Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
UNIVERSIDAD MESOAMERICANA.
MATERIA: SALUD PÚBLICA
GERONTOLOGÍA EPIDEMIOLÓGICA.
PRIMER CUATRIMESTRES.
TITULAR: DR. RAFAEL VELÁZQUEZ
RAMOS. MAESTRO EN CIENCIAS DE
LA SALÚD CON FORMACIÓN EN
EPIDEMIOLOGÍA.
RELACIÒN ANCIANO
Y FAMILIA.
Módulo 5. Ensayo.
UNIVERSIDAD MESOAMERICANA.
NOMBRE DE LA MATERIA:
SALUD PÚBLICA GERONTOLOGÍA EPIDEMIOLÓGICA.
PRIMER CUATRIMESTRES.
TITULAR:
DR. RAFAEL VELÁZQUEZ RAMOS.
MAESTRO EN CIENCIAS DE LA SALÚD CON FORMACIÓN EN
EPIDEMIOLOGÍA.
ELABORADO POR:
DEYANIRA ARIAS LÓPEZ.
LUGAR Y FECHA:
VILLAHERMOSA, TABASCO. 17 DE SEPTIEMBRE DEL 2017.
ENFOQUE:
PROPÓSITO:
Los seres vivos nacen, crecen, viven, envejecen y mueren, formando un ciclo vital
que puede variar desde unos días a muchos años dependiendo de la especie. El
hombre no escapa a este esquema: pasa por las etapas de la infancia, juventud,
edad adulta y vejez, última etapa previa a la muerte. El proceso por el cual llegamos
a la vejez es el envejecimiento, objeto de este informe. En esta ocasión
repasaremos la relación que existe entre el anciano y la familia, recordemos que
todos nacemos dentro de un núcleo denominado familia, a veces puede no ser
específicamente genética, la familia es el lugar donde nos desarrollamos y
crecemos, es un ambiente de extrema empatía, pero claro las familias varían, todas
son distintas; éticamente como familia debemos vivir en armonía, solidaridad y
respeto. Cuando llegamos a la vejez, necesitamos tener un principal apoyo,
recordemos que la vejez es un proceso de cambios y que nos lleva a la decadencia,
así que lo correcto sería buscar una fuente de ayuda, es aquí donde radica la familia.
Para la persona anciana lo más importante es su familia, dejando de tener tanta
importancia el resto de entramado social, le fue crea una serie de interrelaciones
entre ambos (familia y anciano) que van a marcar en gran medida su evolución
posterior. En el siguiente ensayo se expresara la idea de la familia, posteriormente
la relación que existe entre anciano y familia así como la función y responsabilidad
de la familia con el anciano, expresaremos también, la importancia del buen trato
del anciano dentro de la misma, los estereotipos o falsas ideas creadas en la
sociedad, la función del anciano en la familia, los factores de riesgo de los
cuidadores, los motivos de las familias para internar a los ancianos y las causas que
contraen; finalmente hablaremos de las repercusiones epidemiológicas que el
anciano puede presentar dentro del núcleo familiar.
LA RELACIÓN ANCIANO Y FAMILIA.
(Ricardo, 1998)
La familia con ancianos es una auténtica escuela de relaciones
intergeneracionales. La figura del abuelo como factor de integración de la familia
y principal educador/entretenedor se mantiene. El contacto directo de los abuelos
con los jóvenes modifica de forma drástica sus percepciones de la vejez
potenciando las imágenes positivas de la misma, de la “abuelidad”, dando un aire
de nostalgia a su falta. El valor de los ancianos se basa en la complementariedad
respecto a la figura de los padres. De hecho los abuelos constituyen la parte
agradable de la educación de los nietos junto a la imagen de la tradición y de
metáfora de la vida. Curiosamente, la velocidad de los cambios en el conocimiento
y la tecnología han permitido el fenómeno, que se ha denominado de la transmisión
inversa del conocimiento (transmisión de hijos a padres), que lejos de ser negativo,
permite al anciano amortiguar los impactos que dichos cambios van produciendo en
la vida diaria. A la vez, el anciano actúa como un elemento de estabilidad en el
interior de la familia y también como nexo de unión y reflexión entre generaciones.
(Landriel, 2001)
Espín dice que los vínculos del anciano con la familia pueden variar de una
familia a otra en función de su historia anterior, de la estructura de la familia como
grupo, de las características de personalidad de sus miembros y de otros factores.
En México la familia continúa siendo la principal institución responsable del
cuidado y la integración de las personas de edad. Esto puede asociarse a la
escasa cobertura de la seguridad social y a la ausencia de mecanismos
institucionales y comunitarios dedicados al cuidado de las personas de mayor edad.
Existen 5.3 millones de hogares con adultos mayores en todo el país, los cuales
representan casi la cuarta parte del total de las unidades domésticas. Los hogares
ampliados, formados por el núcleo familiar más otros parientes, ganan peso hasta
alcanzar 53.3 puntos porcentuales, equivalente a 46.3 % del total de hogares con
adultos mayores.
