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El
Bien
Estar:
Cuando
las
actividades
que
se
realizan
cotidianamente
se
hacen
según
los
dos
primeros
pasos,
se
consigue
este
tercer
paso,
es
decir,
encontrar
una
satisfacción
por
hacer
bien
las
cosas,
y
esta
satisfacción
se
convierte
en
felicidad.
El
Bien
Tener:
A
este
punto
sólo
se
llega
si
se
han
cumplido
ampliamente
los
pasos
anteriores;
en
su
opinión,
la
carencia
inconsciente
de
una
gran
parte
de
la
población
es
que
pierde
de
vista
que
es
necesario
fortalecer
los
hábitos,
los
valores
y
los
principios
para
llegar
a
aspirar
el
bien
tener,
que
entonces
estará
sólidamente
fundamentado.
Saludamos
y
recibimos
con
beneplácito
a
nuestro
Secretario
General
Ejecutivo,
el
maestro
Juan
Díaz
de
la
Torre
y
a
nuestro
conferencista,
el
señor
Carlos
Kasuga
Osaka.
Brindemos
un
merecido
aplauso
para
recibir
a
nuestros
invitados
especiales
esta
mañana.
El
señor
Carlos
Kasuga
Osaka
es
Contador
Público,
egresado
de
la
Escuela
Bancaria
y
Comercial.
Fue
nombrado
como
el
exalumno
más
distinguido
del
2009
en
dicha
escuela.
Recibió
la
condecoración
más
alta
otorgada
a
un
civil
por
parte
de
la
Casa
Imperial
del
Japón.
El
señor
Carlos
Kasuga
Osaka
nació
en
San
Luis
Potosí,
hijo
de
inmigrantes
japoneses,
mezcla
simultánea
de
dos
culturas.
Debido
a
esta
muy
especial
situación,
recibe
educación
japonesa
en
el
seno
del
hogar
y
educación
mexicana
en
la
escuela,
lo
que
le
ha
permitido
tener
una
visión
más
globalizada
del
mundo
que
vive
y
ha
podido
sacar
el
mejor
partido
de
esta
experiencia.
Recibámoslos
con
un
fuerte
aplauso.
Al
educar
se
fortalece
la
responsabilidad,
la
disciplina,
la
seguridad
individual;
se
estrechan
además
los
lazos
sociales.
En
el
proceso
de
educación
se
van
enlazando
actitudes,
valores,
destrezas,
habilidades,
inquietudes
hasta
amalgamarse
en
un
tono
armónico.
Vamos
a
recibir
con
un
merecido
aplauso
a
nuestros
invitados
especiales.
Cedemos
el
uso
la
voz
al
Secretario
General
Ejecutivo
del
SNTE,
al
Maestro
Juan
Díaz
de
la
Torre.
Mtro.
Juan
Díaz
de
la
Torre:
Muy
buenos
días
a
todas
y
a
todos
ustedes,
a
nuestros
distinguidos
invitados.
Quiero
expresarles
el
saludo
respetuoso
y
afectuoso
de
nuestra
Presidenta
Nacional,
la
Maestra
Elba
Esther
Gordillo,
quien
por
mi
conducto
y
del
Comité
Ejecutivo
Nacional,
les
da
la
más
cordial
bienvenida
a
esta
conferencia,
que
como
algunos
de
ustedes
lo
saben,
es
una
de
las
que
cada
mes
venimos
realizando
en
el
marco
del
Quinto
Congreso
Nacional
de
Educación
y
del
Tercer
Encuentro
Nacional
de
Padres
de
Familia
y
Maestros.
2
formación
profesional
y
pedagógica,
fortalecer
la
equidad
y
garantizar
el
acceso,
la
permanencia
y
la
conclusión
de
los
estudios
como
un
derecho
humano,
entre
muchos
otros
más.
Requieren
de
la
efectiva
corresponsabilidad
social
e
institucional,
conscientes
de
que
un
país
con
seres
humanos
óptimamente
preparados
para
estar
en
condiciones
de
lograr
niveles
superiores
de
productividad
y
competitividad,
de
crecimiento
económico,
de
equidad
y
bienestar
social
y
de
un
sistema
democrático
consolidado.
Como
bien
lo
ha
señalado
Juan
Carlos
Tedesco,
en
una
sociedad
diversa
y
plural,
pero
también,
cito:
“Cohesionada
a
partir
del
acuerdo
sobre
ciertas
reglas
la
concertación
acerca
de
las
estrategias
educativas
permiten,
por
un
lado,
superar
la
concepción,
según
la
cual,
la
educación
es
responsabilidad
de
un
solo
sector,
y
por
otro
garantizar
un
nivel
adecuado
de
continuidad
que
exige
la
aplicación
de
estrategias
de
mediano
y
largo
plazo”.
Cierro
la
cita.
En
efecto,
una
reforma
verdaderamente
integral
necesita
de
la
férrea
voluntad
de
todos
para
garantizar
en
el
horizonte
estratégico
la
continuidad,
la
progresividad
y
el
éxito
de
la
misma.
Desde
esta
perspectiva
lo
que
proponemos
las
maestras
y
los
maestros
mexicanos
es
un
cambio
educativo
con
visión
de
Estado.
Lo
que
planteamos
es
una
transformación
sistémica.
Nuestro
propósito
es
construir
una
propuesta
viable
de
reforma
educativa
que
permita
al
país
tener
una
educación
de
indiscutible
calidad
sustentada
en
la
excelencia
de
la
enseñanza
y
de
los
aprendizajes.
La
noción
de
calidad
educativa
que
reivindicamos
es
de
carácter
integral,
en
la
medida
en
que
incluye
la
eficacia,
la
eficiencia,
la
relevancia,
la
pertinencia
y
la
equidad.
Abarca
la
necesidad
de
proporcionar
a
los
estudiantes
aptitudes,
conocimientos
y
competencias
en
el
mundo
de
la
lecto-‐escritura,
de
las
ciencias
exactas
y
naturales
que
les
ayuden
a
ser
exitosos
a
lo
largo
de
toda
su
vida.
Al
respecto,
coincidimos
con
la
UNESCO
en
al
afirmación
de
que
la
calidad
es
un
elemento
fundamental
que
determina
no
sólo
cuánto
aprenden
los
niños
y
si
aprenden
bien,
sino
en
qué
medida
su
aprendizaje
se
plasma
efectivamente
en
una
serie
de
beneficios
para
ellos
mismos,
para
la
sociedad
y
para
el
desarrollo
de
la
comunidad.
El
concepto
de
claridad
que
proclamamos
denota
asimismo
el
énfasis
que
debe
ponerse
en
la
formación
de
seres
integralmente
desarrollados
que
aprecien
todas
las
expresiones
de
la
creación
artística
y
cultural,
y
posean
sólidos
valores
éticos
y
cívicos.
Es
justamente
en
este
punto
donde
tenemos
múltiples
convergencias
con
las
posiciones
y
propuestas
de
nuestro
distinguido
invitado,
el
contador
público
Carlos
Kasuga
Osaka.
Una
de
ellas
consiste
en
que
en
el
contexto
del
mundo
complejo
y
diverso
no
podemos
preocuparnos
sólo
por
la
educación
del
conocimiento
y
por
las
calificaciones,
lo
que
hace
falta
es
una
educación
formativa,
es
decir,
una
educación
de
valores.
La
tarea
de
educar
tampoco
puede
circunscribirse
a
la
trasmisión
mecánica
desde
el
ámbito
de
la
escuela,
de
los
conocimientos
básicos.
Se
requiere
formar
desde
la
casa
seres
humanos
eficaces
y
competentes,
que
honren
los
valores
como
la
limpieza,
responsabilidad
y
generosidad.
3
Sin
principios
y
valores
cívicos
y
morales,
afirma
nuestro
ilustre
conferencista,
lo
único
que
hacemos
es
egresar
seres
medianamente
preparados,
instruidos
para
contratarse
como
empleados
sin
vocación
emprendedora
ni
actitud
para
triunfar,que
solamente
hacen
lo
esencial
sin
comprometerse
realmente
con
la
empresa
o
la
institución
donde
laboran.
Pues
si
en
ninguna
etapa
de
su
vida
académica
se
les
enseña
la
importancia
del
trabajo
en
equipo
y
los
principios
de
la
honestidad,
la
puntualidad
y
la
sinceridad.
Otra
afortunada
afinidad
que
tenemos
con
el
contador
Kasuga,
se
refiere
al
anhelo
de
esculpir
en
las
aulas
ciudadanos
verdaderamente
comprometidos
con
su
comunidad
en
la
inteligencia
de
que
ello
redondeará
su
formación
personal
y
profesional
y
lo
convertirá
en
un
individuo
responsable
y
socialmente
útil.
Dicho
lo
anterior
permítanme
entonces
presentar
a
una
personalidad
excepcional,
quien
a
través
de
sus
actos
de
responsabilidad
social
ha
demostrado
con
creces
que
entiende
claramente
que
en
una
empresa
socialmente
responsable
la
ética
y
la
búsqueda
de
utilidades
son
compatibles
a
pesar
de
que,
aparentemente,
pertenecen
a
dos
mundos
diferentes.
Esto
me
dio
la
gran
oportunidad
de
vivir
en
un
hogar
netamente
japonés,
con
idioma,
costumbres,
comida,
tradiciones
japonesas
y,
lógicamente,
desarrollarme
en
el
medio
nacional.
Somos
empresarios
desde
los
20
años,
empezamos
con
una
pequeña
fábrica
de
juguetes
inflables,
salvavidas,
pelotas
de
playa,
con
la
marca
Kai,
y
les
puedo
decir
que
en
mi
juventud
nos
atrevimos
a
fabricar
los
cinco
Aros
Olímpicos
de
la
Olimpiada
de
México,
que
fueron
unos
salvavidotas
de
25
metros
de
diámetro
cada
uno,
los
cuales
se
inflaron
con
helio
y
que
ese
12
de
octubre
de
1968
se
soltaron,
en
esa
época
todavía
cielo
azul
de
la
Ciudad
de
México.
Y
ahora
estamos
dirigiendo
la
empresa
Yakult,
una
empresa
que
gracias
al
consumo
de
muchos
de
sus
alumnos
estamos
vendiendo
más
de
3
millones
500
mil
frasquitos
diarios.
Pero
para
tener
una
empresa
de
calidad,
una
familia
de
calidad,
una
institución
de
calidad,
lo
primero
que
tenemos
que
hacer
-‐maestros,
maestras-‐,
es
empezar
con
nosotros
y
con
nuestra
gente
de
ir
formando
hombres
de
calidad
total,
y
para
ello
se
necesitan
seguir
cuatro
pasos:
El
primer
paso
es
del
Bien
Ser,
del
ser
puntuales,
del
ser
respetuosos,
del
ser
honestos,
del
ser
disciplinados,
del
ser
trabajadores,
del
ser
estudiosos.
4
Si
aquí
somos
600
gentes
y
empezásemos
la
conferencia
10
minutos
tarde,
son
600
por
10,
serían
6
mil
minutos;
6
mil
minutos
entre
60
minutos
que
tiene
cada
hora,
se
hubiesen
perdido
100
horas
y
las
pierde
nuestro
México.
Si
un
maestro
en
su
clase
tiene
30
alumnos
y
empezase
la
clase
10
minutos
tarde,
son
30
por
10,
son
300
minutos;
300
minutos
entre
60
minutos
que
tiene
cada
hora,
se
han
perdido
cinco
horas
de
clase,
maestros,
y
esas
cinco
horas
de
clases
saben
cuándo
se
vuelven
a
recuperar,
nunca
más
en
la
vida.
Por
eso,
el
ser
puntuales
es
de
vital,
vital
importancia.
El
segundo
paso
es
el
Bien
Hacer.
Todo
lo
que
hagas
hazlo
bien
desde
un
principio.
Si
te
vas
a
levantar,
hazlo
bien;
si
te
vas
a
bañar,
hazlo
bien;
si
te
vas
a
despedir
de
tu
pareja,
de
tus
hijos,
hazlo
bien,
como
si
hoy
fuera
el
último
día
que
lo
vas
a
hacer,
abrázalos,
bésalos,
dales
lo
mejor
de
ti.
Si
vas
a
trabajar,
hazlo
bien;
si
vas
a
estudiar,
hazlo
bien;
si
vas
a
jugar
fútbol,
hazlo
bien,
métele
cinco
goles
al
América,
no
es
cierto.
Y
si
en
la
noche,
maestros,
van
a
hacer
el
amor,
también
háganlo
bien,
háganla
ver
estrellitas
a
la
condenada
y
no
nada
más
porque
se
los
pidió
y
al
aventón.
Hay
que
hacer
bien
las
cosas
siempre.
Y
las
personas
que
dan
más
de
lo
que
reciben,
a
su
esposa,
a
su
pareja,
a
sus
hijos,
a
sus
vecinos,
a
sus
alumnos,
a
sus
compañeros,
a
su
trabajo,
van
a
sentir
el
tercer
paso,
que
es
el
Bien
Estar.
Y
ojalá
todos
terminemos,
todos
los
días
y
antes
de
entrar
a
descansar
a
nuestras
camas,
sintiendo
este
bienestar,
porque
el
día
de
hoy
di
lo
mejor
de
mí
a
todas
las
personas
con
las
cuales
tuve
contacto.
Y
eso,
señores
maestras,
maestros
es
sinónimo
de
felicidad.
Y
las
personas
que
siguen
estos
tres
pasos
del
bien
ser,
bien
hacer
y
bien
estar
tarde
o
temprano
llegan
al
bien
tener.
Por
favor,
no
busquen
el
tener
rápido
y
fácil
sin
haberlo
hecho
bien,
y
mucho
menos
de
sentirse
bien,
porque
de
eso,
como
ustedes
saben,
ya
están
llenos
los
CERESO´s
en
México,
y
desgraciadamente
ya
no
cabe
otro
chango
más
ahí.
Ahora,
de
estos
cuatro
pasos
del
bien
ser,
bien
hacer,
bien
estar
y
que
como
resultado
de
ello
se
llega
al
bien
tener.
Creo
yo
que
el
más
importante
de
todos
ellos
es
el
primero,
el
bien
ser.
