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Problemas de investigación.

Juan Sebastián Camargo Cifuentes.

8 de marzo de 2018.

1. Ortega, Julio. (1978). “El otoño del patriarca: texto y cultura”. Hispanic Review, 46

(4), 421- 446.

Julio Ortega hace un análisis interpretativo de El Otoño del patriarca desde la perspectiva de

la semiótica cultural y literaria. Desde el inicio, Ortega afirma que el texto literario está

compuesto, a través del proceso de comunicación y producción escrita, de códigos implícitos

que son el reflejo de una realidad cultural. De manera que el despliegue interpretativo de la

novela se da por medio de la decodificación de otros textos, ya sean sociales, políticos o

religiosos, que en su condición de partes o fragmentos que componen la totalidad de la novela,

expresan en su singularidad modos concretos de una vasta vida cultural. Esta manera de

considerar el texto literario, le sirve de modelo a Ortega para establecer los códigos que están

implícitos en El Otoño del patriarca. En primer lugar, identifica el código político, que en la

novela aparece desde la imagen del dictador y del uso constreñido del poder. Siguiendo su

análisis semiótico, Ortega muestra que una parte de la realidad cultural implícita en la novela,

codificada en lo político, se da como una des-nacionalización del territorio y en una forma

anacrónica de considerar la historia. En segundo lugar, se encuentra el código cultural, que

Ortega lo expresa en el concepto de «carnavalización», esto es, como flujo continuo de

información a través de voces colectivas, que expresan por un lado, la confusión del medio

circundante, y por otro, la energía humorística y vital de una manera de ser popular. En tercer

lugar, está el código mitológico, que siendo una síntesis de los códigos anteriores, muestra la

rareza de la realidad a manos del poder, aquí la realidad es invertida, yuxtapuesta y paradójica.

Lo mitológico en la novela, es para Ortega, un indicio de una identidad perdida, de un mundo


exagerado, distorsionado y manipulado por el poder de un agente que se desconoce a sí mismo.

Finalmente, Ortega identifica el código de narrador colectivo y de escritura, que no son más

que las formas de oralidad y «textualidad» implícitas en la novela.

El artículo de Ortega elabora una interpretación amplia de El otoño del patriarca, su análisis

semiótico pretende ser omnicomprensivo y, de alguna manera, exhaustivo. Ortega es claro,

desde el inicio, en su manera de abordar la novela, especialmente en el tratamiento que hace de

los «textos culturales» implícitos en ella. Esto es una ventaja grande, pues muestra un horizonte

de sentido desde donde la novela adquiere un compromiso con la realidad cultural. No obstante,

su visión omnicomprensiva deja de lado otras particularidades que no entran en su análisis

semiótico. Por ejemplo, la transformación de la personalidad del personaje principal en sintonía

con sus relaciones interpersonales con otros personajes de la novela.

2. Deleuze, G.(2002). Introducción. Repetición y diferencia. En Diferencia y repetición.

Buenos Aires: Amorrortu.

El capítulo introductorio a Diferencia y repetición, Deleuze, lejos de mostrar un orden temático

en el desarrollo de la exposición, propone un asunto radical. La historia de la filosofía y de las

ciencias en general, ha sido un asunto para Deleuze, estrictamente de forma. Dicho de otro modo,

es en la violencia en la que cada una de estas disciplinas ejerce sobre la forma o sobre el

significante, no en el contenido, donde encuentran un lugar importante y distintivo en la historia

del pensamiento. Así, Deleuze logra reconducir el hilo de la historia de la filosofía, no ya en

términos del alcance que las preguntas plantean, sino en el modo es que estas repiten o generalizan.

Este último concepto, la generalización, ha estado al servicio de las ciencias y diversos sistemas

filosóficos como una cuestión de método. La generalización es un asunto de la representación o de

la pura abstracción, en donde no importa lo individual o singular, y que consiste en la búsqueda de


semejanzas y equivalencias. Por un camino distinto, Deleuze propone una filosofía transgresora,

que no esté al servicio de la representación o de la ley, sino al de lo diferente y repetitivo, en

consonancia con lo particular de la vida, esto es, con lo potencial y enérgico que hay en ella. En la

introducción Deleuze muestra las particularidades de la repetición, su carácter puramente singular,

