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Cuando pensar bíblicamente es un crimen

Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Gen.
1:27

Cristianos acosados por la ideología de género La orientación sexual es un aspecto y opción


individual, como la orientación religiosa o política, y nunca debe ser una idea totalitaria que
castigue o niegue sus derechos y libertades fundamentales a quien piense diferente.

Presión LGTB hace dimitir al líder cristiano del Partido Liberal británico

El líder del Partido Liberal anunció el miércoles su dimisión. La razón, ha explicado el propio
Tim Farron, es que no podía soportar más la tensión entre su fe bíblica en Cristo y la presión que
por ello recibía de medios de comunicación y sus adversarios políticos.

“Los periodistas tienen todo el derecho de hacer las preguntas que consideran adecuadas. Pero
las consecuencias del enfoque sobre mi fe ha sido que me he encontrado dividido entre vivir
como un cristiano fiel y servir como líder político”, explicó el miércoles al anunciar su dimisión.

Farron, trofeo de caza de la nueva ideología

Después de siglos de configuración política y social, ¿son las creencias cristianas ahora
inaceptables en la vida pública?

La política siempre ha sido un negocio duro y las elecciones generales siempre han sido difíciles.
Seguramente Tim estaba preparado para eso. Pero para lo que no estaba preparado, y lo que
nadie esperaba, era un ataque radical y constante a su fe. Y no ha sido el único. Durante las
elecciones, varios candidatos cristianos han sido atacados con una insistencia bastante
desagradable en los medios de comunicación, con críticas políticas y protestas de activistas. ¿Su
crimen? Ser cristianos. O más precisamente, cristianos tradicionales, convencionales,
teológicamente ortodoxos y practicantes. Ni más, ni menos. Solo cristianos.

El tema, para algunos, parece ser la visión cristiana tradicional sobre el matrimonio y la ética
sexual. Para aclarar, lo que estos candidatos creen no es diferente de lo que la gran mayoría de
las personas que se auto-identifican como cristianos han creído históricamente y no es diferente a
lo que muchos cristianos creen hoy en día en todo el mundo, en un número creciente. Sus
convicciones, derivadas de las opiniones cristianas históricas generales sobre la ética sexual, no
solo son consistentes con la enseñanza bíblica, sino que son extraordinariamente coherentes entre
el protestantismo, el catolicismo romano y las expresiones de la ortodoxia griega y rusa. Por lo
tanto, incluso teniendo en cuenta el analfabetismo religioso, ¿qué es lo que la gente espera que
los cristianos y, en este caso, los de las otras creencias abrahámicas crean? No hay duda de que
históricamente el cristianismo tiene mucho de qué arrepentirse con respecto al trato a los gays, y
debe arrepentirse por ello. Sin embargo, por muy comprometidas que sean las figuras públicas
cristianas con consturir una plaza pública plural, una verdadera sociedad civil y procurar el bien
común, parece que para algunos nunca será suficiente.

Estamos ante la coronación de una nueva ideología, cuyos proponentes aprovechan todas las
oportunidades para inferir la normalidad de sus puntos de vista al desafiar, deslegitimar y en
última instancia silenciar cualquier punto de vista y voces disidentes. Llamémosle
“sextremismo”. Con sus raíces en las universidades, que han facilitado el crecimiento de las
políticas de identidad, se centra en los derechos de los homosexuales, el feminismo radical, la
interseccionalidad y la fluidez de género. El lenguaje aquí es sobre el discurso del odio y la
ofensa, e involucra la señalización de la virtud, amenazas, antiplataformas, micro-agresiones y la
provisión de espacios seguros para excluir a las personas que podrían tener puntos de vista
“inadecuados” o diferentes, ya sean Peter Tarchell, Germaine Greer o Melanie Phillpis. Esta
ideología fuerte y ocasionalmente violenta propaga una visión particular de la historia, la
realidad y la naturaleza humana que distorsiona la investigación intelectual, erosiona la
diversidad y ahoga el debate. El efecto de ello es que, en palabras de WB Yeats: “Los mejores
carecen de toda convicción, mientras que los peores están llenos de apasionada intensidad”.

