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5.6.

3 PROBLEMAS DE LOS PIES

De acuerdo con el Centro Nacional de Estadísticas Sanitarias de EEUU (NCHS),


las afecciones de los miembros inferiores son una de las principales causas de la
limitación de la actividad de las personas mayores. Por si los problemas en los pies
no fueran suficiente molestia, pueden también llevar a dolores en la rodilla, cadera
y espalda que limitan igualmente la movilidad. El NCHS informa de que un cuarto
de los pacientes en residencias de ancianos no puede caminar y otra sexta parte
sólo puede hacerlo con ayuda.

Por razones difíciles de comprender, mucha gente, incluyendo muchas personas


mayores, creen que es normal que duelan los pies, y sencillamente se resignan a
soportar problemas de los pies que podrían recibir tratamiento.

Hay más de 300 enfermedades de los pies. Algunas pueden deberse a la herencia,
pero en las personas mayores, la mayor parte de esas dolencias vienen de la
acumulación de años de negligencia o abuso. Sin embargo, incluso entre la gente
en edad de retiro, muchos problemas de los pies pueden tratarse con éxito, y el
dolor puede aliviarse.

Sea por negligencia o abuso, el desgaste normal de los años causa cambios en los
pies.

Los pies desempeñan un papel fundamental en relación con la marcha y el


mantenimiento del equilibrio. Sin embargo, a pesar de su importancia, su higiene y
cuidado a menudo quedan relegados a un segundo plano.

 Anatomía del pie

Función

 Soporta el peso del organismo.


 Marcha.
 Mantenimiento del equilibrio.
Anatómicamente la estructura se caracteriza por:

 Fortaleza.
 Complejidad.
 Resistencia.

Estructura ósea está por:

 26 huesos.
 33 articulaciones.
 107 ligamentos.
 19 músculos.

Constituyen una bóveda plantar que permite repartir el peso corporal en las
dos zonas de apoyo:

 Metatarso y los dedos.


 Tarso posterior.

Estática del Píe

CUPULA PLANTAR

 Protege la musculatura intrínseca del pie, las arterias, los nervios y las venas.
 El pie reposa sobre dos grandes zonas:
 Una zona anterior o triángulo de propulsión (Rabischong)
 El talón posterior que corresponde a las tuberosidades plantares del
calcáneo.
 La estabilidad de la bóveda plantar está asegurada por potentes elementos:
imbricado óseo y refuerzo ligamentoso.

Arcos Plantares:

1. Arco longitudinal interno

2. Arco longitudinal externo

3. Arco anterior
Huella plantar:

1. Inicio de apoyo del talón.

2. Apoyo completo del talón.

3. Inicio del apoyo del talón anterior.

4. La huella anterior así formada ocupa todo el antepié. La huella posterior es


ovalada. Se unen por el borde externo.

5. La banda externa se dibuja totalmente.

El pie se puede subdividir en tres partes: retropié, parte media y antepié.

 El retropié está compuesto por el astrágalo y el calcáneo o talón. Los dos


huesos largos que componen la pierna, la tibia y el peroné, se conectan con la
parte superior del astrágalo para formar el tobillo. Tiene función estabilizadora.
 La parte media del pie está formada por cinco huesos irregulares: cuboides,
navicular, y tres huesos cuneiformes, los cuales constituyen los arcos del pie,
que sirve como un amortiguador. La parte media del pie está conectada con el
antepié y el retropié mediante músculos y la fascia plantar. Esta parte tiene una
función rítmica ya que los huesos que la forman actúan de forma sincrónica.

 El antepié se compone de los cinco metatarsianos que forman el metatarso y


las falanges del pie. Al igual que los dedos de la mano, el dedo gordo tiene dos
falanges (proximal y distal), mientras que el resto de los dedos tienen tres
falanges. Las articulaciones entre las falanges se llaman interfalángicas y las
que existen entre el metatarso y las falanges se denominan metatarsofalángicas.
Su función es dinámica.

La porción ósea del pie puede dividirse en tres partes:

 Tarso, con siete huesos siendo, de atrás a delante el calcáneo, el astrágalo, el


escafoides, el cuboides y tres cuñas (primera o medial, segunda o intermedia y
tercera o lateral)
 Metatarso, con cinco huesos largos, que se disponen de dentro afuera con los
nombres de primero, segundo, tercero, cuarto y quinto.
 Falanges, con catorce huesos. Se conocen con los nombres de primera o
proximal, segunda o media y tercera o distal o ungueal.

La parte superior o dorsal del pie se llama empeine y la inferior planta. El pie se
mueve en relación a la pierna con el auxilio de músculos extensores y flexores. Los
primeros, que constituyen la pantorrilla, se insertan en la extremidad posterior del
calcáneo por medio del tendón de Aquiles. Los segundos están situados delante de
la pierna. Existen, además, músculos elevadores que hacen girar el pie hacia fuera
o hacia dentro.

El pie humano está formado por tres arcos que constituyen una bóveda, dos arcos
longitudinales y un arco transversal que están mantenidos por las formas
entrelazadas de los huesos del pie, los ligamentos y los músculos. La ligera
movilidad de los arcos cuando el peso se aplica y se retira del pie hace que el
caminar y el correr sean más económicos en términos de energía.

