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Tema

Las nuevas tendencias epistemológicas que sustentan la concepción axiológica y la simbolización de


los valores a partir de la cultura en México.

Titulo (probable)

Génesis y semiótica del valor en el desarrollo ético de la persona en México.

Objetivos

General

1. Describir el proceso epistemológico de génesis de los valores en la persona


2. Describir el proceso de simbolización de los valores en la persona a partir de la cultura en
México.

Específicos

1.1- Describir las teorías epistemológicas actuales respecto a la axiología


1.2- Describir el paradigma epistemológico que sirve como marco conceptual para plantear el
problema

2.1- Describir la reiteración simbólica como método para análisis axiológico

2.2- Descripción de la propuesta de una ética diferencial como integración de la génesis y semiótica
del valor en el desarrollo ético de la persona en México

Pregunta/problema

¿Cómo influye la cultura en la génesis y semiótica del valor para el desarrollo ético de la persona en
México?
Génesis y semiótica del valor en el desarrollo ético de la persona en México.

Introducción

El presente ensayo intenta mostrar una perspectiva moderna sobre la comprensión de los valores,
sobre cómo se produce un valor y sobre el sentido que tienen los valores en el desarrollo ético de
la persona en México. Pretende ser una luz para el trabajo terapéutico liberador de antiguos
patrones de interacciones que han modulado las respuestas emocionales y psicológicas de los
mexicanos reprimiendo la naturaleza humana y encuadrándola en estereotipos diseñados
culturalmente. Pretende ser una pauta de interpretación axiológica desdibujando el camino de
éticas arcaicas que han servido para mantener el orden social como lo conocemos, impidiendo la
actualización holística de las potencialidades existenciales de la persona. Pretende abrir paso a una
nueva concepción de sociedad más sana, donde lo natural sea el eje rector de toda proposición, de
toda norma, de toda interacción.

En el primer capítulo se analiza el devenir del valor en la cultura mexicana y como se inserta en las
tradiciones transformándose en una celebración (ritual). En el segundo capítulo se exponen las
teorías epistemológicas actuales respecto a la axiología y se desarrolla el paradigma epistemológico
que sirve como marco conceptual para explicar el fenómeno de génesis del valor y su simbolización
a partir de la cultura. En el capítulo tercero se describe el método de reiteración simbólica para
analizar la semiótica de los valores. Y finalmente la propuesta de una ética diferencial como
integración de la génesis y semiótica del valor en el desarrollo ético de la persona en México.

Valgan estas palabras para introducir esta propuesta en el marco de una sociedad deshumanizada
y reactiva, al borde del colapso social.

Capítulo 1

La sociedad prehispánica con sus valores propios.

Nunca ha existido una sociedad para la que el corazón fuera tan importante en el sentido ético como
para el pueblo nahua. La voz: in ixtli in yóllotl, cuya traducción literal parece ser “un rostro un
corazón”, encierra una profunda muestra de lo que había en el centro de la cultura mexica.

Ixtli- rostro, es en realidad, en el sentido amplio al que el pueblo nahua estaba acostumbrado, la
fachada, la máscara que se presenta a todo el mundo, la directriz de las acciones de las personas.
Encierra en su concepto más que una parte del cuerpo. Es la fisonomía moral del ser humano. Ixtli
es el yo que se ha formado en la cultura, el que se ha impregnado de la cosmovisión del pueblo, el
que se ha integrado a partir de la ixtlamachiliztli (la acción de dar sabiduría a los rostros, dígase al
yo) educación. Por otra parte Yóllotl- corazón, que expresa la moción del espíritu y manifiesta el
principio dinámico de la acción del ser. Yóllotl más que un órgano del cuerpo expresa lo que hay en
el fondo del ser humano, lo que podríamos denominar como consciencia. La consciencia que busca
lo trascendente, el espíritu. Para ello existía la yolmelahualiztli (acto de enderezar los corazones)
dar sentido a la existencia. La yolmelahualiztli es más que la sola voluntad, es la relación afectiva
con todo y el encuentro consigo mismo.
Los preceptos, en el pueblo nahua, habrían surgido de la experiencia ascética tan propia del pueblo
mexica. Los temachtiani (formadores) personas que habían logrado integrar todos los aspectos del
ser humano y habían desarrollado la consciencia eran quienes dictaban los preceptos. Mismos que
habían sido diseñados para el propio desarrollo de la consciencia, el concepto más parecido al
desarrollo de los valores. Los nahuas eran conducidos, si se vale la expresión, en sentido anagógico,
a encontrar su corazón y con ello el corazón de la otredad. La ética en pueblo nahua, con su dinámica
propia, no era infundida sobre la gente como introyección, sino que eran conducidos a proyectar su
interior: mamoyecotzin in yuhqui in moyetztica (que tu camino sea recto como tus pasos). Esto
permitía que el pueblo se desarrollara éticamente de manera natural, sin interferencias violentas e
imposiciones que obstruyeran el desarrollo de los valores.

