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La hipertensión arterial (HTA) es un término médico para denominar a la presión alta, esta
es ocasionada por el estrechamiento de las arteriolas, las cuales regulan el flujo
sanguíneo del organismo. Mientras tanto, la insuficiencia cardiaca (IC) es la incapacidad
del corazón de bombear sangre en los volúmenes adecuados para satisfacer las
demandas del metabolismo.
Exámenes de laboratorio: Tanto los que tienen una IC reciente, como los que
tienen una crónica y descompensación aguda, deben ser sometidos a una
biometría hemática completa, electrolitos en sangre, nitrógeno ureico sanguíneo,
creatinina sérica, enzimas hepáticas y análisis de orina. En casos especiales se
valora la diabetes mellitus, dislipidemia y anomalías tiroideas.
Radiografía torácica: Para obtener información respecto al tamaño y forma del
corazón y valorar la vasculatura pulmonar, además de identificar causas no
cardiacas en los síntomas del paciente. Esto porque en la IC aguda se muestra
una hipertensión pulmonar, edema intersticial, edema pulmonar o una combinación
de estos, pero su ausencia se presenta en la IC crónica y refleja un incremento de
la capacidad de los linfáticos de eliminar el líquido pulmonar e intersticial.
Valoración de la función ventricular izquierda: Se utilizan estudios de imagen
cardiaca sin penetración corporal. El Doppler bidimensional proporciona una
valoración semicuantitativa del tamaño del ventrículo izquierdo y de su función,
así como la presencia o ausencia de anomalías valvulares o del movimiento
parietal regional. La presencia de dilatación auricular izquierda e hipertrofia
ventricular izquierda, en conjunto con anomalías del llenado diastólico del
ventrículo izquierdo detectados por pulso de ondas y Doppler hístico son útiles
para valorar HF con conservación de la fracción de expulsión. El ecocardiograma
bidimensional con Doppler también es de gran utilidad para valorar el tamaño del
ventrículo derecho y las presiones pulmonares, las cuales son fundamentales en
la valoración y tratamiento del corazón pulmonar. La MRI también analiza la
anatomía y función cardiaca. Ambos estudios permiten conocer la fracción de
expulsión, lo que ayuda a conocer la función del ventrículo izquierdo.
Marcadores biológicos: Las concentraciones circulantes de péptidos natriuréticos
son auxiliares muy útiles en el diagnóstico de pacientes con HF. El péptido
natriurético tipo B (BNP) y pro-BNP amino terminal se liberan en el corazón con
insuficiencia y son marcadores para la presencia de IC con disminución de
fracción de eyección. Aunque existen diversos factores que propician un aumento
de péptido natriurético (edad y deterioro de función renal), una falsa disminución
(obesidad) o una normalización (por un tratamiento adecuado), por lo que
actualmente no se utiliza la medición en serie de BNP para el diagnóstico. Las
troponinas T e I, proteína C reactiva, receptores de TNF y ácido úrico también
pueden estar elevados en pacientes con HF y proporcionan información
importante para el pronóstico.
ECG: es el estudio complementario habitualmente más usado para detectar las
alteraciones estructurales (HVI, CI) y las posibles alteraciones del ritmo cardíaco.
Se recomienda realizar 12 derivaciones, se evalúa la presencia o ausencia de
ondas Q y se mide el complejo QRS. Una ventaja es su bajo costo, y un ECG
normal prácticamente excluye disfunción sistólica del ventrículo izquierdo.
Pruebas de esfuerzo: En pacientes con HF no se recomiendan en forma habitual
las pruebas de esfuerzo en banda sinfín o en bicicleta fi ja, pero pueden ser útiles
para valorar la necesidad de trasplante cardiaco en pacientes con HF avanzada.
Una captación máxima de Oxigeno de <14 ml/ kg/min se asocia con un pronóstico
relativamente malo. Los pacientes con Vo2 <14 ml/kg/min han mostrado, en
términos generales, mejor supervivencia cuando son sometidos a trasplante que
cuando reciben tratamiento médico.
Los distintos tratamientos se presentan a continuación:
No farmacológicos: