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LA INGENIERIA EN EL ANTIGUO PERU

El viejo Perú ocupa todo el tiempo denominado precolombino en América del Sur, desde
la llegada del hombre, hasta la conquista española en el siglo XVI de nuestra era.
En el viejo Perú se desconocieron cosas ignoraron conocimientos básicos que otras
civilizaciones, la escritura, las operaciones matemáticas simples, la rueda, los conceptos
elementales de la mecánica, tampoco conocieron los instrumentos para nivelar, delinear y
medir. El mundo andino tampoco dispuso de la energía de bestias poderosas el caballo y el
buey llegaron a América con los conquistadores, el poblador andino dependió por completo
del trabajo y la energía humanos para crear su mundo artificial. La transformación andina
se hizo siempre. El Estado Inca fue posible por la tributación extraída de ese trabajo.
¿Se lograron bienestar, paz y felicidad para todos? Mi impresión es que no. Además, no se
trata de una excepción: ocurrió así en todas las civilizaciones antiguas, crueldad, la
esclavitud y el despilfarro, se lograron importantes valores comunitarios. La civilización
andina existió, llegó a formar un Estado y fue, en cualquier contexto, notable, no se la
puede comparar con las civilizaciones la sumeria, la egipcia, la india o la china, usaron
técnicas y conocimientos científicos básicos. ¿Con cuál se la puede comparar, quizá con
las americanas, con la maya y la azteca, fueron coetáneas, autóctonas, sin influencias
externas y sin intercambio, la azteca y la andina fueron civilizaciones similares, mayas los
“científicos” de América adoradores del tiempo fueron grandes urbanizadores:
construyeron multitud de asentamientos o ciudades, inventaron el cero y el valor posicional
del número, dominaron la astronomía y el calendario y dibujaron en hojas de plantas
figuras o religiosidad poderosa y totalizadora pueblos guerreros en constantes conflicto.
Esta civilización se desarrolló en un territorio relativamente reducido el inca fue veinte
veces más grande.
A diferencia del azteca, el proceso civilizador andino debió enfrentar un territorio de gran
complejidad tierras agrícolas naturales y escasez de agua, enormes barreras de montañas,
desiertos, terrenos abruptos y desérticos, una gran variedad de fauna y flora, estos eran
extensión y estaban aislados.
En ese contexto, el poblador andino construyó una estructura física y económica al fin y al
cabo de características singulares.
La religiosidad, fue compleja inconsistente y desordenada: se adoraron animales, astros,
objetos y fenómenos naturales gobernantes momificados mítico y antropomórfico
Viracocha, Jesús de Nazareth.
El arte y la artesanía incas fueron más atrasados que los de sus antecesores (los paracas,
los nazca o los mochica), el éxito del asentamiento andino definitivo, inca se explica por
su ingeniería, lograr la existencia organizada de instituciones y sistemas y para alcanzar el
bienestar y la prosperidad y quizá hasta la paz de las personas y de la sociedad.
Las civilizaciones maya y azteca, sobre todo la primera, y la moche en el viejo Perú, giran
alrededor de la espiritualidad, la religiosidad y el sacerdote, la inca lo hace alrededor de la
materia, la ingeniería y el poder político.
Se ha investigado y escrito poco acerca de las técnicas de la ingeniería en el antiguo mundo
andino y nada acerca de su ingeniería. La construcción de piedra, la disposición urbana y
la casi irrelevante genealogía.
Además, los “científicos” que visitaron el Perú en los siglos XVIII y XIX alemanes,
italianos, francés, británicos y estadunidenses adolecieron de falta de visión o de cultura
ingenieril y solo hallaron restos arqueológicos y lo mismo ocurrió con nuestros propios
investigadores antropológicos, arqueológicos, arquitectónicos e históricos.
La ingeniería en desarrollo del viejo Perú, aunque no reconocida, existió. Influyó sustantiva
y positivamente en nuestro remoto pasado.
La ingeniería, lo sostengo, hizo posible esa consolidación de un pasado exitoso.
El dominio de la agricultura serrana y la integración de todo el mundo andino (costa y
sierra), fueron logrados, sobre todo por los incas, a partir de una política creativa y
planificadora y de una ingeniería, muy sofisticada. Y lo hizo diseñando y construyendo
obras públicas andenes, acueductos y canales aprovechando todos los recursos hídricos
compuesto por caminos principales interconectados con otros menores, correos, recuas de
llamas y guerreros.
Es trágico que el conquistador haya destruido las bases del desarrollo logrado por el mundo
andino y convirtiera una economía eminentemente agrícola en una minera, y el Perú perdió
para siempre su médula: la sierra como territorio agrícola y el valor, tenacidad y aporte de
sus habitantes. Más aún: la consecuencia para el desarrollo peruano del traslado del centro
de poder de la sierra a la costa, del centralismo de Lima y del creciente abandono y hasta
despoblamiento de la sierra.
La ingeniería nunca se da en el vacío, nunca se queda en la abstracción, ni busca respuestas
a preguntas acerca del comportamiento de la naturaleza. La ingeniería debe resolver
problemas, necesidades deben ser integralmente satisfactorias.
Con este texto no se pretende resucitar el pasado, sino encontrar nuestras raíces y ver si
ellas pueden aportar a nuestro futuro; civilización, desarrollo, integración y solidaridad,
justicia instituciones independientes y fuertes, obediencia a leyes apropiadas y, reconquista
de la sierra y animación de sus valores ancestrales.
La geografía
El Tahuantinsuyo, o los cuatro suyos que conformaron el “Imperio” inca. En el Occidente,
el territorio se levanta casi verticalmente hasta las cadenas de montañas más altas del
mundo después de las del Himalaya, en el Oriente, el territorio desciende de manera
gradual a los verdores tropicales y lujuriosos de la selva amazónica.
Ocupó y controló de esa manera, aunque solo por menos de un siglo, un territorio bastante
más grande que aquel del que dispusieron sus contemporáneos, la China de los Ming y el
Imperio Otomano. Un territorio geofísicamente y dominado gigantesca arruga terrestre que
es la Cordillera de los Andes, compuesta por grandes cadenas de montañas. Un territorio
caracterizado por su diversidad climática y ecológica y Bonovia.
Civilización intervienen muchísimos factores que, de una forma u otra, son los
responsables de su desarrollo y marcan su destino. Entre los más importantes, está el marco
geográfico, no es determinante, pero juega un papel fundamental.
Geografía del territorio andino características más saltantes con las que tuvo que
enfrentarse el antiguo peruano. La costa: una angosta franja de tierra desértica atravesada
por cincuenta y seis ríos, que fluyen desde las montañas nutridos por las lluvias y por el
deshielo veraniego de los glaciares y crean los angostos valles naturales costeros.
En esta zona del continente sudamericano el mar Pacífico está invadido por la helada
corriente marítima antártica de Humboldt.
Además, la corriente, al enfriar las aguas y proveerlas de incalculable riqueza proteínica,
otorga al mar peruano una de las más ricas faunas y floras del planeta.
La importante cuenca del Titicaca, a la que se adjudica la ubicación del origen de la
civilización andina más avanzada, es un enorme territorio de 250 mil Km.
La selva amazónica que inicia en el declive de los Andes, es una inmensa planicie que,
aunque aparentemente abundante, feraz y copiosa de frutos, tiene apenas una delgada capa
de tierra fértil razón por la cual es ecológicamente muy delicada y vulnerable.
Mientras las otras grandes culturas universales las ubicadas en Sumeria, Egipto e Indo o
los mayas y los aztecas, se desarrollaron en lugares, donde el clima y otras condiciones
ecológicas son más o menos uniformes y estables, llegando en algunos casos a ser
ubérrimas, el poblador andino debió crear aquí en los Andes, una naturaleza hostil, una de
las civilizaciones originales e importantes del mundo antiguo. Afirma Bonavía:
Es en este territorio tan variado y difícil, sin duda uno de los más complicados del mundo
el aborigen andino, creó una civilización admirable, representa un grandioso ejemplo de la
voluntad del hombre. Aquí se juntan geografía e historia en un binomio único e
incomparable.
Además, con frecuencia aparece. El Niño, un fenómeno meteorológico, con impacto
universal que se manifiesta con aumentos aleatorios y sustanciales de la temperatura de las
aguas del Pacífico norte. Lluvias intensas, en la costa norte peruana y en la sierra
occidental, así como largas sequías en la sierra sur, son las consecuencias más relevantes
de este fenómeno.
En la costa norte, las lluvias de magnitud tropical, multiplican varias veces los caudales
usuales de los ríos, que humedecen intensamente la tierra de las empinadas laderas,
aumentan la magnitud y la cantidad de los siempre presentes deslizamientos del suelo
huaicos, que sepultan bajo el lodo y las piedras todo lo que encuentran a su paso.

El Habitante
La civilización andina fue, desde algún momento muy antiguo, autóctona y que estuvo
prácticamente desconectada del resto del mundo.
Se han formulado tres teorías respecto de posibles orígenes extranjeros. Una dice que los
primeros habitantes de estas tierras llegaron del Asia usando el cruce caminero por el norte,
estrecho marítimo de Bering un puente de tierra del último periodo glacial. La segunda
afirma que vinieron por el Pacífico desde la Polinesia, directamente a la costa peruana. Y
la tercera sostiene que proceden del Oriente cercano, de Mesopotamia en especial, y que
para llegar a nuestras tierras usaron una larga ruta que recorre el norte del África, navega
el Atlántico y llega al área andina después de atravesar la selva amazónica.
De estas, parece no haber duda alguna respecto del cruce por Bering, al punto que esta
teoría es aceptada como el origen del habitante andino, costeño y serrano, y aun del
selvático , sin embargo, un problema que puede restar veracidad a la teoría del origen
único: los habitantes nórdicos, presentaban características muy distintas de las del ser
humano de los asentamiento andinos, relativas al idioma, el temperamento, los rasgos
faciales, el color de piel e incluso la conformación anatómica (estatura, por ejemplo).
Los nómadas avanzaban, porque nada los urgía.
Dos razones los impulsaban a movilizarse: el agotamiento de recursos, porque fueron muy
destructivos de la flora y la fauna, y la necesidades de satisfacer necesidades insatisfechas
u otras recién descubiertas.
Quechuas y aimaras han sufrido importantes transformaciones físicas, cuyo origen es la
adaptación a la vida en alturas considerables. En sus orígenes, e incluso durante la opresión
del Incanato, eran seres solidarios, habitantes de comunidades pequeñas, casi tribus de
agricultores. Más tarde, los conquistadores los sometieron a la “esclavitud” los forzaron a
trabajar en las minas o como sirvientes domésticos.