¿UNA SOCIEDAD TOLERANTE CON TODOS?


“Es probable que nos estemos tomando el pelo a nosotros mismos cuando decimos que vivimos
en una sociedad tolerante”.

EVANGÉLICOS: ¿EL CRIMEN? SER CRISTIANO PRACTICANTE El director de políticas


de la Alianza Evangélica del Reino Unido, Dave Landrum, respondió a las noticias de la
dimisión de Farron con un artículo en el que criticó “la coronación de una nueva ideología, los
cuales aprovechan cada situación para inferir la normalidad de sus ideas confrontando,
deslegitimando y, finalmente, silenciando cualquier voz o postura que disienta de la suya”. El
discurso de despedida de Farron demuestra, según la Alianza Evangélica, “que el liberalismo
contemporáneo ha dejado de ser liberal. Además, nos sugiere que esta nueva ideología autoritaria
no respeta las sociedades plurales y la democracia, a las que el cristianismo ha contribuido
tanto”. El “crimen” de Farron fue simplemente, ser “cristiano practicante”.

Acaba de tener que dimitir tras un largo y poderoso acoso mediático y político Tim Farron,
Presidente del Partido Liberal británico, cristiano evangélico. El hecho es en sí llamativo y grave,
equivalente a que en España dimitiese en circunstancias similares Albert Rivera, líder de
Ciudadanos. Pero lo terrible es el motivo: el acoso continuo para que expresase sus ideas
personales sobre las relaciones homosexuales, más allá de sus declaraciones de que él se debe a
su partido y que en este tema asumía el programa de los postulados políticos del Partido Liberal
(favorable al ideario LGTB). Pero el loby gay no se conformó con esto. Vez tras vez, hasta la
extenuación, le exigió que “desnudase” su alma, dijese lo que el creía y pensaba como persona y
cristiano en conciencia, su visión íntima de la vida más allá de la política.
Finalmente, cansado y presionado a tener que dar una respuesta, dijo lo obvio que la mayoría de
cristianos evangélicos piensan: la práctica homosexual es un error ético (pecado) a los ojos de
Dios según la Biblia. Se ve que los tiempos cambian pero los totalitarismos, aunque de otro
signo, continúan. La orientación sexual es un aspecto y opción individual, como la orientación
religiosa o política, y nunca debe ser una idea totalitaria que castigue o niegue sus derechos y
libertades fundamentales a quien piense diferente. Y hoy por hoy, los totalitarios, los
inquisidores que persiguen la intimidad de los demás obligándoles a estar de acuerdo con sus
ideas y estilo de vida, e incluso aplaudirlos, o en caso de no hacerlo ser expulsados de la vida
pública, incluso penados por la Ley, es el cada vez más amplio colectivo que se aglutina
alrededor de la ideología de género.

Como dijo Voltaire: “Viva la libertad, y que muera quien no piense como yo”.

Incluso, a Franklin Graham se le ha tildado de homofóbico y sus campañas evangelísticas has


sido objeto de protestas de parte de la misma iglesia, ocurrió en PR durante el Festival de
Esperanza y en Cánada.

Pensar bíblicamente se ha vuelto un crimen en muchos lugares. Esta semana un senador llamó
ignorante, además de otros epítetos en pleno hemiciclo a uno asesores que no me atrevo a repetir
aquí, y fue criticado por sus expresiones por una senadora cristiana. Su respuesta fue llamar a la
senadora homofóbica y mala cristiana. El tema que discutían no estaba relacionado a
perspectivas ni ideologías de género. Sin embargo, este senador ve como un defecto el que una
homóloga sea cristiana de fuertes convicciones.

