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La mayor parte de las personas están familiarizadas con los problemas asociados al
envejecimiento paulatino de los órganos de los sentidos, y entre ellos debieran tenerse
en cuenta los causados por el deterioro del sistema vestibular y sus conexiones, que
conllevan a una importante disminución de la calidad de vida. Vale mencionar que una
de las mayores preocupaciones en las personas mayores de 60 años respecto de su salud
es sufrir una caída; y cada año, entre un 20 y un 40% de adultos mayores de 65 años
sufre una. La presencia de pérdida del equilibrio continuo, o incluso entre los períodos
de crisis, pueden originar consecuencias fatales, así constituyen, junto con la utilización
de fármacos que actúan en el sistema nervioso central, la causa más frecuente de
accidentes y fracturas.
Si bien estudios anatómicos han demostrado que desde los 55 años, las células nerviosas
del sistema vestibular decrecen en número, pruebas del equilibrio y movimientos
oculares mostraron que en las personas mayores sanas las funciones vestibulares se
mantienen dado que el cerebro puede compensar, en parte, algunos problemas que se
presenten en este sistema. Por supuesto, aún las personas saludables, cuando han
superado los 65 años, encuentran más dificultoso que una persona joven, el mantener el
equilibrio en superficies blandas o irregulares sin referencias visuales.
El punto es que tal vez, el envejecimiento en sí mismo no traería severísimas
consecuencias para el sistema vestibular, sino que lo haría al asociarse a enfermedades a
las que los mayores están más expuestos. Es decir que el desequilibrio o el mareo en
una persona mayor, no debiera caratularse como una consecuencia inevitable del
envejecimiento sino como una señal importante de alguna enfermedad, y el sistema
vestibular no debiera ser tildado como la única fuente de esos síntomas. Deben
entonces, explorarse los efectos colaterales e interacciones de los medicamentos que
consume el paciente, evaluar su dieta, la presión arterial, artritis, trastornos visuales y
post-operatorios visuales, y lo que es más complicado aún, la combinación de dos o más
de estos y otros problemas. En una revisión de 57 pacientes llevada a cabo en el
Servicio de ORL del Hospital Universitario Puerta del Mar, Cádiz, se llega a la
conclusión de que el vértigo en la tercera edad, no está en la mayoría de las ocasiones en
relación con el déficit aislado de un órgano o sistema, y que son las pequeñas
deficiencias sensoriales, circulatorias, nerviosas, musculares y articulares, además de las
patologías asociadas las que dificultan el arribo a un diagnóstico clínico concreto. Los
estudios más exhaustivos (ENG), no siempre son definitivos ni aumentan la precisión
del diagnóstico. De los pacientes en los que se pudo llegar a un diagnóstico clínico, el
vértigo posicional paroxístico y la insuficiencia vértebro-basilar fueron los más
frecuentes. Es interesante remarcar que del total de pacientes estudiados, el 78%
presentaron algún tipo de hipoacusia, el 23% sufría de hipertensión arterial, y el 11% de
diabetes.
Por su parte, Schnnecht, quien estudió el sistema vestibular del anciano, encontró en el
mismo cuatro tipos fisiopatológicos, tres periféricos y uno central:
- Presbivértigo macular: producido por la atrofia macular del sáculo. Se produce vértigo
al levantarse de la cama. No es posible eliminar los factores vasculares cervicales.
Bibliografía:
-"El oído". Víctor Goodhill. Editorial Salvat. Barcelona. 1986.
- "Anales ORL Iberoamericanos". Año 2000. Vol.XXVII, número 6, Pág.531 a 539.
- www.vestibular.org. "The aging vestibular system", "Balance in the elderly". Charlotte
Shupert, Ph.D.