El Trabajo
El trabajo, la energía humana aplicada a la producción de alimentos y cosas, es esencial
para la supervivencia de una sociedad.
En el mundo andino la energía estaba escasamente desarrollada. Dominaban el fuego, pero
no existían bestias poderosas los camélidos peruanos, los auquénidos domesticables, son
animales pequeños y delicados, y no sabían controlar la energía del agua y del viento. Por
ello en ese mundo la energía necesaria provino del trabajo humano.
En el viejo Perú, el trabajo era la única fuente de riqueza de las personas. Y por ser la
andina una sociedad predominantemente agrícola, el trabajo estaba ligado a la tierra.
Es indudable entonces que desde los primeros asentamientos organizados, e
inevitablemente jerarquizados, era necesario planificar, dirigir y controlar el trabajo. Los
incas hicieron estas tareas admirablemente.
La base y núcleo de la organización social del Tahuantinsuyo era el ayllu, “familia de
familias” o “comunidad”. El ayllu fue, en efecto una institución social, económica, política
y religiosa que surgió en la era preincaica.
Espinoza sostiene que en el Tahuantinsuyo convivieron, sobre el tejido social de los ayllus,
varias formas de trabajo. Una de ellas es la mita, el tributo que servía al dios Sol y al Estado.
Otra, la minga, que servía al ayllu, y que es invocada y respetada hasta hoy día
Para ejecutar las edificaciones en los barrios informales de las áreas urbanas de las
ciudades costeñas compuestas mayoritariamente por poblaciones de origen serano. Una
tercera forma de trabajo era el Ayni, que consistía en el trueque de trabajo entre los ayllus.
En suma y al margen de los “primores”, el mundo artificial andino se construyó con mucho
esfuerzo humano y con el “sudor del rostro” de cada uno de sus habitantes.
El impacto de la abundancia de trabajadores en la ingeniería era considerable. Por un lado,
como ya se ha dicho, su escaso costo desincentivaba la creatividad para la innovación de
herramientas eficientes. Pero, por otro, incentivaba la fabricación de cosas que no eran
necesarias sino lujos y cuya elaboración demandaba un tiempo considerable.

LA TRANSMISION Y CONSERVACION DE IDEAS


La abstracción es la competencia de la mente para crear ideas. Las abstracciones solo se
vuelven significativas en una sociedad cuando son expresadas en lenguajes hablados,
escritos o dibujados.
La abstracción nutre así a la innovación destinada a la fabricación de cosas nuevas, debe
apreciarse que la innovación es muy distinta del “descubrimiento”.
Así, en el mundo inca se innovaron el sistema agrícola y el sistema vial, y también cosas
más simples como las características de la construcción de los edificios públicos.
La innovación es un componente esencial de la evolución tecnológica y como
consecuencia, tiene una importancia crucial para el progreso y el bienestar de una sociedad.
Las construcciones demuestran el dominio de la abstracción. Es indudable, que en el
momento de la llegada de los españoles el Tahuantinsuyo estaba ubicado en el derrotero
del progreso, aunque este fuera lento. Ese derrotero fue interrumpido por la conquista.
La conquista española interrumpió un proceso civilizador con un futuro incierto pero sin
duda promisorio.
Como es obvio alguna persona, tuvo que imaginarse las obras iniciales de Chavín de
Huantar antes de que esa enorme construcción existiera. Parecida cosa ocurre con
Tiahuanaco o la ciudad de Chan Chan. ¿A quién se le ocurrió, por ejemplo, encajar piedra
con piedra sin espacio alguno entre ellas? ¿Quién imagino el biselado perimetral de las
piedras para formar un almohadillado que refleja la luz y crea claroscuros fascinantes?
¿Quién imagino el bronce? ¿A quién se le ocurrió la terracería para que la agricultura
pudiese dominar la verticalidad del territorio? ¿Quién planifico Chan Chan? ¿Quién
invento el puente colgante?
Esa persona en cada caso debió de ser capaz de comunicar y tener medios para transmitir
su idea a la sociedad, específicamente a los que habrían de materializarla.
Creada y concretada la idea, la propagación de la cosa no podía ser lograda solo a través
de la transmisión oral. Tampoco la escritura fue, ciertamente, un medio de transmisión: la
escritura convencional no existió en el viejo Perú, como no existieron los esquemas o
planos.
¿Eran maquetas? Existen piezas cerámicas, mochicas e incas, que parecen maquetas.
Sostiene algún cronista que Pachacútec exigió a todas las provincias que le presentaran
“maquetas” de sus pueblos confeccionadas en barro o piedra.
La arqueología no se pregunta por estos temas y, consecuentemente, están lejos de
esclarecerlos. Sin embargo la ingeniería no puede dudar de la existencia de la creatividad
y de las competencias para la transmisión, materialización y permanencia de cosas que
fueron originalmente ideas.
Se ha especulado mucho acerca de la ausencia de la rueda y del eje (elemento este último
esencial para aquella pudiese ser usada como artefacto mecánico). Esta ausencia ha sido
utilizada para “demostrar” el inmenso atraso inca cuando su tecnología se compara con la
del mundo europeo del cual provenían sus conquistadores.
No existió la rueda ¿No existía la idea de la rueda? Quizá como sostienen Rostworowki y
Agurto, esta idea, aunque existiera, era inútil. ¿Para qué usar la rueda si ella no tiene, en
una geografía de quebradas, superficies rugosas y pendientes severas, donde y como rodar?
Por otro lado para comenzar a comprender el sistema de notación inca es indispensable ciar
el quipu y el tocapu como los instrumentos o medios que fijaban o resolvían de “alguna
manera” ciertamente no identificada el problema de la transmisión, fijación y acumulación
de información, la gran mayoría, si no toda, de carácter numérico.
No puede haber duda de que el hombre del Perú antiguo conocía los números elementales,
sabia contar y sumar, y quizá hasta restar. Pero lamentablemente no existía un idioma
matemático
El quipu de acuerdo con macera, “el elemento matriz de la cultura inca” consiste en una
larga cuerda principal de la cual cuelgan cuarenta y ocho cuerdas más cortas o secundarias,
de diferentes colores, anudadas a la principal. Se sostiene que los nudos representaban
unidades, decenas y centena, y las distancias entre los nudos y sus colores los diferentes
del gobierno central o de los locales, como tierra, producción, tributos y batallas.
En síntesis se puede afirmar que el quipu fue, el mejor de los casos, un sistema de
contabilidad muy limitado, quizá solo útil para fines tributarios, pero con escaso valor
estadístico.
Los tocapus se tratan de textiles con bordados o paños con bordados entretejidos de forma
casi cuadrada.
Suponen los investigadores que ellos representan una iconografía estandarizada que
transmite mensajes. El estudio del significado encerrado en los tocapus esa en ciernes.
La región andina hizo posible una adecuada supervivencia y produjo civilizaciones
avanzadas porque a lo largo de milenios su gente desarrolló la agricultura, las tecnologías
y los sistemas sociales adaptados a la ecología.
En los altos Andes, la vida, la subsistencia, dependía de la concurrencia de la agricultura y
el pastoreo.
Parte del tema es la domesticación de especies vegetales y animales. En los Andes altos
ella fue extraordinariamente compleja. El logro de la habitabilidad solo se alcanzó con
especies muy robustas y la incorporación, mediante agua controlada y en algunos bordes,
el poblador alto andino vivió siempre al borde, el poblador alto andino de la hambruna.
Los etnógrafos y los etnohistoriadores documentos una estrategia persistente de los
serranos para subsistir cuando ocurrían las severas sequías y asegurar siempre los
productos complementarios mediante invasiones transitorias, la colonización de áreas que
requerían con ese propósito o el trueque de productos con los pobladores de ellas.
La búsqueda de productos condujo a los pobladores andinos, sin duda desde los más
antiguos asentamientos, a crear vínculos muy fuertes con las zonas costeras: la zona del
Titicaca con el valle de Moquegua, la sierra de Ayacucho con la comarca Nazca, el Callejón
de Huaylas con los valles de los ríos Santa y Casma, y Cajamarca con el valle del río
Jequetepeque y los valles norteños ocupados por los mochica. El Cusco debió mirar
siempre con mucha codicia el valle del río Vilcanota y la ceja de selva accesible a través
del torrentoso río Urubamba.

LA HISTORIA
El inicio
Veinte milenios atrás, los Andes eran muy distintos de lo que son ahora. Las montañas
estaban fuertemente glaseadas, el nivel del mar se ubicaba cien metros más abajo que el
actual y la Cordillera de los Andes, aun en sus zonas ecuatoriales y orientales, era
totalmente árida.
Luego hace quince milenios, comenzó un proceso de calentamiento, se derritieron los
enormes mantos de nieve que llegaban hasta el centro de los Estados Unidos, los mares
subieron de nivel, comenzó el verdor y muchas especies animales y vegetales se
extinguieron y aparecieron otras, hace unos doce o trece milenios, los nómadas, como ya
se indicó, vinieron del Asia cruzando el puente der Bering, iniciaron su despliegue por
Norteamérica, Centroamérica y el área andina de Sudamérica y llegaron a la Tierra del
Fuego el extremo sur del continente.
En el Perú, la caza y la recolección de alimentos, que proveyeron durante miles de años la
energía alimenticia para la supervivencia nomádica humana, dieron paso, a los primeros
asentamientos permanentes. Se trataba de aldeas de tejedores que Vivian de la incipiente
horticultura. En la sierra se dedicaban, además, a la domesticación de animales, y en la
costa, a la pesca.
Todos estos procesos civilizadores, esencialmente de desarrollo de lo humano en lo
individual y lo gregario a la vez, forman parte de la transición hacia lo que se conoce como
la “revolución neolítica”
Cuando se alcanza la madurez para dar el salto “revolucionario” al Neolítico y salir del
periodo Paleolítico, en las áreas donde el hombre logra que esto ocurra se descubren cosas
y se aceleran la creatividad y la innovación tecnológicas.