Anoche (23 de septiembre) el Senado aprobó el PS 171 que persigue “el desarrollo de un
proyecto piloto de escuelas coeducativas dirigido a promover la equidad de género y prevenir el
discrimen en las escuelas públicas de Puerto Rico.” Según Zoé Laboy, autora del proyecto, la
escuela coeducativa “es el concepto o el sistema que parte de la premisa, que tanto con el
lenguaje como con el comportamiento, tenemos que dejar a un lado lo que es lo femenino y lo
masculino” (7 de septiembre de 2016).

El PS 171 define género como: “Las características de las mujeres y los hombres definidas por
la sociedad, como las normas, los roles y las relaciones que existen entre ellos” (pág. 4, énfasis
añadido). Entiende el “género” como construcción social y, por lo tanto, como concepto
subjetivo que no está basado en la realidad biológica de ser hombre o mujer. Es decir, el PS 171
supone que no se nace hombre o mujer, sino que la sociedad define las características de las
mujeres y los hombres. Por lo tanto, esa misma sociedad podría imponer como norma el eliminar
las diferencias naturales entre el hombre y la mujer.

Equidad de género es equivalente a ideología de género. Para una equidad de oportunidades,


hablemos de igualdad de derechos básicos entre hombre y mujer, en virtud de su dignidad
humana. Si esto fuera el verdadero propósito del proyecto, ¿por qué introduce el ideológico
concepto “género” que no tiene base científica sino que, por el contrario, se basa en la
subjetividad?

El “género es la tentación totalitaria del siglo XXI.” Así lo afirma Benigno Blanco, abogado,
escritor, y Secretario de Estado de España entre 1996 y 2004. A base de su vasta experiencia con
el modelo español de escuelas coeducativas, afirma que las leyes relacionadas “no pretenden
luchar contra la discriminación” sino que “imponen la ideología de género en todos los sectores
de la vida pública y privada, violando así libertades y derechos humanos básicos” y “crean
ciudadanos de tercera: aquéllos que no comparten la visión de la sexualidad propia de los
postulados de género.”

La senadora Zoé Laboy ha presentado recientemente el Proyecto del Senado 171 como vehículo
para imponer la ideología de género en las escuelas públicas. Fiel a dicha ideología, el PS 171
define “género” como el “grupo al que pertenecen los seres humanos de cada sexo, entendido
éste desde un punto de vista sociocultural en lugar de uno exclusivamente biológico” (pág. 4,
énfasis añadido). Dicha medida establece claramente como fin “el desarrollo de un proyecto
piloto de escuelas coeducativas dirigido a promover la equidad de género y prevenir el discrimen
en las escuelas públicas de Puerto Rico,” según ya anunciado en el Plan para PR. Dado que la
Secretaria de Educación, dirigiría ese desarrollo en coordinación con la Procuradora de las
Mujeres (OPM), resulta fácil anticipar los resultados…

Quiero compartir, el detallado análisis sobre el modelo de escuelas coeducativas publicado por la
organización Mujeres por Puerto Rico. El análisis destaca cinco “hallazgos” alarmantes de dicho
modelo:

1. “Reinstala, en lugar de derogar, la Carta Circular #19-2014-2015 del PPD,” que impuso
la ideología de género en el sistema de educación pública del país.

2. “Incluye elementos sexualizantes, diversidad de opciones sexuales,” con un enfoque


feminista radical “desde el nivel preescolar y transversalmente.”

3. Es “igualmente de ideológico que el currículo transversal” del ex-secretario Rafael


Román y la Oficina de la Procuradora de la Mujer.

4. Está basado en “una visión obsoleta que no toma en cuenta la ciencia del siglo XXI con
los hallazgos científicos que relacionan la neurología y la endocrinología diferenciada por
sexo y su efecto cerebral que modera tendencias en la conducta humana integral.”