que está ligado sobre todo a una forma de ser artística antes que científica. Lo que nos dice la

repetición es lo que escapa a la semejanza, a una ley que quiere generalizar algo imposible de

generalizar. Un mundo oculto en la naturaleza, entiéndase ésta ya sea de manera naturalista o

psíquica-corporal, que se despliega en formas distintas con el paso del tiempo, es decir, un mundo

no-idéntico, no reducible a nuestros convencionalismos causalísticos y generales. Lo que toca el

problema de la repetición, es el problema de la moral, que para Deleuze está en el fondo de la

repetición, pues por un lado, o se concibe una moral de normas y leyes, algo afín a la

generalización, o por otro lado, se concibe una moral distinta, dispuesta a enfrentar lo repetitivo y

singular. Dicho esto, para Deleuze es necesario introducir la noción de arte como una forma

diferente de plantear el problema de la repetición. A partir de En busca del tiempo perdido Deleuze

esboza sucintamente las formas de la repetición, de la memoria y el pensamiento. A través del arte,

afirma Deleuze, se introduce la noción de movimiento en el pensamiento, pues el arte exige

imaginación y a la vez exigencia en el pensar, en el idear y crear.

Esta introducción de Deleuze no define propiamente el problema en cuestión, es decir, el

problema de la repetición y la diferencia. No obstante, lo plantea. Y es sobre todo, en la formulación

del problema donde se puede transitar e imaginar la gama de posibilidades a las que se orienta el

problema. Entre ellas, una reforma a nuestras maneras de pensar, sentir y «ser» en el mundo.

3. Palencia-Roth, Michael.(1984).“El círculo hermenéutico en El otoño del patriarca”.

Revista Iberoamericana, L (128-129), 999-1016.

Michael Palencia elabora un análisis interpretativo de El Otoño del patriarca a partir de las
consideraciones hermenéuticas de Gadamer y Ricoeur. Inicia su análisis precisando la noción del

círculo Hermenéutico, como un compromiso que existe entre el lector y la cosa del texto. Para

Palencia, no se trata de explicar el texto, ni mucho menos de comentarlo a partir de lo entendido,

sino de entablar un diálogo continuo con lo que despliega el texto y con la condición del lector, es

decir, comprendiendo que la lectura se hace bajo una mirada particular, con pretensiones y

prejuicios. El circulo hermenéutico, afirma Palencia, significa regresar cada vez al texto cuando se

agoten las posibilidades de comprensión, o mejor aún, cuando las pretensiones del lector no sean

satisfechas por la lectura. A partir de todo esto, Palencia se introduce en la «lectura» del texto,

ajustando la mirada en el inicio de cada capítulo, pues es a partir del inicio donde se configura gran

parte del sentido de la novela y de los capítulos. Lo principal de la interpretación de Palencia, es la

cuestión de la «predestinación». Al inicio de cada capítulo, Palencia identifica un sentido trágico

que recorre la historia del patriarca, especialmente en términos de una temporalidad invertida,

donde los sucesos parten de contar lo que ya está al final para dirigirse lentamente al inicio. Palencia

logra entrelazar la noción de círculo hermenéutico con su interpretación trágica del patriarca a

partir del elemento de la deconstrucción. Volviendo sobre la voz narrativa del patriarca, Palencia

va determinando los elementos de su historicidad, particularmente en lo que conciernen a la edad.

Un elemento que propone para completar el círculo hermenéutico, a partir de esta historicidad, es

dirigir la atención hacia la temporalidad que ofrece la novela. De modo que Palencia propone

deconstruir la temporalidad para develar el sentido de su noción de lo trágico y de la personalidad

del personaje. Valga decir que este intento es muy significativo, pues para Palencia la temporalidad

y espacialidad cumplen un rol importante en la configuración de la personalidad del personaje,

donde no se deja de lado las relaciones que tiene con «los otros» que aparecen en la novela

Este artículo es importante en la medida que plantea un análisis interpretativo riguroso de El

otoño del patriarca. Palenque presta atención a dos elementos significativos de la novela: lo trágico
y el tiempo. Avanzando un poco en la comprensión de dos elementos importantes el tiempo y la

narración. Sin embargo, la noción de temporalidad es exterior a la manera en como el personaje la

vive, y que entre otras cosas configura su noción de poder.

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