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Ediciones Elemento
Altolaguirre 2275 P.B. “1”
(1431) Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Tel/fax: 54 11 4521 8262
editor@edicioneselemento.com.ar
www.edicioneselemento.com.ar
Los nombres
Graciela Margarita González
Temas abordados
En este libro intentaremos desarrollar los núcleos temáticos que nos parecen
centrales para entender y atender esta problemática:
- Aproximaciones diagnósticas.
- Conceptualizaciones sobre el aprendizaje y el contexto, que sustentan la
toma de decisiones pedagógico-didácticas.
- El rescate de experiencias como forma de evaluar necesidades y demandas,
obstáculos y dificultades, tanto para desechar como replicar rumbos en
función de la aplicabilidad y factibilidad concretas.
- Algunas propuestas de carácter organizativo y pedagógico.
- Seguridad
- Aceptación y afecto
- Confianza
- Desarrollo de la propia personalidad
- Dominio del cuerpo y las destrezas
- Independencia y autonomía
- Ejercicio de todos los derechos
- Goce de la vida en todo su potencial
Figura 1
“Área motora: Maneja la tijera con mucha dificultad (esta actividad debe
realizarla con ayuda y vigilancia de un adulto.”
Área de comunicación y lenguaje: Realiza las consignas dadas por
imitación; aunque necesita que se le muestre el modelo de lo que debe
realizar.
Objetivos a corto Plazo: Desempeñarse en actividades básicas de
alimentación e higiene con supervisión.
Lengua: Se expresará en diferentes situaciones teniendo en cuenta su código
de lenguaje.
Momento de Música. Educación rítmica: Por imitación marcar el tiempo en
distintas partes del cuerpo, utilizando o no elementos.
Entre las actividades planificadas, se expresa: Ayudar a que use el pañuelo
para secar la nariz...”
Estos aspectos tienen relación directa con las estrategias didácticas que
tratamos en el capítulo siguiente.
Ahora bien, qué características posee la población escolar que –desde la mirada
educativa– requiere adaptaciones curriculares significativas extremas en las
áreas del currículum que le correspondan por su edad, o un desarrollo
curricular adecuado a sus características. Debido a la presencia de lesiones
neurológicas, se presentan en estas personas múltiples discapacidades que
interactúan entre sí. Encontramos algunos niños que no ven ni oyen, otros con
retardo mental y sordera, otros con parálisis cerebral y ceguera, etc., etc.
Aparece una multiplicidad de interacciones posibles entre las diversas
discapacidades presentes (congénitas o adquiridas). Hecho que se complejiza,
porque se desarrollan en un sujeto que se construye en relación con un adulto y
un ambiente que responde como puede ante la situación –adecuada o
inadecuadamente– y ante una situación que genera incertidumbre.
Frente a esta realidad, se nos plantea cómo “denominar”, “caracterizar”,
“categorizar” o “clasificar” a este sector de la población escolar que va quedando
en las escuelas especiales. Estas acciones parecen clarificarnos, tranquilizarnos,
reducir nuestra incertidumbre, aunque en la realidad para nada de eso sirvan.
Me permito una pequeña digresión.
Pierre Bourdieu sostiene que los actos de nominación son actos políticos. La
conceptualización –subyacente al nombre que le damos a los sujetos u objetos
–implica formas de accionar en la vida cotidiana con respecto a lo designado,
supone relaciones de poder. Carina Kaplan –refiriéndose a los actos de
nominación que realizan los distintos actores de la institución educativa dice:
“nombrar no es jamás una operación inocente: sobre todo, si el poder de
nominación emana de una instancia jerárquica superior, de una figura
legitimada y autorizada socialmente. El docente sigue representando, por
acción u omisión y a pesar de las hipótesis de una suerte de fin del maestro, un
lugar simbólico importante en los procesos de subjetivación. La institución
escolar, aún con sus crisis de sentido o precisamente por ello, tiende en muchos
casos a la humanización pero también a la destrucción de los sujetos; y el
docente es un actor clave en este péndulo”.[3]
Desde hace un tiempo en las instituciones se habla de multi-impedimento,
plurideficiencia, multidiscapacidad, pluridiscapacidad, discapacidades
complejas, severas. Denominamos a los alumnos con la que consideramos que
es la discapacidad más importante asociada a la que pensamos que no ocupa
un lugar tan central (sordoceguera, sordera con componente de retardo mental
“moderado”, etc. y sus “viceversa”) ¿Podemos determinar con seguridad la
mayor incidencia de una discapacidad sobre la otra? ¿O ambas interactúan
entre sí y con un medio que responde de distintas maneras dando como
resultado un todo que nunca es igual a otro todo conformado con los mismos
elementos? ¿Por qué generalmente se prioriza la alteración sensorial y se
nomina como componente el retardo mental hasta un “grado”[4] de
moderado? ¿Acaso porque se evalúa como “más fuerte” en el alumno o porque
es más especializada la respuesta profesional que demanda la discapacidad
sensorial? ¿Las decisiones resultantes de las respuestas a estas cuestiones
resuelven un problema de aprendizaje o un problema de enseñanza? ¿Por qué si
a la ceguera o sordera se le asocia –como se dice en los pasillos– un “ex retardo
mental severo” se diagnostica “multiimpedimento” o plurideficiencia? ¿Estos
diagnósticos son neutros, acaso, no conllevan determinadas líneas de acción en
lo referido a la derivación, la atención, la organización escolar, las estrategias
de abordaje? ¿La escuela, el personal que va a atender dicha matrícula y su
especialización no dependen de estas consideraciones? ¿No será hora de
comenzar a debatir otra organización de las escuelas especiales como centros
transdisciplinarios no especializados en cada una de las “categorizaciones”
atendidas, pero con todos los especialistas interactuando dentro?
