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V.

HACIA U N A A N T R O P O L O G Í A EXTENDIDA

"Cualquiera que sea su época (o sus logros),


todas las ciencias humanas son "encrucijadas"
o, si se prefiere, puntos de vista diferentes so-
bre el mismo conjunto de realidades sociales y
humanas".
Fernand Braudel

"...detrás de todo hecho social hay historia, tra-


dición, lenguaje y costumbres".
Marcel Mauss

Desde los inicios de la revolución industrial h a s t a nuestros


días, como acabamos de recordarlo, la concepción que del ser
h u m a n o tuvo el m u n d o de la administración se caracterizó,
en la mayoría de los casos y debido a la influencia de ingenie-
ros, economistas y financistas, por esquemas de pensamien-
to mecánicos, económicos y financieros. Y a u n cuando esta
laguna fue señalada constantemente por numerosos obser-
vadores, los aspectos propiamente h u m a n o s permanecieron
a menudo en la sombra e, incluso, totalmente olvidados. 1 Hace
muy poco todavía que Michael Hammer - u n o de los coristas
de la reingeniería que, como hemos visto, fue sobre todo sinó-
nimo de despidos masivos y de malos resultados financieros-
confesaba públicamente, a un grupo de participantes que
habían pagado caro por oírlo, que, en efecto, había prestado
poca atención a los aspectos h u m a n o s debido a su formación
como ingeniero, y que sólo después había descubierto que
esos aspectos eran cruciales. 2 ¡Todas las personas y las orga-
nizaciones que fueron víctimas de su método, hoy deben apre-
ciar su franqueza!.

1
Ver al respecto la obra que dirigí (1990).
2
White (1996), Al, A13.

63
Ante los graves problemas que debemos enfrentar (frag- Dicha antropología se basa, por u n a parte, en u n a cierta aper-
mentación social, empobrecimiento, escasez, desempleo, ex- tura disciplinaria, y por otra, en el retorno a los aspectos cen-
clusión, riesgo ecológico, etc.) y a los cuales la administración trales olvidados a menudo por el m u n d o de la administra-
no puede ser ajena, se hace urgente ampliar nuestra pers- ción.
pectiva. Y p a r a hacerlo es necesario ratificar ciertos acuerdos
sobre lo que define la especie h u m a n a y aceptar u n a contri- La apertura disciplinaria
bución m á s amplia de las ciencias h u m a n a s en este campo.
Esta voluntad de construir u n a antropología m á s amplia no Nadie puede abarcar todos los aspectos de la existencia
es nueva en la historia de las ciencias h u m a n a s . En el siglo h u m a n a al mismo tiempo. Es por eso que existen disciplinas.
XX, grandes figuras intelectuales de lengua francesa defen- Pero con frecuencia el espíritu disciplinario oculta las otras
dieron esta idea. Frente a la fragmentación del conocimiento, facetas de la realidad y da ocasión a esos vicios intelectuales
nos parece importante -como lo h a n hecho en diferentes mo- que conocemos como el reduccionismo y el imperialismo y
mentos de este siglo Marcel Mauss, Fernand Braudel, Georges que limitan todo esfuerzo de comprensión verdadera. La an-
Gusdorf, Edgar Morin- participar con otros en la unificación tropología por la cual abogamos es decididamente multidisci-
de las ciencias sociales. 3 Esta unificación del saber fue igual- plinaria. A la manera de Camille Limoges -historiador cana-
mente recomendada en los programas de formación en admi- diense de las ciencias-, lo que reclamamos no es abolir la
nistración por numerosos autores, tanto en América del Nor- disciplina, sino el reconocimiento del derecho e incluso del
te como en Europa; 4 del mismo modo, nuestra escuela (HEC deber de circular, la valorización de los tránsitos, el levanta-
de Montreal) ha ocupado un lugar importante a escala inter- miento de barreras p a r a la asociación con otras especies: so-
nacional en este movimiento, gracias a los esfuerzos de mu- ciólogos, economistas, biólogos, filósofos etc. En resumen la
chos de nosotros. 5 A este respecto, nos inscribimos perfecta- libertad de tejer redes a voluntad. Pero sobre todo abogamos
mente en esta doble tradición. porque la formación, de la que somos responsables, no lleve
La antropología de las organizaciones - e n la cual invita- la impronta de nuestros intereses - m u y bien protegidos por
mos a todos a participar- es u n a antropología a-disciplinaria. la institución disciplinaria-, sino que concite los esfuerzos
Desea hacer u n a síntesis de los conocimientos fundamenta- atrevidos del conocimiento. Sin duda, es poco confortable re-
les de la humanidad o, para decirlo con las palabras de Marcel
conocer la contingencia de las configuraciones de la organi-
Mauss, remite a la "totalidad de las ciencias que consideran
zación de los conocimientos y los límites de la fecundidad del
al hombre como un ser vivo, consciente y social".6 (1968, p.285)
camino disciplinario, es también difícil superar la opacidad
de los lenguajes, y es un deber cuidarse permanentemente
3
Ver a Mauss (1968), Braudel (1967), Gusdorf (1967), Morin (1973), del diletantismo. Pero, ¿quién ha dicho que confort y facilidad
Caillé (1993) y, en los anglosajones, Wallerstein (1985). son condiciones del conocimiento? Esta voluntad de transitar
4
Ver principalmente a Morgan (1989), Collectif Dauphine (1987), [...] hay que asumirla como esencial al proyecto de las cien-
Enriquez (1992), Brabet (1995) y Clegg, Hardy y Nord (1996).
5 cias h u m a n a s , proyecto que no prohibe la acumulación disci-
Ver principalmente a Dufour y Chanlat (1985), Aktouf (1989),
Chanlat (1990), Pitcher (1995) y Pauchant (1996).
plinaria de conocimientos, pero que se define antes que n a d a
6 por la exigencia de retomar reflexivamente las experiencias
Desarrollé la idea de antropología de las organizaciones por prime-
ra vez en 1990. A. Caillé, de quien tomé el calificativo de "a-discipli- h u m a n a s y s u s resultados multidimensionales. 7
nario" desarrolló un argumento análogo en 1993. Pero esta idea de
antropología general fue propuesta antes por numerosas figuras
en el transcurso de este siglo. 7
Limoges (1996), p.154. Ver igualmente a Stengers (1987).

