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ISSN 0186-0348

Revista de historia y ciencias sociales


"El gobierno de la calle."
Diarios, movilizaciones y política
en el Buenos Aires del novecientos
Inés Rojkind*

uizá pueda parecer reiterativo co- esfuerzos de reconsideración de las visio-

Q menzar señalando la renovación


que ha experimentado en los últi-
mos tiempos la historia política
en América Latina, en general, y en Argen-
nes establecidas, así como las interrogan-
tes que aún permanecen abiertas, para
mostrar luego cómo se inserta en ese mar-
co mi propia investigación acerca de la
tina, en particular. En efecto, se trata de un relación entre la prensa, la oposición polí-
movimiento que lleva ya más de dos déca- tica y la movilización callejera en la ciudad
das de vigencia y que ha generado una de Buenos Aires a comienzos del nove-
importante transformación cuantitativa y cientos.
cualitativa en el campo historiográfico. En Sostengo que se gestó entonces, en par-
el caso argentino, no obstante, esa trans- ticular durante la segunda presidencia de
formación ha quedado restringida funda- Julio A. Roca (1898-1904), una dinámica
mentalmente a los trabajos sobre el siglo política contestataria que se nutría de es-
XIX, en especial el periodo anterior al corte candalosas denuncias publicadas en los
trazado en 1880. 1 En contraste, la época principales diarios de la ciudad y que se
del llamado orden conservador (1880-1916) expresaba en las calles bajo la forma de
ha recibido una atención irregular. Se han ruidosas manifestaciones de protesta. En el
realizado, es cierto, esfuerzos por revisar contexto de un régimen político exclu-
y discutir las interpretaciones prevalecien- yente, que se basaba en la manipulación
tes aCerca de los procesos políticos que se de los comicios y en el control de las can-
desenvolvieron en el transcurso de aque- didaturas, el uso de la calle para expresar
llos años, pero persisten sin desentrañar opiniones y articular reclamos se consti-
varios nudos_ problemáticos. En ese sen- tuyó en una instancia fundamental de par-
tido, mi propuesta en este artículo con- ticipación. Pero además, la protesta des-
siste en repasar algunos de los aportes más plegada en las páginas de los diarios y en
relevantes que han traído consigo esos el espacio público urbano ayudó a poner
en cuestión, desafiándolo, el concepto de
* Quisiera agradecer la lectura y los comentarios orden que la elite gobernante pregonaba y
que Hilda Sabato realizó a una primera versión de defendía. Este trabajo explora las formas
este texto, así como las críticas y sugerencias de los y los sentidos de esa dinámica opositora
dictaminadores anónimos. a través del análisis de algunos ejemplos
1
Al respecto véase Sabara, "Política", 2007. concretos de movilizaciones que se efec-

Secuencia [99] núm. 84, septiembre-diciembre 2012


ruaron en Buenos Aires entre 1901 y 1903, cias del interior del país y de las que par-
y que alcam.aron una gran repercusión entre ticipaban también algunos grupos porte-
los contemporáneos. La intención es con- ños. El PAN fue creado formalmente en
tribuir a la proyección de una mirada sobre 1881 con la finalidad de consolidar aquel.
la política del periodo que contemple no sistema de alianzas provinciales, pero no
sólo las disputas y alianzas en el interior de era, en rigor, un partido político en el sen-
los grupos dirigentes, sino también las rela- tido de una organización homogénea y
ciones que se establecían entre la población disciplinada. Constituía, por el contrario,
y quienes gobernaban. una coalición de agrupaciones o ligas que
competían y negociaban entre sí. De ahí
la importancia de los liderazgos como el
GoBIERNOS ELECTORES, PARTICIPACIÓN que ejercía Roca para garantizar no sólo
POÚTICA Y DESAFÍOS AL ORDEN la unidad interna del partido sino tam-
bién el predominio que el mismo acababa
Los trabajos más recientes no han produ- de conquistar a escala nacional. 3
cido, en realidad, una fractura profunda Dicho predominio descansaba, según
respecto de la versión que podríamos deno- ha mostrado Botana, sobre una serie de
minar clásica. Por eso, antes de considerar controles (los acuerdos entre grupos diri-
las reformulaciones que se han planteado gentes, el reparto de cargos, la manipula-
últimamente se requiere volvet sobre los ción electoral) por medio de los cuales
argumentos centrales en torno a los cuales quienes habían accedido al poder en 1880
se estructura aquella mirada clásica que ha lograron conservarlo durante 36 años. Esos
significado, a la vez, una referencia ineludi- mecanismos operaban una "inversión del
ble y un motivo de debate para ulteriores sistema representativo" en función de la
aproximaciones. cual los gobernantes se convertían en elec-
Esa mirada está fuertemente anclada tores y producían votaciones en las que
en el análisis que Natalio Botana elaboró triunfaban los candidatos previamente
sobre el "régimen de hegemonía guber- convenidos. Dentro de ese esquema, la
namental" que los hombres del Partido sucesión presidencial era una instancia
Autonomista Nacional (PAN) establecie- clave pues se ponían en marcha entonces
ron desde su llegada al poder en 1880. 2 los dispositivos que obturaban la alter-
Este año inserta un corte sustancial en el nancia en el poder asegurándo la repro-
relato historiográfico. Se sostiene que con- ducción de aquella forma de hegemonía
cluyó entonces, con la llegada de Julio A. gubernamental. El mandatario en funcio-
Roca a la presidencia de la república, el nes, imposibilitado por la Constitución de
trabajoso proceso de construcción de un postularse para una reelección inmediata,-·
orden político nacional y de afirmación aspiraba a controlar (o al menos influir
del Estado central. Se afianzó una nueva sobre) la designación de su sucesor. La ciu-
elite política surgida de una serie de alian- dadanía, por su parte, veía vulnerado el
zas que se habían tejido entre las dirigen-
3 Sobre la "naturaleza inorgánica" del PAN y la
2
Botana, Orden, 1994. El libro fue publicado por coexistencia en su interior de diversas ligas, véase
primera vez en 1977. Alonso,jardines, 2010.

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derecho de designar a sus autoridades en más drástico~. Cuatro.años después, en los
comicios libres y transparentes. 4 ' primeros comicios presidenciales que se
Evidentemente, no faltaron conflictos realizaron estando en vigor la nueva nor-
y sobresaltos que acompañaron (y en gran mativa, se impuso el candidato de la opo-
medida condicionaron) el funcionamien- sitora Unión Cívica Radical (UCR) y el PAN
to concreto del régimen conservador. No sólo perdió la supremacía que había detentado a
emergieron resistencias que tomaron in- lo largo de casi cuatro décadas.'
cluso el carácter de fallidos alzamientos Si bien la relevancia de este enfoque es
revolucionarios. El partido gobernante se innegable y, como se indicó, constituye el
hallaba asimismo atravesado por tensio- marco de referencia obligado para pensar
nes y disputas internas que tendían a debi- la política del periodo, inevitablemente
litarlo frente a los eventuales desafíos. La han surgido (y continúan apareciendo)
literatura especializada no ha dejado de interrogantes y problemas que exceden los
señalar, por supuesto, la significación de 1as contornos de esa visión y que requieren,
contradicciones que en diversos momentos por consiguiente, de otro tipo de abordajes.
sacudieron la hegemonía del PAN. Sin em- Las líneas alternativas de investigación que
bargo, el eje de la mirada historiográfica no se han abierto ofrecen indicios a partir de
ha estado puesto allí, sino en la compren- los cuales componer una imagen distinta,
sión de los mecanismos que le permitie- más matizada y en determinados senti-
ron al régimen neutralizar los desafíos y dos más compleja, de los procesos polí-
prolongar.su existencia hasta bien entrado ticos que tuvieron lugar en el lapso de
el siglo XX. Desde ese punto de vista, lo aquellos años. Las preguntas que se for-
que se ha buscado resaltar es que el sis- mulan en esa dirección atañen tanto a las
tema de dominación política montado por formas de acción y movilización colecti-
el PAN no se derrumbó ni fue derrocado vas de la población como a los mecanis-
por la fuerza. Se subraya, en cambio, el mos de interlocución entre gobernantes y
hecho de que la transformación que con- gobernados. Se han comenzado a rastrear
dujo finalmente al ocaso del régimen se las imbricaciones entre, por un lado, el
desenvolvió desde adentro y de manera proceso de edificación desde arriba de un
gradual, empujada ante todo por una orden político hegemónico y, por el otro,
corriente reformista cuyo objetivo era de- las formas y los sentidos de una vida polí-
purarlo de los rasgos más controvertidos tica que se desenvolvía desde abajo mucho
y excluyentes. En 1912 fue aprobada una más vigorosa y variada que lo que las inter-
nueva ley electoral con esa finalidad. Sus pretaciones clásicas permitían suponer. 6
efectos resultaron ser, no obstante, mucho
5
Ibid.,,pp. 217 y ss. Con variaciones, otros tra-
4
Botana, Orden, 1994. Respecto del ejercicio de bajos comparten un enfoque similar: Gallo, "Roquis-
los derechos políticos, conviene recordar que si bien mo", 1975, y también, "Consolidación", 2000; Cortés,
no existían requisitos formales en términos de educa- "Auge", 1995, pp. 224-233; Peck, "Presidencias",
ción o ingresos, en la práctica el acto de votar era un 1980; Botana, "Arco", 2005, y Rock, Construccirín,
modo de intervención en general limitado a los ciu- 2006, pp. 277-322.
6
dadanos reclutados y movilizados por las maquina- Esas líneas alternativas de interpretación encon-
rias electorales. traron un estímulo fundamental en los trabajos de

"EL GOBIERNO DE LA CALLE" 101


Esas interrogantes han inspirado una manifestaciones callejeras ni la violencia
serie de trabajos que, especialmente res- armada, prácticas en relación con las cuales
pecto del caso de la ciudad de Buenos la población porteña poseía una arraigada
Aires a fines del siglo XIX y principios del tradición. 8
xx, permiten entrever la existencia de una Durante algunos años la vida política
vida política activa que trascendía los lími- en la ciudad de Buenos Aires pareció ajus-
tes de la dinámica interna del régimen tarse a aquellos parámetros, pero la situa-
conservador. De hecho, y como bien ob- ción se reveló pronto bastante más compli-
serva Paula Alonso, el reto ha pasado a ser cada. En el año 1890 se combinaron los
el de explicar cómo pudo desarrollarse una efectos de una devastadora crisis eco-
"incipiente cultura de la participación" en nómica con el estallido de un alzamiento
el marco de los controles que fijaban los armado que la oposición organizó con el
gobiernos del PAN y teniendo en cuenta, objetivo de derrocar al entonces presidente
además, la inquietud con que estos cot.P- Miguel Juárez Celman (había sucedido a
templaban cualquier signo de inestabili- Roca en 1886). La rebelión fracasó, fue
dad política. 7 En efecto, los hombres del derrotada, pero entre tanto se había hecho
régimen conservador le otorgaban una realidad uno de los peores fantasmas que
gran importancia a la preservación del inquietaban a los hombres del PAN: el fan-
orden público, considerado uno de los pila- tasma de la violencia política invadiendo
res sobre los cuales edificar una sociedad las calles de la capital del país. Por otro
próspera y moderna, un sistema político lado, es cada vez más claro que a través
estable y un Estado eficiente. Según esa de múltiples cauces las voces contrarias al
concepción, la actividad política era intrín- régimen hallaron la manera de expresarse.
secamente disruptiva y correspondía, en Diversos estudios evidencian, por ejem-
consecuencia, reducir su ejercicio a la bús- plo, que a pesar de las manipulaciones la
queda pragmática de consensos y a la instancia electoral implicaba un grado de
aceptación del gobierno de las institucio- movilización política considerable que
nes. En teoría, no había espacio en tal podía incrementarse en determinadas
esquema para la agitación electoral, las coyunturas. Por su parte, los diarios (y la
prensa en general) funcionaban como
Hilda Sabato sobre las formas de participación polí- canales a través de los cuales la discusión
tica popular en Buenos Aires antes de 1880. Véase política podía extenderse más allá del
Sabato, Política, 1998. Desde una perspectiva más estrecho círculo que conformaban sus pro-
amplia, es posible emparentarlas con desarrollos pre- tagonistas habituales. El periodismo se
sentes en investigaciones referidas a otros espacios modernizaba aceleradamente, pero no por
latinoamericanos. Pueden mencionarse los siguien- eso se desprendía de la capacidad de mol-
tes ejemplos: Carvallio, Bestializados, 1989, y Pam- dear a la opinión pública e instigarla a la
plona, Riots, 1996; las contribuciones reunidas en
acción. 9 La ocupación del espacio público,
Arrom y Orroll, Riots, 1996; en Connaughton, Poder,
2003, y en Ranzón y Valdéz, Formas, 2005. Otro
8
ejemplo reciente, y desde preocupaciones algo diferen- Alonso, "Primavera", 1997. Sobre las tradicio-
tes pero igualmente interesantes, es el de Gutiérrez, nes políticas porteñas, véase Sabato, "Pueblo'', 2009.
Mttndo, en prensa. 9 Acerca de todas estas cuestiones, véanse, entre
7
Alonso, "Reciente", 1998, p. 411. otros, Alonso,Jardines, 2010, pp. 45-55, "Primavera",

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en tanto, continuaba siendo como en el sición marginada y qu~ conseguía repro-
periodo anterior a 1880 una práctica: a la ducirse gestionando con éxito las ten-
que la población acudía con frecuencia, siones internas que lo atravesaban. El
pero las manifestaciones revestían nuevas problema es que dentro de ese marco no
modalidades asociadas con el carácter con- hay sino un margen muy limitado para
testatario que solían exhibir frente a los interrogarse acerca de los desafíos y las
gobernantes y en rel.ación con el orden objeciones que se levantaron contra el
político imperante. 10 dominio del PAN y contra lo que, según
Se requiere, entonces, continuar avan- denunciaba insistentemente la prédica
zando en el análisis de estos y otros aspec- opositora, ese dominio implicaba: el ava-
tos para delinear un cuadro más preciso sallamiento de la soberanía popular, la
de las características de la vida política en degradación de las tradiciones políticas,
Buenos Aires durante los años del régi- el desquiciamiento de las instituciones, el
men conservador. Por otro lado, pero en enervamiento cívico, etc. Si bien es ver-
relación con ello, se plantea un segundo dad que luego del fracaso del llamado ciclo
problema ligado con la posibilidad de revolucionario del noventa no se verifica-
trascender las fronteras de la explicación ron desafíos de una magnitud similar,
clásica y adentrarse en zonas hasta ahora también lo es que sólo retrospectivamente
insuficientemente examinadas. Aquella podemos saber que el sistema que asegu-
explicación privilegia -como ya se ha raba el monopolio del poder en manos del
indicado- el análisis de los orígenes del PAN perduró hasta la derrota sufrida en las
régimen político instaurado en 1880, su elecciones presidenciales de 1916. Si se
consolidación y la paulatina transforma- suspende, en cambio, tal mirada retros-
ción que experimentó desde adentro, a pectiva se alcanzan a percibir las pertur-
medida que se hizo necesario encontrar baciones que, aun cuando no provocaron
nuevas justificaciones para el manteni- el descalabro del orden impuesto, fue-
miento de su preeminencia. La imagen ron sin embargo resquebrajando su legi-
resultante tiende a revelarnos un sistema timidad y alimentando con ello los con-
de poder resistente que mantenía a la opo- flictos y los dilemas que inquietaban a la
elite gobernante.
1997, y Revolución, 2000, pp. 198-230; Zimmer-
mann, "Prensa", 1998; Cibotti, "Sufragio", 1995, y
Yablon, "Parronage", 2003, especialmente los capítu- LA SEGUNDA PRESIDENCIA DE ROCA.
los 4y7. CAMPAÑAS PERJODÍSTICAS Y PROTESTAS
10
Los estudios sobre manifestaciones y otras for- CAllEJERAS
mas de uso político de las calles en Buenos Aires a
comienzos del siglo XX son todavía escasos. Este ar-
En relación con algunas de esas pertur-
tículo y la investigación que lo sustenta están enfo-
cados a profundizar en el estudio de esa temática que
baciones, precisamente, trata la investi-
ha permanecido poco explorada eh comparación, por gación que realicé sohre el despliegue en
ejemplo, con la atención que sí ha recibido para ese la ciudad del novecientos de una dinámica
mismo periodo la expresión pública de la conflictivi- contestataria que buena parte de la prensa
dad social y obrera. Hay excepciones sin embargo. porteña promovía a través de campañas
Por ejemplo, Tato, "Contienda", 2010. de denuncias y de exhortaciones a que la

"EL GOBIERNO DE LA CALLE" 103


protesta ganara las calles. El destinatario vino a ratificar, aparentemente, la vigen-
principal de esas campañas era Julio A. cia de una ventajosa sociedad política que
Roca, quien desde 1898 ejercía nueva- poseían ambos líderes del PAN. 12 En rea-
mente el gobierno del país. Rqca había lidad, como veremos en seguida, las con-
obtenido una victoria canónica en las elec- tradicciones que surcaban esa alianza nO
ciones de aquel año y su regreso a la iban a tardar en manifestarse. Por el mo-
presidencia fue celebrado por amigos y mento, no obstante, la unidad del partido
partidarios como la vuelta del "piloto parecía resguardada y esa circunstancia
experimentado" que habría de consolidar lo fortalecía también hacia afuera. En más
la paz recobrada "tras los rudos sacu- de un sentido, por lo tanto, la atmósfera
dimientos". Posteriormente, también la que hacia fines de la década de 1890 ro-
historiografía ha tendido a ver en las cir- deaba la vuelta de Roca a la presidencia
cunstancias que rodearon a la reelección se vislumbraba favorable al oficialismo.
de Roca la confirmación de que se habfan Lo interesante es comprobar, sin embargo,
agotado los impulsos disruptivos desata- que justamente en ese contexto se gestó
dos en 1890 y de que el orden había sido en Buenos Aires un movimiento opositcir
por fin reinstaurado. 11 que, aunque no tomó la forma de nuevos
En efecto, todo hacía presumir que el intentos revolucionarios, convirtió a Roca, ,
régimen emergía robustecido en aque- el presidente de la república y la figura
lla coyuntura. La revolución del Noventa, más emblemática del régimen, en "el
aunque frustrada, había inaugurado un odiado de la calle, el acusado de todos los
periodo de gran inestabilidad política que diarios". 13
incluyó movilizaciones callejeras, protes- Tal como ya se dijo, esa dinámica se
tas populares y nuevas rebeliones arma- nutría de los reiterados ataques que los
das en varias provincias. Hacia 1898, no diarios más importantes de la ciudad
obstante, el ciclo de protestas parecía publicaban objetando las decisiones y los
haberse agotado. Los últimos levanramien- actos gubernamentales, y se fundaba igual-
tos habían sido reprimidos y la UCR (la mente en los llamamientos de la prensa
agrupación que los había liderado) se para que "constara en las calles públicas"
hallaba profundamente desgastada por los la indignación general que el proceder de
fracasos. Por su parte, y en contraste, el las autoridades supuestamente provocaba.
PAN se presentaba unido y fortalecido al- El periodismo porteño experimentaba en
rededor del retorno de Roca. Para el lan- esos años del cambio de siglo un espec-
zamiento de su candidatura presidencial tacular crecimiento. Buenos Aires poseía
Roca había contado con el apoyo de otro a fines del XIX "a nivel mundial, una de las
dirigente destacado del partido, el sena- . mayores circulaciones de periódicos por
dor Carlos Pellegrini. El respaldo de Pelle- habitante", y la expansión del mundo
grini sirvió para aglutinar las filas oficia-
listas detrás de la postulación de Roca y 12 Gallo, Carlos, 1997, p. 64. Pellegrini era una

figura preponderante dentro y fuera del PAN. Desde


11
Tribuna, 13 de octubre de 1898. Botana, el Senado, donde ocupaba una banca, influía decisi-
"Arco", 2005, p. 125; también Gallo, Carlos, 1997, vamente en la política del régimen.
13
p. 64. Vedia, Como, 1954.