Un ejemplo de ello es el desarrollo de los llamados “centros ceremoniales” como Tula en Hidalgo.
Donde se evidencia que la misma disposición de las pirámides y juegos de pelota, tenían un objetivo
en la formación de las personas, a diferencia de lo que se ha interpretado por algunos antropólogos
como centros de adoración pagana.

La cultura del mestizaje y el encuentro de dos mundos como punto de controversia axiológico.

León Portilla en su libro “la visión de los vencidos” hace un recuento histórico sobre lo que sucedió
en el momento de la llegada de los españoles mostrando al pueblo nahua como un pueblo vencido.
En una visión más justa, intentando comprender la dinámica del pueblo ante la llegada de los
colonizadores, debemos liberar el suceso de toda carga moral y adentrarnos en la transformación
que sufrieron sus usos y costumbres (moral).

El pueblo español, cristianizado y en controversia con el Islam tras las conquistas de su pueblo, vivía
una dinámica muy distinta. La ética española tiene un punto de partida dogmático al partir de la
religiosidad. El español fue adoctrinado, es decir, fue introyectado con normas y principios en un
intento de desarrollar hombres de bien, según las sagradas escrituras. Había un diseño de la cultura
basado en la mitología de un pueblo que no conocían y con unos usos y costumbres ajenos.

El español era educado por la escuela, que era la iglesia misma, ya que en el cinquecento el esquema
social era feudalista y no había independencia entre el estado y la iglesia. Más aun, las únicas
universidades que había en España eran catedralicias. De esta manera los colonizadores habían
“desarrollado” sus valores.

Este tipo de enseñanza introyectada tiene una consecuencia. Michel Foucault en su libro el sujeto y
el poder, analiza la relación entre la introyección del poder con la violencia. Toda vez que el poder
es ejercido sobre la persona, esto es la forma en que fueron introyectadas las normas y los principios
desde una óptica dogmática, se hiere su voluntad, lo que engendrará violencia. La enseñanza desde
el cristianismo renacentista era agresiva, a partir de castigos se normaba a la gente. La misma pena
capital era expuesta públicamente en las plazas donde el primer lugar lo ocuparían los niños como
una forma de lección moral. En ese entonces la moral y los valores eran infundidos desde la
inconsciencia, desde la obediencia, desde el temor y esto obnubila la consciencia reflexiva que se
vuelve reactiva ante cualquier amenaza.

Cuando los españoles llegaron a México, se encontraron con un pueblo libre, de conciencia
desarrollada, sin prejuicios, sin miedos. Viene la colonización como la conocemos históricamente y
el enfrentamiento de las dos cultural da vida a una nueva raza. El pueblo nahua no estaba habituado
a la imposición, a la violencia, y al ser sometidos por los conquistadores tienen que asumir esas
prácticas introyectivas dogmáticas, a partir de la violencia y castigo que formuló una nueva cultura:
los macehuales.

