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A comienzos del siglo VI a. C. aparecen en las costas de Jonia (Asia Menor) una serie
de textos que la propia tradición griega clasifica como textos filosóficos, a partir de las
recopilaciones historiográficas llevadas a cabo, en primer lugar, por parte de Platón y
Aristóteles. Pero ¿hay motivos incontestables para distinguir con claridad estos textos de otras
manifestaciones escritas de la misma época, tales como la poesía lírica, la poesía gnómica, la
historiografía o los incipientes estudios en el campo de la medicina, la geometría y la
astronomía? ¿Qué significado cabe dar al nacimiento de la filosofía? ¿Cómo y desde qué bases
puede enfocarse este acontecimiento histórico?
1
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
algunos pensadores de finales del s. XIX (Nietzsche) y del s. XX (Heidegger) han buscado en el
universo de los filósofos presocráticos un punto de contraste con el Occidente moderno y una
suerte de alternativa frente a él.
La historiografía positivista de la segunda mitad del siglo XIX instituyó la idea de que
la aparición de la filosofía griega equivale al nacimiento de la razón: una presunta razón única y
universal, representativa de la humanidad entera; una razón que, desde este momento inaugural,
habría avanzado siguiendo una ley de continuidad y de progreso1. La historia del pensamiento
se presenta así como un proceso unitario y ascendente por el que la humanidad va superando sus
comienzos “infantiles” hasta alcanzar la madurez de la edad “adulta”. De acuerdo a esta ley de
progreso, todo pasado ha de ser inferior (más primitivo) al presente, y las diferencias culturales
se interpretam como diferentes grados de desarrollo de esa presunta razón única.
Conviene advertir que semejante planteamiento, que gozó de una amplia extensión y
cuyos presupuestos fueron considerados indiscutibles durante mucho tiempo, es sin embargo
específico de una concreta época; así, ni la doxografía filosófica antigua ni las historias de la
filosofía del siglo XVIII conciben la historia del pensamiento como una línea de desarrollo
unitario, continuo y ascendente. Además, bajo la mencionada explicación se esconde un
prejuicio etnocentrista: al afirmarse que en Grecia comienza ni más ni menos que la razón única
y universal, se legitima la presunta superioridad de Occidente sobre el resto de las culturas, toda
vez que sólo el primero habría heredado directamente dicha razón y la habría llevado a su plena
madurez. Precisamente la época en la que se fragua este planteamiento coincide con el
colonialismo europeo del s. XIX.
Esta óptica ha sido profundamente cuestionada, y desde los años sesenta del siglo
pasado ha quedado obsoleta. Sin embargo los tópicos difundidos por el historicismo positivista
aún aparecen en determinados manuales de historia de la filosofía; en todo caso, conviene
conocerlos y descubrir cuáles son sus puntos de apoyo, así como los motivos por los que
resultan insostenibles. He aquí tres de esos tópicos2:
Antes que nada aclaremos qué pueden significar aquí “mito” y “lógos”
1
El aval principal de esta tesis venía dado por los métodos de la filología “científica” desarrollada en esta
misma época.
2
Seguimos aquí la exposición de Q. Racionero en El discurso de los reyes (datos bibliográficos en la
Guía del curso).
2
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
¿Qué hay de acertado y qué de desacertado en este tópico del “paso del mito al
lógos”?
Por otra parte, no es cierto que la filosofía termine con la comprensión mítico-
religiosa del mundo; por el contrario, dicha comprensión gozó de salud (y en cierto
modo fue el elemento dominante) a lo largo de toda la Grecia antigua. No hay una
sustitución de las explicaciones míticas por las explicaciones filosóficas. Por el
contrario, la religión y la filosofía (o la ciencia) se mantuvieron durante siglos como
caminos paralelos. Hay que pensar entonces que el llamado pensamiento mítico y la
razón filosófica constituyen planteamientos heterogéneos, modelos diferentes de
racionalidad que conviven en un mismo momento histórico y en un mismo lugar.
* Es cierto que muchos de los primeros filósofos llevaron a cabo una crítica de la
concepción antropomórfica de la divinidad, cuestionando la imagen de los dioses
olímpicos, de los dioses homéricos (por ejemplo, Jenófanes). Y es cierto que la
filosofía no explica la realidad a partir de la actuación de dioses personales.
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
3
Se conservan documentos escritos más antiguos: las tablillas escritas en Lineal A y en Lineal B. Las
primeras corresponden a la civilización que conforma el sustrato más antiguo del mundo helénico, la
civilización minoica; hasta la fecha, no han podido ser descifradas. Las segundas corresponden a los
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
surge como un fenómeno aislado; al contrario, sus inicios se enmarcan dentro de una eclosión
más amplia de nuevas formas culturales. Desde finales del s. VII y a lo largo de la época arcaica
se desarrollan los siguientes saberes:
- Poesía lírica (introduce una nueva sensibilidad poética y nuevos temas, en ocasiones
muy alejados del universo heroico de la épica)4
- Poesía gnómica o sapiencial (ligada a la imagen de “los siete sabios”)5
- Nacimiento de la historiografía y la geografía (Hecateo de Mileto)
- Primeros escritos sobre matemática, astronomía y geometría
- Primeros textos sobre medicina
- Primeras legislaciones escritas
- Nacimiento de la retórica (Sicilia, Corax, s. VI6)
reinos micénicos; estas últimas sí han sido descifradas, pero contienen sólo información administrativa
(las obras literarias compuestas en los reinos micénicos se han perdido).
4
Aparecen en estas nuevas formas poéticas, por ejemplo, reflexiones sobre la condición humana: sobre la
fugacidad de la vida, sobre el amor, etc. Y un poeta como Arquíloco se opone abiertamente a los
tradicionales valores guerreros. En la Grecia arcaica el guerrero debía cumplir el mandato de “volver con
el escudo (señal de que había vencido al enemigo) o sobre él (señal de que había perdido su vida en el
campo de batalla, pero sin entregar a su contrincante el símbolo de su identidad, su escudo)”. Pues bien,
Arquíloco escribe: “El escudo que arrojé de mal grado en un arbusto, soberbia pieza, ahora lo blande un
salió, pero salvé la vida. ¿Qué mi importa a mí el escudo? Otro tan bueno puedo comprarme”.
5
Este tipo de poesía se concreta en sentencias que ofrecen pautas para el comportamiento práctico: “Nada
en exceso”, “La mesura es lo mejor”; “La confianza trae la desgracia”, “Lo bueno es lo difícil”…
6
La oratoria desarrollada en Sicilia en esta época es sobre todo de tipo judicial, y está ligada a las
revoluciones llevadas a cabo por los campesinos de esta isla.
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CUADRO CRONOLÓGICO
Siglo XI: Caída de los reinos micénicos (vinculada a procesos revolucionarios y a la invasión de
los pueblos dorios).
Siglos XI-IX: Siglos oscuros o período geométrico (cerámica con decoración geométrica).
De esta época no tenemos documentos escritos: se pierde el uso de la escritura8.
Al desaparecer las monarquías micénicas, se rompen también los contactos
comerciales con Oriente, con lo que la economía se reduce a una agricultura de
subsistencia.
Siglos VIII-VI: Esta situación de aislamiento de Grecia respecto de Oriente cesa a comienzos de
la Edad arcaica (factor que probablemente influyó en el desarrollo de la primera filosofía y la
primera ciencia griegas).
Aumento demográfico.
Desarrollo de la artesanía y el comercio (primeras acuñaciones de moneda
griega).
Intensa actividad colonizadora (“segunda colonización”): Jonia, Mar negro, Sur
de Italia.
Hacia el siglo IX se importa el alfabeto fenicio.
7
Los pueblos micénicos (o aqueos, o jonios) son de origen indoeuropeo. Antes de la llegada de dichos
pueblos a la Península Balcánica, floreció en este territorio la civilización minoica, cuyo centro se situaba
en Creta. Se trata de una población no-indoeuropea, que desarrolló una cultura agraria (religión vinculada
a divinidades femeninas y a rituales de fertilidad), semejante a otras culturas neolíticas de la cuenca
mediterránea.
Tal y como explica Q. Racionero (La inquietud en el barro, Dykinson, Madrid, 2010, DVD 1), ni la
civilización micénica logró imponerse sobre la minoica ni a la inversa, sino que más bien se produjo una
frágil amalgama, nunca exenta de tensiones, entre ambas. Esta situación puede explicar las enormes
ambigüedades y ambivalencias que rodean a la cultura griega.
8
Se considera que los poemas homéricos (s. VIII) reflejan en parte la sociedad de esta época. La Guerra
de Troya está protagonizada por los antiguos monarcas aqueos o micénicos. Sin embargo, junto con el
recuerdo legendario de la época micénica, aparecen en la épica homérica rasgos característicos de la
Grecia de los siglos oscuros, momento al que se remonta el proceso de composición oral de estas
epopeyas.
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
* División del poder producida en el interior de cada pólis. Esta división está marcada
fundamentalmente por dos factores: la aparición de la institución del arcontado (los
arcontes o magistrados son cargos electos y que ejercen sus funciones temporalmente) y
el creciente poder de la asamblea en la toma de las decisiones políticas (entre otras, la
elección de los arcontes). En un primer momento, la asamblea está compuesta por los
representantes de las familias aristocráticas, que son al mismo tiempo los caudillos del
ejército. Progresivamente (y con la transformación de la estructura del ejército y de las
tácticas militares), entrarán a formar parte de la asamblea también los artesanos y los
comerciantes enriquecidos y, finalmente (ya en época clásica y sólo en algunas póleis),
la totalidad de los ciudadanos.
* La ciudad ya no está grupada alrededor del palacio real, sino alrededor de un espacio
vacío: el ágora, la plaza pública, lugar en el que se debaten los asuntos de interés
común. La soberanía, el poder, la arché ya no es propiedad de un solo individuo (el
antiguo monarca, que ha recibido su poder de los dioses), sino que es asunto de todos.
2. Política agonística
9
Cf. J.-P. Vernant, Los orígenes del pensamiento griego, Eudeba, Buenos Aires, 1965.
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3. Espíritu igualitario
* En este contexto aparecen las ideas de isonomía (igualdad de los ciudadanos ante la
ley), isomoiría (igualdad en el reparto de tierras) e isegoría (igualdad en el uso de la
palabra). Y, al hilo de estas ideas, se elaboran las primeras constituciones y leyes
escritas.
* El poder político está mediado ahora por la palabra. De ella depende la resolución de
los conflictos entre las diversas facciones enfrentadas. Además los arcontes, elegidos
por la asamblea, tienen que rendir cuentas ante ella: han de explicar las decisiones que
han tomado, justificar su oportunidad y resultar convincentes ante la ciudadanía. Por eso
ahora cobran suma importancia las artes de la palabra: el arte de discutir y argumentar,
y el arte de persuadir (retórica).
Comencemos por señalar tres rasgos básicos de la religión griega: se trata de una
religión politeísta; sus dioses no son, ni mucho menos, omnipotentes (por encima de los
inmortales y los mortales se sitúa una fuerza superior: la moîra, la “parte” que le corresponde a
cada cual, el destino); por último, esta religión carece de un texto sagrado (como el Antiguo
testamento entre los hebreos), así como de una casta sacerdotal con poder relevante. Esto último
significa que la religión griega carece de dogmas fijos e inamotibles.
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arbitraria y caprichosa, estos nuevos dioses son dioses protectores de cada ciudad. Por
ejemplo, tal es el caso de Teseo, el héroe mítico fundador de Atenas y del que
descienden, supuestamente, las más antiguas familias aristocráticas de esta ciudad.
Estos dioses tutelares instituyen un culto cívico, una serie de rituales religiosos públicos
y oficiales, que constituyen la base de las nuevas instituciones democráticas y el
elemento primordial de la unidad y de la identidad comunitaria. Pero esta religión que
articula la política ciudadana al mismo tiempo salvaguarda el poder de las clases
aristocráticas. Pues, como decíamos, los dioses y los héroes tutelares legitiman los
criterios y los modelos de excelencia propios de las familias nobles, las cuales se tienen
por sus descendientes.
* Junto a esta religión pública, existen ya desde la época arcaica religiones mistéricas
(por ejemplo, los misterios órficos y los misterios de Eleusis). Se trata de sectas que
reúnen a un grupo de personas elegidas: aquellas que han sido iniciadas en una sabiduría
secreta. Estas religiones prometen la salvación en una vida más allá de la muerte.
¿Qué papel ocupan las producciones de los primeros filósofos en el contexto de las
transformaciones políticas y culturales propias de la Grecia arcaica, en el contexto de la “crisis
de la soberanía” y del desarrollo de las democracias? Presentaremos muy sumariamente la tesis
elaborada al respecto por parte de Quintín Racionero10.
Bajo esta óptica, el punto de mira se sitúa en los conflictos surgidos entre los diversos
grupos sociales en el marco de las incipientes democracias griegas. En efecto, las póleis de la
época arcaica viven una constante situación de inestabilidad política, fruto de las dificultades
que los nuevos regímenes democráticos encuentran a la hora de distribuir el poder. Ante la
imposibilidad de resolver las luchas internas, en muchas ciudades-estado se recurre a la figura
de un tirano: un gobernante capaz de restablecer la concordia social mediante la promulgación
de una constitución y de un conjunto de leyes (en principio, el término “tirano” no era
peyorativo). En esta tesitura es cuando se plantea un interrogante de radical importancia: ¿cuál
ha de ser el criterio capaz de determinar la legalidad ciudadana? ¿De dónde procede la
legitimidad de las leyes? ¿Qué instancia puede erigirse en árbitro eficaz para resolver los
conflictos entre las diferentes clases sociales? ¿Qué principios pueden aunar y arbitrar las
voluntades ciudadanas? En suma: ¿dónde reside la soberanía ahora que ésta ha sido dividida en
las múltiples facciones que integran la asamblea de ciudadanos?
10
Vid. Q. Racionero, El discurso de los reyes (referencias bibliográficas en la Guía del curso) y La
inquietud en el barro, op. cit.
9
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
Estas cuestiones habrían sido respondidas de diversa manera por parte de tres modelos
racionales: el modelo religioso, el modelo retórico y el modelo ofrecido por la filosofía. A lo
largo de la época arcaica y clásica, asistimos, pues, al conflicto entre estos tres paradigmas
racionales, que constituyen sendas opciones enfrentadas en una misma coyuntura histórica
(conviene dejar claro que los tres planteamientos parten de la aceptación del régimen
democrático).
1. El modelo religioso
Constituye la forma más antigua de legitimación del poder en el marco de las póleis
democráticas, el sustrato básico de la cohesión ciudadana. Se trata de un modelo
estrechamente ligado a las religiones tutelares y por tanto a la vieja moral aristocrática.
Su portavoz fundamental es la poesía (por ejemplo, la obra de Píndaro; también las
creaciones de los poetas trágicos). Para empezar, la vida cívica está regulada de parte a
parte por ritos y festividades religiosas. Además, las creencias religiosas constituyen el
elemento principal de la educación, de modo que proporcionan el repertorio de
opiniones compartidas por cada comunidad; estas creencias determinan los criterios de
la virtud o excelencia. Aquí la instancia última para la resolución de los conflictos recae
sobre las familias nobles, que encarnan los modelos de excelencia y personifican la
esencia misma de cada pólis, en virtud de su vínculo con los dioses protectores de la
misma.
2. El modelo retórico
3. El modelo filosófico-científico
La filosofía habría nacido en conflicto tanto con la racionalidad religiosa como con la
racionalidad retórica (la polémica con la primera queda atestiguada, por ejemplo, en las
condenas por impiedad sufridas por filósofos como Anaxágoras y Sócrates; la polémica
con la retórica –con la retórica sofística– se refleja sobre todo en la obra platónica). Por
tanto el pensamiento filosófico reacciona, de un lado, contra las fuerzas más
conservadoras del mundo griego arcaico y, del otro, contra las fuerzas más
vanguardistas.
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
De acuerdo a esta interpretación, los primeros filósofos habrían recuperado los atributos
de la soberanía micénica para ubicarlos en un nuevo ámbito: el ámbito de la
naturaleza11. Frente a la fragmentación del poder político y su peligro de disolución, los
pensadores jonios habrían recuperado el valor estable, permanente, esencial, “sacral” de
la verdad, pero localizando ahora esa verdad en una esfera independiente tanto de las
decisiones de los dioses como de las de los hombres: la esfera de la naturaleza. De ahí
que los milesios se pregunten cuál es la soberanía (arché) de la naturaleza (phýsis). La
cuestión del criterio de las leyes se resuelve ahora apelando a una legalidad natural, que
se encontraría fijada, de manera necesaria e inmutable, al margen de la voluntad divina
y de la voluntad humana.
4. Los presocráticos
4.1. Introducción
* Todos los fragmentos de los presocráticos nos han llegado indirectamente, a través de
filósofos o doxógrafos posteriores que citan pasajes de sus obras o transmiten noticias
acerca de ellas. Los informadores más antiguos al respecto, en los cuales se basa la
doxografía helenística, son Platón y Aristóteles; entre los doxágrafos helenísticos
destacan Sexto Empírico (ss. II-III), Diógenes Laercio (s. II) y Simplicio (neoplatónico
del s. VI). Todos ellos suelen atribuir a los presocráticos tratados titulados Sobre la
naturaleza. Lógicamente, estos transmisores organizan e interpretan el material de
acuerdo a sus propios criterios, y en el contexto de sus propias teorías filosóficas.
Reconstruir una imagen del pensamiento presocrático independiente de dichos criterios
es, por tanto, una tarea difícil y controvertida.
11
A este respecto, hay dos datos que resultan significativos. Por un lado, las colonias jonias, donde nace
la filosofía, habían sido fundadas por grupos de población micénica que huían de las revoluciones (o de
las invasiones) que acabaron con esta civilización, de modo que parece plausible que en esta zona
perdurara con más fuerza el recuerdo de la monarquía micénica. Por otro lado, todos los filósofos jonios
sin excepción (Tales, Anaximandro, Anaxímenes y Heráclito) pertenecieron a linajes de reyes.
También los filósofos del ámbito itálico participaron directamente en las tareas políticas de sus ciudades
correspondientes. Sabemos que así fue en el caso de Pitágoras. Y Parménides llevó a cabo una actividad
legisladora en la ciudad de Elea. Vid. Q. Racionero, op. cit. supra.
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
2. Pitágoras de Samos (s. VI) procede de Jonia (donde seguramente conoció, al menos, la
obra de Heráclito), pero lleva a cabo su actividad filosófica en Crotona (Italia). Toda la
filosofía desarrollada en la Magna Grecia recibe importantes influencias del orfismo.
3. Parménides (s. VI-V) también se sitúa en Italia, concretamente en Elea. Zenón de Elea
(s. V) y Meliso de Samos (s. V) continúan directamente la obra de Parménides.
Los tres filósofos más antiguos de los que tenemos noticia, Tales, Anaximandro y
Anaxímenes, eran de Mileto, una colonia griega situada en la costa de Jonia (Asia Menor), rica
y floreciente y una de las primeras polis donde se desarrolló un régimen democrático.
Las reflexiones de los milesios giran en torno a esta cuestión: ¿cuál es el principio
(arché) de la naturaleza (phýsis)? Estos filósofos observan que el mundo que nos rodea se
encuentra en constante cambio: las cosas se transforman incesantemente, los seres vivos mueren
y en su lugar aparecen otros individuos… La naturaleza está sometida a un continuo devenir, lo
cual significa que, aparentemente, carece de un ser estable: una cosa tan pronto es como deja de
ser. Ante esta constatación, los milesios buscan en la naturaleza algo que permanezca siempre
estable e inmutable, más allá de los constantes cambios que observamos en nuestro trato
cotidiano con las cosas; buscan un principio eterno que pueda dar razón del devenir. Al mismo
tiempo, estos filósofos observan que la realidad está formada por múltiples y diversos
elementos, que a menudo se oponen entre sí e incluso se presentan como contradictorios. Se
preguntan entonces: ¿en qué consiste la unidad de las múltiples y dispares realidades que nos
rodean?
* Arché, principio
- Origen y fin: aquello de donde proceden todas las realidades y adonde regresan. El
principio de la generación de todas las cosas.
- Realidad eterna: aquello que se mantiene inmutable a través de los cambios, lo
“inmortal e indestructible” (Anaximandro). Es el principio y el fin de todo, pero ello
mismo no tiene principio ni fin, no nace ni muere.
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
- Ley, principio: aquello por lo cual acontecen todas las cosas, lo que rige y gobierna
todo. Causa, fundamento, razón de ser de todas las realidades. Unidad de lo múltiple.
De modo que la arché es al mismo tiempo el origen de donde proceden todas las cosas y
la ley que las gobierna simultáneamente, en todo el curso de su desarrollo.
* Phýsis, naturaleza
Este término se aplica tanto a cada una de las realidades como al conjunto de todas
ellas. Podemos hablar de la phýsis de un caballo y podemos hablar de la phýsis a secas,
de la totalidad de lo que hay (algo que engloba tanto a los seres vivos como a los seres
inertes, pues no existe en este momento una oposición entre lo natural y lo artificial).
La palabra “phýsis” está emparentada con el verbo “phýo” (“phýomai”), que significa
nacer, brotar, surgir, llegar a ser, salir a la luz. En el contexto filosófico que nos ocupa,
este término indica los siguientes aspectos:
Los milesios conciben la naturaleza como un todo ordenado y legislado por sí mismo,
autolegislado. Así, la naturaleza está regida por una ley que no depende de ninguna instancia
superior ni exterior a ella: su legalidad es inmanente a ella misma. Éste es seguramente el rasgo
más importante del planteamiento afirmado por los milesios. El principio (la arché) de la
naturaleza es para ellos algo vivo y animado. Además, tiene un carácter divino. Y este principio,
como ya hemos dicho, no está separado de la naturaleza, no es algo diferente de ella ni situado
más allá de ella. De ahí que la naturaleza como tal sea algo divino y animado. Por eso se suele
aplicar a las teorías de estos filósofos el término “hilozoísmo” (hýle = materia; zoé = vida),
porque conciben la materia cósmica como un organismo vivo. Otro rasgo común a los filósofos
de Mileto es que explican la actuación de dicho principio mediante la oposición de parejas de
contrarios. Para todos los milesios el principio de la naturaleza es único, por lo que suelen ser
llamados “monistas” (frente a los sucesores de Parménides, a los que se les llama “pluralistas”
porque establecen múltiples principios).
Tales de Mileto afirmó que el principio de todas las realidades es el agua, algo que,
según Aristóteles, habría deducido observando que todos los seres vivos se nutren de algo
húmedo. Anaximandro otorgó esta condición de principio a lo ilimitado o indeterminado
(ápeiron); con ello introduce como explicación un concepto abstracto, que escapa al campo de
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
la experiencia. Anaxímenes, por su parte, dijo que el principio de todas las cosas era el aire, que
ponía en relación con la respiración o el aliento. Así, el mundo se presenta como una suerte de
gigantesco animal que respira. Además, Anaxímenes explica cómo tiene lugar la generación de
todas las cosas a partir del aire: gracias a procesos de condensación y rarefacción.
LA SENTENCIA DE ANAXIMANDRO
Anaximandro de Mileto [...] dijo que el principio y elemento de los seres es lo ilimitado (ápeiron) [...]. De
donde los seres tienen su nacimiento, hacia allí tiene lugar también su destrucción según la necesidad;
pues se dan unos a otros justicia y pago por su injusticia según el orden del tiempo [...]. Así que [concibe la
generación] por la segregación de los contrarios, a causa del movimiento eterno (DK 12 A 9; DK 12 B 1).
* Las cosas se dan pago unas a otras por su injusticia de acuerdo con el orden del tiempo. ¿Qué
es esa injusticia?
- Por un lado, injusticia es la prevalencia de uno de los contrarios sobre el otro. Aquello
que está frío no puede estar al mismo tiempo caliente; lo que está dentro no puede estar
fuera… El tiempo es quien exige y hace posible que los contrarios se den pago unos a
otros de su injusticia. Una cosa no puede estar caliente y fría a la vez, pero sí puede
estarlo sucesivamente. Lo caliente pasa a ser frío, lo caliente muere y nace lo frío; así se
pagan mutuamente su prevalencia de uno sobre otro (uno debe cederle el turno al
otro)12.
- Por otro lado, injusticia es la separación de los contrarios desde la unidad del principio,
la prevalencia de cada una de las realidades respecto de dicha unidad. Esta injusticia se
refiere a la separación mediante la cual se han formado la multiplicidad de las
realidades que componen el mundo. Semejante injusticia debe ser pagada con la
destrucción del mundo. Así, Anaximandro habla de un nacimiento y destrucción del
mundo de carácter cíclico.
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Este planteamiento constituye un anticipo del “principio de no-contradicción”, que será establecido
expresamente por Aristóteles.
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
4.4. Jenófanes
Era natural de Colofón, en Jonia, y vivió entre los siglos VI y V a. C. Jenófanes destaca
por haber llevado a cabo una profunda crítica a la concepción tradicional griega de lo divino,
concretamente a la imagen antropomórfica de los dioses que imperaba en la mitología. Homero
y Hesíodo atribuyen a los dioses todos los comportamientos que en los hombres se consideran
vergonzosos, algo que a Jenófanes le resulta ridículo. Y no menos ridícula sería la propia idea
de dotar a la divinidad de forma humana. Nos dice este filósofo: “Si los bueyes o los caballos o
los leones tuviesen manos o pudiesen dibujar con ellas y realizar obras como los hombres, los
caballos dibujarían imágenes de dioses parecidas a las de los caballos, y los bueyes parecidas a
las de los bueyes, y harían los cuerpos de los dioses cada uno tal y como tiene el suyo” (DK 21
B 15).
Frente a esta concepción tradicional de los dioses, Jenófanes apela a “un solo dios, el
mayor entre los dioses y los hombres, no semejante a los mortales ni en la figura ni en el
pensamiento” (DK 21 B 23). Se trata de un dios caracterizado como pensamiento, como
discernimiento (“todo él ve, todo él piensa, todo él oye”: DK 21 B 4) y como estabilidad e
inmutabilidad (“siempre permanece en lo mismo, sin moverse en absoluto…: DK 21 B 26).
