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ENSAYO SOBRE LA EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA RESPONSABILIDAD

EXTRACONTRACTUAL DEL ESTADO.

PRESENTADO POR: CAMILA ALEJANDRA CUDRIS


KAREN ANDREA CASTRO
DANIELA TORRES.

PRESENTADO A: MIGUEL RAMÓN MEJÍA CÁEZ

UNIVERSIDAD COOPERATIVA DE COLOMBIA


IBAGUÉ-TOLIMA
2018
EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL DEL
ESTADO

RESUMEN

La responsabilidad extracontractual del Estado en Colombia, ha ido evolucionando junto


con sus Constituciones Políticas, país con diversidad Constitucional, pero sin lugar a
dudas desde 1991 con una de las mejores Cartas Políticas en el mundo, la cual trajo
consigo notables cambios de carácter social, donde se eslabona al ser humano como
centro fundamental del estado, es así, que trae consigo una serie de valores que hacen
que de cierta manera el hombre sea colocado por encima de las leyes, un Estado Social
de Derecho que tiene como propósito fundamental el bienestar de los ciudadanos, la
protección de la dignidad humana y los derechos fundamentales.

Palabras clave: Responsabilidad extracontractual, Daño antijuridico, Estado, Estado


social de derecho, Servicio público. ,
INTRODUCCIÓN

A partir de la Revolución Francesa, como mecanismo de protección al poder soberano


del estado, se comienza un reconocimiento de derechos y garantías a favor del individuo,
con la aparición del Fallo Blanco en 1873, en el tribunal de conflicto Frances se consagra
la responsabilidad del estado, en el cual se estableció que tal responsabilidad debía
regirse por reglas distintas a las que regulaban la responsabilidad de los particulares,
considerando lo que intento el señor Blanco contra el Prefecto del departamento de
Gironde, representando al estado, tiene por objeto, hacer declarar al estado Civilmente
responsable por la aplicación de los artículos 1382, 1383, y 1384 del Código Civil, a
causa de las heridas sufridas por su hija, por hecho de obreros ,empleados por la
administración del tabaco.
Por lo anterior lo que se pretendía era que el estado de alguna u otra manera respondiera
por los perjuicios causados, ya que, hasta esta época, el estado desconocía
absolutamente, toda responsabilidad en el momento de indemnizar, sin embargo, dicha
irresponsabilidad no reunía siempre la inexistencia de un deber de compensación por lo
ocasionado. Dentro del proceso de la evolución histórica se fueron escudriñando una
serie de elementos que pondrían un limite a la irresponsabilidad absoluta con respecto
al nacimiento de irresponsabilidad. Si bien el estado no era responsable de los daños
ocasionados por su actividad, si lo eran aquellos causados por los agentes que actuaban
a su nombre.

Por tanto, es de no considerar que se pueda regir con los mismos principios del Código
Civil, las acciones o hechos cometidos por los particulares y los hechos cometidos por
funcionarios públicos; aunque esta responsabilidad no es ni general ni absoluta, tiene
sus reglas especiales las cuales varían según la necesidad de conciliar los derechos del
estado con los derechos privados, ya que en consecuencia, bajo los términos de la leyes
que ya enunciamos, la autoridad administrativa es la única competente para conocer del
tema.

Posteriormente la responsabilidad del estado ha sido un proceso de reconocimiento, ya


que en el mundo jurídico se entrelaza con la protección del individuo y su indemnidad
personal.

De alguna manera surgió la idea que el estado respondiera por todos aquellos daños
que se ocasionaren a los ciudadanos y frente al que no hubiere responsable alguno, o
cuando habiéndolo no se tuvieran los medios para responder, pero esto seria un
detrimento a las finanzas estatales, es una propuesta inviable por dicho gasto en la
política económica de los estados.
DESARROLLO

ORIGENES DE LA RESPONSABILIDAD DEL ESTADO COLOMBIANO

Luego de las ideas regeneradoras de Núñez frente a las variables de Estado, Libertad y
orden, y las ideas de Caro de producir una regeneración en todas las bases de la
sociedad humana con el fin de garantizar una mayor participación de la población en el
estado, se iniciaron en nuestro país los primeros desarrollos jurisprudenciales sobre la
responsabilidad del estado colombiano, dando un giro a la irresponsabilidad que hasta
el momento se llevaba a cabo. Se produce una sentencia de la Corte Suprema de justicia
de 22 de octubre de 1896 en la cual se establece la responsabilidad del Estado
Colombiano, en los siguientes términos:

La finalidad de un sistema de gobierno no es la de privar a los extranjeros de las garantías


a las que tienen derecho y más cuando esas garantías son vulneradas por los mismos
funcionarios públicos, que se supone son quienes deben hacerlas eficaces, el principio
de equidad es el que hace que la Nación se declare obligada a reparar el daño
ocasionado por agentes suyos.

