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. LA p C K i T B R A.
Los P A P A S .
y les explicaba lo que les; leia.' "Hallóse la imprenta; por. lo. cual
apoca costa podiaiVtener los oyentes cualquiera dejos libros che-
les quisiese leer y explicar el maestro. Pues ¿á qué fin seria- conti-
nuar en aquella panosa práctica? ¿A qué. será gastar ya tanto
tiempo en ella, perdiendo los oyentes la vista y.la forma de letra
y los principios de latinidad con que entraron? Que se les ejer-
cite la memoria y el entendimiento, pase, y eso solo sé debe i n -
tentar; pero qué sé les ejercite la paciencia, la letra, y se haga
perder tanto tiempo, solo sirve para. retraerles la voluntad y Ja
aplicación. Esto es no quererse aprovechar del grande invento
de la imprenta, por continuar en una' antigualla inútil, penosa,
despreciable" . ' :
r
; ,
"También es muy necesario que en las' Universidades se resta-
blezcan las cátedras que están dotadas para aquellas facultades dis-
tintas de laTeologia, Medicina y Jurisprudencia. Ábranse los libros
extraños (1), y se verá que sus autores:irnos;son catedráticos de
Historia, otros de Retórica, otrosdeMatemáticas, otros de lengua
griega, otros de lenguas sagradas, otros de lenguas orientales etc.
Todas estás-'cátedras,- aunque fundadas, ó están• s i n maestros 6
están sin.discípulos en España..' Todos! se aplican á las; tres
facultades de arriba, porque solo por allí esperan hacer fortuna.
pane lucrando? Es pues preciso para que haya maestros que ha-
ya oyentes, y para que haya oyentes, que tengan premios á que
aspirar.'' ' :
"Entablado eso/se utilizará infinito la república literaria española
en la Universidades y en las academias. En aquellas, en cuanto á las
meditación es especulativas, y en estas encuanto á las experiencias y
noticias prácticas. De lo primero creo que tenemos en España lo que
basta; >pero de lo segundo nos falta mucho de lo que tienen
Otras naciones. Los que han visto los tomos de las Historias y
Memorias de las reales Academias de París, que ya son casi cien;
los que han visto los Tratados filosóficos de la Regia Sociedad
de Londres ó sus compendios; los que han registrado las Memo-
rias de Trevoux, las Actas de Lypsia y otros inmensos juegos
(colecciones de libros) semejantes, conocerán que no hablo como
desafecto á nuestra nación, sino como celoso de que ninguna le
échase el pié delante en excelencia alguna. Estoy firmísima-
mente persuadido que España es pais para todo cuanto se puede
pedir á la tierra, y que sus naturales, en las potencias naturales
y en las intelectuales prendas, no tienen que envidiar á otros; pe-
ro á vista de lo que sé se aplican otras naciones, debo confesar,
aunque con sentimiento, que por acá esta muy tibia la aplicación,
en especial a" facultades prácticas, Y siendo cierto que es-
tas son las mas conducentes para los usos humanos, para las fá-
bricas, para el comercio, para la milicia, para la marina, para la
agricultura, para la arquitectura, maquinaria, pintura, dibujo etc.,
jamas podrán florecer estas facultades, si no se introduce una
universal aplicación á ellas, fijando premios á los aplicados, aun-
que fuese trayendo al principio maestras de otros países extraños.
Bien notorio es que siguió esta conducta el Czar Pedro para ha-
cer floreciente en armas, letras y fábricas su imperio. Lo que ad-
mira es que lograse todo en tan breve tiempo. En tiempo de
nuestros padres era la Rusia el pais de la barbarie, y ya en núes-
(1) ¿También los que estudiaban teología?
(2) Las cieacift* naturales.
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tros tiempos quiere competir con el mas culto y literato. He vis-
to los ocho tomos que salieron de la, Academia de Petersburgo en
látin, y quedé admirado de lo delicado, erudito y curioso de sus
disertaciones."
jLa ¿Rusia mas adelantada en las ciencias naturales que Espa-
ña!