4.5. Heráclito
Heráclito vivió entre los siglos VI y V a. C. Vivió en Éfeso, en la cosa de Jonia, donde
al aparecer se desarrolló un gobierno democrático con el que Heráclito no estaba muy de
acuerdo. Pertenecía a un linaje de reyes y tuvo la posibilidad de reinar, pero prefirió cederle el
puesto a su hermano para llevar una vida retirada de los asuntos políticos.
Este filósofo escribió una serie de aforismos: breves sentencias en las que se expresa
una sabiduría condensada y de difícil comprensión. He aquí una posible guía para la
interpretación de dichos aforismos, articulada en tres aspectos:
Ya desde la Antigüedad, Heráclito fue llamado “el oscuro”. Sus aforismos recuerdan a
los mensajes oraculares por su carácter hermético. Y no sólo se expresa de manera
enigmática, sino que además transmite una sabiduría que, a juicio de su mentor, de suyo
se encuentra oculta. De acuerdo con el pensamiento de Heráclito, lo que gobierna la
naturaleza no es algo que se muestre a la luz del día, sino algo que está por detrás de lo
manifiesto (“La naturaleza ama ocultarse”; El señor del cual es el oráculo de Delfos ni
dice ni oculta, sino que señala”; “Armonía no manifiesta, más fuerte que la
manifiesta”). Al mismo tiempo, el pensador de Éfeso apela a una sabiduría que
permanece inadvertida para el común de los mortales. En este sentido, resulta relevante
su crítica de las convicciones comúnmente establecidas y su desprecio hacia ellas
(“Meras creencias lo que el más acreditado conoce y custodia”; “Siendo este lógos
siempre, los hombres no lo comprenden ni antes de oírlo ni habiéndolo oído primero;
pues aunque todo acontece según este lógos, ellos parecen inexpertos, por más que
tengan experiencia de palabras y obras tales como las que yo expongo distinguiendo
cada cosa según su naturaleza y mostrando cómo es”).
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
* Para Heráclito el principio que rige todo es el lógos, y al mismo tiempo el pólemos (guerra) y
la armonía entre los contrarios, y al mismo tiempo el fuego. Los tres términos se refieren a lo
mismo.
Para Heráclito el lógos es el principio o la ley que rige cada una de las realidades y el
conjunto de ellas, lo que reparte a cada realidad lo suyo; así como la unidad que es
común a todas las realidades, lo uno de lo múltiple. El lógos es de carácter divino. Esta
concepción del lógos en tanto principio de autolegislación de la naturaleza se sitúa
enteramente en la órbita de la filosofía milesia.
He aquí algunos aforismos que tratan de esto: “No escuchándome a mí, sino al lógos, es
sabio reconocer que uno es todo”, “Común a todos es el pensar. Es necesario que los
que hablan con inteligencia se apoyen en lo común a todo, como la ciudad en su ley,
incluso mucho más firmemente, pues todas las leyes humanas se alimentan de una sola,
la divina; ella domina tanto cuanto quiere, y basta para todo y sobra”; “Uno solo es lo
sabio: entender el razonamiento según el cual todo es gobernado a través de todo”.
El lógos gobierna la realidad por medio de una constante guerra o lucha entre realidades
opuestas (la contrariedad ha de ser entendida aquí en sentido muy amplio). Hemos visto
en Anaximandro que los contrarios se dan la vez unos a otros de acuerdo con el orden
del tiempo sucesivo. Por ello –piensa Heráclito- todo se encuentra en permanente
devenir, en constante flujo. Ahora bien, este combate entre los contrarios es al mismo
tiempo unidad y armonía: los contrarios son “uno y lo mismo”, pues cada uno de ellos
resulta inconcebible sin el otro. Así, un contrario nace cuando muere el otro y viceversa:
el aparecer de uno no es otra cosa que el desaparecer del otro.
Aforismos: “La guerra es padre de todo, de todo es rey; a unos los señaló dioses, a otros
hombres; a unos los hizo esclavos, a otros libres”; “Hay que saber que la guerra es
común, que la justicia es lucha y que todo acontece por lucha y por necesidad”; “Lo
mismo es vivo y muerto, despierto y dormido, joven y viejo; pues esto, de un vuelco, es
aquello, y aquello a su vez, de un vuelco, es esto”; “La enfermedad hace agradable y
buena la salud, igual que el hambre la saciedad, y el cansancio el reposo”; “Camino
arriba abajo, uno y el mismo”; “Lo opuesto conviene, y de lo diferente, la más hermosa
armonía”; “No comprenden cómo siendo diferente concuerda consigo mismo: armonía
que retorna como la del arco y la de la lira”.
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
Pitágoras vivió en el siglo VI; era natural de Samos, una isla del Egeo, pero se
estableció en Crotona, en la Magna Grecia. Los documentos doxográficos le atribuyen la
fundación de una escuela de sabiduría en Crotona, en la que la filosofía se presentaba unida a
elementos religiosos y políticos. Pero las informaciones que tenemos sobre el contenido
doctrinal del pitagorismo datan de épocas posteriores (las más antiguas, del s. V). Por ello es
difícil aislar los elementos que pudieron pertenecer al pitagorismo primitivo.
Los pitagóricos constituyen una secta de carácter religioso y mistérico, que llegó a estar
fuertemente impregnada por el orfismo. A pesar de este carácter secreto, el pitagorismo tuvo
una gran difusión en el mundo helénico y una gran repercusión histórica: Platón retoma muchas
ideas pitagóricas y, a través de él, estas ideas se incorporan al cristianismo.
* Para los pitagóricos, los primeros principios son de carácter numérico (los acordes
musicales consisten en relaciones numéricas; los fenómenos del universos se
suceden de acuerdo a regularidades matemáticas, etc.).
* Los números son aquí entidades reales, no son “entes de razón” (aunque no sean
considerados como realidades corporales). No sólo son cantidades, sino también
cualidades y tipos de relaciones (así, el dos es la relación dual, el tres es la tríada,
etc.).
17
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
4.7. Parménides
El poema de Parménides transmite la verdad revelada por una diosa: una verdad sagrada
y que permanece oculta. El poeta lleva a cabo un viaje “iniciático” para acceder a esa verdad, en
cuya descripción hay imágenes propias de las religiones mistéricas (el abandono de las regiones
oscuras para acceder a la luz, el des-velamiento de un saber secreto…). Se destaca la
circunstancia de que dicha verdad se encuentra muy alejada de las actividades corrientes de los
hombres y de las creencias compartidas por la mayoría; es una verdad exclusiva del “hombre
que sabe”.
La diosa le dice al poeta que tiene que aprender, por un lado, la verdad y, por otro lado,
las opiniones de los mortales, aunque en estas últimas no haya verdadera credibilidad (también
le dice, por cierto, que es necesario que existan dichas opiniones y que atraviesen la realidad de
parte a parte). Encontramos aquí, pues, una contraposición entre la verdad y las opiniones
establecidas; se trata de una contraposición que ya estaba prefigurada en el pensamiento de
Heráclito y que será retomada con fuerza por parte de muchas filosofías posteriores, en especial,
la platónica.
La diosa le muestra al poeta los dos únicos caminos de búsqueda que cabe concebir.
Pero sólo el primero de ellos es transitable; el otro es absolutamente desconocido, impensable e
indecible:
De modo que el mensaje de la diosa es el siguiente: hay ser y es imposible que no haya ser; no
hay no-ser y es imposible que haya no-ser. ¿Qué significa esto? Si los milesios, Heráclito y los
pitagóricos explicaban la realidad, de un modo u otro, a partir de pares de opuestos, resulta que
“ser” y “no-ser” (“nada”) son los opuestos supremos, pues ni siquiera tienen en común su “ser
algo”: la nada o “no-ser” no es algo. El no-ser resulta absolutamente impensable e indecible,
pues todo aquello que podamos pensar o decir es siempre algo, nunca es nada. Por tanto más
13
Vid. “Selección de fragmentos presocráticos”.
18
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
allá del ser no hay nada: sólo hay ser, no hay no-ser. Con este planteamiento, Parménides pone
sobre la mesa, de un modo sorprendentemente incontestable, las ideas de necesidad e
incontrovertibilidad. En efecto, parece absolutamente innegable que todo aquello que pueda
pensarse o decirse es y que, por el contrario, lo que no es (lo que ni siquiera es algo) no puede
ser concebido en modo alguno.
* El ser
El ser es, como acabamos de decir, ingénito, eterno, único e idéntico a sí mismo. Pero
los mortales viven ajenos a esta verdad: viven en el ámbito de las opiniones, allí donde el decir
no equivale al ser. Por eso los mortales hablan de nacer y perecer, creyendo que esto es
verdadero; toman el ser y el no-ser como “lo mismo y no lo mismo”, “separan la figura en
19
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
* Por último, conviene destacar que el Poema de Parménides ofrece una cuidadosa justificación
argumentativa de las tesis que en él se sostienen.
* NOTA sobre la oposición entre Heráclito y Parménides. Lo que no cambia (ser); lo que
cambia continuamente (devenir).
Empédocles
Para Empédocles dichos principios eternos son las cuatro “raíces”: agua, aire, tierra y
fuego. Es imposible, como sostenía Parménides, que surja algo del no-ser y es imposible que el
ser se destruya. El nacimiento y la muerte de las realidades visibles es sólo el producto de la
mezcla y la disolución de los cuatro mencionados componentes, ellos mismos eternos. Las
cuatro raíces se unen por efecto de la amistad o amor, y se separan por efecto del odio. En virtud
de la amistad, lo múltiple llega a ser uno; y en virtud del odio, lo uno llega a ser múltiple. Tales
cambios ocurren continua e incesantemente.
Anaxágoras
Anaxágoras parte igualmente del postulado de Parménides: ninguna cosa nace ni muere;
lo que llamamos generación y destrucción no son sino procesos de composición y división. A
los elementos de los que se componen las cosas Anaxágoras los llama “semillas”, término que
Aristóteles traduce por el de “homeomerías”. Estas semillas son determinaciones cualitativas;
20
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
cada una de ellas posee una concreta cualidad, que se mantiene siempre invariable. Dichas
semillas son infinitas en número e infinitamente diversas. Son eternas, no engendradas e
inmutables. Además, son infinitamente divisibles.
En cada realidad hay una pequeña proporción de todas las semillas que existen, de
modo que “todo está en todo”, en cada cosa hay una parte de todas las cosas. Lo que hace que
algo sea lo que es, y no otra cosa, es el predominio de un tipo de semilla y no de otra.
Al principio estas semillas constituían una masa informe, de modo que nada se
distinguía de nada. Esta masa caótica fue ordenada por una inteligencia (noûs) de carácter
divino. La inteligencia puso dicha masa en un movimiento de rotación, el cual produjo su
progresiva separación en múltiples realidades diferenciadas. A diferencia del resto de las cosas,
esta inteligencia es autónoma y se encuentra separada de todo.
Leucipo y Demócrito son los fundadores del atomismo antiguo. Ambos vivieron en
Abdera a lo largo del s. V. Leucipo ideó las bases de dicha teoría filosófica, mientras que
Demócrito, algo más joven que él (460-370 a. C.), se dedicó a desarrollarla, sistematizarla y
difundirla. Por el estado de nuestras fuentes, no podemos distinguir con precisión qué aspectos
del atomismo fueron obra de Leucipo y cuáles de Demócrito. Por lo tanto haremos una
presentación general de esta doctrina, para después destacar algunos puntos que pudieran ser
específicos de Demócrito.
En sintonía con el resto de los filósofos pluralistas, los atomistas piensan que el
nacimiento y la muerte equivalen, respectivamente, a la agregación y la disgregación de unas
entidades eternas e inmutables, ingénitas e indestructibles: los átomos. “Átomo” significa
“indivisible”; la característica fundamental de estas realidades es, pues, su indivisibilidad. Los
átomos son infinitos en número. A diferencia de los primeros principios establecidos por
Empédocles y por Anaxágoras, los cuales poseen determinaciones cualitativas diferenciadas
entre sí, los átomos son idénticos desde el punto de vista cualitativo. Sólo se diferencian entre sí
por su figura, orden y posición (por su figura, se diferencian al modo como se diferencia la A de
la N; por su orden, como se diferencia la secuencia AN de la secuencia NA; y por su posición,
como se diferencia la Z de la N).
Los átomos interactúan entre sí gracias al vacío; frente a Parménides, estos filósofos
sostienen que existe el ser y el no-ser, lo lleno (los átomos) y lo vacío (que posibilita el
movimiento de los átomos). “Ser” aquí equivale a “ser cuerpo”: la determinación esencial de los
átomos es su corporeidad. ¿Y cuál es la causa del movimiento de los átomos, mediante el cual
se produce el choque de unos con otros y con ello la formación de las diversas realidades que
vemos? Empédocles y Anaxágoras distinguían una fuerza que provocaba el movimiento de los
elementos últimos de la naturaleza: el amor y el odio, que movían a las cuatro raíces; y la
inteligencia ordenadora, que movía a las semillas u homeomerías. En cambio para los atomistas
21
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
no hay una fuerza tal que esté separada de lo movido: los átomos se mueven por sí mismos, de
acuerdo a una capacidad espontánea y de modo mecánico.
Entre las aportaciones originales que cabe atribuir a Demócrito, destaca su concepción
de la ciencia y su explicación acerca de cómo se produce el conocimiento. Los atomistas oponen
“lo que es genuinamente” o “por naturaleza” a lo que es “por convención” o “para nosotros”.
Así, “por convención es el color, por convención es lo dulce y lo amargo, mientras que
genuinamente son los átomos y el vacío”. Todas las cualidades de las cosas y todas las
variaciones cualitativas que percibimos no son más que apariencias que se derivan de la
verdadera realidad; y en esta verdadera realidad no hay más que agregaciones y disgregaciones
de átomos. La tarea de la ciencia, según Demócrito, es la de reducir las variaciones cualitativas
que percibimos habitualmente a relaciones cuantitativas de átomos.
Por último, Demócrito explica cómo tiene lugar el conocimiento a partir de esta misma
teoría atomista. El alma está compuesta de un tipo especial de átomos, los átomos ígneos; por
obra de ellos, las cosas desprenden unos “ídolos”: emanaciones de átomos que son copias
infinitamente pequeñas de las mismas. Y de este modo tiene lugar la percepción. Así, la realidad
aparente es un producto necesario de la realidad verdadera.
22
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
ANAXIMANDRO DE MILETO
Anaximandro de Mileto [...] dijo que el principio y elemento de los seres es lo ilimitado
(ápeiron) [...]. De donde los seres tienen su nacimiento, hacia allí tiene lugar también su
destrucción según la necesidad; pues se dan unos a otros justicia y pago por su injusticia según
el orden del tiempo [...]. Así que [concibe la generación] por la segregación de los contrarios, a
causa del movimiento eterno (DK 12 A 9; DK 12 B 1).
HERÁCLITO DE ÉFESO
– El señor del cual es el oráculo de Delfos ni dice ni oculta, sino que señala (DK 22 B 93).
– La naturaleza (phýsis) ama ocultarse (DK 22 B 123).
– Armonía no manifiesta, más fuerte que la manifiesta (DK 22 B 54).
– Meras creencias lo que el más acreditado conoce y custodia (DK 22 B 28a).
– Siendo este lógos siempre, los hombres no lo comprenden ni antes de oírlo ni habiéndolo oído
primero; pues aunque todo acontece según este lógos, ellos parecen inexpertos, por más que
tengan experiencia de palabras y obras tales como las que yo expongo distinguiendo cada cosa
según su naturaleza y mostrando cómo es (DK 22 B 1).
– Aquello con lo que más trato tienen continuamente, el lógos que lo gobierna todo, de eso de
apartan, y aquello con lo que se encuentran cada día, eso les parece extraño (DK 22 B 72).
– Por eso es preciso seguir lo común. [...] Y siendo el lógos común, la mayoría vive como si
tuviera su propio entendimiento (DK 22 B 2).
– De cuantos he oído razones, ninguno llega a tanto como comprender que sabio está separado
de todo (DK 22 B 108).
– La mucha variedad de saberes no enseña a tener entendimiento; de lo contrario, habría
enseñado a Hesíodo y a Pitágoras, e incluso a Jenófanes y a Hecateo (DK 22 B 40).
– No escuchándome a mí, sino al lógos, es sabio reconocer que uno es todo (DK 22 B 50).
– Común a todos es el pensar. Es necesario que los que hablan con inteligencia se apoyen en lo
común a todo, como la ciudad en su ley, incluso mucho más firmemente, pues todas las leyes
humanas se alimentan de una sola, la divina; ella domina tanto cuanto quiere, y basta para todo
y sobra (DK 22 B 113 y 114).
– La morada humana no alberga entendimiento, la divina sí (DK 22 B 78).
– Uno, lo sabio, único, quiere y no quiere ser llamado con el nombre de Zeus (DK 22 B 32).
– Uno solo es lo sabio: entender el razonamiento según el cual todo es gobernado a través de
todo (DK 22 B 41).
– La guerra es padre de todo, de todo es rey; a unos los señaló dioses, a otros hombres; a unos
los hizo esclavos, a otros libres (DK 22 B 53).
– Hay que saber que la guerra es común, que la justicia es lucha y que todo acontece por lucha y
por necesidad (DK 22 B 80).
– Lo mismo es vivo y muerto, despierto y dormido, joven y viejo; pues esto, de un vuelco, es
aquello, y aquello a su vez, de un vuelco, es esto (DK 22 B 88).
– La enfermedad hace agradable y buena la salud, igual que el hambre la saciedad, y el
cansancio el reposo (DK 22 B 111).
– Camino arriba abajo, uno y el mismo (DK 22 B 60).
– Inmortales mortales, mortales inmortales: viviendo éstos [los inmortales] la muerte de
aquellos [los mortales], habiendo muerto aquellos [los mortales] la vida de éstos [los
inmortales] (DK 22 B 62).
– Lo opuesto conviene, y de lo diferente, la más hermosa armonía (DK 22 B 8).
– No comprenden cómo siendo diferente concuerda consigo mismo: armonía que retorna como
la del arco y la de la lira (DK 22 B 51).
– Canje del fuego son todas las cosas y el fuego es canje de todas ellas, como del oro lo son las
mercancías y de las mercancías el oro (DK 22 B 90).
23
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
PARMÉNIDES DE ELEA
Las yeguas que suelen llevarme –y tan lejos como el deseo alcance–
me acompañaban, después de haberme conducido al camino muy nombrado
de la diosa, el que por todas las ciudades lleva al hombre que sabe;
por allí era llevado, por allí me llevaban muy expresivas yeguas
tirando del carro; muchachas guiaban el rumbo.
El eje ardía en los bujes lanzando chirrido
de siringe (pues lo azuzaban dos torneadas
ruedas por uno y otro lado), cuando se apresuraban a enviarlo
las hijas del Sol –tras abandonar la morada de la Noche–
hacia la luz, retirados los velos de sus rostros con las manos.
Allí está la puerta de las sendas de la Noche y del Día,
la tiene un dintel a ambos lados y un umbral de piedra.
Elevada en el aire, se cierra con grandes hojas,
y Justicia la milpagadora guarda sus llaves alternas.
Engatusándola con dulces palabras, las muchachas
la persuadieron hábilmente a que el fiador del cerrojo
al punto descorriera de la puerta; al saltar las hojas de sus jambas
formaron una inmensa abertura, haciendo girar alternativamente
los muy broncíneos ejes en sus goznes,
ajustados con pernos y clavijas. Por allí, a través de la puerta,
llevaron recto las muchachas carro y yeguas, por camino de carretas.
Y la diosa me recibió de buen grado, mi mano derecha en su mano
tomó, y dirigiéndose a mí, me habló con estas palabras:
"¡Oh, muchacho, compañero de aurigas inmortales,
que con las yeguas que te llevan alcanzas nuestra morada!
¡Bienvenido! Que no es un mal destino el que te envió
por este camino –ciertamente está fuera del pisar de los hombres–
sino ley y justicia. Es necesario que aprendas todo:
tanto el corazón sin temblor de la Verdad bien redonda
como los pareceres de los mortales, en los que no hay verdadera credibilidad.
Pero de todos modos, también esto aprenderás: cómo lo que aparece
tenía que ser creíble, pasando totalmente a través de todo (DK 28 B 1).
24
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
25
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
14
Traducciones de C. García Santos publicadas en T. Oñate, El nacimiento de la filosofía en Grecia.
Viaje al inicio de occidente, Dykinson, Madrid, 2004, pp. 169 y ss. (ligeramente modificadas), salvo el
aforismo «Meras creencias...», que procede de A. Bernabé, De Tales a Demócrito. Fragmentos
presocráticos, Alianza, Madrid, 1998, p. 131.
26
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
1. Contexto histórico
2. La sofística
2.1. Características generales del movimiento sofista
2.2. Protágoras y Gorgias
2.3. La antítesis entre phýsis y nómos
3. Sócrates
3.1. Introducción
3.2. La concepción socrática del saber: la definición universal
3.3. La concepción socrática de la moral y la política
1. Contexto histórico
1
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
extraordinaria bonanza. Esta ciudad-estado aprovechó su liderazgo sobre la liga délica (la
asociación de diversas polis unidas para derrotar a los persas) para fraguarse un potente imperio:
enseguida subyugó a las ciudades agrupadas en esta confederación, obligándoles al pago de
tributos e instalando en ellas instituciones de control político. Y al tiempo que impone su
soberanía militar sobre dichas ciudades, actúa como vanguardia y referente de todas ellas
también en el terreno de las ideas. A mediados del siglo V Atenas lleva a su expresión más
radical las políticas democráticas iniciadas en la época arcaica, instituyendo así un modelo
democrático que será exportado a otras polis (y cuyo principal contrapunto es el modelo
espartano). El desarrollo de la democracia ateniense se encuentra estrechamente ligado, entre
otros factores, a la mencionada política imperialista y al enriquecimiento económico que ésta
trajo consigo1. Al hilo de estas transformaciones políticas, Atenas se convierte en catalizadora
de una nueva actitud intelectual, cuyo principal exponente es el espíritu crítico hacia las
tradiciones heredadas. De ahí que esta coyuntura haya sido caracterizada como una época de
Ilustración.
3. Entre las Guerras médicas y la Guerra del Peloponeso, durante los cerca de cincuenta
años de la Pentecontecía, Atenas desarrolla un sistema democrático singular, sin precedentes ni
imitaciones posteriores, que suele conocerse como “democracia radical”. Con él alcanzan su
máxima cota las transformaciones políticas iniciadas a partir de la desaparición de los reinos
micénicos, y desarrolladas a lo largo del período geométrico y de la época arcaica. Cabe decir,
siguiendo la expresión instituida por J.-P. Vernant, que en este momento y en este lugar llega a
su máxima realización la “fragmentación de la soberanía”, es decir, la distribución del poder
político entre los miembros de la comunidad ciudadana.
1
A juzgar por las reflexiones que transmiten al respecto algunas fuentes antiguas (por cierto, desde posiciones
conservadoras, como la de Platón), esta política imperialista estaba ligada a la democracia radical al menos por estos
dos motivos: en primer lugar, porque aseguraba la pujanza económica que Atenas necesitaba para mantener el
importante coste de su sistema democrático; y en segundo lugar, porque los ciudadanos más pobres (aquellos a los
que la democracia moderada subsiguiente dejaría fuera del juego político) se veían favorecidos por el desarrollo de la
flota militar ateniense, ya que ocupaban en ella los puestos de remeros y recibían del Estado un jugoso sueldo por
ello.
Por otro lado, el desarrollo de la democracia ateniense resulta inseparable de las nuevas tácticas militares
desarrolladas en el curso de las guerras contra los persas, así como de la victoria griega en dicho conflicto. Si las
ciudades griegas confederadas lograron derrotar al Imperio persa, sin duda superior en potencia militar, ello se debió
fundamentalmente al desplazamiento del combate al ámbito marítimo, único campo en el que los griegos podían
prevalecer. En esta situación, los remeros llegan a ser más importantes que los integrantes del ejército terrestre: los
caballeros y los hoplitas. Y la fuerza motriz de las naves estaba en manos de las clases más bajas de la población;
estas clases vivieron la victoria como especialmente suya, lo que acentuó su sentimiento de pertenencia a la
comunidad política correspondiente.
2
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
En la época de Pericles, la asamblea llega a estar integrada por todos los ciudadanos
varones, mayor de veinte años e hijos de padres atenienses (quedan fuera de la participación
política las mujeres, los metecos o extranjeros y los esclavos)3. La asamblea constituye el
principal órgano ejecutivo: todas las decisiones importantes tienen que ser discutidas y
aprobadas por ella, mediante votación. Los ciudadanos pueden ocupar también cargos
personales (como arcontes, o como miembros del Consejo de los quinientos, etc.), que en
muchos casos se eligen por sorteo; dada la relación entre el número de puestos y el de
ciudadanos, la posibilidad de ejercer dichos cargos personales era bastante elevada. En
definitiva: se trata de una democracia “asamblearia” y sumamente participativa. Todo ciudadano
tiene el derecho y el deber de participar en las reuniones de la asamblea, que representan el
centro de la vida política4.
Sigue vigente, además, la problemática entonces descrita a propósito del criterio capaz
de articular la vida ciudadana. No sólo sigue vigente, sino que es en este momento donde
nuestras fuentes históricas reflejan la problemática en cuestión con mayor profusión de detalles.
¿Qué modelo racional puede articular eficazmente la nueva situación política? ¿En qué cabe
basarse para resolver los conflictos entre los intereses contrapuestos? ¿De qué instancia procede
ahora el principio de legalidad de la ciudad? (¿del ejemplo de las familias aristocráticas, cuya
excelencia está amparada, en último término, por la voluntad de los dioses?, ¿de cualquier
participante en la asamblea, que podría carecer de toda formación y juicio para saber lo que es
“bueno” y “mejor”?, ¿de aquel que tiene más carisma y más capacidad de convencer a los
demás?). ¿Y cómo hay que organizar ahora la educación de las nuevas generaciones?
(¿siguiendo los usos y las costumbres instituidas por tradición?, ¿a partir de fórmulas
completamente novedosas?; y si es preferible esto último, ¿de qué fórmulas se trata?).
2
Seguramente las claves principales de la democracia radical se encuentran en las reformas de Clístenes. Entre ellas,
fue fundamental el cambio en el sistema de organización de la población, sistema que articulaba la participación
política. Si hasta Clístenes dicha participación se realizaba a través de los representantes de los géne o familias
aristocráticas, ahora se adopta un sistema basado en divisiones territoriales (entre ellas, las “tribus”).
