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FUNCIONES DETALLADAS DE EMPLEOS PÚBLICOS

ART. 122.—No habrá empleo público que no tenga funciones detalladas en ley
o reglamento y para proveer los de carácter remunerado se requiere que estén
contemplados en la respectiva planta y previstos sus emolumentos en el
presupuesto correspondiente

Ningún servidor público entrará a ejercer su cargo sin prestar juramento de


cumplir y defender la Constitución y desempeñar los deberes que le incumben.

Antes de tomar posesión del cargo, al retirarse del mismo o cuando autoridad
competente se lo solicite deberá declarar, bajo juramento, el monto de sus
bienes y rentas.

Dicha declaración sólo podrá ser utilizada para los fines y propósitos de la
aplicación de las normas del servidor público.

INC. 5º—Modificado. A.L. 1/2004, art. 1º. Pérdida de derechos políticos. Sin
perjuicio de las demás sanciones que establezca la ley, no podrán ser inscritos
como candidatos a cargos de elección popular, ni elegidos, ni designados
como servidores públicos, ni celebrar personalmente, o por interpuesta
persona, contratos con el Estado, quienes hayan sido condenados, en
cualquier tiempo, por la Comisión de Delitos que afecten el patrimonio del
Estado. Tampoco quien haya dado lugar, como servidor público, con su
conducta dolosa o gravemente culposa, así calificada por sentencia judicial
ejecutoriada, a que el Estado sea condenado a una reparación patrimonial,
salvo que asuma con cargo a su patrimonio el valor del daño

NOTAS: 1. Este artículo fue publicado en su versión correcta en la Gaceta Constitucional Nº


125 de 25 de septiembre de 1991, que corregía las versiones publicadas en las gacetas
constitucionales 114 y 116 de 7 y 20 de julio del mismo año.
2. Ley 599 de 2000, Código Penal. Señala los delitos contra la administración pública, tales
como: Del peculado. De la concusión. Del cohecho. De la celebración indebida de contratos.
Del tráfico de influencias. Del enriquecimiento ilícito. Del prevaricato. Del abuso de autoridad.
De la usurpación y abuso de funciones públicas. De los delitos contra los servidores públicos, y
De la utilización indebida de información y de influencia derivadas del ejercicio de función
pública.

3. Ley 734 de 2002, Código Disciplinario Único.

4. El inciso quinto del artículo 122 constitucional modificado disponía:

"INC. 5º—Sin perjuicio de las demás sanciones que establezca la ley, el servidor público que
sea condenado por delitos contra el patrimonio del Estado, quedará inhabilitado para el
desempeño de funciones públicas".

5. El Consejo Nacional Electoral por medio de la Resolución 1 de 2004, declaró el resultado del
referendo constitucional de iniciativa gubernamental, convocado mediante Ley 796 de 2003,
cuya votación se realizó el 25 de octubre de 2003 y señaló que en la votación del numeral
primero del proyecto de reforma constitucional participaron 6.293.807 sufragantes, es decir
más de la cuarta parte del total de los ciudadanos que integran el censo electoral, de los cuales
más de la mitad lo votaron afirmativamente, así: total sufragantes 6.293.807, votos por el SÍ
5.874.193, votos por el NO 294.348, votos NULOS 125.266, en consecuencia señaló que la
primera pregunta fue aprobada. El Consejo Nacional Electoral en su artículo tercero, declaró no
aprobados, por no reunir los requisitos previstos en el inciso segundo del artículo 378 de la
Constitución Política, los numerales 2º, 3º, 4º, 5º, 6º, 7º, 8º, 9º, 11, 12, 13, 14, 15 y 18 del
proyecto de reforma de la Constitución sometido a referendo mediante el artículo 1º de la Ley
796 de 2003".

6. Mediante la Ley 909 de 2004, se expiden normas que regulan el empleo público, la carrera
administrativa, gerencia pública y se dictan otras disposiciones.

7. La Corte Constitucional mediante sentencia C-973 de octubre 7 de 2004, magistradoo


ponente Rodrigo Escobar Gil, declaró exequible las disposiciones previstas en el Acto
Legislativo Nº 01 de 2004, exclusivamente por el cargo analizado en esta oportunidad.
8. La Corte Constitucional mediante sentencia C-1121 de noviembre 9 de 2004, Expediente D-
5136, magistrado ponente Clara Inés Vargas Hernández, declaró exequible el Acto Legislativo
1 de 2004, por los cargos analizados en la sentencia.

9. Ley 951 de 2005, por la cual se crea el acta de informe de gestión.

VIGENCIA DEL ACTO LEGISLATIVO 1 DE 2004

A.L. 1/2004.

ART. 2º—Vigencia. El presente Referendo Constitucional rige a partir de la fecha de su


publicación.

NOTAS: 1. La Corte Constitucional, Sala Plena, mediante sentencia C-1000 de octubre 12 de


2004, Expediente D-5143, magistrado ponente Manuel José Cepeda Espinosa, declaró
exequible el artículo 2º del Acto Legislativo 1 de 2004, por los cargos estudiados en esta
sentencia.

2. La Corte Constitucional mediante sentencia C-1121 de noviembre 9 de 2004, Expediente D-


5136, magistrado ponente Clara Inés Vargas Hernández, declaró exequible el Acto Legislativo
1 de 2004, por los cargos analizados en la sentencia.

JURISPRUDENCIA-CONSTITUCIONALIDAD.—Facultad para asignar funciones incluye


manuales específicos. "Debe precisar la Corte que cuando el artículo 122 exige fijar las
funciones de los empleos públicos, entre otros actos por medio de reglamentos, no se está
refiriendo exclusivamente a la ley que determina la estructura orgánica de la entidad pública, ni
al manual general de funciones que expide el Presidente de la República, sino también al
manual específico de funciones de cada entidad.
Restringir exegéticamente la interpretación de la citada norma constitucional para admitir que
la asignación de funciones únicamente procede por medio de ley o decreto expedido por el
Presidente de la República, sería desconocer que el legislador por muy acucioso que sea no
puede llegar a regular esta materia con una minuciosidad y detalle tal para señalar en forma
taxativa uno a uno los asuntos que compete cumplir a cada uno de los servidores del Estado,
aspectos que necesariamente deben ser regulados por la misma administración. Además con
ese criterio se atentaría contra los principios de eficacia, economía y celeridad que orientan la
función administrativa, la cual se cumple mediante la descentralización, la delegación y
la desconcentración de funciones (C.N., art. 209); e iría contra toda lógica que los superiores
jerárquicos no pudieran asignarle otras funciones inherentes a su cargo a los empleados de su
dependencia, por no estar expresamente contenidas en una ley o decreto, lo que en últimas
entrabaría la administración y, por ende, la eficaz prestación del servicio público". (C. Const.,
Sent. C-447, sep. 19/96. M.P. Carlos Gaviria Díaz).

JURISPRUDENCIA-CONSTITUCIONALIDAD.—Aplicación de la inhabilidad prevista en el


artículo 122 de la Carta Política. “(...) la Sala expresó: “Tratándose de una inhabilidad, es
decir, de una situación que le impide a una persona ejercer, obtener o conservar un empleo,
oficio, cargo o ventaja, bien podría sostenerse que opera de pleno derecho, con la sola
condición de que, como lo precisa la Ley 734 del 2002, el supuesto fáctico —que la conducta
objeto de sentencia condenatoria constituya un delito doloso contra el patrimonio del Estado—
se haga explícito en el fallo que declara la responsabilidad penal.

En este sentido, para la aplicación de esa restricción sería irrelevante que la consecuencia del
comportamiento ilícito —la inhabilidad intemporal— se expresara o no en la correspondiente
sentencia, pues en todo caso “el servidor público que sea condenado por delitos contra el
patrimonio del Estado, quedará inhabilitado para el desempeño de funciones públicas” como
reza, se repite, la norma que se comenta.

Que la circunstancia impediente opere de pleno derecho, implica que rige aunque no se
declare”(1).

En este caso, recuérdese que la conducta punible de celebración indebida de contratos sin el
cumplimiento de los requisitos legales por la que fueron condenados los procesados (...) no
lesiona el tesoro público para que se imponga la inhabilidad del desempeño de funciones
públicas de que trata la norma constitucional, sino que el legislador la elevó a tipo penal para
proteger la credibilidad del proceso de contratación administrativa, es decir, en el cumplimiento
de los requisitos para la celebración, perfeccionamiento y ejecución de los contratos.
Dicho de otra manera, con la citada conducta punible se busca proteger los principios que
rigen la contratación administrativa (transparencia, economía, responsabilidad, selección
objetiva y eficacia), de conformidad con fines que rigen la función administrativa, en
aras de obtener el cumplimiento de los cometidos estatales como los señalan las leyes, la
adecuada prestación de los servicios públicos y la efectividad de los derechos e intereses de
los administradores reconocidos por la ley, así como los postulados de igualdad, moralidad,
eficacia, economía, celeridad, imparcialidad, publicidad y contradicción.

Por consiguiente, se casará la sentencia impugnada y, por lo mismo, no se impondrá a los


procesados la inhabilidad para el desempeño de funciones públicas de que trata la norma
constitucional". (CSJ, Cas. Penal. Sent. 19815, mar.16/2006. M.P. Jorge Luis Quintero
Milanés).

(1) Corte Suprema de Justicia, Sent. Cas. octubre 13 de 2004, Rad. 20.944.

ESTATUTO ANTICORRUPCIÓN-MANUAL DE FUNCIONES

L. 190/95.

ART. 9º—Dentro de los tres (3) meses siguientes a la vigencia de la presente ley las entidades
públicas elaborarán un manual de funciones en el cual se especifiquen claramente las tareas
que debe cumplir cada funcionario de la entidad. Aquellas que dispongan de manual de
funciones, deberán asegurar que respecto de cada servidor público se precisen de manera
clara sus funciones.

Las funciones asignadas serán comunicadas a cada empleado, quien responderá por el
cumplimiento de las mismas de acuerdo con la ley, el reglamento y el manual.

CONTENIDO DE LA DECLARACIÓN JURAMENTADA

L. 190/95.
ART. 14.—La declaración juramentada deberá contener, como mínimo, la siguiente
información:

1. Nombre completo, documento de identidad y dirección del domicilio permanente.

2. Nombre y documento de identidad; del cónyuge o compañero (a) permanente y parientes en


primer grado de consanguinidad.

3. Relación de ingresos del último año.

4. Identificación de las cuentas corrientes y de ahorros en Colombia y en el exterior, si las


hubiere.

5. Relación detallada de las acreencias y obligaciones vigentes.

6. Calidad de miembro de juntas o consejos directivos.

7. Mención sobre su carácter de socio en corporaciones, o sociedades o asociaciones.

8. Información sobre existencia de sociedad conyugal vigente o de sociedad de hecho entre


compañeros permanentes.

9. Relación e identificación de bienes patrimoniales actualizada.


PAR.—En la declaración juramentada se debe especificar que los bienes y rentas declarados
son los únicos que posee el declarante, ya sea personalmente o por interpuesta persona, a la
fecha de dicha declaración.

D. 2232/95.

ART. 1º—Modificado. D. 2204/96, art. 1°. Declaración de bienes y rentas. Quien vaya a
tomar posesión de un cargo público, deberá presentar la declaración de bienes y rentas, así
como la información de la actividad económica privada.

SERVIDORES PÚBLICOS

ART. 123.—Son servidores públicos los miembros de las corporaciones


públicas, los empleados y trabajadores del Estado y de sus entidades
descentralizadas territorialmente y por servicios.

