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La Navidad en México tiene una gran variedad de tradiciones y costumbres, entre las que se
pueden señalar diversas fiestas familiares como las Posadas y el día de Reyes, así como los
platillos típicos de tamales y dulces, muy aclamados en esta época del año en la que las
calles se visten de colores y alegría con las flores 'poinsettia'.
Más allá de los típicos adornos llenos de brillantes luces, cenas de gala y atmósferas
festivas, la Navidad a lo largo de la República Mexicana se celebra con matices
tradicionales únicos.
Las tradiciones navideñas han evolucionado a través del tiempo. La fusión entre las
culturas indígena y europea fue un factor en la creación y celebración de rituales que se
siguen realizando hoy en día.
Fue en el siglo 16, durante la conquista, que los frailes españoles realizaron una fusión
cultural y de creencias con el objetivo de que los indígenas aceptaran la religión católica.
Las Posadas
Origen
Según los archivos históricos, las primeras posadas se realizaron en el convento de San
Agustín de Acolman en Tenochtitlán, donde los monjes agustinos aprovecharon la
coincidencia de las fechas cristianas y las de los rituales aztecas.
Para los indígenas fue fácil aceptar las posadas, ya que a pesar de ser una practica
propiamente española, ellos la realizaban como festejo del nacimiento de Huitzilopochtli.
Con el paso de los siglos, este ritual que solo se realizaba en las iglesias, se trasladó a los
hogares de los mexicanos. Hoy, familias enteras se organizan año tras año para pedir
posada, cantar villancicos y disfrutar parte de la gastronomía mexicana.
Proceso
Durante nueve días antes del 24 de diciembre, esto es, el 16 de diciembre, Ese día comienzan las
fiestas con la primera Posada, una celebración con una gran carga religiosa donde la gente
'acompaña', en una procesión, a la Virgen María y a San José mientras van de casa en casa
buscando una posada en Belén donde pueda nacer el niño Jesús, realizándolo por medio de una
representación solicitando el alojamiento (posada), de vez en cuando se les invita a alguna casa a
romper una piñata. Ese día, los participantes deciden cuántas Posadas celebrarán en este año y
dónde se hospedarán María y José.
En cada posada y hasta la noche de Navidad, suele entregarse a los participantes de las posadas un
aguinaldo, el cual consiste de dulces, galletas y frutas de temporada. En los estados del sureste, se
adorna una rama, con la cual se dirige la procesión.
La fiesta se celebra en las calles y en las casas, y la gente se reúne para cantar y bailar así como a
rezar letanías de rodillas, rodeados de luces y bengalas que adornan las casas o se reparten entre
los presentes. Cuando todos llegan a la posada comienza la fiesta. Además, los mexicanos sienten
tal devoción por la festividad navideña que incluso tienen las pre-posadas, que se realizan antes
y son muy parecidas. Estas celebraciones terminan el 24 de diciembre, un día muy familiar que
culmina con una copiosa cena de Nochebuena.
Las piñatas
Las posadas y pastorelas son solo algunas de las festividades navideñas
que han pasado de generación en generación
La flor de nochebuena
Los aztecas la llamaban ‘cuetlaxochitl’ que en náhuatl significa ‘flor de pétalos resistentes como el
cuero’./Foto: Flickr/Minnie Villamar
Esta flor también ha sido utilizada por los mexicanos como una planta medicinal que
ayuda a controlar y disminuir algunas enfermedades de la piel y alergias. Los pétalos
triturados sirvieron en algún tiempo para teñir ixtle, cuero y algunos otros textiles en tonos
rojizos.
Durante la época colonial, la flor de nochebuena llegó a asociarse con la celebración de la
Navidad, debido a que florece y se pone más vistosa durante los días del mes de
diciembre.
Actualmente se ha convertido en una tradición que los hogares mexicanos luzcan plantas de
nochebuena entre sus decoraciones decembrinas, ya que además de ser económica es muy
fácil de conseguir.
En México, las pastorelas típicas han pasado de ser simples representaciones teatrales, a shows
cómicos llenos de chistes, bromas y hasta albures./ foto: especial
Estas representaciones teatrales se han convertido en una tradición anual entre chicos y
grandes: las escolares, con diálogos inocentes, y algunas otras con el sentido del humor
propio del mexicano.
Los Reyes Magos
Para conmemorar la historia que describe la llegada de los Reyes Magos a Belén, se lleva a cabo la
tradicional partida de rosca de Reyes. /foto: Especial
En recuerdo de estos presentes, los niños de México reciben también sus obsequios cada
año, en la madrugada del 6 de enero.
Asociada a ésta fecha se lleva a cabo la tradicional partida de Rosca de Reyes. El pan, en
forma ovalada, es realizado con la misma receta culinaria del pan de muerto, tradicional en
México.
En su interior, y dependiendo del tamaño de la rosca, se encuentran pequeños muñecos de
plástico que representan al recién nacido visitado por los Reyes Magos.
Y como la cultura mexicana se caracteriza por el gusto por las reuniones familiares y
festejos, las personas que encuentran dicho muñeco de plástico quedan comprometidas a
realizar una nueva reunión el 2 de febrero, Día de la Candelaria.
El día 24 de diciembre se acostumbra reunirse con familiares y amigos a degustar una gran
cena, en algunas ocasiones se reparten regalos como muestra del cariño que se tiene hacia
los demás. A las 12:00 se toman las copas y se hace un brindis, casi siempre con Sidra, se
reparten abrazos y buenos deseos, dando la bienvenida a la Navidad. Así mismo este mismo
día en muchas regiones del país se realiza un tradicional ritual conocido como "+"el arrullo
del Niño Dios"", que consiste en arrullar la figura del niño Jesús, mientras se realizan
cánticos y rosarios.
Ponche de frutas
Corona de Adviento. Las cuatro velas simbolizan los cuatro domingos del
Adviento. El color morado de tres de las velas significa que se trata de un
tiempo de penitencia. Una vela, sin embargo, lleva un color atenuado, el
rosado: representa el tercer domingo de Adviento, llamado domingo Gaudete
o domingo de la alegría.
Las piñatas
Un actor protagónico de las Posadas son las piñatas. Para su elaboración artesanal se
recurre a diferentes diseños y materiales; aunque hoy en día existen muchos diseños de
piñatas, la más tradicional es aquella que representa una estrella, de la cual se desprenden
siete picos o rayos de luz que simbolizan los siete pecados capitales.
La piñata puede ser de barro o cartón y se prepara rellenándola con dulces confitados y
frutas de mexicanas de temporada como lo son los tejocotes, caña de azúcar, mandarinas,
naranjas, jícamas y cacahuates.
Una vez que la piñata está lista, se utiliza una cuerda para mantenerla suspendida en el aire,
mientras los invitados, uno a uno, se turnan para tratar de quebrarla con un palo y los ojos
vendados, al tiempo que los demás animan a romperla cantando:
Cuando finalmente alguien logra quebrar la piñata, el contenido cae sobre el piso y todos se
abalanzan sobre el botín entre bromas y risas.
El Nacimiento
Pastorelas
EtiquetasNavidad
Vivir la Navidad en el trópico es toda una experiencia para aquellos que tenemos
asociadas estas fechas con el frío, la nieve, las chimeneas encendidas… En Costa Rica en
diciembre empieza la época seca, es decir, su verano. Es cuando terminan los cursos en
escuelas, colegios y universidades. Cuando termina la liga de fútbol, cuando la mayoría de
la gente está pensando en sus vacaciones. Y además es Navidad.
Eso quiere decir que en los centros comerciales nos vamos a encontrar una curiosa mezcla
de artículos típicamente playeros y decoración navideña. Resulta un poco chocante pasear
en manga corta por la Avenida Central de San José tomando un helado, mientras nos
rodean imágenes de “colachos” (Santa Claus o Papá Noel), renos, trineos, copos de nieve,
abetos, etc.
Toda las ciudades o pueblos se engalanan para estas fechas, llenándose de luces, ya no
sólo en las calles principales, sino también cada casa. En algunos barrios podemos ver
incluso decoraciones tan recargadas como las que se suelen mostrar en ciertos filmes
navideños ambientados mucho más al norte.
El “Avenidazo”
El Festival de la Luz
Pocos días después del “Avenidazo” se celebra por las dos grandes avenidas transitables de
la capital el Festival de la Luz, una desfile con multitud de carrozas llenas de luces,
disfraces, bandas de música, acrobacias (similares a las que estamos acostumbrados a ver
en las peliculas de “teenagers” estadounidenses) y un “Mariscal”, una persona del país
destacada por sus logros (deportistas, cantantes, periodistas e incluso un astronauta son
algunas de las personalidades que han sido mariscales del festival), vamos, una cabalgata
en toda regla, pero sin Reyes Magos.
El “Niño Dios”
¿Y por qué no hay Reyes Magos? Pues porque aquí ese papel lo juega el “Niño Dios”. Es
él el que la noche del 24 de diciembre reparte los regalos de casa en casa, dejándolos debajo
del árbol (pues esto es algo que se instala en todas las casas). Otra decoración que está
presente en todos los hogares es el “pasito”, es decir, el belén. Con la llegada de la navidad
todos los barrios se llenan de “chinamos” (puestos callejeros) donde poder comprar toda la
decoración necesaria.
