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Avances sobre el Cerebro

13 de octubre de 2010 Publicado por Malena

El cerebro siempre se encuentra en actividad pero es el órgano que aún conserva muchos
misterios que la ciencia aún no puede develar.

Las últimas investigaciones han descubierto que aunque la mente se encuentre distraída
divagando, existen zonas del cerebro que continúan trabajando; y el estudio de este fenómeno
podría permitir entender más los trastornos neurológicos e inclusive revelar si podemos tener
conciencia más allá de los sentidos.

Antiguamente se creía que el cerebro se desconectaba cuando el cuerpo estaba en reposo,


sin embargo las investigaciones a través de neuro imágenes, han demostrado que aún en ese
estado existe un nivel continuo de actividad basal, que se la denomina modo operativo (por
defecto).

Si en estas regiones del cerebro hay interconexiones defectuosas, pueden provocar


enfermedades como el Alzehimer, la depresión, ciertos tipos de autismo y hasta la
esquizofrenia.

Significa que el cerebro siempre puede estar atento, aún cuando nos encontramos en reposo.

La actividad cotidiana que realizamos en forma consciente hace que el cerebro abandone esa
actividad basal por defecto, para prestar atención al medio.
Es posible que la red neuronal por defecto sea la que organice los recuerdos y la que se
relaciona con futuros sucesos; y que además desempeñe un papel importante en el alerta y la
sincronización de todo el cerebro.

Llegar a comprender el comportamiento de esta red neuronal por defecto puede revelar el
misterio de la experiencia consciente.

Sólo una pequeña parte de las infinitas posibilidades que presenta la información externa, es
procesada por el cerebro para elaborar una percepción consciente.

Este hecho indica que esa información es insuficiente para producir por si misma una
percepción significativa.

El cerebro es el realizaría las predicciones sobre la experiencia externa anticipándose a la


escasa información recibida del medio.

Realizar una tarea específica consume el 5% de la energía de la actividad basal del cerebro
subyacente, mientras del 60 al 80% de toda la energía que utiliza el cerebro se distribuye
entre los circuitos internos que no se relacionan con el ambiente.

A esta actividad interna se la denominó energía oscura del cerebro, aludiendo a la energía
invisible que se sabe existe en la mayor parte del universo para mantener el equilibrio
cósmico.

De modo que la percepción consciente externa es ínfima comparada con la actividad


intrínseca del cerebro.

En forma accidental se reparó en un fenómeno sorprendente cuando el cerebro se


concentraba en alguna función novedosa: la actividad intrínseca decrecía en algunas áreas, o
sea que los circuitos se activan durante el reposo y se desconectan cuando se realiza una
tarea en la que se tiene que prestar atención.
Estos patrones de actividad cerebral intrínseca del cerebro aparecen incluso bajo los efectos
de la anestesia general y durante el sueño ligero, lo que sugiere que se trata de una
característica fundamental del funcionamiento cerebral.

(Esto podría explicar las experiencias de los sujetos que pueden percibir el entorno donde se
encuentran, cuando están anestesiados para ser intervenidos quirúrgicamente, y ser capaces
después de describirlo con amplios detalles cuando se despiertan. Además podría probar la
independencia del funcionamiento de la conciencia con respecto al cuerpo.
En el caso de la meditación, por ejemplo, es un estado que supone un aumento de la actividad
cerebral por defecto, con un incremento de la capacidad anticipatoria consecuente del cerebro
para responder más adecuadamente al medio)

La mayoría de los neurólogos aceptan que nuestras conexiones conscientes con el ambiente
representan solamente una pequeña parte de la actividad cerebral y todo lo que ocurre debajo
del nivel de conciencia, por ejemplo, la actividad de la energía oscura del cerebro, es
fundamental para interpretar el contexto de nuestras experiencias de la vigilia, o sea que
funciona como un director de orquesta, sincronizando la actividad entre las distintas zonas del
cerebro.

Es probable que esa sincronización sea la que permita que todas las áreas del cerebro estén
listas para reaccionar frente a los estímulos en forma concertada.

La energía oscura neural podría ser la esencia de la vida.

Fuente: Revista “Investigación y Ciencia”, La Red Neuronal (por defecto), Marcus E. Raichle,
catedrático de Radiología y Neurología en la Facultad de Medicina de la Universidad de
Washington en St.Louis – mayo 2010

Los secretos del cerebro

Las nuevas tecnologías arrojan luz sobre el gran misterio por resolver de la biología: el
verdadero funcionamiento del cerebro

LEER EL ARTICULO

1 / 14
Preparación de un cerebro humano a cargo del Instituto Allen para la Ciencia del Cerebro

Las nuevas tecnologías arrojan luz sobre el gran misterio por resolver de la biología: el verdadero
funcionamiento del cerebro.

Foto: Robert Clark

2 / 14
Mapeando el cerebro

En el Centro de Imágenes Biomédicas Martinos, un ingeniero lleva puesto un casco con sensores
para la realización de una exploración cerebral que consume casi tanta energía como un
submarino nuclear. Unas antenas captan las señales emitidas cuando el campo magnético del
escáner excita las moléculas de agua del cerebro. Unos ordenadores convierten los datos en
mapas del cerebro como el que se muestra en la imagen siguiente.

Foto: Robert Clark

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El color del pensamiento

Las diversas regiones del cerebro están conectadas por unos 160.000 kilómetros de fibras (una
longitud equivalente a cuatro veces la circunferencia de la Tierra) que constituyen la denominada
sustancia blanca. Imágenes como esta, tomada en el Centro de Imágenes Biomédicas Martinos,
revelan por primera vez las rutas específicas relacionadas con determinadas funciones
cognitivas. Los haces coloreados en rosa y naranja, por ejemplo, transmiten señales
de importancia crítica para el lenguaje.

Van Wedeen y L. L. Wald, Centro de Imágenes Biomédicas Martinos, Proyecto Conectoma Humano

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Incisiones críticas

Mientras extirpaba partes del tumor, Fortin aplicaba una corriente a la región para determinar si
las neuronas adyacentes tenían una participación crítica en el movimiento. «Este paciente
conservaba gran parte de su función motora –dice Maxime Descoteaux, una de las científicas de
la Universidad de Sherbrooke que tomó las imágenes del cerebro–. Por eso, en este caso el
cirujano fue más conservador que agresivo.» (Mira el vídeo.)

Foto: Robert Clark

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Anatomía de un misterio

Las nuevas tecnologías permiten a los científicos desentrañar la estructura oculta del cerebro. Un
detalle en alta resolución de la imagen anterior revela fibras de sustancia blanca dispuestas en una
misteriosa estructura reticulada, como los paralelos y meridianos de un mapa.
Van Wedeen y L. L. Wald, Centro de Imágenes Biomédicas Martinos, Proyecto Conectoma Humano

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El brillo de la memoria

Cuando formamos un recuerdo, «hay un cambio físico en el cerebro», dice Don Arnold, de
la Universidad del Sur de California. Los puntos rojos y verdes de las ramificaciones de esta
neurona de rata muestran los puntos de contacto con otras neuronas. A medida que se forman
recuerdos, surgen puntos nuevos y los antiguos se desvanecen.

Imagen: Garrett Gross y Don Arnold, Universidad del Sur de California

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Visto de cerca

Doscientas secciones de un trozo de cerebro de ratón, cada una de menos de una milésima del
grosor de un cabello humano, están listas para ser fotografiadas a través de un microscopio
electrónico. Dispuestas una encima de otra, 10.000 de esas microfotografías forman un modelo
tridimensional del tamaño de un grano de sal (entre las pinzas).

