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PROLOGO

Un lector inicia esta página. Empieza a desentrañar lo que dice. ¿Qué dice? Su
oído agudo presiente una voz, una voz que le habla. No tiene boca. En cambio ve
que le habla. Está allí, ahí presente. Ahora. ¿Quién es? ¿De dónde proviene?

El escritor decide darse a conocer. Se presenta y con ello revela algo de su


personalidad. “Yo soy el autor de este libro y celebro su llegada. Bienvenido
sea, usted, lector”. Nos saludamos, dejamos de ser desconocidos. Le pido, desde
ahora en más, que conceda esta locución como un “habla”. Será nuestro trato.
Un acuerdo mutuo que puede ser útil a nuestros propósitos. Mi habla es un
“escribir”. Yo, autor, escribo para usted, lector.

¿Qué quiero decir con que mi locución es un “escribir”? Que mi habla es un


discurrir. Un discurrir a través de palabras. Pero no tengo boca, aunque tampoco
soy, como lo notará, mudo. Mi discurso es un habla por palabras. En este caso,
nuestro medio, será el texto. De alguna manera este texto equivale a lo que, en
el mundo cercano a los límites de esta dimensión (la comúnmente llamada
realidad, naturaleza, cosas verdaderas), identificamos como voz que
“realmente” habla. El texto que viene –y el libro en general- conviene en que yo
hablo por medio del texto como si fuera mi voz. Mi habla es mi escritura. La
escucha será, pues, el leer. Aquí el escuchar consiste en el proceso activo de leer
y esto significa que usted, amigo, ha sido incorporado por el texto.

Todavía aguarda una larga fila de cuartillas, como podrá el lector constatar por
tacto. Hojeará el número de páginas. Son muchas. He aquí un consejo que surge
por una simple razón que he de anticipar; este prólogo ha sido escrito luego de
haber finalizado la escritura del libro. De modo que yo sé lo que sigue y
conozco, por ser además su autor, de qué trata y cómo lo he expuesto. Por esta
razón quisiera prevenir, si es útil, acerca de la amable predisposición que estas
materias necesitarán para poder comprenderse adecuadamente. El consejo,
amigo lector, es que, como toda lectura extensa, un requisito fundamental
consiste en armarse de paciencia. Y quiero decir que solicito su paciencia no
sólo por la cantidad de páginas que vienen que, de por sí, constituyen un
agotamiento físico a nuestra vista y la compostura, sino también, paciencia en
referencia a la comprensión de este libro. El resultado de estas investigaciones,
allá en las últimas líneas, exige, para su verdadero desciframiento, de la
elaboración de cada palabra en la mente del lector. El esfuerzo será, por tanto,
también mental.

La complejidad del asunto a tratar se manifiesta desde el título: Gramática


Negativa de la creación filosófica. El lenguaje es una daga de doble filo: por él
se comprende un significado y en él puede cambiarse con su uso. Veamos con
detenimiento estas palabras para poder despojarlas de las nociones corrientes
que podrían afectar a su significación y la utilidad en estos entornos.

Reconozco que todo lector, al arribar a este puerto, lo hace bajo su propia
voluntad y no lo hace sin haber aprendido a nadar con anterioridad. Quiero
decir que leer implica haber aprendido a entender las reglas de un texto.
Implica, también, haber explorado un sinfín de contenidos que, a su vez, habrá
provocado la formación de ciertas ideas, nociones, saberes. Todo lector acarrea
consigo una red de juicios que ya poseen su propia organización. El lector
acostumbrado a ejercer esta actividad posee un mundo interpretado bajo el cual
se orienta, opera, interactúa. Por consiguiente ya ha escuchado la palabra
Gramática anteriormente. Como muchas otras palabras. Y como muchas otras
ideas que pueden componer una inconmesurable cantidad de discursos.

Gramática significa en su concepción corriente el estudio de la lengua y sus


combinaciones. Proviene etimológicamente de la palabra (completar). Esta
definición corresponde a la noción consensuada, enciclopédica, positivista.
Proviene de un estudio filológico acerca de los usos, las prácticas y la historia
del término en distintas épocas. Como he dicho, la formación escolar, la
convivencia cultural, la absorción y adquisición de saberes al que, como parte
de ella, estamos permeables, arraiga en nosotros estas asociaciones inmediatas.
Ha quedado establecido un grupo de sentidos que vinculan Gramática y
literatura. Por supuesto que hemos partido del análisis de ésta Gramática que,
en mi labor lectora, se ha presentado en su formato más empírico, esto es, el
texto. La Gramática puesta en función refleja los mecanismos internos de su
leyes. La Gramática se divide en varios tipos (completar la descriptiva, etc…)

El sentido de Gramática que tomamos aquí consiste en la clase de ciencia que ha


sido plasmada en el uso de las leyes gramaticales, es decir, en el texto. El
sentido histórico que tomo es aquel que ha sido ejecutado en su puesta en
marcha, no el conjunto de situaciones que han sido considerados para su
delimitación en tanto ciencia. Mientras que el gramático enfatizaría en la
correcta función de los pronombres u artículos, en la identificación del sujeto,
su verbo y el objeto directo en un predicado, he de tomar estas estructuras como
efectos más que como formalismos.

