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ASALFA – 15/04/05
Servicio de estimulación temprana-san Carlos Centro-(Santa Fe)
Curso de post-grado en intervención temprana. Fac. Bioq. UNL
Presentación
Esta presentación tiene por objetivo invitarlos a pensar una concepción de terapeuta
basada en el entrenamiento y habilidades para observar.Si bien haré reiteradas
consideraciones acerca de las tareas que se incluyen en las intervenciones tempranas,
este perfil de profesional puede ser pensado en otras prácticas en áreas de salud y
educación con la precaución de adecuar los instrumentos al marco teórico pertinente.
Introducción
¨Es tan extraordinaria la complejidad de todos los factores a tener en cuenta, que sólo
hay un modo de que nos resulten accesibles. Primero debemos elegir un punto de vista,
luego otro, y aplicarlos al material mientras produzcan resultados. “
Así es que expondré mis puntos de vista, los que hoy me dan buenos resultados y
satisfacen mis expectativas. No son los únicos puntos de vista de esta práctica y no
están exentos de revisiones y modificaciones radicales futuras. Aún en la Argentina de
hoy, las características geográficas y la desigual distribución económica condicionan las
opciones profesionales tanto en la capacitación como en las praxis específicas. Por ello
las intervenciones tempranas exigen un replanteo de practicidad para que el terapeuta
pueda diagnosticar con certeza y diseñar el tratamiento con sentido común a partir de la
cotidianeidad del niño y la familia insertado geográficamente en cualquier rincón de
nuestra Nación .De hecho que algunos profesionales radicados en zonas urbanas
capitales pueden valerse de expertos y muy completos equipos de diagnóstico y
supervisión. Aunque, es real que, muchas veces los centros de referencia colapsan por
discordia entre la demanda y los recursos humanos disponibles.
Ese es un extremo de la realidad de nuestros sistemas de salud y educación y si nos
ubicamos en el otro extremo, encontramos situaciones de carencias casi completas de
instituciones o de equipos profesionales con fines diagnósticos o consultivos. Esta es
una realidad para muchísimos profesionales alejados de grandes centros urbanos o si
bien están insertos administrativamente en ellos, aparecen reducidos a una base
operativa en un centro de salud, dispensario, casilla, etc. con una realidad poblacional
marginal que no accede a los centros antes mencionados.
Pero el compromiso con la práctica honesta exige la NO espera de soluciones por parte
del sistema. La construcción individual es un muy buen comienzo.
¨La primera y continua tarea de cualquier persona que se interese por el desarrollo del
niño, es aprender a observarlo y registrar esas observaciones de su conducta.¨
------------------------------------------------- Read Baker
Por este motivo, todo profesional interesado en el desarrollo infantil deberá aprender a
observar y registrar conductas como práctica de carácter continuo y con la convicción
del valor de la observación en sus dos aspectos: instrumento de diagnóstico y fuente de
recursos terapéuticos.
La formación profesional
Pero quede claro que este hacer no implica un apostolado, un acto solidario, una
vocación de servicio, ni poseer una atracción especial por los bebés o ser portador del
don de la paciencia.
Sí será requisito inminente la formación integral del recurso humano, esto es la propia
formación de quien va a acompañar al niño y su familia.
El fonoaudiólogo debe asumir con conciencia el desafío sabiendo que el primer año de
vida es un terreno absolutamente fértil y crucial para intervenir en beneficio de la
adecuación de las matrices de aprendizaje.
Será también una opción abocarse a una escuela teórica o estar abierto a distintas
propuestas.
Esa formación integral del profesional incluye dos constantes, una externa y la otra
interna, que deberemos trabajar en igualdad jerárquica.
Estas dos constantes, como una dualidad vital, constituyen el proceso de apropiación
por el cual se construye un terapeuta.
Desde otro lugar de análisis sobre el tema, vemos que los aportes de las investigaciones
de distintas disciplinas nos introducen, casi vertiginosamente, en conceptos cada vez
más detallistas y re-elaborados sobre el bebé, su desarrollo, sus interacciones.
Sabemos de su persona desde la vida intrauterina, y una vez más recordaré las palabras
de Wallon, escritas hace tanto tiempo y que rescato como siempre vigentes:
“el niño sólo sabe vivir su infancia; conocerla es asunto del adulto”.