Por otra parte –desde la óptica del paradigma educativo– hemos hablado de
“necesidades educativas complejas”, “necesidades múltiples”, “retos múltiples”
como si la complejidad y la multiplicidad no fueran cualidades presentes en los
ámbitos de lo común y cotidiano, en los espacios de las personas “normales”,
sino que tuvieran la exclusividad en este “sector” de la población escolar. Nos
debemos un profundo debate y la toma de conciencia de que cada una de estas
denominaciones implica determinadas líneas de acción y estrategias de
abordaje tanto de lo educativo como de lo médico, de que cada una de estas
categorizaciones nos ponen frente a la presencia –muchas veces– de
eufemismos que atienden algunos aspectos e ignoran otros. Las palabras
significan tanto por lo que dicen como por lo que invisibilizan. En los últimos
tiempos se ha hablado y discutido mucho sobre los términos más adecuados.
En educación nos servirían las denominaciones que reconozcan al
discapacitado como una persona con una identidad en construcción, por la
interacción con un medio que puede facilitarle o no su vida, con un montón de
“otros”; nos serían útiles las conceptualizaciones que nos permitan traducir en
líneas de acción educativas y de apoyos las necesidades del alumno.
La óptica de la Asociación Americana para el Retardo Mental (AAMD) arroja
un poco de luz con respecto al tema.
Pero, para poder decir, que estamos frente a un niño con retardo mental es
necesario que se den estas premisas, sino el diagnóstico no tiene valor.
– Intermitente
– Limitado
– Extenso
– Generalizado
Este nuevo modelo tiene las siguientes ventajas
En síntesis, este nuevo modelo, nos permite optar –en este aquí y ahora de la
historia de la Educación Especial– por la denominación “alumno con
necesidades de apoyo generalizado” en... (Áreas en las que las necesita).
“Personas de cualquier edad que necesitan apoyo externo amplio en más de una
de las principales actividades de la vida de cara a participar en escenarios
integrados de la comunidad y a disfrutar de la calidad de vida que está al
alcance de los ciudadanos y ciudadanas con ninguna o escasa discapacidad. Se
puede necesitar apoyo para actividades de la vida tales como movilidad,
comunicación, cuidado personal y aprendizaje como algo necesario para vivir
con independencia, para empleo y para autosuficiencia”.
En síntesis
Bibliografía
Bibliografía
Las dos últimas opciones son las menos integradoras. Deberíamos acudir a
ellas sólo cuando reunimos las evidencias de que son las más
adecuadas. Generalmente, esta situación se da en alumnos con
multidiscapacidad, trastornos generalizados del desarrollo o retardo mental que
requiere apoyos generalizados. No deberíamos dejar de lado la opción de la
integración con los alumnos de escuela común, en las actividades posibles.
Pienso que a este modelo habría que agregarle, la posibilidad de:
Una vez evaluada la modalidad de organización escolar más adecuada para ese
alumno concreto, deberemos decidir qué aprendizajes priorizamos. Si bien,
tenemos claro con qué marco curricular manejarnos con los alumnos que
poseen necesidades educativas de menor nivel de complejidad, nos
preguntamos, ¿qué ocurre con el resto, con los que pasan mayor tiempo en la
escuela o clase especial?
Perdieron – fundadamente – vigencia los currículums para cada discapacidad y
para cada grado de discapacidad. Sin embargo muchas instituciones los usan
como currículum oculto, tomándolo como referencias para la realización de lo
que “llaman” adaptaciones curriculares.
Para introducirnos en el tema tomaremos la clasificación de Hegarty,
Pocklington y Lucas (1981)[2] que sintetiza todas las alternativas curriculares
posibles:
- Currículum general o común: dirigido a los alumnos con necesidades
educativas especiales muy leves que no demandan ninguna modificación en
el mismo
- Currículum general con algunas modificaciones, generalmente, en vías de
acceso y en metodologías especiales que pueden ser transitorias.