Foto: Robert Clark

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Atención a las neuronas

Cuando la paciente Hawkins vuelva a tener un ataque, los electrodos señalarán su origen, lo que
permitirá a los neurocirujanos determinar el área de tejido que deben extirpar. Los electrodos
también ofrecen una oportunidad excepcional de observar la actividad de las neuronas que
funcionan normalmente, y fue así como se descubrieron las células nerviosas que responden a
rostros específicos.

Eric Behnke y Andrew Frew, UCLA

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Jennifer en el cerebro

Investigadores del Caltech y la UCLA utilizan fotografías de personas famosas para estudiar
la manera en que el cerebro procesa lo que percibe el ojo. En 2005 encontraron una neurona que
se activaba únicamente cuando los participantes de la prueba veían imágenes de Jennifer
Anniston. Otra neurona respondía únicamente a fotografías de Halle Berry, aunque llevara la
máscara de Catwoman. Los estudios posteriores sugieren que muy pocas neuronas participan en
la representación mental de una persona, un lugar o un concepto determinados, lo que
convierte al cerebro en un almacén de información enormemente eficiente.

FILA SUPERIOR (de izquierda a derecha): Landov; Universal Pictures/Entertainment Pictures/Zuma


Press; Kevin Dietsch, UPI/Landov; Universal Pictures/Entertainment Pictures/Zuma Press; Rune
Hellestad, UPI/Landov; Tschiponnique Skupin, Future-Image/Zuma Press; Dan Steinberg, AP
Images; Stephen Hird, Reuters; Ash Knotek, Snappers, Zuma Press; Lisa O'Connor, Zuma Press.
SEGUNDA FILA (de izquierda a derecha): Franziska Krug, Action Press/Zuma Press; Sharkpixs/Zuma
Press; D. Long, Globe Photos/Zuma Press; AJ Sokalner, UPPA/Zuma Press; Jordan Strauss,
Invision/AP Images; Globe Photos/Zuma Press; Universal Pictures/Entertainment Pictures/Zuma
Press; Universal Pictures/Entertainment Pictures/Zuma Press; ZBP/Zuma Press; Sharkpixs/Zuma
Press; Henry McGee, Globe Photos/Zuma Press. TERCERA FILA (de izquierda a derecha): Fox
Searchlight Pictures/Entertainment Pictures/Zuma Press; Clasos/Splash News/Corbis;
Fox/Entertainment Pictures/Zuma Press; Graham Whitby Boot, Allstar/UPPA/Zuma Press; Paul
Schmulbach, Globe Photos/Zuma Press; Ash Knotek, Snappers/ZUMA Press; Nancy Kaszerman,
Zuma Press; NBC/NBCU Photo Bank/Getty Images; Paul Smith, Featureflash/Shutterstock. CUARTA
FILA (de izquierda a derecha): Kristin Callahan, Ace Pictures/Zuma Press; Globe Photos/Zuma Press;
Lisa O'Connor, Zuma Press; EFE/Zuma Press; Mario Anzuoni, Reuters; Zuma Press; Jim Ruymen,
UPI/Landov; Brian Kersey, UPI/Landov; Zuma Press; Jason Merritt, Getty Images. QUINTA FILA (de
izquierda a derecha): Graham Whitby, Globe Photos/Zuma Press; Morris Mac Matzen, AP Images;
Chris Pizzello, AP Images; PA Photos/Landov; Globe Photos/Zuma Press; Nancy Kaszerman, Zuma
Press; Mario Guzman, EFE/Zuma Press; Dave Longendyke, Globe Photos/Zuma Press. SEXTA FILA
(de izquierda a derecha): MWP/Zuma Press; Universal Pictures/Entertainment Pictures/Zuma
Press; Paul Schmulbach, Globe Photos/Zuma Press; Nancy Kaszerman, Zuma Press; Landov;
Columbia Pictures/Entertainment Pictures/Zuma Press; Armando Gallo, Retna Ltd./Corbis; Kristin
Callahan, Ace Pictures/Zuma Press. SÉPTIMA FILA (de izquierda a derecha): Chris Pizzello, AP
Images; Kristin Callahan, Ace Pictures/Zuma Press; Dan Herrick, Zuma Press; Universal
Studios/Entertainment Pictures/Zuma Press; Mario Anzuoni, Reuters; James Warren, UPPA/Zuma
Press; Fox/Entertainment Pictures/Zuma Press; Danny Moloshok, AP Images; Nancy Rivera, Ace
Pictures/Zuma Press

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Atención a las neuronas

¿Cómo se descubrió la «neurona de Jennifer Anniston»? En el Centro Médico para


la Neurociencia de la UCLA, los científicos implantan electrodos en el cerebro de
pacientes epilépticos, como Crystal Hawkins.

Foto: Robert Clark

11 / 14
Sin margen de error

La extirpación de tumores cerebrales es un procedimiento de riesgo, ya que el cirujano debe


eliminar tanto tejido tumoral como sea posible sin destruir tejido nervioso esencial para
funciones tales como el habla, la vista y la memoria, ni el tejido conjuntivo entre
las neuronas. David Fortin (en el centro, a la derecha), neurocirujano de la Universidad de
Sherbrooke, en Canadá, realiza una intervención quirúrgica utilizando un mapa de alta resolución
del cerebro del paciente para evitar complicaciones.

Foto: Robert Clark

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Una mano guiada

Las imágenes cerebrales de un paciente de Fortin demostraron que había un tumor (en rojo) en la
región que controla el movimiento de las manos y los pies. (Mira el vídeo.)

Maxime Descoteaux y Maxime Chamberland, Sherbrooke Connectivity Imaging Lab, Universidad


de Sherbrooke

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Iluminar el camino

Un equipo de científicos del Janelia Farm Research Campus, un centro de investigación


del Instituto Médico Howard Hughes, ha añadido a las neuronas de un pez cebra un gen que
provoca una emisión de luz cada vez que la célula envía una señal. Como los peces cebra son
transparentes, los científicos pueden observar la «brillante» actividad neuronal de la mayoría de
las 100.000 neuronas presentes en el cerebro de estos animales. Los patrones de estos
«destellos» ofrecen nueva información sobre cómo el cerebro procesa la información.

Imagen: Philipp Keller y Misha Ahrens, Janelia Farm (HHMI)

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Visto de cerca

Dispuestas una encima de otra, 10.000 de esas microfotografías forman un modelo


tridimensional del tamaño de un grano de sal. Visualizar un cerebro humano con tanto detalle
requeriría una cantidad de datos igual a todos los textos de todas las bibliotecas del mundo.

Josh L. Morgan, Universidad Harvard; Arthur Wetzel, Centro de Supercomputación de Pittsburgh

30 de marzo de 2014

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Van Wedeen se acaricia la barba entrecana y se inclina hacia el monitor del ordenador, mientras
desplaza el puntero por una cascada de archivos. Estamos en una biblioteca sin ventanas,
rodeados de cajas llenas de cartas antiguas, viejos ejemplares de boletines científicos y un
anticuado proyector de diapositivas que nadie se ha decidido a tirar. «Me llevará un momento
localizar su cerebro», dice.

Wedeen tiene almacenados en un disco duro cientos de cerebros –imágenes en 3D, exquisita-
mente detalladas, de cerebros de monos, ratas y humanos, entre ellos el mío–, y me ha ofrecido
un recorrido guiado por el interior de mi cabeza.

«Iremos a todos los lugares más turísticos», me promete con una sonrisa.

