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Conceptualización del

Estado Peronista

-- Populismo --

Contexto internacional

En 1939, con la invasión de Polonia por parte de Alemania, comenzó la Segunda Guerra
Mundial. Unos días después, los países aliados, encabezados por Francia e Inglaterra,
declararon la guerra a Alemania. En 1941, después del ataque japonés a Pearl Harbour, Estados
Unidos entró en la guerra. Habría de durar 6 años este conflicto bélico. Y entre las terribles
secuelas de la guerra, el Holocausto además, confrontaría a la humanidad con su costado más
oscuro. En febrero de 1945, las tres potencias victoriosas se reunieron en Yalta, concretando el
reparto del mundo. Con la rendición de Alemania en mayo de 1945, se inicia el fin de la guerra
y el 6 de agosto de ese mismo año, EE.UU lanzó la primera bomba nuclear sobre Hiroshima y
luego sobre Nagazaki, dejando cientos de miles de víctimas. Japón se rindió en forma
incondicional y la Segunda Guerra llegó a su fin.

Frente a la Segunda Guerra Mundial la Argentina se afirmó con una posición neutral. Sin
embargo, en enero de 1944, por la presión de EE.UU, el presidente Ramírez –segundo
presidente del régimen surgido del golpe del 4 de junio de 1943- decidió romper relaciones con
Alemania y Japón. Si bien en un principio esta medida generó gran malestar entre los sectores
nacionalistas del ejército argentino, luego permitió frenar la expropiación de empresas alemanas
por parte de los países aliados.

Por otro lado, los regímenes populistas latinoamericanos coincidieron temporalmente con el
desarrollo del Estado Benefactor en los países de Europa Occidental en la segunda postguerra,
a raíz del creciente proceso de acumulación del capital y demanda de los trabajadores. Estas
demandas lograron institucionalizarse y la justicia social se fue concretando a través de una
diversidad de derechos sociales, laborales, y políticos. Se intentó garantizar la “paz social” y
“calmar las aguas” (es decir, neutralizar al “enemigo comunista”, consolidado después de la
Revolución Rusa) mediante diversos mecanismos y estrategias. Esta experiencia histórica
europea será crucial para el desarrollo del populismo en América Latina y del peronismo en
Argentina.

Existe una gran cantidad de abordajes sobre el peronismo y sobre lo que ha implicado para la
Argentina. Sin embargo, antes de definirlo, debemos enmarcarlo dentro de una modalidad
de régimen más general: <el populismo>. Y aunque el peronismo es frecuentemente incluido
en la categoría de “régimen populista”, el populismo, en cambio, no se agota ni se comprende
exclusivamente a través del peronismo.

En un claro intento de conceptualización, en vez de preguntarse “Qué es el populismo?” Laclau


(2005) se pregunta: “¿a qué realidad social y política se refiere el populismo?”

1
Pues bien, se trata de un régimen cuya implementación deviene del Estado y que debe ser
enmarcado en un contexto regional latinoamericano más amplio, signado por la crisis de la
dominación oligárquica a fines de la década del ‘30.

En estos años surgieron varios Estados Populistas, destacándose México (con Cárdenas, 1934-
1940); Argentina (con Perón, 1946-1955), y Brasil (con Vargas, 1937-1945 y 1951-1954); y en
menor medida, los gobiernos de Víctor Paz Estensoro (1952-56/1960-64) y Hernán Siles Suazo
(1956-60) en Bolivia, de José María Velasco Ibarra (1934-35/ 1944-47/1952-56/1956-61/1968-
72) en Ecuador, y algunos movimientos políticos como el APRA peruano, liderado por Víctor
Haya de la Torre, o el Gaitismo colombiano, fundado por Jorge Eliecer Gaitán.

Dentro de los estudios del populismo se abren dos grandes líneas de caracterización:

a) Los que lo definen desde una línea de análisis sociológico e histórico. Estos
autores, entre los que podemos situar a Ianni, Graciarena, Cardoso, Falleto y Ansaldi,
definen al populismo como una experiencia histórica particular que surge como efecto de
la crisis de la dominación oligárquica. Como bien afirma Ianni, el populismo se
correspondió en América Latina “con una etapa especifica en la evolución de las
contradicciones entre la sociedad y la economía dependiente”.

b) Entre los que reivindican un uso amplio del término se encuentra Laclau (2005)
quien considera al populismo como la “esencia” de lo político o un modo de construcción
de la política. De manera similar, Arditi (2004) opta por definirlo como un rasgo de la
política moderna y otros, como Alan Knight (2005) sugieren que es un “estilo político”.
Estas definiciones se inspiran en procesos históricos recientes como los de Venezuela,
Bolivia y Ecuador.

Dentro de la primera línea de estudios, Graciarena considera a los Estados Populistas


poniendo el acento en las políticas públicas implementadas, y en la forma de llevarse a
cabo, sobre todo en lo referente a las políticas económicas y las políticas sociales
Asimismo, considera a los Populismos, como “productos híbridos” que combinaron justicia
social con ineficiencia, clientelismo y corrupción. Estos Estados nacieron enfrentando un dilema
político: crecer o distribuir, o lo que es en otros términos, ser un Estado desarrollista o un
Estado benefactor. Pero como los recursos políticamente disponibles no eran suficientes para
una y otra alternativa la solución de síntesis fue el Estado Populista o “de compromiso”, que
intentaría conciliar la vocación de desarrollo es decir, de crecimiento de la economía con justicia
social.

Germani y Di Tella ponen el acento en el momento histórico y caracterizan al Estado


Populista como un fenómeno que ocurre en una situación de «transición», o sea en el paso de
una sociedad atrasada, rural, pre-capitalista a una sociedad moderna, industrial, capitalista y
urbana. Este estado transicional se hace patente en la utilización de los adelantos más recientes
de la técnica junto con otras tecnologías ya caducas, o bien, en el contraste entre «regiones
evolucionadas» y «regiones atrasadas».

En relación al electorado o a las bases sociales del populismo, Germani señala que éstas se
componen de “masas marginadas disponibles” que están “perdidas” en la sociedad
moderna y que se dejan seducir por un líder carismático.

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Estas ideas serán fuertemente criticadas por Murmis y Portantiero (1987), para quienes no
existe una manipulación entre líder y masas, ya que no se puede explicar un proceso social
mediante un mecanismo psicológico (la manipulación) que sobrestima la figura del líder y
subestima la capacidad de acción y decisión de las masas. Para el caso argentino, en su clásico
trabajo “Estudios sobre los orígenes del peronismo”, (1972) estos autores sostienen que al
analizar la génesis del peronismo, lo que aparece como relevante es la importancia del
sindicalismo como factor constituyente de ese movimiento populista y la acumulación de
demandas económicas y sociales no satisfechas.
Consecuentemente, minimizar el rol de las organizaciones sindicales y enfatizar otros niveles de
análisis, como lo son las diferencias psicosociales entre viejos y nuevos obreros, es quitarle al
peronismo su “elemento más nítido de especificación dentro del conjunto de los movimientos
populistas”. En este mismo sentido, “la presencia política de las clases populares estuvo
casi siempre mediada por instancias organizativas de clase (sindicatos) y no por una pura
vinculación emotiva con un liderazgo personal” (Portantiero, 1981)

Igualmente, tanto Germani como Di Tella reconocen que los Estados Populistas transformaron
la estructura de clases de la sociedad latinoamericana. En esta nueva configuración del
sistema de clases no solo no habría lugar para los «radicalismos» propuestos anteriormente (sea
el anarquismo o socialismo), sino que sería la burguesía industrial la que asumiría el
liderazgo de las luchas reivindicativas y reformistas de las masas obreras y de amplios
sectores de los estratos medios. Este argumento coincide con la perspectiva de Ianni (1989),
para quien el juego político de las masas debía permanecer bajo el control estratégico de
la burguesía. Por ello, cuando les llegó el ocaso, los gobiernos populistas no buscaron la
defensa armada de las masas porque, desde su lógica, las armas son «parte esencial del poder
burgués»

Características principales del populismo:


1) Se apoya en una alianza entre el Estado, la burguesía industrial y nacional y el
proletariado urbano industrial, aunque en algunos países como en México pudo
también abarcar a sectores campesinos. La alianza policlasista es un elemento nodal
del populismo que refleja nuevas relaciones entre el capital y el trabajo.
2) Esta alianza de clases es articulada por un líder carismático capaz de suscitar el apoyo
de las masas, fundamentalmente a través de una interpelación en términos de “pueblo”
que se conjuga, a su vez, con una dicotomización entre el pueblo y las distintas formas
de “no pueblo”, en particular la oligarquía.
3) Se trata de un régimen reformista, ya que sus transformaciones son sustanciales pero
no radicales. Ansaldi (2007) define estos regímenes como “revoluciones desde
arriba”, o, recuperando a Gramsci, “revoluciones pasivas” pues “la representación
política está mediada por el líder (… tratándose) de una cooptación vertical de las
masas”
4) Su base económica se sustenta en el proceso de industrialización intermedia.
5) Combina democracia con rasgos autoritarios. Para Carlos de la Torre (1994) si los
populismos incorporan a vastos sectores excluidos, esta incorporación se da a través de
movimientos heterónomos que se identifican con los líderes carismáticos que a veces
son autoritarios.
6) Se centran en la democracia y en la justicia social. Los populismos, para Ansaldi, no
necesariamente promulgaron nuevos derechos, pues en ocasiones les bastó sólo con
aplicar efectivamente los ya existentes, aunque no efectivizados. La cuestión es de
suma importancia porque no es igual “tener derecho a algo que efectivamente tener ese

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algo”, es decir, tener derecho a la vivienda, a la salud, a la educación no equivale a tener
un empleo, una casa, etc. Sin embargo, el autor reconoce que en el caso del peronismo
sí existió una ampliación de los derechos políticos (sufragio femenino) y nuevos
derechos sociales.
7) Mantiene una relación ambigua con el capital extranjero, atravesada por una
ideología nacionalista, fuertememente antiimperialista y, a menudo, anticomunista
y antisocialista.

--Peronismo--

En relación al peronismo, las definiciones son múltiples ya que suele aceptarse que se trató del
proceso histórico más controversial de la historia argentina. A pesar de ello, a partir de los
elementos comunes en todas estas definiciones, conceptualizamos al peronismo (desde su
lógica estatal) de la siguiente forma:

El Estado Peronista puede ser definido como una forma histórica particular de régimen
populista, vigente en la Argentina entre 1943 y 1955, donde el liderazgo carismático de
Juan Domingo Perón fue clave en la conformación de un movimiento policlasista a partir
de una “alianza de clases” entre la clase obrera urbana y la burguesía industrial (aunque
también algunas fracciones nacionalistas del ejército y de la clase media urbana); con
una estructura institucional que combinó prácticas democráticas (ampliación de la
ciudadanía y los derechos sociales) y prácticas semiautoritarias (coacción a la justicia,
partidos políticos y medios de comunicación). El estado peronista adoptaría una
orientación política antiliberal, antioligárquica y una orientación económica nacionalista e
industrialista.

El peronismo es incluido dentro de un tipo particular de régimen populista porque presenta


algunas características que nos permiten señalar su estrecha identificación.
En primer lugar, surge a mediados de la década del ’40, lo cual resulta central ya que el
populismo es una experiencia históricamente situable en un contexto histórico determinado. A su
vez, la alianza de clases, el antiimperialismo y antiliberalismo, así como su orientación
nacionalista e industrialista constituyen todos factores comunes entre los distintos regímenes
populistas. La efectivización de los derechos sociales es otro rasgo vector que lo emparenta con
el populismo, sin embargo, el caso argentino se destaca por la renovación en materia legislativa
que permitió no solamente efectivizar sino también crear nuevos derechos sociales.

El peronismo ha sido fundamental en el proceso de construcción de la


democracia social. Tiene y ha tenido un fuerte acento en la justicia
social y en la intervención del pueblo en la política. Según Benjamín
Arditi, “el peronismo rescata la idea de masas, en contraste con la
democracia formal”, en la cual los ciudadanos no son sujetos activos
Ampliación de la
sino relegados de la escena política. El régimen democrático que
democracia social
llevó adelante Perón en su primera y segunda presidencia se propuso
como radicalmente distinto de la democracia política liberal, la cual se
apoya en la “libertad” como valor supremo y puede ser asociada a los
partidos de la clase media urbana como la U.C.R. En cambio, el
movimiento que se inicia en 1946 le otorgaría mayor centralidad a la
noción de igualdad, y en tal dirección, se propondría la superación
de la “super-desigualdad”, modificando el patrón de distribución
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social. Para Quiroga (1985), la especificidad del Estado populista
fue no sólo ampliar la acción económica y financiera del Estado
sino también la esfera social. Se trata ahora de un Estado
“distribucionista”.

