Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
CURSO 3º
BLOQUE 11:
LA VIDA EN CRISTO
(La Moral Cristiana)
TEMA: 5º
LA CONCIENCIA MORAL
Tema 5: La conciencia moral: norma subjetiva de moralidad 2
Introducción
Es frecuente hoy escuchar expresiones como ¡hoy no hay conciencia! O ‘que cada cual decida
en conciencia’, ‘en conciencia tengo que decir que…’, ‘nadie se puede meter en mi conciencia’… El
tema de la conciencia evoca la dimensión personal y subjetiva del ser humano, y se ha convertido en el
elemento que expresa un aspecto definitorio de nuestra cultura: la autonomía de cada persona, la
dignidad de cada una de sus decisiones morales, el carácter sagrado de cada persona en su vida ética.
La conciencia evoca hoy a la misma persona en su dimensión ética, capaz de tomar decisiones.
Esto significa, sin duda, su responsabilidad, y acentúa fuertemente su dignidad y autonomía. Con la
categoría ‘conciencia’ nuestra cultura expresa la opción por la persona humana y por el carácter casi
sagrado de su subjetividad autónoma. Esto hace el tema especialmente delicado y muy importante.
La conciencia es considerada hoy como el auténtico y decisivo núcleo de la moralidad. En la
teología moral tradicional el papel preponderante estaba puesto sobre la ley y la conciencia solo ejercía
la función de juicio moral sobre la acción (si ésta era buena o mala). En la teología moral post-
tridentina, la conciencia se entendió, casi exclusivamente, como el proceso deductivo de aplicar
normas morales a situaciones específicas, según el esquema de una moral centrada en los actos. A
partir del Concilio Vaticano II el horizonte de la conciencia se ha ido dilatando cada vez más y, como
consecuencia de esto y del cambio producido con la conquista de la dignidad de la persona humana y,
de la aceptación de sus derechos, el papel preponderante de la ley objetiva ha ido cediendo parte de su
dominio a favor de la dimensión subjetiva del actuar humano.
El Concilio Vaticano II habla, en la constitución apostólica Gaudium et Spes -número 16-
sobre la conciencia moral. En él expresa de una manera sencilla la centralidad y dignidad de la
conciencia moral. “En lo más profundo de su conciencia descubre el hombre la existencia de una ley
que él no se dicta a sí mismo, pero a la cual debe obedecer y cuya voz resuena, cuando es necesario,
en los oídos de su corazón, advirtiéndole que debe amar y practicar el bien y que debe evitar el mal:
haz esto, evita aquello. Porque el hombre tiene una ley escrita por Dios en su corazón, en cuya
obediencia consiste la dignidad humana y por la cual será juzgada personalmente. La conciencia es el
núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que éste se siente a solas con Dios, cuya voz
resuena en el recinto más íntimo de aquélla. Es la conciencia la que de modo admirable da a conocer
esa ley, cuyo cumplimiento consiste en el amor de Dios y del prójimo. La fidelidad a esta conciencia
une a los cristianos con los demás hombres para buscar la verdad y resolver con acierto los numerosos
problemas morales que se presentan al individuo y a la sociedad. Cuanto mayor es el predominio de la
recta conciencia, tanta mayor seguridad tienen las personas y las sociedades para apartarse del ciego
capricho y para someterse a las normas objetivas de la moralidad. No rara vez, sin embargo, ocurre
que yerre la conciencia por ignorancia invencible, sin que ello suponga la pérdida de su dignidad.
Cosa que no puede afirmarse cuando el hombre se despreocupa de buscar la verdad y el bien, y la
conciencia se va progresivamente entenebreciendo por el hábito del pecado” (GS 16). Citando este
número de la GS comienza el artículo 6 del Catecismo de la Iglesia dedicado a la conciencia moral.
La cultura griega, sobre todo la filosofía moral, fue la primera que de forma sistemática
reflexionó sobre el comportamiento humano. A la conciencia la filosofía griega le dio el nombre de
Synéidesis. Es el primer vocablo referido a la conciencia. Procede del verbo griego: ‘ sundenai’, que
significa: ‘sentimiento de bienestar’, ‘armonía con la naturaleza’, ‘conocimiento de uno mismo en
orden a esta armonía’.