Los servidores públicos están al servicio del Estado y de la comunidad;


ejercerán sus funciones en la forma prevista por la Constitución, la ley y el
reglamento.

La ley determinará el régimen aplicable a los particulares que temporalmente


desempeñen funciones públicas y regulará su ejercicio

EJERCICIO DE FUNCIONES ADMINISTRATIVAS POR PARTICULARES

L. 489/98.
ART. 110.—Condiciones para el ejercicio de funciones administrativas por particulares.
Las personas naturales y jurídicas privadas podrán ejercer funciones administrativas, salvo
*(disposición legal en contrario)*, bajo las siguientes condiciones:

La regulación, el control, la vigilancia y la orientación de la función administrativa


corresponderá en todo momento, dentro del marco legal a la autoridad o entidad pública titular
de la función la que, en consecuencia, deberá impartir las instrucciones y directrices
necesarias para su ejercicio.

Sin perjuicio de los controles pertinentes por razón de la naturaleza de la actividad, la entidad
pública que confiera la atribución de las funciones ejercerá directamente un control sobre el
cumplimiento de las finalidades, objetivos, políticas y programas que deban ser observados por
el particular.

Por motivos de interés público o social y en cualquier tiempo, la entidad o autoridad que ha
atribuido a los particulares el ejercicio de las funciones administrativas puede dar por terminada
la autorización.

La atribución de las funciones administrativas deberá estar precedida de acto administrativo y


acompañada de convenio, *(si fuere el caso)*.

*NOTA: Declarado exequible en los términos de la sentencia C-866 de 1999 de la Corte


Constitucional, magistrado ponente Vladimiro Naranjo Mesa, salvó las expresiones:
"disposición legal en contrario" contenida en el primer inciso y "si fuere el caso", contenida en
el último inciso, los cuales fueron declarados inexequibles.

L. 489/98.

ART. 111.—Requisitos y procedimientos de los actos administrativos y convenios para


conferir funciones administrativas a particulares. Las entidades o autoridades
administrativas podrán conferir el ejercicio de funciones administrativas a particulares, bajo las
condiciones de que trata el artículo anterior, cumpliendo los requisitos y observando el
procedimiento que se describe a continuación:
1. Expedición de acto administrativo, decreto ejecutivo, en el caso de ministerios o
departamentos administrativos o de acto de la junta o consejo directivo, en el caso de las
entidades descentralizadas, que será sometido a la aprobación del Presidente de la República,
o por delegación del mismo, de los ministros o directores de departamento administrativo,
**(de los gobernadores y de los alcaldes, según el orden a que pertenezca la entidad u
organismo)**, mediante el cual determine:

a) Las funciones específicas que encomendará a los particulares;

b) Las calidades y requisitos que deben reunir las entidades o personas privadas;

c) Las condiciones del ejercicio de las funciones;

d) La forma de remuneración, si fuera el caso, y

e) La duración del encargo y las garantías que deben prestar los particulares con el fin de
asegurar la observancia y la aplicación de los principios que conforme a la Constitución Política
y a la ley gobiernan el ejercicio de las funciones administrativas.

2. La celebración de convenio, **(si fuere el caso)**, cuyo plazo de ejecución será de cinco (5)
años *(prorrogables)* y para cuya celebración la entidad o autoridad deberá:

Elaborar un pliego o términos de referencia, con fundamento en el acto administrativo expedido


y formular convocatoria pública para el efecto teniendo en cuenta los principios establecidos en
la Ley 80 de 1993 para la contratación por parte de entidades estatales.

Pactar en el convenio las cláusulas excepcionales previstas en la Ley 80 de 1993 y normas


complementarias, una vez seleccionado el particular al cual se conferirá el ejercicio de las
funciones administrativas.
*NOTAS: 1. La expresión: "prorrogables" fue declarada inexequible por la Corte Constitucional,
en sentencia C-702 de 1999, magistrado ponente Fabio Morón Díaz.

**2. El artículo fue declarado exequible por la Corte Constitucional, en sentencia C-866 de
1999, magistrado ponente Vladimiro Naranjo Mesa, salvo las expresiones: "de los
gobernadores y de los alcaldes, según el orden al que pertenezca la entidad u organismo"
contenida en el numeral primero, y la expresión: "si fuere el caso", contenida en el numeral 2º,
los cuales se declararon inexequibles. En cuanto al literal a) del numeral primero, se declaró
exequible, pero condicionado a las consideraciones de la Corte.

JURISPRUDENCIA-TUTELA.—Servidores y autoridades públicas. “El artículo 1º del Código


Contencioso Administrativo hace una enumeración de las “autoridades”, incluyendo dentro de
ese nombre genérico a los “...órganos, corporaciones y dependencias de las ramas del poder
público en todos los órdenes, a las entidades descentralizadas, a la Procuraduría General de la
Nación y Ministerio Público, a la Contraloría General de la República y contralores regionales,
a la Corte electoral y a la Registraduría Nacional del Estado Civil, así como a las entidades
privadas, cuando unos y otros cumplen funciones administrativas”.

Quiere decir esto que mientras las expresiones “servidores públicos” son adecuadas para
referirse a todas las personas que laboran para el Estado en cualquiera de las Ramas del
Poder, bien sea en los órganos centrales o en las entidades descentralizadas o por servicios,
los términos “autoridades públicas” se reservan para designar aquellos servidores públicos
llamados a ejercer, dentro del ordenamiento jurídico que define sus funciones o competencias,
poder de mando o decisión, cuyas determinaciones, por tanto, afectan a los gobernados.

Esta concepción no es extraña en el derecho comparado. Así, en el sistema mexicano “el


término autoridades para los efectos del amparo, comprende a todas aquellas personas que
disponen de la fuerza pública, en virtud de circunstancias ya legales, ya de hecho, y que, por lo
mismo, estén en posibilidad material de obrar como individuos que ejercen actos públicos por
el hecho de ser pública la fuerza de que disponen”. (C. Const., Sent. T-501, ago. 21/92. M.P.
José Gregorio Hernández Galindo).

RESPONSABILIDAD DE LOS SERVIDORES PÚBLICOS


ART. 124.—La ley determinará la responsabilidad de los servidores públicos y
la manera de hacerla efectiva

NOTA: Normas internacionales concordantes:

— Convención Interamericana Contra la Corrupción, suscrita en Caracas el 29 de marzo de


1996, Ley 412 de 6 de noviembre de 1997.

Desarrollo legal de la norma:

— Ley 190 de 6 de junio de 1995 contiene normas tendientes a preservar la moralidad en la


administración pública y fija disposiciones con el fin de erradicar la corrupción administrativa.

— Decreto 1681 de 27 de junio de 1997 fusionó la comisión nacional ciudadana para la lucha
contra la corrupción a la comisión nacional de moralización.

— Decreto 978 de 9 de junio de 1999 reestructura la comisión nacional para la moralización.

CONTROL SOCIAL

L. 190/95.

ART. 48.—A partir de la vigencia de esta ley todas las entidades públicas de la rama ejecutiva
deberán establecer, a más tardar el treinta y uno (31) de diciembre de cada año, los objetivos a
cumplir para el cabal desarrollo de sus funciones durante el año siguiente, así como los planes
que incluyan los recursos presupuestados necesarios y las estrategias que habrán de seguir
para el logro de esos objetivos, de tal manera que los mismos puedan ser evaluados de
acuerdo con los indicadores de eficiencia que se diseñen para cada caso, excepto los
gobernadores y alcaldes a quienes en un todo se aplicará lo estipulado en la ley que
reglamentó el artículo 259 de la Constitución Política referente a la institución del voto
programático.
PAR.—A partir de la vigencia de esta ley, todas las entidades públicas diseñarán y revisarán
periódicamente un manual de indicadores de eficiencia para la gestión de los servidores
públicos, de las dependencias y de la entidad en su conjunto, que deberán corresponder a
indicadores generalmente aceptados.

El incumplimiento reiterado de las metas establecidas para los indicadores de eficiencia, por
parte de un servidor público, constituirá causal de mala conducta.

COMISIÓN NACIONAL PARA LA MORALIZACIÓN

D. 978/99.

ART. 2º—Adscripción y organización. La comisión nacional para la moralización, presidida


por el Presidente de la República, es un organismo adscrito a la Presidencia de la República y
estará organizada así:

Subcomisiones:

a) Subcomisión institucional, y

b) Subcomisión ciudadana.

PAR.—Las dos subcomisiones sesionarán por separado en forma ordinaria, de manera


conjunta, y extraordinaria, cuando así las convoque el Presidente de la República.

D. 978/99.
ART. 5º—Funciones de la subcomisión institucional. Son funciones de la subcomisión
institucional las siguientes:

a) Colaborar con los organismos de control para la vigilancia de la gestión pública;

b) Establecer las prioridades para afrontar las situaciones que atenten o lesionen la moralidad
en la administración pública;

c) Adoptar una estrategia anual que propenda por la transparencia, la eficiencia, la moralidad y
los demás principios que deben regir la administración pública;

d) Velar por la adecuada coordinación de los organismos estatales en la ejecución de las


políticas, planes y programas en materia de moralidad de la administración pública que se
pongan en marcha y formular las recomendaciones a que haya lugar;

e) Promover la implantación de centros pilotos enfocados hacia la consolidación de


mecanismos transparentes y la obtención de la excelencia en los niveles de eficiencia, eficacia
y economía de la gestión pública;

f) Promover el ejercicio consciente y responsable de la participación ciudadana y del control


social sobre la gestión pública;

g) Promover y coordinar intercambios de información entre las entidades de control de la


gestión pública;

h) Promover la participación activa de los medios de comunicación social en el desarrollo de


programas orientados a la lucha contra la corrupción y al rescate de la moral pública;
i) Prestar su concurso en el cumplimiento de las acciones populares en cuanto tienen que ver
con la moralidad administrativa;

j) Orientar y coordinar la realización de actividades pedagógicas e informativas sobre temas


asociados con la ética y la moral públicas, los deberes y las responsabilidades en la
función pública;

k) Mantener contacto e intercambio permanentes con entidades oficiales y privadas del país y
del exterior que ofrezcan alternativas de lucha contra la corrupción administrativa;

l) Prestar todo su concurso para la construcción de un Estado transparente, y

m) Darse su propio reglamento.