Prosigue Sarmiento. ^El hecho es que la conducta del Czar,
y que con felicidad se continua, ha dado zelos á los turcos. Cre-
yendo éstos qUe solo la literatura habia,hecho temibles a los mos-
kovitas, siendo antes unos enemigos despreciables, solicitaron in-
troducirla én los dominios del Gran Señor, y aun contra su vieja
máxima, establecieron en Constantinopla realesimprentas^ Lei
el catálogo de los libros que ya se imprimieron en Constantino-
pía en varias lenguas orientales, y si se- prosigue, vendrán de allí
curiosos libros para enriquecer la república literaria. *
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•.V.(2)'Í Ese. simul quiere ñ.edsx juntamente.. Es cosa graciosa", que estando
• 'Sarmentó(reprobando el uso-inoportunoúel latin, - él, caiga en,.JLa manía de lo
•, mismo; ;q"ue.tenían mui pegada hasta los sabios despreocupados. '. r
(i) "Las matemáticas i otras" ciencias naturales,
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cion del Padre Martíni (1) y otros, qae no de un obscuro lugar
de mí p a í s . . , Acabo de oír leer ayer noche ( 2 ) en el texto exiit
edictum a Caesare Augusto, ut describeretur Universus Orbis ( 3 ) ,
y me lastimo que habiendo pasado ya 1743 años después acá se-
gún la era vulgar, no haya salido un edicto de nuestros augustos
monarcas para semejante empresa en sus dominios, y que si ha sa-
lido 6 no haya tenido el efecto deseado, 6 le haya tenido
Uiuy diminuto." El Universus Orbis del texto no supone allí, si-
no solo el imperio romano, y habiendo sido tan dilatado, se tomó
no obstante el cuidado de describirlo todo. ¿Qué mucho, pues,
se proponga una Descripción de los Dominios de Su ¡Vlagestad en
España? N o me paro en averiguar cual*ha sido aquella Descrip-
ción del orbe en el tiempo que nació Cristo; si solo fué política para
contar las personas sujetas á capitación, ó si fué también geográ*
íica. Dícese que las Tablas Geográficas que nos conservó Tolo-
meo son el fruto de aquella Descripción de Augusto, y yo lo creo,
pues un hombre'solo como Tolomeo, no pudiera haber compues-
to la centésima parte de aquellas Tablas con sus longitudes y la-
titudes. Ademas de esto, el nimio cuidado que pusieron los ro-
manos en dividir y describir las tierras en las colonias y lo poco~
que nos quedó de sus leyes agrarias, muestran muy bien que la
dicha Descripción se haria con mucha individualidad.''
"Falta una Historia Natural de España, de plantas, hierbas,
metales, minerales, animales, peces, aves, insectos e t c . . . Falta
que en la Física Experimental, en las Matemáticas y en todas
la3 artes serviles [mecánicas] se escriban muchos libros en caste-
llano, para que todo género de gentes tenga libros de su profe-
sión y oficio, y pueda en virtud deellos adelantar en las artes, fá-
bricas y manufacturas, Esto mismo so ha hecho en las do-
mas naciones extranjeras, y esto hacían los griegos, roma-
nos etc., cada uno en la lengua vulgar de su p a i s . . . La Acade-
mia Real que se fundase de Matemáticas, podria sacar también
anualmente otro tomo de observaciones ó Memorias para la Arit-
mética, Algebra, Geometría, Óptica, Estática, Cosmografía, Mag-
(1) Italiano.
(2) La Noche do NavM&d, en la que ue cantaba solemne i hermosamenie
cu los coros do los monjeB la narración litúrgica del Nacimiento de Jesucristo,
llamada vulgarmente la calenda. El opúsculo de Sarmiento tiene la fecia
de 30 de diciembre.
(3) "Salió un edicto d$ César Augusto pare cae ¡fuese descrito todo ti
mundo,'' • *
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netoiógia, Física, Astronomía etc. Y si cómo es razoh, se erige
un Observatorio Astronómico á imitación del de Paris, se habían
de comunicar á todos las observaciones que en el dicho Observa-
torio aé hiciesen."
. "A proporción s e hablan de encargar los de la Real' Academia
de l a (publicación) dé otro t o m o periódico, que comprendiese los
s u c e s o s políticos, militares etc., como i b a n sucediendo en España,
Europa, Indias, etc., no traduciendo o t r o s l i b r o s extraños dé es-
te género, sino escribiendo por basa los d e nuestra monarquía, y
escogiendo de lbs libros extraños aquellos sucesos mas singulares.