Se debe eficaz protección a todos los habitantes nacionales y extranjeros, auques el


estado como persona jurídica no es susceptible de responsabilidad penal, si esta
obligado a las reparaciones civiles por los daños imputados por delitos de sus
funcionarios y servidores públicos, cuando no es posible que sean finiquitados o
resarcidos con sus bienes.

Partiendo de esta normatividad y con ocasión a esta se plantearon dos definiciones


importantes, la responsabilidad directa y la responsabilidad indirecta.

RESPONSABILIDAD INDIRECTA

Fue la inicialmente planteada reconocida a las personas jurídicas privadas y públicas,


donde la culpa por perjuicios introducida por sus empleados a terceros en ejercicio a sus
funciones era indilgada a la persona jurídica.

Esto quedo claro en la sentencia de la Corte Suprema de Justicia del 21 de agosto de


1939 donde se estimo que:
“la teoría basada en la culpa in eligendo (culpa en la elección) y la culta in vigilando (culpa
en la vigilancia), ha situado esta tesis de responsabilidad indirecta del Estado por causa
del funcionamiento de los Servicio Públicos en el campo de la responsabilidad por el
hecho ajeno. Pero este tipo de responsabilidad no es la que corresponde exactamente,
tratándose de la responsabilidad civil extracontractual de personas jurídicas de derecho
Público, porque en estos casos no existe la debilidad de autoridad o la ausencia de
vigilancia y cuidado que figura indefectiblemente como elemento constitucional de
responsabilidad por el hecho ajeno.

Hasta 1898 según jurisprudencia del Consejo de Estado de la sala tercera de lo


Contencioso Administrativo, no se reconocía la responsabilidad aquiliana de las
personas morales, fueran ellas de derecho privado o derecho público, pues, es lo cierto
que ni el Código de Napoleón, ni el Código de Bello, ni legislación alguna del siglo
pasado, reconocieron tal responsabilidad.

Posteriormente a esto la Corte Suprema de Justicia, en sentencia, reconoce que las


personas morales, sean de derecho privado o derecho público, puedan ver
comprometida su responsabilidad, en forma indirecta, por la culpa de sus agentes o de
sus subordinados.
Todo esto para concluir que quienes como agentes del estado obran en el ejercicio
regular de sus funciones, la responsabilidad por hechos de terceros en una sanción por
falta de elección o vigilancia, serán asumidas por quien no hizo directamente el daño.

RESPONSABILIDAD DIRECTA

Luego de lo ya dicho sobre responsabilidad indirecta por parte de la jurisdicción ordinaria


y civil, esta comenzó a ser recriminada por distintos sectores de la sociedad jurídica ya
que: no todos los funcionarios eran escogidos por el estado, el estado era responsable
directamente por los efectos de sus acciones, por lo que se empezó a considerar a la
persona jurídica y sus agentes como un solo cuerpo, de tal forma que la culpa de sus
agentes correspondía a la misma del estado.

a partir de esto, se empieza por parte de los tribunales superiores a constituir la teoría
de la responsabilidad directa. Por tanto, la responsabilidad civil por actos ilícitos, no solo
corresponderían a la persona natural si no, también la persona jurídica, por el hecho de
sus legítimos y plenarios representantes en el desempeño de sus cargos.

Si la entidad jurídica puede adquirir por medio de sus representantes, debe también, para
constituir una persona ser capaz de obligarse, así cuando al moverse en el radio de sus
atribuciones y funciones, los representantes de la persona jurídica han ejecutado
medidas perjudiciales a los intereses y sobre todo a la propiedad ajena, esta se encuentra
obligada a reparar el daño causado. Las personas jurídicas son pues, civilmente
responsables de los ilícitos cometidos por sus agentes en el ejercicio de su función o
cargo.
El concepto de responsabilidad civil extracontractual se funda, en el hecho delictivo o
culposo de donde se deriva el daño, ya por razón de un acto u omisión personales de su
autor, o del hecho de la cosa que esta bajo su guarda o custodia (culpa directa); o ya
también, por la conducta de un tercero que depende de otro, o que se halla a su cuidado
(culpa indirecta).

