INTRODUCCION AL CONOCIMIENTO PROYECTUAL II . MATERIALIDAD . 2017 .

Taller TCHIRA

Fragmentos de : Juan José Saer, El limonero real, Grupo Planeta, sello Seix Barral, Buenos Aires, 2011.

La escritura de Juan José Saer ha sido reconocida por la
crítica especializada como una de las más valiosas y
renovadoras en el ámbito de la lengua española
contemporánea. El limonero real (1974) representa un
punto de condensación central en su vasto proyecto
narrativo.
Una familia de pobladores de la costa santafesina se
reúne desde la mañana, en el último día del año, para una
celebración que culmina, por la noche, en la comida de
un cordero asado. Dos ausencias hostigan al personaje
central de la novela: una, la de su mujer, que se ha
negado a asistir a la fiesta alegando el luto por su hijo;
otra, la de ese mismo hijo, cuya figura pequeña emerge
una y otra vez en el recuerdo. Doblemente acosado por la
muerte y por la ausencia, el relato imprime a su materia
una densidad creciente, que otorga a la comida nocturna
las dimensiones de un banquete ritual.
El limonero real es la novela de la luz y de la sombra,
cuyos juegos y alternancias puntúan el transcurso del
tiempo; es la novela de las manchas que terminan,
finalmente, por componer una figura; es la novela de la
descripción obsesiva de los gestos más triviales, de las
sensaciones y las percepciones, de las texturas y los
sabores.





p. 14 p. 18
No sopla ningún viento. En el centro del patio Wenceslao va detrás de ella y cuando ella abre
delantero, el paraíso está quieto, lleno de la canilla y se inclina al chorro débil del agua
pájaros que saltan cantando. Todavía no que sale por la boca, Wenceslao comienza a
proyecta ninguna sombra, pero en la copa bombear.
algunas hojas están nimbadas por los El chorro de agua se hace más denso –es
resplandores dorados, como si la luz brotara de blanco, árido y opaco ahora– y las partículas
él y no del sol, centellea en el centro de la transparentes en que se deshace al chocar
fronda. En seguida el árbol proyectará de golpe contra sus manos brillan en los primeros rayos
una sombra larga, cubriendo la mesa apoyada del sol que atraviesan el cielo horizontales y
en el tronco. La sombra decrecerá gradual destellan en las hojas de los árboles y en las
hasta mediodía, para desaparecer por un gotas que se deslizan por la piel fláccida de su
momento, y reaparecer en seguida del lado cuello.
opuesto de la mesa, estirándose ahora lenta y
gradual hasta que el sol se borre y no quede
otra cosa que sombra.

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p. 20 lisas, y cuando se haga de noche las paredes

Wenceslao vuelve con la pava y espera parado blancas del rancho se enfriarán y emitirán una
junto al brasero, alrededor del cual el negro y el fosforescencia lunar móvil, blanquecina. A dos
chiquito corretean en silencio, palpitantes. La metros de distancia Agustín resalta contra la
leña seca crepita entre las llamas traslúcidas y pared blanca y está inmóvil.
espesas que termina en unos hilitos de humo
negro. El paraíso proyecta una sombra inmóvil p. 116
llena de perforaciones luminosas, la sombra de Se da vueltas y queda echado de espaldas; el
Wenceslao detenido con la pava en la mano sombrero cae hacia atrás y en lugar de las rayas
cerca del brasero se extiende paralela a la de de luz aparecen penachos de ramas brillantes
éste, rematada en franjas negras y ondulantes inmóviles, sobre los que la claridad resbala; los
que se angostan y se ensanchan, se retuercen, huecos de la fronda, si bien dejan iluminar
se extienden o se contraen y a veces se cortan y oblicuamente el interior del ramaje apretado,
separándose de la sombra del brasero no permiten sin embargo que la luz llegue al
permanecen una fracción de segundo suelo. Entrecierra los ojos y la fronda
proyectada sobre la tierra dura antes de desaparece; quedan en su lugar unas manchas
desaparecer. rojizas, móviles, y los estratos lejanos de ruidos,
parecidos a voces y a chasquidos de hojas y
p. 54 ramas. Manteniendo los ojos cerrados palpa el
El sol subirá y subirá hasta el mediodía para suelo con la palma de la mano, cerca de la
caer vertical buscando el centro de las cosas, cabeza descubierta, hasta que sus dedos tocan
borrando durante una fracción de segundo las el sombrero y lo levantan, depositándolo sobre
sombras, y después empezará a declinar no sin la cara. Abre despacio los ojos y ve otra vez las
antes llevar por el aire la imagen turbia y listas de luz con un destello en cada punta,
ondulante delos ríos y esteros y creando en el horizontales y verticales según la dirección de
camino de asfalto que lleva a la ciudad la paja tejida, en medio de la penumbra cálida y
espejismos de agua. olorosa rodeada por un resplandor circular que
se cuela por el borde del ala del sombrero. Ha
p. 73 estirado los brazos en el suelo, separados del
Los rayos de sol que se colaban a través de las cuerpo. Ahora no ve más que la noche, con luna
hojas hacían centellear las partes cromadas del llena, las ramas negras de los árboles
vehículo y estampaban círculos de luz sobre la superpuestas a la oscuridad más tenue, plagada
tela colorada. de luz lunar, y las paredes blancas
fosforesciendo entre las hojas, ásperas, con
p. 109 resplandores que nimban sus bordes y se
Agustín resalta contra la pared blanca; está del corren manchando la oscuridad.
lado de la sombra. Después el sol irá cayendo
detrás de los arboles, volviéndose cada vez más p. 137
rojo, más grande y más débil, hasta Se ve la luna, nítida, circular, dura, blanca y sin
desaparecer, persistiendo la principio como destellos, entre las hojas de los árboles, más
una mancha morada detrás de las hojas negras, fría, más lejana, y sin embargo más poderosa