Las armas y herramientas comenzaron a ser provistas de varas y mangos de madera, caña
o hueso atados con cuerdas de pellejos de animales. Se inició la fabricación de vasijas de
barro que servían para el almacenaje general y el transporte de líquidos. Se generó
artificialmente el fuego y se incrementaron sus aplicaciones, de manera que se convirtió en
una fuente confiable de energía paras ahuyentar depredadores, cocinar y fundir metales.
En la horticultura, y luego en la agricultura, se apreció el valor de algunos cultivos,
algodón, maíz y papa. Con ello se incrementó sustancialmente la producción de alimentos,
y la población creció.
Se consolidó el desarrollo de las artesanías básicas: la muy antigua del tejido y la más
nueva de la cerámica. Apareció la edificación comunitaria: la arquitectura religiosa
materializada en conjuntos ceremoniales con pirámides escalonadas, recintos de planta en
“U”.
En otros sitios se han encontrado muros fabricados con piedras de río embolsadas en tejidos
de fibras vegetales, es decir, materiales constructivos usados tal cual se trasportaban de la
cantera ribereña al lugar de la obra. Mejoró el conocimiento de los minerales, se inició la
metalurgia y se sentaron las bases de la orfebrería. Así lo evidencia, en Huancavelica, la
presencia de láminas de oro nativo martillado en una tumba. Se han encontrado allí láminas
de cobre nativo en el sitio de Mina Perdida en el valle del río Lurín, en la costa central, y
en Cupisnique, en la costa norte. Además existen, en Caral por ejemplo, hornos (o fogones)
ventilados para avivar el fuego.
En Cumbemayo, se encuentra un importante acueducto labrado en la roca, que demuestra
conocimientos hidráulicos notables.

Chavín
Esta cultura produce avances notables en la agricultura, la madre de la civilización. Se
domestica el algodón. También comienza a proliferar el maíz y que será, junto con los
tubérculos de la puna andina, particularmente la papa, la base de la alimentación peruana
hasta la Conquista.
Son domesticados el cuy y el guanaco, antecesor de la llama y de la alpaca.
Se inventan el chuño las papas helada y secada al sol y el charqui la carne seca de
auquénido.
Durante la influencia Chavín se logró encontrar los metales en los minerales de cobre y
plata, y se intensificó el uso del oro. El oro muy trabajado se hallaba ya en tumbas de
Chavín de Huántar y Cupisnique. Se descubrieron también las aleaciones de oro y plata.
Las construcciones de centros ceremoniales, están fabricadas de adobes trabajados a mano,
revestidas con enlucidos de barro y también a veces con paramentos de piedra.
Su edificio principal, llamado. El Castillo, está construido de piedras toscamente labradas,
adornadas con figuras de aves de presa, felinos y serpientes. Los muros están cuajados de
cabezas antropomórficas de piedra, denominadas “clavas”
No hay razones descubiertas que expliquen la extinción de la influencia Chavín. Algunos
estudiosos sostienen que el fin de Chavín estuvo vinculado al abandono de una religiosidad
asociada exclusivamente al temor incontrolado del comportamiento de la naturaleza.
Con el languidecimiento de Chavín, evolucionó la cultura Paracas, asentada de lo que es
hoy Pisco
Huari y Tiahuanaco en la sierra y Mochica en la costa
Con la desaparición de la influencia Chavín, se consolidaron, en un largo periodo que duró
varios siglos, dos antiguos centros serranos con potencial urbano. Huarpa, que sería pocos
siglos después Huari y Pucará, ubicada al norte del lago Titicaca, que evolucionaría en
Tiahuanaco. Ambas culturas son “más andinas”.
De manera simultánea, en los valles de los ríos Chicama y Moche costa norte del Perú, se
desarrollaba la cultura Mochica.
Los mochicas fueron notables artesanos del metal y la arcilla. Este impacto tecnológico se
encuentra ya en la refinadísima orfebrería del santuario mochica de Sipán en Lambayeque.
El progreso de la agricultura, fue muy importante. Sembraban lo que rendía: algodón, maíz,
pimiento, yuca, camote, zapallo y maní. Desarrollaron la técnica agrícola basada en la
construcción de canales para la irrigación artificial y la ampliación de la frontera agrícola.
El sistema de canales de gradiente muy reducida, destinado a doblegar el desierto costero
y que irrigaba más de 70 mil hectáreas era extenso intrincado y sofisticado verdadera
ingeniería hidráulica. El canal del Taimi, el más grande de todos.
Las primeras “ciudades” aparecieron gradualmente, y su culminación procedió de la
experimentación, razón por la cual no se las puede llamar “planificadas” En Túcume y
Batan Grande, en el valle del río La Leche, los Lambayeque. Ocupa una extensión de 220
hectáreas, muestra rasgos urbanísticos seguramente nacidos en Cajamarquilla, la ciudad de
los huari, que se repetirían en la ciudad chimú de Chan Chan, y se caracteriza por la
presencia de veintiséis enormes pirámides. Estas son realmente pirámides escalonadas
construidas con adobes moldeados que muestran marcas de fabricación. En las hiladas, en
la mampostería de los paramentos perimetrales de cierre, hay refuerzos horizontales de
caña y madera destinados, no hay duda, a aumentar su resistencia transversal.
Tiahuanaco y Huari fueron las culturas, serranas ambas, precursoras de lo que se
identificaba como peruano hasta la llegada del conquistador. De las dos, Tiahuanaco fue
sin duda la cultura religiosa y tecnológica preponderante. Gracias a su personalidad
pacífica, se expandió discretamente.
Descubrimientos arqueológicos recientes reconocen que la puna altiplánica que ocupa
Tiahuanaco, donde se han encontrado grandes basurales y cementerios, fue no solo un
centro religioso de enorme prestigio sino también una zona habitacional de alto desarrollo
urbano, con poblaciones de entre 5 mil y 10 mil habitantes.
Además la puna es el habitad natural de los silvestres guanaco y vicuña, así como de la
llama y la alpaca, ambos auquénidos domesticables. Los Tiahuanaco dominaban la crianza
y ganadería de estas últimas.
La religiosidad Tiahuanaco “invento” al medios Viracocha a partir, aunque no por
transmisión directa, del gran dios de Chavín: un complejo humano representado en un
monolito conocido como estela Raimondi. Este dios Tiahuanaco, lloroso, que portaba
bastones de mando está ubicado arriba, en el centro, entre “mensajeros alados”, y ha sido
esculpido en altorrelieve en la monolíticas Puerta del Sol.
Tiahuanaco llegó a fabricar el bronce como resultado de la aleación artificial del cobre con
el estaño. Este último es un metal común, y se encuentra e n minerales puros, en el sur
andino, particularmente en lo hoy es Bolivia.
Esa indudable que la tecnología de puna alcanza su cúspide, aún no superada hoy día, en
Tiahuanaco.
Además de ser el brazo militar que expandió la cultura artística y tecnológica y la religión
de los Tiahuanaco.
La ciudad de Huari, localizada unos 209 Km al norte de la actual Ayacucho, ella fue fruto
de un crecimiento que tomó centurias en una gran área urbana de características, por esa
misma razón, desordenadas. Ubicada inicialmente en un asentamiento agrario, en algún
momento comenzó a vivir de la producción urbana, cerámica más elaborada, en particular,
a expensas del campo las vasijas eran cambiadas por productos como el maíz en un proceso
de trueque un medio de comercio sin dinero, pues este les era desconocido.
En la costa, los huari conocieron y en ciertos casos se apropiaron de importantes
tecnologías. Tenían conocimiento de la pesca de mar profundo, que como una actividad
más arriesgada y técnicamente muy distinta de la pesca de playa y de la recolección de
moluscos y cangrejo ofrecía ya recursos energéticos.
En la costra norte existía una importante producción metalúrgica iniciada por la cultura
Mochica y mantenida por las culturas Lambayeque y Sicán: uso del cobre en aleaciones
con oro o con plata, cobre arsenical en un primer acercamiento al bronce, además del
machacado del oro en láminas y en la delicada fundición previa. Cabe destacar el hallazgo
de minas y talleres relacionados con esta producción. Hornos con bocas de soplado servían
para avivar las llamas y alcanzar las temperaturas de fundición de cada metal.
Los huari construyeron los primeros sistemas de canales andinos de acequias, los llaman
algunos arqueólogos, y probablemente fueron solo eso. Además, para aumentar la fertilidad
de la tierra trajeron a la sierra guano de la costa. El uso de este fertilizante llegaría a formar
parte integral de la agricultura incaica.
Por esos caminos los huari transitaron en la sierra y bajaron a la costa llevando sus riquezas:
pellejos de auquénidos, lanas finas de alpaca y vicuña, tejidos y vasijas de cerámica.
Subieron con pescado y moluscos secos (machas sobre todo), ají, pimientos, sal y,
sorprendentemente, algas.

