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Estado Peronista
-- Populismo --
Contexto internacional
En 1939, con la invasión de Polonia por parte de Alemania, comenzó la Segunda Guerra
Mundial. Unos días después, los países aliados, encabezados por Francia e Inglaterra,
declararon la guerra a Alemania. En 1941, después del ataque japonés a Pearl Harbour, Estados
Unidos entró en la guerra. Habría de durar 6 años este conflicto bélico. Y entre las terribles
secuelas de la guerra, el Holocausto además, confrontaría a la humanidad con su costado más
oscuro. En febrero de 1945, las tres potencias victoriosas se reunieron en Yalta, concretando el
reparto del mundo. Con la rendición de Alemania en mayo de 1945, se inicia el fin de la guerra
y el 6 de agosto de ese mismo año, EE.UU lanzó la primera bomba nuclear sobre Hiroshima y
luego sobre Nagazaki, dejando cientos de miles de víctimas. Japón se rindió en forma
incondicional y la Segunda Guerra llegó a su fin.
Frente a la Segunda Guerra Mundial la Argentina se afirmó con una posición neutral. Sin
embargo, en enero de 1944, por la presión de EE.UU, el presidente Ramírez –segundo
presidente del régimen surgido del golpe del 4 de junio de 1943- decidió romper relaciones con
Alemania y Japón. Si bien en un principio esta medida generó gran malestar entre los sectores
nacionalistas del ejército argentino, luego permitió frenar la expropiación de empresas alemanas
por parte de los países aliados.
Por otro lado, los regímenes populistas latinoamericanos coincidieron temporalmente con el
desarrollo del Estado Benefactor en los países de Europa Occidental en la segunda postguerra,
a raíz del creciente proceso de acumulación del capital y demanda de los trabajadores. Estas
demandas lograron institucionalizarse y la justicia social se fue concretando a través de una
diversidad de derechos sociales, laborales, y políticos. Se intentó garantizar la “paz social” y
“calmar las aguas” (es decir, neutralizar al “enemigo comunista”, consolidado después de la
Revolución Rusa) mediante diversos mecanismos y estrategias. Esta experiencia histórica
europea será crucial para el desarrollo del populismo en América Latina y del peronismo en
Argentina.
Existe una gran cantidad de abordajes sobre el peronismo y sobre lo que ha implicado para la
Argentina. Sin embargo, antes de definirlo, debemos enmarcarlo dentro de una modalidad
de régimen más general: <el populismo>. Y aunque el peronismo es frecuentemente incluido
en la categoría de “régimen populista”, el populismo, en cambio, no se agota ni se comprende
exclusivamente a través del peronismo.
1
Pues bien, se trata de un régimen cuya implementación deviene del Estado y que debe ser
enmarcado en un contexto regional latinoamericano más amplio, signado por la crisis de la
dominación oligárquica a fines de la década del ‘30.
En estos años surgieron varios Estados Populistas, destacándose México (con Cárdenas, 1934-
1940); Argentina (con Perón, 1946-1955), y Brasil (con Vargas, 1937-1945 y 1951-1954); y en
menor medida, los gobiernos de Víctor Paz Estensoro (1952-56/1960-64) y Hernán Siles Suazo
(1956-60) en Bolivia, de José María Velasco Ibarra (1934-35/ 1944-47/1952-56/1956-61/1968-
72) en Ecuador, y algunos movimientos políticos como el APRA peruano, liderado por Víctor
Haya de la Torre, o el Gaitismo colombiano, fundado por Jorge Eliecer Gaitán.
Dentro de los estudios del populismo se abren dos grandes líneas de caracterización:
a) Los que lo definen desde una línea de análisis sociológico e histórico. Estos
autores, entre los que podemos situar a Ianni, Graciarena, Cardoso, Falleto y Ansaldi,
definen al populismo como una experiencia histórica particular que surge como efecto de
la crisis de la dominación oligárquica. Como bien afirma Ianni, el populismo se
correspondió en América Latina “con una etapa especifica en la evolución de las
contradicciones entre la sociedad y la economía dependiente”.
b) Entre los que reivindican un uso amplio del término se encuentra Laclau (2005)
quien considera al populismo como la “esencia” de lo político o un modo de construcción
de la política. De manera similar, Arditi (2004) opta por definirlo como un rasgo de la
política moderna y otros, como Alan Knight (2005) sugieren que es un “estilo político”.
Estas definiciones se inspiran en procesos históricos recientes como los de Venezuela,
Bolivia y Ecuador.
En relación al electorado o a las bases sociales del populismo, Germani señala que éstas se
componen de “masas marginadas disponibles” que están “perdidas” en la sociedad
moderna y que se dejan seducir por un líder carismático.
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Estas ideas serán fuertemente criticadas por Murmis y Portantiero (1987), para quienes no
existe una manipulación entre líder y masas, ya que no se puede explicar un proceso social
mediante un mecanismo psicológico (la manipulación) que sobrestima la figura del líder y
subestima la capacidad de acción y decisión de las masas. Para el caso argentino, en su clásico
trabajo “Estudios sobre los orígenes del peronismo”, (1972) estos autores sostienen que al
analizar la génesis del peronismo, lo que aparece como relevante es la importancia del
sindicalismo como factor constituyente de ese movimiento populista y la acumulación de
demandas económicas y sociales no satisfechas.
Consecuentemente, minimizar el rol de las organizaciones sindicales y enfatizar otros niveles de
análisis, como lo son las diferencias psicosociales entre viejos y nuevos obreros, es quitarle al
peronismo su “elemento más nítido de especificación dentro del conjunto de los movimientos
populistas”. En este mismo sentido, “la presencia política de las clases populares estuvo
casi siempre mediada por instancias organizativas de clase (sindicatos) y no por una pura
vinculación emotiva con un liderazgo personal” (Portantiero, 1981)
Igualmente, tanto Germani como Di Tella reconocen que los Estados Populistas transformaron
la estructura de clases de la sociedad latinoamericana. En esta nueva configuración del
sistema de clases no solo no habría lugar para los «radicalismos» propuestos anteriormente (sea
el anarquismo o socialismo), sino que sería la burguesía industrial la que asumiría el
liderazgo de las luchas reivindicativas y reformistas de las masas obreras y de amplios
sectores de los estratos medios. Este argumento coincide con la perspectiva de Ianni (1989),
para quien el juego político de las masas debía permanecer bajo el control estratégico de
la burguesía. Por ello, cuando les llegó el ocaso, los gobiernos populistas no buscaron la
defensa armada de las masas porque, desde su lógica, las armas son «parte esencial del poder
burgués»
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algo”, es decir, tener derecho a la vivienda, a la salud, a la educación no equivale a tener
un empleo, una casa, etc. Sin embargo, el autor reconoce que en el caso del peronismo
sí existió una ampliación de los derechos políticos (sufragio femenino) y nuevos
derechos sociales.