Pero:
Los discípulos transitaban vías paralelas cuando el espíritu de los maestros había sido el
niño y su comunicación y el lenguaje normal y patológico.Agotado el extremo,
comenzamos a transitar un tiempo de respeto, donde si bien asumíamos una posición
teórica, podíamos escuchar al otro, respetarlo en su adopción teórica e incluso aceptar
sus aciertos. Pienso que ahora asistimos a un momento de apertura global. Apertura a
distintas escuelas teóricas, con conflictos pero sin culpas.Pero, estar abierto a variadas
teorías no nos libera de la opinión comprometida y la defensa de nuestras convicciones.
Entonces aprendemos el ejercicio de ensamblado de opiniones diversas. Podemos reunir
teorías procurando conciliarlas y con este modo de obrar nos inclinaremos sobre un
verdadero y respetable eclecticismo.Ahora bien, las actitudes teóricas nos conducen a
equivalentes actitudes de acción o terapéuticas.
Por lo general, por pertenecer al área de la salud, es casi inevitable que los padres
vengan con la idea de que nosotros HAREMOS ALGO por el problema de su hijo pero
también que HAREMOS ALGO CONCRETO SOBRE SU HIJO.
Ciertamente, los conocimientos teóricos – prácticos de los trastornos del desarrollo y de
la patología nos pertenecen; nos hemos formado para ello.Si esto lo sentimos como una
propiedad o pertenencia que hay que preservar, es probable que nuestro accionar sea
pedagógico, es decir creernos que conduciremos al niño hacia donde queremos y
seremos los propios hacedores de las tareas concretas.También, probablemente,
necesitemos ver con más frecuencia al niño y en tal caso los padres quedaran en la sala
de espera.Pero si los conocimientos, clínicos – terapéuticos, más allá de pertenecernos,
pueden ser transferidos a otros, a la totalidad de un sistema familiar y nuestra actitud la
de sugerir y supervisar, entonces nuestro accionar será sistémico.
Así preservaremos el rol educativo de los padres aún con el hijo distinto. Con esta
decisión es probable que se disminuya el número de sesiones y las mismas sean
compartidas con la familia
.
En la actitud pedagógica sólo daremos algunas pocas tareas y el resto lo haremos en
consultorio.En la actitud sistémica hablaremos sobre objetivos y expectativas de logros
y permitiremos a los papás la creatividad en tareas y recursos.
Otra premisa básica será plantearnos a quién recibimos.
Los papás pueden llegar con un síndrome o una incógnita.
A veces el momento y la forma de la entrega diagnóstica médica o de otros equipos de
atención temprana han sido tan fuertes que el niño ha quedado tapado, casi aplastado
por ese diagnóstico.
Pero también hoy, con cierta frecuencia, los papás traen un hijo con un diagnóstico claro
y preciso, con nombre y apellido y un expediente cargado con información internacional
sobre el problema, el tratamiento y el pronóstico, obtenido por búsquedas en Internet y
contactos con asociaciones de padres de hijos con determinado síndrome y en otro
extremo, la incógnita, la incertidumbre sobre de qué se trata esto que nos ha tocado.
La observación
De este modo incorporamos EL ENTRENAMIENTO PARA OBSERVAR como
aspecto fundamental, con estatus de axioma, en la formación del terapeuta y
aceptaremos que a observar se aprende por su propio ejercicio.
Aunque no sea privativo del hombre, por observación se aprende. Así es como los
etólogos nos aportan valiosísimos estudios al respecto y adoptamos muchos de ellos
resignificándolos en el estudio del comportamiento humano. Sabemos de actitudes
parentales en diversas especies, de sus organizaciones sociales, de calidades de
vínculos, de aprendizajes primarios y secundarios. Pero al transferir esa praxis etológica
nos preguntamos qué aprendemos cuando observamos a un bebé.
En intervención temprana, casi todo y si nos co-existimos, aprendemos los más variados
recursos terapéuticos.
Frente al niño podremos observar el TODO con sus partes y cada PARTE del todo.
La observación puede llevarnos al estudio de un aspecto parcial de una situación, o bien
a una estructuración más global de su funcionamiento. A pesar de todo, hay que intentar
siempre introducir algún tipo de dialéctica entre el aspecto parcial y el todo de la
situación, con el fin de poder llegar a establecer el sentido de cada elemento en el
conjunto. Pero, más allá del método que se emplee, el intento de estudio ha de tener
como objetivo final la realidad global.