3
Se calcula que la población del Ática en esta época pudo ser de unos 300.000 habitantes; de ellos, sólo unos 40.000
serían ciudadanos de pleno derecho. Probablemente el número real de participantes en la asamblea era muy inferior a
éste. Según afirma R. Flacelière, quien a su vez se apoya en Plutarco (Arístides, 7, 6), en las decisiones importantes
sería suficiente un quorum de 6.000 votantes (R. Flacelière, La vida cotidiana en Grecia en el siglo de Pericles, Ed.
Temas de Hoy, Madrid, 1993 [1959], p. 50).
4
La participación en los asuntos políticos le exigía al ciudadano ateniense una dedicación importante. Esto resultaba
perfectamente viable para las clases acomodadas, que podían dejar los trabajos productivos en manos de sus esclavos
y gozaban así de mucho tiempo de ocio. Para favorecer la implicación de las clases menos pudientes en la vida
política, el Estado ateniense llegó a conceder un sueldo a quienes ejercían cargos específicos (por ejemplo, como
integrantes del consejo), e incluso una compensación económica por la asistencia a las asambleas.
3
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
Como decíamos, estas preguntas fueron respondidas en Grecia por parte de tres modelos
racionales diferentes:
- El modelo filosófico, como ya fue dicho, se opone tanto a la “razón religiosa” como a la
“razón retórica”. Frente a ambos sistemas de justificación, los filósofos apelan a
principios de carácter natural, universales y eternos, subsistentes por sí mismos y por
ello independientes tanto de los dictados de los dioses como de las decisiones humanas.
Sócrates y Platón encabezan la defensa de este paradigma filosófico frente a la antigua
moral aristocrática y frente al universo retórico introducido por la sofística. Aristóteles,
por su parte, continúa en sus líneas maestras el legado platónico, aunque adopta en esta
liza una posición más moderada o conciliadora, estableciendo algunos puentes entre el
modelo filosófico y el modelo retórico.
Conviene señalar que en la Grecia antigua ninguna de estas tres posiciones logró desbancar
clara y definitivamente a las otras dos6. Ahora bien, los avatares de la transmisión textual
posterior han querido que sólo conservemos obras íntegras en el caso de Platón y Aristóteles, y
no en el de los sofistas (el sustrato conformado por el modelo religioso sí puede documentarse
con obras de primera mano). Esto hace que nuestro conocimiento de estas posiciones sea muy
desigual. En particular, la imagen de los sofistas resulta a menudo desvirtuada por el hecho de
que nuestro principal informador al respecto es un furibundo anti-sofista: Platón.
5
Los festivales teatrales constituyen seguramente el fenómeno cultural más importante de la Atenas clásica. Se
desarrollan siempre en el marco de festividades religiosas, pertenecientes al culto cívico oficial. En estos festivales
participa la casi totalidad de la población del Ática; constituyen, así, un elemento fundamental de la formación del
espíritu comunitario. Se ha dicho que en las tragedias Atenas “se veía a sí misma”, se reflejaba así misma como en un
espejo. Sin duda este espejo, lejos de mostrar una imagen idealizada de la democracia ateniense, pone en escena más
bien las contradicciones internas de dicho sistema, de modo que se convierte en un instrumento eficaz para la
reflexión en torno a él. Sobre esta cuestión resulta interesante el libro de A. Iriarte, Democracia y tragedia: la era de
Pericles, Akal, Fuenlabrada (Madrid), 1996.
6
Q. Racionero, El discurso de los reyes, op. cit., pp. 61-62.
4
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
2. La sofística
3. Su vida viajera les lleva a comprender que las costumbres, creencias e instituciones
políticas de cada ciudad-estado son relativas: en cada ciudad rigen unas normas de conducta y
unas leyes muy diferentes, por lo que se hace evidente que no hay un patrón único al que todas
las comunidades tuvieran que ajustarse. Esta comparación entre los diferentes sistemas jurídicos
del mundo griego les llevó a plantear una oposición entre es “lo que es por convención” y “lo
que es por naturaleza”: a diferencia de los fenómenos naturales, las normas morales y políticas
son fruto de una mera convención. En virtud de su “cosmopolitismo”, muchos sofistas
afirmaron tendencias panhelenistas, es decir, abogaron por una unión entre todas las póleis
griegas, anticipando así el camino que Grecia tomaría en segunda mitad del siglo IV.
4. Los sofistas ponen en cuestión el principio básico que había sido afirmado por parte
de la filosofía anterior y contemporánea: la existencia de una verdad única, universal, inmutable
y eterna. Por el contrario, ellos constatan que, acerca de cualquier tema de interés general,
existen múltiples y diversas opiniones, las cuales muchas veces se contradicen entre sí hasta el
punto de que no admiten ser reducidas a un punto de vista único. Las cosas presentan de suyo
múltiples apariencias y por detrás de esa pluralidad no hay una esencia única a la que todas las
perspectivas tuvieran que remitir. En otras palabras: los sofistas niegan la distinción entre
“verdad única” y “opiniones múltiples” que habían establecido filósofos como Parménides o
Heráclito. En cambio, ellos defienden que el saber está siempre configurado por plurales
posiciones o planteamientos. En virtud de esta tesis, los sofistas han sido caracterizados como
“escépticos”.
5. Los sofistas son profesionales de la enseñanza: viajan por toda la Hélade ofreciendo
sus lecciones a cambio de dinero. “Sofista” significa justamente “sabio” o “experto en saber”.
¿Qué sabiduría es aquella que transmiten estos intelectuales? Con la formación de las
5
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
democracias griegas, se había hecho necesaria una nueva modalidad de saber: no ya un saber
especializado, de tipo teórico (como la matemática o la astronomía) o técnico (como la
arquitectura o la medicina), sino un saber de carácter general y práctico, que enseñara a los
ciudadanos a comportarse correctamente en la vida política de su comunidad. Éste es
precisamente el tipo de saber que transmiten los sofistas. Según Platón, Protágoras (uno de los
más famosos sofistas) proporcionaba a sus discípulos una instrucción que les permitía dirigir los
asuntos domésticos y participar con éxito en el gobierno de la ciudad7. Los sofistas toman a su
cargo a alumnos jóvenes, que ya han recibido la instrucción elemental, para enseñarles el arte de
desenvolverse brillantemente en la vida práctica y política; por eso prometen hacer de dichos
alumnos ciudadanos excelentes. En este sentido, los sofistas son llamados “maestros de virtud”
(areté), maestros de excelencia política.
6. El pensamiento del siglo V (y esto afecta tanto a la sofística como a Sócrates) gira en
torno a los problemas de la vida de la polis. Está centrado en cuestiones de índole práctica, en
asuntos de la esfera ética y política. En cambio el tema de la constitución de la naturaleza, que
había sido el meollo de la reflexión de los presocráticos, queda relegado ahora a un segundo
plano. Por eso suele afirmarse que el pensamiento de esta época experimenta un “giro
antropológico”; podríamos decir, con más exactitud, que se trata de un giro ético-político.
Platón y Aristóteles volverán a prestar una atención destacada al motivo de la naturaleza, de la
configuración de la realidad en su conjunto.
Protágoras viajó por toda Grecia impartiendo sus enseñanzas y cosechó un gran éxito,
especialmente en Atenas.
* Escribió una obra llamada Las antilogías, en la que defendía que, acerca de todo tema, es
posible sostener argumentos contradictorios. A su juicio, todas las posiciones son, en principio,
sostenibles por igual: todas ellas tienen su razón de ser, responden a perspectivas e intereses
igualmente reales. De modo que el saber es, de entrada y siempre, plural. Por detrás de las
diversas posiciones confrontadas, no hay una verdad oculta que sea única, inmutable y eterna
(como sostiene el modelo racional propuesto por la filosofía). “Lo que a cada ciudad le parece
justo y hermoso –afirmaba Protágoras–, lo es, en efecto, para ella, en tanto lo juzgue así”8.
7
En el Prótágoras (318e-319a), Platón pone en boca de este sofista la siguiente caracterización de sus enseñanzas:
- “[Protágoras] Mi enseñanza se refiere a la buena administración de los bienes familiares, de modo que [sc.
mi alumno] pueda dirigir óptimamente su casa, y a los asuntos políticos, para que él pueda ser el más capaz
de la ciudad, tanto en el obrar como en el decir.
- [Sócrates] Si realmente sigo tu razonamiento, me parece que te refieres al arte de la política y que pretendes
convertir a los hombres en buenos ciudadanos.
- [Protágoras] Ése mismo es, Sócrates, el programa que yo propongo”.
8
Platón, Teeteto, 167c.
6
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
Dicho en otros términos, también atribuidos a este sofista: “todas las cosas que se revelan a los
hombres son; aquellas que no se revelan a ningún hombre no son”9.
* Pero aunque no haya posiciones verdaderas o falsas, buenas o malas en sentido absoluto (es
decir, en el sentido instituido por Parménides), sí hay para Protágoras posiciones mejores o
peores relativamente, posiciones mejores o peores que otras. El criterio de lo relativamente
mejor es aquí la utilidad, la conveniencia, la oportunidad. Y esa utilidad será relativa a cada
concreta situación y a los protagonistas de la misma. ¿Cómo sabemos que una posición es mejor
que otra? No hay otra manera de averiguarlo, piensa Protágoras, que la de argumentar cada una
de las posiciones en liza. Así, este célebre sofista incluía en sus enseñanzas la del arte de la
argumentación. En este contexto debe inscribirse la información que transmite Platón, cuando
dice que Protágoras “enseñaba a hacer fuerte el argumento débil”10.
* A Protágoras se le atribuye la tesis del “homo mensura”: “El ser humano es la medida de
todas las cosas; de las que son, en tanto que son, y de las que no son, en tanto que no son”. Esta
frase cobra todo su sentido si se la interpreta en el marco del “conflicto de las razones”, tal y
como propone Quintín Racionero. La sentencia se presenta así como una respuesta a la pregunta
que instituye el mencionado conflicto: ¿cuál es el criterio que puede articular la vida ciudadana?
Pues bien, este criterio –diría Protágoras– no procede de los dioses, como les interesa hacer
creer a los poderes aristocráticos, ni de las presuntas leyes universales y eternas que los filósofos
ven ocultas en la naturaleza, sino única y exclusivamente de los hombres, de las mediaciones
que establezcan con su palabra y de los acuerdos a los que sean capaces de llegar. Por cierto,
vista desde esta óptica, la alusión al “ser” que hay en esta frase (al igual que la que había en la
frase citada antes: “todas las cosas que se revelan…”) podría estar polémicamente dirigida
contra la concepción parmenídea del ser: Protágoras estaría diciendo que “lo que es” y “lo que
no es” se dirime con medidas puramente humanas.
- (1) Para cualquier cuestión, hay múltiples opiniones y todas ellas tienen su razón de ser;
no hay una verdad única que esté por encima de ellas.
- (2) Esas múltiples opiniones son siempre coyunturales, relativas a una determinada
situación y a una determinada colectividad; no son por tanto inmutables y eternas, sino
variables.
- (3) El criterio para dirimir, en cada concreta situación, qué posición es más útil, no
procede de ninguna otra medida que aquella de la que dispone el ser humano: la
discusión y la argumentación.
Gorgias era de Leontini (Sicilia), por tanto del lugar donde se había desarrollado la
retórica desde comienzos del siglo VI a. C. Al igual que Protágoras, viajó por toda Grecia
extendiendo sus enseñanzas y gozó de un gran éxito.
9
Sexto Empírico, Esbozos pirrónicos, I, 217.
10
Los términos “fuerte” y “débil” pueden ser leídos al menos en estos dos sentidos. Por un lado, sería débil la opinión
sostenida sólo por una minoría, opinión que Protágoras enseñaría a reforzar retóricamente (pues lo minoritario no
tiene por qué ser lo menos razonable). Por otro lado, la debilidad puede aludir directamente al escaso desarrollo
verbal de un argumento al que se le puede encontrar una mayor potencia.
7
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
* En su obra Sobre la naturaleza y sobre el no ser, Gorgias formuló estas tres tesis, dirigidas
contra la ontología de Parménides. Ofrecemos una de las muchas interpretaciones posibles del
argumento en cuestión:
- (1) “Nada es”. Para defender esto, Gorgias utilizaba razonamientos paralelos a los que
había usado Parménides en su Poema. El no ser no es, porque entonces sería (algo) y no
sería al mismo tiempo. Si el ser fuera, tendría que ser eterno o engendrado. De ser
eterno, sería infinito y lo infinito no existe. Si fuera engendrado, tendría que haber
nacido del ser o del no ser; pero del no ser no puede nacer nada, y si el ser ha nacido del
ser, entonces ya existía primero, por lo que no es engendrado.
- (2) “Si algo fuera, no podría ser conocido por el hombre”. El argumento principal para
defender esto reza así: las cosas pensadas no son, no tienen existencia (como lo
demuestra la posibilidad de pensar en la hidra de siete cabezas), por lo que lo que es, lo
existente, tampoco puede ser pensado.
- (3) “Si algo fuera cognoscible, no podría ser comunicable”. Nos comunicamos a través
de las palabras; pero las palabras no son el ser, por lo que comunicando palabras, no
comunicamos el ser.
* Gorgias destacó ante todo por su desarrollo de la retórica, campo en el que llevó a cabo
importantes investigaciones sobre el poder de la palabra como instrumento persuasivo. Este
sofista (y la sofística en su conjunto) no concibe el lenguaje desde el punto de vista de su
dimensión semántica, sino desde la óptica de su dimensión comunicativa y pragmática. El
lenguaje no se presenta entonces como un conjunto de signos que refieren a significados y
realidades objetivas, sino más bien como una instancia capaz de generar determinados efectos
sobre el interlocutor, capaz de impresionarlo11 (nótese que éste es justamente el punto contra el
que se levanta Sócrates, cuando busca las definiciones o esencias universales y eternas en las
que, a su juicio, debe cimentarse todo uso verdadero de determinada palabra). Así, debemos a
Gorgias el haber realizado interesantes análisis acerca de los efectos de la palabra sobre los
afectos y las emociones humanas12.
* Resumamos esta presentación de Gorgias. Al igual que Protágoras, Gorgias niega que exista
una verdad única, universal, necesaria y eterna, como la que enarbolan los filósofos. Por el
contrario, las percepciones humanas son para él irreductiblemente múltiples, diversas y
variables, y dependen de la situación concreta en la que se encuentren en cada caso sus
portadores. En definitiva: los sofistas no buscan la verdad, presuntamente universal, necesaria y
eterna, sino lo verosímil, lo plausible, es decir, lo que resulta creíble en determinado contexto y
para una determinada comunidad humana. De esa verosimilitud (y no de una supuesta verdad)
se nutren, como decíamos antes, tanto la retórica como el arte de argumentar. Nótese que la
categoría de lo verosímil no remite al plano de los “hechos” efectivamente acontecidos, sino
más bien al marco de lo que es posible o probable que suceda; no remite a lo que realmente ha
11
Expliquemos esto con un ejemplo: a Gorgias no le interesa si cuando pronuncio la palabra “examen” todos los que
la oyen evocan una misma realidad, idéntica en todos los casos (esto –diría un sofista– es imposible e innecesario
saberlo); le interesa en cambio observar qué comportamiento se produce en el receptor de dicha palabra, qué efecto
produce sobre él el término en cuestión (pues es este plano de los comportamientos, y no el de las presuntas
significaciones objetivas, el que articula la comunidad política).
12
Decía Gorgias al respecto: “La palabra es un poderoso soberano que, con un cuerpo pequeñísimo y completamente
invisible, lleva a cabo obras sumamente divinas” (Encomio de Helena).
8
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
ocurrido, sino a lo que podría ocurrir o haber ocurrido. Este ámbito de lo probable, de lo
cabalmente esperable, está determinado por el conjunto de opiniones que comparte determinada
comunidad.
2. En la Grecia arcaica, en las primitivas democracias helenas, se piensa que las leyes
civiles tienen un origen divino y que, por tanto, se encuentran inscritas en la naturaleza. El
orden de la polis concuerda perfectamente con el orden de la naturaleza. Puesto que las leyes
civiles pertenecen a la esfera de la naturaleza y de lo sagrado, se les concede una validez
indiscutible. Las leyes humanas son tan estables e inamovibles como el orden de la naturaleza,
pues ambas corresponden al derecho divino.
Esta concordancia entre la naturaleza y las leyes ciudadanas, entre el mundo de la phýsis
y el de las comunidades humanas, empieza a ser cuestionada en la época clásica. Se hace
evidente entonces que los preceptos jurídicos no tienen una validez necesaria y eterna; por el
contrario, pueden ser discutidos y cambiados por otros, por lo que su valor es sólo relativo y
coyuntural. Dos factores fundamentales llevaron a esta toma de conciencia. Por un lado, la
experiencia de la democracia: en las asambleas se discutía abiertamente la legitimidad de las
leyes y con frecuencia se cambiaba por completo su contenido. Por otra parte, la comunicación
entre las distintas ciudades-estado, así como los contactos de los griegos con otras culturas,
ponían en evidencia que los sistemas jurídicos de cada comunidad eran a menudo radicalmente
diferentes.
3. Este tipo de experiencias fueron las que llevaron a los sofistas a marcar una oposición
entre “lo que es por phýsis” y “lo que es por nómos”. Lo segundo no es eterno ni universalmente
válido; ha sido instaurado por los hombres y se sostiene gracias a un acuerdo, por pura
convención. Por eso las leyes, las normas y las costumbres humanas varían de unos pueblos a
otros, están sometidas al cambio y no tienen más valor que el que cada comunidad les quiera
conceder. Frente a este mundo de las convenciones humanas, lo que ha sido establecido por la
naturaleza debe valer para todos los hombres sin distinción de pueblos y tiempos. De este modo
el ámbito de la naturaleza queda separado del ámbito de la polis, del ámbito de aquello que ha
sido “puesto” por el hombre. La phýsis representa lo común a todos, lo universal, necesario y
eterno; el nómos representa lo variable, lo particular y lo relativo.
4. ¿Qué efectos tiene esta contraposición entre phýsis y nómos sobre la propia
concepción de la vida cívica? De entrada, los sofistas se valieron de este planteamiento para
llevar a cabo una crítica de las leyes establecidas en cada ciudad, en la medida en que éstas se
mostraban desacordes con la naturaleza del ser humano. Pero su posición es aún más radical:
muchos sofistas sostienen que todo lo establecido por las normas y costumbres humanas es
injusto desde el punto de vista de la naturaleza. “La mayor parte de lo justo según nómos es
9
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
contrario a la phýsis”, dice Antifón. Por lo tanto lo mejor y lo más lícito es transgredir la ley; y
esto es lo que hay que hacer, aunque procurando pasar desapercibido para evitar el castigo.
Antifón compara la diferencia entre la ley y la naturaleza con la diferencia entre la opinión
(dóxa) y la verdad (alétheia): burlar las leyes establecidas es como burlar una mera opinión,
mientras que quien transgrede los dictados de la naturaleza, transgrede la verdad.
6. Esta contraposición establecida por los sofistas entre “phýsis” y “nómos” trae consigo
una transformación del concepto de naturaleza. A partir de ahora, la naturaleza ya no equivale a
“todo lo que hay”, como ocurría en el universo de los presocráticos, sino que la naturaleza es
sólo una parte de la realidad, frente a la cual se sitúa el mundo de las cosas creadas por el
hombre. El propio ser humano tiene unos “rasgos naturales”, distintos y separados de sus
“rasgos culturales”. Por otra parte, la concepción de la naturaleza humana introducida por el
último grupo de sofistas mencionado contrasta fuertemente con la noción de phýsis que había
sido propia –y seguirá siéndolo- de la filosofía. La naturaleza no es aquí un todo ordenado de
una vez por todas y por leyes que afectan igualmente a todas las realidades; es el escenario de
una lucha continua donde sólo la derrota de los débiles por parte de los fuertes puede instaurar
un orden provisional.
10
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
3. Sócrates
3.1. Introducción
* Sócrates nació y vivió en Atenas (470-399). Fue condenado a muerte por “impiedad”, es decir,
por un delito religioso. Se le acusó de no creer en los dioses de la ciudad y de corromper a los
jóvenes, al transmitirles una concepción de lo divino incompatible con la religión oficial13. La
sentencia fue dictada por parte de un tribunal democrático, concretamente bajo la democracia
moderada de Trasibulo. Sócrates pudo evitar la muerte, pero prefirió que se cumpliese su
condena, aunque la consideraba injusta, por respecto a la ley.
* Renunció a participar directamente en política, pero estaba muy presente en la vida pública de
Atenas. Se dedicaba a discutir y enseñar en lugares públicos, y a interrogar a los personajes más
relevantes del momento.
* No fundó una escuela, pero tuvo numerosos seguidores. Su pensamiento y su propia vida se
convirtieron en modelo para muchas filosofías posteriores.
1. Sócrates somete a crítica la imagen del saber defendida por los sofistas; en contra de
ella, recupera la concepción del saber que ya había sido avanzada por Parménides y que será
propia, en líneas generales, de toda la filosofía griega clásica. Los sofistas habían observado
que, acerca de cualquier asunto controvertido, existen múltiples y diversas posiciones, las cuales
no tienen por qué poderse reducir a una única perspectiva válida. Dichas posiciones, por un
lado, son relativas a sus mentores y, al mismo tiempo, están sometidas a posibles cambios. Y no
hay nada más allá de esta pluralidad y variabilidad de los conocimientos humanos: no hay
verdades ni valores que sean universales, necesarios y eternos. Contra este planteamiento
13
Recuérdese lo dicho en el Capítulo 1 acerca de la religión oficial de cada ciudad-estado, instituida en torno a los
dioses tutelares de la misma. Esta religión oficial constituye el principal elemento de regulación y cohesión de la
comunidad ciudadana; sobre ella se habían construido, en la época arcaica, las democracias griegas. Por tanto la
negativa de Sócrates a aceptar esta forma de religiosidad y su propuesta de una concepción nueva de lo divino tiene
un significado directamente político. Sócrates se opone así a las convicciones propias del “modelo religioso”, para
suscribir el planteamiento propio de la filosofía.
11
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
sofístico, Sócrates sostiene que existen verdades únicas, invariables y universalmente válidas.
Para ello recupera la oposición establecida por Parménides entre la verdad y las opiniones
comunes y corrientes: la verdad debe ser única e inmutable, mientras que las opiniones son,
hecho, múltiples, variables e incluso contradictorias entre sí. Si Sócrates afirma la necesidad de
este saber estable y singular, es ante todo para evitar las consecuencias negativas que había
tenido el relativismo sofístico en el terreno político y moral (piénsese, por ejemplo, en la
negativa de algunos sofistas a acatar cualquier clase de ley ciudadana). No es el ámbito de la
naturaleza lo que Sócrates tiene en mente cuando afirma su idea de saber, sino el ámbito de la
vida práctica humana, el ámbito moral y político.
12
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
4. En los primeros diálogos escritos por Platón, Sócrates lleva a cabo una investigación
que tiene por fin encontrar la definición universal de las principales virtudes ciudadanas: la
justicia, la valentía, la sensatez, lo sagrado, la amistad… Para ello somete a examen las diversas
definiciones o concepciones de estas virtudes que circulan en la Atenas del momento. Sócrates
interroga a los que son expertos en cada uno de los saberes, exigiéndoles que den razón de lo
que saben; con ello quiere examinar esos saberes y ponerlos a prueba. Por ejemplo, se dirige a
un sacerdote, experto en el campo de lo divino, y le pregunta: “¿qué es lo sagrado?”, “¿qué
entiendes tú que es un comportamiento piadoso con los dioses?”. O se dirige a un general,
experto en las artes de la guerra y por tanto conocedor de la valentía, y le pregunta: “¿qué es la
valentía?”
Obtenga la respuesta que obtenga, Sócrates se dedica a poner en evidencia que dicha
respuesta resulta insostenible. Él se limita a hacer sucesivas preguntas a su interlocutor, con las
que se trata de aquilatar la primera respuesta obtenida; por eso es el propio interrogado el que,
finalmente, afirmará que su respuesta no se sostiene. En algunos casos, Sócrates le hace ver a su
interlocutor que la definición de justicia que éste ha avanzado no es más que un caso particular
de esta virtud, y no lo que la caracteriza necesariamente y siempre. En otros casos, muestra que
la respuesta obtenida implica consecuencias contradictorias y que, por tanto, no se sostiene. O
bien muestra que, para esa misma pregunta, existen múltiples y diversas respuestas y que tales
respuestas son contradictorias, incompatibles entre sí. Así, un general ateniense dice que ser
valiente consiste en resistir frente al enemigo, mientras que un general escita (de otra cultura
diferente a la griega) dice que los más valerosos guerreros son aquellos que saben, no ya resistir,
sino huir en el momento oportuno14.
5. La estrategia de Sócrates radica en esto: si, sobre un tema determinado, hay diferentes
opiniones y éstas se contradicen entre sí, resultará que ninguna de ellas puede ser verdadera en
sentido absoluto, verdadera para todos los casos. De este modo, la opinión que sostenía
inicialmente el experto en las artes militares o el experto en lo divino habrá quedado refutada,
invalidada. Sócrates ha obligado a su interlocutor a reconocer que lo que antes creía saber no se
sostiene, y que en realidad no sabe nada sobre aquel tema en el que presuntamente era experto.
Por el contrario, Sócrates sabía desde el principio que ignoraba el verdadero significado de la
valentía, la verdadera definición universal de la valentía (sabía “que no sabía nada” al respecto).
Con esta táctica, lo que Sócrates está haciendo es desacreditar el saber comúnmente
establecido y afirmar una nueva dimensión del saber, un nuevo sentido del saber: la concepción
del saber defendida por la filosofía. El saber desacreditado se expresa en las diversas opiniones
que circulan en la Atenas del momento, opiniones que se caracterizan por ser múltiples y
diferentes entre sí, por ser a menudo incompatibles entre sí y por estar sujetas a posibles
cambios. Por el contrario, el saber que Sócrates busca es un saber único, válido para todos los
casos sin excepción, inmutable y eterno. Sócrates está marcando una separación entre las
opiniones comúnmente aceptadas (que son múltiples y diferentes entre sí) y una verdad esencial,
única para todos, siempre idéntica a sí misma, inmutable y eterna (la definición del “qué es”, la
definición universal)15. Esta separación es lo que Platón traduce en términos de separación entre
14
Platón, Laques, 190e y ss.