La frontera entre lo democrático y lo autoritario en el peronismo no es


clara ni rígida. Si bien Laclau (2005) cuestiona la relación intrínseca
entre populismo (y peronismo) y autoritarismo, podría afirmarse, sin
Rasgos
embargo, que el estado peronista articula ingredientes democráticos y
semiautoritarios
autoritarios, puesto que existen prácticas restrictivas respecto de
algunos aspectos esenciales de la democracia política, en
particular, la libertad de opinión

En lugar de fundarse solamente en un vínculo institucional, el


peronismo tendió a apoyarse en la vinculación emocional o
afectiva con un líder carismático, Juan Domingo Perón, cuya fuerte
personalidad e integridad moral (más que un programa o
verticalista
planteamiento estratégico) garantizan el logro de los objetivos del
movimiento. Empero, afirman Murmis y Portantiero (1987) el hecho
de que tenga rasgos verticalistas no implica “una manipulación de
masas pasivas o heterónomas, transicionalmente desorientadas”
El corporativismo, otro rasgo típico del peronismo, intentó
disminuir el peso de la mediación político partidaria en las relaciones
y semicorporativista entre la Sociedad Civil y el Estado. En este sentido, las masas
obreras se organizaron a través de sindicatos, los cuales tuvieron
una importancia cada vez mayor en la política argentina

El gobierno peronista logró organizar un orden político legítimo y


estable. Tuvo un discurso fuertemente antiliberal sobre todo en lo
Orientación política político-ideológico, e incluso antiimperialista, aunque no
antiliberal anticapitalista. Incluso, su crítica al formalismo de la democracia
liberal representativa no le impidió legitimarse a través de esos
mismos procedimientos liberales como son las elecciones y la
competencia entre partidos.
El peronismo ha enfatizado en su discurso político la dicotomía
divisoria de la sociedad en dos campos económicos
irreconciliables: el “pueblo” y la “oligarquía”, donde el pueblo es
siempre portador de lo bueno, lo mejor, lo auténtico, la verdad, etc.
Pero ese colectivo es, por lo general, impreciso en términos de
identidad, de quienes lo componen. Se trata, dice Arditi (2004) de un
“nosotros convenientemente impreciso”. Para Carlos de la Torre
(1994), ese no “reconocimiento del otro”, considerado como la
encarnación del mal y por tanto objeto de destrucción, señala una de
y antioligárquica las grandes dificultades para el afianzamiento de la democracia. Sin
embargo, como bien pregunta Ansaldi (2007) “esa intolerancia
respecto del disidente, ¿es exclusiva del peronismo?”

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Su modelo de acumulación estuvo basado en la ampliación del
mercado interno y en la redistribución del ingreso. Por primera
vez en la historia argentina la burguesía industrial se apoderó del
Orientación
aparato del Estado y logró en pocos años lo que no pudo la clase
económica
conservadora: crear un sistema político consensual. El peronismo,
nacionalista e
según Quiroga (1985) pudo hacer compatible un modelo económico
industrialista
con la elaboración del consenso social y fue en este contexto cuando
por primera vez se definió y planifico una “verdadera política
industrialista”

La alianza de clases constituye una idea central del peronismo. El


peronismo (y el populismo), según Alan Touraine, “se opone a toda
idea de conflicto social interno, en particular a la lucha de clases”. El
otorgamiento de derechos de ciudadanía social opera como un
elemento que ocluye o, al menos, atenúa fuertemente la lucha de
clases. En el caso del movimiento obrero se aprecia claramente el
predominio de un sindicalismo de negociación, en detrimento de un
Se apoya en un
sindicalismo de confrontación.
movimiento
policlasista o “alianza
Sin embargo, no es acertado definir al peronismo exclusivamente
de clases”
como una alianza del capital y el trabajo, pues se trató de un
movimiento de masas, integrado por diversos actores sociales: la
pequeña y mediana burguesía industrial, estratos medios asalariados,
fracciones de la burguesía agraria (que lograron diversificar sus
intereses económicos), algunas fracciones nacionalistas del ejercito,
los trabajadores, sindicalistas de izquierda y de derecha, juventud
militante de clase media, etc.

El Estado peronista ha tenido un papel nodal en la preservación del


capitalismo en la Argentina. Como ha señalado Álvarez Junco (1994),
Es antiimperialista “no los guía la bandera roja, marchan, más bien, tras la bandera
pero no nacional”. Es decir, no persiguen la revolución social ni mucho menos
anticapitalista… el socialismo (de hecho, son antisocialistas). Sin embargo, al
incorporar a vastos sectores de la sociedad a la política generaron
una revolución política democratizadora (más allá de sus obvias
limitaciones)

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El gobierno militar y la prefiguración del peronismo
1943-1946
Sistema Político

La restauración conservadora, la creciente politización y división del Ejército y la precariedad


institucional del Estado prepararon el terreno para el Golpe del 4 de junio de 1943. Estos tres
años que duraría el gobierno militar constituyeron, según Waldmann (1981), la “fase
preparatoria” del peronismo, pues fue la etapa de mayor riqueza en cuanto a concesiones
sociales y anuncios de reformas, que condujeron a Perón al poder, aunque no sin
enfrentamientos con la elite tradicional y en medio de las disputas por ocupar el liderazgo
político vacante.

Cinco meses antes del golpe, se constituye en marzo de 1943 el


Grupo de Oficiales Unidos (GOU) que tiene por objeto, según Girbal,
Zarrilli y Balsa (2001):
1) Unificar el Ejército y jerarquizar sus cuadros
2) Oponerse a la candidatura del poderoso caudillo conservador
GOU Robustiano Patrón Costas
3) Presentar oposición a la política exterior proaliada y favorable a
los EE.UU de parte del Estado Mayor
4) Oponerse a la formación de un eventual frente popular y
5) Consolidar la unidad del Ejército en defensa del profesionalismo y
contra el comunismo.

Cuando el presidente Ramón Castillo aprobó la candidatura de


Robustiano Patrón Costas, el GOU, a pesar de las diferencias ideológicas
de sus integrantes, decidió dar el golpe de Estado, el cual fue esperado y
El Golpe no provocó resistencia. Era el primer golpe de Estado en la Argentina
sin participación civil. El Ejército fue visto por el conjunto de la sociedad
como un restaurador de la democracia y, de hecho, algunas fuerzas
políticas como el radicalismo yrigoyenista le dieron su apoyo explícito. A
pesar de ello, se disolvieron los partidos políticos.

1-Arturo F. Rawson (1943)


2- Pedro Ramírez (1943-1944)
3- Edelmiro Farrell (1944-1945)

1) El general Rawson quedo al frente del gobierno. Carecía de un


Presidentes programa de acción política y además anunció la formación de un
gabinete ultraconservador. Ambas cuestiones resultaron detonantes para
el fin de su gestión en un lapso de 48 horas, cuando el Ejército le retiró su
apoyo.
2) En reemplazo de Rawson, el general Pedro Ramírez quedó al frente
del Ejecutivo. El triunfo del GOU se expresaba en el gabinete a través de
las figuras de Farrell (Ministro de Guerra) y Gilbert (Ministro del Interior).
3) La tensión creciente adentro de las FF.AA llevó a Ramírez a renunciar,
asumiendo entonces su cargo Farrell.

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El punto de partida del Cnel. Perón no fue particularmente favorable,
comparado con el de otros militares de alta graduación que luchaban por
el poder. Sin embargo, compensó esta desventaja muy pronto, al
destacarse como referente y líder programático del GOU, por contar con
objetivos y con un programa político. Su energía, habilidad y sus dotes
oratorios le valieron, además, muchos adeptos entre la oficialidad joven y
la protección de algunos jefes militares de mayor jerarquía e influencia.
Progresivamente fue anulando a todos sus rivales y comenzó a acumular
importantes funciones dentro del gobierno. Desde su cargo en el
Perón Departamento Nacional de Trabajo, dependencia que elevó al rango de
secretaría de Estado –de Trabajo y Previsión-, emprendió la revisión de la
política social.
Con el apoyo de los nacionalistas, acrecentó su base política hasta ser
designado por el nuevo presidente Farrell como Ministro de Guerra, al
tiempo que conservaba el liderazgo en el GOU y su cargo al frente de la
Secretaria de Trabajo y Previsión Social.
Meses más tarde, asumió como vicepresidente de la Nación,
ejerciendo desde entonces el poder en tres áreas clave: la política (la
vicepresidencia de la Nación); el Ejército (donde practicó
importantes reformas castrenses) y la Secretaría de Trabajo y
Previsión Social (donde mantuvo entrevistas con los dirigentes
obreros y adoptó múltiples medidas en materia de política social)

Modo de Intervención del Estado

En esta corta pero importante etapa, el Estado abandonó la actitud prescindente de anteriores
gobiernos en lo concerniente a la solución de problemas socioeconómicos, interviniendo en el
plano social con una función reguladora. “Ya no se consideraría a sí mismo como guardián y
como instancia de control del progreso nacional, sino como su conductor y verdadero motor”
(Waldmann, 1981)

En esta dimensión, el gobierno militar impulsó disposiciones legales


Acción social para mejorar las condiciones de vida y de trabajo de los asalariados.
Si bien no alteró las bases del sistema económico, despertó la protesta
de las distintas entidades patronales. Esto fue mucho más disruptivo en el
ámbito rural, donde existían relaciones laborales mucho más informales y
las nuevas medidas sociales rompieron con arbitrariedades que eran
consideradas naturales. En este sentido, el Estatuto del Peón de
Campo fue la primera normativa en fijar, para todo el territorio de la
república, condiciones de trabajo dignas para los asalariados rurales no
transitorios, entre ellas: salarios mínimos, descanso dominical,
vacaciones pagas, estabilidad, condiciones de higiene y alojamiento.
En concreto, se ejecutó una “política restauradora social” con
objetivos precisos:
 Atenuar los impactos de la industrialización y la urbanización
 Disminuir el déficit habitacional
 Trabar el alza de los alquileres
 Mejorar el nivel de vida de los sectores más bajos de la
población

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 Integrar los sectores populares al quehacer nacional.

Entre 1944 y 1945 se dictaron el mayor número de decretos-leyes y


disposiciones destinadas a mejorar la situación legal y económica
de la clase obrera. Esto se expresó, por ejemplo, en el aumento de
los salarios reales.
Entre las propuestas del gobierno militar para alentar la actividad
industrial se destacaron:
1) La protección de las industrias surgidas durante la Segunda
Guerra Mundial (promovida fervientemente por Perón)
Industrialización 2) El desarrollo de nuevas actividades industriales
3) La transferencia intersectorial de ingresos y la política de
créditos tendientes a abaratar la adquisición de bienes de capital
4) La expansión del mercado interno mediante subas en los
salarios de la población en general, y de los asalariados en
particular.
Es importante aclarar que para las industrias tradicionales o “livianas”, las
propuestas industrialistas del gobierno militar no suscitaban mayor
interés. Sus actividades no se encontraban ante el riesgo de la eventual
competencia de productos importados pues operaban con costos
comparativos más bajos que los internacionales. El fomento de nuevas
actividades industriales podía resultar atrayente para algunos
empresarios, pero no era una demanda del conjunto. La expansión del
mercado interno no los favorecía ya que tenían una demanda
relativamente inelástica. 1

La tendencia a la creciente autonomía del Estado con respecto a los


Relación con intereses de los principales sectores propietarios no sólo se mantuvo sino
sectores que se agudizó entre 1943-1946. Mientras que la Sociedad Rural
dominantes Argentina y los grandes propietarios agrarios se movilizaron más
homogéneamente contra el gobierno militar, el desenvolvimiento
opositor de la Unión Industrial Argentina (U.I.A) fue más
contradictorio y terminó alineada en el antiperonismo.