- Currículum general con modificaciones significativas en aspectos
sustantivos del currículum en una o más áreas (objetivos, contenidos).
- Currículum especial con adiciones “El aspecto central del contenido de este
currículo lo constituyen las necesidades especiales de los alumnos. Se
concentran los esfuerzos en las materias básicas y se reduce la dedicación al
resto de las materias. Los alumnos que siguen este tipo de currículo tienen
necesidades educativas especiales graves y deben permanecer la mayor parte
del tiempo fuera del aula ordinaria”.[3]
- Currículum especial implica un diseño curricular específico en el que se
deberán priorizar el desarrollo de las destrezas sociales, de la autonomía
personal y, en la medida de lo posible, los aprendizajes instrumentales.
Para los alumnos con discapacidades graves y múltiples, que requieren apoyos
generalizados nos tendremos que inclinar por las propuestas curriculares de
desarrollo, cuando no obtienen beneficios de las restantes opciones, con el
modelo organizativo más adecuado para ellos.
Comparto la opinión de Molina García[6]:
“…el problema no radica en estar a favor o en contra de un determinado
modelo de escolarización, sino en que dicho proceso sea el más adecuado para
cada caso concreto, dependiendo ello de la importancia del retraso mental, de
los trastornos asociados al mismo, de las condiciones personales, didáctico-
organizativas y materiales de cada colegio, etc.”
Para concluir, es necesario destacar que los P.D.I. no son la única estrategia de
individualización, que constituyen la estrategia más extrema posible y que es
necesario agotar otras formas menos específicas, pasando por la adecuación
progresiva de los elementos del currículum.
Las serias limitaciones en estos aspectos hacen que nos planteemos estos
objetivos.
Presentaré, a modo de muestreo, para la selección de contenidos un listado de
habilidades que hace la AAMR:
. conductas simbólicas:
. Palabra hablada,
. Palabra escrita/ ortográfica,
. Símbolos gráficos,
. Lenguaje signado,
. Sistema dactilológico.
. conductas no simbólicas:
. Expresión facial
. Movimiento corporal
. Gestos
No soy partidaria del uso del concepto adaptaciones curriculares cuando estas
no son significativas. En todo caso implicarían estrategias, técnicas, recursos de
enseñanza individualizados, personalizados o diferenciados como los denomina
Perrenoud. Porque..., ¿qué otra cosa es la enseñanza?, ¿se puede enseñar sin
individualizar?, ¿sin que haya relación persona a persona? Si queremos que
intente producir aprendizaje ¿lo podemos lograr sin la relación intersubjetiva
que posibilita la construcción de las dos subjetividades?
Creo que, en cambio, podríamos hablar de adaptaciones curriculares cuando,
además de todo lo mencionado en el párrafo anterior, se hacen modificaciones
sustanciales a los componentes de currículum del grupo de referencia del
alumno. Sólo reservaría dicho concepto a las que son individuales y
significativas. Opinión discutible, aunque no viene al caso.
Las ACIS implican apartarse notoriamente de los objetivos, contenidos,
criterios de evaluación y estrategias de enseñanza previstos en el diseño
curricular común modificando, eliminando aquellos componentes que son
considerados nucleares, básicos o prioritarios en las diferentes áreas, o bien,
introduciendo nuevos. Las expectativas generales, algunos contenidos, etc.
orientarán nuestro accionar. Tendremos que tener cuidado de no convertir la
A.C.I.S. en un P.D.I. y de no renunciar a objetivos que el alumno podrá lograr
de acuerdo con sus posibilidades en períodos más largos de tiempo y con otras
estrategias de enseñanza.
Es en estas propuestas, donde nos distanciamos tanto de lo prescripto en el
diseño común, que aparece la tensión entre “normalización” e
individualización. Y, frecuentemente, nos preguntamos si el resultado está más
cerca del currículum común o hemos construido otro muy apartado del mismo,
en el que eliminamos las posibilidades de integración.
De una cosa estoy convencida, la integración es más que eso y –
paradójicamente– implica al proceso de exclusión. Si me integro con el grupo de
compañeros de trabajo en una tarea, excluyo a mis amigos del mismo. El tema
es no congelar la exclusión en una persona y en todas las situaciones de su vida.
Tendremos que traducir la integración en acciones más abarcativas que el
currículum y esa tensión se transformará en equilibrio.
En síntesis, ¿qué diferencias encontramos entre el P.D.I. y A.C.I.S? Trataré de
sintetizarlas en este cuadro.
Podemos sintetizar los tipos de adaptaciones posibles en este cuadro:
Conclusión
Bibliografía
- Cuerpo a cuerpo.
- Cargado (si es bebé).
- Alrededor (abrazo).
- Junto (hombro a hombro).
- Al frente.