D. 978/99.

ART. 10.—Funciones de la subcomisión ciudadana. Son funciones de la subcomisión


ciudadana, las siguientes:

a) Examinar y sugerir a las entidades públicas y privadas sobre las fuentes de corrupción, que
están incidiendo sus propios sistemas y recomendar formas para combatirlas;

b) Proponer e impulsar la ejecución de políticas en materia educativa para promover el espíritu


cívico, los valores y principios de convivencia ciudadana y el respeto hacia el interés público,
así como prevenir los efectos dañinos de la corrupción y la necesidad del respaldo público para
combatirla;

c) Realizar audiencias públicas para analizar situaciones de corrupción administrativa y


formular las recomendaciones pertinentes;
d) Presentar cada año un informe en el cual se especifiquen los principales factores de
corrupción administrativa, señalando los fenómenos más comunes a ella;

e) Realizar encuestas tendientes a determinar las causas de la corrupción administrativa y


judicial y vigilar que los resultados de ellas sirvan como instrumentos para dar soluciones
prontas y reales;

f) Recibir las quejas sobre corrupción que ante ella se presenten y formular las
correspondientes denuncias y quejas de carácter penal, fiscal y disciplinario cuando a ello
hubiere lugar, sin perjuicio del deber de denuncia que asiste a los ciudadanos;

g) Exhortar a las cámaras de comercio, gremios, instituciones profesionales, empresariales,


sindicatos y la sociedad en general, para que tomen las medidas conducentes a disciplinar a
aquellas empresas o individuos que faciliten, toleren, o autoricen la realización de actos de
corrupción;

h) Auspiciar y alentar la realización de actividades asociadas con la moral y la ética, en las que
puedan participar colegios, profesionales, iglesias, organizaciones no gubernamentales y
medios de comunicación, entre otros;

i) Realizar una publicación anual con los resultados de su gestión y con los informes de que
trata este decreto;

j) Vigilar que el proceso de contratación estatal se realice de acuerdo con los criterios legales
vigentes;

k) Promover la vigilancia, control y fiscalización, de la ejecución y calidad técnica de las obras,


programas e inversiones públicas en todo el territorio nacional, por parte de los ciudadanos en
ejercicio de su deber de veedores;
l) Recibir los informes, observaciones y sugerencias que presenten los ciudadanos y sus
organizaciones y remitirlos a las autoridades competentes para su atención;

m) Solicitar a interventores, supervisores, contratistas, autoridades oficiales contratantes y


demás autoridades concernidas los informes verbales o escritos que permitan conocer el
cumplimiento de los respectivos programas, contratos o proyectos;

n) Denunciar ante las autoridades competentes los hechos o actuaciones irregulares de los
servidores públicos de los cuales tengan conocimiento, en cumplimiento de lo previsto en el
artículo 92 de la Constitución;

o) Prestar su concurso en el cumplimiento de las acciones populares en cuanto hacen relación


con la moralidad administrativa;

p) Velar por que la Administración Pública mantenga actualizado el inventario y propiedad de


bienes muebles e inmuebles pertenecientes a las diversas entidades, así como su adecuada
utilización;

q) Velar y proponer directrices para dar cumplimiento a lo previsto en el artículo 56 de la Ley


190 de 1995, y

r) Darse su propio reglamento.

DESTINATARIOS DE LA LEY DISCIPLINARIA

L. 734/2002. CDU.

ART. 25.—Destinatarios de la ley disciplinaria. Son destinatarios de la ley disciplinaria los


servidores públicos aunque se encuentren retirados del servicio y los particulares
contemplados en el artículo 53 del libro tercero de este código.
Los indígenas que administren recursos del Estado serán disciplinados conforme a este
código.

Para los efectos de esta ley y en concordancia con el artículo 38 de la Ley 489 de 1998, son
servidores públicos disciplinables, los gerentes de cooperativas, fundaciones, corporaciones y
asociaciones que se creen y organicen por el Estado o con su participación mayoritaria.

COMENTARIO.—Convención Interamericana contra la corrupción. Por medio de la Ley


412 del 6 de noviembre de 1997, se aprobó la "Convención Interamericana contra la
corrupción", adoptada por la OEA y suscrita en Caracas el 29 de marzo de 1996. Dicha
convención compromete a todos sus signatarios, entre ellos Colombia, a promover fortalecer y
regular la cooperación entre los Estados partes, con el fin de prevenir, detectar, sancionar y
erradicar la corrupción. Regula entre otros aspectos lo relativo a los actos de corrupción, el
soborno transnacional, el enriquecimiento ilícito, etc., por un lado, y por el otro dicta medidas
preventivas y sancionatorias, así como procedimientos y formas de cooperación entre los
Estados partes.

JURISPRUDENCIA-CONSTITUCIONALIDAD.—Indígenas como destinatarios de la ley


disciplinaria cuando manejen recursos del Estado. "Fue a partir de la Constitución de 1991,
en donde se empezó a hablar de un sistema pluralista que reconoce las diferentes culturas
existentes en la sociedad colombiana.

La idea del constituyente fue la de reivindicar lo étnico (C.N., arts. 1º y 7º), garantizando la
defensa de este grupo minoritario de la población colombiana.

Por ello, se les reconoció a los grupos indígenas una serie de prerrogativas con el fin de
respetar la prevalencia de sus manifestaciones culturales, lingüísticas y artísticas (art. 10,
ibíd.), así como el derecho a participar en asuntos que los afecten (Constitución, arts. 2º, 229 y
230).

Así, el artículo 246 de la Constitución, establece que las autoridades indígenas podrán ejercer
funciones jurisdiccionales dentro de su ámbito territorial, de conformidad con sus propias
normas y procedimientos, siempre que no sean contrarios a la Constitución y las leyes de la
República. Es decir, lo consagrado en este precepto constitucional establece una especie de
“fuero indígena”, y sobre este aspecto, en Sentencia T-496 de 1996, esta corporación señaló:
“Del reconocimiento constitucional de las jurisdicciones especiales se deriva el derecho de los
miembros de las comunidades indígenas a un fuero. En efecto, se concede el derecho a ser
juzgado por sus propias autoridades, conforme a sus normas y procedimientos, dentro de su
ámbito territorial, en aras de garantizar el respeto por la particular cosmovisión del individuo.

Sin embargo, esto no significa que siempre que esté involucrado un aborigen en una conducta
reprochable, la jurisdicción indígena es competente para conocer del hecho. El fuero indígena
tiene límites, que se concretarán dependiendo de las circunstancias de cada caso. Por ahora,
debemos señalar, que en la noción de fuero indígena se conjugan dos elementos: uno de
carácter personal, con el que se pretende señalar que el individuo debe ser juzgado de
acuerdo con las normas y las autoridades de su propia comunidad, y uno de carácter
geográfico, que permite que cada comunidad pueda juzgar las conductas que tengan
ocurrencia dentro de su territorio, de acuerdo con sus propias normas. La distinción es
importante, porque algunas veces, se atiende al fuero personal, o al fuero territorial,
indistintamente, para determinar la competencia. Debe reiterarse, entonces, que la
coordinación entre este tipo de fueros corresponde a las circunstancias particulares de cada
caso.

En efecto, la solución puede variar si la acción típica es cometida por miembros de pueblos
indígenas dentro de su territorio, o si un indígena, de manera individual, incurre en ella
afectando a quien no es miembro de su comunidad por fuera del ámbito geográfico del
resguardo. En el primer caso, en virtud de consideraciones territoriales y personales, las
autoridades indígenas son las llamadas a ejercer la función jurisdiccional; pero en el
segundo, el juez puede enfrentar múltiples situaciones no solucionables razonablemente
mediante una regla general de territorialidad. Por ejemplo:

a) Cuando la conducta del indígena sólo es sancionada por el ordenamiento nacional, en


principio, los jueces de la República son los competentes para conocer del caso; pero como se
encuentran ante un individuo de otra comunidad cultural, tienen el deber de determinar si el
sujeto agresor entendía, al momento de cometer el ilícito, que su conducta era realmente
negativa, para efectos de reconocerle, o no, el derecho al fuero. En este orden de ideas, las
autoridades nacionales pueden encontrarse ante un indígena que de manera accidental entró
en relación con una persona de otra comunidad, y que por su particular cosmovisión, no le era
dable entender que su conducta en otro ordenamiento era considerada reprochable; o, por el
contrario, enfrentar un sujeto que por su especial relación con la comunidad mayoritaria
conocía el carácter perjudicial del hecho, sancionado por el ordenamiento jurídico nacional. En
el primer caso, el intérprete deberá considerar devolver al individuo a su entorno cultural, en
aras de preservar su especial conciencia étnica; en el segundo, la sanción, en principio, estará
determinada por el sistema jurídico nacional.
b) En el caso de que la conducta sea sancionada en ambos ordenamientos, es claro que la
diferencia de racionalidades no influye en la comprensión de tal actuar como perjudicial. Sin
embargo, el intérprete deberá tomar en cuenta la conciencia étnica del sujeto y el grado de
aislamiento de la cultura a la que pertenece, para determinar si es conveniente que el indígena
sea juzgado y sancionado de acuerdo con el sistema jurídico nacional, o si debe ser devuelto a
su comunidad para que sea juzgado por sus propias autoridades, de acuerdo a sus normas y
procedimientos”.

Ahora bien, dado que en la demanda se afirma que es contrario a la Constitución que los
indígenas sean destinatarios de la ley disciplinaria cuando administren recursos públicos, la
Corte no se ocupará en esta ocasión de analizar la norma acusada con respecto a los artículos
330, 7º y 246 de la Constitución Política.

Tratándose de recursos públicos manejados por los servidores públicos, nuestro ordenamiento
dispone una serie de procedimientos de planeación, contratación y ejecución, pues el manejo
de estos recursos involucra el interés general, por cuanto, además de ser un aporte de todos
los contribuyentes, su destinación implica el cumplimiento de los fines del Estado.

En el evento en que esos recursos sean administrados por particulares, éstos se encuentran
sometidos a la Constitución y a la ley. Respecto de ellos las funciones de vigilancia y control
asignadas por el ordenamiento jurídico a la Contraloría General de la República y a la
Procuraduría General de la Nación deben ser ejercidas por ellas, para asegurar la pulcritud en
el manejo de dineros del erario público. Recuérdese al punto que la Ley 715 de 2001 dispone
que los recursos asignados a los resguardos indígenas serán administrados por el municipio
en que se encuentra el resguardo respectivo, y ejecutados a través de la celebración de
contratos entre la entidad territorial y las autoridades del resguardo, situación que varía
cuando los resguardos se erijan como entidades territoriales, pues entonces sus autoridades
recibirán y administrarán directamente la transferencia (L. 715/2001, art. 83).

Así las cosas, resulta claro para la Corte Constitucional que, conforme a la Constitución
Política la inclusión como destinatarios de la ley disciplinaria de los indígenas que administren
recursos del Estado, no vulnera el artículo 246 de la Carta Política, ni tampoco su artículo 1º
como lo sostiene el actor. La norma contenida en el artículo 25 de la Ley 754 de 2002, por
este aspecto, coloca a quienes siendo indígenas administren recursos públicos en la misma
situación de cualquier colombiano que se encuentre en esa hipótesis, sin que ser destinatarios
de la ley disciplinaria signifique decisión anticipada sobre responsabilidad alguna de carácter
disciplinario, pues ella se rige por los principios y las reglas establecidas en el Código
Disciplinario, y muy especialmente en su artículo 28.

El régimen disciplinario que controla el comportamiento de los servidores públicos, se aplica a


los particulares únicamente cuando éstos cumplen funciones públicas.
“La regla general, deducida del artículo 123 de la Constitución, es la de atribuciones apenas
transitorias según los disponga el legislador: “La ley determinará el régimen aplicable a los
particulares que temporalmente desempeñan funciones públicas”.

No obstante, ante la existencia de varias disposiciones constitucionales que hacen posible el


ejercicio permanente de función pública por particulares, tales son los casos de los
notarios (C.N., art. 131), de las autoridades indígenas en ejercicio de funciones
jurisdiccionales dentro de su ámbito territorial (C.N., art. 246) y de la prestación de servicios
públicos (C.N., art. 365), entre otros, no puede afirmarse que la temporalidad deducida del
enunciado artículo 123 de la Constitución sea regla absoluta y rígida que impida en cualquier
caso el ejercicio de funciones públicas permanentes por personas privadas” (Sent. C-286/96,
M.P. José Gregorio Hernández Galindo).

Por consiguiente, resulta razonable la aplicación del régimen disciplinario a los indígenas que
manejen recursos del Estado, pues allí en su condición de particulares serán sujetos pasivos
de la acción disciplinaria, siendo ello concordante con lo dispuesto en el artículo 53 del Código
Disciplinario Único que señala como sujetos disciplinables a los particulares que administren
recursos del Estado y establece el régimen aplicable a los mismos.