Fin del gobierno militar

A principios de octubre, durante el gobierno de Edelmiro J. Farrell, Perón


17 de octubre fue obligado a renunciar a todos los cargos públicos que ocupaba con el
de 1945 objetivo de desarticular su programa político. Fue detenido y trasladado
a la isla Martín García. El Comité Central Confederal de la CGT
declaró una huelga general a partir de la hora cero del 18 de octubre
“como medida defensiva de las conquistas sociales amenazadas por la
reacción de la oligarquía y el capitalismo”. La iniciativa sindical fue, sin
embargo, desbordada por las bases, y desde la tarde del 16 de octubre
los obreros empezaron a dejar sus lugares de trabajo. El 17 de
octubre de 1945 (conocido luego como “el día de la lealtad
peronista”) miles de trabajadores provenientes principalmente del cordón
industrial del Gran Buenos Aires se concentraron en la Plaza de Mayo

1
Demanda inelástica: aquella poco sensible a las variaciones del precio del bien.

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reclamando la presencia de Perón. El gobierno debió finalmente ceder a
la presión popular y el coronel fue trasladado a la capital. Esa jornada del
17 de octubre de 1945 –espontánea para algunos autores, y para otros,
organizada por las estructuras sindicales- terminó modificando
profundamente los términos de la relación entre el Estado y la clase
trabajadora. Por la noche, frente a una multitud compacta y expectante,
Perón apresuró un discurso moderado. Se iniciaba la transición hacia las
elecciones prometidas para comienzos del año siguiente.
En el marco de la apertura electoral se produjo la conformación de un
frente antiperonista, integrado por enemigos históricos de los
trabajadores, como por ejemplo la Unión Industrial Argentina –que
nucleaba al sector más concentrado del empresariado- y la Sociedad
Rural, más el conjunto de partidos tradicionales: conservadores,
radicales, comunistas; la prensa y la universidad. La Unión Democrática
contó con el apoyo decidido de la primera potencia mundial, a través de
su representante Spruille Braden. La consigna “Braden o Perón” sintetizó
contundentemente la polarización del electorado.

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Primera presidencia
1946-1952

El 4 de junio de 1946 Juan Domingo Perón prestaba juramento como Presidente de la


Nación, tras ganar en las elecciones del 24 de febrero de ese mismo año, cuando su fórmula por
el Partido Laborista, integrada con Hortensio Quijano como vicepresidente, se impuso por sobre
la Unión Democrática (la coalición integrada por la Unión Cívica Radical, el Partido Demócrata
Progresista, el Partido Socialista y el Partido Comunista) que presentó la fórmula Tamborini-
Mosca. Con la propuesta electoral de “Mejor que decir es hacer y mejor que prometer es
realizar”, obtuvo el 52,84 por ciento de los votos emitidos contra el 42,87 de la Unión
Democrática. El triunfo le otorgó un inmenso poder político: amplia mayoría en la Cámara de
Diputados, la generalidad de los gobiernos de provincia y la totalidad del Senado Nacional.

SISTEMA POLÍTICO

Desde la primera magistratura, Perón construyó un régimen político en


el que su liderazgo carismático se presentó como un elemento de
Liderazgo unión del vasto y heterogéneo conjunto social que lo apoyó. Un
Carismático aporte sustancial a la consolidación de este movimiento fue la
presencia de Eva Duarte, cuyo liderazgo informal (puesto que no
desempeñó ninguna representación institucional) sirvió como nexo ente
la clase obrera y el gobierno.

El primer desafío de Perón fue, según Waldmann (1981), superar la


crisis de legitimidad histórica del sistema político. A tales efectos:
1) rompió los vínculos con algunos grupos privilegiados
2) fomentó la organización de aquellos sectores socioeconómicos
Construcción de que no contaban aun con un órgano encargado de formular sus
legitimidad exigencias ante el Estado y
3) procuró demostrar la responsabilidad social del Estado
haciendo intervenir a determinados organismos públicos en los
conflictos sociales con una función coordinadora y
moderadora.

El Poder Ejecutivo Nacional fortalecido subordina a su accionar las


Reorganización del competencias del Congreso de la Nación y la reorganización ministerial,
poder mientras en los hechos priva a la justicia de su autonomía (en 1947
destituye a tres miembros de la Suprema Corte), reduce la influencia de
los partidos opositores y controla la información (radios, periódicos,
cine, universidad) Aquí merece la pena resaltar que una de las
medidas para controlar a los medios de comunicación fue la regulación
de la provisión de papel prensa que obligó a diarios como La Nación o
La Prensa a reducir su formato.

Estrechamente unido al principio de lealtad, nace entonces el Partido

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Único de la Revolución que se transforma ese mismo año, en 1947,
El Partido Peronista en el Partido Peronista, el cual será, según Girbal, Zarrilli y Balsa,
1947 verticalista, monolítico y personalista. Desde la perspectiva de
Sidicaro (1995) tres ideas fuerza alientan su doctrina y consolidan a
Juan Perón: justicia social, independencia económica y soberanía
política.
En este proceso de consolidación, la figura y acción de María Eva
Duarte de Perón (su esposa desde el 22 de octubre de 1945) es
fundamental para otorgar dinamismo interno al gobierno nacional.
Vehemente, audaz, alentadora permanente del culto y del mito del líder,
con una gran capacidad política despiadada con sus adversarios, Eva
Perón se apoyó en el sindicalismo emergente (en contraposición con el
Eva Perón viejo sindicalismo de la década infame) y se dedicó plenamente a la
acción social. A diferencia de Perón, que enfatizaba la justicia social y
el carácter pacífico del conjunto de reformas, los discursos de Evita
tronaban con la rabia de la lucha de clases y la antinomia que separaba
al pueblo trabajador de la oligarquía “vendepatria”.

El 23 de septiembre de 1947, la CGT organizó una concentración en


Plaza de Mayo para celebrar la promulgación de la ley 13.010, que
concedía el voto a la mujer. Un público numeroso concurrió desde
temprano al evento. Tras la firma del decreto, Perón se lo entregó a
Evita en un gesto simbólico que expresaba el reconocimiento del
gobierno por su campaña a favor de los derechos políticos de la mujer.

Pese a que la lucha por los derechos de la mujer en el país se


remontaba a finales del siglo XIX, en 1946 Evita hizo suya la campaña
a favor del voto femenino. Tras las elecciones de febrero de ese año,
Voto femenino que dieron el triunfo a la fórmula Perón-Quijano, Evita pronunció su
1947 primer discurso oficial. En él manifestaba su apoyo a los derechos
políticos de la mujer:

Pero Evita no se limitó a promover el voto femenino, también fue


organizadora y fundadora de la rama femenina del movimiento
peronista. Esta organización se formó reclutando mujeres de distintas
extracciones sociales por todo el país. El 26 de julio de 1949 Eva
inauguró la primera Asamblea Nacional del Movimiento Peronista
femenino en el Teatro Cervantes. Allí explicó que el objetivo del
movimiento femenino era extender y popularizar la doctrina justicialista
cubriendo el país de centros de educación y cultura, naciendo así las
Unidades Básicas.

No obstante, a pesar de haber obtenido el derecho al voto en 1947, las


mujeres siguieron ocupando en el imaginario peronista un papel
fundamental en el seno de la familia y en la economía doméstica.
Daniel James (1992), a partir de trabajar con relatos y testimonios
orales, complejiza estas cuestiones de género de la siguiente manera:
“Durante la década decisiva de 1945-1955 el peronismo a través de sus
instituciones políticas y culturales movilizó y legitimó a las mujeres

12
como actores dentro de una esfera pública recientemente ensanchada.
Al mismo tiempo pretendía redefinir claramente las formas de
comportamiento y las divisiones apropiadas entre lo privado y lo
público. Mientras la subordinación tradicional de las mujeres a los
hombres era denunciada, muchas de las tradicionales virtudes
asociadas con las mujeres eran confirmadas dentro de una
reelaborada ideología doméstica. En los primeros años de la década de
1950 con el peso de la influencia de Evita Perón el trabajo externo al
hogar era expresamente condenado y la actividad política de las
mujeres era sutilmente distinguida de la de los hombres (…) La
actividad política de las mujeres era tomada como una derivación de
sus virtudes originales como madres, esposas y guardianas del hogar.
(…)” Los testimonios orales de mujeres peronistas dejan en evidencia,
sin embargo, una fuerte contradicción entre los elementos tradicionales
del discurso peronista –la mujer como madre, esposa virtuosa,
educadora- y la práctica concreta de las mujeres dentro y fuera del
hogar, desempeñándose en fábricas, talleres e incluso asumiendo roles
de delegadas sindicales.
Según Hugo del Campo (1985) en el peronismo se produjo la síntesis
entre las grandes corrientes que recorrieron la evolución del movimiento
Movimiento obrero obrero argentino desde sus orígenes: la que planteaba la prescindencia
política, de tradición sindicalista revolucionaria, y la corriente política,
que buscaba la vinculación entre los sindicatos y los partidos “obreros”.
El apoyo recibido por Perón provino de dirigentes de ambas corrientes,
con una amplia trayectoria en el movimiento obrero. Para este mismo
autor, la participación de los partidos “obreros” –socialistas y
comunistas- en el frente anti-peronista terminó por romper los débiles
lazos que los habían unido al movimiento sindical. Éste se volvió
mayoritariamente peronista. Porque en esta década se produjo la
integración del movimiento sindical dominante a un sistema de poder
que, como ya dijimos, seguía siendo capitalista. La adhesión masiva de
los trabajadores al peronismo dio como resultado una organización
sindical numéricamente sólida, unificada –el Estado garantizó el
monopolio de la representación a un solo sindicato por sector,
bloqueando la formación de sindicatos rivales- (Doyón, 1984). Este
poderoso sindicalismo de masas adquirió, además, experiencia de
participación en las decisiones políticas. Por otro lado, si bien no
desapareció totalmente (Murmis y Portantiero, 1972), su autonomía
política se limitó a la vez que se consolidaban tendencias hacia el
burocratismo de la cúpula sindical. Otra característica que puede
advertirse en el sindicalismo peronista es el desarrollo de una
concepción paternalista de la vida sindical: el movimiento obrero
comenzó a considerar algo “natural” el otorgamiento de las conquistas
sociales desde el Estado.
Reunificada en 1945, la Confederación General del Trabajo (CGT)
actuó en abierta colaboración con el gobierno de Perón, sobre todo a
partir de 1947.
En abril de 1951 la CGT confirmó oficialmente su identidad peronista en
la Carta Orgánica de la organización. Si antes de 1950 Perón se oponía
a que los dirigentes gremiales aceptaran cargos políticos, ahora no

13
dudaba en promover y respaldar este pronunciamiento a favor de su
gobierno.

La oposición, desde un principio, se mostró dividida y debilitada. El


Estado liderado por Perón obligaba a los actores sociales a definirse
Relación con los políticamente. Las fuerzas políticas “se polarizaron” (Rouquié, 1975) y
sectores opositores la sociedad argentina después de los años cincuenta ya no se
dividía en <pueblo versus oligarquía> sino en <peronistas versus
antiperonistas>
Entre los partidos, sólo la Unión Cívica Radical quedaba como
figura representativa de la minoría, con una representación
parlamentaria mínima que hacía imposible oponerse a las políticas
gubernativas. A su vez, esta UCR estaba dividida frente al oficialismo.
Por ejemplo, mientras la Unión Democrática proponía conservar su
acción de obstrucción dentro y fuera del parlamento, es decir,
ponerle obstáculos al gobierno, en cambio, la UCR Intransigente
liderada por Arturo Frondizi proponía una oposición constructiva,
que se comprometía a realizar la revolución social que el peronismo
prometía pero sin el componente de autoritarismo que las mejoras
sociales traían implícitas.
En general, el tratamiento a la oposición fue muy duro. Los diputados
radicales fueron muchas veces impedidos de hablar, otras tantas
expulsados, y hasta encarcelados, como en los casos de Ricardo
Balbín y del sindicalista Cipriano Reyes, que se opuso a la disolución
del Partido Laborista, la agrupación que había llevado a Perón a la
presidencia.
Fueron tenazmente perseguidos los militantes comunistas y
socialistas y se clausuraron diversas publicaciones opositoras
como "La Vanguardia" socialista.
Casi al finalizar el primer gobierno, el general Benjamín Menéndez
sublevó a la Escuela de Caballería de Campo de Mayo con el
objeto de iniciar un pronunciamiento militar en contra de Perón. El
golpe fracasó, pero señaló el primer signo de fractura entre el
Gobierno y las Fuerzas Armadas.
Desde nuestra perspectiva, (Mecle:1998) la reforma producida por el
gobierno peronista en el año 1949 se hizo eco de la política del Estado
Benefactor y en particular de lo que se ha denominado “justicia social” a
través del “constitucionalismo social”, es decir, de un conjunto de
regulaciones que refieren a la situación del hombre en el trabajo, las
relaciones entre capital y trabajo, clases sociales, factores de
producción, sindicatos y Estado, generando en su conjunto una
tendencia al desarrollo económico y social con mayor grado de
equidad. Se propuso, en concreto, delinear la función social de los
derechos individuales.

