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ART. 122.—No habrá empleo público que no tenga funciones detalladas en ley
o reglamento y para proveer los de carácter remunerado se requiere que estén
contemplados en la respectiva planta y previstos sus emolumentos en el
presupuesto correspondiente
Antes de tomar posesión del cargo, al retirarse del mismo o cuando autoridad
competente se lo solicite deberá declarar, bajo juramento, el monto de sus
bienes y rentas.
Dicha declaración sólo podrá ser utilizada para los fines y propósitos de la
aplicación de las normas del servidor público.
INC. 5º—Modificado. A.L. 1/2004, art. 1º. Pérdida de derechos políticos. Sin
perjuicio de las demás sanciones que establezca la ley, no podrán ser inscritos
como candidatos a cargos de elección popular, ni elegidos, ni designados
como servidores públicos, ni celebrar personalmente, o por interpuesta
persona, contratos con el Estado, quienes hayan sido condenados, en
cualquier tiempo, por la Comisión de Delitos que afecten el patrimonio del
Estado. Tampoco quien haya dado lugar, como servidor público, con su
conducta dolosa o gravemente culposa, así calificada por sentencia judicial
ejecutoriada, a que el Estado sea condenado a una reparación patrimonial,
salvo que asuma con cargo a su patrimonio el valor del daño
"INC. 5º—Sin perjuicio de las demás sanciones que establezca la ley, el servidor público que
sea condenado por delitos contra el patrimonio del Estado, quedará inhabilitado para el
desempeño de funciones públicas".
5. El Consejo Nacional Electoral por medio de la Resolución 1 de 2004, declaró el resultado del
referendo constitucional de iniciativa gubernamental, convocado mediante Ley 796 de 2003,
cuya votación se realizó el 25 de octubre de 2003 y señaló que en la votación del numeral
primero del proyecto de reforma constitucional participaron 6.293.807 sufragantes, es decir
más de la cuarta parte del total de los ciudadanos que integran el censo electoral, de los cuales
más de la mitad lo votaron afirmativamente, así: total sufragantes 6.293.807, votos por el SÍ
5.874.193, votos por el NO 294.348, votos NULOS 125.266, en consecuencia señaló que la
primera pregunta fue aprobada. El Consejo Nacional Electoral en su artículo tercero, declaró no
aprobados, por no reunir los requisitos previstos en el inciso segundo del artículo 378 de la
Constitución Política, los numerales 2º, 3º, 4º, 5º, 6º, 7º, 8º, 9º, 11, 12, 13, 14, 15 y 18 del
proyecto de reforma de la Constitución sometido a referendo mediante el artículo 1º de la Ley
796 de 2003".
6. Mediante la Ley 909 de 2004, se expiden normas que regulan el empleo público, la carrera
administrativa, gerencia pública y se dictan otras disposiciones.
A.L. 1/2004.
En este sentido, para la aplicación de esa restricción sería irrelevante que la consecuencia del
comportamiento ilícito —la inhabilidad intemporal— se expresara o no en la correspondiente
sentencia, pues en todo caso “el servidor público que sea condenado por delitos contra el
patrimonio del Estado, quedará inhabilitado para el desempeño de funciones públicas” como
reza, se repite, la norma que se comenta.
Que la circunstancia impediente opere de pleno derecho, implica que rige aunque no se
declare”(1).
En este caso, recuérdese que la conducta punible de celebración indebida de contratos sin el
cumplimiento de los requisitos legales por la que fueron condenados los procesados (...) no
lesiona el tesoro público para que se imponga la inhabilidad del desempeño de funciones
públicas de que trata la norma constitucional, sino que el legislador la elevó a tipo penal para
proteger la credibilidad del proceso de contratación administrativa, es decir, en el cumplimiento
de los requisitos para la celebración, perfeccionamiento y ejecución de los contratos.
Dicho de otra manera, con la citada conducta punible se busca proteger los principios que
rigen la contratación administrativa (transparencia, economía, responsabilidad, selección
objetiva y eficacia), de conformidad con fines que rigen la función administrativa, en
aras de obtener el cumplimiento de los cometidos estatales como los señalan las leyes, la
adecuada prestación de los servicios públicos y la efectividad de los derechos e intereses de
los administradores reconocidos por la ley, así como los postulados de igualdad, moralidad,
eficacia, economía, celeridad, imparcialidad, publicidad y contradicción.
(1) Corte Suprema de Justicia, Sent. Cas. octubre 13 de 2004, Rad. 20.944.
L. 190/95.
ART. 9º—Dentro de los tres (3) meses siguientes a la vigencia de la presente ley las entidades
públicas elaborarán un manual de funciones en el cual se especifiquen claramente las tareas
que debe cumplir cada funcionario de la entidad. Aquellas que dispongan de manual de
funciones, deberán asegurar que respecto de cada servidor público se precisen de manera
clara sus funciones.
Las funciones asignadas serán comunicadas a cada empleado, quien responderá por el
cumplimiento de las mismas de acuerdo con la ley, el reglamento y el manual.