El arco interno es el más largo y alto mientras que el arco externo tiene una longitud
y altura menor a las del arco interno. Por último, el arco anterior cuyos puntos de
apoyo son la cabeza del primer y quinto metatarsiano. La excesiva tensión en los
tendones y ligamentos de los pies puede dar lugar a arcos caídos o pies planos. El
arco externo se compone de posterior a anterior por: calcáneo, cuboides, quinto
metatarsiano y la falange del quinto dedo. El interno lo forman astrágalo, escafoides,
primera cuña, primer metatarsiano y falange del primer dedo.

Los huesos que constituyen el pie se disponen en tres grupos principales:

1. Grupo proximal: formado por los huesos del tarso.

 Astrágalo. Es el único hueso del tarso que se articula con la pierna,


quedando sujeto por la mortaja tibioperonea y articulándose caudalmente
con el calcáneo y ventralmente con el escafoides. Consta de una cabeza
o porción anterior que se articulará con el escafoides, un cuello o
segmento intermedio y un cuerpo o porción posterior. El cuerpo es la
parte más voluminosa, su cara superior es articular formando la porción
media o principal de la tróclea o polea astragalina.

 Calcáneo. Tiene una forma irregularmente paralelepípeda representando


su mitad posterior el talón. En su cara superior distinguimos dos carillas
articulares para el astrágalo. Entre ambas carillas existe un surco
profundo denominado sulcus calcanei, que junto con sulcus tali forma un
conducto o cueva ósea: el seno del tarso (sinus tarsi). La cara inferior es
rugosa y presenta dos eminencias: las tuberosidades interna y externa
del calcáneo. La cara externa presenta un pequeño tubérculo
denominado tubérculo peroneo. En la cara interna podemos observar el
canal calcáneo interno debajo del sustentaculum tali. La cara anterior es
lisa y se articula con el cuboides. La cara posterior forma la parte
prominente del talón.

 Escafoides. Presenta una forma navicular. Su cara posterior o proximal


ofrece una excavación articular para el astrágalo. Su cara anterior o distal
presenta tres facetas triangulares para articularse con las cuñas. En la
parte interna del hueso se aprecia un saliente denominado tubérculo del
escafoides y en la parte externa una carilla plana para el cuboides.

 Cuñas o huesos cuneiformes. Son tres: primera o medial, segunda o


intermedia y tercera o lateral. Todas presentan una cara proximal
triangular articulada con el escafoides y una cara distal también triangular
articulada con los cuatro primeros metatarsianos.

 Cuboides. Tiene forma irregularmente cuboidea. Su cara proximal es lisa


y se articula con el calcáneo. Su cara distal presenta dos facetas
articulares para el cuarto y quinto metatarsiano. En la cara medial
presenta dos carillas, una anterior para la tercera cuña y otra posterior
para el escafoides. El resto de sus caras (dorsal, plantar y lateral) son
rugosas y no articulares. En la cara plantar destaca una cresta, la cresta
del cuboides, que divide en dos partes su cara plantar constituyendo la
parte anterior un canal denominado surco del peroneo lateral largo.

2. Grupo intermedio. Formado por los metatarsianos.

 Metatarsianos. Son pequeños huesos largos, que se disponen de dentro


afuera con los nombres de primero, segundo, tercero, cuarto y quinto. No se
encuentran en el mismo plano, sino que forman un arco transversal, más
elevado por dentro que por fuera. Cada uno de ellos consta de una base o
extremo proximal, un cuerpo o diáfisis y una cabeza o extremidad distal. El
quinto suele presentar un saliente posteroexterno a nivel de su base: La
apófisis estiloides del quinto metatarsiano. La diáfisis es prismática triangular
con base dorsal y arista plantar. El primer metatarsiano (el más grueso) se
articula con la primera cuña, el segundo encaja entre las tres cuñas, el tercero
sólo se articula con la tercera, el cuarto con la tercera y el cuboides y el quinto
sólo con el cuboides. Además, todos se articulan entre sí.

3. Grupo distal: formado por las falanges.

 Falanges. Se conocen con los nombres de primera o proximal, segunda o


medial y tercera o distal o unqueal. El dedo gordo o hallux sólo tiene dos
falanges: la proximal y la distal o unqueal. Son muy rudimentarias,
presentando una base o extremidad proximal, una diáfisis muy corta y una
cabeza o extremidad distal. Las superficies articulares de sus extremidades
son trocleas rudimentarias.
 Cambios en el Pie Geriátrico

Debido a cambios fisiológicos, que afectan la movilidad, resistencia y fuerza del


miembro inferior y al deterioro progresivo del sistema vascular y osteoarticular se
provocan alteraciones clínicamente evidentes en el pie del adulto mayor, lo que
sumado a la atrofia del tejido cutáneo provoca un aumento de la presión local
plantar.

Cambios en la Piel

 Piel seca, poco elástica, fría, abundantes hiperqueratosis.


 Ello condiciona una piel más frágil, favorece la formación de fisuras con
proliferación de hongos e infecciones bacterianas.

Cambios en las uñas:

 Las uñas se hacen gruesas y se vuelven frágiles.


 Estos cambios pueden ser acelerados por los traumatismos persistentes
como la abrasión de la parte anterior del calzado demasiado corto o apretado.