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periodístico continuaba hacia principios rencias políticas ni de.intervenir con una
del novecientos. 14 En ese contexto, 'en la posición tomada en los debates de actua-
mayoría de los diarios -empezando por lidad. Y esa posición estaba frecuen-
Jos dos matutinos más influyentes y de temente impregnada de un implacable
mayor tiraje, La Prensa y La Nación- se antirroquismo que el diario no se cuida
revelaba fuertemente la crítica de los go- de ocultar, todo lo contrario. Pero además
biernos del PAN y, en particular, hostil La Prensa era el órgano que lideraba el
al roquismo. La Nación actuaba como proceso de modernizaéión periodística en
portavoz de un sector político, el mitris- Buenos Aires y en el país. Poseía el mejor
mo, que objetaba los métodos del grupo servicio telegráfico, tenía corresponsales
gobernante para mantenerse en el poder y en las provincias y en el extranjero, pro-
que reivindicaba la libertad de sufragio. porcionaba una amplia gama de noticias y
Era un "periódico híbrido", como lo ha servicios al público lector, operaba como
calificado Julio Ramos, que sin aban- una verdadera empresa comercial y había
. donar su condición de instiumento par- incorporado notables adelantos técnicos
tidario procuraba incorporar nuevas que le permitían lanzar grandes tiradas. 16
funciones informativas, comerciales y Estos dos diarios, especialmente La
hasta literarias. 15 En cuanto a La Prensa, su Prensa, eran los que con sus editoriales y
condición de órgano independiente (en notas fijaban tanto los contenidos como
el sentido de "no partidario") no lo inhi- la intensidad de la propaganda opositora
bía de expresar claramente sus prefe- en la que se enrolaban también otros
periódicos de menor circulación pero asi-
l'1 Alonso,}ardines, 2010, p. 47; también Saítta, mismo relevantes, como El Tiempo y el
Regueros, 1998, pp. 32 y 33. Lis cifras son elocuentes: vespertino El Diario. 17 Esa propaganda
en 1885 se imprinúan 25 diarios que, resalta Alonso, opositora adquiría, por otra parte, un re-
swnaban una circulación total de 17 000 ejemplares lieve excepcional en el contexto de un
por día, lo cual a su vez representa un promedio de 23
ejemplares por cada 100 habitantes. Treinta años des-
16
pués, el total del material 'impreso en la ciudad era, En 1896 el riraje del diario era de 58 000 ejem-
según muestra Saítta, de aproximadamente 520 000 plares, y en 1913 había ascendido a 160 000 ejempla-
ejemplares diarios. Ese crecimiento se apoyaba en res, una parte de los cuales se distribuía en el inte-
varios factores, entre ellos, el aumento de los niveles rior del país. Saítta, Regueros, 1998, pp. 29-31. La
de alfabetización junto con la consiguiente amplia- Prensa era propiedad de los Paz, una de las familias
ción del potencial público lector. más tradicionales e importantes de Buenos Aires. Si
15
Ramos, Desencuentros, 2003, p. 100. El mirris- bien no se priva~?- de articular un discurso político
mo (por Bartolomé Mitre) había tenido gran influen- ni de expresar sus opiniones, el lema del diario era el
cia en el escenario político durante las décadas de de ser portavoz de la "opinión pública" por encima de
1860 y 1870. Desde la llegada del PAN al poder en cualquier causa partidaria.
17
1880, los mitristas habían oscilado entre la impugna- El Diario había surgido a comien_zos de la
ción y el acuerdo con el régimen. Hacia comienzos década de 1880 como el vocero de un sector rival de
del novecientos, sin embargo, reorganiza.dos bajo el Roca dentro del PAN. El Tiempo, en tanto, no disimu-
nombre de Partido Republicano, buscaron adoptar laba sus simpatías por la causa revolucionaria del
una actitud inequívocamente opositora que se vio noventa ni se abstenía de emplear un tono mordaz
reflejada. en las páginas de La Nación. Zimmermann, para criticar al gobierno. Marco, Historia, 2006, pp.
"Prensa'', 1998. 391 y 392, y Yablon, "Patronage", 2003, p. 197.

"EL GOBIERNO DE LA CALLE" 105


escenario político que aparecía dominado armado al cual ya hemos hecho referen-
por el PAN y en ausencia de otras voces cia. En la ciudad del novecientos el recuer-
contrarias de peso. Las críticas periodísti- do de aquella experiencia continuaba gra-
cas abarcaban desde la gestión "desastrosa" vitando. Pero además, acompañando una,
de las finanzas públicas basta el manejo militancia universitaria que por esa misma
"deshonroso" de las relaciones exteriores; época cobraba cada vez más fuerza, los
desde los "atropellos" contra el sufragio estudiantes asumieron en la escena _lX)lítica
hasta el "abandono" en que se encontraban un protagonismo impensado y sus accio-
los sectores sociales más desprotegidos. nes se constituyeron en "un elemento de
No faltaban tampoco las insinuaciones presión antes desconocido" .18 A continua-
sobre "negociados" o acuerdos oscuros en ción se analizan algunos ejemplos decir-
los que se privilegiaban intereses particu- cunstancias en las que esa presión se hizo
lares por encima del bienestar general. sentir efectivamente, alimentada por las
Pero la intervención de la prensa no termi- denuncias de la prensa y por las incita-
naba allí. Las publicaciones participaban ciones más o menos abierta-> a que las "iras
también en la creación y la movilización de la opinión" se exteriorizaran en las
de la misma "opinión pública" cuyos inte- calles.
reses decían representar. Aseguraban al
respecto que en el contexto de un sistema
electoral viciado la posibilidad de hacerse "GRANDES EXPLOSIONES POPUIARES
ver y escuchar _en las calles constituía un QUE CAUSAN ESCARMIENTO"
derecho al que el pueblo soberano no
podía renunciar. El repudio contra la unificación
En consonancia con esa prédica, las tk la tkuda externa
campañas promovidas por los periódicos
cristalizaron en más de una ocasión bajo la A principios del mes de julio de 1901 se
forma de mítines y movilizaciones calle- produjo en Buenos Aires una violenta pro-
jeras, que se destacaban por la agresivi- testa popular que se prolongó varios días
dad verbal y muchas veces también física y que llevó a la declaración del estado de
que desplegaban los manifestantes. Los sitio. LQs hechos se desencadenaron a par-
estudiantes universitarios, en particular, tir del repudio causado por una iniciativa
se mostraban por demás proclives a arro- que impulsaba el gobierno de Roca pata
garse la misión de traducir al lenguaje de la renegociación de la deuda externa y que,
la acción las acusaciones que publicaban según las acusaciones del periodismo, da-
los diarios. La vinculación de los estudian- ñaba seriamente el -honor y la soberanía
tes con la política no era nueva. En el año nacionales. El llamado plan de unificación
1890, sin ir más lejos, la Unión Cívica de de la deuda preveía canjear las diversas
la Juventud, una agrupación universita- en1isiones de empréstitos que circulaban
ria creada con el objetivo de combatir la entonces por un nuevo y único título con
desmovilización política imperante, había plazos y condiciones supuestamente favo-
contribuido decisivamente a activar el mo- rables para la Argentina. El objetivo era
vimiento de impugnación del régimen
18
que luego desembocó en el levantamiento Halperín, flisto-ria, 1962, p. 110.

106 INÉS ROJKIND


aliviar la carga que para el presupuesto La Nación, la disposición dañaba la repu-
nacional representaban los servicios de la tacióri internacional del país colocándolo
deuda externa. Eu ra:zón de la buena repu- "al nivel de esas factorías confiscadas por
tación que poseía en los círculos finan- una compañía de prestamistas y sometidas
cieros europeos, Carlos Pellegrini fue el a ella por un protectorado". En realidad,
encargado de llevar adelante las negocia- la práctica de otorgar garantías especiales
ciones con los acreedores extranjeros, en no era un procedimiento inusual, pero
su mayoría ingleses. Para lograr el con- adquirió connotaciones inesperadas en el
sentimiento de estos últimos se incluyó clima de exaltación nacionalista creado
en el acuerdo una cláusula de garantía por la aparente inminencia de un conflicto
según la cual los uuevos papeles serían res- bélico con Chile. Había recrudecido en
paldados con rentas de Aduana. 19 los últimos meses la disputa limítrofe que
En cuanto arribaron a Buenos Aires mantenían ambos países y, en ese con-
las primeras noticias acerca del contrato texto, los diarios sostenían que la cláusula
firmado en Londres se desató en los diarios de garantía entrañaba un peligro para la
una virulenta campaña contra "el affaire soberanía nacional porque depositaba en
de la unificación", como lo denominó La manos de un "sindicato de banqueros
Prensa. Se decía que los inconvenientes extranjeros" la facultad de disponer de
financieros tenían su origen en las falencias recursos que podían ser esenciales en el
de una "administración desordenada" y, caso de una guerra. La, Prensa, en particu-
sobre todo, en el esfuerzo que demandaba lar, esgrimió ese argumento con el ob-
sostener los "presupuestos oligárquicos" jetivo de fomentar el rechazo contra la
de los gobiernos del PAN. Se acusaba a unificación de la deuda. Fue incluso más
Roca y a Pellegrini de haber llevado ade- allá, y sugirió la conveniencia de que "el
lante "negociaciones clandestinas" con los desagrado unánime producido por el con-
acreedores para suscribir un arreglo que cordato financiero" tomara la forma de
significaba una "lápida colocada sobre los "una explosión ruidosa de la indignación
despojos del crédito argentino". 20 Pero pública"-"
el punto verdaderamente controvertido, Y, efectivamente, la protesta no tardó
aquel alrededor del cual se articularon las en trasladarse a las calles. Los estudiantes
críticas más furiosas, era el tema de la universitarios fueron quienes tomaron la
garantía ofrecida a los acreedores. Según iniciativa, en particular los de la Facultad
de Derecho. La Universidad de Buenos
19
El monto de la deuda externa argentina había Aires atravesaba entonces algunas trans-
crecido de manera exorbitante durante el gobierno formaciones que, con el correr de los años,
de Juárez Celman (1886-1890). El estallido de la cri- se iban a revelar significativas. La edu-
sis económica en 1890 había obligado a suspender cación superior comenzaba a funcionar,
los pagos, pero luego se acordó con los acreedores una aunque de manera todavía muy inci-
prórroga hasta fines de esa década. Sobre la tramita-
ción del plan de unificación, véaser Gerchunoff,
piente, como una vía de integración y
Rocchi y Rossi, De.wrden, 2008, pp. 281-283. de ascenso social en el marco de una sacie-
20
Por ejemplo, L:i Prnnsa, 9 de junio de 1901; La
21
Nación, 12 de junio de 1901; El Diario, 13 de junio L:i Prensa, 9 de junio de 1901; La Nación, 12
de 1901; El Tiempo, 2 de julio de 1901. de junio de 1901.