L. 190/95.
ART. 14.—La declaración juramentada deberá contener, como mínimo, la siguiente
información:
D. 2232/95.
ART. 1º—Modificado. D. 2204/96, art. 1°. Declaración de bienes y rentas. Quien vaya a
tomar posesión de un cargo público, deberá presentar la declaración de bienes y rentas, así
como la información de la actividad económica privada.
SERVIDORES PÚBLICOS
L. 489/98.
ART. 110.—Condiciones para el ejercicio de funciones administrativas por particulares.
Las personas naturales y jurídicas privadas podrán ejercer funciones administrativas, salvo
*(disposición legal en contrario)*, bajo las siguientes condiciones:
Sin perjuicio de los controles pertinentes por razón de la naturaleza de la actividad, la entidad
pública que confiera la atribución de las funciones ejercerá directamente un control sobre el
cumplimiento de las finalidades, objetivos, políticas y programas que deban ser observados por
el particular.
Por motivos de interés público o social y en cualquier tiempo, la entidad o autoridad que ha
atribuido a los particulares el ejercicio de las funciones administrativas puede dar por terminada
la autorización.
L. 489/98.
b) Las calidades y requisitos que deben reunir las entidades o personas privadas;
e) La duración del encargo y las garantías que deben prestar los particulares con el fin de
asegurar la observancia y la aplicación de los principios que conforme a la Constitución Política
y a la ley gobiernan el ejercicio de las funciones administrativas.
2. La celebración de convenio, **(si fuere el caso)**, cuyo plazo de ejecución será de cinco (5)
años *(prorrogables)* y para cuya celebración la entidad o autoridad deberá:
**2. El artículo fue declarado exequible por la Corte Constitucional, en sentencia C-866 de
1999, magistrado ponente Vladimiro Naranjo Mesa, salvo las expresiones: "de los
gobernadores y de los alcaldes, según el orden al que pertenezca la entidad u organismo"
contenida en el numeral primero, y la expresión: "si fuere el caso", contenida en el numeral 2º,
los cuales se declararon inexequibles. En cuanto al literal a) del numeral primero, se declaró
exequible, pero condicionado a las consideraciones de la Corte.
Quiere decir esto que mientras las expresiones “servidores públicos” son adecuadas para
referirse a todas las personas que laboran para el Estado en cualquiera de las Ramas del
Poder, bien sea en los órganos centrales o en las entidades descentralizadas o por servicios,
los términos “autoridades públicas” se reservan para designar aquellos servidores públicos
llamados a ejercer, dentro del ordenamiento jurídico que define sus funciones o competencias,
poder de mando o decisión, cuyas determinaciones, por tanto, afectan a los gobernados.
— Decreto 1681 de 27 de junio de 1997 fusionó la comisión nacional ciudadana para la lucha
contra la corrupción a la comisión nacional de moralización.
CONTROL SOCIAL
L. 190/95.
ART. 48.—A partir de la vigencia de esta ley todas las entidades públicas de la rama ejecutiva
deberán establecer, a más tardar el treinta y uno (31) de diciembre de cada año, los objetivos a
cumplir para el cabal desarrollo de sus funciones durante el año siguiente, así como los planes
que incluyan los recursos presupuestados necesarios y las estrategias que habrán de seguir
para el logro de esos objetivos, de tal manera que los mismos puedan ser evaluados de
acuerdo con los indicadores de eficiencia que se diseñen para cada caso, excepto los
gobernadores y alcaldes a quienes en un todo se aplicará lo estipulado en la ley que
reglamentó el artículo 259 de la Constitución Política referente a la institución del voto
programático.
PAR.—A partir de la vigencia de esta ley, todas las entidades públicas diseñarán y revisarán
periódicamente un manual de indicadores de eficiencia para la gestión de los servidores
públicos, de las dependencias y de la entidad en su conjunto, que deberán corresponder a
indicadores generalmente aceptados.
El incumplimiento reiterado de las metas establecidas para los indicadores de eficiencia, por
parte de un servidor público, constituirá causal de mala conducta.
D. 978/99.
Subcomisiones:
a) Subcomisión institucional, y
b) Subcomisión ciudadana.
D. 978/99.
ART. 5º—Funciones de la subcomisión institucional. Son funciones de la subcomisión
institucional las siguientes:
b) Establecer las prioridades para afrontar las situaciones que atenten o lesionen la moralidad
en la administración pública;
c) Adoptar una estrategia anual que propenda por la transparencia, la eficiencia, la moralidad y
los demás principios que deben regir la administración pública;
k) Mantener contacto e intercambio permanentes con entidades oficiales y privadas del país y
del exterior que ofrezcan alternativas de lucha contra la corrupción administrativa;
D. 978/99.
a) Examinar y sugerir a las entidades públicas y privadas sobre las fuentes de corrupción, que
están incidiendo sus propios sistemas y recomendar formas para combatirlas;
f) Recibir las quejas sobre corrupción que ante ella se presenten y formular las
correspondientes denuncias y quejas de carácter penal, fiscal y disciplinario cuando a ello
hubiere lugar, sin perjuicio del deber de denuncia que asiste a los ciudadanos;
h) Auspiciar y alentar la realización de actividades asociadas con la moral y la ética, en las que
puedan participar colegios, profesionales, iglesias, organizaciones no gubernamentales y
medios de comunicación, entre otros;
i) Realizar una publicación anual con los resultados de su gestión y con los informes de que
trata este decreto;
j) Vigilar que el proceso de contratación estatal se realice de acuerdo con los criterios legales
vigentes;
n) Denunciar ante las autoridades competentes los hechos o actuaciones irregulares de los
servidores públicos de los cuales tengan conocimiento, en cumplimiento de lo previsto en el
artículo 92 de la Constitución;