Cambios en el tejido osteomuscular:

 Función de la musculatura intrínseca del pie se reduce.


 Atrofia de las células fibroadiposas del talón.
 Bóvedas plantares se aplanan.
 Se producen frecuentes alteraciones del antepié (generalmente más ancho
por hallux valgus, dedos en garra, etc.)
Cambios sensitivos:

 Disminución de la agudeza sensitiva.


 La tolerancia a las presiones plantares es mayor en los ancianos que en los
adultos jóvenes.
 Mayor riesgo de no percibir presiones nocivas por calzado inadecuado u
objetos extraños, así como altas o bajas temperaturas.

Marcha del adulto mayor:

 Disminución de las fuerzas activas musculares responsables del movimiento.


Ligamentos y el complejo capsular se van volviendo más rígidos.

 Cartílago articular pierde sus propiedades mecánicas.

 Provoca disminución del rango de movimiento del pie y del tobillo.

 Disminución que depende del sexo, la edad y la actividad física.


AFECCIONES PODOLÓGICAS SECUNDARIAS A ENFERMEDADES
SISTÉMICAS

Las enfermedades sistémicas capaces de producir manifestaciones podológicas


constituyen un grupo sumamente amplio; de hecho, en numerosas ocasiones, tales
manifestaciones constituyen el primer síntoma de patología sistémica. A modo de
ejemplo pueden citarse las siguientes:

 Osteoarticulares: gota, artritis.

 Cardiovasculares: insuficiencia cardíaca.

 Endocrinometabólicas: diabetes, insuficiencia renal crónica.

Entre las manifestaciones podológicas de las patologías sistémicas destaca por sus
repercusiones sociosanitarias el pie diabético.

PIE DIABÉTICO:

Definición

Según la Sociedad Española de Angiología y Cirugía Vascular, el pie diabético se


define como una alteración clínica de base etiopatogénica neuropática e
inducida por la hiperglucemia mantenida, en la que con o sin coexistencia de
isquemia, y previo desencadenante traumático, se produce lesión y/o
ulceración del pie.

En definitiva, la neuropatía y la angiopatía, unidas al alto riesgo de infección y a las


presiones intrínseca y extrínseca debidas a las malformaciones óseas en los pies,
constituyen los desencadenantes finales del pie diabético.

La principal complicación del pie diabético es la aparición de gangrena, la cual


comporta un elevado riesgo de amputación. Antes del desarrollo de gangrena,
aparecen diferentes tipos de úlceras; estas úlceras son las que se toman como base
para clasificar las lesiones del pie diabético, y consecuentemente, la gravedad del
problema. Diferentes estudios indican que la prevalencia de úlceras varía en función
del sexo y de la edad. Se ha calculado que, como mínimo, un 15% de los diabéticos
padecerá algún tipo de ulceración en el pie a lo largo de su vida, estimándose
también que alrededor de un 85% de los diabéticos que sufren amputaciones han
padecido previamente una úlcera. En general, la infección del pie diabético es pobre
en síntomas, por lo que es conveniente interrogar al paciente acerca de los factores
de riesgo capaces de producirla. Ante un paciente con una úlcera neuropática
indolora que debuta con dolor, debe pensarse en la existencia de una infección
profunda.

Etiología

Los principales gérmenes implicados en estos cuadros infecciosos son


Staphilococcus aureus, Streptococcus pyogenes, Escherichia coli, Klebsiella,
Pseudomonas aeruginosa y Clostridium, fundamentalmente.

Factores de riesgo

 Enfermedad vascular periférica establecida.


 Neuropatía periférica.
 Deformidades en el pie.
 Presión plantar elevada.
 Callosidades.
 Historia de úlceras previas.
 Amputación previa.
 Tabaquismo.
 Edad avanzada o tiempo de evolución de enfermedad superior a 10 años.
 Movilidad articular disminuida.
 Mal control metabólico.
 Calzado no adecuado.
 Higiene deficiente de pies.
 Nivel socioeconómico bajo.
 Alcoholismo, aislamiento social

Cuadro clínico

 Úlceras.
 Pie artropático o artropatía de Charcot.
 Necrosis digital.
 Celulitis y linfangitis.
 Infección necrotizante de tejidos blandos.
 Osteomielitis

El pie artropático o artropatía de Charcot se produce como consecuencia directa


de microtraumatismos sobre la estructura ósea del pie ocasionando atrofia en la
zona. En la fase más precoz nos encontramos con eritema, aumento de la
temperatura cutánea y edema. Radiológicamente se observan deformidades en la
estructura ósea, como luxación tarsometatarsiana y subluxación plantar del tarso.
En la mayoría de las ocasiones pasa desapercibido, aunque otras veces una
fractura en el contexto de un pie artropático causa una severa reacción inflamatoria
local.
Celulitis y linfangitis: son consecuencia de la sobreinfección de una úlcera a nivel
local o que se propague por vía linfática. La linfangitis se caracteriza por el desarrollo
de líneas eritematosas que ascienden por el dorso del pie y la pierna. La linfangitis
y la celulitis se suelen producir por infecciones producidas por gram positivos,
llegando a causar fiebre y leucocitosis y en casos muy extremos pueden llegar a ser
causa de shock séptico.

