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¿La regla de la mayoria?

[Extracto de “Precondition for Peace and Prosperity: Rational


Anarchy” – Richard & Ernestine Perkins – (Cap. XI: The
Nature of Government)].

El punto siguiente en la lista de los fraudes del gobierno es la


afirmación de que los gobiernos son legítimos porque el voto secreto
fue usado al elegirlos. Los apologistas del gobierno usualmente hacen
la siguiente comparación: Los accionistas de una compañía pueden
todos votar en una reunión de directorio mediante el voto secreto. Aun
si la persona por la que uno vota no es puesta en el directorio, uno en
realidad ha tácitamente dado su consentimiento al hecho de que uno
va a acatar la decisión de la mayoría, y está de acuerdo en dejar que
el directorio elegido “dirija” la empresa. Los apologistas del gobierno
señalan que incluso si uno personalmente no eligió a ninguno del
directorio, igualmente todos los accionistas tuvieron la chance de
votar, y la expresión de la mayoría es lo que finalmente prevaleció.
Entonces ellos señalan que en forma similar, en una votación electoral
para elegir un gobierno, todos con edad de votar tienen la misma chance de elegir su candidato político, y aun
cuando uno personalmente no apruebe el candidato elegido, la misma “voluntad de la mayoría” debe
prevalecer.

El argumento suena creíble hasta que uno se pone a pensar sobre el mismo. Es reducido al siguiente
silogismo:
(1) La “regla de la mayoría” expresada por el voto secreto, es un procedimiento moral para elegir líderes de
compañías. (Cierto.)

(2) Los líderes gubernamentales son elegidos por la “regla de la mayoría”, según lo expresado por el voto
secreto. (Cierto.)

(3) Por lo tanto la “regla de la mayoría” según lo expresado por el voto secreto, es un procedimiento moral para
elegir líderes gubernamentales (Falso.)

El silogismo no es válido. Su primera falacia radica en la falsa suposición hecha en esta premisa de que tanto
una compañía privada como un gobierno son, ambos, organizaciones morales. Esto no es cierto; las premisas
están basadas en el error. Un gobierno nunca puede ser una organización moral, puesto que depende de la
agresión para su existencia. Es igualmente claro que una compañía, siempre que no se involucre en la
agresión, es una organización moral. Una compañía que actúa moralmente nunca agrede. Contrariamente a un
gobierno, ellas eligen ganar valores mediante el intercambio voluntario y la producción. Cada ganancia así
obtenida por una compañía moral ocurre porque ha sido capaz de ofrecer beneficios a aquéllos que
voluntariamente eligen comerciar con ella. Además, la propiedad y los valores involucrados son propiedad de
los miembros de la compañía; la propiedad involucrada en el cobro de impuestos no es propiedad del gobierno.

La segunda falacia es que usa los términos “líder gubernamental” y “líder de una compañía” indistintamente. Un
líder de una compañía es un líder. Sin embargo, un líder gubernamental no es sólo un líder, es más bien un
gobernante. Esta falacia de confundir líderes con gobernantes necesita ser tratada brevemente porque no existe
ningún paralelismo entre una compañía moral y un gobierno.

El término “líder” describe a uno que, por virtud de su habilidad, ocupa el primer lugar en un área específica de

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la actividad humana. Un líder, entonces, es naturalmente un guía para otros que eligen participar en esa
actividad particular. Ahora bien, si bien es indiscutible que muchos líderes son buenos, y que es siempre
deseable tener buenos líderes, nunca puede haber un buen líder que ocupa y mantiene su posición por medio
de la agresión. Hay gobernantes que pueden ser líderes, pero no todos los líderes son gobernantes. Un
gobernante es simplemente un líder agresivo.

Un gobernante es uno que ordena obediencia, y somete a los que él gobierna a su voluntad. Uno puede
consentir en elegir un líder y estar de acuerdo en ser guiado por ese líder, pero si el líder es un agresor, y un
individuo con total conocimiento del intento agresivo del líder no obstante está de acuerdo, entonces dicho
acuerdo puede sólo ser hecho entre agresores. Un ejemplo de esto es el liderazgo de una organización como la
Mafia (que por cierto es principalmente un subproducto del gobierno y la ley estatutaria). Todos los miembros de
dicha organización son agresores.

El gobierno, entonces, no es una institución de liderazgo moral; ni son sus políticos líderes morales. El gobierno
es un organismo rector agresivo. Los políticos por virtud de su cargo son miembros de ese organismo rector
agresivo. Sean cuales fueren su objetivos cuando entraron en la arena política, el suyo es un acuerdo para
agredir a otros.

La tercera falacia del argumento anterior sobre los gobiernos y las compañías, es el conocido como “el cambio
de contexto”. No puede decirse que “matar a un hombre”, por ejemplo, sea moral o inmoral cuando es sacado
de contexto. Es inmoral matar a un hombre para robarle su dinero; sin embargo, no puede decirse que es
inmoral matar a un hombre en defensa propia si él agresivamente amenazó con quitarte la vida y te dejó sin
ninguna otra alternativa. De igual manera, “la voluntad de la mayoría expresada por voto electoral” no es ni
moral ni inmoral a menos que se sepa el propósito y el contexto de la votación. Si el propósito de cualquier
conducta es la agresión, entonces es inmoral. Esto se aplica a la obtención de beneficios, disparar un arma de
fuego, votar en una elección para elegir un líder, o cualquier otro tipo de conducta humana. Esto es aplicable a
votar por un consejo de administración o y / o presidente de una compañía legítima. La votación de por sí no es
ni moral ni inmoral. Su estatus moral está determinado por su propósito. Si el propósito involucra agresión no
puede ser una actividad moral. En la situación de la compañía, un grupo de accionistas todos los cuales hayan
adquirido la propiedad parcial de la compañía de forma no agresiva, deciden por consentimiento de todos sus
miembros una votación secreta. Ellos acuerdan de antemano acatar las decisiones de su líder electo. Si se
equivocan y él administra mal la propiedad, ellos son los que van a sufrir porque es su propiedad la que está
involucrada. Si el administrador o presidente defrauda a otros, la compañía puede ser considerada responsable
y los accionistas van a sufrir de nuevo, puesto que van a tener que compensar a la parte damnificada.

Apliquemos esto a la votación por un gobierno. ¿Cuál es el propósito de la votación? Elegir un gobierno. ¿Qué
es un gobierno? Es un organismo que se caracteriza por la agresión. El propósito de la votación es elegir un
organismo agresivo. Esto es claramente un uso inmoral del voto secreto.

Uno tiene todo el derecho a votar en cualquier organización moral como lo es una compañía ya que uno está
dispensando su propiedad propia al hacerlo, y una compañía puede ser considerada responsable si se
involucra en acciones fraudulentas o agresivas. Además, una compañía no impone agresivamente sus reglas a
los no miembros. Este no es el caso cuando se vota por un gobierno. Aquí el propósito es agresivo porque el
votante no está sólo dispensando su propiedad propia, sino la de otros. Igualmente importante es el hecho que
a diferencia de una compañía, el votante no puede ser considerado responsable más tarde por sus acciones
agresivas, o por las acciones agresivas de los gobernantes gubernamentales por quienes votó. Esto significa
que no queda ningún mecanismo por el cual la justa compensación a las víctimas de la injusticia gubernamental
puede ser alcanzada.

Traducción por Jorge Trucco.

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Instituto Mises en español
Centro de pensamiento austriaco y libertario

Fundado en Madrid, 2011

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