15
Importa advertir que semejante separación no es algo obvio; por el contrario, se trata de un planteamiento que
puede ser cuestionado. ¿Es razón suficiente para mostrar la falsedad de dos opiniones el hecho de que se muestren
contradictorias entre sí? ¿Podemos decir que el planteamiento esgrimido por los “protaurinos” y el planteamiento
esgrimido por los “antitaurinos” son ambos falsos, simplemente por el hecho de que se contradigan? ¿Acaso no
tienen cada uno de ellos razones solventes para sostener lo que sostienen? Tal es la objeción que Protágoras, y con él
13
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
las realidades sensibles y las realidades suprasensibles, entre las múltiples opiniones y la Idea
única.
8. Con este planteamiento, Sócrates está dando nuevas connotaciones al viejo principio
que la filosofía había sostenido desde sus comienzos, es decir, a la idea de que hay verdades
universales y eternas que no son propiedad ni de los dioses ni de los hombres, sino de la
naturaleza. Al igual que Heráclito y Parménides, Sócrates también se refiere a una sabiduría
“oculta”, que resulta desconocida para el común de los mortales y es incompatible con sus
convicciones ordinarias (vid. Capítulo I). Pero Sócrates sostiene que cualquier persona puede
llegar a encontrar por sí misma y en sí misma esa verdad oculta, simplemente sometiendo a
discusión las opiniones establecidas por parte de la comunidad a la que pertenece.
toda la sofística, les pondrían a Sócrates y a Platón (una objeción sumamente cabal y razonable). Más exactamente:
como venimos diciendo, la filosofía socrático-platónica es una reacción frente a la sofística.
Protágoras sostiene que de cualquier tema hay opiniones contrapuestas, y que ninguna de ellas es verdadera o falsa en
sentido absoluto; una opinión puede ser mejor o peor que otra, pero sólo en un determinado contexto y bajo un
criterio coyuntural. Justamente la discusión y la argumentación constituyen el medio de esclarecer, en cada caso, cuál
de las posiciones confrontadas es la más conveniente. Sócrates también se sirve de las artes de la discusión, pero lo
hace en una dirección contraria a la de los sofistas, y en expresa oposición a ellos. Para Sócrates la contraposición de
opiniones no es el medio para dirimir cuál de ellas resulta más conveniente en un momento dado, y para resolver así
un determinado conflicto, sino el medio para encontrar una opinión que sea verdadera en sentido absoluto, ahora y
siempre (o sea, no ya una opinión, sino la verdad). Por tanto esta verdad buscada por Sócrates se encuentra más allá
del conflicto, en una dimensión superior a él.
14
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
1. Los sofistas habían llevado a cabo una profunda crítica de las convenciones morales y
políticas establecidas, poniendo de manifiesto su carácter relativo y variable, y por tanto su
escaso poder vinculante. En particular, estos intelectuales se oponen a la vieja moral
aristocrática. De acuerdo con dicha moral, la excelencia política, la areté, es algo reservado a las
clases nobles: la virtud se posee por nacimiento, por herencia. Frente a esto, los sofistas
sostienen que la excelencia política se encuentra al alcance de cualquier ciudadano,
independientemente de su clase social. Y frente a la sumisión a las normas y leyes vigentes, los
sofistas de la segunda generación piensan que la conducta correcta sólo depende de la decisión
autónoma de cada individuo, quien se orientará para ello a partir de sus impulsos naturales.
Sócrates también cuestiona la validez de las normas morales establecidas, así como la
restricción de la excelencia política a las clases aristocráticas. También para él la pauta de la
conducta correcta debe proceder de la decisión autónoma de cada individuo. Ahora bien, a su
juicio la excelencia moral y política, el buen comportamiento, depende antes que nada del
conocimiento racional, del saber.
3. Además, Sócrates sostiene que el buen comportamiento moral, la virtud, conduce por
sí sola a la felicidad. El que conoce y practica el bien es por ello necesariamente feliz; no
importa si sus acciones tienen éxito o si son reconocidas y recompensadas socialmente, porque
él gozará en todo caso de la satisfacción interior que le proporciona el haber actuado bien (a esto
es a lo que llamamos una ética “eudemonista”; en griego “eudaimonía” significa “felicidad”).
De modo que el planteamiento moral socrático se puede resumir así: “virtud=saber=felicidad”.
4. ¿Qué contenido concreto tiene este saber que es capaz de asegurar la virtud? Este
saber no depende de las costumbres y normas establecidas, no depende de las opiniones ni de
las creencias que comparten la mayoría de los ciudadanos. Tampoco depende de los impulsos ni
de los instintos naturales. A juzgar por la imagen de Sócrates plasmada en los diálogos
platónicos, este saber capaz de asegurar el comportamiento correcto tendría como contenido el
conocimiento del “bien en sí”, es decir, de la definición universal del bien. El “bien en sí” ha de
16
La moral o ética y la política resultan inseparables en este contexto de la Grecia clásica, puesto que el ser humano
se define esencialmente por condición de ciudadano, por su pertenencia a la polis, a una comunidad política.
15
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
ser único, eterno e inmutable, no puede estar afectado por la variabilidad y la particularidad de
las circunstancias coyunturales; del mismo modo que la definición universal del hombre
determina lo que es propio de todos los hombres, esta definición universal del bien determinaría
lo que es propio de todas y cada una de las acciones buenas. Ahora bien, ni Sócrates ni Platón
llegan a especificar nunca en qué consiste el “bien en sí”, nunca llegan a fijar una definición
universal del bien, por lo que parece que este conocimiento es algo que se busca y a lo que se
aspira, sin que se pueda alcanzar nunca de modo definitivo.
En todo caso, para Sócrates la búsqueda del “bien en sí” equivale al conocimiento de
uno mismo, al conocimiento de la propia alma y al cuidado de la propia alma.
a) Para la cultura griega arcaica y clásica, la virtud es algo inseparable de los logros
reales y efectivos; debe brillar exteriormente, debe estar reconocida públicamente, y por
tanto irá siempre acompañada de la fama (nadie puede ser moralmente bueno si su
bondad no ha sido reconocida públicamente, sólo por tener buenas intenciones, del
mismo modo que nadie puede ser un excelente escritor a menos que haya visto su obra
públicamente reconocida).
Además, la virtud requiere de la buena fortuna, y esto significa que no es cien por cien
controlable por parte de cada cual (para la mentalidad arcaica, la areté es, en último
término, un don de los dioses).
La virtud descansa ahora en el autodominio, en saber gobernar por medio del alma los
impulsos e instintos corporales.
16
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
17
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
CAPÍTULO 3. Platón
1. Contextualización
2. La teoría de las Ideas
2.1. Presentación
2.2. La reminiscencia
2.3. El mito de la caverna
2.4. Grados del conocimiento
2.5. La dialéctica
2.6. Crisis de la teoría de las Ideas
3. Cosmología
3.1. Génesis del mundo sensible
3.2. La temporalidad
4. Antropología y política
4.1. Constitución del ser humano
4.2. El Estado ideal de la República
1. Contextualización
1. Platón vivió en Atenas, en el último tercio del siglo V y en la primera mitad del siglo
IV a. C. (427-347). No conoció la época de esplendor de la democracia ateniense (el período de
la Pentecontecía), sino el momento en el que dicho sistema político se encuentra en crisis y se
precipita hacia su ocaso. La juventud de Platón coincide con la Guerra del Peloponeso (431-
404), a lo largo de la cual la política democrática ateniense se ve adulterada por la actuación de
una serie de demagogos. Y la derrota de Atenas contra Esparta supone para la primera, además
su pérdida del poder imperial, el abandono de la “democracia radical” que había prosperado en
las décadas anteriores. Tras el gobierno de los Treinta Tiranos, impuesto por Esparta, Atenas
recupera su sistema democrático, pero se trata ahora de una democracia “censitaria”, en la que
la participación de la ciudadanía en la política ciudadana se encuentra muy restringida.
2. Hacia el año 388, Platón fundó una escuela de filosofía, la Academia, en la que
Aristóteles se formó y enseñó durante veinte años. La Academia de Atenas continuará su
actividad hasta bien entrado el siglo VI d. C. (hasta que el emperador Justiniano, en el 529,
obliga a cerrar todas las instituciones intelectuales paganas).
3. Platón recibe, y elabora desde sus propios presupuestos, buena parte de las
tradiciones filosóficas presocráticas (suya es, por ejemplo, la iniciativa de contraponer a
Heráclito y Parménides, como mentores respectivos de un “movimiento absoluto” y de una
“quietud absoluta”). Pero las influencias principales que diseñan el pensamiento platónico son
las cuatro siguientes:
1
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
- La discusión con el movimiento sofista, que constituye para Platón, al igual que para
Sócrates, el principal antagonista de su propuesta filosófica.
4. Platón escribió numerosos diálogos, que han llegado hasta nosotros en su inmensa
mayoría. Se trata de textos que representan una conversación oral entre varios personajes; a
menudo el protagonista de estos diálogos es Sócrates. Muchos intérpretes consideran que el
contenido de la filosofía platónica resulta inseparable de esta forma literaria del diálogo: este
tipo de escritura no da pie a la exposición de una doctrina ni de un sistema de pensamiento, pero
en cambio es óptimo para plantear problemas y para escenificar el proceso por el que se ensayan
diversas soluciones para ellos. A partir de esta escritura en forma de diálogo, a menudo resulta
difícil sistematizar las tesis que articulan esta filosofía, así como explicar su evolución a través
del tiempo de la creación platónica.
Los diálogos platónicos suelen dividirse en varias etapas: diálogos de juventud (por
ejemplo: Apología de Sócrates, Laques, Protágoras), diálogos de transición (por ejemplo:
Menón), diálogos de madurez (por ejemplo: Fedón, República, Fedro) y diálogos de vejez (por
ejemplo: Timeo, Leyes)1.
Por otra parte, Platón transmitió oralmente su filosofía, en una serie de lecciones
impartidas en su Academia bajo el título genérico de Sobre el Bien. Estas enseñanzas, que
conocemos a través de informaciones indirectas (por ejemplo, a través de Aristóteles), suelen
ser llamadas “doctrinas no escritas”. En la investigación actual sobre Platón, se concede mucha
importancia al contenido de dichas “doctrinas no escritas”, así como al problema de su
integración con la información vertida en los diálogos escritos por el filósofo ateniense.
1
Conviene recordar que los diálogos platónicos son una joya literaria e intelectual de primera magnitud.
Muchos de ellos brindan una lectura interesante y placentera a todos los públicos, no sólo al público
especialista en filosofía. Recomendamos, por ejemplo, el Protágoras, el Menón o el Banquete.
2
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
Cabría pensar que las Ideas platónicas equivalen simplemente a los conceptos
universales, tal y como los entendemos hoy en día. Sin embargo, para Platón las Ideas no son
realidades ubicadas en el intelecto humano; por el contrario, las Ideas existen por sí mismas,
independientemente tanto de las cosas sensibles como de nuestra mente.
2. Platón comienza por observar que las experiencias sensibles y las opiniones son
múltiples, cambiantes, relativas e incluso contradictorias. Por ejemplo: lo que a unos les parece
salado, a otros les puede parecer soso; la percepción de un objeto varía dependiendo del punto
de vista; la sopa que ahora está caliente, después estará fría; de las múltiples gatas que podemos
encontrarnos, cada una de ellas tiene un aspecto diferente. Y siendo diversas y variables las
percepciones, también lo son las opiniones que se forman a partir de ellas, hasta el punto de que,
sobre un mismo asunto, a menudo existen juicios que se contradicen entre sí. Frente a la
pretensión de una verdad universal y eterna exhibida por los filósofos, Protágoras había
afirmado la irreductible pluralidad de las opiniones humanas, así como el carácter coyuntural y
sujeto a posibles cambios de las mismas. Platón, continuando la iniciativa socrática, defiende la
necesidad de que existan esencias necesarias y eternas. A su juicio, las sensaciones y las
opiniones son infinitamente variables; pero no puede darse conocimiento ni comprensión alguna
de lo que se encuentra en constante cambio, de modo que, si hay conocimiento, tiene que haber
realidades inmutables2.
2
Platón tiene razón en esto: si las percepciones y las opiniones estuvieran en constante transformación y
pudieran cambiar ilimitadamente, entonces no habría comprensión de ninguna clase. Ahora bien, no es
cierto que las opiniones sean infinitamente diferentes, ni que se encuentren en continua variación. Si
investigáramos, por ejemplo, los distintos planteamientos que circulan actualmente a propósito de la crisis
del capitalismo, veríamos que son múltiples, sí, y algunos de ellos mutuamente contradictorios, y todos
ellos relativos a la ideología de sus mentores, pero no “infinitos”, sino bien concretos y localizables. Por
otra parte, la caída de determinado sistema de opiniones y la gestación de un sistema inédito no es, ni
mucho menos, algo que ocurra todos los días. Y por último, cabe poner en duda que las opiniones sean
obra de cada sujeto, de cada individuo, como piensa Platón (esto es exactamente lo que le atribuye a
Protágoras). Las opiniones se forjan colectivamente y son patrimonio de una comunidad. Por ejemplo: en
el terreno de la psicología actual, existen varios planteamientos, varias opiniones, irreductibles entre sí (la
psicología conductista, el psicoanálisis, la psicología gestáltica, etc.). Sin duda cada sujeto puede tener
opiniones puramente particulares, pero ¿qué relevancia tiene eso para la vida de un saber? Lo que tiene
relevancia es la diferencia entre las concepciones de la psicología defendidas, respectivamente, por parte
3
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
3. Así pues, por encima de las realidades sensibles y de las opiniones, hay otras
realidades suprasensibles o inteligibles, las Ideas. Platón establece entonces una separación
entre dos mundos o dos dimensiones: la de lo inteligible y la de lo sensible. Estas dimensiones
poseen características contrarias entre sí: cada Idea es una y única, frente a las realidades
sensibles regidas por ella, que son múltiples; las Ideas son inmutables y eternas, frente a las
realidades sensibles, que son variables y perecederas; las Ideas son idénticas a sí mismas, frente
a las realidades sensibles, que presentan infinitas diferencias; las Ideas son necesarias, frente a
las realidades sensibles, que están sujetas a toda suerte de contingencias; a las Ideas se accede
mediante el conocimiento racional, mientras que lo sensible pertenece al campo de lo
irracional… En definitiva: las Ideas constituyen el verdadero ser, la verdadera determinación de
cada realidad, mientras que en las realidades sensibles se mezcla el ser y el no-ser, y por tanto
carecen de determinación en sí mismas. Las Ideas son así los modelos o arquetipos de cada
clase de realidades, sus causas o principios3, sus fundamentos, su razón de ser4. Las Ideas
constituyen el grado perfecto, el grado excelente de la clase de realidades a las que representa.
Por ejemplo: la Idea de justicia equivale a la realización perfecta de la justicia, mientras que las
acciones justas que participan de esta Idea sólo son justas de un modo imperfecto y aproximado.
Frente al mundo de las Ideas, que por ser eterno constituye la auténtica realidad, las sensaciones
y las opiniones, es decir, todo aquello que se encuentra sometido al cambio, al nacimiento y a la
muerte, está privado de realidad: es una mera apariencia.
del psicoanálisis y de la psicología conductista; y estas concepciones son obra y patrimonio de una
colectividad, no de un individuo.
3
Vemos entonces que la búsqueda de la arché (principio inmutable de la realidad) que habían
emprendido los milesios es elaborada por Platón en términos de Idea.
4
Pongamos un ejemplo: cuando comprendemos que “esto” es una ardilla, lo que estamos comprendiendo
es que en este concreto animal se encuentra presente la Idea de ardilla. Esta ardilla puede ser diferente a
aquella otra, además morirá, además presenta diversos aspectos dependiendo de la perspectiva desde la
cual se la contemple (¿la observo desde un punto de vista científico o con el objeto de retratarla en un
cuadro?). Sin embargo la Idea de ardilla, lo que hace que esto sea una ardilla –piensa Platón–, nunca
experimentará ningún cambio ni dejará de existir. De acuerdo con ello, sólo en la Idea de ardilla se
cumple plena y perfectamente el “ser ardilla”; las ardillas visibles y palpables se acercan a esa Idea, pero
de modo imperfecto.
Otro ejemplo: ¿por qué nos parecen bellas una flor, una película o una puesta de sol? Porque todas estas
realidades participan de la Idea de belleza. Pero sólo la Idea de belleza es real y plenamente bella…
4
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
2.2. La reminiscencia
5
Si decimos que una periodista es alguien que transmite información sin comprobar su veracidad, que
escribe de modo descuidado, que no reproduce fidedignamente las opiniones de las personas a quienes
entrevista, etc., ¿estamos definiendo la actividad propia del periodismo, o más bien el comportamiento de
una estudiante de bachillerato que realiza un trabajo escolar a toda prisa?
5
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
Hay una caverna oscura, abierta por uno de sus puntos a la luz del día, en la que viven un grupo de hombres
y mujeres. Estos seres humanos se encuentran atados por los pies y por el cuello de manera que sólo pueden
contemplar la pared oscura del fondo de la caverna: no pueden darse la vuelta. Por detrás de ellos, a sus
espaldas, hay una pared de la altura de un cuerpo humano. Otros hombres pasan por detrás de esa pared
llevando estatuas de piedra y de madera que representan diversos objetos cotidianos. Tras esa pared y tras
los hombres que portan los objetos, hay un fuego encendido, de manera que sobre la pared del fondo de la
caverna se proyectan las sombras de los objetos que trasladan aquellos hombres. Las personas que están
encadenadas únicamente pueden ver las sombras que se proyectan sobre la pared del fondo de la caverna, y
creen que esas sombras constituyen la verdadera realidad, la única realidad existente.
Pero uno de estos hombres encadenados logra liberarse de sus ataduras y darse la vuelta; entonces
comprueba que lo que antes veía no eran más que las sombras de los objetos transportados por otros
hombres. A continuación, este hombre logra salir fuera de la caverna; así llega a contemplar las verdaderas
realidades. Por último, acaba por contemplar la luz del sol, que es la que le permite ver esas verdaderas
realidades. Esta persona regresa después al interior de la caverna para intentar liberar a sus antiguos
compañeros. Les habla de la nueva realidad que ha conocido; sin embargo, los que permanecen
encadenados no le entienden, lo toman por un loco e intentan matarlo.
¿Qué quiere decir esta alegoría? Para empezar, el mito platónico nos presenta una
realidad dividida en dos partes: el mundo de la caverna, que es un mundo de sombras y meras
apariencias; y el mundo de fuera de la caverna, que equivale al mundo de la luz, al mundo de la
verdadera realidad. El primero representa el ámbito de las sensaciones y las opiniones, mientras
que el segundo constituye la sede de las Ideas. Las sombras que ven los hombres encadenados
son las sombras de las realidades sensibles, y estas últimas equivalen a las estatuas que se
mueven detrás de la pared. El fuego de la caverna simboliza al sol que ilumina el mundo
sensible. En cambio los objetos que se encuentran fuera de la caverna representan a las Ideas, a
las verdaderas realidades. Y el sol que se halla en este mundo exterior simboliza a la Idea del
Bien, que es la que hace posible la contemplación de las Ideas, dotándolas de verdad y de
inteligibilidad.
6
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
A su vez, Platón diferencia dos grados de conocimiento dentro de cada uno de estos dos
niveles. En el terreno de la opinión o del conocimiento sensible, se encuentra, por un lado, la
conjetura y, por otro, la creencia. La conjetura es el nivel más bajo de conocimiento y se refiere
a las sombras y a las imágenes de las cosas. La creencia supone el nivel inmediatamente
superior, y tiene por contenido los objetos tal y como se presentan en la experiencia sensible. En
el terreno de la ciencia o del conocimiento inteligible, hay, por un lado, un conocimiento
discursivo y, por otro, un conocimiento puramente intuitivo. El conocimiento discursivo es
propio de los saberes matemáticos: en ellos se construyen razonamientos que tienen por objeto
el mundo de las Ideas, pero que al mismo tiempo se apoyan en abstracciones de figuras
sensibles (las figuras geométricas). Finalmente, el conocimiento intuitivo consiste en una pura
intuición o contemplación de las Ideas, de las esencias de todas las cosas, sin necesidad ahora de
apoyarse para nada en las realidades sensibles. Se trata del grado máximo y más perfecto de
conocimiento que cabe alcanzar. Es el conocimiento que Platón reserva a la filosofía e identifica
con la capacidad dialéctica.
OPINIÓN CIENCIA
Conocimiento sensible Conocimiento inteligible o racional (Ideas)
------------------------------- ------------------------------------------------
Conjetura Creencia Conc. discursivo Conc. intuitivo
7
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
2.5. La dialéctica
3. La dialéctica se presenta no sólo como el saber superior, sino como una suerte de
“saber absoluto”. A ojos de Platón, los diversos saberes que se ejercen en la Atenas del
momento (medicina, poesía, religión, artes militares, etc.) no constituyen auténticos saberes,
porque sus contenidos son variables, relativos, múltiples e incluso contradictorios entre sí. Tales
saberes se mueven en el terreno de las opiniones, no en el de la verdad. Frente a ellos, la
8
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
dialéctica sería el único saber digno de dicho nombre. Así pues, Platón, siguiendo la perspectiva
afirmada por Sócrates, reduce la pluralidad de saberes a un solo saber.
Este saber “absoluto”, la dialéctica, basa su superioridad en dos puntos. Por un lado,
exhibe el conocimiento de las Ideas, es decir, de aquello que es necesariamente y siempre, de
aquello que se mantiene invariable e idéntico a sí mismo. Por otro lado, quien posee este saber
debe ser capaz de dar razón de lo que sabe; no basta con conocer la verdad, sino que es preciso
poder explicar también el porqué de esa verdad. Estos dos factores se van a convertir, por medio
de su elaboración aristotélica, en los rasgos definitorios de lo que Occidente entiende por
“ciencia” (o al menos de lo que entendió a lo largo de muchos siglos).
9
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
problemática en el Timeo, diálogo en el que Platón explica cómo se forma el mundo sensible a
partir de las Ideas inteligibles.
Y el tercer problema plantea cómo pueden llegar a conocerse las Ideas, si es que están
separadas de la realidad que nos rodea. Este problema se agudiza cuando se piensa que las Ideas
son absolutamente trascendentes al mundo sensible. Podríamos pensar que lo que enlaza a los
hombres concretos con la Idea de hombre es una tercera Idea, la cual pone en comunicación a
ambas partes. Ahora bien, para enlazar a esta tercera Idea con la Idea de hombre, necesitaremos
una cuarta Idea, y así hasta el infinito… De modo que las Ideas serán incognoscibles. Se ha
intentado ver una cierta solución para esta dificultad en el Sofista. En este diálogo Platón
distingue cinco “géneros supremos” (ser, movimiento, quietud, identidad y diferencia) y estudia
las relaciones que cabe establecer entre ellos; si las Ideas se combinan entre sí, será más fácil
conocerlas a unas por medio de otras.
Advirtamos, por último, que el principal motivo por el que Platón necesita mantener su
teoría de las Ideas es que, sin ella, se destruiría la posibilidad de la ciencia, es decir, el
conocimiento de lo universal, necesario e inmutable.
3. Cosmología
Platón explica la generación del mundo sensible a través de un mito, que se encuentra
recogido en el Timeo. De acuerdo a esta representación fabulada, la realidad que nos rodea es
obra de un dios artífice –el demiurgo–, que ha ordenado la materia tomando como modelo las
Ideas o las Formas eternas. Por eso el mundo sensible es una copia imperfecta del mundo ideal.
Como su nombre indica, la materia constituye el principio material de la generación del
universo, mientras que las Ideas constituyen el principio formal. La materia es para Platón
absolutamente indeterminada; sólo mediante la imposición de una forma (de una Idea) llega a
adquirir determinación, definición.
3.2. La temporalidad
10
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
futuro aún no es. Existir en el tiempo es dejar de ser a cada instante lo que se es, no tener nunca
un ser estable, no ser más que una apariencia fugaz.
El hombre, como todo ser natural, padece esta nulidad que es propia de su condición
temporal. Pero, a diferencia de los demás seres naturales, está dotado de inteligencia, y gracias a
ella es capaz de acceder al conocimiento de lo eterno (las Ideas), liberándose así de su
temporalidad. Si el hombre es un ser imperfecto y sometido al tiempo, ello se debe a que su
alma ha caído en un cuerpo material y corruptible. Puesto que posee un alma inmortal, el
hombre debe esforzarse por ascender hasta lo inmutable, necesario y eterno, que para Platón
equivale a lo divino. Pero puesto que su alma está encerrada en un cuerpo, sufre limitaciones,
necesidades y toda clase de males. Hay así un desajuste entre la verdadera esencia inmortal del
ser humano y su existencia corporal y material, entre lo que el hombre debería ser y lo que es de
hecho. Como decíamos, a través del conocimiento de las Ideas, podemos liberarnos de nuestra
condición terrenal, corporal y temporal, y acceder a lo eterno. Y ésta es precisamente la tarea de
la filosofía, una tarea que puede describirse como una ejercitación en el morir.
Para Platón esta liberación individual tiene una dimensión cósmica: cuando un
individuo supera sus ataduras terrenales y asciende hasta lo eterno, es el propio universo el que,
a través de él, recupera su unidad perdida. Así, esta liberación consistiría en volver a unir lo que
de divino hay en uno mismo con lo que de divino hay en el todo. Este retorno hasta la unidad de
lo eterno está inscrito dentro de un movimiento cíclico que afecta a la naturaleza entera. La
unidad eterna se despliega en las múltiples realidades sensibles y éstas están destinadas a ser
absorbidas de nuevo por dicha unidad. Así, Platón afirma que el tiempo no es más que “la
imagen móvil de la eternidad”.