64 65
Cuando todas las disciplinas son convocadas, cada u n a piaede ser un gran economista si solamente es un economis-
debe ser consciente de que sólo levanta u n a parte del velo de ta", y agregaba: "un economista que sólo sea un economista
la realidad estudiada. Ésta es la razón por la cual esta antro- tiene todas las posibilidades de llegar a ser dañino e, incluso,
pología no puede ser m á s que "complementarista", emplean- r e a l m e n t e peligroso". 8 Los híbridos son pues creadores que
do un calificativo tomado de Georges Devereux (1972). En efec- ven de otra m a n e r a e innovan en los márgenes, n u n c a en el
to, entendemos por complementariedad que todo fenómeno centro que siempre está ocupado por los guardianes de la
estudiado tiene n u m e r o s a s explicaciones. Según el aspecto ortodoxia. En la escala social, son u n a ilustración de la teoría
que se estudie (psicológico, sociológico, económico, etc.), se de l a s estructuras disipativas -formulada por el premio Nobel,
valorarán u n a serie de elementos particulares. Pero sólo al Ilia Prigogine, p a r a la química-, según la cual es en la perife-
tomar en cuenta los diferentes aspectos se podrá dar cuenta ria de la materia donde se forman las nuevas estructuras, y
de la realidad estudiada. Como lo escribió Fernand Braudel: es lejos del equilibrio donde emerge la complejidad. 9 Deses-
"Cualquiera que sea la época (o s u s logros), todas las ciencias timular los pensamientos que se apartan de la ortodoxia, nó-
h u m a n a s son "encrucijadas" o, si se prefiere, p u n t o s de vista m a d a s e híbridos, es condenarse a la reproducción de lo idén-
diferentes sobre el mismo conjunto de realidades sociales y tico y condenar los sistemas sociales al estancamiento e, in-
h u m a n a s " (p.38). Se podrá así evitar conclusiones apresura- cluso, a la desaparición. ¿Cuántas veces, en nuestros univer-
das, al tiempo que se restituye la complejidad de los fenóme- sos alfombrados con la ortodoxia y la estrechez intelectual,
nos observados. h e m o s vistos como éstas hacen su obra de demolición o puri-
En fin, la antropología que queremos aspira a estimular el ficación académica? Cada vez que estas fuerzas se ponen en
nomadismo, a eliminar las fronteras y a la hibridación. La movimiento, reducen el campo de las posibilidades, transfor-
historia de las ciencias en general y la historia de las ciencias m a n el universo de la reflexión en un espacio político cuyo
h u m a n a s en particular llevan el sello de los pioneros, quienes único objetivo es gozar del poder, y el pensar desaparece en
al plantear nuevas preguntas, inventan disciplinas y trazan beneficio de lo que hoy se llama el pensamiento único.
nuevos territorios; pero también e s t á n a n i m a d a s por fran- Sin embargo, en nuestros días, en el campo de la ciencia
cotiradores, es decir, por indisciplinados que se pasean de un estamos más a menudo unidos por el objeto que se estudia y
campo al otro llevando en su alforja nuevas miradas. Ahora por la pregunta que se plantea, que por la disciplina stricto
bien, estos híbridos -como los llaman Dogon y Pahre- están sensu. La apertura de las fronteras y el nomadismo de los
en la base de la mayor parte de las grandes innovaciones en conceptos están cada vez m á s inscritos en nuestra experien-
las ciencias sociales contemporáneas (1991). "Sin el aporte cia. 10 Por su naturaleza profundamente abierta, el campo de
de nuevas ideas exteriores -dice el antropólogo Turner-, las la administración -como lo m u e s t r a Richard Déry (1997)- es,
especialidades aisladas se vuelven moribundas". Muchos son a este respecto, un gran prestatario y un lugar de numerosos
los ejemplos que lo confirman. En ciencias sociales, por ejem- bricolages. La antropología ampliada que deseamos se inscri-
plo, fue un geógrafo, Braudel, quien revolucionó la historia be con pleno derechq en esta tradición.
moderna. Herbert Simón, en su autobiografía, recuerda que
las lealtades tribales son débiles: "Soy un investigador en cien-
cias sociales -insiste- antes que un economista o un psicólo- 8
Citado por Dogon y Pahre (1991), p. 151.
go, y espero ser un ser h u m a n o antes que cualquier otra cosa" 9
Ver Prlgoginn (1994).
(1991, p.366). Hayek, premio Nobel de economía, estaba igual- 1(1
Lo (|iir 11iiilu mu imii encuesta hecha recientemente en los Estados
mente convencido de ello, y no dudó en escribir que "nadie IJIIIIINFI VII Tin l ionotnist (1997).