5. Está “alineado con las ideologías marxista/socialista/totalitaria.”

Pocas personas están familiarizadas con los contenidos bíblicos referidos a la sexualidad.

1º Dios creador de la sexualidad. Desde la perspectiva bíblica, Dios es el creador de la


sexualidad, y eso se pone claramente de manifiesto desde las primeras páginas del texto sagrado.
El Dios de la Biblia no es un Dios ajeno a esta dimensión de nuestra persona, sino que es su
creador, su diseñador. Al ser Dios el diseñador, como cualquier artista deja su impronta,
pero mucho más tratándose del Artista por excelencia. La sexualidad como parte de nuestra
persona y personalidad está supeditada al fin para el que el Creador la ha diseñado, a saber: que
la existencia del ser humano se viese enriquecida y completada.

2º La sexualidad humana originalmente está basada en la existencia de dos géneros, iguales


en todos los aspectos, pero no idénticos, es decir con diferencias, plasmándose estas en lo
masculino y lo femenino, ser hombre y ser mujer.

Hay una dimensión física o genital de la sexualidad que es un medio para alcanzar el fin del
enriquecimiento de la relación de amor entre un hombre y una mujer, y que en su máxima
expresión está reservada para la relación matrimonial. Es importantísimo entender que la
sexualidad nunca debería dominar a la persona, sino que debe estar a su servicio. La sexualidad
es un siervo nunca un señor.

Al igual que experimentamos placer al saciar la necesidad de beber o de comer. Dios nos ha
diseñado de esta forma. Dios crea y asocia el sexo con el placer sexual. Esta comparación no
quiere decir que el acto sexual sea equivalente a la actividad de saciar nuestra sed o hambre, pero
si, que es tan placentera o más que estas dos deliciosas actividades cotidianas. Dios creó el placer
sexual y tiene un concepto elevado, altamente positivo de la sexualidad. Esta es buena y digna de
ser gozada.

Del hecho que la sexualidad, así como otras áreas de nuestra persona, ha sido creada por Dios, se
infiere que nadie mejor que el Creador y diseñador puede darnos las mejores indicaciones
acerca de su propósito, su uso y disfrute. En otras palabras la sexualidad no es un asunto
privado y subjetivo que sólo depende de mis criterios personales como sugieren algunos
planteamientos contemporáneos: mientras no haga daño a nadie mi cuerpo es mío, dispongo de
él como quiero.

3º La conducta sexual está sujeta a valores, valores que desde la perspectiva bíblica son
absolutos y universales, ya que su origen está en Dios y no en el criterio humano, ni en una
evolución regida por el azar y la necesidad, a diferencia de la nueva moral donde la sexualidad
está determinada biológica e instintivamente, por lo que no es cuestión de normas, sino de dejar
actuar a las fuerzas naturales. El hecho de que su origen esté en Dios como creador y no en el
resultado de una evolución basada en el azar, marca diferencias claras y significa un
acercamiento definitivamente distinto a la sexualidad.

La sexualidad es un aspecto importante de nuestra persona, puede ser motivo de bienestar,


de placer, de intimidad y de constante enriquecimiento. Pero a la vez puede ser destructiva hasta
niveles insospechados: ruptura de relaciones, crisis personales, problemas emocionales, adicción,
conflictos morales, violencia física, etc. Todo depende del uso que hagamos de esta capacidad
con la que Dios nos ha dotado.
Tenemos la libertad pero también la responsabilidad de decidir cómo vivir la sexualidad, la
contrapartida de ello es que todo acto de responsabilidad y libertad, tiene consecuencias.