.La observación es un objetivo que hay que conseguir o una aptitud que hay que
desarrollar: debemos aprender a observar, a desarrollar el sentido de la observación.
Suele ser muy frecuente que asociemos observar con ver. Pero también observamos
cuando decimos “huele a quemado”, “oigo pasos”; y también cuando observamos el
tono de los bebés a través de la postura –viendo- y a través del tacto palpándolo,
contactándolo, sintiéndolo.
Al observar a los niños averiguamos qué piensan, qué entienden y con qué disfrutan.
Irwin y Bushnell en su libro Observación del Niño hablan sobre las implicancias y
beneficios de observar diciendo que:
Observar es:
Por su parte Postic y De Ketele en el libro Observar Las Situaciones Educativas hacen
referencias a que la observación no es simplemente recolectar datos o imágenes.
Será fundamental poder establecer una red de significaciones de lo observado.
--- Heurística
--- medio para generar hipótesis o ideas (1)
--- Verificación
--- medio para responder preguntas específicas (2)
--- Descriptiva
--- proporciona un cuadro real de la conducta o suceso (3)
--- Formativa
--- contribuye a entender mejor la conducta de los niños (4)
--- Evaluativa
--- permite evaluar (5)
(1) Claro ejemplo de ello son los trabajos de Konrad Lorenz sobre la aceptación
instintiva, de un ave recién nacida, de cualquier objeto que se mueva como la madre
durante un breve período crítico inmediatamente después de nacer. Las observaciones
directas sobre el suceso natural lo llevan a formular las hipótesis sobre impronta.
Específicamente referidos a nuestro campo disciplinar, los trabajos del Dr. Quirós
relacionando postura con nivel atencional y las implicancias del cuerpo en los
aprendizajes humanos específicos.
(3) La función descriptiva, hace que la observación sea el recurso más natural en cuanto
a la posibilidad de aplicarlo en cualquier circunstancia y alejado de situaciones de
laboratorio. Todos hemos advertido las diferencias cualitativas en la observación de
conductas espontáneas respecto a las dirigidas. La observación directa mira a la
conducta que se produce libremente en el entorno natural, donde no hay nada artificial o
programado; por tanto puede generalizarse mejor que los resultados de una experiencia
de laboratorio dado que en lo real hay numerosos factores adicionales que intervienen e
influyen en la conducta.Esta función es incisiva sobre uno de los instrumentos, el
encuadre diádico.
(4) Basta con recordar los trabajos de nuestros lejanos maestros: Spitz, Piaget, Wallon,
Brazelton. Todos ellos partieron de observaciones y en su desmenuzar comportamientos
hoy nos formamos conceptualmente. El observador tiene una visión más penetrante no
sólo de los sentimientos y acciones del niño, sino también de su estilo de aprendizaje.
Al observar cómo actúa frente a los otros y respecto al material que se le presenta,
adquiere claves valiosas sobre cómo cada uno procesa la información para su propio
uso.
El objeto de observación
A un NIÑO
o Que es único, particular e irrepetible. (aunque sea gemelo). Hoy, los avances
científico / tecnológicos nos enfrentan cada vez más a situaciones de
nacimientos múltiples. No existe encuadre más natural que ese para reafirmar
esto de que cada niño es único, particular, e irrepetible, en su crecimiento, su
desarrollo, sus interacciones.
o Que es partícipe y su comportamiento está organizado. El niño no es pasivo; no
presta su persona al desarrollo. Es activo, participa voluntariamente de su propio
desarrollo en el interés de querer hacer y el comportamiento está tempranamente
organizado, es coherente y tiene sentido.
o Que pertenece a medios físicos y sociales determinados. Circunstancias que
incidirán positiva o negativamente. Basta con mencionar aquellos niños que
indemnes en sus aspectos neuro / cognitivos, presentan retardos, y a veces
trastornos del desarrollo, de causa ambiental, porque la maduración requiere del
ambiente para expresarse.
o Que siente y se expresa de diferentes maneras acorde a su edad. El placer y
displacer son emociones que desde siempre están y el niño las da a conocer.
Sucede que no lo hace mediante el sistema de señales del adulto, sino con
relación a su edad y posibilidades. El niño con discapacidad severa también
tiene algo para comunicar, como: estoy bien, o estoy mal, o quiero que me
hablen o que me cambien de posición.
