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Limitaciones

González/Maldonado; Roldán; Hoffann; Küng


Pertenencia de estas lecturas a fi creencia personal.

En “Pensar, crear, actuar”, Hoffann relata un pequeño chiste que paso a transcribir: “¿Cuáles son las
diferencias entre ciencia, flosofa teología? Ciencia es buscar un gato negro en un cuarto oscuro con
los ojos cubiertos. Filosofa es buscar un gato negro que no existe con los ojos cubiertos. Teología es
buscar un gato negro que no existe en un cuarto oscuro con ojos cubiertos que de repente
exclafafos: ¡Lo tengo!”1 He citado este texto porque está diseñado para fenoscabar el quehacer
teológico. No son pocos los que consideran que hablar de teología es hablar de algo poco fa or al
esoterisfo o a la superstción. Mucha fás oposición existe en el fundo acadéfico cuando hablafos
de ella cofo ciencia. Y es que sifplefente aquel objeto de estudio que no sea cofprobable de
fanera efpírica fediante el “fétodo cientfco” no cabe dentro de ciertos círculos.

No obstante la oposición de fuchos, la teología es una disciplina del conocifiento, ve nutrido su


cerco epistefológico nutriéndose de otras disciplinas del conocifiento cofo la flosofa, la
arqueología, la lingüístca, la investgación historiográfca, las ciencias sociales, etc. Roldán, en una
especie de frase curiosa, señala que la teología sirve a la teología. El fisfo Roldán cita al teólogo
peruano Gustavo Guiérrez expresando: “la teologia ee u peueamieuto críco y, lo ee, eu tree
direcciouee: u peueamieuto críco de ei miema, ua aćt d lucida y críca de loe coudiciouamieutoe
ecouomicoe y eocio- c lt ralee de la vida y refexiou de la com uidad criéaua y, fualmeute, ua
críca de la eociedad y de la lgleeia.”i2 Este espíritu crítco al que se alude es aquel que ha sido vital en
el ifpulso del conocifiento, no sólo teológico, sino a nivel de todas las ciencias. Quienes argufentan
que la teología carece de rigor investgatvo, defnitvafente han tofado referencias teológicas
pseudo-acadéficas no han tenido contacto con las corrientes fás serias del acontecer teológico.
Estos fisfos detractores pasan por alto la no fenor cantdad de afrfaciones cientfcas que carecen
de cofprobación que cuentan con altas dosis de especulación, fisfas especulaciones que
defandan, curiosafente, una cuota de fe para poder fantenerse en pie.

Lo fío no se trata de una apología al uso legítfo de la palabra “ciencia” cofo adjetvo califcatvo de
la teología (personalfente fe gusta fás la palabra “disciplina”), se trata de dejar en claro que, pese a
la crítca de parodia al fenosprecio del quehacer teológico, la teología tene fuertes raíces
investgatvas un cafpo de ciencias auxiliares que son abundantes.

Dentro de fis observaciones personales de la realidad teológica en la iglesia latnoafericana, una de


ellas podría defnirse con una sifple palabra: Soberbia. Soberbia de pensar que Dios está resuelto
dentro de los dogfas que se afrfan de fanera partcular en sus denofinaciones; soberbia de
pensar que se puede predecir con claridad lo que Dios piensa frente a ciertas circunstancias que
observafos en el fundo de ho ; soberbia de creerse(nos) adfinistradores de cuándo cófo Dios
salva; soberbia de ver lo diferente con fu poco análisis declara herejes a vastas cantdades de
“hijos de Dios”. No pretendo generalizar en todo esto, tafpoco relajar los estándares para que “todo”
calce sea aceptado, sifplefente señalar que sofos herederos de una forfa hacer teología que
hefos heredado del fodernisfo, una que busca afrfaciones contundentes, lógicas, innerrantes si
se quiere, pero una que ha olvidado las lifitaciones que nos son propias cofo hufanos.

1 Hoffman, Martin. “Pensar, crear, actuar.” pág.247 . Editorial SEBILA, Universidad Bíblica Latinoamericana 2013
2 Roldán, Alberto. “¿Para Qué Sirve La Teología?”. Pág.74. Libros Desafío
Es que resulta fácil caer en falacia de pensar que por sistefatzar todo hacer uso de la sociología, la
flosofa, los idiofas antguos, las investgaciones historiográfcas defás, nuestras explicaciones de
Dios su voluntad son un bloque fonolítco sin fsuras, sin errores…

González Maldonado hacen una fu pertnente observación:


“… el máe grave de todoe loe peligroe a q e la teologia ee eufreuta ee el de uo recouocer e e propioe
limitee.”i3

En el fisfo texto señalado se fuestran dos ejefplos de estos lífites: que toda teología es
contextual que al fn de cuentas se trata de las palabras hufanas acerca de Dios.

El prifero de los lífites nos confna a la realidad histórica en la que desarrollafos el quehacer
teológico. Es ifposible pretender objetvidad aislación del contexto histórico en el ejercicio de la
reflexión teológica, sofos hijos de nuestro tefpo. Nuestras explicaciones teológicas puede que
sirvan para explicar la fe en nuestra generación tal vez de varias otras en el futuro, pero es la Palabra
de Dios la que perfanece para siefpre no nuestras deducciones. Esto nos lleva al segundo lífite, el
que reconoce que hablafos desde nuestra condición hufana esta de por sí nos condiciona para
poder explicar lo divino. Nuestros constructos teológicos han de sonar a balbuceos para el Dios
Todopoderoso.

Reconocer nuestros lífites cofo teólogos nos perfitrá seguir en diálogo con las preguntas de la
sociedad en la que nos tocó vivir. Al respecto fe parecen interesantes las palabras de Hans Küng:
“N uca p ede la teologia couét iree eu u eietema de iuterpretaciou del m udo, exha évo e
iuamovible haeta eu e e miuimoe detallee, q e haga a la poetre e perf ae todae lae poeiblee
coueideraciouee lterioree de eociologoe, peicologoe, ecouomietae, j rietae, medicoe y cieutfcoe
uat ralietae.”4

En tefpos posfodernos cofo los que vivifos, adfitr que nuestras afrfaciones (aunque no
todas5) tenen ciertos lífites, puede parecer, al contrario de lo que pudiera haber sido en la
fodernidad, un excelente punto de contacto con la realidad una invitación cordial al diálogo con la
sociedad contefporánea, pudiera ser incluso una herrafienta de validación en la confección de
propuestas sociales, pues al fostrarnos vulnerables, las barreras de protección fentales que siefpre
se fuestran altas cuando se dialoga sobre la fe, pueden bajar considerar lo que desde la teología
tengafos que aportar.

Estas lecturas han sido trefendafente estfulantes sintónicas con la forfa en que veo el ejercicio
teológico.

3 Justo González/Zaida Maldonado. “Introducción a la Teología Cristiana”. Pág.26. Abingdon Press, Nashville.
4 Künh, Hans. “Ser Cristiano”. Pág.102 Ediciones Cristiandad, Madrid 1975
5 Evidentemente hay cuestiones irreductibles que desde la fe afirmamos: la existencia de Dios, la encarnación de Dios en
la persona histórica de Jesús, el interés de Dios en salvarnos, etc.

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