A partir de lo anterior es de donde se empezó descifrar en que momento el estado


actuaba a través de sus órganos y cuando no lo hacía, además de los criterios que se
debían emplear para realizar dicha distinción, es por eso que la jurisprudencia considero
que en los casos en que la actuación se desarrollaba a través de funcionarios de
dirección, la responsabilidad se catalogaba como directa o por hecho propio, mientras
que cuando la acción era desplegada por alguien que no lo era se entendía como
responsabilidad indirecta o por hecho ajeno.

RESPONSABILIDAD EN LA CONSTITUCIÓN POLITICA

Bajo el imperio de la Constitución de 1886, se consideraba que el Estado administrador


respondía por el incumplimiento de sus contratos y por los hechos que generaran
perjuicios a terceros por fuera de un contrato; no consagraba norma expresa que
impusiera al Estado la obligación de reparar los perjuicios que causara por medio de sus
agentes.

Cuando el Consejo de Estado asume la competencia para conocer las demandas de


responsabilidad de la administración en virtud de la Ley 167 de 1941 y empieza a
separarse de las normas que regulaban la responsabilidad contenidas en el derecho
privado, consolida su jurisprudencia con base en los artículos 2°, 16 y 30 de la
Constitución Política de 1886, al igual que lo hizo en su momento la Corte Suprema de
Justicia que consagraban el Principio de Legalidad, el Deber del Estado de proteger la
vida, honra y bienes de los ciudadanos y la garantía de la propiedad privada y de los
demás derechos adquiridos con justo título.

Así desarrolla el Consejo de Estado la teoría de la imputación de la responsabilidad a


través de la noción de Falla del servicio, que adquiere un papel relevante para justificar
y delimitar la responsabilidad del Estado. Consideró el alto Tribunal en sentencia de abril
18 de 1997 que:

“Es primer deber del Estado, procurar la realización del bien común, propósito
consagrado en el artículo 16 de la Constitución; para ello dispone y organiza los llamados
servicios públicos. Si como consecuencia de un mal funcionamiento del servicio, o de su
no funcionamiento o del tardío funcionamiento del mismo se causa lesión o daño, el
Estado es responsable, y por consiguiente está en la obligación de indemnizar los
perjuicios ocasionados. La responsabilidad se origina en último término en el deber
primario del Estado de suministrar a los asociados los medios conducentes a la
efectividad de sus servicios, a la consecución de sus fines, en otras palabras, a la
realización del bien común.

En Colombia la consagración expresa de la responsabilidad patrimonial del Estado como


norma constitucional, se planteó a partir de la Constitución Política de 1991.

En sentencia C-333 de 1996, respecto a la consagración de una norma expresa de


responsabilidad del Estado en el ordenamiento constitucional, la Corte Constitucional
sostuvo que:

“Hasta la Constitución de 1991, no existía en la Constitución ni en la ley una cláusula


general expresa sobre la responsabilidad patrimonial del Estado”. Sin embargo, la
jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia y, en especial, del Consejo de Estado
encontraron en diversas normas de la constitución derogada-en especial en el artículo
16- los fundamentos constitucionales de esa responsabilidad estatal y plantearon, en
particular en el campo extracontractual, la existencia de diversos regímenes de
responsabilidad, como la falla en el servicio, el régimen de riesgo o el de daño especial.
Por el contrario, la actual Constitución reconoce expresamente la responsabilidad
patrimonial del Estado, pues el artículo 90 señala con claridad que el Estado “responderá
patrimonialmente por los daños antijurídicos que le sean imputables causados por la
acción o la omisión de las autoridades.

El artículo 90 de la Constitución Política de 1991 estableció la Cláusula General de


Responsabilidad que señala que: “El Estado responderá patrimonialmente por los daños
antijurídicos que le sean imputables causados por la acción u omisión de las autoridades
públicas”. Se constituyó así la responsabilidad del Estado como una de las piedras
angulares del Estado de Derecho y como una garantía ciudadana fundamental, como lo
sostuvo en su momento el constituyente y ponente de la iniciativa, el doctor Esguerra
Portocarrero.

La norma constitucional contiene una regla general de responsabilidad patrimonial del


Estado con fundamento en el daño antijurídico que instituye la obligación de reparar el
perjuicio prescindiendo de todo tipo de ilicitud o culpa en la ejecución del hecho y
apoyándose en la protección y garantía de los derechos de los administrados y
comprende no sólo la responsabilidad sino también el sistema de responsabilidad
precontractual y la responsabilidad patrimonial del Estado de carácter contractual.