L. 734/2002. CDU.
Para los efectos de esta ley y en concordancia con el artículo 38 de la Ley 489 de 1998, son
servidores públicos disciplinables, los gerentes de cooperativas, fundaciones, corporaciones y
asociaciones que se creen y organicen por el Estado o con su participación mayoritaria.
La idea del constituyente fue la de reivindicar lo étnico (C.N., arts. 1º y 7º), garantizando la
defensa de este grupo minoritario de la población colombiana.
Por ello, se les reconoció a los grupos indígenas una serie de prerrogativas con el fin de
respetar la prevalencia de sus manifestaciones culturales, lingüísticas y artísticas (art. 10,
ibíd.), así como el derecho a participar en asuntos que los afecten (Constitución, arts. 2º, 229 y
230).
Así, el artículo 246 de la Constitución, establece que las autoridades indígenas podrán ejercer
funciones jurisdiccionales dentro de su ámbito territorial, de conformidad con sus propias
normas y procedimientos, siempre que no sean contrarios a la Constitución y las leyes de la
República. Es decir, lo consagrado en este precepto constitucional establece una especie de
“fuero indígena”, y sobre este aspecto, en Sentencia T-496 de 1996, esta corporación señaló:
“Del reconocimiento constitucional de las jurisdicciones especiales se deriva el derecho de los
miembros de las comunidades indígenas a un fuero. En efecto, se concede el derecho a ser
juzgado por sus propias autoridades, conforme a sus normas y procedimientos, dentro de su
ámbito territorial, en aras de garantizar el respeto por la particular cosmovisión del individuo.
Sin embargo, esto no significa que siempre que esté involucrado un aborigen en una conducta
reprochable, la jurisdicción indígena es competente para conocer del hecho. El fuero indígena
tiene límites, que se concretarán dependiendo de las circunstancias de cada caso. Por ahora,
debemos señalar, que en la noción de fuero indígena se conjugan dos elementos: uno de
carácter personal, con el que se pretende señalar que el individuo debe ser juzgado de
acuerdo con las normas y las autoridades de su propia comunidad, y uno de carácter
geográfico, que permite que cada comunidad pueda juzgar las conductas que tengan
ocurrencia dentro de su territorio, de acuerdo con sus propias normas. La distinción es
importante, porque algunas veces, se atiende al fuero personal, o al fuero territorial,
indistintamente, para determinar la competencia. Debe reiterarse, entonces, que la
coordinación entre este tipo de fueros corresponde a las circunstancias particulares de cada
caso.
En efecto, la solución puede variar si la acción típica es cometida por miembros de pueblos
indígenas dentro de su territorio, o si un indígena, de manera individual, incurre en ella
afectando a quien no es miembro de su comunidad por fuera del ámbito geográfico del
resguardo. En el primer caso, en virtud de consideraciones territoriales y personales, las
autoridades indígenas son las llamadas a ejercer la función jurisdiccional; pero en el
segundo, el juez puede enfrentar múltiples situaciones no solucionables razonablemente
mediante una regla general de territorialidad. Por ejemplo:
Ahora bien, dado que en la demanda se afirma que es contrario a la Constitución que los
indígenas sean destinatarios de la ley disciplinaria cuando administren recursos públicos, la
Corte no se ocupará en esta ocasión de analizar la norma acusada con respecto a los artículos
330, 7º y 246 de la Constitución Política.
Tratándose de recursos públicos manejados por los servidores públicos, nuestro ordenamiento
dispone una serie de procedimientos de planeación, contratación y ejecución, pues el manejo
de estos recursos involucra el interés general, por cuanto, además de ser un aporte de todos
los contribuyentes, su destinación implica el cumplimiento de los fines del Estado.
En el evento en que esos recursos sean administrados por particulares, éstos se encuentran
sometidos a la Constitución y a la ley. Respecto de ellos las funciones de vigilancia y control
asignadas por el ordenamiento jurídico a la Contraloría General de la República y a la
Procuraduría General de la Nación deben ser ejercidas por ellas, para asegurar la pulcritud en
el manejo de dineros del erario público. Recuérdese al punto que la Ley 715 de 2001 dispone
que los recursos asignados a los resguardos indígenas serán administrados por el municipio
en que se encuentra el resguardo respectivo, y ejecutados a través de la celebración de
contratos entre la entidad territorial y las autoridades del resguardo, situación que varía
cuando los resguardos se erijan como entidades territoriales, pues entonces sus autoridades
recibirán y administrarán directamente la transferencia (L. 715/2001, art. 83).