66 6/
Enseñar las ciencias sociales en u n a escuela de adminis- están en la base de la jerarquía. 1 5 Igualmente es importante
tración es estar en el corazón de esta realidad. Pero también recordar que esas personas no se convierten en verdaderos
es defender y reafirmar el carácter socialmente construido de actores si no son también sujetos, es decir, personas que pue-
todos estos fenómenos. En un m u n d o lleno de certezas y su- den expresar lo que son, personas comprometidas con lo que
ficiencia, semejante posición no es fácil de sostener. Se cono- hacen. 1 6 Así, el hacer auténtico está siempre acompañado del
cen numerosas instituciones de administración donde la pre- poder de decir yo. El sujeto está del lado de la imaginación, de
sencia de las ciencias h u m a n a s se reduce en provecho de la creación, de la crítica y de la reflexión sobre sí mismo. Par-
disciplinas m á s técnicas o menos perturbadoras e, incluso, a ticipa en la transformación del mundo, es -como escribió
prácticas que se parecen más a la magia que a otra cosa. 13 Enriquez- creador de historia siendo consciente de su fragili-
Nuestra escuela se honra de haber otorgado siempre un lu- dad. Se opone, entonces, al individuo hiper-normal definido
gar importante a estos programas y a este tipo de enseñanza, por la psicoanalista Joyce McDougall: aquel que respeta to-
y de haber sabido resistir h a s t a hoy al canto de las sirenas das las reglas y n u n c a las transgrede, ni siquiera con la ima-
del conformismo y el pensamiento operativo. 14 Y el m u n d o de ginación, o el tecnócrata manipulador poseído por el fantas-
la empresa y el universo de la administración no pueden pa- ma del dominio total sobre los hombres y las cosas, que redu-
sar por alto su aporte que, actualmente, implica el retorno y ce las relaciones h u m a n a s a relaciones entre objetos y ve el
la afirmación de ciertas dimensiones fundamentales. Permí- mundo desde un punto de vista estrictamente económico. Esta
tanme recordarles algunas. subjetividad en acción, signo de la humanidad, está, por otra
parte, estrechamente relacionada con la existencia del otro,
El retorno del actor y del sujeto sin el cual no seríamos nada. Lo que nos m u e s t r a u n a vez
más que no existe individuación sin socialización, y que el
En el curso de los últimos años, las ciencias sociales asis- vínculo social es primero y ante todo un vínculo afectivo. 17
tieron a un regreso vigoroso del actor y del sujeto. Hasta el
presente, este movimiento sólo afectó el m u n d o de la admi- El retomo de lo afectividad
nistración de m a n e r a marginal. Ocupado entre la noción eco-
nómica del agente y la realidad de las estructuras, la tecnolo- La dimensión afectiva es central tanto en el desarrollo de
gía y el medio ambiente, el m u n d o de la administración deja todo ser h u m a n o como en la formación de un grupo. Acaba-
poco espacio a estas dos nociones esenciales; y cuando se lo mos de asistir a un ejemplo de ello, por lo demás extraordina-
da, habla m á s de acción que de subjetividad y la reserva la rio, con motivo de la desaparición de la princesa de Gales. En
mayor parte del tiempo p a r a los cuadros directivos. Se debe la administración, esta dimensión es -como lo hemos visto-
entonces recordar aquí que toda persona es un actor y que la
realidad de las organizaciones se produce, se reproduce y se
15
transforma a través del juego de los diferentes grupos e indi- Ver Crozier y Friedberg (1977), Sainsaulieu (1997), Amblard,
viduos que la componen, incluidos aquellos y aquellas que Bernoux, Herreros y » Livian (1995).
16
A este respecto Alain Touraine escribe que "el sujeto, siempre es
un sujeto malo, rebelde a la regla y a la integración... y es por la
13
Acerca de las prácticas mágicas, ver a Amado y Deumie (1990) y resistencia al poder... que transforma esta afirmación de sí en vo-
Gendron (1997). luntad de ser sujeto" (1992, p.319). Ver igualmente a Ollivier (1995),
14 Dejours (1993) y Enriquez (1997).
Esta particularidad se inscribe en la historia de la Escuela HEC de
17
Montreal. Las ciencias sociales han estado siempre presentes en el Ver al respecto el bello libro de Todorov (1995) que muestra cómo
programa de estudios. Ver Harvey (1994) y Chanlat (1996). no existe "plenitud fuera de la relación con los otros" (p. 169).