El entorno educativo
El entorno educativo está constituido por todo lo que rodea al niño para crear
condiciones propicias de aprendizaje, desde el espacio físico a la calidad de
intercambios y estímulos que se promuevan para el desarrollo cognitivo y de
socialización. Esto significa que construir un entorno educativo favorable para
el niño, implica pensar en la organización total de la escuela, los salones, los
patios, los pasillos, las experiencias fuera de ella, los contenidos, las consignas
de trabajo, los materiales, el clima del aula. En el caso que abordamos, el aula
debe servir para organizar la tarea pero no todas las actividades deben realizarse
en ella. Se utilizarán entornos significativos: además del aula, el comedor, el
baño, la cocina, la calle. Hay que acostumbrar al alumno que hay un lugar para
cada tipo de actividad. La escuela es un contexto de artificialidad en tanto es un
espacio en el que se provocan las experiencias para su generalización en los
ámbitos reales de desempeño; por lo tanto es fundamental que los
profesionales trabajen con la familia para coordinar objetivos y evaluar la
posibilidad de actividades a desarrollar en el ámbito del hogar, para lograr
habilidades de comunicación y hábitos. El entorno educativo favorecerá el
desarrollo de la comunicación, paso prioritario para la intervención educativa y
el aprendizaje, en la medida que se den experiencias en ambientes naturales,
observando y analizando todos los comportamientos del niño para favorecer esa
comunicación y la interpretación de lo que nos está comunicando. La
observación del alumno en contextos naturales y artificiales, amplía la
información y proporciona una evaluación funcional que se complementa con
datos obtenidos de distintas fuentes: entrevista a padres y/o cuidadores,
registros de actividades que realiza en la escuela y en la casa, cuestiones
relacionadas con la salud, preferencias percibidas por quienes están más cerca
del niño, etc.
En cuanto a los materiales que se organicen, se trabajará especialmente con
materiales para la anticipación y el calendario. La denominada “estantería de
anticipación”[6] se arma en una mesa, armario, estantería donde se utilizan
objetos relacionados con las actividades que se realizan. Se sitúa fuera del lugar
donde estas se efectúan. Sirven para identificar el momento que corresponde a
cada actividad, asociándola con un objeto. Por ejemplo tomar la toalla y después
ir al baño a lavarse las manos. El hecho de que esté fuera del lugar donde realiza
la actividad, permite trabajar sobre la descontextualización. Al respecto dice
Wertsch[7] “la descontextualización de los instrumentos de mediación es el
proceso mediante el que el significado de los signos se vuelve cada vez menos
dependiente del contexto espacio-temporal en el que son utilizados.” A medida
que el alumno vaya progresando en sus logros, se irá aumentando el número de
objetos a que reemplacen el usado inicialmente y hasta incorporar varios para
que pueda seleccionar. El niño anticipa todas las actividades del día recorriendo
todas las cajas con los objetos que representan cada actividad y retira una por
vez antes de realizarla.
Las actividades de calendario se basan en la representación de los objetos y de
las actividades. Se ponen en práctica dibujando el objeto de la estantería antes
de ir a la actividad. El adulto hace referencia al objeto paralelamente que se
trabaja con el dibujo. La representación va aumentando progresivamente en
abstracción. Por ejemplo, a partir del reconocimiento del objeto real, se seguirá
con dibujos de tamaño natural (siempre que sea posible), en relieve, o en fotos,
hasta llegar finalmente al dibujo convencional o un símbolo. Para que esto sea
posible debimos haber recorrido todo el camino de la representación mental.
En el mismo sentido, el método TEACCH[8] es un material que ofrece
herramientas para preparar y adaptar el ambiente basándose en ayudas visuales
que facilitan el aprendizaje. Se organiza en torno a tres niveles. La organización
espacial por la cual se delimitan los espacios en función de actividades,
utilizando claves muy claras para separar espacios y actividades. Las
agendas[9], que permiten el uso de objetos, fotografías, dibujos y/o listas
escritas y actúan como anticipadores de lo que se realizará. Finalmente la
organización de tareas y sistemas de trabajo que son las formas físicas en las
cuales se presentan las tareas, ordenadas y con pocos elementos. Los tres
niveles son complementarios y están organizados en forma piramidal. En
primer término se organizan y definen los espacios y se les atribuyen funciones,
lo cual permite la ubicación del alumno en el contexto espacial. Después se
definen las actividades y el orden en que se realizarán, con lo cual se arman las
agendas. Finalmente se ponen en funcionamiento sistemas de trabajo. Se
acompaña de lenguaje verbal y preguntas concretas, completamente
organizadas y secuenciadas y se intenta que paulatinamente reconozca espacio
y tiempo en forma independiente. Es conveniente que en un principio las zonas
estén acotadas para evitar distracciones y controlar la conducta. Se podrán
diseñar distintas zonas o rincones o espacios: zonas de aprendizaje con el
profesor, de trabajo con especialistas, de juego motor y de relax. Estos dos
últimos, se desarrollan más adelante en el punto Un espacio para la expansión,
en este mismo capítulo.