Infección necrotizante de tejidos blandos: se produce cuando la infección


sobrepasa el nivel subcutáneo e involucra espacios subfasciales, tendones y sus
vainas tendinosas, tejido muscular, etc. Suelen ser polimicrobianas y a menudo
están implicados gérmenes anaerobios

Clasificación de las úlceras


diabéticas

Existen diversos tipos y grados


de úlcera diabética según la
afectación del pie. De forma
habitual las úlceras están
localizadas en la planta del pie
(rara vez en el dorso).La
clasificación más usada es la
Escala de Wagner.
Diagnóstico

 Diapasón graduado de Rydel-Seifferd.


 Biotensiómetro.
 Uso del monofilamento de Semmes-Weinstein
 Ecografía Doppler.
 Sensibilidad a la temperatura.
 Exploración de la presencia de alodina.
 Exploración de la presencia de hiperalgesia.
 Exploración de la función motora.
 Exploración de la piel.

Tratamiento farmacológico
En el papel de la enfermería con respecto al pie diabético no hay que dejar de lado
los tratamientos farmacológicos Dejando a un lado los tratamientos antiglucémicos
propios de la diabetes, cuando un paciente se queje de dolor será preciso
suministrarle un analgésico adecuado para cada situación. Según la escala de
Wagner y el grado de infección de la úlcera elegiremos los siguientes fármacos.

 Lesiones Wagner I y II:


Antibioterapia + analgésicos. Antibióticos a emplear:

 Amoxicilina/Ác. clavulánico 875/125 mg/8h (Augmentine ® 875/125 mg) o


1000/62,5 mg dos comprimidos juntos cada 12 h (Augmentine Plus ®).
 Levofloxacino (Tavanic ®) 500 mg c/12-24 h.
 Moxifloxacino (Actira ®) 400 mg cada 24 h.
 Clindamicina (Dalacin ®) 150-450 mg/6 h.
 Lesiones Wagner III o superiores:

Antibioterapia Intravenosa:

 Piperacilina/tazobactam (Tazocel ®) 4/0,5 gr c/6- 8h.


 Ceftriaxona (Claforan ®) 1 g IV c/24 h más metronidazol (Flagyl ®) 500 mg
IV c/6–8 h / o vancomicina 1 g IV c/ 12 h.
 Ertapenem (Invanz ®) 1 g IV q 24 h + vancomicina 1 g IV c/ 12 h.

 Pacientes MUY GRAVES:

 Imipenem (Tienam ®) 1g c/6-12h I.V.


 Meropenem (Meronem ®) 1-2 g I.V cada 8h).
 Piperacilina-tazobactam (Tazocel ®) 4/0,5 ugr c/6- 8h I.V + linezolid (Zyvoxid
®) 600 mg I.V c/12 h.
 Glucopéptido I.V. Vancomicina 1 g I.V c/ 12 h o teicoplanina (Targocid ®) 400
mg c/12-24h I.V.
 Tigeciclina (Tygacil ®) I.V (100 mg I.V primera dosis, seguida de 50 mg I.V
c/12h). + fluoroquinolona I.V como Ciprofloxacino (Estecina ®) 200-400 mg
c/12h, 1200 mg máximo al día.
 Levofloxacino (Tavanic ®) 250-500 mg I.V c/12- 24h) o amikacina I.V (15
mg/kg/d).

CUIDADOS DEL PIE DIABÉTICO

El anciano diabético debe tener muy claro que debe extremar al máximo el cuidado
de sus pies, visitando regularmente al podólogo si ello es necesario.

1. Nunca caminar descalzo

2. Lavado diario de pies con agua y jabón neutro.


3. Secado prolijo (Que se lleva a cabo con detenimiento en los más pequeños
detalles) con toalla.

4. Loción humectante (nunca entre dedos)

5. Inspección diaria con espejo.

6. No antisépticos irritantes.

7. No exposición a estufas, parrillas,etc.

8. Algodón para separar dedos macerados/superpuestos.

9. Evitar piernas cruzadas.

10. Uso de medias de algodón, sin ligaduras.

11. Zapatos anchos y profundos.

12. Preferir cordones o cierre, suela de fibra sintética, tacón bajo.


ENFERMEDADES PROPIAS DEL PIE

Hasta la mitad de los pacientes ancianos refieren callos, Hallux Valgus,


deformidades del dedo pequeño o engrosamiento de las uñas. En el extenso estudio
multinacional Aquillles Foot Screening Project, en el que se recopilaron datos de
casi 14000 personas d edad avanzada, se encontró que 78% de las personas
mayores de 65 años tiene problemas de los pies, los más comunes de los cuales
son onicomicosis (48%), tiña podal, (29%), pie plano (28%), callosidades (26%)
y dedo en martillo (24%). Infortunadamente, las muestras del estudio se tomaron
en clínicas dermatológicas, lo cual explica las anomalías.

Los ancianos muestran una notoria insatisfacción si hay incomodidad o dolor en los
pies; además, otros problemas graves pueden ser efecto de las alteraciones en los
pies o empeorados por ellas. Las anomalías son reflejo del paciente mismo, la carga
del peso corporal durante años, los problemas ortopédicos de la juventud, el uso
calzado inadecuado, la atención al cuidado personal y los problemas acumulados a
lo largo de la vida, sobre todo en los ámbitos ortopédico, neurológico y vascular.
Los problemas de los pies causan disminución de la locomoción, abatimiento
funcional y molestias crónicas.