Chimú
Su centro estaba situado en la enorme ciudad de barro de Chan Chan, que muestra una
configuración que se puede calificar de planificada. Su área totales de 36 km y la central,
la ciudadela, tiene 6 kilómetros cuadrados. Ninguna ciudad costeña o serrana previa
muestra un a escala semejante. Aparentemente, estaba compuesta por diez grandes
unidades, las mayores de alrededor de 209 hectáreas rodeadas cada una de ellas por uno o
más muros muy gruesos y de considerable altura. En el interior las unidades estaban
subdividas mediante una parrilla de estrechas calles con viviendas, huacas o pirámides,
puqios o reservorios, jardines y cementerios.
Aunque basada tecnológicamente en la cultura Mochica y sus sucesoras, y sin intentar
nunca la conquista de la sierra, la costeña ingeniería chimú se compenetró con el avance
conceptual andino centros urbanos planificados, caminos y todo tipo de construcciones,
pero adaptado a su entrono ecológico, con sus recursos locales y su propia estructura
laboral.
La cultura Chimú continúo y difundió la producción metalúrgica de los Sicán en una
orfebrería sofisticada del oro vaciado y laminado, del cobre, del cobre arsenical, de la plata
y de aleaciones diversas de estos metales. Los cronistas indican que cuando los incas
llegaron a Chan Chan copiaron su tecnología metalúrgica y trasladaron algunos orfebres al
Cusco para incrementar sus conocimientos del manejo y formación de los metales.
La dieta procedente de los moluscos y cangrejos y de la pesca en mar profundo resultaba
insuficiente para complementar la producción agrícola y garantizar la subsistencia de
grandes poblaciones urbanas. Además, era indispensable la provisión creciente de algodón.
Ambas demandas exigían la producción de extensas áreas agrícolas. Por ello debieron
construir largos y sofisticados canales con gradientes muy reducidas usando la tecnología
mochica que, al tiempo que proveían irrigación, ampliaban el alcance de las aguas de los
estrechos cauces de los ríos costeros. Es evidente que no había otra solución: en la costa
peruana, donde termina el agua comienza el desierto. Además, el área urbana de Chan Chan
no podría haber subsistido sin un extenso sistema de irrigación del cual salol se conoce el
canal La Cumbre, entre los ríos Moche y Chicama.
Los materiales constructivos básicos para las edificaciones era n simples y, como ya se ha
dicho locales: el adobe moldeado de barro denso y el adobón, casi de cualquier barro, para
los muros, y la perecible caña para los techados, usualmente, aunque no siempre, planos.
En las ciudadelas, los muros perimetrales de adobe asentados con barrio tienen 9i m de
altura y forma trapezoidal, con su mayor espesor de 3 m en la base. Su estabilidad ha sido
demostrada por el hecho de que han sobrevivido hasta ahora a pesar de encontrarse en un
territorio severamente sísmico. Su enemigo invencible ha sido siempre la intensa casi
tropical lluvia norteña que caracteriza a El Niño, aunque aleatorio como todo fenómeno
natural, muy recurrente.
Los incas Pachacútec
Desde el mítico origen del Incario, su base estaba en la que es hoy la ciudad del Cusco,
“fundada”, en una fecha de leyenda, hacia mediados del siglo XII.
Muerto Viracocha, su padre, y después de derrotar a los chancas, usurpó el poder de su
hermano y asumió el mando un hombre excepcional y, a juzgar por sus decisiones políticas
y por sus obras, creativo e innovador: Pachacútec, “el que transforma la tierra”. El
geógrafo e historiados inglés Clement Markham lo calificaría como el “más grande hombre
que la raza aborigen de América ha producido”.
Así, durante la vida de Pachacútec, el área que debían controlar, administrar y gobernar los
incas aumentó trescientas veces, de unas centenas a más de 60909 mil kilómetros
cuadrados.
Debió iniciarse la planificación social y económica destinada a controlar el trabajo, por,
entonces la única fuente de energía. Y hubo que derivar necesariamente la planificación
física, tanto de lo vial cuanto de lo agrícola y lo urbano. Se integró el territorio, creció el
área de producción y aumentó la productividad agrícola.
Pachacútec ha pasado a la historia como un planificador, legislador y constructor ejemplar.
Todos los cronistas están de acuerdo en que as él se debió la definitiva organización del
Incario.
Se establecieron centros de producción textil, cerámica y metálica (herramientas, armas y
orfebrería=. Pachacútec valoró la fidelidad, y premió o castigó a poblaciones enteras con
forzosos destierros. Sin embargo, hizo esto último “tan sabiamente”, se dice, que para
muchos resulta el iniciador de los mitimaes, los colonizadores de confianza del Inca.
Pachacútec reconstruyó y desarrolló el Cusco y controló las cuencas del Urubamba y de
Anta.
Las demandas de un nuevo orden urbano acorde con la expansión y organización del
“Imperio” lo condujeron a recrear el Cusco, o mejor, a crear la ciudad del Cusco. Hasta
entonces, la que sería el centro de poder, a la vez secular y religioso, del Tahuantinsuyo,
era un pequeño pueblo que ejercía escasa influencia sobre sus similares en la región. Sin
duda, su crecimiento fue motivado por su mayor presencia política y la consecuente
demanda de un mayor aparato administrativo nacido a raíz de expansión inca.
Los artesanos, escogidos entre los notables labradores de piedra de origen aimara, sumaban
una multitud (un cronista calculó 50 mil) Con esa competente mano de obra se debió de
concluir el Coricancha (el Templo del Sol) y construir el Acllahuasi (recinto de las
escogidas). Se construyeron, asimismo, los hermosos palacios de Collcampatra y Coracora.
Pachacútec dio un palacio principal en el centro de la ciudad (posiblemente donde hoy se
levanta la catedral), y edificó los palacios de Patallacta y Cunturcancha.
La técnica para la sofisticada construcción de las edificaciones estatales con fábrica de
piedra procede de Tiahuanaco y se manifiesta en todo su esplendor en la obra del palacio
situado en el gran recinto de piedra de Hatun Rumiyoc en el Cusco. Según la leyenda, la
obra fue iniciada por Sinchi Roca, el segundo Inca protohistórico, que quizá ni siquiera
existió. Esta técnica consiste en que cada piedra es colocada sin dejar espacio libre con sus
vecinas. Se trata del ajuste y encaje, con increíble precisión, de las superficies perimetrales
de las piedras fina y exactamente labradas.
No Hay duda de que Pachacútec, comenzó las obras de gran aliento en el valle, llamado
hoy “Valle Sagrado”, del río Vilcanota, un importante afluente del río Urubamba. Inició
también las primeras construcciones en el valle bajo del: Ollantaytambo y, ya en el cañón
del río Urubamba, de las varias ciudadelas en el camino a Machu Picchu. Los cronistas
sostienen que Pachacútec quedó admirado con las obras de piedra que vio en Tiahuanaco.
Pachacútec creó el sistema de caminos. Para ello completó la red caminera y la dotó de
postas destinadas a la comunicación hablada mediante “carteros” los chasquis, puentes,
tambos o posadas, y de depósitos para almacenar alimentos seguramente muy durables
(papa y carne de auquénido helada y secada al sol). Construyó el gran puente colgante el
huacachaca o puente sagrado para cruzar el río Apurímac.
Remodeló o fundó ciudades en lugares productiva o militarmente estratégicos que vinculó
a la red caminera. El tema común en todas ellas fue la plaza ceremonial inca con su
simbólico usnu en el centro y las edificaciones que lo rodean.
El Tahuantinsuyo tenía las necesidades derivadas de un afán medular de expansión. De él
proceden el militarismo y la conquista. Y después de logrado el prestigio del poder, el
gobierno, la planificación, el aprovechamiento de recursos, la integración territorial y el
dominio cultural, aplicados en un vasto territorio.
Una población serrana creciente que se urbaniza sin cesar, y una costa geográfica, social y
culturalmente distinta por completo de la de su hábitat usual, exigen creatividad política y
tecnológica. Los incas crearon una suerte de “imperio” en el que se debía mantener la paz
y aumentar la riqueza a pesar de las grandes diferencias étnicas, de las diferentes
tecnologías que aprovecharon y que gradualmente homogeneizaron, del rigor que
impusieron y del disgusto de los conquistados.
El imperio” tenía retos y recursos. Como reto fundamental, el espacio geográfico y
ecológico más variado y difícil del mundo. Entre los recursos, el trabajo humano que,
como contribución de todos los conquistados, se aplicó sobre todo a la agricultura, pero
también a la guerra y a la construcción competencia, ciertamente lograda, impuesta y
aplicada por Pachacútec y luego mantenida por Túpac Yupanqui, para estratificar y
también delegar el poder, organizar las sociedades conquistadas, usar eficientemente los
recursos y las precedencias tecnológicas y hacer que la infraestructura funcionase
eficazmente. Pachacútec y Túpac Yupanqui gobernaron el Tahuantinsuyo con eficiencia y
despotismo, pero simultáneamente con dulzura y sin crueldad.

La cultura de la planificación (tanto social y económica cuanto física) que se derramo en


todo el Tahuantinsuyo; el trabajo organizado; la cooperación laboral la creación,
construcción ye el mantenimiento de un sistema vial; las obras hidráulicas que posibilitaron
el sistema agrícola y la edificaciones públicas, formaron un conjunto sinérgico de procesos
sociales, económicos y tecnológicos que se identifican con la personalidad de los incas
para someter a la naturaleza, transformarla y ponerla a su servicio. Sin duda ellos eran en
esencia, ingenieros.
Los incas no destacaron en el terreno artístico. No fueron artistas, sino artesanos. En las
artesanías (textiles, orfebrería y cerámica). La cerámica inca, por ejemplo, que varía de
rudimentaria a avanzada, nunca sofisticada, es inconfundible y, se sostiene que su forma y
decoración utilizadas para difundir la ideología inca.

La arquitectura (la que usa megalitos de piedra para fabricar los muros) la tipología urbana
y la de sus edificios, así como la cerámica, aparecen como marcas de la presencia inca.
Exceptuando la majestad de su arquitectura, el único arte inca, no cabe duda de que los
incas no estuvieron entre las civilizaciones o etnias americanas contemporáneas que
lograron el esplendor artístico.

Su religiosidad, aunque indudablemente vinculada a cosas naturales, al Sol (Inti) a la Luna


(Quilya Mana), esposa del Sol) y a la tierra agrícola (Pacha Mama), madre tierra, deriva,
con el objeto de lograr el absoluto control del poder, en métodos populistas. Por ello el
Inca deviene en divino y controla lo secular y lo espiritual. Como constructores natos, en
el campo de la ingeniería siempre fueron muy pragmáticos: se apropiaron, sintetizaron y
aprovecharon todos los conocimientos de la tecnología y la técnica constructiva y
productiva desarrollada por sus antecesores, tanto en la sierra cuanto en la costa. En ese
proceso y su aplicación fin al homogenizaron su forma de expresión constructiva: su huella
es fácilmente legible en los aparejos de los muros, las puertas de doble jamba y las
hornacinas trapezoidales en los lugares donde edificaron.