70 71
casi siempre eliminada en provecho de un discurso racional. la existencia h u m a n a : el reconocimiento, sin el cual no existe
Esta separación entre la razón y las pasiones - h e r e d e r a del ninguna vida en común - p a r a retomar el bello título de u n a
pensamiento cartesiano- es p u e s t a en d u d a tanto por nues- obra reciente de Todorov sobre el t e m a (1995)-. El m u n d o de
tra experiencia cotidiana como por numerosos trabajos con- la administración constituye uno de esos teatros donde se
temporáneos, especialmente en neurobiología y ciencias so- expresa esta afectividad y este reconocimiento. Sin ellos, los
ciales. En u n a obra particularmente estimulante, u n a de las universos sociales son desiertos afectivos en los que la cons-
grandes figuras de la neurología americana, Antonio Damasio, trucción del vínculo social se vuelve difícil. Como nos lo mues-
afirma a partir de ciertos trabajos sobre el tema que: "la capa- tra la obra de Reichheld sobre el efecto lealtad (1996), las
cidad de expresar y sentir las emociones es indispensable para empresas no escapan a esta ley de vivir juntos.
poner en obra los comportamientos racionales, y cuando ésta
interviene, tiene el papel de indicarnos la b u e n a dirección, de El retorno de la experiencia viviaa
colocarnos en el lugar adecuado donde se juega la toma de
decisión, en lugar donde podemos poner por obra correcta- La existencia h u m a n a es por definición u n a experiencia, es
mente los principios de la lógica" (1995, p.9). En otras pala- decir, un encuentro entre el espíritu y la realidad exterior por
bras, el autor de El error de Descartes sostiene que la incapa- medio de los sentidos. Movilizando todos los aspectos de nues-
cidad de expresar y sentir emociones puede volverse tan pro- tro ser, la experiencia se encuentra en el corazón de la condi-
blemática para el razonamiento como su contraria, la exage- ción h u m a n a . Tomada en este sentido, la experiencia contie-
ración de las emociones. ne a la vez el conocimiento de u n a actividad y la m a n e r a como
El problema de la afectividad es igualmente tratado por las se la vive. En administración se habla con agrado del prime-
ciencias sociales, sobre todo por los investigadores inspira- ro, pero muy poco de la segunda. La ausencia de lo vivido
dos en el psicoanálisis y en la psicología existencia!. 18 S u s tra- está relacionada con el lugar que ocupan los elementos im-
bajos nos recuerdan que la construcción de sí mismo es siem- puestos, formales y abstractos en el discurso gerencial. La
pre el resultado de relaciones afectivas, y que esta historia administración prefiere promulgar los principios de la efica-
determinará en gran medida las relaciones que m á s tarde ten- cia capaces de imponerse en todo el mundo. De Taylor a la
dremos con los demás. Todos somos, pues, el producto de reingeniería, m u c h a s h a n sido las tentativas de este género, y
relaciones sociales, históricamente fijadas, que condiciona- todas -convencidas de su verdad- h a n rechazado, de u n a
rán n u e s t r a s relaciones con el otro y contribuirán a construir m a n e r a o de otra, la experiencia concreta vivida. 19 Es a las
n u e s t r a identidad. Si la relación con el otro está en el origen ciencias sobre el terreno, en particular a las ciencias del tra-
de nuestro ser, la afectividad, que es u n a manifestación esen- bajo, a las que corresponde poner al día las diferencias de lo
cial de esta relación, condiciona la calidad de vida en un gru- concebido y lo vivido. 20
po. El m u n d o de la administración, que frecuentemente lo
olvida, se beneficiaría si la tuviera en cuenta, p u e s la m a n e r a 19
El ejemplo desarrollado por Villette (1988, 1996) a propósito "del
de utilizarla condiciona en gran medida la dinámica colectiva ingeniero de motivos" ilustra bien la utopía tecnocrática que fre-
y, en consecuencia, la calidad del trabajo realizado. Porque cuentemente se encuentra en las empresas.
esta relación con el otro pone en juego un elemento clave de 20
Pienso aquí en los trabajos llevados a cabo por la sociología del
trabajo, en ergonomía, en psicodinámica del trabajo y en antropo-
1H
logía industrial. Ver al respecto De Terssac (1992), Daniellou (1996),
Ver en particular la obra de Laing (1974) y el hermoso libro que Clot 1995), Dejours (1990, 1993), Reynaud (1989), Bouchard (1990)
Enriquez dedicó a este tema (1983).
y Guigo (1994).
Ninguna tarca descritu, ninguna manera de empico y nin- rio de la empresa privada utilizado ampliamente en otras es-