7) Mantiene una relación ambigua con el capital extranjero, atravesada por una
ideología nacionalista, fuertememente antiimperialista y, a menudo, anticomunista
y antisocialista.
--Peronismo--
En relación al peronismo, las definiciones son múltiples ya que suele aceptarse que se trató del
proceso histórico más controversial de la historia argentina. A pesar de ello, a partir de los
elementos comunes en todas estas definiciones, conceptualizamos al peronismo (desde su
lógica estatal) de la siguiente forma:
El Estado Peronista puede ser definido como una forma histórica particular de régimen
populista, vigente en la Argentina entre 1943 y 1955, donde el liderazgo carismático de
Juan Domingo Perón fue clave en la conformación de un movimiento policlasista a partir
de una “alianza de clases” entre la clase obrera urbana y la burguesía industrial (aunque
también algunas fracciones nacionalistas del ejército y de la clase media urbana); con
una estructura institucional que combinó prácticas democráticas (ampliación de la
ciudadanía y los derechos sociales) y prácticas semiautoritarias (coacción a la justicia,
partidos políticos y medios de comunicación). El estado peronista adoptaría una
orientación política antiliberal, antioligárquica y una orientación económica nacionalista e
industrialista.
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Su modelo de acumulación estuvo basado en la ampliación del
mercado interno y en la redistribución del ingreso. Por primera
vez en la historia argentina la burguesía industrial se apoderó del
Orientación
aparato del Estado y logró en pocos años lo que no pudo la clase
económica
conservadora: crear un sistema político consensual. El peronismo,
nacionalista e
según Quiroga (1985) pudo hacer compatible un modelo económico
industrialista
con la elaboración del consenso social y fue en este contexto cuando
por primera vez se definió y planifico una “verdadera política
industrialista”
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El gobierno militar y la prefiguración del peronismo
1943-1946
Sistema Político
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El punto de partida del Cnel. Perón no fue particularmente favorable,
comparado con el de otros militares de alta graduación que luchaban por
el poder. Sin embargo, compensó esta desventaja muy pronto, al
destacarse como referente y líder programático del GOU, por contar con
objetivos y con un programa político. Su energía, habilidad y sus dotes
oratorios le valieron, además, muchos adeptos entre la oficialidad joven y
la protección de algunos jefes militares de mayor jerarquía e influencia.
Progresivamente fue anulando a todos sus rivales y comenzó a acumular
importantes funciones dentro del gobierno. Desde su cargo en el
Perón Departamento Nacional de Trabajo, dependencia que elevó al rango de
secretaría de Estado –de Trabajo y Previsión-, emprendió la revisión de la
política social.
Con el apoyo de los nacionalistas, acrecentó su base política hasta ser
designado por el nuevo presidente Farrell como Ministro de Guerra, al
tiempo que conservaba el liderazgo en el GOU y su cargo al frente de la
Secretaria de Trabajo y Previsión Social.
Meses más tarde, asumió como vicepresidente de la Nación,
ejerciendo desde entonces el poder en tres áreas clave: la política (la
vicepresidencia de la Nación); el Ejército (donde practicó
importantes reformas castrenses) y la Secretaría de Trabajo y
Previsión Social (donde mantuvo entrevistas con los dirigentes
obreros y adoptó múltiples medidas en materia de política social)
En esta corta pero importante etapa, el Estado abandonó la actitud prescindente de anteriores
gobiernos en lo concerniente a la solución de problemas socioeconómicos, interviniendo en el
plano social con una función reguladora. “Ya no se consideraría a sí mismo como guardián y
como instancia de control del progreso nacional, sino como su conductor y verdadero motor”
(Waldmann, 1981)
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Integrar los sectores populares al quehacer nacional.
1
Demanda inelástica: aquella poco sensible a las variaciones del precio del bien.
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reclamando la presencia de Perón. El gobierno debió finalmente ceder a
la presión popular y el coronel fue trasladado a la capital. Esa jornada del
17 de octubre de 1945 –espontánea para algunos autores, y para otros,
organizada por las estructuras sindicales- terminó modificando
profundamente los términos de la relación entre el Estado y la clase
trabajadora. Por la noche, frente a una multitud compacta y expectante,
Perón apresuró un discurso moderado. Se iniciaba la transición hacia las
elecciones prometidas para comienzos del año siguiente.
En el marco de la apertura electoral se produjo la conformación de un
frente antiperonista, integrado por enemigos históricos de los
trabajadores, como por ejemplo la Unión Industrial Argentina –que
nucleaba al sector más concentrado del empresariado- y la Sociedad
Rural, más el conjunto de partidos tradicionales: conservadores,
radicales, comunistas; la prensa y la universidad. La Unión Democrática
contó con el apoyo decidido de la primera potencia mundial, a través de
su representante Spruille Braden. La consigna “Braden o Perón” sintetizó
contundentemente la polarización del electorado.
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Primera presidencia
1946-1952
SISTEMA POLÍTICO
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Único de la Revolución que se transforma ese mismo año, en 1947,
El Partido Peronista en el Partido Peronista, el cual será, según Girbal, Zarrilli y Balsa,
1947 verticalista, monolítico y personalista. Desde la perspectiva de
Sidicaro (1995) tres ideas fuerza alientan su doctrina y consolidan a
Juan Perón: justicia social, independencia económica y soberanía
política.
En este proceso de consolidación, la figura y acción de María Eva
Duarte de Perón (su esposa desde el 22 de octubre de 1945) es
fundamental para otorgar dinamismo interno al gobierno nacional.
Vehemente, audaz, alentadora permanente del culto y del mito del líder,
con una gran capacidad política despiadada con sus adversarios, Eva
Perón se apoyó en el sindicalismo emergente (en contraposición con el
Eva Perón viejo sindicalismo de la década infame) y se dedicó plenamente a la
acción social. A diferencia de Perón, que enfatizaba la justicia social y
el carácter pacífico del conjunto de reformas, los discursos de Evita
tronaban con la rabia de la lucha de clases y la antinomia que separaba
al pueblo trabajador de la oligarquía “vendepatria”.