Dentro del movimiento iniciado en 1946, los sectores nacionalistas

14
(militares, intelectuales de clase media, elementos del clero y la
Reforma burocracia estatal) responsabilizaban a la Constitución liberal de 1853
constitucional de de la ineficiencia de las instituciones políticas y de la corrupción de los
1949 políticos, y esperaban una restauración del orden estatal y social por
vía del fortalecimiento del Poder Ejecutivo. Por ello, en 1949 se encaró
la reforma constitucional, la cual incorporó una serie de derechos
que caracterizan al constitucionalismo social.

La Constitución Nacional, producto de la reforma:


• Incluye en el preámbulo la trilogía de fines, plasmando “la
irrevocable decisión de constituir una Nación socialmente justa,
económicamente libre y políticamente soberana”.
• Consagra los derechos sociales del trabajador, de la familia, de
la ancianidad, el derecho a la educación y a la cultura.
• Instaura las bases para un nuevo orden económico que
contemple el rol decididamente intervencionista del Estado,
reservando a éste el monopolio del comercio exterior y de la prestación
de los servicios públicos. Además, hace propietaria a la Nación de
todas las fuentes naturales del país (minerales, las caídas de
aguas, los yacimientos petroleros, carbón y gas y demás fuentes
naturales de energía).
• Establece una nueva concepción del capital y de la propiedad
privada, considerando el capital al servicio del bienestar social y
condicionando la propiedad privada a su función social.
• Incorpora la reelección del presidente y vicepresidente para
períodos consecutivos y de forma indefinida.

MODO DE INTERVENCION DEL ESTADO

Se aplicó una política económica centrada en el mercado interno, conducida por un Estado
“dirigista, nacionalista y popular” (Girbal, Zarrilli y Balsa, 2001) que manejó la redistribución del

15
ingreso a favor de la burguesía industrial y de la clase obrera, en pos de consolidar la autonomía
económica del país a través del IAPI. Esta nueva etapa que implicaba, según Quiroga, avanzar
de la industria liviana a la industria pesada encontraría importantes límites a partir de 1950.

En diciembre de 1946 Perón anunció el primer Plan Quinquenal,


previsto para el período 1947-1951, preparado bajo la dirección del
Secretario Técnico de la Presidencia, José Figuerola. En él se
resumían los proyectos del gobierno en cuanto a la transformación de
la economía, la ampliación de los programas de salud pública,
educación, bienestar social y fortalecimiento de la defensa
Nacional, aunque su principal objetivo trazado era la promoción de
la industria del país.
Las hilos conductores de este plan eran:

1) Concepción y realización de un plan de desarrollo integrado y


expansión industrial.

2) Movilización de los recursos nacionales para expandir el


mercado interno. La desigual distribución de la riqueza determinaba la
Primer Plan carencia de un mercado interno capaz de sustentar un
Quinquenal crecimiento económico autónomo. Tanto en este punto como en el
anterior, el I.A.P.I, como veremos, fue una política sustancial.

3) Eliminación de los factores de vulnerabilidad externa: repatriación


de la deuda, nacionalización de servicios públicos, etc. (La excesiva
preponderancia del capital foráneo en las finanzas y la estructura de
comercialización y transportes, así como los servicios de tales
inversiones y el endeudamiento externo, aumentaban esa
vulnerabilidad: la Argentina no manejaba los precios de sus
exportaciones ni el volumen de los medios de pago internos, y
transfería al exterior una parte sustancial del valor de la
producción nacional)

4) Elevación del nivel de vida de la población, con el aumento de


los salarios reales, mediante la redistribución del ingreso y los
servicios públicos (educación, vivienda y salud).

5) Adopción de una política autónoma frente a los organismos


internacionales.

A pesar de este ambicioso plan quinquenal, el gobierno de Perón no se


propuso, según Sidicaro (2002) modificar la distribución de la
propiedad en el sector rural. Sin embargo, desarrolló un conjunto de
políticas económicas tendientes a operar transferencias de ingresos
de la actividad agraria hacia otros sectores de la producción,
especialmente el industrial.
Ese objetivo se buscó por intermedio de la acción del Instituto Argentino
I.A.P.I de Promoción del Intercambio (IAPI), entidad creada en 1946 que
monopolizó las exportaciones agrícolas, fijando precios de compra a los

16
productores más bajos que los obtenidos en los mercados mundiales.
Concretamente, el I.A.P.I se encargaba de comprar a los
productores a precio fijo y de revender a precios internacionales.
De esta forma, los grandes propietarios rurales y las firmas
comercializadoras de granos perdían las posibilidades de favorecerse
con las alzas de los precios internacionales. Los monopolios
exportadores – Dreyfus, Cargil, Bunge y Born- fueron reemplazados por
el Estado, que pudo destinar esas divisas a la promoción del desarrollo
industrial a través de entidades bancarias que, como el Banco de
Crédito Industrial, se ocupaba específicamente del otorgamiento de
créditos a tasas subsidiadas.

Esta política:
1) Irritaba a los grandes empresarios agrarios, representados por la
Sociedad Rural Argentina, que veían revertir los mecanismos que
clásicamente se habían utilizado para defender sus intereses
económicos. No solo dejaban de ser favorecidos por la acción del
Estado, sino que se los perjudicaba. El deterioro de los precios del
sector agrario tuvo como consecuencia la disminución de su
participación en la distribución del ingreso nacional.
2) Beneficiaba a la burguesía industrial, por la transferencia de
ingresos desde la actividad agraria y a los sectores asalariados,
ya que mantener bajos los precios de los distintos productos
agrarios de consumo popular evitaba una caída de sus ingresos.

Transformación en la estructura de las importaciones


En relación a la Industrialización por Sustitución de Importaciones (I.S.I)
es importante aclarar que no se dejó de importar, sino que se cambió
la composición de las mismas.

Ferrer (1963) señala que:


1) Los bienes de consumo que representaban el 40% de las
importaciones totales ante de 1930, cayeron al 10% en los años ‘50
2) Los productos intermedios, en cambio, pasaron del 30% al
60%.
I.S.I 3) La producción de maquinarias y aparatos eléctricos incrementó
un 390%. Pero, pese a su incremento, dicha actividad continuó
aportando una fracción poco significativa en el total de la
producción industrial (cerca del 4,1% del P.B.I)

Sobre este proceso de sustitución de importaciones, Ferrer afirma que


“a fines de la década del cuarenta, la totalidad de la sustitución de
importaciones de bienes de consumo y de productos intermedios y
bienes de capital sencillos estaba consumada. Sin embargo, en la
medida que la política económica privilegió la importación de insumos
sobre la de bienes de capital, la modernización de las plantas
industriales se convirtió en un problema. Y aun cuando las
importaciones de maquinarias favorecieron a las empresas
dedicadas a la sustitución de importaciones, sus propietarios
reclamaron que se atendieran sus necesidades urgentes de

17
modernización, sin proyectar a largo plazo.
Este problema (ampliamente estudiado por los economistas de la
CEPAL), constituyó para distintos países de América Latina uno
de los obstáculos más serios de sus respectivos procesos de
industrialización. Se generó una demanda de productos intermedios y
de bienes de capital que los países de la región no conseguían
satisfacer.
Asimismo, el sistema proteccionista desarrollado por el gobierno
peronista no era muy adecuado para estimular la transición de una
etapa de industrialización a otra. Por el contrario, creó intereses
dentro de la industria manufacturera que tenían una actitud recelosa
acerca de las nuevas actividades de sustitución de importaciones, que
habrían de suministrar internamente los insumos que ellos antes
importaban a un cambio favorable y de mayor calidad. Fue así que se
generaron nuevas tensiones y conflictos.
La solución a la falta de capitales y de divisas para continuar el
desenvolvimiento industrial se encaró en varios países de América
Latina, desde la década del cincuenta, mediante la incorporación
de inversiones extranjeras. Pero la tendencia nacionalista del
gobierno peronista no había sido propicia a este tipo de alternativas,
además de considerar que las nacionalizaciones, por su parte, habían
reducido significativamente la presencia del capital extranjero.
Según la CEPAL, el capital extranjero, que en 1913 totalizaba el 48
% del capital fijo total, se redujo al 20 % en 1940; al 15 % en 1945 y
al 5 % entre 1949 y 1955.
En 1949 Perón difundió un mensaje radial donde fijó la posición de
nuestro país en materia de política exterior definiéndola como "tercera
posición". A través de ella se intentó practicar una política más
autónoma respecto de los dos bloques que, hegemonizados por
los Estados Unidos y la Unión Soviética, dividían al mundo en un
contexto de Guerra Fría. Este planteo evidenció la intención de
mejorar la situación internacional de Argentina, ya que nuestro país
Política exterior había estado siempre muy ligado comercialmente a Gran Bretaña,
La “tercera posición” ahora desplazada del centro del poder mundial por EE.UU.
1949 Sin embargo, las relaciones diplomáticas con Estados Unidos
habían sido tradicionalmente tirantes y se habían agravado aun
más durante la Segunda Guerra Mundial por la posición argentina de
neutralidad. A pesar de ello, hacia 1948 Estados Unidos anunció el
Plan Marshall para socorrer a Europa de la miseria y aseguró a la
Argentina importantes compras de productos agropecuarios. Este
plan despertó entonces grandes esperanzas ya que estimularía la
producción agrícola y permitiría entrada de divisas para adquirir
máquinas, repuestos y combustibles.

Perón anunció en 1946 la repatriación de la deuda externa argentina


representando esta medida una singular y simbólica demostración de
poder e independencia en la toma de decisiones. Dio consistencia a la
"tercera posición" y se constituyó en un componente valioso para la
Deuda Externa memoria oficial En 1949, tanto las exportaciones como las
importaciones habían caído, las reservas se ubicaban sólo alrededor de

18
los 150 millones de dólares y las deudas pendientes ascendían a 1500
millones de dólares (Ferrer, 2008:292) Un factor decisivo en este
sentido fue la aplicación discriminatoria del Plan Marshall, del cual
nuestro país fue excluido. El rescate total de nuestra deuda externa
se logró en 1952, según Noemí Girbal, situación inédita en la historia
argentina desde el empréstito con la Baring Brothers en 1824.

Con esta reforma se estatizó la banca, considerándose patrimonio


nacional el capital del Banco Central de la República Argentina a la vez
que se nacionalizaron los depósitos para darle al Estado una cuota de
libertad de acción en materia de política monetaria y crediticia.

La nacionalización del Banco Central (decretada por Farrell, a pedido


de Perón, semanas antes de asumir la presidencia) constituyó el
Reforma financiera
paso fundamental de una profunda reforma económica y
1946
financiera. Era una medida que posibilitaba a la nación recuperar el
manejo de sus medios de pago al concentrar en el Banco Central la
facultad de emitir dinero al mismo tiempo y de regular la
capacidad prestable y el destino de los fondos, poniendo así el crédito
al servicio del desarrollo de las actividades consideradas prioritarias.

Se eliminó la función de respaldo del oro y las divisas. El Banco


Central, mediante tipos de cambio diferencial, regularía la reserva de
divisas determinando la forma en que deberían utilizarse, regulando así
las importaciones, otorgando protección a la producción nacional y
privilegiando las compras necesarias para el desenvolvimiento de la
economía. Esto se complementaba con la especialización de las
instituciones tales como el Banco de Crédito Industrial y el Banco
Hipotecario, que permitía atender las necesidades sectoriales en esa
materia.

Para superar la división internacional del trabajo o, en otros


términos, “la crisis de dependencia”, Perón nacionalizó entre 1946
y 1948 los servicios públicos: ferrocarriles, teléfonos, gas, usinas
eléctricas, flota fluvial, etc.