"EL GOBIERNO DE LA CALLE" 107


dad, como era la porteña, que estaba cuestionaban las "cláusulas humillantes"
siendo profundamente renovada por el que, afirmaban, contenía el acuerdo finan-
fenómeno de la inmigración masiv'!. La ciero. 23 El mitin se realizó el miércoles 3
Facultad de Derecho, que tradicional- de julio sin que se produjeran incidentes.
mente había sido el ámbito de formación Pero en cuanto concluyó el acto, "un gru-
de la elite política y social, no permanecía po numeroso de estudiantes, reforzado por
ajena a tales cambios. los alumnos de esa otro no menos numeroso de pueblo", se
casa de estudios empezaron a organizarse apresuró a organizar una nueva moviliza-
para formular diversos reclamos y demos- ción. Los manifestantes atacaron las im-
traron una notable capacidad de movili- prentas de Tribuna y El País, voceros del
zarse y de presionar para lograr ~ue sus roquismo y del pellegrinismo, respectiva"
reivindicaciones fueran atendidas. 2 Y en mente. Estos dos órganos se habían adju-
ese marco desempeñaron también un dicado la misión de defender el proyecto
papel central en las protestas que, en más financiero desestimando las críticas que
de una oportunidad, se efectuaron contra le hacían los diarios opositoreS. La multi-
las decisiones y el estilo político del pre- tud arremetió en su contra con piedras y
sidente Roca. palos, entre insultos a la "prensa claudi-
En julio de 1901, como decíamos, los cadora". Se registraron, incluso, algunos
estudiantes se pusieron al frente del movi- disparos contra la fachada del edificio de
miento en rechazo de la unificación de la El País, en la calle Florida. Esa misma
deuda externa. Se realizaron en la Facultad tarde, "grupos hostiles" agredieron tam-
de Derecho varias asambleas (con la pre- bién las casas particulares del presidente
sencia también de algunos re¡)resentantes Roca y de Pellegrini. Rompieron vidrios
de las fucultades de Medicina e Ingeniería) y provocaron_ numerosos "destrozos". Tuvo
en las que se diseñó un plan de acción. Se que intervenir la guardia presidencial, pero
resolvió convocar a un mitin en la Plaza de los tumultos se extendieron hasta la ma:...
Mayo para reclamar al Congreso que drogada. La policía recorría las calles del
rechazara el proyecto de renegociación y centro de la ciudad dispersando a los mani-
unificación de la deuda que impulsaba el festantes que daban vivas a la juventud
poder ejecutivo. los jóvenes citaban las y a la prensa independiente, y que exigían
"revelaciones" hechas por el periodismo y "a grandes voces" la renuncia de Roca. 24
22 23
Las demandas se vinculaban con cuestiones Los jóvenes firmaron una solicitud que apare-
puntuales, pero comprendían también críticas más ció reproducida en los principales diarios. Por ejem-
abarcadoras referidas al contenido demasiado "pro- plo, La Prensa, 1 de julio de 1901, p. 3. El Congreso
fesionalista" de los planes de estudio o al carácter "oli- debía aprobar el convenio para darle validez legal. El
gárquico" de las estructuras de gobierno universita- Senado le otorgó media sanción el 18 de junio y, a
rio. Para canalizar esos reclamos los estudiantes imple- continuación, se anunciaba su tratamiento de la
mentaron diversas estrategias, entre ellas las huelgas Cámara de Diputados. La sesión, sin embargo, no
que -como ocurrió en Derecho, en 1903-1904, y en pudo efectuarse porque antes estalló la protesta en las
Medicina, en 1905-podían llegar a paralizar las cla- calles.
24
ses y que derivaron a veces en episodios de confronta- La geografía de las manifestaciones se concen-
ción violenta. Halperín, Historia, 1962, pp. 109-121; tró en el centro político de la ciudad: la zona de la
Buchbinder, Historia, 2005, pp. 76 y 77. Plaza de Mayo y sus alrededores. Para la crónica de los

108 INÉS RoJKIND


Al día siguiente, la tensión se incre- la situación había tomado características
mentó. Las redacciones de La Prensd, La que las autoridades no estaban dispuestas
Nación y otros diarios "independientes" se a tolerar. El presidente Roca envió al Con-
vieron invadidas por el público que de- greso un mensaje solicitando autorización
seaba enterarse de las últimas novedades. para declarar el estado de sitio en la capi-
"Grupos de 20 y 30 personas" formaban tal. Existía, argumentaba, un "estado de
"columnas numerosas que prorrumpían conmoción interna" que impedía el nor-
en gritos de ¡abajo la unificación!" Pasado mal ejercicio de la autoridad y amenazaba
el mediodía, una multitud "compuesta en los intereses fundamentales de la socie-
su mayoría de jóvenes, muchos de ellos dad. El mensaje mezclaba las referencias a
universitarios'', se congregó nuevamente agitadores profesionales y a "elementos
en la Plaza de Mayo. Al parecer, los mani- mal avenidos con el orden social", con el
festantes intentaron esta vez traspasar las recuerdo de la revolución del Noventa y la
vallas de seguridad que rodeaban Ja casa de predicción de "explosiones más peligro-
gobierno. La policía reaccionó y durante sas aún" que estaban, presuntamente,
los choques que se produjeron enton- próximas a estallar. El estado de sitio fue
ces fue herido mortalmente un agente, aprobado en la madrugada del viernes
alcanzado por un disparo. La represión se 5 de julio. Quedaban prohibidas las reu-
endureció a partir de aquel momento. niones públicas y los diarios debían abs-
"Subiendo con sus caballos sobre las vere- tenerse de publicar comentarios que
das y parques", los vigilantes obligaron al pudieran ser interpretados como una pro-
"nwneroso pueblo, que se calcula en más vocación. Los disturbios y la represión
de 2 000 personas, a abandonar aquel policial habían dejado numerosos deteni-
sitio". Las crónicas describen escenas caó- dos, varios heridos e incluso algunas víc-
r- ricas: manifestantes que escapaban de la timas fatales. 26
policía, coches y tranvías atascados en
medio de las corridas, y transeúntes que
lante CN), sección 2ª, libro 67, 6 de julio de 1901, fs.
huían despavoridos. 25 Llegado ese punto,
419-420; sección 1ª, libro 121, 8 de julio de 1901, fs.
438-439. También en el informe del encargado de la
eventos del 3 de julio, véase El Diario y El Tiempo, 3 legación estadunidense en Buenos Aires, William P.
de julio de 1901; La Prensa, La Naci6n, Tribuna y El Lord. Véase Lord al secretario de Estado John M. Jay,
País, 4 de julio de 1901; Carm y Caretas, 6 de julio de Buenos Aires,.11 de julio de 1901, en Universidad
1901. El jefe de Policía de la ciudad preparó un Torcuato Di Tella (UTDT), Microcopies ofRecords in
informe que fue leído en el Congreso. Véase Diario de the Nacional Archive 69 (MRNA), rollo 35, vol. 40,
Sesiones de la Cámara de Senadores (en adelante DSCS), diciembre 5 de 1900-julio 15 de 1902, p. 128.
26
4 de julio de 1901, p. 110. Véase Boletín Oficial de la República Argentina
25
El Tiempo, 4 de julio de 1901; La Nación y El (BORA), 5 de julio de 1901; DSCS, 4 de julio de
País, 5 de julio de 1901; La Prensa, 31 de julio de 1901, pp. 107-111; Diario de Sesiones de la Cámara de
1901; Caras y Caretas, 13 de julio de 1901. La prensa Diputados (en adelante DSCD), 4 de julio de 1901,
ingle&'l en Buenos Aires hizo asimismo su relato de los pp. 266-285. La información sobre detenidos, heridos
hechos; The Buenos Aires Herald, 4 de julio de 1901; y muertos es muy fragmentaria, y no permite recons~
The Review of the River Plate, 6 de julio de 1901. In- truir el perfil social de las víctimas. Las crónicas seña··
formación adicional se puede encontrar en el Archivo lan la presencia de "otros elementos" que se swnaron
Policial (en adelante AP), Copiadores de notas (en acle- a la manifestación de los estudiantes, gente que