Los mochicas y chimús tomaron la destreza de la metalurgia, la hidráulica, la competencia


para la pesca y el acceso al mar remoto y el uso de fertilizantes. De los aimaras, la destreza
para el labrado de la piedra y la técnica de las aleaciones para lograr el bronce que haría
posible las mejores, aunque siempre muy primitivas, herramientas que conocieron. De los
especializados colla, la técnica agrícola de la andenería. Y de los huari, el planeamiento
urbano, la destreza para la guerra y el “comercio”, además de su ambición por dominar la
cota peruana para obtener los recursos que complementaban los propios.

La destrucción gradual, pero rápida, del Tahuantinsuyo a partir de 1532 (unos 90 años
después de su principio), se inició con la conquista española. La destrucción total, que
culminó unos veinte años después de la llegada del conquistador, no fue solo del poder
unificado 8 en el preciso momento que Pizarro puso pie en tierra peruana resquebrajado
por enfrentamientos internos entre Huáscar y Atahualpa, los hijos y posible sucesores
delinca Huayna Cápac), fue integral. Se envileció al habitante indígena, se quebraron sus
principios y valores comunitarios, se redujo su autoestima al nivel animal, se destruyeron
sus obras, se destinó el esfuerzo humano indígena a la mina y se abandonó la vital
agricultura, se desapareció su tecnología y se rompió para siempre el exquisito equilibrio
ecológico logrado por los andinos para vivir y prosperar en los Andes. Los curacazgos
serranos y las etnias costeras fueron no necesariamente a disgusto en muchos casos
absolutamente sometidos.

Se abandonó el sistema vial. El caballo de guerra, y luego las acémilas de varga, deciden
las rutas, no de una nueva red caminera, sino de las necesarias, punto a punto, para el
dominio y la explotación rápidos.

Se destruyó el sistema agrícola. Con el diezmado de la población por las enfermedades


nuevas y la conducción forzada de casi toda ella para realizar actividades mineras, los
andenes, la irrigación costera y la aplicación de técnicas agrícolas fueron abandonadas. Los
pequeños valles costeros resultaron ocupados con fines urbanos.
Se edificaron iglesias usando como base las obras inca y cuando fue posible, las piedras de
ellas se emplearon, si era necesario, partiéndolas en la construcción de las cimentaciones y
los muros. La magnitud de los megalitos de Sacsahuaman salvo su parte baja, y lo que
quedo del Coricancha lo salvo su nivel más alto que el que definieron los conquistadores
para su ubicación en el Cuzco.

La obtención de metales preciosos fue un objetivo vital de los españoles desde que supieron
de un área rica en ellos al sur de Panamá que llamaban Virú o Birú, y cuya existencia se
confirmó sin duda alguna desde el momento en que Atahualpa lleno con oro el cuarto del
“rescate”.

Para el conquistador, esencialmente un inculto, el tema no fue nunca el Tahuantinsuyo, sus


pobladores su cultura y sus obras, sino siempre la codicia que los enriqueciera rápidamente.
El tema eran los metales preciosos, esencialmente la plata y, cuando lo había, el oro.

El Estado Inca
Se han considerado como elementos fundamentales del estado, un pueblo, un territorio,
autoridad regular y propia y determinadas condiciones de civilización.
El Estado Inca reunió estas calidades: poseyó un extenso territorio bajo su dominio,
mantuvo con todo rigor su autoridad y tuvo una organización legal, administrativa y
económica que admiro a los conquistadores pero que, aun así no respetaron.

De acuerdo con la leyenda, un jefe audaz se presentó como enviado del Sol para crear un
“imperio”, y surgieron así las míticas figuras de Manco Cápac y Mama Ocllo y la de los
hermanos Ayar. Fundaron el Cuzco se fueron poblando y anexando diferentes pueblos,
donde los gestores afirmaron su realeza, enseñaron las artes de la agricultura y del tejido y
fueron consolidando su dominio. Pachacútec, el primer Inca histórico, inicio, después, un
proceso de expansión colonizadora en la que se empleó la astucia, la persuasión y, sin duda,
la fuerza, para ensamblar diversas etnias con culturas que tenían semejanzas y diferencias,
desarrolladas unas y primitivas otras, Hasta formar el Tahuantinsuyo (el territorio integrado
más grande del mundo en su momento), que comprendía a los actuales países del Perú,
Bolivia y el Ecuador y de Colombia hasta Pasto, parte de Chile hasta el rio Maule y de la
Argentina hasta Mendoza.

Para definir el gobierno incaico tenemos que recurrir, como hicieron los cronistas espales
a paralelos con sistemas análogos conocidos, aunque en nuestro caso tengamos que
aglutinar conceptos heterogéneos. Con esta premisa debemos manifestar que el gobierno
de los incas fue un “imperio” teocrático, hereditario, socialista y totalitario.
Era teocrático porque el inca, rey o emperador, se presentaba ante sus súbditos como hijo
del Sol, dios tutelar del ”imperio”. Representando a la divinidad pero sin ejercer el
sacerdocio, reservando al Villac Umu, sus ordenanzas no solo tenían la fuerza de la norma
legal sino también de la norma religiosa, moralmente más exigente.
Era hereditario porque quien asumía el trono y la dirección política era el hijo del inca
gobernante nacido de su relación con una hermana de padre y madre.

Era socialista por las siguientes razones. Si consideramos que la tierra, principal medio de
producción en el Tahuantinsuyo, pertenecía al estado, que regulaba su uso así como el
disfrute del ganado y demás bienes, si la producción y el consumo estaban reglamentados
por la autoridad, lo mismo que la organización administrativa y militar, la vida matrimonial
y familiar y hasta los usos y costumbres, si el trabajo era una obligación; si la persona como
contrapartida tenía derecho al sustento, a una limitación en sus labores y a un descanso
permanente al llegar a cierta edad, si La viudas, huérfanos, enfermos y ausentes eran
socorridos obligatoriamente por su Ayllu, si el estado acudía en ayuda de los pueblos
necesitados abriendo sus graneros en casos de sequía u otras catástrofes , no hay duda de
que nos encontramos frente a una organización que corresponde a lo que hoy conocemos
como un socialismo de Estado.

Su mandato no solo era Ley jurídica sino religiosa, y su quebrantamiento no solo


representaba un delito sino un pecado en agravio de su suprema deidad. No era un sistema
surgido del pueblo, sino uno impuesto por una elite que se consideraba superior.

Finalmente, era totalitario por cuanto no reposaba en bases populares y el pueblo no elegía
a sus gobernantes ni era consultado para las decisiones del gobierno. El estado existía y se
imponía con su organización tradicional a todos los pueblos aglutinados sin aceptar
resistencia ni oposición de clase alguna.
Factores importantes favorecían el éxito de la administración estatal : el sistema de
comunicaciones por dos caminos troncales que atravesaban el territorio, uno por la costa y
otro por la sierra, y que, partiendo del Cusco, llegaban hasta sus fronteras y se comunicaban
con rutas transversales; una red de postas y de chasquis que llegaban a todas las localidades;
y una estructura estadística sustentada en los quipus, un invento incaico de cordoncillos y
nudos de diferentes grosor y colorido que les servían de plan contable y mnemotécnico.
El inca era un gobernante absoluto, despótico y distante para la mayoría de la población.
Cuando visitaba los pueblos y levantaba la cortinilla que cubría la litera, la gente lanzaba
exclamaciones de júbilo y los lugares donde se detenía eran honrados ulteriormente. Todo
aquel que se presentaba ante el soberano tenía que hacerlo con una carga de sumisión
El ayllu fue la base y el núcleo de la organización social del “imperio” incaico. La palabra
ayllu, de origen aimara, significa, comunidad, linaje, genealogía, casta, genero, parentesco.
Dentro del ayllu la familia subsistía. El reparto de las tierras se hacía con base en ella. Él
padre era el jefe, El hermano mayor cuidaba de los huérfanos y el hijo de la madre. Él ayllu
es esencialmente campesino.
El ayllu no tiene un origen incaico, como se creyó por mucho tiempo, sino que se remonta
a etapas anteriores. Surgió en la época de la agricultura, que probablemente se dio en el
viejo Perú hacia EL 500 a.C.
Cuando conquistaban nuevos territorios, los incas uniformaban las agrupaciones sociales
enmendando costumbres antiguas y forjaban una obra homogénea. El ayllu facilita la
organización laboral, militar, religiosa y tributaria. El ayllu Pasó a servir al estado y se
convirtió en un fuerte eslabón del “imperio”.
Los incas realizaron una gran obra civilizadora, aparte de su labor creadora, sirvieron de
vehículos de la cultura: lo que tomaron de una civilización lo perfeccionaron y lo llevaron
a donde no existía. Después de la conquista de un nuevo territorio, losa “contadores”
anotaban en detalle, mediante los quipus, la extensión de las tierras, el número de hombres,
la clase de los cultivos y de las riquezas.
El territorio incaico fue dividido para su mejor administración en cuatro suyos o regiones,
juntos formaban el Tahuantinsuyo, que significa cuatro regiones unidas iluminadas por el
Sol. La capital, centro de irradiación del “imperio”, era la ciudad del Cusco. Ella fue
simultáneamente centro religioso, político, cultural, geográfico, vial, económico, militar
lingüístico. Desde allí se impuso el quechua como idioma oficial que todos debían
entender.
En un documento escrito por Cristóbal Vaca de Castro se lee:
 Lo primero que hizo Pachacútec fue dividir todo lo conquistado en cuatro reinos :
Chinchaysuyo, Collasuyo, Andesuyo, Condesuyo
Garcilaso los describe así:
 Los reyes incas dividieron su “imperio” en cuatro partes que llaman Tahuantinsuyo
que quiere decir cuatro partes del mundo
Llamaron la parte del oriente Antisuyo, llamaron Contisuyo a la parte del poniente,
a la parte del norte llamaron Chinchaysuyo y al distrito del mediodía llaman
Collasuyo.
Los mitimaes constituían una institución especial creada por el Estado inca desde la época
de Pachacútec y que consistía en transportar a grupos de población de comprobada lealtad
de un lugar a otro. Cuando conquistaban nuevas tierras y cuando desconfiaban de la
fidelidad de determinados pueblos hacían cambios de población con el objeto de poner
gente leal al lado de la parecía ser rebelde.