g u n a exigencia formal, nos d a r á n verdaderamente cuenta de feras, uno puede preguntarse entonces sobre la naturaleza
la realidad de un trabajo o de u n a actividad especifica. Lo que distintiva de esas actividades. La universidad y el sistema
a menudo es pensado en s u s cubículos por los expertos, los hospitalario son dos ejemplos, entre muchos otros, que per-
especialistas o los directivos, siempre es vuelto a organizar de miten observar esta confusión de géneros. En nuestro medio,
un modo u otro por las personas que realizan las tareas. Por- cada vez es m á s frecuente oír hablar de clientes p a r a desig-
que la realidad del trabajo es cambiante, incierta e, incluso, nar a los estudiantes, y de productos p a r a designar los pro-
totalmente imprevisible. Tomar en cuenta la experiencia vivi- gramas. 2 2 Estos dos términos remiten a u n a realidad m u y pre-
da es p u e s indispensable para el b u e n funcionamiento de u n a cisa: la del mercado. Pero todos sabemos que la universidad
organización. Es haciendo un llamado a su inteligencia prác- no es u n a empresa, y que la relación que debe unir a los estu-
tica -lo que los griegos llamaban la métis-, como los trabaja- diantes con los profesores n a d a tiene que ver con esta visión
dores reducen la separación entre lo impuesto y lo real, lo comercial, a menos que se transforme radicalmente la identi-
concebido y lo vivido, permitiendo así el funcionamiento de la dad de estas instituciones y se abandone definitivamente el
organización. Por el contrario, cuando el administrador no sentido de su nombre. Lo mismo ocurre en el sector hospita-
reconoce esta experiencia, el estrés y el sufrimiento se d a n lario en el que el cliente tomó el lugar del paciente. Según los
cita. 21 En efecto, es difícil realizar u n a labor según las exigen- numerosos artículos y reportajes que hoy se le dedican a este
cias prescritas cuando éstas se vuelven imposibles de satisfa- tema en Québec, este cambio de palabras no parece haber
cer en la realidad. Tomar en c u e n t a la experiencia es p u e s sido sinónimo de mejoramiento para los nuevos clientes. Por
esencial, no sólo p a r a la b u e n a m a r c h a de las operaciones, el contrario, al infiltrase en un m u n d o que le había sido aje-
sino también para la salud física y mental de aquellos y aque- no, el vocabulario tecnócrata de la empresa ha provocado u n a
llas que trabajan. La reintroducción de lo vivido hace posible profunda desestructuración de esas instituciones. La mayo-
entonces la humanización de los modelos administrativos que, ría de las veces, la naturaleza singular de cada u n a de ellas se
como lo vemos frecuentemente - l a reingeniería es uno de los niega en nombre de concepciones abstractas y contables.
ejemplos recientes-, se inclinan en la mayoría de los casos del Esta ausencia de comprensión de las particularidades orga-
lado de la normatividad y de la universalidad abstracta. Del nizacionales se observa también en el m u n d o industrial.
mismo modo, plantea el problema de la singularidad. ¿Cuántas reestructuraciones se h a n hecho en las empresas
El conocimiento de las prácticas a partir de la observación sin tener en cuenta su singularidad? Encerrado la mayor parte
en el lugar de trabajo y a través de lo que dicen los actores del tiempo en esquemas universalizantes, el mundo adminis-
principales, nos revelan s u s particularidades, y éstas son im- trativo destruyó en el transcurso de los últimos años -como
portantes p a r a comprender los ámbitos estudiados. Pero bajo lo demuestran los datos americanos presentados anteriormen-
el empuje de los modelos universalizantes, el mundo admi- te- muchas organizaciones. El retorno de la experiencia y de
nistrativo tiende a borrar esas diferencias, constitutivas de las singularidades es un instrumento p a r a luchar contra esta
las identidades propias. El "gerencialismo", del cual ya hemos tendencia, tan perjudicial p a r a las empresas y las personas
hablado, se inscribe completamente en este proceso de aboli- que trabajan en ellas. Desde este punto de vista, las ciencias
ción de singularidades. En efecto, cuando vemos el vocabula-
22
En uno de los últimos boletines de la Asociación universitaria ca-
21
Ver principalmente a Karasek y Theorell (1990), Dejours (1993), nadiense He hnce profesión de esas prácticas. Ver Guéricolas (1997).
Carpentier-Roy (1995) y Chanlat (1996). Ver igualmente Romainville (1997).