"EL GOBIERNO DE LA CALLE" 109


La protesta se fue apagando a partir de tuvo importantes derivaciones. Al refe:..
entonces. Sorpresivamente, sin embargo, rirse a los acontecimientos que llevaron al
el presidente Roca comunicó tan sólo unos fracaso de la unificación la literatura
días después que había decidido abando- señalado por lo general ese aspecto. 28 En
nar el proyecto de unificación de la deuda contraste, se ha reparado mucho "''"'"'"'%
externa. El plan financiero se había vuelto en el sentido político contestatario que
"bandera ostensible de movimientos tu- tuvo la movilización y en las formas beli-
multuosos y hasta criminales", explicaba, gerantes que exhibió. Ese es, precisamente
y era por lo tanto irrealizable. La deter- el punto que quiero subrayar aquí. '
minación de Roca sacudió a las filas del La prensa enemiga del gobierno fue la
oficialismo. Pellegrini declaró que aquel que instaló ese sentido político en primer
giro constituía una "cobardía incalifica- término. Los diarios aseguraban que el
ble" que lo colocaba a él, comprometido país "se había salvado en la calle" y ceh
desde el inicio con la tramitación del plan braban aquel "triunfo espléndido de la
financiero, en "una posición falsa y ridí- soberanía popular". 29 Hemos visto que los
cula". Los partidarios del senador acusa- periódicos opositores criticaron fuerte-
ban a Roca de faltar a sus deberes al dejar mente la unificación de la deuda externa,
sin efecto la renegociación de la deuda. una operación que -afirmaban- atentaba
Insinuaban también que se había preten- contra el honor nacional y contra la inte-
dido buscar un "chivo emisario" frente gridad del país. Por encima de ello, sin
a la magnitud del descontento causado embargo, lo que resaltaban era la supuesta
por la operación. 27 El asunto de la unifi- incapacidad de los autores de aquel arre-
cación de la deuda se transformó, por lo glo para medir "la trascendencia y la res-
tanto, en el motivo desencadenante de un ponsabilidad de sus actos, en relación con
grave conflicto en el interior del PAN. Si
bien, como mencionamos anteriormente, 28
la alianza política entre Roca y Pellegrini Botana, Orden, 1994, p. 224; Gallo, Carlos,
1997, pp. 68-69; Corrés, "Auge", 1995, p. 204, y
no había estado nunca exenta de tensio- Gerchunoff, Rocchi y Rossi, Desorden, 2008, p. 283.
nes, hasta ese momento ambos habían 29
La Prensa y El Tiempo, 31 de julio de 1901;
sabido manejarlas de manera de evitar una también La Nación, 5 de julio de 1901. DSCD, 8 de
ruptura. Pero las discrepancias afloraron julio de 1901, p. 288. Los diarios opositores denun-
finalmente en julio de 1901. Volveremos ciaron luego que la declaración del esta<lo de sitio
sobre esta cuestión más adelante porque había sido una medida "abusiva e infundada" que el
gobierno tomó con el propósito de aplacar la protesta
y de silenciar al periodismo. Vale la pena apuntar
pertenecía probablemente al wüverso de las "calles aquí que la prensa periódica poseía en esos años un
populosas" y que fluctuaba entre la participación y considerable margen de maniobra en términos de
la simple curiosidad. garantías otorgadas a la libertad de expresión. Las
27
DSCS, 25 de julio de 1901, pp. 141-142. medidas de censura eran excepcionales y se verifica-
También, Ramos, Memorias, 1939, p. 215; Ibarguren, ban, en general, en circunstancias de marcada ten-
Historia, 1969, p. 120. En solidaridad con Pellegrini sión política. De hecho, eso fue lo que ocurrió en julio
se produjeron varias renuncias en el gabinete nacio- de 1901. En el momento más álgido de la protesta se
nal, entre ellas la del ministro de Hacienda Emilio ordenó la clausura de La Nación, pero la disposición
Berduc, autor formal de proyecto de rmificación. fue dejada sin efecto al día siguiente.

110 INÉS RoJKIND


la fortuna y los destinos presentes y fu- mostró como un desafío, como una "revo-
ruros de la república". 30 y siendo así, la lución sin armas" contra el gobierno de
expresión del descontento era no sólo legí- Roca. 32
tima sino, aún más, necesaria. La Prensa,
especialmente, convocó ª.un gran ~ovi­
rniento de protesra que obligara al gobierno Los redamos a favor de la guerra con Chile
a "retroceder" en sus decisiones. Y sus
exhortaciones tuvieron eco. Los estudian- El sentido político impugnador que im-
tes enarbolaron la consigna del patrio- pregnó la movilización contra la unifica-
tismo herido, pero cuando la movilización ción de la deuda persistió en el recuerdo de
se puso en marcha el carácter político de quienes fueron testigos de los aconteci-
los 'reclamos se fue haciendo cada vez más mientos de aquellos días. No fultaron, por
explícito. La solicitud firmada por los uni- otra parte, nuevas circunstancias en las
versitarios reprobaba "la voluntad sin lúni- que la dinámica opositora basada en
tes del general Roca y de sus copartícipes las denuncias periodísticas se tradujo
en el gobierno [que] juegan y negocian en demostraciones y protestas callejeras,
con la opinión y el crédito". "La elección a veces agresivas. La experiencia de lo ocu-
popular es un recuerdo", se quejaban los rrido en el invierno de 1901 vino a refor-
jóvenes, "digamos claramente que lo que zar el discurso de quienes instaban a que
queremos es combatir al gobierno ac- la "voluntad soberana del pueblo'', bur-
tual".31 Ya en la calle, las acciones de los lada en los comicios, se pronunciara a tra-
manifestantes reforzaron aún más ese sig- vés de otros canales más efectivos.
nificado. Los blancos que eligieron fueron En diciembre de ese mismo año 1901,
políticos. Las reclamaciones por el conve- el diferendo limítrofe con Chile se agravó
nio suscrito co.p_ los acreedores devinieron hasta el punto de que un enfrentamiento
en mueras, insultos y hasta violentos bélico parecía ahora sí próximo a estallar.
ataques contra el presidente, el senador En ese contexto, y con el antecedente de
Pellegrini y los órganos que les respon- la cuestión de la deuda externa, se exacer-
dían. Roca y Pellegrini aparecían ante la baron los clamores acerca de la soberanía
opinión pública como los artífices del nacional en peligro y los consiguientes
acuerdo financiero, pero eran además quie- reproches al gobierno. Esta vez el eje era
nes encarnaban la esencia del sistema de la política externa, en particular la necesi-
control político que las voces- opositoras dad de contener el supuesto "peligro chi-
denunciaban. Los estudiantes (y los "gru- leno". De nuevo, el periodismo asrunió la
pos de pueblo" que se acoplaron a la pro- voz cantante. La Prensa, especialmente,
testa) fueron a buscarlos a sus casas, exi- inició una campaña exigiendo la adopción
giendo a gritos la renuncia del presidente. de una política de "mano firme" que per-
Ante amigos y enemigos, la movilización mitiera frenar las presuntas aspiraciones
en rechazo de la unificación de la deuda se
12
La Prensa, 31 de julio de 1901. No se registra-
30
La Prensa, 12 de junio de 1901. ron, por ejemplo, ataques a símbolos del capital bri-
31
La Prensa, La Nación y El Tiempo, 2 de julio tánico a pesar de que las inversiones y los préstamos
de 1901. extranjeros tenían primordialmente ese origen.

"EL GOBIERNO DE LA CALLE" 111


expansionistas del país vecino. El diario dirigía la influyente Revista de Derecho
criticaba las que consideraba defecciones Historia y Letras, era redactor de La Prensd
del gobierno argentino. Se oponía a los profesor universitario y representaba, e~
acuerdos diplomáticos o los arbitrajes por- definitiva, una voz pública destacada.
que, sostenía, terminaban beneficiando las un activo promoror de la política an1t1clu-. ;;lil
infundadas reclamaciones chilenas. Desde lena y nutría su prédica nacionalista de
las páginas de La Prensa se lanzaban pro- todo tipo de construcciones históricas y
clamas belicistas y se instaba a que la geopolíticas. La conferencia que pronun-
Argentina emprendiera una carrera arma- ció en la inauguración de la Liga Patriótica
mentística que la convirtiera en la poten- fue un compendio de los argumentos que
cia política y militar de América del Sur. tantas veces había difundido desde las
Pero además, de nuevo el discurso del dia- páginas de La Prensa, pero expuestos con
rio iba más allá. "la paciencia del público un marcado tono dramático. Realizó pri-
va agotándose", advertía, "el alma pop>u- mero una larga enumeración de las
lar comienza a palpitar violenta e intensa- supuestas ofensas que Chile venía infli-
mente". No podía pasar mucho tiempo giendo a la Argentina desde la época colo-
antes de que la "presión del patriotismo nial. Entre aclamaciones del público enar-
herido" se hiciera sentir en las calles. 33 decido, formuló duras acusaciones contra
La campaña montada por La Prensa el gobierno de Roca, porque lejos de prac-
incluyó el apoyo a la creación de la Liga ticar una política "viril y de visera alzada"
Patriótica Argentina. El objetivo de esta se empeñaba en mantener una posición
agrupación era estimu_lar a los ciudadanos demasiado "contemplativa". Procuró asi-
para que colaboraran por diversos medios mismo incitar al auditorio para que diera
(recaudación de fondos, participación en muestras de su patriotismo. Vehemente
los ejercicios defensivos, firma de solici- defensor de la carrera armamentística, Ze-
tudes, etc.}'en la defensa de los intereses ballos declaró "que si fuese necesario de-
nacionales. la Liga se proponía, asimismo, bemos dar nuestras economías y hasta
presionar a fuvor del desenvolvimiento de nuestras joyas, para fomentar el poder
una política exterior agresiva. 31 El acto naval que necesitamos a fin de garanti-
inaugural se celebró el 19 de diciembre zar nuestra victoria en el mar". Exponente
en un teatro de la capital. Estanislao Ze- por excelencia de la gravitación que alcan-
ballos fue el principal orador. Zeballos zaba un nuevo nacionalismo cultural y
esencialista, proclamó el inminente arribo
del día en que "se derrumbará la civiliza-
-~-~La Prensa, 2 y 4 de diciembre de 1901. La pré- ción chilena como un castillo de naipes". 35
dica belicista de !A Prensa contrastaba con la posi-
ción más moderada que en esa coyuntura mostró La
Naáón. El diario mitrista abogaba por una estrategia 3 5 Fragmentos del discurso reproducidos en
de diálogo para resolver la escalada en la disputa con Ferrari, Conflicto, 1968, pp. 47-48. Véase también
Chile. Esa era, de hecho, la dirección que seguía la Lacoste, Imagen, 2003, pp. 332-333. Acerca de la -
política exterior de Roca, aunque sin abandonar por enunciación hacia fines del siglo XIX y comienzos del
completo los preparativos para un potencial enfrenta- xx de un nacionalismo de corte cultural y esencia-
miento armado. lista, véanse Terán, Vida, 2000, pp. 57-60, y Berroni,
Yi Me Gee, Contrarrevolución, 2003, p. 49. "1910'', 2005.