4º La sexualidad recibe un tratamiento muy positivo a lo largo de toda la revelación bíblica,


desde el principio hasta el final. Todo un libro de los sesenta y seis que componen el canon
bíblico: El Cantar de los Cantares, en su interpretación más literal y directa está dedicado
monográficamente a la relación de amor entre dos amantes, las diferentes secciones tratan con
naturalidad, realismo y de forma sensiblemente positiva la dimensión sexual de esa relación.
Todo ello nos conduce a una conclusión clara y definitiva, la sexualidad desde la perspectiva
bíblica es positiva, no conlleva cargas negativas, ni es considerada pecaminosa en sí misma. Si
los grandes pensadores cristianos de los primeros siglos y de la Edad Media hubieran acudido al
texto bíblico, en lugar de a los pensadores y filósofos clásicos, posiblemente la historia de la
sexualidad habría sido otra. Si los filósofos del S. XIX no hubiesen ignorado al Dios de la Biblia,
podríamos estar evitando todo el relativismo ético que tanto daño y confusión está causando en
el terreno de la sexualidad y en otros.

EL ORIGEN DE LA SEXUALIDAD

A la hora de entender correctamente un tema, uno de los aspectos más importantes es conocer y
establecer su origen hasta donde esto sea posible. Eso nos facilita una información valiosa y
única en cuanto a su propósito, naturaleza, características, etc.

Desde la perspectiva bíblica ya hemos dejado constancia de que el origen de la sexualidad está
en la acción diseñadora de Dios, Él es el creador y el promotor de esta dimensión de la
personalidad humana.

Cuando nos acercamos al texto bíblico, en su primer libro, el Génesis, ya en los primeros versos
aparece esta cuestión: Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y
hembra los creó. (Génesis 1:27). En esta cita que pertenece al primer relato de la creación, ya se
nos menciona la diferenciación sexual como parte de la creación de la humanidad.

Será en el segundo relato de la creación, contenido en el capítulo segundo del Génesis, mucho
más específico en cuanto a todo lo que tiene que ver con el ser humano, donde se nos da a
conocer de forma más concreta el origen de la sexualidad humana. Y dijo el Señor Dios: no es
bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él. (Génesis 2.18). Hasta este
momento sólo existía un género en la humanidad, será a partir de este momento que el Creador
concibe la humanidad con dos géneros: masculino y femenino. Ese es el origen de la sexualidad
desde la perspectiva bíblica. Este hecho, unido al contexto o motivo por el que se diseñan los
dos géneros nos conduce a dos puntos esenciales, conectados con su origen:

El primero es que la sexualidad tiene que ver con la comunión o comunicación: no es bueno
que el hombre esté solo. Desde la perspectiva bíblica la sexualidad, en un sentido genérico fue
creada para el enriquecimiento y la profundización de la relación entre hombre y mujer.
El segundo aspecto tiene que ver con la diferenciación sexual… hizo una mujer, y la trajo al
hombre. El hecho de que el desarrollo desde el principio de la sexualidad se plasme en una
versión masculina y otra femenina, va a convertirse en un aspecto fundamental donde la relación
entre hombre y mujer es entre iguales y complementarios, pero no intercambiables ni idénticos.

En el plano biológico existen diferencias que capacitan a hombres y mujeres para funciones
distintas incluso de manera exclusiva, tal es el caso de la maternidad. La existencia de una
hormona masculina y una hormona femenina son las responsables de producir un desarrollo
físico y unos procesos internos diferenciados en cada caso. Existen también diferencias en
niveles tan particulares como es en el terreno neurológico, existen diferencias importantes entre
la estructura y la organización del cerebro masculino y las del femenino. El cerebro masculino
tiende a ser más
especializado y el femenino más integrado, eso produce en general diferentes tendencias entre un
género y otro.

No es arriesgado inferir que todas esas diferencias tienen su correspondencia en el


plano emocional o psicológico. El ser humano es una unidad indivisible y sus diferencias
biológicas y orgánicas derivan en una personalidad también diferenciada. Este hecho de la
diferenciación sexual conecta con al menos dos cuestiones de máxima actualidad:

La primera de ellas tiene que ver con el llamado feminismo: hoy hay movimientos muy fuertes,
que surgieron inicialmente como reacción a la imposición de un sexo. Frente al machismo,
surgieron los movimientos de liberación de la mujer. Aunque podemos simpatizar y estar de
acuerdo con muchas de las razones que indujeron la aparición de dichos movimientos, no
compartimos plenamente el énfasis que hacen algunos de éstos en una igualdad completa y a
ultranza.