La utilización de los materiales analógicos que se describen en el próximo
punto, permiten la estructuración del tiempo y el espacio. Hay dos principios
fundamentales en la intervención educativa para las personas con
problemáticas complejas, esos principios son la estructuración del mundo y el
establecimiento de rutinas. Estructurar el mundo en el que la persona se
mueve, sus ambientes cotidianos y sus actividades, permiten la anticipación de
sus propias acciones y las de los otros, creando espacios y situaciones
predecibles y seguros. La sensación de control es conducente a una mayor
estabilidad emocional y disminución de las conductas disruptivas. Sólo una vez
que se ha logrado incorporar la sensación de control, paulatinamente se podrán
incorporar cambios para salir de la rutina.
Generar contextos previsibles ayuda también para la modificación de conductas
desafiantes, es decir, esas conductas culturalmente no aceptables y cuya
intensidad, frecuencia o duración puede restringir el uso de recursos
comunitarios o puede poner en peligro la vida de la persona. Estas conductas
desafiantes se dan en interacción con el entorno, no son inherentes a la
discapacidad sino que aparecen como respuesta a un interlocutor y a un
contexto determinado. Si bien cada persona tiene más o menos probabilidad de
expresar conductas desafiantes, su manifestación no depende solamente de su
condición biológica sino también de las condiciones de relación con el medio y
el ajuste de sus necesidades. La calidad de los apoyos es central para la
modificación de estas conductas que mejorarán en climas de mayor previsión.
La sala multisensorial[16]
Concepto
Pero, ¿cuáles serán las áreas de la vida de la persona que debemos priorizar con
los apoyos? La definición 2002 de la AAMR propone nueve áreas:
1. Desarrollo humano
2. Enseñanza y educación
3. Vida en el hogar
4. Vida en la comunidad
5. Empleo
6. Salud y seguridad
7. Conductual
8. Social
9. Protección y defensa
En función de nuestra realidad, del contexto en que vive nuestro alumno y sin
perder de vista la función de la escuela – no nos olvidemos que este manual
está hecho para todas las áreas y edades de la vida de una persona–
seleccionaremos aquellas en las que podremos brindar ayudas de manera
directa y otras en las que coordinaremos o intermediaremos para su
implementación por otros sectores (salud, familia, ONG, etc.)
1) Identificar las áreas en las que se detecta necesidad de apoyo, entre las nueve
citadas, discriminando aquellas en que la escuela tiene responsabilidad directa y
señalando los posibles responsables en las restantes.
2)Identificar las actividades de apoyo relevantes para cada una de las áreas: de
acuerdo con las características, intereses y preferencias del sujeto y del contexto
familiar, escolar y comunitario.
3)Valorar el nivel o intensidad de las necesidades de apoyo: de acuerdo con la
frecuencia, duración y tipo de apoyo;
4)Elaborar en equipo transdisciplinario el Plan Individualizado de Apoyos que
refleje al individuo:
Tenemos que evitar identificar –exclusivamente– los apoyos con los servicios,
como erróneamente ocurre en ocasiones frecuentes. Precisamente, los apoyos
son una alternativa mucho más amplia y general que cuenta con muchos más
recursos e intervenciones posibles que los propios servicios. Existe, en la
actualidad, interés en utilizar apoyos naturales como una forma efectiva de
maximizar los servicios de habilitación para las personas con discapacidad Se
debe pensar tanto en los apoyos naturales posibles (la propia persona, y
otras personas) como en los que se pueden promocionar desde los servicios
educativos o sociales. Hoy, la naturaleza de los sistemas de apoyos es muy
variada, partiendo del propio individuo, pasando por la familia y amigos,
después por los apoyos informales, los servicios genéricos, hasta llegar a los
servicios especializados.
¿A qué nos referimos cuando hablamos de apoyos naturales? Es uno de los
conceptos más modernos y que tiene la importancia de evitar al máximo posible
la artificialidad que caracteriza la vida de una persona con discapacidad y la
tortura de los procedimientos, técnicas, tratamientos a que es sometida desde
que nace en pos de su “normalización”. ¿Nos preguntamos alguna vez cómo
nos sentiríamos si fuéramos sometidos a masajes, tracciones, ejercicios,
aparatos, etc., para –sin haberlo deseado nunca– hacernos ser a nosotros, si a
nosotros con todas nuestras capacidades, no en situación de limitación–
trapecistas de circo? ¿Qué sentiríamos? ¿Pensamos en la construcción de la
subjetividad del otro? ¿Pensamos en permitirles elegir, aceptar, rechazar,
observar su situación de agrado o interés?
Los apoyos naturales son los que tienen lugar en entornos comunes integrados
la casa, el club, el trabajo, etc. Las actividades de apoyo son realizadas por
personas que trabajan, viven, o se divierten habitualmente dentro de ese
contexto. Las actividades de apoyo son individualizadas y referidas a la persona
“Los apoyos naturales son coordinados por una persona que sirve además de
gestor de los mismos”, pudiendo ser algún integrante del equipo
transdisciplinario de la escuela que asuma ese rol.