74 75
sociales y particularmente aquellas que trabajan sobre el te- cambio no debió ocurrir nunca, 2 5 p u e s afectaba a u n a perso-
rreno, tienen un papel muy importante que cumplir con res- na que contribuyó a construir u n a biblioteca de la que esta-
pecto a la experiencia vivida por los diferentes estamentos mos orgullosos. Dándole el nombre de su promotor se reco-
involucrados en la administración. 2 3 Constituyen el primer nocía el trabajo realizado y se escribía la historia en los muros
antídoto contra los f a n t a s m a s de los tecnócratas. de n u e s t r a institución. Eliminando su nombre del nuevo edi-
ficio se cometieron dos injusticias: hacia la persona y hacia
El retorno de lo simbólico n u e s t r a historia. Por otra parte, se enviaba a la comunidad
un mensaje cargado de sentido: el dinero "contante y sonan-
Como todo universo social, el m u n d o de la empresa es tam- te" tiene m á s valor que el trabajo realizado por aquellos y aque-
bién un mundo de signos, un espacio donde lenguajes dife- llas que h a n contribuido a hacer de la Escuela de HEC lo que
rentes se entrecruzan, un teatro donde se representan come- hoy es.
dias, tragedias y dramas, u n a realidad m á s o menos imagina-
ria, un universo de donde salen significaciones múltiples que El retorno de la historia
dan sentido a acciones diversas. Pero también aquí y en nom-
La historia es otro dato fundamental en la existencia de los
bre de la racionalidad y la eficacia, esta realidad casi siempre
individuos y las sociedades. Pero, como acabamos de verlo,
se oculta o se reduce, a menudo bajo lemas publicitarios caren-
esta dimensión también es a menudo olvidada en las organi-
tes de sentido. El m u n d o de la administración debe poner
zaciones modernas. La historia es, por supuesto, la cronolo-
todo su interés en concederle un espacio m á s amplio a aque-
gía, también es la oposición pasado-presente que siempre se
llas disciplinas que h a n hecho de esa otra realidad su objeto
construye socialmente, son los ritmos que armonizan las so-
de estudio: el psicoanálisis, las ciencias del lenguaje, la se- ciedades y los diferentes tiempos sociales y personales. Si bien
miología, la antropología, la sociología, etc., pues son ellas las la conciencia histórica es u n a característica de n u e s t r a s so-
que mejor dan c u e n t a del problema. Al hacerlo, se rompería ciedades desde la Antigüedad, ésta es afirmada en mayor o
con la concepción esencialmente instrumental dominante y
menor medida según las épocas. 26
se retomaría el problema del sentido que, como todos saben,
La historia impregna todos los aspectos de la vida social,
está en el corazón de la existencia. 24
pero la dimensión histórica casi n u n c a ha sido un elemento
Todos los días somos testigos de esta irrupción de lo sim- central en las preocupaciones de los administradores. Sumer-
bólico en n u e s t r a s vidas, y de los efectos a menudo desastro- gidos en la acción inmediata y orientados por el corto plazo,
sos que ciertas decisiones insensibles a esta dimensión pro- éstos tienden a ignorar la memoria y la duración en provecho
vocan. Tomemos un ejemplo familiar p a r a nosotros: la des- de lo inmediato y de un horizonte cada vez m á s reducido. En
aparición del nombre de Patrick Alien de la nueva biblioteca la enseñanza de la administración, la parte dedicada a la his-
de HEC (Hautes Etudes Commerciáles). Como se sabe, la eli- toria es también muy pobre: son raros los programas que le
minación de este nombre fue sentido por n u e s t r a comunidad conceden un espacio. En nuestros días, esta laguna en la
como un error torpe y un olvido de las personas que h a n he- formación se conjuga con u n a conciencia histórica muy dé-
cho la historia de esta escuela. Existen símbolos m á s carga-
dos de sentido que otros, y p a r a la mayoría de nosotros este
25
Se puede afirmar también que la venta de los nombres de los salo-
nes de HEC a las compañias privadas, así como se hizo, provocó un
23
Ver al respecto Le Goff (1996), Brabet (1995), Galambaud (1996). profundo malestar en el cuerpo profesoral.
26
Jl
' Ver sobre este tema la obra dirigida por Pauchant (1995). Ver al historiador La Goff (1998).