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como actores dentro de una esfera pública recientemente ensanchada.
Al mismo tiempo pretendía redefinir claramente las formas de
comportamiento y las divisiones apropiadas entre lo privado y lo
público. Mientras la subordinación tradicional de las mujeres a los
hombres era denunciada, muchas de las tradicionales virtudes
asociadas con las mujeres eran confirmadas dentro de una
reelaborada ideología doméstica. En los primeros años de la década de
1950 con el peso de la influencia de Evita Perón el trabajo externo al
hogar era expresamente condenado y la actividad política de las
mujeres era sutilmente distinguida de la de los hombres (…) La
actividad política de las mujeres era tomada como una derivación de
sus virtudes originales como madres, esposas y guardianas del hogar.
(…)” Los testimonios orales de mujeres peronistas dejan en evidencia,
sin embargo, una fuerte contradicción entre los elementos tradicionales
del discurso peronista –la mujer como madre, esposa virtuosa,
educadora- y la práctica concreta de las mujeres dentro y fuera del
hogar, desempeñándose en fábricas, talleres e incluso asumiendo roles
de delegadas sindicales.
Según Hugo del Campo (1985) en el peronismo se produjo la síntesis
entre las grandes corrientes que recorrieron la evolución del movimiento
Movimiento obrero obrero argentino desde sus orígenes: la que planteaba la prescindencia
política, de tradición sindicalista revolucionaria, y la corriente política,
que buscaba la vinculación entre los sindicatos y los partidos “obreros”.
El apoyo recibido por Perón provino de dirigentes de ambas corrientes,
con una amplia trayectoria en el movimiento obrero. Para este mismo
autor, la participación de los partidos “obreros” –socialistas y
comunistas- en el frente anti-peronista terminó por romper los débiles
lazos que los habían unido al movimiento sindical. Éste se volvió
mayoritariamente peronista. Porque en esta década se produjo la
integración del movimiento sindical dominante a un sistema de poder
que, como ya dijimos, seguía siendo capitalista. La adhesión masiva de
los trabajadores al peronismo dio como resultado una organización
sindical numéricamente sólida, unificada –el Estado garantizó el
monopolio de la representación a un solo sindicato por sector,
bloqueando la formación de sindicatos rivales- (Doyón, 1984). Este
poderoso sindicalismo de masas adquirió, además, experiencia de
participación en las decisiones políticas. Por otro lado, si bien no
desapareció totalmente (Murmis y Portantiero, 1972), su autonomía
política se limitó a la vez que se consolidaban tendencias hacia el
burocratismo de la cúpula sindical. Otra característica que puede
advertirse en el sindicalismo peronista es el desarrollo de una
concepción paternalista de la vida sindical: el movimiento obrero
comenzó a considerar algo “natural” el otorgamiento de las conquistas
sociales desde el Estado.
Reunificada en 1945, la Confederación General del Trabajo (CGT)
actuó en abierta colaboración con el gobierno de Perón, sobre todo a
partir de 1947.
En abril de 1951 la CGT confirmó oficialmente su identidad peronista en
la Carta Orgánica de la organización. Si antes de 1950 Perón se oponía
a que los dirigentes gremiales aceptaran cargos políticos, ahora no
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dudaba en promover y respaldar este pronunciamiento a favor de su
gobierno.
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(militares, intelectuales de clase media, elementos del clero y la
Reforma burocracia estatal) responsabilizaban a la Constitución liberal de 1853
constitucional de de la ineficiencia de las instituciones políticas y de la corrupción de los
1949 políticos, y esperaban una restauración del orden estatal y social por
vía del fortalecimiento del Poder Ejecutivo. Por ello, en 1949 se encaró
la reforma constitucional, la cual incorporó una serie de derechos
que caracterizan al constitucionalismo social.
Se aplicó una política económica centrada en el mercado interno, conducida por un Estado
“dirigista, nacionalista y popular” (Girbal, Zarrilli y Balsa, 2001) que manejó la redistribución del
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ingreso a favor de la burguesía industrial y de la clase obrera, en pos de consolidar la autonomía
económica del país a través del IAPI. Esta nueva etapa que implicaba, según Quiroga, avanzar
de la industria liviana a la industria pesada encontraría importantes límites a partir de 1950.
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productores más bajos que los obtenidos en los mercados mundiales.
Concretamente, el I.A.P.I se encargaba de comprar a los
productores a precio fijo y de revender a precios internacionales.
De esta forma, los grandes propietarios rurales y las firmas
comercializadoras de granos perdían las posibilidades de favorecerse
con las alzas de los precios internacionales. Los monopolios
exportadores – Dreyfus, Cargil, Bunge y Born- fueron reemplazados por
el Estado, que pudo destinar esas divisas a la promoción del desarrollo
industrial a través de entidades bancarias que, como el Banco de
Crédito Industrial, se ocupaba específicamente del otorgamiento de
créditos a tasas subsidiadas.
Esta política:
1) Irritaba a los grandes empresarios agrarios, representados por la
Sociedad Rural Argentina, que veían revertir los mecanismos que
clásicamente se habían utilizado para defender sus intereses
económicos. No solo dejaban de ser favorecidos por la acción del
Estado, sino que se los perjudicaba. El deterioro de los precios del
sector agrario tuvo como consecuencia la disminución de su
participación en la distribución del ingreso nacional.
2) Beneficiaba a la burguesía industrial, por la transferencia de
ingresos desde la actividad agraria y a los sectores asalariados,
ya que mantener bajos los precios de los distintos productos
agrarios de consumo popular evitaba una caída de sus ingresos.
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modernización, sin proyectar a largo plazo.
Este problema (ampliamente estudiado por los economistas de la
CEPAL), constituyó para distintos países de América Latina uno
de los obstáculos más serios de sus respectivos procesos de
industrialización. Se generó una demanda de productos intermedios y
de bienes de capital que los países de la región no conseguían
satisfacer.
Asimismo, el sistema proteccionista desarrollado por el gobierno
peronista no era muy adecuado para estimular la transición de una
etapa de industrialización a otra. Por el contrario, creó intereses
dentro de la industria manufacturera que tenían una actitud recelosa
acerca de las nuevas actividades de sustitución de importaciones, que
habrían de suministrar internamente los insumos que ellos antes
importaban a un cambio favorable y de mayor calidad. Fue así que se
generaron nuevas tensiones y conflictos.