LA INGENIERIA ANDINA
Aprovechando y trasformando el mundo natural, las ingeniería crea la artificial. Ella
proviene de la condición humana. Esta, designada para dominar la naturaleza, tiene como
propósito material progresar y lograr el bienestar, tanto el comunitario cuanto el individual.
La tarea de la ingeniería se inicia cuando se manifiesta una necesidad. Estas brotan
incesantemente de logros conseguidos para satisfacer las precedentes. El proceso carece
por ello, y por lo menos ahora, de límites predecibles. La ingeniería alcanza su objetivo, su
respuesta a las necesidades, fabricando cosas --- obras, objetos--- y sistemas útiles y
funcionales. Como consecuencia, y por su naturaleza, la ingeniería se inspira y nutre del
pasado, por magro o insignificante que él sea, y mira hacia adelante. La ingeniería debe,
obligatoriamente, planificar: anticipar qué se requiere y como se lo logrará. Además por su
papel en la vida humana y en el proceso civilizador, integra dos trinomios: uno es ciencia
– tecnología – ingeniería, y el otro, que está en su mismo origen, es sociedad- planificación-
ingeniería.
En el viejo Perú, particularmente en su última etapa, la Inca, al tener que enfrentarse con
éxito necesidades de considerable magnitud social, este último trinomio se activó y se
y se materializo. Obras de gran aliento que satisfacían fundamentalmente, dos necesidades
sustento alimenticio e integración territorial.
El sistema agrícola
La agricultura es esencialmente el arte, hoy muy dependiente de la ciencia, de seleccionar
especies adecuadas al entorno ecológico, cultivar la tierra, crecer y recolectar cosechas y
criar ganado. A la agricultura concurren la domesticación de especies animales y vegetales,
la tierra, el agua, el clima, los abonos y la energía. Al principio esta última fue provista
solo por el trabajo humano, luego por animales poderosos y herramientas y, más
recientemente, por la máquina.
El papel de la ingeniería en la agricultura planificada consiste en diseñar y construir la
infraestructura que hace posible la ampliación y el aprovechamiento de la tierra agrícola y,
complemento y arte distinto, la provisión artificial del agua irrigación en el sitio necesario,
el mortero o batán de piedra.
Es irónico que la sociedad andina, que debía depender exclusiva y directamente de su
propia tierra y agua parda sustento, ocupara uno de los territorios menos fértiles, más
abruptos y de recursos de agua menos confiables del planeta.
Por ello, el más importante logro social y tecnológico de los antiguos peruanos fue el
dominio de la naturaleza para que esta fuese capaz de proveer sustento alimenticio. Cuando
culminó el mundo inca existía un sofisticado sistema agrícola. Para aumentar la
productividad de la tierra y hacerla más fértil se usó generalizadora el estiércol de los
auquénidos, guano de las aves costeras y pequeños peces. En el caso de la sierra, estos
fertilizantes eran traídos desde la costa recorriendo distancias considerables.
Dadas las dificultades para lograr tierras nuevas, la ingeniería debió cumplir un papel
importante. El dominio de las tecnologías del agua la irrigación, la domesticación de la
agricultura de puna y el dominio de la ladera, se deben sin duda a la ingeniería andina.
En la costa, la tecnología se caracterizó por la abstención de ocupar la tierra fértil. Y sobre
todo, construyendo grandes sistemas de canales interconectados, como la gran red de más
de 100 km de largo en Lambayeque o el canal. La Cumbre entre Moche y Chicama, tenía
más de 80 km de longitud.
Las obras de irrigación de los indios andinos aparecen fantásticas para cualquier
observador, los canales llegaban a tener decenas de kilómetros y muchas veces eran
labrados en la roca" .

En la sierra, la .ingeniería se caracterizó por el dominio de la (ladera empinada por medio


de la construcción de muros de contención que seguían, o creaban, las curvas de nivel
constante. en los Andes se desarrolló, construyó y perfeccionó, al nivel de la más alta
técnica, y también de la belleza, una infraestructura muy sofisticada de terrazas artificiales
– hoy llamada integralmente, "andeneria- que permitió proteger y utilizar no solo la parte
fértil .de los Andes, sino también, y al mismo tiempo, la topográficamente más accidentada.
Luis E. Valcárcel, gran conocedor y admirador de los andenes, se refiere a ellos como la
conquista del espacio vertical:
Para cultivar los cerros había que cortarlos en escalones y aprovechar la superficie de cada
plataforma. Así se inventaron los anden es o terrazas agrícolas que constituyen una
agricultura vertical y que requieren, además de esfuerzo, una técnica avanzada pues había
que construir verdaderas macetas.

Cuando se considera la estructura de un andén se ve que lo primero que se edifica son


muros de contención que impiden que se desmorone el corte hecho en el cerro, y esto por
grandes extensiones.

En cada andén se descubre varios estratos: una capa que era la misma tierra del cerro, otra
de piedra menuda, otra de arena y otra de tierra vegetal; había, pues, tres estratos
artificiales sobre la tierra misma. Todas estas terrazas eran, pues, verdaderos trabajos de
macetería. Si fueran unas cuantas, no habría de qué admirarse, pero son miles y miles en
la sierra, y en muchos de los valles y quebradas que derivan hacia la costa. Y concluye:
Los andenes no solamente sirvieron para multiplicar las tierras;·las superficies cultivables,
sino también para contener el desmoronamiento de los cerros, la erosión a que están sujetos
tanto por acción de las lluvias como por los vientos.

En la sierra, en general, además de, construir! canales para irrigar las zonas razonablemente
planas y proveer agua para la extendida ,andenería, también se aprovecharon ,de manera
eficiente los ·pequeños valles interandinos -aquellos que producen , la quinua y la
quihuicha, recursos de tierra fértil hoy casi olvidados.

El sistema vial
Los primeros caminos procedieron de los senderos -las rutas peatonales naturales- de
gentes prehistóricas. Quizá de los nómadas -aunque ellos, en general, avanzaban sin
retorno, y, sin duda, de las primeras gentes · que se asentaron permanentemente. Estos
caminos constituían la unión entre los primitivos villorrios: eran intervillorrios y
funcionaban, por ello, siguiendo rutas preestablecidas usadas en ambos sentidos. En el
origen, este fue el vínculo entre un sitio y otro, y bastaron para lograrlo simples huellas
demarcadas de tránsito que el hombre a pie o, luego, su cabalgadura o su acémila, decidían.
Aunque algunos investigadores relacionan la aparición de los caminos trazados por el
hombre con la de, los vehículos de arrastre y los de rodadura, ella debió haber sido previa:
bastaba la necesidad de comunicar un sitio con otro usando recuas, al margen de si había o
no vehículos, para que el sendero de rutas artificiales se convirtiese en camino, dada la
necesidad de usar trazos adecuados a ese tránsito.
Como toda la crea c10n que los antecedió o que ellos consolidaron, el sistema vial de los
incas es propio y autóctono. Y es notable en cualquier contexto, corno idea y como obra.
En el mundo antiguo, solo el sistema vial romano está en la misma categoría.

Si bien las técnicas camineras -trazo, cimentación, pavimentación, drenaje, protección y


mantenimiento de lo construido que los incas heredaron fueron iniciadas por los huari en
la sierra y por los mochica y, chimú en la costa, los incas establecieron y aplicaron los
nuevos conceptos de red y sistema.

El sistema vial inca - algunos lo denominan, sin justificación obvia, Capac Ñan- integró,
hizo un todo y unificó al Tahuantinsuyo. Sirvió tanto para la circulación de personas y
animales - las recuas de llamas en tiempos de paz y de guerra, cuanto para la
administración. En este aspecto, era el único medio para la transmisión de información y
comunicación de mensajes órdenes. Se sostiene que los chasquis --los carteros de entonces,
aunque solo servían al Inca- recorrían los caminos trotando entre postas de relevo llevando
mensajes orales y bultos livianos.

La longitud total de la red vial del Incario ha sido determinada en 25 mil kilómetros. Estaba
compuesta por dos grandes caminos longitudinales norte y sur uno costero y otro andino.
Por el lado costero iba desde Quito, en el norte, hasta el río Maule en territorio. mapuche,
unos 500 km al sur de lo que es hoy Santiago de Chile. Y por el lado sudeste, hasta
Mendoza, en la actual Argentina

Como es obvio, Cuando el río por cruzar no era vadeable, el ·camino reclamaba, para su
continuidad, puentes. Estos podían ser muy simples, de troncos de árboles o losas de piedra,
cuando las luces por saltar eran pequeñas. Pero cuando se tenía que cruzar los-grandes ríos
encañonados -el 'Apurímac, por ejemplo, con luces que se podían medir en decenas de
metros, los puentes simples, los que: quieren escasa irrigación para implementarse, ya no
eran viables.

Para realizar los saltos se requerían conceptos innovadores y nuevas técnicas, y,


evidentemente, pruebas y fracasos hasta lograr la resistencia confiable. Como no
conocieron el concepto del arco de mampostería, y ampliado- la experiencia huari en luces
menores pero exigentes,' para cruzarlos los incas crearon puentes colgantes de gran luz,
fabricados o tejidos con sogas de cuerdas trenzadas con libras vegetales que se encontraban
en la naturaleza a unos 3 mil metros de altura. Los cables debieron ser anclados, otro
problema por resolver, en cada ribera en 'macizos poderosos, de varias toneladas de peso,
de piedras integradas.

La técnica constructiva andina


La primera impresión que tuvieron los españoles al llegar al Perú fue que habían
encontrado una civilización y una raza de constructores. No hay duda de que, al margen
del impacto que produjeron los caminos a los españoles recién llegados, también debió
asombrarlos la construcción cusqueña de edificaciones con muros de piedra fabricados de
grandes megalitos preciosamente labrados y encajados.

De ese asombro proceden fabulaciones, como que el ajuste preciso de lo megalitos sea
atribuido hasta hoy a procesos mágicos, a la acción del solo a hierbas que los ablandaban
temporalmente.