LZ
bil, en particular en América del Norte. Como n u e s t r a s socie- menos que se pretenda convertir a las universidades en luga-
d a d e s h a n eliminado la h i s t o r i a - t a n t o en su aspecto cultural res sin historia y, por ende, que desaparezcan definitivamen-
como en su funcionamiento-, no es extraño hoy encontrar te como instituciones de alto saber. 3 0 A la hora de las rees-
que el horizonte histórico de los jóvenes se reduce a su propia t r u c t u r a c i o n e s masivas, llevadas a cabo por m u c h o s
historia. 27 La dominación de lo inmediato, la destrucción de amnésicos, es m á s que necesario recordar la importancia de
los vestigios del pasado y la pobreza en la enseñanza de la la historia en todas las ocasiones que se nos presenten. No
historia lo evidencian. Hoy, podemos decir con Castoriadis: sólo es un antídoto posible para todas las desviaciones actua-
"objeto de saber p a r a algunos, de curiosidad turística o de les del activismo desenfrenado, sino también u n a posibilidad
hobby p a r a otros, el pasado no es fuente ni raíz p a r a nadie" de enraizar nuestra experiencia en la larga duración, como
(1996, p.23). Pero todos sabemos, m á s o menos confusamen- nos lo recuerda con insistencia la obra de Fernand Braudel
te, que la carga del pasado pesa sobre el presente y el porve- (1969). Es, en cierta manera, un deber de la memoria.
nir y que no hay experiencias que no sean históricas. Al con-
trario de lo que p e n s a b a n los entusiastas de la revolución El retorno de la ética
cultural china, no hay experiencia cero ni tabula rasa. Tal vez
"No se trata solamente de que ahora, m á s que en ninguna
no habían leído, o habían entendido mal, a Marx cuando es-
otra época, la relación entre la ética y la economía se haya
cribió: "Los hombres hacen su propia historia, pero no por su
vuelto problemática, sino también que hoy el sentido que se
propio movimiento ni en las condiciones escogidas sólo por
le da a la ética ha dejado de tener sentido". Con esta frase se
ellos, sino en las condiciones que encuentran directamente y
abre el libro dedicado a la ética de dos intelectuales france-
que les son d a d a s y transmitidas". 2 8 En otras palabras: aque-
ses. 31 Planteaban así la importancia del problema ético y las
llos y aquellas que quieren transformar el mundo, lo hacen
dificultades que hoy se deben tener en cuenta.
siempre a partir de estructuras existentes que h a n incorpo-
¿Qué se entiende exactamente por ética? La ética es, según
rado la experiencia del pasado. 2 9
la acepción filosófica, la disciplina que interroga las reglas de
Igualmente, la historia constituye la identidad de los indi-
conducta constitutivas de la moral. 32 Aquella es anterior a ésta,
viduos y las sociedades, razón por la cual tiene t a n t a impor-
en el sentido en que ella la f u n d a al interrogar los f u n d a m e n -
tancia. Negar la propia historia, es olvidar quién se es y de
tos ocultos de n u e s t r a s obligaciones. La ética está p u e s pre-
dónde se viene. Cuando un rector considera que las universi-
sente en todas las acciones. Es u n a manifestación de la liber-
dades deben inspirarse en las técnicas de Wal-Mart, es muy
tad, porque está estrechamente ligada a la voluntad de no
probable que haya olvidado la identidad secular de la institu-
someterse a los determinismos naturales y sociales. Igualmen-
ción que dirige y, por lo tanto, se h a y a hecho indigna de pre-
te, la ética siempre se vive en interacción, porque es por el
sidir su destino. Porque si en la misión de las universidades
reconocimiento del otro que la acción ética existe. Sin embar-
está la de ser lugares de conciencia histórica, resulta impen-
go, la ética no está únicamente presente en la relación inter-
sable la entrega de poderes plenos a personas sin cultura, a
personal inmediata, .también está presente en la relación con