Así las cosas, resulta claro para la Corte Constitucional que, conforme a la Constitución
Política la inclusión como destinatarios de la ley disciplinaria de los indígenas que administren
recursos del Estado, no vulnera el artículo 246 de la Carta Política, ni tampoco su artículo 1º
como lo sostiene el actor. La norma contenida en el artículo 25 de la Ley 754 de 2002, por
este aspecto, coloca a quienes siendo indígenas administren recursos públicos en la misma
situación de cualquier colombiano que se encuentre en esa hipótesis, sin que ser destinatarios
de la ley disciplinaria signifique decisión anticipada sobre responsabilidad alguna de carácter
disciplinario, pues ella se rige por los principios y las reglas establecidas en el Código
Disciplinario, y muy especialmente en su artículo 28.
Por consiguiente, resulta razonable la aplicación del régimen disciplinario a los indígenas que
manejen recursos del Estado, pues allí en su condición de particulares serán sujetos pasivos
de la acción disciplinaria, siendo ello concordante con lo dispuesto en el artículo 53 del Código
Disciplinario Único que señala como sujetos disciplinables a los particulares que administren
recursos del Estado y establece el régimen aplicable a los mismos.
Así las cosas, el inciso segundo del artículo 25 de la Ley 734 de 2002, no vulnera los
derechos constitucionales de los indígenas al incluirlos como destinatarios de la ley
disciplinaria, siempre y cuando, tal como lo señalan el interviniente y el Ministerio Público, el
Estado capacite y asesore a las autoridades indígenas, para que se produzca una
comprensión de cada una de las cláusulas del contrato, a través del cual administrarán
recursos públicos y las consecuencias de su infracción”. (C. Const., Sent. C-127, feb. 18/2003.
M.P. Alfredo Tulio Beltrán Sierra).
(6) (sic) Ver la Sentencia C-T-438 de 1992, M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz.
(7) (sic) Ver Sentencia C-095 de 1998, M.P. Hernando Herrera Vergara.
(8) Ver las sentencias C-095 de 1998, T-438 de 1992, C-195 de 1993, y C-280 de 1996, entre
otras.
“De otro lado, la Corte reconoció que en su condición de derecho punitivo, el derecho
disciplinario se acerca íntimamente a las previsiones del derecho penal, siéndole aplicables
muchos de los principios que orientan y guían esta disciplina del derecho. En relación con
dicha conexidad, la Corte Constitucional precisó que:
El derecho disciplinario que respalda este poder está compuesto por un conjunto de normas y
principios jurídicos que permiten imponer sanciones a los servidores públicos cuando estos
violan sus deberes, obligaciones o incurren en vulneración de las prohibiciones e
incompatibilidades que para ellos ha establecido la ley.
“Este tipo de responsabilidad ha dado lugar a la formación de una rama del derecho
administrativo llamada “derecho administrativo disciplinario”. Un amplio sector de la doctrina,
si bien admite la diferenciación entre la responsabilidad civil, penal y disciplinaria, encuentra
que la sanción disciplinaria debe sujetarse a los principios y garantías propias del derecho
penal. Según esta interpretación, el derecho disciplinario es una modalidad del derecho penal,
y en su aplicación debe observarse las mismas garantías y los mismos principios que
informan el derecho penal. La naturaleza esencialmente sancionatoria de ambos derechos
hace que las garantías del derecho más general (el penal) sean aplicables también a ese otro
derecho, más especializado pero igualmente sancionatorio, que es el derecho disciplinario.
Tanto el derecho penal como el administrativo disciplinario emplean las penas como el
principal mecanismo de coacción represiva. Todos los principios y garantías propias del
derecho penal se predican también del disciplinario. Esta situación ha llevado a considerar
que el término derecho penal es impropio (pues existen, como se ve, varios derechos
penales) y empieza a hacer carrera la revitalización del término “derecho criminal” para
referirse al derecho de los delitos propiamente dichos” (Sent. T-438/92).
Así mismo, reconociendo que entre el derecho disciplinario y el penal existen también
importantes diferencias, derivadas fundamentalmente de los intereses que pretende proteger
cada disciplina, la Corte sentó la siguiente jurisprudencia que ha sido posteriormente reiterada
por el mismo tribunal.
Así las cosas, cuando se adelanta un proceso disciplinario y uno penal contra una misma
persona, por unos mismos hechos, no se puede afirmar válidamente que exista identidad de
objeto ni identidad de causa, pues la finalidad de cada uno de tales procesos es distinta, los
bienes jurídicamente tutelados también son diferentes, al igual que el interés jurídico que se
protege. En efecto, en cada uno de esos procesos se evalúa la conducta del implicado frente
a unas normas de contenido y alcance propios. En el proceso disciplinario contra servidores
estatales se juzga el comportamiento de estos frente a normas administrativas de carácter
ético destinadas a proteger la eficiencia, eficacia y moralidad de la administración pública; en
el proceso penal las normas buscan preservar bienes sociales más amplios.