La solución a la falta de capitales y de divisas para continuar el
desenvolvimiento industrial se encaró en varios países de América
Latina, desde la década del cincuenta, mediante la incorporación
de inversiones extranjeras. Pero la tendencia nacionalista del
gobierno peronista no había sido propicia a este tipo de alternativas,
además de considerar que las nacionalizaciones, por su parte, habían
reducido significativamente la presencia del capital extranjero.
Según la CEPAL, el capital extranjero, que en 1913 totalizaba el 48
% del capital fijo total, se redujo al 20 % en 1940; al 15 % en 1945 y
al 5 % entre 1949 y 1955.
En 1949 Perón difundió un mensaje radial donde fijó la posición de
nuestro país en materia de política exterior definiéndola como "tercera
posición". A través de ella se intentó practicar una política más
autónoma respecto de los dos bloques que, hegemonizados por
los Estados Unidos y la Unión Soviética, dividían al mundo en un
contexto de Guerra Fría. Este planteo evidenció la intención de
mejorar la situación internacional de Argentina, ya que nuestro país
Política exterior había estado siempre muy ligado comercialmente a Gran Bretaña,
La “tercera posición” ahora desplazada del centro del poder mundial por EE.UU.
1949 Sin embargo, las relaciones diplomáticas con Estados Unidos
habían sido tradicionalmente tirantes y se habían agravado aun
más durante la Segunda Guerra Mundial por la posición argentina de
neutralidad. A pesar de ello, hacia 1948 Estados Unidos anunció el
Plan Marshall para socorrer a Europa de la miseria y aseguró a la
Argentina importantes compras de productos agropecuarios. Este
plan despertó entonces grandes esperanzas ya que estimularía la
producción agrícola y permitiría entrada de divisas para adquirir
máquinas, repuestos y combustibles.
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los 150 millones de dólares y las deudas pendientes ascendían a 1500
millones de dólares (Ferrer, 2008:292) Un factor decisivo en este
sentido fue la aplicación discriminatoria del Plan Marshall, del cual
nuestro país fue excluido. El rescate total de nuestra deuda externa
se logró en 1952, según Noemí Girbal, situación inédita en la historia
argentina desde el empréstito con la Baring Brothers en 1824.
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de teléfonos Unión Telefónica, por la suma de 319 millones de pesos.
Se constituyó como una sociedad mixta llamada Empresa Mixta
Telefónica Argentina (EMTA).
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Más allá de la legislación sobre seguridad social, la tarea principal
fue desempeñada a partir de 1948 cuando se creó la Fundación de
Ayuda Social María Eva Duarte de Perón, sostenida con fondos del
Estado, el aporte de varios empresarios y las donaciones que los
trabajadores hacían de sus salarios. Con la fundación, Evita reforzó
la fidelidad de amplios sectores bajo de la sociedad.
1950-1952
Dificultades políticas y económicas
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Las elecciones presidenciales de 1951 contribuyeron a endurecer la
situación política. Existió una gran presión, sobre todo sindical, para
Elecciones que Eva Perón fuera candidata a la vicepresidencia. La resistencia
1951 de toda la oposición, muy fuerte en las clases altas que no perdonaban
el origen humilde de Evita, proveniente del medio artístico de la radio y
el cine, y ya muy sensible en ambientes militares, imposibilitó esta
candidatura. Las elecciones nacionales de noviembre de 1951 y el
ajuste económico que Perón propuso para equilibrar las cuentas
públicas coincidieron con la enfermedad terminal de Evita. Desde
hacía por lo menos dos años se sabía que Evita tenía cáncer. La mala
noticia se ocultó hasta que, a mediados de 1951, se supo que el
diagnóstico era irreversible.
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reemplazada por una asignatura de Moral, basada en los textos de
Evita y otros del oficialismo. El resto de la oposición, expectante,
redescubría su sensibilidad hacia los derechos de la religión. Los
nacionalistas católicos ahora se plegaron masivamente a las protestas.
La sanción del divorcio vincular, la equiparación de derechos entre los
hijos “legítimos” con aquellos nacidos de uniones no consagradas, la
quita de subsidios del Estado a escuelas religiosas, por malversación
de fondos, acabaron por convencer a los sectores católicos que la
justicia social del peronismo poco tenía que ver con los preceptos del
Vaticano y la doctrina social de la Iglesia. La Iglesia fue, a partir de
entonces, una de las “usinas” del golpe contra Perón.
El Segundo Plan Incluía una severa política de ingresos, con la creación de una
Quinquenal comisión de precios y salarios. La estrategia para enfrentar el
1953 estrangulamiento externo se apoyó en estimular la producción
agropecuaria y la promoción de entrada de inversiones que permitieran
avanzar en la sustitución de importaciones y la obtención de créditos en
el exterior (Ferrer, 2008). Las bases del modelo peronista
comenzaban a tambalear y se produjo un acercamiento con los
EEUU materializado en el polémico contrato petrolero firmado con
la Standard Oil de California, que contradecía gran parte de los
principios doctrinarios peronistas y daba enormes ventajas a la
compañía norteamericana. El contrato con la California Standard Oil fue
vetado por la propia bancada peronista en el parlamento. Se
demostraba, una vez más, los fuertes compromisos del Estado
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justicialista para con los sectores subordinados. El capital internacional
tomó nota de esta situación, en un momento en el que el Estado
intentaba alentar las inversiones extranjeras para el fomento de la
industria pesada.
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A comienzos de 1955 podía percibirse un clima político enrarecido. La
situación política se había complicado y la falta de una oposición
partidaria con capacidad para imponerse en los términos en que la
democracia lo permitía parecía complicar aún más las cosas para los
adversarios del peronismo. La Iglesia y los sectores más rancios de las
Fuerzas Armadas y los partidos de la oposición comenzaron a
complotar a favor del golpe de Estado. El conflicto con la Iglesia y la
El Golpe firma de los pre-acuerdos con la Standard Oil fueron utilizados como
1955 argumentos contra el régimen y motorizaron a la oposición.
El 16 de junio de 1955 cayeron sobre la Plaza de Mayo casi 10
toneladas de bombas, sobre una multitud inerme. Desde el Ministerio
de Guerra, el Presidente de la Nación escuchó el bombardeo de la
Aviación Naval. Era la primera capital de Sudamérica en ser
bombardeada por sus propias fuerzas armadas. Los aviones atacantes
llevaban en sus colas una “V” y una cruz que señalaban “Cristo Vence”.