Miren
el
error
que
yo
veo
en
lo
personal
que
tiene
el
sistema
educativo
nacional,
de
la
Secretaría
de
Educación
Pública
y
de
muchas
universidades
tanto
públicas,
como
privadas
es
que
sólo
damos
educación
de
conocimientos;
nos
preocupamos
desde
pequeños
por
el
5,
el
8,
el
10
que
estemos
sacando
en
lengua
nacional,
en
matemáticas,
ciencias
sociales,
ciencias
naturales.
Ya
en
las
licenciaturas
se
preocupan
por
química,
por
física,
por
cálculo,
por
derecho,
por
contabilidad,
por
anatomía,
por
biología;
pero
si
se
fijan
son
puros
conocimientos.
De
lo
que
adolece
el
sistema
educativo
nacional
es
que
no
demos
educación
formativa,
educación
de
valores.
Aunque
en
México,
como
ustedes
saben,
hay
dos
instituciones
muy
poderosas,
llamadas
Televisión
Azteca
y
el
canal
de
las
estrellas,
que
tal
vez
con
mucho
más
poder
que
la
propia
Secretaría
de
Educación
Pública,
porque
llegan
hasta
el
rincón
más
alejado
de
nuestra
5
provincia;
van
haciendo
creer
a
través
de
sus
telenovelas
que
así
es
como
se
debe
vivir,
que
así
se
adquieren
los
votos
para
ser
diputado
o
senador,
que
así
se
adquieren
los
ranchos,
las
haciendas
o
así
se
conquista
el
amor
de
una
mujer
a
través
de
intrigas,
de
malas
jugadas,
de
chismes,
de
traiciones
y
de
falsedades.
Y
si
yo
estoy
equivocado,
acuérdense,
maestras,
cuando
estaba
Mirada
de
Mujer
en
todo
su
apogeo,
cuántas
señoras
cincuentonas
querían
tener
su
peluchito
en
casa;
y
últimamente
cuántas
han
querido
ser
las
jimadoras
para
ser
las
novias
de
Enrique
Peña
Nieto
o
hacer
bizcochitos
con
los
hermanos
Reyes,
o
Soy
tu
Dueña,
Dos
Hogares.
Esta
es
desgraciadamente
la
educación
que
nuestra
sociedad
está
absorbiendo,
y
creemos
que
así
es
como
debemos
de
vivir.
Ahí
viene
la
labor
de
los
maestros.
Miren,
hace
34
años,
cuando
estábamos
celebrando
el
80
aniversario
de
la
migración
japonesa
a
México,
hubo
un
grupo
de
líderes
de
la
comunidad
mexicana
o
japonesa
que
nos
reunimos
para
pensar
cómo
podríamos
agradecer
a
nuestro
México
toda
la
hospitalidad,
toda
la
amabilidad
con
que
México
había
recibido
a
nuestros
padres
y
abuelos;
se
pensó
en
un
hospital,
en
un
campo
deportivo,
en
un
monumento
conmemorativo.
Pero
al
final
de
cuentas
concluimos
que
lo
que
más
hacía
falta
en
nuestro
país
eran
escuelas,
y
es
por
ello
que
al
sur
de
la
Ciudad
de
México
hemos
construido
lo
que
se
llama
Liceo
Mexicano
Japonés,
una
institución
educativa
donde
hemos
tenido
el
gran
honor,
pero
también
la
gran
responsabilidad
de
tener
a
hijos
de
presidentes
de
la
República,
a
hijos
de
secretarios
de
educación,
a
hijos
de
gobernadores
que
han
mandado
a
sus
hijos
a
nuestra
escuela,
no
porque
la
colegiatura
sea
barata
o
cara,
eso
para
ellos
no
cuenta.
Como
ustedes
saben,
los
han
mandado
a
nuestra
escuela
porque
tratamos
de
dar
mucha
educación
formativa.
Por
ejemplo,
en
el
Liceo
Mexicano
Japonés
no
hay
gente
que
haga
el
aseo,
son
los
mismos
chicos
los
que
hacen
el
aseo
de
su
escuela,
se
les
enseña
cómo
agarrar
la
escoba,
cómo
palanquear
una
escoba,
cómo
barrer
un
rincón,
cómo
poner
el
recogedor,
cómo
doblar
una
jerga,
cómo
exprimirla,
cómo
gastar
menos
agua,
porque
–maestros-‐,
ustedes
saben,
que
la
calidad
empieza
siempre
desde
la
limpieza;
la
productividad
empieza
siempre
desde
la
limpieza;
la
ecología
empieza
siempre
desde
la
limpieza;
la
salud
empieza
siempre
desde
la
limpieza.
Pero
vean
ustedes
cómo
educamos
en
estas
escuelas,
a
los
chicos
que
más
mal
se
han
portado
en
la
hora
de
recreo,
que
fueron
Felipe,
Marcelo,
Andrés,
Enrique
y
Juan,
la
maestra
les
dice:
Ahora
de
castigo
me
van
a
recoger
toda
la
basura
del
patio.
Y
hacen
creer
a
los
chicos
que
recoger
basura
es
castigo,
que
es
para
gente
mala,
y
es
por
ello
que
vean
cómo
tenemos
nuestras
calles,
nuestros
parques,
nuestros
ríos,
que
parecen
drenajes;
nuestros
mares
y
nuestros
bosques.
Cuando
debemos
de
enseñar
a
nuestros
hijos,
a
nuestros
alumnos,
a
nuestros
trabajadores
que
la
virtud
más
noble
que
debe
tener
el
ser
humano
es
la
limpieza.
Si
nosotros
tenemos
la
fortuna,
la
dicha
y
la
plena
libertad
de
poder
pisar
esta
bendita
tierra
de
México,
al
menos,
al
menos,
maestros,
tenemos
la
mínima
obligación
de
no
ensuciarla
y
no
ensuciarla
nunca.
Pero
como
los
chicos
van
creciendo
en
escuelas
donde
siempre
se
van
a
encontrar
dizque
mexicanos
de
tercera,
que
no
tuvieron
la
oportunidad,
como
la
tienen
nuestros
hijos
de
tener
estudios,
van
creyendo
que
siempre
va
a
ser
así
en
México,
que
siempre
va
a
haber
gente
que
va
a
estar
recogiendo
y
barriendo
la
basura
y
las
cochinadas
que
nuestros
hijos
tiran
en
los
salones,
6
en
los
patios
de
las
escuelas
o
enfrente
de
su
escuela,
y
van
creyendo
que
siempre
va
a
ser
así
en
México.
Y
es
por
ello
que
se
van
formando
directores,
ejecutivos,
empresarios,
gerentes
que
ésos
sí
tienen
su
baño
privado,
espejos,
relucientes,
jabones
perfumados,
toallas
blancas
y
el
baño
del
trabajador
o
del
alumnado
es
un
verdadero
cochinero.
Ustedes
creen
que
el
trabajador
de
México
o
los
niños
de
México
no
tienen
dignidad,
no
tienen
orgullo,
no
tienen
sentimientos,
y
al
ver
esta
diferencia
es
por
lo
cual
los
niños
y
los
alumnos
y
los
trabajadores
de
una
empresa
nunca
se
ponen
la
camiseta.
Yo
los
exhorto
a
que
vengan
y
conozcan
mis
empresas,
para
que
en
ellas
vean
que
todos
hacemos
pipí
y
popó
en
los
mismos
baños,
porque
para
mi
manera
de
ver
tanto
la
popó
del
Presidente
Felipe
Calderón
o
del
señor
Marcelo
Ebrard
o
de
los
candidatos
a
la
Presidencia
o
de
los
señores
del
sonido,
los
que
tienen
las
cámaras,
al
final
de
cuentas
o
el
mío,
a
final
de
cuentas
huelen
igual.
Entonces,
para
qué
estar
haciendo
estas
diferencias.
También
hablando
del
tiempo,
les
enseñamos
que
cuando
nosotros
nacimos,
cuando
nacieron
sus
hijos,
cuando
nacieron
sus
alumnos
inmediatamente
esos
padres
les
abrieron
un
cuentón
de
medio
millón,
pero
no
de
medio
millón
de
dólares,
ni
medio
millón
de
pesos.
Les
abrieron
un
cuentón
de
medio
millón
de
horas-‐vida,
y
depende
de
cada
uno
de
nosotros
si
esas
horas
las
gastamos
o
las
invertimos.
Hoy,
31
de
enero
del
2012,
nunca
más
va
a
volver
a
nuestras
vidas,
nunca
más.
El
día
de
hoy
nada
más
tiene
24
horas,
las
cuales
no
las
podemos
guardar
para
las
vacaciones
de
Semana
Santa,
no
las
podemos
guardar
para
nuestra
vejez.
No
tenemos
más
que
dos
oportunidades
de
invertirlas
o
de
gastarlas.
Y
yo
quiero
agradecerles
a
todos
ustedes
que
estén
invirtiendo
esta
hora
y
media
con
un
servidor
que
espero
en
verdad
sea
de
lo
más
productiva.
Primero,
para
sus
personas;
segundo,
para
sus
familias,
para
sus
escuelas,
para
nuestro
México.
También
no
quisiera
que
llegasen
a
ser
directores,
ejecutivos,
gerentes
o
empresarios
de
esos
que
se
atreven
a
poner
reglamentos
que
se
va
a
sancionar
al
trabajador
que
llegue
10
minutos
tarde,
y
tú
llegas
una
hora
o
dos
horas
después
en
carro
último
modelo,
y
condenado
empresario
vives
a
ocho
cuadras
de
distancia
del
changarro,
no
la
jodas.
El
pobre
trabajador
que
se
tuvo
que
levantar
muy
temprano,
caminar
ocho
cuadras,
tener
que
tomar
el
colectivo,
tener
que
venir
soportando
el
olor
del
peluche
del
sobaco
del
vecino
por
más
de
40
minutos,
y
que
por
un
accidente
de
tránsito
llega
un
minuto
tarde:
sancionado,
te
regresan
a
tu
casa.
¿Qué
crees
que
siente
ese
trabajador?
Lo
único
que
siente
es
rabia,
coraje,
injusticia.
El
buen
jefe,
el
buen
director,
el
buen
ejecutivo,
el
buen
empresario
debe
ser
siempre
el
primero
en
llegar
y
el
último
en
irse.
Cuando
un
director
llega
a
su
escuela,
créanme
que
maestros,
alumnos,
todos
lo
están
observando.
Si
el
director
agarra,
recoge
la
basura
y
la
va
a
tirar
al
basurero,
ese
es
mejor
ejemplo
para
decir
a
todos
los
alumnos,
a
todos
los
maestros
que
quiere
una
escuela
limpia,
no
es
con
gritos,
con
manotazos
como
la
escuela
se
va
a
poner
limpia.
También
no
sé
si
de
aquí
alguien
haya
ido
al
Japón,
que
levante
la
mano.
Bueno,
no
me
van
a
dejar
mentir,
¿Quién
creen
ustedes,
primero
que
sea
más
rico,
Japón
o
México?
Japón
hasta
el
año
pasado
era
la
segunda
potencia
económica
mundial,
fíjense.
Japón
solo
produce
la
riqueza
de
Alemania,
Inglaterra
y
Francia
juntos.
Pero
a
pesar
de
eso,
a
pesar
de
ello
este
país,
nuestro
México,
es
mucho
más
rico
que
el
Japón.
Para
empezar,
es
cinco
veces
más
grande
que
el
Japón.
Del
subsuelo
de
Japón
no
sale
una
sola
gota
de
petróleo,
ni
de
goterito
y
eso
que
tenemos
los
ojitos
chiquitos,
mano.
Y
esta
bendita
tierra
nos
regala
tres
millones
de
barrilotes
diarios,
a
los
mejores
precios
internacionales,
y
decimos
que
hay
pobreza.
De
las
tierras
de
Japón
no
sale
acero,
no
sale
cobre,
no
sale
oro,
mucho
menos
plata,
y
esta
bendita
tierra
nos
da
toneladas
y
toneladas
de
acero,
de
hierro,
de
oro
y
de
plata,
y
decimos
que
hay
pobreza.
¿No
seremos
que
lo
que
está
mal
somos
nosotros?,
pregunto.
Ocho
mangos,
señores,
en
Japón
valen
100
dólares;
ocho
mangos,
100
dólares,
mil
300
pesos.
En
Chiapas,
con
mi
amigo
Álvarez,
se
tapizan
los
pisos
de
mangos.
Le
dices
a
los
chiapanecos:
“Oye,
¿Por
qué
no
lo
recoges?”,
“no,
son
un
montón”;
-‐recógelos
para
venderlos,
-‐no,
nadie
mes
los
compra,
todos
tienen.
En
Japón
en
estas
fechas,
donde
hay
dos
metros
de
nieve,
no
consigues
un
jitomate
crudo,
menos
una
papaya
o
un
plátano,
y
esta
bendita
tierra
nos
los
da,
sin
reclamar
nada.
Y
quién
se
lo
sabe
agradecer,
quién
lo
sabe
aprovechar,
quién
le
da
gracias
y
agradecimiento
a
esta
bendita
tierra
por
todo
lo
que
este
México
nos
regala
con
creces,
señores.
Por
eso
debemos
de
amar
a
México,
debemos
de
luchar
por
esta
tierra,
porque
tenemos
todo,
todo
para
salir
adelante.
8
Lo
que
tenemos
es
una
mentalidad
de
pobreza,
de
que
somos
tercermundista,
que
nos
ponen
contra
el
Brasil
ya
perdimos,
nada
más
por
oír
que
nos
pusieron
contra
el
Brasil,
ya
perdimos;
ya
derrotados,
de
ante
mano.
Señores,
no,
por
favor,
tenemos
todo
para
salir
adelante
y
todo
esto
se
puede
revertir
con
la
educación
nada
más,
con
amor
a
México,
con
cariño,
con
esfuerzo,
con
ejemplo
de
parte
de
nosotros
los
maestros
para
sacar
a
este
país
adelante.
Porque
sí
se
puede,
tenemos
todo,
son
15
horas
de
vuelo
desde
México
a
Japón,
siempre
van
a
llegar
en
la
tarde
o
al
anochecer
o
muy
temprano,
porque
en
Japón
después
de
las
10
de
la
noche
hasta
las
6
de
la
mañana
del
día
siguiente,
sobre
los
cielos
de
Japón
no
vuela
un
sólo
avión,
porque
con
el
ruidero
de
los
motores
del
avión
van
a
levantar
a
los
ancianos,
a
los
enfermos
o
a
los
bebitos
que
duermen
en
los
pueblos
en
las
ciudades
del
Japón.