Capítulo 2

La perspectiva epistemológica sobre la axiología: Genesis y semiótica del valor en el desarrollo


ético de la persona

Al hablar de “valor” tenemos que definir perfectamente su significación, dado que se tiende a
confundir con facilidad entre este término y la norma. Y es que, de suyo, existe una ínfima diferencia
entre ambos. La pregunta es ¿cómo puede una persona discernir entre si un acto deviene de un
valor o de una norma? Y aunque la respuesta es muy sencilla bien vale la pena profundizar en las
nociones epistemológicas de la axiología.

Al iniciar un camino retrospectivo en la ontogénesis de la noción de valor, es menester plantear qué


es un valor. Etimológicamente el ’s, más allá de significar únicamente “dignidad” implica todo
aquello que es “importante” para la persona. Tiene un sentido de proyección. A diferencia de la
norma que es una cuestión introyectada, merced la estructura simbólica del imaginario donde la
persona se desarrolla y tiene más que ver con el discurso social…

Para orientar nuestra definición de valor hacia el desarrollo ético de la persona se sugiere que es
importante revisar la génesis, pero sin olvidar que, de suyo, es intrínseco al concepto el significado
(semiótica).

El sujeto, que percibe, digamos que se desarrolla éticamente, se confronta ante un objeto,
susceptible de ser percibido, en una relación dialéctica, de la cual, el objeto resultará al mismo
tiempo significado, en tanto vehículo sígnico, y significante dadas las características de quien lo
asume, que es un recipiente que formulará sus acciones a partir de la abstracción de la esencia del
objeto.

Este proceso semiótico del cual deviene la noesis a partir de la experiencia del fenómeno simbolizará
para el sujeto. Es decir, la experiencia misma y sus elementos se convertirán en un símbolo. Así el
imaginario, dotado de elementos transgeneracionales cambiará su configuración con la nueva
información aprehendida. Esto sí y solo si cumple con la condición existencial de la experiencia del
objeto.

Cuando la noesis se vincula con el noema a partir de la conciencia amorosa es entonces donde se
da el valor.

Capítulo 3

El método de reiteración simbólica como método de análisis semiótico de los valores

De la misma que forma que los sueños, la mitología y el arte, la forma en que pensamos y sentimos,
lo que escribimos, lo que hablamos, lo que imaginamos… es una proyección del espíritu a través del
inconsciente. Todo bajo una misma estructura, como el lenguaje. Está compuesto por signos y
símbolos de los cuales unos tienen significado y los otros sentido, respectivamente. Los valores
entran en la categoría de símbolos. Los símbolos son indefinibles, inabarcables. No tienen
significado, sino que le dan sentido a la vida. Para poder conocer la estructura general de la
simbología es preciso conocer el método de la reiteración simbólica a redundancia simbólica.

Este método busca leer en los símbolos los isomorfismos que guarda con la simbología general. Los
isomorfismos son, más que similitudes exactas o replicas, se refiere a equivalencias. Hay diferentes
isomorfismos, por ejemplo: fonético, semántico, morfológico, estructural…

Los valores, como símbolos, le dan sentido a la existencia, motivan el actuar de las personas y
modulan la conducta de las personas. Dependiendo el valor se estructurará la acción. Sin embargo,
los valores no se pueden conocer del todo. Son, igual que los símbolos, indefinibles e inabarcables
y se escapan de todo concepto. Entonces ¿cómo podemos entender el sentido que tienen en
nuestras vidas?

Igual que los símbolos, los valores son muy amplios y están interconectados a manera de complejos
informacionales. A través de la historia se han denominado e incluso categorizado o jerarquizado
en escalas determinadas por alguien. Sin embargo, los valores gozan de una inmunidad para ser
abarcados completamente.

La única forma de descubrir el valor que cada persona ostenta es a partir de la lectura o
identificación de isomorfismos. ¿Con qué se puede comparar esta actitud? ¿A qué se parece esa
necesidad o esa motivación? ¿Quién se ha comportado así antes? ¿A dónde nos lleva esa acción?

Capítulo 4

La ética diferencial

La ética, como disciplina filosófica, está conformada por tres partes, a saber, axiología, que estudia
los valores; deontología, que estudia las normas o el sentido del deber; y teleología que estudia los
fines que se persiguen.