Sobre la Casa Rosada cayeron 29 bombas, otras cayeron sobre la
Pirámide y una impactó sobre un trolebús lleno de gente.
Centenares de personas se congregaron de inmediato en la Plaza para
defender a Perón. Pero las bombas no cesaron. En la Plaza de Mayo y
sus alrededores quedaron los cuerpos de 355 civiles muertos. Los
conspiradores no eran sólo militares. También había numerosos
civiles. El alzamiento fue frenado pero no el golpe que siguió su
curso. El 16 de septiembre de 1955 la autoproclamada “Revolución
Libertadora” derrocó al gobierno constitucional del general Juan
Domingo Perón.
El Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, en el marco de la
política de reparación de los derechos humanos vulnerados por el
Estado terrorista implementó la política pública de indemnización a las
víctimas de la última dictadura militar (1976/1983). En ese orden de
cuestiones implementó también la reparación a las víctimas o a sus
descendientes del bombardeo del ´55.
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25
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problemática de géneros.” En: Entrepasados, año II, Nº 3, 1992.-
26
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Los años peronistas (1943-1955).Nueva Historia Argentina, Buenos Aires, Editorial
Sudamericana, Tomo 8.
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MATERIALES Y PROPUESTAS DIDÁCTICAS
a) Respecto de la primera parte, presten atención no sólo a las imágenes, sino también al
relato que las acompaña y que corresponde a un texto de Raúl Scalabrini Ortiz, Tierra
sin nada, tierra de profetas.
¿Cuál es el contenido del mensaje al pueblo que el coronel Perón improvisó en la noche del 17
de octubre?
¿Qué atributos de la clase trabajadora son reivindicados por Perón?
¿Qué vínculo parece sellarse en esos momentos entre Perón y las masas?
¿Cuál es el rol de las masas en la tarea de unión de los argentinos? ¿Por qué?
“Hace casi dos años, desde estos mismos balcones, dije que tenía tres honras en mi vida: la de
ser soldado, la de ser un patriota y la de ser el primer trabajador argentino. Hoy, a la tarde, el
Poder Ejecutivo ha firmado mi solicitud de retiro del servicio activo del ejército. Con ello he
renunciado voluntariamente, al más insigne honor a que puede aspirar un soldado: llevar las
palmas y laureles de general de la nación. Ello lo he hecho porque quiero seguir siendo el
Coronel Perón, y ponerme con este nombre al servicio integral del auténtico pueblo argentino.
Dejo el honroso uniforme que me entregó la patria, para vestir la casaca del civil y mezclarme
con esa masa sufriente y sudorosa que elabora el trabajo y la grandeza de la patria. Por eso doy
mi abrazo final a esa institución que es un puntal de la patria: el ejército. Y doy también el primer
abrazo a esta masa, grandiosa, que representa la síntesis de un sentimiento que había muerto
en la República: la verdadera civilidad del pueblo argentino. Esto es pueblo. Esto es el pueblo
sufriente que representa el dolor de la tierra madre, que hemos de reivindicar. Es el pueblo de la
patria. Es el mismo pueblo que en esta plaza pidió frente al Congreso que se respetara su
voluntad y su derecho. Es el mismo pueblo, que ha de ser inmortal, porque no habrá perfidia ni
maldad humana que pueda estremecer este pueblo grandioso en sentimiento y en número.
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Esta verdadera fiesta de la democracia, representada por un pueblo que marcha ahora también
para pedir a sus funcionarios que cumplan con su deber para llegar al derecho del verdadero
pueblo. Muchas veces he asistido a reuniones de trabajadores. Siempre he sentido una enorme
satisfacción; pero desde hoy sentiré un verdadero orgullo de argentino porque interpreto este
movimiento colectivo como el renacimiento de una conciencia de los trabajadores, que es lo
único que puede hacer grande e inmortal a la patria.
Hace dos años pedí confianza. Muchas veces me dijeron que ese pueblo a quien yo sacrificara
mis horas de día y de noche, habría de traicionarme. Que sepan hoy los indignos farsantes que
este pueblo no engaña a quien lo ayuda. Por eso, señores, quiero en esta oportunidad, como
simple ciudadano, mezclarme en esta masa sudorosa, estrecharla profundamente con mi
corazón, como lo podría hacer con mi madre. (se refirió luego a la unión general y agregó) Que
sea esa unidad indestructible e infinita, para que nuestro pueblo no solamente posea esa unidad,
sino que también sepa dignamente defenderla. (Como se alzaran voces de la multitud,
preguntándole dónde estuvo, añadió) Preguntan ustedes dónde estuve. Estuve realizando un
sacrificio que lo haría mil veces por ustedes. No quiero terminar sin lanzar mi recuerdo cariñoso y
fraternal a nuestros hermanos del interior que se mueven y palpitan al unísono con nuestros
corazones desde todas las extensiones de la patria.
Y ahora llega la hora, como siempre, para vuestro secretario de trabajo y previsión que fue y que
seguirá luchando al lado vuestro por ver coronada esa era que es la ambición de mi vida que
todos los trabajadores sean un poquito más felices.
Ante tanta nueva insistencia les pido que no me pregunten ni me recuerden lo que hoy yo ya he
olvidado. Porque los hombres que no son capaces de olvidar no merecen ser queridos y
respetados por sus semejantes. Y yo aspiro a ser querido por ustedes y no quiero empañar este
acto con ningún mal recuerdo. Dije que había llegado la hora del consejo, y recuerden,
trabajadores, únanse y sean más hermanos que nunca. Sobre la hermandad de los que trabajan
ha de levantarse nuestra hermosa patria, en la unidad de todos los argentinos. Iremos
diariamente incorporando a esta hermosa masa en movimiento cada uno de los tristes o
descontentos, para que, mezclados a nosotros, tengan el mismo aspecto de masa hermosa y
patriota que son ustedes.