Cobo es más realista:


“Lo que más nos .admira a los que nos ponemos a mirar esos edificios es el considerar con
qué herramientas e ingenios pudieron traer estas piedras de las rocas y canteras, labrarlas
y ponerlas adonde están, no teniendo instrumentos de hierro, ni máquinas, ni ruedas...

Al hablar de Sacsahuaman, dice Garcilaso:


. . Este fue el más grandioso de los edificios que los incas erigieron [.. sobrepasa el poder
de la imaginación concebir cómo tantas y tan grandes piedras pudieron ser ajustada; con
tanta precisión que casi no permiten la inserción de una punta de cuchillo entre ellas... esto
se hizo sin hierro, ni grúas, ni poleas .. . con cuánta frecuencia habrán tenido que subir y
bajar las piedras para averiguar si las juntas eran perfectas...

Después del pago del rescate de Atahualpa, el "hecho" de que muchas edificaciones
estuvieran revestidas parcialmente con chapas de oro debió magnificar la nunca satisfecha
codicia de los conquistadores. Dice Garcilaso acerca del Coricancha: ".. era 'en los tiempos
de los incas jardín de oro y plata, como los había en la casa de los reyes ... ". Y, hablando
del Cusco, sostiene Cieza de León: " ... había muchas puertas y las portadas muy bien
labradas, a media pared, una cinta de oro de dos palmos de alto y cuatro dedos de ancho,
las portadas y puertas estaban chapadas con planchas de este metal[ .. .".

Los materiales de construcción


El objetivo de los materiales de construcción del área andina era resolver casi
exclusivamente la construcción de muros de contención, en andenes, caminos y canales;_
por ejemplo, y cierre y división de edificaciones, y, en-menor grado, de tejados, y puentes.

Los materiales -constructivos fueron· elementales, naturales y, salvo en casos de


excepción, locales: barro, piedra' '(canto rodado, roca partida natural y roca extraída de
canteras-; troncos o ramas de madera, seguramente arrancados - 'de guarango y lúcumo en
la costa y de aliso en la sierra; caña de Guayaquil y brava, y fibras vegetales - de algodón
en la costa y, de cactáceas e ichu, la paja de la puna- en la sierra.

Con la caña tejieron la quincha, pared hecha de varillas delgadas y recubierta de barro que,
cual tela, se sujetaba a redondos de madera hincados en el suelo. Con el barro fabricaron,
en la costa y en la sierra, adobes hechos inicialmente a mano y luego moldeados. Y,
llenándolo entre grandes moldes, construyeron también muros de adobón. Lo usaron
también como una especie de argamasa para el asentado de piedras y adobes, y para
enlucidos.
En el Incario la piedra fue labrada y pulida con múltiples niveles de refinamiento. Así, su
ensamblaje y aparejo definitivo, alcanzó inigualados y muy conocidos grados de precisión.

En el mundo' andino no se empleó el ladrillo. No quemaron la arcilla para producirlo, a


pesar de que sí lo hicieron, desde antiguo, para fabricar piezas cerámicas. Además, salvo
el barro, no se usaron argamasas -como las de yeso o cal, materiales que, parece por algunos
vestigios, sí conocieron- adecuadas para asentar y unir con; alguna competencia los
mampuestos, sobre todo los de piedra.

Las herramientas
'La herramienta es un implemento usado directamente tanto para dar forma a un material
cuanto para realizar, en general, actividades artesanales. Aunque hay herramientas para
moldear (los moldes), jalar (las sogas), golpear (como el martillo y la comba) y palanquear
(la barreta), lo típico y esencial de una herramienta es su competencia para cortar
directamente. Por ello, la dureza del material de la herramienta y su filo son esenciales.

Surgen al respecto algunas preguntas: ¿..Con qué herramientas se hicieron las


trepanaciones (los cortes en el hueso .craneal que se han encontrado con frecuencia en
restos humanos? ¿Cómo fue posible la ejecución de personas cortándoles la cabeza,
práctica reportada por varios cronistas?

Hubo además, sin duda alguna, herramientas destinadas a moldear el barro: el adobe (cajas
de cuatro lados). Aunque no existen huellas del molde para la fabricación del adobe o
para formar el adobón, el hecho de que conocieran el molde para hacer piezas metálicas y
cerámicas, y la existencia de enormes obras preíncas de adobe (las pirámides de Túcume o
los muros de la ciudadela de Chan Chan), por ejemplo----, cuya construcción no puede
explicarse sin este, conducen a la certeza de que lo usaron-en la fabricación de unidades de
mampostería elementales. Los restos de los muros de adobón en las huacas y en el cercado
de los caminos, ambas obras costeñas, evidencian el uso del molde para su construcción.

Utilizaron herramientas para el formado de la piedra (corte, desbastado, canteado, labrado,


pulido y perforado) , y para su traslado mediante carguío en bolsas tejidas y parihuelas, o
su arrastre mediante sogas, jalando las piedras, quizá sobre polines, o lo que es más
probable, lubricando, mediante agua o barro, la interfase de la piedra con el suelo.

Debieron existir, además, herramientas para excavar y mover la tierra fruto 'de ese proceso.
Sin embargo, no hay huellas de lampas o picos o herramientas semejantes, y es evidente
que la chaquitaclla -una ·elemental especie de arado de pie o manual solo era adecuada
para surcar la tierra con fines agrícolas.
Usada como palanca, la barreta de bronce fue común. Es más fueron fabricadas con una
correcta dosificación de cobre y estaño, y trabajadas en frío para· endurecerlas. Los
ensayos de tracción directa llevados a cabo en algunas muestras de ellas acercan su
resistencia a la de los aceros dulces.

El uso del bronce para fabricar diversas herramientas merece, por su relevancia
tecnológica, un breve análisis. El bronce es una aleación de cobre y estaño y, en algunos
casos, arsénico: .Si bien el cobre es el: material predominante de la aleación-, la f1uidez y
el mantenimiento de esta y la dureza y la resistencia del bronce-

Es indudable, también, que las herramientas de bronce fueron endurecidas mediante el


trabajo en frío y el templado.

las herramientas básicas para trabajar la piedra eran indudablemente otras piedras, más
duras, que usaban como percutores - hihuanas, las llama Garcilaso-

Al impactar la piedra en un ángulo debido, el percutor no machaca sino que crea acciones
de corte indirecto

Protzen, que ha simulado la construcción inca de piedra (desde la, extracción en cantera
hasta el muro terminado)-, ha confirmado que conocieron el plano inclinado y lo usaron
como rampa para levantar las grandes piedras a su nivel de instalación definitiva. Él
también ha sostenido que no conocieron la cuña. Sin embargo, una nota muy reciente de·
Cárdenas indica que la cuña (junto con fuego y martillos), fue usada desde muy antiguo,
en el desbroce de los minerales, en los socavones superficiales.

Las cuerdas y sogas


Las cuerdas y sogas son, en algunos casos, herramientas destinadas a jalar. En otros,
materiales de construcción. Su evolución y perfeccionamiento es importante para todo
proceso de desarrollo de la construcción, sea como herramienta o como estructura
definitiva. Su cualidad básica es la resistencia a la tracción. Por otro lado, su duración,
cuando son fabricadas de fibras orgánicas es muy reducida.

En el mundo andino, el desplazamiento de grandes piedras, aunque fuera por distancias


cortas, apareció con la influencia Chavín.
Posteriormente, en Tiahuanaco, se hizo notoria la necesidad de trasladar piedras con pesos
que se podían medir en decenas de toneladas usando algún reductor de fricción, y por ello
de la fuerza de arrastre, en la interfase entre el suelo y la piedra, quizá polines y
seguramente agua o barro a manera de lubricante, y planos inclinados para vencer los
desniveles. Todo ello acompañado de la utilización de gruesas y fuertes sogas. En la época
inca se movieron enormes megalitos, muchos con pesos del orden de los cientos de
toneladas.
Los instrumentos
En general, los instrumentos están destinados a facilitar la obtención de medidas,
dimensiones o ángulos exactos. Salvo la plomada, prácticamente no hay huella evidente de
instrumentos constructivos, como escuadras y niveles, en el mundo andino.

Pero si se ubica entre los instrumentos aquellos destinados transmitir instrucciones


constructivas, es necesario hacer una digresión acerca del quipu. Es probable que los quipus
que, se sostiene, están exclusivamente destinados al registro del número y no al de la
palabra- hayan cumplido, en alguna medida., una modesta función instrumental. Parece,
además, que su "lectura" solo la podía llevar a cabo quien había hecho los nudos --el
quipucamalloc-, por lo que, desaparecido este, su información era irrecuperable.

Conocieron, sin lugar a dudas, instrumentos para lograr la verticalidad. Por eso cuando,
por estructuración o estilo, lo requerían o deseaban, los muros eran de sección trapezoidal
o apartados de la vertical, para lo cual los desplomaban de manera medida y ordenada. Para
lograr el plomo o el desplome usaron la plomada que, en innumerable cantidad, forma y
perfección, se encuentra en los almacenes de nuestros museos. La forma de algunas de esas
plomadas es particularmente perfecta y hasta contemporánea. En su parte superior tienen
una diminuta barra o varilla que permite atar la cuerda para suspenderla.

Varios investigadores reconocen instrumentos niveladores para lograr la horizontal. Se


sostiene que usaban, para este efecto, el agua vaciada en piezas cerámicas. No hay
evidencias convincentes que confirmen la existencia de estos instrumentos. La gradiente
delos canales, sobre todo la reducidísima de los de la costa, pudo lograrse mediante el
transcurso natural de la misma agua que se quería conducir. En cuanto al trazo, nada es cla
ro. Si bien no hay duda de que pudieron trazar líneas rectas y curvas, incluso
circunferencias, y ángulos rectos muy bien logrados, así como uniformes escaleras,
desconocemos los instrumentos que utilizaron para conseguirlo.

Los muros
Los muros son la esencia de una edificación. Ellos separan el frío del calor, el viento de la
calma y lo mojado de lo seco. Proveen privacidad y sostienen los techos.