Una de las primeras operaciones fue la compra de los ferrocarriles a


Gran Bretaña, que ofreció al gobierno argentino venderle la red
ferroviaria a cambio del saldo acumulado –e inmovilizado en
Londres- en cinco años de exportaciones. El precio final pactado
fue de 150 millones de libras esterlinas, que hacen, según Rodolfo
Puiggros (1957), un total de 2002,5 millones de pesos. El Estado
argentino invirtió 500 millones de pesos para modernizar las obsoletas
unidades. Para Norberto Galasso (2005), “analizar esta cuestión desde
el costo de la compra o los resultados de los balances significa omitir la
gran cuestión: la necesidad de que esa red nerviosa que atraviesa el
Nacionalizaciones cuerpo del país sirva, a través de su recorrido y sus tarifas, al
1946-1948 crecimiento económico, el desarrollo de las economías regionales, etc
(…)”
También en septiembre de 1946 pasó a manos del estado la empresa

19
de teléfonos Unión Telefónica, por la suma de 319 millones de pesos.
Se constituyó como una sociedad mixta llamada Empresa Mixta
Telefónica Argentina (EMTA).

Entre 1947 y 1948 el Estado nacionalizó el Gas, adquiriéndose varias


compañías de la provincia de Buenos Aires y extendiendo la red hacia
nuevos centros de distribución con el objeto de transformarla en un
verdadero servicio social, motivo por el cual se rebajaron las tarifas en
un 30%. El gas fue uno de los primeros ejemplos de nacionalización.

Otro problema a resolver lo constituyeron los transportes urbanos,


que se encontraban monopolizados desde 1936 por empresas
británicas (la Anglo-Argentina, la Lacroze y la Chadopyf) y eran
conocidas como la Corporación de Transportes. La Corporación tenía
un importante déficit comercial que fue salvado en reiteradas
oportunidades por el gobierno. El estado se convirtió así en su principal
accionista y en 1946 las líneas de colectivos fueron expropiadas.
Durante 1946 y 1947 Perón trató de resolver la crisis del transporte
originada por el aumento de usuarios. En junio de 1948 se creó la
Secretaría de Transportes que adquirió con la Constitución de 1949 el
rango de ministerio. Estas medidas no solucionaron el problema por
lo que se decidió iniciar la privatización de algunas líneas desde
1951, creándose en 1952 la empresa más importante: Transportes
de Buenos Aires (TBA)
-Uno de los proyectos energéticos más importantes fue la explotación
del yacimiento carbonífero de Río Turbio, que se inició en 1947.
También se construyó entre 1947 y 1949 el gasoducto que unió
Política energética Comodoro Rivadavia con Buenos Aires.
-En materia de explotación petrolera se renovó la flota de buques
tanque para transporte comprando 18 barcos al extranjero y se
construyó uno nacional, el Figueroa Alcorta. Asimismo, se exploraron
nuevas zonas y se descubrió petróleo en Neuquén, Salta, Tierra del
Fuego y Mendoza. También se puso en funcionamiento la destilería de
La Plata.

En materia de asistencia no formal dirigida a los sectores


populares, el Estado Peronista entendía que debía asegurar al hombre
“un salario para comer, habitar y vestirse”. Cualquier otro gasto que se
produzca y que deba abonar el obrero será suprimido a fin de que el
Estado se haga cargo de él, ya sea enfermedad o vejez. Esta vasta
política de bienestar incluyó, además la efectivización de otros
Acción social derechos sociales, como períodos de vacaciones y descanso,
planes de vivienda, inversiones en salud y educación, etcétera.

El Estado peronista se empeño en “robustecer el hogar, la escuela y el


trabajo, por ser los grandes modeladores del carácter” y prosiguió a
dividir el país en dos categorías: “una, la de los hombres que
trabajan, y otra, la que vive de los hombres que trabajan”.

20
Más allá de la legislación sobre seguridad social, la tarea principal
fue desempeñada a partir de 1948 cuando se creó la Fundación de
Ayuda Social María Eva Duarte de Perón, sostenida con fondos del
Estado, el aporte de varios empresarios y las donaciones que los
trabajadores hacían de sus salarios. Con la fundación, Evita reforzó
la fidelidad de amplios sectores bajo de la sociedad.

Creó hospitales, hogares de ancianos y de madres solteras, dos


policlínicos, escuelas, una Ciudad Infantil. También obsequiaba
durante las fiestas, presentes como sidra y pan dulce y otros regalos,
socorría a los necesitados y organizaba torneos deportivos infantiles
y juveniles.
El otro bastión y tal vez eje principal de su popularidad lo constituyó su
entorno de sindicalistas ligados a la CGT y su facilidad y carisma para
conectarse con las masas trabajadoras a los que ella llamaba sus
"grasitas" o "descamisados".

“Mientras que el primer partido popular, el radicalismo, surge


levantando las banderas de la democratización del sistema político
argentino, el peronismo nace planteando la necesidad de montar
mecanismos de justicia social que no existían, algunos de los cuales
habían sido propuestos por dirigentes socialistas y de otros partidos en
épocas anteriores, sin poderse aprobar o implementar por el poder que
tenían las fuerzas conservadoras en el Congreso y el Poder Ejecutivo
Nacional” (Rapoport, 2008)

1950-1952
Dificultades políticas y económicas

Hacia 1950 se habían agotado las cuantiosas reservas de divisas


acumuladas al terminar la guerra mundial. La situación económica
favorable de los años de guerra había llegado a su fin. Los términos del
intercambio incrementaron su regresividad: los precios de las
exportaciones del agro disminuyeron con relación a los precios de
Crisis económica los bienes que el país compraba en el exterior (insumos
1950 industriales y maquinarias). La baja en los precios de los productos
primarios se relacionó con los excedentes que los EE.UU pusieron a
disposición de los países europeos. Además, la pérdida de cosechas
producto de una sostenida sequía afectó severamente a la agricultura
argentina. Al contraerse su principal fuente de financiamiento (el agro),
la economía entró en una fase de estancamiento y aumentó la inflación.
El sector externo puso freno, entonces, a la economía peronista: la
necesidad de avanzar en la sustitución de industrias más complejas
significaba el incremento de las importaciones de insumos y bienes de
capital, en el preciso momento en que bajaban los precios de las
exportaciones y se perdían cosechas. La crisis del modelo peronista
mostraba lo que será una constante luego del derrocamiento del
peronismo: los ciclos “stop-go”.

21
Las elecciones presidenciales de 1951 contribuyeron a endurecer la
situación política. Existió una gran presión, sobre todo sindical, para
Elecciones que Eva Perón fuera candidata a la vicepresidencia. La resistencia
1951 de toda la oposición, muy fuerte en las clases altas que no perdonaban
el origen humilde de Evita, proveniente del medio artístico de la radio y
el cine, y ya muy sensible en ambientes militares, imposibilitó esta
candidatura. Las elecciones nacionales de noviembre de 1951 y el
ajuste económico que Perón propuso para equilibrar las cuentas
públicas coincidieron con la enfermedad terminal de Evita. Desde
hacía por lo menos dos años se sabía que Evita tenía cáncer. La mala
noticia se ocultó hasta que, a mediados de 1951, se supo que el
diagnóstico era irreversible.

Segunda Presidencia de Perón


(1952-1955)
Sistema Político
En los comicios generales efectuados el 11 de noviembre de 1951,
en los que se habilitó por primera vez el voto femenino, el binomio
peronista Juan Domingo Perón-Hortensio Quijano se impuso a la
fórmula radical Ricardo Balbín-Arturo Frondizi por más del 60% de
los votos, demostrando que el reconocimiento popular hacia el
Asunción de Perón peronismo estaba en su esplendor. El 4 de junio de 1952 Perón
asumió por segunda vez la Primera Magistratura de la República,
aunque esta vez sin su vicepresidente (que había fallecido un mes
antes) y con un poder político aún mayor que el obtenido en su
primer mandato presidencial, acompañado por un Congreso
formado por 135 diputados peronistas contra 14 radicales, y por la
totalidad de los senadores.
A dos meses del juramento presidencial, fallecía Evita a raíz de un
cáncer de útero. Hubo masivas expresiones populares de pesar y de
cariño hacia quien se consideraba "la abanderada de los humildes”.
Aún gravemente enferma, llegó a pronunciar el que sería su último
discurso el día 1 de Mayo de 1952. Es importante aclarar que la agonía
de Evita se produjo en un momento histórico en que el peronismo se
transformaba.
Muerte de Evita

Con el denominado por Di Tella (1993) proceso de “peronización”


de la educación, el gobierno comenzó a antagonizar con la Iglesia.
El uso del libro autobiográfico La Razón de mi vida, de Evita,
Conflictos con la como material obligatorio de lectura fue aprovechado por la Iglesia
Iglesia para distanciarse y tratar de evitar la excesiva identificación con
1954-1955 un régimen que empezaba a debilitarse. El gobierno contraatacó:
entre 1954 y 1955 sancionó la ley de divorcio y la eliminación de la
Educación Religiosa como materia obligatoria, que sería

22
reemplazada por una asignatura de Moral, basada en los textos de
Evita y otros del oficialismo. El resto de la oposición, expectante,
redescubría su sensibilidad hacia los derechos de la religión. Los
nacionalistas católicos ahora se plegaron masivamente a las protestas.
La sanción del divorcio vincular, la equiparación de derechos entre los
hijos “legítimos” con aquellos nacidos de uniones no consagradas, la
quita de subsidios del Estado a escuelas religiosas, por malversación
de fondos, acabaron por convencer a los sectores católicos que la
justicia social del peronismo poco tenía que ver con los preceptos del
Vaticano y la doctrina social de la Iglesia. La Iglesia fue, a partir de
entonces, una de las “usinas” del golpe contra Perón.

En 1954, Perón es designado presidente honorario de la CGT, sindicato


que va perdiendo terreno en el campo sindical para asegurar las
Movimiento obrero conquistas obtenidas. Se aproxima al gobierno y se distancia de las
bases, perdiendo libertad de acción. La relación entre Estado y
sindicatos se hace cada vez más monolítica y autoritaria en este
segundo periodo.

Modo de intervención del Estado

El Plan de Emergencia Económica redujo el monto general de los


préstamos concedidos en relación con el año anterior. El atraso en
materia de equipamiento industrial se hizo notorio. El IAPI se
Plan de Emergencia mostraba incapaz de impulsar al sector fabril.
Económica Al inaugurar las sesiones legislativas, el 1°de mayo de 1950, el
1952 presidente Juan Perón ya había advertido que “todo cuando hemos
hecho ha sido precisamente para asegurar un promisorio porvenir a la
economía agropecuaria. Perón aconsejaba “producir más y consumir
menos”. Este Plan de Emergencia sería la antesala del Segundo
Plan Quinquenal

El Segundo Plan Quinquenal, en 1953, planteaba volver a una


economía más tradicional que recurriría a la aplicación de ajustes
en los salarios y las políticas sociales.

El Segundo Plan Incluía una severa política de ingresos, con la creación de una
Quinquenal comisión de precios y salarios. La estrategia para enfrentar el
1953 estrangulamiento externo se apoyó en estimular la producción
agropecuaria y la promoción de entrada de inversiones que permitieran
avanzar en la sustitución de importaciones y la obtención de créditos en
el exterior (Ferrer, 2008). Las bases del modelo peronista
comenzaban a tambalear y se produjo un acercamiento con los
EEUU materializado en el polémico contrato petrolero firmado con
la Standard Oil de California, que contradecía gran parte de los
principios doctrinarios peronistas y daba enormes ventajas a la
compañía norteamericana. El contrato con la California Standard Oil fue
vetado por la propia bancada peronista en el parlamento. Se
demostraba, una vez más, los fuertes compromisos del Estado

23
justicialista para con los sectores subordinados. El capital internacional
tomó nota de esta situación, en un momento en el que el Estado
intentaba alentar las inversiones extranjeras para el fomento de la
industria pesada.

Las principales medidas fueron:


1) Fomentar el crecimiento de la industria pesada de bienes
de capital (con subsidios y créditos industriales)
2) Impulsar el desarrollo agrario
3) Favorecer las inversiones extranjeras
4) Restringir parcialmente el consumo de la población

Durante el primer gobierno peronista la Argentina casi no dependía


de la importación de bienes de consumo, pues se importaba sobre
todo combustibles (petróleo), bienes de capital (maquinarias y
tecnología), sumado a los insumos y materias primas que la
actividad industrial requería.
Este nuevo plan significó el abandono de la política de
nacionalizaciones y del IAPI que fueron característicos del primer
plan.
En realidad, el IAPI, siguió funcionando pero cambió radicalmente su
operatoria. A partir de ahora, subsidiaba a la producción rural que,
con lentitud, inició una etapa de recuperación. La importación de
maquinaria agrícola, los créditos al productor rural buscaron
aumentar la rentabilidad. Para concretar el cambio de rumbo, el
IAPI se endeudó con el sistema bancario oficial a un ritmo
vertiginoso y al ser liquidado en 1956, su deuda se calculó en
20.000 millones de pesos (Girbal, Zarrilli y Balsa, 2001). Toda esta
serie de cambios introducidos marcaron grandes debates dentro del
“La vuelta al campo” peronismo y los empresarios terminaron satisfechos con las nuevas
medidas.

