E d i t o r i a l
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Nos Habla el Hermano Provincial...
“Los del Camino”
Hace algunos días, en el encuentro de Fraternida-
des Nazarenas, se nos dio la oportunidad de ver una
película que estuvo en cartelera en el mes de diciem-
bre del año pasado “La historia del nacimiento de
Jesús”, película que nos muestra sobre todo la vida
de María y José antes del nacimiento de Jesús, con
bastante fidelidad al Evangelio y con muchos símbolos
que nos permiten meternos en el gran misterio de la
encarnación a través de la imagen.
Entre los símbolos, hubo uno que me llamó mucho
la atención: el de los caminos. La película nos va
presentando tres caminos: el de José y María, a lomo
de burro, hasta llegar a Belén; el de los Magos, en
camellos, que emprenden el camino desde Oriente; el
de los romanos, a caballo y armados, demostrando el
poder y la destrucción. Daría para mucho hablar de
cada uno; yo quisiera compartir con ustedes la re-
flexión que me suscitó el camino emprendido por los
Magos o sabios de Oriente. En un momento, cuando
disciernen sobre el futuro, están al pie de una fuente
de agua que refleja las estrellas, los planetas y sus
movimientos y descubren que una determinada con-
junción de planetas y estrellas es el signo de que algo
muy importante está por acontecer, un Rey iba a
nacer, todo era cuestión de emprender el camino y
llegar al lugar el día que se diera el acontecimiento,
“se pusieron en camino y la estrella que habían visto
en Oriente, iba delante de ellos” nos dice Mateo.
Descubrieron en el reflejo del agua el signo de algo
por lo que valía la pena embarcarse y salir a buscarlo,
algo que les cambió el sentido de sus vidas, salen de
su seguridad para seguir una estrella. La película nos
va mostrando, en la dinámica de los tres caminos, lo
que significó para los Magos el seguir una estrella
caminando a través del desierto, de lugares escarpa-
Abril 2007 - Nº 126
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(He. 18,25)
Hno. Edgardo
Bruzzoni
dos y de ciudades, de peligros y de ganas de abandonar
el camino, teniendo en la mente lo que habían
descubierto a través de un reflejo en el agua.
Preciosa imagen de nuestro caminar cotidiano y
del proceso de nuestra fe en el Señor Resucitado.
También los apóstoles, como leíamos estos días en el
Evangelio, van encontrando “signos” (el sepulcro
vacío, las vendas, el sudario…) que les muestran que
Jesús ha Resucitado y que los mueven a anunciarlo y
comunicarlo con entrega, amor y pasión porque ha-
bían descubierto nuevamente a Jesús. “La resurrec-
ción de Cristo es una experiencia tan sorprendente e
irresistible…”, nos dice el Hno. Lino en su saludo
pascual, que todos han tenido que poner de sí mismos,
luego de haber visto, para creer, seguirlo y anunciar-
lo: “vieron y creyeron”.
“Vivimos como nómadas, en la inseguridad del
camino, del proceso. Pero no perdemos la fe en la
vida. El mundo está empapado de mal, pero también
bañado de bien. Hay mucho don en cada uno de
nosotros, mucha capacidad de gratuidad, de recibir y
de dar…” afirma García Forcada en su artículo “Esco-
ger la Vida”.
Como los magos, vemos signos como reflejos en el
agua, que nos muestran al Resucitado pero que nos
invitan a caminar, a salir de nuestra seguridad y
emprender el camino, a embarcarnos en aquello que
vale la pena.
Que nos dejemos sorprender y admirar por los
signos de la presencia del Resucitado, confiemos en El
y lo sigamos como los primeros cristianos, con la
esperanza, el amor y la fuerza con que lo siguió
también el Hno. Gabriel.
¡FELICES PASCUAS DE RESURRECCIÓN!
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