Según esto bueno en sentido moral es lo que la conciencia proporciona como bienestar o
armonía, malo todo lo que se opone a ella. El hombre llega a conocerse como Yo, cuando mantiene
esta armonía en relación con el cosmos. Lo cual se consigue mediante el ‘examen de conciencia’. Es
decir, el que se conoce a sí mismo, sabe lo que puede o no puede hacer, haciendo el bien y evitando el
mal. Se puede decir, pues, que la conciencia aparece como el principio ordenador del mundo, como
una voz interior.
Según esto bueno en sentido moral es el respeto que la conciencia tiene ante las leyes
naturales, malo lo que las contradice. El conocimiento de estas leyes va a ser la tarea principal de la
conciencia moral, tanto a nivel particular como a nivel comunitario. Este conocimiento procede del
interior del hombre y aparece relacionado con la misma divinidad.
Tema 5: La conciencia moral: norma subjetiva de moralidad 4
Según esto bueno en sentido moral es todo lo que la conciencia aporta a favor de la propia
realización y de los demás, malo lo contrario lo que se opone a esta realización.
Del análisis de estos tres vocablos referentes a la conciencia notamos que existe una conexión
inseparable entre moralidad y libertad. No se da libertad sin tener conciencia; no soy libre de obrar o
de no obrar si no me doy cuenta de lo que estoy haciendo. Esta es la relación que apuntábamos más
arriba entre conciencia moral y psicológica.
El CEC en 1776 recoge la definición de conciencia que aportaba la GS 16, y en el n. 1778 dice:
“la conciencia moral es un juicio de la razón por la que la persona humana reconoce la cualidad moral
de un acto concreto que piensa hacer, está haciendo o ha hecho. En todo lo que dice y hace, el
hombre está obligado a seguir fielmente lo que sabe que es justo y recto. Mediante el dictamen de su
conciencia el hombre percibe y reconoce las prescripciones de la ley divina”.
Según lo manifestado hasta ahora, la definición recogida por CEC y por la GS podemos hacer
algunas especificaciones de la conciencia moral:
Otra de las categorías con las que la antropología del A. Testamento suple la ausencia del
término conciencia es la de sabiduría/conocimiento. Estas categorías nos llevan desde el conocimiento
como percepción sensorial de los objetos o situaciones hasta una teologización de la sabiduría
(conocimiento de lo que es santo). Pero más que una actividad intelectual el conocimiento expresa
ante todo la relación entre dos personas en las que además del intelecto se implican otras facultades.
El conocimiento bíblico nos abre a la dimensión religiosa y a todo un conjunto de mediaciones a
través de las cuales se comunica. No se trata de un conocimiento inspirativo, intuitivo sino de un saber
a través de medios creados. Por eso expresa el conocimiento que se obtiene mediante el empleo
consciente de los sentidos, la reflexión, el saber que se puede aprender y enseñar a otros, el
Tema 5: La conciencia moral: norma subjetiva de moralidad 6
El Espíritu es junto con el corazón la sede principal de la vida moral y religiosa. La restauración
de la vida moral se hará a través de una renovación del Espíritu y del corazón de cada uno. La norma
última será el nuevo corazón y el nuevo espíritu que Dios infundirá en los hombres que escuchen su
voz: “y os daré un corazón nuevo, infundiré en vosotros un espíritu nuevo, quitaré de vuestra carne el
corazón de piedra y os daré un corazón de carne. Infundiré mi espíritu en vosotros y haré que os
conduzcáis según mis preceptos y observéis y practiquéis mis norma” (Ez 36,26-27).
instancia crítica interior que se sitúa frente al sujeto que actúa, permite hablar de esa especie de
desdoblamiento de la persona (2 Cor 1, 12-1). Dentro de esa concepción de la conciencia tienen
cabida las calificaciones de “buena” y “pura” que aparecen en las pastorales y en otros escritos tardíos.
