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paulo freire
el gr¡to rnanso
ilustraciones de
claudius ceccon
no es necesariarnente una situación educatila. Po- una determinada tarea específica, que es la tarea
dríamos pensar en una situación educativa en la de educar.
casa, en la relación entre el padre, la madre y La situación educativa implica tarnbién la pre-
los hljos, pero prefiero pensar en la relación sencia de los educa,nd,os, de los alumrtos, segundo
educativa típica, entre las profesoras y Ios alurn- elernento de la situación educadora.
nos. No importa qué escuela sea, prirnaria, se- ¿Qué más descubrimos en la práctica de esta
cundaria, universitaria o círculo de cultura. Lo experiencia? En primer lugar, descubrimos que
que quiero hacer es analizar y descubrir con tts- la presencia del educador y de los educandos
tedes cuáles son los elementos constitntivos de no se da en el aire. Educador y educandos se
la situación educativa. encLrentran en un determinado espacio. Ese es-
pacio es el pedagógico, espacio que los docentes
rnuctras veces no tomarr con la debida considera-
ffitt, ción. Si nosotros nos detuviéramos a a¡alizar La
esto es, ponerla al servicio del pueblo. Desde vino a nuestra casa para conversar sobre un
que hombres y mujeres inventaron la vida en problema acadérnico. Estábamos en la terraza
cornún, los objetos cognoscibles fueron percibi- cuando de repente uno de mis hijos, que debía
dos y estudiados a través del ejercicio de la cu- tener unos cuatro o cinco años, vino a pregun-
riosidad. El pueblo tiene derecho a sabe¡ nece- tar algo. Paré la conversación, escuché al niño,
sita saber que los contenidos escolares se Ie contesté y después le dije: "Mirá, tu papá es-
llarnan objetos cognoscibles, es decir: objetos tá conversando con un amigo que también tie-
que pueden ser conocidos. ne preguntas que hacer y respuestas para dar.
Por eso, si te4és otra pregutta para hace¡ te
Y aquí surge otro terna importante. Los objetos sugiero que la memorices y preguntes después,
cogrtoscibles son percibi.dos mediante el ejercicio de así tu papá puede seguir conversando con su
Ia curiosid,ad. De allí el cuidado que rrosotros amigo". Es preciso defender el derecho que tie-
cofiro profesores debemos tener en relación ne el niño de preguntar, de satisfacer su curio-
con preservar Ia curiosidad de los niños. Cuán- sidad, pero al mismo tiempo decirle que hay
tas veces habrán observado en casas de amigos, momentos Para preguntar y mofirentos para
mientras el papá yla rnamá conversan con la vi- abstenerse, lo que en ética definimos como
sita, que de pronto el niño de tres o cuatro "asurnir los Iímites de Ia libertad". Sin límites no Sin límites
años se acerca corriendo con una pregunta y el hay libertad, como tarnpoco hay autoridad. La for- no hay libertad.
papá le contesta: "¡Calladito! ¿No ves qLre estoy midable cuestión que se nos plantea a los edu-
hablando con otra persona? ¿Cómo venís con cadores es cómo establecer los límites, en qué
esa pavada? ¡Pucha! ¡Dios rnío!". A mí no rrre consisten realmente y cuáles, entre todos ellos,
gusta tirar piedras a nadie ni crear senúrnientos son los que hay que implemerrtar.
de culpa, pero esta conducta es absurda. Es un
cornportarniento castrador que cercena una de Volvarnos ahora a la cuestión de los objetos del
las cosas rnásimportantes que tenernos y que es la conocimiento. Cuanto rnás pensarnos en qué es
curiosidad- Sin curiosidad ni siquiera tendríamos enseña¡ qué es aprender, tanto más descubrimos
Todo t¡empo la posibilidad de ser pa.pá o rnamá. Todo tiempo que no hay una cosa sin Ia otra, que los dos mo-
educativo educativo es tiernpo de pregrrntay de respuesta, mentos son simultáneos, que se cornplementan,
es tiempo de tiernpo de disciplinar:, de reglamentar la propia de tal manera qlue quien enseña aprende al ense-
pregunta. pregunta, la propia respuesta- {Jna tarde, hace mu- ñaf ) quien aprende ertseña al aprender. No'ca-
chos años, en Recife, el rector de la univenidad suaknente en francés el misrno verbo significa
48 rauro FRETRE
EL GR.TTO MANSO 49
enseñar y aprender, el verbo apprendre. La cues- Volviendo a nuestro tema, no hay entonces si-
tión escómo lidiar con esta aparente contra- tuación pedagógica sin un sujeto que enseña,
dicción. E,n este mornento, hablando con uste- sin un sujeto que aprenda, sin un espacio-
des, yo estoy reconociendo estas cosas, estoy tiernpo en el que estas relaciones se den, y no
volviendo a saber estas cosas. De manera qLte hay situaciones pedagógicas sin objetos que
en el proceso en que ustedes aprenden, usteáes puedan ser conocidos. Pero no termina aquí Ia
me enseñan. ¿Cómo? A través de la mirada, de cuestión. FIay otra instancia constitutiva de la si-
sus actitudes. El profesor atento, el profesor tuación educativa, algo que excede esa situa-
despierto, no aprende solamente en los libros, ción y que, sin embargo, forma parte de ella.