Siempre
es
el
respeto
a
las
mayorías,
por
lo
tanto,
van
a
llegar
en
la
tarde,
en
el
anochecer,
échense
un
buen
baño,
una
buena
cena
y
descansen
de
estas
largas
15
horas
de
vuelo.
Pero
a
la
mañana
siguiente
yo
quisiera
que
hicieran
la
siguiente
prueba,
saquen
su
camisa
o
su
blusa
a
lavar,
pero
antes
de
sacarla
a
lavar
pónganle
un
billetote
de
cien
dólares,
métanla
en
la
bolsa
a
la
lavandería
y
ustedes
váyanse
de
turistas,
váyanse
de
compras,
váyanse
a
trabajar,
a
estudiar,
a
lo
que
hayan
ido
en
Japón,
y
cuando
regresen
en
la
noche
van
a
encontrar
una
camisa
perfectamente
lavada
y
planchada
y
al
lado
los
100
dólares.
Si
no
aparecen
estos
100
dólares,
yo
en
apuesta
pública
les
pago
mil,
y
teniendo
aquí
al
Secretario
(Ejecutivo
del
CEN
del
SNTE)
de
testigo
de
que
no
me
les
echo
para
atrás.
Cuando
salgan
a
la
calle
van
a
ver
estaciones
del
metro
que
alrededor
de
la
estación
hay
cientos,
miles
de
bicicletas
y
de
motocicletas
con
que
la
gente
va
de
su
casa
a
la
estación,
deja
su
bici,
deja
su
moto
sin
cadenas,
sin
llaves,
sin
candados;
agarra
el
tren,
se
va
a
trabajar
8,
10,
12,
14
horas,
regresa
en
la
noche,
agarra
su
bici,
agarra
su
moto
con
la
cual
regresa
a
su
casa.
Si
está
lloviendo
en
la
delegación
Benito
Juárez,
la
Miguel
Hidalgo,
Coyoacán,
Iztapalapa,
ponen
alrededor
de
la
estación
cantidad
de
paraguas
que
la
gente
agarra,
se
va
a
su
casa
y
al
día
siguiente
regresa
ese
paraguas
a
la
estación;
tal
y
como
sucede
en
la
estación
de
Nezahualcóyotl
aquí
en
la
Ciudad
de
México.
Nos
da
risa,
¿verdad
maestros?,
cuando
nos
deberíamos
de
preguntar
como
maestros,
¿Por
qué
lo
podrán
hacer
los
japoneses
si
son
mucho
más
feos
que
nosotros,
y
por
qué
no
lo
podemos
hacer
nosotros?
Saben
ustedes
por
qué
maestros,
porque
allá
se
educa
bajo
un
principio,
de
que
si
no
es
tuyo
debe
ser
de
alguien,
si
no
son
tus
crayolas,
niñito,
deben
ser
de
alguien;
si
no
es
tu
baloncito,
debe
ser
de
alguien;
si
en
la
normal,
en
el
baño
te
encuentras
un
celular,
una
cartera,
un
reloj,
no
son
tuyos,
deben
ser
de
alguien.
Maestros,
si
en
la
fiesta
de
fin
de
año
se
encuentran
a
una
señora
y
no
es
suya,
pues
debe
ser
de
alguien;
no
se
trata
que
yo
la
vi
primero.
Si
yo
aquí
en
el
Centro,
aquí
en
el
Zócalo
me
encuentro
una
cartera,
chin,
yo
la
vi
primero,
veo
inmediatamente
cuánta
lana
trae
y
me
volteo
hacia
la
Iglesia,
hacia
la
Catedral,
“gracias,
Diosito,
cómo
supiste
que
estaba
tan
jodido”,
y
tiene
la
credencial
de
tómate
la
foto,
y
no
es
la
03,
es
la
nueva,
¿Y
la
regresaste
Kasuga?
¡Que
bruto
eres!.
9
Pero
cuando
te
educan
bajo
el
principio
de
que
si
no
es
tuyo
debe
ser
de
alguien,
las
cosas
cambian
rotundamente.
Y
ustedes
como
maestros
¿Saben
lo
que
nuestro
país
tiene
que
gastar
en
tener
policías?,
y
sobre
todo
policías
que
tengan
que
vigilar
a
esos
policías,
en
alarmas,
en
cajas
fuertes,
en
candados,
en
llaves,
simplemente
porque
no
se
invirtió
en
la
educación,
de
que
si
no
es
tuyo
debe
ser
de
alguien.
Tan
sencillo
como
eso.
Me
van
a
decir:
es
que
en
México
así
somos,
es
muy
difícil.
No
es
cierto.
Miren,
les
decía
que
yo
tenía
una
empresa.
A
los
20
años
estaba
estudiando
en
la
Escuela
Bancaria
y
Comercial,
que
aquí
está
en
Reforma
con
Insurgentes,
y
tenía
clases
de
las
7
de
la
mañana
a
las
9
de
la
mañana,
después
de
6
de
la
tarde
a
9
de
la
noche.
En
las
tardes
cuando
yo
iba
a
la
Bancaria
en
las
avenidas
de
México,
en
los
semáforos
siempre
van
a
encontrar
a
jovencitos
que
venden
la
Extra
y
el
Ovaciones,
los
periódicos
de
la
tarde.
Yo
les
compraba
el
Esto
y
el
Ovaciones
cuando
estos
valían
35
centavos
y
les
pagaba
con
un
billetote
de
100
pesos.
Me
decían:
Oiga,
no
tengo
cambio,
estoy
empezando,
yo
les
respondía:
No
te
preocupes,
9:30,
10
de
la
noche
que
pase
de
regreso
por
aquí
me
regresas
el
cambio
y
no
va
a
haber
ninguna
bronca.
Muchos
no
me
regresaron
el
cambio,
pero
otros
me
dijeron:
Joven,
aquí
está.
Todavía
me
decían
joven.
Joven,
aquí
está
su
cambio.
Y
esos
cuates
que
me
dijeron:
Joven,
aquí
está
su
cambio,
son
actualmente
los
ejecutivos
de
las
empresas,
tienen
casa
particular,
coches
último
modelo,
mandan
a
sus
hijos
a
las
mejores
universidades
de
México
y
todavía
se
dan
el
lujo
de
tener
una
casa
de
campo
en
Morelos
o
en
el
Estado
de
México.
Es
por
ello
que
yo
me
auto-‐autorizo
para
poderme
parar
en
un
foro
tan
prestigiado
como
éste
para
decirles:
Maestras,
maestros
que
con
México,
con
su
gente
se
puede,
siempre
y
cuando
se
imparta
educación
formativa,
educación
de
valores.
¿Para
qué
quieres
tener
en
tu
negocio
o
en
tu
empresa
o
en
tu
institución
a
un
contador,
un
mecánico,
un
licenciado,
con
dos
maestrías
y
un
doctorado
si
no
es
puntual,
si
no
es
honesto,
si
no
sabe
trabajar
en
equipo?
Mientras
más
años
lo
tienes
en
tu
negocio
más
daño
te
va
a
ocasionar.
Los
valores
–maestros-‐,
no
tienen
título,
no
tienen
maestrías,
no
tienen
doctorados,
pero
es
lo
que
hace
a
las
familias
ser
de
calidad.
Es
lo
que
hace
al
individuo
ser
de
calidad.
Lo
que
hace
a
una
institución
ser
de
calidad,
lo
hace
a
un
país
ser
de
calidad:
Los
valores.
También
han
escuchado
cómo
se
dice
en
nuestro
idioma
español:
Se
cayó,
se
rompió,
se
perdió,
se
quebró,
se
manchó.
¿Quién
lo
hizo?
Quién
sabe.
Nadie
dice
yo
lo
rompí,
yo
lo
quebré,
yo
lo
descompuse,
yo
lo
perdí,
yo
lo
manché.
Vamos
a
suponer
en
la
imaginación
que
goleamos
4-‐0
a
Brasil
en
el
Mundial,
aunque
sea
en
sueños,
pero
puede
ser
realidad.
Entonces,
al
día
siguiente
en
todas
las
primarias
de
México
créanme
que
se
va
a
estar
jugando
futbol,
todos
creyéndose
los
“Pichichis”
del
salón,
los
“Chicharitos”,
los
Rafa
Márquez,
todos
bien
emocionados
jugando
fútbol.
Esto
chicos
que
tengo
aquí
enfrente
son
de
cuarto
año
de
primaria,
total
y
rompen
el
cristal
de
la
Dirección.
Viene
lo
maestra
Anita
y
dice:
¿Quién
de
ustedes
fue?
¿Cómo
se
llama
usted?
Leopoldo,
que
tiene
la
cara
de
ser
el
más
honesto
de
los
niños
levanta
la
mano
y
dice:
Yo
fui
maestra.
Pobre
de
Leopoldo,
le
ponen
una
regañada,
lo
castigan,
hacen
que
vengan
sus
papás,
que
paguen
el
cristal
de
la
Dirección
y
es
castigo
tras
castigo.
Los
demás
compañeritos
de
Leopoldo
no
lo
dicen,
pero
lo
piensan:
ay
qué
pendejo
Leopoldo,
para
qué
dijo
el
guey.
Bueno,
así
hablan
los
niños
de
cuarto
año
de
primaria,
por
si
no
sabían.
10
Pero
después
crecemos
y
trabajamos
en
una
empresa
que
ha
adquirido
esta
maquinaria
que
es
20
veces
más
productiva
que
la
máquina
que
había
adquirido
el
fundador,
y
ahí
ponemos
a
nuestro
mejor
técnico
que
se
llama
Álvaro,
nuestro
mejor
técnico
al
frente
de
esta
máquina.
Álvaro
se
siente
muy
contento,
muy
reconocido,
Álvaro
dice:
“Después
de
trabajar
cuatro
años
en
este
pichurrienta
empresa,
hasta
que
se
dan
cuenta
los
brutos
que
soy
el
más
chilaquil
de
los
técnicos”,
se
aprende
estos
manuales
y
esta
máquina
no
vuelve
a
funcionar
sin
que
Álvaro
le
meta
mano.
Pero
a
esta
empresa
le
ha
llegado
un
gran
pedido
de
exportación
que
tiene
que
cumplir
en
tiempo
y
en
forma.
El
dueño
y
todos
los
gerentes
van
con
Álvaro
y
le
dicen:
“Álvaro
confiamos
en
ti,
sabemos
que
sí
nos
vas
a
sacar
del
atolladero,
le
echas
todos
los
kilos,
por
favor”.
Álvaro
esa
noche
no
duerme
y
a
la
mañana
siguiente
dice.
“Si
yo
le
muevo
esto,
seguro
que
va
a
producir
más”,
le
mueve
y
chin,
se
para
la
máquina.
Todo
mundo
se
asusta,
“Álvaro,
¿Qué
le
hiciste?”,
dijo:
“Nada,
se
paró.
Se
los
juro
que
se
paró”.
Viene
nuestro
técnico,
no
le
da,
hay
que
traer
al
técnico
de
Alemania
para
que
diga:
“Es
que
alguien
movió
esto”.
¿Y
saben
qué
hacen
con
Álvaro?
Lo
corren.
Pero
vean
–maestros-‐,
la
verdadera
intención
de
Álvaro
era
meter
el
gol
del
gane,
pero
chanfleó
mal
y
rompió
el
cristal
y
por
eso
es
castigado.
La
de
Álvaro,
era
producir
más,
esa
era
su
verdadera
intención,
y
lo
corren.
Por
eso,
de
nuestros
alumnos,
de
nuestros
hijos,
sólo
vamos
haciendo
elefantes
de
circo.
¿Han
visto
a
los
elefantes
de
circo?
Cómo
son
unos
animalotes
así,
grandototes,
que
están
amarrados
con
una
cuerda
y
anclados
a
una
estaca
y
que
no
se
escapan
y
que
fueron
creciendo
desde
pequeños
en
la
suciedad,
malos
olores,
llenos
de
moscas
y
que
salen
a
trabajar
como
sale
a
trabajar
el
86
por
ciento
de
la
fuerza
laboral
de
mi
país,
sale
a
trabajar
por
necesidad,
a
un
mísero
sueldo,
por
miedo
a
que
no
lo
corran,
por
temor
a
que
no
lo
sancionen.
Levanta
la
trompita,
levanta
la
patita,
hace
el
trabajo
que
debe
de
hacer,
ni
un
movimiento
de
más,
ni
un
movimiento
de
menos.
Y
una
vez
que
termina
de
trabajar
lo
vuelven
a
anclar,
y
así
es
hoy
y
así
es
mañana,
la
semana
entrante,
el
mes
entrante,
el
año
entrante,
hasta
que
se
mueren,
o
a
los
40
años
lo
cambian
por
otro
elefantito
más
joven.
Créanme
maestros,
que
este
elefante
cuando
era
chico,
como
lo
son
sus
alumnos,
quiso
ser
libre
y
estuvo
luchando
día
y
noche
por
zafarse
de
esta
cuerda,
pero
en
ese
momento
la
cuerda
fue
más
fuerte
que
él,
le
lastimó
la
manita,
se
la
sangró,
le
sale
costra,
le
sale
callo;
pero
no
sólo
callo
en
la
manita,
lo
triste
es
que
le
va
saliendo
callo
en
la
cabezota
de:
no
puedo,
no
debo;
no
puedo,
no
puedo,
no
puedo;
no
debo,
no
puedo.
Ya
de
grandote
le
quitas
la
cuerda
y
el
elefante
grandote
no
sabe
ni
para
dónde
irse
porque
le
metieron
tanto
en
el
disco
duro:
“no
puedes,
no
debes,
no
puedes”.
Y
miren,
esto
es
lo
que
me
preocupa
en
verdad
en
la
educación,
porque
no
son
niños
problema,
son
padres
problema.
11
Me
preocupa
eso
en
la
educación:
de
que
no
sé
si
con
razón
o
sin
razón,
actualmente
los
padres
de
familia,
la
sociedad
mexicana
le
ha
perdido
todo
respeto
a
los
maestros
en
México,
nos
guste
o
no
nos
guste.
Y
ahora
cualquier
señora
en
delantal
va
a
la
guardería,
va
al
kínder,
va
a
la
primaria
a
gritonearle
a
la
maestra,
a
ponerla
en
ridículo
ante
la
Asociación
de
Padres
de
Familia
o
acusarla
con
la
directora.