La utilización de apoyos puede variar desde un apoyo para toda la vida hasta un
apoyo en diferentes etapas de la misma. Los apoyos no deben retirarse sin dejar
de supervisar el surgimiento de actuales y futuras necesidades de ayuda para
esa persona concreta (AAMR 1997).
Los principios básicos que deberíamos tener en cuenta para su selección están
contemplados en las respuestas a estos interrogantes:
Las fuentes que proporcionan los apoyos podrán provenir tanto de la misma
persona con discapacidad, de sus competencias como de otras personas,
tecnología y de servicios de habilitación.
Los individuales o personales provienen del mismo alumno .Pueden ser:
habilidades, competencias, destrezas, como capacidad para elegir, dinero,
información, valores espirituales.
Otras personas pueden ser familia, amigos, compañeros de trabajo, vecinos,
tutores. Siempre intentaremos buscar personas de su ámbito de vida cotidiana
en la medida de lo posible para evitar las molestias de la intrusión y su
incidencia en la construcción de la subjetividad del niño.
Tecnología abarca ayudas técnicas, adaptaciones en el trabajo / vivienda,
tecnología conductual.
Servicios de habilitación comprende a los servicios normalmente existentes
que deben ser utilizados si no se cuenta con servicios naturales.
Moshe Feldenkrais dice que “Un niño no sabe que es un paralítico cerebral
antes que nadie se lo enseñe”. Estos pensamientos tendrían que estar presentes
en nuestra mente cuando nos abocamos a la tarea de hacer currículum y de
seleccionar apoyos. Les colocamos aparatos, los sometemos a serios
procedimientos de rehabilitación… Queremos que aprendan todo lo relativo a la
comunicación, aseo, autovalimiento, etc.... Les enseñamos y nos ocupamos de
hacerles sentir permanentemente que son discapacitados. Están el doble de
tiempo que los alumnos “normales “abocados a dar respuesta a las enseñanzas.
Desde ya que con nuestras mejores intenciones.
Nos preguntamos ¿Qué creemos que enmascara la PROLIFERACIÓN
INCONTROLADA DE INTRUSISMO? ¿Cómo imaginamos que construye su
condición de alumno desde una identidad deficitaria? ¿Qué características
tendrían que tener los apoyos de cada uno de los técnicos? ¿Por qué creemos
que hablamos con frecuencia del alumno – problema en lugar de los problemas
del alumno? ¿Qué implicaría para la selección de apoyos tener en cuenta los
problemas del alumno?
Funciones
El manual de la AADM agrupa las fuentes en torno a las siete funciones de los
apoyos:
- Amistad
- Planificación económica
- Ayuda al empleado
- Apoyo conductual
- Ayuda en el hogar
- Acceso y utilización de la comunidad
- Atención sanitaria
El cuadro siguiente, tomado del Manual de la AAMR47, traduce las funciones
en actividades representativas de las mismas. Está puesto a modo de ejemplo.
Es importante analizarlo y debatirlo desde nuestra realidad.
- Cognición y aprendizaje
- Conducta adaptativa (conceptual, social y práctica)
- Participación, Interacciones y roles Sociales
- Salud (salud física, salud mental, etiología)
- Contexto (ambientes y cultura)
Entre todos nos debemos un debate que nos haga revisar cuál es el
posicionamiento que la institución educativa asume en el tratamiento de los
alumnos con NEE asociadas a discapacidades severas. Podemos pensar los
abordajes, desde la escuela y sus profesionales o desde el niño y sus
necesidades y, de este modo, nos situaremos de manera diferente en las
intervenciones familiares y escolares. Necesitamos alcanzar un punto de
articulación entre lo interno, lo deseado y necesitado por el niño, la mirada de
su familia y la de los docentes y especialistas, para poder construir una
propuesta educativa diferente. “Un niño no sabe que es un paralítico
cerebral antes que nadie se lo enseñe”. Moshe Feldenkrais (en Reed)
Estos pensamientos tendrán que estar presentes en nuestra mente cuando nos
abocamos a la tarea de enseñar.
La vida y la vitalidad de un niño con NEE asociadas a discapacidad severa y
permanente provocan una ruptura con nuestros esquemas y conocimientos
previos. Educarlos implica un desafío, nos altera, no tenemos la certeza de la
adecuación de nuestras respuestas. A partir de este punto de tensión
emprendemos la tarea de enseñar. ¿Cómo creemos que se puede alivianar la
incertidumbre en situaciones?
Bibliografía
Será esta la base para un diagnóstico contextual que permita ahora así el trabajo
conjunto, que no significa delegar tareas, sino co-responsabilidad en las
decisiones.