4. Antropología y política
Del mismo modo que la teoría de las Ideas establece una separación dualista entre las
realidades sensibles y las realidades inteligibles, Platón aplica este mismo dualismo a la
constitución del ser humano. Éste se compone de alma y cuerpo, dos dimensiones que se
encuentran radicalmente escindidas entre sí. El alma es la sede de la inteligencia y la
racionalidad, y por lo tanto la parte más noble del hombre: como tal, pertenece al mundo de las
Ideas, al mundo de lo eterno y perfecto. Al igual que los pitagóricos y como venimos diciendo,
Platón sostiene que el alma es inmortal: se trataría de una entidad eterna que se iría reencarnado
en sucesivos cuerpos, y que de este modo tendría la oportunidad de purificarse, es decir, de ser
cada vez menos corpórea y más espiritual. El cuerpo se presenta entonces como una cárcel y
una tumba del alma. Puesto que la unión del cuerpo y del alma es algo antinatural, el alma tiene
el deber y la necesidad de desligarse del cuerpo, superando su contacto coyuntural con el mundo
sensible.
- La parte racional o intelectiva, que reside en la cabeza. Es la dimensión superior del ser
humano y la que debe regir a las otras dos. Con ella se lleva a cabo el conocimiento de
las Ideas y la práctica del bien.
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
1. Como hemos señalado al comienzo, la vida de Platón coindice con el declive del
Imperio ateniense y de la política democrática que había brillado en la época de Pericles. Por su
origen aristocrático, Platón se mostraba próximo al grupo de los demócratas conservadores, que
a lo largo de la Guerra del Peloponeso defendían posiciones filo-espartanas. Por ello puso todas
sus esperanzas en el gobierno de los Treinta Tiranos impuesto por Esparta, pero vio defraudadas
estas expectativas cuando el nuevo gobierno acabó instaurando un régimen del terror. Y cuando,
al restaurarse de nuevo la democracia (una democracia restringida, sin embargo), su maestro
Sócrates es condenado a muerte, el desencanto hacia la política de Atenas se vuelve extremo.
Platón pensó dedicarse a la política desde su juventud, pero renunció a ello porque
consideraba que Atenas se encontraba en una situación desastrosa, “casi incurable”. A su juicio,
la situación política sólo podría enmendarse cuando el gobierno estuviera en manos de los
filósofos:
Los males no cesarán para el género humano hasta que la clase de los que filosofan recta y verdaderamente
llegue al ejercicio del poder o hasta que, por una gracia de la divinidad, los que gobiernan las ciudades
filosofen realmente7.
El discípulo de Sócrates intentó poner en práctica una política dirigida por la filosofía. Trató de
llevar a cabo esta empresa en Siracusa (Sicilia), donde tenía un amigo, Dión, que compartía su
doctrina y que era pariente del tirano de la ciudad, Dionisio. Pero no le fue posible consumar
este proyecto.
6
Platón, Gorgias, 515e.
7
Platón, Carta VII, 326a-b. Vemos aquí hasta qué punto el quid de la filosofía platónica gira en torno al
poder político, a la soberanía, a la arché. Seguimos moviéndonos, pues, en la problemática suscitada por
la crisis de la soberanía, a la que se refiere la idea de “conflicto de las razones” acuñada por Quintín
Racionero.
12
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
filosófica responde a una preocupación de orden político). Aquí vamos a reseñar sólo algunos
aspectos de la República, su diálogo más emblemático en este campo.
3. Con las premisas mencionadas anteriormente, parecerá lógico que Platón muestre una
concepción utópica de lo político. La República describe cuál sería la estructura y el sistema de
gobierno de una ciudad-estado ideal (utópica, por tanto), en la que reinaría el orden y la justicia
absoluta. En lugar de afrontar los concretos problemas políticos de su época, y puesto que
considera irremediables esos problemas, Platón plantea su investigación política en condiciones
ideales. Así, construye una ciudad perfecta con palabras, en el terreno del pensamiento,
destinada a convertirse en un modelo para reflexionar sobre la “esencia” de lo político. En
efecto, en sintonía con la teoría de las Ideas, también los asuntos políticos habrían de ser
dirigidos por una definición esencial, necesaria y eterna8.
8
Este planteamiento será cuestionado, para empezar, por parte de Aristóteles: ¿es posible reducir las
singulares circunstancias de cada comunidad política a un modelo universalmente válido para todas ellas?
13
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
8. Otro punto relevante en esta utopía política es el del papel que han de desempeñar las
leyes en la ciudad perfecta. De acuerdo al planteamiento que Platón hace en la República (en las
Leyes esta postura se ve significativamente alterada), el filósofo-rey se encuentra por encima del
ordenamiento jurídico. Él conoce lo que es justo necesariamente y siempre, y lo conoce mejor
que las propias leyes escritas. Por muy perfectas y justas que sean las leyes –piensa Platón–,
éstas siempre habrán sido acuñadas en determinadas circunstancias y tendrán un poso de las
mismas; estarán entonces impregnadas de residuos sensibles, particulares y contingentes, y esto
quiere decir que no coincidirán exactamente con la esencia necesaria y eterna de lo justo.
Además, a juicio de Platón, las leyes son innecesarias para el pueblo, pues el papel que
desempeñan lo puede cumplir con mayor eficacia la educación. En efecto, si los ciudadanos
hubieran recibido una educación adecuada, no necesitarían que los castigos impuestos por la ley
les disuadieran de cometer crímenes. Por último, las leyes son iguales para todos, mientras que
lo justo –sostiene el autor de la República– no consiste en dar a todos lo mismo, sino en dar a
cada uno lo que por naturaleza le corresponde.
9
Vid. T. Calvo, De los sofistas a Platón: política y pensamiento, Ediciones Pedagógicas, Madrid, 1995, p.
166 y ss.
10
Otro elemento notablemente revolucionario de la utopía platónica es la circunstancia de que las mujeres
y los hombres reciben un trato igualitario en su educación.
14
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
CAPÍTULO 4. Aristóteles
1. Contextualización
2. Continuidades y discontinuidades entre Platón y Aristóteles
3. Lógica
4. Elementos de teoría del conocimiento: la abstracción y los primeros principios
5. Física
6. Metafísica
7. Doctrina sobre el alma
8. Ética y política
1. Contextualización
1
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
De acuerdo al planteamiento inaugurado por Aristóteles, cada una de estas ciencias o saberes se
ocupa de un ámbito particular de la realidad, de un determinado género de realidades. Además,
tiene su propio método, su específica forma de proceder.
Como ya hemos señalado, Aristóteles fue discípulo de Platón; como tal, su filosofía se
desenvuelve en el marco abierto por Sócrates y Platón. Ahora bien, Aristóteles somete la
doctrina platónica a una crítica radical, y la transforma en puntos muy significativos. Vamos a
presentar las claves principales de dicha herencia y de dicha transformación.
1
G. Reale y D. Antiseri, Historia del pensamiento filosófico y científico I, Herder, Barcelona, 1988, p.
157.
2
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
Sin embargo, Aristóteles concibe la relación entre las realidades sensibles y las
realidades inteligibles de un modo diferente a como la había concebido Platón. Para Platón, las
realidades sensibles y las inteligibles se encuentran radicalmente separadas, pertenecen a
mundos o dimensiones diferentes. Aristóteles se levanta contra esta separación, para defender
que las realidades inteligibles se hallan incorporadas en las realidades sensibles, y no más allá
de ellas. La esencia universal y eterna del caballo sólo se encuentra presente en todos y cada uno
de los caballos particulares y concretos. Por lo tanto ahora el mundo sensible, la realidad que
nos rodea, ya no se concibe como una copia imperfecta del mundo inteligible; las cosas
sensibles constituyen la realización misma de las esencias universales y eternas.
Así, Aristóteles distingue tres modos fundamentales de saber (se trata de una distinción
más básica, y por tanto más pregnante, que la separación en disciplinas a la que acabamos de
aludir):
- Saber práctico: se ocupa de “lo que puede ser o no ser”, “lo que puede ser de una
manera o de otra”; su objeto es la acción humana, el obrar humano (en efecto, sólo cabe
deliberar y tomar decisiones acerca de aquello que no es necesariamente y siempre de la
misma manera, sino que puede ser de una manera o de otra, puede ser o no ser). A este
ámbito pertenecen la ética y la política.
3
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
- Saber productivo: se ocupa también de “lo que puede ser o no ser” y “puede ser de una
manera o de otra”; pero esta vez su objeto es la fabricación de útiles (en efecto, todo lo
que ha sido producido podría no haber sido producido, y podría haberse hecho de
diferentes maneras). A este ámbito pertenecen las diversas técnicas o artes (por ejemplo,
la arquitectura o la fabricación de barcos).
3. Lógica2
Como ya fue dicho, la lógica se ocupa de estudiar el razonamiento, los elementos que lo
componen y los tipos de razonamiento. En esta investigación se cifra una de las aportaciones
más originales de Aristóteles, puesto que anteriormente no existía ningún estudio sistemático al
respecto. Esta lógica se dedica a analizar cómo se estructura y se organiza el conocimiento
humano y, en particular, el conocimiento científico; por lo tanto, pretende proporcionar una
herramienta para el conocimiento (las obras lógicas de Aristóteles se agrupan bajo el nombre de
Órganon, palabra que significa “instrumento”). Pero, en la filosofía aristotélica, la estructura del
conocimiento se corresponde simétricamente con la estructura de la realidad. Por eso esta lógica
no tiene sólo una dimensión epistemológica, sino también un alcance ontológico o metafísico:
no sólo indica cómo organizamos nuestro conocimiento, sino al mismo tiempo cómo está
organizada la realidad.
4
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
El razonamiento (o silogismo) es una estructura en la que, una vez admitidas dos afirmaciones o
premisas, de ellas se sigue necesariamente algo diferente, una conclusión que no estaba
contenida en las premisas. En el razonamiento hay que distinguir dos aspectos: por un lado, la
verdad o falsedad de las premisas; por otro lado, la corrección o incorrección del razonamiento
(es decir, el hecho de que la conclusión se siga realmente de las premisas). Para poder asegurar
que un razonamiento dará lugar a una conclusión verdadera, tienen que cumplirse las dos cosas:
las premisas tienen que ser verdaderas y el razonamiento tiene que ser correcto3.
Un silogismo como el que acaba de enunciarse establece una relación entre tres
términos: un término medio (“hombre”), un extremo superior (“mortal”) y un extremo inferior
(“Sócrates”). A partir de estos tres términos, el razonamiento deduce una verdad particular
(“Sócrates es mortal”) de una verdad general (“Todos los hombres son mortales”). La silogística
se basa en la subsunción de lo particular en lo universal.
Los términos simples –advierte Aristóteles– no son todos del mismo tipo, sino que
expresan aspectos diferentes: pueden expresar el qué (por ejemplo: Sócrates, perro, muralla), o
el cuánto (tres kilos, ocho metros), o el cómo (verde, amargo, feo), etc. Así, el discípulo de
Platón distribuye todos los posibles términos simples en diez categorías: sustancia (qué),
cantidad (cuánto), cualidad (cómo), relación, lugar, tiempo, posición, estado, acción y pasión.
Estas categorías no sólo son términos de la proposición, sino también aspectos de la realidad: si
digo “es una manzana”, o si digo “es sabrosa”, o si digo “es poco pesada”, estoy destacando
aspectos diferentes de esa realidad que tengo en mis manos. Estas categorías equivalen así a
sendos significados del ser.
3
“Ningún mamífero vive en el mar
La ballena es un mamífero
Luego: La ballena no vive en el mar”.
Este razonamiento es correcto, pero su conclusión es falsa porque la primera premisa era falsa.
“Todo hombre es racional
Ningún caballo es hombre
Luego: Ningún caballo es racional”.
Aquí tanto las premisas como la conclusión son verdaderas, pero el razonamiento es incorrecto: de estas
premisas no se sigue esta conclusión (ejemplos tomados de F. Martínez Marzoa, Iniciación a la filosofía,
Istmo, Madrid, 1974, p. 11).
5
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
Pensando en el reflejo que tendrá esta teoría de las categorías sobre la ontología
aristotélica, importa señalar unas cuantas cosas. Las categorías no pueden reducirse a una sola
clase superior que las incluya a todas; lo que pertenece a la categoría de lugar no puede ser
reducido a aquello que cae bajo la categoría de cualidad o de tiempo, etc. Por ejemplo: la
determinación “aquí” es homogénea respecto de la determinación “allí” o “en casa”, pero es
heterogénea respecto de las determinaciones “verde”, “ahora”, “sapo”.
La categoría principal es la de la sustancia (el qué), porque todas las demás tienen que
referirse a ella. Si digo “blanco”, no se sabrá de qué estoy hablando hasta que refiera esa
cualidad a una sustancia: “un caballo blanco”. En una proposición, sólo los predicados
pertenecientes a la categoría de la sustancia pueden expresar los rasgos esenciales del sujeto, es
decir, su esencia, lo que ese sujeto es. Las demás categorías expresan rasgos que no son
esenciales, sino accidentales. Por ejemplo: en “esto es un perro”, o en “el perro es un animal”,
tanto “perro” como “animal” son sustancias y predican rasgos esenciales de “esto” y de “el
perro”. En cambio, en “este perro es agresivo”, “agresivo” no es una sustancia (sino una
cualidad) y no predica un rasgo esencial de “este perro”, sino un rasgo accidental.
Además, Aristóteles distingue entre una “sustancia primera” y una “sustancia segunda”.
Pertenecen a la categoría de la sustancia primera los individuos concretos y singulares: este
caballo concreto, esta singular manzana. La sustancia segunda es el género o la especie en la
que se incluye cada sustancia primera: el género “caballo” o el género “manzana” (la Idea de
caballo o de manzana, en términos platónicos). Pues bien, desde la óptica de la lógica, la
sustancia primera tiene prioridad sobre la sustancia segunda, porque siempre constituye el sujeto
de la frase, y nunca el predicado. Así, “esta manzana concreta” no puede ser predicada de nada,
mientras que “manzana” puede ser predicada de todas las manzanas concretas. Esto significa
que a todas nuestras expresiones lingüísticas les subyace, en último término, una sustancia
primera, un individuo o conjunto de individuos reales y concretos. Cuando digo que “todos los
hombres son mortales” estoy enunciando una característica que se da en este hombre concreto, y
en este otro y en aquel otro; y no en la Idea de hombre, como diría Platón (pues la Idea de
hombre, como tal, ni es mortal ni deja de serlo). He aquí el punto de partida de la corrección que
Aristóteles introduce en la teoría platónica de las Ideas.
6
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
que, en fin, nuestra comprensión de esa distinción haya sido concretamente perfilada en el siglo
XIX).
Así pues, hay argumentación o razonamiento dialéctico allí donde hay múltiples y
diversas opiniones que se enfrentan entre sí. Por eso la argumentación –explica Aristóteles–
parte siempre de una cuestión candente, de un problema: por ejemplo, ¿tenemos que prohibir las
corridas de toros o no? Por el contrario, en la demostración científica ya no hay lugar para la
confrontación de diversas posiciones, y por tanto ya no hay lugar ni para la pregunta ni para la
discusión: aquí hay una sola verdad, universal, necesaria y eterna. El razonamiento demostrativo
justifica una verdad que, merced a dicha justificación, se encuentra fuera de duda. Lo que hace
la demostración es explicar un caso particular a partir de un caso universal: por ejemplo, explica
que Sócrates, este individuo particular, es mortal porque, necesariamente y siempre, todo aquel
o aquella que pertenece a la clase “ser humano” tiene la condición de “mortal”.
1. Tal y como señalábamos al comienzo de este capítulo, Aristóteles sostiene que los
objetos sensibles poseen una existencia real, y que las formas inteligibles que los definen se
encuentran incorporadas en ellos. Sin embargo, el conocimiento de la verdad equivale a la
captación de las esencias universales, inmutables y eternas, a las que deben su determinación los
objetos particulares y concretos. ¿Cómo tiene lugar el conocimiento de dichas esencias
universales?
7
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
sus rasgos esenciales: aquellos que definen de modo universal, estable y necesario a todo
hombre. Y de este modo comprende que lo que tiene delante es un hombre: porque ha
reconocido en el individuo particular la esencia universal del hombre. Así, según Aristóteles,
por medio de la abstracción descubrimos las formas suprasensibles a partir de la experiencia de
los individuos sensibles. La abstracción constituiría el procedimiento primero y más básico del
conocimiento.
Esta explicación aristotélica se opone a la explicación que Platón había propuesto con
su teoría de la reminiscencia. Ahora el conocimiento de las formas universales ya no equivale al
recuerdo de una sabiduría innata, impresa en nuestras almas inmortales, sino que radica en la
experiencia del mundo que nos rodea. De hecho, Aristóteles no acepta la escisión platónica
entre el alma y el cuerpo, ni la creencia en la inmortalidad del alma.
Hay además principios que rigen no sólo un saber particular, sino cualquier clase de
conocimiento. Tales principios no afectan sólo a nuestro conocimiento de la realidad, sino
también a la propia constitución de la misma. Por eso tienen el rango de “leyes ontológicas”:
son leyes que afectan al mismo tiempo al pensar y al ser. Entre estas leyes ontológicas, la más
importante de las que formuló Aristóteles es el “principio de no-contradicción”. Dicho principio
establece lo siguiente: un rasgo no puede darse en algo y no darse al mismo tiempo y en el
mismo sentido; es imposible que algo sea y no sea al mismo tiempo y en el mismo sentido. Por
ejemplo: no puede ocurrir que esto sea un caballo y no lo sea al mismo tiempo y en el mismo
sentido; no puede ocurrir que María sea madrileña y no lo sea al mismo tiempo y en el mismo
sentido. Según Aristóteles, este principio de no-contradicción se encuentra presupuesto en toda
experiencia y en todo conocimiento; es, por así decirlo, absolutamente inviolable.
8
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5. Física
1. La física es para Aristóteles una ciencia particular que estudia el movimiento propio
de los seres naturales (“física” viene de “phýsis”: naturaleza). Y los seres naturales son aquellos
que tienen en sí mismos el principio de su movimiento o cambio. Por ejemplo: las flores de un
árbol cambian hasta convertirse en frutos, y el principio de ese cambio es el propio árbol; la
madera de ese árbol puede llegar a convertirse en una mesa, pero el principio de ese cambio ya
no es el propio árbol, sino algo exterior a él; la mesa no tiene en ella misma el principio de su
cambio, y por eso no es un ser natural4. Así pues, el hecho de tener o no tener en uno mismo el
principio de los propios cambios marca la diferencia entre “ser vivo” y “ser artificial”. La física
aristotélica abarca un terreno mucho más amplio que el de la física actual: incluye temas
biológicos, psicológicos y cosmológicos.
Conviene subrayar que Aristóteles concede total primacía al acto sobre la potencia. El
acto representa el cumplimiento perfecto de las potencialidades que tiene determinada realidad,
su realización plena. Por el contrario, la potencia implica siempre imperfección, supone que
todavía no se ha llegado a cumplir el fin, el objetivo del movimiento. Por eso, pese a lo que
pudiera parecer a simple vista, el acto es anterior a la potencia desde el punto de vista
ontológico. Supongamos un cambio por el que Sócrates pasa de “no ser músico” a “ser músico”.
Sócrates no puede llegar a ser músico si la música no existe ya de antemano, perfectamente
realizada en el maestro que le enseña. Otro ejemplo: en el cambio por el que un embrión de gato
llega a ser un gato adulto, el acto es anterior a la potencia, porque la forma “gato” (es decir, la
constitución esencial de esa especie) ya tiene que estar previamente definida para que el
embrión de gato pueda llegar a actualizarla. En definitiva: el acto es siempre anterior y superior
a la potencia porque, para que algo pase de la potencia al acto, es imprescindible la actuación de
algo que ya es lo que es en acto.
4
Señala Aristóteles a este respecto: si metemos una mesa de madera bajo tierra, esta mesa puede
experimentar un cambio, pero no generará otra mesa, sino un árbol.
5
Además de describir el movimiento como paso desde la potencia hasta el acto, Aristóteles lo describe
como el paso desde una privación (un no-ser) hasta una forma (un ser), en el que se mantiene algo que
subyace a ambos (un sujeto). Por ejemplo: Sócrates pasa de no ser músico (privación) a ser músico
(forma), y en este cambio se mantiene invariable su propio sujeto.
9
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
- Causa material: es la materia o el sujeto afectado por el proceso (por ejemplo, el bronce
con el que se va a fabricar una estatua).
- Causa formal: es la forma o estructura adquirida por el sujeto (la figura de Atenea, en el
ejemplo de la estatua).
- Causa eficiente: es el agente del cambio (en este caso, el escultor).
- Causa final: es el fin o la finalidad del proceso (en este caso, servir para el culto cívico a
la diosa Atenea).
Para Aristóteles, los seres naturales son compuestos de materia y forma. Pero ambos
aspectos resultan inseparables; esta inseparabilidad se conoce con el nombre de “hilemorfismo”.
La materia es mera potencia, mera posibilidad, mientras que la forma actualiza esa potencia
dando lugar a algo concreto y determinado. Además, la forma se encuentra siempre subordinada
al fin, a la causa final; así, por ejemplo, un gato tiene uñas (esto pertenece a su forma) para cazar
(para cumplir este fin), y no a la inversa. En otras palabras: la forma se debe siempre a la
actividad, al acto. De modo que la causa final es la primera y la principal del proceso motriz6.
5. Pues bien, si la naturaleza está formada por una serie de movimientos encadenados,
cada uno de los cuales es movido por un fin, tendrá que haber un motor y fin último de todos los
movimientos. Ese motor último –razona Aristóteles– necesariamente deberá mover todo lo
demás, como causa final, sin estar él mismo en movimiento. Pues si estuviera en movimiento,
sería imperfecto, ya que todavía tendría potencia para continuar moviéndose. Tal motor inmóvil
es para Aristóteles de carácter divino; mueve sin ser movido y es así puro acto, pura actividad.
Como tal, es absolutamente inmaterial: es pura forma.
6
En realidad, sólo en la generación de productos artificiales se distinguen con claridad las cuatro causas
del movimiento mencionadas. En el movimiento propio de los seres orgánicos, la causa formal, la
eficiente y la final vienen a confundirse en una sola.
10
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
6. Metafísica
- El ser en tanto que ser, lo que es en tanto que es. La filosofía primera se ocupa de lo que
es, no en tanto que es árbol, o número, o ley ciudadana (de esto se ocupan,
respectivamente, la física, la matemática y la política) sino simplemente en tanto que es,
en tanto que es “algo”. ¿Qué significa ser? ¿Qué significa ser algo determinado? ¿Qué
tienen en común todos los usos del verbo ser que hacemos constantemente? ¿Qué
entendemos por este término que estamos usando siempre? Estas cuestiones son tarea
de la ontología.
- La sustancia y las demás categorías: “es un gato” (sustancia); “es negro” (cualidad),
“está en el jardín” (lugar), etc.
- La potencia y el acto: “esta semilla es trigo (en potencia)”.
- Lo verdadero y lo falso: por ejemplo, cuando nos preguntamos si “todos los seres
humanos son egoístas” es cierto o no.
- Lo accidental: podemos hablar de cómo es algo enunciando de ello un rasgo puramente
fortuito o casual; de lo accidental no existe saber científico, pues éste se refiere siempre
a aspectos regulares de la realidad.
Estos sentidos del ser son diferentes entre sí y no pueden ser reducidos a uno solo. No es que
haya un sentido general y supremo del ser que “se divida” en cuatro sentidos; el ser no es una
clase universal que englobe a todas las realidades. Cuando decimos que “esto es un gato” y
cuando decimos que “es demasiado tarde”, estamos poniendo en juego dos sentidos del ser que
no se pueden meter en un mismo saco. Ahora bien, estos diversos sentidos del ser guardan una
11
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
conexión entre sí: todos ellos se dicen de una sustancia, se refieren a una sustancia, tienen lugar
en una sustancia. Por eso la sustancia es el sentido primero y principal del ser7.
- Desde el punto de vista físico, la forma equivale a la forma en acto. Ser hombre no es
simplemente ser el sujeto de ciertos predicados (“viviente”, “animal”, “racional”), sino
ejecutar realmente las actividades que expresan estos predicados: alimentarse y
reproducirse (viviente), ver, oír, sentir y apetecer (animal) y hablar, pensar y decidir
(racional).
4. En definitiva: ¿qué significa ser, de acuerdo al sentido primero y más importante del
término? Significa ser un compuesto de materia y forma en acto, es decir, realizar las
actividades propias de la forma correspondiente, de la especie correspondiente (ardilla, jazmín,
astro, ser humano, etc.).
7
Lo más interesante e importante de la transformación que Aristóteles imprime en la teoría platónica de
las Ideas es esto: allí donde Platón hablaba de unas determinaciones que están incluidas dentro de otras
(de modo que al final el ser habría de equivaler a la clase suprema de todas las realidades, al género
supremo de todas ellas), Aristóteles habla de plurales determinaciones que se refieren unas a otras, pero
que no están incluidas unas dentro de otras. La dificultad del planteamiento platónico es bien simple: si el
ser fuera la clase suprema de todas las realidades, el ser equivaldría a “la nada”, pues lo que tienen en
común todas las realidades es eso: nada.
12
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
5. Toda la filosofía griega anterior a Aristóteles había girado en torno a una sola
cuestión: ¿cuál es el principio inmutable o los principios inmutables a los que se deben los
constantes cambios que observamos en la realidad? Para Platón, esos principios inmutables
debían ser al mismo tiempo suprasensibles, puramente inteligibles, de manera que justificaran la
existencia de las cosas materiales y sensibles. Aristóteles, partiendo de esta condición fijada por
Platón, elabora una respuesta para este problema bastante más lograda que las de sus
predecesores. Éstos se habían limitado a identificar los principios inmutables, pero los habían
considerado siempre como entidades separadas de los fenómenos sensibles. En cambio
Aristóteles explica cómo esos principios inmutables sólo se desarrollan en los fenómenos
cambiantes, en la multiplicidad y diversidad de lo que aparece. Así, define el ser en tales
términos que el propio ser incluye en sí mismo al devenir. “Ser” es ahora “llegar a ser”:
actualización de una potencia, realización de una esencia universal en el individuo particular.
De este modo, el plano de lo inmutable, suprasensible y universal queda firmemente entrelazado
con el plano de lo mutable, sensible y particular.
1. Comencemos por advertir que el tratamiento aristotélico del alma no está realizado
desde un punto de vista religioso, sino desde una perspectiva puramente natural. El tratado
donde se recoge dicho estudio, titulado Acerca del alma, pertenece al campo general de la física,
es decir, al estudio de los seres naturales.