Entonces,
nuestras
maestras
están
educando
a
mis
nietos
con
mucho
temor,
empiezan
a
decirle:
“no
corras,
no
brinques,
no
saltes,
no
te
quites
el
suéter,
no
te
comas
esto,
no
saltes,
no
te
trepes,
no,
no
no,
no”,
desde
chiquito,
puro
no,
no,
no
debes,
no
puedes,
no
debes,
no
puedes.
No
hay:
“sí
puedes,
órale,
aviéntate”,
no
“no
puedes,
no,
no,
no,
no”
y
contesta
además
bien,
“niño
contesta
bien,
di
mande
usted,
ordene
usted,
como
usted
diga,
diga
usted,
para
que
seas
un
gatito
bien
educadito
en
el
futuro.
Fíjense,
por
eso
no
hay
empresarios
en
México,
por
eso
no
es
gente
que
se
aviente,
porque
le
han
metido
tanto
el
no
debes,
no
puedes,
no
puedes,
no
debes,
no
puedes,
que
cuando
sale
ya
de
grandote,
pues
ya
no
sabe
qué
hacer.
Un
niño
en
guarderías,
en
kínder,
en
primaria
debe
de
correr,
debe
de
saltar,
debe
de
sentir
hambre,
debe
de
rasparse,
debe
de
saltar,
debe
sentir
frío,
debe
saber
vivir;
porque
Dios
hizo
al
ser
humano
de
tal
forma
que
puede
crear
sus
anticuerpos
para
la
autodefensa.
Pero
con
tanto
autoproteccionismo,
niños
de
invernadero,
que
cuando
los
sacan
al
solecito
se
les
quema
la
piel,
que
cuando
florean
las
jacarandas
les
da
alergia,
que
cuando
se
comen
un
mango
se
le
forma
el
hocico
de
puerco;
“ay,
maestra,
no
le
dé
mango
porque
mi
hijo
es
alérgico
al
mango”,
no
hagas
esto
y
no
le
quites
el
suéter
porque
se
va
a
enfriar.
No
les
damos
chance
de
crear
anticuerpos
a
nuestros
hijos;
esto
es
un
gran
error.
Ahora,
también
como
maestros,
ojalá
uno
pudiera
ser
maestro,
yo
como
empresario
trato
de
ser,
porque
podemos
cambiar
el
mundo,
podemos
cambiar
a
nuestro
México.
Miren,
el
que
cumple
con
sus
obligaciones
y
da
más
de
lo
que
debe
convierte
su
mundo
en
un
paraíso;
el
que
sólo
pide
y
sólo
exige
convierte
su
mundo
en
un
infierno.
Y
yo
quiero
que
hoy
mismo
hagan
la
siguiente
prueba.
El
día
de
hoy
cuando
regresen
a
su
casa,
por
favor,
díganle
a
su
mamá,
oye,
mamá,
¡qué
guapa
te
veo
el
día
de
hoy!
Oye,
mamá,
¡qué
rica
sopa
me
preparaste!
Oye,
mamá,
¡qué
bonito
arreglaste
la
mesa!
Y
verán
que
convertirán
su
mundo
en
un
paraíso.
Maestros,
también
cuando
regresen
a
su
casa
díganle
a
su
señora,
oye,
vieja,
¡qué
guapa
te
veo
el
día
de
hoy!,
oye,
¡qué
bonito
arreglaste
las
cortinas,
vieja!,
oye,
vieja,
¡qué
rico
guiso
me
preparaste.
La
señora
si
no
está
acostumbrada
a
estos
halagos
va
a
decir:
Ahora,
éste
que
se
trae,
a
lo
mejor
quiere
su
noche
buena
y
acaba
de
pasar.
Créanme
que
la
mamá
o
la
señora
que
reciba
este
tipo
de
halagos
para
mañana,
sin
que
nadie
se
lo
ordene,
sin
que
nadie
se
lo
pida,
sin
que
nadie
se
lo
exija
ella
solita
se
va
a
arreglar
mejor,
ella
solita
va
a
tener
su
casa
más
hermosa,
ella
solita
va
a
experimentar
en
cocinar
otra
sopa,
otro
guiso
más
sabroso.
12
Y
es
así,
maestros,
como
nace
la
calidad,
cuando
tú
como
maestro
aprendes
de
tus
alumnos,
en
tu
gente
la
chispa
que
sean
hombres
de
calidad
total,
para
que
tú
seas
el
que
le
prendas
la
chispa,
para
que
ellos
se
sientan
necesarios,
útiles,
queridos
y
respetados.
También
como
maestros
podemos
hacer
gente
triunfadora
o
gente
fracasada,
bueno,
aquí
hay
un
montón
de
maestras
bien
guapas,
¿Cómo
se
llama
usted?
Patricia,
una
mujer
muy
guapa.
Vamos
acompañar
a
Patricia,
cuando
ella
tenía
11
años
y
le
invitan
al
primer
baile
de
su
vida,
una
niñita
de
11
años,
Patricia
bien
contenta,
bien
feliz,
bien
emocionada,
no
sabe
cómo
vestirse,
si
ya
se
pinta,
si
se
pone
tacones
altos,
si
se
pone
medias,
si
se
pone
brassier,
no
se
pone
brassier;
tiene
11
años.
Llega
el
día
de
la
gran
fiesta
y
Patricia
se
arregla
lo
mejor
que
puede
en
su
recámara,
sale
de
su
recámara
y
pasa
por
la
sala
donde
desgraciadamente
se
encuentra
una
tía
que
tan
pronto
la
ve
le
dice:
Ay,
Patricia,
que
mal
te
ves,
oye,
mi
amor
ya
te
fijaste
que
tienes
las
medias
chuecas,
ese
peinado
no
te
queda
y
te
pintaste
horrible
además,
parece
que
te
echaste
la
tlapalería
encima,
mi
amor.
Puros
defectos.
Pues
la
pobre
de
Paty
desde
el
primer
defecto
que
le
marca
su
tía
empieza
a
perder
confianza,
empieza
a
perder
seguridad
la
niña
de
11
años.
Y
cuando
llega
a
la
fiesta
y
se
le
aparece,
nada
más
ni
nada
menos
que
William
Levy
o
Leonardo
Di
Caprio,
le
dice:
¿Bailamos,
Patricia?.
Dice:
No,
muchas
gracias,
yo
no
sé
bailar.
Y
esa
noche
Paty
fracasa.
Pero
si
la
misma
Patricia
se
arregla,
pasa
por
la
sala
y
su
tía
le
dice:
Qué
guapa
estás,
qué
bonita,
eres
la
más
linda
de
la
familia,
qué
de
la
familia,
del
Sindicato
de
Trabajadores
completo,
mi
amor.
De
grande
Paty
vas
a
ser
mucho
más
linda
que
Paty
Manterola.
Esa
noche
Patricia
triunfa,
y
quién
hizo
a
Patricia
una
triunfadora,
una
fracasada,
pues
la
maldita
tía,
hombre.
Y
no
saben
ustedes
la
cantidad
de
padres
de
familia,
de
maestros,
de
jefes,
de
ejecutivos
y
de
empresarios
que
tal
vez
sin
saber
lo
único
que
hacen
todos
los
días
es
a
gente
fracasada,
a
gente
insegura.
Pero
bendito
sea
Dios,
hay
cantidad
de
padres
de
familia,
de
maestros,
de
jefes,
de
ejecutivos
y
de
empresarios
que
todos
los
días
de
su
gente
está
haciendo
a
gente
triunfadora,
y
lo
que
necesita
nuestro
México
es
que
formemos
a
gente
triunfadora,
que
se
sienta
amada,
respetada
y
querida.
Si
desde
las
casas
empezamos
a
decirle
a
nuestros
hijos
eres
un
tonto,
eres
un
bruto,
siempre
repruebas,
eres
un
tonto,
entonces
dice
el
niño
pues
si
ya
soy
tonto
para
qué
estudio.
A
eso
se
le
llama
Efecto
Pigmalión,
que
le
dices
tanto
que
sí
lo
vas
haciendo:
Es
un
mentiroso,
tramposo,
mentiroso,
tramposo.
Se
hace
mentiroso
y
tramposo
el
niño.
Efecto
Pigmalión.
Hay
mamás
que
dicen:
Eres
un
desgraciado
maldito,
eres
un
desgraciado
maldito,
ya
te
pareces
a
tu
papá.
Y
el
pobre
niño
se
llega
a
parecer
al
papá.
Y
esto,
saben
ustedes
maestros,
por
qué
sucede,
maestras,
porque
en
la
cultura
oriental
se
nos
enseña
que
cada
uno
de
nosotros
los
seres
humanos
somos
un
sol,
que
estamos
irradiando
todos
los
días
energía,
y
esa
energía
puede
ser
positiva
o
energía
negativa.
Si
tú
das
sonrisas
la
vida
te
regresa
sonrisas,
si
das
amarguras
la
vida
te
regresa
puras
amarguras,
si
das
caras
jetonas.
Vean
a
la
cara
a
la
gente
que
tienen
caras
jetonas,
pues
todo
mundo
lo
saluda
de
forma
jetona,
y
al
frente
siempre.
13
El
que
da
felicidad
recibe
felicidad
y
siempre
al
triple.
El
que
es
simpático,
recibe
simpatías.
Siempre,
siempre
es
al
triple.
Y
por
eso
den
todos
los
días
lo
mejor
de
sí
a
toda
la
gente,
porque
créanme
que
en
verdad
somos
un
ente
de
una
gran
energía
de
tal
forma
que
cambia,
que
transforma
a
todo
mundo.
¿Han
visto
ustedes
a
la
gente
miserable,
esa
gente
que
no
está
dispuesta
a
dar
nada
de
nada?
Nada,
nada,
bien
miserable.
Sólo
quiere
pedir
para
él,
y
nunca
está
dispuesto
a
dar.
Véanlo
para
los
que
sean
católicos,
observen
los
domingos
en
misa
cuando
viene
el
acólito
a
pedir
limosna
con
su
charolita,
el
miserable
mpieza
luego
luego
a
buscar
la
monedita
más
chiquita,
la
más
chiquita,
carajo.
Pasa
el
acólito
y
hasta
la
avientan
para
que
suene
“clink”.
Pero
a
Cristo
no
lo
podemos
hacer
tonto.
Cristo
de
la
cruz
te
está
observando,y
te
dice:
Te
la
triplicaré.
Y
te
triplican
tus
miserias
y
al
triple
siempre,
maestros.
Por
eso
siempre
den
lo
mejor
maestros
a
sus
alumnos,
a
sus
compañeros,
a
su
escuela
den
lo
mejor.
Ahora
que
estamos
en
plena
efervescencia
política
de
las
elecciones,
yo
nada
más
quiero
dejar
un
mensaje
a
los
maestros
de
México
de
tres
problemas
que
tiene
mi
México,
y
que
si
no
los
sabemos
resolver
de
raíz
nuestro
México
no
va
a
poder
salir
adelante,
así
tenga
gobiernos
priistas,
panistas,
perredistas,
verde
ecologista,
panelistas,
de
Convergencia,
aunque
venga
el
doctor
Simi,
no
nos
sacan
adelante.
El
mayor
problema
que
tiene
mi
México,
maestros,
maestras,
es
que
no
somos
autosuficientes
en
nuestros
propios
alimentos.
Somos
grandes
importadores
de
granos.
El
que
les
habla
ha
sido
Presidente
en
la
Federación
Panamericana
de
Lechería
y
con
tristeza
le
tengo
que
decir
que
somos
un
país
de
los
que
más
leche
en
polvo
importa
en
el
mundo,
pero
también
somos
un
país
que
se
atreve
a
vender
este
tipo
de
aguas,
más
caras
que
la
leche.
Esto
vale
más
caro
que
la
leche,
señores.
Sólo
a
México
se
le
ocurre
vender
el
agua
más
cara
que
la
leche.
Al
pobre
campesino
que
tiene
ocho,
diez
vacas,
que
se
tiene
que
levantar
en
estas
madrugadas
de
mucho
frío
y
a
ordeñar,
pues
ya
no
le
conviene
echarle
agua
a
la
leche,
porque
le
sale
más
cara
el
agua.
Somos
un
país
que
compra
a
8.50,
11
pesos
el
kilo
de
tortilla,
sin
entender
que
se
necesitan
de
ocho
a
12
mazorcas
para
hacer
un
kilo
de
tortilla.
¿Cuánto
le
estamos
pagando
al
pobre
campesino?
Le
estamos
pagando
una
verdadera
miseria.
Y
señores
maestros,
lo
único
que
estamos
haciendo
es
obligándolos
a
que
tengan
que
abandonar
sus
tierras,
abandonar
a
sus
familias,
a
sus
hijos,
a
sus
costumbres
y
tradiciones
e
irse
a
buscar
trabajo
al
otro
lado.
Yo
soy
hijo
de
inmigrantes
y
sé
lo
difícil
que
es
llegar
a
un
país
extraño,
sin
idioma,
sin
dinero
y
sin
amigos
y
tener
que
trabajar
14,
16
horas
diarias,
sábados
y
domingos
para
mandar
dinero
a
los
municipios
más
pobres
que
dejaste
en
la
República
Mexicana
es
de
gente
valiente.
14
Y
gracias
a
esas
remesas,
maestros,
tenemos
una
estabilidad
socioeconómica
más
o
menos
pasable,
que
si
no
llegasen
esas
remesas
otro
gallo
estaría
cantando
en
nuestro
México.
Pero
el
problema
no
es
que
tengamos
que
traer
los
granos
que
nos
hagan
falta,
que
ya
actualmente
ocupan
el
50
por
ciento
de
lo
que
nos
estamos
comiendo.
Lo
triste
es
que
se
pongan
a
pensar
como
maestros
a
quién
obedece
una
mascota,
a
quién
obedece
un
perrito,
¿A
quién?
Al
que
le
da
de
comer.
Y
vean
cómo
le
hacen
los
países
primermundistas:
al
campesino
lo
protegen,
porque
saben
que
con
eso
pueden
ir
a
cualquier
lugar
de
negociaciones,
de
hablar
del
tú
por
tú
y
no
nada
más
a
recibir
imposiciones
por
hambre.
Por
favor,
maestros,
den
respeto
hacia
los
campesinos,
a
los
productores
primarios,
para
que
sepan
autodefenderse,
para
que
sepan
vender
sus
productos
a
buenos
precios
y
de
buena
calidad.