Así las cosas, el inciso segundo del artículo 25 de la Ley 734 de 2002, no vulnera los
derechos constitucionales de los indígenas al incluirlos como destinatarios de la ley
disciplinaria, siempre y cuando, tal como lo señalan el interviniente y el Ministerio Público, el
Estado capacite y asesore a las autoridades indígenas, para que se produzca una
comprensión de cada una de las cláusulas del contrato, a través del cual administrarán
recursos públicos y las consecuencias de su infracción”. (C. Const., Sent. C-127, feb. 18/2003.
M.P. Alfredo Tulio Beltrán Sierra).

JURISPRUDENCIA-TUTELA.—Régimen disciplinario. Fijación a cargo del legislador. "Por


mandato expreso del artículo 124 superior y en armonía con lo dispuesto en los artículos 125,
150-23 y 277 de la Constitución Política, corresponde al legislador fijar la responsabilidad
disciplinaria que puede ser atribuida a los servidores públicos frente a los comportamientos
realizados por sus servidores que atente contra el ordenamiento jurídico vigente y las
finalidades que son propias de la función pública, pero sin desconocer que dentro del
proceso disciplinario debe dar plena vigencia a los principios que integran el derecho
fundamental al debido proceso (C.N., art. 29), de manera que, las normas administrativas de
naturaleza disciplinaria no pueden desconocer los principios de legalidad (4), autoridad
administrativa competente, imparcialidad, publicidad, presunción de inocencia, defensa y
contradicción.
Resulta claro de lo dicho, que el derecho disciplinario está integrado por todas aquellas
normas mediante las cuales se exige a los servidores públicos un determinado
comportamiento en el ejercicio de sus funciones, independientemente de cuál sea el órgano o
la rama a la que pertenezcan, pues se trata de fijar las condiciones mínimas para que la
actividad desarrollada por el Estado se preste de manera eficiente, motivo por el cual su
consagración en ordenamiento jurídico especial de las reglas y sanciones, no solamente
constituye un derecho sino un deber del Estado.

Además con el régimen disciplinario se pretende garantizar “la obediencia, la disciplina y el


comportamiento ético, la moralidad y la eficiencia de los servidores públicos, con miras a
asegurar el buen funcionamiento de los diferentes servicios a su cargo”; propósito que está en
armonía con lo preceptuado en el artículo 209 de la Constitución Política, porque como se
expresó antes, sin un sistema punitivo dirigido a sancionar la conducta de los servidores
públicos, resultaría imposible al Estado garantizar que la administración pública cumpliese los
principios de “igualdad, moralidad, eficacia, economía, celeridad, imparcialidad y publicidad” a
que hace referencia la norma constitucional(5).

Ahora bien, para efectos de la determinación de la responsabilidad disciplinaria de los


servidores públicos, el ejercicio de la mencionada potestad sancionatoria se encuadra dentro
de lo que se ha denominado el “derecho administrativo disciplinario”, y se realiza a través del
respectivo proceso disciplinario, que reviste las siguientes características: i) de un lado,
presenta la modalidad del derecho penal en virtud de su finalidad eminentemente
sancionatoria(8)(sic), pero de otro, goza de una naturaleza de índole administrativa derivada de la
materia sobre la cual trata —referente al incumplimiento de deberes administrativos en el
ámbito de la administración pública—, de las autoridades de carácter administrativo
encargadas de adelantarla, y de la clase de sanciones a imponer, así como de la forma de
aplicarlas(9)(sic). (C. Const., Sent. T-811, sept. 18/2003. M. P. Álvaro Tafur Galvis).

(4) En la Sentencia C-653 de 2001 se señaló en relación con el principio de legalidad lo


siguiente:

Esta corporación ha afirmado que el principio de legalidad, como salvaguarda de la


seguridad jurídica de los ciudadanos, hace parte de las garantías del debido proceso, pues
permite conocer previamente las conductas prohibidas y las penas aplicables, tanto en materia
penal como disciplinaria. Este principio además protege la libertad individual, controla la
arbitrariedad judicial y administrativa y asegura la igualdad de todas las personas ante el
poder punitivo y sancionatorio del Estado. Por eso es común que los tratados de derechos
humanos y nuestra Constitución lo incorporen expresamente cuando establecen que nadie
puede ser juzgado sino conforme a leyes preexistentes al acto que se le imputa (art. 29). Esta
Corte también ha señalado que el debido proceso comprende el principio constitucional de la
legalidad de la conducta sancionada y de la pena a imponer.
(5) Ver Sentencia C-948 de 2002, M.P. Álvaro Tafur Galvis.

(6) (sic) Ver la Sentencia C-T-438 de 1992, M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz.

(7) (sic) Ver Sentencia C-095 de 1998, M.P. Hernando Herrera Vergara.

(8) Ver las sentencias C-095 de 1998, T-438 de 1992, C-195 de 1993, y C-280 de 1996, entre
otras.

(9) Ver Sentencia C-095 de 1998.

JURISPRUDENCIA-TUTELA.—Distinción entre el proceso disciplinario y el proceso


penal. "El derecho disciplinario, entendido como un conjunto de principios y de normas
conforme a las cuales se ejerce la potestad sancionadora del Estado con respecto a los
servidores públicos por infracción de la Constitución, de la ley o el reglamento en orden a
hacer efectivos los mandatos que regulan el ejercicio de la función pública, en el
derecho moderno ha venido adquiriendo, cada vez más, una trascendental importancia, al
punto que se erige como un ramo específico de la legislación que, sin perder sus propias
características ni tampoco su objeto singular, guarda sin embargo relación en algunos
aspectos con el derecho penal, con el procedimiento penal y con el derecho administrativo,
como quiera que forma parte de un mismo sistema jurídico.

Y, de la misma manera, para precisar la distinción existente entre el proceso disciplinario y el


proceso penal, la Corte, en Sentencia C-244 de 30 de mayo de 1996, magistrado ponente
Carlos Gaviria Díaz, señaló que “Cuando se adelanta un proceso disciplinario y uno penal
contra una misma persona, por unos mismos hechos, no se puede afirmar válidamente que
exista identidad de objeto ni identidad de causa, pues la finalidad de cada uno de tales
procesos es distinta, los bienes jurídicamente tutelados también son diferentes, al igual que el
interés jurídico que se protege. En efecto, en cada uno de esos procesos se evalúa la
conducta del implicado frente a unas normas de contenido y alcance propios. En el proceso
disciplinario contra servidores estatales se juzga el comportamiento de estos frente a normas
administrativas de carácter ético destinadas a proteger la eficiencia, eficacia y moralidad de la
administración pública; en el proceso penal las normas buscan preservar bienes sociales más
amplios”.
En la misma dirección, cabe recordar que en Sentencia C-280 de 1996, magistrado ponente
Alejandro Martínez Caballero, para explicar la razón de ser del derecho disciplinario, esta
Corte, examinados los antecedentes de la Ley 200 de 1995, transcribió apartes de la
exposición de motivos, en la cual se expresó entonces que “Es incuestionable que el Estado
colombiano debe tener un código o estatuto unificado para la realización del control
disciplinario tanto interno como externo a fin de que la función constitucional se
cumpla de manera eficaz y además, se convierta en herramienta eficiente en la lucha contra la
corrupción administrativa” (Gaceta del Congreso, año IV, Nº 73, citada en la sentencia
aludida)”.

De igual manera en la Sentencia C-181 de 2002(11) se señaló al respecto lo siguiente:

“De otro lado, la Corte reconoció que en su condición de derecho punitivo, el derecho
disciplinario se acerca íntimamente a las previsiones del derecho penal, siéndole aplicables
muchos de los principios que orientan y guían esta disciplina del derecho. En relación con
dicha conexidad, la Corte Constitucional precisó que:

El derecho disciplinario que respalda este poder está compuesto por un conjunto de normas y
principios jurídicos que permiten imponer sanciones a los servidores públicos cuando estos
violan sus deberes, obligaciones o incurren en vulneración de las prohibiciones e
incompatibilidades que para ellos ha establecido la ley.

“Este tipo de responsabilidad ha dado lugar a la formación de una rama del derecho
administrativo llamada “derecho administrativo disciplinario”. Un amplio sector de la doctrina,
si bien admite la diferenciación entre la responsabilidad civil, penal y disciplinaria, encuentra
que la sanción disciplinaria debe sujetarse a los principios y garantías propias del derecho
penal. Según esta interpretación, el derecho disciplinario es una modalidad del derecho penal,
y en su aplicación debe observarse las mismas garantías y los mismos principios que
informan el derecho penal. La naturaleza esencialmente sancionatoria de ambos derechos
hace que las garantías del derecho más general (el penal) sean aplicables también a ese otro
derecho, más especializado pero igualmente sancionatorio, que es el derecho disciplinario.
Tanto el derecho penal como el administrativo disciplinario emplean las penas como el
principal mecanismo de coacción represiva. Todos los principios y garantías propias del
derecho penal se predican también del disciplinario. Esta situación ha llevado a considerar
que el término derecho penal es impropio (pues existen, como se ve, varios derechos
penales) y empieza a hacer carrera la revitalización del término “derecho criminal” para
referirse al derecho de los delitos propiamente dichos” (Sent. T-438/92).

Así mismo, reconociendo que entre el derecho disciplinario y el penal existen también
importantes diferencias, derivadas fundamentalmente de los intereses que pretende proteger
cada disciplina, la Corte sentó la siguiente jurisprudencia que ha sido posteriormente reiterada
por el mismo tribunal.
Así las cosas, cuando se adelanta un proceso disciplinario y uno penal contra una misma
persona, por unos mismos hechos, no se puede afirmar válidamente que exista identidad de
objeto ni identidad de causa, pues la finalidad de cada uno de tales procesos es distinta, los
bienes jurídicamente tutelados también son diferentes, al igual que el interés jurídico que se
protege. En efecto, en cada uno de esos procesos se evalúa la conducta del implicado frente
a unas normas de contenido y alcance propios. En el proceso disciplinario contra servidores
estatales se juzga el comportamiento de estos frente a normas administrativas de carácter
ético destinadas a proteger la eficiencia, eficacia y moralidad de la administración pública; en
el proceso penal las normas buscan preservar bienes sociales más amplios.

“Si bien es cierto que entre la acción penal y la disciplinaria existen ciertas similitudes puesto
que las dos emanan de la potestad punitiva del Estado, se originan en la violación de normas
que consagran conductas ilegales, buscan determinar la responsabilidad del imputado y
demostrada esta imponer la sanción respectiva, siguiendo los procedimientos previamente
establecidos por el legislador, no es menos cierto que ellas no se identifican, ya que la acción
disciplinaria se produce dentro de la relación de subordinación que existe entre el funcionario
y la administración en el ámbito de la función pública y se origina en el incumplimiento
de un deber o de una prohibición, la omisión o extralimitación en el ejercicio de las funciones,
la violación del régimen de inhabilidades, incompatibilidades, etc., y su finalidad es la de
garantizar el buen funcionamiento, moralidad y prestigio del organismo público respectivo.
Dichas sanciones son impuestas por la autoridad administrativa competente o por la
Procuraduría General de la Nación, ente que tiene a su cargo la vigilancia de la conducta
oficial de los servidores estatales” (Sent. C-244/96).

Aunque para los efectos de esta introducción son suficientes las consideraciones generales
vertidas en la jurisprudencia que se cita, queda por decir que aspectos más puntuales de la
regulación disciplinaria han sido tratados en numerosos fallos de la Corte Constitucional, a los
cuales se acudirá en su momento cuando las exigencias del análisis que corresponde a cada
artículo demandado así lo impongan”. (C. Const., Sent. T-811, sept. 18/2003. M.P. Álvaro Tafur
Galvis).

