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Razón y consecuencia: reflexión sobre el ser ético y moral

A través del tiempo, se ha probado que uno de los principales motivos por los
que los seres humanos nos diferenciamos de los animales es por la capacidad de
razonar, pero ¿todas las personas razonamos de la misma manera? Este
interrogante puede dar pie a varias opiniones, pero para empezar daremos
algunas definiciones del concepto razón dadas por la Real Academia Española:
Razón
Del lat. ratio, -ōnis.
1. f. Facultad de discurrir.
2. f. Acto de discurrir el entendimiento.
3. f. Palabras o frases con que se expresa el discurso.
4. f. Argumento o demostración que se aduce en apoyo de algo.
5. f. motivo (‖ causa).
6. f. Orden y método en algo.

Podemos observar que todas apuntan a esta capacidad de pensar y reflexionar sobre todo
lo que hacemos, además de ser también sinónimo de argumento o el porqué de nuestros
actos; significados que evidentemente están relacionados. Esta razón, nos da ese plus de
no responder a las situaciones de manera automática, como lo hacen los animales, sino
de examinar todas las posibles reacciones que podemos tomar y escoger la que creamos
más conveniente.
El punto al que quiero llegar es que a pesar de la consciencia con la que cuenta el ser
humano, no deja de hacer cosas por el simple hecho de que estas violenten a los demás.
La ética, como normativa individual de cada persona, se ve reflejada en lo que hacemos
día a día en todos nuestros entornos. Nuestros comportamientos, que a su vez se ven
juzgados por la moral que propone alguna cultura en específico, son lo que nos definen
como personas éticas.
Personas que han dedicado gran parte de su vida al estudio del comportamiento de los
hombres, han llegado a conclusiones cotidianas, como que los valores son lo más
importante en la educación, que debemos hacer el bien sin mirar a quién, que no hagamos
a otros lo que no queremos que nos hagan a nosotros mismos, etc. Enseñanzas que
nuestros padres, abuelos, maestros y personas del común, predican, pero en su ser
individual jamás reflexionan o aplican; sin pensar que con esto, lo único que logran
enseñar a los niños y jóvenes en proceso de formación es que lo importante es decir cosas
que nos hagan quedar bien, aunque no lo demostremos en nuestro quehacer diario.
Estos aspectos, tan comunes, pero no por esto dejan de ser graves, pasan de generación
en generación, pues el ejemplo es el más grande educador.
Un factor determinante en esto de ser éticos o morales, es que inevitablemente lo somos,
ya sea para bien o para mal, pero en la construcción de nuestro carácter que se afianza
con el tiempo, basándose en nuestras decisiones y preceptos, vamos acogiendo creencias
y costumbres que caracterizan nuestro valor ético.

Citando a la profesora Adela Cortina, se puede dar cuenta de la moral tanto en su forma
estructural como en su contenido. Deja en claro que todos tenemos una estructura moral
que se manifiesta de la siguiente manera:
Decisiones – argumentos o motivos que sustenten estas decisiones – hacernos
responsables de las consecuencias que estas puedan traer.
Y a su vez un lenguaje moral (contenido) que adoptamos según la cultura, el lugar, las
personas que nos rodean; pues estas afectan directamente nuestra visión de mundo, de lo
que está bien y lo que está mal.
Es usual ver que los seres humanos también somos naturalmente astutos en cuanto a
supervivencia se trata, y si creemos que para sobrevivir necesitamos del otro,
intentaremos preservar tanto nuestra vida como la de este, pero más que por el aprecio
que podemos tenerle a este ser, será por lo que puede brindarnos.
Podemos ver este ejemplo de manera muy marcada en las relaciones de pareja de hoy en
día, donde el apego es lo que más las retiene, pues el imaginarse sin todo el cariño, apoyo
o bienestar que su pareja le brinda y al que ya están acostumbrados, permiten muchas
cosas al otro, que de manera inconsciente les hace mal. Este es un comportamiento egoísta
del ser humano, que evidencia lo individualista que se está volviendo la socieda d en la
que vivimos, que va dejando de lado todos los valores en los que creíamos hace no mucho
tiempo.
En mi opinión y para concluir, creo que es difícil lidiar con este problema en la sociedad
actual, pues la globalización, los medios, y muchos otros factores, van a seguir con la
tónica que llevan hoy en día, una vida de consumo, de individualismo, de ganar sin
importar qué, acabando con la esperanza de unos cuantos de vivir en un mejor lugar y
forjar un mejor futuro.

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