El gran legado de los constructores del Perú antiguo –preínca e Inca- son los muros que
construyeron y que aun arruinados podemos todavía admirar. Muros destinados a la
contención de la tierra en edificaciones, andenes y canales, al cierre y división de los
recintos y al flanqueado de los caminos. Muros de adobe, adobón y piedra; muros de adobe
y pirca de piedra asentados con barro. Muros de piedra canteada y labrada asentada en seco
en aparejos múltiples muchos de ellos con mampuestos encajados precisamente y, algunos
con acabados pulidos. Muros de megalitos de algunos cientos de toneladas de peso,
ajustados, unos con otros y encajados con precisión inigualada.
Si bien los antiguos muros muestran escasas huellas de haber sufrido asentamiento
diferencial es notorio que no tienen una cimentación (una parte de la edificación que está
debajo de 1a tierra y sobre la que, apoya, la fábrica. En los muros serranos de adobe con
una base piedra, no para cimentarlo, sino para protegerlo del agua, es el mismo muro el
que toca el suelo. En los de piedra no hay cimentación distinguible del muro. En la costa,
donde el problema del agua es menor o no existe, es el propio muro de adobe el que toca
el suelo de apoyo. Este hecho es visible, por ejemplo, en los muros perimetrales de la
"fortaleza" de Paramonga (una construcción de probable origen chimú de muros de adobe
ubicada a unos 200 km al norte de Lima), en la que los muros siguen las grandes
sinuosidades del cerro para lograr un asiento estable. También ocurre lo mismo en las
construcciones, sobre todo las más antiguas, las preínca, de Pachacámac.

El llanka era un procedimiento utilizado para "unir" los mampuestos en la construcción


con piedra y sellar los espacios que quedan entre ellos. Consistía en vaciar una lechada de
arcilla por la parte posterior del muro una vez que este había alcanzado una altura como la
de un hombre, y así sucesivamente hasta completar el total de la altura del muro. Debido a
su fluidez y a la presión originada por su tirante de llenado, esta lechada penetra en los
intersticios entre las piedras y, al endurecer la arcilla, sella el muro.
En Tiahuanaco se encuentra un sorprendente modo de unir las piedras. Se hacía labrando
depresiones en forma dc 'I' en piedras contiguas para, luego, vaciar en ellas cobre fundido.
Este una vez endurecido actúa como grapa y proporciona, por ello, traba y sujeción mutua
entre las piedras. En cierta medida, esta unión mecánica "monolitiza'' el muro.
Sea cual fuere la, técnica que efectivamente se empleó, encajadas y asentadas con precisión
las piedras y megalitos se enlazan y traban y, como lo demuestra su duración de siglos, los
muros resultantes tienen adecuada competencia estructura1 para resistir todas las acciones
que pretenden, volcarlos. No se puede cerrar este acápite sin reconocer que la construcción
de piedra en el Incario era, a la vez que simple, noble, fuerte e impresionante. Y, solo
excepcionalmente, lujosa.

Los tejados
Los tejados de las edificaciones, usualmente de doble vertiente en la lluviosa sierra y planos
(aunque en la cerámica mochica aparecen algunos con pendiente) en la seca costa, eran
estructurados de caña (de Guayaquil y, también, brava), o de rollizos de madera. En la
costa, esos rollizos eran de huarangos, lúcumos y algarrobos. En la sierra, Cobo señala que
se usaba, el aliso, un árbol serrano que alcanza 20 m, cuando no se conseguían maderas
fuertes. Todos esos rollizos y cañas eran, en sus nudos y encuentros, atados con cuerdas.
La - cubierta era de paja, ichu en la sierra alta. Y demandaba, para drenar libremente sin
filtrar, fuertes pendientes del orden de los 60 grados.

Los peligros naturales


Él territorio peruano está sujeto a fuertes e intensos peligros naturales: los quiebres,
avalanchas y deslizamientos de las laderas (a los que les conoce con el nombre genérico
de huaicos), ríos intermitentes de piedra y lodo causados por la saturación del suelo o la
erosión de la bases de los taludes, producidas, a su vez, por las intensas lluvias andinas que
ocurren en todas las quebradas todos los años. Lo está también a excesos de agua (ríos
turbulentos desencauzados) y sequías donde normalmente esto no es así, originadas por el
fenómeno marítimo de El Niño. A severas vibraciones sísmicas, temblores casi,
permanentes y frecuentes terremotos, provocados por el continuo movimiento de las placas
terrestres. A amenazas de erupciones volcánicas, a enormes incendios forestales en áreas
húmedas cuando hay sequía. El del Perú es, en suma, un territorio de dinámica intensa.
No existe el desastre natural. Cuando el ser humano se asienta en áreas sujetas a peligros
naturales y no toma o no puede tomar las precauciones debidas para protegerse, sus obras
(y él también) se vuelven vulnerables a los inevitables peligros naturales.

El poblador andino aprendió a esquivar el peligro. No se asentó en quebradas activas, evitó


construir en el valle costero donde los sismos son más intensos, y no reocupó las áreas
cubiertas por la lava ·de los volcanes. Cuando tuvo que construir en áreas intensamente
sísmicas, tomó precauciones para reducir, la vulnerabilidad.

En la costa las edificaciones, aunque funcionalmente individuales, son estructuralmente


continuas de muros siempre medianeros, de modo que un muro cualquiera, muy vulnerable
Por si solo, siempre recibe y presta-apoyo a otro. En la sierra los · .recintos son, en general,
estructuralmente individuales: las paredes, aunque trabadas en las esquinas y encuentros,
pocas veces son medianeras. No lo son en Machu Picchu, que, se cree, es la última de las
grandes obras incas. Sí lo son en el caso del Coricancha y de Písac.

Reflexión final.
Al no haber resistros escritos sino, y solo en las etapas postreras de los asentamientos
andinos, la transmisión oral razonablemente confiable de realidades, mitos y leyendas y su
interpretación por cronistas o historiadores que no habían recibido, entendido o asimilado
elementos culturales del Incario, siempre estará plagado de incógnitas. La medular es: por
qué optar por vivir allí, en un territorio dinámico, tan difícil de ''doblegar y con tan escasos
recursos? Y, una vez comprendido el porqué, este entendimiento conducirá
inevitablemente al reconocimiento y luego a la admiración sin reservas del poblador
andino: su creatividad, su capacidad de trabajo, paciencia, tenacidad y disciplina, su
austeridad, sus valores comunitarios y su ingeniería. Esta, aunque se admira
prioritariamente las edificaciones, se expresa magnífica y realmente en 1os sofisticados
sistemas agrícolas y vial.

La imagen: de la pobreza serrana, con el trasfondo montañoso, desolado, inaccesible e


improductivo de los Andes, ha sido grabada en nuestras mentes (y en nuestras ideologías)
por la realidad que, evidentemente padece ese espacio geográfico desde la llegada de un
insignificante pero pertrechado grupo de españoles: ciento ochenta guerreros a caballo y
con armas de fuego. Más aún: la ausencia de una bestia poderosa de transporte, carga y
arado (los camélidos peruanos son animales pequeños y muy delicados, los caballos y los
bueyes llegan, con los españoles) obligaba a que todo el recurso energético para dominar
la naturaleza proviniese del trabajo humano.

Es que la interpretación de la razón de la vida en los Andes solo puede estar completa si la
percepción de las dificultades coexiste con las evidencias, hoy arruinadas, de impecables
centros urbanos, de increíbles edificaciones en piedra, de sofisticada agricultura en laderas
empinadas y en la puna y, más que de elementales caminos, de una red y un sistema vial
cuyo único equivalente en el mundo antiguo es el que posibilitó la expansión y existencia
del Imperio Romano.
No puede haber duda de que los Andes, vigorosa inteligentemente trabajados, sobre todo
por razas constructoras produjeron riqueza y posibilitaron la prosperidad de civilizaciones
avanzadas. Y permitieron alimentar a poblaciones que se calcula alcanzaron, en la sierra,
un total de entre diez millones y veinte millones de personas.

María Rostworowski sostiene que dos valores andinos que se perdieron por la perfidia de
la conquista, y que tuvieron que ver sobre todo, con el desarrollo de la que califica como
"admirable” agricultura inca, fueron el espíritu y la, labor comunitarios y la planificación.
Además, afirma que debió de aplicarse la organización y planificación, a pesar de la falta
escritura y del número escrito
En este sentido, es perverso que en los siglos transcurridos desde la llegada española la
inteligencia de dichos proceso, sobre todo los destinados a la integración territorial y al
trinomio alimenticio "canales-andenes-maíz", haya sido, si no destruida, por lo menos
relegada indefinidamente al olvido.
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Como toda la creación que los antecedió o que ellos consolidaron, el sistema vial de los
incas es propio y autóctono. Y es notable en cualquier contexto, como idea y como obra.
En el mundo antiguo, solo el sistema vial romano está en la misma categoría.
Si bien las técnicas camineras (trazo, cimentación, pavimentación, drenaje, protección y
mantenimiento de lo construido) que los incas heredaron fueron iniciadas por los huari en
la sierra y por los mochicas y chimú en la costa, loa incas establecieron y aplicaron los
nuevos conceptos de red y sistema.
Sistema vial inca (algunos lo denominaron sin justificación obvia, Capac ñan integro hizo
un todo y unifico al Tahuantinsuyo. Sirvió tanto para la circulación de personas y animales
(las recuas de llamas) en tiempos de paz y de guerra, cuanto para la administración. En este
aspecto
De la agricultura que probablemente se dio en el viejo Perú hacia el 500 a.C.
Cuando conquistaban nuevos territorios, los Incas uniformaban las agrupaciones sociales
enmendando costumbres antiguas y forjaban una obra homogénea.
El ayllu facilita la organización laboral, militar, religiosa y tributaria.
El ayllu convirtió en un fuerte eslabón del “imperio”, los incas realizaron una gran obra
civilizadora. Aparte de su labor creadora, sirvieron de vehículos de la cultura lo que y
tomaron de una civilización lo perfeccionaron y lo llevaron a donde no existía. Después de
la conquista de un nuevo territorio, los “contadores” anotaban en detalle, mediante los
quipus, la extensión de las tierras, el número de hombres, la clase de los cultivos y de las
riquezas.
El territorio incaico fue dividió para su mejor

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