Es cierto que en muchos ámbitos hombres y mujeres somos o deberíamos ser iguales, por
ejemplo en dignidad, en valor, en oportunidades, etc. Es difícil discutir esto, aunque aquellos que
ostentan actitudes machistas lo nieguen. Ahora bien, negar que puede haber diferencias en
diferentes ámbitos, es cerrar los ojos a evidencias clarísimas.

En segundo lugar la diferenciación sexual tiene que ver con la homosexualidad ya sea en su
versión masculina o femenina. El hecho de que Dios diseñase al ser humano como hombre y
mujer, iguales y complementarios implica con claridad que el diseño homosexual no entraba
en Sus planes originales, ni en primera, ni en segunda instancia. Este es sin lugar a dudas el
argumento más sólido y positivo que encontramos en toda la Biblia acerca del único enfoque
asumido por esta: la heterosexualidad. Las menciones explicitas de desaprobación de la
homosexualidad, lo único que hacen es corroborar este principio esencial del diseño sexual
diferenciado, como la expresión original de Dios, al crear la sexualidad humana.

La Biblia asume la existencia de los géneros, desde una doble perspectiva: la de la igualdad
esencial y la de la diferenciación particular.
Todo esto no como algo negativo que deba conducirnos necesariamente a la competencia, donde
un género deba imponerse al otro, sino como complementariedad. Es decir, el hombre es distinto
a la mujer, y el hombre y la mujer se complementan por ser distintos, y se enriquecen
mutuamente.

De ahí que la sexualidad, en su nivel más esencial, viene a responder a la mayor y más
profunda necesidad del ser humano: la comunión, la necesidad de relación, de intimidad,
de pertenencia, etc. Antes que la satisfacción del placer físico o la función reproductiva, la
creación del ser humano en una doble versión sexual responde a un propósito relacional, un
propósito de comunión y comunicación. Por descontado, hay que decir que la Biblia tiene una
visión positiva del placer sexual, así como de la función reproductiva, pero siempre, dentro de
ese marco relacional estable como es el matrimonio, y no al margen del mismo.

Un cambio que se está produciendo en ciertos ámbitos cada vez con más frecuencia es el hecho
y reconocimiento de contemplar la relación sexual en el contexto de una relación afectiva
estable y no como una serie de experiencias sexuales aisladas, ¿por qué? porque si no, estamos
convirtiendo a la otra persona en un objeto para la mera satisfacción física. Le consideramos un
objeto de satisfacción sexual.

Lo que hay detrás de muchas relaciones sexuales promiscuas, no es sólo la búsqueda de


placer, lo que hay es un intento a menudo inconsciente de sentirnos comprendidos en una
comunión profunda con otra persona. En definitiva es la búsqueda de intimidad, de comunión,
de la propia identidad. De nuevo que importante es entender bien este principio, nuestra gran
necesidad es la de comunión, intimidad y un desarrollo maduro de nuestra personalidad. La
sexualidad en el sentido más amplio es un medio esencial para cubrir estas necesidades, por ello
Dios nos creó hombre y mujer.

Muchas personas acceden a la experiencia sexual no por propia convicción, sino un tanto
inconscientemente para satisfacer ese profundo deseo de comunicación y de intimidad que puede
acompañar a la relación sexual. Dicha satisfacción profunda de comunión o de búsqueda de
intimidad está en el origen de la sexualidad. Puesto que esa es la génesis de la sexualidad, de ahí
tendremos que inferir los propósitos, así como, el marco donde la sexualidad puede alcanzar su
plenitud.

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