Los pies pueden ser el punto donde coinciden varias alteraciones sufridas durante
la vida y reflejan en síntesis el uso, abuso y deshuso de los hábitos personales.
Soportan directamente los aumentos de peso, por ejemplo, en el embrazo, en este
caso, el cambio del centro de gravedad y el peso extraordinario pueden alterar la
estructura del pie: algunas veces se presupone que los pies crecen, aunque solo se
estiran tendones, músculos y fascias, por lo que se experimenta un incremento de
la longitud y ancho como consecuencia de alteraciones interóseos por
subluxaciones. Algo parecido ocurre con la obesidad. De igual modo, el calzado que
impone la moda puede ocasionar graves problemas al no dejar espacio suficiente;
por ejemplo, dedos en garra, callos, acortamientos y otras deformidades. Menos
atención han merecido los microtraumatismos repetidos.
Las enfermedades propias del pie incluyen muchas alteraciones, pueden
clasificarse como se indica a continuación:

PRINCIPALES ALTERACIONES DEL PIE EN EL PACIENTE GERIÁTRICO

Dermatologías Onicomicosis, micosis, piel seca, traumatismos,


infecciones virales, hiperqueratosis

Biomecánicas (ortopédicas) Pie plano, pie cavo, hallux valgus,


metatarsalgias, quinto varo, dedo en garra, varo
y valgo y asimetría pélvica (claudicación)

Neurológicas Neuropatía, neurona de Morton, disminución de


la sensibilidad, paresias

Vasculares Ulceras venosas, arteriales y por presión

1. PROBLEMAS DERMATOLÓGICAS

Las afecciones infecciosas propias del pie incluyen básicamente dos entidades: las
micosis y las verrugas plantares.

Micosis

Enfermedad infecciosa producida por hongos microscópicos que puede afectar a


cualquier parte del organismo. Las manifestaciones de origen micótico más
frecuentes en el pie incluyen el denominado pie de atleta y las onicomicosis o
micosis ungueales:

 Pie de atleta. El pie de atleta, también conocido como Tinea pedis, lo


producen hongos saprofíticos que suelen crecer en los espacios interdigitales
calientes y húmedos, aunque también pueden desarrollarse en la planta del
pie. Es una micosis de fácil contagio, y este tiene lugar, bien mediante
contacto directo de persona a persona, o indirectamente a través de zonas
húmedas de uso público (vestuarios, duchas, etc.). El hongo se alimenta de
la queratina presente en la epidermis, produciendo descamación y
reacciones inflamatorias. Clínicamente, el pie de atleta puede manifestarse
de tres formas: intertriginosa (aparece como una infección interdigital, con
intenso prurito, descamación, maceración, grietas y fisuras, a lo que se une
un desagradable olor característico); hiperqueratósica seca (ubicada
generalmente en la región plantar y con afectación de ambos pies, con una
sintomatología similar a la anterior, a la que se une la hiperqueratosis en la
zona donde el pie se amolda al zapato); forma vesicular húmeda,
caracterizada por la presencia de vesículas serosas y dolor. Existe la
posibilidad de que la infección fúngica se extienda a otras zonas corporales
(uñas, axilas y entrepierna, fundamentalmente).

 Onicomicosis. La onicomicosis es la infección fúngica de la uña. El


desarrollo del hongo tiene lugar a expensas de la queratina ungueal. Las
uñas afectadas aparecen engrosadas, deformadas y manchadas, a lo que
hay que unir una mayor fragilidad respecto a la uña sana; es habitual también
que en su crecimiento no supere el extremo distal del dedo. Actualmente se
admite que la micosis ungueal es una enfermedad infradiagnosticada, ya que
muchos pacientes no le dan importancia y no buscan ayuda médica.

Verrugas plantares

Las verrugas plantares son lesiones provocadas por el virus del papiloma humano;
se manifiestan como excrecencias que pueden aparecer solas o en grupos,
ubicándose en cualquier zona del pie. Si la verruga aparece en la región plantar, se
muestra con crecimiento endofítico, con superficie hiperqueratósica y aplanada.
Generalmente este tipo de verruga suele ser dolorosa. Este tipo de lesiones son
sumamente contagiosas, por lo que deben adoptarse unas normas mínimas de
higiene para prevenir su aparición.
Hiperqueratosis o callosidades

La hiperqueratosis es el aumento de grosor de la capa córnea en zonas sometidas


a presión y/o rozamiento. Cuando la presión o la fricción son continuas, la piel
continúa la elaboración de tejido hiperqueratósico, hasta un punto en el cual el
engrosamiento causa dolor. Habitualmente, y en función de su localización, se
distingue entre: callo o heloma, dureza y ojo de gallo.