A pesar de mantener su apoyo al gobierno, los obreros comenzaron a


tomar cierta distancia de algunas de las decisiones económicas
tomadas por Perón. Por ejemplo, se suspendieron por dos años las
negociaciones colectivas luego de un reajuste general de salarios y
precios. En el contexto de la crisis del modelo, a partir de 1952 el
gobierno se decidió por un plan de ajuste que, según Torre y Pastoriza
(2002) se reflejó en el cambio de prioridades: se pasó del énfasis en la
expansión a la preocupación por la estabilidad, a la vez que el respaldo
a la industria fue sustituido por la preocupación en torno a la
estabilidad, la cual alcanzó relativamente ya que logró reducir de
manera significativa la tasa inflacionaria: del 4% anual en 1913 pasó al
3% en 1953.

Fin de la “década peronista”

24
A comienzos de 1955 podía percibirse un clima político enrarecido. La
situación política se había complicado y la falta de una oposición
partidaria con capacidad para imponerse en los términos en que la
democracia lo permitía parecía complicar aún más las cosas para los
adversarios del peronismo. La Iglesia y los sectores más rancios de las
Fuerzas Armadas y los partidos de la oposición comenzaron a
complotar a favor del golpe de Estado. El conflicto con la Iglesia y la
El Golpe firma de los pre-acuerdos con la Standard Oil fueron utilizados como
1955 argumentos contra el régimen y motorizaron a la oposición.
El 16 de junio de 1955 cayeron sobre la Plaza de Mayo casi 10
toneladas de bombas, sobre una multitud inerme. Desde el Ministerio
de Guerra, el Presidente de la Nación escuchó el bombardeo de la
Aviación Naval. Era la primera capital de Sudamérica en ser
bombardeada por sus propias fuerzas armadas. Los aviones atacantes
llevaban en sus colas una “V” y una cruz que señalaban “Cristo Vence”.
Sobre la Casa Rosada cayeron 29 bombas, otras cayeron sobre la
Pirámide y una impactó sobre un trolebús lleno de gente.
Centenares de personas se congregaron de inmediato en la Plaza para
defender a Perón. Pero las bombas no cesaron. En la Plaza de Mayo y
sus alrededores quedaron los cuerpos de 355 civiles muertos. Los
conspiradores no eran sólo militares. También había numerosos
civiles. El alzamiento fue frenado pero no el golpe que siguió su
curso. El 16 de septiembre de 1955 la autoproclamada “Revolución
Libertadora” derrocó al gobierno constitucional del general Juan
Domingo Perón.
El Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, en el marco de la
política de reparación de los derechos humanos vulnerados por el
Estado terrorista implementó la política pública de indemnización a las
víctimas de la última dictadura militar (1976/1983). En ese orden de
cuestiones implementó también la reparación a las víctimas o a sus
descendientes del bombardeo del ´55.

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27
MATERIALES Y PROPUESTAS DIDÁCTICAS

El Estado peronista. Materiales y propuestas didácticas.

*El 17 de Octubre de 1945

1.- Miren el fragmento de “Perón, sinfonía de un sentimiento”, película documental de


Leonardo Favio, del año 1999: http://www.youtube.com/watch?v=stl_mReeBgE
En este fragmento de la película hay dos momentos: el primero registra la movilización de
trabajadores hacia Plaza de Mayo el 17 de octubre y el segundo corresponde al discurso de
Perón ante la multitud que aguardaba en Plaza de Mayo su liberación, cerca de las 23 horas.

a) Respecto de la primera parte, presten atención no sólo a las imágenes, sino también al
relato que las acompaña y que corresponde a un texto de Raúl Scalabrini Ortiz, Tierra
sin nada, tierra de profetas.

. ¿Qué aspectos resalta Scalabrini Ortiz en su descripción de los protagonistas del 17 de


octubre?
. ¿Qué los aglutina? ¿Cuál es la “fe que los hermana”?
. Para sintetizar su visión del 17 de octubre construye una imagen metafórica: el “subsuelo de la
patria sublevado” ¿Qué significa? ¿Qué relación guarda esta metáfora con los hombres y
mujeres que protagonizaron el 17 de octubre?

b) Respecto del discurso de Perón:


Lean el discurso completo y respondan lo siguiente:

¿Cuál es el contenido del mensaje al pueblo que el coronel Perón improvisó en la noche del 17
de octubre?
¿Qué atributos de la clase trabajadora son reivindicados por Perón?
¿Qué vínculo parece sellarse en esos momentos entre Perón y las masas?
¿Cuál es el rol de las masas en la tarea de unión de los argentinos? ¿Por qué?

“Hace casi dos años, desde estos mismos balcones, dije que tenía tres honras en mi vida: la de
ser soldado, la de ser un patriota y la de ser el primer trabajador argentino. Hoy, a la tarde, el
Poder Ejecutivo ha firmado mi solicitud de retiro del servicio activo del ejército. Con ello he
renunciado voluntariamente, al más insigne honor a que puede aspirar un soldado: llevar las
palmas y laureles de general de la nación. Ello lo he hecho porque quiero seguir siendo el
Coronel Perón, y ponerme con este nombre al servicio integral del auténtico pueblo argentino.

Dejo el honroso uniforme que me entregó la patria, para vestir la casaca del civil y mezclarme
con esa masa sufriente y sudorosa que elabora el trabajo y la grandeza de la patria. Por eso doy
mi abrazo final a esa institución que es un puntal de la patria: el ejército. Y doy también el primer
abrazo a esta masa, grandiosa, que representa la síntesis de un sentimiento que había muerto
en la República: la verdadera civilidad del pueblo argentino. Esto es pueblo. Esto es el pueblo
sufriente que representa el dolor de la tierra madre, que hemos de reivindicar. Es el pueblo de la
patria. Es el mismo pueblo que en esta plaza pidió frente al Congreso que se respetara su
voluntad y su derecho. Es el mismo pueblo, que ha de ser inmortal, porque no habrá perfidia ni
maldad humana que pueda estremecer este pueblo grandioso en sentimiento y en número.

28
Esta verdadera fiesta de la democracia, representada por un pueblo que marcha ahora también
para pedir a sus funcionarios que cumplan con su deber para llegar al derecho del verdadero
pueblo. Muchas veces he asistido a reuniones de trabajadores. Siempre he sentido una enorme
satisfacción; pero desde hoy sentiré un verdadero orgullo de argentino porque interpreto este
movimiento colectivo como el renacimiento de una conciencia de los trabajadores, que es lo
único que puede hacer grande e inmortal a la patria.

Hace dos años pedí confianza. Muchas veces me dijeron que ese pueblo a quien yo sacrificara
mis horas de día y de noche, habría de traicionarme. Que sepan hoy los indignos farsantes que
este pueblo no engaña a quien lo ayuda. Por eso, señores, quiero en esta oportunidad, como
simple ciudadano, mezclarme en esta masa sudorosa, estrecharla profundamente con mi
corazón, como lo podría hacer con mi madre. (se refirió luego a la unión general y agregó) Que
sea esa unidad indestructible e infinita, para que nuestro pueblo no solamente posea esa unidad,
sino que también sepa dignamente defenderla. (Como se alzaran voces de la multitud,
preguntándole dónde estuvo, añadió) Preguntan ustedes dónde estuve. Estuve realizando un
sacrificio que lo haría mil veces por ustedes. No quiero terminar sin lanzar mi recuerdo cariñoso y
fraternal a nuestros hermanos del interior que se mueven y palpitan al unísono con nuestros
corazones desde todas las extensiones de la patria.

Y ahora llega la hora, como siempre, para vuestro secretario de trabajo y previsión que fue y que
seguirá luchando al lado vuestro por ver coronada esa era que es la ambición de mi vida que
todos los trabajadores sean un poquito más felices.

Ante tanta nueva insistencia les pido que no me pregunten ni me recuerden lo que hoy yo ya he
olvidado. Porque los hombres que no son capaces de olvidar no merecen ser queridos y
respetados por sus semejantes. Y yo aspiro a ser querido por ustedes y no quiero empañar este
acto con ningún mal recuerdo. Dije que había llegado la hora del consejo, y recuerden,
trabajadores, únanse y sean más hermanos que nunca. Sobre la hermandad de los que trabajan
ha de levantarse nuestra hermosa patria, en la unidad de todos los argentinos. Iremos
diariamente incorporando a esta hermosa masa en movimiento cada uno de los tristes o
descontentos, para que, mezclados a nosotros, tengan el mismo aspecto de masa hermosa y
patriota que son ustedes.

Pido también a todos los trabajadores amigos que reciban con cariño este mi inmenso
agradecimiento por las preocupaciones que todos han tenido por este humilde hombre que hoy
les habla. Por eso hace poco les dije que los abrazaba como abrazaba a mi madre, porque
ustedes han tenido los mismos dolores y los mismos pensamientos que mi pobre vieja había
sentido en estos días. Esperemos que los días que vengan sean de paz y construcción para la
nación. Sé que se habían anunciado movimientos obreros, ya ahora, en este momento, no existe
ninguna causa para ello. Por eso, les pido como un hermano mayor que retornen tranquilos a su
trabajo, y piensen. Hoy les pido que retornen tranquilos a sus casas, y por esta única vez ya que
no se los pude decir como secretario de Trabajo y Previsión, les pido que realicen el día de paro
festejando la gloria de esta reunión de hombres que vienen del trabajo, que son la esperanza
más cara de la patria.

Y he dejado deliberadamente para lo último el recomendarles que antes de abandonar esta


magnífica asamblea lo hagan con mucho cuidado. Recuerden que entre todos hay numerosas
mujeres obreras, que han de ser protegidas aquí y en la vida por los mismos obreros.

29
Pido a todos que nos quedemos por lo menos quince minutos más reunidos, porque quiero estar
desde este sitio contemplando este espectáculo que me saca de la tristeza que he vivido en
estos días.

Discurso de Juan Domingo Perón, Plaza de Mayo, 17 de octubre de 1945.

2.- Visiones del 17 de octubre

. “Los obreros, tal como siempre se ha definido a nuestros hombres de trabajo, aquellos que
desde hace años han sostenido y sostienen sus organizaciones gremiales y sus luchas contra el
capital; los que sienten la dignidad de las funciones que cumplen y, a tono con ellas, en sus
distintas ideologías, como ciudadanos trabajan por el mejoramiento de las condiciones sociales y
políticas del país, no estaban allí. Esta es una verdad incuestionable y pública que no puede ser
desmentida: si cesaron en su trabajo el día miércoles y jueves no fue por autodeterminación,
sino por imposición de los núcleos anteriores, amparados y estimulados por la policía”
La Vanguardia, 23 de octubre de 1945

“¿Qué obrero argentino se suma a una manifestación reivindicatoria de sus derechos como en
un corso de carnaval? (…)”
La Vanguardia, 23 de octubre de 1945

. “El malón peronista –con protección oficial y asesoramiento policial- que azotó al país, ha
provocado rápidamente (…) la exteriorización del repudio popular de todos los sectores de la
república en millares de protestas. Hoy la nación en su conjunto tiene clara conciencia del peligro
que entraña el peronismo y de la urgencia de ponerle fin.
Se plantea así para los militantes de nuestro partido una serie de tareas que, para mayor
claridad, hemos agrupado en dos rangos: higienización democrática y clarificación política. Es
decir, por un lado, barrer con el peronismo y todo aquellos que de alguna manera sea su
expresión; por el otro llevar adelante una campaña de esclarecimiento de los problemas
nacionales (…).
En el primer orden, nuestros camaradas deben organizar y organizarse para la lucha contra el
peronismo, hasta su aniquilamiento. Corresponde aquí también, señalar la gran tarea de limpiar
las paredes y las calles de nuestras ciudades de las inmundas pintadas peronistas. Que no
quede barrio o pueblo sin organizar las brigadas de higienización democrática. (…) Perón es el
enemigo número uno del pueblo argentino”
Declaración del Partido Comunista, 21 de octubre de 1945. En Rodolfo Puiggrós. Historia
Crítica de los Partidos Políticos Argentinos, (III), Hyspamérica, 1986

