forma de segregación.

Entonces, se plantea el carácter estructural que tiene la segregación, y se responden


cuestionamientos frente a la acción del Estado en materia de regularización de las
viviendas más pobres, destacando las formas de autoconstrucción. Todo esto con la
finalidad de comprender la complejidad de este fenómeno y problematizar bajo la teoría
marxista algunos postulados propuestos.

¿Libre elección en la localización de vivienda?


Para el análisis de los siguientes postulados en el marco de la segregación socio
espacial se tomará como ejemplo la Ciudad de México, que presenta dinámicas de
segregación socio espacial en todas las direcciones y su vez es consecuencia de procesos
económicos mundiales que afectaron de forma conjunta Latinoamérica.

El concepto de segregación ha sido ampliamente debatido en la literatura de urbanismo,


para el marco de este ensayo se entiende la segregación como un fenómeno tridimensional:
residencial, territorial e interactivo1 que implica la separación en sectores delimitados de
grupos de personas que difieren económica y culturalmente de quien los rodea. Como se

1
Pérez, E (2011) Segregación socioespacial urbana. Debates contemporáneos e implicaciones para
las ciudades mexicanas P. 408
verá, este fenómeno es consecuencia de múltiples variables de carácter económico, social y
político.

Partimos del primer postulado: Con excepción del extremo más pobre de la población,
las características de la vivienda – entorno, construcción y localización – que “demandan o
consumen” los hogares son resultado de una elección dentro de un rango amplio de
opciones, y no son simplemente “segregación social en el espacio”. Para demostrar la
invalidez de este argumento es necesario primero dejar claro que cuando se habla de
segregación no se hace alusión únicamente a la diferencia, sino que bajo esta, subyace la
desigualdad. Ahora, para el caso de Ciudad de México haciendo excepción del extremo
más pobre de la población que se ubica en su mayoría en “colonias populares”, podríamos
hablar de quienes tienen la capacidad adquisitiva de comprar una casa en sectores con
beneficios de valor de uso como son accesibilidad a vías principales, bienes y servicios,
colegios cercanos y centros de salud, y de aquellas personas que aunque quisieran acceder
a estos lugares, su capacidad adquisitiva no les deja otra opción que asentarse donde la
accesibilidad a todo lo anterior es considerablemente reducida.

En ese sentido, la afirmación supone que la decisión sobre el lugar en que las familias
escogen su vivienda es dentro de la libertad de elección, eludiendo que si bien la mayoría
de sujetos eligen donde vivir, la decisión está supeditada por el poder adquisitivo de las
familias. De esto da cuenta Samuel Jaramillo con la renta de monopolio de segregación, en
donde la clases más altas pagan un tipo de “impuesto privado” para acceder a las mejores
localizaciones de la ciudad, sobre este poder adquisitivo se conforma la renta del suelo y a
su vez esta conlleva a una forma jerárquica de segregación socioespacial; así, quien tiene
buena capacidad de adquisición puede decidir dentro de un amplio margen donde vivir,
mientras que para los estratos medio y bajos la situación difiere considerablemente. El
análisis de Jaramillo va ligado a la teoría marxista y en ese sentido denota este fenómeno
como un reflejo claro de las relaciones de producción, por lo que la localización dentro del
contexto urbano revela la lucha por habitar la ciudad, y las formas asimétricas de
organización entre ricos y pobres.

En México la expansión urbana de estratos medios y altos se ha expandido hacia el sur y


el occidente de la ciudad, en estos sectores confluyen actividades de comercio a gran
escala como los centros comerciales, la prestación de bienes y servicios; los estratos altos
tienen mejor localización que los estratos medios, pues están más cerca de la ciudad
central, al igual que algunas “colonias populares” pero estas últimas no se toman en
consideración para este caso, debido a su carácter evidente de informalidad y pobreza.

Siguiendo en la línea marxista, podríamos acudir al propio Marx cuando en la crítica a la


economía política habla de los procesos de Producción-Distribución-Cambio-Consumo,
pues bien el autor deja en claro que la producción es la que determina el consumo. Para el
caso de la construcción de viviendas en México, desde los años noventa pululan agentes
del mercado de vivienda que promueven la lógica de encerramiento, esta tipología de
construcción ha sido ampliamente discutida en la literatura y en México es conocida como
ciudad insular. No es una única forma de construcción, los conjuntos residenciales
encerrados son construidos para todos los estratos sociales y difieren de las características
físicas, la localización y el tamaño.

Para ilustrar esto, es preciso analizar los megaproyectos de construcción de vivienda social
dirigidos a población de escasos recursos, en México reconocidos como “conjuntos
habitacionales” que se enmarcan en la lógica de aislamiento, esta tipología de construcción
remarca el fenómeno de segregación socio-espacial ya que si se hace un escaneo de la
localización de estos conjuntos, se manifiestan en su mayoría aledaños a las “colonias
populares” más lejanas de la ciudad central, por otra parte estos conjuntos son construidos
maximizando el espacio, son entonces pequeños departamentos en edificios multifamiliares,
con implicaciones sobre la densidad demográfica del sector, afectando de forma directa el
transporte y movilidad. En otro orden de ideas, estan los conjuntos residenciales altos, que
responden a la lógica de aislamiento y en ciudad de México empiezan desde el límite sur
con la ciudad central y se extienden hacia la periferia, estos conjuntos en su mayoría son
casas unifamiliares con fácil acceso a transporte, incluso para quien vive en la periferia
puesto que desde alla se transportan en automóvil.