La diferencia entre el callo y la dureza se basa en su localización y en su desarrollo;


así, mientras el callo se desarrolla al amparo de una superficie ósea relativamente
pequeña y forma un clavo que se hunde con profundidad en dirección al esqueleto,
la dureza se desarrolla más en amplitud que en profundidad y carece de núcleo
central. El denominado ojo de gallo o heloma interdigital es una lesión que aparece
entre los dedos; su principal característica radica en que el tejido hiperqueratinizado
ha absorbido humedad, la cual macera la lesión hiperqueratósica, conduciendo así
a una lesión más dolorosa que el callo dorsal. Es típica su consistencia blanda y su
color blanquecino. Esta lesión es frecuente en personas que usan zapatos de punta
estrecha o tacón alto. También puede observarse en ancianos con problemas de
hiperhidrosis o de malposición de los dedos.

Talones fisurados

La epidermis sufre heridas o traumatismos y el resultado es la aparición de unas


pequeñas fisuras. Estas alteraciones dermatológicas son debidas a una sequedad
excesiva de la piel; frecuentemente aparecen en los talones, pudiendo ser
sumamente dolorosos, al tiempo que también pueden ser fuente de infección.
Obviamente, al igual que otras alteraciones ya mencionadas, pueden dificultar la
movilidad del afectado. El uso de pómez, exfoliantes y lubricantes puede evitarlos
Hiperhidrosis plantar

La hiperhidrosis plantar es el término médico empleado para la sudoración excesiva


de los pies; en principio, la secreción producida por las glándulas sudoríparas es
inodora, incolora y ligeramente ácida; cuando dicha secreción es descompuesta por
los microorganismos saproitos de la piel, aparece el mal olor. Un exceso de sudor
puede generar maceraciones de la piel, y estas a su vez, infecciones, dermatitis y
eccemas.

El eccema es también común: las reacciones alérgicas a vendas, medias y calcetas


no son raras, especialmente cuando contienen elásticos para el ajuste. La
insuficiencia venosa genera su propio eccema, conocido como gravitacional o
varicoso estático. La aplicación de sustancias tópicas por automedicación es causa
de reacción alérgica.

El eccema o dermatitis eccematosa es un conjunto de afecciones dermatológicas,


caracterizadas por presentar lesiones inflamatorias diversas tales como: eritema,
vesículas, pápulas y exudación.

El exceso de sudor y la irritación que produce en la piel causan prurito y


descamación. Por lo regular esta alteración se confunden con micosis, pero es
común en personas con tendencias atópicas y debe tratarse con antiinflamatorios
esteroides y calzado abierto, calcetines de algodón e higiene escrupulosa pero no
irritativa.

2. PROBLEMAS ORTOPÉDICOS (BIOMECÁNICOS)

En este epígrafe se incluyen alteraciones de diversa naturaleza, que van desde las
deformidades que afectan a los dedos a modo de ejemplo podría citarse el dedo en
martillo, hasta aquellas otras que afectan a la estática del pie, entre las que se
incluyen el pie plano. Si no media corrección, estas alteraciones pueden afectar
bastante a la movilidad de la persona que las sufre.
Fascitis plantar

Se caracteriza por dolor en el talón o a todo largo del pie (como una suela: es
consecuencia de la atrofia gradual de las estructuras de sostén de amortiguamiento,
en relación con el envejecimiento, problemas mecánicos como tirantez en el talón
de Aquiles, traumatismo repetido, pronación anormal y compresión tarsal. Se
complica si existe un espolón calcáneo que provoca irritación directa. El dolor puede
ser tan incapacitante que exige infiltración local. Se recomienda mejorar la posición
del pie y los diversos sistemas de amortiguación, según sea la lesión ósea.

Síndrome del túnel tarsal

Descrito en fecha reciente, este síndrome compartimental aparece por la


compresión del nervio tibial posterior secundario a traumatismo, fracturas previas,
pie plano o lipomas. Produce dolor ardoroso en el arco y adormecimiento de los
dedos; empeora con la actividad y, por tanto, la limita. Se han propuesto los
antiinflamatorios por inyección local e incluso la liberación quirúrgica.

Hallux valgus

El halux valgus o juanete es una deformidad del dedo gordo que produce una
prominencia lateral del hueso (i g. 3) es la desviación lateral de la primera
articulación metatarsofalángica que produce notoria deformación y por tanto,
dificultades para encontrar un calzado adecuado.

Desde la perspectiva etiológica, su origen puede hallarse en factores hereditarios,


reumatismo inflamatorio o afecciones podológicas tales como pies planos y pies
cavos. El síntoma más característico es el dolor sobre la eminencia medial o bunión.
En el anciano lo más importante es el alivio del dolor, más que la estética del pie,
ya que el juanete puede condicionar enormemente la movilidad del sujeto afectado.
Finalmente, se describe el denominado «juanete de sastre», que es aquél que
aparece en el quinto hueso del pie. Recibe esta denominación porque hasta no hace
mucho tiempo, los sastres, para coser, se sentaban con el pie entre la silla y los
glúteos, lo que hacía que el juanete apareciese en el quinto radio. Un alto porcentaje
de sastres sufría esta deformidad.

Pueden ser de utilidad diversos dispositivos dentro de los zapatos anchos y altos.
Solo se complica cando se desencadena una bursitis secundaria, que es bastante
dolorosa y debe tratarse con antiinflamatorios.

