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1.6.

2 TIPOS DE VALORES
Valores morales
 El amor: Unión de expresiones y actitudes importantes y desinteresadas entre
las personas.
 El agradecimiento: Sentimiento del corazón o actitud en el reconocimiento de un
beneficio que se a recibido o va a recibir
 El respeto: Apreciar el valor de algo o alguien.
 La amistad: Relación entre dos personas que tienen efecto mutuo el uno al otro.
 La bondad: Cualidad de ser bueno o beneficioso.
 La dignidad: Derecho innato de respeto y trato ético.
 La generosidad: Es el hábito de dar libremente, sin esperar nada a cambio.
 La honestidad: Se refiere a los atributos positivos y virtuosos.
 La humildad: Es la cualidad de ser modesto y respetuoso
 La laboriosidad: Es el gusto por trabajar y esforzarse en conseguir objetivos sin
rendirse.
 La lealtad: Es la fidelidad o devoción a una persona, país, grupo o causa.
 La libertad: Es la capacidad de los individuos para controlar sus propias acciones.
 La paz: Es un estado de tranquilidad que se caracteriza por la no permanencia de
conflictos violentos y la facilidad de no tener temor a la violencia.
 La perseverancia: Es la tendencia del individuo a comportarse sin ser reforzado
en los propósitos motivación y al no desfallecer en el intento.
 La prudencia: Es la capacidad de gobernar y disciplinar a sí mismo mediante el
uso de la razón.
 La responsabilidad: Un deber u obligación de realizar satisfactoriamente o
completar una tarea.
 La solidaridad: Es la integración y el grado y tipo de integración, que se muestra
por una sociedad o un grupo de gente y de sus vecinos.
 La tolerancia: Una actitud justa y objetiva, y permisiva hacia aquellos cuyas
opiniones, prácticas, raza, religión, nacionalidad, etc, difieren de los propios.
Antivalores
 La injusticia
 La intolerancia
 El egoísmo
 La indiferencia
 La irresponsabilidad la intransigencia
 La traición
1.6.3 LA NORMA MORAL
Rigen los comportamientos del individuo particular y del ciudadano que vive en
sociedad, vamos a centrarnos en las normas específicamente morales. De los valores
éticos, salen y se fundamentan las normas morales que guían nuestros actos, por
ejemplo, si valoramos la amistad y la sinceridad, saldrá de esa valoración personal la
norma, también personal, ‘‘debo ser sincero con los amigos’’ que, posiblemente, nos
demos a nosotros mismos.

1.6.4 JUICIO MORAL


Se denomina como juicio moral a aquel acto mental que afirma o niega el valor
moral ante una situación determinada o un comportamiento del que somos testigos, es
decir, el juicio moral que se da como resultado se pronunciara específicamente sobre la
presencia o la ausencia de ética en un hecho o actitud.
Los juicios morales son posibles gracias al sentido moral que cada persona posee. Este
sentido moral es el resultado de los esquemas, normas y reglas que hemos ido
adquiriendo y aprendiendo a lo largo de nuestra vida.
Existen 3 formas lógicas del juicio moral: enunciativas, comparativas o degración y
normativas o imperativas.
1. Enunciativas. Señalan un juicio de existencia o factico, se observa una propiedad
objetiva y se nos informa o descubre una propiedad sin que el juicio implique su
valoración.
2. Comparativas o de degración. Se establece como que algo es más valioso que
otro ‘‘algo’’. Por lo cual, muestra el ‘‘el ser más valioso’’.
3. Normativas o imperativas. En estos juicios encontramos un ‘‘debes hacer’’,
existe una exigencia de realización, algo que no existe y debe de ser realizado.

1.6.5 EL ACTO MORAL


Los actos, según Kant, no son ni buenos ni malos; bueno o malo es sólo el sujeto que
los realiza.
Lo que es moral o inmoral es la disposición del ánimo de la persona, ya que, busca lo
que la razón le dice como bueno. Un acto será moralmente bueno si el sujeto que lo
realiza lo hace porque lo considera como absolutamente debido, como un fin absoluto,
como imperativo categórico; por el contrario un acto es malo si se hace con el propósito
de obtener alguna consecuencia favorable, si se realiza como medio o imperativo
hipotético.
Lo bueno, según Kant, está en la buena voluntad regida por la ley moral. Si alguien actúa
por temor y no por respeto al deber implícito en la ley moral, sus acciones no son morales.
Tampoco lo serán aquellas que se realizan por accidente o como medio para obtener
beneficios posteriores.