“Si bien es cierto que entre la acción penal y la disciplinaria existen ciertas similitudes puesto
que las dos emanan de la potestad punitiva del Estado, se originan en la violación de normas
que consagran conductas ilegales, buscan determinar la responsabilidad del imputado y
demostrada esta imponer la sanción respectiva, siguiendo los procedimientos previamente
establecidos por el legislador, no es menos cierto que ellas no se identifican, ya que la acción
disciplinaria se produce dentro de la relación de subordinación que existe entre el funcionario
y la administración en el ámbito de la función pública y se origina en el incumplimiento
de un deber o de una prohibición, la omisión o extralimitación en el ejercicio de las funciones,
la violación del régimen de inhabilidades, incompatibilidades, etc., y su finalidad es la de
garantizar el buen funcionamiento, moralidad y prestigio del organismo público respectivo.
Dichas sanciones son impuestas por la autoridad administrativa competente o por la
Procuraduría General de la Nación, ente que tiene a su cargo la vigilancia de la conducta
oficial de los servidores estatales” (Sent. C-244/96).
Aunque para los efectos de esta introducción son suficientes las consideraciones generales
vertidas en la jurisprudencia que se cita, queda por decir que aspectos más puntuales de la
regulación disciplinaria han sido tratados en numerosos fallos de la Corte Constitucional, a los
cuales se acudirá en su momento cuando las exigencias del análisis que corresponde a cada
artículo demandado así lo impongan”. (C. Const., Sent. T-811, sept. 18/2003. M.P. Álvaro Tafur
Galvis).
EMPLEOS DE CARRERA
— Ley 909 de 2004, normas sobre el empleo público, la carrera administrativa, gerencia
pública.
En otras palabras, de acuerdo con la clasificación del Decreto 1042 de 1978, que establece
los niveles directivo, asesor, ejecutivo, profesional, técnico, administrativo y operativo, hay que
señalar que los criterios que deben tenerse en cuenta para determinar si un empleo es de
libre nombramiento y remoción son los niveles directivos y excepcionalmente los otros,
siempre y cuando impliquen un grado considerable de confianza. Los demás, es decir, la regla
general, son de carrera”. (C. Const., Sent. C-195, abr. 21/94. M.P. Vladimiro Naranjo Mesa).
Pues bien, (...), la destitución, que consiste en la separación definitiva del cargo, es la sanción
más severa, sólo puede ser legalmente posible, como culminación de un proceso disciplinario
y por una causa legal; caso contrario, se estaría violando la normatividad legal que desarrolla
los derechos fundamentales del debido proceso y de defensa, prescritos en el artículo 29 de la
Carta (antiguo artículo 26 de la Constitución de 1886) (...).
b) Por su parte, el artículo 31 fija en 65 años, la edad de retiro forzoso de los empleados de la
rama ejecutiva y establece la prohibición de reintegrar al servicio a la persona que haya
alcanzado dicha edad, exceptuando los mismos cargos mencionados en el inciso segundo del
artículo 29.
Así las cosas, se concluye que las personas llamadas a ocupar los cargos citados en el
segundo inciso del artículo 29, están exceptuadas legalmente tanto de la prohibición de
reintegro al servicio por tener eventualmente el estatus de pensionados, como de la
prohibición o impedimento que genera llegar a la edad de retiro forzoso.
c) Ahora bien, la parte final del artículo 29 faculta al Gobierno Nacional para exceptuar otros
cargos de la prohibición de reintegro al servicio de pensionados oficiales, pero no para
exceptuarlos de la edad de retiro forzoso.
Cabe anotar que el artículo 31 del Decreto 2400 de 1968 está vigente, pues si bien fue
subrogado por el 14 de la Ley 490 de 1998, “Por la cual se transforma la Caja Nacional de
Previsión Social de establecimiento público en empresa industrial y comercial del Estado y se
dictan otras disposiciones”, éste fue declarado inexequible por la Corte Constitucional, en
sentencia C-644 del 1º de septiembre de 1999, “por falta de unidad de materia”, con lo cual
aquél recobró su vigencia.
En este tema hay que indicar, adicionalmente, que la Ley 909 de 2004, “Por la cual se expiden
normas que regulan el empleo público, la carrera administrativa, gerencia pública y se dictan
otras disposiciones”, establece en el literal g del artículo 41, como una causal de retiro de las
personas que estén desempeñando empleos de libre nombramiento y remoción o de carrera
administrativa, la de alcanzar la edad de retiro forzoso. (...).
La consulta busca dilucidar si las normas anteriores han sido derogadas por la Ley 931 de
2004, de modo que se debe proceder al estudio de esta ley y sus antecedentes.
3.2. La Ley 931 de 2004, sobre el derecho al trabajo en condiciones de igualdad en razón
de la edad.
La Ley 931 del 30 de diciembre de 2004, “Por la cual se dictan normas sobre el derecho al
trabajo en condiciones de igualdad en razón de la edad”, fue expedida por iniciativa
congresional, con la finalidad de evitar la discriminación por razones de edad en la
consecución de trabajo por parte de las personas, ya fuera ante las empresas privadas o las
entidades públicas. (...).