Cuando se habla de ética respecto de una persona se hace referencia al conjunto de valores, normas
y fines que determinan sus costumbres. De hecho, la palabra ética deriva del griego ´s que
significa carácter o costumbre.

Cuando se elabora un código ético que regule el comportamiento de las personas en general se
violenta su voluntad. Todo código ético esté pensado en razón de un supuesto bien común:
“quaedam rationis ordinatio ad bonum commune, ab eo qui curam cummunitatis habet
promulgata”.1 (Cierta ordenación de la razón al bien común promulgada por aquel que es
responsable de la comunidad). Este “bien común” aparece cómo lo deseable desde el discurso de
lo social, sin embargo, en la esfera de lo individual sucede algo que, finalmente, afectará en todo.

1
Aquinus, Tomas. Summa Teologíae Adversus Aereses. Etica.
Una voluntad herida engendra violencia al interior del individuo como al exterior. Al intentar ajustar
las acciones de los individuos al bien común se altera su configuración natal. Toda imposición de
normas implica obediencia. La obediencia es una actitud de sumisión ante el mandato, una actitud
de auto-negación respecto a la autoridad, que ha sido cedida al otro que ostenta el poder. Con esto
el “bien común” más bien pareciera ser el mal común. ¿Quiénes son los beneficiarios de una
sociedad vulnerada a propósito para no ser vulnerada de manera espontánea? No existe tal cosa.

Hasta antes del siglo XVI la norma social era impuesta mediante penas o castigos físicos. La historia
está plagada de recuerdos medievales de muerte y desmembramiento. La sociedad era vigilada y
después castigada como sistema de control procurando el bien común. Quienes habían trasgredido
la norma eran castigados públicamente para que el resto tuviera un escarmiento previo a cometer
una falta. Se cometieron millones de crímenes en la época medieval justificados en el “bien común”.

A partir del siglo XVIII con Cesare Beccaria se abolió la tortura en la imposición de penas o castigos
ante la falta, pero se crea el código penal donde se establece la no tortura física, pero surge la
prisión.

A partir de ese momento la cuestión punitiva tiene una transformación. Anteriormente se castigaba
el acto ilícito una vez que había sigo realizado y, cómo ya se explicó, la ejecución publica de la
condena ayudaba al pueblo a someterse a la autoridad. Ahora, la nueva forma de imponer la norma
será a partir de la “disciplina”, es decir un castigo previo a que se cometa la falta.

En todo sentido, la imposición de normas obstruye la génesis de los valores y engendra


resentimiento, como se señaló anteriormente, al interior del individuo, porque se auto-anula y todo
el material negado se convierte en una sombra que estará al acecho todo el tiempo para ser
reconocida, y al exterior intentando a toda costa trasgredir la norma que lo ha violentado de manera
consciente o inconsciente.

Existen diferentes instituciones promotoras de dicha disciplina, a saber, el estado, las instituciones
de salud pública, las escuelas, las iglesias, y, lastimosamente, la familia.

Por tanto, la propuesta de una ética diferencia que permita al individuo realizarse en todas las áreas
tiene validez. Ética diferencial se refiere a una ética que depende de la configuración integral de los
individuos en todas sus dimensiones biopsicosocial espiritual. Una ética que pretende hacer surgir
valores a partir de la actualización holística de las potencialidades de la persona y no en orden a un
pseudo bien común que afecta a todos por ser individuos. Una ética que permita que los individuos
se realicen en plenitud para conformar sociedades más integras, más justas, más verdaderas. Una
ética que permita la proyección de los valores en la sociedad, que no pretenda modificar conductas
son producir valores. Una ética del yo soy tú y tú eres yo. Donde la persona pueda escuchar su
corazón, donde pueda dársele sabiduría a los rostros y enderece su voluntad. Una ética de libertad
personal donde la persona pueda crecer, donde el centro de todo sea la persona.

J. Alfonso Miranda Specia


Omnia possum in Eo qui me confortat

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