Empero este sentido empírico no es suficiente. En el transcurso de mis


investigaciones he conseguido diseñar una nueva sección a la Gramática en
sentido común de sentido positivo; esta nueva Gramática se aboca al estudio de
los textos en tanto refieren a efectos de la aplicación de las reglas que componen
un discurso (que, a su vez, es un efecto de las articulaciones de estas leyes con
las palabras). Por consiguiente el gramático, su practicante y defensor,
encontrará insulso y carente de valor científico/formal este estudio, pues no es
la clásica noción de Gramática a la que está acostumbrado.
Conviene, además, aclarar otro probable malentendido que el título podría
suscitar. Tiene que ver con la relación antes mencionada entre literatura y
gramática y la clasificación positiva entre leyes de la gramática, palabras,
sentencias, discursos, textos e investigación. Precisamente este prólogo, querido
lector, tratará de exponer estas definiciones de manera que su significado no sea
contradictorio con las conclusiones, como podrá darse cuenta una vez que
introduzca el abordaje que ha ido tomando esta investigación y cuyo eje ha
enfatizado (y estrechado infinitamente) las relaciones entre significado y
significante. Para ser didácticos empezaré por describir lo que creo que este
lector debería tener en cuenta cuando se habla de estas palabras. Las diré en
orden descendiente y específico pese a que esta clase de procedimiento quedará
posteriormente desarticulada por el propio método. He aquí los puntos
conflictivos que muestra la materia a la que nos dedicaremos en las próximas
páginas.

Para ayudar todavía más al entendimiento de los propósitos que vienen


convengamos en llamar a esta pequeña cosmovisión como parte integrante pre-
crítica, es decir, como un conjunto de suposiciones que el lector podría tener
(quizá) como forma de preludio al planteo central y medular. Estas
suposiciones tienen carácter biográfico. Comportan una perspectiva personal e
íntima y el lector podrá o no aceptarlas o acordar en que no tiene el mismo
modo de concebirlo así.

Considero a modo general al mundo–y espero coincidir con el lector – como las
cosas que están, lo que yo percibo. En su mayoría objetos de todo tipo y
variaciones. Desde casas, autos, cielo, montañas, paisajes, animales, calles,
personas, amigos, árboles. Esto, por lo general, suele llamarse realidad y puedo
diferenciar imágenes, sonidos, superficies, olores, recuerdos, (particular o
general), naturaleza. Enfoques sobre estos…Cultura, sociedad, política, religión
economía, etc.

Considero al hombre, sujeto, persona, tipos de concepciones, facultades---


sentidos, pensamiento

Considero el pensamiento tipos de pensamiento: (científico, religioso,


mitológico, politico)

Considero el lenguaje regla texto, habla, mensaje, contenido (simple o complejo)


redacción, emisor, receptor, relación autor, escritor, lector, etc. comunicación
tipos de lenguaje: pictórico, musical

Considero el discurso articulaciones sentidos significados significantes. Tipos


de discurso

Considero la palabra
En caso de estar en desacuerdo sobre estos significados básicos el lector podrá
decidir si puede ser posible reducir todavía más la vaguedad de la ya precaria
cosmovisión a uno más común con el que pueda identificarse y así convenir en
algún punto. Apelo a su conocimiento para establecer la base de estas
discurrencias y dar inicio al desarrollo de los temas. Con esto en cuenta el lector
tendrá presente a lo largo de todo el libro el hecho de que la interpretación que
ya posee del mundo es un elemento funcional que tendrá que modularse,
ajustarse, conservarse, exaltarse, retraerse, disminuírse o hasta multiplicarse a
los fines de la comprensión de esta otra interpretación a ser conocida. Se trata,
para el lector, de un proceso llamado perspectivización –la asunción de una
nueva visión o, lo que es lo mismo, de un giro transformador-.

Para finalizar, diré que considero el vínculo entre cada una de estas nociones
como un efecto de la cosmovisión plasmada en y por el lenguaje.

II

Ahora bien, esta Gramática que deseo explicar se denomina Negativa. La


adjetivación de ser negativa posee a su vez raíces positivas –como el de cada
palabra abordada filológicamente- asociadas a la negatividad, negación, a la
contraparte de algo, generalmente, como oscuro, oculto, nulo, inservible. Sirve
para denotar oposición a un significado establecido (como el propio sentido de
gramática que vimos). El sentido de negatividad que aquí se emplea designará
a

Tratar la relación entre discurso, texto, conocimiento, dato, ciencia, lógica,


razonamiento, pensamiento, argumento, concepto. Introducir la clasificación
lógica, su modo tecnico a usar

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