Dedo en martillo

Bajo esta denominación se incluyen diferentes deformidades de los dedos: dedo en


martillo, dedo en garra… En no pocos casos, el dedo en martillo es secundario al
juanete. Usualmente estas alteraciones son consecuencia de deformidades que
afectan a la estática del pie, tales como pie cavo, pie plano.

del pie y los diversos sistemas de amortiguación, según sea la lesión ósea.
Dedos en garra

Se deben a los dedos apilados y superpuestos por el uso de zapatos estrechos y


marcha forzada con tacones demasiados altos; también se observan en la
enfermedad articular degenerativa.

Pie plano

Esta deformidad, consistente en un hundimiento de la bóveda plantar al que se une


la desviación del talón hacia fuera con respecto al eje del cuerpo, suele observarse
en ancianos como una afectación secundaria a cuadros de obesidad, fracturas o
artritis reumatoide.

Pie cavo

Esta deformidad se caracteriza porque el arco plantar longitudinal tiene una altura
excesiva, lo que implica que las principales supericies de apoyo sean el talón y la
base del ante pié.

En los ancianos que lo padecen es habitual la presencia de dedo en garra e


hiperqueratosis, debidas ambas a la sobrecarga que conlleva este tipo de pie.

Pie valgo

Esta alteración se caracteriza por una desviación hacia dentro respecto al eje sagital
del cuerpo, lo que se traduce en la aparición de un juanete, debido a que se hunde
el arco interno y hay un apoyo excesivo en la cabeza del primer metatarsiano.

Pie varo

Esta deformidad suele provocar un callo en la falange del quinto dedo como
consecuencia del aumento de la carga en la parte lateral externa, pues el pie en
varo presenta una desviación hacia fuera en relación con el eje sagital del cuerpo
Espolones

Estas alteraciones consisten en depósitos de calcio que se localizan en los huesos


de los pies. Pueden ser indoloros, pero en algunos casos son sumamente dolorosos
y molestos. Entre ellos destaca por su frecuencia el espolón calcáneo.

Es una alteración en la inserción de la fascia plantar que genera un crecimiento


oseo espicular e irrita de forma constante el tendón y los tejidos blandos
subyacentes; a menudo alivian las molestias una adaptación con cojinetes y la
perforación del tacón en el zapato, de modo tal que se evitan el roce y la presión.
3. PROBLEMAS NEUROLÓGICAS

En caso de problemas neurológicos (diabetes con neuropatía, radiculopatías,


enfermedad cerebrovascular, esclerosis múltiple, enfermedad de Parkinson,
secuelas de otros padecimientos etc.) los problemas de sensibilidad impiden la
percepción de roces y traumatismos, lo que ocasiona heridas indetectables, a
menos que se revise el pie de forma sistemática.

Neurinoma de Morton

Es un efecto del atrapamiento de los nervios interdigitales que recorren las cabezas
metatarsales: producen dolor muy intenso y el paciente tiende a quitarse los zapatos
y aplicar masaje para aliviarlo. De manera inicial pueden intentarse las inyecciones
locales de esteroides: si fracasan está indicada la remoción quirúrgica.

4. PROBLEMAS VASCULARES

Las obstrucciones arteriales, las mas de las veces crónicas y de causa diversa
(tabaquismo, hiperlipidemia, hipertensión arterial, diabetes), cursan con disminución
del latido en todas las arterias del pie. El llenado capilar se lentifica, se observa una
propensión a cierto descenso de la temperatura, se pierde el vello y la piel se
muestra adelgazada y pálida. Las uñas se tornan quebradizas y fisuradas.
La formación de una ulceración es dolorosa, tanto en la deambulación como en el
reposo prolongado; por lo regular se localiza entre los dedos del pie, las cabezas de
las falanges, talón, maléolo externo y pretibial. La anomalía es pálida con bordes
regulares de forma redonda u oval y presenta una pequeña cantidad de tejido de
granulación. Puede no sangrar y muestra un aspecto de sequedad. Puede formarse
tejido necrótico.

En cuanto a los problemas venosos, es evidente la insuficiencia venosa en toda la


pierna. Se observan también perdida del tono parietal, dilataciones varicosas (más
en las mujeres) y neoformaciones con aspecto de medusa en zonas perimaleolares:
el edema es frecuente. Las ulceraciones se presentan sobre todo en pacientes
sedentarios u obesos o bien por traumatismo. La molestia es moderada y mejora
con la elevación de las piernas, es común el edema de tobillo y pierna. Puede existir
hiperpigmentación, dermatitis venosa (cambios tróficos e hiperpigmentaciones); los
pulsos están presentes, no hay déficit neurológico y se pueden reconocer cicatrices
de ulceras previas. Aparecen el área del tobillo, en particular en el maléolo interno,
con superficies de bordes irregulares, tejido de granulación presente y aspecto
húmedo.

Ulceraciones

Se identifican casi siempre en presencia de afectación vascular y tienen un origen


traumático sea por negligencia o inmovilidad; son mas problemáticas si hay edema
de los miembros inferiores. Se han tratado de múltiples formas y con poco éxito,
desde simples lavados y curaciones caseras hasta aplicación de medidas
hiperbáricas y clínicas de cuidados especiales de enfermería.

Los resultados son similares y su cronicidad exasperante. Se ha propuesto una gran


cantidad de sustancias con resultados similares.