112 INÉS RoJKIND


El discurso de Zeballos creó un clima jada chilena, pero fueron atajados por un
de efervescencia colectiva que rápidarilen- cordón policial. 37
te se trasladó a las calles. Al terminar la Mientras en las calles se sucedíao las
cobferencia, ya de noche, el público (unos maoifestaciones pro bélicas, las diploma-
5 000 concurrentes, según informan las cias de ambos países trabajabao para alcao-
crónicas, entre los que había al parecer zar un compromiso de última hora que
numerosos estudiantes universitarios) or- permitiera distender la situación. El acuer-
ganizó una maoifestación a la salida del do se dio a conocer el 2 5 de diciembre y,
teatro. Portando banderas argentinas, los de hecho, allanó el camino para una solu-
manifestantes llegaron hasta la Plaza de ción más definitiva que habría de lograrse
Mayo y se congregaron para entonar el al año siguiente con la firma de los llama-
himno nacional. A continuación, y dando dos Pactos de Mayo. Significativamente,
gritos de "¡Guerra!" "¡Guerra!", la colum- no obstante, lejos de aplacar la agitación
na marchó a la casa de Roca para exigirle callejera la noticia de la firma del arreglo
una respuesta. indignó a los jóvenes que se lanzaron im-
petuosamente a protestar contra lo que
El presidente salió a la puerta y se trepó a consideraban un flagrante renunciamiento
una silla en ademán de hablar; pero duran- del gobierno argentino. Las nuevas ma-
te largo rato no pudo conseguir su objeto, nifestaciones derivaron en tumultos y
porque los gritos atronadores de aquella reiterados choques de los manifestantes
juventud entusiasta lo hacían imposible. con la policía. Miles de personas, en su
-¡Basta de arreglos y de protocolos! -¡Bas- mayoría estudiantes, ocuparon las "calles
ta de explicaciones y vamos de una vez a centrales" dando ''.vivas a la República
la guerra! 36 Argentina" y profiriendo "demostracio-
nes de reprobación al gobierno". Como ya
Cuando finalmente pudo hacerse oír, había ocurrido en días anteriores, el edifi-
Roca les recomendó "calma" y "circuns- cio de La Prensa se transformó en un lugar
pección", porque ~ijo- "había que guar- de reunión de los manifestantes que se
dar las energías para cuaodo fuera nece- concentrabao allí para organizarse y encen-
sario golpear al que nos hostiga". Antes der los ánimos entre "fogosos discursos".
de dispersarse, la movilización se dirigió Pero el hall del edificio funcionó también
.todavía al edificio de La Prensa, en la como refugio para los que huían de la
Avenida de Mayo, y "llenó por completo
el hall, lanzaodo vivas a la república y a la 37
La Prensa, 20 al 24 de diciembre de 1901;
patria". La demostración concluyó pasada Caras y Caretas, 21 de diciembre de 1901. La Prensa
la medianoche, pero se reiteraron otras poseía un magnífico edificio en el que además de la
similares los días siguientes. Grupos de redacción y la imprenta funcionaban una biblioteca
pública, salones de conferencia, una escuela de músi-
manifestantes recorrían las calles céntri-
ca, un consultorio médico gratuito y una oficina de
cas cantaodo el himno y "con la cabeza
asesoramiento jurídico. En el hall central se ubi-
descubierta". Hubo incluso algunos "exal- caban varias pizarras en las que los empleados del
tados" que pretendieron atacar la emba- diario escribían las últimas noticias para que el público
pudiera leerlas. Saítta, Regueros, 1998, p. 31, y Marco,
36
La Prensa, 20 de diciembre de 1901. Historia, 2006, p. 416.

"EL GOBIERNO DE LA CALLE" 113


represión policial. Los diarios reprobaron la actitud "viril", "desinteresada" e "idea~­
el accionar de los vigilantes que "machete lista" de los jóvenes, que se erigían en
en mano" arremetían contra los grupos guardianes de los sentimientos patüóü-
que reclamaban en las calles. La Prensa cos y en los impulsores de la re¡~ertenicicín
acusó a Roca de haber incentivado en un cívica y moral que el país demcmdlaba.
primer momento las demostraciones que Todo indica que los estudiantes asruni!erc,11?
luego ordenó reprimir. con entusiasmo ese papel que se les
tendía adjudicar. Los testimoniÜs -~""·'º
¿Por qué si se aceptaron y se solicitaron sus den en señalar que "todos o casi todos
entusiasmos cuando el gobierno necesitaba jóvenes de aquel tiempo" estaban
de ellos para sentirse fuerte ante la amena- vencidos de que "Roca era el culpable,
za de un conflicto armado, se los sofoca ahora gran culpable, acaso el único culpable, de
en una forma tan insólita y con un rigor tan las calamidades que pesaban sobre este
desmedido? país". 39 Y actuaban en consecuencia.
Las denuncias periodísticas continua~
Formuló a propósito de ello una rim- ron acumulándose durante el resto del
bombante advertencia que era, al mis- gobierno de Roca. Las acusaciones sobre
mo tiempo, una renovada invitación a la autoritarismo y arbitrariedades se hicie-
protesta: ron cada vez más fuertes contribuyendo a ,
la lenta pero persistente labor de deslegi-
Debe el presidente convencerse de una vez timación política que llevaban adelante
por rodas de que el pueblo va perdiendo la los diarios opositores. Los ataques de la
costumbre de soportar en silencio los vejá- prensa arreciaron en el último tramo de
menes que a él le plazca departirle, y de que la presidencia de Roca, a propósito de la
es peligroso extremar ciertos procedimientos, definición de quien habría de sucederlo
como es imprudente jugar con armas de al finalizar su mandato en 1904. Se pro-
fuego cuando ellas están cargadas. 38 pagó entonces la idea de que Roca bus-
caba imponer a su sucesor y crecieron las
El discurso periodístico insistía, por lo apelaciones a favor de "una vigorosa pro-
tanto, en difundir la imagen de un go- testa cívica" que impidiera aquella nueva
bierno que obraba en detrimento del inte- afrenta contra los derechos del pueblo.
rés general y que erraba sus políticas ya
fuera por ineptitud, por negligencia o por-
que sus designios eran otros: la con- Las demostraciones contra la Convención
centración de poder y la protección de de Notables
intereses particulares o "espurios", etc. Por
otra parte, esa misma prédica mostraba a El régimen conservador tenía uno de sus
"la juventud estudiosa" como la contra- pilares en el control de la sucesión presi-
cara de los vicios que corroían a las esferas dencial. El candidato del PAN surgía de
guberoarnentales. Los diarios acentuaban negociaciones y acuerdos que se tejían
dentro de la elite gobernante. Luego los
18
La Prensa, 27 de diciembre de 1901, y Caras
y Caretas, 28 de diciembre de 1901. 39 Vedia, Como, 1954, p. 41.

114 INÉS ROJKIND


manejos electorales garantizaban el triunfo candidatura presidencial dieron lugar a
de esa candidatura. La definición de la fór- duras críticas de la prensa opositora. Los
mula oficial poseía, por lo tanto, una rele- diarios desestimaron rápidamente la rele-
vancia indudable para la vida política vancia de las disputas entre roquistas
nacional. Pero no era esa una instancia y pellegrinistas para concentrarse, en
exenta de conflictos. Por el contrario, so- cambio, en el "audaz atentado contra la
lían emerger pugnas y resistencias que soberanía popular" que, afirmaban, se pre-
complicaban la designación de una can- tendía perpetrar. El "engendro" de la
didatura consensuada. Roca había logrado Convención de Notables, explicaban, era
sortear esas resistencias en 1898, pero el un nuevo ardid preparado por la "casta
factor determinante había sido en aque- gobernante" para delegarse el mando "en
lla oportunidad el apoyo de .Pellegrini. La una sucesión sin término". Unos cuantos
situación era muy distinta cinco años "saltimbanquis políticos" habrían de con-
después. La enemistad surgida entre los gregarse para ratificar "el juego electoral
antiguos socios había causado una pro- del único que allí piensa y quiere: el pre-
funda división en el seno del partido sidente de la república". La voluntad
gobernante. Pellegrini se había distan- presidencial, repetían los diarios, se halla-
ciado del roquismo y no ocultaba sus as- ba "en la plenimd de su imperio", Roca se
piraciones presidenciales. Fue en ese disponía a digitar la elección de su suce-
contexto que surgió la idea de reunir sor.41 En realidad, la necesidad en la que
una convención del PAN para definir al se encontró Roca de negociar una candi-
candidato que habría de suceder a Roca en datura de compromiso para frenar las aspi-
1904. La intención era eludir una con- raciones de Pellegrini no hacía más que
tienda abierta y los riesgos que ello podía evidenciar la declinación de su influencia
entrañar para la unidad del partido. Pero la dentro del PAN, pero esos matices se per-
llamada Convención de Notables se con- dían entre las encendidas argumentaciones
virtió también en el ámbito dentro del cual que día a día desplegaban los editoriales
Roca pudo maniobrar de tal modo de fms- periodísticos. El eje de esas argwnenta-
trar las pretensiones de su ex aliado. A tra- ciones era el atentado que el "oficialismo
vés de enredadas transacciones logró pactar impúdico" proyectaba consumar en per-
con otras facciones del partido un candi- juicio de la voluntad popular al impedir
dato alternativo, Manuel Quintana, que que fuera su veredicto, libremente expre-
aparecía como un "independiente". Pelle- sado en las urnas, el que decidiera sobre la
grini perdía así, una vez más, la posibili- elección presidencial. La cmzada del perio-
dad de llegar a la presidencia del país. En dismo contra la asamblea del PAN ocupó
medio de fuertes denuncias de coacciones semanas enteras hasta que, por último, el
e imposiciones del roquismo, anunció su día anterior a que se iniciaran las delibe-
decisión de no participar de la convención:10 raciones, La Prensa dio el paso decisivo e
Todos estos movimientos que se pro- hizo un llamamiento explícito para "que
ducían alrededor de la definición de la conste en las calles públicas la verdad de

40 41
Botana, Orden, 1994, pp. 225-226, y Gallo, Véase Úl. Prensa, La Nacitfn y El Tiempo, 9 al 12
Carlas, 1997, p. 69. de octubre de 1903.

