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Comenzaremos con unas citas que sustentan nuestra preocupación por la poca
importancia que le dan las empresas a las estrategias de precio:
Debemos prestar especial atención al efecto que ejercen los bloques comerciales
sobre la determinación de los precios en los mercados internacionales. La
globalización implica un mayor nivel de competencia y con esto una mayor presión
sobre la determinación de los precios (Cateora, P., 2007). Por otro lado, la
globalización, el gran aumento de la competencia y las transacciones a través del
Internet, actúan poniendo presión a la baja de los precios. Con el proceso de
globalización vemos empresas moviendo sus operaciones a lugares donde la
producción es más barata, un mayor número de proveedores compitiendo por el
mismo cliente e Internet contribuyendo a la transparencia de los precios. Estas
son razones de peso que evidencian la importancia de prestar atención a la
determinación de los precios en los mercados internacionales.
Por un lado, el Mercado Único Europeo que tiene finalmente integrados veintisiete
(27) países con voz y voto en las decisiones, lo que significa un mercado de
aproximadamente cuatrocientos cincuenta (450) millones de personas con un alto
poder adquisitivo. Por otro lado, un Tratado de las Américas que supone la
integración de los países de los dos Continentes Americanos, treinta y cuatro (34)
países en total, excepto Cuba (este tratado comercial se desarrolla más lento de lo
previsto) y otro sinnúmero de tratados comerciales regionales que cambiarán la
forma de establecer las estrategias por parte de las empresas.
Las empresas deben reconocer que los cambios en los precios siempre causarán
reacciones en los consumidores y en los competidores. Las reducciones en los
precios pueden ser vistas como ofertas, pero también pueden ser interpretadas
como reflejos de obsolescencia, desperfectos, retirada del mercado, menor
calidad, etcétera. Por otro lado, los aumentos en los precios pueden ser
percibidos como injustificados, pero también pueden ser el resultado de: la alta
demanda, el poco inventario y la revalorización del producto, entre otros.
Cualquiera que fuese la razón, estos cambios deben estar acompañados por
estrategias de comunicación que apoyen dichos cambios.
Con este trabajo se pretende exponer el criterio de toma de decisión sobre los
precios desde la perspectiva del marketing. Se presentarán de forma concreta los
factores y los conceptos relacionados con la teoría de precios a nivel nacional y de
manera exploratoria, se identificarán y analizarán los factores que afectan la
determinación de los precios a nivel internacional. El propósito es exponer y
descubrir el proceso de decisión de precios a nivel internacional, tomando como
referencia las empresas que exportan desde Puerto Rico.
INFORMACIÓN GENERAL SOBRE LOS PRECIOS
Según Kotler & Armstrong (2009), precio es la cantidad de dinero cobrada por un
bien o servicio o la suma de los valores que el consumidor entrega a cambio de
los beneficios que obtiene por usar o tener un producto. Pride & Ferrell (2003), lo
definen como el valor entregado por un producto en un intercambio de marketing.
De acuerdo a Czincota (2000), precio es el valor monetario cargado (charged) por
una empresa al momento de vender sus productos. Finalmente, según Martín,
Manera & Pérez (1998), precio es el valor monetario que el consumidor está
dispuesto a desembolsar, a cambio de la utilidad que obtendrá por el uso de los
bienes y los servicios que el vendedor oferta.
Las definiciones pueden ser expresadas de diferente forma, pero todas coinciden
en el hecho de que el vendedor debe entregar algo de valor a cambio del pago. El
precio puede recibir diferentes nombres que van desde: tarifas, renta, comisiones,
honorarios, impuestos, depósitos, peajes, salarios, etcétera. Independientemente
de cuál sea el nombre, nos referimos a lo que se tiene que dar a cambio en
términos monetarios, para conseguir el producto.
Tabla N°1: Distintas denominaciones al precio
Precios psicológicos
Precios redondeados
Precios impares
Desde nuestra perspectiva el precio debe ser el resultado de la fusión entre las
consideraciones cuantitativas, partiendo de una perspectiva de lucratividad de la
empresa y las valorizaciones del cliente, como resultado del sacrificio incurrido
para obtener el producto y los beneficios que de éste espera obtener. Aunque
siempre está la opción de modificar las valorizaciones del cliente, la empresa que
no pueda atemperar sus precios a dichas valorizaciones, no podrá estar en una
posición competitiva.