Conviene agregar, que no se presenta una derogatoria expresa ni tácita por parte de la Ley
931 de 2004 de las normas sobre la edad de retiro forzoso de los servidores públicos,
conforme lo indica el artículo 71 del Código Civil y lo ha precisado la Corte Constitucional en
las sentencias C-634 del 21 de noviembre de 1996 y C-159 del 24 de febrero de 2004, por
cuanto dicha ley no establece la derogatoria de manera explícita y concreta, y no contiene
disposiciones que no puedan conciliarse con las normas de retiro forzoso por la edad, esto es,
no trae estipulaciones incompatibles o contrarias a estas normas, sencillamente porque no se
ocupa de la materia del retiro del servicio público, sino del ingreso al mismo o al privado.
La circunstancia de que no pueda vincularse a una entidad pública una persona mayor de 65
años, con salvedad de las excepciones legales, no constituye una restricción por razón de la
edad para el ingreso al trabajo, que se encuentre prohibida por la Ley 931 de 2004, por cuanto
dicha persona tiene derecho a percibir su pensión por vejez, conforme al artículo 31 del
Decreto-Ley 2400 de 1968 y normas pertinentes, y antes bien, ella ya ha ejercido su derecho
al trabajo y se debe aplicar el principio de relevo generacional, como lo explicó la Corte
Constitucional en la sentencia C-351 de 1995, de manera que no se está atentando contra el
derecho al trabajo que busca amparar la Ley 931. En este sentido, se deduce también que no
se presenta una derogatoria tácita por parte de la Ley 931 de las normas de retiro forzoso,
pues estas se refieren a personas que ya accedieron al trabajo, lo desempeñaron y tienen
derecho a una pensión, que es una situación bien distinta de la contemplada en la referida
ley". (C.E., S. de Consulta. Conc. 1764, jul. 19/2006. M.P. Gustavo Aponte Santos).
(2) Resulta oportuno indicar que el inciso segundo del artículo 29 del Decreto-Ley 2400 de
1968, subrogado por el artículo 1º del Decreto-Ley 3074 del mismo año, fue declarado
exequible por la Corte Constitucional, mediante la sentencia C-124 del 27 de marzo de 1996.
INC. 4º—La utilización del empleo para presionar a los ciudadanos a respaldar
una causa o campaña política constituye causal de mala conducta
2. Desarrollo legal de la
norma:
L. 734/02.
CDU.
ART. 35.—Prohibiciones. A todo servidor público le está prohibido:
1. Incumplir los deberes o abusar de los derechos o extralimitar las funciones contenidas en la
Constitución, los tratados internacionales ratificados por el Congreso, las leyes, los decretos,
las ordenanzas, los acuerdos distritales y municipales, los estatutos de la entidad, los
reglamentos y los manuales de funciones, las decisiones judiciales y disciplinarias, las
convenciones colectivas y los contratos de trabajo.
2. Imponer a otro servidor público trabajos ajenos a sus funciones o impedirle el cumplimiento
de sus deberes.
3. Solicitar, directa o indirectamente, dádivas, agasajos, regalos, favores o cualquier otra clase
de beneficios.
7. Omitir, negar, retardar o entrabar el despacho de los asuntos a su cargo o la prestación del
servicio a que está obligado.
13. Ocasionar daño o dar lugar a la pérdida de bienes, elementos, expedientes o documentos
que hayan llegado a su poder por razón de sus funciones.
14. Desempeñar simultáneamente más de un empleo público o recibir más de una asignación
que provenga del tesoro público, o de empresas o de instituciones en las que tenga parte
mayoritaria el Estado, salvo los casos expresamente determinados por la ley. Entiéndese por
tesoro público el de la Nación, las entidades territoriales y las descentralizadas.
15. Ordenar el pago o percibir remuneración oficial por servicios no prestados, o por cuantía
superior a la legal, o reconocer y cancelar pensiones irregularmente reconocidas, o efectuar
avances prohibidos por la ley o los reglamentos.
16. Asumir obligaciones o compromisos de pago que superen la cuantía de los montos
aprobados en el programa anual mensualizado de caja, PAC.
17. Ejercer cualquier clase de coacción sobre servidores públicos o sobre particulares que
ejerzan funciones públicas, a fin de conseguir provecho personal o para terceros, o para que
proceda en determinado sentido.
18. Nombrar o elegir, para el desempeño de cargos públicos, personas que no reúnan los
requisitos constitucionales, legales o reglamentarios, o darles posesión a sabiendas de tal
situación.
20. Permitir, tolerar o facilitar el ejercicio ilegal de profesiones reguladas por la ley.
23. Proferir en acto oficial o en público expresiones injuriosas o calumniosas contra cualquier
servidor público o las personas que intervienen en los mismos.
24. Incumplir cualquier decisión judicial, fiscal, administrativa, o disciplinaria en razón o con
ocasión del cargo o funciones, u obstaculizar su ejecución.
27. Ejercer la docencia, dentro de la jornada laboral, por un número de horas superior al
legalmente permitido.
28. Manifestar indebidamente en acto público o por los medios de comunicación, opiniones o
criterios dirigidos a influir para que la decisión contenida en sentencias judiciales, fallos
disciplinarios, administrativos o fiscales sean favorables a los intereses de la entidad a la cual
se encuentra vinculado, en su propio beneficio o de un tercero.
29. Prescindir del reparto cuando sea obligatorio hacerlo, o efectuarlo en forma irregular.
30. Infringir las disposiciones sobre honorarios o tarifas de los profesionales liberales o
auxiliares de la justicia y/o el arancel judicial, en cuantía injusta y excesiva.
31. Tener a su servicio, en forma estable para las labores propias de su despacho, personas
ajenas a la entidad.
33. Adquirir, por sí o por interpuesta persona, bienes que se vendan por su gestión o influir
para que otros los adquieran, salvo las excepciones legales.
L. 734/02.
CDU.
L. 734/02.
CDU.
1. Además de la descrita en el inciso final del artículo 122 de la Constitución Política, haber
sido condenado a pena privativa de la libertad mayor de cuatro años por delito doloso dentro
de los diez años anteriores, salvo que se trate de delito político.
2. Haber sido sancionado disciplinariamente tres o más veces en los últimos cinco (5) años
por faltas graves o leves dolosas o por ambas. Esta inhabilidad tendrá una duración de tres
años contados a partir de la ejecutoria de la última sanción.
PAR. 1º—Quien haya sido declarado responsable fiscalmente será inhábil para el ejercicio de
cargos públicos y para contratar con el Estado durante los cinco (5) años siguientes a la
ejecutoria del fallo correspondiente. Esta inhabilidad cesará cuando la Contraloría competente
declare haber recibido el pago o, si este no fuere procedente, cuando la Contraloría General
de la República excluya al responsable del boletín de responsables fiscales.
Si pasados cinco años desde la ejecutoria de la providencia, quien haya sido declarado
responsable fiscalmente no hubiere pagado la suma establecida en el fallo ni hubiere sido
excluido del boletín de responsables fiscales, continuará siendo inhábil por cinco años si la
cuantía, al momento de la declaración de responsabilidad fiscal, fuere superior a 100 salarios
mínimos legales mensuales vigentes; por dos años si la cuantía fuere superior a 50 sin
exceder de 100 salarios mínimos legales mensuales vigentes; por un año si la cuantía fuere
superior a 10 salarios mínimos legales mensuales vigentes sin exceder de 50, y por tres
meses si la cuantía fuere igual o inferior a 10 salarios mínimos legales mensuales vigentes.
PAR. 2º—Para los fines previstos en el inciso final del artículo 122 de la Constitución Política a
que se refiere el numeral 1º de este artículo, se entenderá por delitos que afecten el
patrimonio del Estado aquellos que produzcan de manera directa lesión del patrimonio público,
representada en el menoscabo, disminución, perjuicio, detrimento, pérdida, uso indebido o
deterioro de los bienes o recursos públicos, producida por una conducta dolosa, cometida por
un servidor público.
L. 734/2002.
CDU.
2. Para todo servidor público, adquirir o intervenir directa o indirectamente, en remate o venta
de bienes que se efectúen en la entidad donde labore o en cualquier otra sobre la cual se
ejerza control jerárquico o de tutela o funciones de inspección, control y vigilancia. Esta
prohibición se extiende aun encontrándose en uso de licencia.
L. 734/2002.
CDU.
ART. 40.—Conflicto de intereses. Todo servidor público deberá declararse impedido para
actuar en un asunto cuando tenga interés particular y directo en su regulación, gestión, control
o decisión, o lo tuviere su cónyuge, compañero o compañera permanente, o algunos de sus
parientes dentro del cuarto grado de consanguinidad, segundo de afinidad o primero civil, o su
socio o socios de hecho o de derecho.
L. 734/2002.
CDU.
ART. 41.—Extensión de las inhabilidades, incompatibilidades e impedimentos. Las
inhabilidades, incompatibilidades e impedimentos señalados en la ley para los gerentes,
directores, rectores, miembros de juntas directivas y funcionarios o servidores públicos de las
empresas industriales y comerciales del Estado y sociedades de economía mixta, se hacen
extensivos a las mismas autoridades de los niveles departamental, distrital y municipal.
(...)
.
3. Analizadas tanto la norma acusada como lo expresado por la Corte en la Sentencia C-728
de 2000, en relación con el artículo 41, numeral 13 de la Ley 200 de 1995, se encuentra por la
Corte que el legislador, al expedir el artículo 35, numeral 11, de la Ley 734 de 2002, ahora
demandado, no hizo cosa distinta a la de incluir en el texto normativo nuevo, el
condicionamiento expresado que para declarar la constitucionalidad del artículo 41, numeral
13 de la Ley 200 de 1995, introdujo la Corte en la sentencia aludida, dentro del cual incluyó
las obligaciones “admitidas en diligencia de conciliación”, lo que resulta igualmente acorde con
la Constitución, pues la conciliación surte efectos de cosa juzgada.