Pido también a todos los trabajadores amigos que reciban con cariño este mi inmenso
agradecimiento por las preocupaciones que todos han tenido por este humilde hombre que hoy
les habla. Por eso hace poco les dije que los abrazaba como abrazaba a mi madre, porque
ustedes han tenido los mismos dolores y los mismos pensamientos que mi pobre vieja había
sentido en estos días. Esperemos que los días que vengan sean de paz y construcción para la
nación. Sé que se habían anunciado movimientos obreros, ya ahora, en este momento, no existe
ninguna causa para ello. Por eso, les pido como un hermano mayor que retornen tranquilos a su
trabajo, y piensen. Hoy les pido que retornen tranquilos a sus casas, y por esta única vez ya que
no se los pude decir como secretario de Trabajo y Previsión, les pido que realicen el día de paro
festejando la gloria de esta reunión de hombres que vienen del trabajo, que son la esperanza
más cara de la patria.
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Pido a todos que nos quedemos por lo menos quince minutos más reunidos, porque quiero estar
desde este sitio contemplando este espectáculo que me saca de la tristeza que he vivido en
estos días.
. “Los obreros, tal como siempre se ha definido a nuestros hombres de trabajo, aquellos que
desde hace años han sostenido y sostienen sus organizaciones gremiales y sus luchas contra el
capital; los que sienten la dignidad de las funciones que cumplen y, a tono con ellas, en sus
distintas ideologías, como ciudadanos trabajan por el mejoramiento de las condiciones sociales y
políticas del país, no estaban allí. Esta es una verdad incuestionable y pública que no puede ser
desmentida: si cesaron en su trabajo el día miércoles y jueves no fue por autodeterminación,
sino por imposición de los núcleos anteriores, amparados y estimulados por la policía”
La Vanguardia, 23 de octubre de 1945
“¿Qué obrero argentino se suma a una manifestación reivindicatoria de sus derechos como en
un corso de carnaval? (…)”
La Vanguardia, 23 de octubre de 1945
. “El malón peronista –con protección oficial y asesoramiento policial- que azotó al país, ha
provocado rápidamente (…) la exteriorización del repudio popular de todos los sectores de la
república en millares de protestas. Hoy la nación en su conjunto tiene clara conciencia del peligro
que entraña el peronismo y de la urgencia de ponerle fin.
Se plantea así para los militantes de nuestro partido una serie de tareas que, para mayor
claridad, hemos agrupado en dos rangos: higienización democrática y clarificación política. Es
decir, por un lado, barrer con el peronismo y todo aquellos que de alguna manera sea su
expresión; por el otro llevar adelante una campaña de esclarecimiento de los problemas
nacionales (…).
En el primer orden, nuestros camaradas deben organizar y organizarse para la lucha contra el
peronismo, hasta su aniquilamiento. Corresponde aquí también, señalar la gran tarea de limpiar
las paredes y las calles de nuestras ciudades de las inmundas pintadas peronistas. Que no
quede barrio o pueblo sin organizar las brigadas de higienización democrática. (…) Perón es el
enemigo número uno del pueblo argentino”
Declaración del Partido Comunista, 21 de octubre de 1945. En Rodolfo Puiggrós. Historia
Crítica de los Partidos Políticos Argentinos, (III), Hyspamérica, 1986
.“Las muchedumbres agraviaron el buen gusto y la estética de la ciudad, afeada por su presencia
en nuestras calles. El pueblo las observaba pasar, un poco sorprendido al principio, pero luego
con glacial indiferencia.”
Diario Crítica, 17 de octubre de 1945. Citado por Daniel James. “17 y 18 de octubre de
1945: el peronismo, la protesta de masas y la clase obrera argentina.” En Juan Carlos
Torre (comp) El 17 de octubre de 1945, Ariel, 1995
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. “(…) Habíamos hablado mucho de nuestro pueblo (…) pero no lo conocíamos. Perón nos
reveló no al pueblo, sino a una zona del pueblo que, efectivamente, nos parecía extraño y
extranjero. El 17 de Octubre volcó a las calles céntricas de Buenos Aires un sedimento social
que nadie había reconocido. Parecía una invasión de gentes de otro país, hablando otro idioma,
vistiendo trajes exóticos y, sin embargo, eran nuestros hermanos harapientos, nuestros
hermanos miserables (…) el lumpemproletariat (…) salieron a pedir cuenta de su cautiverio, a
exigir un lugar al sol y aparecieron con sus cuchillos de matarifes en la cintura, (…). Sentimos
escalofríos viéndolos desfilar en una verdadera horda silenciosa con carteles que amenazaban
tomarse una revancha terrible”
Ezequiel Martínez Estrada, citado por Federico Neiburg. “El 17 de Octubre de 1945: un
análisis del mito de origen del peronismo”. En Juan Carlos Torre (comp)
. El nacimiento
Vastedad del abismo.
Arrancaron de Berisso, Ensenada,
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Avellaneda y Valentín Alsina.
En el resplandeciente fulgor
De la muchedumbre esperanzada
Violaron la fuente de la plaza
Y se lavaron los pies del cansancio
Y del mundo que se iba, irremediablemente.
Hoy nazco lleno de esta música tamboril
Imperecedera, que seguirá en la descendencia
Y en el mito de la popular.
Porque el 17 de octubre fue el nacimiento
Y la eternidad nos esperaba.
Alfredo Carlino. Evita del 17 de octubre a la caída, Catálogos, 1996
*Capital y trabajo
¿Qué función desempeña el Estado peronista frente al conflicto entre capital y trabajo y a la
posibilidad de la lucha de clases? ¿Cuáles son los límites del modelo peronista?
* “... El objeto fundamental del justicialismo en relación con el movimiento obrero es hacer
desaparecer la lucha de clases y sustituirla por la cooperación entre capital y trabajo.
El capitalismo para darle todo al capital, explota a los trabajadores. El comunismo, para
solucionar el problema, ideó un sistema de lucha que no terminará sino cuando haya una sola
clase social, pero a esto se llega por la destrucción, que es efecto de una lucha larga y sin
cuartel entre capital y trabajo.
El justicialismo en cambio quiere también llegar a una sola clase de hombres: la de los que
trabajan. Esta es una de las verdades fundamentales del peronismo. Pero no quiere llegar por la
lucha sino por la cooperación.
No queremos una sola clase proletaria sino una sola clase de hombres desproletarizados que
vivan y trabajen dignamente. Que los obreros ganen para vivir honradamente como personas
humanas y que los patrones se conformen con ganar también como para mantener la industria,
progresar y vivir dignamente, dignamente pero no principescamente.! No queremos que nadie
explote a nadie y nada más...”
Eva Duarte de Perón. La razón de mi vida.
*Discépolo y “Mordisquito”
Los siguientes son fragmentos del ciclo radial que en 1951 condujo Enrique S. Discépolo.