Las teorías económicas relacionadas con el precio, asumen que el cliente quiere
maximizar su utilidad y que la empresa quiere maximizar sus ganancias. También
suponen que el cliente tiene completo conocimiento de las marcas y de los precios
en el mercado, mientras que los comerciantes tienen conocimiento de los costes y
de la demanda. No obstante, esta teoría omite otros determinantes de precio
como: el poder, los conflictos y las restricciones legales y sociales.
Las empresas deben (de no haberlo hecho ya) comenzar el movimiento desde una
determinación de precios basados en los costes y en la teoría económica
tradicional, hasta una determinación de precios basadas en la valorización del
consumidor. Por otro lado, es tiempo de que la empresa no sólo sea capaz de
llevar el mejor producto al mercado, sino también lograr que el consumidor lo
evalúe como la mejor alternativa en términos de precio-valor. Aunque el precio
establecido sea un precio único, el procesamiento interno de cada consumidor
produce una valorización distinta, haciendo que un precio internacional único, sea
percibido como un precio distinto en cada uno de los mercados. El proceso de
discriminación en precio, paradójicamente es la alternativa que puede convertir a
un precio distinto, en un precio único equitativo entre los clientes.
La calidad está en función de la capacidad del producto de hacer lo que dice que
hace. De acuerdo a Gutiérrez & Rodríguez (1998), la calidad percibida es el
conjunto de características o atributos intrínsecos susceptibles a proporcionar
utilidad. Un atributo intrínseco es: un rasgo, una característica técnica o una
propiedad del producto, capaz por sí misma de condicionar y determinar el
cumplimiento de la función que se espera que tal producto realice. Por lo tanto, se
puede decir que estos atributos son los responsables directos del nivel de calidad
y se entiende que ningún otro atributo produce calidad. Esto en términos prácticos
puede ser cierto, no obstante, existen otros elementos extrínsecos que aunque no
producen calidad, permiten a los consumidores extraer información acerca de la
calidad como: nombre de marca, país de origen y respaldo de garantías, entre
otros. La interrelación entre los elementos intrínsecos y extrínsecos; da paso al
valor percibido y una vez otorgada la valorización se supone que se produzca la
intención de compra.
El trabajo de las finanzas no sólo debe ser el insistir en fijar precios que permitan
recuperar los costes, también debe enfocar en la creación de productos que
puedan ser marcados con un precio beneficioso, proporcional a la valoración
otorgada por el cliente. Por su parte, la función del marketing no debe ser
únicamente el descubrir el precio que el cliente está dispuesto a pagar, sino la de
encontrar el precio que refleje el valor real del producto.
El marketing debe entre otras cosas crear, comunicar y mantener una percepción
de valor en el consumidor, en coordinación con el precio determinado. Debemos
aclarar, que el tener problemas con un precio no sólo depende de que esté mal
determinado, puede ser que el valor del producto no haya sido bien comunicado y
como consecuencia se refleje una discrepancia entre la valorización del cliente y el
precio determinado por la empresa.
Los costes no deben ser los únicos determinantes de los precios, aunque deben
desempeñar un papel fundamental en la formulación de las estrategias. Conocer
los costes, no implica saber únicamente cuánto totalizan los costes en materia
prima, mano de obra, etc., sino como cambian los costes como resultado del
volumen de venta y viceversa. Cualquier análisis de coste se debe hacer de forma
relativa al nivel de producción y no en términos absolutos. Sabido es la
clasificación de los costes como: fijos y variables. Los costos fijos son aquellos
que no varían con los niveles de producción y los costos variables aquellos que si
se ven afectados con los niveles de producción (Hirschey, 2009). No obstante, se
debe tener claro que los costes fijos son solo fijos en el corto y tal vez a mediano
plazo, pero a largo plazo estos costes fijos pueden cambiar. Los costes variables
pueden ser tanto crecientes como decrecientes, naturalmente la mentalización
debe ir dirigida a la reducción de los costes, sin que esto implique una reducción
en la percepción de valor. Es imperativo que las empresas reconozcan que
algunos costes se pueden evitar o reducir como los de: ensamblaje, entrega,
manejo de inventarios y almacenamiento, intereses e impuestos, entre otros.
2. Permite saber el precio mínimo, a partir del cual la empresa puede ser
lucrativa.
