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Las alergias no son iguales para todo el mundo, cada persona puede presentar alergia a
determinadas sustancias, o no presentar ninguna. Son habituales las alergias a las
sustancias naturales como el polen, el pelo de algunos animales o algunos alimentos. Pero
también pueden desarrollarse alergias a materiales como el látex. Las alergias al polen y al
pelo no suelen causar un shock anafiláctico, sino más bien las alergias a las picaduras, a
los alimentos o a los medicamentos.
La mayoría de las alergias afectan a las mucosas y a la piel: se produce rinorrea, asma y
urticaria. Pero si la reacción alérgica es muy fuerte, se denomina shock anafiláctico,
porque las reacciones del cuerpo o síntomas de la reacción alérgica son más graves,
duraderas, y pueden poner en peligro la vida del paciente. El shock anafiláctico suele
producirse inmediatamente después de ponerse en contacto con la sustancia alérgena.
Pocos segundos después del contacto con el alérgeno, por ejemplo, tras una picadura de
avispa, ya puede producirse un shock anafiláctico. Este se identifica por los siguientes
síntomas:
Náuseas
Dificultad respiratoria
Taquicardia
Ansiedad
Boca seca
Ardor o parestesias en la lengua
Prurito
Erupciones cutáneas
Aparición de ampollas e inflamación de los párpados.
Un choque anafiláctico produce unos signos típicos: los vasos sanguíneos se dilatan, se
acumula líquido en los tejidos, la presión sanguínea baja, el pulso se acelera en un
comienzo, y luego desciende y el riego sanguíneo de los órganos empeora. Los pacientes
pierden finalmente el conocimiento. Sin tratamiento, un choque anafiláctico puede tener
una evolución mortal.
Un shock anafiláctico (alérgico) se presenta por unas causas típicas, aunque puede ser
provocado por cualquier tipo de alérgeno. Las personas que padecen una alergia tipo I
pueden desarrollar un choque anafiláctico si entran en contacto con el alérgeno (sustancia
a la que reaccionan inmunologicamente). Los desencadenantes más frecuentes de un
choque anafiláctico son:
Es fácil de detectar, porque los síntomas son muy intensos y se desarrollan en cuestión de
segundos o minutos. Un shock anafiláctico se detecta en la mayoría de los casos porque,
poco después de un hecho que lo puede desencadenar, como una picadura de insecto o
una inyección de contraste, aparecen síntomas típicos como los siguientes:
El médico percibe los signos típicos del choque anafiláctico y mide el pulso y la presión
sanguínea e inicia el tratamiento de inmediato. En el hospital se pueden realizar otras
pruebas (como análisis de sangre, ECG).
Entre las labores necesarias para realizar un buen diagnóstico de lo que ha originado el
shock anafiláctico, el médico deberá realizar un examen de preguntas al paciente
(anamnesis): qué cree que ha podido desencadenar la reacción, qué ha comido o bebido
en las últimas horas, si ha estado en contacto con algún medicamento, o qué actividades
de riesgo ha podido realizar para que se produzca esta reacción.
El objetivo del diagnóstico es asegurarse de que el shock anafiláctico no se vuelva a repetir,
dado que es muy peligroso y potencialmente mortal. Lo más eficaz es determinar el
alérgeno y evitar sistemáticamente su contacto con él.
El médico coloca un acceso en la vena a través del cual administra los siguientes
medicamentos:
Algunas personas saben que podrían presentar una reacción alérgica intensa, por ejemplo,
a picaduras de insectos, y que podría provocarle un choque anafiláctico. En estos casos es
conveniente llevar consigo un kit de emergencia. Éste contiene un autoinyector con el que
el paciente se puede inyectar adrenalina en caso de emergencia (justo después de una
picadura de avispa etc.). Además del autoinyector, el kit de emergencia también contiene
otros medicamentos, como un preparado de glucocorticoides y un antihistamínico. Esto
permite que el afectado se auxilie a sí mismo rápidamente o bien que lo haga un
acompañante, sobre todo en situaciones en las que no se puede obtener de inmediato
atención médica de urgencias (por ejemplo, en países en los que uno se encuentra de
vacaciones y desconoce su sistema de emergencias. Conviene que, de todas formas, nos
informemos muy bien antes de viajar sobre cómo funciona el sistema sanitario). Si se lleva
un kit de emergencia de este tipo, debe leer bien las instrucciones de uso y aclarar las
dudas con el médico o el farmacéutico.