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El cordero sacrificial
La Pascua debía convertirse en una celebración anual en Israel para que ellos
pudieran recordar como Dios los salvó de la muerte. Por supuesto, todas las
experiencias en el antiguo Israel llevaban consigo lecciones espirituales más
importantes para los cristianos (1 Corintios 10-11). Jesucristo se convirtió en el
Cordero de Pascua para la Iglesia cristiana. El apóstol Pablo enseñó en 1 Corintios
5:7: “Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura
como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros”.
Pero, ¿por qué un hombre tuvo que dar su vida para que nosotros fuéramos
perdonados? Para saber por qué, debemos ir primero al libro de Génesis.
El primer pecado
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conocimiento del bien y del mal. Dios les había advertido que si lo desobedecían
el castigo sería la pena de muerte (Génesis 2:17).
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Dios permitió que la brecha fuera sanada a través del sacrificio de Jesucristo. Fue
por el amor que Dios siente por nosotros que estuvo dispuesto a sacrificar a su
propio hijo por la humanidad (Juan 3:16). Toda la idea central de la iglesia
cristiana y el ministerio se trata de esta reconciliación. Pero, ¿cómo fue llevado a
cabo todo esto y por qué Jesús tuvo que sufrir una muerte tan terrible?
“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual,
siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,
sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los
hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose
obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”.
Por medio de la muerte de Cristo, Dios demostró su profundo amor por nosotros
y la espantosa naturaleza del pecado. De haber afrontado los pecados de la
humanidad de una manera superficial, habría sido un perdón sin esfuerzo y
habría transmitido el mensaje a la humanidad de que la rebelión y el rechazo de
las leyes de Dios no era nada grave. Al mandar a su hijo para que fuera golpeado
y crucificado, el precio de nuestro perdón fue muy grande para Dios,
demostrándonos de manera muy poderosa que el mal si importa.
Como dice en Juan 3:16: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado
a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga
vida eterna”. Juan escribió más adelante en 1 Juan 4:9-10: “En esto se mostró el
amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo,
para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos
amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación
por nuestros pecados”.
Gran parte del enfoque del libro de Romanos es para mostrarnos lo justo que es
Dios. Si Dios arbitrariamente perdonara a unos y a otros no, entonces no sería
justo. El pecado tiene un castigo. Misericordiosamente Dios permite que el
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sacrificio de Jesús pague ese castigo, pero eso no quiere decir que simplemente
Él pase por alto nuestro pecado.
Parte de lo que nos debe hacer reaccionar es la comprensión de que Dios no hizo
simplemente borrón y cuenta nueva, alguien más ha pagado nuestra bien
merecida pena. Dios no puede pasar por alto el pecado y ser justo. Él es el que
dijo que la paga del pecado es muerte (Romanos 6:23). Si no hubiera muerte, la
deuda no hubiera sido pagada.
¿Por qué es tan importante para nosotros que Dios sea justo? Porque nuestra fe
está basada en el carácter de Dios. Si Dios fuera arbitrario, sería imposible para
nosotros tener fe en Él. Nunca sabríamos cuando nos va a exigir justicia y cuando
simplemente pasaría por alto la injusticia. Debemos estar agradecidos porque el
carácter de Dios es tanto justo como amoroso.
Jesús fue azotado y golpeado justo antes de su crucifixión. Isaías profetizó que
quedaría prácticamente irreconocible y que sería una de las golpizas más severas
que un ser humano hubiera tenido que soportar.
El siguiente capítulo narra que el hijo de Dios fue golpeado por nuestras
transgresiones y por nuestros pecados y que finalmente Él dio su sangre como un
completo sacrificio por nosotros —para reconciliarnos con el Padre ofreciéndose
a sí mismo por nuestros pecados. Todo esto fue de acuerdo con la voluntad de
Dios y el plan que tiene para que la humanidad sea perdonada y eventualmente
alcance la vida eterna (Isaías 53: 4-5,10).
Este perdón no puede ser ganado por buenas obras a nuestro favor. Viene a través
de la fe y la gracia de Dios. Pablo dijo en Romanos 3:24 que nosotros “siendo
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justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo
Jesús”.
¿Qué sucede con usted? ¿Se ha reconciliado verdaderamente con su Creador? ¿Ha
pensado seriamente en el arrepentimiento y el bautismo? Asegúrese de leer los
artículos que tenemos en este sitio acerca del “Cambio” y todo el mensaje del
evangelio del Reino de Dios. Luego, actúe de acuerdo con lo que aprenda de la
Biblia. ¡Es lo mínimo que podemos hacer si valoramos el increíble sacrificio de
Jesucristo!
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completamente y para siempre se origina en la naturaleza de gracia y de
misericordia de Dios.
3. LA MUERTE DE CRISTO EN LA CRUZ ENTENDIDA COMO AMOR.
La muerte de Jesús en la cruz se mantiene como evidencia del amor de Dios hacia
los humanos. Aunque la rebelión humana entristeció y enfureció a Dios, El, sin
embargo, respondió proveyendo a los pecadores una vía de escape a su justa ira.