ESTRATEGIAS DE PRECIO
Aunque las estrategias de precio suelen cambiar durante el transcurso del ciclo
de vida del producto, el manejo inicial del precio tiene su particularidad. Los
productos nuevos se enfrentan al reto de cambiar hábitos en los consumidores,
crear nuevas expectativas, establecer nuevas formas de uso, elevar los
estándares y mejorar los rendimientos. Los precios de los productos nuevos serán
contrastados tanto con los precios de los productos existentes de la propia
empresa, así como con los precios de los productos de la competencia, además
de ser contrastados con las percepciones de valor de los clientes y los llamados
precios de referencia. Las empresas deben crear una oferta que establezca una
relación precio/rendimiento, superior a la existente en el mercado, para atraer al
cliente. No obstante, esta oferta debe ser apropiada tanto a la realidad del cliente
como a la realidad de la empresa.
c. Precio competitivo
Como tercer recurso las empresas pueden optar por entrar al mercado con un
precio normal (competitivo), apoyado con adecuadas estrategias de comunicación
y de distribución.
Esta estrategia supone la coordinación de los precios entre los productos que
componen la línea. Definimos línea de producto como productos fabricados
básicamente para el mismo propósito y con básicamente la misma tecnología.
Las diferencias en precio dentro de la línea de producto deben estar justificadas
por la diferencia en los atributos y beneficios que ofrece cada producto. Si el
beneficio de obtener el modelo A sobre el modelo B se estima por el cliente en 20
euros, la diferencia en precio entre los dos modelos no debe ser mayor a 20 euros.
El propósito de esta determinación de precios es que el consumidor se mueva
hacia precios superiores dentro de la línea de productos (trade up). Cualquier
movimiento del consumidor a precios menores (trade down) dentro de la línea de
producto, será perjudicial para la empresa porque estará recibiendo menos
ingresos. A partir de la definición de línea de producto, los productos
complementarios no son parte de, sino que pertenecen a la mezcla de producto de
la empresa, sobre la cual y de igual forma debe existir una coordinación de
precios. De acuerdo a Armstrong, G. & Kotler, P. (2007), Kotler, P. & Keller, R.
(2009), Sánchez Guzmán (1997), Pride, W. M. & Ferrel, O. C. (2003), Czincota, M.
R. & Brown, T. J. (2009), existe distintas estrategias de precio en línea de
productos.
Los precios de referencia son esencialmente precios psicológicos y según Pride &
Ferrell (2003), se trata de establecer un precio relativo al precio del producto más
caro dentro de la categoría. Por su parte, Kotler (2007) establece que un precio
de referencia es el precio que el consumidor lleva en su mente cuando está
buscando un producto. En el trabajo de Meng, J., Nasco, S. & Clark, T. (2008), se
establece que el precio de referencia interno, es más significativo en la formación
de una percepción de precio, que cualquier otro tipo de inferencia externa como lo
pueden ser promociones de las empresas (El tópico de precios de referencia se
desarrollará en detalle a partir de la página 166).
Precio alto-bajo (hight low price) es otro tipo de precio psicológico, con lo cual se
establece un precio alto y luego se recurre constantemente a los descuentos en
precios. El recurrir constantemente a reducciones en precio puede erosionar la
credibilidad e imagen del producto y de la empresa. Los precios en ocasiones son
determinados por costumbre y el consumidor se habitúa a pagar cierto precio.
Esta costumbre lleva al consumidor a establecer un rango de lo que debe ser el
precio de los productos. En el caso de ciertos dulces y golosinas, se procura
mantener el precio intacto a través del tiempo, aunque las empresas han ajustado
el tamaño ofrecido.
El precio de prestigio o imagen es un precio psicológico alto, el cual no
necesariamente cuadra con la calidad, ni con los atributos del producto. En tal
caso, es un precio sobrevaluado con relación al rendimiento o la utilidad del
producto.
No obstante, no todas las reducciones en precio son bien vistas por los
consumidores, pues en ocasiones dudan de la calidad del producto, de la
proximidad a la obsolescencia y a la posibilidad de que se discontinúe el producto.
Como habíamos establecido anteriormente, un precio bajo nunca será un buen
sustituto de un precio adecuado. Un precio bajo puede a corto plazo lograr
aumentos en el volumen de ventas, pero finalmente producirá una reducción en
los beneficios. Es por esto que las empresas deben basar los precios en
diferenciación, valor y estrategias de distribución, entre otras, los cuales serán a
largo plazo mecanismos más costo efectivo.
1- Descuento funcional
Se le otorga un tipo de descuento en el precio, cuando el cliente realiza cierta
función del proceso de venta como: el recogido, el ensamblaje y el
financiamiento, entre otros.
4- Allowances
5- Descuentos promocionales
Son descuentos en precio de forma indirecta, por ejemplo cuando la empresa
ofrece un 20% adicional del producto por el mismo precio. Existen distintas
ofertas promocionales como: pague dos y obtenga tres, compre el primero a
precio regular y el segundo a mitad de precio, el redimir un cupón de
descuento, así como otras actividades similares.