.“Las muchedumbres agraviaron el buen gusto y la estética de la ciudad, afeada por su presencia
en nuestras calles. El pueblo las observaba pasar, un poco sorprendido al principio, pero luego
con glacial indiferencia.”
Diario Crítica, 17 de octubre de 1945. Citado por Daniel James. “17 y 18 de octubre de
1945: el peronismo, la protesta de masas y la clase obrera argentina.” En Juan Carlos
Torre (comp) El 17 de octubre de 1945, Ariel, 1995

30
. “(…) Habíamos hablado mucho de nuestro pueblo (…) pero no lo conocíamos. Perón nos
reveló no al pueblo, sino a una zona del pueblo que, efectivamente, nos parecía extraño y
extranjero. El 17 de Octubre volcó a las calles céntricas de Buenos Aires un sedimento social
que nadie había reconocido. Parecía una invasión de gentes de otro país, hablando otro idioma,
vistiendo trajes exóticos y, sin embargo, eran nuestros hermanos harapientos, nuestros
hermanos miserables (…) el lumpemproletariat (…) salieron a pedir cuenta de su cautiverio, a
exigir un lugar al sol y aparecieron con sus cuchillos de matarifes en la cintura, (…). Sentimos
escalofríos viéndolos desfilar en una verdadera horda silenciosa con carteles que amenazaban
tomarse una revancha terrible”
Ezequiel Martínez Estrada, citado por Federico Neiburg. “El 17 de Octubre de 1945: un
análisis del mito de origen del peronismo”. En Juan Carlos Torre (comp)

. “El proletariado que desencadenó la huelga general revolucionaria de los días 17 y 18 de


octubre de 1945 actuó movido por dos imperativos, aparentemente antagónicos entre sí,
provenientes de su propia naturaleza de clase, es decir que no le fueron impuestos por ninguna
fuerza externa a él mismo: la espontaneidad y la autoconciencia. Su espontaneidad se reveló al
no obedecer a ninguna orden de arriba –ni siquiera de Perón, que se había despedido de los
obreros recomendándoles: ‘De casa al trabajo y del trabajo a casa’- y al obligar a los dirigentes
de la CGT y de los sindicatos a plegarse al paro. Sin embargo, esa espontaneidad no
rearbitraria, ni puramente instintiva, pues si la ofensiva oligárquico-imperialista provocó el
estallido del pathos proletario, también despertó en los huelguistas la autoconciencia de que
ellos, y solamente ellos, podían evitar la pérdida de sus conquistas. De ahí que vivieran una
jornada desenajenante, en la cual la gravedad de la lucha aparecía cubierta por el desborde
dionisíaco de las pasiones reprimidas.” Rodolfo Puiggrós, op. Cit.

“Empezaba la mañana cuando comenzaron a llegar rotundos, desafiantes, caminando o en


vehículos que habían tomado alegremente por asalto y cuyos costados repetían hasta el
hartazgo el nombre de Perón en tiza, cal y carbón. A medida que avanzaban, las cortinas de los
negocios bajaban abruptamente con tableteo de ametralladoras. Venían de las zonas
industriales aledañas a Buenos Aires. Nadie los conducía, todos eran capitanes”
Felix Luna. El 45. Crónica de un año decisivo, Editorial Sudamericana, 1999.

3.- El “mito fundacional”


. “En el país anterior a Perón comíamos salteado. Ese país no permitía que el hijo de un
trabajador tuviera perspectivas. El país nuevo nace el 17 de octubre del 45. Yo tenía quince años
y en el café que estaba enfrente a la estación Hipólito Yrigoyen, ‘la ñata contra el vidrio’ aprendí
no sólo de ‘filosofía y las cosas de la vida’. Allí se reunían los miembros de las comisiones
internas del frigorífico La Negra y La Blanca. Mientras jugábamos al billar, de paso,
escuchábamos cómo se organizaban por medio de los delegados. Íbamos comprendiendo, de a
poco, los oídos atentos, una cultura distinta, más solidaria (…)”
Entrevista de Liliana Garulli a Luis Donikian. En Liliana Garulli el al. Nomeolvides.
Memoria de la Resistencia Peronista 1955-1972, Editorial Biblos, 2000.

. El nacimiento
Vastedad del abismo.
Arrancaron de Berisso, Ensenada,

31
Avellaneda y Valentín Alsina.
En el resplandeciente fulgor
De la muchedumbre esperanzada
Violaron la fuente de la plaza
Y se lavaron los pies del cansancio
Y del mundo que se iba, irremediablemente.
Hoy nazco lleno de esta música tamboril
Imperecedera, que seguirá en la descendencia
Y en el mito de la popular.
Porque el 17 de octubre fue el nacimiento
Y la eternidad nos esperaba.
Alfredo Carlino. Evita del 17 de octubre a la caída, Catálogos, 1996

*Capital y trabajo
¿Qué función desempeña el Estado peronista frente al conflicto entre capital y trabajo y a la
posibilidad de la lucha de clases? ¿Cuáles son los límites del modelo peronista?

* “Queremos que el capital y el trabajo, en estrecho abrazo, labren la grandeza de la patria,


mientras el Estado vela por el bien de unos y otros, asegurando la justicia para el rico y el pobre
(...) Buscamos hacer desaparecer toda causa de anarquía para asegurar una armonía, a base
de justicia social, la imposibilidad de la alteración de nuestras buenas relaciones entre el
capital, el trabajo y el Estado”
Manual del Peronista. 1948. En Plotkin, Mariano: “Mañana es San Perón. Buenos Aires,
Ariel, 1993

* “... El objeto fundamental del justicialismo en relación con el movimiento obrero es hacer
desaparecer la lucha de clases y sustituirla por la cooperación entre capital y trabajo.
El capitalismo para darle todo al capital, explota a los trabajadores. El comunismo, para
solucionar el problema, ideó un sistema de lucha que no terminará sino cuando haya una sola
clase social, pero a esto se llega por la destrucción, que es efecto de una lucha larga y sin
cuartel entre capital y trabajo.
El justicialismo en cambio quiere también llegar a una sola clase de hombres: la de los que
trabajan. Esta es una de las verdades fundamentales del peronismo. Pero no quiere llegar por la
lucha sino por la cooperación.
No queremos una sola clase proletaria sino una sola clase de hombres desproletarizados que
vivan y trabajen dignamente. Que los obreros ganen para vivir honradamente como personas
humanas y que los patrones se conformen con ganar también como para mantener la industria,
progresar y vivir dignamente, dignamente pero no principescamente.! No queremos que nadie
explote a nadie y nada más...”
Eva Duarte de Perón. La razón de mi vida.

*Discépolo y “Mordisquito”

Los siguientes son fragmentos del ciclo radial que en 1951 condujo Enrique S. Discépolo.
Identifica a qué sector social (y cultural) representa el personaje –Mordisquito- al cual Discepolín
interpela.

32
¿Cómo da cuenta Discépolo del proceso de transformaciones del estado peronista?
¿En qué sentido puede hablarse de “democratización del bienestar”?
¿Qué conceptos, ideas y principios de la retórica peronista aparecen en estos fragmentos?

. ¡Mirá! ¡Yo puedo negar todo, vos podés negar todo! ¡Todos podemos negar todo! Pero hay algo
que no se puede negar: la evidencia. Y vos sabés lo que es la evidencia.
La evidencia es lo que está ahí, lo que te hace señas para que lo veas, lo que te grita para que lo
oigas. Claro que si vos cerrás los ojos y cerrás los oídos, ni escuchás ni ves nada. ¡No ves vos,
no escuchás vos!, pero la evidencia sigue firme, sigue erguida, sigue… ¡como fierro, sigue! Mirá:
yo podría abrumarte tirándote encima un baúl de hechos evidentes, una montaña de conquistas
evidentes, ¡una cordillera de milagros evidentes! Pero, en vez de salirte al paso con una
evidencia de lo que está, yo te salgo al paso con una evidencia ¡de lo que no está!
¿No me entendés? No me extraña, porque cuando vos no querés entender a vos los
razonamientos te rebotan en la cabeza como el jején en el tubo de la lámpara. Y yo levanto una
lámpara, ¿sabés?; la levanto para iluminar las calles de mi patria, de tu patria, ¡y mostrarte una
evidencia que no está! Los mendigos… ¿están? ¿Vos ves los mendigos? Sobre las calles —y al
decirte calles te digo corazones y te digo espíritus— se desató el arroyo de la dignidad
recuperada, se desató con una bárbara alegría de potro que transpira salud, y esa correntada se
llevó a los mendigos, vos lo sabés; pero no se los llevó para ahogarlos, sino para bañarlos, y
llegaron a la costa limpitos, peinados con la raya al medio, cantando, no el huainito de la
limosna, sino el chamamé de la buena digestión.
No; no te encojas de hombros y contestáme; yo te hice una pregunta: ¿vos ves los mendigos?
¿Dónde están los mendigos? Antes el pordiosero era una realidad en serie, como los
automóviles. Los mendigos eran una vergonzosa institución nacional. Y fijáte que yo no te hablo
con medias palabras; a mí no me interesa que quieras quedar bien con un partido o con otro. A
mí me interesa que tu honradez reconozca para siempre los beneficios de que goza hoy tu
dignidad. Y te digo todas las palabras que tengo, bolsas de palabras, barrios de palabras; el
mendigo era en este país una vergonzosa institución
nacional. Porque había gente que, así como unos hacen tangos, pañoletas o mandados, ellos
hacían pobres. ¡Fabricaban pobres! Y los pobres se te aparecían en los atrios de las iglesias, en
las escaleras de los subtes, en la puerta de tu propia casa, famélicos y decepcionados, con la
cabeza como un paquete de pelo y debajo del pelo la dignidad en derrota. ¿Y ahora los ves?
Decíme, ¿los ves? ¡Claro que no los ves! ¿Y eso no te conmueve? ¿O es que los extrañás?
Porque si los extrañás, ¡estás frito! Ahora las manos se extienden, no para pedir limosna, sino
para saber si llueve, para ordeñar la vaca llena de leche o el racimo lleno de clarete reserva.
Acordáte cuando volvías a tu casa, de madrugada, y descubrías en los umbrales, amontonados
contra sí mismos, a los pordioseros de tu Buenos Aires. Ahora la exclusividad de los umbrales
han vuelto a tenerla los novios; ahora no hay limosneros en los umbrales, ni en los andenes, ni
en los
cementerios. ¿Vos vas a los cementerios? ¿No?; te pregunto porque hay gente que va al
cementerio sólo una vez en la vida, y cuando va, la aprovecha y se queda; pero los que solemos
ir para irnos acostumbrando de a poco y que el inquilinato póstumo no nos agarre
desentrenados, vemos lo que vos no querés ver: que ni siquiera allí encontrás mendigos. ¿Y
entonces dónde podés encontrarlos sino en un pasado cruel y desaprensivo que te empecinás
en reconquistar? ¿Y para qué querés un pasado de indignidad y de miseria si tenés un presente
de abundancia y de respeto? (…) ¡Sé honrado! No me digás que ves mendigos, porque, si los
ves, es que me la querés contar, y a mí, ¡a mí no me la vas a contar!

“Hoy la fiesta es de todos. Es el renacer de un país entero que ve crecer a un tiempo trigo y
chimeneas, cosechas y fábricas. Mientras vos te empeñás en vender trampas para osos nuestro

33
comercio internacional arrojó el año pasado un saldo positivo superior a 700 millones de pesos.
Mientras vos te quejás, Mordisquito, la iniciativa privada, con la ayuda financiera del Gobierno,
creó 30.000 empresas nuevas. En sólo un año —mientras otros le dan manija a la lengua— se
han solicitado casi 19.000 marcas de fábrica. Nuestro incremento industrial con respecto a 1937
es del 73%. El más alto registrado en el mundo. ¿Y entonces? Dejá las trampas para osos y
entrá en la fiesta, Mordisquito. No sigás más a contramano. ¡Ah!, ¿no querés? ¡Y bueno, quejáte
si te gusta, pero a mí, no… , a mí no me la vas a contar!”