Es mi segunda visita al Centro de Imágenes Biomédicas Martinos, situado en el puerto de


Boston. La primera vez, hace unas semanas, me ofrecí al equipo de Wedeen como cobaya para
una investigación neurocientífica. En la sala del escáner, me recosté sobre una camilla dura, con
la parte posterior de la cabeza apoyada sobre una caja de plástico abierta. Un radiólogo me puso
sobre la cara un casco blanco también de plástico, con dos orificios a través de los cuales pude
seguir sus movimientos. Me ajustó bien el casco para que las 96 antenas diminutas que contenía
estuvieran cerca de mi cerebro y pudieran captar las ondas de radio que estaba a punto de emitir.
Mientras la camilla se deslizaba hacia las fauces cilíndricas del escáner, pensé en El hombre de la
máscara de hierro.

Los imanes a mi alrededor empezaron a zumbar y a emitir pitidos. Durante una hora permanecí
inmóvil y con los ojos cerrados, tratando de pensar en cosas que me ayudaran a mantener la
calma. No fue fácil. Para lograr la mayor resolución posible, Wedeen y su equipo habían diseñado
el aparato con muy poco espacio interior, apenas suficiente para albergar a una persona de mi
tamaño. Para no sumirme en el pánico, mantuve la respiración regular e intenté transportarme
mentalmente a lugares que guardaba en la memoria. Por ejemplo, me acordé de una vez que
había llevado a mi hija de nueve años a la escuela sorteando montones de nieve después de una
tormenta.
En Europa existe un esfuerzo similar financiado por la Comisión Europea llamado Proyecto
Cerebro Humano (HBP), en el que participan 15 países, entre ellos España

Mientras estaba ahí tumbado, reflexioné sobre el hecho de que todos esos pensamientos y
emociones eran el producto del trozo de carne de casi un kilo y medio que estaba siendo objeto
del estudio: mis miedos, transmitidos por impulsos eléctricos que convergían en un pedazo de
tejido en forma de almendra llamado amígdala, y la reacción para aquietarlos, activada y dirigida
desde regiones de la corteza frontal. Y el recuerdo del paseo con mi hija, coordinado por una
estructura llamada hipocampo, un montón de neuronas en forma de caballito de mar, que había
reactivado una vasta red de conexiones a través de mi cerebro, tendida por primera vez cuando
caminé entre la nieve y almacené aquel momento en la memoria.

Me estaba sometiendo a ese estudio como parte del reportaje que estaba realizando por todo
Estados Unidos para documentar una de las grandes revoluciones científicas de nuestro tiempo:
los asombrosos avances en la comprensión del funcionamiento del cerebro humano. Algunos
neurocientíficos estudian la delicada y sofisticada estructura de las células nerviosas, o neuronas.
Otros se ocupan de cartografiar la bioquímica del cerebro, para determinar de qué manera
nuestros miles de millones de neuronas producen y emplean miles de proteínas diferentes. Y
otros, como Wedeen, crean representaciones increíblemente detalladas del «cableado»
cerebral, esa red de unos 160.000 kilómetros de fibras nerviosas que constituyen la sustancia
blanca y que conecta los diversos componentes del cerebro, dando origen a todo lo que
pensamos, sentimos y percibimos. El Gobierno de Estados Unidos respalda esta investigación a
través de la iniciativa BRAIN (siglas en inglés de «investigación del cerebro mediante
neurotecnologías innovadoras y avanzadas»). La primavera pasada, el presidente Obama anunció
que este proyecto a gran escala tiene como objetivo acelerar la confección de mapas del sistema
de circuitos neuronales, «ofreciendo así a los científicos los instrumentos que necesitan para
componer una imagen dinámica del cerebro en acción». En Europa existe un esfuerzo similar
financiado por la Comisión Europea llamado Proyecto Cerebro Humano (HBP), en el que participan
15 países, entre ellos España.

Al observar el cerebro en acción, los neurocientíficos pueden ver también sus defectos; de hecho,
empiezan a identificar diferencias entre la estructura de un cerebro corriente y el de otro
aquejado por trastornos como la esquizofrenia, el autismo o la enfermedad de Alzheimer. A
medida que avancen en la confección de mapas cada vez más detallados del cerebro, es posible
que puedan diagnosticar trastornos por sus manifestaciones anatómicas y quizás incluso lleguen a
comprender su génesis.

En mi segunda visita al laboratorio, Wedeen localiza finalmente la imagen de mi sesión en el


escáner. Mi cerebro aparece en el monitor. La técnica que utiliza, la resonancia magnética por
difusión, interpreta las señales de radio emitidas por la sustancia blanca y produce un atlas de
alta resolución de esa «internet» neurológica. El escáner traza el mapa de los haces de fibras
nerviosas que forman cientos de miles de rutas para transportar la información de una parte a
otra del cerebro. En el ordenador se aplica a cada ruta un color, de tal manera que mi cerebro
parece una explosión de pelos multicolores.

Wedeen presta especial atención a determinadas rutas y me enseña, por ejemplo, algunos de los
circuitos importantes para el lenguaje y otros tipos de actividad mental. Después borra
temporalmente la mayoría de las rutas de mi cerebro, para que pueda apreciar con más facilidad
la organización de las restantes. A medida que amplía la imagen, algo sorprendente cobra forma
ante mis ojos. Pese a la increíble complejidad de los circuitos, todos ellos se entrecruzan en
ángulo recto, como las líneas en una hoja de papel cuadriculado.
«Todo son cuadrículas», dice Wedeen.

Una nueva manera de observar el cerebro

Cuando en 2012 sacó a la luz la estructura reticulada del cerebro, algunos científicos reaccionaron
con escepticismo,preguntándose si no habría descubierto solo una parte de una anatomía mucho
más enmarañada. Pero hoy Wedeen está más convencido que nunca de que se trata de una
característica relevante. Mire donde mire –en cerebros humanos, de monos o de ratas–,
encuentra la cuadrícula. Me indica que los sistemas nerviosos primigenios, en los gusanos del
cámbrico, eran simples cuadrículas: apenas un par de cordones nerviosos tendidos de la cabeza a
la cola, con conexiones entre ellos semejantes a los peldaños de una escalera de mano. En el linaje
de nuestra especie los nervios del encéfalo aumentaron exponencialmente de número hasta
contarse por miles de millones, pero conservaron la estructura cuadriculada. Es posible que
nuestros pensamientos discurran como tranvías sobre los raíles de la sustancia blanca, conforme
los impulsos nerviosos viajan de una región del cerebro a otra.

«Es absolutamente improbable que no haya algún principio básico detrás de todo esto –dice
Wedeen, con la mirada fija en la imagen de mi cerebro–. Pero aún no estamos en condiciones de
apreciarlo».

Los científicos están averiguando tantas cosas últimamente acerca del cerebro que a veces se nos
olvida que durante buena parte de la historia no supimos cómo funcionaba, ni tan siquiera qué
era. En la Antigüedad, los médicos creían que el cerebro estaba compuesto de «flema». Aristóteles
lo consideraba una especie de refrigerador, capaz de contrarrestar el calor del corazón. Desde
entonces hasta el Renacimiento los anatomistas declaraban con gran convicción que nuestras
percepciones, emociones, razonamientos y acciones eran el resultado de «espíritus
animales», vapores misteriosos e intangibles que se arremolinaban en las cavidades de nuestras
cabezas y viajaban por nuestro cuerpo.

En las neuronas, entre el extremo de los axones y el de las dendritas hay un pequeño espacio: la
hendidura sináptica

La revolución científica del siglo XVII empezó a cambiarlo todo. El médico británico Thomas Willis
reconoció que esos tejidos cerebrales de consistencia semejante a la cuajada eran la sede de
nuestro mundo mental. Para estudiar su funcionamiento, diseccionó cerebros de ovejas, de
perros y de pacientes fallecidos, y produjo así los primeros diagramas exactos del órgano.