Identifica a qué sector social (y cultural) representa el personaje –Mordisquito- al cual Discepolín
interpela.
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¿Cómo da cuenta Discépolo del proceso de transformaciones del estado peronista?
¿En qué sentido puede hablarse de “democratización del bienestar”?
¿Qué conceptos, ideas y principios de la retórica peronista aparecen en estos fragmentos?
. ¡Mirá! ¡Yo puedo negar todo, vos podés negar todo! ¡Todos podemos negar todo! Pero hay algo
que no se puede negar: la evidencia. Y vos sabés lo que es la evidencia.
La evidencia es lo que está ahí, lo que te hace señas para que lo veas, lo que te grita para que lo
oigas. Claro que si vos cerrás los ojos y cerrás los oídos, ni escuchás ni ves nada. ¡No ves vos,
no escuchás vos!, pero la evidencia sigue firme, sigue erguida, sigue… ¡como fierro, sigue! Mirá:
yo podría abrumarte tirándote encima un baúl de hechos evidentes, una montaña de conquistas
evidentes, ¡una cordillera de milagros evidentes! Pero, en vez de salirte al paso con una
evidencia de lo que está, yo te salgo al paso con una evidencia ¡de lo que no está!
¿No me entendés? No me extraña, porque cuando vos no querés entender a vos los
razonamientos te rebotan en la cabeza como el jején en el tubo de la lámpara. Y yo levanto una
lámpara, ¿sabés?; la levanto para iluminar las calles de mi patria, de tu patria, ¡y mostrarte una
evidencia que no está! Los mendigos… ¿están? ¿Vos ves los mendigos? Sobre las calles —y al
decirte calles te digo corazones y te digo espíritus— se desató el arroyo de la dignidad
recuperada, se desató con una bárbara alegría de potro que transpira salud, y esa correntada se
llevó a los mendigos, vos lo sabés; pero no se los llevó para ahogarlos, sino para bañarlos, y
llegaron a la costa limpitos, peinados con la raya al medio, cantando, no el huainito de la
limosna, sino el chamamé de la buena digestión.
No; no te encojas de hombros y contestáme; yo te hice una pregunta: ¿vos ves los mendigos?
¿Dónde están los mendigos? Antes el pordiosero era una realidad en serie, como los
automóviles. Los mendigos eran una vergonzosa institución nacional. Y fijáte que yo no te hablo
con medias palabras; a mí no me interesa que quieras quedar bien con un partido o con otro. A
mí me interesa que tu honradez reconozca para siempre los beneficios de que goza hoy tu
dignidad. Y te digo todas las palabras que tengo, bolsas de palabras, barrios de palabras; el
mendigo era en este país una vergonzosa institución
nacional. Porque había gente que, así como unos hacen tangos, pañoletas o mandados, ellos
hacían pobres. ¡Fabricaban pobres! Y los pobres se te aparecían en los atrios de las iglesias, en
las escaleras de los subtes, en la puerta de tu propia casa, famélicos y decepcionados, con la
cabeza como un paquete de pelo y debajo del pelo la dignidad en derrota. ¿Y ahora los ves?
Decíme, ¿los ves? ¡Claro que no los ves! ¿Y eso no te conmueve? ¿O es que los extrañás?
Porque si los extrañás, ¡estás frito! Ahora las manos se extienden, no para pedir limosna, sino
para saber si llueve, para ordeñar la vaca llena de leche o el racimo lleno de clarete reserva.
Acordáte cuando volvías a tu casa, de madrugada, y descubrías en los umbrales, amontonados
contra sí mismos, a los pordioseros de tu Buenos Aires. Ahora la exclusividad de los umbrales
han vuelto a tenerla los novios; ahora no hay limosneros en los umbrales, ni en los andenes, ni
en los
cementerios. ¿Vos vas a los cementerios? ¿No?; te pregunto porque hay gente que va al
cementerio sólo una vez en la vida, y cuando va, la aprovecha y se queda; pero los que solemos
ir para irnos acostumbrando de a poco y que el inquilinato póstumo no nos agarre
desentrenados, vemos lo que vos no querés ver: que ni siquiera allí encontrás mendigos. ¿Y
entonces dónde podés encontrarlos sino en un pasado cruel y desaprensivo que te empecinás
en reconquistar? ¿Y para qué querés un pasado de indignidad y de miseria si tenés un presente
de abundancia y de respeto? (…) ¡Sé honrado! No me digás que ves mendigos, porque, si los
ves, es que me la querés contar, y a mí, ¡a mí no me la vas a contar!
“Hoy la fiesta es de todos. Es el renacer de un país entero que ve crecer a un tiempo trigo y
chimeneas, cosechas y fábricas. Mientras vos te empeñás en vender trampas para osos nuestro
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comercio internacional arrojó el año pasado un saldo positivo superior a 700 millones de pesos.
Mientras vos te quejás, Mordisquito, la iniciativa privada, con la ayuda financiera del Gobierno,
creó 30.000 empresas nuevas. En sólo un año —mientras otros le dan manija a la lengua— se
han solicitado casi 19.000 marcas de fábrica. Nuestro incremento industrial con respecto a 1937
es del 73%. El más alto registrado en el mundo. ¿Y entonces? Dejá las trampas para osos y
entrá en la fiesta, Mordisquito. No sigás más a contramano. ¡Ah!, ¿no querés? ¡Y bueno, quejáte
si te gusta, pero a mí, no… , a mí no me la vas a contar!”
“Resulta que antes no te importaba nada y ahora te importa todo. Sobre todo lo chiquito. Pasaste
de náufrago a financista sin bajarte del bote. Vos, sí vos, que ya estabas acostumbrado a saber
que tu patria era la factoría de alguien y te encontraste con el regalo de una patria nueva, y
entonces, en vez de dar las gracias por el sobretodo de vicuña, dijiste que había una pelusa en
la manga y que vos no lo querías derecho sino cruzado. ¡Pero con el sobretodo tge quedaste!
Entonces, ¿qué me vas a contar a mí? ¿A quién le llevás la contra? Antes no te importaba nada
y ahora te importa todo. Y protestás. ¿Y por qué protestás? ¡Ah no hay té de Ceylán! Esto es
tremendo. Mirá qué problema. Leche hay, leche sobra: tus hijos, que alguna vez miraban la nata
por turno, ahora pueden irse a la escuela con la vaca puesta. ¡Pero no hay té de Ceylán! Y
según vos, no se puede vivir sin té de Ceylán. Te pasaste la vida tomando mate cocido, pero
ahora me planteás un problema de estado porque no hay té de Ceylán. Claro, ahora la flota es
tuya, ahora los teléfonos son tuyos, ahora los ferrocarriles son tuyos, ahora el gas es tuyo,
pero…¡no hay té de Ceylán!”