Segundo
problema
que
tiene
mi
México:
yo
sé
que
de
aquí
va
a
haber
muchos
que
van
a
querer
sus
hijos
sean
maestros
de
primaria,
pero
créanme
que
yo
he
ido
a
muchas
universidades,
tanto
públicas
como
privadas
y
he
hecho
la
siguiente
pregunta:
¿Quién
de
ustedes
quisiera
que
su
hijo
fuera
maestro
de
primaria
o
de
secundaria?
Y
¿Saben
qué?
No
hay
nadie
que
levante
la
mano.
Desgraciadamente
no
hay
nadie
que
levante
la
mano.
Entonces,
yo
pregunto:
¿Quién
va
a
educar
el
futuro
de
mi
México,
quién
va
a
educar
a
esta
Nación?
¿Quién
va
a
educar
a
sus
hijos,
a
sus
nietos?
Si
los
mejores
individuos,
los
más
preparados,
nadie,
nadie
quiere
que
su
hijo
sea
maestro
de
primaria
o
secundaria.
Y
Confucio
dijo:
La
nación
que
no
sepa
respetar
a
sus
ancestros,
a
sus
padres
y
a
sus
maestros
será
una
nación
o
un
individuo
que
se
irá
a
la
decadencia.
¿Nosotros
estaremos
yendo
a
la
decadencia
por
ello?
Porque
hemos
perdido
respeto
a
los
ancestros,
a
nuestros
padres
y,
sobre
todo,
a
nuestros
maestros.
Nadie
quiere
ser
maestro
porque
saben
que
como
maestro
no
se
puede
ser
rico,
no
se
puede
ser
millonario;
la
culpa
la
tenemos
todos
nosotros,
sociedad
mexicana,
de
que
le
hemos
dado
tanta
importancia
al
que
tiene
y
nos
hemos
olvidado
totalmente
del
que
es;
admiramos
al
que
tiene,
sale
en
las
mejores
revistas,
con
las
mejores
entrevistas,
con
los
mejores
automóviles,
en
los
mejores
centros
vacacionales,
en
los
mejores
restaurantes.
Y
el
que
es
científico,
el
que
es
investigador,
el
que
es
maestro
no
saben
ni
cómo
se
llama
el
pobre.
Cuando
los
premian
salen
en
los
noticieros
un
día
y
al
tercer
día
ya
nadie
se
acuerda
de
ellos,
porque
desgraciadamente
la
sociedad
mexicana,
y
tenemos
que
reconocerlo,
le
hemos
dado
importancia
al
que
tiene
y
no
hemos
fomentado
una
educación
de
enaltecer
al
que
es.
Y
es
ahí
15
donde
ustedes,
maestros,
tienen
que
enaltecer
a
los
que
son,
a
los
héroes
anónimos
que
este
México
tiene
en
gran
cantidad,
los
que
dan
tiempo,
esfuerzo
y
cariño
por
México
sin
pedir
de
él
nada.
En
la
sociedad
mexicana
sale
el
papá,
fíjense
en
la
educación,
sale
el
papá
a
educar
con
el
niño
de
ocho
años,
cuarto
año
de
primaria
empieza
el
papá
luego
luego:
Ya
te
fijaste,
hijito,
en
qué
carrazo
anda
ese
güey,
ya
te
fijaste,
hijito,
con
qué
chamacona
anda
ese
güey,
ya
te
fijaste,
hijito,
en
qué
caserón
se
acaba
de
meter
ese
güey;
hijito,
¿qué
quieres
ser
de
grande?
Pues
güey,
papá.
Y
vean
cómo
hablan
los
chicos
actualmente,
¿qué
hiciste
el
fin
de
semana,
güey?
¿A
dónde
te
la
pasaste,
güey?
¿A
poco
no
hablan
así,
güey?
¿Verdad
que
sí,
güey?
Pues
así
hablan,
todo
mundo
quiere
ser
güey.
De
veras,
no
saben
qué
es
lo
que
es
el
ser,
nadie
sabe
lo
que
es
el
ser.
Y
eso
es
lo
que
más
nos
hace
falta
en
nuestra
educación
de
fomentar
esos
valores
del
ser
humano.
Ser
maestro
es
una
profesión
similar
a
la
que
tuvieron
Sócrates,
Aristóteles;
maestro
le
llamaron
a
Vasconcelos,
maestro
le
llamaron
a
Gandhi,
maestro
le
llamaron
a
Buda,
maestro
le
llamaron
a
Cristo.
Y
uno
sólo
de
estos
maestros,
con
su
enseñanza
y
su
congruencia
en
su
enseñanza,
han
sido
los
que
han
cambiado
media
humanidad,
de
esa
altísima
profesión
es
el
ser
maestro.
Y
mi
padre
me
enseñó,
si
quieres
riqueza
para
un
año
siembra
maíz;
si
quieres
riqueza
para
10
años
siembra
árboles
frutales;
pero
si
quieres
riqueza
para
ti
y
para
toda
la
gente
que
trabaje
contigo
siembra,
siembra
en
ti,
en
ellos
educación,
educación
tecnológica,
educación
vial,
educación
civil,
educación
moral,
educación
nutricional,
educación
deportiva.
Educación
es
lo
que
nos
hace
falta,
maestros,
educación;
no
sólo
la
de
conocimientos,
de
saber
más
para
fregar
al
que
no
sabe.
Todos
hemos
tenido
experiencias,
en
grandes
profesionistas
que
aprovechándose
del
saber
nos
asustan:
Que
nos
van
a
meter
al
bote,
que
se
va
a
morir
tu
mamá.
Bueno,
por
el
tener
rápido
y
fácil,
y
se
nos
olvidan
los
valores;
qué
los
conocimientos
fue
para
el
tener
nada
más
rápido
y
fácil,
¿o
es
para
servir
a
la
sociedad?
Ustedes
están
en
esa
gran
labor,
en
esa
gran
responsabilidad
de
cambiar
nuestro
México.
Si
nuestros
gobiernos,
maestros,
actualmente
pueden
pagar
buenos
sueldos
a
los
maestros
de
México.
Creo
que
es
obligación
de
toda
la
sociedad
mexicana
brindarle
a
nuestros
maestros
mucho
sueldo
moral,
de
agradecimiento,
de
reconocimiento
y
de
profundad
gratitud.
Y
aprovecho
la
mañana
de
hoy
para
brindar
un
fuerte
aplauso
de
agradecimiento,
de
reconocimiento
y
de
profunda
gratitud
a
todos
nuestros
maestros
que
tuvimos
en
la
primaria
y
secundaria,
y
decirles
una
vez
en
la
vida:
Gracias,
maestros,
gracias,
maestros,
por
todo
lo
que
hiciste
por
mí.
Gracias.
A
nombre
de
ellos,
en
verdad,
muchas
gracias.
Les
voy
a
contar
un
anécdota
que
me
pasó
con
el
Presidente
Salinas
de
Gortari,
para
que
sepan
en
dónde
invierte
un
país
primermundista.
Era
padre
de
familia
en
nuestro
Liceo
Mexicano-‐Japonés,
llegó
a
ser
candidato,
llegó
a
ser
Presidente
de
la
República
Mexicana,
y
como
a
los
seis
meses
de
ser
Presidente
de
la
República
Mexicana
lo
vino
a
visitar
un
Primer
Ministro
del
Japón.
La
cita
que
teníamos
con
el
señor
Presidente
a
las
4
de
la
tarde
en
Los
Pinos.
Pero
esa
tarde
había
una
gran
manifestación
de
maestros
que
querían
llegar
hasta
“Los
Pinos”
a
como
diera
lugar
a
exigirle
al
señor
Presidente
aumento
de
sueldo.
16
La
comitiva
japonesa,
a
pesar
de
tener
cuerpo
de
seguridad,
patrulleros
y
motociclistas
llegamos
15
minutos
tarde
a
la
cita
con
el
señor
Presidente.
El
Ministro
Japonés
llegando
echando
lumbre,
porque
para
ellos
la
puntualidad
es
ley
de
oro,
en
donde
no
caben
pretextos
ni
mucho
menos
excusas,
porque
saben
que
de
excusas
siempre
están
llenos
los
excusados.
Llegó
molestísimo.
Lo
vio
tan
molesto
el
señor
Presidente
que
le
dijo:
No
se
preocupe,
señor
Ministro,
sabemos
que
hay
una
gran
manifestación
allá
afuera
de
maestros
que
nos
están
pidiendo
aumentos
de
sueldo.
El
Ministro
japonés
se
volteó
con
el
señor
Presidente
y
le
dijo:
Mire,
señor
Presidente,
en
mi
gobierno,
en
mi
burocracia
el
mejor
pagado
es
el
maestro
de
primaria
y
secundaria,
porque
si
a
ellos
sólo
les
paga
salarios
mínimos,
sólo
hombres
de
salarios
mínimos
les
van
a
poder
entregar.
Órale,
tradúcele
eso
al
señor
Presidente.
Pues
a
tragar
camote
en
Puebla
y
ahí
le
va.
No
le
quedó
más
que
decir:
Tiene
usted
toda
la
razón.
Pero
fíjense,
maestros,
en
la
burocracia
japonesa
como
en
la
mexicana
hay
licenciados,
hay
ingenieros,
hay
arquitectos,
hay
médicos,
hay
de
todas
las
profesiones.
¿Por
qué
creen
ustedes
que
en
Japón
el
mejor
pagado
es
el
maestro
de
primaria
y
secundaria?
¿Saben
ustedes
por
qué?
Porque
ellos
son
los
que
ahorita,
hoy
ya
están
moldeando,
puliendo,
cincelando
a
los
futuros
políticos
del
Japón,
a
los
futuros
empresarios,
a
los
futuros
deportistas,
a
los
futuros
científicos.
Ya
los
están
formando
hoy.
Por
eso
se
merecen
eso.
¿Qué
estamos
haciendo
nosotros
con
todo
el,
perdón,
señores,
en
nuestra
querida
Oaxaca?
Cerrando
carreteras,
quemando
autobuses,
para
que
los
niños
chiquitos
oaxaqueños
crean
que
así
es
como
se
siguen
las
cosas
en
nuestro
México,
y
lo
sigamos
consiguiendo
así
en
el
año
2050.
Yo
creo
que
estamos
mal,
y
eso
tenemos
que
cuidarlo,
porque
ustedes
son
como
una
luz,
como
un
faro
en
que
los
alumnos
viendo
su
aptitud,
viendo
su
manera
de
ser,
viendo
su
limpieza
y
su
justicia
es
el
ejemplo
de
vida
que
van
a
seguir.
¿Ahora,
qué
podemos
hacer
nosotros?
Miren,
cada
acto
importante
de
tu
vida
por
favor
planta
un
árbol.
Cuando
nazca
un
hijo
plántale
un
árbol.
Cuando
entren
a
la
primaria
que
planten
arboles.
Cuando
se
gradúen
que
planten
un
árbol.
Cuando
se
casen
planten
un
árbol.
Cuando
consigan
un
trabajo
planten
un
árbol.
Cuando
inauguren
una
escuela
no
dejen
de
plantar
un
árbol.
Cuando
construyan
su
casa
planten
un
árbol.
En
cada
acto
importante
de
tu
vida,
por
favor,
planten
un
árbol.
-‐¿Cómo
se
llama
usted?
-‐Carmen,
¿cuándo
cortaría
usted
el
árbol
que
su
papá
y
su
mamá
plantaron
enfrente
de
su
casa
cuando
usted
nació?
Nunca,
¿verdad?
Lo
amaría,
lo
cuidaría,
claro
que
sí.
Pero
si
ese
árbol,
doña
Carmen,
hubiese
sido
plantado,
¿usted
de
dónde
es,
del
DF?
Si
hubiese
sido
plantado
por
un
Jefe
de
Gobierno
de
hace,
como
le
calculo
unos
36
años,
sí,
¿verdad?
No
se
acuerda
ni
cómo
se
llamaba
el
condenado
Jefe
de
Gobierno
y
son
dos
árboles
iguales,
fíjense,
uno
lo
plantó
mi
papá,
mi
mamá,
lo
amo,
lo
quiero
y
mientras
más
años
pasa,
más
lo
amo
y
más
lo
quiero;
el
otro
lo
plantó
papá
gobierno
y
me
importa
un
reverendo
comino
lo
que
pase
con
él.
Y
por
eso
las
cosas
que
hace
papá
gobierno
nadie
las
cuida,
nadie
las
ama,
nadie
las
protege.
17
Y
vean
ustedes
cómo
están
nuestras
escuelas
primarias
oficiales,
porque
todos
esperamos
que
venga
el
gobierno
a
arreglarla
y
nosotros
no
hacemos
nada.
No
hacemos
nada.
Y
yo
quisiera
que
se
hiciese,
como
se
hace
en
el
Liceo
Mexicano
Japonés
y
se
hace
en
todas
las
escuelas
del
Japón,
primarias,
secundarias,
que
una
vez
al
año
se
reúnen
un
fin
de
semana
maestros,
alumnos
y
padres
de
familia
y
entre
todos
pintan
la
escuela,
entre
todos
pulen
los
pisos,
entre
todos
barnizan
las
bancas,
entre
todos
hacen
los
trabajos
de
jardinería
y
entre
todos
los
trabajos
de
plomería
y
las
escuelas
parece
que
se
inauguraron
ayer.
Pero
vean
ustedes,
a
nosotros
nos
han
metido
tanto
la
cultura
de
que
todo
lo
tiene
que
hacer
el
gobierno
y
nosotros
no
hacemos
nada,
ni
por
el
lugar
donde
trabajamos.
Hay
muchos
maestros
que
les
dicen:
“bueno,
hay
que
venir
el
domingo,
vamos
a
pintar
toda
la
escuela
entre
todos”
y
“¿Cuánto
me
van
a
pagar?”,
luego,
luego
la
lana
por
delante.
Se
llama
prostitución,
perdónenme.
Hay
que
hacer
algo
voluntariamente
en
sacrificio
por
el
lugar
donde
trabajas,
por
donde
educas
a
los
futuros
mexicanos
que
van
ser
a
este
país
grande.
Yo
he
ido
a
universidades,
me
paro
en
el
foro
y
veo
y
los
focos
fundidos,
pero
en
el
edificio
de
al
lado
están
Ingeniería
Electrónica.