En un reportaje reciente presentado por Radio-Canadá, se oía a un


30
estudiante expresar esta idea. Este argumento fue sostenido por personas tan diferentes como
28
Marx (1984). Gusdorf, Bloom y Freitag (1995).
31
Consultar igualmente con relación a este tema el estudio de Sahlins Ladricre y Kreitag (1995), p.21.
(1987) y el trabajo realizado por Giddens (1987). 32
Ver ;il reapretó a Russ (1994).

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los a u s e n t e s a través de la constitución de las reglas, que son des se fragmentan, en que las amenazas sobre el medio am-
siempre el producto de elecciones éticas anteriores. biente se hacen realidad y los hombres y las cosas son vícti-
La reflexión ética tiene que ver con lo esencial, está en el m a s de un mercantilismo generalizado, es verdaderamente
centro de la relación y la vuelve efectiva. Está, en efecto, en urgente volver a introducir ciertos problemas morales. 36 Esta
el origen del saber-vivir y la urbanidad. 3 3 E, igualmente, en problemática -como lo decíamos al principio de esta exposi-
el fundamento de la confianza, porque ésta -como escribió ción- está estrechamente ligada a la reflexión de las ciencias
Dejours- "depende del respecto a la promesa" (1995, p. 60). sociales. No pudiendo tratar aquí todos los aspectos, por ra-
Interrogando los valores que sostienen las acciones en nom- zones evidentes, nos contentaremos con destacar el aporte de
bre de los principios fundamentales, ella no constituye úni- dos tipos de interrogantes: el primero sobre la noción de res-
camente u n a metamoral, sino que está además en el corazón ponsabilidad, y el segundo sobre la noción de comunicación.
de la política. 34 De este modo, la ética no puede ser confundi- La ética de la responsabilidad fue desarrollada por Marx Weber.
da con la deontología, p u e s ésta sólo agrupa las reglas de Alude a las consecuencias que n u e s t r a acción puede tener
conducta prácticas que deberán ser interrogadas precisamente sobre los otros y a la reflexión que la precede. Una persona
por la ética. En consecuencia, la ética profesional sólo puede responsable es u n a persona que trata de anticipar, en la me-
ser u n a ética aplicada. dida de s u s posibilidades, las consecuencias que tendrán s u s
¿Qué nos p u e d e aportar este tipo de reflexiones en un actos p a r a el otro. Dicha postura es muy exigente, sobre todo
m u n d o que frecuentemente está en las antípodas de este tipo en un contexto donde no todo es comprendido o controlado,
de interrogación? 35 En efecto, el universo de la empresa es, pero es esencial para la supervivencia de la vida colectiva. Las
como ya vimos, el lugar en el que la racionalidad técnica o preocupaciones sociales no pueden evitarse sin correr gran-
instrumental ha triunfado, donde casi siempre el problema des riegos. Para las organizaciones y, en particular, p a r a las
de los fines ha estado subordinado completamente al proble- empresas, esta ética de la responsabilidad tiene dos grandes
ma de los medios. En otros términos: el cómo prevalece fácil- vertientes: la primera tiene que ver con la responsabilidad
mente sobre el por qué y el para quién. Es así como u n o de los social propiamente dicha, y la segunda con la responsabili-
padres de la ciencia administrativa moderna, H. Simón, no dad hacia la naturaleza -lo que Michel Serres llamó el contra-
d u d a b a en escribir que en el seno de u n a disciplina científica to natural y J o ñ a s el principio de responsabilidad-.
como la administración no había lugar p a r a afirmaciones éti- Para u n a empresa, como para cualquier organización, ser
cas (1960). Pero esta separación plantea muchos problemas, socialmente responsable es evaluar los efectos de s u s accio-
razón por la cual el universo de la administración se interesa nes sobre la comunidad que la rodea; es actuar como "ciuda-
cada vez m á s en la ética. En el momento en que las socieda- dano", es decir, respetando las reglas instituidas por la socie-
dad; 37 es preocuparse, h a s t a el m á s alto grado, por las conse-
cuencias nocivas de sus actos o de los productos que fabrica;
33
Ver a Pharo (1991). es cuidar profundamente la cohesión y la solidaridad social; 38
34
Se puede afirmar, a la manera de Castoriadis, que la política tam-
36
bién sobrepasa la ética (1996). En Estados Unidos, Etzioni (1988) fue uno de los primeros en plan-
35
El historiador Alain Cottereau recuerda cómo desde el punto de tear este problema.
37
vista kantiano, la administración y la ética son antinómicas. La Schnapper, dijo con razón que la noción de empresa ciudadana era
ética pertenece al reino de los fines, y cuando considera a los hom- problemática. Por eso, utilizo aquí el término entre comillas (1997).
38
bres y a la administración como fines en sí mismos, en el campo de Una preocupación que se encuentra especialmente en la obra de
los medios, considera a los seres h u m a n o s como recursos (1996). Polnnyl. Ver ni respecto, a Baun (1996) y Pctrella (1996).

HO 81
es preocuparse por los derechos de todos y no únicamente
por los de uno: el accionista. En otras palabras: es rechazar
la ganancia si pierde la sociedad. Con relación al medio am-
biente, es preocuparse por los efectos de s u s actividades pro-
ductivas sobre los equilibrios ecológicos, con el fin de asegu-
rar a nuestros hijos un planeta habitable.
Actualmente tenemos numerosos desafíos que enfrentar.
Acabamos de nombrar los dos m á s importantes, que no po-
drán ser superados si no tomamos plenamente conciencia de
lo que en el fondo está en juego. En este doble trabajo de
reinserción de lo económico en lo social y de la preservación
de la naturaleza que nos rodea, la reflexión ética debe ser
discutida y compartida. Para hacerlo, como sugiere Habermas,
es necesario darle a la comunicación el lugar que merece. Es,
en efecto, por el intercambio y la discusión entre los seres
h u m a n o s autónomos y razonables que podremos promulgar
nuevas normas que sean aceptadas por todos sin coacción.
En cierta forma, reanudaremos el ideal democrático que es
constitutivo del proyecto occidental desde la antigua Grecia. 39
Las empresas, como las otras instituciones, no podrán sus-
traerse a este intento por mucho tiempo. 40 Ejecutando u n a
dinámica renovada en el plano interno, contribuyen, en u n a
escala macroscópica, a salvaguardar, por u n a parte, el equili-
brio social indispensable para la paz civil y, por la otra, el
equilibrio ecológico esencial p a r a nuestra supervivencia como
especie. En este quehacer, el administrador tiene importan-
tes responsabilidades, igualmente aquellos y aquellas que la
ensañan. Las ciencias sociales, como ciencias reflexivas, no
podrán tampoco huir de s u s responsabilidades. Deberán dis-
tanciarse de s u s tendencias operativas con el fin de respon-
der a las preguntas que nos hace n u e s t r a sociedad. Lo que
deseamos como u n a antropología extensa y singular p a r a el
m u n d o de la administración es, esperamos, un paso en esa
dirección.

39
Ver Castoriadis (1996).
40
Éste es el sentido de la obra publicada por el Centro Francés de
Jóvenes Dirigentes de Empresa (1995).

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