2. ¿Y qué es, según Aristóteles, el alma? Para empezar, el alma es lo que distingue a los
seres naturales vivientes de los seres naturales no-vivientes. En términos generales, podemos
definir el alma como el principio de vida de cualquier cuerpo orgánico, o como el principio
interno del movimiento en los seres vivos. Así que “alma” es aquí prácticamente sinónimo de
“vitalidad”. Y la vida es la actividad de un cuerpo que se nutre, crece y se consume por sí
mismo. De forma más concreta, Aristóteles caracteriza el alma como la forma y como el acto de
8
D. Sánchez Meca, Historia de la filosofía antigua y medieval, Dykinson, Madrid, 2013, p. 169.
9
Ibíd., p. 173.
10
Todo lo antedicho se puede resumir en esta preciosa frase de Aristóteles: “El fin del maestro es ver al
alumno enseñando”.
13
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
Estas tres facultades del alma se encuentran jerarquizadas: la inferior es la facultad vegetativa y
la superior es la racional. Cada nivel presupone los niveles anteriores. Así, las plantas participan
sólo de la facultad vegetativa; los animales, de ésta y de la sensitiva; y los seres humanos, de las
tres.
Esta teoría aristotélica de las dos modalidades de entendimiento ha dado lugar a numerosos
problemas de interpretación a lo largo de la historia. En particular, puede resultar difícil de
comprender la condición eterna y supraindividual del entendimiento agente.
14
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
8. Ética y política
* Ética a Nicómaco
2. A juicio de Aristóteles, el fin último de todas las acciones humanas, el bien supremo
de la vida humana, es la felicidad. El ser humano será feliz si vive de acuerdo con la razón; y
esta vida acorde con la razón es la vida virtuosa. Así, la felicidad será una actividad conforme a
la virtud. Aristóteles distingue dos clases de virtudes o excelencias en el ser humano:
- Virtudes éticas. Son virtudes del carácter, del comportamiento, tales como la valentía, la
generosidad, la moderación, la serenidad… Estas virtudes se adquieren y se desarrollan
mediante el hábito y el ejercicio. Consisten, para el Estagirita, en la elección de un
término medio entre el exceso y el defecto (así, la valentía será un término medio entre
la temeridad y la cobardía).
Entre las virtudes éticas, para Aristóteles la principal es la justicia. Y hay dos clases de
justicia: una justicia distributiva, que consiste en el reparto de los bienes entre los
ciudadanos según sus méritos; y una justicia conmutativa, que es la propia de las
relaciones contractuales, ya se trate de un contrato voluntario (de compra, de préstamos,
etc.) o de un contrato involuntario (el robo, las calumnias, etc.).
11
Nótese que con estas preguntas encadenadas, que reflejan el tenor de la filosofía aristotélica en todos
los aspectos estudiados hasta ahora (en la física y en la ontología), al mismo tiempo estamos
reproduciendo aquel planteamiento platónico según el cual la definición de la esencia de algo coincide
con su excelencia. Ahora bien, Platón concebía una sola Idea del Bien para todas las realidades, mientras
que Aristóteles sostiene que hay múltiples y diferentes significados del bien: tantos como formas o
especies, pues cada especie tiene un fin y un bien propios y singulares.
15
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
3. Nos interesa aquí la virtud propia del saber práctico, la prudencia, pues es la que
regula el comportamiento ético y político. La prudencia es la capacidad de ver qué es lo
conveniente en cada caso, la capacidad de deliberar y decidir en cada circunstancia concreta. No
hay una regla general que nos asegure que vamos a actuar bien, por ejemplo, en todos los casos
en los que nos enfadamos con una amiga, sino que en cada coyuntura singular tenemos que
arriesgar la solución más oportuna. La virtud de la prudencia es quien determina, en cada caso,
cuál es el término medio entre el exceso y el defecto (así, por ejemplo, en una ocasión el
término medio y óptimo de la generosidad puede consistir en invitar a alguien a un café; y en
otra ocasión, esto puede ser una tacañería). Por otra parte, Aristóteles entiende que la prudencia,
aun siendo una virtud intelectual, requiere también la posesión de virtudes propias del carácter
(virtudes éticas)12. De este modo el Estagirita matiza la concepción socrática de la virtud, en la
que dominaba el aspecto intelectual (para Sócrates, la virtud equivale al saber).
4. Aristóteles se pregunta cuál de las virtudes intelectuales será la más excelsa para el
ser humano. Las dos virtudes que combaten por este puesto son la prudencia y la sabiduría,
relativas, respectivamente, al saber práctico y al saber teórico. En tanto animal político que es,
la excelencia superior del hombre será la prudencia, es decir, su participación virtuosa en una
comunidad política. Pero el hombre no es lo mejor del cosmos –razona Aristóteles–, de modo
que la teoría, la contemplación de lo divino y eterno, será, en cierto modo, superior al saber
práctico. Así, la más alta felicidad que puede alcanzar el ser humano es la vida contemplativa.
Ésta es la única actividad que se busca y se quiere por sí misma, ya que no persigue ningún otro
fin más que la pura contemplación. Una vida dedicada constante y únicamente a la
contemplación sería sólo propia de los dioses, puesto que ellos carecen de necesidades
materiales; el hombre sólo puede participar de esta clase de existencia temporalmente.
* Política
1. Veamos ahora unos pocos aspectos de la Política de Aristóteles. Ya hemos dicho que
el Estagirita destaca en todo momento la condición inalienablemente política que el ser humano
posee por naturaleza. A su juicio, la comunidad política no es el resultado de un acuerdo (esto
significaría que primero hay individuos aislados, que después se asocian entre sí), sino que, de
antemano y siempre, el hombre está integrado un grupo social. Esta condición de “animal
político” es específica del ser humano, ya que él es la única especie capaz de discutir acerca de
lo útil o lo perjudicial, y capaz de comprender lo justo y lo injusto; ambas cosas sólo son
posibles porque el hombre posee capacidad lingüística, participa del lógos. Leemos en la
Política de Aristóteles:
12
Como hemos dicho, una persona prudente es aquella que sabe “ver” o “comprender” cuál es la
actuación más oportuna en cada concreta situación; por tanto la prudencia es una capacidad intelectual.
Pero no podremos comprender cuál es la actuación más acertada si nuestro carácter no está correctamente
atemperado. Por ejemplo: si estamos dominados por la ira, juzgaremos de manera exagerada la situación
y tomaremos una decisión equivocada.
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
Y es evidente que el hombre es un animal político en mayor medida que cualquier abeja o cualquier otro
animal gregario. Pues como decimos, la naturaleza no hace nada en vano: entre los animales, únicamente el
hombre posee la palabra. La voz es signo del dolor y del placer y por ello también la tienen los demás
animales […]. Pero la palabra es para expresar lo útil y lo perjudicial, así como lo justo y lo injusto. Y esto
es lo propio de hombre frente a los demás animales: ser el único que posee el sentido del bien y del mal, de
lo justo y de lo injusto, y demás nociones. La posesión en común de todo ello origina la familia y la ciudad.
La ciudad es anterior por naturaleza a la familia, y a cada uno de nosotros, pues necesariamente el todo es
anterior a la parte […] (Política, II, 1253a)13.
3. El fin de la polis es, a su juicio, garantizar la “vida buena” de todos los ciudadanos.
Hay tres regímenes políticos en los que el gobierno está orientado al bien común de la
ciudadanía:
Cuando el gobierno se dedica a servir a sus propios intereses particulares, estas tres formas de
gobierno dan lugar a sendos regímenes degenerados:
Aristóteles rechaza así la democracia radical, pues, en su opinión, hace imposible la concordia y
la paz social. Los tres primeros sistemas le parecen legítimos, aunque él se inclina hacia una
democracia moderada, en la que predominen las clases medias (ni los pobres, ni los ricos) y en
la que los cargos se distribuyan de acuerdo al grado de excelencia, sin caer en el igualitarismo
extremo de la elección de cargos por sorteo.
13
Traducción de Estela García Fernández para Istmo, Madrid, 2005, p. 99.
17
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
1. Contexto histórico
2. Características generales de las filosofías helenísticas
3. Epicureísmo
3.1. Lógica
3.2. Física
3.3. Ética
4. Estoicismo
4.1. Lógica
4.2. Física
4.3. Ética
5. Escepticismo
5.1. Pirrón de Elis
5.2. La Academia escéptica
5.3. El nuevo escepticismo pirrónico
1. Contexto histórico
A lo largo de este tema vamos a estudiar, en primer lugar, las filosofías desarrolladas
durante el período helenístico. Esta época suele enmarcarse entre el año 323 a. C., fecha de la
muerte de Alejandro Magno, y el año 30 a C., cuando Roma conquista Egipto y culmina con
ello se potente imperio. Este último límite coindice aproximadamente con el momento en el que
en Roma se pasa de una estructura política republicana (en la que el poder está repartido entre
diversos órganos: el senado y las magistraturas) hasta un gobierno unipersonal, en manos del
emperador.
En poco más de diez años, Alejandro Magno, hijo del monarca macedonio Filipo II,
había conquistado un vasto imperio: comienza por someter la Grecia continental y las islas
griegas; avanza después a través de Asia Menor, donde libera a las colonias griegas del poder
persa; a continuación conquista Egipto y la Península del Sinaí, y finalmente se adentra en el
centro de Persia, donde llega hasta el río Indo. Sus sucesores se dividen este imperio en tres
grandes reinos, las llamadas “monarquías helenísticas”: Macedonia (Antigónidas), Oriente
(Seléucidas) y Egipto (Ptolomeos). El período helenístico es la época en la que Roma va
formando su poderoso imperio; a finales del s. II, Grecia (Macedonia) se incorpora al Imperio
1
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
romano como provincia suya. Sin embargo, en el terreno cultural cabe decir que fue Grecia la
que “conquistó” a Roma: ésta adoptó los modelos culturales griegos, mezclándolos con su
propia tradición y dando lugar a productos culturales nuevos.
Desde el punto de vista político, el aspecto más relevante del paso de la época clásica a
la época helenística es la desaparición de la estructura política de las ciudades-estado. Por este
motivo, entre la época clásica y la época helenística se da un fuerte corte histórico (a diferencia
de lo que ocurre con la época arcaica y la época clásica, entre las cuales los elementos de
continuidad dominan sobre los factores de ruptura). En el mundo helenístico, el individuo pasa
de ser ciudadano de una polis a ser súbdito de un extenso reino. Ya no puede participar
directamente en la política, sino que está sometido a la autoridad de un monarca, el cual
gobierna apoyándose en un complejo aparato de funcionarios. Ahora la política se
profesionaliza y queda en manos de unos pocos. Así, se produce una separación entre el Estado
(es decir, las instituciones políticas) y la sociedad. Desaparece lo público, desaparece la
comunidad política. El hombre ya no puede ser calificado como un “animal político” (zôon
politikón), tal y como lo había hecho Aristóteles. Los estoicos calificarán ahora al ser humano
como un “animal social” (zôon koinonikón). En filosofía, esta situación traerá como
consecuencia una separación entre la ética y la política, y al mismo tiempo una tendencia al
desinterés hacia los asuntos políticos.
Esta desaparición de la categoría del ciudadano (es decir, del miembro de una comunidad
política con la que se siente identificado y en cuyo gobierno puede participar activamente) trae
como consecuencia la aparición de una nueva categoría: la categoría del individuo. El hombre
de la época helenística ya no se considera miembro de una comunidad concreta, sino que se
define por sus rasgos individuales. En lugar de sentirse integrado en una pólis concreta, se siente
miembro del mundo en su conjunto. De este modo se exaltan los ideales cosmopolitas. A ojos
del individuo de esta época, el mundo entero se presenta como una ciudad con la que se
encuentra conectado. En definitiva, ahora el individuo se considera a sí mismo ciudadano del
mundo.
2
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
La época helenística experimentó un notable florecimiento de las artes, las ciencias y las
letras. Este florecimiento tuvo lugar en varias ciudades, que actuaron como centros culturales:
Alejandría, en Egipto; Antioquía, en Siria; Pérgamo, en Asia Menor; Rodas, en el Egeo; y la
propia Atenas. De estas ciudades, la más importante para el desarrollo cultural fue Alejandría.
Únicamente en una rama del saber había una ciudad que la superaba: Atenas siguió siendo el
centro de la filosofía a lo largo de toda la época helenística (en la época imperial, ese centro
filosófico se desplazó a Alejandría).
1
Esta lengua será un factor importante para la expansión del cristianismo; así, el Nuevo Testamento está
escrito en koiné.
3
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
Renacimiento y en el Barroco. Por ejemplo, Quevedo escribió un opúsculo titulado Defensa del
epicureísmo frente a la común opinión.
4. De estas tres partes de la filosofía, la más importante para todas las escuelas
helenísticas es la ética. La lógica y la física se encuentran siempre subordinadas a la ética. Y es
que el fin principal de estas filosofías es enseñar al individuo a ser feliz. La filosofía se dirige al
hombre concreto e individual, que pasa a ocupar el puesto antes reservado a la pólis. En la
época clásica, el filósofo entiende que el marco de la vida feliz es la ciudad-estado. En cambio
para los filósofos del helenismo, el ideal de la felicidad ya no tiene un destino cívico, sino
apolítico. Se piensa en un individuo que puede vivir al margen de una colectividad cívica y ser
feliz. Ya hemos hablado antes de la separación que en este momento se produce entre la ética y
la política, así como del desinterés que, por lo general, la filosofía muestra hacia la política.
La filosofía se presenta como una terapia del alma, como una medicina para el alma,
capaz de devolverle a ésta la salud, como una guía que proporciona pautas para el arte de vivir.
Por ello predomina el interés hacia la filosofía práctica sobre el interés hacia la filosofía teórica.
Esta filosofía que tiene por fin proporcionar al individuo la felicidad y la estabilidad en medio
de un mundo convulso, toma como modelo la figura del sabio. Se acostumbra a contraponer la
opinión de los muchos (los necios) a la razón del sabio. Se crea así una moral basada en el
ejemplo: se trata en todo momento de imitar al sabio. Este sabio no transmite fundamentalmente
una sabiduría teórica, sino que sobre todo enseña el arte de vivir.
3. Epicureísmo
A finales del s. IV a. C., Epicuro funda una escuela de filosofía, ubicada en una casa con
jardín a las afueras de Atenas; por eso a los integrantes de esta escuela se les conoce con el
nombre de “los filósofos del Jardín”. Los miembros de este grupo filosófico estaban unidos por
fuertes lazos de amistad y por un estilo de vida en común. La doctrina de Epicuro se mantuvo
sin cambios sustanciales durante los seis siglos que duró la vida de su escuela. El principal
representante del epicureísmo romano es Lucrecio (s. I a. C.), autor de una importante obra: De
la naturaleza de las cosas (De rerum natura).
4
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
dimensión sensible y otra inteligible. A su juicio, no hay más realidad que la material, y ésta es
conocida a través de un único camino: los datos de los sentidos. En coherencia con ello, Epicuro
rechaza cualquier forma de trascendencia espiritual: sólo disponemos de esta vida terrena, y en
ella debemos procurar ser felices. Esa felicidad descansa ahora en la tranquilidad y en el placer,
un placer que hay que disfrutar con moderación. Para alcanzar la felicidad, conviene vivir en
pequeñas comunidades de amigos, dejando de lado las preocupaciones que acarrea la
participación en el mundo político. No por casualidad el lema de la filosofía epicúrea es “Vive
retiradamente”. Epicuro propugna así un retorno a la naturaleza, en detrimento de la comunidad
cívica; y un retorno al cuerpo, frente a todo ascetismo espiritual.
Los epicúreos dividen la filosofía en lógica, física y ética. La parte más importante es la
ética, que está dedicada a proporcionar los medios prácticos para alcanzar la felicidad. Las otras
dos partes de la filosofía se encuentran subordinadas a la ética.
3.1. Lógica
Frente a las sensaciones, las preconcepciones y los sentimientos de placer y dolor, los
cuales son siempre verdaderos, en los razonamientos y en las opiniones cabe incurrir en la
falsedad. Y ello porque razonar y opinar no son operaciones inmediatas y simples, sino
mediatas y complejas. De nuevo el criterio para discriminar las opiniones viene dado por la
sensación: serán verdaderas aquellas opiniones que hayan sido confirmadas o que no hayan sido
desmentidas por parte de la experiencia sensible.
3.2. Física
La física se ocupa de describir la constitución del cosmos. Para los epicúreos, esta parte
de la filosofía no tiene otro fin que el de evitar la perturbación que puede provocar en nosotros
el temor a la naturaleza.
5
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
se mantiene siempre inmutable. Hay infinitos mundos que nacen y mueren cíclicamente, pero el
todo no experimenta ningún cambio.
Según la teoría de Leucipo y Demócrito, los átomos giran en todas las direcciones;
Epicuro, en cambio, sostiene que los átomos tienen un movimiento de caída hacia abajo, debido
a su peso. Si los átomos cayeran en paralelo –razona–, nunca llegarían a encontrarse unos con
otros, y no darían lugar a las agregaciones en las que consisten los cuerpos visibles. Para evitar
este problema, Epicuro formula la teoría de la declinación (clinamen) de los átomos: en su caída
hacia abajo, los átomos pueden desviarse en cualquier momento de su trayectoria y de este
modo pueden encontrarse entre sí. Esta desviación no obedece a ninguna causa: es puramente
azarosa. De este modo, se pone el azar como principio primero del movimiento en el cosmos. A
diferencia de la mayor parte de las filosofías antiguas y medievales, los epicúreos no tienen una
concepción teleológica del universo. La naturaleza no está ahora regida por ninguna finalidad
previamente determinada, por ningún proyecto, por ninguna inteligencia ni necesidad. En
cambio, la realidad es, en último término, azarosa, casual. Así, los epicúreos niegan toda clase
de determinismo.
3.3. Ética
Para los epicúreos, la felicidad y el bien supremo de la vida humana residen en el placer.
No se trata, sin embargo, de una entrega ilimitada e irracional a los placeres, sino de un uso
moderado de los mismos. Epicuro define el placer como ausencia de dolor en el cuerpo y
ausencia de perturbación en el alma, es decir, serenidad: ataraxia. Lo importante es saber elegir
los placeres, hacer un cálculo racional de los mismos. Por eso a veces habrá que rechazar un
placer, si éste acarrea consigo un dolor posterior; o incluso escoger un dolor, si esta elección se
va a traducir en el logro de un placer. Los placeres que deben ser elegidos en todo caso son
aquellos que corresponden a deseos “naturales y necesarios”, tales como comer cuando se tiene
hambre o beber cuando se tiene sed. Los deseos que son “naturales” pero no “necesarios”, como
comer platos exquisitos, han de ser limitados convenientemente; mientras que los deseos que no
son ni “naturales” ni “necesarios”, como el ansia de riqueza, poder o fama, han de ser evitados
por todos los medios. Así pues, los placeres que conducirían a la felicidad serían placeres
sencillos y al alcance de todo el mundo: un poco de pan y queso, una buena conversación, un
paseo tranquilo…
2
Epicuro, Carta a Meneceo, 124-125.
6
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
Al igual que Sócrates, los epicúreos sostienen que el ser humano es autárquico a la hora
de procurarse su propia felicidad; cada cual puede lograr su bienestar por sí solo,
independientemente de las circunstancias que le hayan tocado en suerte. La sabiduría –afirma
Epicuro– es más importante que la buena fortuna en la consecución de la felicidad.
A juicio de Epicuro, la comunidad política no tiene un carácter natural, sino que es sólo
el resultado de un pacto que los hombres han establecido entre sí para evitar causarse daño unos
a otros. Como decíamos antes, los epicúreos no recomiendan la participación en las tareas
políticas, puesto que semejante dedicación acabaría con la ataraxia en la que reside la felicidad.
En cambio defienden la vida en pequeñas comunidades, elegidas libremente por sus miembros y
basadas en la amistad recíproca. Concretamente, la comunidad de los epicúreos estaba abierta a
todo el mundo sin ninguna exclusión: hombres y mujeres, libres y esclavos, nobles y plebeyos.
4. Estoicismo
A finales del s. IV a. C., pocos años después de la inauguración del Jardín, Zenón de
Citio funda en Atenas otra escuela de filosofía. A este grupo se le conoce como “los filósofos
del Pórtico” (“Estoa”, en griego), puesto que se reunían en un pórtico situado en el centro de la
ciudad. El estoicismo gozó de una enorme difusión en la Grecia y la Roma helenísticas; esta
corriente es, con mucho, la más exitosa entre las tres principales escuelas de este período.
Suelen distinguirse tres etapas en el desarrollo del estoicismo: el estoicismo antiguo (s. III a.
C.), representado fundamentalmente por Zenón, Cleantes y Crisipo; el estoicismo medio (s. II y
I a. C.), cuyas figuras más destacadas son Panecio y Posidonio; y el estoicismo nuevo o romano
(ss. I y II d. C.), en el que destacan Séneca, Epicteto y Marco Aurelio.
Los estoicos retoman de los epicúreos la división de la filosofía en lógica, física y ética.
También ahora la ética es la parte más importante del conjunto, a la que se subordinan las otras
dos.
4.1. Lógica
Al igual que los epicúreos, los estoicos consideran que el conocimiento se basa en la
percepción sensible. Las sensaciones son siempre verdaderas (salvo que el cuerpo esté dañado o
7
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
Por otra parte, la lógica estoica destaca por sus investigaciones acerca de las formas del
razonamiento. En este campo, la Estoa completo y desarrolló en una dirección inédita la
silogística aristotélica. Se introduce ahora el estudio de dos formas de silogismo que estaban
ausentes en la lógica de Aristóteles: el silogismo hipotético (“Si es de día, está claro; no está
claro, luego no es de día”) y el silogismo disyuntivo (“O es macho o es hembra; es macho,
luego no es hembra”).
Por último, los estoicos elaboraron una teoría de las categorías, que se diferencia de la
formulada por Aristóteles. Frente al carácter abierto del listado aristotélico de las categorías, se
construye ahora una lista cerrada de las mismas. Hay cuatro categorías: algo (substrato o
sustancia), cualidad (atributo), modo de ser y modo relativo. Detrás de esta teoría hay una
doctrina ontológica: para los estoicos, lo verdaderamente real es el individuo concreto, mientras
que lo universal existe sólo en la mente. Los conceptos generales se reflejan en las palabras del
lenguaje, que son signos de las realidades objetivas. Así, el conocimiento es interpretado como
una combinación de signos.
4.2. Física
La física estoica es materialista, como también lo era la física epicúrea. Se trata ahora de
un materialismo “monista” (porque el cosmos está regido por un único principio) y “panteísta”
(porque ese principio, que es de carácter divino, atraviesa de punta a cabo la realidad entera).
Los estoicos dicen que el ser es lo que tiene la capacidad de actuar y padecer, y que esto
es siempre un cuerpo. Por lo tanto, “ser” y “cuerpo” es lo mismo: todo es corpóreo, incluso el
bien, la verdad, el alma y lo divino (únicamente hay unas extrañas realidades incorporales, que
carecen de la capacidad de actuar y padecer: los conceptos universales, el lugar, el tiempo y el
infinito).
Al igual que los presocráticos, los estoicos conciben el cosmos como un todo
autolegislado, ordenado por sí mismo. El universo es como un gran organismo en el que todo
está en consonancia con todo, en el que todo es uno; por eso los estoicos hablan de una
“simpatía universal”. Dicho universo está gobernado por una Razón o Lógos de carácter divino.
Este Lógos es una divinidad eterna que modela toda la materia y la penetra por completo. Se
8
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
trata de una divinidad inmanente a la materia cósmica; por eso podemos hablar aquí de
panteísmo. Por ejemplo: el alma humana es un fragmento del alma cósmica, un fragmento de lo
divino. Los estoicos distinguen dos principios de la naturaleza, uno pasivo y material y el otro
activo y formal; ambos están inseparablemente unidos. El principio pasivo es la materia,
mientras que el principio activo o formal es el Lógos. Esta idea de un Lógos que rige el universo
procede, como es visible, de la filosofía de Heráclito.
4.3. Ética
El ser humano está determinado, por un lado, por su naturaleza animal y, por el otro, por
su naturaleza racional. Pero para los hombres el auténtico bien y el auténtico mal es el que se
refiere a la razón, “lo que aprovecha o daña al lógos”, es decir, la virtud y el vicio. Lo que se
refiere al cuerpo, ya se trate de bienes o de males (salud, belleza, riqueza, enfermedades,
muerte) es considerado por los estoicos como moralmente indiferente.
La ética estoica es una ética del deber. Esta escuela distingue entre las “acciones
convenientes” o “deberes” y las “acciones perfectas”. Las primeras son aquellas que resultan
conformes a la naturaleza humana y que, una vez realizadas, tienen una justificación razonable.
Contraer matrimonio o participar en una embajada son ejemplos de acciones convenientes. La
mayoría de los hombres sólo son capaces de llevar a cabo este tipo de acciones. En cambio las
acciones perfectas son plenamente virtuosas, pues están de acuerdo no sólo con la naturaleza
humana sino también con el principio supremo de la naturaleza en su totalidad: la recta Razón.
Pertenece a este tipo de acciones el ser prudente o el ser justo. Estas acciones virtuosas
9
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
requieren el máximo conocimiento; al igual que ocurría en la moral socrática, también aquí la
virtud equivale al conocimiento. Y esa virtud conduce por sí sola a la felicidad, como también
quería Sócrates.
Otro punto en el que convergen la ética estoica y la socrática (así como la epicúrea) es
la idea de que el hombre es autárquico para conseguir su propia virtud y su propia felicidad.
Ambas cosas dependen fundamentalmente de uno mismo: los verdaderos bienes y males
proceden del interior de cada cual, y por tanto se puede ser feliz independientemente de la buena
o la mala fortuna.
A juicio de los estoicos, los hombres somos por naturaleza seres sociables, estamos
diseñados para vivir en comunidad. No se trata ahora, sin embargo, de una comunidad política,
puesto que ésta ya no tiene cabida en el contexto del helenismo. Los seres humanos
perteneceríamos nada menos que a una comunidad universal. A partir de esta idea, los estoicos
desarrollaron un derecho de alcance universal. Además, defendieron principios cosmopolitas e
igualitaristas: todos los hombres son iguales por naturaleza, independientemente de su
condición de nobles o plebeyos. Dentro de este igualitarismo ocupa un lugar importante el
combate teórico que los estoicos emprendieron contra la esclavitud.