Acabo
de
estar
en
Matehuala,
ustedes
saben
que
hay
una
gran
sequía
en
mi
estado
de
San
Luis
Potosí,
les
digo
a
unos
jovencitos:
“oigan,
agarren
esas
cubetas
y
vayan
a
regar
esos
arbolitos
que
se
están
secando”,
“¡Ah!
No,
eso
es
trabajo
del
jardinero”,
“Y,
¿ustedes
qué
están
estudiando?”,
“nosotros
estamos
estudiando
Bioagronomía”.
Puro
pinche
papel,
nada
de
efectividad;
nada
de
efectividad
y
el
Rector
pidiendo
y
rogando
presupuesto
para
su
universidad.
Lo
consigue
y
¿saben
quién
hace
el
trabajo
de
electricidad?
El
maestro
del
pueblo,
que
apenas
si
terminó
la
secundaria
y,
¿Quién
hace
los
trabajos
de
jardinería?
El
que
no
sabe
ni
leer
ni
escribir
y
que
es
el
jardinero
del
pueblo
es
el
que
hace
las
cosas.
Y
los
alumnos,
los
próximos
a
egresar
no
hacen
nada.
En
la
cultura
de
pedir,
que
nos
den,
que
nos
den,
que
nos
aumenten.
Señores:
México
ya
no
puede
dar.
Es
momento
en
que
nos
obliga
a
tener
que
dar.
Y,
perdón,
señor
Secretario,
voy
a
hablar
de
la
actitud
de
los
sindicatos
mexicanos.
Miren,
en
el
año
64
México
realizó
una
de
las
Olimpiadas
más
hermosas
que
hubiese
visto
la
humanidad,
fue
un
fiestón
deportivo,
juvenil
y
cultural;
la
primera
olimpiada
cultural
que
realizaba
el
mundo.
Cuatro
años
antes
la
había
realizado
Tokio,
y
que
un
país
latinoamericano
hubiese
superado
la
olimpiada
de
Tokio,
porque
se
les
ganó
de
todas
a
todas,
menos
en
puntualidad;
hizo
que
muchos
empresarios
viniesen
a
conocer
a
México.
Un
grupo
de
empresarios
fue
entrevistado
por
el
Canal
Once
del
Politécnico.
Y
una
de
las
preguntas
que
les
lanzaron
es:
¿Cuál
es
la
diferencia
entre
el
trabajador
mexicano
y
el
trabajador
japonés?
Cuchichearon
y
el
jefe
de
la
misión
levantó
la
mano
y
dijo:
Venimos
sorprendidos
de
la
gran
habilidad
manual
que
tiene
el
trabajador
mexicano.
18
Si
se
vienen
todas
las
maquiladoras,
todas
las
fábricas
de
automóviles
a
México,
¿por
qué
creen
que
se
vienen,
maestros?
Muchos
dicen
que
por
sueldos
baratos.
Yo
les
puedo
demostrar
que
en
100
países
que
pagan
sueldos
más
baratos
que
en
México,
se
vienen
a
México
porque
contamos
con
una
mano
de
obra
de
excelente
calidad,
y
como
ejemplo
les
puedo
poner
el
siguiente
ejemplo,
si
ustedes
se
toman
una
sopa
de
fideo
en
Mexicali,
en
Hermosillo,
en
Chihuahua,
en
Durango,
en
Zacatecas,
en
San
Luis
Potosí,
en
Aguascalientes,
en
Guanajuato,
en
Querétaro,
en
Toluca,
en
Tlaxcala,
en
Puebla,
en
Jalapa,
en
Villahermosa,
en
Campeche,
en
Mérida
o
en
Chetumal
todas
las
sopas
de
fideo
saben
diferente.
Pero
ustedes
pidan
un
chicken
sopa
en
gringolandia
y
verán
que
todas
las
sopas
saben
igual,
porque
son
de
lata,
acá
están
hechas
a
mano,
una
por
una
y
casa
por
casa;
de
esa
calidad
de
mano
obra
tiene
el
mexicano.
Además
nos
dijeron,
el
promedio
de
edades
de
gente
muy
joven,
y
además
el
mexicano
tiene
mucho
ingenio.
Pero
ayer
domingo
que
anduvimos
de
turistas
y
que
conocimos
el
Zócalo,
la
Catedral,
la
Plaza
de
las
Tres
Culturas,
las
Pirámides
de
Teotihuacán
y
terminamos
en
la
Villa
de
Guadalupe.
En
la
Villa
de
Guadalupe
nos
dimos
cuenta
que
ante
la
religión
somos
iguales,
nos
gustan
las
peregrinaciones
igual
que
a
ustedes;
llevamos
tamboras,
llevamos
danzantes,
aventamos
cohetes.
Igual
en
el
Japón,
y
que
enfrente
del
templo
hay
muchos
templos
con
fritangas,
amuletos,
rosarios
y
estampitas.
Igual
en
el
Japón.
La
única
diferencia
que
hemos
notado
es
que
van
ustedes
siempre
a
los
templos
a
pedir
y
a
esperar.
Y
nosotros
en
el
shintoismo
siempre
vamos
a
ofrecer.
Ahí
nos
dimos
cuenta,
porque
esos
sindicatos:
CTM,
CTC,
todos
con
“c”
de
camaradas.
Presentan
pliego
de
peticiones,
¿Y
por
qué
los
sindicatos
japoneses
presentan
pliego
de
ofrecimientos?
Pliego
de
peticiones,
pedimos
menos
horas
de
trabajo,
pedimos
más
permisos
para
faltar,
pedimos
más
permisos
para
llegar
tarde,
pedimos
más
aguinaldo,
más
despensa,
pedimos
más
aguinaldo,
bueno,
pedimos
y
pedimos,
¿a
cambio
de
qué?
A
cambio
de
nada.
Por
eso
les
vuelvo
a
repetir,
maestros,
que
en
este
mundo
el
ganón,
el
fuerte,
el
poderoso
va
ser
siempre
el
que
ofrece,
no
el
que
pide;
el
que
pide
es
cuestión
de
tiempo,
se
va
a
perder
todo.
Confucio
dijo:
Si
a
la
tierra
nada
más
le
sacas,
le
quitas,
la
extraes;
la
vas
a
volver
un
desierto.
A
la
tierra
siempre
hay
que
regresarle
lo
que
la
tierra
te
dio.
Ustedes,
maestras,
saben
que
el
ganón
fue
el
que
le
dio,
no
el
que
pidió,
¿a
poco
no?
Se
acuerdan
de
sus
primeros
novios
en
la
adolescencia
esos
que
querían
meter
mano
por
todos
lados
como
si
fueran
líderes
sindicales;
no
es
cierto.
O
se
acuerdan
del
otro
que
les
ofreció
un
caramelito,
un
dulcecito,
que
les
hizo
una
poesía
con
las
letras
de
su
nombre,
creyéndose
el
Amado
Nervo.
O
se
acuerdan
de
ese
cumpleaños
que
les
ofreció
un
gran
ramo
de
rosas
o
una
serenata.
O
se
acuerdan
de
ese
14
de
febrero,
ese
día
de
los
novios,
de
los
enamorados,
ese
Día
de
Valentín,
que
llegó
como
a
las
9:30
de
la
noche
bien
cursi
al
frente
de
su
casa
con
su
globito
de
“I
love”,
o
les
ofreció
19
tanto
que
terminaron
ustedes
ofreciéndoles
todo.
Pero
eso
ya
no
es
mi
bronca.
Por
eso
el
ganón
siempre
es
el
que
ofrece.
Acuérdense
el
que
ofrece
es
el
que
gana.
¿También
por
qué
en
las
empresas
japonesas
llegan
a
ser
grandes?
Porque
nunca
les
traen
dinero
a
la
empresa,
siempre
es
inversión
tras
inversión.
Siempre
es
inversión
tras
inversión.
¿Y
de
qué
viven
los
dueños?
¿De
qué
vivimos
los
dueños
de
Yakult?
Vivimos
de
una
regla
moral,
de
1
a
7.
Si
yo
no
le
puedo
pagar
más
que
mil
pesos
al
de
menor
jerarquía
la
empresa
nada
más
que
puede
pagar
a
mí
7
mil.
Y
sé
que
no
me
alcanza,
tengo
pensar
primero
en
cómo
auméntales
a
los
de
menor
jerarquía
5
mil,
para
que
a
mí
me
puedan
aumentar
35
mil,
para
que
la
empresa
me
pueda
pagar
35
mil.
Todavía
no
estoy
de
acuerdo.
¿Cómo
le
puedo
pagar
al
de
menor
jerarquía
10
mil,
para
que
a
mí
me
pueda
pagar
la
empresa
70
mil,
más
los
70
mil
de
repartos
de
utilidades,
ya
con
140
mil
puedo
ir
al
5º
Congreso
de
la
Educación
sin
cobrar
nada
y
a
todo
dar,
sin
presiones
económicas?
Por
eso
las
empresas
japonesas
llegan
a
ser
tan
grandes.
Y
también
tengo
la
costumbre
y
ojalá
lo
hagan
sus
maestros
también,
que
todos
los
jueves
agarre
a
cualquiera
de
mis
trabajadores,
empleados
que
estén
en
la
fábrica
o
en
la
oficina,
en
donde
me
encuentre
le
diga:
Hoy
me
voy
a
cenar
a
tu
casa.
Patricia,
hoy
me
voy
a
cenar
a
tu
casa,
me
auto
invito.
Claro
que
se
ponen
bien
nerviosos
porque
en
su
casa
nadie
sabe
que
el
Presidente
de
Yakult
va
a
ir
a
gorronear
la
cena.
Le
digo:
No
te
preocupes,
Leonardo,
no
te
preocupes,
en
la
primera
panadería
o
en
el
primer
Oxxo
que
encontremos
compramos
unas
conchitas,
unas
donitas
y
al
llegar
a
tu
casa
que
tu
mamá,
tu
señora,
tu
tía,
tu
sobrina,
tu
vecina,
tu
comadre
o
tu
hija
o
lo
que
tengas
en
tu
casa
con
esta
nueva
Ley
de
Convivencia
nos
haga
un
cafecito
y
me
estoy
hasta
las
11,
12
de
la
noche
platicando
con
toda
la
familia
de
mis
trabajadores.
Y
ahí
he
entendido
cuál
es
la
carencia
y
la
angustia
que
tiene
el
trabajador
mexicano.
La
mayor
angustia
que
tiene
el
trabajador
mexicano,
señores,
es
que
no
tiene
seguridad
de
trabajo.
No
sabe
cuándo
lo
van
a
correr.
Y
vean
ustedes
cómo
actúa
un
animalito
que
tiene
miedo,
pela
los
dientes,
siempre
está
en
posición
de
huir,
de
atacar,
desconfía
de
todo,
cualquier
movimiento
se
pone
nervioso,
porque
no
tiene
seguridad.
Den
seguridad
a
su
gente
y
el
trabajador
mexicano
es
de
lo
más
noble,
de
lo
más
leal.
Y
la
carencia
que
tenía
el
trabajador
mexicano
es
que
nunca
tiene
sueldo
moral.
Fíjense,
muchas
veces
los
directores,
los
gerentes,
los
ejecutivos,
los
inspectores
creen
que
el
trabajador
está
contento
por
su
sueldo.
Y
díganme
quién
está
contento
con
su
sueldo,
que
levante
la
mano
aquí.
Ah,
pues
aquí
están
los
jefes,
con
razón.
Cuando
trabajo
en
el
Magisterio.
Hay,
qué
bueno
que
llegó
el
15
de
mayo,
me
aumentaron
el
sueldo,
qué
bueno
que
trabajo
en
la
Toyota,
qué
bueno
que
trabajo
en
la
Nissan,
qué
bueno
que
trabajo
en
Yakult,
y
al
segundo
mes
me
acostumbro
a
ese
sueldo
y
al
tercer
mes
me
hace
falta
más
que
antes,
y
al
cuarto
mes
empiezo
a
renegar:
Ah,
yo
tengo
muchos
más
años
que
aquel
buey
y
a
mí
me
pagan
muy
poquito.
Yo
me
friego
en
el
segundo
turno
y
a
mí
me
pagan
una
bicoca.
No,
pues
a
ésa
le
pagan
más,
pues
la
querida
del
inspector,
pues
cómo
no.
Y
a
renegar
los
otros
nueve
meses
del
año.
20
Los
sueldos
económicos
nunca
motivan
a
la
gente,
maestros.
Lo
que
motiva
a
la
gente
es
que
les
des
sueldo
moral,
de
reconocimiento,
de
gratitud
y
que
los
hagas
sentir
a
tu
gente
útil,
necesaria,
querida
y
respetada.
Cuando
se
siente
así
el
trabajador
mexicano
o
cualquier
ser
humano
da
lo
mejor
de
sí.
Por
eso,
ustedes
que
son
las
cabezas
en
muchos
lados,
por
favor,
a
sus
alumnos,
a
sus
hijos,
a
su
esposa,
a
sus
parejas,
denles
mucho
sueldo
moral
de
reconocimiento,
de
agradecimiento,
de
que
se
sientan
útiles
y
necesarios,
y
verán
que
cambiamos
nuestro
México;
cambiamos
nuestro
México.
Y
denle
seguridad
de
trabajo,
por
favor,
a
los
trabajadores.
También
quiero
decirles
que
tenemos
que
enseñar
a
nuestra
niñez,
a
nuestros
maestros
jóvenes,
a
nuestra
sociedad
el
ser,
el
acostumbrase
a
ser
ricos,
a
tener
mentalidad
de
triunfadores,
mentalidad
de
grandeza.
¿Por
qué
creen
que
cuando
se
habla
del
japonés
todo
mundo
sabe
que
el
japonés
tiene
dinero,
que
es
gente
rica?
Saben
ustedes,
siendo
un
país
pobre
hay
gente
millonaria,
y
México
es
un
país
extremadamente
millonario,
donde
vivimos
muchos
pobres.
Por
cada
niño
desnutrido,
yo
les
puedo
presentar
10
obesos.
Fíjense,
es
falta
es
de
educación
nada
más,
falta
de
educación.
Para
ser
grande
tú
debes
de
hacer
el
cambio,
no
esperes
que
cambie
tu
director,
no
esperes
que
cambie
tus
autoridades,
cambia
tú
y
harás
un
gran
cambio
en
tu
gente,
en
tu
mundo.