Si la conciencia ejerce el papel de juez y testigo de la calidad moral de nuestras acciones, la rectitud y la
bondad se convierten en características esenciales para que esta función se realice con garantías.
Será en los textos paralelos de 1 Cor 8, 1-13 y Rom 14 donde Pablo abordará el problema
práctico en las primeras comunidades cristianas: ¿Se puede comer carne sacrificada a los ídolos o
significa esto participar en un culto idolátrico? La respuesta de Pablo es afirmativa se puede comer
carne sacrificada a los ídolos ya que la fe en Dios desconoce a los ídolos. Sin embargo, plantea el
criterio superior de la caridad mediante el cual se ha de respetar la conciencia del otro (aunque este
equivocada), junto con la necesidad para todos de formar una convicción segura sobre la propia
actuación.
Por tanto, se puede decir, que la compresión bíblica de la conciencia tiene dos niveles: (a) el
acontecimiento central de la interioridad cristiana, (b) de donde brota la función específica de la
valoración moral sobre la propia conducta.
invencible, sin que ello suponga la pérdida de su dignidad. Cosa que no puede afirmarse
cuando el hombre se despreocupa de buscar la verdad y el bien, y la conciencia se va
progresivamente entenebreciendo por el hábito del pecado” (GS 16)
El Concilio Vaticano II, aunque se ha pronunciado sobre la conciencia moral, sin embargo, no
ha pretendido hacer un estudio sistemático sobre la misma. Por eso las referencias a la conciencia
están en función de otros grandes temas o problemas, como son la dignidad del hombre y la libertad
religiosa. Únicamente el número 16 de la Gaudium et Spes constituye una referencia expresa a la
conciencia, pero sin olvidar que forma parte del capítulo 1 dedicado todo él a la dignidad de la
persona humana.
Uno de los rasgos más sobresalientes de la doctrina conciliar sobre la conciencia es la carga
teológica que volcó sobre esta categoría. Es decir, la conciencia moral se recuperó para la teología o
mejor, la teología entro en la conciencia moral. La conciencia moral es teologal en su constitución…
Dios no revela lo que la conciencia debe hacer sino que Dios crea la misma conciencia.
En torno a tres núcleos se pueden agrupar las aportaciones de la reflexión conciliar sobre la
conciencia:
realizado. Hoy se habla de la conciencia como lugar hermenéutico de la exigencia moral al constituirse
en “instancia de inteligencia, de decisión y de control al mismo tiempo”. La verdad sobre el bien
moral, declarada en la ley de la razón, es reconocida práctica y concretamente por el dictamen
prudente de la conciencia. Se llama prudente al hombre que elige conforme a este dictamen o juicio.
La educación de la conciencia es una tarea de toda la vida. Desde los primeros años despierta
al niño al conocimiento y la práctica de la ley interior reconocida por la conciencia moral. Una
educación prudente enseña la virtud, preserva o sana del miedo, del egoísmo y del orgullo, de los
insanos sentimientos de culpabilidad y de los movimientos de complacencia, nacidos de la debilidad y
de las faltas humanas. La educación de la conciencia garantiza la libertad y la paz del corazón.
difícil. Pero debe buscar siempre lo que es justo y bueno y discernir la voluntad de Dios expresada en
la ley divina. Para esto la persona se esfuerza por interpretar los datos de la experiencia y los signos de
los tiempos, gracias a la virtud de la prudencia, los consejos de las personas entendidas y la ayuda del
Espíritu Santo y sus dones.
Si, por el contrario, la ignorancia es invencible, o el juicio erróneo sin responsabilidad del
sujeto moral, el mal cometido por la persona no puede serle imputado. Pero no deja de ser un mal,
una privación, un desorden. Por tanto, es preciso trabajar por corregir la conciencia moral de sus
errores. La conciencia buena y pura es iluminada por la fe verdadera. Porque la caridad procede al
mismo tiempo de un corazón limpio, de una conciencia recta y de una fe sincera.