[1] El origen etimológico de la palabra viene del latín “resiliere” que significa rebotar y se extiende a la
capacidad de rebotar que tiene la gente aún cuando las condiciones presionen hacia abajo. El concepto de
resiliencia, actualmente está aplicado a las ciencias sociales pero en realidad es un término antiguo que
comprende la capacidad de supervivencia del ser humano a través de la historia y sus diferentes etapas.
Aparece asociado a la ingeniería y específicamente a la mecánica, como la característica que poseen
ciertos materiales para recobrar su forma habitual luego de haber sido sometidos a presión deformadora.
En los últimos años se lo utiliza para designar las cualidades de las personas o los grupos para revertir
procesos de stress.
[2] Gvirtz, S y Beech, J. “Educación y cohesión social en América Latina: una mirada desde la
micropolítica escolar”, en Revista de Política Nº 1, Universidad de San Andrés, Buenos Aires, 2009.
[3] Un interesante análisis sobre las posibilidades colectivas de la resiliencia se puede encontrar en
Relatoría del Seminario-Taller: “La resiliencia como un aporte a intervenciones sociales sustentables”,
Ediciones de la Universidad Nacional de Lanús, 2001.
[4] Ejercicio propuesto por Smick y Rlunkel (1994) en Henderson y Milstein (2003, Págs. 146 a 148).
[5] En González de Angelini y otros (2001).
[6] Lompre, “L’Institution et son complexe”, en CESAP, 1996, traducido por la Profesora Carlota
Romero.
CAPÍTULO 8
Quizá el final de este relato recreado sea lo más sustantivo del análisis. El
maestro, al igual los padres (todos los Otros) actúa como espejo: un espejo que
devuelve posibilidad.
En otros casos, se seleccionan obras literarias que, trabajadas en grupo,
permiten “establecer un diálogo con esas obras de ficción, descubren voces
familiares y sorprendentes, algo ya conocido pero visto ahora a través de un
prisma poético que le da dimensiones nuevas”. (Feijoo, M. Y Hirschman, S.,
1989, p. 18). Quizá el resultado de esta modalidad de trabajo derive de la
condición de drama que subyace en la vida institucional y de la cualidad
narrativa que la sustenta. Este lenguaje especial que comunica toda obra de
arte, se juntan con la experiencia diaria, con las esperanzas, los recuerdos, las
fantasías y los deseos de quienes las escuchan, las leen, las comentan, las
asocian, en un cruce vivencial con nuevas posibilidades dialógicas. Con estas
actividades podremos observar que los relatos de los propios participantes sobre
su trayectoria institucional encierran elementos comunes con los que se van
encontrando en las lecturas y/o narraciones. El tiempo y la reducción de la
distancia entre el coordinador del grupo y este, provocan un nivel de
maduración interactiva que se manifiesta con el aumento del sinceramiento y la
apertura de cada uno a expresar las experiencias personales que afloran ante
una imagen, una frase, una palabra, un texto.
Estos y otros procedimientos permiten exorcizar fantasmas, miedos o
ansiedades. También intentan crear las condiciones necesarias para el diálogo y
el intercambio de ideas que en un primer momento será de acercamiento,
motivación, expresión y escucha y paulatinamente se irá nutriendo de
intercambios conceptuales y teóricos. Con los docentes, en cada reunión o en
alguna de ellas según las necesidades y los objetivos de la jornada, trabajamos
lo experiencial y lo teórico. Siempre partiendo del pequeño grupo en el que se
debaten hipótesis, se cotejan con pares y con lecturas teóricas y se finaliza en
plenarios donde se amplía el campo de debate y se arriban a conclusiones que
pueden ser plasmadas en un texto o documento académico.
Otras propuestas grupales
- En el diálogo deben estar presentes todos los afectados por la decisión final.
Solamente si alguno de ellos no pudiera participar, deberá hacerlo alguien
que represente sus intereses y necesidades.
- Quienes participen del diálogo debe hacerlo seriamente, en el sentido de
que debe estar convencido de que el otro puede aportarle algo y en
consecuencia, ha de estar dispuesto a escuchar.
- El diálogo es bilateral y no unilateral, lo cual significa que hay razones para
convencer al interlocutor en cada caso.
- Quien dialoga convencido del valor intrínseco de este procedimiento en la
toma de decisiones, se manifiesta dispuesto a escuchar para mantener su
posición o modificarla según lo convenza o no los argumentos expuestos.
- El objetivo del diálogo serio es encontrar la solución más justa, lo cual
muchas veces implica descubrir que hay puntos en común con los cuales
acordar pero no un acuerdo total.
- Todos los interlocutores podrán expresar sus opiniones y puntos de vista y
aducir sus correspondientes argumentos.
- La decisión final atenderá a intereses universalizables que sirvan a todos los
afectados.
- Todas decisiones que surgen del diálogo estarán sujetas a revisión.