Un belén o pasito, como se le conoce en Costa Rica
Las fechas justo antes de Navidad también se sienten por el olfato y el estómago.
Diciembre es el mes por antonomasia de los tamales, comida típica de Navidad. Los
tamales son una receta que, con más o menos variantes, se encuentra en casi toda
Latinoamérica. Consisten en una masa de maíz (o arroz) a la que se añaden verduras y
carnes y que se cocina en el interior de una hoja de platano (que no se come). Desprenden
un olor especial mientras se cocinan a fuego lento, que inevitablemente se asocia a estas
fechas. Otra delicia navideña que se toma durante el mes de diciembre es el rompope, una
especie de ponche hecho a base de yemas de huevo, vainilla, canela, leche, azúcar y
alcohol. Está francamente bueno…
Preparando tamales, comida típica de la Navidad de Costa Rica
Con las calles iluminadas, habiendo disfrutado del Festival de la Luz, comprado toda la
decoración en los chinamos y con la cocina oliendo a tamales y rompope, ya estamos listos
para celebrar una Navidad a la tica. Ya sólo nos queda esperar a que llegue el Niño Dios
en la Nochebuena, asistir a la misa del gallo, ir a las fiestas de Zapote y pasarnos por el tope
de San José. Pero de todo eso os hablaremos en un próximo artículo.
- Tamales. La comida navideña por excelencia en Costa Rica. Los más comunes son los de
masa colada envueltos en hoja de plátano. Otras comidas típicas de la temporada son: las
pupusas, el vigorón (un guisado con carne de cerdo) y el rompope.
Al ser Costa Rica un país católico es bastante común la asistencia a esta misa, que, como en
España, se celebra en la medianoche entre el 24 y el 25 de diciembre. Después de la cena de
Nochebuena, en la que se habrá dado buena cuenta de la tradicional carne asada (de cerdo)
y de algún que otro rompope, un gran número de familias se dirigen a sus iglesias, al
Santuario Nacional o a la Catedral Metropolitana para asistir a la Misa del Gallo.
Fiestas de Zapote
Zapote es un distrito del cantón de San José, situado al este de la ciudad. Celebra sus fiestas
desde el día de Navidad hasta la primera semana de enero. Allí se monta una gran plaza de
toros (el redondel de Zapote) donde se celebran las “corridas a la tica”, muy similares a
nuestras vaquillas, aunque también suele haber espectáculos de toreo “tradicional” y algo
de rodeo (al más puro estilo “americano”).
En Costa Rica no se le infringe daño al animal, y al igual que ocurre en algunos lugares de
España, el toro suele participar en varios festejos, con lo que alguno de estos animales
adquiere cierta fama. En las fiestas de Zapote el que se lleva la palma en este aspecto es el
toro “Malacrianza” (que más o menos quiere decir “mala educación”).
En este distrito al este de San José se monta una gran plaza de toros desde el 25 de
diciembre y hasta la primera semana de enero. Aquí se celebran las corridas a la tica, en las
que un toro persigue a decenas de “improvisados” que corren por su vida. También hay
rodeos y corridas tradicionales pero no se lastima a los animales. En los alrededores de la
plaza se instalan los “chinamos”, una especie de casetas de feria con comida, bebidas,
música y pistas de baile.
Es muy curiosa la combinación del sentimiento navideño con la sensación de estar en una
feria típica de las fiestas veraniegas, pero merece la pena vivirlo, acercarse a algún
chinamo y “echarse una fría” (beberse una cerveza) con una boca de chicharrón, por
ejemplo. Una boca es una pequeña cantidad de comida, a medio camino entre una tapa y
una ración. Los chicharrones son trozos de carne de cerdo fritos, similares a los torreznos
pero de mayor tamaño. También podremos disfrutar de otros platos interesantes como el
arroz con pollo, el chop suey (los ticos son muy aficionados a este plato), pollo frito y,
por supuesto, ¡tamales!
Chinamo de comida en las fiestas de Zapote
Un “tope” es una cabalgata y se realizan por todo el país durante el año. La de la capital
tiene siempre un sabor especial ya que es la más espectacular de todas y siempre tiene lugar
el día 26 de diciembre, a media temporada navideña. Jinetes de todo el valle central asisten
a este desfile en donde también verás bandas de guerra, payasos y bailarinas. El evento
tiene mucho poder de convocatoria, por lo que las calles de San José se convierten durante
algunas horas en una verdadera fiesta de pueblo.
