Вы находитесь на странице: 1из 2

Vamos juntos a desarrollar el concepto social del arte en tanto que fruto de las antiguas

disciplinas. Consideramos las disciplinas tradicionales como la pintura, la escultura, la arquitectura,


la música, la danza, la poesía el círculo de las Musas que intervienen igualmente aquí tras el telón.
Vemos que de este círculo nace un niño llamado arte social, plástica/ escultura social, que se
impone como tarea no sólo de trabajar un material físico cualquiera, sino crear la obra de arte
social del futuro. Para toda creación se necesita un fundamento. La sociedad necesita ser sanada y
sanar significa transformar al hombre, en el sentido de devolverle sus genuinas capacidades
creativas, desarrollando con ellas su libertad. La creatividad es únicamente lo que puede definirse
y justificarse como ciencia de la libertad. Descubriríamos que, la utilización consciente de la lengua
engendra conceptos, y que el mundo – es decir, lo ya dado – aunque esté enfermo, podrá ser
labrado con conceptos esenciales, de manera que sea posible una curación. La fórmula de “cada
hombre es un artista”, que ha suscitado mucha cólera y que todavía no se entiende, se refiere a la
transformación del cuerpo social. Todo hombre puede e incluso debe tomar parte en esta
transformación si se quiere lograr esta gran tarea. Pues si falta una sola voz para trabajar en esta
plástica social que ha de ser expresada, si una sola voz falta, digo, si no participa, habrá que
esperar mucho tiempo antes de llegar a la transformación, a la nueva construcción de las
sociedades. Por esto es por lo que he creado fórmulas que tal vez adquieran en la realidad otro
aspecto con el paso del tiempo, en el futuro, pero cuyos principios de base son ciertamente justos.

Esto significa que, para mí, establecer condiciones, un humus hecho de conceptos y de
representaciones sobre el cual pueda realmente crecer una forma viva, se ha convertido cada vez
más en el deber de creación, en el imperativo del artista plástico. En este punto de mi discurso, me
parece importante decir que no estoy hablando de una cosa en la que haya que creer, sino al
contrario, simplemente propongo la cuestión a los hombres, informo sobre un resultado de mi
trabajo de taller. Pero cuando afirmo una cosa, no quiero decir que haya que creer en ella. Sólo
digo: cada uno debería mirarse a sí mismo, cada uno debería efectivamente formularse a sí mismo
como la lengua aquello que exige la sensibilidad y el pensamiento; esto actúa sobre la voluntad, y
la voluntad actúa sobre la lengua. Así se desencadena un movimiento en espiral ascendente. Debe
despertar en cada ser humano la conciencia, y una conciencia aguda de mí, es decir, una voluntad
de afirmación de uno mismo.

Es importante saber, a propósito del hombre en el ejercicio de su libertad y llevado por su


actividad, que su “yo” es reconocido conscientemente como soberano decididor. Y si el carácter
de la autodeterminación es ciertamente elemental, es la única palanca capaz de transformar la
sociedad. Esta palanca que debería ser utilizada por el hombre libre, el hombre que se
autodetermina, considerado como el verdadero creador del futuro cuerpo social.[…] Esto significa
que es preciso crear escuelas y universidades libres, centros en los cuales la creatividad sea
considerada como una Ciencia de Libertad. Esos centros no tienen necesidad de ser centros físicos.
No hay ninguna necesidad de construir grandes edificios. Además, los centros ya existen. Toda
persona dotada de un ojo sensible verá este centro en cada uno de sus semejantes.

En este sentido es lógico que el artista que se determina a sí mismo – hablo ahora del ser humano
como artista – sea el creador. Me apropio de este modo de un concepto de Dios. Me apropio de
un concepto de Dios y le doy este concepto al hombre, pero no tengo necesidad de hacerlo, soy
demasiado débil. Cristo lo ha hecho. El acto que hará libre al hombre, el acto que representa a
Cristo en el ser humano y crea el soberano en el ser humano, este acto ya se ha realizado – pero
nos lo callamos. Las ideologías materialistas lo silencian y las Iglesias lo cubren con un silencio de
muerte. Éstas son las verdaderas líneas directrices, para decirlo simplemente, de nuestra
antropología, de nuestra humanidad que ha pasado en silencio por estos mismos instintos de
poder que le han llevado a la decadencia. Insisto aquí que mi objetivo no es criticar, sino indicar
una posibilidad: el soberano puede decidir sobre una constitución, y en una democracia habría
que pedirle su parecer cuando haya que tomar una decisión vital para su pueblo.

Para que nazca un orden económico enteramente nuevo. El hombre que se halla y que vive su vida
en tales, digamos, meditaciones, que vive en a apariencia de su libertad, en la sensación de la
manera con la que su libertad nace de él, de la manera por su propio trabajo, su preparación, llega
a convertirse en una fuerza creativa fabulosa. Y el hombre vivirá por la experiencia de lo que se
quiere decir cuando se habla de la lógica de una inserción de la situación central de los derechos
del hombre en un organismo social. La única (manera) donde todavía no ha habido abusos (para la
transformación social) es la que proviene del arte, de un lejano pasado histórico. […] Y es aquí
donde se encuentra el umbral entre, por una parte, el concepto tradicional del arte, el fin de la
modernidad, el fin de todas las tradiciones y por otra, el concepto antropológico del arte, el arte
social como condición previa a toda capacidad.

Cada hombre es un artista. La cuestión es la capacidad de cada uno en su lugar de trabajo, lo que
cuenta es la capacidad de una enfermera o un agricultor para convertirse en una fuerza creativa y
reconocerla como parte de un deber artístico a cumplir. La ideología es una filosofía de
embellecimiento, utilizada y reutilizada corrientemente tanto por el capitalismo privado occidental
como por el socialismo tal y como existe. En nuestra búsqueda de la verdad es preciso que nos
apartemos rigurosamente de la idea de filosofía como embellecimiento ideológico que sirve a las
voluntades de poder. Es naturalmente una tarea de primer orden en la teoría del conocimiento.
Esta tarea nos remite al más profundo de los conocimientos antropológicos y a la esencia misma
del ser humano. El mundo está lleno de enigmas, pero el hombre es la solución de estos enigmas.
Ser “políticamente competente” supone renunciar para siempre a todo potencial de ideas. Esta
lengua que, en muchos planos diferentes, nos permite comprender más con detenimiento al ser
humano: cómo la lengua trabaja la conciencia humana, a qué nivel de esta conciencia se
encuentra el hombre cuando habla conscientemente, se prepara y medita, cómo, a través de esta
lengua se forma la conciencia, la conciencia de sí, como proporciona al hombre la capacidad de
autodeterminarse y, a consecuencia de ello, de autogenerar todos los lugares de producción, en el
sistema productivo de la economía fundada en la división del trabajo Este concepto de
autogestión hace obsoleto al concepto de política.

O mejor aún, para todo lo que tengo que decir aquí, no tengo necesidad de recurrir al concepto de
política, pues es una descripción esencial del movimiento que conduce a la liberación del trabajo
impulsada por las capacidades humanas, es cuando menos lógico que el elemento portador sea
primero liberado. Joseph Beuys, 1958.

Вам также может понравиться