(11) M.P. Marco Gerardo Monroy Cabra.

EMPLEOS DE CARRERA

ART. 125.—Los empleos en los órganos y entidades del Estado son de


carrera. Se exceptúan los de elección popular, los de libre nombramiento y
remoción, los de trabajadores oficiales y los demás que determine la ley.
Los funcionarios, cuyo sistema de nombramiento no haya sido determinado
por la Constitución o la ley, serán nombrados por concurso público.

El ingreso a los cargos de carrera y el ascenso en los mismos, se harán previo


cumplimiento de los requisitos y condiciones que fije la ley para determinar los
méritos y calidades de los aspirantes.

El retiro se hará: por calificación no satisfactoria en el desempeño del empleo;


por violación del régimen disciplinario y por las demás causales previstas en la
Constitución o la ley.

En ningún caso la filiación política de los ciudadanos podrá determinar su


nombramiento para un empleo de carrera, su ascenso o remoción

PAR.—Adicionado. A.L. 1/2003, art. 6º. Los períodos establecidos en la


Constitución Política o en la ley para cargos de elección tienen el carácter de
institucionales. Quienes sean designados o elegidos para ocupar tales cargos,
en reemplazo por falta absoluta de su titular, lo harán por el resto del período
para el cual este fue elegido.

NOTA: Desarrollo legal de la norma:

— Decreto-Ley 2400 de 1968, norma que regula la administración de personal civil en la


administración nacional.

— Decreto 122 de 1992, procedimiento para concursos, evaluaciones y calificaciones en la


selección de personal de la administración.
— Decreto 256 de 1994, reglamenta los concursos de ingreso y la calificación de servicios de
personal escalafonado y en período de prueba.

— Ley 909 de 2004, normas sobre el empleo público, la carrera administrativa, gerencia
pública.

JURISPRUDENCIA-TUTELA.—Igualdad de oportunidades. “La circunstancia de ocupar el


primer puesto en un concurso de méritos para un cargo de la administración y, sin embargo,
no ser nombrado por la entidad es factor suficiente para presumir un trato diferente,
discriminatorio en contra de la persona afectada por la medida. Si se demuestra que dicho
trato diferente no está objetiva y razonablemente justificado, la respectiva actuación deberá
ser excluida del ordenamiento por ser violatoria del principio de igualdad. Si la desigualdad
aducida resulta de una distinción hecha por el legislador y cuya validez se niega, la carga de
probar la razonabilidad de la diferencia incumbe a quien defiende la ley; por su parte, quien
impugna una ley por considerar que desatiende diferencias significativas, debe aportar las
razones por las que debió atribuirse relevancia jurídica a tales diferencias...

La decisión de la autoridad lleva indefectiblemente al descrédito del sistema de concurso por


desatención absoluta de sus resultados. Si a la administración le cabía ejercer su potestad
discrecional escogiendo a uno de los cinco primeros del concurso, ello había podido hacerlo
mediante la elección de otro medio que no tuviera efectos contraproducentes sobre la
credibilidad de los sistemas de acceso al ejercicio del poder político, como por ejemplo,
incorporando en el concurso público mismo evaluaciones sicológicas, motivacionales o
comportamentales de quien aspira a ocupar un cargo determinado”. (C. Const., Sent. T-422,
jun. 19/92. M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz).

JURISPRUDENCIA-CONSTITUCIONALIDAD.—Criterios para determinar hasta donde


llega la carrera administrativa. “Encuentra la Corte que a la luz de la Constitución se pueden
establecer unas excepciones al principio general de la carrera administrativa, pero siempre
conservando la prioridad del sistema de carrera, connatural con los principios no sólo de
eficacia y eficiencia y estabilidad administrativas, sino con la justicia misma de la función
pública, que no es compatible con la improvisación e inestabilidad de quienes laboran para
el Estado, y por el contrario establece el principio del merecimiento, como determinante del
ingreso, permanencia, promoción y retiro del cargo.
Por tanto, como base para determinar cuándo un empleo puede ser de libre nombramiento y
remoción, hay que señalar en primer término que tenga fundamento legal; pero además, dicha
facultad del legislador no puede contradecir la esencia misma del sistema de carrera, es decir,
la ley no está legitimada para producir el efecto de que la regla general se convierta en
excepción. En segundo lugar, debe haber un principio de razón suficiente que justifique al
legislador para establecer excepciones a la carrera administrativa, de manera que la facultad
concedida al nominador no obedezca a una potestad infundada. Y, por último, no hay que
olvidar que por su misma naturaleza, los empleos que son de libre nombramiento y remoción
son aquellos que la Constitución establece y aquellos que determine la ley (art. 125), siempre
y cuando la función misma, en su desarrollo esencial, exija una confianza plena y total,
o implique una decisión política. En estos casos el cabal desempeño de la labor asignada
debe responder a las exigencias discrecionales del nominador y estar sometida a su
permanente vigilancia y evaluación (...).

La Corte considera —de acuerdo con la jurisprudencia sentada en la Sentencia C-023 de


1994— que siendo distintas las condiciones de los empleados de libre remoción a la de los
empleados de carrera, es totalmente desproporcionado aplicar, en materia de desvinculación,
ingreso, permanencia y promoción, las reglas de los primeros a la condición de los empleados
de carrera. Ello porque la discrecionalidad es una atribución necesaria en cabeza de algunos
funcionarios que ejercen una labor eminentemente política, o que requieren de colaboradores
de su más absoluta confianza para el logro de sus fines. Como se manifestó en la sentencia
citada “no puede prosperar una hipótesis administrativista para regular una función
eminentemente política”. Pero tampoco puede darse el otro extremo: regular con criterio
político una función que corresponde a la esencia del sistema de carrera (...).

En otras palabras, de acuerdo con la clasificación del Decreto 1042 de 1978, que establece
los niveles directivo, asesor, ejecutivo, profesional, técnico, administrativo y operativo, hay que
señalar que los criterios que deben tenerse en cuenta para determinar si un empleo es de
libre nombramiento y remoción son los niveles directivos y excepcionalmente los otros,
siempre y cuando impliquen un grado considerable de confianza. Los demás, es decir, la regla
general, son de carrera”. (C. Const., Sent. C-195, abr. 21/94. M.P. Vladimiro Naranjo Mesa).

JURISPRUDENCIA.—La destitución del cargo debe respetar el derecho al debido


proceso. “La acción disciplinaria por ser de interés público, tiene carácter público y oficioso, lo
que implica que su ejercicio es obligatorio (D.R. 482/85, art. 6º); es independiente de la acción
penal, si a ello hubiere lugar; se aplica tanto a los empleadores de carrera como a los de libre
nombramiento y remoción; y se adelanta así el servidor público haya cesado en sus
funciones.

Como se trata de un poder sancionador, el régimen disciplinario se encuentra estructurado


como una vía garante de los principios fundamentales del estado de derecho, como el
principio de legalidad, derecho de defensa y contradicción y debido proceso.
En tal virtud, el proceso disciplinario lo conforman una serie de trámites y formalidades, que
desarrollan esos principios, y que se concretan en los siguientes derechos en favor del
inculpado:

a) Conocer el informe y las pruebas que se alleguen a la


investigación;

b) Ser oído en descargos y solicitar la práctica de


pruebas;

c) Ser asesorado por la organización sindical, si estuviere


afiliado;

d) Ser representado por un apoderado,


y

e) Ser notificado en debida forma y tener oportunidad de controvertir la


decisión.

Pues bien, (...), la destitución, que consiste en la separación definitiva del cargo, es la sanción
más severa, sólo puede ser legalmente posible, como culminación de un proceso disciplinario
y por una causa legal; caso contrario, se estaría violando la normatividad legal que desarrolla
los derechos fundamentales del debido proceso y de defensa, prescritos en el artículo 29 de la
Carta (antiguo artículo 26 de la Constitución de 1886) (...).

2. El argumento del Ministerio de Justicia, a través de su apoderado judicial, de que no se ha


violado íntegramente el derecho de defensa del actor, por cuanto este pudo haber solicitado la
revocatoria directa del acto acusado, es inaceptable.
No puede desconocerse que la institución de la revocatoria directa está consagrada como un
imperativo para la administración cuando se dan las causales taxativamente consagradas; de
allí su vía oficiosa. Pero su solicitud por parte de quien resulta afectado, no es obligatoria sino
facultativa para este”. (C.E., Sec. Segunda, Sent. jun. 17/94, Exp. 8053. M.P. Dolly Pedraza de
Arenas

DOCTRINA.—La edad de retiro forzoso de los servidores públicos de la rama ejecutiva.


"La interpretación armónica de los artículos 29 y 31 del Decreto-Ley 2400 de 1968 conduce, en
síntesis, a las siguientes reglas:

a) El artículo 29 prohíbe el reintegro de los pensionados oficiales a la rama ejecutiva,


exceptuando de dicha prohibición los cargos señalados en el inciso segundo (2) del artículo 29.

b) Por su parte, el artículo 31 fija en 65 años, la edad de retiro forzoso de los empleados de la
rama ejecutiva y establece la prohibición de reintegrar al servicio a la persona que haya
alcanzado dicha edad, exceptuando los mismos cargos mencionados en el inciso segundo del
artículo 29.

Así las cosas, se concluye que las personas llamadas a ocupar los cargos citados en el
segundo inciso del artículo 29, están exceptuadas legalmente tanto de la prohibición de
reintegro al servicio por tener eventualmente el estatus de pensionados, como de la
prohibición o impedimento que genera llegar a la edad de retiro forzoso.

c) Ahora bien, la parte final del artículo 29 faculta al Gobierno Nacional para exceptuar otros
cargos de la prohibición de reintegro al servicio de pensionados oficiales, pero no para
exceptuarlos de la edad de retiro forzoso.

La tesis expuesta se encuentra ratificada por la reglamentación pertinente, contenida en el


Decreto 1950 de 1973, “Por el cual se reglamentan los decretos-leyes 2400 y 3074 de 1968 y
otras normas sobre administración del personal civil”, cuyos artículos 121 y 122, disponen lo
siguiente: (...).

Cabe anotar que el artículo 31 del Decreto 2400 de 1968 está vigente, pues si bien fue
subrogado por el 14 de la Ley 490 de 1998, “Por la cual se transforma la Caja Nacional de
Previsión Social de establecimiento público en empresa industrial y comercial del Estado y se
dictan otras disposiciones”, éste fue declarado inexequible por la Corte Constitucional, en
sentencia C-644 del 1º de septiembre de 1999, “por falta de unidad de materia”, con lo cual
aquél recobró su vigencia.
En este tema hay que indicar, adicionalmente, que la Ley 909 de 2004, “Por la cual se expiden
normas que regulan el empleo público, la carrera administrativa, gerencia pública y se dictan
otras disposiciones”, establece en el literal g del artículo 41, como una causal de retiro de las
personas que estén desempeñando empleos de libre nombramiento y remoción o de carrera
administrativa, la de alcanzar la edad de retiro forzoso. (...).

La consulta busca dilucidar si las normas anteriores han sido derogadas por la Ley 931 de
2004, de modo que se debe proceder al estudio de esta ley y sus antecedentes.

3.2. La Ley 931 de 2004, sobre el derecho al trabajo en condiciones de igualdad en razón
de la edad.

La Ley 931 del 30 de diciembre de 2004, “Por la cual se dictan normas sobre el derecho al
trabajo en condiciones de igualdad en razón de la edad”, fue expedida por iniciativa
congresional, con la finalidad de evitar la discriminación por razones de edad en la
consecución de trabajo por parte de las personas, ya fuera ante las empresas privadas o las
entidades públicas. (...).