A partir de lo anterior debemos entrar al análisis de lo que se considera por parte de la


jurisprudencia como daño antijuridico, el Consejo de Estado con respecto a este punto
se ha pronunciado en los siguientes términos:
Es verdad que la ley de leyes no define el concepto de daño antijuridico, realidad que
lleva a indagar el alcance actual del mismo. Y es la doctrina española que lo precisa en
todo su universo. Para Leguina, “un daño será antijuridico cuando la victima del mismo
no esté obligado por imperativo explícito del ordenamiento a soportar la lesión de un
interés patrimonial garantizado por la norma jurídica”
El tribunal continúa afirmando:

Dentro del universo Constitucional no hay duda de que el fundamento de la


responsabilidad administrativa no se da siempre por una conducta dolosa o culpable,
que debe ser sancionada. Sino por el quebranto patrimonial que hay que reparar.

Por ello importa mas reparar el daño causado, que castigar una acción u omisión
administrativa culpable. La finalidad de la responsabilidad patrimonial no consiste, pues,
en borrar una culpa, sino en hacer recaer sobre el patrimonio de la administración, el
daño sufrido por el particular.

lo anteriormente planteado tiene sus raíces en la doctrina española, especialmente en


García de Enterría.
Argumentos secundarios

Con la finalidad de fundamentar lo anteriormente expuesto se hace necesario establecer


un concepto de “Daño antijuridico” como fundamento de la responsabilidad patrimonial
del Estado, por esta razón hay múltiples doctrinantes que han encargado de desarrollar
una noción, especialmente el profesor Eduardo García, quien lo define como “perjuicio
que el titular del patrimonio considerado no tiene el deber jurídico de soportarlo, aunque
el agente que lo ocasione obre él mismo con toda licitud”.

Pero para precisar y aclarar el concepto de daño antijurídico, es necesario establecer


¿cuándo el administrado se encuentra en la obligación de soportar el daño causado por
la administración? Para ello el autor colombiano Martín Bermúdez señala que la víctima
está obligada a soportar el daño en dos eventos, a saber: el primero de ellos, cuando
existe una causa que obligue al administrado perjudicado a recibir el daño, y precisa que
la ley no es la única causa que “le quita el linaje de antijurídico al daño”, sino que también
existen otras causas justificativas de ese daño como son la legítima defensa, el
consentimiento de la víctima o aquellos casos en los cuales aquello que se afecta no
constituye un interés legítimamente protegido. El segundo evento que el autor señala se
presenta en aquellas circunstancias en que dicho daño no excede las cargas comunes
que implica vivir en sociedad.

Queda claro entonces, que el artículo 90 de nuestra Constitución Política exige que se
presenten tres requisitos para poder hablar de una responsabilidad patrimonial del
Estado.
Estos requisitos son: la presencia de una daño antijurídico, que como se vio, es aquel
que el administrado no está en la obligación de soportar pues no existe o no se presenta
ninguna causal que justifique la producción del daño por parte de la administración, la
existencia de una causalidad material –imputatio facti- esto es, que el daño sea efecto
inmediato de la acción o de la omisión de la autoridad pública y la atribución jurídica del
daño al Estado –imputatio iuris- en virtud de un nexo con el servicio. El título o factor de
atribución del daño (falla del servicio probada o presunta; daño especial, riesgo
excepcional, etc), será asunto que determinará el juzgador, en vista de lo allegado y
probado, en virtud del principio según el cual a las partes incumbe demostrar los hechos
y al juez dispensar el derecho.

No cabe duda de que la inserción en nuestro sistema jurídico del concepto de daño
antijurídico como fundamento único de la responsabilidad patrimonial de la
administración pública, es un fiel reflejo de dicha función resarcitoria, en la cual se le
presta mayor atención al daño causado al ciudadano que al funcionamiento normal o
anormal de los servicios públicos y la conducta del agente generador del daño.

Por otra parte, El daño es antijurídico, es el perjuicio provocado a una persona que no
tiene el deber jurídico de soportar. Ha sostenido la Corte Constitucional2, que es “la
lesión de un interés legítimo, patrimonial o extrapatrimonial que la víctima no está en la
obligación de soportar por lo cual se reputa indemnizable”.
Por último, El daño antijurídico como fundamento del deber de reparación por parte del
Estado armoniza con los principios y valores del Estado Social del Derecho, dado que al
ente estatal le corresponde la salvaguarda de los derechos de los administrados frente
a la administración.