Por
eso
tenemos
que
crear
la
cultura
del
ahorro,
de
no
desperdicio,
de
saber
aprovechar
las
cosas
al
máximo.
¿Por
qué
los
japoneses
llegan
a
ser
ricos?
¿Por
qué
tienen
dinero?
¿Saben
ustedes
por
qué?
Porque
se
nos
enseña
desde
pequeños
que
en
la
vida
como
en
la
naturaleza
hay
una
primavera,
un
verano,
un
otoño,
un
invierno
y
todos
vamos
a
llegar
al
invierno
de
nuestra
vida.
¿Han
pensado
ustedes
cómo
quieren
llegar
al
invierno
de
su
vida?
Ojalá
lleguen
siendo
unos
señorones
como
ese
viejito
de
Karate
Kid
I,
Karate
Kid
II,
que
trascienden
la
juventud,
que
sepa
agradecer
cada
amanecer,
que
sepa
aprovechar
todo
y
no
lleguen
siendo,
como
llegan
muchos
de
nuestros
ancianos,
con
una
mano
adelante
y
una
mano
21
atrás,
sin
nada,
endeudados,
enfermizos,
mal
queridos
y
deprimidos;
pero
es
que
nadie
les
enseñó
que
iba
a
llegar
el
invierno
de
la
vida.
Para
los
japoneses
las
estaciones
de
la
vida
son
la
primavera,
desde
que
uno
nace
hasta
los
20
años,
donde
hay
que
crecer
física,
moral
e
intelectualmente
a
toda
tu
plenitud.
Si
tú
partes
un
plátano
en
forma
perpendicular
y
lo
observas,
vas
a
ver
que
está
dividido
en
tres
gajos,
todos
iguales,
todos
parejos,
no
hay
uno
que
sea
más
chipotudo
que
otro.
Pero
los
jóvenes
de
la
actualidad
con
tanta
televisión,
con
tantas
revistas
semipornográficas,
con
tanto
Latin
Lover
y
Fernando
Colunga
y
Willian
Levy
creen
que
lo
más
importante
es
lo
físico,
y
se
van
tres,
cuatro
horas
diarias
a
que
le
salgan
bolas
en
los
brazos,
en
el
pecho,
en
las
nachas,
en
las
pantorrillas,
se
abren
la
camisa
y
andan
presumiendo
el
sólo
para
mujeres.
Claro
que
esto
impresiona
a
cualquier
chica,
la
chica
le
invita
a
tomar
una
tacita
de
café,
pero
las
chicas
de
la
actualidad
no
son
nada
tontas,
no
se
acaban
de
tomar
media
tacita
de
café,
inmediatamente
se
dan
cuenta
que
el
brutote
que
tienen
enfrente
tiene
todo
el
coco
vacío
y
le
faltan
bolas
donde
las
debería
de
tener
bien
puestas,
se
dan
la
gran
decepción.
Después
viene
de
los
20
a
los
40
el
verano,
donde
los
árboles
son
frondosos,
dan
flores,
dan
fruta.
Así
también
el
ser
humano
es
cuando
se
casa,
cuando
tiene
hijos,
cuando
puede
trabajar
72
horas
sin
dormir,
cuando
está
en
todo
su
apogeo.
Pero
después
viene
el
otoño
de
los
40
a
los
60,
en
el
otoño
vean
ustedes
cómo
los
árboles
empiezan
a
cambiar
de
color
sus
hojas
y
cómo
poquito
a
poquito
se
van
cayendo
sus
hojas;
así
también
en
el
ser
humano
se
nos
cambie
el
color
del
pelo,
se
nos
cae
el
pelo,
se
nos
cae
la
vista,
se
nos
caen
los
dientes,
se
nos
caen
muchas
cosas
más
en
el
otoño
de
la
vida.
Después
de
los
60
en
adelante
empezamos
el
invierno
de
la
vida,
ojalá
lleguemos
siendo
unos
señores
que
podamos
viajar
por
todo
el
mundo,
por
donde
se
nos
antoje,
podamos
entrar
a
cualquier
clínica,
excepto
chequeos
médicos
o
entrar
a
cualquier
juguetería,
comprar
los
juguetes
de
tus
nietos
y
no
llegues
siendo
un
esclavo
de
la
vida,
de
esos
que
se
tienen
que
formar
un
día
al
mes
a
ser
una
colotas
para
recibir
una
mísera
pensión,
o
ir
a
los
centros
de
salud
para
que
de
malas
formas
te
nieguen
tus
medicinas
o
que
te
arrumben
en
cuarto
bien
húmedo,
bien
frío
de
lo
que
fue
tu
casa.
Y
para
no
llegar
así
al
invierno
de
la
vida,
maestras,
maestros,
el
secreto
está
en
lo
siguiente.
Que
quisiera
que
enseñen
a
sus
alumnos,
a
sus
maestros
jóvenes,
que
desde
el
primer
ingreso
que
tengan
en
su
vida,
por
favor,
se
paguen
así
mismo
un
10
por
ciento;
el
otro
90
por
ciento
no
es
suyo,
el
otro
90
por
ciento
se
lo
tienen
que
dar
al
que
les
presta
la
casa,
les
presta
la
luz,
les
fabricó
la
ropa,
les
cosechó
los
alimentos;
a
ellos
se
los
tienen
que
dar.
Pero
si
ustedes
trabajaron
desde
muy
temprano
hasta
muy
noche,
es
justo
y
necesario
que
se
paguen
así
mismo
ese
10
por
ciento,
y
páguense
los
20
años
del
verano
y
los
20
años
del
otoño
durante
40
años;
han
visto
árboles
que
tienen
40
años
cómo
tienen
un
troncotote
así
y
que
dan
mucha
sombra,
mucho
follaje,
y
en
los
tiempos
de
mayo
que
por
acá
hace
un
calorón
van
a
ver
cuántos
bueyes
vienen
a
tomar
sombra
debajo
de
este
árbol
llamadas
nueras
y
yernos.
Y
este
arbolote
que
tiene
un
troncotote
así
no
nació
de
una
semillotota
así,
nace
de
una
pequeña
semillita
así
chiquita,
como
mi
primer
pequeño
suelo.
22
Pero
yo
los
tuve
regando
quincena
con
quincena,
abonando
en
las
vacaciones,
en
las
prestaciones
y
este
árbol
crece,
crece
y
crece
y
ahora
me
da
toda
la
tranquilidad
del
mundo;
y
sé
además
que
este
árbol
aun
de
muerto
va
a
tener
mucha
leña
para
seguir
calentando
muchos
hogares.
Ya
estoy
viendo
aquí
unas
caritas
otoñales
que
dicen:
Por
qué
no
trajeron
a
este
“tacataca”
hace
20
años,
lo
que
tendríamos
ahorita.
Les
aseguro
a
los
que
tengan
más
de
40
años
si
hubiesen
seguido
esa
disciplina,
ahorita
en
interés
compuesto
estarían
ganando
más
de
lo
que
están
ganando
de
sueldo
actualmente.
Esa
es
la
disciplina,
para
ello
hay
que
tener
mucho
coraje,
mucho
empeño,
mucha
disciplina,
y
saben
ustedes
que
esto
se
obtiene
teniendo
un
espíritu
combativo,
espíritu
positivo.
El
día
de
hoy
saben
ustedes
para
qué
fue
a
trabajar
el
86
por
ciento
de
la
fuerza
laboral
de
mi
México,
llamados
empleados,
empleados,
burócratas,
obreros
y
uno
que
otro
maestro.
¿Con
qué
objetivo
fueron
a
trabajar
el
día
de
hoy?
El
único
objetivo
a
que
va
el
86
por
ciento
de
la
gente
laboral
de
mi
país
desgraciadamente
es
que
dé
la
hora
de
la
salida,
para
eso
van,
porque
no
saben
ni
para
qué
van
a
trabajar.
Voltean
y:
Chin,
hijo,
falta
un
montón.
Media
hora
antes
empiezan
a
escurrirse
al
baño.
Llegan
al
objetivo
que
es
la
hora
de
la
salida
y
salen
como
chiflido.
Así
haya
niños
en
los
salones,
así
haya
mercancía
tirada,
así
haya
público
en
los
mostradores,
les
importa
un
comino.
El
objetivo
de
hoy
era
la
hora
de
la
salida.
Y
miren,
para
que
un
país,
nuestro
México,
sea
extraordinario
y
dejemos
de
ser
gente
ordinaria
la
diferencia
entre
ser
ordinario
y
ser
extraordinario
sólo
está
en
el
extra.
De
ordinarios
están
llenos
los
panteones,
de
gente
extraordinaria,
como
son
ustedes,
hay
muy
pocos,
hay
muy
pocos.
Y
son
la
gente
que
ha
dado
un
poco
más,
un
extra
a
la
vida,
al
trabajo,
a
la
familia,
a
los
compañeros,
a
la
educación.
El
extra
que
le
den
los
va
a
ser
extraordinarios,
gente
que
se
le
recuerde
y
que
pueda
trascender
en
este
mundo.
De
gente
ordinaria
están
llenos
los
panteones.
Entonces
la
diferencia
entre
ser
gente
ordinaria
y
extraordinaria
está
sólo
en
el
extra,
maestros.
Y
recuerden
que
ustedes,
maestros,
por
favor,
son
los
que
van
moldeando,
los
que
van
haciendo
a
los
futuros
políticos
de
México.
Los
que
van
haciendo
los
empresarios,
los
científicos,
los
deportistas
y
los
investigadores
de
nuestro
país.
Para
una
buena
educación,
como
para
una
buena
toma,
como
el
ser
humano
debe
de
crecer
en
lo
físico,
en
lo
moral
y
en
lo
intelectual,
así
también
para
una
buena
educación
se
necesita
el
alumno,
el
maestro
y
el
apoyo
familiar.
Si
alguno
de
ellos
falla
ya
no
se
puede
dar
una
buena
educación.
Es
un
tripié,
como
para
tomar
una
buena
toma
de
las
cámaras
que
están
allá,
están
sobre
un
tripié,
y
como
seres
humanos
debemos
de
crecer
en
lo
físico,
en
lo
moral
y
en
lo
intelectual,
siempre
en
un
tripié,
bien
sólido
para
que
nuestro
México
salga
adelante.
Maestros,
en
verdad,
estén
orgullosos
de
ser
maestros,
es
una
de
las
profesiones
de
mayor
importancia
en
cualquier
nación.
Son
los
que
hacen
el
país,
los
que
forman
este
México,
los
que
construyen
nuestro
futuro.
Ustedes,
no
son
los
políticos,
no
son
las
políticas,
no
somos
los
empresarios.
No.
Ustedes,
maestros,
son
los
que
hacen
a
los
futuros
mexicanos.
23
Maestros,
esa
labor
no
hay
poder
que
se
los
pueda
pagar
de
agradecimiento
y
reconocimiento
y
profunda
gratitud.
Yo
en
lo
personal
quisiera
haber
sido
maestro,
para
poder
cooperar
con
mi
México
en
hacer
hombres,
niños
nobles,
orgullosos
de
su
país,
con
miras
a
un
futuro.
Estén
orgullosos
de
poder
tener
a
este
México,
el
México
del
desierto,
el
México
del
altiplano,
el
México
de
las
cosas,
el
México
de
la
selva,
el
México
de
las
penínsulas.
Estén
orgullosos
de
nuestro
México,
de
sus
multipaisajes,
de
sus
multiclimas,
estén
orgullosos
de
sus
canciones,
de
sus
corridos,
de
sus
fiestas,
estén
orgullosos
como
mexicanos
de
nuestras
comidas
llenas
de
sabores,
llenas
de
olores,
llena
de
tradiciones.
Estén
orgullosos
de
nuestra
historia,
de
ser
mexicanos,
que
aunque
les
quemaran
los
pies
nunca,
nunca
se
atrevían
a
traicionar
a
su
pueblo.
De
esa
estirpe
es
el
mexicano.
Es
por
ello
que
yo
les
pido
que
siempre
anden
por
este
mundo
con
la
frente
en
alto
y
el
pecho
erguido,
de
haber
nacido
en
esta
bendita
tierra
mexicana.
Y
por
último
quiero
terminar
con
un
cuento
que
me
contó
mi
padre
y
con
el
cual
cierro
todas
mis
conferencias:
Había
un
bosque
muy
hermoso,
donde
vivían
muchos
animalitos.
De
repente
este
bosque
se
empieza
a
incendiar
y
todos
los
animalitos
empiezan
a
huir.
Sólo
hay
un
gorrioncito
que
va
al
río,
moja
sus
alitas,
vuela
sobre
el
bosque
incendiado,
revolotea
y
deja
caer
una
o
dos
gotitas
de
agua,
tratando
de
apagar
este
incendio.
Va
al
río,
moja
sus
alitas,
vuela
sobre
las
llamas,
revolotea
y
deja
caer
una
o
dos
gotitas
de
agua.
Pasa
el
elefante
y
le
dice:
“gorrioncito,
no
seas
tonto,
huye,
huye
como
todos
nosotros,
nos
ves
que
vas
a
achicharrar”
y
el
gorrioncito
se
voltea
y
le
dice:
“no,
este
bosque
me
ha
dado
todo,
este
bosque
me
ha
dado
hogar,
este
bosque
me
ha
dado
familia,
este
bosque
me
ha
dado
alimento,
este
bosque
me
ha
dado
amigos,
pero
sobre
todo
este
bosque
me
ha
dado
felicidad
y
no
va
a
importar
que
yo
me
muera,
pero
por
simple
lealtad
voy
a
tratar
de
salvar
a
mi
bosque”.
Y
así
va
al
río,
moja
sus
alitas,
vuela
sobre
el
bosque
incendiado,
revolotea
y
deja
caer
una
o
dos
gotitas
de
agua.
Pasa
el
elefante
y
le
dice:
“gorrioncito,
no
seas
tonto,
huye,
huye,
como
todos
nosotros”.
Ante
esta
actitud
de
lucha
constante
de
querer
apagar
el
incendio
Dios
se
compadece
y
deja
caer
un
fuerte
tormentón
y
felizmente
el
incendio
se
apaga
y
al
poco
rato
este
bosque
vuelve
a
reverdecer
y
a
florecer
y
todos,
todos,
vuelven
a
ser
felices
y
tal
vez
más
felices
que
antes
eran.
Maestras
y
maestros
de
México:
A
este
bosque
yo
lo
comparo
con
mi
México.