Leer en las aprende en la clase, aprende leyendo en las No hay situación educativa que no apunte a ob-
personas.,. personas como si fueran urr texto. Mientras 1es jetivos que están más allá del aula, que no tenga
hablo, yo como docente tengo que desarrollar que ver con corrcepciones, maneras de ver el
en rní la capacidad crítica y afectiva de leer en mundo, anhelos, utopías. Desde el punto de vista
Jos ojos, en el rnovimiento del cuerpo, en la in- técnico, esta instancia, en filosofía de la educa-
clinación de la cabeza. Debo ser capaz de perci- ción, recibe el nombre de d,ireccionalidad de la
bir si hay entre ustedes algrrien que no entendió educación. Mucha gente confunde direccionali-
lo que dU., y en ese caso tengo la obligación d.e dad con dirigisrno, con autoritarismo. Sin ern-
repetir el concepto en forma clara para ubicar a bargo, Ia direccionalidad puede viabilizar tanto
la persona en el proceso de mi discurso. En la posición autoritaria como la dernocrática, de
cierto sentido, ustedes están siendo ahora para la misma rnanera que la falta de direccionali-
mí un texto, un libro que necesito leer al dad puede üabiliziar la espontaneidad. Es jus-
misrno tiempo que hablo. En Brasil, los buenos tamente la direccionalidad la que expiica esa cua-
políticos sabían hacer esto, sabíarr tocar la sen- lidad esencial de la práctica educatir,a que yo
sibilidad de quienes los escuchaban. Ahora con
la televisión esto se está acabando. De rnanera
que la práctica docente va rnás atlá del acto de
entrar al aula y dar, por ejernplo, la clase de sus-
llamo lapohtfuid,ad d"e la educación. Ésta no es una
invención de los subversivos, como piensan los
reaccionarios. Por el contrario, es la natwraleza
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misrna de la práctica educativa la que conduce
tantivos. La práctica educativa es mucho más al educador a ser político. Como educador yo
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que eso. no soy político porque quiera, sino porque rni
misrna condición de educador me lo irnpone.
Esto no significa ser partidario de este o de
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50 PAULO FRETRE
. EL GRITO MANSO 51
Otra de las conyicciones propias del docente proceso y un proyecto, y no un destino. Es pre- Cada uno
dernocrático consiste en saber qwe enseñar no es ciso que en mi propia experiencia social, en mi es un proce§o
transferir contenid,os de su cabeza a la cabeza de los propia práctica, yo descubra los caminos para y no un destino.
alumnos. Enseñar es posibilitar que los alurn- hacer mejor lo que quiero tracer. En mi prácti-
nos, al promover su curiosi dad y volverla cada ca docente aprendí la necesidad de la coheren-
vez más crítica, produzcan el conocimiento en cia, que no podía tener un discurso alejado de
colaboración con los profesores. El docente no mi práctica, que tenía que buscar una identifi-
tiene que dedicarse a transmitir el conocimiento, cación casi absoluta errtre lo que decía y lo que
sólo debe proponer al alurnno elaborar los rne- hacía. Y ésta es una virtud que se llama cohe-
dios necesarios para construir su propia corn- rencia. Descubrí también que la efectividad de
prensién del proceso de conocer y del objeto mi práctica estaba ligada a la necesidad de acep-
estudiado. tar el protagonismo d,e los d,ernás, a Ia necesidad
de no pensar que soy el único en eI mundo que
La complejidad de la práctica educariva es tal puede hacer ciertas cosas, y a la necesidad de
que nos plantea la necesidad de considerar to- no tener resentimierrto con las personas que
dos los elementos que puedan conducir a un pueden hacer las cosas que me gustaría hacer y
buen proceso educativo, nos impone la necesi- no hago porque no soy capaz. Descubrí que no
dad de inuentar situaciones cread,oras de sabnes, sirr podía odiar a quien estaba feliz en el mundo
las cuales la práctica educativa at¡.téntica no po- simplemente porque estaba feliz, pero aprendí
dría darse. Y digo esto porque las virtudes y las también que debía corrtinuar indignado ante la
condiciones propicias para la buena práctica difícil situación que genera la infelicidad de los
educativa no caen hechas del cielo. No hay un dernás. Este respeto al derecho d,e los otros, este re-
dios que envía virtudes de regalo, no hay una conocer que los otros pueden hacer las cosas
burocracia divina encargada de distribuir virtu- que nosotros no hacernos, se llama humildad. Y
des. Saberes y uirtudes d,eben ser cread,os, inuentados la humildad no irnplica el gusto de ser hurnillado,
por nosotnts. Nadie nace generoso, crítico, honra- por el contrario, la persona humilde rehúsa la
do o responsable. Nosotros nacemos con estas hurnillación.
posibilidades pero tenemos que crearlas, desarro-
llarlas y cultivarlas en nuestra práctica cotidiana. En conclusión, profesores y profesoras, educad.o-
Sornos lo que estamos siendo. La condición para res y educadoras, alur¡rnos y alumnas, preocupé-
que yo sea es que esté siendo. Cada uno es urr monos por la creación y la recreación en nosotros
y en nuestros lugares de trabajo de aquellas cua- 4.La lucha no se a.caba,
lidades fundamentales que son las que nos van a se reirrverata*
perrnitir realizat nuestros sueños.