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que los faroles, aunque ilumine menos. Los fronda, y se detiene medio metro por encima de
sonidos se confunde y después se borran, pero la cabeza de Rogelio, viendo más allá, entre los
eso no se percibe porque otros sonidos, troncos de los paraísos, amontonarse en
complejos y fugaces como los anteriores, se desorden las ramas, las flores y los troncos de
empalman a ellos, en el mismo momento en los árboles que nadie plantó, envueltos en esa
que a su vez ellos mismos se empalman a claridad verdosa en que ellos mismos
nuevos sonidos indefinidamente. Ahora su transforman la luz solar que cae gradual desde
mirada va bajando de la copa de los árboles la altura desplazándose y diseminándose en
entre cuyas hojas la luz pega y resbala, todas direcciones por la refracción de las hojas.
diseminándose entre los intersticios de la

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Fragmentos de: Junichiro Tanizaki , El elogio de la sombra, Biblioteca de Ensayo, Ediciones Siruela,
España, 2º edición de febrero 2010, páginas 27 a 36.

En Occidente, el más poderoso aliado de la belleza fue
siempre la luz; en la estética tradicional japonesa lo
esencial está en captar el enigma de la sombra. Lo bello
no es una sustancia en sí sino un juego de claroscuros
producido por la yuxtaposición de las diferentes
sustancias que va formando el juego sutil de las
modulaciones de la sombra. Lo mismo que una piedra
fosforescente en la oscuridad pierde toda su fascinante
sensación de joya preciosa si fuera expuesta a plena luz,
la belleza pierde toda su existencia si se suprimen los
efectos de la sombra.

En este ensayo clásico, escrito en 1933, Junichirò
Tanizakiva desarrollando con gran refinamiento esta
idea medular del pensamiento oriental, clave para
entender el color de las lacas, de la tinta o de los trajes
del teatro nò; para aprender a apreciar el aspecto
antiguo del papel o los reflejos velados en la pátina de
los objetos; para prevenirnos contra todo lo que brilla; o
para captar la belleza en la llama vacilante de una
lámpara y descubrir el alma de la arquitectura a través
de los grados de opacidad de los materiales y el silencio
y la penumbra del espacio vacío.




Dicen que el papel es un invento de los De manera más general, la vista de un
chinos; sin embargo, lo único que nos inspira el objeto brillante nos produce cierto malestar.
papel de Occidente es la impresión de estar Los occidentales utilizan, incluso en la mesa,
ante un material estrictamente utilitario, utensilios de plata, de acero, de níquel, que
mientras que sólo hay que ver la textura de un pulen hasta sacarles brillo, mientras que a
papel de China o de Japón para sentir un nosotros nos horroriza todo lo que resplandece
calorcillo que nos reconforta el corazón. A igual de esa manera. Nosotros también utilizamos
blancura, la de un papel de Occidente difiere hervidores, copas, frascos de plata, pero no se
por naturaleza de la un hosho7 o un papel nos ocurre pulirlos como hacen ellos. Al
blanco de China. Los rayos luminosos parecen contrario, nos gusta ver cómo se va
rebotar en la superficie del papel occidental, oscureciendo su superficie y cómo, con el
mientras que la del hosho o del papel de China, tiempo, se ennegrecen del todo. No hay casa
similar a la aterciopelada superficie de la donde no se haya regañado a alguna sirvienta
primera nieve, los absorbe blandamente. despistada por haber bruñido los utensilios de
Además, nuestros papeles, agradables al tacto, plata, recubiertos de una valiosa pátina.
se pliegan y arrugan sin ruido. Su contacto es
suave y ligeramente húmedo como el de la hoja Recientemente se ha extendido la
de un árbol. costumbre de emplear estaño para la cocina
china y es muy probable que los chinos
aprecien la propiedad que tiene ese metal de