Conviene agregar, que no se presenta una derogatoria expresa ni tácita por parte de la Ley
931 de 2004 de las normas sobre la edad de retiro forzoso de los servidores públicos,
conforme lo indica el artículo 71 del Código Civil y lo ha precisado la Corte Constitucional en
las sentencias C-634 del 21 de noviembre de 1996 y C-159 del 24 de febrero de 2004, por
cuanto dicha ley no establece la derogatoria de manera explícita y concreta, y no contiene
disposiciones que no puedan conciliarse con las normas de retiro forzoso por la edad, esto es,
no trae estipulaciones incompatibles o contrarias a estas normas, sencillamente porque no se
ocupa de la materia del retiro del servicio público, sino del ingreso al mismo o al privado.

La circunstancia de que no pueda vincularse a una entidad pública una persona mayor de 65
años, con salvedad de las excepciones legales, no constituye una restricción por razón de la
edad para el ingreso al trabajo, que se encuentre prohibida por la Ley 931 de 2004, por cuanto
dicha persona tiene derecho a percibir su pensión por vejez, conforme al artículo 31 del
Decreto-Ley 2400 de 1968 y normas pertinentes, y antes bien, ella ya ha ejercido su derecho
al trabajo y se debe aplicar el principio de relevo generacional, como lo explicó la Corte
Constitucional en la sentencia C-351 de 1995, de manera que no se está atentando contra el
derecho al trabajo que busca amparar la Ley 931. En este sentido, se deduce también que no
se presenta una derogatoria tácita por parte de la Ley 931 de las normas de retiro forzoso,
pues estas se refieren a personas que ya accedieron al trabajo, lo desempeñaron y tienen
derecho a una pensión, que es una situación bien distinta de la contemplada en la referida
ley". (C.E., S. de Consulta. Conc. 1764, jul. 19/2006. M.P. Gustavo Aponte Santos).
(2) Resulta oportuno indicar que el inciso segundo del artículo 29 del Decreto-Ley 2400 de
1968, subrogado por el artículo 1º del Decreto-Ley 3074 del mismo año, fue declarado
exequible por la Corte Constitucional, mediante la sentencia C-124 del 27 de marzo de 1996.

INHABILIDADES PARA NOMBRAMIENTOS

ART. 126.—Los servidores públicos no podrán nombrar como empleados a


personas con las cuales tengan parentesco hasta el cuarto grado de
consanguinidad, segundo de afinidad, primero civil, o con quien estén ligados
por matrimonio o unión permanente. Tampoco podrán designar a personas
vinculadas por los mismos lazos con servidores públicos competentes para
intervenir en su designación.

Se exceptúan de lo previsto en este artículo los nombramientos que se hagan


en aplicación de las normas vigentes sobre ingreso o ascenso por méritos

DOCTRINA.—Prohibiciones. "Son prohibiciones generales para los servidores públicos sin


distinción, y por lo tanto, se aplican a los de los órdenes nacional, departamental, distrital y
municipal". (C.E., S. de Consulta. Conc. 1675, ago. 31/2005. M.P. Gustavo Aponte Santos).

PROHIBICIONES A SERVIDORES PÚBLICOS

ART. 127.—Los servidores públicos no podrán celebrar, por sí o por


interpuesta persona, o en representación de otro, contrato alguno con
entidades públicas o con personas privadas que manejen o administren
recursos públicos, salvo las excepciones legales.
INC. 2º—Modificado. A.L. 2/2004, art. 1º. A los empleados del Estado que se
desempeñen en la Rama Judicial, en los órganos electorales, de control y de
seguridad les está prohibido tomar parte en las actividades de los partidos y
movimientos y en las controversias políticas, sin perjuicio de ejercer libremente
el derecho al sufragio. A los miembros de la Fuerza Pública en servicio activo
se les aplican las limitaciones contempladas en el artículo 219 de la
Constitución

INC. 3º—Modificado. A.L. 2/2004, art. 1º. Los empleados no contemplados


en esta prohibición solo podrán participar en dichas actividades y
controversias en las condiciones que señale la Ley Estatutaria.

INC. 4º—La utilización del empleo para presionar a los ciudadanos a respaldar
una causa o campaña política constituye causal de mala conducta

INC. 5º—Adicionado. A.L. 2/2004, art. 1º. Cuando el Presidente y el


Vicepresidente de la República presenten sus candidaturas, solo podrán
participar en las campañas electorales desde el momento de su inscripción.
En todo caso dicha participación solo podrá darse desde los cuatro (4) meses
anteriores a la fecha de la primera vuelta de la elección presidencial, y se
extenderá hasta la fecha de la segunda vuelta en caso de que la hubiere. La
Ley Estatutaria establecerá los términos y condiciones en los cuales, antes de
ese lapso, el Presidente o el Vicepresidente podrán participar en los
mecanismos democráticos de selección de los candidatos de los partidos o
movimientos políticos.

INC. 6º—Adicionado. A.L. 2/2004, art. 1º. Durante la campaña, el Presidente


y el Vicepresidente de la República no podrán utilizar bienes del Estado o
recursos del Tesoro Público, distintos de aquellos que se ofrezcan en igualdad
de condiciones a todos los candidatos. Se exceptúan los destinados al
cumplimiento de las funciones propias de sus cargos y a su protección
personal, en los términos que señale la Ley Estatutaria

NOTAS: 1. Los incisos 2º y 3º del artículo 127 de la Constitución Política modificados,


disponían:
"INC. 2º—A los empleados del Estado y de sus entidades descentralizadas que ejerzan
jurisdicción, autoridad civil o política, cargos de dirección administrativa, o se desempeñen en
los órganos judicial, electoral, de control, les está prohibido tomar parte en las actividades de
los partidos y movimientos y en las controversias políticas, sin perjuicio de ejercer libremente
el derecho al sufragio.

INC. 3º—Los empleados no contemplados en esta prohibición podrán participar en dichas


actividades y controversias en las condiciones que señale la ley".

2. Desarrollo legal de la
norma:

— Estatuto general de contratación de la administración pública, Ley 80 de


1993.

— Código Disciplinario Único, Ley 734 de


2002.

3. El Acto Legislativo 2 de 2004 fue promulgado en el Diario Oficial 45775 de diciembre 28 de


2004.

4. La Corte Constitucional, Sala Plena, mediante sentencia C-1040 de octubre 19 de 2005,


magistrados ponentes Manuel José Cepeda Espinosa, Rodrigo Escobar Gil, Marco Gerardo
Monroy Cabra, Humberto Antonio Sierra Porto, Álvaro Tafur Galvis, y Clara Inés Vargas
Hernández, declaró exequible el Acto Legislativo 2 de 2004, salvo el inciso tercero del
parágrafo transitorio del artículo 4, que fue declarado inexequible. Como complemento pueden
consultarse las sentencias: C-1042, C-1043, C-1045, C-1047, C-1048, C-1050, C-1051, C-
1055, C-1056, C-1057 de octubre 19 de 2005 respectivamente, C-034 de 26 de enero de 2006
y C-174 de 8 de marzo de 2006. Algunas presentan aclaración de voto y otras salvamento de
voto.

L. 734/02.
CDU.
ART. 35.—Prohibiciones. A todo servidor público le está prohibido:

1. Incumplir los deberes o abusar de los derechos o extralimitar las funciones contenidas en la
Constitución, los tratados internacionales ratificados por el Congreso, las leyes, los decretos,
las ordenanzas, los acuerdos distritales y municipales, los estatutos de la entidad, los
reglamentos y los manuales de funciones, las decisiones judiciales y disciplinarias, las
convenciones colectivas y los contratos de trabajo.

2. Imponer a otro servidor público trabajos ajenos a sus funciones o impedirle el cumplimiento
de sus deberes.

3. Solicitar, directa o indirectamente, dádivas, agasajos, regalos, favores o cualquier otra clase
de beneficios.

4. Aceptar, sin permiso de la autoridad correspondiente, cargos, honores o recompensas


provenientes de organismos internacionales o gobiernos extranjeros, o celebrar contratos con
éstos, sin previa autorización del gobierno.

5. Ocupar o tomar indebidamente oficinas o edificios


públicos.

6. Ejecutar actos de violencia contra superiores, subalternos o compañeros de trabajo, demás


servidores públicos o injuriarlos o calumniarlos.

7. Omitir, negar, retardar o entrabar el despacho de los asuntos a su cargo o la prestación del
servicio a que está obligado.

8. Omitir, retardar o no suministrar debida y oportuna respuesta a las peticiones respetuosas


de los particulares o a solicitudes de las autoridades, así como retenerlas o enviarlas a
destinatario diferente de aquel a quien corresponda su conocimiento.
9. Ejecutar en el lugar de trabajo actos que atenten contra la moral o las buenas
costumbres.

10. Constituirse en acreedor o deudor de alguna persona interesada directa o indirectamente


en los asuntos a su cargo, de sus representantes o apoderados, de sus parientes dentro del
cuarto grado de consanguinidad, segundo de afinidad o primero civil, o de su cónyuge o
compañero o compañera permanente.

11. Incumplir de manera reiterada e injustificada obligaciones civiles, laborales, comerciales o


de familia impuestas en decisiones judiciales *(o administrativas)* o admitidas en diligencia de
conciliación.

12. Proporcionar dato inexacto o presentar documentos ideológicamente falsos u omitir


información que tenga incidencia en su vinculación o permanencia en el cargo o en la carrera,
o en las promociones o ascensos o para justificar una situación administrativa.

13. Ocasionar daño o dar lugar a la pérdida de bienes, elementos, expedientes o documentos
que hayan llegado a su poder por razón de sus funciones.

14. Desempeñar simultáneamente más de un empleo público o recibir más de una asignación
que provenga del tesoro público, o de empresas o de instituciones en las que tenga parte
mayoritaria el Estado, salvo los casos expresamente determinados por la ley. Entiéndese por
tesoro público el de la Nación, las entidades territoriales y las descentralizadas.

15. Ordenar el pago o percibir remuneración oficial por servicios no prestados, o por cuantía
superior a la legal, o reconocer y cancelar pensiones irregularmente reconocidas, o efectuar
avances prohibidos por la ley o los reglamentos.

16. Asumir obligaciones o compromisos de pago que superen la cuantía de los montos
aprobados en el programa anual mensualizado de caja, PAC.
17. Ejercer cualquier clase de coacción sobre servidores públicos o sobre particulares que
ejerzan funciones públicas, a fin de conseguir provecho personal o para terceros, o para que
proceda en determinado sentido.

18. Nombrar o elegir, para el desempeño de cargos públicos, personas que no reúnan los
requisitos constitucionales, legales o reglamentarios, o darles posesión a sabiendas de tal
situación.

19. Reproducir actos administrativos suspendidos o anulados por la jurisdicción contencioso-


administrativa, o proceder contra resolución o providencia ejecutoriadas del superior.

20. Permitir, tolerar o facilitar el ejercicio ilegal de profesiones reguladas por la ley.

21. Dar lugar al acceso o exhibir expedientes, documentos o archivos a personas no


autorizadas.

22. Prestar, a título particular, servicios de asistencia, representación o asesoría en asuntos


relacionados con las funciones propias del cargo, hasta por un término de un año después de
la dejación del cargo o permitir que ello ocurra.

23. Proferir en acto oficial o en público expresiones injuriosas o calumniosas contra cualquier
servidor público o las personas que intervienen en los mismos.