(Vinculación., 2011)
(Espino., 1999)
Existe una falsa idea, a saber, que es la gente mayor la que recibe el cuidado
de la familia. Ello es “parcialmente” cierto y ocurre, sobre todo, en las personas
mayores con serios problemas de salud, al llegar la ancianidad existe cierta
probabilidad de que aparezcan limitaciones de diversa naturaleza en los padres,
interviniendo entonces los hijos para compensarlas con su atención y cuidado. Sin
embargo, son las personas mayores las que, en mayor proporción, las que son
cuidadoras de los otros miembros de la familia. En un estudio reciente se pone de
relieve que el 20% de las mujeres y el 13% de los hombres mayores cuidan a otros
adultos y que el 40%, tanto de hombres como de mujeres mayores cuidan a niños
(a sus nietos). En definitiva, en nuestro País, a lo largo de la vida, existe un claro
intercambio de cuidados cuyo centro está en la familia y cuyo motor radica en
estrechas relaciones afectivas.
(Landriel, 2001)
(CURIE, 2017)
(Perez, 2011)
La internación del anciano.
Existen diversos motivos que llevan a la internación del anciano, motivos que
se relacionan entre sí. La internación puede estar motivada por problemas de
salud, tanto físicos como psíquicos; problemas de relación, referidos a la historia de
vida del grupo familiar; vínculos afectivos, que definen el rechazo o la aceptación
del anciano, así como los conflictos generacionales; pérdida de roles y de autoridad,
caso en el cual el anciano siente que su opinión no es tomada en cuenta, y que ya
no es consultado ante las decisiones del grupo familiar; desprotección afectiva- el
anciano no se siente querido por su familia, y experimenta decepción por haber
entregado afecto sin la retribución esperada .
En relación con la familia, una vez internado el anciano, se ha observado que uno
de los conflictos que aparece con más frecuencia es el sentimiento de culpa por
haber separado al miembro más viejo y enfermo del grupo. Este sentimiento la lleva
a asumir varias actitudes, entre las que figuran la conducta evitativa- dejar al
anciano en la institución y alejarse inefectivamente y las sobre exigencias para con
la institución, requiriendo mayores cuidados para el internado.
(Oliveira, 2011)
Los datos permiten inferir que las personas adultas mayores viven en compañía de
sus familiares, lo cual puede tener un papel relevante para su bienestar físico y
emocional, particularmente en el caso de quienes requieren de cuidados o apoyo a
causa de una enfermedad o discapacidad, y en hogares donde no se viven
situaciones de violencia intrafamiliar. Sin embargo, un 12% de las mujeres y 9.2%
de los hombres adultos mayores viven solas/os, en hogares unipersonales, lo cual
puede significar que están en situación de vulnerabilidad ante cualquier emergencia
o necesidad que no puedan satisfacer por ellas/os mismas/os.
(Miguel, 2011)
(SSA, 1999)
CONCLUSIÓN.
Todos debemos de ser conscientes que algún día también llegaremos a ser
ancianos, y necesitaremos de un apoyo, y que mejor satisfacción que la propia
familia, ese espacio que de alguna u otra forma marca nuestras vidas y las
construye. Para los familiares un anciano sería una carga más dentro de la misma,
pero veámoslo dentro de otras perspectivas, un anciano también es un apoyo al
hogar, un anciano es una experiencia de aliento y de superación, un anciano es una
combinación de conocimientos y vivencias a la que llamamos sabiduría. No siempre
es una carga, recordemos que el anciano empieza a representar dificultades cuando
está en la cuarta edad aproximadamente a partir de los 80 años. El anciano como
parte de la familia merece que se le reconozca en ella, no se vale y no es justo que
sufran de discriminación y negligencias por parte de la misma familia, es horrible
que exista pero es la realidad. Qué triste seria que nosotros al llegar a esa etapa
nos trataran de esa misma manera, por eso debemos ser empáticos, ponernos en
los zapatos del anciano. De igual forma si brindaremos nuestro apoyo; “que sea” de
manera incondicional, no por algún tipo de beneficio. También hay que tener en
cuenta que cuidar de un anciano conlleva a muchas obligaciones así que es
preferible prepararse o mentalizarse las obligaciones que se deban cumplir, pero no
se asusten no lo veamos negativamente, aprendamos a verlo de manera optimista
estas obligaciones las transmitiremos a nuestros suseros (hijos) y estos al recibir
esta experiencia la llevara a cabo con nosotros cuando seamos ancianos. El
anciano opina que es satisfactorio ver a su familia unida y pertenecer a un núcleo
donde exista armonía, así su lapso de vida será menos prejuiciosa, evitémosle que
sufran de soledad, de tristeza y evitemos guardarles rencores si es que lo tenemos.
Como bien se decía en el ensayo cada familia tiene un ambiente distinto recordemos
la frase “aquellos que están libres del resentimiento encontrarán la paz.-Buddha”.
Qué bonito seria que el anciano tal vez tu madre o padre se sintiera orgulloso(a) de
los valores del hijo y que sus últimos días te regalara una sonrisa como forma de
agradecimiento. No queda más que decir que seamos empáticos y solidarios con
nuestros ancianos.
BIBLIOGRAFÍA.
Espino., P. B.-J. (1999). Anciano y familia. Una relación en evolución. San Navarra
.