"EL GOBIERNO DE LA CALLE" 115


la protesta que la parodia de la conven- La demostración se efectuó el domingo
ción electoral inspira al país". 42 11. "Miles de jóvenes entusiastas'" mar-
Para entonces ya estaba en marcha la charon por el centro de la ciudad dando
organización de una ''.protesta de la ju- "gritos hostiles a la convención y al régi-
ventud" en repudio de la Convención de men actual". Tuvo que interponerse la
Notables. Estudiantes de la Facultad de policía para dispersar a los .manifestan-
Derecho habían emprendido un movi- tes que apedrearon la casa de Roca y la
miento para reclamarle al presidente Roca imprenta del diario El País. A la madru-
que "en nombre de las conveniencias gada, había todavfaalgunos grupos que
públicas y de nuestra democracia, desista rondaban los hoteles donde se suponía
del propósito de querer erigirse en men- que estaban alojados los convencionales
tor del pueblo". Las declaraciones de los llegados de las provincias. Nuevamente
estudiantes reiteraban el tono y el conte- fue necesaria la intervención policial para
nido de las acusaciones periodísticas. De- disolverlos. 45
nunciaban una "conspiración liberticida, Al día siguiente, la policía montó un
fraguada entre las sombras palaciegas", e importante operativo previniendo nuevos
instaban a los ciudadanos a no tolerar disturbios que dificultaran la realización
de la Convención. Una "enorme concu-
que se erijan en sus tutores y en árbitros supre- rrencia" había comenzado a congregarse
mos de sus destinos, los mismos a quienes la desde temprano en las cercanías del salón
opinión independiente y sana del país entero, donde se iba a efectuar la reunión, pero la
indica como autores de la ruina de sus finan- calle estaba cerrada al tránsito, por lo que
zas y de la corrupción de sus instituciones. 43 tuvieron que conformarse con "prodigar
grandes silbatinas cada vez que se cercio-
La Convención de Notables debía raba de la llegada de un convencional".
sesionar el lunes 12 de octubre. Los días Las protestas recrudecieron cuando, ya por
previos los estudiantes se mostraron muy la tarde, se supo que Manuel Quintana
activos. Publicaron en los principales dia- había sido efectivamente proclamado cao"
rios de la ciudad un manifiesto en el que didato del PAN para los comicios pre-
reiteraban las imputaciones contra los sidenciales. "Al enterarse el. público del
"delincuentes de la política argentina". resultado, se armó la más descomunal de
Informaron, asimismo, la realización de las algarabías, con gritos, silbidos y ¡mue-
un mitin que habría de atestiguar el ras! y ¡abajos! que era un contento."46 Se
rechazo provocado por "tanto escarnio" .44 inició entonces la represión policial. Las
fuerzas del Escuadrón de Seguridad arre-
42
metieron "sable en mano" contra la mul-
La Prensa, 11 de octubre de 1903.
43
Los estudiantes iniciaron los,trabajos de orga-
nización en el mes de julio. Véase, por ejemplo, La '1 5 La Prensa, La Nación y El País, 12 de octubre

Prensa, 21 y 24 de julio de 1903, p. 8; Út Nación, 24 de 1903, y Caras y Caretas, 17 de octubre de 1903. El


de julio de 1903, y Caras y Caretas, 8 de agosto de País, originalmente pellegrinista, había quedado en
1903. manos de grupos afines al roquismo luego del con-
,¡,¡La Prensa, 9 de octubre de 1903, y La Nación, flicto entre los dos líderes del P-AN.
46
11 de octubre de 1903. Caras y Caretas, 17 de octubre de 1903.

116 INÉS ROJKIND


titud. Los manifestantes resistían con pie- ble al precio de una "brutal" represión
dras y bastones, al grito de "no queremos policial. La "conducta agresiva y terro-
tutores". Hubo incluso disparos desde rista" que habían exhibido las fuerzas de
ambos lados. Grupos entre los que, según seguridad era un mal síntoma, aseguraba
las crónicas, predominaba "el elemento La Prensa. Daba cuenta del exasperado
juvenil" intentaron marchar una vez más afán del gobierno por acallar "las asam-
hacia la casa del presidente Roca y luego bleas populares y políticas que se inician
a la del flamante candidato, Manuel Quiu- contra el actual estado de cosas". 48
rana, pero la policía se los impidió. Las Circuló con insistencia el recuerdo de
últimas corridas se registraron ya por la lo que había sucedido dos años atrás, en
noche cuando algunos jóvenes que con- julio de 190 l. La prensa adversa al go-
tinuaban deambulando por las calles del bierno se ocupó de invocar aquel recuerdo
centro se toparon con un grupo de conven- con el propósito de actualizar la idea de
cionales a los que persiguieron, insultán- que la población estaba "templada" para
dolos, unas cuantas cuadras. Los disturbios producir "grandes explosiones populares,
habían dejado numerosos lesionados y he- que hacen época y causan escarmiento":
ridos, así como una considerable cantidad
de detenidos. 47 Recuérdese cómo murió el proyecto de uni-
La Convención de Notables había se- ficación de los empréstitos exteriores, náu-
sionado, mientras en las calles se produ- frago devorado por una grandiosa borrasca
cían choques entre los manifestantes y las popular. ¿Por qué el proceso deprimente de
fuerzas de seguridad. Al final de aquella las candidaturas no habría de desprender,
jornada, lo que quedaba era la sensación como solución final, una conmoción cívica
--construida y difundida por la prensa- imponente de ese género?;¡ 9 -
de que se había producido una agraviante
usurpación de la soberanía popular, consu- Afirmaciones de ese género alimenta-
mada a través de la designación (que luego ban las acusaciones acerca de campañas
el fraude simplemente habría de ratifi- desestabilizadoras orquestadas para crear
car) del candidato "ungido" para suceder "un clima de sedición y encono contra la
a Roca en la presidencia de la república. autoridad". Tribuna, el órgano del roquis-
Los diarios se esforzaban por apuntalar la mo, advertía que la protesta "ha sido y
imagen de un triunfo simbólico que las será siempre fuente de toda clase de per-
manifestaciones supuestamente habían turbaciones y conflictos". Escenas como
conquistado. El PAN había logrado con- las que se habían vivido en la ciudad
cretar aquel "acto prohibido por la opi- durante esos días "desdicen nuestra cul-
nión" que, aseguraban, era la Convención tura y civilización". 50 Lo que se estaba <lis-
de Notables. Pero eso sólo había sido posi-
18
La Prensa, 14 y 17 de octubre de 1903.
47
El Tiempo, 12 de octubre de 1903; La Prensa, :¡9 La Prensa, 4 de junio de 1903.
La Nación, El País y Tribuna, 13 de octubre de 1903. 50
Tribuna, 13 y 19 de octubre de 1903. Se bus-
Puede verse la versión policial de los hechos en AP, caba remarcar el supuesto contraste entre la moderni··
CN, sección l", libro 136, 12 de octubre de 1903, dad de Buenos Aires (la capital del país, su vidriera
f. 289. frente al mundo) y la "barbarie" que se adueñaba de

"EL GOBIERNO DE LA CALLE" 117


cutiendo era, en definitiva, la validez del pronto se iba a revelar bastante endeble.
uso polírico de la calle, la legitimidad del Qmenes desde dentm del régimen pugna.
derecho de protesta. Civilización y protesta han P?r una prog~esiva democratización
no eran términos antagónicos en el marco del mismo ganaron a partir de entonces
del discurso opositor al régimen. El fraude c~ vez más influencia. Se había ido arrai-
y la pretensión del PAN de monopolizar el gando en un sector de la elite gobernante
poder desmentían, según esto, el carácter la convicción de que se requería poner
civilizado de la política y constituían -en unos usos políticos atrasados y unas prác-
palabras de La Prensa- una "audacia pro- ticas electorales falseadas a la altura no
vocati va de las iras de la opinión". La sólo~':. los preceptos constituciOnales, sino
protesta, incluso si tomaba formas violen- tamb1en de los logros económicos y socia-
tas, aparecía en ese contexto come: plena- les que Argentina había conquistado desde
mente legítima. En las notas críticas que 1880. Se desenvolvió a partir de entonces
habían publicado los diarios (así co,mo el ciclo de reforma, transformación y final-
también en las acciones que luego desple- mente derrota del régimen consei-vador.
garon los manifestantes) las alternativas Como se señaló al comienzo de este tra-
que habían rodeado la designación del bajo, la reforma electoral aprobada en
candidato presidencial del PAN no eran 1912 modificó las reglas del juego, habi-
sino una muestra más de los mecanismos l~t~~do una inespe~a?a victoria de la opo-
a través de los cuales el régimen se repro- s1c1on en los com1c1os presidenciales de
ducía sin habilitar la rotación del poder. 1916. Ese recorrido es el que la historio-
Las manifestaciones no habían podido grafía ha considerado tradicionalmente.
impedir la usurpación de la soberanía po- Se ha observado la puesta en marcha de
pular tantas veces denunciada, pero habían un sistema de hegemonía gubernamental
servido --desde esa perspectiva- para expo- por parte del PAN y luego la estrategia
ner en toda su crudeza la arbitrariedad del implementada para producir una apertura
dominio del PAN. Aquel era, sentenciaba gradual y controlada. La mirada que he-
La Nación, el "triste y funesto epílogo" de mos denominado clásica sostiene que fue-
la presidencia de Roca.
51 ron sobre tocio las contradicciones internas
del régimen las que empujaron la transfor-
mación. La oposición política presionó
CONCLUSIONES: UN ORDEN INSEGURO desde afuera, pero sin poder reiterar la
amenaza que en su momento habían
Como todo hacía suponer, la candidatura introducido el alzamiento armado del
de Manuel Quintana fue la vencedora en Noventa y sus secuelas. Paradójicamente,
las elecciones nacionales que se llevaron a no fueron las armas sino los votos los que
cabo el 10 de abril de 1904. A primera en 1916, en el contexto de unas votacio-
vista, la "máquina roquista" par~cía haber nes saneadas por la reforma electoral, le
triunfado. Sin embargo, era un munfo que permitieron a la UCR el acceso al poder.5 2

