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Lenguaje de Bolivia

En Bolivia se hablan el español, aymara, quechua, guaraní y variedad de lenguas


indígenas de menor uso. Durante el Censo 2001, el 47% de la población declaró hablar
alguna lengua indígena, mientras que el 36% la tenía como lengua materna. El 33,2%
de la población era bilingüe, en contraste del 11,6% de monolingües indígenas y el
49,8% de hispanohablantes monolingües.
Bolivia es un país con varias lenguas entre ellas: español o castellano, quechua, aimara
y guaraní, son las más importantes. Pero, en 1º lugar el español o también denominado
el castellano, 2º quechua, 3º aimara y 4º guaraní. Pero otras son el leco, el inglés (por
cuestión de educación, recreación o contacto con ciudadanos de otros países),
portugués y, fundamentalmente, muchas más lenguas indígenas más por expansión
territorial en Bolivia.
En el altiplano y las regiones sabandijas, los idiomas hablados son el aimara y
el quechua sureño, además del chipaya. En la región oriental de los llanos, hay una
mayor diversidad de lenguas indígenas (cerca de 33), aunque habladas en menor
proporción dentro de las localidades étnicas y algunas al borde de la extinción. Entre
estas lenguas se encuentra El chirigua no (o boliviano oriental) y El simba (o boliviano
occidental).
Contexto histórico de Bolivia
Durante la colonia española, los territorios indígenas de Bolivia fueron repartidos a
través de las encomiendas, y los indígenas fueron empleados como mano de obra para
la extracción de minerales.

Posteriormente, con la conformación de la República de Bolivia en el siglo XIX, el


estado continuó excluyendo a los indígenas -pese a ser mayoría-, y los ubicó como
arrendatarios en sus propios territorios. A inicios del Siglo XX, el boom del Caucho
atrajo a cientos de colonos que ocuparon territorios indígenas amazónicos de los
actuales departamentos de Beni, Pando y Santa Cruz, constituyéndose en poderosos
latifundios. Cuando en 1952, el Movimiento Nacional Revolucionario realizó la
reforma agraria, esos latifundios fueron preservados por considerarse a los indígenas
del Oriente como “selvícolas en estado salvaje”, carentes de derechos. No obstante,
implicó la titulación de tierras a los Pueblos Indígenas Andinos.

A fines de los 70, la Central Única de Trabajadores de Bolivia propuso una nueva
reforma agraria. Paralelamente, los Chiquitanos, Ayoreos, Guarayos y Guaraníes
comenzaron a organizarse en la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia
(CIDOB). En 1984, se aprobó el Proyecto de Ley Agraria Fundamental que reivindicó
la autogestión de las tierras indígenas. Sin embargo, en la Amazonía Boliviana las
empresas y traficantes de madera continuaron ocupando territorios indígenas, y se
continuó consolidando una elite agroindustrial, comercial, y de explotación de gas
natural. Ante ello, en 1990 los Chimanes, Sirionós y Moxeños del Oriente Boliviano,
realizaron la Primer Marcha Indígena por el Territorio y la Dignidad, en la que las
familias recorrieron más de 600 km hasta La Paz, y lograron que el gobierno de Paz
Zamora (1989 – 1993), emitiera cuatro Decretos Supremos reconociendo cuatro
territorios indígenas

El avance del acaparamiento de los latifundios en las tierras bajas, condujo a una crisis
estatal en 1992, en la cual se intervino el Consejo Nacional de la Reforma Agraria. En
1994, la reforma de la Constitución Nacional incorporó la categoría de Tierras
Comunitarias de Origen (TCOs) como tierras colectivas a favor de los Pueblos
Indígenas. Dos años después en Octubre de 1996 se sancionó la Ley 1715 o Ley del
Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA)[2], que regula la figura de los TCO y
abrió la posibilidad de titular tierras favor de los indígenas de tierras bajas.
Posteriormente, la Ley de Participación Popular y la Ley Municipal incluyeron la
categoría de Municipios Indígenas, como figura de autonomía indígena integrante del
ordenamiento territorial y administrativo del país.
Desde la sanción de la Ley INRA en 1996, en la siguiente década se titularon sólo
30.000 has para 3 comunidades. Desde la llegada de Evo Morales a la presidencia en
el año 2005, se titularon en dos años, 1 millón de has para 100 comunidades (75% en
Pando). En el año 2009, la nueva Constitución Nacional reconoció plenamente la
figura de los Territorios, que pasan de llamarse Tierras Comunitarias de Origen
a Territorios Indígenas Originarios Campesinos (TIOCs); y el derecho a la
Autonomía Indígena Originaria Campesina (AIOC), a una cuota de parlamentarios
indígenas, y a un sistema judicial indígena campesino de igual nivel a la justicia
ordinaria. El desafío de la Autonomía, ha sido tomado por la CIDOB, que desarrolla
como figura de gobierno la Gestión Territorial Indígena (GTI).

La defensa de los derechos y territorios continúa vigente, y se hace visible en el


desarrollo de la Octava Marcha Indígena Amazónica por la Defensa del Territorio
Indígena del Parque Nacional Isiboro Sécure – TIPNIS en Septiembre de 2011, a
través de la cual los Pueblos Indígenas del TIPNIS y la CIDOB exigen el freno a la
construcción de una carretera que atraviesa el área protegida; y la aprobación de la
Ley de la Madre Tierra

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