Según sea la enfermedad subyacente y la funcionalidad, es necesario valorar


complicaciones tan graves como la necrobiosis y la osteomielitis. Pueden aplicarse
mientras tanto limpieza y sustancias protectoras simples (p.ej. miel), así como la
prevención del roce. El llamado mal perforante plantar vinculado con la diabetes o
los problemas neurológicos representa el mayor reto.

5. ALTERACIONES UNGUEALES

El envejecimiento conlleva cambios ungueales, consistentes en que las uñas se


vuelven más duras, secas y quebradizas. Básicamente las alteraciones que afectan
a la uña son: onicogrifosis, onicocriptosis y onicomicosis.

Las uñas

El engrosamiento de la plataforma ungueal, efecto de traumatismo continuo,


inflamación e infección, se conoce como onicauxis: las uñas grandes y encorvadas,
en particular por descuidos higiénicos, se denominan onicorgrifosis.

La uña enterrada (“onicroptosis¨) o paroniquia es el resultado de un corte


inadecuado que da lugar a que la irritación continua del borde provoque inflamación
y genere tejido de granulación; el dolor y la infección son los síntomas y no es
infrecuente la necesidad de medidas quirúrgicas. Lo recomendable es recortar las
uñas en cuadro y no demasiado.

Onicogrifosis

La onicogrifosis, también conocida como uña hipertróica, se caracteriza por un


crecimiento desmesurado, fundamentalmente por engrosamiento. Su origen puede
ser traumático o congénito; suele producir malestar y dolor, diicultando la
deambulación en no pocos casos.

Onicocriptosis

También conocida como uña encarnada, la onicocriptosis suele caracterizarse por


su forma de teja, con picos que se clavan en el rodete ungueal. Generalmente se
asocian a un corte inapropiado de la uña o a una hiperpresión producida por el
calzado.
CUIDADOS DE LOS PIES

OBJETIVOS

1. Limitar la invalidez, lo que supone preservar al máximo la función normal del


pie.

2. Aumentar el bienestar, reduciendo la posibilidad de complicaciones médicas


o quirúrgicas de cualquier enfermedad podológica.

3. Evitar o reducir una posible hospitalización secundaria a una enfermedad


grave del pie.

4. Eliminar parte del esfuerzo y la tensión provocados por el malestar del pie.

CUIDADOS GENERALES

 Revisar pies a menudo, un espejo para ver las plantas de los pies. Examinar
si hay lesiones, úlceras, ampollas o uñas encarnadas.

 Asegúrese que los pies están secos antes de poner los zapatos.

 El lavado diario de los pies es fundamental. Este lavado debe hacerse con
agua templada y jabones neutros. Tras el lavado es de gran importancia
secar bien los pies, especialmente los espacios interdigitales. Posteriormente
pueden usarse productos antisépticos y desodorantes, así como cremas
hidratantes.
 Las uñas deben cortarse de forma recta, nunca más allá de donde termina la
yema del dedo; se evita de esta forma la aparición de la conocida uña
encarnada.
 Los calcetines deben ser de lana fina, hilo o algodón, sin resortes apretados,
con pocas costuras, desaconsejado el uso de fibras sintéticas, ya que
incrementan la sudoración.
 En cuanto al calzado, es conveniente comprarlo al final del día, que es
cuando el pie está más dilatado; se evitará así comprar un zapato que
después resulte estrecho. Los zapatos de tacón alto, así como de punta
estrecha, no son los más adecuados, ya que su uso continuado se asocia a
diversas deformidades ya mencionadas; lo más recomendable es un calzado
ligero, cómodo y flexible, carente de costuras y cuyo tacón no supere los 5
cm; es conveniente alternar los zapatos, no usar los mismos todos los días.
Si el pie está expuesto a la radiación solar, se deberá usar un fotoprotector.
 Se debe evitar caminar descalzo, ya que el pie puede sufrir cualquier lesión
o infección, especialmente peligrosas ambas en la persona diabética. Por
último, es conveniente nadar o caminar diariamente 30 minutos para así
activar la circulación y mantener la movilidad de los pies
CUESTIONARIO

1. Entre las manifestaciones podológicas de las patologías sistémicas


cual es el que destaca por sus repercusiones sociosanitarias.

El Pie diabético

2. Pie plano, pie cavo, hallux valgus, metatarsalgias, quinto varo, dedo
en garra, varo y valgo son:

Problemas biomecánicos (ortopédicos)

3. Es la desviación lateral de la primera articulación metatarsofalángica


que produce notoria deformación y por tanto, dificultades para
encontrar un calzado adecuado.

Hallux valgus

4. Es una alteración en la inserción de la fascia plantar que genera un


crecimiento oseo espicular e irrita de forma constante el tendón y los
tejidos blandos subyacentes.

Espolón calcáneo
BIBLIOGRAFÍA

1. Gómez, A. PIE GERIÁTRICO APROXIMACIÓN DESDE LA FARMACIA.


Recuperado el día 7 de febrero de 2018 desde www.elsevier.es/es-revista-
offarm-4-pdf-X0212047X10511902-S300

2. Pie en el adulto mayor. Recuperado el día 7 de febrero de 2018 desde


https://es.slideshare.net/jurotuno/pie-en-el-adulto-mayor

3. Rodríguez, R. & Lazcano, G. (2011). PRACTICA DE LA GERIATRÍA.


España:McGraw-Hill.

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