Tema 5: La conciencia moral: norma subjetiva de moralidad 12
La evolución de la conciencia moral hasta llegar a una plena responsabilidad debe abarcar
todas las características señaladas y poder así hablar de conciencia madura o ‘bien formada’. Algunos
pueden quedarse a mitad de camino y su conciencia no pasa de los primeros estadios de su formación,
como también en otros estadios intermedios sin pasar adelante, con las consecuencias peligrosas que
lleva consigo tal situación. Puede haber personas que aún evolucionando en años, pueden en el
camino de la conciencia vivir aún en etapas anteriores, lo que se conoce como ‘estados infantiloides’,
‘eterna adolescencia’, ‘inestables’, etc…
En torno a la conciencia moral se dan, también, actualmente muchos conflictos. Estos se pueden
dar en relación, por ejemplo, entre conciencia y ley, conciencia y magisterio, o el conflicto de la
objeción de conciencia con respecto a la guerra, al servicio militar, al aborto, a la eutanasia, etc… Estos,
en concreto, el relacionado con la ley y el magisterio lo veremos en el tema donde tratemos la ley y el
magisterio. Los otros deberán tratarse en los temas dedicados a ello.
Sólo decir una palabra antes de finalizar en torno al papel que juega el magisterio en la formación
de la conciencia moral
El magisterio de la Iglesia, como autoridad, es un elemento importante en este campo, sobre todo
en la formación de la conciencia. Este deberá, y tendrá el derecho a pronunciarse sobre cuestiones de
moral, pero nunca con la preocupación de ofrecer una normatividad ética para nuestro comportamiento,
sino por una preocupación sincera y practica que oriente e ilumine la conciencia de los fieles, cuando
Tema 5: La conciencia moral: norma subjetiva de moralidad 15
estos no se hallen capacitados o surjan dificultades especiales para descubrir los valores en las múltiples y
comprometidas situaciones humanas.
Ofrecer a sus fieles una orientación constituye una consecuencia de su misión salvadora. Ella
levanta la voz de alerta cuando descubre que determinados comportamientos se alejan del espíritu
evangélico y se convierten en una amenaza para el hombre.
Sin embargo, aunque esta ofrezca una ayuda, para el discernimiento de la conciencia y aporte
nuevos datos de peso, nunca podrá obligar, ni al entendimiento ni a la voluntad, es decir, a la libertad
responsable del hombre. Esta responsabilidad deberá tener también en cuenta los datos y las aportaciones
del magisterio en la valoración moral. Será la conciencia la que después de valorar, también, estos datos
tendrá la última y definitiva palabra.
No debemos olvidar que el magisterio nos enriquece también con la experiencia de la tradición.
El fiel se debe sentir sensible a las palabras del magisterio como señal de alerta, que le obliga a revisar sus
posturas anteriores y a reflexionar con afecto sobre los datos recibidos. El magisterio nos ayuda a discernir
y a formar la conciencia para que ésta se vaya acercando cada vez más hacia la verdad y el bien.
1. Lee el número 1778 del Catecismo (página 3) y reflexiona sobre qué es la conciencia moral.
2. Establece la relación conciencia-corazón a la luz del Antiguo Testamento.
3. ¿Por qué crees que es un derecho fundamental la libertad de conciencia?
4. ¿Cuál es la razón por la que es necesario la formación de la conciencia?
5. ¿Qué debe tener en cuenta la persona para decidir en conciencia?
6. ¿Cuáles son los requisitos para que se dé una conciencia rectamente formada o madura?
7. Indica el papel del Magisterio en la formación de la conciencia.
1. Aporta un hecho en el que se refleje cómo hay personas que se guían por lo que consideran
justo y recto, aunque no coincida con lo legal.
2. Según lo que nos dice San Pablo en 1 Tm 1,5-7, ¿puede un cristiano dejarse llevar por lo
que dice la ley en todo momento? ¿Por qué?
Tema 5: La conciencia moral: norma subjetiva de moralidad 16
3. ¿Qué puedo hacer para ayudarles a descubrir a otras personas la importancia de una recta
formación de la conciencia? Plan y compromiso.