En definitiva esta forma de construcción acentúa las formas de segregación, pues es la


materialización para distinguirse y agruparse de forma homogénea en grupos cerrados.
Además, nos permite dar cuenta de la invalidez del primer postulado, pues como ya se dio
cuenta bajo las decisiones de localización de vivienda subyace la capacidad adquisitiva e
influyen los agentes de mercado que construyen vivienda bajo el mismo marco de poder
adquisitivo, acentuado las formas de segregación. Queda claro entonces este rango de
“libre elección” está inmerso en una lógica de segregación.

Ampliación de los márgenes de segregación en el siglo XXI


El reconocer que la segregación socio espacial es un fenómeno estructural del
capitalismo, podría darnos un sustento teórico para cuestionar el papel de Estado frente a la
regularización de los hogares más pobres, en la búsqueda de integrar social y
económicamente a la población que por la dinámicas económicas del siglo XXI se
encuentra en una posición de marginación.

Acude entonces al segundo postulado problematizando la posición en la que enmarca la


informalidad. El extremo más pobre con frecuencia acude soluciones informales para
acceder a la vivienda, y los gobierne periódicamente emprenden programas de
formalización que son perniciosos porque dan la señal a todos de que tarde o temprano el
aparato de Estado vendrá a resolver los problemas de insuficiencias que dejan.

En la Ciudad de México para el año 2010 más de la mitad de la población habitaba en


las “Colonias Populares”, estas se han tornado en la única posibilidad de acceder a
vivienda, su crecimiento deviene de la transformación en las condiciones laborales, desde
los años noventa con la apertura económica del país y la focalización en una economía de
bienes y servicios por encima de la industria, ocasionando la precarización de los salarios.
En ese sentido el postulado cumple con decir que las personas pobres acuden a soluciones
formales, pero acuden a estas formas informalidad porque no tiene posibilidades
económicas de acceder a una vivienda en el sector formal donde aumentan los precios del
suelo progresivamente.

Autores como Sabatini y Brain proponen observar el fenómeno de la segregación de las


personas de bajos recursos como una problemática que debe ser solucionada, puesto que
no es solo el hecho de la inaccesibilidad o desintegración civica, sino que sumado a esto,
estos focos de marginación promueven formas de violencia, crimen, drogadicción entendido
como “guetización”, reflejo de la reducción de posibilidades económicas.

Por otra lado, la segunda parte del postulado acude a la denominación de programas
perniciosos por promover la informalidad, entonces ¿la solución sería que el Estado no
regularice?. En este punto es necesario decir que para el caso de México han habido
políticas de vivienda dirigidas a la regularización en las “comunas populares” más antiguas,
pero esto no ha significado una verdadera integración a la ciudad; como lo muestran varios
análisis, la segregación está íntimamente ligada a la organización en estratos y aun cuando
los programas mejoran las condiciones básicas de los habitantes, la relación frente a los
estratos más altos y sus construcciones sigue siendo evidente. Por otro lado, no se puede
decir que la informalidad crece por la acciones del Estado, puesto que sería ocultar que la
informalidad demuestra la crisis del país y la imposibilidad de brindar oportunidades a toda
la población.
Finalmente, es importante destacar que los procesos de construcción de vivienda desde
informalidad, como bien da cuenta Eugenia Salazar, se les debe reconocer su esfuerzo,
puesto que de no se por las formas de autoconstrucción a las que se acogen las familias,
podrían ser contingentes de personas viviendo en condiciones máxima de pobreza.

Conclusión

Entender la segregación socio espacial implica reconocer las aristas que confluyen y
determinan su crecimiento. Todo lo anterior nos permite reconocer que hace parte de un
reflejo de la sociedad desigual bajo la que se rige el capitalismo, y, a la luz de la teoría
marxista la segregación supone una forma de diferenciación enmarcada en la lucha por
habitar la ciudad, en donde los beneficios cívicos son destinados a quienes tengan la
capacidad adquisitiva determinada por las oportunidades laborales y desde ahí se organiza
de forma jerárquica y segregada la ciudad. Así, quienes no tienen posibilidades de un
empleo, consiguen su vivienda a través de procesos informales y debido a que es la
mayoría de la población quienes se asientan desde la informalidad, es menester que el
Estado intervenga para dar resolución a este fenómeno, promoviendo la integración urbana.

Bibliografía
- Pérez, E (2011) Segregación socioespacial urbana. Debates contemporáneos e
implicaciones para las ciudades mexicanas Estudios Demográficos y Urbanos, vol.
26 pp. 403-432. Distrito Federal, México
- Sabatini, F & Brain, I (2008) La segregación, los guetos y la integración social
- urbana: mitos y claves. Vol. XXXIV, N° 103, pp. 5-26. Revista Eure.
- Salazar, E (2012) Irregular, suelo y mercado en América Latina. ISBN 978-607-462-
336-9; México.
- Samuel, J (2009) Hacia una teoría de la renta del suelo urbano. Universidad de los
Andes; Bogotá.

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