Tuvo que pasar otro siglo para que los investigadores comprendieran que el cerebro es un órgano
eléctrico. En lugar de espíritus animales, son impulsos eléctricos los que recorren el sistema
nervioso. Aun así, los científicos del siglo XIX sabían muy poco acerca de las rutas seguidas por
esos impulsos. El médico italiano Camillo Golgi sostenía que el cerebro era una red de conexiones
sin interrupciones. Basándose en la investigación de Golgi, el científico español Santiago Ramón y
Cajal aplicó nuevos métodos de tinción de las neuronas para observar sus enmarañadas
ramificaciones y descubrió lo que Golgi no había podido discernir: que cada neurona es una célula
distinta, separada de todas las demás. Las neuronas envían señales a través de unas
prolongaciones llamadas axones, y las reciben a través de las prolongaciones receptoras,
denominadas dendritas. Entre el extremo de los axones y el de las dendritas hay un pequeño
espacio: la hendidura sináptica. Posteriormente los científicos descubrirían que los axones vierten
un cóctel de sustancias químicas en dicho espacio para desencadenar una señal en la neurona
vecina.

El neurocientífico Jeff Lichtman, actual titular de la cátedra Ramón y Cajal de la Universidad


Harvard, continúa el proyecto del científico español en el siglo XXI. En lugar de dibujar las
neuronas manualmente a tinta y plumilla, él y su equipo están creando minuciosas imágenes
tridimensionales de las neuronas, que permiten apreciar cada abultamiento y cada ramificación.
Desentrañando los pequeños detalles de la estructura de las células nerviosas, es posible que por
fin se hallen respuestas a algunas de las preguntas más básicas acerca de la naturaleza del cerebro.
Cada neurona tiene un promedio de 10.000 sinapsis (conexiones con otras neuronas). ¿Siguen
algún orden esas conexiones, o son puramente aleatorias? ¿Se producen esas conexiones
preferentemente con algún tipo específico de neuronas?
Para producir las imágenes, Lichtman y sus colegas cortan secciones de cerebro de ratón con la
versión neuroanatómica de una máquina de cortar fiambre. Las finísimas capas de tejido
resultantes tienen la milésima parte del grosor de un cabello humano. Después, con un
microscopio electrónico, los investigadores fotografían cada sección transversal, y con el
ordenador combinan las imágenes apilándolas una encima de otra. De este modo, poco a poco va
cobrando forma una imagen tridimensional que los científicos pueden explorar.
«Todo queda a la vista», asegura Lichtman.

¿Cómo está organizado el caos del cerebro?

El único problema es la enormidad de ese «todo». Hasta el momento, el mayor volumen de un


cerebro de ratón que el equipo de Lichtman ha conseguido reproducir es más o menos del tamaño
de un grano de sal. Los datos de ese minúsculo volumen suman 100 terabytes, una cantidad de
información equivalente a la de 25.000 películas almacenadas en alta definición.
Una vez que se ha reunido toda esa información empieza el trabajo verdaderamente difícil: buscar
las reglas que organizan el aparente caos del cerebro. Recientemente el investigador posdoctoral
del equipo de Lichtman Narayanan Kasthuri emprendió la tarea de analizar hasta el último detalle
de un trozo cilíndrico de cerebro de ratón de apenas 1.000 micrómetros cúbicos (la cienmilésima
parte del volumen de un grano de sal). Escogió la región que rodeaba un pequeño segmento de un
solo axón, para identificar todas las neuronas que pasaban por allí.
Ese minúsculo trozo de cerebro resultó ser como un tonel lleno de serpientes. Kasthuri encontró
un millar de axones y unas 80 dendritas, cada una ramificada en unas 600 conexiones con otras
neuronas dentro del cilindro. «Es una señal de alerta. Ahora sabemos que los cerebros son mucho
más complicados de lo que creemos», advierte Lichtman.

Cada tipo de neurona emplea un conjunto específico de genes para construir la maquinaria
molecular que necesita para realizar su función

Complicados, pero no desordenados. Lichtman y Kasthuri descubrieron que cada neurona


establece casi todas sus conexiones con una sola neurona, y evita escrupulosamente conectarse
con casi todas las otras células apiñadas a su alrededor. «Parece importarles mucho con quién se
relacionan», afirma Lichtman.
El neurocientífico no puede saber todavía si esa minuciosa disposición es una regla general o una
característica propia de la diminuta región de cerebro de ratón analizada. Incluso con mejor
tecnología, su equipo necesitará dos años más para completar el estudio de los 70 millones de
neuronas del cerebro de un ratón. Le pregunto por la exploración de un cerebro humano
completo, que contiene mil veces más neuronas que el de un ratón.
«Ni siquiera me lo planteo –dice, con una carcajada–. Es demasiado abrumador.»

El retrato tridimensional del cerebro que prepara Lichtman será muy revelador, pero aun así no
será más que una simple escultura exquisitamente detallada. Las neuronas representadas son
modelos huecos, mientras que las neuronas auténticas están llenas a rebosar de ADN vivo,
proteínas y otras moléculas. Cada tipo de neurona emplea un conjunto específico de genes para
construir la maquinaria molecular que necesita para realizar su función. Por ejemplo, las neuronas
sensibles a la luz que tenemos en los ojos producen proteínas capaces de captar los fotones, y las
situadas en una región llamada sustancia negra producen dopamina, un neurotransmisor crucial
para el mecanismo de la recompensa. La geografía de las proteínas y otras sustancias químicas es
esencial para comprender el funcionamiento del cerebro y las razones por las que a veces no
funciona bien. En la enfermedad de Parkinson, las neuronas de la sustancia negra producen menos
dopamina de lo normal. En la enfermedad de Alzheimer hay marañas de proteínas dispersas por
todo el cerebro, aunque no se conoce con certeza la relación entre esas marañas y la devastadora
demencia que caracteriza la enfermedad.
El Instituto Allen para la Ciencia del Cerebro, situado en Seattle, ha producido un mapa de la
maquinaria molecular del cerebro denominado Atlas Allen del Cerebro. Allí los científicos trabajan
con cerebros de personas recién fallecidas, donados por sus familiares. En primer lugar, los
escanean con aparatos de resonancia magnética de alta resolución y después, utilizando sus
imágenes tridimensionales como referencia, los cortan en secciones de grosor microscópico, que a
continuación montan sobre un portaobjetos. Finalmente impregnan las secciones con diferentes
sustancias químicas que revelan la presencia de genes activos situados en las neuronas.

Hasta el momento los investigadores han estudiado seis cerebros humanos y han cartografiado la
actividad de 20.000 genes codificadores de proteínas en 700 localizaciones de cada cerebro. Se
trata de una cantidad impresionante de datos, que los científicos solo han empezado a interpretar.
Se calcula que el 84% del total de los genes presentes en nuestro ADN se activan en algún lugar del
cerebro adulto. (Un órgano más sencillo como puede ser el corazón o el páncreas requiere una
cantidad muy inferior de genes para funcionar.) En cada una de las 700 localizaciones estudiadas,
las neuronas activan un grupo diferente de genes. En un estudio preliminar de dos regiones del
cerebro, los científicos compararon un millar de genes de los que ya se conocía su importancia
para la función neuronal. De una persona a otra, las áreas del cerebro donde los diferentes grupos
de genes estaban activos eran prácticamente las mismas. Se diría que el cerebro tiene un paisaje
genético enormemente definido y preciso, en el que ciertas combinaciones de genes
desempeñan determinadas tareas en diferentes localizaciones.
Cabe la posibilidad de que el secreto de muchas enfermedades neurológicas se esconda en ese
paisaje, por la activación o la desactivación anómala de determinados genes.
Toda la información del Atlas Allen del Cerebro está disponible en Internet, donde otros científicos
pueden analizar los datos utilizando programas hechos a medida. Y ya están haciendo
descubrimientos. Un equipo brasileño, por ejemplo, ha usado los datos para estudiar un trastorno
devastador llamado enfermedad de Fahr, que se caracteriza por formar calcificaciones en el
interior del cerebro y que produce demencia. Ya se había observado una relación entre algunos
casos de esta afección y una mutación del gen SLC20A2. En el atlas del cerebro humano los
científicos comprobaron que este gen está activado sobre todo en las regiones afectadas por la
enfermedad.

De todas las formas novedosas de visualizar el cerebro, quizá la más notable sea la inventada por
el equipo de Karl Deisseroth, neurocientífico y psiquiatra de la Universidad Stanford. Para ver el
cerebro, primero lo hacen desaparecer.
Cuando visité el laboratorio de Deisseroth, Jenelle Wallace, una estudiante, me llevó hasta una
repisa donde había media docena de frascos. Levantó uno de ellos y me indicó en el fondo un
cerebro de ratón, del tamaño de una uva. En realidad no vi el cerebro, sino a través de él, ya que
era transparente como una canica de vidrio.

No hace falta decir que todo cerebro normal, humano o de ratón, es opaco, porque sus células
están envueltas en grasa y otros compuestos que impiden el paso de la luz. Por esa razón Ramón y
Cajal tuvo que teñir las neuronas para verlas, y el grupo de Lichtman y los científicos del Instituto
Allen tienen que cortar los cerebros en secciones finísimas para acceder a su interior. La ventaja
de un cerebro transparente es que permite observar sus mecanismos con el órgano todavía
intacto. En colaboración con el investigador posdoctoral Kwanghun Chung, Deisseroth ha
desarrollado una receta para reemplazar los compuestos opacos del cerebro por moléculas
transparentes. Tras volver transparente un cerebro de ratón con su método, pueden inyectarle
marcadores químicos fluorescentes que se fijan solo a determinadas proteínas o siguen una ruta
específica que conecta diferentes neuronas en regiones distantes del cerebro. Los científicos
pueden luego lavar esos marcadores y añadir otros para revelar la localización y la estructura de
un tipo diferente de neurona, desenmarañando de ese modo los circuitos neuronales, uno a uno.
«No es necesario desmontarlo para ver el cableado», afirma Deisseroth.
No es fácil que los neurocientíficos se asombren por algo, pero el método de Deisseroth,
denominado CLARITY, los ha dejado boquiabiertos. «Es bastante impresionante», comenta
Christof Koch, director científico del Instituto Allen. Para Wedeen, la investigación de Deisseroth es
«espectacular, diferente de todo lo que se ha hecho en este campo».

Todo cerebro normal, humano o de ratón, es opaco, porque sus células están envueltas en grasa
y otros compuestos que impiden el paso de la luz

Debido a nuestro pasado evolutivo común, esclarecer el funcionamiento del cerebro de un ratón
puede ofrecer mucha información acerca del funcionamiento del cerebro humano. Pero el
objetivo final de Deisseroth es lograr la misma transformación con un cerebro humano, es decir,
volverlo transparente, una tarea mucho más complicada, entre otras cosas porque es 3.000 veces
más grande que el de ratón.
Una imagen CLARITY que mostrara la localización de un solo tipo de proteína en un único cerebro
humano produciría una cantidad colosal de información: unos dos petabytes, el equivalente a
varios cientos de miles de películas en alta definición. Deisseroth espera que CLARITY pueda algún
día revelar las características ocultas de trastornos como el autismo o la depresión. Pero sabe que
falta mucho para eso.

«Es tanto lo que todavía queda por hacer antes de desarrollar tratamientos, que normalmente le
digo a la gente que ni siquiera lo piense todavía –comenta–. Por ahora, no es más que un viaje de
descubrimiento.»

Por muy revelador que pueda ser un cerebro transparente, siempre será un órgano muerto. Los
científicos necesitan otros instrumentos para explorar cerebros vivos. Utilizando una
programación diferente, las técnicas que Wedeen emplea para estudiar la sustancia blanca
pueden registrar el cerebro en acción. La resonancia magnética funcional (RMf) permite observar
las regiones del cerebro que participan en una tarea mental determinada. A lo largo de las dos
últimas décadas, la RMf ha revelado redes implicadas en todo tipo de procesos mentales, desde
el reconocimiento de caras hasta el acto de beber un café o la rememoración de un suceso
traumático.
Es fácil dejarse deslumbrar por las imágenes de RMf, pero es importante recordar que en realidad
se trata de representaciones bastante burdas. Los aparatos más potentes solo pueden registrar la
actividad en una escala de un milímetro cúbico, un volumen de tejido equivalente al de una
semilla de sésamo. En ese espacio, son cientos de miles las neuronas que se están activando e
intercambiando señales de manera sincronizada. El modo en que esas señales dan origen a los
patrones más amplios observados a través de la RMf continúa siendo un misterio.

«Hay muchas dudas sobre la corteza, incluso algunas ridículamente simples, que no podemos
despejar», confiesa Clay Reid. En 2012 Reid se trasladó a Seattle para unirse al Instituto Allen con
la esperanza de despejar algunas de esas dudas mediante una serie de experimentos que él y sus
colegas llaman MindScope. Su objetivo es entender los mecanismos por los que un grupo de
neuronas lleva a cabo una tarea compleja.

La función que el equipo de Reid ha decidido descifrar es la vista, un sentido que los científicos
llevan decenios estudiando pero que solo han podido descifrar fragmentariamente. Un ejemplo de
un antiguo experimento era colocar un electrodo en la región del cerebro de un ratón relacionada
con la percepción visual y observar las neuronas que se activaban cuando el animal veía una
imagen en particular.
Ese enfoque ha permitido a los científicos cartografiar las regiones de la corteza visual
especializadas en diferentes tareas, como detectar los bordes de un objeto o percibir la
luminosidad. Pero nunca han conseguido ver todas esas regiones trabajando a la vez, y descubrir
así cómo hace el millón de neuronas de un ratón presentes en las regiones del cerebro
relacionadas con la visión para organizar instantáneamente la información en la imagen de un
gato.

Reid y sus colaboradores están tratando de resolver ese problema mediante la manipulación
genética de ratones, para que sus neuronas relacionadas con la visión liberen destellos de luz
cuando se activan. Los destellos registran la actividad neuronal cuando el ratón ve un objeto
determinado, ya sea un gato o un apetitoso trozo de queso. A partir de ahí, los científicos pueden
compilar los datos y crear con ellos enormes modelos matemáticos de la visión. Si los modelos
son exactos, los investigadores serán literalmente capaces de leer la mente de un ratón.
«Nuestro objetivo es reconstruir lo que ve el ratón –afirma Reid–. Y creo que podemos
conseguirlo».

La investigación de Reid sobre la visión de los ratones es un paso más hacia el objetivo último de la
neurociencia: obtener un panorama completo del funcionamiento del complicadísimo sentido de
la visión, lo que los científicos con los que hablé llaman «una teoría del cerebro». Falta mucho para
alcanzar una meta tan ambiciosa, y los pasos que se han dado prácticamente no han cambiado
aún los tratamientos que los médicos ofrecen a los pacientes. Pero hay una línea de investigación
(las interfaces cerebro-máquina) donde el estudio del cerebro ya ha empezado a cambiar la vida
de muchas personas.