4. El artículo 35 de la Ley 734 de 2002, incluye también como prohibición a los servidores
públicos el incumplimiento de manera reiterada e injustificada de las obligaciones impuestas
en decisiones administrativas.
Al respecto, se observa por la Corte que tales decisiones pueden ser objeto de controversia
judicial ante la jurisdicción contencioso administrativa, por lo cual son diferentes al
incumplimiento reiterado e injustificado de decisiones judiciales, asunto este sobre el cual,
como ya se dijo, sí existe cosa juzgada material.
Ahora, tratándose de decisiones administrativas que impongan obligaciones a los servidores
públicos, es claro que ellas a pesar de que gozan de la presunción de legalidad, pueden ser
objeto de impugnación por la vía gubernativa y de controversia ante la jurisdicción
competente, e incluso de suspensión provisional, razón esta por la cual, aparece como
desproporcionado erigir su incumplimiento en una falta por violación de una prohibición por
parte del servidor público, pues decisiones administrativas en ese sentido pueden ser
proferidas por las más diversas autoridades y de esa manera se pondría en serio peligro la
continuidad del servidor en la administración pública, lo que resulta contrario al artículo 6º de
la Carta.
— Mediante la Ley 909 de 2004, se expiden normas que regulan el empleo público, la carrera
administrativa, gerencia pública y se dictan otras disposiciones. Reglamentada, entre otros
por: — Decreto 770 de 2005, establece el sistema de funciones y de requisitos generales
para los empleos públicos correspondientes a los niveles jerárquicos pertenecientes a los
organismos y entidades del orden nacional, a que se refiere la Ley 909 de 2004. — Decreto
785 de 2005, establece el sistema de nomenclatura y clasificación y de funciones y requisitos
generales de los empleos de las entidades territoriales que se regulan por las disposiciones de
la Ley 909 de 2004. — Decreto 1227 de 2005, reglamenta parcialmente la Ley 909 de 2004 y
el Decreto-Ley 1567 de 1998. — Decreto 1228 de 2005, reglamenta el artículo 16 de la Ley
909 de 2004 sobre las comisiones de personal. — Decreto 2329 de 1995, contiene las reglas
para concursos y procesos de selección para personal al servicio del Estado. El artículo 4º de
esta disposición fue modificado por el Decreto 736 de 1996.
— El Decreto 760 de 2005, establece los procedimientos que debe surtirse ante y por la
Comisión Nacional del Servicio Civil para cumplimiento de sus funciones.
L.
909/2004.
ART. 7º—Naturaleza de la Comisión Nacional del Servicio Civil. La Comisión Nacional del
Servicio Civil prevista en el artículo 130 de la Constitución Política, responsable de la
administración y vigilancia de las carreras, excepto de las carreras especiales, es un órgano
de garantía y protección del sistema de mérito en el empleo público en los términos
establecidos en la presente ley, de carácter permanente de nivel nacional, independiente de
las ramas y órganos del poder público, dotada de personería jurídica, autonomía
administrativa y patrimonio propio.
Con el fin de garantizar la plena vigencia del principio de mérito en el empleo público de
carrera administrativa, la Comisión Nacional del Servicio Civil actuará de acuerdo con los
principios de objetividad, independencia e imparcialidad.
[DOCTRINA.—Historia de la Comisión Nacional del Servicio Civil. "La Comisión Nacional
del Servicio Civil, no es una nueva institución más dentro de la estructura del Estado, sino que
muy por el contrario ha tenido una larga historia dentro de legislación bajo diferentes formas,
en 1938 se creó como el Consejo de Administración y Disciplina; en 1958 se transformó como
Comisión Nacional de Reclutamiento Ascenso y Disciplina, y en 1991 nuestra Constitución
Política, la estableció con el nombre que hoy se conoce, bajo la característica de ser un ente
autónomo, responsable de la administración y vigilancia de las carreras administrativas,
excepto de aquellas que tienen el carácter de especiales. La cual funcionó bajo el imperio de
la Ley 27 y de manera muy breve con la Ley 443, y solo después de 14 años se logró
realmente por medio de la Ley 909 de 2004, su conformación, con la presencia de
comisionados designados mediante concurso y por un periodo fijo, como lo consagró la
sentencia C-372 de 1999 de la Corte Constitucional". (DAFP, Director Nacional de la ESAP,
Instructivo para el ajuste del manual específico de funciones y de competencias laborales,
ago/2005, Editorial ESAP; pág. 9).
REGLAMENTACIÓN Y ESTRUCTURA
DE NOTARIOS Y REGISTRADORES
NOTA: La versión aprobada de este artículo fue publicada en la Gaceta Constitucional 116 de
20 de julio de 1991, que corrigió la versión publicada en la Gaceta Constitucional 114 de 7 de
julio del mismo año.
Desarrollo legal de la
norma:
— Decreto-Ley 960 de
1970.
Es de advertir, sin embargo, que la Corte Constitucional tiene opinión diferente, pues
considera que los Notarios no son servidores públicos, sino particulares que en el
cumplimiento de sus labores relacionadas con la fe pública tienen el carácter de autoridades (5).