El Padre envió a su Hijo al mundo a morir en lugar de los pecadores (Juan 3:16).
El Encarnado Hijo de Dios mostró su devoción al dejar su morada celestial y
tomar para sí la naturaleza humana para finalmente ofrecer su vida en una cruz
romana. El Salvador aceptó la humillación, el dolor, la muerte, y por último, su
separación de su Padre para conseguir la redención. La muerte expiatoria de
Cristo es la demostración definitiva de su amor ágape (d) hacia sus imperfectas
criaturas (Romanos 5:8). El teólogo Louis Berkhof describe la expiación como
profundamente cimentada en dos de los atributos de Dios: “Es mejor decir que la
expiación se origina en el amor y la justicia de Dios; el amor ofreció a los
pecadores una vía de escape, y la justicia exigió que los requisitos de la ley fueran
cumplidos.” (2)
4. LA MUERTE DE CRISTO EN LA CRUZ ENTENDIDA COMO VICTORIA
Jesús ganó la suprema victoria. Su batalla en la cruz derrotó a las ocultas y
hostiles fuerzas que esclavizaban y abrumaban a la humanidad. La muerte
expiatoria del Señor y su resurrección física de la tumba derrotó
permanentemente a tan colosales poderes del mundo como el pecado, la muerte,
y el diablo. El Señor Jesús liberó a aquellos que habían sido hecho cautivos
(Efesios 4:8) y surgió como el héroe conquistador que rompió las cadenas de la
cautividad. Jesús es el Cordero de Dios que derrotó a aquel que anda al acecho
como león rugiente buscando devorar las almas de los hombres (1 Pedro 5:8). Los
cristianos celebran el nuevo Día V E, “Victoria en la Tierra” (Victory upon
the Earth), por medio de la cruz del Señor y Salvador.
Sea que se le adorne trivialmente como una expresión de la moda o que se la
utilice con reverencia como un monumento conmemorativo de los caídos en la
guerra, la cruz siempre convoca la atención. Es la cruz de Jesucristo y los cuatro
aspectos de su significado de expiación que separan al cristianismo histórico de
todas las demás religiones y sistemas filosóficos.
NOTAS
(a) Redimir: Rescatar o sacar de esclavitud al cautivo mediante precio.
(Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, 2001)
(b) Expiar: Borrar las culpas, purificarse de ellas por medio de algún sacrificio. .
(Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, 2001)
(c) Inmolar: Ofrecer en sacrificio una victima. (Pequeño Larousse Ilustrado,
1990)
(d) Agape: El amor profundo y constante, e interés de un ser perfecto hacia
personas que no lo merecen, el cual produce [en respuesta] un amor reverencial
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en ellos hacia el Dador, y un amor práctico hacia aquellos que[ también] son
partícipes del mismo, y el deseo de ayudar a otros en sus búsquedas del Dador.
Es un ejercicio de la voluntad Divina en una elección deliberada, hecha sin causa
identificable, excepto la que existe en la naturaleza de Dios.
El amor busca el bienestar de todos, y no le produce daño a ninguno; busca la
oportunidad de hacer el bien a todos.
LA CRUZ
...Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se
salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios. 1Corintios 1:18.
La Cruz es sin duda alguna el símbolo del Cristianismo por excelencia, porque en
ella murió el Hijo de Dios, nuestro Señor Jesucristo, resucitando al tercer día.
Aquél símbolo de la maldición romana para muerte del reo, el madero de
tormento, se convertiría en símbolo de la vida y la resurrección, en el símbolo de
la obra del Hijo de Dios, del perdón que Dios otorga por el pecado del hombre, de
aquellos que creen en Él. Tal sería la relevancia y la santidad de su significado que
el mismo Pedro lucharía con sus verdugos, cuando le crucificaban, para morir de
otra forma, porque no se consideraba digno de morir como su Señor, y le
crucificaron boca abajo. En el siglo IV Constantino abolió la crucifixión en el
imperio Romano que gobernaba, al convertirse al cristianismo y por piedad
cristiana.
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27:52. El centurión exclamo "verdaderamente este era el Hijo de Dios" Mt.27:54.
Su Sangre fue derramada al pie de la Cruz; un manantial abierto de vida
expiatoria para el pecado de aquellos que reciben a Jesucristo como Su Salvador
hoy, cuando predicamos y creen para salvación, cambiando sus vidas en ese
momento, naciendo de nuevo y siendo llenados del Espíritu Santo. 1Corintios
2:12.
La liberación del pecado y de una conciencia que nos acusa por la Ley de Dios,
que es el Ministerio de la Condenación y de la Muerte, nos permite vivir para
Cristo y para nuestro prójimo llevando nuestra cruz como discípulos y también
compartiendo el yugo, cumpliendo así la llamada Ley de Cristo:
...2Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de
Cristo... ...Mirad con cuán grandes letras os escribo de mi propia
mano. 12Todos los que quieren agradar en la carne, éstos os obligan a
que os circuncidéis, solamente para no padecer persecución a causa
de la cruz de Cristo. 13Porque ni aun los mismos que se circuncidan
guardan la ley; pero quieren que vosotros os circuncidéis, para
gloriarse en vuestra carne. 14Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en
la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es
crucificado a mí, y yo al mundo. 15Porque en Cristo Jesús ni la
circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación.