A los 43 años, Cathy Hutchinson sufrió un accidente cerebrovascular que la paralizó y la dejó sin
habla. Desde su cama del Hospital General de Massachusetts, se fue dando cuenta poco a poco de
que sus médicos no sabían si estaba consciente o en estado de muerte cerebral. Cuando su
hermana le preguntó si la oía y le entendía, ella logró responder moviendo los ojos.

«Fue un gran alivio –me cuenta Cathy 17 años después–, porque todos hablaban de mí como si
estuviera a punto de morir».

Un gélido día de invierno me recibe en su casa del este de Massachusetts, sentada en su silla de
ruedas. Su cuerpo sigue paralizado casi por completo y no ha recuperado el habla, pero se
comunica mirando las letras que hay en la pantalla de un ordenador acoplado a su silla de ruedas:
una cámara sigue el movimiento de un diminuto disco de metal instalado en el centro de sus gafas
e interpreta qué letras está mirando, lo que permite deletrear palabras.

Hay una parte del cerebro denominada corteza motora donde generamos las órdenes para mover
los músculos. Desde hace más de un siglo sabemos que cada parte de la corteza corresponde a un
área determinada del cuerpo. Cuando una persona se queda paralítica, como Cathy, es frecuente
que su corteza motora esté intacta, pero haya perdido la posibilidad de comunicarse con el resto
del cuerpo, porque las conexiones se han destruido. John Donoghue, neurocientífico de la
Universidad Brown, quería encontrar la manera de ayudar a gente con parálisis utilizando las
señales de su propia corteza motora. Tenía la esperanza de que algún día pudieran pulsar las
teclas de un ordenador o accionar una máquina solo con el pensamiento. Dedicó años al
desarrollo de un implante y lo probó en monos. Después pudieron empezar a probarlo en seres
humanos.

Con el tiempo, los implantes cerebrales serán tan corrientes como los marcapasos

Uno de ellos fue Cathy Hutchinson. En 2005, cirujanos del Hospital de Rhode Island le practicaron
un orificio de más de 2,50 centímetros en el cráneo y le implantaron el sensor del dispositivo de
Donoghue. El sensor, más o menos de medio centímetro de diámetro, contenía un centenar de
agujas diminutas, que, al presionar la corteza motora de la paciente, registraban las señales de las
neuronas cercanas. Un juego de cables conectado al dispositivo pasaba por el orificio del
cráneo y llegaba hasta un conector de metal situado sobre el cuero cabelludo.

Cuando la herida quirúrgica hubo cicatrizado, los investigadores de la Universidad Brown


conectaron un cable al implante de Cathy que transmitía las señales de su cerebro a una serie de
ordenadores montados en un carrito que llevaron a su habitación. Como primer paso, los
científicos enseñaron a los ordenadores a reconocer las señales de la corteza motora de la
paciente y a utilizarlas para mover un puntero por una pantalla. Cathy lo logró en el primer
intento, porque los ordenadores ya sabían traducir en movimientos los patrones de actividad
cerebral. Dos años después conectaron un brazo robótico a los ordenadores y perfeccionaron el
programa que interpretaba las señales cerebrales para que ella pudiera mover el brazo hacia
delante y hacia atrás, arriba y abajo, además de abrir los dedos robóticos y cerrarlos.

Después de unas pocas sesiones, Cathy, el ordenador y el brazo robótico ya trabajaban en equipo.
«Me resultó muy natural», me comenta. Tan natural, que un día tendió el brazo robótico hacia
una taza de café con leche y canela, la cogió y se la llevó a los labios para beber.
«La sonrisa de Cathy cuando dejó la taza en la mesa… es impagable», dice Donoghue.

Hoy Donoghue y otros científicos siguen trabajando a partir de ese éxito con la intención de crear
interfaces cerebro-máquina potentes, seguras y fáciles de usar. En la Universidad Duke, Miguel
Nicolelis experimenta con exoesqueletos que se acoplan al cuerpo para que las señales del
cerebro controlen sus extremidades. Ya ha conseguido que unos monos controlen exoesqueletos
de cuerpo entero. Si todo sale bien, un parapléjico equipado con una versión más sencilla del
dispositivo hará el saque inicial en el partido inaugural del Mundial de Fútbol de 2014 en Brasil,
país natal de Nicolelis.

«Con el tiempo, los implantes cerebrales serán tan corrientes como los marcapasos –afirma el
investigador–. No tengo la menor duda.»
Cuando se trata del cerebro, predecir el futuro es muy complicado. Algunos avances del pasado
inspiraron expectativas que en muchos casos no han llegado a realizarse. «No podemos distinguir
un cerebro esquizofrénico de uno autista o uno normal», reconoce Christof Koch. Pero, en su
opinión, la investigación actual está llevando a la neurociencia hacia una fase totalmente nueva.
«Creo que ya podemos empezar a unir las piezas del rompecabezas.»

3 cosas sobre el cerebro humano que apenas estamos


descubriendo
Escrito por Gabriela González, 8 de enero de 2015 a las 17:30

CONOCIMIENTO

Durante el último año, han habido varios descubrimientos del cerebro humano
que han respondido muchas dudas. Aquí están tres de los más interesantes.
Gabriela González

ETIQUETAS:
CEREBRO, HUMANOS
Vivimos en un mundo donde se ya usan células madre para regenerar el tejido del
corazón, donde se están usando impresoras 3D para modelar órganos vitales y
donde se usan micro sensores adhesivos para tomar mediciones biométricas del
cuerpo. A pesar de todos estos maravillosos avances, aún desconocemos
muchas cosas sobre el cuerpo humano, especialmente del cerebro, que siguen
siendo un gran enigma incluso para científicos que han dedicado toda su
vida a estudiarlo.
Afortunadamente, poco a poco, se han descubierto algunas cosas interesantes
sobre el cerebro humano, especialmente gracias a los avances tecnológicos de la
actualidad. Les contamos algunos de los hallazgos más recientes e interesantes.

La forma en la que el cerebro humano clasifica la


información
Ya sabemos desde hace bastante tiempo que el conocimiento se almacena en el
cerebro. Sin embargo, no se sabe realmente cómo sucede esto, y cómo se guardan
los datos exactamente. Hace algún tiempo se descubrió que cuando se expone a
un humano a ciertos estímulos, hay partes específicas del cerebro que se activan,
pero realmente se desconocía cómo la información era clasificada por el órgano.
Estudiando pacientes que sufrían encefalitis herpética, una enfermedad cuyos
síntomas incluyen la perdida ligera de memoria en ciertas categorías, se logró
descubrir como almacena el cerebro la información. A una pacienteque ya no
podía recordar los nombres de ciertos animales, se le mostraron 48 fotografías de
todo tipo de criaturas, ella solo reconoció dos. Lo raro es que sí podía reconocer
objetos, algo que tenía en común con otros pacientes que sufrían de la misma
enfermedad, que olvidaron los nombres de otros seres vivos (vegetales, plantas,
insectos), pero todavía podían identificar coches y otros objetos. Básicamente,
estos pacientes habían perdido la memoria casi completamente en una sola
categoría. Gracias a al estudio hecho a estos pacientes, podemos entender un
poco mejor cómo el cerebro clasifica la información. Se podría decir que el
cerebro clasifica todo en ficheros, donde cada grupo de información similar
tiene su categoría, como comidas, sitios, animales y hasta personas familiares.

Imagen de: biologycorner

¿Por qué los cerebros tienen arrugas?