“Resulta que antes no te importaba nada y ahora te importa todo. Sobre todo lo chiquito. Pasaste
de náufrago a financista sin bajarte del bote. Vos, sí vos, que ya estabas acostumbrado a saber
que tu patria era la factoría de alguien y te encontraste con el regalo de una patria nueva, y
entonces, en vez de dar las gracias por el sobretodo de vicuña, dijiste que había una pelusa en
la manga y que vos no lo querías derecho sino cruzado. ¡Pero con el sobretodo tge quedaste!
Entonces, ¿qué me vas a contar a mí? ¿A quién le llevás la contra? Antes no te importaba nada
y ahora te importa todo. Y protestás. ¿Y por qué protestás? ¡Ah no hay té de Ceylán! Esto es
tremendo. Mirá qué problema. Leche hay, leche sobra: tus hijos, que alguna vez miraban la nata
por turno, ahora pueden irse a la escuela con la vaca puesta. ¡Pero no hay té de Ceylán! Y
según vos, no se puede vivir sin té de Ceylán. Te pasaste la vida tomando mate cocido, pero
ahora me planteás un problema de estado porque no hay té de Ceylán. Claro, ahora la flota es
tuya, ahora los teléfonos son tuyos, ahora los ferrocarriles son tuyos, ahora el gas es tuyo,
pero…¡no hay té de Ceylán!”
E. Santos Discépolo

*La Constitución de 1949

Sancionada el 11 de marzo de 1949, la nueva constitución fue la expresión jurídica del proceso
de transformaciones del Estado y la sociedad. Se encuadra en lo que se denomina
constitucionalismo social.
a) Identifiquen, a partir del análisis de los siguientes artículos de la Constitución de 1949,
los principios filosóficos y políticos que los sustentan y expliquen de qué forma se
afectan los postulados del liberalismo que diera origen al primer texto constitucional en
1853.

La función social de la propiedad, el capital y la actividad económica

Art. 38 - La propiedad privada tiene una función social y, en consecuencia, estará sometida a las
obligaciones que establezca la ley con fines de bien común. Incumbe al Estado fiscalizar la
distribución y la utilización del campo o intervenir con el objeto de desarrollar e incrementar su
rendimiento en interés de la comunidad, y procurar a cada labriego o familia labriega la
posibilidad de convertirse en propietario de la tierra que cultiva. La expropiación por causa de
utilidad pública o interés general debe ser calificada por ley y previamente indemnizada. Sólo el
Congreso impone las contribuciones que se expresan en el artículo 4°. Todo autor o inventor es
propietario exclusivo de su obra, invención o descubrimiento por el término que le acuerda la ley.
La confiscación de bienes queda abolida para siempre de la legislación argentina. Ningún cuerpo
armado puede hacer requisiciones ni exigir auxilios de ninguna especie en tiempo de paz.

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Art. 39 - El capital debe estar al servicio de la economía nacional y tener como principal objeto el
bienestar social. Sus diversas formas de explotación no pueden contrariar los fines de beneficio
común del pueblo argentino.

Art. 40 - La organización de la riqueza y su explotación tienen por fin el bienestar del pueblo,
dentro de un orden económico conforme a los principios de la justicia social. El Estado, mediante
una ley, podrá intervenir en la economía y monopolizar determinada actividad, en salvaguardia
de los intereses generales y dentro de los límites fijados por los derechos fundamentales
asegurados en esta Constitución. Salvo la importación y exportación, que estarán a cargo del
Estado, de acuerdo con las limitaciones y el régimen que se determine por ley, toda actividad
económica se organizará conforme a la libre iniciativa privada, siempre que no tenga por fin
ostensible o encubierto dominar los mercados nacionales, eliminar la competencia o aumentar
usurariamente los beneficios.

Los minerales, las caídas de agua, los yacimientos de petróleo, de carbón y de gas, y las demás
fuentes naturales de energía, con excepción de los vegetales, son propiedad imprescriptible e
inalienable de la Nación, con la correspondiente participación en su producto que se convendrá
con las provincias.

Los servicios públicos pertenecen originariamente al Estado, y bajo ningún concepto podrán ser
enajenados o concedidos para su explotación. Los que se hallaran en poder de particulares
serán transferidos al Estado, mediante compra o expropiación con indemnización previa, cuando
una ley nacional lo determine.

El precio por la expropiación de empresas concesionarios de servicios públicos será el del costo
de origen de los bienes afectados a la explotación, menos las sumas que se hubieren amortizado
durante el lapso cumplido desde el otorgamiento de la concesión y los excedentes sobre una
ganancia razonable que serán considerados también como reintegración del capital invertido.

b) Lean los siguientes fragmentos del artículo 37 sobre los derechos del trabajador y la
ancianidad.

¿En qué sentido estos artículos expresan el proyecto político del Estado peronista? ¿Cuáles son
las responsabilidades que le caben al Estado?

Para debatir: Revisen la historia reciente de nuestro país desde mediados del siglo XX hasta la
actualidad y analicen el rol del Estado en la provisión y garantía de estos derechos. Citen
ejemplos.

Capítulo III

Derechos del trabajador, de la familia, de la ancianidad y de la educación y la cultura

Art. 37 – Declárense los siguientes derechos especiales:

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I. Del trabajador

1. Derecho de trabajar - El trabajo es el medio indispensable para satisfacer las necesidades


espirituales y materiales del individuo y de la comunidad, la causa de todas las conquistas de la
civilización y el fundamento de la prosperidad general; de ahí que el derecho de trabajar debe
ser protegido por la sociedad, considerándolo con la dignidad que merece y proveyendo
ocupación a quien lo necesite.

2. Derecho a una retribución justa – Siendo la riqueza, la renta y el interés del capital frutos
exclusivos del trabajo humano, la comunidad deber organizar y reactivar las fuentes de
producción en forma de posibilitar y garantizar al trabajador una retribución moral y material que
satisfaga sus necesidades vitales y sea compensatoria del rendimiento obtenido y del esfuerzo
realizado.

3. Derecho a la capacitación - El mejoramiento de la condición humana y la preeminencia de los


valores del espíritu imponen la necesidad de propiciar la elevación de la cultura y la aptitud
profesional, procurando que todas las inteligencias puedan orientarse hacia todas las direcciones
del conocimiento, e incumbe a la sociedad estimular el esfuerzo individual proporcionando los
medios para que, en igualdad de oportunidades, todo individuo pueda ejercitar el derecho a
aprender y perfeccionarse.

4. Derecho a condiciones dignas de trabajo - La consideración debida al ser humano, la


importancia que el trabajo reviste como función social y el respeto recíproco entre los factores
concurrentes de la producción, consagran el derecho de los individuos a exigir condiciones
dignas y justas para el desarrollo de su actividad y la obligación de la sociedad de velar por la
estricta observancia de los preceptos que las instituyen y reglamentan.

5. Derecho a la preservación de la salud - El cuidado de la salud física y moral de los individuos


debe ser una preocupación primordial y constante de la sociedad, a la que corresponde velar
para que el régimen de trabajo reúna requisitos adecuados de higiene y seguridad, no exceda
las posibilidades normales del esfuerzo y posibilite la debida oportunidad de recuperación por el
reposo.

6. Derecho al bienestar – El derecho de los trabajadores al bienestar, cuya expresión mínima se


concreta en la posibilidad de disponer de vivienda, indumentaria y alimentación adecuadas, de
satisfacer sin angustias sus necesidades y las de su familia en forma que les permita trabajar
con satisfacción, descansar libres de preocupaciones y gozar mesuradamente de expansiones
espirituales y materiales, impone la necesidad social de elevar el nivel de vida y de trabajo con
los recursos directos e indirectos que permita el desenvolvimiento económico.

7. Derecho a la seguridad social – El derecho de los individuos a ser amparados en los casos de
disminución, suspensión o pérdida de su capacidad para el trabajo promueve la obligación de la
sociedad de tomar unilateralmente a su cargo las prestaciones correspondientes o de promover
regímenes de ayuda mutua obligatoria destinados, unos y otros, a cubrir o complementar las

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insuficiencias o inaptitudes propias de ciertos períodos de la vida o las que resulten de
infortunios provenientes de riesgos eventuales.

8. Derecho a la protección de su familia - La protección de la familia responde a un natural


designio de individuo, desde que en ella generan sus más elevados sentimientos efectivos y todo
empeño tendiente a su bienestar debe ser estimulado y favorecido por la comunidad como el
modo más indicado de propender al mejoramiento del género humano y a la consolidación de
principios espirituales y morales que constituyen la esencia de la convivencia social.

9. Derecho al mejoramiento económico - La capacidad productora y el empeño de superación


hallan un natural incentivo en las posibilidades de mejoramiento económico, por lo que la
sociedad debe apoyar y favorecer las iniciativas de los individuos tendientes a ese fin, y
estimular la formación y utilización de capitales, en cuanto constituyen elementos activos de la
producción y contribuyan a la prosperidad general.

10. Derecho a la defensa de los intereses profesionales - El derecho de agremiarse libremente y


de participar en otras actividades lícitas tendientes a la defensa de los intereses profesionales,
constituyen atribuciones esenciales de los trabajadores, que la sociedad debe respetar y
proteger, asegurando su libre ejercicio y reprimiendo todo acto que pueda dificultarle o impedirlo.

II. De la familia

La familia, como núcleo primario y fundamental de la sociedad, será objeto de preferente


protección por parte del Estado, el que reconoce sus derechos en lo que respecta a su
constitución, defensa y cumplimento de sus fines.

1. El Estado protege el matrimonio, garantiza la igualdad jurídica de los cónyuges y la


patria potestad.

III. De la ancianidad

1.Derecho a la asistencia - Todo anciano tiene derecho a su protección integral, por cuenta y
cargo de su familia. En caso de desamparo, corresponde al Estado proveer a dicha protección,
ya sea en forma directa o por intermedio de los institutos y fundaciones creados, o que se
crearen con ese fin, sin perjuicio de la subrogación del Estado o de dichos institutos, para
demandar a los familiares remisos y solventes los aportes correspondientes.

2.Derecho a la vivienda - El derecho a un albergue higiénico, con un mínimo de comodidades


hogareñas es inherente a la condición humana.

3.Derecho a la alimentación - La alimentación sana, y adecuada a la edad y estado físico de


cada uno, debe ser contemplada en forma particular.

4.Derecho al vestido - El vestido decoroso y apropiado al clima complementa el derecho anterior.

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5.Derecho al cuidado de la salud física - El cuidado de la salud física de los ancianos ha de ser
preocupación especialísima y permanente.

6.Derecho al cuidado de la salud moral - Debe asegurarse el libre ejercicio de las expansiones
espirituales, concordes con la moral y el culto.

7. Derecho al esparcimiento - Ha de reconocerse a la ancianidad el derecho de gozar


mesuradamente de un mínimo de entretenimientos para que pueda sobrellevar con satisfacción
sus horas de espera.

8. Derecho al trabajo - Cuando el estado y condiciones lo permitan, la ocupación por medio de la


laborterapia productiva ha de ser facilitada. Se evitará así la disminución de la personalidad.

9. Derecho a la tranquilidad - Gozar de tranquilidad, libre de angustias y preocupaciones, en los


años últimos de existencia, es patrimonio del anciano.

10.Derecho al respeto - La ancianidad tiene derecho al respeto y consideración de sus


semejantes.

IV. De la educación y la cultura

La educación y la instrucción corresponden a la familia y a los establecimientos particulares y


oficiales que colaboren con ella, conforme a lo que establezcan las leyes. Para ese fin, el Estado
creará escuelas de primera enseñanza, secundaria, técnico-profesionales, universidades y
academias.

(::)

2. La enseñanza primaria elemental es obligatoria y será gratuita en las escuelas del Estado. La
enseñanza primaria en las escuelas rurales tenderá a inculcar en el niño el amor a la vida del
campo, a orientarlo hacia la capacitación profesional en las faenas rurales y a formar la mujer
para las tareas domésticas campesinas. El Estado creará, con ese fin, los institutos necesarios
para preparar un magisterio especializado.

(…)

*Peronismo/antiperonismo

“Aquella noche de setiembre de 1955, mientras los doctores, hacendados y escritores


festejábamos ruidosamente en la sala la caída del tirano, en un rincón de la antecocina vi cómo
las dos indias que allí trabajaban tenían los ojos empapados de lágrimas. Y aunque en todos
aquellos años yo había meditado en la trágica dualidad que escindía al pueblo argentino, en ese
momento se me apareció en su forma más conmovedora. Pues, ¿qué más nítida caracterización
del drama de nuestra Patria que aquella doble escena ejemplar? Muchos millones de

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desposeídos y de trabajadores derramaban lágrimas en aquellos instantes, para ellos duros y
sombríos. Grandes multitudes de compatriotas humildes estaban simbolizados en aquellas dos
muchachas indígenas que lloraban en una cocina de salta”. Ernesto Sábato, escritor
argentino.

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