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I. Psicología humanista:
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Psicología humanista
La psicología humanista tiene su origen en Estados Unidos, oficialmente se reconoce
desde 1962. Surge de la visión de un colectivo de pensadores y psicólogos que coincidían
en la idea de la creación de un nuevo enfoque ante el predominio de la psicología
conductista y determinista.
El grupo que desarrolló la corriente humanista estaba formado por: Abraham Maslow,
Kurt Goldstein, Erich Fromm, Carl Rogers, Karen Horney, Fritz Perls, Rollo May,
Aldous Huxley, Herbert Marcuse, Sidney Jourard y Eugene Gendlin.
De este grupo destacan sobremanera Abraham Maslow y Carl Rogers, estos son
considerados los padres de la psicología humanista.
Si bien es cierto que esta corriente tiene sus orígenes en los pensadores y filósofos europeos
que van desde Sartre hasta Aristóteles.
Se trata de seguir el camino recto y sano para que la persona se convierta en auténtica y
equilibrada a partir de la aceptación de lo existente y la propia persona.
La psicología humanista apuesta por la comunicación plena entre los seres que son
individuos únicos, esta unicidad debe ser entendida como tal y por ello no debemos ver a
los otros seres por una cualidad específica sino como un todo.
Junto con su mentor, el célebre Wilhelm Wundt, Edward Titchener fue el fundador de la
psicología estructuralista, una corriente psicológica de carácter teórico y metodológico
que se centraba en el análisis de los procesos mentales a través de la introspección y que
surgió durante los primeros años del siglo XX.
En 1892 Titchener volvió al Reino Unido durante unos meses; posteriormente se trasladó
a Ithaca, una ciudad del estado de Nueva York, para trabajar como docente de psicología
y de filosofía en la Universidad de Cornell. Allí fundó su propio laboratorio de psicología,
además de difundir y desarrollar las ideas de Wundt hasta dar paso a la psicología
estructuralista.
Titchener no sólo se dedicó a la enseñanza, a pesar de que ésta fuera su profesión principal;
también publicó varios libros centrados en la teoría y la metodología psicológicas, entre
los que destaca Psicología experimental (1901-1905), y fue el editor de revistas científicas
tan importantes como la American Journal of Psychology.
I. La psicología estructuralista.
Titchener afirmó que la consciencia (o la mente) está formada por tres tipos de fenómeno:
las sensaciones, los afectos y las imágenes. Al unirse varios de la misma clase aparecen
procesos complejos. Las sensaciones serían los elementos que componen las percepciones,
mientras que los afectos darían lugar a las emociones y las ideas a los pensamientos.
El método introspectivo
La psicología estructuralista de Titchener se basaba en la utilización del método
introspectivo, por el cual un sujeto entrenado ejerce el rol de observador y descriptor de
sus propios procesos psicológicos. Para provocarlos se utilizaban distintos tipos de
estímulos, que variaban en función de la tarea a realizar y del tipo de contenido mental
estudiado.
En la actualidad el tipo de psicología por el que Titchener abogaba sigue vivo en una
forma distinta en la psicología cognitiva, que se focaliza también en la descripción de
procesos y fenómenos mentales en muchos casos subjetivos. Además la utilidad del
método introspectivo ha sido puesta en valor por un gran número de psicólogos en las
últimas décadas.
Un dato curioso con respecto a Titchener es el hecho de que fue este autor quien acuñó el
término anglosajón “empathy” (empatía). La palabra proviene del griego clásico
“empatheia”, que significa “pasión o afecto físico”; fue adaptada al alemán
(“Einfühlung”) por Hermann Lotze y Robert Vischer y por último el propio Titchener la
tradujo al inglés.
Los seres vivos, el hombre, las comunidades, los grupos sociales actúan como un sistema,
siendo la salud un proceso de creación, desarrollo y evolución, sinergia y la patología,
estancamiento, y simbiosis.
Según (Minuchín, 1986, Andolfi, 1993; Musitu et al., 1994, Rodrigo y Palacios, 1998), la
familia se define como un sistema, es decir: “La familia es un conjunto organizado e
interdependiente de personas en constante interacción, que se regula por unas reglas y por
funciones dinámicas que existen entre sí y con el exterior”.
A partir del texto anterior el trabajo en la práctica profesional está orientado a fomentar
la importancia de la familia y principalmente la importancia de vivir en familia en el
desarrollo del ser humano, mediante la implementación de talleres en los barrios más
vulnerables del Municipio al igual que seguimiento con visitas familiares para
contrarrestar problemáticas presentadas, es por esto que
El enfoque sistémico permite sustituir el análisis causa-efecto por el análisis de las pautas
y reglas de interacción familiar recíproca, que es lo que nos va a permitir llegar al centro
de los conflictos familiares y por tanto a las causas de la disfunción familiar permitiendo
que estas exploten sus recursos para enfrentar las situaciones difíciles.
Uno de los seguidores como Bronfenbrenner (1987), considera que la familia es el sistema
que define y configura en mayor medida el desarrollo de la persona desde su concepción;
dado que para este autor el entorno es algo que trasciende la situación inmediata y afecta
directamente a la persona en desarrollo, adoptó la terminología de “modelo ecológico”
que se concibe como una disposición seriada de estructuras concéntricas inclusivas, en la
cual cada una de las estructuras se encuentra inmersa en la siguiente.
Esta bases son de gran importancia ya que desde la práctica profesional de psicología el
modelo ecológico aporta bases que permiten ver distintas maneras como personas se
relacionan con su entorno. Se ha hecho alusión, a un sistema complejo y auto regulado
que lleva consigo una jerarquización y unas normas que regulan sus relaciones, tanto las
que se dan dentro de la familia nuclear, como las que se establecen con la familia extensa
o con otras personas o sistemas. El reconocimiento de estas relaciones o interacciones es
objetivo prioritario en la intervención familiar (Bateson, 1971).
Fishman (1990):
La Intrincación: Este término hace referencia a las relaciones que se caracterizan por una
excesiva proximidad entre sus miembros, llegándose a anular el yo de cada uno de los
miembros, no respetándose ni la intimidad ni la autonomía de cada uno de ellos. La
rigidez: Hace referencia a aquellas relaciones, distribución de roles o normas establecidas,
que son inamovibles y en ocasiones incuestionables, rechazando cualquier propuesta que
suponga un cambio, principalmente inaceptable por quien de manera implícita o
manifiesta ostenta la máxima autoridad en la familia. Teniendo en cuenta que por causas
externas y/o internas todas las familias están sujetas al cambio, la rigidez suele ser un
obstáculo claro para la funcionalidad familiar.
Desequilibrio: Debe dotar de una mayor autoridad, aunque tan sólo sea provisional, a uno
de los componentes de la unidad familiar, con el fin de hacer el sistema más estable y
funcional para todos. Cuando los adultos han perdido poder a costa del que ganan los hijos
menores o adolescentes, es necesario romper ese equilibrio.