24. Incumplir cualquier decisión judicial, fiscal, administrativa, o disciplinaria en razón o con
ocasión del cargo o funciones, u obstaculizar su ejecución.

25. Gestionar directa o indirectamente, a título personal, o en representación de terceros, en


asuntos que estuvieron a su cargo.
26. Distinguir, excluir, restringir o preferir, con base en motivos de raza, color, linaje u origen
nacional o étnico que tengan por objeto o por resultado anular o menoscabar el
reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos humanos y
libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural o en cualquier otra
de la vida pública (art. 1º, Convención internacional sobre eliminación de todas las formas de
discriminación racial, aprobada en Colombia mediante la L. 22/81).

27. Ejercer la docencia, dentro de la jornada laboral, por un número de horas superior al
legalmente permitido.

28. Manifestar indebidamente en acto público o por los medios de comunicación, opiniones o
criterios dirigidos a influir para que la decisión contenida en sentencias judiciales, fallos
disciplinarios, administrativos o fiscales sean favorables a los intereses de la entidad a la cual
se encuentra vinculado, en su propio beneficio o de un tercero.

29. Prescindir del reparto cuando sea obligatorio hacerlo, o efectuarlo en forma irregular.

30. Infringir las disposiciones sobre honorarios o tarifas de los profesionales liberales o
auxiliares de la justicia y/o el arancel judicial, en cuantía injusta y excesiva.

31. Tener a su servicio, en forma estable para las labores propias de su despacho, personas
ajenas a la entidad.

32. Propiciar, organizar o participar en huelgas, paros o suspensión de actividades o


disminución del ritmo de trabajo, cuando se trate de servicios públicos esenciales definidos por
el legislador.

33. Adquirir, por sí o por interpuesta persona, bienes que se vendan por su gestión o influir
para que otros los adquieran, salvo las excepciones legales.

34. Proporcionar noticias o informes sobre asuntos de la administración, cuando no esté


facultado para hacerlo.
35. Las demás prohibiciones consagradas en la ley y
reglamentos.

*NOTAS: 1. La Corte Constitucional, mediante sentencia C-949 de noviembre 6 de 2002,


magistrado ponente Alfredo Tulio Beltrán Sierra, declaró inexequible la expresión "o
administrativas" que aparece entre paréntesis.

2. La Corte Constitucional, mediante sentencia C-893 de octubre 7 de 2003, magistrado


ponente Alfredo Tulio Beltrán Sierra, declaró exequible condicionalmente el numeral 22, en
el entendido que la prohibición establecida en este numeral será indefinida en el tiempo
respecto de los asuntos concretos de los cuales el servidor conoció en ejercicio de sus
funciones; y que será de un (1) año en los demás casos, con respecto del organismo, entidad
o corporación en la cual prestó sus servicios, y para la prestación de servicios de asistencia,
representación o asesoría a quienes estuvieron sujetos a la inspección, vigilancia, control o
regulación de la entidad, corporación u organismo al que se haya estado vinculado.

INHABILIDADES, IMPEDIMENTOS, INCOMPATIBILIDADES Y CONFLICTO DE INTERESES

L. 734/02.
CDU.

ART. 36.—Incorporación de inhabilidades, impedimentos, incompatibilidades y conflicto


de intereses. Se entienden incorporadas a este código las inhabilidades, impedimentos,
incompatibilidades y conflicto de intereses señalados en la Constitución y en la ley.

L. 734/02.
CDU.

ART. 37.—Inhabilidades sobrevinientes. Las inhabilidades sobrevinientes se presentan


cuando al quedar en firme la sanción de destitución e inhabilidad general o la de suspensión e
inhabilidad especial o cuando se presente el hecho que las generan el sujeto disciplinable
sancionado se encuentra ejerciendo cargo o función pública diferente de aquel o
aquella en cuyo ejercicio cometió la falta objeto de la sanción. En tal caso, se le comunicará al
actual nominador para que proceda en forma inmediata a hacer efectivas sus consecuencias.
L. 734/02.
CDU.

ART. 38.—Otras inhabilidades. También constituyen inhabilidades para desempeñar cargos


públicos, a partir de la ejecutoria del fallo, las siguientes:

1. Además de la descrita en el inciso final del artículo 122 de la Constitución Política, haber
sido condenado a pena privativa de la libertad mayor de cuatro años por delito doloso dentro
de los diez años anteriores, salvo que se trate de delito político.

2. Haber sido sancionado disciplinariamente tres o más veces en los últimos cinco (5) años
por faltas graves o leves dolosas o por ambas. Esta inhabilidad tendrá una duración de tres
años contados a partir de la ejecutoria de la última sanción.

3. Hallarse en estado de interdicción judicial o inhabilitado por una sanción disciplinaria o


penal, o suspendido en el ejercicio de su profesión o excluido de ésta, cuando el cargo a
desempeñar se relacione con la misma.

4. Haber sido declarado responsable


fiscalmente.

PAR. 1º—Quien haya sido declarado responsable fiscalmente será inhábil para el ejercicio de
cargos públicos y para contratar con el Estado durante los cinco (5) años siguientes a la
ejecutoria del fallo correspondiente. Esta inhabilidad cesará cuando la Contraloría competente
declare haber recibido el pago o, si este no fuere procedente, cuando la Contraloría General
de la República excluya al responsable del boletín de responsables fiscales.

Si pasados cinco años desde la ejecutoria de la providencia, quien haya sido declarado
responsable fiscalmente no hubiere pagado la suma establecida en el fallo ni hubiere sido
excluido del boletín de responsables fiscales, continuará siendo inhábil por cinco años si la
cuantía, al momento de la declaración de responsabilidad fiscal, fuere superior a 100 salarios
mínimos legales mensuales vigentes; por dos años si la cuantía fuere superior a 50 sin
exceder de 100 salarios mínimos legales mensuales vigentes; por un año si la cuantía fuere
superior a 10 salarios mínimos legales mensuales vigentes sin exceder de 50, y por tres
meses si la cuantía fuere igual o inferior a 10 salarios mínimos legales mensuales vigentes.
PAR. 2º—Para los fines previstos en el inciso final del artículo 122 de la Constitución Política a
que se refiere el numeral 1º de este artículo, se entenderá por delitos que afecten el
patrimonio del Estado aquellos que produzcan de manera directa lesión del patrimonio público,
representada en el menoscabo, disminución, perjuicio, detrimento, pérdida, uso indebido o
deterioro de los bienes o recursos públicos, producida por una conducta dolosa, cometida por
un servidor público.

Para estos efectos la sentencia condenatoria deberá especificar si la conducta objeto de la


misma constituye un delito que afecte el patrimonio del Estado

NOTAS: 1. La Resolución Orgánica 5149 de octubre 26 de 2000 de la Contraloría General de


la República, estableció el procedimiento para la expedición del Boletín de Responsables
Fiscales en la Contraloría General de la República. El artículo 1º de la Resolución en comento
ha sido modificado por la Resolución 5458 de febrero 11 de 2003.

2. La Corte Constitucional, en sentencia C-064 de 2003, magistrado ponente Jaime Araújo


Rentería, declaró exequible condicionalmente el parágrafo 2º del presente artículo, en el
entendido de que respecto a las conductas culposas se aplicarán las inhabilidades previstas
en la ley.

3. La Corte Constitucional, mediante sentencia C-652 de agosto 5 de 2003, Expediente D-


4330, magistrado ponente Marco Gerardo Monroy Cabra, dispuso estarse a lo resuelto en la
sentencia C-064 de 2003 respecto de la exequibilidad de la expresión "dolosa", contenida en
el artículo 38 de la Ley 734 de 2002.

L. 734/2002.
CDU.

ART. 39.—Otras incompatibilidades. Además, constituyen incompatibilidades para


desempeñar cargos públicos, las siguientes:

1. Para los gobernadores, diputados, alcaldes, concejales y miembros de las juntas


administradoras locales, en el nivel territorial donde hayan ejercido jurisdicción, desde el
momento de su elección y hasta cuando esté legalmente terminado el período:
a) Intervenir en nombre propio o ajeno en asuntos, actuaciones administrativas o actuación
contractual en los cuales tenga interés el departamento, distrito o municipio correspondiente, o
sus organismos;

b) Actuar como apoderados o gestores ante entidades o autoridades disciplinarias, fiscales,


administrativas o jurisdiccionales.

2. Para todo servidor público, adquirir o intervenir directa o indirectamente, en remate o venta
de bienes que se efectúen en la entidad donde labore o en cualquier otra sobre la cual se
ejerza control jerárquico o de tutela o funciones de inspección, control y vigilancia. Esta
prohibición se extiende aun encontrándose en uso de licencia.

NOTA: La Corte Constitucional, Sala Plena, en sentencia C-1076 de diciembre 5 de 2002,


Expedientes D-3954 y D-3955 (acumulados), magistrado ponente Clara Inés Vargas
Hernández, resolvió respecto de la expresión "desde el momento de su elección", que figura
en el numeral primero del presente artículo, estarse a lo resuelto en la sentencia C-181 de
2002, magistrado ponente Marco Gerardo Monroy Cabra, que declaró exequible la misma
expresión que aparecía recogida en el artículo 44 de la Ley 200 de 1995.

L. 734/2002.
CDU.

ART. 40.—Conflicto de intereses. Todo servidor público deberá declararse impedido para
actuar en un asunto cuando tenga interés particular y directo en su regulación, gestión, control
o decisión, o lo tuviere su cónyuge, compañero o compañera permanente, o algunos de sus
parientes dentro del cuarto grado de consanguinidad, segundo de afinidad o primero civil, o su
socio o socios de hecho o de derecho.

Cuando el interés general, propio de la función pública, entre en conflicto con un


interés particular y directo del servidor público deberá declararse impedido.

L. 734/2002.
CDU.
ART. 41.—Extensión de las inhabilidades, incompatibilidades e impedimentos. Las
inhabilidades, incompatibilidades e impedimentos señalados en la ley para los gerentes,
directores, rectores, miembros de juntas directivas y funcionarios o servidores públicos de las
empresas industriales y comerciales del Estado y sociedades de economía mixta, se hacen
extensivos a las mismas autoridades de los niveles departamental, distrital y municipal.

JURISPRUDENCIA-CONSTITUCIONALIDAD.—Prohibiciones a los servidores públicos.


"2.1. El ciudadano demandante acusa el artículo 35, numeral 11, de la Ley 734 de 2002, por
considerar que dicha disposición vulnera la Constitución Política, al confundir dos campos de
la actividad de la persona, por cuanto permite que se sancione disciplinariamente al servidor
público por conductas que son del resorte de su órbita privada, y no por conductas atribuibles
al ejercicio de sus funciones, con lo cual se desconoce que el incumplimiento de las propias
obligaciones tiene en el sistema jurídico su respectiva sanción, sin que exista la necesidad de
añadir a ella la creación de una falta disciplinaria, pues ello resulta completamente
desproporcionado.

(...)
.

3. Analizadas tanto la norma acusada como lo expresado por la Corte en la Sentencia C-728
de 2000, en relación con el artículo 41, numeral 13 de la Ley 200 de 1995, se encuentra por la
Corte que el legislador, al expedir el artículo 35, numeral 11, de la Ley 734 de 2002, ahora
demandado, no hizo cosa distinta a la de incluir en el texto normativo nuevo, el
condicionamiento expresado que para declarar la constitucionalidad del artículo 41, numeral
13 de la Ley 200 de 1995, introdujo la Corte en la sentencia aludida, dentro del cual incluyó
las obligaciones “admitidas en diligencia de conciliación”, lo que resulta igualmente acorde con
la Constitución, pues la conciliación surte efectos de cosa juzgada.