E. Santos Discépolo
Sancionada el 11 de marzo de 1949, la nueva constitución fue la expresión jurídica del proceso
de transformaciones del Estado y la sociedad. Se encuadra en lo que se denomina
constitucionalismo social.
a) Identifiquen, a partir del análisis de los siguientes artículos de la Constitución de 1949,
los principios filosóficos y políticos que los sustentan y expliquen de qué forma se
afectan los postulados del liberalismo que diera origen al primer texto constitucional en
1853.
Art. 38 - La propiedad privada tiene una función social y, en consecuencia, estará sometida a las
obligaciones que establezca la ley con fines de bien común. Incumbe al Estado fiscalizar la
distribución y la utilización del campo o intervenir con el objeto de desarrollar e incrementar su
rendimiento en interés de la comunidad, y procurar a cada labriego o familia labriega la
posibilidad de convertirse en propietario de la tierra que cultiva. La expropiación por causa de
utilidad pública o interés general debe ser calificada por ley y previamente indemnizada. Sólo el
Congreso impone las contribuciones que se expresan en el artículo 4°. Todo autor o inventor es
propietario exclusivo de su obra, invención o descubrimiento por el término que le acuerda la ley.
La confiscación de bienes queda abolida para siempre de la legislación argentina. Ningún cuerpo
armado puede hacer requisiciones ni exigir auxilios de ninguna especie en tiempo de paz.
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Art. 39 - El capital debe estar al servicio de la economía nacional y tener como principal objeto el
bienestar social. Sus diversas formas de explotación no pueden contrariar los fines de beneficio
común del pueblo argentino.
Art. 40 - La organización de la riqueza y su explotación tienen por fin el bienestar del pueblo,
dentro de un orden económico conforme a los principios de la justicia social. El Estado, mediante
una ley, podrá intervenir en la economía y monopolizar determinada actividad, en salvaguardia
de los intereses generales y dentro de los límites fijados por los derechos fundamentales
asegurados en esta Constitución. Salvo la importación y exportación, que estarán a cargo del
Estado, de acuerdo con las limitaciones y el régimen que se determine por ley, toda actividad
económica se organizará conforme a la libre iniciativa privada, siempre que no tenga por fin
ostensible o encubierto dominar los mercados nacionales, eliminar la competencia o aumentar
usurariamente los beneficios.
Los minerales, las caídas de agua, los yacimientos de petróleo, de carbón y de gas, y las demás
fuentes naturales de energía, con excepción de los vegetales, son propiedad imprescriptible e
inalienable de la Nación, con la correspondiente participación en su producto que se convendrá
con las provincias.
Los servicios públicos pertenecen originariamente al Estado, y bajo ningún concepto podrán ser
enajenados o concedidos para su explotación. Los que se hallaran en poder de particulares
serán transferidos al Estado, mediante compra o expropiación con indemnización previa, cuando
una ley nacional lo determine.
El precio por la expropiación de empresas concesionarios de servicios públicos será el del costo
de origen de los bienes afectados a la explotación, menos las sumas que se hubieren amortizado
durante el lapso cumplido desde el otorgamiento de la concesión y los excedentes sobre una
ganancia razonable que serán considerados también como reintegración del capital invertido.
b) Lean los siguientes fragmentos del artículo 37 sobre los derechos del trabajador y la
ancianidad.
¿En qué sentido estos artículos expresan el proyecto político del Estado peronista? ¿Cuáles son
las responsabilidades que le caben al Estado?
Para debatir: Revisen la historia reciente de nuestro país desde mediados del siglo XX hasta la
actualidad y analicen el rol del Estado en la provisión y garantía de estos derechos. Citen
ejemplos.
Capítulo III
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I. Del trabajador
2. Derecho a una retribución justa – Siendo la riqueza, la renta y el interés del capital frutos
exclusivos del trabajo humano, la comunidad deber organizar y reactivar las fuentes de
producción en forma de posibilitar y garantizar al trabajador una retribución moral y material que
satisfaga sus necesidades vitales y sea compensatoria del rendimiento obtenido y del esfuerzo
realizado.
7. Derecho a la seguridad social – El derecho de los individuos a ser amparados en los casos de
disminución, suspensión o pérdida de su capacidad para el trabajo promueve la obligación de la
sociedad de tomar unilateralmente a su cargo las prestaciones correspondientes o de promover
regímenes de ayuda mutua obligatoria destinados, unos y otros, a cubrir o complementar las
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insuficiencias o inaptitudes propias de ciertos períodos de la vida o las que resulten de
infortunios provenientes de riesgos eventuales.
II. De la familia
III. De la ancianidad
1.Derecho a la asistencia - Todo anciano tiene derecho a su protección integral, por cuenta y
cargo de su familia. En caso de desamparo, corresponde al Estado proveer a dicha protección,
ya sea en forma directa o por intermedio de los institutos y fundaciones creados, o que se
crearen con ese fin, sin perjuicio de la subrogación del Estado o de dichos institutos, para
demandar a los familiares remisos y solventes los aportes correspondientes.
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5.Derecho al cuidado de la salud física - El cuidado de la salud física de los ancianos ha de ser
preocupación especialísima y permanente.
6.Derecho al cuidado de la salud moral - Debe asegurarse el libre ejercicio de las expansiones
espirituales, concordes con la moral y el culto.
(::)
2. La enseñanza primaria elemental es obligatoria y será gratuita en las escuelas del Estado. La
enseñanza primaria en las escuelas rurales tenderá a inculcar en el niño el amor a la vida del
campo, a orientarlo hacia la capacitación profesional en las faenas rurales y a formar la mujer
para las tareas domésticas campesinas. El Estado creará, con ese fin, los institutos necesarios
para preparar un magisterio especializado.
(…)
*Peronismo/antiperonismo
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desposeídos y de trabajadores derramaban lágrimas en aquellos instantes, para ellos duros y
sombríos. Grandes multitudes de compatriotas humildes estaban simbolizados en aquellas dos
muchachas indígenas que lloraban en una cocina de salta”. Ernesto Sábato, escritor
argentino.
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