Los cerebros humanos tienen una estructura arrugada que se sirve para tener una
área de superficie que sea suficiente para procesar la energía que necesitamos
para estar todo el día haciendo cosas. Cuando se les compara con animales
pequeños, como ratones, sus cerebros tienen una superficie suave y lisa porque
ellos no hablan ni juegan videojuegos. Esas arrugas formas las circunvoluciones
del cerebro, y algunas están bien identificadas hace mucho tiempo, y se sabe que
llevan a cabo funciones específicas. A pesar de saber esto, por mucho tiempo se
desconocía cómo se formaban, cómo se decide cuántas habrán y por qué toman
una forma única diferente en cada humano.

Las crestas y las arrugas del cerebro se forman usando varios parámetros. El
crecimiento y el espesor de la materia gris del mismo también determinará cómo
se forma un cerebro. En los humanos, el cerebro tiene materia gris y materia
blanca, y algunos investigadores han estado haciendo experimentos para crear
una formula en la que se pueda duplicar la apariencia de las arrugas del
cerebro, de manera que se pueda usar para ayudar a personas en las que el
cerebro se forma anormalmente.
Hasta ahora se ha descubierto que tanto la materia gris como la blanca tienen una
rigidez similar, pero crecen a una velocidad distinta. Si se toma en cuenta el
tamaño del cerebro también pueden saber cómo se verá, y mientras más grande
sea, será mayor la diferencia proporcional entre las tasas de crecimiento de las
materias. Cuando la materia gris crece, el cerebro se ve refrenado por la materia
blanca, lo que hace que se pandee, formando las arrugas que logran tener más
área de superficie.
Imagen de: Aidan O’Sullivan

La conciencia tiene un interruptor


La ciencia y la religión han debatido por cientos de años de dónde viene la
conciencia de los humanos. Finalmente parece que en la Universidad George
Washington han conseguido una respuesta a esto, y se trata de un interruptor
llamado Claustro.

Los investigadores estaban haciendo experimentos usando una paciente que sufre
de epilepsia y usaron electrodos en sitios profundos del cerebro para estimularlo,
de manera que pudiesen averiguar qué partes estaban funcionan mal y causaban
los ataques. Cuando llegaron al claustro del cerebro y lo estimularon con cargas
eléctricas (algo que no se había hecho antes), hizo que su conciencia se prendiera
y apagara. La mujer dejó de responder a estímulos del exterior y en el momento
que se dejó de estimular el claustro, ella volvió en sí sin siquiera recordar que la
había perdido.
Aunque todavía no se puede concluir nada con seguridad acerca del claustro
después de esta experiencia, los investigadores pensaron que quizás esta área del
cerebro humano sea lo que funciona para unir toda la información del cerebro.

Las consecuencias de esta investigación podrían ser muy interesantes porque se


podría definir qué es la conciencia de los humanos, lo que también nos pondría
un paso más adelante para recrear cerebros artificiales. También podríamos
averiguar la verdad sobre algunos temas controversiales como en qué
momento los fetos desarrollan la conciencia, o si los animales tienen conciencia o
no.
Imagen de portada: Saad Faruque

Debe darse en términos de género próximo y diferencia especifica. Esto se refiere a la definición esencial. Ya
que la definición debe darnos los constitutivos esenciales de una cosa, ellos son el género próximo y la
diferencia especifica.
REGLAS DE LA DIVISION
Así como la definición sigue ciertas reglas para que sea correcta, la división también está sujeta a
determinadas reglas:
A) Cada uno de los miembros o partes de la división debe ser menor que el todo dividido.
B) La división debe ser adecuada y completa.
C) La división debe ser inmediata y graduada.
D) Las partes deben diferenciarse mutuamente.

Psiconeurología
Se define como neuropsicología a la disciplina clínica que permite conjugar a la neurología con la psicología.
Dentro de las neurociencias, la neuropsicología es la encargada de estudiar las relaciones entre el cerebro y
la conducta, no sólo en personas con algún tipo de disfuncionalidad neuronal sino en individuos cuyo
organismo funciona normalmente. En lo que respecta a individuos con algún problema, esta rama se encarga
de evaluar, brindar tratamiento y rehabilitar a dichos individuos. Entre otras cuestiones se encarga de:
*Estudiar las funciones de la corteza asociativa (funciones superiores del cerebro);
*Estudiar las consecuencias surgidas de daños en la estructura del cerebro y que se manifiestan en la
conducta;
La neuropsicología tiene como objeto de estudio a las lesiones, los daños o el funcionamiento incorrecto de
las estructuras localizadas en el sistema nervioso central que llevan a experimentar dificultades en
los procesos de carácter cognitivo, psicológico, emocional y en el comportamiento individual.
Estas consecuencias pueden surgir por traumatismos craneoencefálicos, accidentes cerebro-vasculares,
tumores en el cerebro, enfermedades neurodegenerativas (como ocurre con el mal de Alzheimer o la
esclerosis múltiple) o enfermedades del desarrollo (dentro de las cuales aparecen la epilepsia y la parálisis
cerebral).
Se considera que es una ciencia multidisplinar que hace uso del método científico para explorar las relaciones
entre el cerebro y la conducta (en base al método hipotético deductivo o a través del método analítico-
inductivo). También se basa en los modelos humanos, ya que reconoce la especificidad de cada especie.
Al igual que la neurolingüística, la neuropsicología encuentra sus orígenes en el estudio de la afasia. En la
actualidad, esta disciplina emplea técnicas experimentales, valora la observación clínica y se apoya en los
exámenes que ofrecen imágenes del área cerebral (TAC, RMN, PET, IRMf y otros). También apela a
las ciencias cognoscitivas con el propósito de desarrollar esquemas de funcionamiento y rehabilitación de las
funciones que se han dañado o perdido.

En la actualidad
Se puede afirmar que la neuropsicología está de plena actualidad dentro del ámbito de la psicología,
la medicina y las neurociencias, ya que ha experimentado un fructífero desarrollo, especialmente en las dos
últimas décadas. La popularidad que ha adquirido la neuropsicología se debe a diversas razones.
En primer término, se puede afirmar que el cerebro está de moda, gracias al amplio desarrollo experimentado
por las neurociencias y por la propia neuropsicología. La celebración mundial de la Década del Cerebro ha
contribuido a divulgar en la comunidad internacional la importancia que tiene el cerebro como centro regulador
de los procesos mentales. n segundo lugar, estamos asistiendo a un progresivo incremento en el número de
accidentes de tráfico, así como a una popularización en el uso de sustancias adictivas, lo que constituye un
aumento del riesgo de daño cerebral adquirido (DCA). La creciente generalización del uso de vehículos
a motor es un factor determinante, ya que su mayor utilización conlleva un incremento en la siniestralidad, con
riesgo de presentar daño cerebral y secuelas cognitivas y emocionales.
En tercer término, el aumento en la longevidad de la población está generando un incremento en el número de
personas con deterioro cognitivo y demencias seniles, lo que exige rehabilitación neuropsicológica. Cada vez
es mayor el número de personas que sobreviven después de haber presentado patologías neurológicas,
gracias a la mejora de la calidad asistencial. Como contrapartida, también se produce un aumento creciente
en el número de sujetos con secuelas incapacitantes en el plano físico, sensorio motriz, cognitivo y emocional.
Por último, el amplio desarrollo experimentado por las modernas tecnologías está contribuyendo a la creciente
expansión de la neuropsicología, que cada vez muestra un territorio más amplio y abierto. El espectacular
avance de las técnicas de neuroimagen estructural y funcional, así como el de otras disciplinas como
la biología molecular y otras cibertecnologías aplicadas al estudio de las relaciones conducta-cerebro, sitúan
actualmente a la neuropsicología como un referente imprescindible dentro del ámbito de las neurociencias
(Kandel, Schwartz & Jessell, 1997).