Caballistas y público en el Tope Nacional en San José, Costa Rica
El resto de las fiestas se pasan en familia, preparando las maletas (no hay que olvidar que
estamos en verano), ya que es bastante habitual buscar un destino de playa para pasar el año
nuevo entre amigos.
Una forma de elaborar la composición de esta carta consiste por ejemplo en que los
menores primero inician externando agradecimiento por todos los favores y muchas
bendiciones recibidas durante el año que finaliza, luego detallan las razones por las que
consideran se deben hacer merecedores de sus peticiones materiales, reseñan sus buenas
acciones con la familia y sus amistades o de sus logros académicos; igualmente pueden
solicitar favores hacia la salud y bienestar tanto personal como familiar, posteriormente
realizan el listado de los presentes que más les gustaría recibir.
Especifican la dirección domiciliar, con la ilusión y fantasía de que no se extravíen en el
trayecto y lleguen a su destino; finalmente la carta guardada en un sobre sellado con su
huella digital, se pone en el pesebre del Niño Dios o bien el árbol , para que Éste tome
nota de las solicitudes y así pueda hacer posible con la “magia de la Navidad”sus deseos
una realidad.
Hoy en día por el desmedido bombardeo publicitario y comercial muchos de los niños y
niñas se confunden y entusiasman escribiendo en la carta al “Niño Dios” un listado sin
fin…, por lo cual es tarea de los adultos responsables ( aún y cuando no tengan en ese
momento dificultades económicas) ante estas situaciones explicarles en forma sencilla y
afectiva que lo más valioso es aprender a seleccionar y decidir, por ejemplo de todas las
cosas que le podría gustar elegir lo que más le encantaría y /o necesitaría. Maximizándoles
lo grandioso de ser bendecidos con los obsequios más apreciables e inconmensurables
como por ejemplo el regalo de la vida, la salud, el amor y la unión familiar, así como la
oportunidad de disfrutar y compartir con otros semejantes menos favorecidos a nivel
material y afectivo; fortaleciendo con estas acciones desde la niñez los valores de la
gratitud, consideración, solidaridad, sensibilidad y humildad entre otros.
ROMPOPE
La bebida más representativa por excelencia es el rompope o un poche cocinado,
compuesto generalmente por leche, huevos, azúcar, canela, nuez moscada, clavos de olor y
licor, que se sirve frío como caliente.
QUEQUE NAVIDEÑO
Repostería dulce preferida por excelencia en las celebraciones navideñas costarricenses,
más que las galletas y panes especiales, el cual entre sus ingredientes tradicionales con
que se elabora está: harina, polvo de hornear, azúcar moreno, jugo de frutas, ciruelas,
pasas, dátiles, semillas secas, frutas cristalizadas cocinadas o conservadas en licor entre
otros.
El portal era utilizado en la época antigua, primeramente en Roma como método para
enseñar el nacimiento de Cristo a los que no sabían leer, por lo que el belén se llenó de
simbolismos y empezaron a agregarse más figuras. Se estableció que debían colocarse
adicionalmente a la Sagrada Familia, el buey y la mula: doce ovejas, tres pastores, dos
sibilas, dos profetas, siete ángeles y cuatro árboles.
La tradición del portal es ubicar a María y José antes de la Nochebuena, exceptuando al
Niño Dios, el cual se coloca la noche del 24 de diciembre. De la misma manera se ubican
los tres reyes magos de camino al pesebre, y el 6 de enero se ubican al lado de la Sagrada
Familia, fecha en la cual se celebra el último rezo del duodenario, concluyendo así la época
navideña.
En Costa Rica, la colocación del portal en la época colonial implicaba una serie de
actividades que involucraban comida, rezos y visitas frecuentes de los familiares y vecinos
que venían a contemplar los portales. Esto lo menciona muy claramente Ferrero cuando
afirma que el portal “constituyó un elemento de vinculación social y un elemento de
“policía”… que equivalía a vivir en sociedad.”
La preparación del pasito costarricense ha sido una actividad familiar, en donde cada pieza
es ordenada para la contemplación. El portal debe cargarse de aromas y colores; los frutos y
las flores son colocados frecuentemente al pie del nacimiento.
De esta manera se puede decir que los portales en Costa Rica nada asemejan a los paisajes
de tierras áridas de Jerusalén. La Sagrada Familia se encuentra rodeada de una escenografía
tropical; las flores, musgos, riachuelos y frutos acompañan las esculturas que celebran el
nacimiento de Jesús.
El portal debe ser un recordatorio de los buenos deseos de nuestros abuelos y bisabuelos
que rezaban por los pobres, los enfermos y desvalidos, porque éstas son sin duda épocas de
reflexión y gratitud. (Referencia: Ferrero, Luis. “La Navidad en Costa Rica”, )