Me corro de vergüenza que en España no hayamos de
pasar de ser meros traductores y copiantes, de un género
de libros que acá se pudieran componer de nuevo sin mucho cos-
te ni trabajo... Me inquieto que se gaste tanto tiempo en ave-
riguar y saber las- c o s a s de Egipcios^ Griegos, Romanos etc.,
y tan poco en averiguar nuestras antigüedades. Nada propongo
ajqUí qUé nó sea lo mismo qué yá liace áñOS se ejecuta en
Francia, Italia, Inglaterra, Alemania etc."
Tal es el juicio, no de un autor extranjero a quien los partida-
rios del gobierno vi'refnal pudieran atribuir desafecto a España i
escudarse con esto, sino de un autor 'español; y no español'escri-
tor públicoadocenado, cuyas apreciaciones no tuviesen valor a l -
guno; por carecer de estudios'sólidos i de Verdaderainstrucción
! -
(1) Ironía,
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ka, Ginebra, Florencia, Roma etc. Solo España 110 puede ale-
gar algún moderno ejemplar semejante. ¿Qué prueba mas
convicente de la miseria de nuestros libreros é impresores? ¿Qué
señal mas evidente de la escasa compra y vepta de libros en Es
paña? ¿Qué mas bien fundado argumento que el que se deduce
de todo lo dicho para prueba de quo la afición á'comprar libros
está sumamente amortiguada?''
"No faltaron libreros extrangeros que viniesen á establecerse
en Madrid. Acuerdóme de los primeros que vinieron y cuando
pusieron tienda. El año de 1725 comenzó Mr. Barthelemy, y
del mismo brazo salió como ramo Pedro Simón y Juan su her-
mano, todos libreros franceses. El mismo año ó el de 726 puso
librería Felipe Repeti y á su imitaciou después Antonio Baroni,
todos libreros italianos, y derramando así estos como los franco
ses diferentes vendedores de sus libros por España, comenzó á
extenderse algo la venta y compra de libros, y los libreros nues-
tros nacionales comenzaron á traer el surtimiento de los que ha-
bían de vender en derechura de los países extrangeros!'
"Aun hay'mas, Palpando los libreros extraños que ya de Es-
paña les pedían muchos libros, ellos mismos por emulación en-
viaron emisarios, para entablar correspondencia con los libreros
y hacer su negocio. Los primeros fueron los de Villé, que á esto
enviaron á su hijo Roque á España el año de 1729. Siguieron
los Tournes, enviando al Señor Dubülard. Repitió, de Villé, y
repitieron los Tournes, y poco ha vimos en esta corte [Madrid]
con semejante comisión al bijo de Leonardo Venturini, librero é
impresor de Luca. No habló de oídas; todos los referidos los co-
muniqué en mi celda. En los primeros veinte años de este siglo
no había librero extraño en Madrid; solo vivia un Anison, des-
cendiente de los Anisones franceses, que traia tal cual libro de
fuera y le vendía según su antojo. Los demás eran libreros es-
pañoles, que entonces no ee extendían mas que á comprar y ven-
der libros triTiales y Comunes; y el que mas mas, á tr&fi-
car en libros facultativos que llaman de pane lucrando, verbi
gracia, de Medicina, Leyes y Teología. Hoy han mudado de as-
pecto las cosas. No solo los Jibreros hacen venir de fuera cuales-
quiera géneros de librps á proporción del consumo, sino que tam-
bién los libreros extraños, movidos del ínteres, nos inundan con
repetidos catálogos de libros venales, convidándonos á que con
preferencia se hagan venir de sus tiendas ó almacenes.''
"Los que no están informados del comercio en Europa, djráa
acaso qué antes bien éa España se imprimen, se reimpriman, se
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compran y se venden infinitos libros. Pondrán el ejemplo en es-;
ta corte, en donde nunca mas que hoy, dirán, se ha visto el co-
mercio literario mas floreciente. Los que así discurrieren esta-
rán ignorantes de lo que pasa fuera de Madrid, en España, fuera
de España, en Europa, y vivirán muy engañados, en el modo dé
entender qué es comercio literario. Pero confesaré que tienen en
alguna parte razón; esto es, cuando creen ó afirman que ese co-
mercio, tal cual está hoy, está mas floreciente en Madrid que an-;
tes; no que antes: retrocediendo; un siglo, sí solo que antes retro-
cediendo algunos decenares de años. No me detengo en fijar las!