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adquirir pátina. Cuando está nuevo recuerda al Incluso el vidrio, ese vidrio de Kanryu,
aluminio y la impresión que produce no tiene por ejemplo, que habían obtenido los chinos,
anda de agradable; los chinos nunca lo habrían ¿no está más cerca de los jades o de las ágatas
adoptado si no envejeciera bien y no acabara que de los cristales de Occidente? Los
por adquirir así cierta elegancia. Además, se orientales conocían desde hace mucho tiempo
pueden grabar poemas que, con la superficie los secretos de la fabricación del cristal, pero
ennegrecida por el estaño, forman un conjunto nunca se desarrolló tanto como en Europa; en
perfecto. En una palabra, en manos de los cambio la cerámica ha hecho entre nosotros
chinos ese metal ligero, vulgar y chillón se ha progresos muy considerables, lo que sin duda
convertido en un material denso y de buena está también relacionado con nuestro genio
ley, de reflejos profundos como una cerámica. nacional.

Los chinos también aprecian esa piedra No es que tengamos ninguna prevención
llamada jade: ¿acaso no es preciso ser extremo- a priori contra todo lo que reluce, pero siempre
oriental, como nosotros, para encontrar hemos preferido los reflejos profundos, algo
atractivos esos bloques de piedra extraña- velados, al brillo superficial y gélido; es decir,
mente turbios que atesoran en lo más tanto en las piedras naturales como en las
recóndito de su masa unos fulgores fugaces y materias artificiales, ese brillo ligeramente
perezosos, como si se hubiese coagulado en alterado que evoca irresistiblemente los
ellos un aire varias veces centenario? ¿Qué es efectos del tiempo. “Efectos del tiempo”, eso
lo que nos atrae en esa piedra que no tiene ni el suena bien, pero en realidad ese el brillo
colorido del rubí o de la esmeralda ni el brillo producido por la suciedad de las manos. Los
del diamante? Lo ignoro, pero ante esa turbia chinos tienen una palabra para ello, “el lustre
superficie, siento que esta piedra es espe- de la mano”, los japoneses dicen “el desgaste”:
cíficamente china, como si su cenagoso espesor el contacto de las manos durante un largo uso,
estuviese formado de aluviones depositados su roce, aplicado siempre en los mismos
lentamente desde el pasado lejano de la lugares, produce con el tiempo una
civilización china, y tengo que reconocer que impregnación grasienta; en otras palabras, ese
no me sorprende la predilección de los chinos lustre es la suciedad de las manos.
por esos colores y sustancias.
Esto explica que al aforismo que reza:
En lo que se refiere al cristal de roca, en “el refinamiento es frío” se le haya podido
estos últimos tiempos se han importado añadir “... y algo sucio”. Sea como fuere, es
grandes cantidades de Chile pero, comparado innegable que en el buen gusto del que
con el cristal de Japón, el de Chile peca de un alardeamos entran elementos de una limpieza
exceso de pureza y de limpidez. El cristal que se algo dudosa y de una higiene discutible.
encuentra desde siempre en la provincia de Contrariamente a los occidentales que se
Kai, cuya transparencia se ve turbada por esfuerzan por eliminar radicalmente todo lo
ligeras nubes, produce por ello mismo la que sea suciedad, los extremo-orientales la
impresión de tener mayor densidad; sin conservan valiosamente y tal cual, para
embargo, el que nos produce un placer aún convertirla en un ingrediente de lo bello. Es un
mayor es el cristal con vetas, el que encierra en pretexto, me dirán ustedes, y lo admito, pero no
su masa parcelas de materia opaca. es menos cierto que nos gustan los colores y el
lustre de un objeto manchado de grasa, de

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hollín o por efecto de la intemperie, o que barniz llamado “laca” y se habían dejado
parece estarlo, y que vivir en un edificio o entre hechizar por los colores y el lustre de los
utensilios que posean esa cualidad, utensilios lacados no era en absoluto por azar.
curiosamente nos apacigua el corazón y nos
tranquiliza los nervios. ...