1.6.6 LA PERSONA MORAL


Las personas morales no tienen existencia material o concreta; no existen como
individuo sino como institución, pues son una ficción de derecho para dar reconocimiento
a una entidad individual e independiente, que está sujeta a obligaciones y dotada de
derechos, tal como una persona física.

En este sentido, la persona moral es un organismo conformado y representado por un


conjunto de personas físicas sobre las cuales recae la capacidad para la toma de
decisiones. Para ello, la persona moral tendrá uno o varios administradores, un consejo
de administración o una junta de socios que tendrá la responsabilidad de actuar en su
nombre.

‘‘Es persona moral aquella que posee conciencia moral y que capta y realiza valores
éticos’’. (Calero,2001, p 73).

1.6.7 LA LIBERTAD MORAL

Jimenez, A. (2012), sostiene que la libertad moral habla mucho de una persona, la
actuación de tal comportamiento es la tendencia del hombre para irse por el camino
correcto, valioso, si bien un poco más complicado, el camino de la libertad moral está en
todos los hombres, por desgracia, no todos ellos están dispuestos a seguirlo.
Un caso claro de alguien que faltó a la libertad moral, es el del deportista Julio César
Chávez, boxeador para ser más específico. La noticia sumamente popular en estos
momentos, nos da a conocer que al serle efectuado un examen de anti doping, se le
encontró cierta cantidad de marihuana, pero, ¿por qué faltó a la libertad moral? Pues
bien, al realizar la investigación, leí que él no fue obligado a consumir la droga, fue una
acción voluntaria, su moral no fue tan firme como para poder aguantar el deseo de
consumirla.
Sin embargo, Julio César se dio cuenta de lo mal que hizo. Al ser un claro ejemplo de
una falta a la libertad moral, es también un excelente ejemplo de cómo poder volver al
camino de la libertad moral, al aceptar que no estuvo bien lo que hizo y proponerse a sí
mismo no volver a hacerlo.
Es sin duda concluido después de leer el caso y analizarlo para saber que pondría, que
si, en efecto estuvo mal lo que hizo el boxeador, y también es cierto que faltó a la libertad
moral, pero me parece que tiene mucho más valor haber aceptado que estuvo mal y
sabiendo que es una figura pública, darle a entender a sus seguidores que lo que él hizo
está mal, porque sabiendo que tiene cierta influencia en sus seguidores, da un ejemplo
de que se puede obrar mal, pero no hay nada que no se pueda corregir.

1.7. CONDICIONES DE LA REPONSABILIDA MORAL


Cruz, M. (2000), sostiene que el tema de responsabilidad moral no es un tema resolverse
apelando a elementos indiscutibles, también se atrevió a sostener que se ha constituido
en los últimos tiempos en el territorio de una viva confrontación teórica: por eso desde el
mismo título de la intervención se hace referencia a la perspectiva filosófica –tal vez
porque sea la más adecuada para afrontarlo.
La responsabilidad, es estructuralmente intersubjetiva. Sin un ante quién responder, esto
es, sin alguien que nos exija respuesta, que nos interpele con su reclamación, no hay
responsabilidad posible.

1.7.1 CONCIENCIA MORAL

Nuño, F. (2004). Afirma que la conciencia moral es a que decide si se asume o no la


decisión de hacerlo o no. (p. 58).
Jorge, v. (2009). afirma que el término conciencia puede referirse, en primer lugar, al
reconocimiento de algo exterior o interior. Apunta al conocimiento del bien y del mal y en
este caso, se habla de conciencia moral. Para rastrear los orígenes del concepto en
nuestra tradición, hemos de remitirnos a las fuentes griegas y judías.
Formación de la conciencia moral: referentes conceptuales es posterior a la noción
misma que va elaborándose a través de la tragedia, las corrientes órficas y, sobre todo,
el pitagorismo en donde cobra una importancia decisiva el examen de conciencia por el
que se enseña a avergonzarse ante uno mismo más que frente a los otros. A partir de
ahí, el concepto se transmitirá tanto a Demócrito por una parte, como a Sócrates, Platón
y Aristóteles. Pero será entre epicúreos y estoicos donde el concepto alcanzará un mayor
relieve como crítica del propio comportamiento, bien a través del examen entre maestro
y discípulo, bien como examen ante sí mismo como la voz racional de la naturaleza, pues
es a través de la oikeiosis (autopercepción), que el hombre puede conocer en su
interioridad la ley natural conforme a la cual ha de vivir. Estas concepciones penetrarán
en el cristianismo y se juntaran con el judaísmo en donde la ley divina, no escrita y eterna,
será el fundamento de la moralidad.