La postura acogida por la jurisprudencia del Consejo de Estado consagra que “la fuente
de la responsabilidad patrimonial del Estado es un daño que debe ser antijurídico, no
porque la conducta del autor sea contraria al derecho, sino porque el sujeto que lo sufre
no tiene el deber jurídico de soportar el perjuicio, razón por la cual se reputa
indemnizable”. De tal manera que la responsabilidad del Estado reposa en la calificación
del daño que se causa y no en la “calificación de la conducta de la Administración.
CONCLUSIÓNES

 Desde nuestra perspectiva, la responsabilidad del estado colombiano sufrió una


importante evolución debido a que antes de la creación de nuestra carta magna de
1991, no existía consagración normativa que hiciera referencia al tema de la
responsabilidad del estado por los daños que pudiere causar con sus actuaciones, ,
por esta razón se fue desarrollando ampliamente una línea la jurisprudencial y una
de las mas importantes fue la sentencia de la corte suprema de justicia del 22 de
octubre de 1886 , la cual inaugura la responsabilidad estatal en el derecho
colombiano. Dicha sentencia consagra la responsabilidad del estado de la siguiente
forma: Todas las naciones deben protección a sus habitantes nacionales y
extranjeros, y si bien es cierto que un Estado, como persona jurídica, no es
susceptible de responsabilidad penal, sí está obligado a las reparaciones civiles por
los daños que resultan de un delito imputable a sus funcionarios públicos, cuando no
es posible que éstos los resarzan con sus bienes […]. También con la promulgación
de la norma suprema se estableció en nuestro sistema jurídico la noción de daño
antijuridico, con un criterio más objetivo, tendiente a favorecer al individuo afectado
con ocasión de una actividad del estado.

 A raíz de nuestro exhaustivo análisis concluimos que la responsabilidad del estado


es uno de los temas de mayor preeminencia en el ámbito estatal debido a que por los
actos u omisiones de las autoridades administrativas en el ejercicio de sus funciones
pueden llegar a violar las normas que regulan su desempeño. Esto genera que se
ocasione perjuicios a los ciudadanos.
 Por otro lado, Cabe mencionar que en la antigüedad no se concebía al estado
responsable por los daños que con su actividad pudiera causar a sus asociados y por
esta razón tenía amplios poderes para disponer de los bienes de los ciudadanos.
Pero a través de la evolución del derecho se comenzó a brindar mayor protección a
los derechos de la comunidad.
 Por último, con la promulgación de la Constitución de 1991, se establece en nuestro
sistema jurídico, la noción de daño antijurídico, con un criterio más objetivista,
tendiente a la favorabilidad del individuo afectado con ocasión de una actividad del
estado. Sin embargo, es de resaltar que, a partir de los distintos pronunciamientos
judiciales estudiados, encontramos que, en la aplicación de la teoría de la
responsabilidad por daño antijurídico por parte de la justicia administrativa, aún
subyacen rezagos de la teoría de la culpa, falla o falta en la prestación del servicio,
cuya existencia limitan y en la mayoría de las oportunidades suprimen la esencia
objetiva del nuevo fundamento de responsabilidad constitucional
BIBLIOGRAFÍA

HERNÁNDEZ, Alier. Responsabilidad patrimonial extracontractual del Estado


colombiano. Bogotá: Revista Universidad Militar Nueva Granada, 2002.
SENTENCIAS
.

Corte Suprema de Justicia, sentencia del 22 de octubre de 1896, Magistrado


Ponente Carmelo Arango M.

Consejo de Estado, sentencia del 12 de diciembre de 1986, Sala de lo


Contencioso Administrativo, Sección Tercera, expediente 4910.

Corte Suprema de Justicia, sentencia del 30 de junio de 1941, Sala de Negocios


Generales, Magistrado Ponente Arturo Tapias Pilioneta.

Corte Suprema de Justicia, sentencia del 10 de noviembre de 1941, Sala de


Casación Civil, Magistrado Ponente José Miguel Arango.
Corte Constitucional, sentencia C-333 de agosto 1° de 1996. MP Dr. Alejandro
Martínez Caballero

Consejo de Estado, sentencia del 22 de noviembre de 1991, Sala de lo


Contencioso Administrativo, Sección Tercera, Magistrado Ponente Julio César Uribe
Acosta.

Consejo de Estado, sentencia del 26 de noviembre de 1992, Sala de lo


Contencioso Administrativo, Sección Tercera, Magistrado Ponente Julio César Uribe
Acosta

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