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Botana, Orden, 1994, pp. 225-226, y Gallo, Véase Úl. Prensa, La Nacitfn y El Tiempo, 9 al 12
Carlas, 1997, p. 69. de octubre de 1903.
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las calles cuando se transformaban en el escenario Luego del ostracismo en el que estuvo sumer-
de manifestaciones de protesta. gida desde fines de la década de 1890, la UCR se reor-
51 La Nación, 10 de octubre de 1903. ganizó bajo el liderazgo de Hipólito Yrigoyen y
INES ROJKIND
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El planteamiento que he procurado apelaciones. La mod~rnización periodís-
exponer aquí, basándome en las líneas tica que los diarios transitaban a princi-
abiertas p,or una renovación historiográ- pios del siglo XX no aparecía como un obs-
fica que, aunque con vaivenes, ha avan- táculo que los inhibiera de participar en el
zado en los últimos años y en los resulta- debate político como formadores y movi-
dos de mi propia investigación, apunta a lizadores de la opinión pública. La inde-
introducir matices en la interpretación pendencia que los diarios reivindicaban
establecida y propone nuevas perspecti- no significaba prescindencia respecto
vas de análisis que contribuyan a comple- de los acontecimientos políticos, sino la
jizar la visión que se tiene sobre la política ausencia de lazos que los ataran al poder
en tiempos del orden conservador. La y les imposibilitaran realizar la crítica
intención ha sido explorar una serie de sistemática, virulenta, del proceder guber-
cuestionamientos y protestas que si bien namental. De esa manera, aquellos perió-
no asumieron el carácter de revoluciones dicos que lideraban la transición hacia las
o desafíos de gran amplitud y trascenden- formas más modernas del periodismo,
cia, fueron no obstante profundizando las podían ser· igualmente opositores acérri-
grietas que socavaban la legitimidad del mos del gobierno y convertirse en actores
régimen. La figura de Julio A. Roca se fundamentales de la escena política. El
convirtió en el blanco principal de esos ejemplo de La Prensa resulta paradigmá-
cuestionamientos porque se hallaba indi- tico en ese sentido. 53 Pero además, las
solublemente identificada con el exclusi- denuricias periodísticas encontraron en la
vismo político que ejercía el PAN. Desde intervención de los estudiantes universita-
ese punto de vista, la transformación que rios la posibilidad de ser traducidas al lene
el régimen experimentó desde ad~ntro, guaje de la movilización callejera. Se
animada por. una facción reformista de la requiere seguir indagando sobre la re-
propia elite gobernante, es inseparable del lación que tenían los jóvenes con los
proceso de deslegitimación que paralela- diarios a comienzos del novecientos. Es
mente se fue desarrollando en otros es- posible intuir que era una vinculación
cenarios y mediante la intervención de estrecha. Los universitarios cumplieron
otros actores. En este artículo nos hemos un papel destacado en la articulación entre
concentrado en describir una dinámica las críticas de la prensa opositora y la diná-
opositora que se articulaba a través de la mica de protesta que se desplegaba en las
prensa y que se exteriorizaba en las mani- calles de Buenos Aires. Un testigo de
festaciones callejeras protagonizadas por las manifestaciones de julio de 1901 en
los estudiantes universitarios. rechazo a la unificación de la deuda ex-
La prensa poseía una notable capaci-
dad de implicarse políticamente con su 53
La literatura ha rendido a plantear una con-
prédica y de persuadir al público con sus
tradicción entre la modernización periodística y la
pervivencia de un modo de int~rvención política
regresó a la escena política en 1903. Los radicales supuestamente "faccioso" y anacrónico. Véase Saítta,
intentaron una nueva y fallida rebelión armada en Regueros, 1998, p. 30. Por el contrario, aqtú defende-
1905. En 1916 Yrigoyen se convirtió en presidente mos la importancia de pensar en una prensa que era
de la república. moderna y política a la vez.