“Un piso de igualdad de oportunidades para todos”, docentes de escuela de San Nicolás, Provincia de
Buenos Aires
CAPÍTULO 9
Recuperando experiencias
Graciela Margarita González
En el año 1981 se organiza por primera vez la estructura escolar para la atención
de lo que se llamó RMS. La enseñanza –no graduada ni cicladacontemplaba la
evolución paulatina de los alumnos, a través del cumplimiento de objetivos
muy concretos, sin rigidez en los tiempos previstos ni en la organización
escolar. “Resulta evidente que, en la práctica, el grado de flexibilidad que cada
servicio escolar pueda y deba aplicar para agrupar a los alumnos, así como los
criterios que utilice para hacerlo, dependerá en gran medida de la magnitud de
la matrícula y de la variabilidad que la misma presente.(...) Cada Equipo Escolar
deberá resolver, ante la situación concreta, la forma de organización de los
alumnos que resulte más conveniente para asegurar el óptimo desarrollo del
proceso de enseñanza-aprendizaje.” (Plan Curricular para RMS, La Plata,
Dirección de Educación Especial, DPCyE, 1981), dice expresamente el Currículo
para Retardo Mental Severo que aún se aplica, aunque con adaptaciones, en
numerosas escuelas de la provincia de Buenos Aires. Estos objetivos y los
contenidos, se organizaron en un currículo que apuntaba esencialmente al
autovalimiento y a las habilidades personalsociales.
Las áreas curriculares que constituyen el núcleo central del Plan curricular son:
“Se visualiza diferencias positivas entre todo niño escolarizado (en ocasiones
con los años) y el que no lo está. Con los años hemos podido ir estableciendo
acuerdos y aspectos que benefician el enfoque pedagógico y socializador de la
Escuela” (Manifestado por un docente de una escuela especial de San Isidro).
El cuadro referido a las edades (ver Gráfico 17) permite visualizar los siguientes
datos:
Entre:
- 0-2 años corresponde al 7% de la población atendida
- 3-5 el 23 %
- 6-11 el 49 %
- 12-17 el 21 %
Si cotejamos con la encuesta del año 2004 (Ver Gráficos 9 y 17) observaremos
que es la franja etárea que se corresponde con el nivel primario de escolaridad y
que años atrás se encontraba en el nivel inicial. En el año 2001 teníamos el
mayor porcentaje de alumnos entre 3 y 5 años y en la actualidad entre 6 y 11
años. Se mantienen bajos porcentajes de escolaridad en la etapa de atención
temprana cuyas causas sería necesario evaluar.
En relación a la frecuencia de atención, se observa como mayor porcentaje el
ítems de 1 a 5 horas semanales. Sobre un registro total de 477 alumnos, de 1 a 5
horas semanales de atención corresponde al 42%. Si sumamos la cantidad de
alumnos que tienen hasta 15 horas semanales, llegamos a un 67% de alumnos
con frecuencia horaria por debajo de lo que le corresponde por derecho a la
educación, a cualquier niño de escolaridad básica común. (Ver Gráfico 18 del
Anexo). Indudablemente, muy lejos del ideal de acceso y permanencia escolar
en condiciones equitativas con el del resto de la comunidad. Dice la propia
Dirección de Educación Especial de la provincia de Buenos Aires (2007): “Con
respecto a la frecuencia de atención, es significativo el porcentaje de alumnos
que concurren a la escuela con una carga horaria semanal inferior a seis horas.
El porcentaje de alumnos que concurren en turno completo se corresponde,
principalmente, con escuelas ubicadas en distritos del interior de la provincia de
Buenos Aires.”
“Quiero destacar que tanto para los docentes como para los alumnos fue una
experiencia invalorable, ya que no era “un proyecto más” sino que iba a servir a
una persona a hacer la vida un poquito más fácil gracias a nuestro pequeño
granito de arena desde el punto de vista tecnológico”.
Conclusiones
Graciela Margarita González
Bibliografía
CONSIDERANDO:
Que el precitado artículo otorga idéntica validez en cuanto a sus efectos a los
certificados emitidos por las provincias adheridas a la Ley 24.901
Que el mencionado Registro tiene por objeto registrar a las personas con
discapacidad, una vez que se les haya otorgado el respectivo certificado.
Que los criterios técnicos adoptados para la confección del citado Protocolo,
surgen de la aplicación de los principios consagrados en la Convención sobre los
Derechos de las Personas con Discapacidad, aprobado por Ley Nº 26.378 y
ratificada por el Poder Ejecutivo en fecha 2 de septiembre de 2008.
Por ello,
LA MINISTRA DE SALUD
RESUELVE:
Coautora con otros profesionales del Libro “La integración escolar como
práctica profesional”, Compilación de Silvia Dubrosky, Editorial Noveduc,
publicado en el 2005.
Email: gracielagonzalez50@gmail.com
E-Mail: mariaeh47@gmail.com