5. Escepticismo
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
- En primer lugar, la doctrina de Pirrón de Elis (fines del s. IV y comienzos del s. III),
que fue considerado por la tradición posterior como el fundador del escepticismo (del
llamado “escepticismo pirrónico”).
Pirrón de Elis vivió a finales del s. IV y a principios del s. III d. C. Fue contemporáneo
de Alejandro Magno, con el que compartió una expedición a Oriente. Comienza a difundir sus
ideas poco antes de que Epicuro y Zenón funden sus respectivas escuelas, dando lugar a un
grupo de seguidores que no se mantuvo por mucho tiempo. Pirrón no escribió nada, por lo que
conocemos sus enseñanzas a través de informadores indirectos (entre ellos, su discípulo Timón
de Fliunte). La figura de este filósofo fue engrandecida por parte de la tradición posterior,
concretamente por parte de Enesidemo y Sexto Empírico, que lo reclamaron como antecesor
suyo.
Pirrón también busca una vía para lograr la felicidad del individuo en medio de la crisis
del mundo clásico. Nos dice este pensador que, quien desee ser feliz, debe tener en cuenta estas
tres cuestiones:
- ¿Cuál es la naturaleza de las cosas? ¿Cómo son las cosas por naturaleza? Respuesta: las
cosas son indiferentes, inestables e indiscernibles. “Ni son ni no son”, sino que
simplemente “aparecen”, se muestran; y se muestran de múltiples y diversas maneras,
entre las cuales no se puede discernir. Ni los sentidos ni la razón nos proporcionan
informaciones verdaderas ni falsas. No se trata de que nuestro conocimiento sea
defectuoso, y por ello no podemos acceder a la verdadera realidad (una realidad única,
inmutable, necesaria e universal), sino que la propia realidad es inconsistente. De este
modo Pirrón niega el presupuesto básico de la toda la filosofía clásica: la existencia de
un solo mundo de esencias, de carácter eterno.
- ¿Qué actitud debemos adoptar respecto a ellas? Respuesta: hay que abstenerse de
juzgar; no debemos adherirnos a ninguna opinión, tenemos que permanecer indiferentes
ante todas ellas; hemos de evitar pronunciarnos sobre cualquier tema (afasia).
11
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
Más concretamente, Arcesilao procuró echar por tierra el criterio de verdad afirmado
por los estoicos: el asentimiento a la representación comprensiva. A su entender, no existe
ningún criterio de verdad que sea infalible. Y ello porque a todo juicio u opinión se le puede
oponer un juicio contrario de igual valor, de modo que no hay ningún juicio que sea más
verdadero que falso. Ante tal situación, el sabio no asentirá a nada, no prestará su adhesión a
ninguna opinión. Y de esta suspensión generalizada del juicio (epoché) se seguirá un estado de
imperturbabilidad y tranquilidad (ataraxia). Ante el ataque recibido por parte de Arcesilao, los
estoicos objetaron lo siguiente: si se suspende siempre el juicio, con ello se niega la posibilidad
de actuar; en la vida práctica es necesario elegir, y por tanto asentir a algo. La respuesta de
Arcesilao ante tal observación consistió en establecer un criterio de verdad que sirviera como
guía para la acción. Ese criterio es “lo razonable” (eúlogon): aquello que resulta más
conveniente en cada caso y se puede argumentar como tal.
A mediados del s. I a. C., Enesidemo (Alejandría) lleva a cabo una nueva fundación del
escepticismo, con la pretensión de radicalizarlo. Para ello no se apoya en la Academia, sino en
la figura de Pirrón. En efecto, la Academia había derivado después de Carnéades hacia
posiciones eclécticas, que a Enesidemo le resultaban demasiado tibias. Este filósofo escribió una
obra llamada Razonamientos pirrónicos, que se convirtió enseguida en el manifiesto del nuevo
pirronismo.
Contra los criterios aceptados por la Academia escéptica, Enesidemo afirma que no hay
opiniones o juicios más razonables que otros (Arcesilao), más probables que otros (Carnéades)
o más comprensivos que otros (estoicos). Todos los juicios son igualmente verdaderos o falsos,
razonables o no razonables… Ninguna cosa es en mayor medida que no es; todas las cosas son a
veces esto y a veces aquello, o para unos esto y para otros aquello. No existe “lo que es”; sólo
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
existe “lo que aparece”, y esas apariencias tienen el mismo valor de credibilidad. Al igual que
Pirrón, Enesidemo niega con esto la existencia de una realidad unitaria y estable, cuestionando
así el principio fundamental de la filosofía griega clásica. Las consecuencias de esta negación de
la posibilidad del conocimiento verdadero nos son ya conocidas: la suspensión generalizada del
juicio y el consiguiente estado de ataraxia.
Este médico empírico contrapone el fenómeno (es decir, la afección sensible que
experimenta el sujeto) al objeto (la realidad externa a la que se supone como causa de la
afección sensible del sujeto). Al objeto no lo declara incognoscible por derecho (pues esto
implicaría caer en una forma de dogmatismo negativo), pero sí lo considera, al menos,
incognoscible de hecho. Según Sexto, sólo podemos saber cómo nos afectan las cosas, pero no
cómo son éstas en sí mismas. Y puesto que las opiniones construidas a partir de las experiencias
a menudo difieren entre sí hasta el punto de incurrir en contradicciones, la única actitud
coherente ante esta situación es la de la suspensión del juicio o epoché.
Sexto elaboró una ética basada en el sentido común y en las necesidades elementales de
la vida. A su juicio, vivir según la apariencia (es decir, sin pretender acceder a la aprehensión
del ser) comporta estos cuatro aspectos: (1) seguir las indicaciones de nuestra naturaleza; (2)
atender los impulsos de nuestras afecciones, que nos empujan, por ejemplo, a comer cuando
tenemos hambre y a beber cuando tenemos sed; (3) respetar las leyes y las costumbres de
nuestro propio país, aceptando sus principios morales desde un punto de vista puramente
práctico, es decir, sin necesidad de asentir a su verdad; y (4) no permanecer inactivos, sino
ejercer algún arte, a condición de que no lo tomemos como un saber incontestable. Así pues, es
posible vivir según la experiencia común y según las costumbres establecidas, renunciando a
valorar su verdad en términos absolutos.
Con Sexto Empírico, el escepticismo antiguo alcanza sus cotas más altas y, al mismo
tiempo, se precipita hacia su destrucción. Él mismo entiende que el escepticismo tiene ante todo
una función liberadora o catártica: su único objetivo es combatir el dogmatismo. El
escepticismo es una medicina contra la enfermedad del dogmatismo y se anula a sí mismo una
vez que ha destruido esta enfermedad. Le sucede entonces –dice Sexto– algo semejante a lo que
ocurre con las medicinas purgantes: “que no sólo expulsan los humores del cuerpo, sino que
también son expelidas ellas mismas, en compañía de esos humores”.
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
- 1. Se recupera con fuerza el mensaje del platonismo. Si los filósofos helenísticos habían
rechazado la existencia de cualquier clase de realidad suprasensible, ahora se afirma de
nuevo la separación entre la realidad sensible y la realidad puramente inteligible. La
esfera de lo inteligible o suprasensible se presenta como superior, mientras que lo
sensible, material, corporal y mundano se presenta como algo inferior y degradado.
Hay una serie de corrientes de pensamiento que se desarrollan en los dos primeros siglos
de nuestra era y constituyen antecedentes comunes tanto del neoplatonismo como de la
Patrística cristiana:
- Las religiones mistéricas. Se trata de religiones que proceden de la zona oriental del
Imperio romano y constituyen una alternativa a la religión tradicional romana. Se
difunden en círculos cerrados, en círculos de iniciados, y son secundadas
principalmente por las clases más bajas de la población. Estas religiones prometen la
salvación del alma en una vida futura. Entre ellas se encuentran, por ejemplo, el culto a
Isis, a Mitra, a Cibeles, etc.
En definitiva, el pensamiento de los dos primeros siglos de nuestra era, que sirve de
antecedente tanto para el neoplatonismo como para la primera teología cristiana, se caracteriza,
para empezar, por una decidida recuperación del platonismo. Ahora se busca la felicidad en una
dimensión puramente espiritual, que trasciende al mundo terrenal. Este ascetismo constituye la
respuesta a una época en la que las condiciones de vida de la mayor parte de la población eran
bastante difíciles.
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
2. El neoplatonismo. Plotino
2.1. Introducción. 2.2. Las tres hipóstasis y la procesión o emanación: el Uno, la Inteligencia y el Alma. 2.3. La
materia y el ser humano.
2.1. Introducción
* Siglos III a VI d. C. Último gran sistema filosófico de la tradición griega. Basado en Platón (a
través del platonismo medio, neopitagorismo y Filón de Alejandría); los neoplatónicos también
adoptan elementos de Aristóteles y de la Estoa, que interpretan desde supuestos platónicos.
Platonismo medio, - Destacan la transcendencia del Bien respecto de las demás Ideas
CREACIONISMO (cristianos)
15
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
EMANATISMO:
- El resto de las realidades proceden de lo divino (emanan de lo divino, son generadas a
partir de la propia sustancia de lo divino) de acuerdo a una necesidad interna.
- Las realidades así surgidas existen por necesidad y conservan algo de su procedencia
divina.
CREACIONISMO:
- El resto de las realidades proceden de la nada; son creadas por Dios a partir de la nada y
por un acto libre de su voluntad.
- Las realidades así creadas son contingentes, radicalmente diferentes de su creador.
Obra principal: Las Enéadas (lecciones dictadas por Plotino y organizadas por su discípulo
Porfirio).
- (2) ¿Cómo puede el ser humano desligarse de este mundo terrenal, material y sensible,
para reunirse con lo divino y contemplarlo?
RESPUESTAS A (1):
- Todas las realidades proceden o emanan del Uno (mediante una cadena sucesiva y
descendente) y retornan a él. Por eso todas las cosas están relacionadas entre sí y están
relacionadas con el Uno.
- Entre la unidad del principio supremo y las múltiples realidades sensibles hay realidades
intermedias:
UNO
Dimensión inteligible
INTELIGENCIA
----------------------------------------------------------------ALMA-------------------------------------
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
- El Uno, la Inteligencia (o Espíritu: noûs) y el Alma son las tres “hipóstasis” (realidades
por excelencia, realidades sumamente verdaderas, realidades que se sostienen de antemano y
siempre).
- Entre ellas hay una diferencia jerárquica: lo superior es el Uno, por debajo de él está la
Inteligencia y por debajo de la Inteligencia está el Alma. La Inteligencia emana o procede del
Uno (es engendrada por él); el Alma procede de la Inteligencia; las realidades sensibles
proceden del Alma.
El UNO
- El Uno es el principio supremo (la unicidad es la condición propia de toda realidad; ser es ser
algo determinado, y por tanto una unidad…). Los seres vivos reciben su unidad de su Alma; el
Alma recibe su unidad de la Inteligencia y la Inteligencia recibe su unidad del Uno (del “Uno en
sí”).
- El Uno…
…está más allá de todas las cosas, es distinto de todas las cosas, es anterior a todas las
cosas: es principio, potencia de todas las cosas.
Actividad generadora
17
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
LA INTELIGENCIA
El Uno genera algo diferente de él. Eso diferente (que en un primer momento es indeterminado)
se vuelve hacia el Uno, retorna a él, lo contempla, y entonces se convierte en Inteligencia.
No ve al Uno tal y como éste es (absolutamente simple), sino tal y como la Inteligencia
es capaz de verlo: pluralizado en múltiples y diversas Ideas (las Ideas platónicas). El
conocimiento –recordemos– implica multiplicidad en dos sentidos: por un lado, exige la
dualidad de quien conoce frente a lo conocido; por otro lado, lo conocido tiene que
distinguirse de otras realidades (si sólo hubiera una sola realidad, no podría ser
conocida), y por tanto ha de haber múltiples realidades, diferentes entre sí.
* Las Ideas son, como en Platón, las esencias verdaderas, inmutables y eternas, los
modelos de las realidades sensibles. Las Ideas (inseparables de la Inteligencia) son
quienes determinan “qué es” cada realidad concreta.
* El “nivel” de la Inteligencia y las Ideas es, por tanto, el nivel del ser: el nivel en el que
se determina “qué es” cada cosa (ciruelo, elefante, ser humano…), el nivel en el que se
determina su esencia, su definición. Obsérvese que en Plotino el ser está por debajo del
Uno.
EL ALMA
La Inteligencia genera algo diferente de ella. Eso diferente (que en un primer momento es
indeterminado), se vuelve hacia la Inteligencia y hacia las Ideas, y al contemplarlas, se convierte
en Alma. En ese mismo acto, el Alma genera el mundo sensible.
El Alma es “anfibia”: habita entre la realidad sensible y la inteligible, conectándolas entre sí.
* En la hipóstasis del Alma hay tres niveles: el Alma suprema, el Alma del mundo y las
Almas particulares.
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
* ¿Qué consecuencias tiene esto para el ser humano, y para su objetivo de desligarse de lo
material y acceder a la contemplación del Uno? (Cf. problema (2) del punto 2.2). El ser humano
es, ante todo y sobre todo, su alma, es decir: lo divino que hay en él. Sin embargo el hombre
vive en un mundo corporal y sensible. El planteamiento que Plotino hace de esta cuestión
encierra una cierta ambigüedad:
- Por un lado:
Si para los gnósticos o para los maniqueos hay un principio del bien y un principio del
mal que combaten entre sí, para Plotino, en cambio, el mal (lo material, lo corporal) es
sólo ausencia de Bien, y por tanto sólo existe en relación con el Bien (no tiene entidad
por sí mismo).
Plotino habla de una “culpa” del ser humano, que se produce cuando éste se entrega a sí
mismo, a lo sensible, material y corporal y se olvida de su dimensión superior (de su
alma).
* Este retorno al Uno es justo el proceso inverso del que hemos descrito: si
antes íbamos desde lo uno e indiferenciado hasta lo múltiple y diferenciado,
ahora se trata de suprimir la multiplicidad y las diferencias. En la unión mística
con el Uno, con lo divino supremo, se anularía tanto la pluralidad de realidades
como la distancia entre quien contempla y lo contemplado.
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
2) Concepción de Dios:
* Monoteísmo
Muchos filósofos griegos habían hablado de una divinidad suprema, pero
esto no estaba reñido con la existencia de múltiples dioses.
1
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
* Antropocentrismo radical
- Hombre creado a imagen y semejanza de Dios y destinado a someter al
resto de las criaturas (Grecia: diferencia insuperable entre “los mortales”
y “los inmortales”). Hombre como criatura privilegiada, centro del
universo (en Grecia el hombre no es el centro del universo, ni lo más
elevado del mismo).
2. La gnosis
2
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
- Las corrientes gnósticas son una fuente importante tanto del neoplatonismo como de la
patrística cristiana.
3
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
4
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
Para encontrar la verdad, hay que dirigirse al interior del alma humana. La
verdad no se halla en el exterior, en el conocimiento sensible, sino en uno mismo. Pero
esa interiorización da lugar a un proceso ascendente por el que el hombre va más allá de
sí mismo, se trasciende a sí mismo. En el alma humana encontramos realidades
inmutables y eternas: las Ideas platónicas. Sin embargo esas Ideas no pueden tener su
fundamento en el alma humana, porque ésta es mutable e imperfecta. Dichas Ideas
proceden de Dios, son pensamientos de Dios, están en la mente divina. El alma llega a
conocerlas por iluminación: porque es iluminada por Dios (por el Verbo Divino). De
este modo, el proceso por el que se llega a conocer la verdad comprende tres pasos:
interiorización, autotrascendimiento e iluminación.
5
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
b) Principio de la autoconciencia
1. De la filosofía platónica1
En el libro VII de la República la Idea del Bien se presenta como el principio
supremo de la realidad, tanto en el orden del ser como en el del conocer. En
el mundo sensible, el sol ilumina a los seres naturales, dotándoles de
visibilidad (y de vida). En el mundo inteligible, la Idea del Bien ilumina a las
realidades inteligibles y a nuestra inteligencia, dotando a las primeras de
inteligibilidad y a las segundas de capacidad de inteligir.
2. Del neoplatonismo2
En el neoplatonismo, la idea de la iluminación está aún más presente que en
la filosofía platónica. El proceso por el que el Uno da lugar a las demás
hipóstasis y, a través de ellas, al mundo sensible, es un proceso de
iluminación. El Uno es la luz originaria; la luz emanada de él va perdiendo
intensidad a medida que se aleja de su fuente, hasta perderse en las tinieblas
de la materia. El Uno y la Inteligencia, con su luz, dotan de inteligibilidad a
las Ideas, y de capacidad de inteligir al pensamiento.
1
Tal y como hemos señalado antes, toda la filosofía de San Agustín es de inspiración platónica. De
Platón hereda San Agustín, para empezar, la separación entre la realidad sensible y la realidad inteligible;
para ambos pensadores lo inteligible o suprasensible es superior a lo sensible. Las realidades inteligibles
representan la verdad, mientras que la dimensión de lo sensible sólo encierra un mundo de apariencias.
Tanto Platón como San Agustín creen en la existencia separada de las Ideas o entidades puramente
inteligibles, en tanto realidades necesarias, universales y eternas.
2
Del neoplatonismo, Agustín de Hipona recibe otros muchos elementos. Por ejemplo, la teoría según la
cual las Ideas son pensamientos situados en la mente de Dios. Además, las tres hipóstasis del
neoplatonismo son semejantes a las tres personas de la Santísima Trinidad elaboradas por el cristianismo.
Esto es lo que se refleja en el siguiente esquema:
6
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
San Agustín distingue tres momentos en la creación, que corresponden a las tres
personas de la Trinidad. Se trata de distinciones sólo lógicas: estos tres momentos no
están separados en la realidad.
El ser humano está hecho a imagen y semejanza de Dios. Las tres personas de la
Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) equivalen, respectivamente, a las funciones de
ser, conocer y querer3. El ser humano también está constituido por estos tres aspectos:
3
El ser no puede existir sin la actividad de pensarse o conocerse a sí mismo; esta actividad cognoscente
es propia del Hijo. Pero además se necesita un movimiento mediador que lleve al Ser a pensarse a sí
mismo, poniendo en relación a ambas instancias. Este mediador es el amor del Espíritu Santo.
7
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
El hombre está sometido a una disyuntiva: vivir según la carne o vivir según el
espíritu, y elevarse hacia Dios. Dicha alternativa se reproduce en la historia de la
humanidad. En La ciudad de Dios, dicha historia de la humanidad se presenta como una
lucha entre dos ciudades:
8
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
1
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
Esta práctica se refleja en las obras de los escolásticos, que muchas veces adoptan la
forma de comentarios de textos célebres.
2
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
Juan Escoto Eriúgena era de origen irlandés y vivió en el siglo IX. Su obra
principal es La división de la naturaleza (De divisione naturae).
En cuanto al conflicto entre la razón y la fe, Eriúgena concede una cierta prioridad
a la razón sobre la fe, aunque sostiene que no puede haber discrepancias entre ambas
dimensiones. La principal autoridad es Dios, y por tanto la verdad revelada, pero
cualquier otra autoridad, incluida la de los Padres de la Iglesia, se debe subordinar a la
razón.
3
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
San Anselmo era de origen italiano y vivió en el siglo XI. Pasó unos años en
Normandía hasta que se estableció en Canterbury, donde llegó a ser arzobispo.
San Anselmo es famoso por haber elaborado un importante argumento que prueba
la existencia de Dios: el llamado “argumento ontológico”1. Es el primer escolástico que
elaboró expresamente pruebas de este tipo. El argumento está construido sobre
presupuestos platónicos. En este argumento se parte del concepto de Dios, de la Idea o
esencia de Dios, para deducir de ella su existencia. El argumento presupone dos cosas:
1. La distinción entre la esencia o el concepto (la imagen mental de algo, lo que algo es)
y su existencia (si ese algo existe realmente o no).
4
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
Este argumento de San Anselmo fue refutado por sus propios contemporáneos. Su
principal oponente fue el monje Gaunilo. Gaunilo objetó que, siguiendo el argumento
de Anselmo, se podría probar la existencia de cualquier concepto, con sólo atribuir a ese
concepto la perfección. San Anselmo le contestó reiterando su argumento: si hay una
esencia absolutamente perfecta en nuestro intelecto, es preciso que exista también en la
realidad. Efectivamente, San Anselmo no está hablando de un ser perfecto, sino del ser
más perfecto que cabe concebir.
3. El siglo XII
Pedro Abelardo es el pensador más importante del siglo XII (vivió en la primera
mitad de este siglo) y uno de los más originales y creativos de toda la Edad Media.
Abelardo comparte el principio agustiniano de que no existe más que una verdad,
la verdad revelada por Dios, de modo que no puede haber contradicción entre la razón y
la fe. Sin embargo, concede una gran importancia al análisis racional como instrumento
para entender y clarificar las verdades de la fe. No se debe creer en algo simplemente
porque Dios lo haya revelado, sino porque esa verdad nos resulta convincente. Tampoco
debemos aceptar un argumento por motivos de autoridad (por ejemplo, porque lo ha
defendido un Padre de la Iglesia), sino sólo porque es razonable (hay que tener en
cuenta que en este momento las autoridades eclesiásticas eran intocables). En definitiva,
Abelardo reivindica la libertad del conocimiento racional en mayor medida que todos
sus contemporáneos. Esta reivindicación de la importancia del análisis racional en la
teología le valió las críticas de muchos sus contemporáneos.
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
- Gilberto de la Porrée, que llevó a cabo una reforma de la teoría aristotélica de las
categorías.
- Juan de Salisbury, que indagó sobre las bases y los límites del conocimiento humano.
La relación del hombre con Dios se desarrolló durante mucho tiempo por dos vías.
Por un lado, los doctos y eruditos intentaban alcanzar a Dios a través de una teología
racional elaborada partir de las Sagradas Escrituras y con elementos recogidos de la
filosofía griega. Por otro lado, el pueblo llano se relacionaba con Dios a través del culto
y de los ritos (la misa y los demás sacramentos).
Desde comienzos del siglo XII se va afianzando una tercera vía para acceder a
Dios: la experiencia mística. Esta experiencia persigue una unión con Dios a través de
una serie de prácticas ascéticas (el ayuno, la meditación…). El místico lleva a cabo un
trabajo de interiorización, de ensimismamiento, para liberarse de su ego, del cuerpo y de
lo mundano y elevarse hasta Dios.
La mística fue bien acogida por parte de la Iglesia, pues le servía para hacer frente
a dos problemas:
- La libertad cada vez mayor que iba adquiriendo la razón sobre la fe. El misticismo
frenaba este avance de la razón, pues devolvía a Dios el papel principal en el esfuerzo
por alcanzar la verdad.
Entre los místicos importantes de esta época cabe mencionar a los siguientes: San
Bernardo (Bernardo de Claraval) y Guillermo de Saint-Thierry, en la orden del Císter; y
dos monjes afincados en la Abadía de San Víctor: Hugo de San Víctor y Ricardo de San
Víctor.
6
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
Por otro lado, en el siglo XII surgieron doctrinas cristianas heterodoxas, que
fueron consideradas herejías por parte de la Iglesia y fueron perseguidas violentamente
hasta su extinción. La principal de estas doctrinas fue la herejía albigense o cátara,
próxima al gnosticismo.
- Realismo. Esta posición defiende que los universales tienen existencia real. Fue
defendida por filósofos como San Anselmo y Guillermo de Champeaux.
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- Conceptualismo. Se trata de una posición intermedia entre los dos anteriores. Según
los conceptualistas, los universales no son cosas que existan separadas de las realidades
particulares, pero tampoco son meras palabras. Los universales tienen el estatuto de
conceptos. Entre los autores que sostuvieron esta teoría podemos mencionar a Pedro
Abelardo y, en el siglo XIII, a Tomás de Aquino.
1. Todo surge de Dios y todo retorna a Dios. Por lo tanto, todo es manifestación de
Dios. De modo que Eriúgena tiene una visión del mundo panteísta.
4. Este orden de lo real se corresponde punto por punto con un orden lógico (la
realidad está organizada según géneros y especies). Por eso podemos calificar la
teoría de Eriúgena como un “panteísmo lógico”.
4.3. El realismo
El realismo defiende que los universales tienen existencia real. Dentro del
realismo podemos distinguir los variantes: un realismo extremo y un realismo
moderado.
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
El realismo es coherente con la visión medieval del mundo como un orden rígido
y jerarquizado, gobernado por un único Dios. Es coherente así con la estructura social
rígida y jerarquizada del feudalismo. En ella lo que importa no es el individuo, sino el
estamento social al que cada individuo pertenezca (el género o el universal en el que se
encuadre): siervo, señor, monje…
4.4. El nominalismo
Para los nominalistas, los universales no tienen existencia real, lo único que existe
son los individuos particulares. Entonces ¿qué son los universales? Son sólo nombres
colectivos: las palabras que aplicamos a un conjunto de individuos particulares. Esos
nombres colectivos o comunes no corresponden a una esencia universal, necesaria y
eterna, sino que son sólo el resultado de nuestra organización del conocimiento de lo
singular. En nuestra experiencia encontramos semejanzas de hecho entre los individuos,
y estas semejanzas son lo que reflejamos en el lenguaje. Sólo hay conocimiento de lo
individual, aunque organicemos ese conocimiento en géneros y especies, en clases
generales.
Así, el nominalismo niega que haya esencias únicas y eternas, y por tanto que
exista una organización rígida e inmutable de la realidad. Niega, por tanto, el
presupuesto básico de las filosofías platónica y aristotélica, así como de la mayor parte
de la teología medieval. El rechazo de este esencialismo obedece a motivos teológicos:
si Dios es omnipotente, no puede ser que haya creado el mundo siguiendo un patrón
previo, pues esto limitaría su omnipotencia.
4.5. El conceptualismo
9
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
10
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
1. Contexto histórico
1
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
sus respectivas tradiciones religiosas. Esta proximidad explica la enorme influencia que
ejerció el pensamiento árabe y judío sobre la escolástica cristiana de los siglos XIII y
XIV.