1.8 OBLIGATORIEDAD MORAL

La obligación moral consta de heteronomía (viene de afuera, autoridad) y autonomía


(surge de nosotros mismos), ambas interactúan.

1.8.1 DEBER MORAL


El deber moral es un constructo social que pasa a cada individuo de generación
en generación. De pequeños aprendemos que ante determinadas circunstancias
tenemos la obligación de decidir determinado curso de acción, de modo tal que si no lo
hacemos nos pesará en la conciencia.
Según N. Tasin traductor ruso indica que, Kant da un ejemplo: debes respetar tu propia
libertad y la de los demás no solamente cuando esperas sacar de ella un placer o un
provecho, sino siempre y en todas las circunstancias porque la libertad es un bien
absoluto y por sí sola constituye una finalidad: todo lo demás no es más que un medio.
En otras palabras, la personalidad humana ha de ser objeto de una estima absoluta.

1.8.2. HETERONOMÍA MORAL.

Entonces podemos decir que en la heteronomía moral “el sujeto moral” recibe la
ley moral desde fuera. La ley moral es arbitraria decidida por Dios, la naturaleza, la
sociedad, así toda ley heterónoma es impuesta al sujeto moral y no le libera, porque no
brota de su propia realidad por lo que se podrá decir le esclaviza.

1.8.3. AUTONOMÍA MORAL

En la autonomía moral “el sujeto moral” es el protagonista de su vida moral. Es el


que se da la ley moral a sí mismo. No la crea, simplemente la descubre como consecutiva
de sí mismo. Toda ética autónoma es libre en cuanto a la persona, que la represente y a
engrandezca.
En no poca medida, la autonomía culmina un proceso, de demarcación a veces borrosa,
en el que fundamentalmente el entorno y la educación permiten o fuerzan la adscripción
de tal propiedad a quien antes no la poseía. Es la culminación del proceso de crecimiento
de la persona. Tanto el niño como ciertos grupos humanos son educados o se
autoeducan para ser sujetos a los que se puede y debe adscribir la propiedad de la
autonomía. En todo caso, es razonable asumir que se precisa un aprendizaje para que
se produzca la transición entre un ser no autónomo, aunque humano, y el sujeto
autónomo. Es en este aprendizaje en el que naturalmente hemos de considerar la
necesidad de lo que sólo podemos denominar «heteronomía». Creo, y ésta es la idea
central de este trabajo, que la tensión autonomía heteronomía, implícita en el proceso
mismo de <<ganar>> la autonomía, no sólo está plasmada efectivamente en esta
genealogía del sujeto autónomo, sino que pervive siempre en el sujeto moral como una
tensión constitutiva.
CONCLUSIONES

La ética tiene por objeto explicar la moral. En cambio la moral invita a llevar un
modo de vida que se cree justo y bueno.
La moralidad son los actos afectivos que se realizan diariamente que se manifiesta
en la experiencia, en la historia y en la religión. Por lo tanto la moral, es importante
cumplirlas porque nos sirven para regular nuestras propias conductas y de los demás.
Actualmente, vivimos en una sociedad cambiante es decir, donde las costumbres,
creencias, valores, integridad, pensamientos y razón cambian; por ello, es indispensable
que cada uno de los seres humanos reflexionemos sobre nuestros propios actos y las
consecuencias de dichos compartimientos, para de este modo concientizarnos y evitar
la adaptación a esa sociedad donde no se ponen en práctica los valores, donde el
pensamiento crítico y la razón se están desvaneciendo poco a poco y donde los más
afectados sin darnos cuenta serán las generaciones venideras.
BIBLIOGRAFIA

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