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.- Venerable – dijo el joven un día, al amanecer, mientras salían de la Posada – ¿no se cansa tu
amigo de que la gente malinterprete sus palabras?..
.- Hace tiempo que nuestro amigo – dijo el anciano con lentitud – después de ser bendecido con el
inmerecido honor y responsabilidad de la iluminación, tuvo que escoger entre mostrarse como un
maestro erudito, fundando una escuela y rodeándose de discípulos orbitando a su alrededor, o
ser sencillamente como una vela, difundiendo luz para iluminar la noche obscura del viajero que
pudiera necesitarlo…
.- Pero dime, venerable – insistió el joven - ¿no se cansa él de la incomprensión que a veces la
gente demuestra?..
.- Oh, sí – respondió el anciano con un gran suspiro – a menudo se entristece por ello…
.- Se enoja y dirige sus quejas al Amigo – dijo el anciano, con una leve sonrisa – pero después toma
consciencia de la tristeza que subyace a la ira y, finalmente, acepta el dolor que a veces su función
implica…
.- Iluminar, venerable…
.- ¿Y cómo lo hace?..
.- De manera, amigo mío, que la vela difunde una luz que no le es propia y ni siquiera decide
cuándo o dónde hacerlo, ¿verdad?..
.- En función de ello, dime, joven y sabio amigo, ¿para qué existe entonces la vela?..
.- Para cumplir con su función, que consiste en ser encendida y difundir una luz que no le
pertenece, en un lugar y tiempo que no dependen de su decisión, a personas que no conoce,
venerable…
.- Excelente, amigo mío – exclamó el anciano, mirando con ojos sonrientes al joven – Y dime aun,
¿será tal vez parte de su función ser ella misma iluminada?..
.- Sólo en parte, venerable – respondió el joven pensativo – ya que, al estar el pabilo en el centro
de la luz, una parte de la vela permanece en la obscuridad mientras el resto de ella se derrite,
cumpliendo su función…
.- Desde ese punto de vista, dime, ¿podríamos decir, tal vez, que iluminar constituye un sacrificio
para la vela?..
El joven asintió mirando al anciano con ojos muy abiertos y mirada sorprendida…
.- Dime todavía, amigo mío, ¿decide la vela a quienes iluminar y a quienes no?..
.- No, venerable, su luz difunde en todas direcciones e ilumina a todos sin distinción…
.- ¿Y se preocupa la vela de lo que cada uno de nosotros hace con la luz que ella difunde?..
.- No, venerable – respondió el joven mirándolo con ojos suspicaces y sonrientes – ella
simplemente difunde la luz necesaria para que cada uno haga con ella lo que decida…
.- De manera, amigo mío, que la vela difunde una luz que no le pertenece, cuando y donde no
decide, a personas que no elige ni conoce, sin decidir qué uso le darán, permaneciendo ella misma
en la obscuridad central de la llama y derritiéndose al cumplir su función – dijo lentamente el
anciano, mientras el humo blanco escapaba de su pipa - ¿dirías tú que se enorgullece o reniega
ella de su función?..
.- Ni una cosa ni la otra, venerable – respondió finalmente el joven sorprendido – la vela es sólo un
instrumento de la mano que enciende la llama…
El anciano asintió con un leve movimiento de la cabeza, mirando con ojos sonrientes al joven, que
permanecía con la mirada perdida en el horizonte…
.- Creo, venerable, que la función que tu amigo cumple es un poco ingrata y, a la vez, se encuentra
poco valorada por nosotros. ¿No ha pensado él alguna vez en renunciar a esa función?..
.- Ven – dijo entonces el anciano, exhalando un intenso humo blanco – retomemos el Antiguo
Sendero, iluminados por la luz que nuestro amigo, como tantos otros, difunde para que podamos
ver, en nuestra obscura noche, un poco del camino y no perdernos así, confundidos por las
sombras que acechan en los recodos y encrucijadas…
.- Incluso, venerable, si hacemos mal uso de esa luz, algo de ella en nosotros quedará como
residuo fértil, ¿verdad?..
.- Nadie podría decirlo con palabras más certeras – exclamó el anciano, con ojos sonrientes…
El día avanzaba sobre el Gran Lago y las Montañas Nubladas, mientras el joven y el anciano se
adentraban en el Antiguo Sendero, fumando sus pipas, y el sol iluminaba el camino, difundiendo
su luz sobre todos los seres y en todas las direcciones…
Anónimo