16Y a todos los que anden conforme a esta regla, paz y misericordia
sea a ellos, y al Israel de Dios. Gálatas 6.
Jesucristo firma con Su sangre el Nuevo Pacto que nos salva, clavando en la Cruz
el acta que nos condenaba. El cristiano firma con la fe en Su obra. ¿Ha firmado
Ud.?. Colosenses 2:14.
Jesucristo cumple la profecía sobre Su obra como Mesías sufriente de Isaías 53.
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Jesucristo derrota al Diablo, y a la muerte, resucitando tras Su muerte. Juan
16:33, 1Corintios 15:54,55.
Jesucristo nos otorga la victoria y la vida eterna por la fe. Efesios 2:5.
El fruto es la resurrección de los muertos; los justos para vida eterna y los injustos
al castigo eterno. Mateo 25:31 al 46, Juan 3:36 y 6:54, Romanos 2:7. Jesucristo
abrió de nuevo el paraíso a los hombres. Es nuestro regreso al principio, al génesis
de la vida, a acceder al Árbol de la Vida junto a nuestro amado Dios y Padre. Jesús
es el postrer Adán. Lucas 23:42,43.
Del mismo modo que la Cruz tiene 5 partes, nuestra mano tiene 5 dedos que nos
servirán en la oración en el enfoque de llevar nuestra cruz:
1.- La cruz por Cristo.
2.- La cruz por nuestros seres queridos que son de Cristo.
3.- La cruz por nuestros hermanos en la fe.
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4.- La cruz por nuestro prójimo para que conozca el Evangelio de Salvación.
5.- La cruz de la persecución, a veces como iglesia y otras en nuestra soledad
cuando somos perseguidos por anunciar, luchar y defender la obra de Cristo en
la Cruz, un honor; y si estamos haciéndonos este planteamiento, significa que
hemos nacido de nuevo, y hemos aceptado en nosotros la Cruz de Cristo, la obra
de Salvación.
La Pasión de Cristo por nosotros y Su gran amor le llevaron a dar Su vida para
volverla a tomar, sentándose a la diestra de Dios Padre. Esa Pasión es el fuego del
Espíritu que a su vez toca nuestro corazón y lo enciende con la llama de la pasión
del cristiano por Cristo. Esa pasión que cambia nuestro corazón, nos lleva a la
transformación espiritual que hace que nuestro corazón y nuestra alma se
enamoren de Él. Un horno de fuego espiritual es lo que se prende en el alma del
cristiano; un horno que lentamente va dando forma al nacido de nuevo en todo
su ser, espíritu, alma y cuerpo, 1Tesalonicenses 5:23, hasta convertirlo en un
templo del Dios Vivo.
La cruz del cristiano trae persecución, trae desprecio de los que no aman a Dios,
trae lucha con el enemigo espiritual que no quiere perder las almas que ahora
tiene bajo su poder, a las que quiere llevar a la muerte eterna del infierno; pero
también trae gozo por las almas que son salvas que compensa con creces la
persecución, trae afecto fraternal y amor de Dios desde los hermanos que se han
salvado por la fe en la Cruz, que también compensa con creces todo el desprecio
de otros, y trae victoria, el Reino de Dios en las almas y en la eternidad, porque el
Reino de Dios está entre nosotros. Lucas 17:21.
...Hijos, ¡cuán difícil les es entrar en el reino de Dios, a los que confían
en las riquezas! 25Más fácil es pasar un camello por el ojo de una
aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. 26Ellos se asombraban
aun más, diciendo entre sí: ¿Quién, pues, podrá ser
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salvo? 27Entonces Jesús, mirándolos, dijo: Para los hombres es
imposible, mas para Dios, no; porque todas las cosas son posibles
para Dios. 28Entonces Pedro comenzó a decirle: He aquí, nosotros lo
hemos dejado todo, y te hemos seguido. 29Respondió Jesús y dijo: De
cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos,
o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa
de mí y del evangelio, 30que no reciba cien veces más ahora en este
tiempo; casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, con
persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna. 31Pero muchos
primeros serán postreros, y los postreros, primeros. Marcos 10:24.
El ladrón que reniega está en Egipto, el ladrón que se arrepiente está en Sodoma
y Jesús está en Jerusalén, en la terrenal, al mismo tiempo que en la celestial,
haciendo la obra espiritual eterna de salvarnos. Cristo, pues, lucha en la Cruz en
el lugar de la religión terrenal, venciendo en la Jerusalén terrenal, que repercute
en la Jerusalén celestial, que es eterna, para salvación de las almas. La Cruz
anunciada produce las dos reacciones de los dos ladrones: o se arrepienten o se
revelan. La Cruz. Tres cruces; tres lugares; tres bendiciones. Una salvación.
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