52
las calles cuando se transformaban en el escenario Luego del ostracismo en el que estuvo sumer-
de manifestaciones de protesta. gida desde fines de la década de 1890, la UCR se reor-
51 La Nación, 10 de octubre de 1903. ganizó bajo el liderazgo de Hipólito Yrigoyen y

INES ROJKIND
118
El planteamiento que he procurado apelaciones. La mod~rnización periodís-
exponer aquí, basándome en las líneas tica que los diarios transitaban a princi-
abiertas p,or una renovación historiográ- pios del siglo XX no aparecía como un obs-
fica que, aunque con vaivenes, ha avan- táculo que los inhibiera de participar en el
zado en los últimos años y en los resulta- debate político como formadores y movi-
dos de mi propia investigación, apunta a lizadores de la opinión pública. La inde-
introducir matices en la interpretación pendencia que los diarios reivindicaban
establecida y propone nuevas perspecti- no significaba prescindencia respecto
vas de análisis que contribuyan a comple- de los acontecimientos políticos, sino la
jizar la visión que se tiene sobre la política ausencia de lazos que los ataran al poder
en tiempos del orden conservador. La y les imposibilitaran realizar la crítica
intención ha sido explorar una serie de sistemática, virulenta, del proceder guber-
cuestionamientos y protestas que si bien namental. De esa manera, aquellos perió-
no asumieron el carácter de revoluciones dicos que lideraban la transición hacia las
o desafíos de gran amplitud y trascenden- formas más modernas del periodismo,
cia, fueron no obstante profundizando las podían ser· igualmente opositores acérri-
grietas que socavaban la legitimidad del mos del gobierno y convertirse en actores
régimen. La figura de Julio A. Roca se fundamentales de la escena política. El
convirtió en el blanco principal de esos ejemplo de La Prensa resulta paradigmá-
cuestionamientos porque se hallaba indi- tico en ese sentido. 53 Pero además, las
solublemente identificada con el exclusi- denuricias periodísticas encontraron en la
vismo político que ejercía el PAN. Desde intervención de los estudiantes universita-
ese punto de vista, la transformación que rios la posibilidad de ser traducidas al lene
el régimen experimentó desde ad~ntro, guaje de la movilización callejera. Se
animada por. una facción reformista de la requiere seguir indagando sobre la re-
propia elite gobernante, es inseparable del lación que tenían los jóvenes con los
proceso de deslegitimación que paralela- diarios a comienzos del novecientos. Es
mente se fue desarrollando en otros es- posible intuir que era una vinculación
cenarios y mediante la intervención de estrecha. Los universitarios cumplieron
otros actores. En este artículo nos hemos un papel destacado en la articulación entre
concentrado en describir una dinámica las críticas de la prensa opositora y la diná-
opositora que se articulaba a través de la mica de protesta que se desplegaba en las
prensa y que se exteriorizaba en las mani- calles de Buenos Aires. Un testigo de
festaciones callejeras protagonizadas por las manifestaciones de julio de 1901 en
los estudiantes universitarios. rechazo a la unificación de la deuda ex-
La prensa poseía una notable capaci-
dad de implicarse políticamente con su 53
La literatura ha rendido a plantear una con-
prédica y de persuadir al público con sus
tradicción entre la modernización periodística y la
pervivencia de un modo de int~rvención política
regresó a la escena política en 1903. Los radicales supuestamente "faccioso" y anacrónico. Véase Saítta,
intentaron una nueva y fallida rebelión armada en Regueros, 1998, p. 30. Por el contrario, aqtú defende-
1905. En 1916 Yrigoyen se convirtió en presidente mos la importancia de pensar en una prensa que era
de la república. moderna y política a la vez.

"EL GOBIERNO DE LA CALLE" 119


terna afirmó en aquel momento que fue- con Roca, y después de ver frustradas sus
ron los estudiantes quienes "llevaron los ambiciones presidenciales en 1903, se alejó
debates a la calle" .' 4 del PAN y dedicó gran parte de sus esfuer-
El hecho es, por lo tanto, que en el zos a promover una reforma que eliminara
contexto de un gobierno aparentemente el fraude para impedir de esa manera qu~
fuerte y defensor de la doctrina del orden las oposiciones se vieran arrastradas a tomar
público, como era el de Julio A. Roca, pu- formas sediciosas y violentas. Pellegrini se
do gestarse y desarrollarse una dinámica convirtió, a partir de entonces (y hasta su
contestataria basada en las incitaciones de muerte en 1906), en uno de los principa-
la prensa y en la práctica del uso de la calle les impulsores de la causa de la reforma.
para la protesta. Más aún, en un escenario Los sucesos de julio de 1901, las formas y
dominado por el PAN y por su pretensión los sentidos que había revestido la protesta
de acaparar el poder, en ausencia de otros contra la unificación, habían intensificado
partidos organizados y capaces de asw;nir en él esa preocupación.
un papel protagónico, fueron los diarios
los que se abocaron a la tarea de estable- Es necesario enseñar a la juventud que no
cer la intensidad, los temas y muchas veces combaten ideas rompiendo a pedradas los
las modalidades de la actividad política vidrios de una imprenta, ni insultando
opositora. 55 Ciertamente, esa actividad no impunemente a la autoridad y a los adver-
alcanzó a conmover en ningún momento sarios, que su acción no es digna en esa
la estabilidad del régirrien político, pero en forma, en esos lugares, sino en los atrios,
contrapartida no parece desacertado con- yendo a votar para hacer triunfar sus opi-
cluir que ayudó a que progresivamente se niones por medio de la única arma legal del
instalara la convicción de que el fraude, ciudadano. 56
los comicios manipulados y otros contro-
les, lejos de garantizar el orden, estimula- Para ello se requería, Pellegrini lo sabía
ban las actitudes tumultuosas de los disi- y lo expresó cada vez con más contunden-
dentes. Cuando Carlos Pellegrini rompió cia, depurar unos comicios siempre sos-
pechados.
54
Ramos, Memorias, 1939, p. 212. Los estudian-
Sostengo, en definitiva, que la diná-
tes acudían con asiduidad a las redacciones de los mica beligerantemente opositora que, en
periódicos, y en el caso de La Prensa, especialmente, torno a los diarios y en el espacio político
hacían un uso frecllente de las instalaciones del dia- de las calles de la ciudad, se plasmó hacia
rio. Durante la huelga de 1904 en la Facultad de principios del novecientos en Buenos
Derecho, por ejemplo, se reunieron en más de una Aires alimentó la percepción de un orden
oportunidad en los salones del edificio para celebrar que, como bien expresó Natalio Botana,
allí sus asambleas. Véase La Prensa, 16 de septiembre
era ambivalente: "duradero sin por ello
de 1904.
55 dejar de ser inseguro ·para quienes ejer-
En ese sentido, resultan poi: demás sugerentes
las reflexiones que respecto de otro escenario (el de la
cían el control". 57 En los años siguientes
ciudad de México durante los años del gobierno made-
56
rista) propuso Ariel Rodríguez Kuri para analizar la DSCS, 25 de julio de 1901, p. 143, y Gallo,
conducta oposirora que en ese marco siguió el diario Carlos, 1997, pp. 27-32.
El Impanial. Véase Rodríguez, "Discurso", 1991. 57
Botana, Orden, 1994, p. xxrn.

120 INÉS ROJKIND


las representaciones sobre la protesta calle- ticipación política popular. Lo que defien-
jera iban a sufrir cambios significativos. do, en lugar de ello, es la relevancia de un
Los discursos elogiosos de la "algazara del punto de vista que muestre la variedad de
pueblo en la calle" dejaron paso a otras modalidades, espacios y protagonistas
miradas más aprensivas. El impacto de la de la vida política tal como esta funcio-
conflictividad social y obrera en una ciu- naba en el contexto de los controles y de
dad que crecía y se modernizaba llevó al las reglas del juego vigentes. Ese enfoque
esfuerzo oficial por regular la ocupación puede ayudar, confío, a una mejor com-
del espacio público por parte de los gru- prensión del proceso de construcción y
pos contestatarios. 58 Esas inquietudes, y legitimación (o no) del poder político du-
las que traía consigo la contemplación del rante el periodo del orden conservador.
fenómeno de las "multitudes urbanas", se
agudizaron hacia el Centenario, en 1910.
Entre tanto, sin embargo, el uso de la calle FUENTES CONSULTADAS
para la participación política se convir-
tió en un camino transitado por quienes Archivos
buscaban influir en las decisiones de los
gobernantes o repudiar lo que considera- AP, CN Archivo Policial, Copiadores de
ban actos despóticos de unas autoridades notas, Buenos Aires, Argentina.
corruptas. UTDT, MRNA Universidad Torcuato Di Tella,
El interés por reconstruir estas formas Microcopies ofRecords in the Na-
de acción política y de protesta popular cional Archive, Colección Carlos
se inscribe en el marco del esfuerzo por Escudé, Buenos Aires, Argentina.
descomponer una Visión según la cual
durante esos años el proceso político estu-
vo dominado por la dinámica interna del Hemerografía
régimen, mientras que la población su-
puestamente permanecía atrapada en la BORA. Boletín Oficial de la República Argentina.
disyuntiva entre la pasiva subordinación al Caras y Caretas.
orden impuesto y la resistencia violenta DSCD. Congreso Nacional, Diario de Sesiones de
que surgía bajo la forma de la insurrec- la Cámara de DiputacWs.
ción armada. La intención no es componer DSCS. Congreso Nacional, Diario de Sesiones de
una imagen opuesta a la de la hegemonía la Cámara de Senadores.
gubernamental, que ignore o niegue los El Diario.
límites que la misma imponía a la par- El Paú.
El Tiempo.
58
La Nación.
En ese nuevo contexto se profundizó asimismo
La Prensa.
el debate sobre los alcances de la libertad de prensa,
.The Buenos Aires Herald
en la medida en que los periódicos anarquistas (y en
menor medida socialistas) fueron percibidos como The Review of the River Plate.
promotores de la protesta. Véase Suriano, Anarquistas, Tribuna.
2001,pp. 182 y 183; también Yablón, "Patronage",
2003, p. 222.

"EL GOBIERNO DE LA CALLE" 121


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