A partir del siglo III d. C., Atenas experimenta un período de decadencia cultural
que culmina en el siglo VI, cuando el emperador Justiniano ordena cerrar todas las
instituciones intelectuales paganas (entre ellas, la Academia y el Liceo). Ante esta
situación, buena parte de la cultura griega clásica se refugió en Siria y en otras zonas del
próximo Oriente. Cuando, en el siglo VII, los árabes conquistaron estas zonas,
recibieron dicho legado griego y se ocuparon de traducir a su lengua, de conservar y de
estudiar tales obras procedentes de la Antigüedad. Los árabes ocuparon la Península
ibérica; a finales del siglo XI, los cristianos tomaron Toledo, uno de los principales
centros culturales de Al-Ándalus. De este modo se inició un proyecto de traducción de
estas obras de la Antigüedad greco-romana al latín, entre ellas el Corpus Aristotelicum.
Desde finales del siglo XII, las obras completas de Aristóteles, traducidas del árabe al
latín, se difundieron por toda Europa, especialmente a través de la Universidad de París.
Avicena vivió en Persia (actual Uzbequistán) en los siglos X y XI. Fue un sabio
de carácter enciclopédico: cultivó prácticamente todas las ramas del saber. Pero destacó
fundamentalmente como médico y como filósofo. Escribió numerosísimas obras, parte
de las cuales fueron traducidas al latín y divulgadas en el Occidente cristiano a partir de
la segunda mitad del siglo XII. Entre estas obras, las más importantes son el Canon de
2
Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
Por el contrario, todo lo que tiene una esencia, un “qué”, una definición; es, por
principio, posible: su esencia no implica necesariamente su existencia, de manera que
puede ser o no ser, existir o no existir. Todas las realidades creadas tienen esta
condición: son posibles.
Es posible aquello que por su propia esencia puede existir, pero que sólo existirá
si es producido por una causa diferente de él. En cambio es necesario aquello que, por
su propia esencia, no puede no existir (es necesario Dios, porque su esencia equivale a
su existencia). Ahora bien, lo posible puede ser necesario “de hecho”: si se da la causa
que le otorga existencia, lo posible existe necesariamente. Las cosas creadas no son
necesarias por derecho, pero sí de hecho. Sólo Dios es necesario de hecho y por
derecho.
Las realidades creadas son posibles, porque por su propia esencia podrían no
existir; y son necesarias, porque de hecho existen. Las realidades creadas no son
necesarias por sí mismas, sino en virtud de otro, en virtud de Dios, mientras que Dios es
necesario por sí mismo. En otras palabras: los seres creados son posibles por esencia
pero necesarios por causa.
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
Estas tres tesis representan, en efecto, los temas centrales del pensamiento de Averroes.
Veamos cual fue el planteamiento afirmado efectivamente por el pensador andalusí
sobre estas tres cuestiones (más allá de la recepción y difusión latina de las mismas).
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
Hay una única verdad, pero existen diferentes caminos para llegar hasta ella. No
todo el mundo está preparado para estudiar filosofía y para comprender los
razonamientos demostrativos (que exigen un alto grado de formación y de abstracción
mental). Las personas incultas o incluso analfabetas no pueden alcanzar estas cimas de
la investigación racional; por eso se les debe enseñar la verdad de otra manera: a través
de alegorías y metáforas, tal y como lo hace la religión.
Averroes subordina la teología a la filosofía: es el filósofo quien tiene que decir qué
doctrinas necesitan ser explicadas alegóricamente y cuáles no. Esta opinión suscitó el
rechazo de los teólogos islámicos. En todo caso, para Averroes la religión es necesaria,
porque constituye el fundamento del orden social y político.
Averroes identifica a Dios con el primer motor inmóvil aristotélico. Niega que
Dios haya creado el mundo a partir de la nada. La creación divina se limita a unir dos
elementos que existen eternamente: la materia y la forma, lo potencial y lo actual. Lo
que hace Dios es hacer pasar al acto lo que está en potencia. Por lo tanto, el universo es
eterno.
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
El intelecto material tiene la potencia de recibir a todas las Formas inteligibles, mientas
que el intelecto agente actualiza esa potencia.
4. La filosofía judía
Los principales filósofos judíos medievales son Gaón Saadía, Ibn Gabirol, Juda
Ha-Levi y Maimónides. Aquí sólo vamos a estudiar a este último.
4.1. Maimónides
Maimónides nació en Córdoba y vivió a lo largo del siglo XII. Fue perseguido
por los almohades, por lo que tuvo que huir de Al-Ándalus. Finalmente, acabó
refugiándose en El Cairo, donde enseñaba filosofía y teología y practicaba la medicina.
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
Acabó siendo médico de la corte egipcia (por lo que tuvo tiempo suficiente para
dedicarse a la composición de su obra).
4.1.2. La fe y la razón
Maimónides hace suya una teoría según la cual la filosofía griega tendría
orígenes bíblicos y judíos: Moisés habría sido el verdadero maestro de Sócrates, de
Platón y de Aristóteles.
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4.1.4. La profetología
4.2.1. La Torá
Se trata de una selección del Antiguo Testamento: incluye los libros del
Pentateuco.
4.2.2. El Talmud
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
escrito por varios autores entre los siglos II y IX, en Palestina e Irán. Su objetivo es
mantener la unidad doctrinal, social y política de los hebreos. Dicha obra reúne aspectos
prácticos y aspectos teóricos: por un lado, prescripciones de vida y, por otro lado, una
doctrina intelectual y espiritual. Ambos aspectos se encuentran estrechamente unidos: el
Talmud predica la coherencia del pensamiento y la vida. Por eso, de acuerdo con el
espíritu talmúdico, resulta inadmisible un desarrollo espiritual desligado de la vida, tal y
como el que es propio de la filosofía. De hecho, el Talmud combate con argumentos
dialécticos la filosofía. Y en este sentido influyó en muchos de los pensadores judíos
medievales.
4.2.3. El Sefer-Yetsira
En esta obra se expone la teoría según la cual los filósofos griegos clásicos no
habrían sido más que los intérpretes de una filosofía ancestral enseñada por Moisés: la
cábala. Una teoría que, como hemos visto, adoptan muchos filósofos judíos, como
Maimónides.
4.2.4. El Zohar
El Zohar o “Libro del esplendor” fue escrito en el siglo XIII, al parecer por
Moisés de León. En él se recoge lo principal de la tradición mística judía.
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
El Zohar ejerció una influencia decisiva sobre la filosofía judía, que, a partir de
esta obra, se desarrolla por una vía preferentemente mística. El Zohar inaugura una
nueva fase en la filosofía judía.
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
1. Contexto histórico
2. La escuela agustiniana
3. El averroísmo latino
4. Alberto Magno
5. Roger Bacon
1. Vida y obra
2. Filosofía y teología
3. La metafísica
3.1. La reforma de la metafísica aristotélica (esencia y existencia)
3.2. La analogía del ser
3.3. Dios como causa del ser
3.4. Teoría del conocimiento
4. La demostración de la existencia de Dios
5. Ética y política
1. Contexto histórico
Las universidades están ligadas al mundo urbano, a las ciudades que también
experimentan su desarrollo en esta época. En las ciudades el intercambio de ideas es
mucho más vivo y fluido de lo que lo era en los medios rurales. Así, por ejemplo, el
medio universitario fue el principal caldo de cultivo de las críticas al feudalismo. Las
universidades estaban tuteladas y controladas por la iglesia y la monarquía, pero los
profesores y estudiantes universitarios gozan de una cierta independencia. Por otra
parte, con las universidades surge una nueva clase social: la clase de los “intelectuales”,
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
personas que se dedican exclusivamente al cultivo del saber y que van a tener un cierto
poder en la sociedad. Además, las universidades de esta época estaban abiertas a todas
las clases sociales.
2. La recepción de Aristóteles
Por otra parte, la filosofía del siglo XIII está marcada por la llegada a la Europa
occidental de las obras completas de Aristóteles, transmitidas por los árabes de Al-
Ándalus. Esta incorporación del pensamiento aristotélico produjo una gran conmoción
en los medios intelectuales de la época. Surgía ahora la necesidad de conciliar el
aristotelismo con el cristianismo, del mismo modo que hasta ese momento se había
llevado a cabo una síntesis entre el cristianismo y el platonismo.
1
NOTA IMPORTANTE: este punto tenéis que ampliarlo un poco, pues aquí está excesivamente
resumido. Podéis hacerlo a través del libro básico de estudio o a través de una nota que aparece en el
curso virtual.
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
2. La escuela agustiniana
3. El averroísmo latino
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
Estas tres tesis son contrarias al dogma cristiano, y por eso el averroísmo latino
fue rechazado por los teólogos cristianos y condenado por la iglesia. El principal
representante de esta corriente, Siger de Brabante, fue expulsado de la Universidad de
París y condenado a cadena perpetua.
4. Alberto Magno
Alberto Magno vivió entre los siglos XII y XIII en Alemania y en Francia.
Perteneció a la orden de los dominicos y fue profesor en las principales universidades
europeas (entre ellas, en París). Alberto Magno es conocido sobre todo porque fue
maestro de Santo Tomás y su principal antecedente. Escribió una extensa obra,
compuesta sobre todo por comentarios a los tratados aristotélicos. Dichos comentarios a
menudo se inspiran en el aristotelismo árabe y judío: Avicena, Averroes, Maimónides...
El mérito principal de Alberto Magno consiste en haber puesto en circulación el
pensamiento aristotélico, preparando la síntesis entre aristotelismo y cristianismo que
llevará a cabo Tomás de Aquino.
5. Roger Bacon
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
Por último, Roger Bacon propugna una reforma de la cristiandad que pasa por la
conversión de toda la humanidad al cristianismo. Para este proyecto se utilizarían los
avances de la ciencia y de la técnica (así, se podría deslumbrar a los infieles con los
prodigios de la ciencia, o atacarlos militarmente gracias a avances técnicos). Se trata de
construir una república cristiana, en la que la ciencia, la filosofía y la política estarían al
servicio de la teología.
1. Vida y obra
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
2. Filosofía y teología
Santo Tomás rechaza la teoría averroísta de la doble verdad, pero sostiene que
hay dos fuentes diferentes de conocimiento, que hasta cierto punto son autónomas: la
filosofía o conocimiento racional y la teología o conocimiento obtenido mediante la fe
en las verdades reveladas. El conocimiento racional es el saber elaborado por el hombre
a partir de su experiencia de la naturaleza. Pero el conocimiento humano es limitado.
Más allá de estos límites, la fe cristiana proporciona noticias sobre lo sobrenatural.
Hay verdades que son específicas de la razón y verdades que son específicas de
la fe, pero también hay verdades que pertenecen a ambos ámbitos. Las verdades
específicas de la razón corresponden a la filosofía. Las verdades exclusivas de la fe
pertenecen al campo de la teología revelada. Aquellas verdades que son comunes tanto a
la razón como a la fe constituyen el terreno de la teología natural. El hecho de que haya
verdades comunes a la razón y a la fe da testimonio de que la verdad es una. No puede
haber contradicción entre las verdades de la fe y las de la razón.
3. La metafísica
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
Para Avicena, las realidades del mundo emanan de Dios, a través de un proceso
necesario y eterno. Santo Tomás rechaza este planteamiento de cuño neoplatónico para
defender que la creación es un acto de la libre voluntad divina. Dios contiene en sí
mismo las esencias de todas las criaturas y les dona su existencia por un acto de su libre
voluntad. Dios es la causa de la existencia de todo lo que existe. Él es quien ha
actualizado las esencias, dando lugar a seres existentes; él es quien ha hecho que las
esencias pasen de la potencia de ser al acto de ser.
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
Hemos dicho que las realidades creadas participan del ser de Dios. Pues bien,
esa participación puede darse en mayor o menor grado: un hombre participa en mayor
grado del ser de Dios que un animal, y un animal participa de dicho ser más que un
vegetal, y éste más que una piedra... Por eso la realidad se encuentra ordenada
jerárquicamente; la realidad es como una pirámide en cuya cúspide se encuentra Dios.
Que Dios sea causa del ser significa que Dios ha creado todas las cosas, les ha
otorgado su existencia, ha actualizado su esencia. Para explicar la doctrina cristiana
de la creación, Santo Tomás recurre, por un lado, a la teoría aristotélica de las cuatro
causas y, por otro lado, a la noción platónica de participación. Recordemos que
Aristóteles había distinguido cuatro causas del movimiento o del llegar a ser: 1) causa
material: sustrato a partir del cual se efectúa el cambio; 2) causa formal: estructura o
forma del sujeto afectado por el cambio; 3) causa eficiente: agente que produce el
cambio y 4) causa final: objetivo último, finalidad a la que se ordena el cambio.
Santo Tomás tiene que explicar la actuación de Dios como creador del mundo a
partir de la nada. Para ello identifica a Dios con la causa eficiente suprema y considera
al mundo como efecto de Dios. Ahora bien, en Aristóteles la causalidad eficiente
requiere una materia que exista previamente a su actuación. Santo Tomás no puede
aceptar esto, pues ello significaría que la acción de Dios está precedida por una materia
eterna (tal y como ocurre tanto en Platón como en Aristóteles, para los cuales la materia
es eterna). Para evitar este problema, Santo Tomás afirma que Dios, en tanto causa
eficiente del mundo, lleva a cabo una creación absoluta, una creación a partir de la nada.
Dios crea la materia, la forma y el fin de todas las realidades a partir de la nada.
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
Si cada individuo no es más que la realización de una forma universal, ¿en qué
consiste su peculiaridad, aquello que lo diferencia de los demás individuos de una
misma clase? A juicio de Tomás de Aquino, el principio de individuación, lo que
singulariza a cada individuo particular, es su materia.
B) El conocimiento
Al igual que Aristóteles, Santo Tomás sostiene que el auténtico, por un lado,
conocimiento tiene por objeto lo universal, necesario y eterno; y por otro lado, exige el
conocimiento de las causas a las que obedecen los fenómenos.
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
- (3) Se advierte que es imposible que tales causas se remonten a una serie
infinita: por el contrario, tiene que haber una causa primera
- (4) Esa causa primera es Dios, por lo que de todo ello se deduce la necesidad de
la existencia de Dios
1) En los entes que nos rodean hay diferentes grados de perfección: más y menos
buenos, verdaderos, etc. Son más o menos perfectos en relación con un ser
absolutamente perfecto (que es ser, unidad, verdad y bondad, en grado sumo).
Este ser es Dios.
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
1) Esta vía parte del orden que se manifiesta en el comportamiento de los seres
naturales para terminar afirmando la existencia de una inteligencia ordenadora,
que equivale a Dios.
2) Las cosas que carecen de conciencia se comportan de forma regular, como si
estuvieran movidas por una finalidad. Como las cosas que no tienen
conocimiento o inteligencia no pueden estar gobernadas por fines, esto significa
que están dirigidas por una inteligencia suprema, por una inteligencia
ordenadora. Esa inteligencia ordenadora de toda la realidad es Dios.
5. Ética y política
Ley eterna
Ley natural
La ley natural incluye preceptos como “hacer el bien y evitar el mal”, “conservar
la propia existencia, “procrear y cuidar a nuestros hijos”, “conocer la verdad”, “vivir en
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
sociedad”… Se trata de fines a los que el hombre tiende naturalmente, por su propia
definición esencial.
Está constituida por las leyes concretas y las normas concretas que regulan una
determinada sociedad. Las leyes positivas se derivan de la ley natural y deben plegarse a
sus exigencias. Nunca pueden estar en desacuerdo con la ley natural (si así ocurre,
entonces no serán justas).
¿Por qué tienen que existir las leyes positivas si ya hay una ley natural que
ordena todo el comportamiento humano? A juicio de Santo Tomás, estas leyes poseen
una función educativa: tienen que existir necesariamente porque hay hombres malvados
que sólo se ven disuadidos de hacer el mal por miedo al castigo que imponen tales leyes
positivas.
Ley divina
Se trata de la ley revelada por Dios a través de las Sagradas Escrituras. Esta ley
se refiere, no ya a la vida natural del hombre, sino a sus noticias de lo sobrenatural y a
su expectativa de una vida tras la muerte. Se encuentra por encima de la ley natural y de
la ley positiva.
Por otra parte, en el terreno político Tomás de Aquino lleva a cabo una
clasificación de los diferentes sistemas de gobierno semejante a la clasificación
aristotélica:
Monarquía Tiranía
Aristocracia Oligarquía
Democracia Demagogia
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
2. Duns Escoto
2.1. Vida y obra
2.2. Filosofía y teología
2.3. Teoría del conocimiento
2.4. El voluntarismo
3. Guillermo de Ockham
3.1. Vida y obra
3.2. La independencia de la fe respecto de la razón
3.3. Crítica del esencialismo y del realismo
3.4. Reivindicación de la experiencia y la observación
3.5. El pensamiento moral y político
4. La mística especulativa
1) Introducción
En el terreno social y político, ésta es una época convulsa. Para empezar, a lo largo
de este siglo se producen grandes guerras en toda Europa. Además, hay un fuerte
descenso demográfico, provocado por diversas oleadas de hambre y por numerosas
epidemias (por ejemplo, la peste de 1348). Por último, surgen numerosas revueltas
sociales: en el campo, sublevaciones de campesinos; y en la ciudad, enfrentamientos
entre los burgueses y los representantes de los gremios.
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
Esta posición filosófica está ligada a una revalorización del individuo en el plano
social. Dicha revalorización del individuo va unida al desarrollo de la clase burguesa y
al incipiente capitalismo. Ahora se encuentra en crisis la estructura social de los siglos
anteriores, caracterizada por una rígida jerarquía de clases sociales.
Para la mentalidad medieval, tanto el poder del emperador o del rey como el del
Papa descienden de Dios, y por eso no es extraño que en esta época se produzcan
constantes conflictos entre ambos poderes. En algunos momentos (por ejemplo, en el
siglo XI), el Papa se encuentra bajo el poder del emperador, mientras que en otros
momentos (por ejemplo, en la Alemania de los siglos XII y XIII) ocurre a la inversa: las
leyes civiles dependen de un “derecho natural” que procede de Dios.
En el siglo XIV aparecen nuevas ideas políticas que afirman la autonomía del poder
civil respecto del poder eclesiástico: tal y como se defiende ahora, el poder civil no
procede de Dios, sino del pueblo. Este proceso está unido al fortalecimiento de las
monarquías “nacionales”, que son el germen de los Estados modernos. Se sustituye el
concepto de “cristiandad” por el de “nación”.
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
Marsilio de Padua
Por otra parte, Marsilio de Padua afirma que la iglesia es autónoma en cuando a sus
funciones religiosas específicas, pero que en los aspectos políticos debe depender del
Estado. Y en el seno de la iglesia, sostiene que los Concilios (comunidades de fieles)
han de tener un poder mayor que el del Papa.
Entre los científicos principales del siglo XIV podemos destacar a Juan Buridán,
Alberto de Sajonia y Nicolás de Oresme.
Juan Buridán
Juan Buridán elaboró una teoría del movimiento con la que daba respuesta a un
problema que no tenía solución en el paradigma de la física aristotélica. Su teoría se
refiere al movimiento de los proyectiles (por ejemplo, el movimiento de una piedra
lanzada por una catapulta). La física aristotélica explicaba el movimiento, en general,
por un contacto entre el motor y el móvil, y por eso era difícil explicar este tipo de
movimiento, en el que el móvil sigue moviéndose cuando ya no está en contacto con su
motor. Buridán explicó esta clase de movimiento diciendo que, al inicio del proceso, el
motor imprime dentro del móvil un impulso (un “ímpetus”) que es el responsable de
que el móvil siga moviéndose tras perder el contacto con su motor. La distancia que
recorrerá el proyectil dependerá principalmente de la cantidad del impulso y,
secundariamente, de otros factores, como la resistencia del aire.
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
Lo importante de esta “teoría del ímpetus” es que anticipa una parte de la física que
posteriormente se llamará “dinámica”.
Alberto de Sajonia
Nicolás de Oresme
2. Duns Escoto
De origen escocés, Duns Escoto vivió en la segunda mitad del siglo XIII y los
primeros años del siglo XIV. Perteneció a la orden franciscana. Fue profesor en la
Universidad de París y en la de Oxford.
Duns Escoto establece una separación muy nítida entre la razón y la fe, entre la
filosofía y la teología. Cada una de ellas constituye una esfera independiente y
autosuficiente. La filosofía y la teología tienen objetos completamente diferentes y
formas de proceder absolutamente dispares.
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
En virtud de esta separación drástica entre la razón y la fe, la teología tiene que
desarrollarse sin recurrir para nada a la filosofía. La teología no es un conocimiento
“racional”: depende exclusivamente de la fe y de las verdades reveladas. No se puede
demostrar que Dios existe, o que es sabio y providente, o que es inmutable. Todo esto
son artículos de fe: el aceptarlos o no, no depende para nada de la razón, depende
únicamente de la voluntad y de la libertad de cada cual.
En la polémica sobre los universales, Duns Escoto adopta una posición que
puede ser calificada como realismo moderado: los universales existen realmente, pero
no están separados de los individuos particulares y concretos. En otras palabras: los
conceptos universales son un producto del entendimiento que tiene su fundamento en
las cosas reales.
- Distinción real: consiste en separar físicamente una cosa (por ejemplo, separar
las patas de una mesa del tablero).
- Distinción de razón: es la separación que hace la mente cuando separa dos cosas
que son inseparables en el objeto real (por ejemplo, distinguir el color de una
piedra de la piedra misma).
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
universal? ¿En virtud de qué son diferentes entre sí los individuos que comparten una
misma forma universal? Tomás de Aquino había afirmado que el principio de
individuación era la materia (la cantidad de materia). Duns Escoto rechaza esto y afirma
que el principio de individuación es la haecceitas, la haeceidad, la “estidad” (“haec”
significa “esto” en latín). La singularidad de cada individuo es su actualidad misma, su
concreto “ser aquí y ahora”. La haeceidad constituye así el acto por el que la forma
universal se singulariza en este individuo concreto.
2.4. El voluntarismo
Este voluntarismo posee raíces teológicas. Duns Escoto acentúa la idea (propia
del cristianismo) de que Dios es pura voluntad y pura libertad: Dios no está sometido a
ninguna necesidad. En virtud de su omnipotencia, Dios ha creado el mundo según su
libre voluntad. Con ello se subraya el carácter contingente del mundo creado. El mundo
es como es porque Dios así lo ha querido; el mundo podría haber sido de un modo
enteramente distinto. Incluso el mundo podría no haber sido creado. Lo que es bueno y
lo que es malo, lo que es lícito y lo que es ilícito, sólo lo es porque Dios lo ha querido y
lo ha ordenado así. Por ejemplo, si Dios hubiera querido que el homicidio fuera bueno,
el homicidio sería bueno. Así pues, Dios no está limitado por ninguna necesidad (por
ejemplo, por una esencia del bien). La libertad de Dios sólo está limitada por el
principio de no contradicción. En suma, Dios es absolutamente omnipotente.
3. Guillermo de Ockham
Guillermo de Ockham era de origen inglés y vivió en la segunda mitad del siglo
XIV. Perteneció a la orden de los franciscanos y trabajó como profesor en la
Universidad de Oxford. Fue excomulgado y parte de sus obras fueron condenadas como
herejías.
Guillermo de Ockham representa mejor que nadie la crisis del mundo medieval
y las revoluciones que conducirán al Renacimiento. Fue un crítico demoledor de todos
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
Contra el esencialismo
Como hemos dicho antes, Guillermo de Ockham niega que el mundo esté
organizado, de una vez por todas, de acuerdo a un conjunto de esencias o formas
universales, necesarias y eternas. Lo que existe primariamente son los individuos
concretos y singulares, las realidades particulares. Esta refutación del esencialismo tiene
un fundamento teológico: en su creación del mundo, Dios no se ha sometido al modelo
de un sistema de esencias, pues esto habría limitado su libertad (y Dios posee una
libertad absoluta).
Contra el realismo
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
confuso o diferenciado. Por ejemplo, acerca de los individuos Pedro y Juan, puedo tener
un conocimiento confuso, y entonces los comprenderé simplemente como hombres; o
puedo tener un conocimiento diferenciado, y entonces conoceré a cada uno de ellos
como una persona diferente.
¿Qué son los conceptos universales? No son otra cosa que signos lingüísticos,
los cuales pueden ser proferidos (palabras), escritos o concebidos mentalmente. Los
signos lingüísticos (palabras orales o escritas y conceptos) hacen las veces de las cosas
que significan, la representan. A esto le llama Ockham “suposición”: la palabra supone
aquello que significa, es decir, lo representa, ocupa su lugar.
1
El conocimiento siempre tiene un contenido “general” (lo que no exige que se refiera a esencias
inmutables y eternas). Por eso el conocimiento de lo individual lo único que puede hacer es constatar la
presencia de un individuo.
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
Lo que importa de esta teoría de Ockham es que con ella se afirma que el
entendimiento posee una estructura lingüística. Este filósofo elabora una teoría del
conocimiento basada en una lógica del lenguaje.
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
Moral
Política
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
En primer lugar, este filósofo defendió una estricta separación entre el poder
eclesiástico y el poder civil2 (ésta es la base de lo que posteriormente se ha llamado
“laicismo”). A su juicio, el poder civil debe ser completamente autónomo: ni el monarca
ni el emperador deben estar subordinados a la autoridad del Papa (tal y como habían
defendido la mayoría de los escolásticos de la Edad Media).
Además, sostiene que el poder del monarca procede de sus súbditos: éstos
otorgan al rey su poder cuando aceptan su mandato. Por tanto, en caso de que el rey
gobierne de forma inapropiada, sus súbditos tienen la capacidad de deponerlo.
Por último, defendió que, en el seno de la Iglesia, el Papa no debe tener un poder
absoluto; este poder corresponde al conjunto de los fieles. Niega que el Papa sea
infalible; es la comunidad de los fieles la que tiene que elaborar y determinar el
contenido de los dogmas cristianos.
4. La mística especulativa
Desde finales del siglo XIII y a lo largo del siglo XIV se desarrolla,
principalmente en Alemania, una corriente religiosa y de pensamiento que se conoce
con el nombre de “mística especulativa”.
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Guillermo de Ockham participó en las luchas entre el emperador Luis de Baviera y el Papa Juan XXII,
combatiendo a favor del emperador.
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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
- Por otro lado, Dios está presente en todas las cosas, porque éstas son una
emanación de Dios. Todas las cosas creadas emanan de Dios. Pero, a diferencia
de lo que ocurre en el neoplatonismo, esta creación o emanación del mundo no
es algo que suceda por necesidad, sino que es consecuencia de la libre voluntad
de Dios. Aunque todo procede de Dios, el mundo y el hombre, sin Dios, no son
nada.
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