Lógica del cerebro


En el cerebro humano, el hemisferio izquierdo se ocupa de la aritmética, la lógica y el habla, atiende a las
entidades discretas. El cerebro analógico es el derecho, se conecta con entidades de variación continua,
como la imagen, donde interviene la semejanza con la cosa. El hemisferio izquierdo es digital, su código es la
palabra, y la palabra no se parece a la cosa, la relación es arbitraria.
La lógica :es una ciencia formal, es decir, que como cualquiera de las ciencias formales crea su propio objeto
de estudio y el razonamiento y la creación de ideas por parte de la mente son
su metodología de trabajo y conocimiento, pero además, la lógica, es una de las ramas más importantes y
populares dentro de la Filosofía, siendo su objeto de estudio los principios de la demostración y la inferencia
válida, que son los métodos que en definitiva permitirán distinguir el razonamiento correcto del incorrecto.

Anexos
Conclusión
En la ciencia de la psicología no hay unanimidad de enfoques, métodos y objetos de estudio. Para unos lo
importante es la psicofisiológica y el desarrollo de lo que hoy en día se llaman neurociencias, para otros lo
importante es estudiar la conducta observable sin considerar variables internas o subjetivas, para
el psicoanálisis no hay otra verdad profunda que la determinación del inconsciente, finalmente para el
conjunto de científicos cognitivistas lo que interesa es nuestra forma de aprender, pensar y tomar decisiones.
La psicología es una de las ciencias más importantes en la vida diaria del hombre ya que trabaja con el
comportamiento del mismo. En este caso unas de las más importantes ramas de la psicología la cognitiva ya
que estudia el conocimiento, es importante también conocer los campos. El Pensamiento siendo un punto de
importancia ya que en la mente va con la psicología y la lógica como lo trabaja el hemisferio izquierdo, la
neuropsicología siendo importante dentro de la psicología también y los grandes avances que ha tenido en el
mundo.

Referencias
 http://definicion.de/cognitivo/
 http://www.monografias.com/trabajos15/psicologia-cognitiva/psicologia-cognitiva.shtml
 http://www.rena.edu.ve/cuartaEtapa/psicologia/Tema3.html
 http://personales.ya.com/fvillar/principal/pdf/proyecto/cap_06_proc_info.pf
 http://definicion.de/inteligencia/
 http://definicion.de/neuropsicologia/
 http://www.monografias.com/trabajos89/el-pensamiento/el-pensamiento.shtml
 http://www.ilvem.com.ar/shop/otraspaginas.asp?pagina=263&t=hemisferio%20izquierdo.htm

Cuestionario
1) ¿Que es cerebro triuno?
Según los expertos la inteligencia total es paradigma que ha revolucionado los modelos gerencial; pienso que
la búsqueda de calidad `mental debe revolucionar los modelos educativos. Un investigador como sperry, mac
lean, descubrió que la inteligencia caracteriza o es asociada con las capas de la cebolla , producto de
la evolución biológica actualmente en el círculos especializados se habla de cerebro triuno que lo que significa
un cerebro con tres capas, sub -cerebros o sistema.
2) ¿Que es calidad mental?
Según Un investigador como sperry, mac lean, descubrió que la inteligencia caracteriza o es asociada con las
capas de la cebolla , producto de la evolución biológica actualmente en el círculos especializados se habla de
cerebro triuno que lo que significa un cerebro con tres capas, sub -cerebros o sistema.
3) ¿Que es el sistema reptil?
El llamado sub- cerebro es antiguo mecanismo neuronal que ejecuta los programas básicos de la vida .Es el
sustrato donde se ubican los cambios psicológicos necesarios para asegurar la supervivencia .La conducta
del sistema (reptil), son difíciles de modificar. Pre programado, inconsciente y automático. El individuo nace
con ellas, solo una capacidad de razonamiento bien desarrollado.
4) ¿Qué es el sistema límbico?
Según los expertos esta radiado del sistema (reptil) se encuentra en el sistema límbico. Este sistema ejecuta
programas relacionados con emociones, que son la defensa, el miedo el afecto, la motivación; este involucra
mucho el aspecto social y cultural en el desarrollo del infante. Según Joseph leduoux, descubre que es
esencial para todo ser humano el afecto familiar como social ya que son una de las bases del desarrollo de
cualquier ser humano.
5) ¿Qué es el sistema neo corteza o cerebro humano?
Desde el punto de vista evolutivo, es el sistema más nuevo y se subdividen dos hemisferios: el derecho y el
izquierdo, se encuentran por encima alrededor del sistema límbico. Procesa información y genera
conocimientos. Imagina anticipa el devenir .El sistema neo corteza es el área del cerebro que la mayoría de
los profesores haber enriquecido cuando finalizan sus programas de entrenamiento , pero lo que
generalmente encuentran son estudiantes que tienen reacciones automáticas , reptiles, que relacionan
con problemas de socialización , poder y supervivencia .
6) ¿Cuál es la definición del hemisferio izquierdo y el hemisferio derecho?
La subdivisión e la neo corteza en dos hemisferios ha despertado tanto interés como los estudios acerca del
(cerebro triuno), en esta linia han sido de gran significación los expertos de han mostrado que en los humanos
existen una hiperespecializacion hemisférica.
El hemisferio izquierdo , el cual rige el lado derecho del cuerpo es el asentamiento de facultades como el
lenguaje el razonamiento lógico, las matemáticas mientras que el hemisferio derecho rige al hemisferio
izquierdo del cuerpo y controla facultades referidas o intuición, las relaciones especiales , el reconocimiento
de patrones y de imágenes como otras muchas más.
7) ¿Cuál es el proceso del desarrollo de optimización del desarrollo humano?
Mucho se ha hablado sobre la practica educativa que desconoce el papel esencial de la actividad del individuo
que aprende el sola trasmisión de información , y rol del docente como entre que detecte la verdad .El otorga
exagerada importancia a la información en solo un grupo de creencias que en un tiempo se elige como
importantes , nos conduce a peligrosas contradicciones tales como considerar las asignaturas en el cual se
especializa como un fin en sí mismo y al docente como instrumento trasmisor de esa información con la
correspondiente confusión de valores básicos que cada estudiante pueda tener en su desarrollo de
optimización de procesos tanto cognitivos como intuitivo.
8) ¿Que es psicología cognoscitiva?
Según expertos al explorar el funcionamiento de caja negra llamada mente humana y su relación con
la naturaleza del aprendizaje es interpretado en términos de modificación y adquisición de estructuras de
conocimientos .
cobran especial importancia los procesos cognoscitivos ( intracerebrales), que operan con los estímulos
externos ( extra cerebrales ) la conducta es vista, entonces como manifestación de cambios que se operan
internamente en el individuo (organismo), El aprendizaje es interpretado como un proceso activo .El individuo
asimila acomoda progresivamente piezas de información convirtiéndose en constructor de su propio
conocimiento.
9) Cuadro de los Hemisferios izquierdo y derecho
Hemisferio izquierdo Hemisferio derecho
 Racional
 Intuitivo
 Lógico
 Analógico
 Secuencial
 Aglutinador
 Divisorio
 Simultaneo
 Analítico
 Sintético
 Simétrico
 Asimétrico
 Descriptivo
 Kinestésico
 Consiente
 Creativo
 Científico
 Alucinatorio
 Lingüístico
 Espacial
 Reproductivo
 Metafórico
 Realista
 Mágico
 Temporal
 Sociable
 Concreto
 Vulnerable
 Practico
MAPA
CONCEPTUAL
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Autor:

Leer más: http://www.monografias.com/trabajos99/enfoque-cognositivo/enfoque-


cognositivo2.shtml#ixzz57hmRRNEi

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