… En realidad se puede decir que la
oscuridad es la condición indispensable para
Hay en Kyoto un famoso restaurante apreciar la belleza de una laca.
llamado Waranji-ya. En esta casa, hasta hace
poco, los reservados no estaban iluminados con En la actualidad también se fabrican
luz eléctrica, sino mediante arcaicos can- “lacas blancas” pero, de siempre, la superficie
delabros que la habían hecho famosa; en la de las lacas ha sido negra, marrón o roja,
primavera de este año volví después de una colores estos que constituían una estra-
larga ausencia y pude comprobar que también tificación de no sé cuántas “capas de
ahí habían hecho su aparición las lámparas oscuridad”, que hacían pensar en alguna
eléctricas con forma de linternas portátiles. materialización de las tinieblas que nos
Pregunté que desde cuándo pasaba eso y me rodeaban. Un cofre, una bandeja de mesa baja,
dijeron que desde el año anterior, que muchos un anaquel de laca decorados con oro molido,
clientes encontraban la luz de los candelabros pueden parecer llamativos, chillones, incluso
demasiado oscura y que no habían podido vulgares; pero hagamos el siguiente
hacer otra cosa, pero que a las personas que experimento: dejemos el espacio que los rodea
preferían los objetos antiguos les seguirían en una completa oscuridad, luego sustituyamos
llevando candelabros. la luz solar o eléctrica por la luz de una única
lámpara de aceite o de una vela, y veremos
Precisamente yo había ido ahí para inmediatamente que esos llamativos objetos
darme ese gusto y por supuesto pedí un cobran profundidad, sobriedad y densidad.
candelabro; entonces fue cuando me di cuenta
por primera vez de que esa luz incierta era la Cuando los artesanos de antes recubrían
que de verdad realzaba la belleza de las lacas con laca esos objetos, cuando trazaban sobre
japonesas. Los reservados del Waranji-ya son ellos dibujos de oro molido, forzosamente
unos pequeños y recoletos salones de té con tenían en mente la imagen de alguna habitación
una superficie de cuatro esteras y media, y los tenebrosa y el efecto que pretendían estaba
pilares del toko no ma8 y el techo tienen reflejos pensado para una iluminación rala; si
negruzcos, lo que hace que, incluso con una utilizaban dorados con profusión, se puede
lámpara eléctrica con forma de linterna, reine presumir que tenían en cuenta la forma en que
una impresión de nocturnidad. Pero cuando destacarían de la oscuridad ambiente y la
sustituyeron la lámpara por un candelabro aún medida en que reflejarían la luz de las
más oscuro y pude observar las bandejas y los lámparas. Porque una laca decorada con oro
cuencos a la luz vacilante de la llama, descubrí molido no está hecha para ser vista de una sola
en los reflejos de las lacas, profundos y espesos vez en un lugar iluminado, sino para ser
como los de un estanque, un nuevo encanto adivinada en algún lugar oscuro, en medio de
totalmente diferente. Supe entonces que si una luz difusa que por instantes va revelando
nuestros antepasados habían encontrado ese uno u otro detalle, de tal manera que la

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mayor parte de su suntuoso decorado, hilos de agua que corren sobre las esteras para
constantemente oculto en la sombra, suscita formar una superficie estancada, son captados
resonancias inexpresables. uno aquí, otro allá, y luego se propagan, tenues,
inciertos y centelleantes, tejiendo sobre la
Además, cuando está colocada en algún trama de la noche un damasco hecho con
lugar oscuro, la brillantez de su radiante dibujos dorados.
superficie refleja la agitación de la llama de la …
luminaria, desvelando así la menor corriente
de aire que atraviese de vez en cuando la más 7 Papel japonés de alta calidad, grueso y totalmente

blanco, reservado a los edictos imperiales.

tranquila habitación, e incita discretamente al 8 Literalmente "habitación del lecho, alcoba". Hueco

hombre a la ensoñación. Si no estuviesen los practicado generalmente en la pared de la habitación

objetos de laca en un espacio umbrío, ese principal, perpendicular al jardín y que desempeña un
papel capital en la decoración de la casa japonesa
mundo de sueños de incierta claridad que tradicional. Ahí es donde se cuelga un cuadro escogido en
segregan las velas o las lámparas de aceite, ese función de la estación y se coloca algún objeto
artístico de bronce o de cerámica, o algún adorno floral. El
latido de la noche que son los parpadeos de la
gusto de los dueños de la casa se juzga por la
llama perderían seguramente buena parte de armonía conseguida entre estos tres elementos.
su fascinación. Los rayos de luz, como delgados