La forma en que nos lo dice, no es su problema. Entenderlo, interpretarlo, es
tarea del interlocutor.
o Que no es solamente algo que empieza y termina en las fronteras de su cuerpo.
El niño es historia, es devenir. El niño posee historia y pre-historia vinculares.
La historia vincular con sus padres y la pre – historia de los vínculos de sus
padres con sus padres, de sus padres como hijos.
Resumiendo:
Como hemos visto los bebés establecen, en general, las primeras relaciones
emocionalmente significativas hacia el tercer trimestre del primer año.
Para ello precisamos, como es lógico, disponer de una figura parental capaz de
transmitirles su amor y su entrega incondicionales.El terapeuta en su intervención,
desde una praxis coherente, no puede hacerlo desde la fractura y a su vez frente a la
díada observa con objetivo diagnóstico estas estructuras vinculares básicas para la
construcción emocional.
Para ello resulta muy interesante valerse de los enfoques ecológico y etológico.
Al igual que los ecólogos, los etólogos utilizan el método de observación directa de la
conducta que se produce en el entorno natural. Podríamos decir que el enfoque
ecológico responde a la pregunta ¿Qué Hace?
Si decimos:
Juan gatea o Juan no rola, estoy utilizando enfoque ecológico pero si digo Juan disfruta
cuando gatea, estoy utilizando enfoque etológico porque “disfrutar” lo he leído en sus
gestos, en sus expresiones faciales.
Y cuando decimos:
Estamos utilizando una resultante de ambos enfoques. Porque miro el gateo como un
todo y porque veo la actitud de la mano y la pierna derecha en asimetría respecto con la
izquierda y sus expresiones faciales no me indican dificultad o esfuerzo.
Así dejamos por sentado un aspecto fundamental: la formación y entrenamiento para las
habilidades observacionales.
Porque el niño existe, vive su infancia; el adulto debe estudiarla para entenderla. A
observar se aprende; pero se aprende observando.
La sistematización de la observación puede efectivizarse mediante instrumentos guías
tanto en tareas de prevención como de asistencia.
Por ello será prolijo poder saber acerca del comportamiento del niño en todas sus
posturas, sus decúbitos, posiciones intermedias y pasajes pertinentes. Esta DINÁMICA
evita olvidos de informaciones significativas en toda evaluación.
En este aspecto deseo dejar en claro la forma de trabajo del equipo al cual pertenezco,
haciendo la salvedad que conocemos y aceptamos resultados excelentes obtenidos con
otros enfoques y prácticas referidas a este aspecto.Sistemáticamente evaluamos los dos
decúbitos, prono y supino con el fundamento de que cada uno de ellos encierra una
propia evolución desde la actitud asimétrica del recién nacido hasta la bipedestación.
Nos asumimos como estimuladores evolucionistas; ya Darwin sugirió que observando
el desarrollo del bebé se podía ver el desarrollo de las especies.En cuanto a las
posiciones intermedias son aquellas que no aparecen nunca como los hitos del
desarrollo motor pero resultan ser las que permiten las acciones reversibles, de ida y
vuelta o de ida y retorno a la posición inicial. Una posición intermedia permite, al
evaluar, decir si el niño se para o si lo paran, que se sienta o que lo sientan y con ello
puntuar con positivo un hito del desarrollo.Pero los bebés, en su desarrollo ponen sus
sellos personales, sus tiempos, sus ritmos, sus estilos y recordando a Brazelton
categorizamos, dentro del grupo de bebés sanos, a los promedios, los activos y los
tranquilos.
Luego un buen observador deberá logra un conocimiento exhaustivo del desarrollo
normal puesto que es el resumen de la evolución filogenética y la expresión
ontogenética ofreciendo el cuadro natural de saber qué observar.
Una forma para evitar que esto se torne en un dilema, es tener muy presente los
PRINCIPIOS DEL DESARROLLO.
¨Como pediatra, advertí muy pronto que sólo podía encaminar a los bebés hacia su
óptimo desarrollo si les daba a los padres la oportunidad de intervenir activamente.¨
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Berry Brazelton
- Contexto diádico
- Enfoques ecológico / etológico
- Dinámica
- Principios / Direcciones del desarrollo
- Alianza terapéutica
BIBLIOGRAFIA