En el texto De Gutenberg a Internet, Burke realiza un recorrido al interior.
El propósito de Burke es alejarse de las dos conjeturas posibles, la afirmación de que todo ha sido para peor y la suposición de que ha habido un progreso continuo. Pues hablar de imprenta como un agente de cambio es cargar demasiado énfasis en el medio de comunicación, por lo que más realista sería verla como un nuevo medio que contribuye como un catalizador en el origen de los cambios sociales. Es decir que, para evaluar las consecuencias sociales y culturales de la invención de la imprenta es preciso entender los medios como una totalidad. A su vez, estos viejos y nuevos medios pueden coexistir y competir complementarse entre ellos. Por tanto, es necesario relacionar los cambios en el sistema de medios con los cambios en el sistema de transportes, ya que la comunicación de los mensajes forma parte del sistema de comunicación física. De esta forma Burke expresa que junto con esto, comenzó la producción de texto guías de países, para satisfacer la necesidad que los viajeros tenía de por este tipo de libros. Sin embargo, no fue hasta 1837 que, se quebró el vínculo tradicional entre el transporte y la comunicación de mensaje, con el invento del telégrafo eléctrico. Por otra parte, el autor expresa que las consecuencias de la difusión de la alfabetización y su creciente penetración en la vida cotidiana fueron múltiples y variadas. Se produjo un aumento de la cantidad de empleos relacionados con la escritura, se difundieron los registros escritos, con ello la gran dependencia del procesamiento de y se le dio un gran uso en el proceso de administración. El sistema más famosos y extendido de censura de la época fue el de la Iglesia católica, con su Índice de libros prohibidos, el cual era una lista de libros impresos que los fieles tenían prohibido leer. Podría decirse que el Índice fue inventado como antídoto contra el protestantismo y la imprenta, es decir, fue un intento de valerse de la imprenta para luchar contra ella. -La campaña de represión tenía su lado absurdo, pero tuvo un éxito razonable desde su punto de vista. A juicio de los ortodoxos, los libros eran peligrosos. La censura protestante fue menos efectiva que la católica,