épocas de las restauraciones y de la decadencia de la Literatura
en España; diré sí, que conociendo yo a Madrid desde 1710 has-
ta este presente; año de 743, he observado que el comercio lite 7
de lides de toros, en; las fiestas de epitalamio i natalicio de los reyes, ; •'
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otra cualquiera diversión, no tanto la he adquirido de lo que me
hacían estudiar en la escuela, aulas, colegios etc., cuanto de lo que
á hurtadillas leia yo con libertad. Mas digo, aunque parecerá
paradoja: que en cuanto á esto jamas los hombres dejan de ser
niños; quiero decir que no habrá hombre que no adelante mas es-
tudiando con libertad de propia elección y aplicación, que atado
con violencia á algún generó de estudio. Así se experimenta que
porque aquellos estudios por obligación comienzan con castigo y
violencia, pocas veces excitan afición; generalmente se mantienen
como por oficio si se continúan, y suelen al mejor tiempo inducir
un género de aversión, aun á lo mismo que se ha profesado. So-
bre esto pudiera apuntar algunas observaciones que omito, por-
que se mirarían con malos ojos. Aquellos estudios de profesión tie-
nen su cierto término, xdtra del cual á imitación de los oficios
mecánicos, ni se lee mas, ni se estudia mas, ni se adelanta mas, á
no ser que por otro lado se haya adquirido una afición verdade-
ra, libre, constante á las letras, la cual solo se acabe con la vida."
El anterior juicio crítico admira en un monje que habia hecho
sus estudios por obediencia i que conocía el mérito de la obedien-
cia. A algunos de mis lectores parecerá efectivamente una pa-
radoja, lo uno, que los estudios en un colegio sean forzados, i lo
otro que sean preferibles los estudios en una biblioteca, dejando
á un-joven sin mas guia en materia de libros i de materias que su
propio inexperto juicio. Mas discurrirán de esta manera por fal-
ta de lógica, cofundiendo los tiempos ( 1 ) i juzgando por el estu-
dio actual en nuestros colegios el estudio en los colegios de Es-
paña i de la Nueva España en los pasados siglos. Entonces el
estudio, por ejemplo, de la filosofía, era por obligación, forzado,
sin gusto i en consecuencia sin fruto: lo primero, por razón de la
materia de la enseñanza, la cual era contraria a los principios de
la verdadera ciencia, i lo que es falso repugna al entendimien-
to, i 1Q que repugna al entendimiento 'repugna a la voluntad;
lo segundo, por razón del modo de la enseñanza, por que aun-
que a aquella'juventud se le hubiera enseñado doctrinas mui
verdaderas i mui bellas, nada bellos son los azotes. Pudiera
yo confirmar el juicio crítico de Sarmiento con muchos hechos
-históricos; masen'gracia de Ta brevedad, citaré solamente el si-
guiente tomado de la biografía del jesuíta Campoy, que ya he
presentado á la página 263: "estudió gramática y principió el
curso dé artes 6 filqsfía el año de 1737 bajo el. magisterio del
(1) Verbi gracia, los reyes absolutos, los Inquisidores i los demás venerables
bonetes, brillantes pelucas i reverendas capillas.
no
ges que hicieron, y escribieron los españoles á varias partes del
mundo, y en especial á la América, y de todas las Relaciones
primitivas que-los gobernadores (1) remitían por obligación a Es-
paña, y creo que se hallan en el Consejo- de Indias" [ 2 ] .
, "Cada Catedral, cada Religión, cada Señor (3)j cada-Monas-
terio,, debería reimprimir todos sus antiguos monumentos, y co-
municar los raros manuscritos para que se imprimiesen: No ha-
ciendo antes, esto, jamas se podria escribir Historia' de España
con total acierto y eríticav No hay instrumento alguno antiguo
de los que hoy están aun inéditos, que por uno ú otro capítulo
no dé alguna nueva luz-.para' la Historia, ó para noticia de alguna
española, antigüedad... .Nada propongo-aquí que no pueda com-
probar con. inmensa extensión, refiriendo lo que han ejecutado
y ejecutan hoy los extrangeros al mismo asunto. ¿Qué anécdotos no
han sacado á luzAehery, Mabillon, Montfaucon, Martene, Pez,.
Rymer, Dumont, Muratori^ iLunigetc., sin contar mas que estos
nueve? .(4).. Quepasan de-cien tomos en folio los que han saca-
do á luz, y todos de piezas literarias que estaban manuscritas en
los archivos, expuestos al acaso de un incendio ó de perderse de
o.tras mil maneras., Mas de otros cien tomos semejantes pudie-
ra contar que han. sacado otros autores extraños en. nuestros
días" (5).