4. El artículo 35 de la Ley 734 de 2002, incluye también como prohibición a los servidores
públicos el incumplimiento de manera reiterada e injustificada de las obligaciones impuestas
en decisiones administrativas.

Al respecto, se observa por la Corte que tales decisiones pueden ser objeto de controversia
judicial ante la jurisdicción contencioso administrativa, por lo cual son diferentes al
incumplimiento reiterado e injustificado de decisiones judiciales, asunto este sobre el cual,
como ya se dijo, sí existe cosa juzgada material.
Ahora, tratándose de decisiones administrativas que impongan obligaciones a los servidores
públicos, es claro que ellas a pesar de que gozan de la presunción de legalidad, pueden ser
objeto de impugnación por la vía gubernativa y de controversia ante la jurisdicción
competente, e incluso de suspensión provisional, razón esta por la cual, aparece como
desproporcionado erigir su incumplimiento en una falta por violación de una prohibición por
parte del servidor público, pues decisiones administrativas en ese sentido pueden ser
proferidas por las más diversas autoridades y de esa manera se pondría en serio peligro la
continuidad del servidor en la administración pública, lo que resulta contrario al artículo 6º de
la Carta.

Desde luego, la decisión de la Corte no significa una autorización al desconocimiento de


decisiones administrativas proferidas por las autoridades correspondientes; lo que sucede es
que se deja la posibilidad de que ellas sean controvertidas tanto en la vía gubernativa como
ante la jurisdicción administrativa conforme a la Constitución y a la ley. De esta suerte, si
quedan en firme luego del proceso contencioso administrativo y a pesar de ello existe
desconocimiento reiterado e injustificado por parte del servidor público, ello sería constitutivo
de falta pues equivale a alzarse contra las decisiones de los jueces cuyo cumplimiento es
obligatorio para todos los ciudadanos y mucho más para los servidores públicos". (C. Const.,
Sent. C-949, nov. 6/2002. M.P. Alfredo Tulio Beltrán Sierra).

JURISPRUDENCIA-TUTELA.—Participación en política de los empleados públicos. "Es


preciso anotar que, si bien en la norma constitucional no se fijaron criterios específicos en lo
atinente a la participación en política de los empleados públicos, no es menos cierto que si se
fijan en ella unos parámetros determinantes, a los que habrá de ceñirse el legislador
estatutario. Así, en el inciso cuarto del artículo 127 de la Carta —que no fue modificado por el
acto legislativo acusado— se dispone que (...). Quiere ello decir que los empleados públicos
habilitados por la Constitución, podrán, a título personal y en los términos de la ley estatutaria,
participar en política para la promoción de un determinado proyecto político, pero que ello no
implica que puedan destinar a la causa política el empleo que les ha sido confiado, ni que,
como de manera expresa se ha señalado para el Presidente y el Vicepresidente, puedan
utilizar para la campaña bienes del Estado o recursos del tesoro público distintos de aquellos
que se ofrezcan en condiciones de igualdad a todos los candidatos. Así, como se ha dicho, la
reforma no altera los fines del Estado, ni sacrifica la imparcialidad del Presidente, pues es
claro que este, en los términos del acto legislativo acusado, no puede poner la función
pública al servicio de su campaña". (C. Const., Sent. C-1040, oct. 19/2005. M.P. Manuel José
Cepeda Espinosa, Rodrigo Escobar Gil, Marco Gerardo Monroy Cabra, Humberto Antonio
Sierra Porto, Álvaro Tafur Galvis y Clara Inés Vargas Hernández).
UNICIDAD DE EMPLEO PÚBLICO Y ASIGNACIÓN

ART. 128.—Nadie podrá desempeñar simultáneamente más de un empleo


público ni recibir más de una asignación que provenga del tesoro público, o de
empresas o de instituciones en las que tenga parte mayoritaria el Estado,
salvo los casos expresamente determinados por la ley.
Entiéndese por tesoro público el de la Nación, el de las entidades territoriales y
el de las descentralizadas

NOTA: Desarrollo legal de la norma:

— Régimen salarial y prestacional de los empleados públicos, Ley 4ª de 1992, mediante la


cual se señalan las normas, objetivos y criterios que debe observar el Gobierno Nacional para
la fijación del régimen salarial y prestacional de los empleados públicos, de los miembros del
Congreso Nacional y de la fuerza pública y para la fijación de las prestaciones sociales de los
trabajadores oficiales y se dictan otras disposiciones, de conformidad con lo establecido en el
artículo 150, numeral 19, literales e) y f) de la Constitución Política.

— Mediante la Ley 909 de 2004, se expiden normas que regulan el empleo público, la carrera
administrativa, gerencia pública y se dictan otras disposiciones. Reglamentada, entre otros
por: — Decreto 770 de 2005, establece el sistema de funciones y de requisitos generales
para los empleos públicos correspondientes a los niveles jerárquicos pertenecientes a los
organismos y entidades del orden nacional, a que se refiere la Ley 909 de 2004. — Decreto
785 de 2005, establece el sistema de nomenclatura y clasificación y de funciones y requisitos
generales de los empleos de las entidades territoriales que se regulan por las disposiciones de
la Ley 909 de 2004. — Decreto 1227 de 2005, reglamenta parcialmente la Ley 909 de 2004 y
el Decreto-Ley 1567 de 1998. — Decreto 1228 de 2005, reglamenta el artículo 16 de la Ley
909 de 2004 sobre las comisiones de personal. — Decreto 2329 de 1995, contiene las reglas
para concursos y procesos de selección para personal al servicio del Estado. El artículo 4º de
esta disposición fue modificado por el Decreto 736 de 1996.

AUTORIZACIÓN PARA CONTRATAR Y RECIBIR


HONORES DE GOBIERNO EXTRANJERO

ART. 129.—Los servidores públicos no podrán aceptar cargos, honores o


recompensas de gobiernos extranjeros u organismos internacionales, ni
celebrar contratos con ellos, sin previa autorización del gobierno

COMISIÓN NACIONAL DEL SERVICIO CIVIL


ART. 130.—Habrá una Comisión Nacional del Servicio Civil responsable de la
administración y vigilancia de las carreras de los servidores públicos,
excepción hecha de las que tengan carácter especial.

NOTA: Desarrollo legal de la norma:

— El título II de la Ley 909 de 2004, regula la naturaleza, composición, procedimiento para la


designación de los miembros, funciones, organización y estructura de la Comisión Nacional
del Servicio Civil.

— El Decreto 760 de 2005, establece los procedimientos que debe surtirse ante y por la
Comisión Nacional del Servicio Civil para cumplimiento de sus funciones.

— El Decreto 3804 de 2005, fija el régimen salarial y prestacional de los empleados de la


Comisión Nacional del Servicio Civil.

L.
909/2004.

ART. 7º—Naturaleza de la Comisión Nacional del Servicio Civil. La Comisión Nacional del
Servicio Civil prevista en el artículo 130 de la Constitución Política, responsable de la
administración y vigilancia de las carreras, excepto de las carreras especiales, es un órgano
de garantía y protección del sistema de mérito en el empleo público en los términos
establecidos en la presente ley, de carácter permanente de nivel nacional, independiente de
las ramas y órganos del poder público, dotada de personería jurídica, autonomía
administrativa y patrimonio propio.

Con el fin de garantizar la plena vigencia del principio de mérito en el empleo público de
carrera administrativa, la Comisión Nacional del Servicio Civil actuará de acuerdo con los
principios de objetividad, independencia e imparcialidad.
[DOCTRINA.—Historia de la Comisión Nacional del Servicio Civil. "La Comisión Nacional
del Servicio Civil, no es una nueva institución más dentro de la estructura del Estado, sino que
muy por el contrario ha tenido una larga historia dentro de legislación bajo diferentes formas,
en 1938 se creó como el Consejo de Administración y Disciplina; en 1958 se transformó como
Comisión Nacional de Reclutamiento Ascenso y Disciplina, y en 1991 nuestra Constitución
Política, la estableció con el nombre que hoy se conoce, bajo la característica de ser un ente
autónomo, responsable de la administración y vigilancia de las carreras administrativas,
excepto de aquellas que tienen el carácter de especiales. La cual funcionó bajo el imperio de
la Ley 27 y de manera muy breve con la Ley 443, y solo después de 14 años se logró
realmente por medio de la Ley 909 de 2004, su conformación, con la presencia de
comisionados designados mediante concurso y por un periodo fijo, como lo consagró la
sentencia C-372 de 1999 de la Corte Constitucional". (DAFP, Director Nacional de la ESAP,
Instructivo para el ajuste del manual específico de funciones y de competencias laborales,
ago/2005, Editorial ESAP; pág. 9).

REGLAMENTACIÓN Y ESTRUCTURA
DE NOTARIOS Y REGISTRADORES

ART. 131.—Compete a la ley la reglamentación del servicio público que


prestan los notarios y registradores, la definición del régimen laboral para sus
empleados y lo relativo a los aportes como tributación especial de las notarías,
con destino a la administración de justicia.

El nombramiento de los notarios en propiedad se hará mediante


concurso.

Corresponde al gobierno la creación, supresión y fusión de los círculos de


notariado y registro y la determinación del número de notarios y oficinas de
registro

NOTA: La versión aprobada de este artículo fue publicada en la Gaceta Constitucional 116 de
20 de julio de 1991, que corrigió la versión publicada en la Gaceta Constitucional 114 de 7 de
julio del mismo año.

Desarrollo legal de la
norma:
— Decreto-Ley 960 de
1970.

— Por la cual se reglamenta el ejercicio de la actividad notarial, Ley 588 de


2000.

— Se reglamenta el deber de información de los notarios. Decreto 1957 de


2001.

— Régimen disciplinario de los notarios. Ley 734 de 2002, Código Disciplinario


Único.

JURISPRUDENCIA.—Notarios y la función notarial. "Pero, sea como fuere, los


notarios no ejercen autoridad, pues, como hubo de explicar esta Sala en sentencia de 26 de
octubre de 1992, la función notarial se reduce a dar fe de todos aquellos actos que
requieren la intervención del notario, con o sin su presencia física, y ello en manera alguna
conlleva ejercicio de autoridad civil o jurisdiccional, porque para la celebración, de los actos
correspondientes no ejerce el notario poder alguno, puesto que se trata de refrendar actos
voluntarios de las partes, limitándose el notario a dar fe de lo probado con la confección de la
escritura pública correspondiente, como en el caso de la partición o adjudicación de la
herencia o de la liquidación de la sociedad conyugal. Es decir, que en estos casos los notarios
se limitan a refrendar la voluntad de las partes, dejando constancia de ello en el
correspondiente instrumenta público (anales, 1. CXXIX, segunda parte, ps. 1.293 y 1.294)”.

Es de advertir, sin embargo, que la Corte Constitucional tiene opinión diferente, pues
considera que los Notarios no son servidores públicos, sino particulares que en el
cumplimiento de sus labores relacionadas con la fe pública tienen el carácter de autoridades (5).

En este caso, la Sala reitera la hermenéutica de esta corporación en virtud de la cual es


posible concluir que, si bien el notario es funcionario público, por razón del desempeño de la
función notarial no hay lugar a considerar que ejerce autoridad alguna". (C.E., Sec.
Quinta, Sent. 230012331000200301418 01, ago. 25/2005. Exp. 3635. M.P. Darío Quiñones
Pinilla).
(5) Sentencia C-181 de 1997, C-293 de 1998, C-741 de 1998, SU-250 de 1998, C-399 de
1999, C-1508 de 2000 y C-1212 de 2001.

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