Tal
vez
estemos
en
un
gran
incendio
político,
económico
y
social,
pero
yo
les
pido
a
todos
y
a
cada
uno
de
ustedes
que,
por
favor,
en
verdad,
por
favor,
por
favor,
sean
como
ese
gorrioncito
y
que
todos
los
días,
todos
los
días
dejen
caer
una
o
dos
gotitas
de
sudor,
de
trabajo
y
de
estudio,
y
así
lo
hacen,
si
así
lo
hacen
México,
México
se
los
agradecerá
y
Dios,
Dios
los
bendecirá.
24
Pregunta:
A
los
maestros
nos
toca
la
tarea
de
imaginar
para
ser
capaces
de
construir
un
mejor
futuro,
formando
mejores
alumnos
en
este
México
que
busca
ser
más
plural,
más
justo,
que
requiere
prosperar
y
demandar
resultados;
el
papel
del
maestro
vuelve
a
ser
pieza
clave.
Nos
llegó
una
pregunta
de
un
padre
de
familia
del
estado
de
Morelos
lo
cual
expresa
lo
siguiente:
Desde
su
experiencia
como
empresario
y
promotor
activo
de
una
mejora
educación,
¿qué
valores
son
fundamentales
para
una
sociedad
más
justa
próspera?
Sr.
Carlos
Kasuga
Osaka:
Los
que
acabo
de
nombrar:
ser
puntuales,
ser
honestos,
ser
limpios,
saber
trabajar
en
equipo,
tener
trabajos
sociales
en
bien
de
la
comunidad,
en
amar
a
México
y
dar
reconocimiento
al
ser,
en
lugar
del
hombre
que
tiene.
Pregunta:
De
la
Sección
26
de
San
Luis
Potosí
el
profesor
Crisógeno
Sánchez
le
pregunta:
Vivimos
cambios
acelerados
en
donde
el
trabajador
no
se
puede
quedar
anclado
en
el
pasado,
sino
ser
más
competitivo,
¿qué
debe
ofrecer
la
autoridad
para
que
los
trabajadores
tengan
sentido
de
pertenencia
y
satisfacción
por
lo
que
hacen
y
cómo
se
puede
contribuir
para
que
los
jóvenes,
en
cualquiera
que
sea
su
rol
social,
se
esfuercen
y
se
empeñen
en
dar
más
con
una
nueva
actitud
y
compromiso
para
superar
los
desafíos
de
este
siglo
XXI?
Sr.
Carlos
Kasuga
Osaka:
Efectivamente,
actualmente
la
tecnología
está
avanzando
en
forma
extraordinaria,
ya
es
la
época
de
tener
en
las
escuelas
pizarrones
electrónicos,
en
capacitar
constantemente
a
los
maestros,
no
sólo
en
la
tecnología,
pero
en
muchas
otras
cosas
como
es
en
la
educación,
y
a
los
alumnos
en
la
educación
nutricional,
en
la
educación
civil,
en
la
educación
deportiva.
Todas
las
fallas
que
tiene
mi
México,
creo
yo,
que
es
por
la
falta
de
educación,
otro
tipo
de
educación
que
no
sea
nada
más
la
de
los
conocimientos,
lo
que
como
requisito
mínimo
fija
la
Secretaría
de
Educación
Pública.
25
Pregunta:
Las
escuelas
deben
de
ser
el
lugar
más
apreciado
por
la
sociedad
donde
los
padres
de
familia
sientan
que
existe
no
sólo
el
espacio
adecuado
para
que
sus
hijos
aprendan.
El
maestro
Efrén
de
los
Ríos
de
la
Sección
36
pregunta:
¿La
filosofía
de
dar,
ofrecer
sería
la
vía
del
cambio
para
un
país
rico
en
recursos
naturales,
pero
pobre
en
buenas
costumbres?
Sr.
Carlos
Kasuga
Osaka:
Yo
creo
que
debemos
de
dar
la
educación,
de
ofrecer.
Pero
no
es
en
dar
dinero,
de
dar
bienes
en
donde
no
se
han
formado
todavía
la
educación
moral.
Creo
yo
que
es
dar
el
ejemplo
de
los
maestros,
el
ejemplo,
sobre
todo
de
los
padres
de
familia.
Entender
que
el
binomio
padres
de
familia
y
maestros
deben
de
caminar
como
si
fuera
las
vías
del
tren,
en
paralelo
para
llevar
al
pasajero,
que
es
lo
más
importante,
que
es
su
hijo,
que
es
su
alumno
a
un
destino
correcto.
Pero
saber
en
qué
está
marchando
la
escuela,
qué
está
pidiendo
la
escuela
y
qué
está
pidiendo
la
Asociación
de
Padres
de
Familia.
Si,
por
ejemplo,
nosotros
hacemos
las
visitas
en
la
empresa,
les
decía,
las
visitas
a
los
hogares
de
nuestros
trabajadores
para
saber
en
qué
ambiente
vive,
cómo
vive,
qué
impresión
tiene
la
familia
de
la
empresa.
Todo
eso
me
sirve
de
mucho
para
dar
una
buena
dirección
de
la
empresa.
Por
ejemplo,
maestros,
si
la
maestra
va
a
festejar
el
Día
del
Padre,
en
un
ejemplo.
Día
del
Padre
y
no
sabe
que
entre
sus
alumnos,
entre
sus
30
alumnos
hay
dos
que
ni
siquiera
conocieron
al
padre,
que
nadie
sabe.
¿Saben
ustedes
el
daño
moral,
psicológico
que
de
por
vida,
no
con
intención,
pero
por
falta
de
conocimientos,
de
conocer
a
quién
enseña
uno,
a
quién
guía
uno
como
empresario,
lo
destrocen
de
por
vida?
Es
por
ello
que
los
maestros
deben
de
conocer,
también
visitando
a
sus
alumnos
en
sus
casas
para
saber
en
qué
tipo
de
hogares,
con
qué
padres
de
familia,
en
qué
ambiente
social
se
están
desarrollando
sus
alumnos.
Si
de
veras
queremos
ser
muy
buenos
maestros.
Pregunta:
Esperanza
Iris
Ochoa,
pregunta,
¿cómo
hacer
congruente
una
educación
humanista
en
una
sociedad
eminentemente
capitalista?
¿Cuáles
pueden
ser
las
alternativas
para
poder
hacerlo?
Sr.
Carlos
Kasuga
Osaka:
Yo
creo
que
empezando
como
con
la
maestra,
empezando
con
los
compañeros.
Nosotros
debemos
de
hacer
el
cambio.
Ustedes,
maestros,
tienen
la
gran
oportunidad
de
estar
ante
30
alumnos,
ante
500
alumnos
para
fomentar
este
cambio
de
dar
importancia
a
los
valores
humanos
y
olvidarnos
un
poquito
del
tener,
del
comercialismo,
de
que
si
no
me
pagan
no
voy
a
trabajar,
del
que
si
no
me
dan
dinero
por
delante
no
doy
nada.
Y
miren,
me
permití
traer
un
ramillete
de
lápices
de
colores
que
ustedes
tienen
en
sus
salones,
para
que
entiendan
lo
que
es
un
sindicalismo
correcto.
En
un
sindicato
debe
de
haber
gente
de
todos
los
colores,
de
todos
los
valores.
En
diferentes
regiones,
se
crearon
en
diferentes
hogares,
con
diferentes
padres,
con
diferentes
religiones,
con
diferentes
partidos
políticos,
con
diferentes
compañeros,
y
así
hay
de
muchos
colores.
Cada
uno
es
un
color.
26
Uno
solo
lo
parto,
uno
solo
lo
voy
partiendo.
Pero
en
lo
que
es
sindicalismo
es
reunirnos
todos
unidos,
entendiendo
que
habemos
de
todos
los
colores,
de
todos
los
valores
y
principios,
pero
trabajar
para
un
mismo
fin.
Y
ya
juntos,
unidos,
con
el
mismo
valor,
con
el
mismo
principio
hacia
el
mismo
objetivo
ya
no
hay
poder
que
los
pueda
quebrar.
Este
es
un
sindicalismo
correcto.
Presentador:
Tenemos
muchas
preguntas
que
nos
han
llegado
del
país,
pero
por
el
tiempo
de
nuestro
conferencista
cedemos
el
uso
de
la
voz
a
nuestro
Secretario
General
Ejecutivo,
el
maestro
Juan
Díaz.
Muchas
gracias.
Mtro.
Juan
Díaz:
Muchas
gracias.
Maestra
Yolanda,
maestro
Espericueta.
Señor
Kasuga,
quiero
expresar
a
usted,
buscando
interpretar
el
sentir
no
sólo
de
los
presentes
por
la
oportunidad
que
nos
ha
dado
a
todos
de
escucharle
y
al
mismo
tiempo
por
nuestros
compañeros,
los
padres
de
familia,
autoridades
educativas,
líderes
sindicales
e
invitados
académicos,
medios
de
comunicación
por
esta
oportunidad.
Quiero
decir
a
usted
que
al
escucharle,
por
supuesto
que
es
estimulante,
es
una
motivación
extraordinaria
y
también
hay
que
decirlo,
la
oportunidad
para
hacer
la
crítica
y
asumir
desde
esa
visión
integradora,
que
creemos
debe
contemplar
el
sistema
educativo
en
su
conjunto,
tanto
en
el
trabajo
áulico
como
en
la
casa,
como
en
la
sociedad
en
general,
asumir
que
podemos
pensar
que
el
Sindicato
Nacional
de
Trabajadores
de
la
Educación
está
interpretando
y
leyendo
los
tiempos
que
corren
en
México
y
haciendo
su
esfuerzo.
Este
espacio
mismo,
su
presencia
y
la
de
algunos
otros
conferencistas,
algunos
con
un
perfil
estrictamente
científico,
algunos
otros
con
un
perfil
filosófico,
unos
más
con
una
visión
empresarial.
En
fin,
en
esta
casa,
en
el
SNTE
asumimos
y
cuando
menos
desde
1992
tenemos
claridad
meridiana
sobre
lo
que
usted
señala.
Somos
un
sindicato
que
nos
reconocemos
como
de
un
frente
amplio.
Hay
un
respeto
profundo
por
la
militancia
partidista
y
las
identidades
ideológicas
de
todos
sus
miembros.
Aquí
mismo
hay,
por
supuesto,
presencia
de
todo
el
espectro
de
la
vida
cultural,
política
y
partidista
de
nuestro
país,
pero
también
hemos
asumido
el
que
el
principio
básico
del
sindicalismo,
que
es
el
principio
solidario
del
que
usted
nos
acaba
de
dar
un
ejemplo
concreto,
es
un
principio
que
hacemos
nuestro.
Tenemos
claridad
como
gremio
para
defender
lo
que
hemos
alcanzado,
para
mejorar
la
calidad
de
vida
de
nosotros
y
de
nuestras
familias,
pero
también
y
quizá
ésta
es
una
de
las
partes
más
importantes
de
las
que
surgen
algunos
críticos
de
nosotros,
hemos
asumido
desde
cuando
menos
1992
el
reto
de
comprometernos
con
nuestra
materia
de
trabajo,
de
hacer
saber
a
la
sociedad
que
no
sólo
somos
un
sindicalismo
gremialista
y
que
reivindica
a
los
derechos
y
las
demandas
de
los
trabajadores,
estamos
comprometidos
con
la
educación,
porque
venimos
de
ahí,
de
esa
raíz
de
la
que
usted
habla.
27
La
inmensa
mayoría
de
los
maestros
del
SNTE
son
hijos
de
obreros,
de
campesinos,
de
maestros,
de
comerciantes,
gente
que
veníamos
y
estamos
vinculados
de
manera
natural
con
esa
sociedad,
con
ese
pueblo
que
usted
señala.
Por
eso
nuestro
compromiso
por
mejorar
la
calidad
de
la
educación
y
ponerla
a
tono
con
el
reloj
del
tiempo
del
México
de
hoy
no
es
un
discurso,
no
es
una
frase
para
incorporar
en
algún
documento,
es
un
compromiso
que,
por
supuesto,
requieres
de
hacer
autocrítica
y
asumir
que
quienes
tenemos
la
función
dirigentes
debemos
de
interpretarla
como
hoy
se
requiere
y
tener
desde
ahí
la
autoridad
para
poder
hablar
con
nuestras
compañeras
y
nuestros
compañeros
en
todas
las
latitudes
del
país
y
decirles
que
debemos
estar
comprometidos
con
la
mejora
de
la
calidad
de
la
educación.
Asumimos,
por
supuesto,
que
los
padres
de
familia
tienen
un
reto
y
un
deber:
de
retornar
a
la
vida
de
la
comunidad
escolar
para
asumir
juntos
el
reto
y,
por
supuesto,
quienes
gobiernen,
tanto
en
el
municipio,
en
el
estado
o
a
nivel
federal,
tengan
claridad
que
la
apuesta
por
llevar
a
México
a
donde
todos
requerimos
y
nos
está
demandando
la
sociedad
implica
también
un
nivel
de
responsabilidad
muy
alto,
y
no
sólo
una
frase
de
una
campaña
o
de
un
discurso
electoral.
Ese
es
el
reto.
Por
lo
tanto
creo
que
nos
sentimos
muy
satisfechos
de
haberlo
escuchado
y
al
mismo
tiempo
agradecerle
su
presencia
y
desearle
lo
mejor.
Muchas
gracias.
Quiero
finalmente,
si
me
permiten
ustedes,
dar
lectura
al
texto
de
un
reconocimiento
que
a
nombre
de
la
Maestra
Elba
Esther
Gordillo,
nuestra
Presidenta
Nacional
y
todos
los
dirigentes
y
maestros
de
México
le
queremos
entregar,
dice:
5º
Congreso
Nacional
de
Educación,
3er
Encuentro
Nacional
de
Padres
de
Familia
y
Maestros;
el
Sindicato
Nacional
de
Trabajadores
de
la
Educación
otorga
el
presente
reconocimiento
a
Carlos
Kasuga
Osaka
por
su
invaluable
aportación
a
los
maestros
de
México
en
la
Conferencia
Magistral
“Educación
del
Compromiso
Personal
a
la
Responsabilidad
Social”,
con
fecha
del
día
de
hoy,
lo
signan
la
Maestra
Elba
Esther
Gordillo,
Presidenta
Nacional
de
nuestro
Sindicato
y
su
servidor.
Muchas
gracias.
--0--
28