Se presenta el dilema si la ética está llamada a incorporarse en la dimensión profesional o por el contrario son las profesiones con sus respectivas disciplinas las que aceptan involucrarse en el mundo de la ética y la moral. Dicho dilema tiene un talante en ocasiones político, comercial y sobre todo posee un claro sentido de costo beneficio en el mundo de las competencias laborales. No está la ética ajena a los vaivenes sociales de las disciplinas; a su vez las disciplinas deben responder a un mundo cada vez más cosmopolita y neoliberal. La profesión y su sentido profesionalista ¿Tiene sentido hablar de códigos de ética para cada profesión? ¿Es suficiente con educar cívicamente al neo-profesional y el por qué o para qué del código ético aplicado perdería su función? ¿Habría diferencia ética en una falta cometida por un médico, por un ingeniero, por un abogado, por un zapatero o, panadero? ¿En qué consiste la rigurosidad del código ético aplicado? ¿Por qué no se habla de código Moral para las profesiones? ¿Se educa en la ética y se castiga en lo social? ¿Es suficiente con entronizar el manual ético en cada profesión y convertirlo en listado o recetario de normas? ¿Pierde la ética profesional su función cuando se mecaniza la norma? ¿La ética de las profesiones se convirtió en un listado de negaciones? ¿Podemos hacer de la ética en las profesiones algo viable, siempre y cuando la moral no se haga relativa? ¿Cómo convivir profesionalmente sin un código de ética estricto y vigente? ¿Tiene la ética el poder de exponerse ante los paradigmas tecnológicos de las disciplinas? ¿Se convierte la ética en una tabla de salvación para las respectivas revisiones de ISO? ¿Es connatural al ser humano el perfil ético-moral? ¿Es connatural al ser humano el ser técnico, tecnológico, profesional o científico? ¿A cada falta cometida profesionalmente, le nació un corte ético-legal? ¿La ética es condición vital para la sobrevivencia de las profesiones? El mundo de las profesiones y sus vicisitudes laborales El ser humano indeterminó su conducta natural cuando le entregó el poder de su conciencia al conocimiento disciplinar, cuando intentó robotizar su comportamiento, cuando probó reducir su existencia a la lógica de a + b = c. De tal modo las profesiones tuvieron que dirigir su mirada de nuevo a los parámetros de la ética, la moral, la dignidad y los valores; para sobrevivir al maremágnum creado por el mismo ser humano en su ansia de poder y querer explicar y sustentarlo todo únicamente por comprobaciones pragmáticas. La ética se hizo un fenómeno viral en las profesiones Se puso de moda hablar de ética en muchos ámbitos y las profesiones no podían ser la excepción, ella se convirtió en la bisagra para muchas injerencias de carácter legal, social, político, cultural, académico, comercial e institucional. Se convirtió así la ética en juez de lo que es debido, de lo que debería ser y de lo correcto. De tal modo ha sido utilizada de manera funcional y positivista, perdiendo su ser y deber ser y, sirviendo al mejor postor. La ética no puede perder su carácter universalista, su esencia por antonomasia de regir el critérium del ser humano no solamente en su calidad de ser profesional, sino como ser trascendente. Determinaciones ¿La ética para servir al hombre o el hombre al servicio de la ética? ¿la ley al servicio de lo humano o el hombre lacayo ante la ley? ¿El hombre sujeto a las disciplinas o la disciplina al servicio del ser humano? La ética se determina como un espacio vital de libertad en el cual el ser humano a través de la ciencia, el conocimiento y su hacer puede comprender su función humano-profesional. La ética podría convertirse en la medida del ser humano y la moral en la proyección de su conducta.